Letras 27 Diciembre de 2014

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[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 27 DE DICIEMBRE DE 2014 |

Claudio Magris Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2014 DISCURSO POR CLAUDIO MAGRIS | PAG. 2

Flor Sonrisa. La tragedia vez la soberanía de la deCada «Dominique» naciones va siendo más débil,PONCE más| disminuida, PAG. 2 POR ROBERTO

menos operante… y cada vez más sometida a los Joe imperativos Cocker: eldel show de Navidad comercio Cuento y mandedel las rock finanzas… CREACIÓN RAY BRADBURY | PAG. 4 POR ROBERTO PONCE | PAG. 5

Corporalmente

Lo nuevo de Woody Allen

A LA SAZÓN POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS | PAG. 7

POR COLUMBA VÉRTIZ DE LA FUENTE | PAG. 8


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Flor Sonrisa La tragedia de «Dominique» POR ROBERTO PONCE

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ra Semana Santa en una cantina de Tlatelolco. Los dos viejos amigos estaban en abierta francachela instalados por los años sesentas, cantando más de corazón que con buen tono las canciones de la Época dorada del rock’n’roll, cuando el de bigote mencionó “Dominique” y el de la guitarrita sólo respondió: “Esa la cantaba una monja”, sin atreverse a interpretarla por temor quizá a defraudar (por fresón) a su ya para entonces numeroso público que se había juntado a su alrededor. (Versión de Angélica María en: h t t p : / / w w w . y o u t u b e . c o m / watch?v=ZJfov2Y1HFA) Se le conocía como Sor Sonrisa. Nacida en Bruselas el 17 de octubre de 1933, Luc Dominique (o Jeannine Deckers) se dedicó a las bellas artes y obtuvo, a los 20 años de edad, su título de profesora de dibujo en la Escuela Normal Superior de Artes Decorativas en la capital belga. En septiembre de 1959 ingresó en las misioneras dominicas, quienes la enviaron a la Universidad de Lovaina para seguir cursos de graduada en ciencias religiosas y los del Instituto de Técnicas de Difusión. En febrero de 1962 apareció el primer disco de Sor Sonrisa y pronto, su grabación de “Dominique” en muchas lenguas conquistó el mundo. Es español rezaba así: Dominique, nique, nique, pobremente por ahí iba él cantando amor, y lo alegre de su canto solamente habla de Dios, de la palabra de Dios… ( h t t p : / / w w w . y o u t u b e . c o m / watch?v=qUzY-W2klT4&feature=kp)

do: las religiosas no son retrógradas, editan también discos. Además el beneficio de toda esta actividad irá a las misiones, que tienen buena necesidad de ello; a mi comunidad, lo cual es normal pues soy miembro de ella como mi nueva familia. No cantaré en público por las mismas razones de humildad.

19 de noviembre 1964 (11 de la noche) Te doy gracias, Señor, por las perlas de este día que han transcurrido: diálogos, con un estudiante agrónomo que he vuelto a encontrar en el comedor de la parroquia universitaria y que se va a la Argentina; con un estudiante de ciencias religiosas que se va a Brasil, con otro consiliario del equipo. Participación de un mismo querer y de una alegría de dimensiones universales, atraída por una vida misionera que es todo presencia y acogida y que traspasa las fronteras.

En febrero de 1962 apareció el primer disco de Sor Sonrisa y pronto, su grabación de “Dominique” en muchas lenguas conquistó el mundo

Para 1968, la editorial parisina Desclée et Cie publicó en francés sus memorias Vivre sa Vérité, que fueron traducidas al castellano por Herder S.A. de Barcelona como Vivir su verdad. El diario de Sor Sonrisa, en 1969. Estos son fragmentos del diario seleccionados por Roberto Ponce para sus lectoras. *

Pascua de 1962 (FichermontWaterloo) Estas gentes están locas. Parece que algunas ejercitantes han conseguido tener en discos unas de mis canciones que se les han grabado, y al ser yo religiosa ha sido el gran éxito. Pero los superiores religiosos velan por mi humildad. Las fundas de mis discos no llevarán foto; mi cara jamás será fotografiada y debo adoptar un pseudónimo para proteger mi nombre religioso. Encuentro todas precauciones un poco estúpidas. Todavía más estúpido el pseudónimo de Sor Sonrisa que ha sido escogido para designar a la religiosa desconocida que canta Fleur de cactus y Plume de radis. Este éxito me desconcierta. Realmente no vale la pena hacer tanto ruido por algunas cancioncillas. No obstante me alegro por el mensaje que este acontecimiento puede dar al mun-

Pese a todo, me doy cuenta de la dificultad que hay, de tener contacto con los estudiantes, llevando el hábito religioso. Es una desventaja el hecho de que esta vocación “de estar con los demás” para testimoniar a Dios que está con nosotros, sea frenada por la pantalla del hábito, del modo de pensar, del comportamiento. Estoy encantada con mi nuevo disco, en 45 revoluciones, salido hoy y que contiene cuatro canciones: Les pieds des missionnaires, Complainte pour Marie-Jacques, J’ai troivé le Seigneur y Midi. Bonita presentación y bonito equilibrio de las canciones: poesía, humor, adaptación a la adolescencia desalentada. Señor, ¡que estos cánticos encarnen tu gracia! Yo no sé, ni entiendo nada de eso.

