[ Letras ] DE CAMBIO
SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 15 DE AGOSTO DE 2015|
Anne Sexton Una mujer así no se avergüenza de morir PORMARCOANTONIOREGALADO|PÁG.2
Poemas CREACIÓN CREACIÓN.PORANNESEXTON |PÁG.3
Viñetas
Crítica a la crítica
De la olla
POR SARA FRATINI | PÁG. 2
PORADRIÁNGONZÁLEZ-CAMARGO|
ALASAZÓN SAZÓN.PORNETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS | PÁG. 7
El archivo negro de la palabra POR ALEJANDRO SALDÍVAR | PÁG. 5
PÁG.6
De héroes imposibles CINE Y TV TV. PORFAUSTO PONCE / COLUMBA VERTIZ DE LA FUENTE | PÁG.8
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Anne Sexton Una mujer así no se avergüenza de morir PORMARCOANTONIOREGALADO
N
o todos los días son buenos y no todos son malos. En nuestra existencia hay ambos. Estos contratiempos van entretejiendo esas experiencias que conforman la vida. Podría decirse que el viernes 4 de octubre de 1974 fue un buen día en Weston, Massachusetts, Estados Unidos. Al menos así lo dicen las crónicas de ese día, el sol brillaba amablemente, recién comienza el otoño y las hojas de los árboles empiezan a cambiar su color. Es viernes, Anne Sexton tiene cuarenta y seis años, es una mujer guapa, muy guapa y la vida le sonríe. Mientras fuma escribe:
sosegados a hijos y esposos: Conozco bien las hojas de hierba que mencionas, los muebles que has puesto al sol. Pero los suicidas poseen un lenguaje especial. Al igual que carpinteros, quieren saber con qué herramientas. Nunca preguntan por qué construir.
El primer libro de poesía es To Bedlam and part way back (1960), una narración de su colapso mental. A éste siguieron: All my pretty ones (1962), Live or die (Premio Pulitzer, 1966), Transformations, extraña recreación de diecisiete cuentos de hadas de los hermanos Grimm; Love poems, The book of Folly, The death notebooks (1974), The awful rowing toward god (1975) y Words for Dr. Y. Este último póstumo. Terminado el almuerzo, ella se monta en el Cougar, arranca, baja la ventanilla y le grita algo a Maxine, algo que ésta no entiende. Sigue con la mirada el Cougar rojo hasta perderlo de vista preguntándose qué le habría dicho. Se lo preguntaría el resto de su vida. Mientras Anne conduce rumbo a casa piensa:
He salido al mundo, una bruja poseída, rondando el aire negro, más valiente por ello; soñando el mal, he sobrevolado las casas planas, de luz en luz: pobre solitaria, con mis 12 dedos, enajenada. Una mujer así no es una mujer, lo sé. Yo he sido de ésas.
Por la mañana va a ver a su terapeuta, prende un cigarro y le cuenta a la doctora Schwartz del viaje que ha regresado el día anterior, un viaje para leer su poesía, firmar libros y hablar con los lectores. Cuando termina la sesión, enciende otro cigarro y deja el paquete y el encendedor cerca de un jarrón de margaritas del consultorio de la doctora. Anne maneja su Cougar rojo modelo sesenta y siete hasta Norton, para almorzar con su entrañable amiga Maxine Kumin, que también es poeta, pero no sólo eso, desde que se conocieron en el invierno del cincuenta y siete, habían formado un vínculo intenso gracias a la identificación de ser dos amas de casa de los suburbios convertidas en poetas. Ganadoras ambas del Premio Pulitzer, Maxine apenas el año anterior. Ella en el 67, fue cuando compró el Cougar: He viajado contigo, carretero, saludando con los brazos desnudos a los pueblos que pasaban, aprendiéndome las últimas rutas de la claridad, superviviente allí donde tus llamas aún muerden mis muslos y crujen mis costillas bajo la presión de tu carreta. Una mujer así no se avergüenza de morir. Yo he sido de ésas.
Anne llega al restaurante y saluda a Maxine, prende otro cigarro. Comen sándwiches de atún. Beben vodka. Fuman o fuma ella, siempre fuma, es inconcebible verla sin un cigarro entre los labios, entre los dedos, es parte de su personalidad. Hablan de poesía y también de cosas triviales. Revisan las pruebas de su próximo libro. Hablan a diario, se ven a menudo. Si están lejos, se escriben cartas y dan ganas de preguntarle entonces: ¿Siempre eres así, Anne? Ahora que lo preguntas, la mayor parte de los días no puedo recordar. Camino vestida, sin marcas de ese viaje. Luego la casi innombrable lascivia regresa. Ni siquiera entonces tengo nada contra la vida.
