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MÉXICO EN LA COP 26: ENFRENTANDO UN DESAFÍO, PASADO, PRESENTE Y FUTURO

La lucha contra el calentamiento global va a marcar pautas comunes en la economía y las relaciones geopolíticas internacionales. Ello evidencia la importancia de este evento anual, en el que se busca acabar con la deforestación y mitigar las emisiones contaminantes.

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El cambio climático es uno de los mayores desafíos del siglo XXI, aunque venga gestándose desde antes. Y si se persigue la imagen de un futuro bucólico con condiciones idóneas para las generaciones venideras, reducir la temperatura global es una prioridad.

Por ello, cada año la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático realiza la Conferencia de las Partes (COP), una cumbre que cuenta con la participación de 196 países, la Unión Europea y los órganos de negociación sobre cambio climático más importantes del mundo.

En este evento son abordadas decisiones que conciernen a diferentes gobiernos, organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales, observadores y medios de comunicación. Pero en dos ediciones concretas se han establecido acuerdos mundiales con objetivos concretos de reducción de emisiones:

1. COP3 (1997): en ella se produjo el Protocolo de Kioto, cuyo trasfondo fue reducir en un 5% las emisiones contaminantes. Sin embargo, entró en vigor en 2005, y como parte de él ha sido posible lograr que los gobiernos suscribieran leyes y políticas en favor de los compromisos ambientales; que las empresas consideren el impacto ambiental a la hora de tomar decisiones de intervención; y fomentar la creación del mercado del carbono, para disminuir las emisiones al menor costo.

2. Cop21 (2015): dejó como resultado el Acuerdo de París, cuyo objetivo es disminuir la temperatura a no más de 2C° al 2100. El pacto, puesto en marcha a partir de 2020, plantea una serie de metas paulatinas a través de los años.

El Acuerdo de París constituye un instrumento de alcance global para hacerle frente al cambio climático, en el que diversas naciones se suman a la consecución de un mundo más sostenible, con mayor capacidad de resiliencia y menores emisiones.

Fue firmado un año después de la convención y fue ratificado por los países que representan el 55% de las emisiones globales. Entre sus elementos clave destaca la revisión y fortalecimiento de las contribuciones nacionales cada cinco años y la destinación de 100,000 millones de dólares en financiamiento climático para los países en desarrollo, a partir de 2025.

Status quo

Según datos expuestos por el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (GEI), México representa el 1.4% de las emisiones globales del GEI, siendo el duodécimo emisor más grande de la Tierra. Una posición a la que contribuyen mayoritariamente los sectores transporte (26.2%), generación eléctrica (19%), industria (17.3%), petróleo y gas (12.1%), agropecuario (12%), uso de suelo (4.9%), residuos (4.6%) y residencial (3.9%).

Dadas sus condiciones geográficas, México es altamente vulnerable a eventos hidrometeorológicos que pueden ocasionar daños y pérdidas, tan solo en un año, superiores a los 30 mil millones de pesos. Consciente de ello, en sus Contribuciones Internacionales Determinadas a Nivel Nacional (INDC’s), como parte del

Acuerdo de París, el Gobierno estableció un plan de acción para lograr una reducción no condicionada del 25% de sus GEI y de contaminantes climáticos de vida corta (CCVC), el equivalente al 22% de GEI y 51% de carbono negro. A su vez, se propuso reducir las emisiones del sector industrial generando el 35% de energía limpia en 2024 y el 43% en 2030.

Se estima que en torno al año 2026 México presentará su pico máximo de emisiones y posteriormente logrará bajar la intensidad de carbono del PIB en un 40%. En el proceso, trabaja en la adaptación del sector social al cambio climático, con miras a garantizar la seguridad alimentaria y el acceso al agua. Entre sus objetivos también sobresale el hecho de reducir a la mitad el número de municipios vulnerables e impulsar la participación de la sociedad en la preparación de políticas públicas.

Asimismo, se realizarán acciones con miras a alcanzar una tasa de 0% de deforestación de cara al 2030; reforestar cuencas altas, medias y bajas; conservar y restaurar ecosistemas, trabajar en la adaptación basada en ecosistemas y en la adaptación de la infraestructura estratégica, la cual a su vez permitirá monitorear el tratamiento de aguas residuales urbanas e industriales en asentamientos humanos mayores a 500,000 habitantes. Aspectos para los que resulta crucial el desarrollo de capacidades, la transferencia de tecnologías y la destinación de recursos, y en los que a nivel nacional se ha emprendido una gestión constante.

La edición más reciente

Del 31 de octubre al 12 de noviembre de 2021, fue llevada a cabo la COP26 en Glasgow, Escocia, en la que la delegación mexicana participó activamente en temas relacionados con política feminista, pueblos indígenas y medio ambiente.

Durante el evento se revisaron los avances de los compromisos para combatir el cambio climático, direccionando la agenda a partir de áreas temáticas como finanzas, energía, jóvenes y poder público, naturaleza, entre otros. En el primer programa, celebrado el 2 de noviembre, 106 países (entre ellos México) suscribieron la ‘Declaración sobre bosques y uso de la tierra’.

