CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES SENADO X LEGISLATURA
Núm. 116
17 de diciembre de 2012
COMISIÓN ESPECIAL DE ESTUDIO SOBRE LAS NUEVAS FORMAS DE EXCLUSIÓN SOCIAL COMO CONSECUENCIA DEL FUERTE INCREMENTO DEL DESEMPLEO PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª MARÍA JOSÉ GARCÍA-PELAYO JURADO Sesión celebrada el lunes, 17 de diciembre de 2012 ORDEN DEL DÍA Comparecencia del Secretario General de Cáritas Española, D. Sebastián Mora Rosado, ante la Comisión Especial de estudio sobre las nuevas formas de exclusión social como consecuencia del fuerte incremento del desempleo, para informar en relación con los informes publicados por Cáritas en 2012 sobre la exclusión social en España. (Núm. exp. 715/000112) Autor: COMISIÓN ESPECIAL DE ESTUDIO SOBRE LAS NUEVAS FORMAS DE EXCLUSIÓN SOCIAL COMO CONSECUENCIA DEL FUERTE INCREMENTO DEL DESEMPLEO. Comparecencia de la Presidenta del Comité Español de UNICEF, Dña. Consuelo Crespo Bofill, ante la Comisión Especial de estudio sobre las nuevas formas de exclusión social como consecuencia del fuerte incremento del desempleo, para tratar acerca del contenido del Informe sobre la Pobreza Infantil en España, publicado por UNICEF en 2012. (Núm. exp. 715/000113) Autor: COMISIÓN ESPECIAL DE ESTUDIO SOBRE LAS NUEVAS FORMAS DE EXCLUSIÓN SOCIAL COMO CONSECUENCIA DEL FUERTE INCREMENTO DEL DESEMPLEO. Designación de la Ponencia encargada de preparar el informe de la Comisión. (Núm. exp. 650/000001)
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17 de diciembre de 2012 Se abre la sesión a las once horas y cuarenta minutos.
COMPARECENCIA DEL SECRETARIO GENERAL DE CÁRITAS ESPAÑOLA, D. SEBASTIÁN MORA ROSADO, ANTE LA COMISIÓN ESPECIAL DE ESTUDIO SOBRE LAS NUEVAS FORMAS DE EXCLUSIÓN SOCIAL COMO CONSECUENCIA DEL FUERTE INCREMENTO DEL DESEMPLEO, PARA INFORMAR EN RELACIÓN CON LOS INFORMES PUBLICADOS POR CÁRITAS EN 2012 SOBRE LA EXCLUSIÓN SOCIAL EN ESPAÑA. (Núm. exp. 715/000112) AUTOR: COMISIÓN ESPECIAL DE ESTUDIO SOBRE LAS NUEVAS FORMAS DE EXCLUSIÓN SOCIAL COMO CONSECUENCIA DEL FUERTE INCREMENTO DEL DESEMPLEO. La señora PRESIDENTA: Iniciamos la sesión de la comisión especial. El primer punto del orden del día es la comparecencia del secretario general de Cáritas Española, don Sebastián Mora Rosado, para informar en relación con los informes publicados por Cáritas en el año 2012 sobre la exclusión social en España. Tiene la palabra y, por supuesto, bienvenido a la comisión. El señor SECRETARIO GENERAL DE CÁRITAS ESPAÑOLA (Mora Rosado): Muchas gracias por la invitación a esta comisión para estudiar la exclusión social. Voy a presentar el informe «Análisis y perspectivas 2012», de la Fundación Foessa y el VII Informe del Observatorio de la Realidad Social, en este último año. El análisis de Foessa trata de tener una mirada analítica sobre la realidad social con los indicadores fundamentales de seguimiento de la exclusión social y de la pobreza, y el Observatorio de la realidad trata de poner rostro sociológico a la acción de Cáritas, es decir, es un análisis sobre las personas que nosotros atendemos. Haciendo un cruce de estos dos informes, que están disponibles en nuestra página web, www.caritas. es, podemos llegar a las siguientes conclusiones. La fotografía de la realidad, una que vaya más allá de los datos, nos muestra que de un hecho coyuntural en el incremento de la pobreza y la exclusión social, lo fundamental es que esta crisis está generando un hecho estructural; es decir, se está asentando una conformación estructural de la sociedad donde la pobreza y la exclusión social han ido en incremento tanto en su cualidad como en su cantidad. Para eso nos basamos básicamente en cinco puntos que van a ser el contenido de mi intervención. El primero es la situación del desempleo y su naturaleza. Creo que no hay que dar más datos, y menos en esta Casa. La tasa de desempleo en el 25% o por encima del 25% en algunas comunidades autónomas es una tasa absolutamente inmensa que no merece ningún otro adjetivo más que el de insoportable para una sociedad que quiera vivir con normalidad. Y se trata de un desempleo que también —este sí que es un dato que se reflejaba de manera muy clara en nuestro estudio— es cualitativamente distinto al que hubo en otras crisis —la del 1992-1994, por ejemplo—, ya que en aquellos años la tasa de desempleo del sustentador principal estaba por debajo del 9% y lo que nos encontramos ahora, en el paro que vivimos, es que la tasa del sustentador principal está por encima del 19%, casi en el 20%. ¿Y esto qué significa? Pues que estructuralmente ha habido una pérdida de capital humano como no lo ha habido en otra crisis en los últimos cincuenta años. No es que se haya perdido empleo, sino que el sustentador principal ha perdido el empleo, y eso significa que difícilmente va a haber un acceso al empleo de manera rápida, ágil y masiva. Además, este desempleo ha afectado a los núcleos familiares de una forma muy importante con referencia a otras crisis. Un millón 700 000 hogares tienen todos sus activos en desempleo según los últimos datos de la EPA. Es decir, hablamos de que el 9% de todos los hogares tienen a todos los activos en paro. Cuando nos hemos referido a otras crisis hablábamos de en torno al 2,5%, aunque la tasa de desempleo pueda estar poco por encima de otras crisis, lo cierto es que ha afectado al sustentador principal, y por tanto, a la economía básica de las familias muy por encima de lo que lo ha hecho en otras crisis. Asimismo nos encontramos con un dato que se ha incrementado mucho, y es que el 15% de los trabajadores son lo que se llaman los working poor, es decir, trabajadores pobres que, independientemente de trabajar a jornada completa, el sueldo que cobran les hace seguir por debajo del umbral de la pobreza. Y es que se ha dado una precarización en la percepción de los salarios de manera que hay gente con acceso al empleo que sigue bajo el umbral de la pobreza. Esta característica, que era una característica
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muy clara de los países anglosajones y menos clara de los latinos y centroeuropeos, también se empieza a introducir como un fenómeno claro del empleo en nuestro entorno. Otro elemento básico es que ya el 52% de los parados lo son de larga duración cuando en el 2007 era el 22%, y en otras crisis ese porcentaje estaba por debajo del 15%. Si unimos desempleo del sustentador principal, si unimos trabajadores pobres, si unimos tasa de familias con todos sus miembros en desempleo de en torno al 9%, y si además ponemos la tasa de desempleo de larga duración, nos encontramos con que de cara al empleo la erosión de los derechos sociales, la erosión de la capacidad mínima para vivir con dignidad se ha visto absolutamente rota. Y nos encontramos con un proceso de cronificación, de fragilidad de la sociedad con respecto al empleo que hace que las personas y las familias estén viviendo una vulnerabilidad estructural. Esa vulnerabilidad estructural de carácter social aparece también de forma nítida en el Observatorio de la realidad de Cáritas, donde el ánimo de las personas, la esperanza de encontrar un empleo y salir de esa situación está en un momento muy bajo. Una encuesta que también hizo una gran agencia americana decía que por encima del 40% las personas creían que no iban a salir de esa situación aunque hubiera incremento económico, aunque hubiera desarrollo económico. Por tanto, estructuralmente la situación del desempleo y su naturaleza —y yo creo que aquí está lo novedoso, en ver la naturaleza de la estructura del desempleo, porque la tasa de desempleo no nos los dice todo; nos dice mucho, pero no todo—, como digo, la estructura de la naturaleza del desempleo nos entronca con una sociedad muy fragilizada, muy vulnerable y muy enfocada hacia la exclusión social. El segundo elemento que queremos analizar es la consolidación de la pobreza y la exclusión social. En el informe Foessa que presentábamos en febrero, la síntesis que hacíamos es que la pobreza es más extensa, más intensa y más crónica. Más extensa porque cada vez afecta a un número mayor de personas de entorno al 21,8% de la población, según los últimos datos del INE, con más del 26% de la población, es decir, más de 10 millones de personas si utilizamos el indicador AROPE, que es el propuesto por la Unión Europea en la Estrategia 2020, en riesgo de exclusión social. Y cuando hablamos en términos de privación material, vemos que cerca del 40% de las personas no tienen capacidad de afrontar gastos imprevistos; el 9% ha tenido retraso en el pago relacionado con la vivienda principal; y el 34% son personas con mucha dificultad para llegar a fin de mes. Es decir, que no solo hay muchas personas pobres. España ha sido clásicamente una sociedad con unos indicadores de pobreza relativa altos con respecto al entorno, pero lo que sí es novedoso es la intensidad de esta pobreza. Ha afectado muy nuclearmente a las necesidades básicas para la vida. Un dato que se refleja en el Observatorio de la realidad es cómo las personas piden, en primer lugar, que se cubran necesidades básicas de la vida. Hace unos años la petición principal era empleo, formación y vivienda, y ahora vemos cómo la erosión de los mecanismos básicos de subsistencia ha provocado que se incrementen mucho —como después veremos— los índices de las necesidades básicas de la privación social de las personas. Otro elemento que aparece muy nítidamente es el del incremento de la desigualdad en nuestra sociedad. España es ahora mismo el tercer Estado de la Unión Europea en índice de desigualdad si tomamos el Gini o el 80/20. Esto ha venido a agrandarse con la crisis y nos encontramos con que hay una estructura cada vez más desigual en la sociedad española entre los que tienen acceso a bienes y servicios y los que no lo tienen. Decían algunos economistas que se está dando una latinoamericanización de la sociedad española, donde la brecha entre los que tienen acceso a bienes y servicios y los que no lo tienen se está agrandando de una forma muy importante. El tercer elemento es el debilitamiento de los mecanismos de protección social. El aumento progresivo del número de desempleados que van agotando la protección se suma a los desempleados sin ingresos. La renta mínima de inserción que antes de la crisis afectaba a 100 000 hogares, a finales de 2011 ya afectaba a más de 200 000 hogares, con el handicap de que en 2011 ha habido un crecimiento y en el 2012 se están estabilizando las rentas mínimas que se están aprobando en las comunidades autónomas, con lo cual implica que hay familias que no tienen ningún acceso a renta. Hay casi 600 000 hogares sin ningún tipo de ingresos. Estamos hablando de un dato absolutamente espeluznante. A nosotros nos gusta decir que los números tienen rostro, y el que haya 600 000 hogares sin ningún ingreso es un auténtico escándalo ético, político y social. No nos podemos permitir que haya 600 000 familias que no tengan acceso a ninguna renta. En Cáritas hemos visto también cómo en tres años de crisis económica en el ámbito de la atención básica a personas hemos pasado de atender a 340 000 personas, a atender a más de un millón. Casi
