Bicentenario Parte 1

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EDITORIAL

¿Bicentenario para qué?

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os bicentenarios han sido festejados y conmemorados a lo largo y ancho de la historia mundial. Un hecho, un suceso memorable se vuelve a visitar cuando la cronología marca una fecha denominada “redonda”, ya sean 100 o, más importante, un bicentenario. Es una característica de los estados nacionales, diríase una necesidad de apuntalar a partir de hechos heroicos y fundacionales, y en general con el aditamento de un enemigo común; a los estados modernos repletos de significados. En 1976 los norteamericanos festejaron el bicentenario de la independencia de las colonias norteamericanas, esas trece colonias que dieron el primer grito de libertad del continente. El 4 de julio de aquel año fue especial para los norteamericanos, se diseñaron banderas que flamearon en los orgullosos balcones norteamericanos, sellos conmemorativos y monedas, saludos oficiales y extraoficiales, y una serie de programas y ceremonias auto referenciales cerraron un año y medio de festejos monumentales (comenzó a fines de 1975). El presidente Gerald Ford, encendiendo una lámpara, la tercera en un famoso edificio de Boston, simbolizando los tres siglos de Estados Unidos. Arribaron, dándole un toque definitivamente festivo, la reina Isabel II de Inglaterra y su esposo Felipe, duque de Edimburgo a recorrer el país y reunirse con Ford y su esposa. Por su parte Francia, en el bicentenario de su revolución, en 1989, generó una serie de festejos, unidos indefectiblemente a la reflexión de aquellos hechos, revistándolos críticamente. Aparecieron reediciones de viejos clásicos de la Revolución Francesa, a los que se le sumó una serie importantísima de nuevos libros, nuevas miradas en torno a la revolución. Las mesas redondas se multiplicaron, y los festejos fueron comandados por el entonces presidente François Mitterrand, quien invitó a París a las principales figuras políticas, culturales y sociales de aquellos años, además de reformar el museo del Louvre para la ocasión y creando la Ópera de París. 2

Las posturas, aunque similares, son encontradas. El festejo por el festejo mismo, los fuegos artificiales, los gritos y la algarabía y simplemente la reafirmación de la nacionalidad, o, por otra parte, el festejo inundado de reflexión, de volver a los viejos y empolvados clásicos y al mismo tiempo abrir la brecha a nuevas relecturas del pasado y del presente. ¿Cómo queremos enfrentar este bicentenario tan importante? Hoy nos encontramos de cara a los doscientos años de una gran batería de bicentenarios, cada uno más importante que el anterior, o por lo menos complementario. 1815 es el año de mayor poder e influencia del caudillo oriental sobre el resto de la vieja Unión Virreinal. Artigas llega al zenit de su poder a partir de dos hechos clave: por un lado la victoria sobre los porteños en la Batalla de Guayabos (enero) liderada nada menos que por Fructuoso Rivera, y el Congreso de Oriente, llevado a cabo en Concepción del Uruguay (Arroyo de la China) y que marca el inicio “oficial” del federalismo en estas tierras. Artigas será investido como el Protector Nominal de los Pueblos Libres y se iniciará un episodio de luchas y treguas con la centralista Buenos Aires, que culminará 4 años después con la de-

PASADO Y PRESENTE

rrota del caudillo oriental. Pero el germen del federalismo prendió fuerte en los campos litoraleños, tanto que hasta hoy en día el país nacido al occidente del Río Uruguay es un país federal. 1815 marca, además, el establecimiento definitivo de Artigas en la campaña, ya que tras ocupar Montevideo por primera vez desde el inicio de la revolución, el caudillo decide enviar a Fernando de Otorgués en su lugar para gobernar la capital descreída y utilitaria. Artigas se establece primero en Paysandú (donde lo visitara Dámaso Antonio Larrañaga) y luego en Purificación. Desde allí, desde la villa definida por J. Parrish Robertson como un simple campamento: “Tenía alrededor de 1.500 secuaces andrajosos en su campamento...”. Es que allí nacieron los documentos y las decisiones de las que hoy conmemoramos 200 años. El Reglamento Provisorio para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados, el Reglamento Aduanero, la fundación de la primera biblioteca pública, entre otros. 1815 marca el inicio del gobierno artiguista, literalmente el gobierno de Artigas sobre la Provincia Oriental y las articulaciones con el resto de las provincias de la unión. Y

Recordar es la mejor forma de comprender el presente y proyectar el futuro. La historia es esa disciplina que zurce a su alrededor al resto de las ciencias sociales y no tanto, en su relato y explicación. Este suplemento, más que compartimentar el conocimiento pretende unirlo, pretende comprender estos 200 años en su cabal totalidad de aquel año 15 que parió entre otras cosas el Reglamento de Tierras, el aduanero, el federalismo en su máxima expresión, la primera biblioteca pública, el pueblo de Purificación… en el seno de una de las revoluciones más populares de la América latina. Dolor, alegría, tristeza, goce, gloria, amor y desamor, ideas, reuniones, contubernios, constituciones y sobre todo análisis, desfilarán por estas páginas cada semana. Y esto más que otra cosa, nos ayudará a comprendernos, en tanto somos el resultado de un cúmulo de situaciones, de procesos y de hechos... pues la historia, como lo definió con buen estilo Lucien Febvre, “solo en función de la vida interroga a la muerte”. Pues entonces nos adentraremos en ese año, pero en ese viaje inevitablemente naveguemos estos 200 años de historia, recorramos sus pliegues, vislumbremos sus recodos: historia, antropología, literatura, ciencia política serán nuestro transporte semanal. Esta revolución se ha convertido en referente constante no sólo para el Uruguay, resultado accidentado de situaciones y circunstancias, sino para la región toda. Estos suplementos serán un lugar de encuentro de varias generaciones y escritores de aquí y de allá. Del interior como del exterior. Jóvenes y no tan jóvenes. De un color político como de otro. Desfilarán en estas páginas con su prosa y prosapia, las vacas sagradas de nuestra intelectualidad, tanto así como los nuevos intelectuales, y por supuesto, aquellos que están haciendo sus primeras armas en las letras, todos conformarán un complejo entramado. Desde la otra banda también nos brindarán su conocimiento sobre un caudilloa que posee una importancia tan regional, que en otras partes del ex virreinato lo ven como un aglutinador.

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PATRIA GRANDE

La primera declaración de la Independencia argentina “Ha más de un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su independencia absoluta y respectiva. Lo hará V.E. presente al Soberano Congreso para su Superior conocimiento”. (Carta de José Gervasio Artigas al Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón, 24 de julio de 1816, al enterarse de la declaración en Tucumán el 9 de julio de ese año) PACHO O´DONNELL*

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as evidencias indican que la primera Declaración de la Independencia de nuestra Patria se produjo el 29 de junio de 1815 en Arroyo de la China, hoy Concepción del Uruguay en la Provincia de Entre Ríos, por parte de las provincias federales, los Pueblos Libres, bajo el liderazgo de su Protector, el gran caudillo José Gervasio Artigas. Cabe señalar que la reivindicación del Congreso de Oriente o de los Pueblos Libres no propone el desmedro del de Tucumán el 9 de julio de 1816, pues es notoria la complementariedad de ambos. Al de Tucumán concurrieron las provincias andinas: Cuyo, el Noroeste, el Alto Perú, además de Buenos Aires que había fracasado en su intención de organizar la convocatoria en su territorio. Al de Concepción del Uruguay fueron las provincias litorales: la Banda Oriental, las misiones, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe. Córdoba envió delegaciones a ambos congresos.

