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Se bajó del carro, corría por una calle que se le hacía conocida, las personas estaban celebrando y festejando el carnaval con disfraces y carros alegóricos, como no veía bien y por la desesperación se chocaba con las personas, a lo lejos vio la esquina en donde empezó todo, lloró. Corría y corría en busca de su hogar, a lo lejos divisó el jardín en el que jugaba cuando era una niña, este jardín pertenecía a su mejor amiga, pero después de todo lo que pasó no confiaba en nadie, solo en su madre; cerró los ojos un momento y trato de recordar el camino a casa, se le prendió el foco y recordó el camino a casa, pero esta vez ya no corrió, más bien camino, giro a la derecha y luego a la izquierda, gritó ¡mamá soy yo! ¡Regresé! ¡Déjame pasar! Majo estaba dormida, pero entre sueños escuchó gritos, se despertó y pensó que todo era producto de su imaginación, pero de igual manera abrió la ventana y vio a su hija con el cabello largo, con sus ropas sucias y rotas, no pudo contener sus sentimientos y lloró, bajo las escaleras temblando, abrió la puerta y la abrazó...

Maya era de esas chicas que tenía cada segundo, minuto y hora planeados, ella aspiraba ser una gran psicóloga conocida, para que de esta manera pueda ayudar a personas con problemas, todo lo que hacía tenía que ser el paso “correcto”, según ella y su madre. Le iba espectacular en el colegio, era de las chicas más aplicadas, responsables y estudiosas de su grado, pero lo que nunca fue su fuerte era educación física, lo que le serviría para lo que vendría. Lia es todo lo opuesto de Maya, ella es responsable pero cero estudiosa, hace todo por diversión, no le gusta como está el mundo y quiere cambiarlo, aspiraba ser ingeniera ambiental, pero no hacía nada para conseguirlo; a pesar de ser tan diferentes eran las mejores amigas, se ayudaban mutuamente, Maya, por un lado, ayuda a Lia a estudiar, y Lia,por otro lado, hacía la vida de Maya más divertida.

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Era diciembre y Maya estaba muy emocionada por festejar navidad y año nuevo, preparaba con mucha alegría los regalos para su familia y amigos. Cuando llegó navidad dedicó toda la mañana para repartir juguetes y comida a las personas que estaban en la calle vendiendo cosas, cuando llegó la noche recibió un mensaje de un número desconocido,era un mensaje un tanto extraño, el mensaje decía lo siguiente: “Si yo fuera tú dejaría de ser tan amable con las personas, porque la vida no es como en los cuentos de hadas, a las personas buenas también les pasa cosas malas. Besos niña pecosa.” Pero Maya pensó que era una broma, muy pesada de Lia, aún así sintió miedo. Al anochecer cenó pavo con su familia, abrieron los regalos, bailo, canto villancicos, en fin disfrutó mucho con su familia.

Pasaron los días y llegó fin de año, al igual que en navidad, recibió otro mensaje que decía lo siguiente: “Te veré pronto. Lamento todo lo que va a pasar, pero eres tú o mi familia, elijo a mi familia. Lo lamento Maya. Más te vale que no digas nada, te vigilo todo el tiempo, día y noche, conozco en donde vives y estudias, sé en dónde trabaja tu mamá y en donde vive Lia. Besos niña pecosa.” Con este mensaje Maya se asustó demasiado, pero no dijo nada a nadie. A las doce de la noche del treinta y uno de diciembre del dos mil diecinueve abrazó a su máma y le dijó: -Te amo tanto, gracias por todo. -Te amo muñeca, eres mi fuerza y soporte. Por un año juntas lleno de alegría.

A la una y media recibió otro mensaje, de otro número desconocido, que decía “¡Feliz año nuevo! Te veré pronto, qué emoción. Besos niña pecosa.” Maya bloqueó ambos números, ya que se sentía nerviosa y con miedo, pero tenía más miedo de que esta persona lastime a su madre y amiga, así que no hizo ni dijo nada.

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