S U P L E M E N T O S O B R E T E M A S D E L A M U J E R | C A M B I O D E M I C H O A C Á N | N Ú M E R O 207 | J U E V E S 19 DE SEPTIEMBRE D E 2 0 13
POR DINORAH AMBRIZ Algo se ha dicho sobre cómo nuestro entorno familiar y social condiciona la manera en que nos relacionamos con nuestra sexualidad, y como parte de este entorno no puede pasar por alto la influencia que la televisión y sus contenidos tienen en nosotras a la hora de relacionarnos con nuestra vida sexual y reproductiva. «Nuestro entorno sí influye en la forma en que nos relacionamos con nuestro cuerpo, por ejemplo, no es lo mismo estar en una sociedad urbana que en una rural, y creo que la televisión juega un papel importante porque directa e indirectamente nos dice qué es bueno para nuestro cuerpo, qué está bien visto y qué no en la sociedad», opina Mariana, universitaria de 18 años. Para Estefanía, de 21 años, la relación que tenemos con nuestra vida sexual y reproductiva es algo que se aprende en casa y a partir de lo que vemos a nuestro alrededor, como telenovelas o películas, y reconoce en la televisión un factor de influencia: «Los contenidos televisivos fortalecen o debilitan nuestras creencias y conocimientos sobre la salud sexual». Por su parte, Alejandra, de 24 años, considera que aparte de los patrones de belleza que se muestran en los medios, también hay otro factor importante que afecta la relación que tenemos con nuestro cuerpo: «La comercialización del sexo se ha vuelto cada vez más recurrente, y para mala suerte de la mujer, siempre se le representa como un símbolo de placer». Nuestras actitudes y la televisión
La televisión y la opinión sobre nuestra sexualidad
La televisión tiene una capacidad importante para afectar y modificar las actitudes de la población sobre su salud sexual y reproductiva, es lo que afirma un estudio realizado por la Fundación Huésped de Argentina y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). El estudio se realizó en Argentina después de la transmisión de algunos capítulos de la telecomedia romántica llamada Solamente vos, cuyos derechos han sido adquiridos por Televisa para producir y transmitir su propia versión. La telecomedia es una de las más vistas en Argentina y aborda algunos temas clave para la vida sexual y reproductiva: el inicio de la vida sexual de los adolescenPASA A LA SIGUIENTE PÁGINA
Jueves 19 de septiembre de 2013
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DESCÚBRETE
Sexo para la reconciliación POR DINORAH AMBRIZ No es poco común que las parejas utilicen al sexo como un premio o castigo; por ejemplo, a veces se exaltan las virtudes del sexo de reconciliación, o sea, acostarse con la pareja para terminar una pelea fuerte. También es común que si el otro hizo algo que nos desagrada, se le ‘castigue’ con ausencia de sexo. Sin embargo, hacer del sexo un premio o castigo puede ser perjudicial para la salud de cualquier relación, esto según Seth Meyers, psicólogo californiano especialista en el tema, en entrevista para el sitio de Internet «Psicología hoy». Muchos recomiendan el sexo para reconciliarse, pues aseguran que las relaciones sexuales sue-
len ser muy buenas y placenteras cuando se tienen para dar fin a una discusión fuerte. La razón de esto es que interviene la adrenalina generada en la pelea, y esa euforia suele desembocar en una mayor intensidad física y emocional durante el acto sexual. Pero a pesar de lo placentero que pueda resultar tener sexo para terminar una pelea, expertos en el tema aseguran que esto no es la mejor idea para el bienestar y salud de la pareja. Tener sexo para dar fin a una discusión es dar luz verde a que exista violencia dentro de la relación. Lo que sucede cuando hay sexo para reconciliarse, es que la violencia provocada por la pelea es gratificada con un placer físi-
co. Así, en el futuro, se acepta que haya discusiones porque al fin y al cabo serán recompensadas de una manera placentera. Además de la gratificación de la violencia dentro de la pareja, tener relaciones sexuales para terminar un conflicto también afecta la capacidad que tiene la pareja para dialogar, pues el sexo en estas condiciones evita que la pareja hable, discuta maduramente, y enfrente el problema de raíz. Sin duda, las heridas causadas por una fuerte discusión pueden ser sanadas con cariño, y una buena manera de hacerlo es teniendo relaciones sexuales donde se apapachen mutuamente. Pero esto debe tener lugar una vez que la pelea ya ha terminado y se ha afrontado el problema.