Encontramos aquí una de las evidencias más contundentes de la realización del Congreso de Oriente y de la concreción de su propósito independentista: ninguna de las provincias que a él concurrieron participó del que tuvo lugar en Tucumán. Ya habían cumplido con el trámite en Concepción del Uruguay. No han llegado las actas hasta nuestros días. Quizás no las hubo o fueron hechas desaparecer por los invasores portugueses desde el Brasil. O por los unitarios liberales vencedores de nuestras guerras civiles. Tampoco sobrevivieron las Actas originales del Congreso de Tucumán, aunque pudieron conocerse gracias a una providencial copia guardada por el secretario José Mariano Serrano. Algunas de las evidencias que propone el debate sobre la declaración independentista a orillas del río Uruguay en 1815 son: 1) En las Instrucciones artiguistas para la Asamblea del Año XIII, en su encabezamiento, antes del articulado, se leía: “Primeramente pedirá la CARAS Y CARETAS 727 - SETIEMBRE 2015

declaración de la independencia absoluta de estas colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona de España y familia de los Borbones, y que toda conexión política entre ellas y el Estado de España deber ser totalmente disuelta”. 2) El rechazo de sus delegados a la citada Asamblea, que no cumplió con su inicial propósito independentista por injerencia de Gran Bretaña a través de los delegados miembros de la Logia Lautaro, no disminuyó la obstinada decisión de Artigas y de otros gobernadores federales en declarar la independencia de las Provincias Unidas, como entonces se llamaba nuestra Argentina, lo que los llevaría a aprovechar la primera oportunidad propicia para hacerlo. Y esa fue el Congreso de Oriente. 3) En la memorable oración inaugural del Congreso de Tres Cruces, convocado en abril de 1813, el caudillo oriental expresó: “La soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada, como objeto único de 3


nuestra revolución; la unidad federal de todos los pueblos e independencia no sólo de España sino de todo poder extranjero”. 4) Cuando Artigas tomó conocimiento de la Declaración de Independencia en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1816, escribió al Director Supremo en Buenos Aires, Juan Martín de Pueyrredón el 24 de ese mes: “Ha más de un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su independencia absoluta y respectiva. Lo hará V.E. presente al Soberano Congreso para su Superior conocimiento”. Su habitual prudencia lo habría llevado a referirse sólo a la provincia bajo su influencia, entonces parte de nuestro territorio, no haciéndose vocero de las otras provincias participantes, las que vivían tiempos de inestabilidad política, como era el caso de Santa Fe donde el artiguismo había sido desplazado por una fuerza militar porteña al mando de Juan José Viamonte. 5) El hecho de que ninguna de las provincias que asistieron al Congreso de Oriente o de los Pueblos Libres concurriera al de Tucumán es evidencia de que ya consideraban cumplido el propósito independentista. Por otra parte eran las que propugnaban una organización y constitución federalistas, lo que no coincidía, salvo excepciones, con las concurrentes a Tucumán. La presencia de

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los delegados porteños en ésta tampoco era un aliciente ya que la liga federal de los Pueblos Libres se encontraba en guerra con el puerto y no ignoraba que la invasión portuguesa desde el Brasil era alentada desde allí. 6) El Cabildo de Corrientes dejó sentadas las conclusiones de los debates sostenidos en Concepción del Uruguay: “Viéndose penetrado de la utilidad y necesidad de convenir, consultando la beneficencia del pueblo, su representado, con las benéficas y liberales ideas con que el señor General (Artigas) promueve la santa causa de los pueblos, para colocarlos en el goce pacífico de sus primeros derechos, las cuales ni son opuestas al sistema esencial de la América, ni distintas de las que se adoptaron en la primera época de la instalación del gobierno provisorio de la capital de Buenos Aires, se resolvió declarar la independencia bajo el sistema federativo y al General Don José de Artigas por Protector”. 7) Las instrucciones que llevó el delegado santafesino al Congreso de Oriente reproducían casi literalmente las enviadas en 1813 a la Asamblea reunida en Buenos Aires: “1º Pedirán la declara-

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ción absoluta de la independencia de la Corona de España y familia de los Borbones”. Pocas dudas quedan que las demás provincias habrán propuesto y votado iniciativas similares ya que la declaración de la independencia era un eje clave de la unión federal. 8) Las provincias adheridas al federalismo artiguista se reconocían como Pueblos Libres, y daban al oriental el título de Protector de los Pueblos Libres. Ese fue el nombre que se dio al congreso librado en Arroyo de la China o Concepción del Uruguay, Congreso de los Pueblos Libres. ¿Libres de qué? Obviamente libres de la tutela hispánica en primera instancia, luego también del autoritarismo porteño. Se proclamaron pueblos independizados y la convocatoria de 1815 fue el lugar y el tiempo para reafirmarlo. El tema aquí expuesto cobra especial importancia porque el gobierno nacional ha decretado que este año será dedicado a homenajear el Bicentenario del Congreso de Oriente y de los Pueblos Libres, así figura en los encabezamientos de los documentos oficiales, y en el texto hay dos referencias a la declaración independentista. Y *Director del Depto. de Historia de la Universidad UCES. Presidente del Instituto de revisionismo histórico argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego.


Una conflictiva relación

Artigas y las fortificaciones de Montevideo La relación de los Artigas con Montevideo nace prácticamente con los orígenes de la ciudad. El abuelo del prócer uruguayo, Juan Antonio Artigas, fue uno de los primeros cabildantes, y su hijo Martín José, también lo fue. De la unión de éste con Francisca Antonia Aznar (o Arnal) nace el 19 de junio de 1764 José Gervasio Artigas en el solar de sus abuelos maternos, en la esquina de San Luis (antes calle de la Fuente y hoy Cerrito) y San Benito (actual Colón).

ALEJANDRO GIMÉNEZ RODRÍGUEZ*

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A REVOLUCIÓN Y LA PLAZA FUERTE DE MONTEVIDEO

A inicios del siglo XIX ya se había consolidado el sistema defensivo de la costa platense y oceánica, empezando por Colonia del Sacramento (1680), continuando con Montevideo (fundada entre 1724 y 1730), siguiendo con la bahía de Maldonado y culminando en la actual frontera con Brasil con la fortaleza de Santa Teresa y el fuerte de San Miguel, consiguiendo robustecer la defensa de toda la costa sur de la vieja Banda Oriental. El “Castillo de San Felipe y Santiago de Montevideo”, al decir de algunos documentos españoles de la época, resaltaba la condición militar de

la ciudad. Lejos de ser un reducto inexpugnable, lo que había sido demostrado por la acción militar inglesa de 1807, tampoco debía subestimarse su eficacia, más ante los pocos recursos de los comandados por Artigas. Los sucesivos sitios que la hoy capital uruguaya sufrió a partir de la victoria de los patriotas orientales en Las Piedras frente a las fuerzas españolas, plantearon los dilemas: ¿seguir o no fortificando? ¿Demoler o no demoler? ¿Estar dentro del recinto amurallado o escapar? Poco después de la batalla de Las Piedras, un episodio es demostrativo de la confrontación de esos tiempos, como lo fue la expulsión de los franciscanos de la ciudad fortificada. El 21 de mayo de 1811, tan Artigas en la Ciudadela sólo tres días después Imagen icónica del Prócer en la obra de Juan Manuel Blanes esa victoria, los frailes franciscanos fueron llamados por las autoridades realistas dirigidas por nos recontó como carneros, se hizo abrir el portón y el Virrey Francisco Xavier de Elio, comunicán- estando afuera se nos dijo que el Sr. Virrey disponía doseles que debían abandonar Montevideo, por que nos fuésemos donde quisiéramos y que no volser sospechosos de apoyar a la causa revolucio- viésemos a pisar Montevideo: que allí cerca estaban naria, saliendo del convento en la esquina de los gauchos, nuestros paisanos, y que podíamos ir las entonces calles San Francisco (hoy Zabala) donde estaban ellos, que los pasaríamos mejor, y que y San Miguel, actual Piedras, a eso de las siete nos dividiéramos, porque de ir en globo se nos podía de la noche. seguir perjuicio. Salimos errantes a aquella hora sin “… Conduciéndonos al portón de la ciudad, se hizo más que lo encapillado, por aquellos caminos pedreformar la guardia a presencia de muchos que nos gosos y llenos de humedad, expuestas nuestras vidas seguían compadecidos al parecer de nuestra situación, así por los tiros de la ciudad como por las partidas CARAS Y CARETAS 727 - SETIEMBRE 2015

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de la gente de campo”. La gratitud de Artigas ante la situación de estos franciscanos se refleja en que manda una partida a buscarlos y los lleva a su campamento del Cerrito, en donde fueron recibidos con regocijo. Artigas en 1811–al decir de Ana Ribeiro– “sabe débil a Montevideo, no cree que sus fortificaciones basten para defenderla…”, mientras que su preocupación no sólo pasaba por doblegar a los realistas sitiados, sino en la creciente influencia portuguesa en el territorio oriental. Creía firmemente en el factor humano y en diciembre de 1811 todavía se quejaba en oficio a la Junta de Paraguay: “… acaso huvieram dichosam.te dentro de sus soberbios muros, si yo no me viese en la necesidad de detener sus marchas (de sus fuerzas) al llegar a ellos (los muros de Montevideo), con arreglo a las ordenes del gefe del exercito …”, refiriéndose al Gral. José Rondeau (ortografía original). El historiador José María Olivero sentencia que “La única excepción con una ocupación patriota del circuito montevideano se produjo el 15 de julio de 1811 con la toma por parte de un comando de las fuerzas patriotas de la batería regentista existente en la isla de Ratas, …”. Este ataque constituyó al decir del citado historiador “un llamado de atención sobre la efectividad de sus defensas para las fuerzas sitiadas en Montevideo”. En noviembre de 1814 se decide el comienzo de la demolición de las fortificaciones de la ciudad, haciéndose hincapié en la fortaleza del Cerro. En los primeros días del año siguiente la destrucción fue suspendida hasta que terminase la campaña contra Artigas, ya que, al decir de Ana Ribeiro: “No podían quedar al descubierto ante tal enemigo, pero era claro que –de no mediar esta circunstancia– el propósito era hacer desaparecer la plaza fuerte de Montevideo”. El 25 de febrero de 1815 se produjo el retiro de las tropas que durante ocho meses habían ocupado la ciudad. En las Bóvedas la gente se agolpaba para ver si algo de lo que se aprovisionaba allí podía servir, como tablas, tirantes, barriles, etc. Las autoridades bonaerenses deciden dejar sin pólvora la ciudad, ordenando apalear la que estaba allí y arrojarla al muy cercano mar. 6

