Letras 28 de junio

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[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 28DEJUNIODE2014 |

Caras de la tortilla

El circo

Encuentros y desencuentros PORMANUEL MANUELNOCTIS NOCTIS||PAG. PAG.22 POR

ALASAZÓNNETZAHUALCÓYOTL ÁVALOSROSAS|PAG.5

FÚTBOL:EL DESEODELA CULTURA OLACULTURA DELDESEO

JULIETAMENDOZAGUZMÁN|PAG.6

El gris oscuro de James Gray

Arboreum POR MARGARITA BLANCO / LEONOR SOLÍS | PAG. 4

ELTERCEROJOSYLVAINPROVILLARD | PAG. 7

PRIMERAGUERRA MUNDIAL: IMÁGENES DELDESASTRE HUMANO AMCL | PAG. 8


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El circo Encuentros y desencuentros PORMANUELNOCTIS El espectáculo se desarrolla en una pista circular, un mandala, una representación del mundo, del universo. La misma puerta es a la vez entrada y salida. Eso quiere decir que la meta es el origen. Sales de la nada, llegas a la nada. Alejandro Jodorowsky. La danza de la realidad.

E

l circo, a través de los tiempos, se ha caracterizado por ser un espacio donde la “familia aún puede convivir de manera plena y sana”. Siempre como sinónimo de alegría y festejo. Donde se desbordan las emociones de una manera cómplice con el espectáculo, distinto a como sucede en el futbol, por ejemplo, donde muchas veces esas emociones desembocan en un punto cercano a la barbarie, como lo menciona Denis Diderot: Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso. Este sentido recíproco entre público y espectáculo lo comenta más factiblemente Víctor Inzúa Canales en su texto “El circo en la cultura”: Parte de su naturaleza radica en la emoción que provoca al espectador. Llega un momento en que no se es espectador, sino participante: en el riesgo del trapecista, en el desplante del domador, en la alegría del payaso. Luego entonces, el espectáculo del circo se modula finalmente para provocar estados de ánimo precisos en los asistentes, ése es su arte. Alternan diversión, risa, susto, admiración, terror. El espectador llega a ser cómplice de los artistas, salen de sí mismos, de su ser cotidiano y se identifican con artistas, bohemios y súperdotados, etc. (Revista Generación, no.60).

Pero desde hace tiempo también, el circo se ha convertido en el punto de controversia por la condición del espectáculo con animales que muchos de estos manejan; sean perros, gatos, mandriles, elefantes, llamas, camellos, ponis, caballos, tigres, leones o hasta boas, tortugas y demás, es algo que para las consciencias crí-

Fotogramas de la película Circo, de Aaron Scock

Cuadro de Arturo Michelena. En portada, pintura de August_Macke, Zirkus (1913).

ticas debería desaparecer dentro de los actos que se muestran bajo la carpa. Al respecto de la participación animal, en su texto “Soy un clown místico” nos comenta Jodorowsky en La danza de la realidad, (2001): Cuando vemos trabajar en la pista hermosos caballos, elefantes, perros, pájaros

y toda clase de fieras, comprendemos que la conciencia puede domar nuestra animalidad, no reprimiéndola, sino dándole oportunidad de realizar tareas sublimes. La bestia, al saltar a través de un aro en llamas, vence el temor a la perfección divina y se sumerge en ella. La fuerza del elefante se pone al servicio de la construcción. Los felinos aprenden a colaborar.