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hemos triplicado el número de personas atendidas en el ámbito de la atención primaria, y de ellas, el 65% venían derivados de servicios municipales o de las comunidades autónomas. Es decir, el 65% de las personas que ha atendido Cáritas en atención primaria no han tenido resuelta su situación por los servicios sociales públicos, y esto también nos tiene que dar mucho que pensar. Es decir, los servicios públicos no están dando cobertura a un número muy importante de personas con necesidades básicas. Ahora mismo podemos decir sin temor a equivocarnos que el mecanismo de protección social más amplio y más intenso en la sociedad es el mecanismo de la familia. La familia y las pensiones de jubilación son las que están cubriendo de una manera muy importante las necesidades básicas de las personas. En Cáritas vemos como muchísimas familias están volviendo a convivir con los padres, con los jubilados, cómo están siendo mantenidos por las pensiones de los jubilados y, según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida, las comunidades autónomas que menos han incrementado el umbral de pobreza son aquellas que están más envejecidas, es decir, que viven más de las pensiones de jubilación. En Galicia y Castilla y León se han visto menos intensificados los umbrales de pobreza porque son comunidades autónomas que viven en gran medida de las pensiones de jubilación. De hecho, en la última ECV se ha dado un efecto muy paradójico —y muy grave, a nuestro entender— y es que el nivel de vida de la sociedad española ha bajado; es curioso cómo la última ECV muestra que la pobreza relativa ha bajado en España, porque la pobreza siempre hace relación a las tasas de renta que hay en un país. Pues bien, como las tasas de renta han bajado, el umbral de la pobreza ha bajado y ello ha significado que las personas que están cobrando jubilación que antes estaban bajo el umbral de la pobreza ahora están un poquito por encima del umbral de la pobreza, haciendo bajar la tasa relativa de pobreza —si quieren después podemos dialogar sobre este asunto—. Es decir, lo que se ha dado no es que haya bajado la pobreza en España, sino que nos hemos empobrecido mucho más en España. También es altamente preocupante ver cómo la renta media de las personas que atendemos en Cáritas está en 333 euros al mes, cuando la tasa para estar por debajo del umbral de la pobreza es de 600 euros al mes. Es decir, hay un empobrecimiento muy severo de las clases más pobres. Cuando empezó la crisis, en el primer análisis que hicimos sobre sus efectos veíamos cómo las capas más excluidas eran las que menos se habían visto afectadas por la crisis; a quien no tenía nada la crisis no le había quitado nada, pero se seguía manteniendo la protección social básica. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Lo que ha ocurrido es que, una vez pasados años de la crisis, al rebajarse la protección social los colectivos más vulnerables y excluidos ahora están sufriendo un rigor muy extenso y muy extenso de los mecanismos de la crisis, porque sus necesidades siguen siendo las mismas o mayores y la protección social ha bajado de una manera muy intensa. Tenemos que hacer una reflexión seria —y me gustaría exponerla— sobre una cierta sensación política, económica y social que hay de que la crisis ha venido a romper un mecanismo de bienestar que teníamos muy amplio, muy extenso y sin ningún poro, cuando lo que teníamos en España eran unos mecanismos de protección muy débiles, tremendamente débiles. Claro, si los comparamos con lo que tenemos ahora eran muy fuertes, pero comparados con el entorno y su capacidad de protección eran unos mecanismos débiles, sobre todo porque tenían muchas redes por donde las personas podían escapar, y se han ido tapando esos agujeros del bienestar social con distintas leyes de rentas mínimas, con distintos programas europeos, pero al final la malla de protección tenía muchos huecos. En la medida en que encima se ha bajado la intensidad, los huecos se han hecho agujeros donde las personas y las familias cuelan de forma muy amplia. En cuarto lugar, en la situación que vivimos vemos cómo la crisis ha afectado también a territorios muy concretos. En España tenemos una desigualdad territorial muy grande producida por el desarrollo económico de los distintos territorios y también por la protección de los distintos territorios. Hay territorios en el Estado español que tienen una cobertura de protección social muy amplia y hay otros que tienen una cobertura muy baja. Por ejemplo, la renta mínima o lo que perciben los receptores de renta mínima en alguna comunidad autónoma puede llegar a ser el doble que lo que perciben en alguna otra comunidad autónoma con renta muy parecida. La desigualdad en la protección social es muy amplia y muy intensa en el Estado español. Y por último, nos gustaría destacar cómo normalmente en Cáritas hablamos de la protección social de los servicios sociales, pero los mecanismos realmente protectores en España en los últimos años han sido dos: el mecanismo educativo y el mecanismo de la sanidad. En los análisis de exclusión social nosotros salíamos bien parados con respecto a Europa; así como en los mecanismos de pobreza somos campeones, en los mecanismos de exclusión social teníamos unas tasas de exclusión social muy parejas
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o incluso muchas veces por debajo de la Unión Europea o de los grandes países de la Unión Europea, y era debido a tres ámbitos esenciales: el carácter protector de la familia —que antes he mencionado—, el carácter universal y gratuito de la educación y el carácter universal y gratuito de la sanidad. Han sido mecanismos protectores con respecto a la exclusión social —saben ustedes que tanto el ámbito educativo como el ámbito sanitario son indicadores directos de exclusión social y una baja intensidad protectora en sanidad da mayores niveles de exclusión que una alta protección en sanidad— y por eso las distintas decisiones que se han tomado en los ámbitos educativo y de sanidad han tenido un impacto directo en la exclusión. Fíjense simplemente en un dato del ámbito educativo que ha afectado al incremento de las personas con necesidades de alimentación, que ha sido la bajada en las becas de comedor. Algo que en principio parece tan indirecto y que lo hicimos en un momento determinado para que los padres pudieran trabajar, tanto el padre como la madre, sin embargo nos hemos dado cuenta de que tenía una capacidad protectora muy grande; de hecho la pobreza infantil en España es una pobreza muy por encima de la pobreza adulta y donde empiezan a aparecer síntomas de malnutrición en colectivos infantiles que no tenían antes de la crisis porque comían en los comedores escolares. Si a eso le sumamos también el acceso y la bajada en libros de textos, ha supuesto también un incremento en las ayudas que Cáritas ha hecho. El año pasado, 2011, que es el dato que tenemos cerrado, Cáritas dedicó a atención primaria 33 millones de euros; 33 millones de euros significa que aportamos al conjunto de las actividades de atención primaria más que lo que aporta en la propuesta de presupuestos 2013 la Administración Central del Estado, que anda por veintitantos millones de euros. Nos parece que los mecanismos protectores básicos en estos momentos no pueden bajar, no pueden erosionarse. Como conclusión, y me someto a sus preguntas, está claro —antes se lo decía a algún compañero— que en España ahora mismo tenemos una sociedad pobre en términos de pobreza relativa y de intensidad del riesgo de pobreza y exclusión social, pero también estamos cayendo en ser una pobre sociedad, porque el capital social y el capital protector lo estamos perdiendo. Hay una enseñanza científica de todas las crisis que es que lo se pierde en un período de crisis no se llega a recuperar en un período de bonanza económica. Lo que se perdió en la crisis de los noventa, después de diez años de crecimiento económico muy intenso, no se llegó a recuperar en las tasas de pobreza y en la tasa de protección social. Antes de la crisis, en España teníamos un 19% de pobreza relativa. Es verdad que teníamos una baja tasa de exclusión y bajas tasas de desempleo, pero el incremento de la pobreza producido por la crisis de los noventa no lo logró recuperar un crecimiento económico de diez años. Si aquí estamos viendo que la intensidad de la crisis está llegando a erosionar de manera muy importante el capital social que tenemos como sociedad, vemos que la recuperación de los niveles previos a la crisis ya no es una cuestión de años sino una cuestión de mucho tiempo y de políticas muy diferentes. La semana pasada, Intermón Oxfam presentaba un informe haciendo un pronóstico a diez años y veíamos cómo se podía estar hablando de 18 millones de personas bajo el umbral de la pobreza en el Estado español. Es verdad que es un pronóstico, es verdad que se puede revertir la situación, pero estamos dando con un incremento de la pobreza. Cuando nos preguntamos sociológicamente si va a aumentar la pobreza, la respuesta es que sí, porque las necesidades básicas siguen en aumento y la protección social está decreciendo, con lo cual no hay que ser especialmente listo en matemáticas para ver que a más necesidades, menos protección y, en consecuencia, más pobreza. La actividad de Cáritas, en estos momentos, está centrada en tres ámbitos principales, que nos parecen claves para poder atender a las personas más pobres y para poder atenderlas —y me gustaría remarcarlo mucho— no desde un carácter puramente asistencial. No podemos hacer y construir una sociedad asistencializada. Es cierto que hay necesidades que hay que cubrir, pero no nos podemos quedar en asistir a las personas, sino que tenemos que promocionarlas. En ese ámbito, Cáritas trabajó el año pasado con 1 800 000 personas en el Estado español, un millón de esas personas, como antes he dicho, lo eran en atención primaria, atención básica para las necesidades de la vida, y 800 000 personas eran acogidas en otros programas más promocionales como son el programa de empleo, donde atendimos a más de 80 000 personas, consiguiendo 17 000 puestos de trabajo y creando más de treinta empresas de inserción, que tienen 500 personas contratadas en el Estado español. E ámbito de la vivienda nos preocupa especialmente, y, como saben, también tenemos un mandato de la Conferencia Episcopal para que sea especialmente cuidado y atendido por Cáritas, tanto en el terreno preventivo de la vivienda como en el de las soluciones que se puedan dar a las personas. En este sentido, me gustaría, como hace poco hemos hecho en la campaña de las personas sin hogar, que fuéramos conscientes de que el problema de
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la vivienda es mucho más intenso que el de los desahucios. En España hay 30 000 personas viviendo en la calle, ni siquiera han sido desahuciadas porque nunca han tenido un hogar. Y hay más de 1 200 000 familias que viven, o bien hacinadas, o bien en infraviviendas y que nunca han sido desahuciadas. Después, tenemos el drama de los desahucios. El problema de los desahucios es la punta de un iceberg dentro del problema de la vivienda que es mucho más amplio. Como nosotros dijimos hace dos años, y hace poco repitió en la cumbre iberoamericana el presidente Correa —aunque el copyright lo teníamos nosotros—, hemos creado una sociedad de personas sin casas y de casas sin personas, que es un elemento muy, muy, muy importante porque para salir adelante, para que la familia tenga los niveles de protección que está teniendo es absolutamente necesario que cuente con ese hogar que le da cobertura para una seguridad mínima para la vida y para la subsistencia. Por tanto, como síntesis cabría decir que de la coyuntura de una crisis estamos pasando a la estructura de una sociedad muy desvertebrada y con un gran riesgo de fractura de cohesión social. Y tenemos que poner los medios porque —y en Cáritas lo hemos dicho muchas veces— no se puede seguir erosionando los niveles de protección social básicos. Muchas veces estamos tomando medidas que a corto plazo pueden tener un impacto importante a nivel presupuestario, pero a medio plazo van a ser, incluso, más caras de sostener. La no inversión en salud en años será una mayor inversión en salud, y eso, en salud pública y en epidemiología, está bastante contrastado: lo que hoy se atienda mal, se atenderá bastante peor y será bastante más caro dentro de unos años. En el ámbito educativo, lo que hoy perdamos no lo vamos a recuperar y lo recuperaremos de manera mucho más cara en unos años. Tenemos que centrar las políticas, sin duda alguna, en la activación de empleo, pero no podemos perder de vista, y esta es la petición básica de Cáritas, sabiendo los problemas presupuestarios que tenemos, el fomento de una red básica de rentas para las familias. No podemos decir que estamos activando una sociedad cuando hay más de 600 000 hogares sin ningún tipo de ingreso, cuando hay más de 1 700 000 hogares con todos sus activos en paro. Una red básica de acceso a la renta para las personas es absolutamente necesaria para poder activar a la sociedad. Porque podemos tener la complejidad de que haya crecimiento económico y hayamos bajado tanto el nivel de las personas que ni siquiera puedan acceder a ese nivel de empleo, como ha pasado en otros países latinoamericanos, que cuando empezaron a crecer económicamente tenían tan erosionada su población, con una pobreza tan extensa y tan desigual que el acceso al empleo no se ha podido dar en la práctica, incluso cuando había empleo preparado para ofrecer, y están teniendo unos flujos migratorios muy importantes ya que las personas autóctonas siguen estando en los niveles de pobreza de antes, porque la erosión es de tal calibre que estamos rompiendo la sociedad y estamos haciendo una sociedad cada vez más dual. Muchas gracias y quedo a su disposición para todas las preguntas que consideren pertinentes. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Mora, A continuación, iniciamos el turno de portavoces, por el orden de menor a mayor. Por el Grupo Parlamentario Entesa pel Progrés de Catalunya, tiene la palabra la senadora Almiñana. La señora ALMIÑANA RIQUÉ: Gracias, presidenta. En primer lugar, quiero agradecer al señor Mora que nos haya explicado con tanta claridad y tanta dureza, diría yo —dureza porque la realidad es dura, no por cómo usted lo ha explicado—, la situación actual de la pobreza y de la exclusión social en España. Yo me he quedado abrumada. Son datos que conocíamos todos los que estamos aquí, porque se ha estado trabajando en distintos ámbitos en esta Cámara y han salido muchísimas veces, hasta usted ha sido citado, y sus palabras también, en esta Cámara, por parte de mi grupo, por ejemplo. Pero, es verdad que cuando usted continúa explicando que esto continuará creciendo si no ponemos remedio, por supuesto, uno se va sintiendo cada vez más abrumado. Desearía conocer su opinión sobre dos cuestiones y me gustaría que las pudiera compartir con nosotros. Por un lado, sobre esta cantidad de pobreza ya que yo creo que ya podemos hablar de cantidad, porque realmente hay muchísimas familias que están en situación muy difícil y, al mismo tiempo, como usted ha comentado, la sociedad cada vez es más desigual, más dual, lo que hace, muchas veces, que la gente no sea consciente de esta pobreza. Es decir, nosotros podemos decirlo, ustedes pueden decirlo, todos podemos decirlo, pero es verdad que hay momentos en que te das cuenta —y, desgraciadamente, Navidades es uno de ellos—, porque todas las tiendas se llenan de gente que compra regalos, algunos de ellos innecesarios. Y lo hacemos todos los que podemos, evidentemente. ¿Cómo podemos hacer que esta invisibilidad de la pobreza no sea tan invisible, no porque crezca, sino porque todos los ciudadanos
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vayamos tomando conciencia de que no es invisible, de que está ahí, de que está a nuestro lado y de que, a lo mejor, es nuestro vecino quien lo está pasando mal? Al final de su intervención ha hecho una petición, la renta para las familias. Y me gustaría que nos comentara su opinión sobre desde qué punto de vista las administraciones, en un momento de crisis, por supuesto, pueden intentar no poner la situación más difícil a mucha gente y qué políticas considera usted que podemos ejercer para intentar parar o que no vaya a más esta pobreza porque, como usted ha dicho, si en los años noventa, después de diez años, no pudimos recuperarnos de la pobreza que se generó entonces, ahora, con esta crisis, que parece que no va a terminar pronto, sino que aún se va a alargar, es preocupante no saber cómo se va a recuperar luego esta sociedad. Usted ha dicho dos frases que hacen historia y que seguramente algún presidente utilizará, y hasta algún parlamentario, una de ellas ha sido la siguiente: no podemos pasar de una sociedad pobre a una pobre sociedad. Dice muchas cosas solo con cuatro palabras. Y para eso necesitamos construir alrededor, para no convertirnos en una pobre sociedad. Hay que construir argumentos, construir solidaridad, seguramente, y hacer políticas. Por tanto, me gustaría saber su opinión sobre estas cuestiones. Muchas gracias. La señora PRESIDENTA: Gracias. ¿Quiere usted contestar individualmente o prefiere que todos los grupos intervengan y responder al final? El señor SECRETARIO GENERAL DE CÁRITAS ESPAÑOLA (Mora Rosado): Como suelan hacerlo ustedes. La señora PRESIDENTA: Entonces, damos la palabra a los siguientes portavoces, y será más fácil para usted ordenar luego las respuestas. El señor SECRETARIO GENERAL DE CÁRITAS ESPAÑOLA (Mora Rosado): Sí, perfecto. La señora PRESIDENTA: Muy bien. Por el Grupo Parlamentario Catalán en el Senado Convergència i Unió, tiene la palabra el señor Sendra. El señor SENDRA VELLVÈ: Gracias, señora presidenta. Brevemente quiero dar las gracias al señor Mora por su comparecencia. Quien más quien menos conoce la magnitud de la tragedia, pero los datos que usted nos ha dado me han dejado aterrorizado. Y no solo agradezco su presencia sino también la tarea ingente que Cáritas realiza para dar esperanza a la gente que no tiene y por ofrecer un poco de ayuda a aquel que hoy no nos puede seguir. Sencillamente, quería que mi intervención fuera básica y únicamente de agradecimiento, de mucho agradecimiento. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. En nombre del Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra la señora Flores Fernández. La señora FLORES FERNÁNDEZ: Gracias, señora presidenta. Muchas gracias, señor Mora, como siempre, pues no es la primera vez que comparece un representante de Cáritas aquí ya que durante la anterior legislatura también estuvieron ustedes presentes. Aparte de leernos los magníficos informes de Foessa, del observatorio y algún resumen de datos que ya conocíamos, cuando se lo oímos explicar a usted con esa claridad nos quedamos un poquito peor de lo que estábamos aunque ya lo supiéramos, pues todos conocemos de gente que se encuentra en esta situación alrededor de nuestros barrios y de nuestra gente. Desgraciadamente, no creo que haya hogar de nivel medio en España que no cuente con desempleados o en los que no hayan vuelto a casa jóvenes que ya se habían emancipado, lo cual es un gran drama. Esto enlaza con el asunto de la formación al que usted se refería. Todos coincidimos en que se produjo un problema grave de incremento de desempleo en los jóvenes cuando tuvo lugar el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Se trataba de jóvenes que salieron de las escuelas sin haber acabado su formación porque había dinero fácil y les era más atractivo dedicarse a la construcción y salirse del sistema educativo. Eso produjo una masa importante de gente joven sin formación y ahora tenemos muchísimos problemas para poderlos insertar en alguna actividad. Coincido con usted en que hay que buscar nuevos yacimientos de empleo —tal y como se dice ahora— en otras
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actividades, pero va a ser muy difícil recuperar a esta masa de jóvenes a la que antes habrá que formar. Por eso es tan importante que haya políticas activas de empleo que, de verdad, formen a estas personas, a mujeres y a hombres, para poder ocuparse de los nuevos empleos. Lo cierto es que esta es una época de vacas flacas para todos, empezando por las administraciones. Yo siempre he dicho que las administraciones, sea la que sea —local, de las comunidades autónomas o del Estado— no pueden ser el primer empleador de este país, porque si eso es así —la presidenta es alcaldesa y lo sabe— no se genera riqueza. Para que se genere riqueza hay que potenciar el tejido productivo, aunque habremos de hacerlo de otra manera para no volver a caer en los errores que hemos caído. Señor Mora, yo he anotado algunas cuestiones sobre su intervención, que tendremos que completar con otros documentos, pero a mí me gustaría que nos aclarase un par de cosas, pues, en definitiva, nosotros, como Senado de España, habremos de sacar unas conclusiones que dirigir a la Administración General del Estado, aunque ello no quiere decir que no haya una parte que tengan que desarrollar las comunidades autónomas que en su mayoría tienen transferida la asistencia social. Teniendo en cuenta que en sus presupuestos ustedes emplean más dinero en atención social que en los Presupuestos Generales, podemos decir que la situación es un poco complicada. Gobernar significa priorizar, sea el Gobierno que sea: el del ayuntamiento, el de la comunidad o el del Estado. Pero este último, al que nos estamos refiriendo nosotros, ha optado por controlar el déficit y alcanzar el equilibrio presupuestario, y es una opción válida. No obstante, además de estar de acuerdo con eso, nosotros pensamos que no se puede gastar más de lo que se tiene y, sobre todo, tal y como dice un dicho muy catalán: no se puede uno endeudar más de lo que sea capaz de pagar. Aquí estamos haciendo las dos cosas mal. En consecuencia, ahora tenemos que restringir, pero nos encontramos con que si restringimos hasta esos extremos no vamos a poder sacar adelante a esas familias que usted decía que no se iban a poder recuperar totalmente después, dejando así una importante masa de personas en exclusión. Se trata de personas cuya mayoría vive de los ingresos de los pensionistas. Por lo tanto, si se los recortamos ya no van a poder vivir ni los propios pensionistas, ni las personas que tienen a su alrededor. A mí me gustaría que nos explicara cómo entiende Cáritas que se podría compaginar el control del déficit y lograr el equilibrio presupuestario con la implementación en la atención a los derechos de las personas que, a juicio de mi grupo, se están perdiendo paulatinamente. Hay una gran masa de gente que no tiene acceso a la educación en igualdad de condiciones —estoy pensando en los comedores, en los libros de texto, etcétera—, y ello por otra serie de políticas. Y no digamos nada del tema sanitario. Se ha dado otro hachazo importante a los pensionistas que van a sufrir las consecuencias de estos recortes tan graves. ¿Qué piensan ustedes que podemos hacer? A todos se nos llena la boca diciendo que hay que hacerlo pero, después, no se aplican políticas ni soluciones para ello. Otro asunto grave es el relativo a los desahucios. Usted describía muy bien algo que a mí me parece interesante y es que, además de las personas a las que se les quita la vivienda porque no pueden afrontar el gasto, había otras que ni tan siquiera tenían opción a que se les desahuciara porque no la tenían. Asimismo, esto está provocando un importante problema de seguridad, pues hay gente muy desesperada que está pegando una patada a la puerta de casas vacías porque tienen que meterse allí, ya que tienen familias a las que atender y no tienen posibilidad económica de acceder a la vivienda. Asimismo, junto al problema de los desahucios y de los sin techo hay familias que están dejando de cubrir otras necesidades básicas para poder pagar sus viviendas. Por lo tanto, señor Mora, ¿cómo ve usted el asunto del alquiler social, cómo se negociaría, cómo piensa usted que se podría influir en una reformulación de la Ley Hipotecaria, que es muy antigua —no hace falta que se lo diga— para adaptarla entre todos a los nuevos tiempos? Le agradezco —tal y como decían también la senadora Almiñana y el senador de CiU— que haya comparecido en esta comisión, como siempre, para ofrecernos estos datos que, desde luego, esperanzadores no son. Muchas gracias, señor Mora. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. En nombre del Grupo Parlamentario Popular en el Senado, tiene la palabra la señora Torres Sánchez. La señora TORRES SÁNCHEZ: Muchas gracias, señora presidenta. En primer lugar, quiero dar la bienvenida al secretario general de Cáritas. Señor Mora, bienvenido a esta Cámara. Agradecemos particularmente su presencia en esta comisión especial.