La tarea se hacía con gran apuro en las 34 casernas construidas apenas una década antes, cuando una pala chocó contra el piso de piedra (también se habló de algún descuidado fumador que habría arrojado un tabaco encendido a la pólvora) y algo interrumpió el silencio de la “Muy Fiel y Reconquistadora ciudad de Montevideo”. El memorialista Isidoro de María, nacido en ese año, relata: “Una catástrofe acaecida en febrero de 1815, proveniente de una tremenda explosión, hizo volar tres de esas casernas, causando muchas víctimas” estimándose en más de 100 los fallecidos. En una ciudad que no alcanzaba las 10.000 almas, “Tragedia en las Bóvedas”, hubieran titulado la televisión, la radio y los diarios en una imaginaria cobertura actual de prensa.

ARTIGAS, DOMINACIÓN Y FINAL

El 26 marzo de 1815, a las seis de la mañana, la bandera artiguista era izada en el Fuerte de Gobierno, mientras sonaban veintiún cañonazos y las campanas de la Catedral inaugurada en 1804 eran lanzadas al vuelo. Ese mismo día, el gobernador político y militar Fernando de Otorgués, ordena destruir a golpe de martillo el escudo español que estaba sobre la Puerta de la Ciudadela, lo que representaba el fin del dominio español en la ciudad. Buenos Aires, lejos de entrar en guerra con las fuerzas orientales, intentó negociar para poner a Artigas de su lado, ante la posible amenaza invasora. En las instrucciones de la delegación comandada por Nicolás Herrera se hablaba de la necesidad del derribo de la fortaleza del Cerro, inutilizar los cañones (los pocos que habían quedado luego del retiro porteño), quemar las cureñas e incendiar las casas. Todo esto porque no había tiempo para demoler las murallas. El Cabildo, de notoria inclinación realista, coincidía con Artigas en que –al decir de Ribeiro– “la mejor defensa era a campo abierto y no dentro de las murallas asfixiantes de la ciudad”. En mayo de 1815 el cuerpo capitular valora en nota a Otorgués que “La derrivación de los muros de esta Plaza es obra muy necesaria”. El caudillo consideraba que las tropas encerradas en Montevideo transformaban a los muros en su propia trampa. Era claro que Artigas, según asevera Olivero, consideró a las fortificaciones como “elementos a vencer”. ¿Demoler o no demoler? En caso afirmativo, se perdía un elemento defensivo de importancia en caso de ser atacada la ciudad, pero evitaba que el bando adversario, en caso de ocuparla, usara las murallas para defenderse. En una hipótesis negativa, se conservaba el cinturón defensivo pero si se perdía el control de la ciudad sería más difícil retomarlo. En síntesis, una ciudad fortificada es más fácil de defender y más difícil de tomar, y una urbe sin muros aparece como más difícil de retener ante el ataque rival, pero más fácil de reconquistar. CARAS Y CARETAS 727 - SETIEMBRE 2015

La cuestión siguió siendo centro de debate entre patriotas y porteños. En junio del 15 los comisionados Blas José Pico y Bruno Francisco de Rivarola visitaron al Jefe de los Orientales en el Cuartel General en Paysandú. Primero se trató la propuesta artiguista de tratado de concordia entre ambas partes, que en su artículo 5° decía: “Se coronará la plaza con todas las piezas de muralla que precise, debiendo ser de bronce la mayor parte de ellas, (…)”, además de lanchas cañoneras, pólvora suelta, cartuchos de cañón, morteros, obuses, bombas y granadas. No se hizo esperar la contrapropuesta bonaerense, que en su artículo 7° decía que “Siendo de opinión de los mejores militares de América que las fortalezas en ellas son más bien opuestas a nuestros intereses que propias para su conservación, por razones muy obvias se propone que si no es contra los intereses de la Provincia Oriental, se demuelan las murallas de Montevideo por convenir así a los intereses generales de la nación”. Y


salga afuera a obrar con el resto, que deben hacer su resistencia en campaña, debiendo al efecto echar por tierra los muros y poner a salvo todos los artículos y útiles de guerra para que esa Ciudad no vuelva a ser el apoyo de los perversos, y los enemigos no se glorien en su conservación, si la suerte nos prepara un momento favorable”. Barreiro no compartía el criterio del caudillo, ya que pensaba que era disparatado abandonar la ciudad por una posibilidad pero, por obediencia, empezó “a desvalijar la plaza”, según sus propias palabras. Ribeiro concluye: “Las dudas y el miedo de los montevideanos le permitieron a la ciudad conservar sus muros”. Recién en enero de 1817 los patriotas dejaron la Plaza. Las piedras se habían salvado de la demolición, pero Expulsión franciscana había caído la experiencia de gobierno patrio La expulsión de los franciscanos, un episodio del artiguista. período artiguista con el Portón de San Pedro de Ruben Álvarez asevera que “Las autoridades de escenario, pintura de Diógenes Hecquet. la Patria Vieja nada pudieron hacer por mantener el recinto fortificado”. Debemos recordar la Esta línea de pensamiento ya estaba contenida ciudad prácticamente sin artillería que dejaron en las órdenes que Alvear no había llegado a los ocupantes bonaerenses. Hubiera sido muy cumplir pocos meses antes, al abandonar la ciu- costoso volver a armarla y mantenerla. dad. Al decir de Ribeiro, la propuesta de ambos Ya nunca más Artigas volvería a pisar su lugar comisionados marcaba la “necesidad de destruir natal. las fortificaciones de Montevideo para resistir a campo abierto a los españoles, (…)”. El acuerdo LA PRESENCIA DEL PRÓCER no fue posible y la ruptura con Buenos Aires se EN LA CIUDAD agudizó, por lo que el plan de destrucción de La rehabilitación de la memoria de Don José se las murallas montevideanas no se llevó a cabo. produce con la llegada del general Máximo SanEn la medida que la amenaza portuguesa se va tos al poder en 1882, quien impulsa su recuerdo haciendo más evidente, el entusiasmo de los pri- decretando feriado nacional el 23 de setiembre meros meses de gobierno artiguista ya no era (fecha de su muerte) y la instalación de un moel mismo, al tiempo que empezaban a faltar los numento en la Plaza Independencia, mediante alimentos y también era clara la carencia de ar- una ley de julio del 83. También convoca a Juan mamentos. Se confiaba en las murallas, pero... Manuel Blanes, el “Pintor de la Patria”, para que Ante la inminencia de su caída, el Jefe de los realice un retrato del hoy héroe nacional uruOrientales decide dejar Montevideo y resistir a guayo, de lo que resulta la creación en 1884 del campo abierto. En nota al Cabildo de diciembre “Artigas en la Ciudadela”, quizás su imagen más de 1816, afirma que “Mi plan siempre ha sido sos- icónica. tener la guerra en campaña en razón de los recursos. Al decir de Alicia Otero y José María Olive(…) Por lo mismo he resuelto que toda la guarnición ro, Blanes “quería dar una imagen potente de nuestro prócer. (...) en el marco de una pintura retrato, pero también creadora de una Las Bóvedas imagen para una “leyenda” histórica nacional De aquellas 34 bóvedas que eran parte del frente en formación, (...)”. El protagonista aparece de tierra de la ciudad en el período colonial, algunas con su uniforme de Blandengue, que al decir explotaron en 1815. Hoy se intenta transformarlas en de estos autores “no corresponde a la realiun atractivo turístico. dad histórica”, sobre el puente levadizo de la Ciudadela, los brazos cruzados sobre el pecho y un poncho blanco sobre el hombro izquierdo. Al margen de las consideraciones pictóricas, esta figura denota “un espíritu de lucha y una solemnidad del militar y político que ha entregado su persona al ideal de libertad”, siguiendo con estos investigadores. Al respecto, la historiadora del arte Laura Malosetti se refiere a un “Artigas simbólico, plantado con aire triunfal frente al principal símbolo militar español del Río de la Plata, la fortaleza conocida como “la Ciudadela”, representando CARAS Y CARETAS 727 - SETIEMBRE 2015

