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INFERIORES

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En el Gigante de Arroyito se continúan realizando semanalmente, distintas obras y refacciones con el fin de seguir optimizando el funcionamiento de las instalaciones del Estadio para los días de partido como local y brindarles mejores comodidades a cada Canalla presente.

A continuación, te contamos cuáles son los últimos trabajos que se realizaron y las que aún siguen desarrollándose:

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- En lo que respecta a las tribunas, se está realizando una labor de hidrolavado a fondo e impermeabilización de las populares. Esto se debe a que en

PROGRAMAOFICIAL ¡SIGUEN LOS TRABAJOS Y

REFACCIONES EN EL GIGANTE!

unos 60 días, se les realizará un trabajo de pintura, que permitirá darle una nueva apariencia e imagen a este sector de la cancha. - A la par, se sigue trabajando con los baños de la planta baja. En estos momentos, se están realizando los seis que quedaron pendientes: ya que se finalizaron las obras en los correspondientes al subsuelo de la Platea del Río y se sigue trabajando en la culminación del baño del subsuelo de la Puerta 4 (Popular).

Por otra parte, se repararon de forma completa y se pintaron, los baños de platea sector preferencial

y del sector VIP.

- En el ámbito de plateas, se sustituyeron butacas y asientos que no estaban en condiciones óptimas.

- Las fozas que rodean al campo de juego, fueron limpiadas de forma total en cada uno de sus sectores. - Mientras que en el campo de juego, se trabaja día a día para mantener al césped del Gigante en las mejores condiciones posibles. Esto incluye un arenado liviano, un corte transversal y vertical, una pequeña resiembra y la implementación de productos químicos acordes a la época (como fertilizantes o materiales para evitar plagas - insectos)

EL URUGUAYO QUE LLEGÓ Y SE ENAMORÓ DE CENTRAL SEBASTIÁN RIBAS

Na c i d o e n l a c i u d a d d e Montevideo en el año 1988, Sebastián Ribas creció en una familia en la que el fútbol, más que una pasión era un medio de vida. Es que su papá, Julio César Ribas, es un ex futbolista profesional de larga trayectoria y que además supo vestir la camiseta de la selección uruguaya.Tiempo después del nacimiento de su hijo, se retiró para comenzar a desandar el camino de la Dirección Técnica, y el pequeño le siguió los pasos. Sus comienzos y un regalo muy particular

Si bien cuando era chico nadie iba a imaginar que el pequeño Sebastián iba a ser futbolista, al convivir con un futbolista profesional, cualquiera podría presagiar cual iba a ser su destino: “Nunca hubo por parte de mi familia una insinuación ni algo forzoso con mi dedicación al fútbol, fue más bien algo que se fue dando. Es más, mi papá siempre cuenta que cuando yo era chico no jugaba a la pelota con los pies, si no que la agarraba con la mano, obviamente cuando yo era chiquito, tenía 3 o 4 años”.

Esa situación, llevó a su mamá a realizar algo impensado: “El primer regalo que mi mamá me hace relacionado con el fútbol fue un equipo de arquero completo y mi papá se enojó, le dijo que lo vaya a devolver, es más, nunca me lo dieron, porque él le explicó que de arquero no, que para ir para atrás había tiempo, que me dejara que hiciera goles, total la vida, con el tiempo me iba a ir acomodando (risas). Mi madre vio que yo agarraba la

pelota con la mano y relacionó, el único que juega con las manos es el arquero. La verdad que le agradezco a mi padre esa respuesta (risas)”.

Cuando él era chico, al padre le surgió la posibilidad de ir a dirigir a Paraguay, y allá se fue toda la familia. Fueron momentos duros económicamente y por eso la situación de ellos en aquel país no era fácil, al principio vivieron en una casa que prácticamente no tenía muebles y hasta tuvieron que dormir un tiempo en el piso. Aquella era una gran posibilidad para los Ribas de salir adelante y para el hijo varón, de comenzar a relacionarse con la pelota. “Ahí tuve mis primeras pelotas de fútbol porque él me las traía del club. Me acuerdo que era un barrio humilde y que el único que tenía una pelota era yo. Los chicos me venían a buscar para jugar en la plaza, y ahí empecé a jugar mis primeros picados.” No fue hasta su vuelta a Uruguay, que el hoy delantero, comenzó a hacer sus primeros pasos en un club: “Cuando volvimos a Montevideo, un día iba caminando con mi madre y yo veía un lugar con muchas luces y le pregunte que hacían los chicos ahí, ella me explicó que eran chicos de mi edad que jugaban al fútbol en un equipo y yo le dije que quería ir. Era en el club Bella Vista, que ahora está en la segunda división. Me sumé y ahí comencé en el baby”. Un trotamundos que terminó en Argentina