Dom. 29 de noviembre (Lovaina) Por esta vez, Dios mío, tengo bastante. Dadme paz. Tengo bastante de estos tumultos, de estas treguas, de estas luchas y de estos éxitos. Dejadme en mi mugre y mi estiércol. Veis bien que fallo siempre, que todo es inútil. Que soy incapaz. Cristo Jesús no ha vencido esto. Entre él y yo hay un abismo infranqueable. Dios mío, entro en el adviento, pero yo no te espero. Estoy falta de ilusiones. Es penoso, pero ¿para vos qué importa el tiempo y el sufrimiento? Sabéis bien que puedo enmascarar la situación y representar ante los demás el papel de “la religiosa alegre y dinámica”. Dios mío, dejadme zozobrar, dejadme tranquila. Sin duda que estos ayes son inútiles; os conozco poco, pero os conozco lo suficiente para saber que persistiréis en ponerme ceño.

Martes 1 de diciembre Ha sido una mentira esta comunión no deseada; Cristo aceptado, tolerado como extraño, para cubrir las apariencias, para no inquietar a Sor E. Vacía y ausencia. Orar sería mentir. Todo me es relativo, indiferente, neutro. Me distraigo. Ayer, en equipo, hemos asistido al concierto que daban el grupo de I Musici: obras de Pergolèse, Vivaldi, etc. Había posibilidad de comunicar con Dios por la música, pero la música me ha parecido de una belleza relativa que no llena. Estoy sin deseos. Ni abandonada, ni resignada. Rezaré ahora mismo el oficio de completas, con el corazón seco, por tener la conciencia tranquila, y porque ahora mismo tengo miedo a la muerte. Es horrible.

14 de enero 1965 (Lovaina) Vuelvo de la misa de la tarde con un cielo maravilloso. La luna, en forma de balón de rugby; algunas nubes que parecen perseguir las estrellas o engancharse a la cabeza de los árboles, como cabellos de ángel. Dos amantes enlazados han resuelto el problema del frío. Los gruesos troncos de árboles sólidos se asombran; juegos de sombras y luz.

22 de marzo Sor Sonrisa durante una de sus actuaciones.

Inquietudes diversas: Benedicta, Susana, Fabiana, y Anita, y también el equipo. Lo llevo


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delante de ti, Señor, con confianza. Reaparición de la primavera, vista desde el tren. Las primeras coladas de la estación se secan al sol, se deleitan con el aire puro. De un huerto a otro, camisas de todos los colores tienden sus brazos, servilletas rayadas y piyamas realizan los verdes ácidos y el rubio de los sembrados y las semillas. Desgajados y grises, meditativos y tiernos, los árboles desnudos y las raíces, como aquellos que pinta Bernard Buffet se alinean en monótonas cortinas.

11 de julio (Lovaina) Señor, la caridad, el amor son complejos y te traigo esta invasión de sentimientos dolorosos: con Sor Gertrudis he ido a casa de vacaciones de los dominicos, por simpatía; había allí una reunión amigable de familias. Se me ha pedido cantar y he dicho que no. El principio de esta negativa siempre es el mismo: no canto en público, ni fuera de Fichermont salvo para ciertos grupos de amigos muy restringidos. ¿He obrado bien?, un estribillo de Sor Sonrisa habría alegrado la reunión, ¿dónde estaba la caridad más grande? Por otra parte, me niego a tantos grupos, que sería injusto asentir a la petición de éste, que tenía la densidad de un verdadero “público”. Pero quizá mi gesto haya sido entendido como antipatía hacia los dominicos flamencos, como orgullo o falta de gentileza. ¿Señor, habré sacrificado el espíritu a la letra?, ¿por qué estoy alterada por haber rehusado este placer que habría podido conceder?

Dom. 31 de octubre (FichermontWaterloo) Ayer, Sor Matilde ha partido en avión para México. Ha dejado el hábito y se encuentra rejuvenecida diez años. Hará un viaje de prospección, de búsqueda, de examen de problemas. Completada la obra en Chile, otros quehaceres pueden llevarnos también allá. Las dominicas que trabajan allá son muy numerosas. Y México no sé porqué continúa tentándome… Ayer por la tarde, a la hora de ponerse el sol, Sor Carlota y yo hemos dado un paseo en el autobús con un panorama de ensueño. Cielo de coral, en el que se estiraban negligentemente los violetas, los azules sombríos de las nubes. ¿Cómo pasar del lado con los ojos secos y el corazón frío?

Sábado 27 de noviembre (Lovaina) He visto ayer en Le Soir Illustré algunas líneas del filme inspirado en mis canciones. Entre varios textos, los concernientes a Fichermont y a mí misma son los menos estúpidos; en los otros, había “perlas” de ingenuidad estadunidense. Es cierto que el público creerá en una biografía, pero se equivoca al esperarlo. En esta mezcolanza de lo comercial y lo publicitario, ¿cómo hacer prevalecer la verdad? Se juega con las personas y su reputación, como con las pastas dentífricas o las alimenticias… Con tal que se venda, todo está permitido. Publicidad y comerciantes sagaces explotan a fondo el tema de “las amistades íntimas”, esto alimenta la industria del disco, la textil y otras. Pero las dimensiones personales y religiosas de este compañerismo, de esta amistad, ¿quién la revelará?