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En las últimas reuniones de Mesa y Portavoces consideramos oportuno actualizar toda la información que durante la anterior legislatura se recabó en esta misma comisión y, desde aquí, quiero hacer constar mis felicitaciones a los que en su momento fueron miembros de la misma por el excelente trabajo realizado. De ahí la invitación que cursamos a la institución de Cáritas Española para que, de primera mano, diera a conocer la información detallada de cuál es la situación actual en materia de exclusión social. Por ello, nuevamente, en nombre del Grupo Parlamentario Popular en el Senado, le doy las gracias por haber aceptado esta invitación. Es preciso indicar que esta comisión se creó por petición del que hoy es presidente de esta Cámara, don Pío García-Escudero Márquez, realizada el 6 de marzo del año 2009 y que oficialmente quedó constituida el pasado 26 de mayo del año 2009. Y destaco esto porque es preciso hacer constar la efectividad de esta Cámara y de sus senadores con la sensibilidad que está en la calle. En consecuencia, también es preciso destacar que los senadores de esta Cámara estamos comprometidos con los problemas de nuestros ciudadanos, no estamos ajenos a lo que les afecta a nuestros conciudadanos y le aseguro que el deseo de todos los grupos parlamentarios representados en esta Cámara es el de trabajar por ese bien común. También es preciso destacar que la primera comparecencia que se realizó en esta comisión fue de Cáritas Española y esto, pasados tres años, volvemos, una vez más, a contar con esta institución en esta comisión. Y ello no es una simple casualidad, ya que somos conscientes de que Cáritas está a la vanguardia de la acción social. Quiero mencionar aquí una frase que he leído en diversos foros y digitales con la que estoy totalmente de acuerdo y que dice que a Cáritas en España se le quiere y se le respeta. Cáritas es sinónimo de generosidad sin límites, de respeto a la dignidad de las personas; es sinónimo de un trabajo desde la promoción de las mismas, pero también es sinónimo de impulsar una educación en valores sociales y todo ello caracterizado siempre por un trabajo silencioso, organizado y constante, organizado por más de 60 000 voluntarios que pertenecen a esta institución, y cuya labor siempre hay que poner de relieve, como se hace en el VII Informe del Observatorio de la Realidad Social y como esta mañana también ha reconocido. Estoy convencida de que Cáritas Española —por supuesto sin desmerecer el valor de otras instituciones como puede ser Cruz Roja— está actuando como muro de contención que permite que las personas que están sufriendo desgracias sociales, consecuencia de esta devastadora crisis, puedan recibir intervención en condiciones dignas. Además de senadora, tengo el orgullo de ser concejal de Servicios Sociales en mi ciudad, en Villarrobledo, provincia de Albacete, y también quiero destacar, porque lo sé de primera mano, esa colaboración estrecha entre su institución y los diferentes ayuntamientos, trabajando día a día con familias necesitadas, fomentando y educando en la igualdad de oportunidades y, lo que es más importante, dignificando las necesidades, si bien no siempre con los recursos de los que a todos nos gustaría disponer. Y, así, quiero decir que Cáritas no se limita a un trabajo asistencial, como usted, señor Mora, ha reconocido esta mañana, aunque, desgraciadamente hoy y dado el volumen de atenciones que tiene que prestar, no permite mucho más margen de maniobra. Cáritas siempre apuesta por las personas, por la promoción de las personas y por todo ello le manifiesto, en nombre del Grupo Parlamentario Popular en el Senado, el profundo respeto y admiración por la labor de Cáritas Española. Tras el estudio detallado de los informes objeto de análisis, debo confesar que es muy fácil perderse en datos, porcentajes y estadísticas, lo que, por otro lado, es lógico cuando del informe hablamos, pero usted muy bien ha empezado su intervención diciendo que detrás de los números hay rostros, y estoy convencida de que así es, y es que ninguna sociedad puede aspirar a grandes triunfos si todos sus miembros no tienen las mismas condiciones de igualdad, no tienen las mismas oportunidades, en definitiva, cuando no existe cohesión social. El punto de partida común de los informes de Cáritas en las diferentes intervenciones de representantes de esta entidad que han pasado por esta Cámara es la afirmación de que estamos ante una crisis coyuntural dentro de una crisis estructural. Su antecesor en el cargo decía que ya estábamos enfermos antes de la crisis, pero que con la crisis el problema se ha vuelto más grave. Y es que por todos es sabido, como muy bien se señala en el informe, que en época de bonanza económica los indicadores de pobreza se mantuvieron estables y sin disminuir. Pero el análisis de la desigualdad social en los últimos años, de 2007 a 2011, que Cáritas esta mañana nos ha mostrado, es ciertamente alarmante. A la vista del informe de Foessa, quiero resaltar algunos datos que también usted ha mencionado esta mañana. El crecimiento de la desigualdad en España de 2007 a 2010, más que duplicó el de Francia,
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triplicó el de Alemania y fue casi cinco veces mayor que el de la media de la Unión Europea. Otro dato importante es que la proporción de hogares por debajo del umbral de pobreza es cercana al 22%, concentrándose principalmente en hogares con jóvenes y en los hogares con menores, que son los hogares más pobres. El porcentaje de hogares que no reciben ingresos ni del trabajo ni de prestaciones por desempleo de la Seguridad Social afectaba a finales del año 2011 a un 3,3% de los hogares españoles, cifra un 34% más alta que al comienzo de la crisis. Desde hace 20 años las personas no iban a Cáritas a pedir alimentos, y esto es una muestra de esa intensidad de la que usted hablaba esta mañana de la pobreza en España. La incidencia del paro ha afectado doblemente a los inmigrantes, y ello ha hecho que crezca el número de personas que viven en la calle, personas sin hogar. La crisis es la más fuerte producida, como usted muy bien ha reconocido, debido al impacto que provoca en las necesidades de las personas. Nuestro país tenía, según el informe de Foessa, una de las tasas de pobreza más elevadas de la Unión Europea: frente al promedio del 16,4%, la tasa española alcanzó un valor de cinco puntos por encima en el año 2010. Esta es la radiografía de nuestra sociedad, según los estudios realizados hasta el año 2011. Por tanto, en los años 2007 a 2011, que son sobre los que se establecen los informes, no solo vivíamos una crisis económica sino que se estaba gestando, como si de un iceberg se tratara, una auténtica pobreza en nuestro país delante de nuestros ojos. Entre 2008 y 2009 se cerraron en España más de 700 000 empresas y más de 200 000 autónomos cerraron sus negocios. Lo peor de la crisis no había pasado: entre 2007 y 2010 se duplicó el gasto en ayudas económicas, alcanzando cerca de 33 millones de euros, como también usted ha reconocido esta mañana, desde el 2008 el gasto más creciente. El número de personas atendidas en los servicios de acogida y asistencia de Cáritas ha pasado de 370 000 a más de 1 millón, un dato espeluznante y que también lo ha recogido usted esta mañana. Desde que se inició la crisis se ha multiplicado por 2,7 el número de personas atendidas en Cáritas en 4 años. Por tanto, esto demuestra que había un problema de considerables magnitudes y que a consecuencia de la crisis se ha hecho especialmente visible. Todos estos datos reflejan el arduo trabajo que silenciosamente realiza Cáritas Española porque el problema está ahí, no podemos mirar hacia otro lado y, por eso, desde aquí vuelvo a poner en valor el trabajo que realiza Cáritas Española. Pero estos datos, si me permite, también denotan que las políticas públicas y las políticas sociales puestas hasta entonces no estuvieron a la altura de las circunstancias. Y precisamente esa falta de previsión ha sido absorbida por Cáritas, constatando los problemas reales del ciudadano. En este sentido, también me gustaría saber su opinión, señor Mora. Estoy con usted en que el empleo es un bien necesario. Por eso, todas y cada una de las políticas del Gobierno de España van dirigidas al fomento de la creación de empleo, porque el empleo permite autonomía e independencia económica, permite controlar en qué y cómo invertir el dinero recibido, porque el empleo es el mejor instrumento para incluir a las personas en el Estado del bienestar y, además, es la manera más digna. Por eso, desde el Grupo Parlamentario Popular estamos convencidos de que haber pasado de una tasa de desempleo del 9,2% en el año 2005 al 23% en el año 2011 ha supuesto el mayor atentado al Estado del bienestar en España y, en definitiva, como indica el informe, una de las principales causas del empeoramiento y precarización progresiva de la situación de las personas atendidas en Cáritas. En este punto, me gustaría saber su opinión, señor Mora, en referencia a qué solución —si me lo permite, si es que la hay y estamos convencidos de que se está trabajando en ello— creería oportuna establecer para evitar ese estancamiento de posibles ayudas sociales que ahora mismo las personas están sufriendo. Desde la Administración local priorizamos los puestos de trabajo que desde los planes de empleo orquestados por esta Administración se nos ofrecen y ponemos a disposición de las familias atendiendo a sus necesidades. Hoy ya no se mira, y le hablo en sede local, el beneficio que ese puesto de trabajo pueda redundar en el propio ayuntamiento, puesto que se beneficia más que nada el carácter social de ese contrato ya que en muchas ocasiones poder ofrecer, poder comprometerse un ayuntamiento a ofrecerle un contrato a una persona supone una garantía de cara al propietario de la vivienda, de cara a ese posible lanzamiento que pudiera sufrir ante un impago del alquiler. Cuántas veces hemos podido decir que el contrato va dirigido al pago de la casa porque de la comida ya se encarga o bien el ayuntamiento, o bien Cáritas, o bien Cruz Roja, porque muchas son las ocasiones, como le digo, en las que el compromiso municipal de contratar a un miembro de la familia tiene ese carácter social. En relación con las ayudas a la vivienda, estas suponen la segunda necesidad más demandada, detrás de las ayudas económicas, que entre los años 2007 y 2010 se han duplicado y han alcanzado casi
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los 33 millones de euros. En 2011 Cáritas ofreció más de 50 000 respuestas de ayuda para vivienda, lo que suponía un 28% de la distribución del gasto en ayudas económicas. El número de ejecuciones hipotecarias se ha multiplicado en los últimos años, y ha sido este año de 2012 cuando este Gobierno —ha sido el primero en hacerlo— ha tomado medidas para afrontar el problema de los desahucios, y ha creado una bolsa de alquileres sociales para las personas sin hogar. Me gustaría destacar dos aspectos de este séptimo informe. En primer lugar, el establecimiento de esas necesidades no económicas que ponen de manifiesto una vez más que Cáritas está a la vanguardia de la acción social, como he dicho, así como la necesidad de poner de relieve la labor que realizan los voluntarios de esta organización. Me consta la gran labor de trabajadores y voluntarios, incluso visitando los hogares de los usuarios para detectar de primera mano cuáles son sus necesidades. Una vez más le doy la enhorabuena, señor Mora, porque estas acciones justifican sobradamente el poder afirmar que Cáritas es sinónimo no solo de calidad material sino también asistencial. Podemos hablar también del perfil de las personas que son atendidas en Cáritas, esos tres colectivos tan importantes que ha destacado, la figura del inmigrante, los parados de larga duración, esas parejas con hijos y en menor medida personas solas y familias monoparentales. En definitiva, nuevas demandas, debiendo destacar aquí el ejemplo que siempre da su organización sabiendo adaptarse a estas nuevas demandas teniendo siempre presente la dignidad de la persona. Soy consciente de las dificultades que para Cáritas tiene priorizar las ayudas, y en este sentido sí me gustaría saber su opinión. En cuanto a las estrategias de supervivencia en los denominados bienes no convencionales, como es el apoyo de las familias, el apoyo del voluntariado o el apoyo del tercer sector, consideramos necesarias políticas de fomento y apoyo a esas estrategias porque son garantías de cohesión social, políticas estas que están también incluidas en los presupuestos para el año próximo, que aunque no en las cantidades que todos deseamos, sí están dentro de las circunstancias de todos conocidas. Quiero destacar a nivel regional, concretamente en mi Comunidad, Castilla-La Mancha, un plan de inclusión social con el fin de establecer una serie de becas para personas al borde de la exclusión social que ha contribuido también a paliar situaciones de desigualdad. Señor Mora, no nos vamos a esconder, por lo que me hago eco de esas apreciaciones que ha indicado en materia de educación y sanidad. Simplemente quiero indicarle que las medidas tomadas por el Gobierno de España van dirigidas a la sostenibilidad del Estado del bienestar. Y en materia de educación, como muy bien ha indicado la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, es necesaria la formación de nuestros jóvenes, y es que el hecho de que uno de cada dos se encuentre en el paro, mala solución tiene de cara a su inserción en el mercado laboral si no se le ofrece una adecuada formación. Por tanto, por ahí pasa la reforma educativa del Gobierno de España. En materia de sanidad también debemos contar con un dato importante, y es que los parados de larga duración que han agotado su prestación no pagarán por los medicamentos; sin embargo, antes de la reforma sanitaria sí pagaban un 40%. Por eso esto supone un ejemplo del fuerte compromiso del Gobierno de España por estar al lado de las personas más vulnerables. En definitiva, lo que queremos manifestarle es que su intervención tendrá especial referencia en el informe final de esta comisión. Le felicito una vez más por ese gran esfuerzo que Cáritas, brazo social de la Iglesia, hace para combatir las desigualdades, pero sobre todo por esa promoción de la persona para atender así la asistencia, no como una mera limosna sino como un trampolín para acceder a unas dignas condiciones de vida. Muchas gracias. La señora PRESIDENTA: Gracias. A continuación tiene la palabra el señor Mora Rosado para responder a los distintos grupos parlamentarios. El señor SECRETARIO GENERAL DE CÁRITAS ESPAÑOLA (Mora Rosado): Muchas gracias por las preguntas y también por las alabanzas que hemos recibido —no se me ocurre otra palabra— que hemos recibido como organización. Creo que la fuerza principal y la energía fundamental de Cáritas son esos 64 000 voluntarios y voluntarias que día a día están gastando y desgastando su tiempo. Les haré un comentario que me hacía en el mes de septiembre una voluntaria andaluza. Me decía: Empiezo el curso cansada porque no hemos terminado. Efectivamente, la gente está muy cansada porque la labor que se hace está siendo
