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[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 17 DE DICIEMBRE DE 2016 |

La dominación cultural Un encuentro entre Antonio Gramsci y Pierre Bourdieu POR MICHAEL BURAWOY | PAG. 2

Es espera A LA SAZÓN POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS | PAG. 4

La casa del arlequín CREACIÓN POR DANIEL WENCE WENCE| PAG. 5

Ojos en mano CREACIÓN POR DIANA REYES | PAG. 6

Remachando el clavo CARTAS APÓCRIFAS POR ESTEBAN MARTÍNEZ | PAG. 7

¿Cómo desaparecimos los pirindas? ESTUDIO POR YEYO PIMENTEL | PAG. 8


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SÁBADO 17 DE DICIEMBRE DE 2016

La dominación cultural / 1 de 3 Un encuentro entre Antonio Gramsci y Pierre Bourdieu POR MICHAEL BURAWOY

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i hay un marxista que Pierre Bourdieu debiera tomar en serio, este sería Antonio Gramsci. El teórico de la dominación simbólica debe probablemente entablar una discusión seria con el teórico de la hegemonía. Y, sin embargo, solo puedo encontrar referencias de pasada a Gramsci en los escritos de Bourdieu. En la primera de las referencias que abren este ensayo, Bourdieu se apropia de Gramsci para su propio pensamiento sobre la dominación cultural. En la segunda lo utiliza para apoyar su propia teoría de la política, y en la tercera ridiculiza sus ideas sobre los intelectuales orgánicos 1 . Dada la popularidad de Gramsci en Europa durante los años sesenta y setenta, cuando Bourdieu estaba desarrollando sus ideas sobre la dominación cultural, solo se puede presumir que la omisión fue deliberada y que la alergia de Bourdieu al marxismo se expresa aquí en el rechazo a considerar las ideas del marxista más cercano a su propia perspectiva. Abiertamente declara no haber leído nunca a Gramsci, y afirma que de haberlo hecho lo habría criticado sin rodeos. De todos los marxistas, Gramsci estaba simplemente demasiado cerca como para no resultar incómodo. No obstante, los paralelos son llamativos. Tanto Gramsci como Bourdieu repudiaron las leyes marxistas de la historia para desarrollar sofisticadas nociones de lucha de clases en las cuales la cultura jugaba un papel central. Ambos se centraron en lo que Gramsci llamó las superestructuras y Bourdieu denominó campos de dominación cultural. Ambos dejaron de lado el análisis de la economía propiamente dicha para focalizarse en sus efectos, en los límites y oportunidades que creaba para el cambio social. Su interés en la dominación cultural les llevó a estudiar la relación de los intelectuales con la clase y la política. Los dos pretendieron trascender lo que consideraban la falsa oposición entre voluntarismo y determinismo, o entre subjetivismo y objetivismo. Abiertamente rechazaron el positivismo materialista y la teleología, y en su lugar enfatizaron cómo la teoría y el teórico ineludiblemente forman parte del mundo que estudian. Si se buscan razones para explicar su extraordinaria convergencia teórica, sus biografías paralelas son un buen lugar para empezar. Único entre los grandes teóricos marxistas, Gramsci -como Bourdieu- provenía de un medio rural y modesto. Ambos experimentaron una similar incomodidad en el marco universitario, aunque para Gramsci ello significó abandonar la universidad para dedicar su vida al periodismo y la política, antes de ser brutalmente confinado en prisión por el Estado fascista. Bourdieu en cambio haría de la academia su hogar, escalando posiciones hasta llegar a ser profesor en el Collège de France, desde donde hizo sus incursiones en la vida política. A pesar de lo que llega-

Antonio Gramsci (arriba) y Pierre Bourdieu.

ron a alejarse del mundo rural en el que habían nacido, ninguno perdió nunca contacto con aquél. La experiencia de los dominados o subalternos se convirtió para ambos en una preocupación perenne. Dadas sus similares trayectorias sociales e intereses teóricos comunes, sus divergencias fundamentales resultan aún más interesantes. Se puede conjeturar que tienen mucho que ver con los muy diferentes contextos históricos -o campos políticosen los que actuaron. Gramsci siguió a pesar de todo siendo un marxista, implicado en las cuestiones del socialismo en una época en la que este estaba todavía muy presente en la agenda política. Bourdieu por el contrario se distanció del marxismo,

prefigurando lo que llegaría a ser un mundo postsocialista. Una conversación entre Bourdieu y Gramsci basada en su común interés por la dominación cultural promete clarificar sus divergencias políticas. Comenzaré tal conversación imaginaria trazando la intersección de sus biografías con la historia, para después interrogar los paralelos entre sus marcos teóricos. Continuaré examinando sus teorías divergentes sobre la dominación cultural -hegemonía frente a violencia simbólica- y sus teorías opuestas sobre los intelectuales.