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Podremos estar de acuerdo o no con esas palabras, pero ante todo, lo que sí sabemos y hay que tomar en cuenta es sobre las condiciones precarias en que mantienen a los animales, el sufrimiento y desgaste que les representa viajar de clima en clima; se sabe de animales abandonados, de relaciones truculentas entre Zoológicos y Circos para arreglar las ventas de animales, se sabe de muchas cosas que le han restado prestigio y, sobre todo, público. Yo no estoy de acuerdo con el uso de los animales para sus shows, incluso no estoy de acuerdo con ningún espectáculo que tenga como actores importantes a los animales. Esto podría ser un tema extenso de discusión, sin embargo aún con todo ello el gusto personal por el circo ha estado siempre presente, más allá de estas cuestiones, porque deviene ampliamente por otras circunstancias, una –quizá la más importante- tiene que ver demasiado con mi infancia. No pretendo contarles lo que hacía cuando niño, pero sí me gustaría compartirles algunas situaciones que me llevaron a involucrarme directamente con La Gran Carpa, lo más rescatable de estos encuentros y desencuentros: 1. Viví hasta los catorce años en un pueblo cercano a Morelia y, recuerdo bien cuando llegaban los circos, todos los chavitos de la primaria nos lanzábamos al terreno o lugar donde se instalaban y ayudábamos a montar las carpas, con sus tubos y lonas pesadísimas, a cambio de un par de boletos para la función estelar, cosa que a veces ni nos daban. 2. En una ocasión llegó un circo con las famosas “Patinadoras Salvajes”, dos chavas hermanas de quienes prácticamente nos enamoramos todos los chaquetos pubertianos. Hubo cuates que incluso fueron a todas las funciones con tal de verlas. Yo un domingo me vestí una camisa nueva (porque los domingos estrenábamos la ropa nueva), me puse perfume de mi padre y me lancé con la pandilla al circo, pero ¡oh decepción! Ese día no salieron las patinadoras, una de ellas se había lastimado un tobillo la noche anterior. Una lástima, porque no las volvimos a ver jamás (si alguien las ha visto avisen, ahorita tendrán unos 30 o 32 años). 3. Una ocasión un circo llegó con el hipnotizador, nadie teníamos la remota idea de qué se trataba el asunto, hasta que un tío recién llegado de los United States nos lo contó porque lo había visto allá. Cuando fui a verlo pasé junto con 19 personas más para que nos hipnotizaran, fui el único al que no pudo hipnotizar el señor este, pero me hice tonto, no abrí los ojos, hasta que el hipnotizador pidió que imitáramos a un gato: maullar y caminar como tal, lo cual me pareció demasiado estúpido, abrí los ojos y corrí a las gradas con mis papás. 4. Una tarde mientras comíamos (normalmente entre las 2 y las 3 de la tarde en las calles no se veía gente caminar, la mayoría en el pueblo comía a esa hora) se escuchó un ruido de avión muy bajo, era una avioneta que circulaba por los aires de mi pueblo, quien anunciaba la magnánima presentación del circo Atayde Hermanos, al cual siempre había querido ir. De la avioneta además soltaban varios papelillos, estaban aventando boletos para la función. Esa fue la primera vez que vi demasiados chavitos en la calle a las 2:30 de la tarde, atentos a los boletos que circulaban por los aires. Y la primera vez que pude ir a un Circo en Morelia. 5. De ahí muchos circos fueron y vinie-

Manuel Noctis. (Morelia, Michoacán. 1985) Periodista y escritor. Lic. En Lengua y Literaturas Hispánicas con especialidad en Estudios Literarios (UMSNH). Director de la revista Clarimonda Cultura ContraCultura (www.clarimonda.mx). Columnista en El Silabario (www.silabario.com). Autor del libro Dos diseñadoras indie en la cocina (Clarimonda Drunk Ediciones, 2011). Síguelo en Twiter: @ManuelNoctis

ron, a muchos los vi, a otros no, la decadencia circense comenzaba a hacerse presente, al menos en mi pueblo, y para mi infortunio. El primer caso fue cuando se corrió el rumor de que uno de los circos había abandonado a un oso en el pueblo, el cual estaba matando las gallinas, perros y hasta vacas de los habitantes. Se creó toda una ola de expectación alrededor de todo esto… obvio, sólo fue invento del pueblo. 6. Otro infortunio fue cuando una noche mi madre nos mandó a mi hermano y a mí a buscar a mi padre, quien se andaba poniendo una borrachera con sus amigos. Mientras lo buscábamos alguien nos corrió el rumor de que lo había visto por el circo que estaba instalado en ese momento, nos dirigimos hacia allá y efectivamente lo encontramos sentado y dormido muy cerca de donde tenían a los ponys originales de la Barbie (eso decían). La cosa es que se rumoró que mi padre había sido secuestrado por La Encantadora de Serpientes, no lo sé, aún no me atrevo a preguntarle. 7. Otra situación fue cuando vinimos a Morelia, a las instalaciones de la antigua Feria, a ver a otro circo, en esa ocasión llegamos con varios de mis tíos, primos y amiguillos que se nos pegaron. Ya cuando terminó la función abordamos coches y camionetas y llegamos a nuestras casas, el infortunio fue que uno de mis primos insospechadamente había sido abandonado, mi tía lloraba y el tío inmediatamente se regresó a Morelia por él, afortunadamente lo encontró ahí sentadillo afuera del estacionamiento. Mi primo cuenta que durante las horas que estuvo ahí solillo se le