Anne y Maxine trabajaban sus poemas con la misma rigurosidad como si estuvieran en el
La poeta norteamericana Anne Sexton.
taller literario donde se conocieron, hasta instalaron una segunda línea telefónica, en cada una de sus casas, para dedicarla exclusivamente a hablar dos o más horas diariamente sobre su quehacer poético. Escribieron juntas cuatro libros para niños. Se retaban: ¿Escribamos algo a partir de equis idea? Y veinte minutos después se llamaban con un poema que se leían y trabajaban, mientras trataban de mantener
En dos ocasiones me he expresado con tanta sencillez, he poseído al enemigo, comido al enemigo, he aceptado su destreza, su magia. De este modo, grave y pensativa, más tibia que el aceite o el agua, he descansado, babeando por el agujero de mi boca.
Anne había estudiado en el Garland Junior
VIÑETAS
Sara Fratini
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CREACIÓN
Poemas Anne Sexton Rezando en un boing 707 Madre, cada vez que le hablo a Dios tú te entrometes. Sales con tus bla bla blas en bloque, otra vez con el asunto de las cartas. Si escribo un poema tú das un reporte contable. Si hago el amor me das las frases más graciosas. Señora Sarcasmo, ¿por qué no te queda ningún hijo? Ellos se aguantan sus reverencias. Ellos se agachan con tu estilo. Ellos se estrechan las manos –como-estás-tú en esa misma forma inimitable. Ellos se saltan la sopa con perejil como tú nunca pudiste. Ellos llevan a sus hijos en sus brazos como tazas de chocolate caliente como tú nunca pudiste y todavía, todavía con tu sonrisa, con tu hoyuelo, te imitábamos te imitábamos a lo lejos… el gran pino del verano, la playa que te bañó de aceite, el jardín hecho de narices, la luna atada sobre el mar, los grandes perros de sangre caliente… la muñeca que me diste, Mary Gray, o que tu madre me dio o que me dio la crida. Quizás fue ella. Ella tenía un alma, y era italiana.
College y vivió casi toda su vida en Boston. Casada a los 19 años y después de haber nacido su primera hija en 1953, ingresó en un hospital psiquiátrico para reponerse de un intento de suicidio. Fue su médico quien la apoyó para que desarrollara el interés en la poesía que había mostrado en la escuela secundaria. En 1957 en el taller de Robert Lowell conoció a Silvia Plath –el grupo sería conocido como el de la poesía confesional–, a partir de entonces sus vidas se unieron en una relación que lindaba la identificación mutua y la rivalidad poética; cuando Silvia Plath se suicida en el 63, no hace sino admirarla por haberlo logrado. Anne sigue conduciendo a casa, mientras tanto, en el consultorio donde había estado por la mañana, la doctora Schwartz encuentra el paquete de cigarrillos y el encendedor de Anne Sexton, escondidos detrás de un jarrón con margaritas. Le parece muy extraño, pues es obvio que han sido puestos allí a propósito. Anne no puede estar sin fumar. La doctora tiene un mal presentimiento. Pero Anne lejos de la preocupación de la doctora mientras conduce ya cerca de casa piensa: No se me ocurrió exponer mi cuerpo a la aguja. Hasta la córnea y la orina sobrante se perdieron. Los suicidas ya han traicionado el cuerpo. Nacidos sin vida, no siempre mueren, pero deslumbrados, no pueden olvidar una droga tan dulce que hasta los niños mirarían con una sonrisa.
Maxine Kumin sería la última persona en verla viva. Se negó durante años a hablar sobre aquel día o sobre su relación con Sexton. Era la segunda vez que le pasaba, perder a una querida amiga por suicidio. Cuando al fin rompió el silencio, Kumin declaró, entre otras cosas, que sabía que tarde o temprano Sexton se suicidaría, pero que también estaba segura que todos los intentos anteriores, más de cinco, eran sobre todo maneras de llamar la atención. Cuando. Anne llega a su casa en el 14 de Black Oak Street en Weston, se mete a la cocina y toma otro trago de vodka. Tiene una profunda adicción al alcohol y a las pastillas para dormir. El vodka es como agua, no le hace efecto alguno. Vaso en mano, enciende otro cigarro y hace una llamada telefónica. En la noche tiene una cita y llama para retrasar la hora del encuentro. Luego de colgar, se quita los anillos y los mete en su cartera. A pesar de ser un día soleado, el clima refresca, así es que buscó algo en el armario. Se pone un abrigo que era de su madre. Un abrigo de piel con forro de satín que le quedaba algo pequeño pero que insiste en ponerse: ¡Empujar toda esa vida bajo tu lengua! que,
El vodka es como agua, no le hace efecto alguno. Vaso en mano, enciende otro cigarro y hace una llamada telefónica...
