La segunda ciudad. Rol del espacio abierto post terremoto

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CONCLUSIONES GENERALES

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RELACIÓN ENTRE ESPACIO ABIERTO, RESILIENCIA URBANA Y DISEÑO URBANO

La relación entre espacio abierto, resiliencia urbana y diseño urbano, aun no se establecen como parte integral en la planificación urbana actual, sin embargo para planes de manejo post catástrofe, estos se vuelven imprescindibles. La relación entre espacio abierto y resiliencia urbana queda en evidencia tras su rol critico ante el evento sísmico. La capacidad de los espacios abiertos en primera instancia, de actuar como zonas seguras ante el peligro de la destrucción de lo edificado y tsunami, y luego, como zonas de habitabilidad transitoria, capacidad de absorción y adaptación al shock (como significado de la resiliencia) los comprende como activos para la resiliencia de la ciudad, necesarios para un país sísmico como Chile. Pese aquello, en la actualidad, los espacios abiertos no son valorados en el sistema urbano, siendo más bien marginados y menospreciados por la planificación urbana. Por ello se vuelve necesario revalorizarlos en su condición como tal, a través de la mirada de la resiliencia urbana, como elementos con capacidad latente para la adaptabilidad de la ciudad ante catástrofes. Si bien es imprescindible extender esta visión de manera urgente al planeamiento para el diseño de ciudades resilientes, llevarla como herramienta al diseño urbano aun es experimental. No obstante el análisis de los espacios abiertos concurridos a través de algunas variables de la resiliencia, según el modelo ecológico de Walker y Salt (2006) como diversidad, modularidad, variabilidad ecológica y servicios ecosistémicos que se asocian al diseño, llevados a cabo en este estudio, dan luz algunos contenidos de resiliencia que se pueden manejar para el diseño del espacio abierto.

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ESPACIOS ABIERTOS CONCURRIDOS POST CATASTROFE EN EL ÁREA DE ESTUDIO

Tras el catastro de los espacios abiertos se pueden develar oportunidades y vulnerabilidades respecto a este elemento y su relación con la resiliencia. Oportunidades: La gran cantidad de espacio abierto existente en el área de estudio, especial mente espacios abiertos naturales, producto de la metropolización a ciudades periféricas como también por la característica tipología de construcción de una fachada antejardín – pasaje. El patrimonio ambiental que posee el área como espacio abierto con servicio eco sistémico como Parque Laguna Grande y todas las mesetas que fueron ampliamente concurridos por la población afectada, críticos en tiempos de incertidumbre ante replicas, tsunami y desabastecimiento del agua. De importancia reevaluar y manejar en los planes reguladores ante actuales deterioros y privatizaciones (como polígonos forestales y áreas residenciales exclusivas). Vulnerabilidades: La falta de espacios públicos en el área de estudio. Si bien existe una gran cantidad de espacio abierto -propio de un área periférica como áreas naturales, infraestructura y sitios eriazos aparte de lo tradicional- la falta de espacios abiertos públicos, propiamente urbanizados, comprendidos en el sistema urbano, accesibles y permeables, son escasos. La falta de espacios abiertos públicos en las mesetas del área (ampliamente concurridas ante el evento de un posible tsunami), especialmente en el área de de San Pedro de la Paz como un recurso orográfico alejado del borde y privatizado.


Con ello, en un área de estudio con un borde costero construido y en permanente expansión inmobiliaria, se vuelve imprescindible espacios abiertos públicos, accesibles y en altura. Salvaguardando la segregación espacial y social existente en algunos sectores, ejemplificado tras la masiva ocupación del sector de las cumbres de Andalué en San Pedro de la Paz.

ESPACIOS ABIERTOS CONCURRIDOS Y CONTENIDOS DE RESILIENCIA Tras la aplicación de las cuatro variables de resiliencia “compatibles” con el diseño urbano, abordados como diversidad para ver la capacidad de adaptación, modularidad para ver la permeabilidad, variabilidad ecológica para ver las fluctuaciones sobre el espacio abierto y los servicios ecosistémicos para ver la cualidad como espacio no edificado y su aporte eco sistémico, se tienen los siguientes resultados en pos de revelar descriptores que cualifique su condición dentro de lo que aporta a la resiliencia. Desde la diversidad: Se revela en primera instancia un área de estudio de gran diversidad tipológica con más de siete categorizaciones de espacios abiertos, con especial atención a nuevas categorías fuera de lo tradicional como áreas naturales, sitios eriazos e infraestructuras como espacios propios de ciudades periféricas, que en conjunto aportaron a la resiliencia urbana al generar mayor capacidad de actuación al momento de ofrecer una gama de respuestas para “combatir” distintas situaciones tras el evento. Situaciones que resultaron ser dos en el área, una espacios que respondieron propiamente a la inestabilidad o inhabitabilidad de lo edificado como áreas verdes, espacios colectivos y públicos próximos a la vivienda afectada ; y la otra por tipologías que respondieron a la alerta de tsunami como áreas naturales, sitios vacantes, sito eriazos e infraestructuras –(propios de un área 121