acercó una de las trapecistas, quien le dijo que si no se quería ir con ellos, que lo cuidarían, a lo cual él le respondió que no, que prefería ordeñar vacas y hacer quesos a andarse descolgando de un columpio. 8. Lo que me alejó por muchos años del circo fue cuando se rumoró que el señor Capulina (que dios lo tenga en su santa gloria) abusaba sexualmente de los chavitos en su camerino, por lo cual mis padres pensaron que en todos los circos pasaba lo mismo y ya jamás me volvieron a llevar a un show. Pasaron varios años para re-encontrarme con un circo, fue como motivo de un regalo de cumpleaños. Obviamente los nervios, risa y adrenalina estuvieron a flor de piel durante todo el show, lo único desagradable fue que la chica que me invitó no dejó de hablar de los pectorales de los arte-marcialistas chinos. La última vez que asistí al circo, fue en un pueblo en Oaxaca, era un circo pequeño, el trapecista era el domador y a la vez el payaso. Lo sorprendente y crítico fue cuando sacaron a un león desnutrido, sin jaula, reja ni nada que nos resguardara de aquel animal. No suelo nunca acostumbrar sentarme en la fila de hasta adelante, pero esa vez ahí estaba. Durante el show el león perdió un poco la atención y desvió su mirada justo hacia donde yo me encontraba, me miró fijamente por largo tiempo y, por primera vez estuve cerca de sentir lo que es orinarse en los pantalones. Actualmente aún sueño la mirada de ese león desnutrido, a fin de cuentas una fiera salvaje fuera de su hábitat.


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CREACIÓN

Arboreum Texto: Margarita Blanco Fotos: Leonor Solís *

*

Fuiste semilla, pequeña planta frágil que amenazaba con secarse, te

Trato de abarcarte con mis brazos, pero no alcanzo a cubrirte y me quedo

negaste a morir en medio de este bosque en el que eras el único pequeño

así un largo rato, suficiente para sentirme reconfortada, para aspirar la

entre los grandes. Pero la lluvia te alimentó y tú te aferraste a la tierra y

fuerza que asciende desde tus raíces, para poner mi mejilla sobre tu

desarrollaste raíces como anhelos.

corteza y casi sentir tu latido verde. Escucho la savia que corre por tus

Recuerdo cuando niña venimos a plantarte con mi padre. Eras apenas

venas, me llama tu voz profunda.

una rama enclenque que amenazaba con no llegar a la primavera. Vamos

Me acuesto a tus plantas, sobre tus raíces enredaderas y te observo

a medir quién crece más, me dijo, mientras rellenaba el agujero que te

cuan largo eres, como un camino que apunta al cielo. Un escarabajo

acogió como morada Cada vez que regresábamos yo te superaba por

asciende lenta, persistentemente, por tu largo tronco gris cruzado por

mucho, hoy no alcanzo a ver tu última rama verde que se confunde con el

líneas inconexas, el musgo te cubre en algunos breves rincones.

azul celeste.


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* He visto cómo te transformas en sombra nocturna que destaca en un entorno azul, testigo del devenir de la luna que va creciendo y decreciendo. Desde tus ramas, un búho me ha devuelto la mirada. He visto tus hojas amarillas en otoño y la desnudez de tus ramas en invierno, tus flores y tus frutos, tu despertar al verde en abril y tu abundancia en las lluvias de julio, cuando en octubre te cubres de hojarasca. He visto cómo resistes ante el embate del sol de mediodía, ante el viento que te inclina un poco y produce tu voz alboroto de hojas, ante la lluvia torrencial que destilas, cuando la niebla te cubre parcialmente.