Madre, cada vez que le hablo a Dios tú te entrometes. Arriba en el avión, bajo las nubes tan pequeñas como cachorros, el fuego postrado en el sol, hablé con Dios y le pedí platicarle mis fracasos y mis éxitos, le pedí que me hiciera un juicio moral como lo hace. Él dice no has hecho, no has hecho. Madre, tú y Dios flotan con el mismo vientre arriba.
Divorcio He matado nuestra vida juntos, he cortado cada cabeza, con sus tristes ojos azules atrapados en una pelota de playa, rodando por separado afuera del garaje. He matado todas las cosas buenas pero son demasiado tercas. Se cuelgan. Las pequeñas palabras de tu compañía se han arrastrado hasta su tumba, el hilo de la compasión, como una frambuesa querida, los cuerpos entrelazados cargando a nuestras dos hijas,
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por sí misma, se convierte en pasión.
Sus poemas, fueron editados en Harper’s, The Newyorker y Partisan Review, de Nueva York, entre otras publicaciones, ya han sido traducidos a más de una docena de idiomas. Es curioso: se acusa con frecuencia la influencia de Robert Lowell y la rivalidad con Silvia Plath. En 1963 recibió el American Academy Of Arts and Letters Award y en 1967 los premios Shelley y Pulitzer. Fue profesora en la Universidad de Boston y en la de Colgate y en 1968 fue distinguida por la Universidad de Harvard por la totalidad de su obra. Considerada “poeta confesional”, junto a Silvia Plath, Robert Lowell y W.D. Snodgrass, ofreció en su poesía una mirada íntima de su angustia emocional. Hizo de la experiencia de ser mujer un tópico central y a pesar de soportar críticas por hablar de temas como la menstruación, el aborto, el incesto, la homosexualidad y la adicción a las drogas, es evidente que su talento como poeta trascendió cualquier controversia: La muerte es un hueso triste, lleno de golpes, dirías, y a pesar de todo ella me espera, año tras año, para reparar delicadamente una vieja herida, para liberar mi aliento de su dañina prisión.
Con el vaso de vodka en la mano camina hacia el garaje cerrando todas las puertas de acceso. Cuando verifica que todas las puertas del garaje estén bien cerradas, Anne se sienta en el asiento del conductor de su Cougar rojo modelo 67. Enciende el motor. Enciende la radio. Enciende otro cigarro. Toma otro trago a su vodka. Mientras aspiraba con tranquilidad el inodoro veneno del monóxido de carbono. Anne Sexton desea que suene alguna canción de The Beatles o The Doors, sus grupos favoritos, para que se la lleven, por fin, de este mundo: Balanceándose allí, a veces se encuentran los suicidas, rabiosos ante el fruto, una luna inflada, Dejando el pan que confundieron con un beso dejando la página del libro abierto descuidadamente. Algo sin decir, el teléfono descolgado. Y el amor, cualquiera que haya sido, una infección.* * Las letras en cursiva son parte del poema “Deseando morir”, de Anne Sexton. Traducción: Griselda García.
Bibliografía Archivos Sexton: Video de Anne Sexton leyendo “Her kind”. Biografía, cronología y enlaces diversos sobre Sexton (en inglés). Algunos de sus poemas en español (Publicado hoy en C.A.21, continuación de la serie El Club de los Escritores Suicidas).
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tu recuerdo vistiéndose temprano, toda la ropa limpia, separada y doblada, tú sentándote en el borde de la cama lustrando tus zapatos con un limpiabotas, y yo te amaba entonces, eras tan sabio desde la ducha, y te amé tantas otras veces y he estado por meses, tratando de ahogarlo, presionando, para mantener su gigantesca lengua roja por debajo, como un pez. Pero a donde quiera yo vaya están todos en llamas, el róbalo, el pez dorado, sus ojos amurallados flotando ardiendo entre plancton y algas marinas como tantos otros soles azotando las olas, y mi amor se queda amargamente brillando, como un espasmo que se niega dormir, y estoy indefensa y sedienta y necesito una sombra pero no hay nadie para cubrirme – ni siquiera Dios.