2 de septiembre 1966 El domingo por la tarde he ido a Bruselas, pues mis padres me habían sugerido la idea de ver juntos la película realizada sobre mis canciones, The Singing Nun. Hace sólo una semana que la proyectan en “El dorado”. El título fran-

Arriba, Jeannine Deckers sin los hábitos religiosos.

cés del film es Dominique. Esperaba lo peor, pues con los estadunidenses hay que temerlo todo. El filme es menos estúpido de lo que parecía. Aunque merece una crítica mordaz, parece que para un cierto público puede resultar beneficioso por las secuencias que expresan generosidad y sacrificio. No obstante, los colores son exagerados, aunque Debby Reynolds interpreta bien su papel…

l filme es menos estúpido de lo que parecía. Aunque merece una crítica mordaz, parece que para un cierto público puede resultar beneficioso por las secuencias que expresan generosidad y sacrificio.

Canto de amistad En todos mis caminos he tejido la amistad. Más allá de todos, Dios encarnado se da. Gracias, amiga mía, por tu sonrisa. Gracias, amigo mío, por tu mirada. Participación de fe, Sol de medianoche. Sonrisa de Dios es tu amistad…

(El triste final de tan inspirada mujer ocurrió el 29 de marzo de 1985, con el suicidio de Sor Sonrisa y su pareja también ex novicia, Annie Pescher, historia de Lola Romero, en “Dominique”, el drama de la sor cantante. Una canción que fue superventas y marcó la vida de la autora y su compañera, http://lesbianas.about.com/od/Libros/a/ Dominique-El-Drama-De-La-SorCantante.htm y: http://es.wikipedia.org/ wiki/Sor_Sonrisa)


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CREACIÓN

Cuento de Navidad

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l día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable posible. Cuando en la aduana los obligaron a dejar el regalo porque excedía el peso máximo por pocas onzas, al igual que el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El niño esperaba a sus padres en la terminal. Cuando estos llegaron, murmuraban algo contra los oficiales interplanetarios. -¿Qué haremos? -Nada, ¿qué podemos hacer? -¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol! La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar. El niño iba entre ellos, pálido y silencioso. -Ya se me ocurrirá algo -dijo el padre. -¿Qué...? -preguntó el niño. El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio oscuro. Lanzó una estela de fuego y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, para dirigirse a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer “día”. Cerca de medianoche, hora terráquea según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo: -Quiero mirar por el ojo de buey.

Ray Bradbury -Todavía no -dijo el padre-. Más tarde. -Quiero ver dónde estamos y a dónde vamos. -Espera un poco -dijo el padre. El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y a otro, pensando en la fiesta de Navidad, en los regalos y en el árbol con sus velas blancas que había tenido que dejar en la aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría que el viaje fuera feliz y maravilloso. -Hijo mío -dijo-, dentro de medía hora será Navidad. -Oh -dijo la madre, consternada; había esperado que de algún modo el niño lo olvidaría. El rostro del pequeño se iluminó; le temblaron los labios. -Sí, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron. -Sí, sí, todo eso y mucho más -dijo el padre. -Pero... -empezó a decir la madre. -Sí -dijo el padre-. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo pronto. Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía. -Ya es casi la hora. -¿Me prestas tu reloj? -preguntó el niño. El padre le prestó su reloj. El niño lo sostuvo entre los dedos mientras el resto de la hora se extinguía en el fuego, el silencio y el imperceptible movimiento del cohete. -¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo? -Ven, vamos a verlo -dijo el padre, y tomó al niño de la mano.

Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía. -No entiendo. -Ya lo entenderás -dijo el padre-. Hemos llegado. Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, empleando un código. La puerta se abrió, llegó luz desde la cabina, y se oyó un murmullo de voces. -Entra, hijo. -Está oscuro. -No tengas miedo, te llevaré de la mano. Entra, mamá. Entraron en el cuarto y la puerta se cerró; el cuarto realmente estaba muy oscuro. Ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de metro y medio de alto por dos de ancho, por la cual podían ver el espacio. El niño se quedó sin aliento, maravillado. Detrás, el padre y la madre contemplaron el espectáculo, y entonces, en la oscuridad del cuarto, varias personas se pusieron a cantar. -Feliz Navidad, hijo -dijo el padre. Resonaron los viejos y familiares villancicos; el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el frío vidrio del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, simplemente mirando el espacio, la noche profunda y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas. FIN


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El show man del rock PERFIL :: El intérprete inglés Joe Cocker falleció a los 70 años de edad. POR ROBERTO PONCE