En Bella Vista, llegó hasta la sexta división y otra vez tuvo que emigrar siguiendo los pasos de su padre, esta vez, el destino fue Italia para recalar en Venecia y seguir con su formación futbolística. Pero nuevamente, el gran paso lo iba a dar al regreso a su país de origen: “Un año y medio después de estar

en Italia volvimos a Uruguay y ahí tuve la suerte de que me convocaran a la Selección Sub 17, participé del proceso clasificatorio para el mundial de Perú. Eso fue una buena pantalla porque me dio la posibilidad de sumarme a Juventud de las Piedras, que después fue donde hice los primeros pasos en Primera división y me dio la chance de ser vendido para volver a Italia”.

Ribas, jugó en varios países como Italia, Francia, Ecuador, México, Portugal y en Ucrania, pasó por equipos importantes como el Inter, Genoa y Sporting de Lisboa, sin embargo, nunca había jugado en nuestro país, hasta que se le iba a dar la posibilidad: “Yo venía de firmar por tres años en Karpaty (Ucrania), que más allá de ser un mercado exótico y que no conocía mucho, me embarqué en esa aventura que terminó siendo bastante complicado por una cuestión social y por la actualidad de ese país. Me tocó ir a jugar cerca de la frontera con Rusia, en Donetsk, uno de los primeros partidos del campeonato y se escuchaba el sonido de los misiles y de las bombas, fue algo muy difícil. Ahí tomamos dimensión de la situación. El último día del mercado de pases, el hermano de un compañero que jugaba conmigo, me dijo que había una posibilidad de venir a la Argentina, porque había un técnico que me conocía de México. El técnico era Juan Pablo Pumpido, que estaba en Patronato y no lo pensé, me vine”. Patronato, fue el club, que le dio al delantero la posibilidad de hacerse conocido en el fútbol argentino. En el club de Paraná, consiguió la notable marca de 13 goles en 24 partidos disputados: “Patronato siempre va a ocupar un lugar importante porque fue muy lindo lo que viví ahí y el año que tuvimos fue muy bueno. Guardo lindos recuerdos del club, de la ciudad y del grupo de compañeros”. La llegada a un Gigante

Luego de un gran año en Patronato el referente de área emigra a Lanús donde no tiene muchas chances de jugar y por fin, aparece la posibilidad concreta de llegar a Central: “A principios de año se había abierto una posibilidad de venir a Central pero no se dio y yo ya me había entusiasmado. Ya había enfrentado a Central por Copa Libertadores acá, sé lo que es Central en Argentina, sé lo que es el estadio con toda su gente y ya me había quedado con la sangre en el ojo con esa

posible llegada que al final no fue. A mitad de año se volvió a dar la posibilidad, más allá de que la situación era complicada y había que luchar por la permanencia, eso no me importó. Era la posibilidad de llegar a un club grande, con una hinchada impresionante que me había tocado sufrirla de visitante, pero que te cambia cuando la tenés a favor, entonces se sumaba todo. Para mí no había otra posibilidad y no quería otra cosa que no fuera esto”.

Aún no hace un año que Sebastián Ribas está en Central y sin embargo, ya se contagió del virus Canalla como tantos otros que llegaron y nunca más se quisieron ir. Es por eso, que a la hora de hablar de Central, Ribas no puede evitar emocionarse: “Cada partido que entro al Gigante es increíble. Cada partido mejora el anterior, cuando pensas que no se puede superar lo que ya viste, ahí está ese marco y toda esa gente alentando que cada vez canta más fuerte. Es increíble, hay que estar adentro de esa cancha hermosa para poder sentirlo”. Al hablar de lo que lo enamora día a día de esta locura llamada Central, Ribas no se pone colorado a la hora de derrochar elogios: “La pasión que despierta Central en la gente, te hace vivir de una forma que no se vive en ningún otro lugar. El hincha de Central vive su pasión de una forma que traspasa lo racional, es sentimiento, es corazón, no se puede explicar. Eso es lo que termina enamorando al jugador. Jugar con eso en tu estadio, te levanta, te contagia, pero obviamente no es para cualquiera”

Sebastián Ribas comenzó su estadía de menor a mayor. Arrancó en el banco, siendo uno de los posibles relevos y a base de sacrificio se fue ganando un lugar entre los titulares, sobre finales del año pasado, comenzó a convertir y en lo que va de este 2020, continúa pagando con goles. Otro uruguayo que llegó a Central, se enamoró y se quiere quedar a vivir acá… en “El loquero más lindo del mundo”. Nota: Juán José Sánchez (Jota Jota)

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