Descalza Amarme sin mis zapatos significa amar mis largas y bronceadas piernas adoradas, buenas como cucharas; y mis pies, esos dos niños que salían a jugar desnudos. Intrincados nudos, mis dedos. No están más juntos Mejor aún, ver las uñas de mis dedos todos los diez pasos, raíz por raíz. Todos vivaces y salvajes, este cerdito fue al mercado y este cerdito se quedó. Mis largas y bronceadas piernas como mis dedos largos y bronceados. Más arriba, mi amor, la mujer está invocando sus secretos, pequeñas casas, pequeñas lenguas que te hablan. No hay nadie más que nosotros en este fragmento peninsular. El mar usa una campana en su ombligo Y yo soy tu criada descalza toda la semana. ¿Quieres salami? No. ¿Prefieres un wiski? No. Tú en realidad no tomas. Mejor me tomas a mí. Las gaviotas devoran peces, que lloran como niños asustados. El oleaje narcótico, reclama Yo soy, yo soy, yo soy toda la noche. Descalza, subo y bajo por tu espalda. En la mañana corro recámara a recámara de la cabaña que juega a la persecución. Ahora me tomas de los tobillos, subes por mis piernas, hasta que llegas a perforar el hambre de mis ansias.
Vieja Le tengo miedo a las agujas. Estoy cansada de las colchonetas y los tubos. Estoy cansada de los rostros que no conozco y ahora pienso que la muerte comienza. La muerte empieza como un sueño, lleno de objetos y de la risa de mi hermana. Somos jóvenes y caminamos y recogemos moras azules durante todo el camino a Damariscotta. Oh, Susan, ella lloraba. manchaste tu cintura nueva. Dulce sabor – mi boca está llena y el dulce azul se acaba durante todo el camino a Damariscotta. ¿Qué haces? ¡Déjame sola! ¿no ves que estoy soñando? En un sueño nunca tienes ochenta años. Traducción de Beatriz Estrada Moreno. Publicado en www.cuadrivio.net/literatura
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El archivo negro de la palabra RESEÑA::RamónMartínezOcaranzaapareceenlacolecciónArchivoNegrodelaPoesíaMexicana.PORALEJANDROSALDÍVAR
E
n sus portadas aparecen viñetas: un pez fuma y pasea en una carriola; un hombre con cabeza de ventilador monta una bicicleta; una serpiente desciende de un panal de abejas; una piña gira encima de la máquina que Leonardo da Vinci inventó para volar. José Vicente Anaya (1947), Carlos Isla (19451986), Roberto López Moreno (1942), Jaime Reyes (1947-1999), Miguel Guardia (1924-1982), Kyn Taniya (1900-1980), Ramón Martínez Ocaranza (1915-1982), Carlos Gutiérrez Cruz (18971930), Alfredo Cardona Peña (1917-1995) y Raúl Garduño (1945-1980) renacen en esta serie de diez volúmenes compactos y coloridos de Ediciones Malpaís. Muchos de ellos fueron catalogados como poetas comprometidos, poetas sociales, poetas combatientes, poetas malditos, poetas marginales o poetas estatales. “Vertientes –todas ellas– que en México han sido continuamente invisibilizadas o, la mayoría de las veces, comparadas con estéticas centrales únicamente para evidenciar sus diferencias, sus carencias”, señala el investigador Israel Ramírez en el ensayo introductorio al libro Patología del ser, de Martínez Ocaranza. La colección Archivo Negro de la Poesía Mexicana es un festín de la marginalidad. Aunque son poemas viejos, no huelen a fruta podrida. A algunos se les acusó de imitar a Paz y a otros de burlarse de él. Ellos no pretendían hacer juegos eruditos con las palabras, ni ocupar un lenguaje exquisito, eran mundanos; quizá eran tan vanguardistas que la misma vanguardia los dejó al margen. La crítica los calificó de falsos surrealistas, los acusaban de estar en defensa de la tontería, la charlatanería y la improvisación. Sin embargo, algunos de ellos no buscaban la perfección rítmica, la regularidad estilística o la precisión conceptual; ellos buscaban, en lo antisolemne, hacer poesía como un ejercicio del pensamiento. En conjunto los poemarios forman una constelación de agujeros negros verbales. Ejercicios intertextuales como los que hace Roberto López Moreno en Morada del colibrí, o “la poesía testimonial” de Jaime Reyes, o los poemas de furia y desencanto de Luis Quintanilla del Valle (Kyn Taniya), un estridentista que con sus mensajes de onda corta logra un intrincado aparato de comunicación descrito por el crítico Rubén Gallo: (…) ha construido una elaborada máquina textual: ondas hertzianas viajan de la antena-poeta hacia el radio-texto y finalmente son habladas por el lector-bocina.