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in duda de las voces más espectaculares en el rock anglosajón de las décadas de los años sesenta y setenta fue el intérprete inglés Joe Cocker, quien falleció a los 70 años de edad, en su hogar de Crowford, Colorado (ver h t t p s : / / w w w . y o u t u b e . c o m / watch?v=MBpyuYgfCWA). Nacido en Sheffield el 20 de mayo de 1944, Cocker perteneció a la camada de rocanroleros británicos denominados “el soul de los ojos azules” en los años sesenta, paralelamente a agrupaciones como The Moody Blues, Traffic y Procol Harum. Cuando fueron celebrados los 25 años del célebre Festival de Woodstock en Catskills, Nueva York, hacia 1994, Joe Cocker fue la estrella abridora de aquellos nuevos tres días de rock, paz y amor con su áspera versión de la rola “Feelin ‘alright?” (¿Te sientes bien?), de Dave Mason, del conjunto Traffic (ver su concierto completo en: h t t p s : / / w w w . y o u t u b e . c o m / watch?v=Am18duXjNT8). Un cuarto de siglo antes, Joe Cocker había sorprendido a la chaviza en el mítico festejo de Woodstock con su genuina adaptación en vals rudo de “With a little help from my friends” (Una pequeña ayuda de mis amigos), que apareció en el LP de Los Beatles llamado El sargento Pimienta. Cocker solía imitar los instrumentos que lo acompañaban en el escenario con la mímica de sus manos y acostumbraba dar pasitos cual si fuera a desplomarse. Era todo un show man, pero por encima de su atractivo visual, sudoroso, erótico, su canto desgarraba emociones llenas de sentimientos límite (ver https://www.youtube.com/ watch?v=bRzKUVjHkGk). En 1970, sacó un álbum doble que le brindó fama mundial, comenzando una gira sensacional por los Estados Unidos cuyo registro en formato Súper 8 a cargo de Robert Abel y Pierre Adidge salió en la cinta Joe Cocker. Mad Dogs & Englishmen como se nombraba su espléndida orquesta y coros (“Perros locos y los Ingleses”), conformada por tremendos músicos de la época: Leon Russell, Rita Coolidge, Claudia Linnear, Carl Radle, Bobby Keys, Don Preston, Jim Keltner o Chris Stainton. En dicho filme, Joe Cocker cantó sus piezas más viscerales: “She came in thru the bathroom window” y “Something” (de Los Beatles); “Please give peace a chance”; “Honky tonk women”, de Los Rolling Stones; “Space captain”, “Delta lady”, el blues “Lawdy miss Clawdy” y “The letter” (La carta), original de Los Box Tops. (ver: https:// www.youtube.com/watch?v=4RnjWLVyMps) En los ochenta logró rehabilitarse de su abuso al alcohol y regresó con fiereza y ternura, logrando éxitos tipo “You’re so beatiful” (Eres muy hermosa) (ver: https://www.youtube.com/ watch?v=wlDmslyGmGI). Con medio centenar de discos en su infatigable carrera, Joe Cocker ascendió a la cumbre con “Una pequeña ayuda de mis amigos”, conforme cuenta Paul McCartney en su libro biografía Many years from now (1998): “With a little help from my friends fue escogida para ser interpretada por Denny Cordell y Joe Cocker. Joe se hallaba sentado en un baño de la casa paterna en Tasker REoad, Sheffiueld, cuando se le ocurrió la idea de montar una rola como un vals, llena de torbellinos, cual himno y una celebración de los pensamientos de los sesenta sobre comunalismo, paz y fumar mota. Fue su canción más solicitada y su mayor éxito”.

Joe Cocker en una de sus últimas fotos.


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Magris y la escritura DISCURSO :: Claudio Magris recibió el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2014. Presentamos el texto que leyó en la premiación.

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ace muchos años, Heimito von Doderer, el gran narrador austriaco, teórico y creador de la “novela total”, me envió un ejemplar de su obra maestra La escalinata de Strudlhof, con una afectuosa, amplia y auto irónica dedicatoria escrita con seis lápices de colores. Algunas letras en azul, otras en rojo, una palabra entera en amarillo, y así sucesivamente. Aquella dedicatoria era probablemente también auto irónica porque utilizaba colores diferentes para escribir —a mano— sus novelas, largas como la vida misma; los colores diferenciaban los distintos planos de la novela: la narración de los sucesos, el flujo de conciencia, las descripciones… Utilizar colores diferentes también para escribir la dedicatoria significaba que toda escritura —así fueran unas cuantas líneas— es un texto, un tejido de planos diferentes, rico en referencias; sostenido por una tensión entre la totalidad y el fragmento, lo dicho y lo no dicho. La escritura tiene colores y lápices diferentes, también para quien no escribe a mano, como lo hace Doderer. Diversos colores, diversas escrituras, también en el espacio de aquella que las abraza a todas, la escritura única e irrepetible de cada autor. No sé cuántos lápices debería tener yo cuando, en la mesa de mi cuarto o en la del café San Marcos en Trieste, intento garabatear mis páginas. Un color simple y definido es el del lápiz con el que se escriben los libros e incluso los textos breves, de los que conocemos, antes de empezar, la naturaleza, el tema, el objetivo, al menos es lo que yo hago y he hecho en el pasado. Es el caso de los textos de crítica literaria. Por ejemplo, cuando me senté a escribir una monografía sobre Wilhelm Heinse, un autor alemán de finales del siglo XVIII, no sabía a qué resultado llegaría, pero sabía cuál era el tema y el objetivo de aquella escritura, es decir, analizar la obra del autor. El color de mi lápiz era firme, no irradiaba reflejos ni reverberaciones misteriosas, no se confundía con otros colores, no cambiaba su significado, como por ejemplo un azul marino que puede evocar nostalgia o felicidad en un mismo instante, pálido color de la angustia y de la muerte. Pero ya en otros estudios críticos se había insinuado de pronto una inquietante ambigüedad, una estimulante y perturbadora incertidumbre sobre lo que yo estaba buscando. En un libro que escribí sobre Hoffmann, el genial escritor decimonónico romántico del inconsciente y el doble, me introduje en su obra y en el Romanticismo europeo que se refleja en ella. Aventurarse en el caos de sueños y fantasmas de sus relatos, donde el Yo narrativo de pronto se sorprende hablando con una voz desconocida y extraña que lo extravía, lo hechiza o lo devasta, requería no sólo un análisis histórico y crítico de la obra, sino que exigía internarse en los laberintos ignotos de la vida e incluso de mi propia vida. Mientras más avanzaba en la escritura, menos sabía lo que me esperaba, cuál era el verdadero objetivo de mi búsqueda; el color de la escritura se desvanecía como una nube y cada vez ignoraba más qué libro estaba escribiendo aunque controlara meticulosamente cada detalle. Este proceso, existencial y estilístico, se fue acentuando progresivamente aun antes de que empezara a escribir ficción, y enseguida se convirtió en una ley de escritura. El ensayo, por ejemplo, es una escritura que se hace a tientas, ensayando, y el argumento se va creando conforme se avanza: se construye y se busca a la vez. Es una forma de escritura que habla de un tema queriendo expresar algo diferente que no se puede decir directamente, y que el pro-

