Revista de mcfernandez amador

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C&L

Cultura

y

Literatura

Memorias del gran J. G Ballard

Editorial El Planeta

Libros. Artes. Escenarios.



Cultura & Litertura

Edición cetral

Libros

ºMemorias de J.G. Ballard

ºLos pasos de Nancy Buckingham ºEl gran Stephen Vizinczey

Artes

Escenarios

Los pasos perdidos de la vanguardia; ARCOlisboa, arte en petit comité.

Fabio Biondi, “Vivaldi es improvisación…”; Mascaras del existencialismo

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C&L Actualmente se pueden observar varios tipos de arte que surgieron en periodos muy cercanos al siglo XXI. Al ser anteriores a nuestro siglo, estos estilos de arte han sido muy famosos en nuestro siglo y la gran mayoría de las personas lo conocen. Este es el caso por ejemplo del arte contemporáneo o del arte cubista aunque también es el caso del arte vanguardista. ¿Qué es el arte vanguardista? El arte vanguardista es un movimiento artístico que hace referencia a todas las obras de arte y a los artistas que son innovadores o empíricos, normalmente este arte hace referencia tanto a las disciplinas artísticas, como políticas o culturales. Por esta razón, el vanguardismo es un impulso de todos aquellos límites que se aceptan como norma, principalmente en la cultura. El origen de este estilo de arte se asocia principalmente al arte moderno ya comenzó a surgir como protesta hacia este. Además el término vanguardista hace referencia a los cambios sociales drásticos. Dentro del arte vanguardista existen diversos movimientos artísticos que creaban una renovación artística y distorsionaban las técnicas usadas para la representación artística como fue en el caso de disciplinas como la literatura, la música, la pintura, el cine, el teatro, la arquitectura, entre otras. Características del arte vanguardista Dentro del este estilo de arte podemos observar diferentes características tanto de forma general como de manera partículas. Sin embargo, la característica más destacada de esta clase de arte fue el carácter provocador que tenían sus obras. Desde esa característica comienzan a surgir subgéneros del arte vanguardista como pueden ser el arte surrealista, el futurismo, el ultraísmo, el cubismo, entre otras. Aunque fueron diferentes movimientos vanguardistas todos ellos tenían varias cosas en común que eran: Anuncios publicitarios Lucha contra la tradición, para adquirir innovación y libertad individual. Libertad y audacia. Naturaleza experimental.

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Esta corriente artística innovadora y renovadora, que de forma general era dogmática, surge principalmente en Europa durante el primer periodo del siglo XX. Poco después este tipo de arte se va desplazando a otros continentes como por ejemplo a América donde se vio enfrentada al modernismo. Las expresiones del vanguardismo Dentro del vanguardismo se pueden observar diferentes expresiones o diferentes subgéneros vanguardistas, como hemos comentado anteriormente, estas diferentes expresiones eran: impresionismo, expresionismo, fauvismo, dadaísmo, futurismo, cubismo, ultraísmo, arieldentismo, pop art, surrealismo y estridentismo.


Obra del día

MUJER FRENTE AL ESPEJO. PICASSO, PABLO. Pablo Picasso (1881-1973) es uno de los pintores más conocidos del mundo. Por la aparente simplicidad de sus composiciones, su estilo cubista es frecuente tema de bromas. Sin embargo, las obras de Picasso son más complejas de lo que creemos.

En esta obra una mujer (Marie Thérèse Walter, amante de Picasso) se contempla frente a un espejo. Su rostro esta dividido en dos: del lado izquierdo vemos la niña y del lado derecho la mujer. En una interpretación moderna de la vanidad, Marie Thérèse, contempla su reflejo interno. Lo que ve en el mismo esta abierto a debate: ¿reflejo futuro de una decrépita vejez o complejos internos que nos son invisibles? está en la cara, lo que está dentro del La mujer estira la mano hacía el espe- rostro, o lo que está detrás de esto?” jo en un movimiento que une a la vez la niña, la mujer y el reflejo de la mis- TÍTULO: Mujer ante el Espejo ma. En una sola obra, Pablo Picasso ARTISTA: Pablo Picasso plasma todo su genio. Con brochazos AÑO: 1932 gruesos y una paleta de colores caóticamente colorida, Picasso nos repre- TÉCNICA: Óleo sobre lienzo senta tres versiones de una sola mu- TAMAÑO: 162.3 x 130.2 centímetros jer. En las palabras del famoso pintor español: “¿Hemos de pintar lo que