Suplemento Mujer.es de Cambio de Michoacán. Director: Vicente Godínez Zapién. Coordinador: Arved Alcántara Betancourt Editora: Dinorah Ambriz Contacto: suplementomujer.es@gmail.
La televisión y la opinión sobre nuestra sexualidad VIENE DE LA PORTADA
tes, el uso del condón y el rol de la mujer en la proposición y provisión del condón. El estudio consistió en entrevistar a 702 televidentes para conocer su opinión sobre estos temas, y los resultados arrojaron mucha luz sobre la capacidad de la televisión para influir en la opinión de las personas. El 43.5 por ciento de los encuestados admite que la televisión representa su principal fuente de información sobre salud sexual y reproductiva, por ejemplo, sobre anticoncepción, embarazos y enfermedades de transmisión sexual; los médicos están en segundo lugar como fuente de información e Internet se ubica en tercer lugar. La encuesta se realizó antes y después de las primeras emisiones de la telecomedia. Uno de los resultados que demuestran cómo la televisión puede modificar actitudes es el hecho de que el 30 por ciento de los encuestados opinaba que el hombre debía proveer el condón, pero después de ver el capítulo donde se narra el inicio sexual de Daniela, uno de los personajes, la encuesta arrojó que ya sólo 19 por ciento lo creía.
Sobre la misma cuestión pero con otra pregunta, el estudio arrojó que antes de ver el capítulo, doce por ciento de los varones encuestados estaba en completo desacuerdo con el hecho de que la mujer proveyera el condón; sin embargo, tras ver el capítulo donde Daniela es la que provee el condón, sólo tres por ciento seguía estando en desacuerdo. Los resultados de la encuesta también permiten saber que para el 76 por ciento de los entrevistados, es «muy importante» que en los contenidos televisivos se aborden temas sobre salud sexual y reproductiva, mientras que para el 17 por ciento es «algo importante». En contraste, el 72 por cien-
to opina que es insuficiente la frecuencia con la que se abordan estos temas en la televisión. Los encargados de la investigación concluyeron que la introducción de estos temas en los contenidos televisivos parece ser una buena herramienta para modificar actitudes relacionadas con la responsabilidad y disfrute saludable de la vida sexual y reproductiva; al mismo tiempo que pueden ser una forma efectiva para derribar estereotipos asociados con la mujer. La televisión como método anticonceptivo Si la televisión tiene la capacidad
de modificar actitudes, no es difícil aceptar que también tiene una relación con los índices de natalidad alrededor del mundo. Un geógrafo de la Universidad de Stanford, Martin W. Lewis, comparó mapas de tasas de natalidad con mapas de otros indicadores, y concluyó que la televisión pudo haber sido uno de los factores decisivos para que bajaran los índices de natalidad en India. Lewis explica que no es la mera existencia del aparato lo que tiene relación con la cantidad de bebés que tiene una familia, sino la existencia de las telenovelas, pues son un formato de entretenimiento que tiende a mostrar mujeres
urbanas y que fomenta cierto ideal de familia, haciendo que las mujeres se sientan más identificadas con familias pequeñas. La conclusión general del estudio de Lewis es que «el mapa del acceso a la televisión en India tiene una relación muy estrecha y una semejanza con el mapa de fertilidad». Otras investigaciones sobre el tema han arrojado resultados parecidos. Por ejemplo, en 2008, un estudio realizado en Brasil concluyó que es muy probable que las telenovelas estén vinculadas con la baja en los índices de natalidad en ese país. El estudio en Brasil fue realizado por los profesores Eliana La Ferrara, Alberto Chong y Suzanne Duryea, y los resultados que obtuvieron -publicados en la revista American Economic Journal- demuestran que «las mujeres que viven en áreas cubiertas por la señal de (la cadena) Globo tienen significativamente menor fertilidad. El efecto es más fuerte para las mujeres de nivel socioeconómico más bajo y para las mujeres en las etapas media y tardía de su ciclo de fertilidad». En el estudio realizado en Brasil también se aportan pruebas que «sugieren que las novelas, y no sólo la televisión, afectan las decisiones personales». Sin embargo, tanto el estudio realizado en India como el brasileño, aseguran que la baja de natalidad también va acompañada de cambios socioculturales, como aumento de la educación, urbanización y la exposición a los medios de comunicación, entre otros.