pio autor va conociendo poco a poco, se busca lo inexpresable detrás de cada imagen. Cuando escribí mi primer libro, El mito Habsbúrgico (1963), no sabía bien lo que quería escribir y esto me sucede todavía; sólo cuando llego a una tercera parte o a la mitad sé qué libro quiero escribir, cuál es la metáfora detrás del tema explícito y cuál es su verdadero objetivo —por ejemplo, escribir un poema sobre un árbol y la luz que le envuelve puede ser la única manera en ese momento para expresar el amor por una persona—. El mito Habsbúrgico celebraba el mundo austriaco como el mundo del orden que había descubierto el desorden, una literatura que había denunciado el vacío, el sinsentido, la crisis de la civilización. Un laboratorio del nihilismo contemporáneo a la vez que una guerrilla en su contra. De igual forma, el ensayo Lejos de dónde (1971) dedicado a la civilización hebraico-orien-

El escritor Claudio Magris. Claudio Magris (Trieste, 1939) es una de las figuras fundamentales de la literatura italiana contemporánea. Ha sido galardonado con el Erasmus Prize, el Leipzig Book Award, la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Es catedrático de literatura germánica en la Universidad de Trieste y traductor de Ibsen, Kleist y Schnitzler. Ha publicado, entre otros libros, El Danubio, Microcosmos, Otro mar, A ciegas, La exposición, Conjeturas sobre un sable, Ítaca y más allá, El anillo de Clarisse. Tradición y nihilismo en la literatura moderna, Utopía y desencanto, El infinito viajar, Alfabetos. Ensayos de literatura, La historia no ha terminado. Ética, política, laicidad y Así que Usted comprenderá.

tal y vinculado con mi pasión por Isaac Bashevis Singer, a quien conocí personalmente y ha sido uno de los grandes encuentros de mi vida, se originó en la lectura casual de una narración hebraico-oriental, la historia de dos judíos de una pequeña ciudad de Europa del Este. Ambos se encuentran en una estación de tren, uno de ellos lleva muchas maletas y el otro le pregunta “¿A dónde vas?”. Y éste responde: “Voy a Argentina”. Aquel comenta: “¡Vas muy lejos!”. Y el segundo dice: “¿Lejos de dónde?”. Es una respuesta talmúdica, que responde con una pregunta; esto significa por una parte que el judío, que vive en el exilio, siempre está lejos de todo y por otra que, teniendo una patria en el Libro, en la tradición en la Ley, nunca se está lejos de nada. Me dediqué a leer historias de ghetto de todos los países posibles, a autores clásicos y a menores de la literatura en yiddish, historias jasídicas, relatos de todas partes del mundo y sobre todo de Europa centro-occidental. Una civilización que ha sufrido con tremenda violencia la erradicación, el exilio, persecuciones, amenazas de aniquilación de su identidad… a todo esto se han enfrentado oponiendo una resistencia extraordinaria individual y un humorismo indestructible. Éxodo, exilio, pérdida del Yo y una increíble resistencia del Yo mismo. Pero poco a poco aquel libro se convirtió en una especie de metáfora de mi propia vida, de mis afectos más profundos, de mi existencia. Así nació también El Danubio. En septiembre de 1982, con mi mujer y algunos amigos hicimos un viaje a Eslovaquia. Estábamos entre Viena y Bratislava, cerca de la frontera Este con lo que se ha dado en llamar “la otra Europa” (creo que mucho de lo que he escrito ha surgido del deseo de quitar ese adjetivo “otra”, de lograr que se comprenda que esa Europa es igualmente digna). Veíamos fluir el Danubio, el esplendor de sus aguas, su color no se diferenciaba de la hierba del campo; no se distinguía bien dónde empezaba y dónde terminaba el río, qué era río y qué no. Estábamos viviendo un momento de felicidad y armonía, uno de esos raros instantes de concordancia con el flujo de la existencia. De pronto vimos un cartel que decía: “Museo del Danubio”. Esta palabra, “museo”, aparecía tan ajena al encanto del momento, cuando Marisa dijo: “¿Qué pasaría si continuásemos vagando hasta la desembocadura del Danubio?”. Así comenzaron esos cuatro años de viajes, escritura y reescritura, vagabundeos donde el Danubio y la Mitteleuropa se convierten en la Babel del mundo actual. La escritura de El Danubio es heterogénea, impura, mezcla de géneros y de registros estilísticos, como las aguas del verdadero río —que no son azules—. Esto es válido, en formas diversas, para todos mis libros, novelas, relatos y pièces teatrales que he escrito. La escritura es a la vez un agente de aduana y un contrabandista; establece fronteras y las trasgrede. Se utilizan lápices, colores diferentes, para la escritura ético-política y para la propiamente literaria, de invención. Yo he escrito libros de fantasía, de invención, pero también hace 47 años que escribo para el Corriere della Sera, frecuentemente sobre asuntos ético-políticos. Lo que da orden al mundo es la sintaxis, y las dos escrituras: la ético-política y la fantástica-narrativa-teatral tienen sintaxis completamente distintas. Hay tantas escrituras: las que dan voz a la tragedia y al horror de la vida y aquellas que dan voz a su encanto; las que se obsesionan con la