CREPAS

Caras de la tortilla A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS

* Cobrizo, negro, verde, azul, amarillo, pardo,

limón,

rojizo,

oscuro,

has

acumulado el tiempo en ti, lo has aprovechado para expander tus ramas y tus hojas, para alcanzar tu estatura. Gigante que alberga pájaros cantores en su regazo. Mi abuela decía que hay que colocar los restos del cordón umbilical en lo alto de un árbol para que los niños siempre sean valientes y tengan el espíritu grande. Por eso hoy presento a mi hijo frente a ti, en esta ceremonia en donde te lo encomiendo, para que, como tú, vuelva siempre a sus raíces y se alimente de esta tierra.

* Ahuehuete, nogal, pino, encino, aquí estoy bajo tu sombra, que me recibe como una casa, como una cuna. Tendida sobre la hojarasca, alfombra amarilla, deseo que coloquen mi tumba cerca de tus raíces, para que mis cenizas se te integren, para continuar desde aquí viendo las luces lejanas de la ciudad en el atardecer, como tantas veces lo he hecho cuando asciendo por tu tronco.

L

os recientes meses de mi vida han sido afortunados. Mantengo mi economía a golpe de tecla y prospero a vuelta de rueda. Me explicaré. Escribo artículos gracias al atinado enfoque de mi editor Víctor Rodríguez y vendo comida a bordo de El Chapulín, mi bicicleta. Hoy me reconocen en varios cuadrantes de la urbe como El Señor de las Crepas. Me siento honrado por este nuevo trabajo que comparto con un noble galo: Sylvain Provillard, artífice de tan deliciosos productos. A través de la venta directa experimento plena amabilidad o de plano mezquindad. Todo me alimenta sin empacho. Finalmente pruebo relatividad y paradojas de la identidad nacional y sus status quo. Y es que explorando mercados fui decantando humanidades. De entrada, presentí que nuestro esponjoso producto no era para el mismo código postal en donde se ofertan rudos chicharrones con cueros de puerco y salsa envalentonada; sin embargo, algo en mi mente ruidosa me llevó a reparar: ¿por qué no? claro que aquí pueden apreciar este festín. -¡Vaya chasco! Presento a continuación la escena menos hostil en una colonia identificada como clase media baja: El señor de las Crepas (cortés): -Buenas tardes, señoraSeñora (con fastidio): -uummmSeñor de las Crepas (atento y con tiento): le ofrezco crepas para rellenar. Señora (molesta): ¡Y…eso ques! Señor de las Crepas (con pinzas): son unas tortillas tipo francés… las puede preparar con guisados dulces o salados. Son delgadas y tienen una textura esponjosa, muy… Señora (interrumpiendo): ¡llévese su vacilada! ¡No esté molestando con sus rarezas! Otra ocasión me encontré con una pariente “no muy política” que me ubicaba como funcionario gubernamental. Me halló muy contento con mi canasto. La mujer me escaneó

con desprecio novohispano y lanzó, indignada, el siguiente pronunciamiento: así te quería ver. Te sentías muy muy… ahora presumes tus cosas extranjeras, pero no más ni la haces. Ante el tsunami de intolerancia, prejuicios, alusiones airadas al Cinco de Mayo, y tormentas por el día 10 del mismo mes, no me quedó más remedio que emigrar a colonias de mayor altura para no revolcarme en el charco anegado de resentimiento social. Mis nuevos devotos fueron una bendición. Ascendí con música de arpa hacia altiplanos como Santa María de los Altos, Vista Bella y alrededores. Ahí se interesaron y valoraron nuestro trabajo. Finalmente establecimos un mercado justo y cordial. La riqueza no sólo es con dinero, también con generosidad, compasión, apertura cultural y de mercado (van junto con pegado). No juzgo. Cada quién habla como le conviene en su feria -ya sean protestantes, judíos, jipis o comerciantes de la Central de Abastos-. Yo tomo partido por la gente honorable, no importa si son del multifamiliar Acueducto en el D.F, de una zona exclusiva en Campos Elíseos en París, o de un potrero en Apatzingán… y no tengo reparo en comer en los tacos de Buche, a una cuadra del templo de La Guadalupe, en Morelia. En esto de la cultura y de las garnachas, cada quién se lo gana o se lo pierde.