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desproporcionada en relación con la capacidad de fuerza y de tiempo que tienen las personas, incluso de impotencia, porque cuando uno va viendo que a pesar de lo que se va haciendo todo sigue aumentando, todo sigue incrementándose, no cabe la menor duda de que el ánimo a veces desfallece. De ahí que la alta motivación que tienen las personas nos da una gran fortaleza para seguir adelante. Lo que voy a decir ahora me da por un lado mucha alegría y por otro un cierto rubor, porque aunque en términos particulares hay alguna Cáritas diocesana con peculiaridades económicas, en términos globales la Confederación Cáritas Española ha incrementado de forma notable sus donativos de base privada. El 65% de la economía de Cáritas proviene de donativos privados básicamente de personas físicas, pero en este punto hay que decir que no todo son como los 20 millones de euros de Amancio, sino que son los 20 euros de la señora María y los 10 euros del señor Pérez. Con todo eso poco a poco se va haciendo un incremento muy importante. En los últimos tres años Cáritas ha tenido los presupuestos más altos de su historia como Confederación Cáritas Española, aun decreciendo la financiación pública fundamentalmente de carácter local y de comunidades autónomas. Normalmente en el ámbito político se quiere poner fecha a la crisis y a cuándo se empezaron a hacer bien o mal las cosas. Pues bien, en Cáritas no hacemos crítica política en un sentido partidista sino crítica social. Es decir, en Cáritas contamos lo que nos va pasando, y nos va pasando lo que presentábamos en el anterior informe de Foessa, informe que abarcaba la última legislatura del señor Aznar y la primera del señor Zapatero, las dos en ámbitos de superávit económico y de las grandes cuentas que ha tenido España. Pero entonces ya decíamos lo que ha dicho la senadora popular, que el modelo de desarrollo que estábamos teniendo era insostenible porque se creaba riqueza pero no se creaba equilibrio social. Lo que nos está pasando ahora venían fabricándolo desde hacía mucho tiempo los distintos partidos políticos que han gobernado a nivel estatal y comunitario. Creo que es muy difícil ponerle fecha al bien o al mal cuando lo que hemos tenido ha sido un desarrollo muy paradójico en los últimos 20 o 30 años que ha generado riqueza sin haber generado equilibrio, equidad o una sociedad sólida. Por tanto, a mí me parece muy importante el carácter dinámico que tiene lo social que, además, no tiene fecha de elecciones sino una mucho más amplia. Yo les invito, señorías, a que visiten las hemerotecas para que puedan ver que cuando gobernaba el señor Aznar Cáritas hacía crítica social, que cuando gobernaba el señor Zapatero también hacía crítica social y que ahora hacemos lo mismo: crítica social. Pero si miramos a Cáritas Cataluña también podrán ver que Cáritas hace crítica cuando gobierna Convergència i Unió y que también la hacía cuando gobernaba el tripartito, pero crítica social, porque lo nuestro no es criticar a ningún partido político sino hacer una dinámica social donde, evidentemente, hay una visión importante del ámbito político pero también hay una crítica empresarial y otra que a veces es poco escuchada hacia la actitud de la ciudadanía. Es decir, lo que nos pasa no es culpa de los políticos ni de los empresarios sino responsabilidad de todos, cada uno a su nivel y en función de su capacidad. En cuanto a lo que decía la senadora de la Entesa, efectivamente, los números son tan aplastantes que al final está ocurriendo un fenómeno sociológico muy curioso y que es la invisibilidad por saturación, pero como lo estamos viendo cotidianamente llegamos a adaptar nuestra mirada a lo que vemos y nos parece que es normal o que es lo que toca, cuando lo que estamos viviendo es un auténtico escándalo. Es curioso cómo en los tiempos de crecimiento económico la pobreza trata de invisibilizarse escondiéndola. Ahí hay desde fenómenos urbanísticos relativos a cómo esconder la pobreza o fenómenos de carácter más paliativo, como puede ser una política concreta en un determinado poblado para un determinado colectivo. La idea es que no se vea. Sin embargo, en los momentos de incremento de la pobreza, esta se esconde por saturación. Saturación significa lo que los sociólogos llaman preferencias adaptativas. Nos adaptamos a lo que hay y acaba pareciéndonos normal lo que sigue siendo muy anormal. En este ámbito de la invisibilidad, a nosotros nos preocupa mucho la de ciertos colectivos que en los periodos de bonanza económica eran los más mostrados y ahora se van olvidando. Es muy curioso el tratamiento de la prensa, cómo hemos pasado de hablar de colectivos de alta exclusión, minorías étnicas, inmigración, personas sin hogar o drogodependientes, a que los titulares en la prensa se refieran a los pobres de corbata, los pobres de clase media, los que nunca pensaron ser pobres o la disolución de las clases medias, que tiene fundamento pero que no son del todo reales. Porque los colectivos más excluidos están siendo muy invisibilizados en estos momentos, y muchas de las políticas están dejándolos más al margen, tratando de prevenir una no caída en la pobreza de las llamadas clases medias o de evitar un incremento de la pobreza en dichas clases. Por lo tanto, el ámbito de la invisibilización nos parece clave.
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Creemos que estamos en un momento muy importante para la sensibilización social. El llamamiento que hacemos desde Cáritas es a todos y a todas. A todas las instituciones, a todos los ámbitos administrativos, públicos, privados y mediopensionistas. Es decir, a todas las instituciones y personas. Porque estamos convencidos de que todos podemos aportar algo y podemos plantear soluciones a la crisis. El grito aquel de los ecologistas: tú eres el problema y la solución, en el ámbito de la crisis social y económica que vivimos nos parece clave. En cuarto lugar, yo no he dicho que Cáritas ponga más que la Administración central. He dicho que pone más que la Administración central para el plan concertado, que es solo un capítulo dirigido a las comunidades autónomas para los ayuntamientos y mancomunidades en el ámbito de la atención primaria. Nos parece un error estratégico rebajar el ámbito de la protección en los niveles básicos. La acción del Estado tendría que tener dos movimientos, uno más reactivo y otro más activo. El movimiento más reactivo supone tratar de confrontar la reacción ante la crisis, es decir, incremento de la pobreza, incremento de las necesidades básicas de las personas, incremento del problema de la vivienda, etcétera. Esto va a mantenernos en un tono vital preparado para activarnos, ya que es muy difícil activarse cuando se está absolutamente desactivado. La petición a todas las administraciones siempre ha sido que las políticas de protección social más básicas no sean las primeras que se erosionen. Cuando Cáritas habla así, sin duda, la primera crítica que recogen los medios de comunicación va dirigida a la Administración central del Estado, pero las competencias en materia de servicios sociales están transferidas a las comunidades autónomas y, por tanto, son las primeras responsables de la gestión de esas políticas. Hay distintos partidos políticos gobernando en distintas comunidades autónomas y vamos viendo que las políticas que se están realizando son relativamente parecidas y parejas. Estamos en un momento en el que las diferencias territoriales de las políticas pueden ser un poco más intensas o extensas respecto a algunas medidas, pero, en términos globales, tanto a nivel local como de comunidades autónomas, como no podía ser de otra manera, esas medidas de protección social básica están dando un pequeño paso atrás, y, en algún momento, un gran paso atrás. Vuelvo a reiterar la primera petición. No podemos dar un paso atrás en las medidas de protección básicas, y estas no son las que se hacen desde servicios sociales, sino desde otros ámbitos. Nosotros hemos dicho muchas veces que las políticas sociales más grandes se hacen desde varios ministerios, no solo desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Cáritas no está hablando ahora de reforma educativa. Está hablando de protección social a las personas para que puedan seguir un mínimo de educación. No hay un llamamiento a cambiar o no el programa educativo. Lo que hay es un llamamiento a que si las desigualdades en educación no se compensan, cada vez serán mayores. ¿Por qué? Porque la dinámica social que vivimos es de una mayor desigualdad en todos los órdenes. Por eso, los mecanismos igualatorios tienen que enfocarse a la población diana. También hay un llamamiento —y creo que en esto hay acuerdo por parte de todos los grupos— para un ámbito educativo mucho más enfocado al empleo. Y, se llame formación profesional dual, formación profesional adaptada, o como lo llamemos, que necesitamos una formación profesional, entre comillas, más adaptada al mercado, es algo en lo que creo que todos los grupos estarán de acuerdo. La cuestión es cómo llevarlo a cabo y saber reconocer que hay medidas que aunque se tomen hoy empezarán a dar resultados mucho más adelante. Un elemento que tenemos en contra es que tomar medidas en tiempos de crisis es mucho más difícil que tomarlas en tiempos de bonanza. Y si en tiempos de bonanza hubiéramos hecho una adaptación de la formación profesional, en este momento estaríamos recogiendo los frutos. Ahora, con la que está cayendo, hacer una reforma para que dé fruto no sé cuantos años después, tiene un coste social y político muy complejo, pero no por ello debemos dejar de hacerlo. Respecto al empleo, hay medidas de carácter general, algo en lo que Cáritas no se mete, para la activación del empleo, y medidas de carácter más específico. Imagínense, con el desempleo que tenemos, cómo van a acceder a un mercado de trabajo tan competitivo y con tan alta cualificación las personas que vienen a nuestros programas de empleo. Las personas con las que nosotros trabajamos son las que ni han aprobado la oposición de desempleado. Es decir, casi están al margen del desempleo. Cómo hacer que estas personas generen un proceso para poder entrar en el mercado normalizado exige importantes esfuerzos, tanto de carácter social como de carácter económico.
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Nosotros siempre hemos pedido que haya una especial atención a las cláusulas sociales en la contratación pública para hacer posible que el poco o mucho empleo que se genere desde las administraciones públicas tenga en cuenta a esos colectivos más excluidos que no van a tener un acceso normalizado al trabajo. El empleo sigue siendo el mecanismo básico de integración social y debe seguir siéndolo. Pero tenemos que ser conscientes de que en los colectivos más excluidos muchas de estas personas no van a volver a entrar en el mercado de trabajo en su vida. Lo digo con la plena consciencia de que debemos hacer una reflexión seria para afrontar este problema. No podemos permitirnos que esas personas queden al margen de la vida social. Esto exige una reflexión, tanto como sociedad, como en el ámbito de lo político. Por mucho que nos vaya bien, por muchas medidas que se tomen de carácter general, hay personas, especialmente, las más vulnerables y excluidas, que no van a volver a acceder al mercado laboral. Y la reflexión posible no es que se queden al margen de la frontera, sino pensar qué mecanismos de integración desde la actividad podemos arbitrar. Para eso necesitamos una activación mayor de la sociedad civil. Esta se va convirtiendo en un mecanismo de integración social cada vez más amplio e importante. Sin ninguna duda, hace falta un esfuerzo especial, en primer lugar, por parte de la sociedad civil. Pero también por parte de las administraciones públicas. Nosotros, como Cáritas y como plataforma del tercer sector, venimos reclamando una ley del tercer sector para que lo ubique en su espacio, como un ámbito de diálogo civil y como un ámbito de activación de la sociedad civil, que sea capaz de generar otros mecanismos de integración más allá del empleo en el sentido clásico que conocemos. De cara al empleo de los colectivos más excluidos tenemos que repensar mecanismos que, si bien en momentos de bonanza económica no funcionaron, en momentos de escasez plena del empleo tenemos que tener en cuenta. Asimismo, el significado del salario familiar, para que un incremento de salario no proporcional a dos salarios pudiera permitir que algunas familias vivieran con un salario. Podemos empezar a hablar o a repensar qué significaría hoy el reparto de trabajo. Podríamos pensar y repensar qué significa un trabajo a media jornada, y no quiero entrar en la dinámica de si son buenos o no los minijobs, porque no es la polémica lo que nutre a Cáritas, pero es verdad que tenemos que ir repensando nuevas formas de activación del empleo porque la sociedad que vamos a crear en el futuro no va a poder generar 5 millones de empleos, tal y como hizo en los últimos diez años la sociedad española. Y hay otro elemento con respecto al empleo que tendría que ser muy potenciado por parte de la Administración pública, en concreto por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, que es la potenciación del programa operativo y de los operadores privados en el ámbito del programa operativo con colectivos en exclusión. Llevamos ya muchos años trabajando Cruz Roja, la Fundación Secretariado Gitano, la Fundación ONCE y Cáritas en el programa operativo, que es un programa que proviene de los fondos sociales europeos. Ahora mismo se está discutiendo su continuidad o no y en qué volumen debería seguir, pero hemos demostrado que se puede generar empleo, que se puede estar cerca de los colectivos excluidos si hay voluntad política, si hay programa y si trabajamos en esto de una forma más patente en Europa. Es muy curioso cómo estamos luchando de forma desmedida y con toda la razón por fondos de otro tipo y el Fondo Social Europeo, que genera mucha plusvalía y mucho valor para los colectivos excluidos, lo estamos dejado en un segundo plano en nuestras negociaciones a nivel europeo. Con respecto a los alquileres sociales, la vivienda exige en España que, tanto los hábitos ciudadanos como las leyes sean distintos, y digo los hábitos ciudadanos porque seguimos con el hábito de la compra frente al alquiler. Creo que ahí tiene que producirse un cambio de imaginario social importante, al que se llega con unas leyes que potencien el alquiler como forma de acceso a la vivienda y posibiliten un acceso más igualitario a la vivienda. Si logramos un mercado de alquiler a precio razonable, todos somos mucho más iguales en el acceso a la vivienda que si solo tenemos acceso vía compra, que normalmente suele ser mediante hipoteca porque nadie tiene esas cantidades, aunque hayan bajado las viviendas, para comprar. Siguiendo con los alquileres, creo que todos debemos estudiar los alquileres sociales de una manera mucho más notable. Creo que ahí se pueden hacer políticas mucho más osadas y valientes con respecto al parque de vivienda que tienen la banca y las promotoras, que nunca van a vender a un precio que no les sea rentable y que, sin embargo, podrían generar un parque de viviendas en alquiler social muy importante y amplio. Consideramos que se puede avanzar muchísimo más de lo que se está haciendo.
