Svetlana Alexievich

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[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 2 DE ENERO DE 2016 |

El germen de una idea POR PATRICIA HIGHSMITH | PAG. 4

Literatura en trece mandamientos POR PATRICIA HIGHSMITH | PAG. 5

El oso POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS | PAG. 5

Svetlana Alexievich Las voces sobrevivientes de Chérnobil POR ANA LUCIC LUCIC || PAG. POR ANA PAG. 22

Los extraños fenómenos de los midnight movies POR SYLVAIN PROVILLARD | PAG. 6

Cuentos POR MERCY MARTÍNEZ FRAUSTO POR CARLOS HIGUERA | PAG. 8


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Svetlana Alexievich Las voces sobrevivientes de Chérnobil POR ANA LUCIC

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ace diez años, a raíz de la aparición en Estados Unidos de su libro Voces desde Chernóbil, la escritora y periodista ganadora del Nobel de Literatura 2015 Svetlana Ale-xievich fue entrevistada por la traductora serbia Ana Lucic para promover la casa Dalkey Archives Press. El libro compila más de 500 entrevistas con los sobrevivientes del accidente ocurrido el 26 de abril de 1986, al explotar la planta nuclear de Chernóbil en Ucrania –entonces parte de la Unión Soviética. Publicada bajo el título de Voices from Chernobyl. The Oral History of a Nuclear Disaster, esta traducción al inglés de Keith Glessen para Lannan Selections, de la casa Dalkey Archives Press (donde Lucic fungía desde 2004 como editora en lenguas extranjeras), fue galardonada por los críticos literarios estadunidenses otorgándole el National Book Critics Circle Award 2005. Penguin House Mondadori es la editorial en México de Voces de Chernóbil. Crónica del futuro (“uno de sus trabajos esenciales publicado a inicios de este año en Debolsillo”), y La guerra no tiene rostro de mujer (“una obra maestra del periodismo de investigación sobre las mujeres que combatieron en la segunda Guerra Mundial”), en el sello Debate. A continuación, ofrecemos fragmentos de su plática intitulada “Una conversación con Svetlana Alexievich por Ana Lucic” (A conversation with Svetlana Alexievich by Ana Lucic), escogidos y traducidos por Roberto Ponce para nuestros lectores (http://www.dalkeyarchive.com/a-conversation-with-svetlana-alexievich-byana-lucic/).

Ana Lucic (AL).- Voces desde Chernóbil es un libro impactante y emotivo. ¿Cuál es la principal emoción o efecto que usted buscaba conseguir en sus lectores? Svetlana Alexievich (SA).- Existe una opinión, luego de tantos años, de que ya conocemos todo lo que hay que saber acerca de Chernóbil: que es cosa del pasado y que nadie quiere oír ya nada al respecto. Pero, de hecho, no sólo no se ha olvidado, sino que el fenómeno de Chernóbil nunca ha sido comprendido apropiadamente. AL.- ¿Cuáles son las reacciones más frecuentes que tiene la gente hacia Voces desde Chernóbil? SA.- La reacción más frecuente es que fue una revelación: “Yo no tenía idea de cómo las cosas sucedieron en realidad, especialmente a nivel personal.” Este libro no es tanto sobre el desastre de Chernóbil como tal —por qué y cómo explotó— , sino acerca del mundo después de Chernóbil, de cómo reaccionó la gente ante ello y cómo lo vivió individualmente. No es sólo de los daños que Chernóbil causó a la naturaleza y a la genética humana, sino cómo esas experiencias afectaron nuestras vidas y nuestra conciencia. “Mientras Chernóbil creaba nuevos miedos y sensibilidades, sacó a relucir al-

Svetlana Alexievich, Premio Nobel de Literatura 2015.

gunos más arraigados. Los miedos de las autoridades surgieron cuando enfrentadas a la elección de huir, evacuar sus familias del peligro, o quedarse en Chernobyl —y permanecer leales al Partido Comunista— buena parte escapó. El temor a la radiación evitó de esta forma, o al menos disminuyó el miedo de los jefes y las autoridades del partido. Que las autoridades estuvieran de acuerdo en mostrar las cartas del juego para escaparse, realmente fue agravado por el clima de negación en buena parte del gobierno sobre el desastre en Chernóbil. “La mayoría de las personas nada sabe de este aspecto de Chernóbil. El libro se inspiró precisamente por las reacciones que yo tenía en mente mientras lo iba escribien-

do: la gente comenzó a pensar acerca del significado de sus vidas y de la vida en general; sintió la necesidad de una nueva visión mundial, una que nos salvase a todos. ¿Cómo podemos nosotros salvarnos?” AL.- ¿Cuánto tiempo tardó en juntar la información y entrevistar a los testigos? ¿Cuánto tardó en escribir el libro? ¿Qué tanto de su material acumulado entró al libro? SA.- Todos mis libros consisten en evidencias de testigos, son las voces de gente viva. Yo usualmente dedico de tres a cuatro años en escribir uno, pero esta vez tardé más de diez. “Los primeros meses que pasé en Chernóbil, hice equipo con periodistas y escri-