Edición central Lor

Memorias d

“La obra de J.G. Ballard destruye las barreras entre ciencia y arte; publicidad y literatura; política y cultura pop; catástrofe ecológica y la Era Espacial; la televisión y los nuevos estilos de conformismo sociópata; et al. Ha identificado y expandido de forma imaginativa las nuevas mitologías y simbolismos del futuro inminente. Sexo, tecnología, anuncios, este planeta moribundo, comportamientos patológicos cada vez más innovadores, el mundo paralelo de las vidas y muertes de los famosos... todo se entrecruza en las inteligentes explicaciones de Ballard acerca de qué está pasando realmente”

Ballard, nacido en 1930 en Shanghai, donde sus padres eran miembros de la colonia británica, tuvo una infancia exótica y aventurera en China al vivir la invasión japonesa y verse recluido con su familia en un campo de concentración. Esa experiencia dramática la narró

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en su novela más conocida, la autobiográfica El imperio del sol (1984), que Spielberg convirtió en película. Ballard regresó a Reino Unido de adolescente y nunca pudo adaptarse al mundo gris y cerrado de la sociedad británica de posguerra. Estudió Medicina, y la anatomía y la disección forman parte integrante de su literatura, a veces de una perturbadora fisicidad y sexualidad. También se enroló en la fuerza aérea (RAF) donde realizó el curso de piloto, y el imaginario de los aviones y el vuelo -especialmente lo relacionado con la caída de los fulgurantes aparatos- aparece en sus textos. Las imágenes, sueños y experiencias traumáticas de la China devastada por la guerra le acompañaron toda la vida y formaron en buena medida su mundo creativo, caracterizado por una conexión tremendamente fructífera con el inconsciente que se expresaba en una capacidad asombrosa para el simbolismo y las metáforas. Los edificios deshabitados, los night-clubs y hoteles abandonados, las piscinas vacías, los

desiertos... son algunos de los no-lugares oníricos que pueblan los sensacionales cuentos y novelas de Ballard, cuya lectura provoca una sensación escalofriante, a la vez de extrañeza y reconocimiento. En una ocasión, entrevistado por quien firma estas líneas, el escritor, que tras la muerte de su mujer pasó una época abismal de alcohol, desesperación y sexo, afirmó que no necesitaba drogas para imaginar sus mundos, algunos de los cuales tienen una luminosidad lisérgica: “No hay droga como la mente”. Algunos críticos vieron en su escritura un elemento enfermizo, malsano y perverso. Sus muchos admiradores, en cambio, destacan su capacidad de avizorar el futuro y escrutar en las profundidades de nuestras almas, sondeando los elementos más tenebrosos, pero también los más conmovedores y extraordinarios. Admirador de los pintores surrealistas, de Magritte, de Dalí, de De Chirico, de Delvaux sobre todo, de los que su universo imaginario es muy deudor, Ballard estuvo muy interesado

por el mundo artístico y se vinculó a los movimientos vanguardistas de los sesenta. En una ocasión, incluso organizó una exposición de automóviles destrozados en accidentes, un tema que le obsesionaba y que sublimó en su novela Crash (1973), llevada al cine por David Cronenberg. De su época experimental, en la que no dudó en acercarse a la pornografía y rodear su escritura de elementos morbosos y alucinatorios, son libros inclasificables como La exhibición de atrocidades. Varias de sus obras más conocidas giran en torno a catástrofes que amenazan la Tierra y conducen a los personajes a una regresión psicológica, a un apocalipsis interno que no deja de tener un elemento de regeneración. Novelas como El mundo sumergido, La sequía o El mundo de cristal, imaginan la civilización abocada a su fin respectivamente por inundaciones, falta de agua o un extraño fenómeno que cristaliza la naturaleza. El año pasado, el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona le dedicó una magnífica exposi-


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de J.G Ballard ción que revisaba todos los aspectos de su obra. Ballard era consciente de que se moría y sus últimos tiempos los ha pasado colaborando con su médico en una suerte de experimento literario en torno a su enfermedad, del que no se sabe si sus frutos verán la luz pública. La prosa de Ballard revela nuevas lecturas y significados con cada visita, posiblemente, porque se adelantó a circunstancias y, sobre todo, formas de percibir el mundo que aún no conocíamos cuando las puso por escrito. Pero si hubiera que apuntar un par de rasgos formales, uno de ello Su icónico “La exhibición de atrocidades” sigue siendo un ejemplo perfecto de todo ello. Ballard es un autor de ciencia-ficción a veces frío e incómodo, tachado en ocasiones de inhumano por su aproximación distante y sarcástica a