LANOTA,LARECETA,OELREMEDIO Crepas y tortillas son, básicamente, caras de la misma moneda. Las primeras tienen antecedentes romanos, aunque en su forma actual se originaron en Bretaña, al oeste de la actual Francia. Se llamaban galette y se preparaban con un trigo mestizo, de cepa islámica, llamado sarraceno. En ocasiones afortunadas, se cocían sobre piedras calentadas por el sol. Los campesinos franceses las usaban para hacer taco de guisado (del cualquier cosa que hubiera cuando llegaba la hora del almuerzo), ni más ni menos como lo hacían los rancheros mexicanos con las tortillas de maíz.


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Fútbol: el deseo de la cultura o la cultura del deseo LAENCULTURACIÓNDELFÚTBOL ::PORJULIETAMENDOZAGUZMÁNjulietammm@yahoo.com.mx

S

Si me paro frente a un partido de fútbol soccer, me rasco la cabeza –como típica expresión corporal de intriga- y me pregunto: ¿Por qué es tan mundialmente famoso este deporte? Me parece vertiginosa la enorme pulsión masiva de abrazarse a él a diferentes escalas y niveles. Se me ocurre pensar en los interesados en jugarlo, los interesados en verlo, los interesados en financiarlo, los interesados en usarlo para vender –desde papitas hasta cantantes- y hasta en los políticos interesados en usarlo como sonaja para distraer a sus ciudadanos mientras se aprueban a sí mismos el futuro del país, dícese por ahí. El fútbol y toda su parafernalia se me develan como grandes representantes del deseo de una cultura por presenciar un espectáculo de alto vuelo, pero también se me aparecen como una especie de inyección a las venas de los sueños, las ilusiones y las esperanzas, propulsadas por una proyección que quizás va más de un simple y moderado gusto. Es decir, el fútbol produce deseos, produce sueños y visiones de vida como no lo hace ningún otro deporte. He aquí el fenómeno que me parece apabullante. Los efectos de éste en el terreno de juego de la vida. A todos nos ocurre que nuestra idea de éxito responde a ciertos arquetipos configurados en el contexto social donde crecimos. Tener una buena vida se parece a algo que nos pasa por la cabeza y ese “algo” posee un origen. Al dicho dime con quién andas y te diré quién eres, le haríamos una paráfrasis respecto a lo anterior diciendo dime tu idea de éxito y te diré de dónde proviene. Ante mi azoro sincero, entrevisté a un jo-

ven de diecisiete años, quien entrena disciplinadamente desde que tenía seis y quien anhela tener una oportunidad para desarrollarse como futbolista en el ámbito profesional. —¿Por qué te gusta el fútbol soccer? —Porque creo que es un deporte que requiere mucha habilidad, un buen de estrategia, condición física y dominio de técnicas que quizás no son muy evidentes como en otros deportes como la gimnasia olímpica o algo así. —¿No es así con otros deportes? —No creo. Creo que es mucho más retador dominar el balón de soccer. —¿Por qué sueñas con ser futbolista? —Porque me apasiona estar en una cancha, porque si lo haces profesionalmente, te va muy bien, te haces de mucha lana, fama, reconocimiento, puedes llegar a tener a la chava que quieras, el auto que quieras y además haces lo que te gusta y, no sé, tienes éxito, con todas las cosas buenas que eso implica. ¡Ah, ah, ah… éxito! El fútbol se parece al éxito. Y claro, en este momento de excitante copa mundial e incertidumbre ante el posible campeón basta encender el televisor, verlo quince minutos y realmente ser susceptible de comprar un balón de testosterona, una playera de congregación social, una coca-cola de felicidad light, unos tenis que corren por los vientos de la libertad, una relación del año con alguna cantante y, por qué no, un viagra que hasta el súper Rey Pelé puede llegar a ocupar sin pudor a decirlo. Efectivamente, el fútbol y su espectáculo levantan la escena del deseo. El soccer, o mejor dicho, la inversión mediática de él, promueven aquello que simboliza lo que to-