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tores de muchos países, todos demandando cientos de preguntas. Me fui convenciendo de que nos estábamos enfrentando a un fenómeno misterioso completamente desconocido, a la vez que todos intentábamos explicarlo en términos de palabras comunes, términos habituales. “Hablábamos de las fallas del sistema comunista y sobre la gente traicionada, el que no se les dijese qué hacer en tales circunstancias ni se les hubiera proporcionado los preparados de yodo, etcétera. Y todo eso era bastante cierto, por supuesto. Hubo sentimientos nacionalistas, antirusos en Bielorrusia y Ucrania, porque era una estación nuclear de Rusia la que explotó: ‘¡Los rusos nos habían contaminado con radiación!’, decía la gente. “Pero aquel tipo de preguntas a mí me parecieron superficiales. Puras respuestas políticas o científicas no bastaban —nadie intentaba ir al fondo del problema—. Me di cuenta rápidamente que yo podría escribir el mismo tipo de libro como el de los demás periodistas a los que conocí allí. Había, de hecho, cientos de ellos. Así que elegí un acercamiento diverso. “Comencé por entrevistar a testigos, más de 500 de ellos, lo cual me llevó más de diez años. Debido a que repentinamente nos vimos confrontados con una nueva realidad, yo estaba al cuidado de la gente que había quedado sacudida por la experiencia, haciéndolos pensar sobre lo que realmente había sucedido y lo que estaba sucediendo en un nuevo mundo que ellos trataban de enfrentar con sus viejos métodos. “Por ejemplo, recuerdo que los helicópteros militares con pilotos de la guerra soviética en Afganistán, cuando sobrevolaban el reactor en llamas no tenían ni idea de lo que se suponía deberían hacer con sus armas. Es así como el sistema bélico funcionaba: ellos creían que el personal militar masivo y las tecnologías de guerra podrían resolver cualquier problema. Y allí debieron lidiar con física de alta energía, partículas nucleares, dosis de radiación —nadie realmente comprendía lo que estaba aconteciendo—. “Yo junté material hasta el mero final. De unas 500 entrevistas o más, 107 fueron incluidas en la última versión; es decir, aproximadamente una de cinco. Esto es básicamente lo que sucede también con mis otros libros –elijo una de cada cinco entrevistas, y esa única entra en el libro publicado. Por cada persona yo grabo cuatro cintas o más, resultando de 100 a 150 páginas escritas, dependiendo del timbre de la voz o la velocidad de la historia oral, y entonces sólo dejo unas 10 páginas.” AL.- ¿Por qué decidió escribir Voces desde Chernóbil? ¿De dónde provino la principal motivación? SA.- Chernóbil nos mostró cuán peligroso para la civilización moderna es “el culto a la fuerza”. Cuán deslumbrantes son las imperfecciones de esta dependencia en el poder y la coerción del poder sobre todo lo demás. Cuán peligrosas son nuestras visiones modernas del mundo para nosotros mismos. Cómo el hombre humanitario está detrás del tecnológico. “Desde los primeros días que este desastre se metió en nuestras cabezas –y no nada más en la forma de una nube de radiación— no fue nada más la azotea del reactor la que explotó: Chernóbil voló todas nuestras visiones del mundo, minó los meros cimientos del sistema soviético, el cual primero había sido minado por la guerra Unión Soviética-Afganistán. Fue una explosión poderosa que completamente

Así fue que Bielorrusia, con su cultura patriarcal y tradicional, de pronto debió enfrentarse a los temores del futuro

Chernóbil nos mostró cuán peligroso para la civilización moderna es “el culto a la fuerza”.

sacudió nuestras vidas. Yo recuerdo cientos de miles de marchas antigubernamentales en Bielorrusia, haciendo causa común para defender personas y niños. Yo quise contar aquella experiencia única. Así fue que Bielorrusia, con su cultura patriarcal y tradicional, de pronto debió enfrentarse a los temores del futuro.” AL.- ¿Qué tan distinta es la historia que usted escuchó de las personas a la oficial y a la de los medios informativos? SA.- Son historias completamente diferentes. Nosotros hemos siempre tenido esta situación en Bielorrusia, y en parte también en Rusia, que la versión oficial tiene muy poco que ver con cómo la gente común ve las cosas. ¿Cuál es el principal motivo de las autoridades? Siempre están tratando de protegerse a sí mismas con todo lo que puedan. Las autoridades totalitarias de esos días lo demostraron vívidamente: tenían miedo al pánico, tenían miedo a la verdad. La mayoría de las personas contaba con poco entendimiento de lo que sucedía. En su intento de auto-preservación, las autoridades engañaron a la población. Aseguraban a la gente que todo estaba bajo control, que no había peligro. “Los niños jugaban futbol en los patios, comían helados en las calles, aquellos quienes daban sus primeros pasitos jugaban con las cubetas de arena, y mucha gente incluso se bañaba en la playa. Hoy en día, cientos de miles de esos infantes quedaron inválidos y muchos de ellos han muerto. De cara al desastre nuclear de aquellos días, la gente se halló sola ante el problema. Las personas vieron que la verdad se les estaba ocultando, que nadie podía ayudar, fueran científicos o médicos. La situación era completamente nueva para ellos. “Tomemos el ejemplo de los bomberos: ellos mismos se habían convertido en una suerte de reactores diminutos. Los doctores los desnudaban y los examinaban manualmente. Esos doctores quedaron contagiados por dosis de radiación letales. Muchos bomberos y doctores fallecieron después. Los bomberos no contaban con trajes adecuados para su protección. En esa época simplemente no se les tomó en cuenta. Llegaron como si se tratara de un incendio cotidiano. Nadie estaba preparado para este tipo de situación. Mis entrevistados me contaron historias de la vida real. “Por ejemplo, en las pocas casas multifamiliares del pueblo de Pripyat, antes de que comenzara la evacuación, la gente salió a sus balcones para mirar el fuego. Ellos evocan que era una visión fantástica, toda una fluorescencia carmesí. ‘Era la visión de la muerte. Pero nunca pensamos que esa muerte pudiera verse así de hermosa.’ Incluso hasta llamaron a sus hijos para que admiraran aquella visión. ‘—¡Vengan a ver. Esto lo van a recordar por el resto de sus vidas...!’ Admiraron la vista de su propia muerte. Esas personas eran maestros e ingenieros de la estación nuclear. La gente con la que conversé me proporcionó muchos detalles acerca de la escena del desastre.