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DE CIENCIA Y OTRAS TENTACIONES
Ginecología autogestiva Para controlar el estrés POR DINORAH AMBRIZ
Nuestro entorno suele hacer que la relación que tenemos con nuestro cuerpo y sexualidad sea lejana. A veces son los valores familiares que marcan un tabú hacia la autoexploración, en otras ocasiones es sociedad o los medios de comunicación, donde no se promueve vivir cercanamente la propia vida sexual y reproductiva. Sea cual sea el motivo, las mujeres no conocen profundamente su cuerpo, no se exploran ni se aventuran sobre él. La relación con nuestra sexualidad a veces nos lleva a estar desnudas en el baño, pero no observarnos realmente, o a tener intimidad con nuestra pareja pero no darnos tiempo para acariciarnos a solas y conocer lo que nos gusta. La ginecología autogestiva es una manera de lograr reconocimiento y aprendizaje sobre los procesos de nuestro cuerpo asociados a los ciclos femeninos. «Es un método sistemático para aprender a cuidar el cuerpo femenino de manera responsable, oportuna y amorosa», explica Marcela, integrante de La Carpa Roja, un colectivo de mujeres interesadas en compartir y enseñar sobre ginecología autogestiva. Marcela explica que la autoex-
ploración, que es parte fundamental de la ginecología autogestiva, es una de las mejores maneras para conocer y comprender nuestra anatomía y el funcionamiento normal del cuerpo. A través de una observación constante, la ginecología autogestiva nos ayuda a conocernos y poder identificar cuando tenemos algún problema, como el desarrollo de alguna enfermedad o padecimiento. «Además, nos acerca al funcionamiento de nuestro cuerpo y sus ritmos, a una mejor comprensión de nuestra anatomía y fisiología femenina; esto contribuye a la aceptación y a una relación más amable y amorosa con el cuerpo», explica Marcela. Darnos la oportunidad de conocer nuestro propio cuerpo es importante, pues es común que desde pequeñas aprendamos muchos prejuicios hacia nuestra sexualidad y la autoexploración. El primer aprendizaje que tenemos la sexualidad se da en casa, no sólo con las pláticas que pudimos haber recibido en la familia, sino también, y a veces más importante, con actitudes y comportamientos que observamos diariamente. Luego, en la escuela, estos aprendizajes se refuerzan. Así, vamos interiorizando que el cuerpo de la mujer es algo que
debe ocultarse y mantenerse en secreto; aprendemos que no podemos sentarnos con las piernas abiertas porque nos vemos vulgares, que es una vergüenza que alguien se entere que estás en tus días, y no se diga que de niña nos hayan sorprendido explorando nuestro cuerpo, pues es algo considerado sucio e indebido. Reapropiarse del propio cuerpo y aprender a quererlo es algo que toda mujer debería darse la oportunidad de hacer; y la ginecología autogestiva apunta hacia ese autoconocimiento. Ante esta necesidad La Carpa Roja impartirá talleres de ginecología autogestiva los jueves últimos de cada mes, comenzando el jueves 26 de septiembre. El cupo es limitado a 20 personas y tiene un costo de 50 pesos por sesión; es necesario pre registrarse al correo lacarparoja@gmail.com. Los temas que se tratarán en el taller son: introducción a la ginecología autogestiva; vulva, clítoris y vagina; ovarios, útero y cérvix, las cuatro fases del ciclo menstrual, menstruación y senos. La Carpa Roja es un colectivo que desde hace poco más de dos años se encuentra en nuestra ciudad llevando a cabo actividades similares, y promoviendo la apropiación del propio cuerpo en las mujeres.