Cada libro es refractario, algunos guardan un eco estridentista, y otros el aullido del infrarrealismo. A través de su compromiso cínico y mamarracho con la realidad, estos poetas no se quieren explicar a través de la tradición, ellos tratan de escapar con sorna a las ínfulas de ser poeta. Ellos no quieren estar en los directorios o en las compilaciones de vanguardia. Ellos son los poetas no laureados. Los que le dieron la espalda al canon y a la seriedad, lo que les costó permanecer en una zona del olvido. Cada volumen incluye un breve ensayo sobre cada autor, realizado por integrantes del Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea de la UNAM. En cierto modo, los juegos biográficos de cada uno de los autores retoman la premisa de que cada poeta es su tradición. Y en su conjunto, proponen crear un propio canon de la marginalidad para “alcanzar un lugar en el olimpo
mexicano”, escribe Alejandro Higashi en Los danzantes, de Raúl Garduño. El Archivo Negro de la Poesía Mexicana tiene muchas posibilidades de lectura interpretativa, como un testimonio de una generación que no se atrevió a elogiar a poetas y editores a cambio de publicar poemas. La colección nos da una segunda oportunidad para repensar el siglo XX de la poesía mexicana. A continuación se reproducen algunos fragmentos incluidos en cada libro:
Maquinaciones (1975), de Isla I Yo soy la resurrección y la vida El que cree en mí
No morirá II La energía no se crea ni se destruye sólo se transforma III La muerte es sólo una palabra y yo la he inventado (Tengo licencia poética)
Hícuri (1978), de Anaya ¿Qué ves, en el lugar que pisa tu cabeza? No más que calaveras en retoño
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CREACIÓN
Morada del colibrí. Poemurales (2002), de López Moreno Estamos haciendo un libro, Tarumba [Jaime Sabines] ¿Por qué perdiste tu primera serenidad Altazor? [Vicente Huidobro] ¿Quién hace tanta bulla Trilce? [César Vallejo] Antes de la peluca y la casaca fueron los ríos. Canto general [Pablo Neruda]
La oración del ogro (1984), de Reyes Mate, mota, café y miel, porque los ogros comemos cenizas y miel fue lo que le ofrecí, y después le conté cómo aprendimos a valorarnos: los primeros 15 años pasamos por todas las ruindades, cosa que él ya sabía, y aullamos, que él oyó, y por una carta de odio recibimos el perdón y el insomnio, y cada vez más fácil cuando necesario decir adiós, y a través del desempleo, la muerte, el despojo, la crónica concluimos, para pasar y resistir y aprender en la Siberia, fuerza, fue, y luego vino El Osculacadáveres que previamente había llamado al monte Mayor y Picado al pollo, y que acendrado enemigo acérrimo ahora venía por ver si se ofrecía una ayudadita, mi General, no sea malo, enemigo, mire que mi mujer, amigo, y mi hijo, y mi perro y yo, deme la beca, por favor, los 300, mil, pesos, para continuar la revolución, y se la dieron.
El Retorno y otros poemas (1956), de Miguel Guardia ¿Cómo decirlo? Hay demasiada soledad en todas partes y se piensa mucho en cementerios, en sombrías flores amontonadas, en besos mutilados y en existencias inútiles, en cadáveres abriéndose bajo tierra. Yo vine aquí porque quería decir algo amable, algo lleno de luz, o, por lo menos, de esperanza, algo fuerte y sonoro. Pensaba hablar de los campos en primavera, de los ojos indescifrables de los niños, o de héroes cayendo entre caballos y clarines. Me hubiera gustado, ciertamente, hablar de [todo eso, pero la tristeza ha llegado a las palabras: hay demasiados muertos.