“Recuerdo que dos años más tarde, un piloto de helicóptero me llamó por teléfono: ‘¡Por favor, venga a verme tan pronto como le sea posible. Me queda muy poco tiempo. Debo contarle lo que yo sé!’ Era un hombre condenado a muerte cuando me platicó su historia. Me dijo: ‘Me siento feliz de que haya venido. Yo puedo contarle acerca de lo que pasó. Por favor, escriba todo. Nosotros no sabíamos bien a bien qué sucedía en ese entonces, y por eso es muy importante tener un registro de la evidencia actual, la verdadera historia de Chernóbil, una historia que no ha salido a la luz hasta el presente…’” AL.- Usted es una escritora de Bielorrusia viviendo en París. ¿Siente pertenecer a una escena literaria de algún país en particular, o se ve a sí misma como bastante independiente de cualquier país o región? SA.- Yo diría que soy una escritora independiente. No me puedo llamar una escritora soviética, ni siquiera una escritora rusa. Por ‘soviética’ me refiero al territorio del antiguo imperio soviético, naturalmente, el reino de la utopía soviética. “Tampoco me considero una escritora de Bielorrusia. Diría que soy una escritora de aquella época, de la utopía soviética, escribiendo la historia de esa utopía en cada uno de mis libros. Yo sólo ando de paso por París; mi estancia aquí está conectada por la situación política en Bielorrusia y mi oposición a las autoridades actuales. Mis libros han sido publicados en muchos países, pero no en Bielorrusia: en los últimos diez años del mandato de Lukashenko, ninguno de mis libros se publicó allá. Pero yo continúo escribiendo acerca del hombre pequeño en contra de la utopía gigante. Describo la desaparición de tal utopía y cómo eso afecta a la persona común y corriente.” AL.- Sus libros combinan las entrevistas con técnicas de ficción. Esto me parece constituir un género único. ¿Existen algunas escritoras haciendo algo similar? SA.- La tradición de contar un relato de este modo, grabando historias orales, con voces vivas, ha permeado en la literatura rusa antes que yo. Me refiero a libros como los de Daniil Granin y Ales Adamovich acerca del sitio (nazi) a Leningrado. Por ejemplo, Vengo de la ciudad de la furia (I came from the Fiery Village). Fueron libros que me inspiraron a escribir los míos. Me ocurre que la vida ofrece tantas versiones e interpretaciones de los mismos eventos, que ninguna ficción o ni un documento por sí mismo puede lidiar con tal diversidad. Yo me sentí orillada a hallar una estrategia narrativa diferente. Decidí juntar las voces desde las calles, del material que yacía alrededor mío. Y me di cuenta que podía hacer un libro con todas ellas. “La vida se desarrolla demasiado de prisa —sólo colectivamente podemos crear un cuadro singular en amplitud de ángulos—. Yo escribí así cinco de mis libros. Los héroes, sentimientos y eventos en mis libros son del todo reales. De un relato que recoge en cien páginas lo de cada persona, no le dejo más de cinco y a veces apenas una media cuartilla. Pregunto mucho, selecciono episodios, y de esa manera yo participo en la creación de cada libro. Mi papel no es sólo el de una oreja deambulando por las calles, sino que además es del de una observadora y de una pensadora. “Para un forastero esto podría parecer un proceso simple: la gente me cuenta sus historias y nada más. Pero esto no es tan sencillo. Es importante lo que uno cuestiona y cómo hace las preguntas, y lo que