Vidas y práctica paralelas Cuando se trata de comprender las inter-


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venciones políticas humanas, el concepto bourdieusiano de habitus (disposiciones incorporadas y encarnadas, adquiridas a través de trayectorias de vida) nos invita a examinar la intersección entre biografía e historia. Las vidas políticas de Gramsci y de Bourdieu son los efectos acumulativos de cuatro series de experiencias: 1) la infancia y el periodo de escolaridad que los vio migrar del campo a la ciudad en busca de educación; 2) las experiencias políticas formativas, la conocida inmersión de Bourdieu en la revolución argelina y la participación de Gramsci en las políticas que condujeron al movimiento de los consejos de fábrica; 3) el desarrollo teórico: para Bourdieu en la academia, para Gramsci en el movimiento comunista; y 4) las reorientaciones finales, cuando Bourdieu se mueve desde la universidad hacia la esfera pública mientras que Gramsci es forzado a retirarse desde el partido a la prisión. En cada momento sucesivo, Bourdieu y Gramsci llevan consigo unos habitus, o como Gramsci lo llama: las actas resumidas de su pasado, que guían sus intervenciones en los nuevos campos. Tanto Gramsci como Bourdieu crecieron en sociedades campesinas. Gramsci nació en Cerdeña en 1891; Bourdieu nació en 1930 en Béarn, en los Pirineos. Los dos fueron hijos de trabajadores públicos locales: Bourdieu hijo de un cartero que se convirtió en empleado de la oficina de correos del pueblo; Gramsci hijo de un empleado en el registro de la propiedad local, que fue encarcelado por cargos de malversación. Bourdieu fue hijo único, mientras que Gramsci tuvo seis hermanos, todos los cuales jugaron un papel importante en su vida temprana. Los dos estuvieron muy apegados a sus madres (en ambos casos mujeres de origen campesino de mayor estatus que los padres). Ambos brillaron en la escuela y a fuerza de voluntad avanzaron desde sus pueblos pobres a centros metropolitanos, cada uno con el apoyo de maestros dedicados. Indudablemente, la vida de Gramsci fue más difícil. No solo su familia fue más pobre sino que él también sufrió el dolor físico y psicológico de ser un jorobado. Solamente con sus profundas reservas de determinación, y con el apoyo de su hermano mayor, pudo Gramsci en 1911 abrirse camino, trasladándose a la parte continental del norte de Italia, después de ganar una beca para estudiar filosofía y lingüística en la Universidad de Turín. En forma similar Bourdieu llegaría hasta la escuela preparatoria (lycée) y después entraría a la École Normale Supérieure, vértice de la pirámide intelectual francesa donde estudió filosofía. Pasar de un trasfondo rural a la metrópolis urbana, ya sea Turín o París, fue desalentador: los dos eran como pescados fuera del agua en el nuevo ambiente de las clases media y alta de la universidad. Bourdieu escribe sobre su habitus dislocado: “el efecto durable de una muy fuerte discrepancia entre la alta consagración académica y el origen social bajo, en otras palabras un habitus escindido, plagado de tensiones y contradicciones” (Bourdieu 2004: 100). Aunque los dos se convirtieron en intelectuales brillantes y en figuras políticas, ninguno perdió contacto con sus raíces en la marginalidad, sus pueblos y sus familias. La devoción de Gramsci para con su familia y las costumbres rurales se plasma en sus cartas desde la prisión, de forma similar a Bourdieu, que se mantuvo cerca de sus padres regresando periódi-