Radio, poema inalámbrico en trece mensajes (1924), de Kyn Taniya Los astros bailan como pescados ebrios ebrios de agua de mar Y los peces nadan en el limpio acuario de la [noche Sólo los hombres van girando tristemente alrededor del mundo “VENUS Y MARTE POR LA LUNA ¡HAY LUGAR!” La noche brasileña cubre de joyas falsas su descotado pecho azul En Buenos Aires los árboles usan polainas blancas y bastón En todo el trópico los días lucen monóculo de oro y siempre flor en el ojal En México HAY QUE PARARSE DE PUNTAS
Crítica a la crítica Adrián González-Camargo
A
preciable Sr. George De Bonair: Mientras revisaba un folder etiquetado con el año 1949, encontré un grupo de periódicos viejos, amarillentos, que se habían estancado en el pasado como se estancan las tradiciones y algunos cajones de muebles antiguos. Con cuidado quité el polvo y encontré, escondido entre otras publicaciones, entrevistas y reportajes, una crítica a mi obra, firmada por usted. Confeso que hasta entonces desconocía su nombre. Creo haber conocido la mayoría, sino totalidad de los críticos de arte y su nombre me pareció nuevo y, por lo tanto, agradablemente sorpresivo. Con la alegría que tiene un niño ante un regalo aún envuelto, decidí leer esa crítica que no había sido leída aún. Con la gentileza y paciencia que merece ser leída cualquier crítica, me senté en mi sillón favorito junto a la ventana de mi casa que mejor deja pasar la luz en el verano y me deslicé sobre sus juicios de valor junto a una taza de té. Muy pronto encontré el primer error en su crítica: el título. Titular una crítica con un juicio de valor tan conspicuo como el suyo no podría tener buena consecuencia. El comienzo no fue tan afortunado. Su crítica no apela al título de mi obra, ni contribuye a contextualizar el porqué de su juicio o hacia dónde irá dirigida su rabia vertida. Solamente se reduce a nombrar un aparente compilado de a lo que su juicio serían los desaciertos de mi obra. Curiosamente, el único que los nombró como tal fue Usted. El resto de sus colegas apreciaron mi obra como un cúmulo de aciertos, si bien no hilvanados en una excelencia, por lo menos no en un desastre como usted lo manifiesta. Entiendo que tener el gusto de la mayoría no necesariamente da como resultado un acierto en el arte. Entiendo que la universalidad de la crítica es una quimera. Entiendo que esta obra, en particular, pareciera sumergirse en
una corriente que espontáneamente ha venido a llenar los espacios de arte en este y otros países. Entiendo también que usted, indiscutiblemente, desprecia esta corriente. De modo que no veo útil criticar sus gustos, los cuales por ciertos aún son desconocidos. Lo que sí encuentro necesario revisar es la manera como usted se expresa. Y desprecia. Así como usted cuestiona si yo soy un artista, yo me pregunto, ¿es usted un crítico? ¿Dónde aprendió a utilizar esas palabras y después yuxtaponerlas? Por favor, ruego haga pública esta información para que en un futuro evitemos que nuestros hijos asistan a tan desdichada academia. También entiendo que el periódico en el que usted escribe tiene un costo de 5 libras por cada ejemplar. ¿Podremos cobrarle a usted el dinero que tuvimos que pagar para poder leer sus balbuceos periodísticos? Entiendo que usted cree que saber redactar es sinónimo de saber hacer una crítica. Permítame corregirlo. La forma en que usted utiliza las palabras contribuye a entender la forma en
[Y BESAR EN LA BOCA EL SOL
Patología del ser (1981), de Martínez Ocaranza
Sangre roja: versos libertarios (1980), de Gutiérrez Cruz La fuente inútil
I Envuelto en escombros de túnicas. Cuando la multitud vomite todos los escombros [de todas las túnicas. Cuando se corten la lengua los predicadores. Cuando mueran los signos de los últimos [cuadernos de la ceniza. Cuando predique en la Sinagoga de la última [ceniza.
La fuente, se volvió loca de agua, inútilmente. No vivió el escencial [sic] momento de dar de beber al sediento, porque su único fin fue fomentar la vanidad de su majestad el dueño del jardín.
Yo no vine a restaurar la ley. Vine a quemarla. Vine a leer los textos del hijo de las culebras. Vine a dar testimonio de la huelga de las culebras.
De nada le sirvió el cristal ni el finjo modo de adornar. Más le hubiera valido ser un charco de lodo donde beben los perros que no tienen hogar.
Mi huelga de la vida me la ganó la muerte. Yo me dije: que se detenga todo lo que nunca [comienza. Lo que nunca termina. Yo soy el adjetivo de la muerte. Soy la muerte que se murió de amor por otra [muerte.