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uno escucha y qué es lo que se selecciona de las entrevistas. Yo creo que uno realmente no puede reflejar el vasto panorama de la vida sin la documentación, sin la evidencia humana. El retrato no quedaría completo.” AL.- Menciona en lo que llama “En lugar de un epílogo” que usted está escribiendo para el mañana. ¿Puede comentar acerca de ello? SA.- Durante los diez años que estuve visitando la zona de Chernóbil tuve la impresión de que iba haciendo registros para el futuro. La gente me sigue repitiendo como si fuera algún dicho: “Yo nunca había visto nada por el estilo. Jamás leí nada de esto en ninguna película, ni escuché a nadie en parte alguna que lo describiera.” “Chernóbil creó nuevos sentimientos, tales como el miedo de amar; a la gente le daba temor tener niños; fueron creados nuevos sentidos de la responsabilidad; se plantearon nuevas preguntas, por ejemplo, ¿qué sucedería si nuestro hijo nace con deformidades? ¿Cómo podremos desentrañar nociones tales como el periodo de desintegración de partículas nucleares, en un rango de 300 años a cientos de miles de años? Esto te brinda una perspectiva de vida completamente diferente. ¿Puedes imaginar lo que uno siente al abandonar tu propia casa y tu lugar de nacimiento, sabiendo que nunca regresarás, pero que la casa seguirá en pie? Eso fue un sentimiento totalmente nuevo para ellos. “O toma, digamos, el problema de las ciudades continentales. ¿Cómo incendiarlas? Primero, evacuar a la gente; enseguida, alrededor de cada casa, todavía con sus posesiones dentro, se debe cavar una gran fosa; matar a todos los animales y enterrarlos. De este modo, el hombre traiciona a sus animales, a su tierra, y a su hogar. Ahora, cuando uno va allá, todo lo que ve, aparte de los viejos panteones, son montañas de entierros con casas y animales dentro. Eso da un sentimiento surreal de que aquello pertenece a otra era.” AL.- ¿Qué clase de recibimiento anticipa a su libro en Estados Unidos? SA.- Estados Unidos es un país destacado, aunque tengo la impresión de que ha cambiado desde el 9/11. Se da cuenta de cuán frágil es este mundo y de que dependemos los unos de los otros. “Si alguna estación de poder nuclear explota, la lluvia radioactiva mataría a gente en cualquier lugar. Yo pienso que luego del 9/11 los norteamericanos podrían estar receptivos con mis libros, hoy más que antes. Siento que puedo hallar personas allá para quienes esta experiencia es importante. En el mundo moderno resulta peligroso rechazar la experiencia del sufrimiento de otras personas. Pensemos que se habla en Rusia –y Bielorrusia, para el caso— como una civilización de experiencias desgraciadas y de sufrimientos. A menudo escuchamos hablar de la gente en occidente, de que Rusia pacta sus compromisos con modales de orgullo altanero: siempre hay algo equivocado en torno a estos rusos… “La verdad del presente es que el mundo entero se halla en riesgo. El temor ocupa una gran parte de nuestras vidas –incluso, una mayor parte que el amor. Entonces, la experiencia del sufrimiento por Rusia adquiere un valor particular. Cada uno de nosotros necesitamos coraje para continuar viviendo. Espero que tengamos suficiente.”

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El germen de una idea ARTÍCULO :: POR PATRICIA HIGHSMITH

A La verdad del presente es que el mundo entero se halla en riesgo. El temor ocupa una gran parte de nuestras vidas

l escribir un libro, a la primera per- pliquen. En el libro que nació de ella hice sona a la que deberías complacer que el primer crimen lo cometiera un ases a ti mismo. Si eres capaz de di- esino más o menos frío y que el segundo vertirte durante todo el tiempo fuera obra de un aficionado que intenta copar al primero, porque cree que este ha que te lleve escribir el libro, más adelante también divertirás a los editores quedado impune. De hecho, así habría sido si el segundo hombre no hubiese actuado y a los lectores. Toda narración que conste de un princi- chapuceramente al imitarle. Y el segundo pio, una mitad de suspense se llama así por- hombre ni siquiera llega hasta el final, sólo que tiene más. En el presente libro utilizaré hasta cierto punto, un punto en el que el la palabra «suspense» en el sentido en que parecido es lo bastante notable como para se emplea en el mundo editorial: un relato llamar la atención de un inspector de en el que hay una amenaza de violencia y policía. Así pues, una idea sencilla puede peligro, amenaza que a veces se hace reali- tener sus variaciones. Algunas ideas no se desarrollan por sí dad. Otra característica de la narración de suspense es que proporciona una solas, sino que necesitan la ayuda de una distracción llena de esta clase el lector no segunda idea. Así ocurrió con la idea oriespera encontrar pensamientos profundos ginal de Ese dulce mal. «Un hombre quiere o páginas y más páginas sin acción. Pero lo beneficiarse con el viejo truco del seguro. bueno del género de suspense es que el escritor, si así lo desea, puede escribir pensamientos profundos y páginas sin ninguna acción física porque el marco es esencialmente un relato animado. Crimen y castigo es un espléndido ejemplo de ello. De hecho, creo que a la mayoría de los libros de Dostoievski se les llamaría libros de suspense si se publicaran ahora por primera vez. Pero, debido a los costos de produc- La escritora Patricia Highsmith. ción, los editores le pedirían que los acortase. Primero se hará un seguro de vida, luego aparentará morir o desaparecer y finalDesarrollo del germen mente cobrará el seguro». Me dije a mí de una narración misma que tenía que haber alguna manera de dar a esta idea un sesgo nuevo, hacien¿En qué consiste el germen de una idea? do que resultase original y fascinante en Probablemente en todo hay el germen de un relato poco corriente. Durante varias una idea: en un niño que cae sobre la acera semanas estuve dándole vueltas. Quería y derrama el helado que lleva en la mano; que mi héroe-delincuente se instalase en en un señor de aspecto respetable que está una casa distinta, bajo un nombre diferenen una verdulería y, furtivamente, pero te, una casa en la que pudiera vivir permacomo si no pudiera evitarlo, se mete una nentemente después de la supuesta muerpera en el bolsillo sin pagarla; o puede es- te de su verdadero ser. Pero la idea no cotar en una breve secuencia de acción que braba vida. Un día apareció la segunda se nos ocurre inesperadamente, sin que idea: en este caso, un móvil mucho mejor hayamos visto u oído nada que nos la in- que el que yo había imaginado hasta enspire. La mayoría de mis ideas germinales tonces, un móvil amoroso. El hombre espertenecen al segundo tipo. Por ejemplo, taba creando su segunda casa para la el germen del argumento de Extraños en muchacha a la que amaba pero que nunca un tren fue: «Dos personas acuerdan ase- sería suya. Al hombre no le interesaban el sinar a sus enemigos mutuos, lo que les seguro y el dinero, porque dinero ya teproporcionará una coartada perfecta». La nía. Era un hombre obsesionado por su idea germinal de otro libro, El cuchillo, fue emoción. En mi cuaderno de apuntes, desmenos prometedora, más difícil de desar- pués de todas las notas infructuosas, esrollar, pero la llevé metida en la cabeza cribí: «Todo lo que he escrito hasta ahora durante más de un año y me estuvo im- es una porquería»; y me puse a trabajar de portunando hasta que encontré la forma acuerdo con la nueva idea que se me había de escribirla. Era la siguiente: «Dos críme- ocurrido. De pronto todo cobró vida. Fue nes presentan un parecido sorprendente, una sensación espléndida. aunque las personas que los han cometido no se conocen». Creo que a muchos escriSus…pense. Cómo se escribe una novela de tores no les interesaría esta idea. Es muy misterio. Patricia Highsmith. Círculo de sencilla. Necesita que la adornen y la comTiza. Madrid, 2015. 175 páginas.