el triunfo de los orientales en el año de 1815, (...)”, y hace hincapié en la postura del caudillo “de pie sobre el puente levadizo de la Ciudadela de Montevideo que ya nunca volvería a cerrarse, con sus cadenas rotas a los pies del héroe”. El historiador Carlos Demasi, citado por Malosetti, afirma la “milagrosa reconciliación simbólica de Artigas con Montevideo, dos elementos que resultan históricamente antagónicos y que era imprescindible reunir si se pretendía la construcción de una historia común” La presencia de Artigas en la Ciudadela, en donde hoy está la Plaza Independencia, marca el tránsito entre la Ciudad Vieja, el tiempo que había que dejar atrás, y la Ciudad Nueva, el país que surgía y que debía tenerlo como héroe nacional. Con respecto al monumento, su inauguración en la Plaza Independencia el 28 de febrero de 1923 representa el punto culminante de la reivindicación del prócer, “en el marco de la trabajosa construcción de los símbolos nacionalistas de un Uruguay que Artigas seguramente nunca pudo ni siquiera intuir”, según reflexionan los historiadores Gerardo Caetano y José Rilla. La presencia del héroe oriental en edificios públicos y privados de la capital uruguaya (la hoy abandonada estación central de trenes, la fortaleza del Cerro, la antigua sede de la Presidencia uruguaya) es constante y permanente. José Artigas nunca quiso ser montevideano, imbuido por un espíritu caudillista e indómito más propio de la campaña que tanto amó. Y en su proyecto político federal, pensó la capital en su centro geopolítico, en Purificación, entre Salto y Paysandú actuales, muy lejos de Montevideo. El historiador Washington Reyes Abadie habla de un prócer “jibarizado” y convertido en “tótem de la tribu uruguaya”. Ayudar a recobrar su dimensión regional, hoy que celebramos los 200 años de su apogeo, es una obligación de cara a las futuras generaciones. Y *Docente, historiador y comunicador. Asesor cultural del Ministerio de Turismo y del espacio cultural “Al Pie de la Muralla”.

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LA LIGA DE LOS PUEBLOS LIBRES

El Congreso de Oriente

La liga de los Pueblos Libres se reunió en 1815 en el llamado Congreso de Oriente, en la costa entrerriana de Arroyo de la China, o Concepción del Uruguay. Su trascendencia fue negada por Mitre, quien sentenció, en su biografía de Belgrano, que “nunca llegó a tener vida real”. Sin embargo, la revisión crítica de los acontecimientos no puede desconocer su importancia como un paso fundamental hacia la federación de las Provincias Unidas.

HUGO CHUMBITA*

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El movimiento de Artigas se levantó en el litoral contra el centralismo porteño y repercutió en todas las provincias, reclamando el cumplimiento de las promesas de la revolución. Cuando el ejército enviado a combatirlo se sublevó en Fontezuelas y cayó el Directorio de Alvear, Artigas convocó al Congreso, buscando acordar con Buenos Aires la solución política e institucional que él venía reclamando. Aunque entonces no fue posible, allí se plantearon las bases del proyecto federalista que signó los logros y las frustraciones de un siglo de luchas por la organización nacional. Veamos la trama histórica de aquel pronunciamiento.

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LA PROVINCIA ORIENTAL

En la época virreinal se consideraba provincia oriental del Río de la Plata a los territorios situados al oriente del Paraná, en los cuales Artigas ejerció su autoridad sobre los pueblos de criollos, indios y mestizos. La provincia de la Banda Oriental del Uruguay se definió después de la revolución, en medio de la guerra librada CARAS Y CARETAS 727 - SETIEMBRE 2015

contra los españoles y los portugueses, y, en el transcurso de las operaciones de asedio al foco realista de Montevideo, se agravaron los choques de Artigas con el gobierno central, muy ostensibles a partir de las intrigas del triunviro Manuel de Sarratea. El caudillo se había erigido en “jefe de los orientales”, y el Congreso de Tres Cruces (abril de


1813) instituyó la Provincia Oriental, cuyo “gobierno económico” tenía a Artigas como gobernador militar y presidente, aunque quedó a cargo de un vicepresidente. Los cabildos y comisionados juraron la independencia de España y de cualquier poder extranjero, excepto la autoridad que surgiera de un “Congreso General de las Provincias Unidas”. Las Instrucciones a los diputados electos en esa ocasión expresaban el proyecto artiguista: independencia, república, confederación, libertades, y llevar la capital fuera de Buenos Aires. La Asamblea del Año XIII rechazó estos diputados y aceptó en cambio los del Congreso de Maciel, promovido por José Rondeau, que desatendieron las Instrucciones. Artigas abandonó el sitio a Montevideo en enero de 1814, y en febrero el Directorio lo declaró fuera de la ley: la respuesta fue el levantamiento de los Pueblos Libres. Y cuando Montevideo cayó ante las tropas porteñas, no pudieron avanzar más allá, batidos por las guerrillas artiguistas que, tras el combate de Guayabos, tomaron el control de la Banda Oriental. Aunque no pudo realizarse un congreso provincial previo y faltaron los diputados por Montevideo, a requerimiento de Artigas se designaron diputados al Congreso de Oriente por otras localidades, y actuó como tal el secretario del Protector, Miguel Barreiro.

EL ENTRE RÍOS

La denominación Entre Ríos se aplicaba a toda la región comprendida entre el Paraná y el Uruguay, en la cual Corrientes y la ex provincia jesuítica tenían una historia diferente a la zona sur, estrechamente relacionada con la Banda Oriental uruguaya. Allí llegó en 1811 la retirada forzosa del jefe, soldados y pueblo, la “Redota”, para establecer el campamento del Ayuí en la costa oeste del Uruguay. El comandante de La Bajada (Paraná), Eusebio Hereñú, acaudilló las villas entrerrianas como delegado de Artigas, desprendiéndose de la jurisdicción de Santa Fe. Al abandonar los artiguistas el sitio a Montevideo, el Directorio mandó a atacarlos al comandante de armas de Santa Fe, von Holmberg, pero Hereñú lo derrotó en la batalla del Espinillo (22 de febrero de 1814), y Fernando Otorgués cruzó por Paysandú para tomar Arroyo de la China, afianzando así el dominio federal en aquellos territorios. En mayo, Artigas convocó a elegir diputados para el Congreso de Oriente a “todo el Entre Ríos”, incluyendo Corrientes y Misiones. Posteriormente, Hereñú se alió a los directoriales pero fue vencido y expulsado, en 1817, por el comandante de Arroyo de la China, Francisco “Pancho” Ramírez, que comenzaba a sobresalir en las filas artiguistas: en los años siguientes, este joven y ambicioso caudillo fue el vencedor del Directorio, se volvió él también contra el Pro-

tector, y llegó a ser el Supremo de la efímera República Entrerriana.

LA INDEPENDENCIA CORRENTINA

En Corrientes, tras la retirada del sitio a Montevideo, la columna del comandante “indio” Blas Basualdo se estableció en Curuzú Cuatiá y comenzó a agitar las poblaciones. En la capital correntina, el gobernador Domínguez, designado desde Buenos Aires y ajeno al medio, se veía impotente. El 10 de marzo de 1814 fue depuesto por la compañía de dragones del teniente Juan Bautista Méndez, quien, reconocido por el Cabildo como gobernador, proclamó que la provincia se acogía al Protectorado de Artigas. El Protector dispuso reunir un Congreso Constituyente “para declarar la libertad e independencia de la provincia” e instalar su gobierno. Entretanto, el 20 de abril el Cabildo declaró “la independencia de la provincia bajo el sistema federativo y al general don José de Artigas por Protector”, de acuerdo con “las benéficas y liberales ideas con que el señor general promueve la santa causa de los pueblos […] las cuales no son opuestas al sistema esencial de la América, ni distintas de las que se adoptaron en la primera época de la instalación del gobierno provisorio de la capital de Buenos Aires”. El Congreso Constituyente se reunió en julio, presidido por un delegado de Artigas, el joven capitán correntino Perugorría, quien se entendió en secreto con el Directorio de Posadas. Éste emitió un decreto demarcando como provincias a Entre Ríos y Corrientes. Perugorría dio un golpe de Estado, pero fue derrotado por Blas Basualdo y enviado a Artigas, que lo hizo fusilar por traición. Basualdo, comandante militar de la región, instaló en 1815 como gobernador a José de Silva, bajo cuyo mandato se eligieron diputados al Congreso de Oriente. Entre ellos asistió el doctor Carlos García del Cossio, eminente estudioso de los aspectos políticos y económicos del proyecto federal. Luego retomó Méndez el gobierno, manteniendo fielmente las banderas artiguistas frente a las acechanzas de los círculos oligárquicos correntinos, con el auxilio de los bravos misioneros de Andresito Artigas.