camente a casa para conducir investigaciones de campo. Su crianza rural está profundamente arraigada en sus disposiciones y en sus pensamientos, ya sea por medio de un legado obstinado o una reacción v e h e m e n t e 2. Gramsci nunca terminó la universidad pero se incorporó a la política de la clase obrera de Turín, que estaba entrando en efervescencia durante la Primera Guerra Mundial. Empezó a escribir para el periódico socialista Avanti! y también para Il Grido. Después de la guerra se convirtió en el editor de L’Ordine Nuovo, la revista de la clase trabajadora de Turín, designado para articular la nueva cultura y destinado a convertirse en el portavoz del movimiento de los consejos obreros, y la ocupación de fábricas de 1919-1920. Bourdieu, por otro lado, dejó la universidad y después de un año enseñando en un instituto (lycée), fue requerido para el servicio nacional en Argelia en 1955. Durante cinco años permanecería en este país devastado por la guerra, dirigiendo trabajo de campo tras el fin de su servicio militar, enseñando en la universidad, y representando en sus escritos la cultura y las luchas de los colonizados, tanto en las ciudades como en los pueblos. El movimiento anticolonial sufriría un revés temporal en la batalla de Argel (1957), y la represión subsiguiente volvió insostenible la posición de Bourdieu, forzado a retirarse en 1960. Así, en sus años formativos después de la universidad tanto Gramsci como Bourdieu fueron fundamentalmente transformados por las luchas lejos de sus casas.

Si Gramsci se movió del compromiso del partido político a una vida más escolar en la prisión, donde reflexionó sobre el fracaso de la revolución socialista en occidente, Bourdieu tomó el camino opuesto, transitando desde la vida escolar hacia una oposición cada vez más pública a la creciente ola de fundamentalismo de mercado

Sin embargo, incluso durante estos años, Gramsci fue políticamente mucho más cercano a sus protagonistas que Bourdieu, cuyo compromiso político se manifestó por medio de una distancia científica. El mundo bifurcado del colonialismo alejó a Bourdieu de sus protagonistas del mismo modo que el sistema de clases en Italia empujó a Gramsci, a pesar ser un emigrado de la Cerdeña semifeudal, a la política de la clase obrera. En consecuencia, en este punto los dos hombres tomaron caminos muy diferentes. Después de la derrota de los consejos de fábrica, Gramsci se convierte en un líder del movimiento de la clase obrera, en un miembro fundador del partido comunista en 1921, y en su Secretario General en 1924, precisamente cuando el fascismo estaba consolidado. Pasó un tiempo en Moscú con la Komintern, y en el exilio en Viena, pero con viajes a través de Italia después de 1923 en un período en el que tenía inmunidad política por ser un diputado electo. Esto terminó cuando fue arrestado en 1926 bajo las nuevas leyes y llevado a juicio en 1928. El juez declaró que el cerebro de Gramsci debía ser detenido por veinte años. Él fue enviado a prisión donde, a pesar de numerosas y, en última instancia, fatales enfermedades, produjo el más creativo pensamiento marxista del siglo XX: los célebres “cuadernos de la cárcel”. Irónicamente, fue la prisión fascista la que mantuvo a los depredadores estalinistas a raya. La salud de Gramsci se deterioró continuamente hasta que murió en 1937 de tuberculosis, de la enfermedad de Pott (que carcome las vértebras) y arteriosclerosis, justo cuando una campaña internacional por su liberación iba ganando impulso. La trayectoria de Bourdieu no podría haber sido más diferente. Después de Argelia, pasó a la academia, tomando posiciones en los centros líderes de investigación de Francia mientras escribía sobre el rol de la educación en la reproducción de las relaciones de clase en la sociedad francesa. Bourdieu fue electo a la prestigiosa presidencia de sociología del colegio de Francia en 1981, lo que le convertiría en un preeminente intelectual público y unos años después en un heredero de la cátedra de Sartre y Foucault. Desde el principio sus escritos tuvieron importancia política, pero adquirieron una misión más urgente y activista a mediados de los noventa, especialmente con el regreso al poder de los socialistas en 1997. Públicamente defendió a los desposeídos, atacó a la tecnocracia ascendente del neoliberalismo, y sobre todo embistió contra los mass media y los periodistas en su libro Sobre la televisión. Llevó a cabo varias empresas editoriales desde la más académica Actes de la Recherche en Sciences Sociales a la más radical serie de libros Raison d’Agir. En sus últimos años intentaría forjar un “intelectual colectivo” capaz de trascender las fronteras nacionales y disciplinarias y de reunir a las mentes progresistas para dar forma a un debate público. Si Gramsci se movió del compromiso del partido político a una vida más escolar en la prisión, donde reflexionó sobre el fracaso de la revolución socialista en occidente, Bourdieu tomó el camino opuesto, transitando desde la vida escolar hacia una oposición cada vez más pública a la creciente ola de fundamentalismo de mercado, e incluso dirigiendo huelgas obreras y apoyando sus luchas. La conexión orgánica de Gramsci con la clase trabajadora a través del Partido Comunista exageraba el


