Pompeya en Caldas de Besaya 31 de octubre de 2010 En la pĂĄgina 3 del nĂşmero 7.611 del periĂłdico El Liberal, con fecha del 7 de agosto de 1900 encontramos la siguiente noticia:
Se encuentran en este balneario entre otras distinguidas personas, las siguientes: Excmo. señor obispo de Palencia, excelentísimo Sr. D. Demetrio alonso Castrillo, D. José María Castaño y señora, D. Carlos Flores, D. Manuel Garía y señora, D. Juan Antonio Castrillón, canónigo; D. Angel Núñez, médico; D. Hipólito Flórez Herques, don Mariano Ruiz de Navanuel, doña Josefa Baraya é hija, D. Ramón Fernández de la Reguera, D. Santiago Muñoz Maestro y sobrina, D. Emilio Mesa y Santa-Olalla, D. Toribio de Vivanco Martínez, comandante; D. Robustiano Fermández y señora, D. Juan Pérez Domínguez, D. Juan Mallo González, médico; D. Manuel A. Almaráz, D. Acacio Charrín y familia, doña Pompeya Chamorro, D. Manuel San Cristóbal y sobrino, D. Isidoro Arroyo y dos hijas, D. Baldomero Gullón y López, don Dionisio Contreras, médico. Pompeya tenía ya por aquellas fechas 45 años. Había tenido 9 hijos a lo largo de su matrimonio con Félix, 5 de los cuales habían sobrevivido éxitosamente a las grandes tasas de mortandad infantil que existían en la época. Lejos quedaba ya la bella señorita cuyo matrimonio se anunciara años atrás en El norte de Castilla. Ahora era una señora honorable y madura, a quien el paso de los años sin duda no le había sido indiferente. Tal vez por eso, aquel verano de 1900 decidió pasar unos días en el balneario de Caldas de Besaya, famoso por sus aguas medicinales y muy popular entre la burguesía de la época. Las aguas de este balneario, calificadas por los análisis químicos de la época como clorurado-sódicas bromuradas, nitrogenadas, se anunciaban como remedio infalible contra el reumatismo, ciática, neuralgias, catarros bronquiales, etc.
Gran salón-comedor. Pero no sólo la salud era reclamo para atraer a este famoso balneario a tanta gente elegante como la que allí se juntaba, sino que contaba además con una variadísima oferta de actividades de ocio: bailes, sesiones de cinematógrafo, casino, conciertos de música y excursiones por los alrededores del balneario.
Uno de los dormitorios del establecimiento. Aquellos días en Caldas debieron muy felices y reconfortantes para Pompeya y sus amigos, aunque llama la atención el hecho de que acudiera sola, sin su esposo e hijos. Tal vez Félix estuviera ocupado por aquella época, o tal vez empezara ya a sufrir los primeros síntomas de la terrible enfermedad que acabaría con su vida un año después. Pero lo que sí es seguro es que Pompeya, nuestra querida y honorable Pompeya, no podía imaginar desde la tranquilidad de su estancia en el balneario, las innumerables visicitudes que le quedaban aún por vivir. FUENTES: «Caldas de Besaya». En: El Liberal. Núm. 7.611 (7 de agosto de 1900), pág. 3 «Balneario de Caldas de Besaya». En: Mundo Gráfico. Núm. 197 (4 de agosto de 1915), [pág. 10]
Comedor del Hotel
Publicidad del Gran Hotel Balneario Caldas de Besaya. Cantabria.
BALNEARIO DE CALDAS DE BESAYA (CANTABRIA).- COMEDOR DEL GRAN HOTEL
Uno de los dormitorios del establecimiento
CALDAS DE BESAYA (CANTABRIA).- GRAN SALÓN DEL CASINO