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verdad y aquellas que pretenden reinventar el mundo. Está la escritura que nace en la cabeza, en el conocimiento intelectual, y aquella que nace en la mano, en la creatividad que ignora que el autor entiende menos su obra que los demás, como me sucedió cuando hablaba con Singer y me daba cuenta de que yo entendía más sus grandes obras, sus relatos y parábolas que había escrito él y no yo. Hay una escritura que informa sobre el mundo, que detecta las necesidades y denuncia las injusticias; también la escritura que se practica como un “buen combate”, para usar la expresión de San Pablo, en defensa del ser humano, y hay la escritura que se ejerce con absoluta e irresponsable libertad. Hay una increíble paleta de colores diferentes, a veces cada uno separado en su propio recipiente, como en las clases de dibujo o de acuarela de la escuela, y otras veces se mezclan formando un color imposible de nombrar. La dialéctica que siento con más fuerza es la que se da entre la escritura diurna y la nocturna —recordando la definición del gran Ernesto Sábato de quien tuve la fortuna de ser amigo—. En la primera, un escritor expresa un mundo en el que se reconoce, del que enuncia sus valores, su modo de ser, aunque todo sea de su invención. En la segunda, el escritor ajusta cuentas con algo que de pronto surge dentro de él y que tal vez ignoraba: sentimientos, pulsiones inquietantes, “verdades detestables” —como escribió Sábato—, que lo dejan estupefacto, lo horrorizan, le muestran un rostro suyo desconocido, lo ponen frente a frente con la Medusa de la vida que en ese momento no puede ser enviada con el peluquero a que le corten la cabellera de serpientes para que esté presentable. ¿Lápiz negro? En lo que me concierne, es en la narrativa donde predomina la escritura nocturna —especialmente en la novela A ciegas, y en la que estoy escribiendo y quizás publique en unos meses— además de mis textos teatrales (sobre todo en La exposición). Comencé a escribir A ciegas en forma lineal, tradicional, pero no funcionó, no podía funcionar porque en una narración el “cómo” —es decir el estilo, la estructura, la escritura— debe corresponder, identificarse incluso, con el “qué”, con la anécdota, y con su sentido o sinsentido. No se puede escribir de forma tradicional, ordenada, racional, armónica, una historia de delirio, de descomposición de los sentidos, de desorden descomunal. El desorden y la tragedia están en las cosas y en las palabras. Mientras escribía A ciegas, me enfrentaba a la disyuntiva entre la forma de verdad que la novela puede encontrar sólo a través de la distorsión (si quiere ser auténtica), y la otra forma de verdad, por ejemplo en una narrativa ético-política, que solamente puede ser encontrada apegándose a la razón y a la racionalidad que el alto oleaje de la épica parece haber llevado al naufragio. Sólo después me di cuenta, una vez terminado el libro, cuánto le debe a Noticias del Imperio de Fernando del Paso, a su flujo aglutinante que arrastra —en una mezcla de erudición, sensualidad y delirio— núcleos intricados de vida y de Historia. Para la novela del siglo XIX —grande o menor— la acción del individuo estaba inserta en un Historia, difícil pero no del todo irracional. El escritor decimonónico, cuando inventaba historias, podía apegarse a la misma visión de la Historia que él expresaba en sus escritos históricos y políticos. Y podía incluso usar un estilo narrativo de alguna manera análogo. La escritura de Víctor Hugo en Los Miserables, no es demasiado distinta de la de sus polémicas contra Napoleón III. Kafka o Rulfo, en cambio, no hubieran podido escribir una declaración política o un mensaje de solidaridad

a las víctimas de la explotación con el mismo lenguaje que La metamorfosis o de Pedro Páramo. Las obras maestras del siglo XIX, escribió un célebre escritor italiano, Raffaele La Capria, son obras maestras imperfectas. Con estas palabras no pretendía naturalmente negar la grandeza de Kafka, Svevo, Joyce o de los grandes autores latinoamericanos, sino quería subrayar cómo estos autores habían asumido, en las estructuras mismas de su narrativa, el desorden del mundo, la dificultad o la imposibilidad de entenderlo y de expresarlo conforme con un orden, el Maelstrom en el que sucumben cosas y palabras. ¿Por qué se escribe? Por tantas razones: por amor, por miedo, como protesta, para distraerse ante la imposibilidad de vivir, para exorcizar un vacío, para buscarle un sentido a la vida. A veces para establecer un orden, otras

