S U P L E M E N T O S O B R E T E M A S D E L A M U J E R | C A M B I O D E M I C H O A C Á N | N Ú M E R O 225 | J U E V E S 16 DE ENERO D E 2 0 14
POR DINORAH AMBRIZ Aunque no se admita, en el fuero interno de muchas mujeres y hombres está la idea de que las infecciones vaginales son algo que sucede a las chicas que se la pasan de cama en cama. Tan es así, que no resulta extraño ver en la televisión anuncios dirigidos a las «chicas bien», promoviendo la venta de medicina para infecciones vaginales. Se podría decir que lo que quieren darnos a entender es que hay ciertas infecciones para mujeres decentes y ciertas otras para quienes tienen un comportamiento poco decente; sin embargo, las infecciones vaginales casi nunca tienen que ver con la decencia, son algo muy común, y ninguna mujer debería sentir vergüenza de ello ni temer que se piense que es una «chica mal». Las infecciones vaginales no tienen una única causa
Ni de chicas bien, ni de chicas mal:
infecciones vaginales
Casi todas las mujeres, por no decir que todas, hemos experimentado alguna vez una infección vaginal. A pesar de que no cabe duda que suelen ser molestas e incómodas, lo mejor es aceptarlas como un proceso más de nuestro cuerpo para evitar rodearlas de tabús y desinformación, y poder combatirlas de la mejor manera. Las infecciones vaginales suceden cuando ciertos microorganismos entran a esta zona del cuerpo, que es un tubo muscular cerrado que va desde la vulva o genitales externos, hasta el cérvix o cuello uterino. Además, la vagina es una zona muy susceptible a contraer infecciones pues es un área llena de mucosidades y, al igual la boca, orejas e intestinos, son el ambiente ideal para que las bacterias se multipliquen y se desarrollen rápidamente. Nuestro contacto con estas bacterias no sólo sucede a través de las relaciones sexuales; también puede tener lugar de otras maneras, por ejemplo, cuando el medio ambiente se encuentra muy húmedo o cuando el agua que usamos para la higiene personal está contaminada de algún modo. El estado anímico también juega un papel importante en la probabilidad que tenemos de contraer una infección vaginal. Al estar bajo situaciones de mucho estrés, o cuando vivimos episodios emocionales intensos, nuestra energía se encuentra enfocada en el manejo de esas emociones y nos PASA A LA SIGUIENTE PÁGINA
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DESCÚBRETE
Tu spa en casa, depilación con miel cicatrizantes, hace que las piernas queden libres de impurezas o bacterias dañinas, y con una textura suave e hidratada. También es rica en vitamina B, hierro, calcio, potasio y magnesio, entre otros nutrientes. Este método depilatorio es recomendable para las personas con piel sensible, pues es un tratamiento seguro que puede ser usado durante mucho tiempo sin efectos secundarios. Además, no altera el equilibrio natural de acidez -el PH-, como sí hacen muchos productos de cuidado personal. Para elaborar tu propia cera depilatoria con base en la miel es necesaria una taza de miel, otra de azúcar, y el jugo de medio limón; también necesitarás talco
POR DINORAH AMBRIZ Para tener una depilación digna de un spa no es necesario salir de casa. Con un poco de tiempo, y con algunos ingredientes que seguro tienes en tu cocina, puedes dar a tus piernas una depilación que las dejará suaves y sin rastro de vellitos. Además al hacerlo en casa, ahorras dinero al mismo tiempo que te aseguras que lo que untas en tu cuerpo es natural y sin químicos desconocidos. La depilación con miel es uno de los métodos más afamados para remover los vellos, pues su ingrediente base -la miel- es ideal para cuidar la piel. La miel, al ser rica en propiedades antioxidantes, antisépticas y
para bebé, abatelenguas de madera, y tiras de algodón para depilar que puedes encontrar en cualquier tienda de productos de belleza. Se ponen los ingredientes en una olla pequeña, de preferencia con teflón, y se mezcla constantemente para evitar que se cristalice; una vez que hierve se baja el fuego por cinco minutos. Al retirar de la estufa, la cera se puede pasar a un recipiente de vidrio para que sea más fácil de lavar después. Cuando la cera esté a temperatura ambiente, pon una capa ligera de talco en la zona a depilar, aplica la cera con el abatelenguas y elimina los vellitos de raíz. La cera se aplica cuantas veces sea necesaria, y se recomienda que se haga cuando los vellos están largos.