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Literatura en 13 mandamientos, según Patricia Highsmith Esta es una lista arbitraria de mandamientos de Patricia Highsmith. A diferencia de los del Reino de Dios, cada lector podrá hacer la suya. Y no es literal. 1. Un secreto para el éxito. No hay fórmulas mágicas ni secretos, salvo la individualidad y la personalidad. Solo al individuo le corresponde expresar lo que le diferencia de los demás. Es “la apertura de espíritu”, pero no es nada místico. Es una especie de libertad, de libertad organizada. 2. Objetivo: la diversión. La primera persona a la que deberías complacer es a ti mismo. Si eres capaz de divertirte escribiéndolo, divertirás a los editores y a los lectores. 3. Planificación, la justa. Un argumento nunca debe ser rígido ni estar terminado. Tengo que pensar en mi propio entretenimiento y a mí me gustan las sorpresas. Si sé todo lo que va a pasar, escribirlo no será tan divertido. Es más importante que los personajes se muevan y tomen decisiones como personas de carne y hueso, que se les dé la oportunidad de deliberar, de elegir, de volverse atrás, de tomar otras decisiones, como en la vida real. Los argumentos rígidos, aunque perfectos, pueden hacer que los personajes parezcan autómatas. 4. Así empieza todo. Los gérmenes de una idea pueden ser pequeños o grandes, sencillos o complejos, fragmentarios o completos, quietos o móviles. Yo los reconozco gracias a cierta excitación que siento enseguida, la misma que produce una sola línea de un poema. El mundo está lleno de ideas germinales y si no las tienes es por fatiga física o mental. Entonces hay que viajar, pasear, el cerebro exige vacaciones. A veces nos rodean personas que no nos convienen. 5. Claves para una buena atmósfera. Se consigue poniendo en marcha los cinco sentidos. 6. El diálogo, con moderación. Tres líneas de prosa son suficientes para transmitir lo esencial de una conversación. El diálogo es dramático y debe usarse con moderación. 7. Sin trucos. Los trucos proporcionan un entretenimiento endeble y no divertirán al lector inteligente. Son ideas ingeniosas que no tienen nada que ver con la literatura. 8. No hablar con escritores. No se me ocurre nada peor o más peligroso que comentar mi trabajo con otro escritor. Los escritores nadan unos junto a otros en la misma profundidad, dispuestos a hincar los dientes en el mismo plancton que flota a la deriva. Me llevo mucho mejor con los pintores. 9. Cuidado con el amor. Las personas que nos atraen o de las que estamos enamorados son como una especie de caucho que nos aísla de la chispa de la inspiración. 10. El lugar de las dificultades. Están en la mente del escritor, no en el papel. 11. El dinero. El escritor hará bien en tener otro trabajo. 12. Sin juicios morales. Las personas creativas no hacen juicios morales. Hay tiempo para ello después, en lo que crearán, pero el arte no tiene nada que ver con la moral, los convencionalismos ni los sermones. 13. El arte de escribir. Lo que hace difícil escribir sobre el arte de escribir es la imposibilidad de establecer reglas.