EL FRENTE MISIONERO

En 1811, el gobierno porteño había designado a Artigas comandante de Yapeyú. El Protector conocía bien la zona de los pueblos guaraníticos, donde su ahijado, el comandante Andresito Guaçurarí, se aplicó a organizar las milicias y los cabildos indígenas. Años más tarde, el 29 de abril de 1815 le encomendó convocar asambleas electorales para nombrar diputados, los cuales tuvieron problemas para llegar a tiempo al Congreso de Arroyo de la China. Con el propósito de reconstituir la provincia CARAS Y CARETAS 727 - SETIEMBRE 2015

misionera, Andresito completaría en setiembre de ese año la toma de Candelaria y otras localidades, desalojando a los paraguayos; este era un frente conflictivo con el dicta­dor Gaspar Rodríguez de Fran­cia, que hizo más difíciles las reiteradas gestiones de Artigas para atraerlo a la Liga Federal. La brutal invasión portuguesa fue resistida heroicamente por las huestes de Andresito, que comenzaron a perder terreno cuando éste cayó prisionero en 1819.

LA AUTONOMÍA DE SANTA FE

En Santa Fe, antigua ciudad colonial, existía una tradición autonómica que era contrariada por el desempeño de los tenientes gobernadores enviados desde Buenos Aires. En 1814, la incursión de Holmberg en territorio entrerriano fue un completo fracaso. Los oficiales prisioneros escribieron al Directorio haber sido sacrificados en un enfrentamiento con “nuestras hermanas tropas orientales” que sostenían la justa causa de “la Confederación”. Otro gobernador que arribó desde Buenos Aires, el coronel Díaz Vélez, se encontró en marzo de 1814 rodeado por las fuerzas de Artigas y dimitió para evitar su derrota. El Cabildo designó entonces gobernador político y militar al estanciero santafesino Francisco Candiotti, “el príncipe de los gauchos”, que inauguró la autonomía de la provincia y se manejó de acuerdo con el Protector. El Cabildo designó dos diputados al Congreso de Oriente (14 de junio de 1815), de los que por razones económicas viajó sólo el doctor Pascual Diez de Andino. El gobernador lo instruyó para fijar, en concurso con los demás diputados, “el sistema proclamado en esta América de su libertad e independencia y la de cada uno de los pueblos unidos”; y el Cabildo le encomendó propender a la organización federativa mediante un congreso general y una autoridad central con la conformidad del Protector. Candiotti cayó enfermo, dejando un sustituto, y falleció el 27 de agosto de 1815, cuando llegaba la expedición del general Viamonte. La resis9


posibilidades de un entendimiento unilateral con el Directorio. En julio de 1816, en una escueta misiva al director Pueyrredón, el Protector manifestó que “ha más de un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su independencia absoluta y respectiva”. Esto quería decir independencia absoluta de las potencias extranjeras, y relativa con respecto al poder central: la misma posición que sostuvieron inequívocamente los demás pueblos concertados en el Congreso de Oriente. Pueyrredón y parte de los congresales de Tucumán propiciaron la invasión portuguesa a la Banda Oriental para abatir al Protector, pero esta maniobra abrió los ojos de Manuel Dorrego, quien fundaría después el partido federal porteño. Lograron reprimir el movimiento federal de EL CONGRESO DE ORIENTE Aparentemente, la caída de Alvear (5 de abril de Francisco Borges en Santiago del Estero, ma1815) implicaba una rectificación de los errores taron a Güemes en Salta, y Artigas fue acoy la soberbia del poder central. Designado como rralado y expulsado. Pero en 1820, la rebelión director provisorio el coronel Ignacio Álvarez del Ejército del Norte y la batalla de Cepeda Thomas, se derogó el decreto que ponía precio acarrearon la disolución del Directorio, derroa la cabeza de Artigas y se quemaron los papeles tando al centralismo porteño. Habría que dar que lo injuriaban, proponiéndole un arreglo pa- todavía muchas otras batallas, pero el proyecto cífico. Pero no fue posible, pues Álvarez Thomas artiguista del Estado federal independiente y su espíritu popular siguió animando las luchas por sólo trataba de ganar tiempo. Artigas recibió a una delegación del Directorio la emancipación. Y y propuso un Tratado de Concordia entre su jefatura y “el gobierno de Buenos Aires”, sobre la base del sistema federal; los emisarios le ofrecían * Profesor e historiador. Ejerce la docencia como profesor de la separación de la Banda Oriental y dejar en li- Derecho Público e Historia Argentina en las universidades bertad a Corrientes y Entre Ríos “bajo la pro- de Buenos Aires y La Matanza. tección del gobierno que gusten”. Eran planteos irreconciliables. FUENTES BIBLIOGRÁFICAS: El 29 de junio se abrieron las deliberaciones del AA VV, Artigas vuelve, Buenos Aires, Congreso de Oriente. Las actas se perdieron, seIDEART-Instituto Dorrego, 2015. gún se cree destruidas años después, pero diverAntonio E. Castello, Historia de sos documentos permiten reconstruir lo esencial. Corrientes, Buenos Aires, Plus Ultra, Cabrera dio cuenta a su gobierno de que, tras la 1991. exposición del Protector, los congresales debaRoberto A. Ferrero, Los caudillos tieron “los medios de una unión libre, igual y artiguistas de Córdoba, Córdoba, equitativa con el gobierno de Buenos Aires” a Corredor Austral, 2011. fin de “fundar sobre esa base una paz sólida y Leoncio Gianello, Historia de Santa Fe, duradera”. El informe de Artigas a Montevideo Buenos Aires, Plus Ultra, 1986. y el de Andino a su gobierno son coincidentes. Pacho O’Donnell, 1815. La primera De inmediato fueron comisionados Cossio, Cadeclaración de la independencia argentina, brera, Andino y Barreiro para viajar a Buenos Buenos Aires, Aguilar, 2015. Aires, donde Álvarez Thomas los hizo atender Antonio Zinny, Historia de los por un subordinado, reiterando la inadmisible gobernadores de las provincias argentinas, propuesta anterior, y ellos insistieron en el planBuenos Aires, Hyspamérica, 1987. teo de la federación o confederación. Cabrera permaneció más tiempo, agotando incluso las Bulnes retuvo el mando militar, pero tuvo que aceptar como gobernador a Ambrosio Funes, quien, con las tropas enviadas por Belgrano, pudo vencerlo y recluirlo en prisión. No fue sin embargo el fin de la lucha. Bulnes escapó de la cárcel, condujo otro golpe contra Funes y, aunque se vio obligado a abandonar la provincia, acudió a sumarse a las campañas de Artigas. Se alzó entonces en toda la zona oriental cordobesa la resistencia de las montoneras rurales, que se mantuvieron en pie hasta 1820, cuando del motín de Arequito surgió el coronel Juan Bautista Bustos como jefe federal y gobernador de la provincia.

tencia a los ocupantes fue encabezada por Mariano Vera, hasta que en 1818 se alzó y tomó el poder el jefe de Blandengues Estanislao López, un caudillo de origen y arraigo popular, que se solidarizó con Artigas, promulgó la Constitución provincial, la primera de su tipo, y se erigió en uno de los más firmes pilares del federalismo.