4 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN potencial revolucionario de la clase trabajadora. Por ello, una vez en prisión, se planteó entender cómo las elaboradas superestructuras del capitalismo avanzado, las cuales incluyen no solo un Estado expandido, sino también las relaciones del Estado con las emergentes trincheras de la sociedad civil, “no sólo justifican y mantienen su dominación sino que se gestionan para ganar el consentimiento activo de aquellos sobre los que gobiernan” (Gramsci 1971: 245). En contraste, Bourdieu adoptó hacia el final de su vida una postura política más abierta, que se acompañó de una teoría más elaborada de la dominación cultural, basada en un análisis de la acción estratégica dentro de los campos y en su concepto adjunto, el habitus. A finales de los noventa, al encontrar la esfera pública cada vez más distorsionada por los medios, Bourdieu asumió una postura más ofensiva, hasta el punto de apoyar abiertamente a los movimientos de protesta. Su enérgica defensa de la autonomía intelectual y académica y su ataque agresivo al neoliberalismo hicieron de él una de las figuras públicas más importantes de Francia. Los escritos de la cárcel de Gramsci reflejaron y avanzaron más allá de su práctica política. Aunque escribió sobre el Partido Comunista ideal (el Príncipe Moderno), nunca pudo encontrar uno en la práctica. Si la teoría de Gramsci avanzó más allá de su práctica, con Bourdieu sucedió lo contrario durante sus últimos años. Él irrumpió en la escena política sin ninguna garantía a partir de sus teorías, que señalaban a actores perdidos en una nube de desconocimiento. Aquí la práctica se adelantó a la teoría. Para examinar las respectivas disyunciones entre teoría y práctica necesitamos poner sus teorías en diálogo una con la otra. Traducción y adaptación del inglés por Josafat Hernández Cervantes, Nuria Álvarez Agüí & Miguel Álvarez Peralta. Visto en gramscimania.info.ve

Notas En otra referencia, Bourdieu (1981: cap. 8) aprovecha de forma oportunista las advertencias de Gramsci sobre los peligros de la oligarquía sindical (“un banquero de hombres en una situación monopolística”) y de la política sectaria del aparato del partido alejado de sus seguidores, para convertirlas en una denuncia general contra los “intelectuales orgánicos” por engañarse tanto a sí mismos como a la clase que pretenden representar. Es curioso que Bourdieu se apoye aquí en los escritos políticos más oscuros de Gramsci ignorando sus Cuadernos de la cárcel y sus ideas claves sobre la hegemonía, la sociedad civil, los intelectuales y el Estado. 2 Como reflejo de sus muy difere0ntes posiciones intelectuales y disposiciones, Bourdieu y Gramsci difieren fundamentalmente en cómo se relacionan con sus orígenes de clase. En la película La sociología como un arte marcial, un retrato de la vida académica y política de Bourdieu, hay una escena en la que este describe su repulsión hacia el dialecto de su región natal en los Pirineos, ilustrando el habitus de clase que desarrolló en el mundo académico. Por su parte, Gramsci escribió cartas desde la prisión a su hermana, implorándole que se asegurara de que los hijos de ella no perdieran familiaridad con los modismos populares (folk idioms) y las expresiones vernáculas. 1

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En espera A LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS

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unque la conocí a través de las redes sociales, cuando en verdad llamó mi atención fue a través del programa Bon appétit que conduce Gérard Depardieu. Me refiero a la generosa costumbre del café pendiente o café en espera; el dichoso y cálido caffè sospeso. Una acción que me parece extraordinaria y bondadosa, pero que advierto se ha salido de su contexto para convertirse en una moda de esas al estilo hipster; es decir, vacía. ¡Ya veremos!, dijo el ciego. Estaré en espera para constatar si es cierto que dentro de un año, un tipejo de lentes y bigotes ridículos me quema la boca convidándome con una ardiente, auténtica y perdurable costumbre -¡ey! De servir sospesos en Nápoles a cafés de espera en La Condesa hay ciertas diferencias. En principio: una tradición de siglos; además, un momento histórico que le dio origen a la generosidad, una cercanía auténtica de las personas con su sentido de comunidad, una ciudad que tiene sus propio palpitar y contradicciones: desde huertos orgánicos hasta a la más fiera Camorra italiana. Todo esto le da sabor al sospeso, no una simple etiqueta comercial por más buenas intenciones que esta tenga. Este es mi egoísta y muy muy punto de vista, aunque debo explicarme un poco: básicamente de lo que se trata este gesto solidario es de acudir a tu cafetería habitual y, que además de tu consumo dejes pagado uno o más cafés dedicados a un semejante que no esté en condiciones de comprarse uno. El encargado del local apuntará en una pizarra cuantas tazas de café están dispuestas para los desamparados. ¡Magníficos detalles de solidaridad y confianza! Sin duda. En algunos códigos postales de Buenos Aires, México, Dublín y varios otros del mundo se han sumado a esta iniciativa con ayuda de la internet y las redes sociales. Obviamente, también ha sido impulsada por algunas camarillas mercantiles. En nuestra Ciudad de los Palacios (CDMX), existen alrededor de cien establecimientos con este modo de contribución social que, además, beneficia al comercio local. Por supuesto, me parece justo. Sin embargo, también me parece ocurrente advertir que esta acción nació en Nápoles. Se sospecha, de acuerdo a indagaciones históricas y referencias literarias (el cuento del guionista Tonino Guerra; la novela Malavita de Tonino Benacquista; textos de Riccardo Pazzaglia, o el libro Il caffè sospeso, del ensayista Luciano De Crescens) que fue durante