Poema nuevo (1955), de Cardona Peña El mundo está cansado de las abstracciones:
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que usted hace uso del lenguaje. De esta forma, nosotros como lectores comprendemos su razonamiento (si es que existe un verdadero razonamiento), lo cual a su vez estará íntimamente ligado a su bagaje artístico, su experiencia como crítico, su edad y su contexto personal. Al final de leer su crítica Sr. De Bonair, no encontré ninguno de los elementos anteriores. Por lo tanto, no pude sino sentir una inmensa conmiseración hacia usted. Tal vez conozca usted un país llamado Inglaterra. Tal vez conozca una rama de las artes escénicas llamada Teatro. Tal vez sepa quiénes fueron Bernard Shaw y Winston Churchill. Si aún no adivina hacia dónde voy, permítame aligerar el camino: Cuando Bernard Shaw estrenó una de sus obras, envió dos boletos a Winston Churchill con una carta que decía: Adjunto dos boletos para el estreno de mi obra. Traiga un amigo, si es que lo tiene. Churchill respondió con otra carta: No podré asistir al estreno; iré a la segunda función, si es que la hubiera. Así, apreciable señor, quiero ejemplificar la forma en que dos caballeros pueden insultarse y aún permanecer sentados en el cómodo asiento de la elegancia. No lo conozco a usted personalmente, pero la pobreza de su lenguaje y la desafortunada ilación de sus comentarios me es suficiente para darme cuenta que usted no podría acercarse siquiera a los estribos de la elegancia... aunque tal vez sí a los desechos. Antes de terminar, me permitiré parafrasear a Mark Twain: desconozco cuándo será su funeral (el de usted, Mark Twain murió hace mucho), pero apelo a la empatía de sus conocidos y ruego que en su momento, alguno de ellos me haga llegar la notificación de su muerte. Yo con mucho gusto la aprobaré. Sinceramente, Jerome Williams Artista
hombres graves, interesados en el conocimiento exponen sus ideas como tristes crepúsculos; un pesado aquilón va moviendo sus nubes, y algunos han llegado a traicionar lo inevitable, enlazando conceptos como telarañas sombrías. Si algún sistema triunfa, es aquel de la mente aplicado al servicio de los actos; antigua como el éter, la meditación nos controla, y la India, ayudada por el recio país de los [obreros, vaciará en el poniente su tesoro de estrellas. (…)
Los danzantes. Espacios estatuarios (1982), de Garduño Caballo de espadas (fragmento) La estructura de la Palabra es el polvo del [crimen, es la mirada que ya no pudo recobrar la mirada, es el nacimiento que no fue capaz de morir.
De la olla A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS
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entadas sobre el tablón a la luz del quinqué; charlando, recordando, de cuando en cuando escuchando a la noche y sus jolgorios aletargados; espaciados, espaciosos, esparcidos; a veces, huraños. Justa la hora para reunirse, para juntar y separar; para intimar, para sentirse un poco más seguras a sabiendas de lo indispensable, de lo primordial. Es tiempo de repasar orígenes y semillas. En esta parte del mundo, en el altiplano ventilado por la pasividad del oxígeno y los alientos distemporáneos filtrados en las cañadas donde crece el musgo, las faenas de la cocina son un rito que consuela y sazona la rústica existencia. En semejantes albores, la plática llega a perderse en el plano de lo abstracto. Los hijos de una mano juguetean con cuentas vivas; luego, la palma se extiende y se desliza sobre un montículo, impregnándose de polvo mientras bordea la cutícula del más sencillo placer. Aunque de rondón se tope con una roca. La prójima deja vagar su mirada. Salta sobre la ventana, se convierte en una gata negra matizada en el plasma cósmico. De pronto, da un salto cuántico. Ahora repara en las danzas de Curicaveri a través del cristal que la separa de la caricia ígnea. Queda pasmada. El aletear de un murciélago cambia paradigmas. El aullar de un coyote las pone de nuevo, frente a frente, sobre la mesa. Cualquier fuerza siniestra se diluye en la proximidad de las tareas cotidianas, en el tejido del hogar o en el calor de lo familiar. La noche hace acopio de minuciosidad, de concentración, de ritmos trasnochados que dan pauta al bordado tenaz o creativo. Una costurera completa la docena. El pintor agrega dos capaz de ilusión. En cualquier caso, todo se hace más lento y comedido. Vuelven a lo suyo. De forma automática, sigi-
losa, religiosa. Andan con el Jesús en la boca. De hecho, traen un rosario y sus letanías: – ¿Y qué es de tu Chucho?- pregunta Esperanza. Se hace un silencio. -Le pido a Santa María de los Altos, para que le devuelva salud- repara ella misma. -¿Y tu Lucas?- arremete Remedios. –Ya mero regresa… ya mero- dice, la otra. Las miradas se agachan. Mejor se esmeran en separar discordias. Apartan las piedras en un lado, las espigas en otro, la basura por allá. Retiran la mala semilla. La buena la enjuagan. Una agarra la olla y la llena con lo que acarreó del ojo de agua. Toda la noche se quedarán remojando y se tirará lo salobre. Así no despertarán malos humores. Al otro día, antes de que cante el gallo, los leños estarán ardiendo debajo de la vasija de barro. Pasarán tres horas antes de que las hermanas se vuelvan a sentar en la misma mesa para compartir el amanecer y los frijoles de la olla. Parece una eternidad.
LANOTA
El cultivo de frijol en México es el segundo en importancia después del maíz. Alrededor de medio millón de personas se dedican a este cultivo. Como generador de empleo es un factor importante en la economía campesina. Su producción demanda un promedio de 35 jornaleros por hectárea, lo que involucra al 70% de los integrantes de una familia.