LOS FEDERALES DE CÓRDOBA

En Córdoba, con una tradición hostil a la preponderancia porteña, el prestigio de Artigas creció en las clases populares rurales y urbanas y también entre las familias principales, como los Bulnes y los Cabrera, enrolados en el proyecto federal. Los grupos afines al Directorio predominaban en el Cabildo, el alto clero, y entre algunos comerciantes como los Ocampo; en una posición más ambigua, influían el deán Funes, residente en Buenos Aires desde 1810, y su hermano Ambrosio, asociado a la casa porteña de Sarratea. Aprovechando divergencias locales, los federales cordobeses solicitaron el respaldo de Artigas y lograron un Cabildo Abierto (29 de marzo 1814) que depuso al gobernador designado desde Buenos Aires, el riojano Ortiz de Ocampo, y eligió en su lugar al coronel José Javier Díaz. Alentados por la sublevación de Fontezuelas, los artiguistas reunieron la recién creada Asamblea de Apoderados del Pueblo que declaró la autonomía provincial el 16 de abril; después dieron un golpe de Estado para separar de sus cargos a los “empleados facciosos y conocidos agentes del gobierno tiránico que acaba de expirar en Buenos Aires”. El gobernador Díaz, acogido a la protección de Artigas, convocó los comicios populares de electores que nombraron diputado al Congreso de Oriente al abogado José Antonio Cabrera. Si bien Díaz rehusaba subordinarse al Directorio, más adelante Córdoba envió sus representantes –federales− al Congreso de Tucumán de 1816. Díaz comenzaba a distanciarse del artiguismo, y en setiembre de ese año fue derrocado por el coronel Juan Pablo Bulnes, el más brillante y consecuente federal artiguista. 10

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Paysandú “Capital de los Orientales”

Encuentro de Larrañaga con José Artigas Integrando una delegación del Cabildo de Montevideo, el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga hizo un largo viaje de 13 días, para llegar a Paysandú y encontrarse con el Jefe de los Orientales. ARQ. RUBENS STAGNO OBERTI*

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l relato que hace, desde que sale de Montevideo el 31 de mayo hasta que llega a Paysandú el 12 de junio de 1815, es sumamente interesante y nos aporta estudios importantísimos de la flora y fauna, de los paisajes que va viendo, peripecias y dificultades propias del viaje y datos que nos ayudan a comprender aquel momento histórico. Cuando sale de Mercedes ya dispuestos a cruzar el Río Negro, relata que “acaba de llegar de Bs. As. para la Colonia un comerciante inglés. Fui a suplicarle me facilitase algunas gacetas o que nos diese algunas noticias de Europa. Solo nos aseguró que dentro de 5 días estaría sobre Montevideo la expedición española contra el país”. Esta fuerza española a cuyo frente estaba el general Morillo, tenía el triste destino de terminar con la revolución independentista iniciada en mayo de 1810 y creó alarma en las fuerzas artiguistas y las Provincias, que lo reconocían como el Protector de los Pueblos Libres. También en la propia Buenos Aires.

IMPORTANTES ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS EN NUESTRO SUELO

Cuando llega a Paysandú, al que describe como un pueblo de indios, con 25 vecinos, la mayor

Artigas fuera de la ley y enemigo de la Patria y además ordena: “-Es un deber de todos los pueblos y las justicias, de los comandantes militares y de los ciudadanos de las Provincias Unidas perseguir al traidor por todos los medios posibles. Cualquier auxilio que se le dé voluntariamente será considerado como crimen de alta traición. Se recompensará con seis mil pesos a los que entreguen la persona de Don José Artigas vivo o muerto” “Yo no soy verdugo de Buenos Aires” son las palabras de Artigas cuando los visita y de inmediato los libera. El general Antonio Díaz, Edecán personal de Alvear y uno de los engrillados en el puerto, en sus apuntes escribe: “Nuestros temores respecto del general Artigas se habían desvanecido. Habíamos hallado sentiCarátula del libro mientos de humanidad y “Viaje de Montevideo a Paysandú” de Dámaso Antonio Larrañaga. Publicado y principios de justicia, en anotado por el Pbro. Baldomero Vidal, impreso en los Talleres Don Bosco en 1930. el hombre que la opinión designaba como un monsparte cristianizados, sostiene que “aunque es un truo y recibimos pruebas de simpatía donde hapueblo tan infeliz, tiene el honor de ser interi- bíamos recelado encontrar nuestro fin”. namente la Capital de los Orientales... por ha- Este como otros documentos nos hablan a las llarse en ella su Jefe y toda la plana mayor con claras de la dimensión humana del Prócer, solos Diputados de los demás pueblos”. metido desde siempre a una leyenda negra que A lo cual agrega que “en el puerto había unos aún en nuestros días persiste. ranchos, y en uno de ellos, estaban los Jefes antiartiguistas de Alvear”. Al caer éste, y asumir FACETAS PERSONALES en Buenos Aires el nuevo Director Supremo De DE ARTIGAS Posadas, los detuvo y los envió atados para que “A las cuatro de la tarde llegó el General, el Sr. Artigas los ejecutara. D. José Artigas, acompañado de un ayudante y De Posadas es el mismo que declara a Don José una pequeña escolta. Nos recibió sin la menor CARAS Y CARETAS 727 - SETIEMBRE 2015

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etiqueta. En nada parecía un general: su traje era de paisano y chaqueta azul sin vivos ni vueltas. Zapato y media blanca de algodón; sombrero redondo con gorro blanco, y un capote de bayetón eran todas sus galas y aun todo esto pobre y viejo. Es hombre de una estatura regular y robusta, de color bastante blanco, de muy buenas facciones con la nariz algo aguileña; pelo negro y con pocas canas; aparenta tener unos 48 años”. (1) “Su conversación tiene atractivo, habla quedo y pausado...”. Conoce mucho el corazón humano, principalmente el de nuestros paisanos, y así no hay quien le iguale en el arte de manejarlos. Todos lo rodean y todos le siguen con amor...”. “Todo daba indicio de un verdadero espartanis-

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mo. Sus muebles se reducían a una petaca de cuero y unos catres (sin colchón) que servían de cama y de sofá al mismo tiempo”, etc. A bordo de un falucho estaban dos Diputados de Buenos Aires. Se trataba del Cnel. Blas José de Pico y del Dr. Francisco de Rivarola que, según el Presbítero, “Venían a ofrecerle a Artigas la libertad y la independencia de la Provincia Oriental, a cambio de que no estorbara los planes del establecimiento de una monarquía en el Río de la Plata. Pero Artigas rechazó las proposiciones de los porteños, sosteniendo los principios del Congreso del año XIII”. Buenos Aires apremiado por las noticias de la partida de la fuerza española, de la cual informa Larrañaga, decidió negociar y a su vez reducir el área de influencia del Protector. Al rechazar sin pestañear la propuesta de los porteños, les entregó un “tratado de concordia” de catorce artículos, defendiendo con total firmeza sus ideales federales.

expedición española al mando del Gral. Morillo, después de llegar a Rio de Janeiro se dirigía rumbo al Caribe.

CONFIRMADO SU LIDERAZGO SE DIRIGE A “PURIFICACIÓN DEL HERVIDERO”

Confirmado su liderazgo como Protector de los Pueblos Libres, se encamina hacia lo que Aníbal Barrios Pintos denomina “La Villa de la Purificación y el Cuartel General del Hervidero”. Ya EL CONGRESO DE LOS PUEBLOS el 27 de julio de 1815, según un oficio que enLIBRES EN EL ARROYO vía al Gobernador de Corrientes, lo encontraDE LA CHINA mos instalado en el lugar que entendemos es la Tal como lo hizo toda vez que las circuns- confluencia del arroyo El Hervidero con el Río tancias lo exigieran, recurrió una vez más a Uruguay ubicado unos 90 kilómetros al norte la consulta de su pueblo. Desde mayo había de Paysandú y a 7 kilómetros de la denominada invitado a todas las Provincias a que envíen Meseta de Artigas. sus diputados a un Congreso de los Pueblos Se abría entonces un nuevo capítulo de su gesta, Libres a celebrarse el 29 de junio en el Arro- con la concreción de una Capital, que, tal como yo de la China, hoy Con- lo sostuvo en las Instrucciones del año XIII, será cepción del Uruguay. El fuera de Buenos Aires (y agregamos de Monteobjetivo era sentar las video) el lugar del gobierno de las Provincias bases generales, políticas Unidas. y organizativas, incluso Para ello privilegió el litoral y un punto estraeconómicas de la Liga tégico sobre el Río Uruguay en nuestro propio Federal. Ahora también departamento. debió incluir un amplio Publicado originalmente en el diario El telégrafo informe sobre la misión de Paysandú. Y Pico y Rivarola. Al mismo asistieron todas *Coordinador de la Red Patrimonio Paysandú. Ex Viceprelas provincias, las cuales sidente de la Delegación Uruguaya ante CARU. declararon y reafirmaron la independencia, y se NOTAS: eligieron delegados para 1. Artigas nació en 1764. Tenía pues 51 llevar a Buenos Aires un años. “plan de concordia” pues2. Se trataba de la goleta Fortuna, surta to que estaba en juego “el en el Uruguay, frente a Paysandú durante destino de América”. los días 16 y 17 de junio de 1815, según Embarcados en la balanversión de Salvador Cabral en “Artigas y dra “5 de julio” partieron la Patria Grande”. Río Uruguay abajo los re3. Entre ellos figura Miguel Barreiro, que presentantes de los PueLarrañaga describe así: “... es un joven de blos Libres. (3) veinticinco años, pariente y Secretario del La respuesta que recibieGeneral de Artigas, y que ha participado ron fue la orden de rede todos sus trabajos y privaciones: es cluirlos inmediatamente menudo y débil de complexión, tiene un en la fragata “Neptuno”. talento extraordinario...”. Ya Buenos Aires había recibido la noticia de que la CARAS Y CARETAS 727 - SETIEMBRE 2015