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Creemos que es una política eficiente, tanto para los bancos como para las promotoras, las administraciones y, también, para los ciudadanos. Con respecto a la inseguridad pública, nosotros no hemos notado un incremento de la inseguridad ciudadana —los expertos tendrían que decirlo—, pero nos da miedo una ruptura de la cohesión social. Por eso, todos tenemos que ser muy cautos en lo que significa la movilización y determinadas medidas que, si bien tomadas en un plano individual y en un contexto determinado, pueden ser muy plausibles y legítimas, tomadas en un contexto de mayor crispación pueden no llegar a ser legítimas. En ese sentido, tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de legitimar ciertas cuestiones que pueden ser absolutamente normales en otros ambientes pero no ahora; en momentos de crispación hemos de ser mucho más cautos. Creo que la protección social de las familias y de las organizaciones está permitiendo que esa inseguridad ciudadana que se produce por no tener las necesidades básicas cubiertas se sitúe en términos muy parecidos a lo que había antes de la crisis. Incluso lo que tiene que ver con la ocupación de las viviendas, según los datos que tenemos, no se ha incrementado de forma importante. Sí que ha ocurrido, sobre todo en vivienda social, que aquellas personas que no han pagado el alquiler no se van de la casa y las administraciones públicas, especialmente las comunidades autónomas, tampoco gestionan el desahucio por lo que eso supone de acción poco humana y por el desgaste político que supone que la propia Administración desahucie a las personas que aloja en las viviendas sociales. Desde Cáritas siempre hemos dicho que lo que estamos viviendo no es simplemente una crisis económica y social, sino también una crisis de valores. Y cuando hablamos de crisis de valores no hablamos de la crisis platónica de los valores o del discurso sobre estos, sino de los valores puestos en práctica y de la acción de los valores. En ese sentido, el llamamiento se dirige a que la estimación social sea mucho más justa y solidaria, y eso implica promocionar todo lo que tiene que ver con la solidaridad de la gente. Hemos de promocionar todo lo que tiene que ver con la participación de las personas y al tiempo potenciar todo lo que tiene que ver con las personas implicadas en el mantenimiento de las organizaciones. Por ejemplo, otra petición de carácter indirecto pero que tendría un impacto directo sobre la crisis está relacionada con la Ley de mecenazgo. Tenemos una Ley de mecenazgo que no potencia que las personas y las empresas donen, porque la desgravación fiscal que tenemos se sitúa muy por debajo de lo que podría suponer la media europea. Si tuviéramos una Ley de mecenazgo —y les pido un ejercicio de imaginación— con un nivel de desgravación en torno al 60%, hoy les saldría mucho más rentable a las promotoras inmobiliarias donar al mercado de la vivienda; viviendas que se destinarían a un uso social. Pero eso no lo potenciamos, no figura en nuestra Ley de mecenazgo. Yo comprendo que cuando el señor Montoro escuche esto se eche a temblar, porque significa que los ingresos vía impuestos también son menores —y no están los tiempos para eso—, pero eso también desarticula la activación de la sociedad civil; desarticula que las personas se puedan incorporar en una dinámica de participación. Es curioso cómo ahora el discurso traslada una mayor responsabilidad a las organizaciones privadas y sociales, y lo cierto es que cada vez más tenemos que hacernos cargo de determinados elementos que antes no atendíamos. Incluso nosotros entendemos que lo hacemos supliendo actividades que deberían ser gestionadas por los servicios sociales municipales, y sin embargo tampoco se promociona que las personas puedan donar a las organizaciones sociales con una Ley de mecenazgo a nivel de las que existen en Europa, ya no digo a nivel de las que puede haber en Estados Unidos o en países de carácter anglosajón —lo tienen más en su ADN— pero si en una Francia o en otros países centroeuropeos. Termino ya. Creo que llevamos suficiente tiempo de crisis para dejar de tomar medidas de reacción ante la crisis. Tenemos que empezar a crear elementos para una sociedad nueva, para no llegar a ser una pobre sociedad. Eso significa empoderar a la sociedad civil, potenciar la participación de la sociedad civil y ponerla también no solo en la gestión de los servicios sino en el pensamiento y en el análisis de las políticas públicas. Hemos de potenciar que las personas puedan participar en la gestión de sus mismos problemas. Significa empezar a hacer creíble que hay experiencias, aunque sean pequeñas y no vayan a solucionar todo el problema del paro o de la vivienda, con las que es posible que las personas accedan a un empleo, por ejemplo. Es verdad que este tipo de experiencias no van a dar solución a los 5 millones de parados pero sí nos pueden hacer creer que es posible ir desgastando ese incremento de parados. Termino con una anécdota de una persona que nos visitó y que procedía de un país de Centroamérica; un país más pobre que el nuestro, con más violencia y con menos expectativas que el nuestro. Antes de irse y después de visitar distintos ámbitos públicos y privados, distintos proyectos, nos dijo que en su vida había visto una sociedad más desesperanzada. Y eso lo decía alguien que sigue, continuamente, luchando por la vida diaria, luchando por la dignidad diaria. Yo creo que es momento de generar esperanza
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y esta solo se genera desde la experiencia de esperanza, lo cual significa que, aunque sean proyectos pequeños y de poca envergadura en cuanto a lo cuantitativo, cualitativamente pueden ir haciendo posible salir de la crisis. Muchas gracias. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Mora. ¿Algún portavoz desea volver a hacer uso de la palabra? (Denegaciones.) Le damos las gracias en nombre de toda la comisión y le rogamos que traslade a la institución que representa nuestra felicitación y reconocimiento, y por supuesto también a esos 64 000 voluntarios que tienen. Le despedimos con todo el cariño y deseamos que en la próxima comparecencia —que seguro habrá otra— los datos sean más positivos, por el bien de todos los ciudadanos. Muchas gracias. (Pausa.) COMPARECENCIA DE LA PRESIDENTA DEL COMITÉ ESPAÑOL DE UNICEF, DÑA. CONSUELO CRESPO BOFILL, ANTE LA COMISIÓN ESPECIAL DE ESTUDIO SOBRE LAS NUEVAS FORMAS DE EXCLUSIÓN SOCIAL COMO CONSECUENCIA DEL FUERTE INCREMENTO DEL DESEMPLEO, PARA TRATAR ACERCA DEL CONTENIDO DEL INFORME SOBRE LA POBREZA INFANTIL EN ESPAÑA, PUBLICADO POR UNICEF EN 2012. (Núm. exp. 715/000113) AUTOR: COMISIÓN ESPECIAL DE ESTUDIO SOBRE LAS NUEVAS FORMAS DE EXCLUSIÓN SOCIAL COMO CONSECUENCIA DEL FUERTE INCREMENTO DEL DESEMPLEO. La señora PRESIDENTA: Señorías, continuamos el orden del día de la comisión con la comparecencia de la presidenta de Unicef España, doña Consuelo Crespo Bofill, para tratar acerca del contenido del informe sobre la pobreza infantil en España. Le doy la bienvenida, señora Crespo, y tiene la palabra. La señora PRESIDENTA DEL COMITÉ ESPAÑOL DE UNICEF (Crespo Bofill): Muchas gracias, señora presidenta. Señoras y señores portavoces, muchísimas gracias por solicitar la presencia de Unicef España en relación con el tema de la pobreza y la exclusión social en esta comisión. Hace pocas semanas tuve el placer de comparecer ante la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo, fue un interesantísimo debate y comunicación con los senadores, y realmente su contenido ha tenido un gran impacto, tanto a nivel interno de la organización como de algunos colaboradores, así como las preguntas y respuestas. Es importante estar cerca de la ciudadanía de esta forma. Para nuestra organización es fundamental ser escuchados y procurar generar alianzas y consensos en torno a cuestiones clave sobre los derechos de la infancia. Por eso, agradecemos especialmente la invitación del Senado, ya que los Parlamentos son el lugar de encuentro y representación ciudadana, también de los más jóvenes, que son clave para nuestra labor, y consideramos que ustedes, los parlamentarios, son y pueden ser valiosos actores en defensa de la infancia. Unicef es conocida en todo el mundo y en España por su trabajo a favor de la infancia en los países en desarrollo, pero quizá algo menos por su labor respecto a los derechos de los niños en países desarrollados. En países como el nuestro, Unicef, además de sensibilizar y recaudar fondos para los programas de desarrollo, ayuda humanitaria y emergencias en todos los países del mundo, trabaja también en el seguimiento de la aplicación de los derechos del niño en nuestro país. Así, la acción de Unicef en todo el mundo contra la pobreza infantil y su compromiso con los Objetivos de Desarrollo del Milenio asume un nuevo matiz en los países industrializados en la lucha contra la pobreza y la inequidad. Probablemente, la condición de pobreza de los niños en los países ricos no se dibuje, salvo en los casos más graves o los colectivos más vulnerables, con el dramatismo con que se refleja en otras naciones en desarrollo y en países empobrecidos. Sin embargo, no deja de ser inquietante la persistencia de altos niveles de pobreza en muchos países que tienen la indudable capacidad económica y política de reducirla de forma sustancial. Para Unicef, por tanto, la pobreza infantil es uno de los temas más preocupantes en la actualidad en los países desarrollados. El primer informe del Centro de Investigación Innocenti de Unicef sobre pobreza infantil en países ricos, que fue en el año 2000, incidía en cómo la pobreza infantil estaba creciendo en la mayoría de los países más ricos del mundo. A este informe de Unicef le han seguido otros, en 2005, 2007,
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2011 y 2012, que han analizado la evolución del fenómeno de la pobreza infantil y han incorporado nuevas perspectivas y hallazgos en los primeros análisis. También en estos últimos diez años erradicar la pobreza infantil y evitar la transmisión de la pobreza de padres a hijos se ha convertido en uno de los ejes principales de las políticas de inclusión social de la Unión Europea, pero todavía un 20% de los niños son pobres en la Unión Europea, casi 20 millones. En 2010, con motivo de la Presidencia belga, se realizó un llamamiento por parte de los tres países del trío de Presidencia, España, Bélgica y Hungría, al Consejo Europeo y a la Comisión para que se adoptase una recomendación de la Unión Europea para la lucha contra la pobreza infantil y la promoción del bienestar infantil. Esta recomendación está en proceso de elaboración y seguramente será una guía muy útil para afrontar este problema, especialmente en estos momentos de crisis. ¿Qué pasa en España? En España la pobreza infantil, medida en función del ingreso de los hogares, afecta a casi 2 300 000 menores de edad, con un porcentaje, en 2011, del 27,2% frente al 21,8% de la población en general. Ha crecido en casi 300 000 niños desde 2008, año de comienzo de la crisis, y desde 2010 los niños son el grupo de edad más pobre por primera vez desde que se realizan estas estadísticas, superando con mucho a los mayores de 65 años. Es decir, en España ahora la pobreza tiene rostro de niño. En el reciente informe de Unicef «La Infancia en España», del 2012 —tenemos las copias que están a su disposición y me han dicho que las habían repartido—, decimos que partiendo ya de altos niveles de pobreza infantil respecto a nuestro entorno europeo, la situación de los niños en España es que son ahora más pobres y más pobres, y no es un juego de palabras. Hay más niños que viven en hogares bajo el umbral de la pobreza, un umbral que, por poner un ejemplo, era de 15 758 euros anuales para una familia de dos adultos y dos niños en 2011. Estos niños son también más pobres porque ese umbral que se utiliza como referencia es más bajo cada año; al estar basado en los ingresos de los hogares en general, ha caído casi 1000 euros en dos años. Además, la intensidad de la pobreza, en qué medida se está por debajo del umbral, es muy alta, solo superada en Europa por Rumania y por Bulgaria. Por último, la pobreza infantil se está haciendo cada vez más persistente. La llamada pobreza crónica creció un 53% entre 2007 y 2010 para la población infantil. Todos estos indicadores han empeorado más en los niños que en el conjunto de la población, y solo para los adultos entre 18 y 25 años se obtienen valores semejantes. ¿Cuáles son las causas? Detrás de estas cifras hay causas estructurales y coyunturales, aunque ahora es difícil distinguir qué es lo estructural y qué es lo coyuntural; es decir, si parte de lo que ocurre en estos momentos se transformará en estructural. En lo estructural, nuestra lectura es que hay un déficit histórico en las políticas de infancia en España que tiene que ver con un desarrollo como sociedad democrática en las últimas décadas en el que se ha tenido muy poco en cuenta a los niños como grupo social especialmente vulnerable, pero