la época en que la urbe italiana estaba bajó la espada del Reino de Aragón. Se trató de un tiempo decadente no sólo por el dominio extranjero; además, por la guerra previa y la peste imperante. Con la otrora boyante economía napolitana en quebranto había personas que estaban pasando carencias, pero aunque la queja es imperante en el ser humano y el fin de los tiempos es un discurso tan repetitivo como el oleaje del mar, siempre hay luces que se encienden en el alma; principalmente, en los pueblos en lo que se ha gestado sinergia. Así es que el humor y la prestancia napolitana, el don de gentes que habían compartido riqueza, material y espiritual, dio como para gestar que el napolitano, cuando quería y podía festejar algo, acudiera a la cafetería y dejara un dinero extra para compartir la alegría de una copa o un café con un infortunado cofrade.

LA NOTA, LA RECETA, EL REMEDIO La alusión al programa Bon appétit (en México se transmite los domingos a las 20:00 horas por Canal 22) del sibarita, tragón, contradictorio, gruñón; en diferentes momentos: patán, bondadoso y orgulloso; otrora actor francés, ahora nacionalizado ruso, Gérard Depardieu -un hombre que no tiene pelos en la lengua a menos de que sean de un jabalí recién asado- se debe a que en ese capítulo dedicado a los productos y cocina del territorio napolitano, tanto el señor Depardieu como su amigo Laurent Audiot (chef de su restaurante) ponderaron, como encíclica, la autenticidad de los productos y de las costumbres locales, del territorio y de lo fidedigno; incluyendo, el asunto del café sospeso. Entre otras cosas, Laurent le dijo a un productor de hortalizas: “estas coles hacen que tú y yo nos conozcamos. Eso es lo importante”. El productor enfatizó: “yo debería ir a Francia a comer cosas francesas. No deberían ellas venir para acá”, dijo con referencia a la importación y exportación desmedida e inadecuada. Todos lo consideraron un referente de congruencia ética y gastronómica. Por su parte, Gerard apuntó sin cortapisas: “la globalización mata la cultura”. Tanto el programa de marras como un rato sobre mi sillón favorito con un buen trago de café de Uruapan, me hicieron desvelar y concluir que la generosidad del sospenso se debe gestar no impostar, así que: ¡sigo en espera!


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CREACIÓN

La casa del arlequín Daniel Wence Para D

I Mi amante se queda en su ciudad abierto de fauces, loción y a tientas esquivando a los pobres de las avenidas amor amedrentado amoratado procedente de un mismo asfalto.

la cocina me desprecia. Amanecer yo frente a la cacerola recitando a Thomas revolviendo la cosa es esta casa: los huevos la miserable sartén tu cara contra el colchón, con Temperley soñando paria, okupa. Te dé mi centro la lluvia III

Le escribo una nota: entre su espada mi pared se agrieta grande y sentido, en su ciudad coloca los brazos en posición de aleteo sobre las vías y las estaciones debajo, nosotros: dos generaciones ahorcándose por dentro; al frente: una vendedora de incienso lejana, perfuma el vacío, no sé. No sé, me quiebro, me quiebro tanto, que un día tina de baño año bisiesto, último vagón un traje de rombos se pierde en el tumulto los torrentes de La mala educación: me culpo. Las terminales, buen sitio, las nerviosas debería hacer algo por ésta, vacía. Prenderle fuego. Un as bajo la manga comodín para las picas una nota entre la espalda en sus paredes nos arrastro, nos llevo a un hoyo, negro: lo beso del cenit a la cima así de ausencia donde siempre mi amante oscuro desbordado: colisión cuatro de la mañana colisión cataclismo un brazo ardiente desnudo mi amante entre mi espada su pared segura su casa tallada abierto de fauces y de piernas esta dimensión de amor me halló en silencio gritando el año bisiesto de mis alaridos II Me descubro tapado de tierra despojado de ti madre cantora de hijo roto secunda una interpretación de Lola Beltrán que habla de golondrinas: ánimas que escapan. Me voy, creyendo en ánimas depositando fantasmas en lo de amar. Voy criminal contigo tapando el resuello sano calculando el choque apenas, el vértigo: esa devoción que sentimos por el miedo por el enserio, el entonces, por si la duda. Las cosas se acumulan en la casa desprecio los libros: desperdicio