PRELIMINARES DEL CONGRESO DE ORIENTE (PRIMERA PARTE)

La Independencia “Absoluta y respectiva” de la Provincia Oriental, 13 de enero de 1815 siempre ha sido una especie de tabú. El hecho de que la localidad de Arroyo de la China, actual Concepción del Uruguay, se encuentra en n la Argentina se ha ins- territorio argentino, deja el tema “fuera de jutalado una interesan- risdicción” para la Historia Nacional “auto-refete polémica en torno al renciada”. Aun cuando fuera cierta la hipótesis, Congreso de Oriente que, no corresponde tratarla, y por lo tanto se transpor ahora, enfrenta a dos forma en materia de “otra Historia”, posiciones: la historia de una “Patria Vieja” que tenía dimensión regional: las Pro-Por una parte, los que sostienen que hubo una vincias Unidas del Río de la Plata. “Declaración de Independencia” en el Congreso de Oriente y señalan que eso ocurrió el día 29 Pero en nuestro país también se disde junio de 1815. cutió recientemente sobre la fecha de -Por otra, quienes niegan esta hipotética Decla- la Independencia como consecuencia ración y remiten la fecha de la Independencia de un Proyecto de Ley del Dr. Julio al Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816. María Sanguinetti del año 2005, que pretendía establecer como “Día de la La primera postura admite a su vez algunos Nacionalidad” el 4 o 13 de abril, en matices: conmemoración del Congreso de Tres Cruces y las Instrucciones del Año XIII, do-Para algunos hay una contradicción político- cumento que contiene en su articulado la primera ideológica entre lo que ambas fechas significan, declaración constitutiva de la Provincia Oriental resultando entonces mutuamente excluyentes. como entidad libre, soberana e independiente. La -Para otros son fechas y eventos simbólicos propuesta obtuvo valoraciones positivas de vacomplementarios, en el marco de un proceso rios historiadores de referencia, pero finalmente dialéctico continuo, sin negar la contradicción. no tuvo andamiento. El entonces presidente de la República Dr. Tabaré Vázquez decidió por deEn el Congreso de la Nación se presentó un creto celebrar como fecha patria central el día 19 Proyecto de Ley tomando partido a favor de de junio, por el natalicio del prócer José Artigas, conmemorar el Bicentenario de la “Primera De- agregándole el “Nunca Más”. Por lo tanto, aquí claración de Independencia Nacional”, y luego tampoco se ha laudado el tema histórico de fondo. de obtener media sanción en la Cámara de Diputados, naufragó en el Senado, siendo rechaza- Nuestro principal problema con la Independendo por falta de documentación que sustentara la cia, más allá de las Leyes Fundamentales del 25 de supuesta Declaración. Razón por la cual, el tema Agosto, que por Ley se ha establecido como Día histórico de fondo no ha quedado laudado aun. de la Independencia en virtud del dictamen del Dr. Pablo Blanco Acevedo de 1922, elaborado a En Uruguay el tema del Congreso de Oriente solicitud del entonces Presidente de la Repúbliy la conjetura, sospecha o presunción de ver ca Baltasar Brum, es, como se dijo, que cualquier allí una Primera Declaración de Independencia, fecha que tomemos del período artiguista, está LIC. ALBERTO UMPIÉRREZ*

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necesariamente referida al contexto regional, aun cuando hable de la Provincia Oriental como entidad libre, independiente y soberana. Lo mismo ocurre con la fecha adoptada actualmente, más allá de su mayor proximidad cronológica con la Convención Preliminar de Paz de 1828 y la Jura de la Constitución de 1830. Pero incluso más, en el caso del Uruguay, la Independencia Nacional “formal” reconocida u otorgada por la Convención Preliminar de Paz de 1828 y jurada en la Constitución de 1830, no se tradujo en una separación real de la República Oriental respecto de las demás Provincias del Río de la Plata. El Gral. Manuel Oribe actuó como Comandante en Jefe de los Ejércitos de la Confederación Argentina, designado por Juan Manuel de Rosas, hasta 1842, después de haber sido Presidente de la República Oriental, y una actuación similar tuvo el Gral. Venancio Flores en la Vanguardia del Ejército del Estado de Buenos Aires, a las órdenes de Bartolomé Mitre, hasta las Batallas de Pavón y Cañada de Gómez, en 1861, después de haber ejercido también la primera magistratura en nuestro país.

ALCANCE

Nuestra intención con el presente artículo, no es la de tomar partido en un debate entre argentinos, por demás interesante y válido, sino más bien pretende aportar algunos elementos de juicio que no están siendo considerados y que quizá puedan contribuir a la comprensión de aquel momento histórico tan importante, para la región rioplatense y para todo el continente Sudamericano. Tampoco está en nuestra intención establecer posiciones en una carrera por el primer lugar en la cronología independentista, aunque esto permite una mayor comprensión de la historia, en la medida que la precedencia surge del radicalismo de las posturas y proyectos enfrentados en aquel momento. 13


Sabido es que no han sobrevivido actas, manifiestos ni declaraciones resultantes del Congreso de Oriente, y a falta de documentos oficiales surgen diversas interpretaciones, especulaciones y conjeturas, todas muy válidas y atendibles, pero igualmente discutibles. Para el caso de nuestro país, debemos tener en cuenta que cuando el Dr. Pablo Blanco Acevedo publicó su dictamen, aun no se disponía ni remotamente del volumen de documentación sobre el período Artiguista que se fue acumulando durante 70 años de investigación sistemática, a partir de 1944, en los 37 tomos del Archivo Artigas. Este solo hecho debería ser motivo suficiente, al menos, para considerar la posibilidad de agregarle alguna fecha más al proceso que desemboca en la Jura de la Constitución de 1830. No digo que vaya a sustituir ni a desmerecer al 25 de Agosto, ni siquiera servirá probablemente para darle una significación distinta, pero al menos puede servir para comprender mejor la continuidad del proceso independentista. En particular, puede servir para entender mejor los intereses regionales que empujaron a los Orientales a asumir su independencia política, ya no como presupuesto básico de la Confederación, sino como Nación unitaria, separada y diferenciada, garantizando así la paz y la estabilidad regional.

SUPUESTOS IDEOLÓGICOS

Cuando se habla de “Declaración de Independencia”, en nuestro tiempo presente, se está asumiendo que se trata de la “Independencia Nacional”, o sea, del momento de creación del Estado Nacional por diferenciación y separación radical respecto de otro Estado Nacional, una metrópoli imperial, o de una sede, aristocracia o familia reinante que se considera extraña a “la Nación”. Es el momento en que “la Nación” asume plenamente su “Soberanía Nacional” mediante la expresión de la “voluntad general”. Pero debemos tener en cuenta que esta concepción “organicista” y “unitaria” de la Nación y del Estado Nacional, que hoy en día tiene 14