Suplemento Mujer.es de Cambio de Michoacán. Director: Vicente Godínez Zapién. Coordinador: Arved Alcántara Betancourt Editora: Dinorah Ambriz Contacto: suplementomujer.es@gmail.
Ni de niñas bien ni de niñas mal:
infecciones vaginales VIENE DE LA PORTADA
deja más susceptibles a contraer diversos tipos de infecciones. Christiane Northup, reconocida autora estadounidense que promueve un acercamiento a la salud de la mujer de manera integral, asegura que las infecciones vaginales están directamente relacionadas al estrés emocional, pues por ejemplo, al sentir que «violan nuestros límites» nuestro cuerpo se encuentra más inestable y propenso a ser atacado por ciertas bacterias. Otros factores que pueden afectarnos y hacer a nuestra vagina susceptible a contraer una infección son: el sexo agresivo, que puede causar traumatismo vaginal; nuestro estado de salud, por ejemplo la diabetes causa sequedad vaginal; o nuestros niveles hormonales, por ejemplo, al estar bajas de estrógeno nuestro revestimiento vaginal se puede ver atrofiado. La cándida y vaginitis Dos de las infecciones más comunes que afectan diariamente a miles de mujeres alrededor del mundo son la candidiasis y la vaginitis. La cándida es un hongo que se encuentra en nuestra flora intestinal y vaginal; y cuando sufrimos una candidiasis se debe a que hubo un crecimiento desme-
dido de este hongo. Este incremento exponencial del hongo sucede cuando nuestra flora vaginal se desequilibra; el desbalance puede suceder por haber tomado un tratamiento de antibióticos, tener bajos niveles de defensas en el cuerpo, nadar por mucho tiempo en una alberca clorada, o usar ropa interior ajustada, entre otras razones. En general, podemos desarrollar una infección vaginal cuando hay un crecimiento desmedido de alguna de las muchas bacterias y hongos que se encuentran naturalmen-
te en la flora o mucosa vaginal. Algunos de los síntomas más comunes de una candidiasis son: sentir ardor al orinar, experimentar comezón, tener pequeñas úlceras vaginales, y presentar un flujo blanquecino y espeso que puede oler a levadura; cuando la infección se extiende a la vulva puede haber enrojecimiento y lesiones en la piel. Incluso, cuando una infección es muy fuerte, se padece de fiebres y bochornos. Por su parte, la vaginitis o vulvo vaginitis, puede ser causada por distintas razones, como pre-
sencia de hongos, bacterias, virus o parásitos; usar productos de higiene íntima dañinos; tener falta de aseo o usar ropa inadecuada; abusar del uso de tampones, entre otras causas. Esta infección de la vulva es padecida por el 90 por ciento de las mujeres al menos una vez en su vida. Los síntomas más comunes son: inflamación de la vulva, comezón y lesiones en la piel de esta zona, secreciones de mal olor, y dolor durante la relación sexual -médicamente conocido como dispareunia-; en algunas ocasiones también se pue-
de sentir dolor al orinar. Mantener el balance de tu flora vaginal La candidiasis y vaginitis son las infecciones más recurrentes, sin embargo, tienen en común con otros tipos de infecciones vaginales que su causa más general es una alteración de la flora vaginal habitual. Sobre la manera de abordar estos problemas, la doctora y escritora Christiane Northup, quien fomenta una atención médica que empodere a las mujeres sobre su salud sexual y reproductiva, asegura que se debe ir a las razones más profundas de la enfermedad. «Estas infecciones son muy comunes. Son causadas por un desequilibrio en la flora vaginal. Los antibióticos y anti fúngicos [anti hongos] no llegan al corazón del problema. Si acaso, proporcionan alivio sintomático (…) Lo que hay que hacer es restablecer el equilibrio bacteriano en la flora vaginal e intestino, pues muchas veces el problema viene desde el intestino», asegura Northup, quien se ha convertido en autora de cabecera para distintos colectivos de mujeres enfocados en el bienestar integral de la mujer. Para lograr este balance de la flora vaginal, la autora recomienda consumir alimentos probióticos, es decir aquellos que tienen microorganismos vivos adicionados. Para beneficiar el intestino, también recomienda evitar las azucares refinadas, que suelen estar presentes en los postres comerciales, y comer más alimentos fermentados ricos en bacterias saludables, como el yogur y el miso, pasta originalmente japonesa que suele estar hecha a base de semillas de soja.