El oso A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS

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upongo que has escuchado acerca de los dispositivos inteligentes. Haz de cuenta que el organismo humano, a través de su metabolismo, es uno de ellos. Si tú comes sólo una vez al día, el organismo detecta carencia, entonces hará algo increíble por ti: convertir carbohidratos y azúcares en grasa, como medida de emergencia. Al contrario, entre más veces comas, tu metabolismo se acelerará y quemará una mayor cantidad de grasas. Cuando te brincas una comida te mareas y te pones de malas, pero no te mueres. ¿Por qué? Porque tu organismo está en un trance químico. Procederá a transformar grasa en energía. Mientras, vas a sudar frío. Tu cuerpo se procura una reserva energética cuando lo acostumbras a comer demasiado en pocas ocasiones. Por eso los osos comen muchos alimentos dulces antes de hibernar. La azúcar se convierte en grasa y así se la pueden pasar durmiendo todo el invierno sin morir de inanición. Eso sí, despiertan muy delgados y de muy mal humor. Si en lugar de acumular grasa quemas de inmediato los carbohidratos que vas a utilizar. Tu organismo guardará el mínimo. ¿Resultado?: un metabolismo ágil, un cuerpo ligero y menos posibilidades de que hagas el oso con tu peso, con tu apariencia o con tu salud. A pesar de la creencia generalizada, los carbohidratos pueden ser la mejor opción alimenticia. No está mal que te empaques 10 tortillas con la comida, cuando sabes que las vas a quemar en una buena sesión física, sexual o laboral. Así es que además de las tradicionales sesiones de desayuno, comida y cena, puedes agregar unos cuantos bocados intermedios a tu día. Unas seis porciones te van a caer a

toda madre, y es que de acuerdo a la actividad, su intensidad, o a la hora del día, los diferentes tipos de alimentos son más o menos provechosos. Lo que más te conviene tomar recién levantado es jugo de frutas. Se trata de energía muy rápida, enciende los motores, te despierta de inmediato, te pone vivito y coleando. Así es que los jugos los puedes ingerir antes de salir de casa. Puedes seguir con un par de manzanas o unos cinco dátiles que te lleves a la chamba. Como la fruta se digiere rápido (máximo una hora) te la puedes comer casi llegando, para que a eso de las 10 te despaches una buena ración de carbohidratos (unos sopes vegetarianos son los jefes a esa hora). Date cuenta de que, temprano, lo que necesitas es energía para trabajar y no unos huevos que lo único que te van a dar es hueva. A la hora de la comida tradicional del medio día dale otro chance a los carbohidratos con verduras. No comas carne a esa hora y verás como regresas bien girito a la oficina Al menos, los ajedrecistas profesionales la evitan antes de sus partidas. Será el sereno. Las proteínas, sobre todo animales, tardan en digerirse por lo que es mejor dejarlas para la cena, cuando ya no ocupas tanto punch, aunque es bueno comerse unas 10 almendras o nueces como una buena colación de proteínas vegetales para la hora en que se reza el Ave María. Aunque no lo creas las proteínas se consumen mejor antes de irte a la cama. Y es que provocan sueño. En este caso, la recomendación es que comas leve y un sólo tipo, entre las 18:00 y las 20 horas. Combinar proteínas y verduras; por ejemplo: carne con ensalada es una opción de lo más apropiada para cenar.


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El extraños fenómenos de los midnight movies ENSAYO :: Un puñado de estrambóticas películas hicieron historia en los años 70, cuando fueron proyectadas en las funciones de medianoche organizadas por algunos cines alternativos estadounidenses. Los midnight movies trascendieron la cultura underground y cambiaron el panorama del cine comercial actual. POR SYLVAIN PROVILLARD sprovillard@hotmail.com

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ué tienen en común la escatológica comedia Pink flamingos, el musical The Rocky horror picture show, la cinta policiaca jamaicana Caiga quien caiga, la opera prima de David Lynch Cabeza borradora y El topo de Alejandro Jodorowsky? Aunque todas se pueden considerar obras insólitas, sus orígenes, géneros y temáticas son totalmente distintos. Lo que permite reunirlas bajo una misma etiqueta no es su contenido formal sino la manera en la cual fueron exhibidas al público: se volvieron de culto después de encontrar el éxito en las funciones de medianoche en los Estados Unidos de los años 70. Este fenómeno, que duró apenas una década y solo ocurrió en algunas salas de cine estadounidense, dejó un impacto en la producción cinematográfica hegemónica que todavía perdura. Ya en los años 30, algunas salas de cine ofrecían películas de explotación en sus funciones de noche, es decir, filmes con temáticas moralmente inaceptables para la época, como el erotismo, el crimen y las drogas. Para esquivar la censura, estas obras de dudosa calidad se publicitaban con fines educativos y sentenciaban al antihéroe que se entregaba al sexo, a la violencia o al consumo de estupefacientes. La expresión midnight movies cambió de sentido en los años 50, cuando el Sindicato de Actores de Cine incentivó económicamente la emisión de películas de bajo presupuesto en las cadenas locales de televisión. Proyectarlas a medianoche permitía también evitar la censura por contenido indecente. La difusión de filmes de serie B en la madrugada es una tradición que sigue vigente hoy en algunos canales de televisión por cable.

El topo Sin embargo, los midnight movies que cambiaron la faz del séptimo arte empezaron con una película realizada en México por Alejandro Jodorowsky. En otoño 1970, el chileno recorrió Estados Unidos en busca de un circuito de distribución para su cinta El topo. Este objeto cinematográfico no identificado, especie de western espagueti surrealista, metafísico y sumamente violento, espantó a los potenciales distribuidores. Solamente consiguió unas proyecciones en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y fue ahí que Ben Barenholtz, dueño de un cine llamado The Elgin, quedó fascinado por el filme y decidió programarlo a través de funciones nocturnas. Sin ninguna promoción, El topo se volvió un fenómeno cultural underground sin precedente. De diciembre del 70 a junio del 71, las proyecciones diarias de la obra mexicana atrajeron a un público magnetizado, que contaba entre sus miembros personalidades como Dennis Hopper, Andy Warhol, Yoko Ono y John Lennon –quien ayudó al director chileno a producir su siguiente filme, La montaña sagrada–. Con El topo y las proyecciones de medianoche, la primera película llamada

El topo, de Alejandro Jodorowsky.