dos deseamos: ser chingones en lo que hacemos, mostrarlo al mundo entero, ganar harto dinero y ser reconocidos por ello. La transición codependiente entre ser fan del fútbol y ser enganchado a través de nuestra constitución de seres deseantes convierte ambas caras en una mancuerna que me hace perfectamente asequible y explicable la fama mundial del deporte en cuestión. Nos convertimos en sujetos/objeto del deseo. Entonces, no demerito en absoluto la belleza técnica y hasta estética que este juego pueda tener. Descubro fascinante que los seres humanos sigamos jugando más allá de nuestra edad infante. Lo impresionante es descubrir lo que mediáticamente puede vender ello y, además, mundialmente. La serie de conclusiones críticas a partir de esta idea es casi obvia y conocida por los aguafiestas del fucho, incluida ésta que redacta. Sin embargo, hoy festejo este sitio, su razón de ser y me quedo con una conclusión propositiva para este mundial -que me agarra despierta/dispuesta a observarlo más que otras temporadas- de que, la neta sea dicha, se me enchina la piel al saber que una gran población de este mundo estamos al unísono dándonos permiso de dejarnos mover por un interés común... ¡Es posible que el mundo se mueva por un interés común! Quizás mañana sea el combate a la pobreza ¿no? Y, acá entre nos, esa enorme razón/impulso me puso a bailar el Waca-Waca en el mundial pasado en uno de esos arranques cómplices míos con la energía que traspasa todas las fronteras. ©

lacámarahúngara.com.mx


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El gris oscuro de James Gray ELTERCEROJO::JoaquinPhoenixyMarionCotillardprotagonizanSueñosdelibertad,unintensomelodrama,conlainmigraciónaEstadosUnidosaprincipiosdelsigloXX comoteladefondo.JamesGrayconfirmalacoherenciadesufilmografía:tragediaclásica,conflictosfamiliaresyunsombríouniverso.PORSYLVAINPROVILLARD

Q

uizá exagero un poco cuando digo que mi hermano nunca va al cine. Fabien se desplaza a las salas oscuras en promedio una vez al año. Generalmente, para ver la adaptación de una novela policiaca estadounidense, su género literario predilecto. Después de haber leído la obra, tiene la curiosidad de comparar la interpretación visual y narrativa del director con la suya. Entre sus autores favoritos se encuentran James Ellroy (con una pésima adaptación de La dalia negra y una mucho mejor de Los Ángeles al desnudo) y Dennis Lehane. De este último, Ben Affleck grabó Gone baby gone (Desapareció una noche); Clint Eastwood, Río místico, y Martin Scorsese, La isla siniestra –la única adaptación que entusiasmó rotundamente a Fabien, seguramente porque sus imágenes mentales se parecen mucho a las del director de Taxi driver. Para mi hermano, el cine es un medio de comunicación demasiado directo y explícito. Lee, escucha música y acude a conciertos. Al leer y escuchar, su imaginación visual se activa, mientras que en el cine, todo está servido en el plato. Supongo que es una de las razones por la cual nunca entra en los dos cines que están a cinco minutos de caminata de su casa. Sin embargo, no se pierde una película de James Gray desde que, en el año 2000, vio The Yards (La traición). El título de la cinta refiere al lugar donde contratistas reparan los vagones del metro de Nueva York. El universo retratado por Gray es turbio y sucio: crimen corporativo, corrupción política, mordidas, sabotaje entre empresas rivales y asesinatos. Básicamente, esta obra tiene todo para conquistar a los fanáticos de novelas negras y películas policiacas. Por tanto, sigo sin entender el desinterés de gran parte del público para las películas de James Gray. The Yards costó 24 millones de dólares y no pudo llegar ni al millón de ganancias en Estados Unidos. Una miseria

Diversos fotogramas de cintas de James Gray.