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DEL DICHO AL HECHO
DE CIENCIA Y OTRAS TENTACIONES
Contra la candidiasis desde tu cocina POR DINORAH AMBRIZ Las infecciones vaginales comunes, padecidas por la mayoría de las mujeres, suelen ser muy molestas pero no especialmente peligrosas, es por esto que se puede recurrir a ciertos remedios caseros que ayudarán a restituir el balance en la flora vaginal de manera natural, siendo el desequilibrio de la flora la causa de las infecciones más comunes. La ventaja de seguir tratamientos naturales es que apuntan a la raíz del problema, creando una flora intestinal y vaginal saludable; mientras que los tratamientos convencionales suelen ser paliativos. Por ejemplo, en el caso de la candidiasis, eliminan la sobrepoblación de este hongo, pero no abordan el origen del desequilibrio en la flora vaginal. Contra la candidiasis El tratamiento natural más usado contra la candidiasis es a base de yogur natural y duchas vaginales de infusión de orégano. De tener una pareja estable, se recomienda
que también lo siga. Para las duchas vaginales, se debe poner a hervir medio litro de agua, se agregan dos cucharadas de flores y hojas de orégano -preferentemente fresco-, y se deja hervir a fuego lento entre cinco y diez minutos. Una vez que la infusión está tibia, se llena una jeringa grande -sin aguja por supuesto-, y se introduce en la vagina para disparar el líquido; la operación se repite un par de veces hasta que hayas usado las dos tazas. Se recomienda que las duchas se hagan durante siete días; pueden ser antes de tomar un baño o de ir a dormir, y será bueno usar pantiprotectores por las pocas manchas que pueda haber. Por el otro lado, se come medio vaso de yogur durante quince días. Lo ideal es que sea orgánico y natural, es decir sin azúcares agregados; así como rico en probióticos, que son algo así como la comida para las bacterias buenas. Después de la semana de duchas de orégano, también se aplica el yogur vía vaginal, intentando que toque el cérvix, durante otros siete días. Gracias a los probióticos en el yogur -es decir, a
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Parte del cuerpo que envejece más rápido: los senos
los lactobacilos-, la vagina se ve humectada, desaparece la comezón, y se restaura la flora vaginal. En el seguimiento de este tratamiento, se indica que las mujeres embarazadas no hagan las duchas de infusión de orégano, sino únicamente las de yogur durante una o dos semanas. Lo importante de la alimentación Sin importar el tipo de infección vaginal que se padezca, se sugiere que durante el tratamiento para una infección se mantenga una alimentación libre de harinas refinadas y azucares -incluidas las frutas-. Es decir, adiós al pan blanco, comidas congeladas, y embutidos; para dar la bienvenida a más alimentos de origen vegetal, que pueden ser consumidos en jugos, ensaladas o licuados. Respecto a la alimentación, algunas medidas que se pueden adoptar por periodos más largos de tiempo para evitar las infecciones vaginales, son: llevar una dieta baja en levaduras y gluten, presentes en pan y pastas hechas a base de trigo; y disminuir al máximo los azúcares, en caso de necesitar endulzar algo evita los edulcorantes a favor de las hojas de stevia, que de paso equilibran los niveles de azúcar en la sangre. Algunos cereales recomendados que pueden sustituir a aquellos alimentos ricos en gluten, son el arroz, el maíz y la quinoa. Para prevenir infecciones Aparte de la alimentación como ayuda importante para mantener una flora vaginal sana, hay otras medidas que nos ayudan a tener una vagina saludable. Es importante tener una higiene íntima alejada de demasiados químicos; por ejemplo, evita usar en esta zona jabones perfumados, aerosoles femeninos, o tampones perfumados. Si usas juguetes sexuales, recuerda limpiarlos bien después de cada uso. Del mismo modo, es recomendable que cuando te receten un medicamento, cualquiera que sea, preguntes o investigues si puede tener efectos secundarios en tu flora vaginal. Por ejemplo, los antibióticos, algunos antidepresivos, e incluso el ibuprofeno, pueden alterar el balance bacteriano en nuestro cuerpo, y por supuesto, en nuestra flora vaginal.