Te vienes por encima de mis actos sobre mis hechos, mis palabras sobre mis recuerdos y mi infancia en cada gota de tu cuerpo, una cláusula que registra los eventos de tu fuga te desplomas, blanco. Creo en tus gemidos en tu manera minúscula de amanecer palpo tus sienes me arrodillo ante el sonido de tus huesos me arrastro hacia tu ceja me regocijo en tu negrura casi túnel me suelto a contemplarte mientras el crujido de la carne es un morir y morir


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seré tu serena marea tu sala de estar mal soy una enfermedad pasada de moda y tiempo tengo tatuada la búsqueda de ti las semillas que al paso mientras me doy contigo los ojos que hallé en este lugar donde te nombro nuestra casa es una fuga no es tu casa se extiende hasta mí el habla labrada de lo que fuimos te vienes sobre mí te reconcilias contigo en mi cuello te absuelves arriba de mi cosa rupestre bajas a la puerta y llamas vagabundo te arropas con mi chapa sobre mi paranoia te cambias el nombre a medida que desprecias tus prendas te reconozco: eres arcángel que depositó mi madre, caído sobre los caminos míos me aniño me añico me azoro y tú te vienes por encima de mis costillas y mis costas de mis costras caídas haces leña por encima de mis ángeles vencidos te expulsas en la espesura de tu llanto como una orquídea, única y fugaz me vences me destierras me bañas, me restriegas. Tres días después abres mis fauces destrozan tu presencia te me quedas en las muelas en el paladar te anidas me marcas, me hienas XIV Imagina que juego con tu sombra la alimento con la carroña que me queda enjugo sus lágrimas y la abrigo cuando se tulle entonces mis muñones se superponen y asoman por el campo vacío de tu pecho/ pienso que tu sombra es un gato extraviado que maúlla que en mi puerta está en celo: abro el cerrojo de mi cuerpo y eres tú, arremetiendo en todas las pieles negras que desfilan por mis muslos: la negrura de las sombras que se alimentan de mis sobras

CREACIÓN

Ojos en mano Diana Reyes Desperté con un ojo en mi mano derecha. Es la tercera vez que me ocurre. El de la semana pasada estaba empapado de un líquido viscoso, como si fuera llanto coagulado. El de hoy está lleno de sangre; es duro, seco y caliente. En un segundo empieza a palpitar, intento arrojarlo se incrusta entre las líneas de amor y vida, mi mano suda ya no puedo seguir rompiendo mi piel cada vez que uno nuevo aparece. Entonces lo exprimo firmemente, clavo mis uñas en él hasta que reviento el iris, las venas explotan y mi piel absorbe su sangre. Vuelvo a dormir.


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Remachando el clavo CARTAS APÓCRIFAS :: POR ESTEBAN MARTÍNEZ

E

ngreídos humanos: ¿qué les pasa? Me admira y me regocija que su tanto creerse y sentirse los muy reyes de la creación, ahora resulta que únicamente son el anteproyecto de lo que pensaban que eran... y deben todavía ser: el Superhombre, según Nietzsche; el Hombre-Dios, al parecer de otros, entre ellos G. Papini… Un proceso, un tránsito hacia el punto Omega, es decir, un caminar hacia la convergencia de todo en la Divinidad, de acuerdo con el pensar de P. Teilhard de Chardin y hasta pueden ser simplemente el rudimentario missing link, o sea, el eslabón perdido como pensó y dijo K. Lorenz... como se ha expuesto en carta a este buzón con la firma del Tío Lolo... la que regocija, insisto, a servidor, que todo lo ve... Pues el que la suscribe, llevado por el innato orgullo de los humanos, se admira y se envanece de lo que podrá hacer el actual eslabón perdido en el futuro, cuando llegue al superhombre, al Hombre-Dios o cuando alcance el Punto Omega, a la convergencia con la Divinidad... sin tener en cuenta para nada lo que ocurrió con la interpretación del superhombre, que alimentó y robusteció a la bestia rubia del racismo nazi y a sus espeluznantes realidades de torturas y crimen... de la misma manera... ¿por olvido, por ignorancia?... no da noticia de que el juvenil e iconoclasta radical G. Papini, declaró con soberbia “Yo voy, por otros caminos, a la conquista de mi divinidad”... Y terminó siendo un conservador en lo religioso y hasta un reaccionario en política,