ELREMEDIO
Si el consumo de frijoles genera gases indeseables es porque se ha perdido la costumbre de remojarlos toda la noche. La digestión de estas leguminosas resulta incómoda debido a un tipo de carbohidrato que se encuentra en la cáscara, pero que se disuelve sencillamente en el agua.
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SÁBADO15DEAGOSTODE2015
De héroes imposibles RESEÑAS ::Cineytelevisión.
Misión imposible: una joya PORFAUSTOPONCE Los fans de las películas de acción pueden ir con mucha confianza a ver Misión imposible: rogue nation (Mission impossible: rogue nation, EE.UU., 2015), porque es una verdadera joya, si tomamos en cuenta que estamos hablando de una cinta de este género y que está estelarizada por Tom Cruise. Es decir, veremos a Tom Cruise corriendo de un lado a otro, realizando las acciones más peligrosas que se pueda uno imaginar, utilizar la violencia para salvar al mundo y ser golpeado severamente... Y todo esto en diversas escenas que corren de manera vertiginosa a lo largo de la trama. Dirigido por Christopher McQuarrie, el filme parte de la siguiente premisa: un alto mando de la CIA, llamado Hunley (Alec Baldwin), convence a un comité del gobierno de Estados Unidos para que disuelva al IMF, la organización a la que pertenece nuestro héroe, Ethan Hunt (Cruise). Para Hunley, la efectividad del IMF es cuestión de suerte y por lo tanto debe desaparecer. El agente William Brandt –se intuye que el jefe de Hunt– está presente durante las deliberaciones. Pero eso no es todo: Resulta que Hunley desea capturar a Hunt, quien se encuentra investigando a una siniestra organización conocida como El Sindicato, que desea imponer un nuevo orden mundial a través de acciones terroristas. La interrogante es si Hunt sobrevivirá y le dará tiempo de detener a El Sindicato antes de que éste logre apoderarse del mundo. Acción, aventura, adrenalina, un poco de tensión sexual entre los protagonistas y el carisma de Tom Cruise como el héroe que el mundo necesita, hacen de esta entrega de Misión imposible, una cinta digna de verse si uno busca desconectarse del mundo. Por ello, si usted piensa que Tom Cruise y las películas de acción son productos chafas de la maquinaria hollywoodense, no se acerque a esta cinta.
HBO y el racismo en Nueva York PORCOLUMBAVÉRTIZDELAFUENTE Show me a hero (Muéstrame un héroe) es una nueva miniserie política, basada en hechos reales, que HBO Latinoamérica estrenará este domingo 16. Bajo la dirección de David Simon (creador de The wire también de HBO) y Paul Haggis (Crash), este proyecto recuerda la historia del alcalde de Yonkers, Nueva York, Nick Wasicsko, y los conflictos raciales debido a la segregación en la comunidad durante los años ochenta. La miniserie está basada en el libro homónimo de Lisa Belkin inspirado en hechos reales. Aborda cuestiones raciales, de vivienda y de comunidad a través de la vida de autoridades electas, burócratas, activistas y ciudadanos comunes de Yonkers. En Show me a hero, que se proyectará a las 22 horas, participan destacados actores, como Oscar Isaac (Guerra de las Galaxias: Episodio VII a estrenarse en diciembre próximo), Wynona Ryder, Alfred Molina, Catherine Keener, Jim Belushi y la argentina Carla Quevedo. La serie debuta en la región simultáneamente con Estados Unidos. En la trama, de sólo seis episodios, se ve una ciudad estadunidense ocupada por una generación que no participó en las grandes luchas por
Arriba, David Simon, director de Show me a hero. Abajo, escena de Misión imposible: rogue nation.
los derechos civiles de los años sesenta. Un joven alcalde de la ciudad de Yonkers se encuentra con una demanda del Departamento de Justicia de los Estados Unidos para construir viviendas populares en un barrio de población blanca. Al resignarse a acatar la orden, divide la población, paraliza el gobierno municipal y termina destruyendo su futuro político. Wasicsko nació el 13 de mayo de 1959 y se suicidó el 29 de octubre de 1993, aunque siempre se ha dicho que lo asesinaron. Y hacia 1999, Lisa Belkin escribió el libro.
Junto con William F. Zorzi Jr., quien fue uno de los principales reporteros de política en esos tiempos, Simon escribió Show me a hero durante más de una década con base en el contenido del libro e investigación para realizar la historia. Además de Simon, Haggis y Zorzi la miniserie cuenta con la producción ejecutiva de Nina K. Noble y Gail Mutrux. Oscar Isaac, quien interpreta a Nick Wasicsko, es un cantante y actor guatemalteco-estadunidense que estuvo en México, cuando actuó en La Cristiada, dirigida por Andy García.