POR DINORAH AMBRIZ Los senos, según un reciente estudio realizado en la Universidad de Los Ángeles, son la parte de nuestro cuerpo más rápidamente afectada por el paso del tiempo. El estudio, dirigido por el profesor en genética humana Steve Horvath y publicado en la revista científica Genome Biology, indica que los tejidos del cuerpo tienen distintas edades biológicas y, por lo tanto, envejecen a distintos ritmos. El método que se desarrolló en el estudio para determinar la edad de un tejido considera la medición de los niveles de metilación del ADN, es decir, vieron cómo era el funcionamiento de los genes según el cambio químico experimentado por las células conforme las personas envejecen; conforme más metilado se encuentre un gen, mayor será su expresión. Además de lo anterior también se consideró la diferencia entre la edad de las personas y la edad biológica de sus tejidos y células. La conclusión principal fue que la edad de muchos de los
tejidos del cuerpo suele coincidir con la edad cronológica de las personas, pero los senos sí se debilitan más rápidamente. «Los tejidos de senos saludables suelen ser dos o tres años mayores que el resto del cuerpo de la mujer», indica el genetista Horvath. Por otra parte, se afirma en el estudio que el envejecimiento de las células se acelera significativamente cuando éstas tienen cáncer; por ejemplo, un tumor mamario puede acelerar el envejecimiento del tejido sano alrededor de él hasta que sea doce años mayor que el resto de los tejidos del cuerpo. A pesar de que no se puede detener este ritmo, sí se pueden mantener ciertos cuidados para evitar que nuestros senos envejezcan aún más rápido. Una de las medidas más importantes para mantener los senos saludables y sanos es hacer ejercicios que apunten a tonificar esta zona muscular del cuerpo. Los ejercicios que pueden ayudar son aquellos para pecho, brazo y torso, así se fortalecerán los músculos ubicados detrás y debajo del tejido mamario. También es importante mantener la piel de esta zona hidratada dando masajes cada noche con cremas ricas en vitamina E.
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EN FOCO
Las varias caras de la misoginia POR DINORAH AMBRIZ La discriminación hacia las mujeres es algo que sigue vigente en todo el mundo; en algunos lados más y en otros menos, pero la realidad es que aún falta mucho para que la igualdad de género sea generalizada. A pesar del progreso que se ha tenido en el tema, la Organización Mundial de la Salud ha asegurado que en la actualidad la violencia contra las mujeres es un «problema de proporciones epidémicas». Esto se siente más cercano al comprender que más del 35 por ciento de la población global de mujeres será víctima de violencia de género al menos una vez en su vida. Amartya Sen, economista nacido en India que fue galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1988, ha estudiado el problema de la misoginia, sobre todo en Asia y el Medio Oriente, sin embargo, sus trabajos ayudan a comprender la situación de las mujeres no sólo en esta zona del mundo sino en todo el globo. Desigualdad en la mortalidad Sen, en su artículo «Desigualdad de género. La misoginia como problema de salud pública», publica-
do en Letras Libres, explica que la misoginia no es un fenómeno homogéneo sino que tiene múltiples caras y expresiones. Una de las desigualdades más graves sucede alrededor de la mortalidad. En los países donde los prejuicios de género no intervienen en el acceso a servicios de salud y nutrición, de manera natural la población femenina es mayor que la masculina; sin embargo, en algunas zonas del mundo, como el norte de África y China, las niñas no tienen el mismo acceso a estos servicios, provocando mayores niveles de mortalidad femenina. Para comprender esta desigualdad se puede comparar la proporción de mujeres y hombres en distintos países. Mientras que en Estados Unidos y Europa, donde suele haber acceso por igual a servicios de salud, la proporción es de 105 mujeres por cada 100 hombres; en Egipto e Irán la proporción es de 97-100, en Turquía es de 95-100, y en China de 94-100. En Arabia Saudita el desequilibrio de la proporción es tal que llega a 84 mujeres por cada 100 hombres. «Este tipo de desigualdad no se asocia al feminicidio o al infanticidio de niñas, sino que es resultado de un acceso muy pobre de las niñas a nutrición y servicios de salud», asegura Sen en su artículo.