periférica) que sumadas a las anteriores, respondieron como zonas seguras ante un eventual tsunami, eso sí con la clara distinción de estar distanciados desde un plano vertical u horizontal al borde costero. Desde la modularidad: Se descubre un área de estudio sin una ordenación mayor sistémica en su forma, más que una forma urbana discontinua y fragmentada propias de zonas urbanas periféricas, con trazados urbanos autónomos entre sí denominados “archipiélagos urbanos” –de tramas ortogonales en base a módulos regularesadvirtiendo que a escala de barrio existe un ordenamiento legible y accesible pero que al integrarse con el sistema - a una escala macro-, éste se disocia y desarticula con el todo. Causal directa del traspaso conflictivo que se registró desde los extremos de la ciudad tras el evento, de, una redundancia de conexiones en lo llano a la reducción de una única vía de ascenso a las áreas sobre mesetas validando a la permeabilidad como un factor latente de resiliencia. Respeto a las situaciones observadas tanto desde el terremoto como tsunami o bien ambos, todos los espacios abiertos concurridos son adyacentes a una vía; ya sea una carretera, avenida, calle, pasaje o camino rural, por la necesidad de la proximidad a una vía rápida de evacuación y relación con el sistema urbano, entendiéndose a la accesibilidad como un factor determinante en la concurrencia de los espacios. Espacios en su mayoría insertos en la estructura urbana asociados a tramas permeables, permitiéndoles ser espacios receptivos y de mayor retroalimentación con el entorno ante cualquier emergencia. Sin embargo, desde algunos espacios localizados en la periferia y en lo alto (sobre mesetas concurridos por áreas costeras afectadas por tsunami) son de baja permeabilidad, dado a que la legibilidad del trazado urbano se pierde en la superposición de la trama urbana sobre pendiente hasta “perderse” inclusive, dificultando la accesibilidad del espacio abierto.


Desde la variabilidad ecológica: La importancia de un diseño urbano capaz de absorber las fluctuaciones ambientales del territorio producidas por eventos naturales cada vez más imprescindible, generando la integración de las áreas propensas a fluctuaciones ambientales a la planificación urbana de manera tal que no se transformen en los principales agravantes de las consecuencias catastróficas tras un evento sísmico. Desde los servicios ecosistémicos: La integración del ecosistema como un servicio al paisaje urbano, más allá de un aporte de marketing a la oferta inmobiliaria. En donde las mesetas juegan un rol fundamental como principal espacio abierto concurrido en áreas costeras; y las lagunas, esteros, canales, ríos, como principales suministradores de agua tras un evento sísmico. Develando así, la importancia de su mantención como espacios públicos, libres y accesibles. Tras el estudio de las cuatro variables, surge una nueva, la versatilidad del espacio, en donde la capacidad de flexibilidad en cuanto a adaptación espacial sin perder su función originaria para acoger distintos escenarios o bien uno, que sobrepase en el tiempo las “variaciones” de éste. Si bien esta es una propuesta que pretende contribuir a la medición de la resiliencia de la red de espacios abiertos de una ciudad. No hay un patrón exacto para medir la magnitud de versatilidad en un espacio abierto determinado, sin embargo se puede deducir que a mayor permanencia mayor adaptabilidad del espacio. En ello se hizo un estudio (ver anexo 5) deduciendo que los aspectos que influyen en la permanencia de tiempo por lo general son identidad, accesibilidad y configuración del espacio (envolvente/comunicación visual como factores críticos). 123


En resumidas cuentas tras la aplicación de las cuatro variables se observa que solo es en conjunto, como una gran variable “integral” cuando el espacio abierto actúa como resiliente en su total capacidad, sin una u otra, el espacio abierto ya comienza a perder valor de resiliencia. En el que se puede establecer a grandes rasgos entonces, factores críticos de ocupación como: espacios diversos, accesibles, en tramas permeables y cercanas a recursos naturales.

REFLEXIONES FINALES

La mirada del espacio abierto a través de las variables de resiliencia urbana develaron que son solo algunos los espacios abiertos resilientes en su totalidad (es decir que contemplan las cuatro variables), identificados como mesetas y bordes laguna. Quienes urgen una evaluación y apropiado manejo ante su actual privatización y deterioro ambiental. También se reconoce que existen, o bien se necesitan, distintos espacios abiertos resilientes según el tipo de respuesta, identificando espacios resilientes para evacuación, habitabilidad transitoria y habitabilidad permanente, pero que solo entendidos en red, resultan resilientes.

La necesidad de incluir al espacio abierto en la planificación territorial para ciudades resilientes -como activos para ciudades sísmicas- es posible desde el manejo en el diseño urbano de los espacios públicos (parques, plazas, plazoletas, calles, pasajes), áreas verdes (áreas verdes habilitadas y no habilitadas, canchas, antejardines), infraestructura (rutas) y áreas naturales (lagunas, mesetas, bosques), como una red sistémica resiliente. Abordándolos desde su capacidad latente de actuación, una que contemple su función cotidiana y a la vez, en tiempos de crisis logrando un diseño sustentable en el tiempo.


Si bien el área de estudio presenta una gran cantidad de espacio abierto, los espacios abiertos concurridos por la población en general no pertenecen al sistema de espacios colectivos y/o públicos de la comunidad; la falta de espacio público, la privatización e inaccesibilidad de algunas mesetas, la baja permeabilidad entre el borde costero y zonas más elevadas y el deterioro u olvido del patrimonio ambiental. Diagnosticando un área de estudio lejos de ser un sistema urbano resiliente. Sin embargo, abordando estas problemáticas – desde la vulnerabilidad de los terremotos y tsunamis (inundaciones)-, con la construcción de un sistema de espacios abiertos públicos a lo largo del territorio- incorporando por supuesto en esto a los servicios ecosistémicos- potenciado a través de un programa de arquitectura social (idóneo en un área de estudio socialmente vulnerable) como bibliotecas, centro comunitarios etc. (como espacios de gran utilidad al momento de albergar en tiempos de emergencia) puede generarse resiliencia.

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