la naturaleza de nuestra especie. Sin embargo, hay pocos autores tan humanistas como él en la ciencia-ficción moderna (no podría ser de otra manera, con el fuerte componente erótico que palpita tras su prosa... aunque sea un erotismo que revuelve las tripas). Lejos de escudarse en palabrería tecnológica o en la fría adivinación de lo que está por venir, Ballard usa su retrato de la tecnología como una forma de entender mejor cómo estamos desesperados por encontrar humanidad en una sociedad deshumanizada: ¿que necesitamos excitarnos con accidentes automovilísticos? Bueno, pues por algo será. ¿Que nuestros edificios y nuestras autopistas nos definen mejor que cualquiera de los sentimientos que, en teoría, nos diferencian de los animales? Puede ser, pero a lo mejor es síntoma de algo, y habría que pensar en ello y corregirlo.

“Más tarde, mientras estaba sentado en el balcón, comiéndose el perro, el doctor Robert Laing recordó otra vez los hechos insólitos que habían ocurrido en este enorme edificio de apartamentos en los últimos tres meses”. Con esa poderosa línea inicial arranca Rascacielos (High-Rise, 1975). El edificio donde transcurre la acción de esta novela de J. G. Ballard tiene cuarenta pisos, veinte ascensores y mil departamentos. Dos plantas —la décima y la trigésima— albergan supermercados, shoppings, servicios, escuelas y las infaltables piletas de natación (siempre siniestras y desoladoras en Ballard). Aunque todos los habitantes son profesionales exitosos, los pisos más altos gozan de un lujo superior al de los pisos inferiores. Un enorme estacionamiento rodea al edificio, y también un lago artificial a medio construir: un desolador óvalo de doscientos metros de diámetro, hecho de puro concreto, sin agua todavía. El paisaje es suburbano, muy en las afueras de una Londres ya insoportable; el edificio más cercano es idéntico, pero está a cuatrocientos metros de distancia. Los “hechos insólitos” que recordará Laing estructuran la novela en un gradiente de primitivización que va transformando a los habitantes del edificio. En sólo tres meses se produce “un nuevo orden social” generado por la propia arquitectura psicotizante de esa mole de cemento.

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Libros Los pasos de Nancy Buckingham Aveces el mayor acto de amor hacia una persona es desaparecer de su vida Buckingham Nació en Bristol, Inglaterra, Reino Unido. En 1949 contrajo matrimonio con John Sawyer Comenzaron a escribir juntos, de manera colaborativa, en 1967, primero con su nombre de soltera y más tarde bajo los seudónimos Christina Abbey, Erica Quest, Nancy John y Hilary London. Su última novela se publicó en 1992, año en el que John falleció. Buckingham se convirtió en la octava Presidenta electa de

la Asociación de Novelistas Románticas, desempeñándose en la actualidad como una de sus vicepresidentes. N O V E L A S Storm in the Mountains = Heart of Marble (1967) The Hour Before Moonrise = Victim of Love (1967) Cloud Over Malverton (1967)

The Legend of Baverstock Manor = Romantic Journey (1968) Call of Glengarron (1968) The Dark Summer (1968) Secret of the Ghostly Shroud (1969) Kiss of Hot Sun (1969) A Shroud of Silence (1970) The House Called Edenhythe (1970)

El gran Stephen Vizinczey Poe estraño que parezca, ninguna cantidad de aprendizaje puede curar la estupidez, y la educación formal fortalece positivamente. Stephen Vizinczey nació en Hungría en 1933, segundo hijo de un director de escuela antifascista que fue asesinado por un fanático nazi cuando Vizinczey contaba dos años. Mostró interés por la literatura ya desde adolescente. Con apenas 16 años Vizinczey publicaba poemas en la revista Forum. Más tarde, estudio en la Universidad de Budapest y se graduó en la

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Academia de Artes Teatrales y Cinematográficas de la ciudad en el año 1956. Sus primeras obras, La última palabra –ganadora del Attila József Prize- y Mama, fueron prohibidas por el régimen comunista. Participó en la revolución del año 56, antes de verse obligado a exiliarse en Canadá, país en el que fundó la revista literaria y política Exchange y en

el que trabajó para el Canada’s National Film Board y para la CBS como escritor y productor. Vizinczey no conoció el éxito como escritor hasta 1965, gracias a la publicación de En brazos de la mujer madura (In praise of older women). La obra, que narra los encuentros sexuales de un hombre joven con mujeres de más de treinta y cuarenta años, fue un superventas en varios países europeos,

especialmente en Francia, y ha inspirado dos películas. En 1983 Vizinczey logró otro importante éxito con Un millonario inocente (An innocent millionaire), la historia del hijo de un actor norteamericano en Europa. El libro fue aclamado por la crítica por su estilo ágil, así como por la profundidad en la caracterización de los personajes. Es también autor de distintos estudios y ensayos, entre los que destacan Las reglas del caos.