Inequidad para nacer La misoginia también se expresa como desigualdad en la natalidad. El antiguo deseo de las familias por tener hijos varones aún está vigente, y aunque antes podía quedarse en deseo, hoy se hace realidad gracias al acceso a tecnologías que determinan el sexo del feto; esto causa que algunos países tengan mayores niveles de natalidad de bebés varones. Un fenómeno relacionado a esta desigualdad es el aborto sexo-selectivo, que se ha vuelto popular y estadísticamente significativo en países como China, Corea del Sur, Singapur; en India, la proporción de menores de seis años ha bajado a 92 niñas por cada 100 niños, mientras que en 1991 era de 94-100. Sin las mismas oportunidades Sen reconoce otros dos tipos de desigualdades que pueden ser fácilmente vistas en muchos países, México incluido. La desigualdad de oportunidades básicas, es decir, de acceso a servicios como la educación, sólo ha sido legalmente estipulada en Afganistán. Sin embargo, es algo que viven muchas niñas de países de Asia, África y Latinoamérica, a
pesar de que en las leyes de sus países se establezca lo contrario. Por su parte la desigualdad de oportunidades especiales, como el acceso a educación universitaria, es un fenómeno que se puede observar aun en las zonas más ricas del mundo, como en Estados Unidos y Europa. Desigualdad profesional Este tipo de inequidad, explica Sen en su artículo, sucede cuando las mujeres no tienen el mismo acceso a entrenamiento profesional, empleo, o incremento de salarios y puestos. Alrededor del mundo los datos indican que una vez que las mujeres se gradúan de la universidad suelen obtener empleos de menor estatus que los hombres. También les toma más tiempo a sus empleadores reconocer su trabajo y promoverlas dentro de las empresas. Algunos especialistas en el tema aseguran que esto puede deberse a cómo fueron educadas, pues desde pequeñas a las mujeres no se les enseña a aspirar a puestos de poder en la vida pública. Este tipo de desigualdad es también evidente en la vida política global, donde de 194 países sólo 17 tienen a una mujer en el cargo presidencial.
Con más cargas domésticas y menos propiedades Las mujeres se enfrentan a otros dos tipos de desigualdad: en las posesiones y en el hogar. En algunos países no hay una distribución equitativa de las propiedades, lo que causa problemas a las mujeres para participar en actividades comerciales, sociales y económicas. Por ejemplo, en Marruecos y Nepal, la ley establece que las hijas reciban menor herencia que los hijos; y en Filipinas y Costa de Marfil, la ley prohíbe que las mujeres administren propiedades maritales. La misoginia también impacta la vida privada de las familias, donde se distribuyen inequitativamente el trabajo doméstico y el cuidado de los hijos. Esto sucede aun en países desarrollados, donde la mujer profesionista no tiene menor cantidad de actividades domésticas, sino que suma éstas a sus actividades laborales. Para Sen, el camino para empoderar a las mujeres comienza con acceso a educación y empleos bien remunerados; esto mejora sus expectativas de vida y las empodera para alzar su voz. Pero sobre todo, explica el autor, para abordar el problema de raíz es necesaria una actitud crítica ante los valores sociales aprendidos.