para una película que fue nominada para la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Además, es difícil imaginar mejor reparto: Mark Wahlberg, Joaquin Phoenix y Charlize Theron, acompañados por los veteranos James Caan (El padrino), Ellen Burstyn (El exorcista, Réquiem por un sueño) y Faye Dunaway (Chinatown, Bonnie y Clyde). Desde esta cinta, Joaquin Phoenix y James Gray son inseparables: el actor de Gladiador ha sido el protagonista de todas sus cintas: Dueños de la noche (2007), Amantes (2008) y Sueños de libertad (2013). The Yards fue el segundo largometraje de Gray. En 1994, el director estadounidense de origen ruso-judío escribió y realizó Little Odessa, a sus 25 años. Su opera prima es un retrato amargo de una familia disfuncional. Tim Roth interpreta a Joshua, un asesino profesional que regresa al barrio de su infancia para un “trabajo”. Al retomar contacto con su hermano menor que lo adula, su madre moribunda y su padre abusivo, los sentimientos del sicario prácticamente deshumanizado, resurgen y los remordimientos no lo dejan en paz. Esta película le valió un León de Plata en Venecia y la admiración de Claude Chabrol, figura emblemática de la Nouvelle vague. Gray reconoce la influencia que tuvo la Nueva Ola francesa sobre su manera de concebir el cine; el final de Amantes, en el cual Joaquin Phoenix sale de la casa y camina sobre la playa, es un claro homenaje a la última escena de Los 400 golpes de François Truffaut. Después del fracaso comercial de sus dos primeras obras, Gray tardó siete años en poder convencer a productores de que sus filmes podían ser rentables. Dueños de la noche recaudó 54 millones de dólares en el mundo y costó solamente 21. Esta cinta reúne nuevamente a Wahlberg y Phoenix, que interpretan a dos hermanos, el primero policía y el segundo dueño de una discoteca, a través de la cual tiene contactos con la mafia. Las tragedias clásicas que nos brinda Gray –

fanático del melodrama al estilo de las óperas de Puccini- son construcciones sutiles y sus personajes nunca son maniqueos. De hecho, el realizador reconoce que la construcción dramática es quizá lo que más hace falta al cine contemporáneo. En su cuarta entrega, Gray cambia por primera vez de género. Two lovers (Amantes) no es una comedia romántica, sino un drama-thriller romántico. Leonard, protagonizado por Joaquin Phoenix (quien, además, es el mejor amigo y alter ego de James Gray), sueña con escaparse del yugo familiar y de sus padres que le imponen casarse con una adorable mujer, judía como ellos. Un día conoce a una vecina y se vuelve su confidente. Leonard se enamora de ella y tiene que escoger entre las dos mujeres. Este cuento, inspirado en la novela corta Noches blancas de Fiódor Dostoyevski, es de las historias de amor más bellas que he visto en pantalla en estos últimos años. El verano pasado, mi hermano me propuso ir al cine. Le pregunté si estaba bromeando. Me dijo que no, que The immigrant (Sueños de libertad) estaba en cartelera. Al salir, nos miramos y tuvimos la misma opinión: no es la mejor obra de Gray, pero es mucho mejor que la mayoría de los filmes actuales. La fotografía de Darius Khondji es impecable, las actuaciones de Phoenix y Cotillard son convincentes, y la historia (inspirada en la llegada de sus abuelos a Nueva York en los años veinte) es nuevamente melodrama hábilmente construido. Quizá lo único que le falta es la resonancia hacia el mundo actual que tenían sus obras anteriores. James Gray es más que un director. Es un autor que busca en sus propias vivencias la universalidad de las experiencias humanas. Las suyas fueron bastante tenebrosas y su visión de la vida no es la más optimista. Sin embargo, como el arte sublima a la vida, sus filmes nos muestran la belleza que existe hasta en los universos más oscuros.


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Imágenes del desastre humano FOTOGRAFÍA ::PORELUNIVERSAL

E

l 28 de junio de 1914 se difundió vía telégrafo la noticia de la muerte violenta del archiduque Francisco Fernando, heredero al trono astrohúngaro, en Sarajevo. Cinco semanas después estalló la Primera Guerra Mundial.

Sangrientas batallas y la horrenda matanza de las trincheras marcaron la Gran Guerra, que fue un antes y un después en la historia, con los más de diez millones de personas muertas y el drástico corte en el mapa político posterior.

Este año, al cumplirse los cien años de tan significativo hecho, el Archive of Modern Conflict London difundió a través de la agencia Reuters una serie de fotos de una colección privada. Las imágenes repasan variados aspectos de la guerra. He aquí una muestra.


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