Arte

Los pasos Además de ensanchar el vasto continente de lo que no sabíamos que no sabemos (¡el constructivismo polaco!), esta exposición proporciona varios asuntos de interés. Alguno muy específico: encontrarnos con un pintor como Strzeminski, cuya trayectoria artística se desarrolla en una dirección que no es la habitual, pues al final de su carrera pasó de lo geométrico a lo figurativo. De la recta a la curva, de lo matemático a lo orgánico. No es el único pintor que ha hecho este viaje, Philip Guston es un caso muy conocido de abandono de la abstracción en pos de la figura, pero el pintor polaco lo argumentó brillantemente en su Teoría de la visión (1948).

perdidos de El otro asunto es de mucho calado: Strzeminski y Kobro defienden y realizan un arte que desde la mayor autonomía de lenguaje, sin embargo aspira a influir en el desarrollo social. Una propuesta que el primero formuló y bautizó como “Unismo” en 1929. Lo que postula su autor es que “la obra plástica no expresa nada ni es signo de nada”, la imagen pictórica es “un fenómeno exclusivamente visual”. Y sin embargo, el Unismo, aparentemente formalista, tiene para este artista un sentido político, ya que los resultados de experimentar con formas puras pueden luego utilizarse como modelos para una organización más racional de la sociedad. Esta teoría se plasmó en sus Composiciones arquitectónicas y en una serie

la vanguardia de pinturas unistas realizadas entre los años 1924 y 1934. A su vez, Kobro propuso en sus escritos teóricos la misma traslación del prototipo a la realidad, tomando la escultura como modelo funcional para la vida. La escultura se convierte así en fuente de soluciones arquitectónicas y urbanísticas. Las creaciones agrupadas en las series Esculturas espaciales y Composiciones espaciales están consideradas además como la cumbre de la escultura constructivista. Wladyslaw Strzeminski (Minsk, 1893- Lodz,1952) y Katarzyna Kobro (Moscú, 1898- Lodz, 1951), polacos ambos, inician su actividad en el Moscú de los primeros años de revolución soviética. Previamente, él había estudiado

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Escenarios

Fabio Biondi, “Vivaldi es improvisación…” Al frente de Europa Galante, ha asentando su prestigio como gran especialista mundial del barroco. Con este conjunto interpretará Los conciertos del adiós de Vivaldi en Oviedo y Madrid (18 y 19). Y en junio estrenará en el Palau de les Arts, donde ejerce como director musical, Piramo y Tisbe, de Johann Adolf Hasse. Está Fabio Biondi (Palermo, 1961) a punto de completar su tercera temporada como director musical del Palau de les Arts (cargo compartido con Roberto Abbado). La ha aprovechado para trascender sus registros habituales. La Lucrezia Borgia de Donizetti, que dirigió en marzo, significa su desembarco en el romanticismo italiano, dominio en el que pretende seguir creciendo: ya tiene a Verdi en el

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historicista. Con este conjunto visita Oviedo (Auditorio Príncipe Felipe, jueves 18) y Madrid (Auditorio Nacional, viernes 19). En atriles, los Conciertos del adiós de Vivaldi.

punto de mira. Pero la carrera de este violinista y musicólogo está asociada sobre todo al barroco. Se fogueó en los 80 con las formaciones europeas más prestigiosas en este periodo, bajo la tutela de maestros como Savall, antes de fundar Europa Galante en 1990, un referente continental de la interpretación

Pregunta.- Son conciertos escritos a la desesperada por Vivaldi en sus últimos días de vida. ¿Qué importancia tienen dentro de su vasta obra? Respuesta.- Vivaldi se sentía marginado por el gusto imperante. Para ponerse al día intentó aproximar su escritura al estilo galante. Llama la

atención el cuidado con el que trata el tejido orquestal. Tienen una magia contrapuntística que no es la típica de Vivaldi. Él solía volcarse en la escritura para violín, sin preocuparse tanto del acompañamiento. Era también un momento triste. Creía que su música no le sobreviviría. En estos conciertos aflora esa melancolía. Vivaldi dice mucho de sí mismo.


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EDICIÓN NÚMERO 1


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