también clave en el desarrollo de nuestro Estado. Por otro lado, hay un factor cultural respecto a la familia y la infancia que juega a favor y en contra de los niños. Me explico. La atención hacia los niños en el interior de las familias es especialmente buena en España, al menos eso nos dicen los estudios comparados, pecando incluso los hogares de sobreprotectores, pero de cara al valor social y, por qué no decirlo, también de la prioridad política que se concede a la infancia, en las grandes políticas económicas y sociales los niños y sus familias han permanecido prácticamente invisibles o a un nivel muy bajo. No se compensa el esfuerzo que las familias realizan y se apuesta por el potencial transformador de la infancia. El gasto social en familias e infancia es y ha sido bastante más bajo en España que en el promedio de la Unión Europea. Por ejemplo, según Eurostat, el gasto por habitante en la función familias e infancia fue de 344 euros en 2011, sensiblemente por debajo de la media en la Unión Europea a Veintisiete de 552 euros, y muy lejos de países como Alemania o Suecia en torno a los 1000 euros, pero incluso de Irlanda, con un gasto por encima de los 1200 euros. Por ejemplo, la eficacia de las transferencias públicas en reducir la pobreza en la infancia es muy baja respecto a los países de nuestro entorno y respecto a otros grupos de edad en nuestro mismo país, hasta el punto de que la intervención pública es tres veces más efectiva en España en reducir la pobreza en los adultos en edad de trabajar que en los niños. Es decir, la intervención de las administraciones públicas es más protectora con personas que tienen capacidad de generar sus ingresos que con aquellas que obviamente no pueden hacerlo y, por tanto, deberían estar protegidos. Respecto a lo coyuntural, la crisis ha impactado de forma muy dura en los niños y en los hogares con niños. El desempleo se ha cebado de manera especial en los hogares con parejas jóvenes con niños pequeños. Entre 2007 y 2010, el número de hogares con niños con todos los adultos sin trabajo se
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incrementó en un 120%, mientras que en el total de los hogares aumentó en un 62%. Y junto al impacto negativo del contexto económico y laboral, hay que mencionar la respuesta de las administraciones en forma de políticas de austeridad. Las ayudas monetarias a los niños y a sus familias desaparecen o se restringen, las becas se reducen o se establecen criterios que reducen mucho su disponibilidad. Todo esto tiene un impacto muy directo no solo en los ingresos de las familias, sino generando nuevas barreras para los niños más vulnerables en su acceso a derechos básicos como el derecho a la educación o a una nutrición adecuada. Los servicios recortan su accesibilidad, desaparecen o reducen sustancialmente sus presupuestos. Los impuestos y tasas se elevan, repercutiendo muchas veces de forma desigual en las familias con niños. ¿Cuáles son y pueden ser las consecuencias de la pobreza infantil? Algunas de las consecuencias las estamos ya viendo a corto plazo: el crecimiento de la pobreza en las estadísticas, los desahucios que implican a familias con niños, la creciente presencia de niños en los comedores sociales —como nos indican organizaciones de intervención social—, las dificultades con el material escolar en algunos centros educativos, etcétera. En el informe del 2010 nosotros decíamos que ser un niño pobre en España no significa necesariamente pasar hambre, pero sí tener posibilidades de estar mal nutrido. No significa no acceder a la educación, pero sí tener dificultades para afrontar los gastos derivados de ella, tener más posibilidades de abandonar los estudios y que sea más difícil tener acceso a los estudios medios o superiores. Ser pobre no significa no tener un techo donde guarecerse, pero sí habitar una vivienda hacinada en la que no existen espacios adecuados para el estudio o la intimidad y en la que el frío o la humedad pueden deteriorar el estado de salud. Ser un niño pobre en España no significa no poder acudir al médico, pero sí tener problemas para pagar algunos tratamientos y acceder a prestaciones no contempladas en la sanidad pública. La pobreza puede afectar también gravemente a las relaciones familiares y sociales. La falta de ingresos y la tensión que esa situación genera puede deteriorar las relaciones de los padres entre sí y con sus hijos, debilita las expectativas personales y profesionales de los propios niños y adolescentes y la de los adultos hacia ellos. La pobreza sitúa a los menores de edad en situaciones de mayor riesgo de desprotección y, a su vez, hace más complicadas las relaciones sociales del niño con sus iguales, generando, por ejemplo, sentimientos de vergüenza o inferioridad por no poder acceder a determinados objetos o servicios que hasta el momento eran de consumo habitual, no tener dinero para salir con los amigos o no poder llevarles a su casa; pueden, incluso, exponerle a la burla de algunos compañeros por la ropa u otras pertenencias o por la carencia de ellas. Ser un niño pobre significa tanto para el propio individuo como para la sociedad desaprovechar esa valiosa e irrepetible ventana de oportunidad que es la infancia en todos los ámbitos: en la educación, en la salud, en el compromiso, en la participación ciudadana y en las relaciones sociales y personales. Son realmente una oportunidad. Aquí me gustaría hacer un inciso y decir una frase que dijeron los niños y jóvenes en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el año 2002, la única vez que han participado allí. Al terminar su intervención, los niños dijeron: nosotros no somos el problema, somos la solución. Me acuerdo muchas veces de esa frase y creo que aquí procede decirla porque tenemos la oportunidad todavía de sacar esto adelante. El niño, además de ciudadano, es un elemento clave en el futuro de las sociedades. Quizás seamos la primera generación en mucho tiempo que vamos a dejar a la siguiente un panorama peor y menos esperanzador que el que nos encontramos; entre otras cosas vamos a dejar a cada niño que nace ahora con una deuda pública que estimamos en unos 15 570 euros. Si mantenemos estos niveles de pobreza vamos a dejar la herencia de una sociedad menos equitativa, menos capaz de afrontar desafíos sociales, económicos, científicos y culturales, con un menor nivel educativo que ayudará a perpetuar la pobreza y la exclusión. El hecho de que no intervengamos ahora tendrá enormes costes futuros para cada niño y para toda la sociedad en su conjunto, ya que una educación deficiente, una mala nutrición o una dejación de la vigilancia de la salud en la infancia puede condicionar el bienestar presente y el futuro de cada uno de ellos, pero también el bienestar social y material de todos nosotros como región y como país. La lucha contra la pobreza se puede abordar. El informe de Unicef internacional de 2012 ponía ejemplos gráficos de cómo algunos países podían reducir de forma muy efectiva la pobreza. Curiosamente, los países elegidos en esta comparativa eran Estados Unidos y Canadá, por un lado, y Francia y España, por otro; países vecinos que parten de unos niveles de pobreza infantil antes de la intervención pública mediante ayudas o impuestos muy semejantes, pero que tienen diferencias notables en el resultado. Francia y Canadá son capaces de reducir la pobreza a la mitad y España y Estados Unidos solo en
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un 10% más o menos. Por tanto, se puede hacer con voluntad política, con recursos, con información, con coordinación y con la participación de las familias y de los propios niños. En el informe de Unicef España hicimos algunas propuestas. Una, proteger las inversiones en los ámbitos que plantean desafíos fundamentales para la infancia: lucha contra la pobreza, salud, educación y protección. Ámbitos que son imprescindibles para el ejercicio de derechos y el bienestar de los niños, para evitar la discriminación, para promover la igualdad de oportunidades y para un crecimiento equitativo y sostenible. Dos. Poner a los niños y a sus familias en el núcleo de las decisiones políticas que se adopten, tanto específicas para la infancia como de carácter general. Para ello se propone, primero, incorporar con carácter vinculante un informe de impacto sobre la infancia en toda la legislación y las disposiciones normativas, a semejanza del informe de impacto de género que establece la Ley de igualdad; un informe que tenga en cuenta los principios del interés superior y de no discriminación del niño reconocidos en la Convención sobre los Derechos del Niño y reconocidos también en la legislación española. Segundo, poner en marcha mecanismos formales para evaluar los impactos de la crisis económica y de las políticas de austeridad en los niños y sus familias; mecanismos que vigilen tanto los efectos en la pobreza y la deprivación como en el acceso a los servicios esenciales. Tercero, promover la participación regular y organizada de los niños y su derecho a ser escuchados sobre las decisiones y políticas que les afectan, teniendo adecuadamente en cuenta sus opiniones. Tres. Elaborar un plan nacional contra la pobreza infantil, tal y como se comprometieron los principales partidos políticos en los programas electorales para las elecciones generales de 2012. Este plan, en relación con la Estrategia 2020 de la Unión Europea y con la futura recomendación sobre pobreza infantil de la Unión, permitiría una acción coordinada, transversal, complementaria y eficaz de las administraciones públicas para marcarse un objetivo específico en la reducción de la cifra de 2 200 000 niños que viven en España por debajo del umbral de la pobreza. Sea dentro de un plan específico o bien como objetivos en otros planes integrales de ámbito social, se deberían contemplar las siguientes medidas: una revisión del modelo social de apoyo a las familias y a los niños dando un nuevo enfoque a los sistemas generales de servicios, prestaciones, transferencias públicas, impuestos y desgravaciones fiscales a las familias. Establecer, mediante la cooperación, un paquete mínimo común de beneficios para los niños en todas las administraciones públicas que garantice la coherencia, la coordinación y la eficacia del sistema de ayudas a los niños y sus familias. Avanzar hacia la universalización de una educación de 0 a 3 años de calidad, gratuita para las familias con menos recursos y asequible para el resto. Iniciativas para favorecer especialmente el empleo de las personas con hijos menores a su cargo. Poner énfasis en la protección social de los colectivos de infancia más vulnerables: niños inmigrantes, gitanos, niños que están en instituciones, niños con discapacidad y niños en familias numerosas y monoparentales con bajos niveles de renta y empleo. Se proponen también acciones orientadas a promover la parentalidad positiva y el buen trato a los niños en el ámbito familiar. Cuatro. Promover la calidad, la coordinación, la eficacia y la coherencia de la intervención de las distintas administraciones públicas en relación con los niños en todos los ámbitos, pero especialmente en el sanitario, educativo, de servicios sociales y en el de la protección de los menores en situación de riesgo. Esta coordinación se podría mejorar mediante el avance en un proceso de armonización legislativa y de procedimientos administrativos entre el nivel nacional y las distintas autonomías. El refuerzo de los mecanismos de recopilación y análisis de datos relativos a los menores de 18 años en todas las áreas que abarca la convención, y especialmente respecto de los colectivos más vulnerables. El refuerzo de organismos como el Observatorio de la Infancia y la potenciación del Plan Estratégico Nacional de Infancia y Adolescencia, tanto en sus recursos como en su capacidad de consensuar y establecer cauces de coordinación y cooperación entre sus responsables. ¿Por qué es necesario atajar el impacto de la pobreza y la crisis en la infancia? Primero, por razones éticas, por razones de justicia. Los niños no son responsables de la crisis y tienen menos capacidad de hacer oír su voz y defender sus derechos. Los impactos de la crisis en los niños permanecen muchas veces ocultos, pero las consecuencias en ellos son y serán patentes y visibles tanto en lo individual como en lo colectivo. Es urgente e importante a la vez calibrar el impacto. El impacto en los niños y cómo lo sufren no es igual que en los adultos. Impactos de corto plazo pueden tener consecuencias a largo plazo e, incluso, consecuencias intergeneracionales. La apuesta por la infancia es estratégica y transformadora como muy pocas otras inversiones públicas. El coste de oportunidad social y económico a medio y largo plazo de no intervenir es muy alto. Los beneficios de proteger a la infancia no son solo para ellos, sino