para deshacer un orden preestablecido; para defender a alguien, para agredir a alguien. Para luchar contra el olvido, con el deseo —tal vez patético pero grande y apasionado— de proteger, de salvar las cosas y sobre todo los rostros amados, de la abrasión del tiempo, de la muerte. Escribir es también un intento de construir un Arca de Noé para salvar todo lo que amamos, para salvar —deseo vano e imposible, quijotesco pero inextirpable— cada vida. No sé qué color tenga este grácil y maltrecho barquito de papel que podemos construir con nuestras palabras; sabemos que está destinado a hundirse pero no por eso dejamos de escribir. Y si se hunde, su escritura no será de color negro, que es ausencia de color, sino blanco, o sea la unión de todos los colores. Traducción de Dulce María Zúñiga.

Corporalmente A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS Cuando era niño advertí un fugaz resplandor apenas perceptible a mi ojo. “Confortably numb”, Pink Floyd.

C

ierta paranoia del mundo moderno nos ha llevado a la mezquindad alimenticia. Al miedo, al cálculo, a la restricción, a la miseria, al condicionamiento cultural y, con ello, también al atragantamiento. El ruido mental no nos deja comer a gusto. Demasiada información parece no tener sentido. Una semana un nutriólogo pública que el tocino es benéfico para la salud; otra, un bioquímico revela que los jugos de frutas naturales en ayunas nos pueden matar. En nuestra era, cualquier guiso es una especulación. Por si fuera poco, los veganos han sumado más culpas por año que todos los siglos de pecados que ha heredado la religión católica al mundo occidental. ¿Han hablado de comida con una vegana? La intolerancia nunca había tenido una secta tan verde y amarga. Con todas estas restricciones culinarias podríamos imaginar una sociedad bella y estilizada. Sabemos que no es así. El remordimiento nos lleva a los extremos. Vivimos entre gordos y anoréxicas. Las personas que están en medio temen por su salud y digieren insatisfacción. Las demás, optan por rumiar dietas de moda y productos milagro. Entre tanta alharaca intento intuir algo. Qué tal si guardamos un poco de silencio y escuchamos que nos sugiere nuestro cuerpo. Mastiquémoslo despacio. Claro que esto que escribo no pasó por el método científico. Simplemente lo siento y lo comparto. Creo que nuestras moléculas tienen una memoria corporal ancestral. Todas y todos lo hemos tanteado. Tenemos un instinto que nos dice que nos hace bien y que nos daña; que nos advierte por donde ir y qué atajos tomar. Más allá de nuestra mente todas y todos sentimos lo que nos hace feliz, ya sea una ensalada o un lomo de cerdo mechado. ¿Por qué no comer corporalmente? Observando, palpando y eligiendo, oliendo los ingredientes, sintiendo el bocado, distinguiendo los sabores, parando estando satisfechos, rechazando lo que no nos late. Podría poner mis manos al fuego para defender la siguiente afirmación: el cuerpo sabe cuando detenerse, la mente no. Cualquier acción humana requiere de la sabiduría de nuestro cuerpo: la comida, el sexo, un gol de chilena. Cuando actúas con el cuerpo tienes la posibilidad de ser total. No dejas lugar a dudas ni arrepentimientos. Dime: ¿cuántas veces te has sentido mortificada después de comer?

Los animales suelen vivir más sabiamente que la humanidad, no dudan en lo que comen; y por supuesto no se lo piensan. Tu perro podría salvarse de un incendio en tu casa mientras tú te consumes en la mejor idea para salir de ahí. A Julia no le gusta la crema. Mi madre pensó que era un capricho y quiso disfrazar algún guiso para engreírla en la tradición familiar. Mi hija se dio cuenta del engaño y le reclamó: “¡Abuelita! Algo me dice que la crema no es para mí. Respétalo, por favor. Seré feliz comiendo lo que me gusta”.


8 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN

SÁBADO 27 DE DICIEMBRE DE 2014

Lo nuevo de Woody Allen RESEÑA :: Magia a la luz de la luna, luna nueva comedia romántica del director norteamericano . POR COLUMBA VÉRTIZ DE LA FUENTE