carácter de dogma incuestionable, no siempre existió como concepto hegemónico dominante a nivel global. De hecho es bastante reciente en términos históricos, tiene apenas poco más de dos siglos, por más que la palabra Nación se ha empleado, con otros usos y alcances desde la antigüedad clásica. Otro tanto puede decirse respecto al concepto de Soberanía o Poder del Estado. Hoy en día parece que el único adjetivo posible para la palabra Soberanía es Nacional, pero no siempre fue así. Hasta hace apenas dos siglos, parecía incuestionable que la Soberanía era un derecho natural o atribución de las Casas Reinantes, de ciertas familias y personas a las cuales la Soberanía les llegaba directamente por la Gracia de Dios, según la doctrina regalista asociada al Absolutismo. El Derecho a ejercer la Soberanía estaba alojado en el ADN y, obviamente, se transmitía por herencia. Ese dogma regalista podía discutirse desde las teorías escolásticas tradicionales, para las cuales la legitimidad del monarca provenía de la aceptación popular y estaba mediada por un acto de legitimación por parte de la autoridad eclesiástica. Pero prácticamente no había otras alternativas, hasta que aparece la teoría contractualista de Rousseau para la cual la soberanía surge del Pueblo y nunca se separa de este (“El Contrato Social”). La época de Artigas, la de nuestra independencia Americana, fue una época de transición ideológica y cultural, en la cual se cuestionaron algunos dogmas preexistentes, y se experimentaron muchos conceptos nuevos. El propio Artigas plantea varios conceptos nuevos y una combinación de ideas por demás original. Por lo tanto, no es conveniente estudiar y pretender interpretar aquel tiempo munidos con ideas del presente, porque seguramente no son aplicables e inducen a error. Para Artigas, ¿era lo mismo Patria que país? ¿Era lo mismo Nación que Pueblo? ¿Era lo mismo “Soberanía Particular de los Pueblos” que la idea moderna de “Soberanía Nacional”? Si tomamos, por ejemplo, la teoría escolástica de la reversión de la Soberanía al Pueblo en situaciones excepcionales de vacancia de la Corona, como fue el caso en 1808. ¿A qué Pueblo se refiere? ¿Al pueblo de la capital del reino? ¿Al pueblo de Sevilla o de Cádiz? ¿A los pueblos de España? ¿Al pueblo de Buenos Aires y otras capitales virreinales? ¿Al pueblo de cada capital provincial o sede de Cabildo? ¿A todos y cada uno de los pueblos de España y de América, incluyendo a los pueblos autóctonos? ¿Existía alguna teoría de recibo que asignara al pueblo de la ciudad sede de una administración colonial, un “derecho natural” para ser depositaria de la Soberanía revertida desde el Rey ausente? Pero digamos también como precisión, que la teoría de la reversión es monarquista, porque así como revierte al Pueblo por excepción, luego, en CARAS Y CARETAS 727 - SETIEMBRE 2015

el momento que sea posible, la Soberanía debe ser depositada en la persona de un Rey y legitimarse como correspondía por la autoridad eclesiástica. No hay en esta concepción ningún elemento que permita una interpretación republicana. Entonces cabe preguntarse también si la visión del artiguismo se corresponde a una concepción escolástica o contractualista. Este es un tema que está en discusión todavía, y aflora al tratar el Congreso de Oriente porque su esclarecimiento ayuda a entender el grado de radicalidad del planteo republicano y de su consecuente oposición a las propuestas monárquicas. Por otra parte, tenemos que entender también que el planteo contractualista, tal como lo propone Rousseau no es federal, sino explícita y radicalmente unitario. Para Rousseau la Soberanía Nacional derivada de la “voluntad general”, es una e indivisible. Este autor expresa la esencia del “pacto social” con las siguientes palabras: “Cada uno de nosotros pone su persona y poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y recibe en cuerpo a cada miembro como parte indivisible del todo.” “En lugar de la persona particular de cada contratante, este acto de asociación produce un cuerpo moral colectivo…”. “La voluntad constante de todos los miembros del Estado, es la voluntad general”. Para Rousseau no hay ninguna soberanía intermedia entre el individuo y la Nación. La teoría de Rousseau es seguida al pie de la letra por la Revolución Francesa que proclama desde la Declaración de Derechos de 1789, que “toda soberanía reside esencialmente en la Nación”, agregando en la Constitución de 1791 que esa soberanía “es una, indivisible, inalienable e imprescriptible. Pertenece a la Nación, ninguna parte del pueblo, ni ningún individuo puede atribuirse su ejercicio”. “La ley es la expresión de la voluntad general”. ¿Cómo se entiende en este marco la idea de que “la Soberanía Particular de los Pueblos será precisamente declarada y ostentada como el objeto único de nuestra revolución”? ¿Cómo se entiende la idea de que “no admitirá otro sistema que el de confederación para el pacto recíproco con las provincias que formen nuestro Estado”? ¿Cómo se entiende la idea de “que esta Provincia retiene su soberanía, libertad e independencia, todo poder, jurisdicción y derecho que no es delegado expresamente por la Confederación a las Provincias Unidas juntas en Congreso”? Quedémonos con esas dudas para empezar a estudiar la documentación referida al Congreso de Oriente y al proceso histórico que tiene su punto culminante en él. Pero fundamentalmente, procuremos leer los documentos al pie de la letra y sin prejuicios. Y *Historiador. Asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores.


LA GARRA CHARRÚA

De Vaimaca Perú al Mariscal Nassazi PROF. EDUARDO CUITIÑO*

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a fotografía que estás viendo podría considerarse de alguna forma como lo más parecido que tenemos de la auténtica garra charrúa. Con el código 6565 marcado en Francia, corresponde al radio izquierdo del cacique Charrúa Vaimaca Perú, quien falleciera en París de tuberculosis el viernes 13 de setiembre de 1833 a los 50 años de edad aproximadamente.

izquierdo es el típico de alguien diestro que se estaba defendiendo de un sablazo (1). Elegido como jefe de guerra de su Nación, en 1814 se alistó voluntariamente como lancero al servicio de José Gervasio de Artigas junto a un número considerable de guerreros. Caída la causa Artiguista en 1820 acompañó al general Fructuoso Rivera en la reconquista de las Misiones Orientales en 1828, acción que aceleró la Convención Preliminar de Paz y la Jura de la primera Constitución de otra Nación, el 18 de julio de 1830 (2). En el informe, tras la investigación académica a la que fue sometido luego de su llegada a Francia en mayo de 1833 se indicó: “El Cacique Perú (el nombre Vaimaca probablemente fue un invento de su captor), de 50 años de edad, tiene en el cuerpo la cicatriz de un golpe de sable, que recibió combatiendo”. Los curanderos (como lo era Senaqué) solían entablillar este tipo de heridas acompañando con algún tipo de yuyo el alivio del dolor, en una época en que no existía la anestesia. Muy cerca de su lecho de muerte pero 90 años después, esa otra Nación ganaba su primera medalla de oro olímpica en Colombes, y se jactaba para su logro de ser la reencarnación de la legendaria garra Charrúa. Esa otra Nación, huérfana de símbolos legendarios y leyenda propia también necesitó de un prócer. Por alguna extraña razón no optó por Fructuoso Rivera o Lord John Ponsonby, se inclinó por José Gervasio Artigas, cuya figura en bronce se Si miras con cuidado la foto observarás un yergue enigmáticamente sobre una misteriosa fuerte traumatismo, el cual a su vez no era la plaza llamada Independencia, marcando con su única marca de guerra en su cuerpo. Vaima- mirada y sus huesos el inicio de una avenida ca se había fracturado también a lo largo de llamada 18 de Julio, en un lugar que no quiso su vida la décima costilla izquierda y la tibia reposar. derecha. Pero el traumatismo en su antebrazo Esa otra Nación está acusada de varios robos CARAS Y CARETAS 727 - SETIEMBRE 2015

culturales (3): “L'Uruguay veut nous «piquer» Gardel”, (Esa otra Nación nos quiere chorear a Carlos Gardel, afirma la especialista gardeliana argentina Ana Turón). El asado más grande del mundo es argentino y de Buenos Aires y no de esa otra Nación (récord Guiness 2013). El dulce de leche es un invento argento, al igual que el tango, el mate y la taba. Artigas era argentino, “¡carajo!”, afirmó lamentándose la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, dando a entender que le cerraron las puertas a sus diputados equivocadamente en la Asamblea de 1813. La Constitución de 1830 amparaba con derechos a sus ciudadanos naturales. Si Guyunusa, Tacuabé, Senaqué y Vaimaca Perú fueron vendidos como atracción de circo, en los hechos fue porque no formaron parte de esta otra Nación. Sin importar si lucharon junto a Fructuoso Rivera para formar un país cuyo nombre es un terreno al oriente de un río, que bien podría ser Sudáfrica o parte del Brasil. Al estar originado sobre vacío y ser tan joven, pasarán los años, las décadas, las generaciones, las disputas políticas de turno... pero el pensamiento Artiguista seguirá mordiendo con sal la llaga y preguntando: ¿estamos en el proyecto geopolítico adecuado? Mi respuesta es... no lo sé, pero imagino dentro de 300 años a los tatarataranietos de Maradona, Francescoli, Messi y Suárez jugando juntos. Es que Artigas era muy astuto, y hay algo que Lord Ponsonby no entendió... somos iguales. Y *Escritor, ensayista y matemático. Profesor de la Universidad ORT.

NOTAS:

(1) Informe de la Dra. Mónica Sans directora de la Cátedra de Antropología Biológica de la Facultad de Humanidades (2) Biografías de Pueblos Originarios (3)http://www.ladepeche.fr/ article/2015/06/30/2135059-l-uruguayveut-nous-piquer-gardel.html

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