POR DINORAH AMBRIZ El estrés es uno de los ‘males’ más comunes hoy en día, el 80 por ciento de la población mundial lo sufre. A veces, la cantidad de cosas por hacer provocan niveles tan altos de tensión, que se siente como si estuviéramos a punto de estallar. Para afrontar el estrés, se puede recurrir a distintas maneras de controlarlo y disminuirlo. Las mujeres son más afectadas por el estrés que los hombres, pues son más sensibles a sentir tensión, esto según una encuesta realizada por la Asociación Estadounidense de Psicología. El estrés puede ser energetizante y nos ayuda a reaccionar y desempeñarnos mejor. Sin embargo, cuando se sobrepasa un punto, puede ocasionar el efecto contrario, haciendo que nuestro funcionamiento sea menor. Esto se explica en la Ley de Yerkes-Dodson, que explica la relación entre estrés y rendimiento. Esta ley, para mejor comprensión, se suele explicar gráficamente con una ‘U’ invertida; la parte más alta de la ‘U’ corresponde al nivel de estrés óptimo, y es en este punto donde se tiene el mejor rendimiento. En la gráfica se puede ver que cuando comenzamos a tener más niveles de estrés de los asimilables por el propio cuerpo
y mente, disminuye nuestra capacidad para activarnos y ejecutar respuestas. La excesiva actividad, que casi siempre ocasiona estrés, aumenta nuestra ansiedad y aminora nuestra capacidad de organizarnos. No existe un nivel ideal de estrés, pues no todas tenemos la misma capacidad genética, ni de conducta, para afrontar y asimilar el estrés. Algunos síntomas que podemos notar cuando estamos recibiendo niveles de estrés mayores a lo que podemos asimilar son: aceleración mental, indecisión, pérdida de memoria y del sentido del humor, fatiga, dolores diversos, alteraciones en el ciclo menstrual, insomnio, depresión, ansiedad, frustración, e ira. También puede haber algunas reacciones conductuales, como tener tics, moverse en exceso, morderse las uñas, comer mucho o fumar más de lo habitual. Lo básico para enfrentar el estrés es respetar nuestras necesidades personales: comer equilibradamente, dormir lo suficiente, hacer ejercicio, y darnos tiempo para el ocio constructivo y la diversión. Otra manera de enfrentar el estrés es con el ejercicio de prácticas de atención plena, por ejemplo: respiración consciente, yoga o meditación, éstas te permiten re encontrar el balance perdido por altos niveles de estrés. Finalmente, al final del día puedes recurrir a un té de las varias plantas que relajan el cuerpo y el sistema nervioso, como la valeriana, pasiflora, manzanilla o toronjil.
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Mujeres y la construcción de la paz EN FOCO
POR DINORAH AMBRIZ Aunque la construcción de la paz es labor de ambos géneros, parece no haber duda al afirmar que la perspectiva que aportan las mujeres en esa construcción es valiosamente diferente. En el marco del Día Internacional de la Paz, celebrado el 21 de septiembre, sobresale la participación de las mujeres en la construcción de la paz. Mujeres y misiones de paz de la ONU A pesar de que históricamente las mujeres no han tenido mucha inclusión en las actividades de mantenimiento de la paz de la ONU, hoy en día la mujer aumenta su participación en estas actividades. Esto, como se afirma en el sitio de Internet de las Naciones Unidas, en su entrada titulada «Las mujeres en el mantenimiento de la paz», es resultado de que las estrategias para alcanzar y sostener un mundo pacífico «han ido evolucionando hasta abarcar un enfoque humanitario más amplio». Según las Naciones Unidas, las mujeres ocupan distintos lugares en las diversas áreas desde donde se puede tener un impac-
to, por ejemplo, desde la Policía o en los contingentes militares. Mientras que en 1993 las mujeres representaban el uno por ciento del personal uniformado, hoy en día representan el trece por ciento, entre personal militar y de Policía en las misiones de mantenimiento de la paz. La presencia femenina tiene un efecto positivo tanto en el proceso de consolidación de la paz como en la protección de los derechos de la mujer. La Organización de las Naciones Unidas afirma que «lograr la paridad de género es una prioridad para el secretario general»; también aseguran que es muy importante que haya mujeres involucradas en las misiones de mantenimiento de paz. En el plano local, las mujeres pueden ser modelos de comportamiento para otras mujeres y niñas, haciendo ver que ellas tienen un papel activo para hacer valer sus propios derechos y participando en los procesos de paz. La participación de las mujeres también ayuda a mitigar conflictos y enfrentamientos en zonas donde se busca mantener la paz, apoyan y empoderan a las mujeres de la zona y fomentan una mayor sensación de seguridad en la población local, sobre todo en mujeres y niños.