Dicha declaración representa el compromiso adquirido por diferentes líderes del mundo para luchar conjuntamente contra la perdida de los bosques y la degradación de la tierra para el año 2030, y así mismo impulsar el desarrollo sostenible y una transformación rural inclusiva.

En este contexto, México reafirma su gestión en favor de la conservación de los bosques y otros ecosistemas terrestres, al igual que con la promoción de la seguridad alimentaria, el rediseño de políticas agrícolas y la construcción de áreas rurales resilientes.

Por otra parte, los participantes de la cumbre, a excepción de China, India y Rusia, firmaron un acuerdo para disminuir las emisiones de metano (CH4) en un 30%. De lograr tal cometido, los expertos manifiestan que sería posible limitar el aumento de las temperaturas en 0,2 °C para 2050 y de ese modo evitar 200.000 muertes prematuras, cientos de miles de ingresos hospitalarios de emergencia por asma y la perdida de 20 millones de toneladas de diversos cultivos cada año.

“En torno al 30% del calentamiento global desde la Revolución Industrial se debe a las emisiones de metano. Es uno de los gases que podemos cortar más rápido y haciéndolo se ralentizará inmediatamente el cambio climático”, resaltó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Concretamente, según se dio a conocer durante la presentación de la propuesta, los vertederos, el sector ganadero y la industria energética son los principales emisores de CH4, el cual genera “alrededor de la mitad del calor que experimentamos” y es hasta “80 veces más destructivo que el C02”. Adicionalmente, de acuerdo con el enviado especial de Estados Unidos contra el cambio climático, John Kerry, “es totalmente responsable de 0,5 grados del calentamiento de 1,1 °C que tenemos hoy”.

El pacto, además de tener el objetivo de reducir las cantidades de metano, busca desarrollar metodologías de inventario que permitan cuantificar con mayor precisión y eficiencia las emisiones de este gas.

De acuerdo con el Gobierno federal, los principales GEI que son emitidos a la atmosfera terrestre son: vapor de agua, dióxido de carbono, metano, óxido de nitrógeno y ozono.

El Pacto de Glasgow

Este podría considerarse el “hijo” de la más reciente edición de la cumbre por el cambio climático, a través del cual se constató el objetivo global antes mencionado: mantener el aumento en la temperatura del planeta por debajo de los 2.0°C y buscar que no supere los 1.5°C por encima de los niveles preindustriales.

Tal gesta se encuentra intrínsecamente relacionada a una reducción del 45% en las emisiones GEI durante el periodo comprendido entre 2010 y 2030, además de lograr la quimera de cero emisiones netas hacia la mitad del presente siglo. Un escenario que implica, desde ahora, apretar el acelerador en el desarrollo y adopción de nuevas tecnologías que faciliten la transición hacia sistemas energéticos con energías limpias.

Proteger, conservar y restaurar los ecosistemas naturales, incluyendo bosques y otros ecosistemas terrestres y marítimos, con acciones que albergan la esencia del pacto alcanzado durante el evento, con miras a resguardar la biodiversidad del planeta.

En concordancia, resulta indispensable incrementar tanto el financiamiento como las capacidades y la transferencia tecnológica en pro de la adaptación al cambio climático. De hecho, el Pacto de Glasgow hace hincapié en la necesidad de movilizar todas las fuentes para traspasar la barrera de los 100 mil millones de dólares anuales.

La COP26 es considerada un evento de carácter magno, en el que se debate sobre la gobernanza internacional del cambio climático, se comparten acciones y se adquieren compromisos en favor de la preservación del entorno.

México y otras actividades

Además de adherirse formalmente al convenio para combatir la deforestación y sumarse al compromiso de reducir las emisiones de metano, propuesto por Estados Unidos y la Unión Europea, la Dirección General de Temas Globales de la Secretaría de Relaciones Exteriores llevó a cabo jornadas de negociación con las embajadoras de Jóvenes por el Clima, una organización dedicada a promover un accionar para el empoderamiento climático abordando temas de adaptación, perdidas, daños y construcción de capacidades.

Por su parte, la dirección general de Derechos Humanos y Democracia de la SRE formó parte de la negociación de la Plataforma de Comunidades Locales y Pueblos Indígenas, la cual fue diseñada para compartir experiencias de la lucha contra las emisiones contaminantes y así generar una retroalimentación en favor del cuidado de la biodiversidad.

Entre tanto, Martha Delgado, subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Cancillería, entabló reuniones con la Organización de Mujeres para el Medio Ambiente y el Desarrollo, con el objetivo de intercambiar ideas sobre la política exterior feministas y las prioridades que tiene el Gobierno federal en su agenda respecto al cambio climático y la igualdad de género.

Los países signatarios del acuerdo contra la deforestación, establecido en la COP26, representan alrededor del 85% de los bosques del mundo. Para financiar sus acciones, se dispondrá de aproximadamente 19.2 mil millones de dólares.

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