E

l cineasta neoyorquino Woody Allen no para. En su nuevo largometraje Magia a la luz de la luna, escrito y dirigido por él, resalta su sentido del humor. En el filme establece una lucha entre los sentimientos y la razón, el creer y no creer, que entretiene y hasta ofrece una mirada naif sobre el amor. Magia a la luz de la luna se estrenó en México el 23 de octubre. Un ilusionista, Wei Ling Soo, lleva a cabo una presentación frente a su público en Berlín. Presenta un acto que consiste en desaparecer a un elefante frente a los ojos de la audiencia, como David Copperfield. Mientras camina fuera del escenario, nos damos cuenta de que en realidad es un hombre británico, Stanley, nada más y nada menos que interpretado por Colin Firth. En su camerino, es felicitado por un viejo amigo y compañero ilusionista, Howard Burkan, recreado por Simon McBurney. Howard convence a Stanley de acompañarlo a la Riviera Francesa, a la Costa Azul, donde una familia americana, los Catledges, ha sido sorprendida por una clarividente y mística chica, Sophie, que hace Emma Stone. De hecho, el hijo de esta familia acaudalada, Brice (Hamish Linklater) ha sido cautivado por Sophie. Su hermano George (Jeremy Shamos) y su hermana Caroline (Erica Leerhsen) están preocupados pues sospechan que Brice le va a proponer matrimonio a Sophie. Howard le comenta a Stanley que no ha podido descubrir el misterio que rodea a Sophie, cómo realiza sus trucos y confiesa que entre más la observa más está convencido en sus poderes sobrenaturales. Entonces le gustaría que Stanley, quien ha puesto al descubierto a otros charlatanes en el pasado, lo ayude a demostrar que la chica es un fraude. En la Riviera Francesa Stanley pronto es impresionado con la habilidad de Sophie para entrar en transe y descubrir detalles personales sobre él y su familia. Stanley es testigo de una sesión en donde Sophie logra comunicarse con el patriarca de la familia estadunidense. En la escena vemos una vela flotar sobre la mesa mientras Howard trata de descubrir el truco que lo hace posible pero sin lograrlo. Stanley comienza a pasar tiempo con Sophie. Le pide que lo acompañe a ver a su tía mientras conducen a través de una comarca rocosa. Cuando son sorprendidos por una tormenta ellos terminan protegiéndose en un viejo observatorio el cual Stanley visitaba de niño. Cuando pasa la lluvia ellos pueden quedarse a ver las estrellas. Cuando Stanley y Sophie visitan a la tía Vanessa (Eileen Atkins), Sophie es capaz de conocer los detalles de uno de los grandes romances de la tía Vanessa con sólo sostener su collar de perlas. Esto finalmente convence a Stanley de la veracidad de Sophie y tiene una epifanía emocional que lo hace sentirse mal por los racionalismos que ha tenido sobre algunos hechos así como lo cínico que se ha comportado. Él está dispuesto a ver al mundo con nuevos ojos, incluso piensa en romper su compromiso con la frustrada y racional Olivia. Y hasta aquí el adelanto…

Fotograma de los protagonistas de la cinta Magia a la luz de la luna.

de la crítica y galardones, que incluyen candidaturas a los premios del Sindicato de Actores de Cine y a los premios Emmy, así como numerosas candidaturas a los premios BAFTA y una nominación a los Óscar. Entre los proyectos más recientes de Firth figuran A single man (Un hombre soltero), basado en la alabada novela de Christopher Isherwood. Tom Ford debuta en la dirección con esta película, en la que Firth interpreta a un hombre que afronta su último día en este mundo. Completan el reparto Julianne Moore y Matthew Goode. La interpretación de Firth en esta película le ha valido la Copa Volpi del Festival de Cine de Venecia, un premio BAFTA, y nominaciones a los Globos de Oro y a los Óscar. Firth también ha aparecido en el musical de gran éxito de ABBA ¡Mamma Mia!, en cuyo reparto figuraban Meryl Streep, Pierce Brosnan, Stellan Skarsgård y Amanda Seyfried. Esta puesta en escena ha recaudado más de 500 millones de

Emma Stone

Colin Firth No se puede dejar de lado hablar del actor Colin Firth, quien es un veterano del cine, el teatro y la televisión, con una impresionante trayectoria que abarca más de tres décadas. La versatilidad de Firth ha quedado patente tanto en dramas como en comedias, que le han valido el reconocimiento

dólares en todo el mundo y es la película más taquillera de todos los tiempos en el Reino Unido. En la pantalla chica, Firth es especialmente conocido por el papel que lo dio a conocer en 1995, cuando interpretó al Sr. Darcy en la adaptación de la cadena BBC de Pride and prejudice, por el que obtuvo un premio BAFTA como Mejor Actor y recibió el premio National Television Award al Actor Más Popular. La aparición más reciente de Firth en televisión se produjo en 2006, en el telefilme de gran éxito de crítica de la cadena BBC Born equal, dirigido por Dominic Savage. En marzo de 2004, ejerció de presentador del legendario programa de humor de la cadena NBC Saturday Night Live. Fue candidato a un premio Emmy en 2001 al Mejor Actor de Reparto en el telefilme alabado por la crítica de la cadena HBO Conspiracy y también ha recibido el premio al Mejor Actor de la Royal Television Society, además de optar a un premio BAFTA por su interpretación en Tumbledown.

El director Woody Allen en acción.

Es considerada una de las actrices más solicitadas de Hollywood, Emma Stone ha participado en el rodaje de Untitled Cameron Crowe de Columbia Pictures junto a Bradley Cooper y Alec Baldwin. La película se estrenó el 25 de diciembre. Cuando no está rodando, Stone es defensora de Stand Up To Cancer (SU2C), una iniciativa revolucionaria creada para acelerar la investigación innovadora de cáncer y buscar nuevas terapias para pacientes que puedan salvar vidas. Laura Ziskin, la difunta productora de The Amazing Spider-Man, creó la organización e involucró a Stone. Además, también es embajadora del Gilda’s Club New York City. Nombrada por Gilda Radner, la difunta comediante y miembro del reparto original de SNL, el Gilda’s Club ofrece un espacio donde la gente que tiene cáncer puede reunirse para recibir apoyo social y emocional. Stone se ha convertido en miembro activo de la comunidad del Gilda’s Club y sigue siéndolo mediante la participación en los departamentos para niños y adolescentes. Originaria de Arizona, Stone actualmente reparte su tiempo entre Nueva York y Los Ángeles.


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