Recientemente se han desplegado tres unidades para misiones de paz que son integradas exclusivamente por mujeres: una hindú en Liberia, una de Bangladesh en Haití y en la República Democrática del Congo. La diferencia que pueden hacer las mujeres en estas misiones «Lo que hemos visto, por ejemplo, con las unidades femeninas en Liberia, es una tarea increíble (…) Es diferente la integración que puede lograr una unidad femenina en la sociedad, en un campo de desplazados, en un campo de refugiados. Es diferente la manera en que se entiende la problemática a la que se han enfrentado en esos lugares», asegura Susana Malcorra, secretaria general adjunta del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno, para la radio de las Naciones Unidas en español. Malcorra también asegura que las brigadas de mujeres pueden ser más sensibles para encontrar maneras de ayudar en la problemática, haciendo que la misión de mantenimiento de paz sea más exitosa. La capacidad de las brigadas femeninas para lograr una mejor integración y comprensión de los
problemas puede tener sus razones en una mayor habilidad de las mujeres para empatizar y dialogar con más apertura; a esto se suma la diferencia cultural, presente en gran parte del mundo, que impide que las mujeres y hombres dialoguen en condiciones de equidad. Para Malcorra, no cabe duda que las mujeres aportan mucho para lograr el entendimiento de los problemas y la capacidad de encontrar soluciones en aquellos lugares donde se han lanzado misiones de paz. «La cantidad de mujeres involucradas en el área civil está alrededor del 30 por ciento», asegura Malcorra en la entrevista y añade: «Obviamente esto está lejos del 50 por ciento que reflejaría un equilibrio». En la tarea de integrar a más mujeres a las misiones de paz, Malcorra dice que están trabajando en el diseño de las misiones para que sean más amables hacia las mujeres que quieran involucrarse: «Estas misiones, históricamente han sido desarrolladas con una filosofía muy militar y austera, y no tenía en cuenta las necesidades, muchas veces diferenciadas, que tiene el personal femenino (…) Estamos poniendo énfasis en la seguridad de nuestro equipo, en la visión de género y en los requerimien-
tos de género». La mujer como actor fundamental para la paz El interés de la ONU por incorporar mujeres a sus misiones de paz puede apoyar la tesis de que, a lo largo de la historia, las mujeres han tenido, y siguen teniendo, un importante protagonismo en iniciativas en favor de una de las causas de mayor interés universal, es decir, la paz. «Mantener que las mujeres no son ni más pacíficas ni mejores que los hombres no impide reconocer y destacar un hecho importante, que la causa de la paz es uno de los movimientos políticos que más mujeres ha movilizado a lo largo del último siglo», explica Carmen Magallón, directora de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz. Magallón asegura en su artículo «Las mujeres como sujeto colectivo de construcción de paz», que sin duda, la necesidad más urgente es lograr la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, «pero esta convicción no ha de impedir a las mujeres constituirse en sujeto colectivo para la construcción de la paz, pues de su ejercicio surgen visiones y espacios nuevos para la regulación de la convivencia humana».