pues fue el escritor más distinguido del fascismo italiano... esas dos realidades, la interpretación del superhombre por el nazismo y la transformación de Papini, hacen que su servidor, que está en todo, se inquiete por la teoría de Teilhard de Chardin en el futuro. Con la intención de remachar el clavo de la idea del Tío Lolo, servidor les dice que teniendo en cuenta que los debates sobre la moral es una de las cuestiones que más impactan, afectan y producen problemas a la humana criatura... la misma que deja mucho que desear al ser, junto con las ratas, las únicas especies que calculadamente asesinan a sus congéneres... aunque parece ser que los chimpancés, en determinadas circunstancias, hacen lo mismo, por algo se parecen tanto... Teniendo en cuenta ese horrible hecho, hay que admitir que desde el punto de vista de la moral, los otros animales son mejores o menos inmorales, pues como han aclarado, después de estudiarlos, los observadores de sus conductas, los etólogos, la ferocidad de los mismos, incluidos los más poderosos de los depredadores: tigres, leones, leopardos, panteras, etcétera, su ferocidad, repito, es más bien un recurso para su sobrevivencia y que en modo alguno obedece a un interés criminal... Y es, más que otra cosa, un histrionismo, todo un ritual, en el que existen una serie de etapas o fases, posturas, amenazas y pruebas de fuerza cuyo fin es el de disuadir a competidores, sean sus congéneres u otros animales del medio en que viven, con lo que se evitan gran número de combates inútiles...

A eso hay que añadir que ese ritual agresivo es suficiente y que si se da una lucha, la misma raramente es a muerte, ya que termina con la fuga o la sumisión de uno de los dos participantes... por lo que se puede decir que los animales... en su medio natural... fingen su agresividad más que sentirla realmente y que la misma básicamente les sirve para alejar el peligro... al menos que se trate de una presa para satisfacer el hambre... que una vez satisfecha, lo dejan tranquilo y no molesta, le son indiferentes los otros animales, incluso sus presas naturales y preferidas. Esto muestra, demuestra y confirma que los animales no matan a otros animales por odio rencor, por desprecio o simples sospechas, ni forman ejércitos para dominar o acabar a otros, ni sienten la necesidad, por fuertes que sean, de desatar guerras preventivas... de todo eso sólo es capaz de hacerlo el humano... ¡y no pocas veces lo justifica con el pretexto de estar moralmente obligado a actuar así y por el bien de todos! Ante esas realidades, servidor, que está en todo, se pregunta si esas criatura irracionales, así consideradas por los que presumen que tienen un alma divina, los humanos, no serán más dignas del cielo cuando mueren que el ser que se ha auto proclamado rey de la creación, pues ellas no contribuyen con sus acciones a hacer un mundo peor que el que reciben al nacer... ¿puede decir lo mismo el género humano? En espera de sus contestaciones. EL TIEMPO

MARÍA JOSÉ MARTÍNEZ

/ CUARTOSCURO


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¿Cómo desaparecimos los pirindas? ESTUDIO :: POR YEYO PIMENTEL