“de culto” había nacido. El éxito de la cinta de Jodorowsky tuvo que ver con su innegable originalidad, pero sobre todo con su contexto de proyección. Acudir a los cines a medianoche era toda una experiencia: la sala estaba generalmente llena de humo proveniente de diversas substancias tanto licitas como prohibidas. Era una especie de misa de noche transgresora, sublimada por el simbolismo cristiano de la obra: mariguana en vez de incienso, gritos en vez de cantos y Jodorowsky en lugar de Jesús. Los aficionados regresaban diez o veinte veces a ver la misma obra, reaccionaban y rugían como cuando se va a un concierto de rock. El impacto de una película tiene que ver

The Rocky horror picture show.

con su contenido y también con el contexto de visualización: disfrutar de Gravedad en 3D en el cine no es la misma experiencia que verla en un celular. Como bien dice mi amigo Cristian, es imposible “gozar” de una película de Ingmar Bergman confortablemente sentado en un reposet, para poder sentir empatía con los personajes bergmanianos y entender sus dolores y trastornos, tiene uno que estar sentado en el sillón incómodo de un viejo cine. El topo dejó en mí una huella indeleble pero me imagino que el impacto sobre la gente en la América conservadora de los años 70 debió ser de mayor magnitud todavía.

Fenómenos y La noche de los muertos vivientes El público de las funciones de medianoche quería repetir esta experiencia, por lo tanto los dueños de cines alternativos tenían que encontrar la digna sucesora de El topo. Antes de hallar una obra contemporánea capaz de atraer tanta gente, estos cines decidieron resucitar obras como Freaks (Fenómenos) de Tod Browning. Fracaso comercial y crítico al momento de su estreno en 1932, esta cinta sigue a los artistas de un circo ambulante, entre ellos, enanos y individuos con malformaciones, personajes que también están presentes en El topo. Reefer Madness (Locura por el cannabis), obra de propaganda anti-marihuana rodada en 1938, de bajo presupuesto y sobreactuada, fue otra de las cintas escogidas. Sin embargo, la que realmente dio continuidad al movimiento de las películas de medianoche fue La noche de los muertos vivientes. El filme de George A. Romero había pasado casi desapercibido durante su estreno nacional en 1968, pero las proyecciones nocturnas de esta obra, que redefinió el término zombi, la vol-


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El drag queen Divine en Pink flamingos, de John Waters. A la derecha, La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero.

vieron de culto y abrieron el camino a la edad dorada del cine de terror hollywoodense (La masacre de Texas, Halloween, Viernes 13, Carrie, Pesadilla en la calle Elm).

Pink Flamingos y Caiga quien caiga John Waters, apóstoles del cine trash, no logró difundir su opera prima Multiple maniacs, en la cual una mujer es violada por una langosta gigante; sin embargo, los cines de medianoche acapararon su siguiente obra, Pink flamingos, que se volvió un clásico del cine indecente. El filme cuenta la historia del drag queen Divine, quien perpetra actos perversos para poder conservar su título honorífico de la “persona más inmunda del mundo”. Y lo logra: en la última escena del filme, un pequeño perro defeca en la calle, Divine recoge el excremento del suelo y lo come, sin corte ni trucaje. Curiosamente, la siguiente película de medianoche sale del esquema de la irreverencia y provocación. The harder they come (Caiga quien caiga) es la primera película hecha en Jamaica por jamaicanos, en la cual el cantante de reggae Jimmy Cliff interpreta a un criminal que alcanzó la fama en los años 40. Después del monumental éxito en su país, la cinta llegó a Nueva York en 1973 para quedarse 6 años en cartelera. Fue gracias a la banda sonora de la cinta que la ola de la mú-

sica reggae inundó los Estados Unidos.

El show de terror de Rocky En 1975 llegó al circuito de las películas de medianoche una comedia musical, clásica en su forma y producida por un estudio hollywoodense, la 20th Century Fox. Nada a priori para atraer a los espectadores hambrientos de escándalo del cine de medianoche. Este homenaje a las malas películas de cienciaficción de los años 40 cuenta la historia de una joven pareja obligada a pasar la noche en una mansión donde se desarrolla una convención de transilvanos. El ecléctico público de las funciones (adolescentes, vagabundos, artistas de vanguardia, homosexuales) empezó a aprenderse las canciones y a cantarlas dentro de la sala. 40 años después, la película todavía se exhibe en algunos cines donde se arman rocambolescas fiestas en torno a la proyección.