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urante mucho tiempo, entre los pueblos indígenas que los expertos reconocían que aún poblaban Michoacán, no aparecían los pirindas. ¿Por qué? ¿Por qué sólo quedaban purépechas, nahuas, otomíes y nahuas? Este es más o menos la historia de una disolvencia: 1. Los pirindas fueron un pueblo que durante el Posclásico (del 900 al 1500 D.C.) habitó en la región que abarca de Tiripetío a Indaparapeo (antes conocido como Andaparapeo), extendiéndose aisladamente hasta Huetamo. 2. El término pirinda es un etnónimo, es decir, el nombre con el que un pueblo o cultura se reconoce a sí mismo. Para algunos académicos, es sinónimo de matlatzinca o matlatzinga, el nombre con que los mexicas les reconocían por ser quienes fabricaban las redes para la pesca, sin embargo, para otros autores, significa los de en medio por estar este pueblo al centro de mexicas y purhépechas. Aún no se ponen de acuerdo. 3. Los pirindas no eran de Michoacán. Vinieron del Valle de Toluca en auxilio del Rey puréhpecha Characu o Tzitzic-Pandácuare (Rey niño) para combatir contra los tecos que invadían las tierras purépechas por el occidente. Lo hicieron tan bien, que a cambio el rey les ofreció tierras para instalarse. Los guerreros pirindas, que habían visto la fertilidad de la tierra, las bondades del clima, y además, querían liberarse de la tiranía que el emperador mexica ejercía sobre ellos, escogieron quedarse. 4. Su distribución fue la siguiente: las clases más nobles se instalaron en Charo; los nobles menores en la zona que ahora conocemos como Santiago Undameo, y las clases bajas, en Jesús del Monte y Santa María (la zona donde ahora existe el centro comercial Altozano, en Morelia). 5. Algunos historiadores afirman que el Rey niño o Calzontzi, otorgó los siguientes pueblos a los pirindas: San Miguel Cicío, Patámbaro, Xaripeo, Cuiceo, Texcaltitlan, Maravatío y Onchécuaro, Tarímbaro, Tiripitío, Necotlán, Taymeo y Huetamo. 6. Al llegar los españoles, los pirindas que habitaban el Valle de Guayangareo fueron reubicados en la zona de Charo (que en

Avenida Maderode Morelia en1885.

tiempos prehispánicos se llamaba Charao) y utilizados como mano de obra en la construcción de la Nueva Valladolid, hoy Morelia. 7. Al paso de los siglos, el pueblo pirinda desapareció lentamente sin dejar rastros visibles de su cultura, o casi, porque investigaciones recientes encuentran algunos indicios en lugares como el escudo municipal de Huetamo y en el nombre de sus barrios. 8. Una curiosidad alrededor de los pirindas es la que escribió el historiador Juan Tavera en 1968. Según él, el pueblo que ahora conocemos como Huetamo, en el siglo XIV era conocido como Pirinda. Cuando el misionero Juan Bautista de Moya llegó a Cutzio y construyó la primera capilla, el fraile le pidió al cacique que invitara a los jefes de las tribus de alrededor. Cuando volvió del encargo, el religioso le preguntó cuántos vendrían, a lo que el cacique respondió: Hue-tamu, que en matlatzinca significa vienen cuatro. Como muchos de los reduccionismos verbales con que los reduccionismos verbales de los conquistadores europeos en América (Yucatán, por ejemplo), se le quedó Huetamo.

9. A eso, quizá, se deba el nombre del arroyo pequeño que los huetamenses conocen como Pirinda y que es el que baja de la Loma de las Rosas por el poniente. 10. El idioma pirinda se perdió. Los últimos datos que daban cuenta de él aparecieron en 1880, cuando Nicolás León (aquel de quien en su honor se bautizó al Museo Regional de Michoacán, en Morelia) afirmaba que: Todos estos pueblos, florecientes en la época de la Conquista, fueron decayendo poco á poco hasta el grado de ser hoy miserables caseríos. Igual suerte ha corrido el idioma, pues en la actualidad solamente en Charo, San Miguel del Monte y Jesús del Monte lo hablan mal, y en el primero, pocos. En los otros pueblos ya ni su nombre es conocido. 11. Otra curiosidad proviene de un historiador de apellido Soustelle, quien afirmó sin empacho que el último hombre que habló pirinda en Michoacán, murió en 1932, en Charo, a una edad muy avanzada. 12. El 31 de julio de 2015, el Congreso del Estado, hizo una reforma de gran importancia a la Constitución Política de Michoacán, que rescata las migajas de memoria que quedan de los pirindas y que a la letra dice: ARTÍCULO 3°. El Estado de Michoacán tiene una composición multicultural, pluriétnica y multilingüe sustentada originalmente en sus pueblos y comunidades indígenas. Se reconoce la existencia de los pueblos indígenas, originarios, p’urhépecha, Nahua, Hñahñú u Otomí, Jñatjo o Mazahua, Matlatzinca o Pirinda y a todos aquellos que preservan todas o parte de sus instituciones económicas, sociales, culturales, políticas y territoriales.

Cartilla matlatzinga (Basalenque 1975).

Escudo municipal de Huetamo, Michoacán.

Arroyo Pirinda, en Huetamo

Los pueblos, con las chispas luminosas de que emanan de su cultura, también se apagan, pero algo de todo ello queda en nosotros para bien y para mal, y siempre será valioso el recordarlo.


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