Cabeza borradora: el último de los midnight movies Después de cinco años de rodaje, David Lynch presentó su opera prima en 1977. Esta cinta fantástica en blanco y negro, especie de poema surrealista con elementos de body horror (terror corporal), cuenta la historia de un hombre solitario preso de un cotidiano

Freaks, de Tod Browning, y Cabeza borradora, de David Lynch.

alienante, del cual se escapa a través de sueños y alucinaciones. La experiencia kafkiana que es Cabeza borradora se tardó antes de conquistar el público de los cines alternativos, pero durante dos años se llenaron las salas. El propio Lynch cuenta que jóvenes y no tan jóvenes llevaban a su cita a ver la obra y, en función de si le gustaba o no, decidían seguir o interrumpir la relación: es la famosa “prueba David Lynch” que un amigo mío, fanático de Lost highway y Mulholland Drive, aplicó varias veces para rechazar a sus pretendientes de esta cruel manera. El periodo de los midnight movies terminó básicamente con la llegada de los VHS. Las videocintas permitían ver películas cuando y donde uno quería, eliminando así la necesidad de desplazarse al cine. Los Buggles cantaban que el video mató a la estrella de radio y parece que hizo lo mismo con las funciones de medianoche. Sin embargo, su influencia permeó el cine comercial de forma duradera: las películas de culto se volvieron hollywoodenses, como Tiburón y La guerra de las galaxias; el humor subversivo de aquellas películas se volvió común en el cine mainstream; el sexo no simulado visible en Pink flamingos y El topo es ahora cosa recurrente en el cine de arte contemporáneo. Más allá de su originalidad, el mayor aporte de los midnight movies fue llevar cada vez más lejos los límites de la libertad de expresión.


8 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN

SÁBADO 2 DE ENERO DE 2016

CREACIÓN

Cuentos La vida efímera Mercy Martínez Frausto

L

as frías mañanas del invierno comienzan a relucir, el escalofriante viento helado congela mis mejillas al amanecer, los vellos de mis brazos se erizan y tengo esa necesidad de quedarme entre las cobijas e hibernar hasta la primavera. Despierto con el estruendoso y desafinado sonido de la flauta del hijo de los vecinos, un fuerte fonema que taladra mis tímpanos y se abre paso hasta mi cerebro, causándome dolor de cabeza. Son las nueve a.m, me resulta imposible volver a conciliar el sueño una vez que las melodías cesan, así que tomo un melancólico aliento y junto la fuerza necesaria para mover las cobijas y tocar con mis pies el piso que parece cubierto de hielo, elijo tomar un baño con agua que sea tan caliente como un géiser. A las once y cuarto dejo de procastinar y me dirijo al parque, me siento en una banca y logro contemplar a un grupo de chicos que comienzan su auge hormonal, ninguno de ellos sobrepasa los trece años de edad,

los analizo con detenimiento y logro escuchar sus pláticas vacías, llenas de esperanzas para el futuro, pero ninguno de parece aprovechar su tiempo, dan la impresión que todos ellos son como los típicos adolescentes que pasan los minutos atendiendo sus redes sociales, jugando sus videojuegos, que son desaprobados por sus padres o incluso pasando sus minutos en internet. En ese momento dirijo la mirada hacia mi derecha y mis ojos captan la imagen de dos ancianos hombres que juegan una partida de ajedrez, el jugador de las piezas blancas tiene a su lado un periódico que ya ha sido hojeado, lleva colgado de una cadena en su cuello un anillo de compromiso; mi imaginación vuela y me deja aterrizar en las incontables historias que pudieron haber pasado, tal vez su pareja falleció de alguna enfermedad terminal, o en un accidente automovilístico, o fue asesinada. En mi cuarto de visión se atraviesan un par de

niños que tienen entre 4 y 6 años de edad, corretean libremente por la pequeña plaza del parque mientras sus padres platican entre si despreocupadamente. A las dos de la tarde con quince minutos emprendo mi camino a casa, en el trayecto comienzo a filosofar sobre todo lo que pude contemplar en el parque. Me toma tiempo llegar a la conclusión de lo efímera que es la vida; llegamos a la niñez y lo único que queremos es crecer, no aprovechamos la felicidad y el encanto de esa edad, pasamos a la adolescencia, los cambios hormonales nos atacan y queremos ser mayores de edad para que todas las cosas que ya hacemos sean legales, llegas a la adultez, las responsabilidades comienzan a atacarte y olvidas todo lo que has ignorado en tu vida que es disfrutar de las etapas, finalmente pasamos a la vejez, cansados, recordando tu vida entera, arrepintiéndote de lo que hiciste y de lo que no. La vida es más efímera que el arrepentimiento.

a lo lejos, un hombre con barba gris caminando lentamente, ella desesperada, le sudaban las manos, tocaba su pelo y con una voz hablando un idioma desconocido pregunta: —¿Qué le ha pasado a la ciudad, lo templos? Ahora no encuentro mi casa, dejé a mis hijos, ni siquiera logro reconocer una sola esquina, ¿podrías decirme qué ciudad es ésta?

Sólo movió su cabeza y sus manos haciendo señales que no entendía una sola palabra y pronunciando otro dialecto desconocido para la mujer. Comenzaba a amanecer, ella estaba llena de lágrimas, desesperada se sentó en unas piedras y vio pájaros, escribió con una vara en la tierra, quizá una llamada de auxilio o un poema en un idioma desconocido.

Ni una sola esquina Carlos Higuera

N

o había comenzado a llover; parecía que el cielo estaba podrido, tomó su paraguas y se despidió, caminaba por la ciudad, ella sabía que ésta no era su ciudad, el edificio que ayer majestuosamente estaba erigido con grandes columnas, mármol tallado minuciosamente, sólo había piedras, como si todo fuera un eco del pasado; sorprendida, siguió su camino, parecía un rompecabezas, alguien se acercaba


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