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porque son ellos los que hacen y harán sostenible el desarrollo cultural, económico y social de nuestro país. En las últimas décadas las políticas de infancia han permanecido en demasiadas ocasiones al margen de la agenda política o han sido víctimas de la falta de consenso. La apuesta decidida por la infancia es una oportunidad nueva para nuestros tiempos, un desafío nunca acabado de abordar en la sociedad española. Muchísimas gracias. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Crespo. A continuación, iniciamos el turno de portavoces. En primer lugar, y en nombre del Grupo Parlamentario de la Entesa, tiene la palabra la senadora Almiñana. La señora ALMIÑANA RIQUÉ: Gracias, señora presidenta. En primer lugar, como no podía ser de otra manera, quiero agradecerle a la señora Crespo que haya venido a explicarnos la situación de la pobreza infantil en nuestro país que —como todos conocemos— es de una gravedad importante. Hablamos con datos anteriores que no reflejan el peso que han tenido algunas políticas que hemos aplicado después o una situación en la que el paro ha aumentado, con lo cual intuimos que los próximos datos que nos vayan a dar no nos gustarán porque seguramente serán más duros. Sí es importante —a todas las señorías presentes en esta Cámara nos preocupa— que valoremos las medidas que tomemos para que, como han hecho otros países —usted ha hablado de Canadá y Francia—, esta pobreza no crezca y pueda revertirse; para que nosotros y Estados Unidos, que tiene una política social absolutamente distinta que la nuestra en educación, sanidad y políticas sociales, podamos intervenir en esa pobreza. Hemos de ver qué políticas tendríamos que poner en marcha en una situación de crisis porque todas las administraciones aplican unos presupuestos muy ajustados, pues la infancia ha de protegerse desde distintos ámbitos: salud, educación, servicios sociales, casa adecuada, relaciones adecuadas para que puedan crecer y desarrollarse porque la infancia —como muy bien definían ellos mismos en esta frase que usted ha comentado— es la solución. No es ningún problema, es, como digo, la solución, pero a veces es una solución poco visible debido a que no tiene una voz con la que expresarse que sí tenemos los demás ciudadanos. Así pues, y con esta dificultad que tenemos encima y que no podemos negar, y de la que costará unos años salir adelante, aunque ojalá sea cuanto antes, pero los pronósticos dicen que no será tan rápido como esperábamos, me gustaría saber cuál es su opinión sobre aquello en lo que podríamos intervenir con políticas públicas para frenar esto o hacer como Francia y Canadá, que también tienen sistemas sanitarios y educacionales distintos al nuestro, y sí pueden intervenir para frenar el crecimiento de la pobreza infantil. Muchas gracias. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señoría. Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el senador Fernández Blanco. El señor FERNÁNDEZ BLANCO: Gracias, señora presidenta. Buenos días. Lo primero que quiero hacer al hablar de niños es manifestar, en nombre del Grupo Parlamentario Socialista y creo que también del resto de los grupos parlamentarios y de los aquí presentes, nuestro horror ante la tragedia de Newtown, algo que evidentemente afecta muy directamente a todo lo que estamos hablando, y me refiero a valores y a cuestiones que colateralmente he ido anotando. Decía el presidente Obama que algo estamos haciendo mal para que estas cosas se repitan, y es que todo esto viene muy a cuento de lo que se ha dicho, tanto de la intervención del ponente anterior como de la magnífica intervención, algo por lo que la felicito nuevamente, de la presidenta de Unicef. Quiero además manifestar mi agradecimiento a Unicef por esos objetivos fundamentales de atender y defender día a día los derechos del niño, siendo ahora el más básico el de comer. Por tanto, cualquiera de los comentarios que haga se va a referir al informe de Unicef que nos han repartido, y que me he leído y ya aviso que es magnífico. Es de una utilidad importante para la comisión y tendremos que analizar y plasmar bastantes datos y reflexiones, algunos de los cuales pondré sobre la mesa. Y empezaré haciendo una reflexión política. El anterior ponente hablaba de crisis de valores, pero yo creo, además, que algunas de ellas se generan por procesos políticos que a veces crean nuevos valores y debilitan otros. Yo creo que caminamos hacia una situación en la que se reduce el Estado y se aumenta
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mucho el mercado. Y esto daría para alguna que otra ponencia. Pero evidentemente el incremento del mercado es consecuencia de la aplicación del neoliberalismo, que hace que en un sentido muy amplio de la crisis se pierdan valores tan importantes como el de la solidaridad o aquellos que acaban siempre en la igualdad de oportunidades, sustituyéndose por competencia e individualismo, o sea, eso de fórmese el que pueda, y que yo considero es algo grave. Y todos esos cambios, que evidentemente pueden llegar con decisiones políticas, ajustan y dan en el centro de lo que es la pobreza infantil. Creo que los niños sufren más la crisis y, como antes muy bien decía la senadora Almiñana, no aparecen en ninguna lista del paro. Todos damos infinidad de ruedas de prensa hablando de si hay o no más parados, pero yo no he visto ninguna lista en la que se hable de la pobreza infantil. Por ello decía que eran menos visibles en el debate social, en el debate político y en el debate económico diario. A mí me parece muy importante seguir hablando de ello y que el Senado sea un foro donde podamos seguir debatiendo para hacer visible este problema, que es cada vez más grande. Si con las conclusiones minimizáramos o solucionáramos algún tipo de problema, bien por esas conclusiones, pero me da la impresión de que sería muy importante que desde aquí pudiéramos hacerlo visible. Porque, además, los niños son las grandes víctimas colaterales de la crisis, una crisis que está rompiendo esos diques de la familia. Esa familia que, además, en España tiene ese lenguaje tan tradicional y que ha estado tan poquito protegida. En este informe que usted presenta y que nos ha estado explicando se pone en evidencia el aumento de la desigualdad y la pobreza en nuestro país, y el hecho de que son los niños los más afectados. Evidentemente, como usted ha explicado usted tan bien, la crisis incide en la salud, en la familia, en la vivienda, en la alimentación y en la educación. Factores todos ellos fundamentales. En la salud, porque hay que pagar los medicamentos; en la familia, porque se produce el deterioro de su ambiente por el estrés; en la vivienda, por la búsqueda de trabajo de los padres, por la inmigración y la emigración, y en la alimentación por todo lo que conlleva tener que pagar los comedores escolares y demás. Todo eso incide enormemente en lo que son ayudas a políticas de bienestar social enfocadas a la infancia. Y yo creo que todo es crisis. Todo repercute de manera inmediata en los niños. En el estudio, como bien ha explicado la ponente, hay casi 2 300 000 niños que viven en hogares por debajo del umbral de la pobreza, y ha dicho que en el 2008 eran dos millones. Y es que además es el grupo más indefenso, porque todos los Gobiernos hablan siempre de políticas de empleo para jóvenes, para la mujer, etcétera, pero nunca vemos programas ni políticas para que los niños tengan algún tipo de impulso ni para que se erradique la pobreza infantil. El nivel de pobreza es altísimo: el 13,7%, y todo esto influye en que el porcentaje de riesgo de exclusión social aumenta casi exponencialmente. Aumenta el número de hogares en los que todos los miembros están sin trabajo y, como bien dijo la ponente, el niño ya nace en España con una deuda pública de unos 15 000 euros. Y concluye una de las partes del estudio diciendo que hay más niños pobres entre nosotros y que, además, son más pobres. Yo he quedado muy impactado. Esta es una frase que revela el momento en el que estamos. Yo insisto en que a veces esta situación pasa inadvertida en nuestros discursos políticos, incluso en el mediático y, en consecuencia, es muy importante que sepamos darle salida y publicidad y que los medios de comunicación estén día a día diciendo que este es uno de los problemas más graves que tenemos. En el estudio del Observatorio Social de España, OSE, se ha hecho un trabajo importante sobre el impacto de la crisis en las familias y en la infancia, y hay algunos datos que considero muy preocupantes y que también se han comentado: Que el gasto social está muy por debajo de lo que corresponde a nuestro nivel de riqueza. Las familias y los niños de España son las más y los más desfavorecidos en la Europa de los Quince. Que el gasto social por familia y por niño en España es de los más bajos en la Unión Europea. Por eso a veces, cuando se habla de si antes se estaba mejor o peor, los datos en este sentido son muy claros. El deterioro del bienestar de las familias no se debe solo al declive de la economía sino también, y en gran medida, a cómo se está respondiendo a esta crisis y al déficit de las políticas de familia y de infancia. Y esta sería desde luego mi primera pregunta. La exclusión social está alcanzando unas dimensiones alarmantes desde hace años, con constatación de que el deterioro de la situación es mayor en las familias con niños, a lo que hay que añadir familias con jóvenes. Pocos países como España hablan tanto de la familia y en cambio, evidentemente, ya lo he dicho hace un momento y ya lo dice el estudio, tan pocas políticas hay potenciando el cómo salir de la crisis sin que afecte tanto a los niños. El camino es muy
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complicado, pero esperemos que no pase como en Grecia, donde advierte la asociación Save the Children que nunca antes en los más de treinta años que esta ONG ha estado trabajando en Grecia habían llegado a adoptar niños porque sus padres no tengan medios económicos para mantenerlos, por lo que entiendo que es un grave problema y si la crisis sigue y el paro aumenta la situación va a ser cada vez peor, va a ser insostenible. Mi segundo interrogante es este ahogo de austeridad, que yo creo que agranda las diferencias y los poderes públicos, evidentemente, no pueden dejar en manos del voluntarismo las políticas y las estrategias para la protección de la infancia. Me gustaría que la ponente incidiera en esto. Lo que es evidente es que si analizamos —y yo lo voy a hacer de una manera muy sencilla y rápida— los Presupuestos Generales del Estado, eso que llamamos el Estado del bienestar y que estamos diciendo que incide inmediatamente en el gasto por familia y por niño, por solo enumerar algunos datos, en educación pasamos en 2010 de 43 700 millones de euros a 37 299, que son 6401 millones menos de euros; en sanidad, pasamos de 64 423, aunque faltan las comunidades autónomas, a tener una rebaja de 4685 millones de euros, y en asuntos sociales, de 86 millones de euros a 30 millones de euros. Como dice Vicenç Navarro, con estos tajos presupuestarios se están desmantelando los servicios del Estado del bienestar, mientras crece —que casi es como empecé— el sector privado, que se beneficia de la situación, fundamentalmente el capital financiero y los sectores sociales con rentas altas. La privatización de la sanidad y de la educación, como pilares básicos del mantenimiento de la igualdad de oportunidades desde la infancia, reproduce la polarización social en España en detrimento de la mayoría de la ciudadanía que utiliza los servicios públicos. O sea, que caminamos inexorablemente hacia un modelo bipolar muy desigual e ineficiente. Si sumamos los 15 000 millones que se han evaporado de las cuentas para políticas sociales, el impacto de la crisis en la familia y en los niños va a ser absolutamente dramático y esperemos que se corrija. Por lo tanto, mi otra pregunta es si la causa de esta situación está solamente en la crisis o si también habría que pensar en que es fruto de la ideología. Porque el que el Estado sea mínimo y el que se potencie el mercado, todo ello puede acabar con la igualdad de oportunidades que proclama el artículo 28 de la Convención sobre los Derechos del Niño que establece lo siguiente: Los Estados reconocen el derecho del niño a la educación y, a fin de que se pueda ejercer progresivamente y en condiciones de igualdad de oportunidades, ese derecho se garantizará por los poderes públicos. Muchas gracias. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. En nombre del Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra la señora Romero Bañón. La señora ROMERO BAÑÓN: Muchísimas gracias, presidenta. Buenos días o, ya, casi buenas tardes al resto de senadores. Quiero dar la bienvenida a la señora Crespo, presidenta de Unicef, en nombre del Grupo Parlamentario Popular en el Senado y en el mío propio. Quiero expresarle también en nombre del Grupo Parlamentario Popular en el Senado nuestro agradecimiento, nuestra admiración y felicitación por la encomiable labor que ustedes han desarrollado históricamente y que continúan desarrollando en situaciones como la actual, que está teniendo un papel fundamental. Y está teniendo un papel fundamental porque, como usted muy ha dicho en su informe y recoge en el segundo informe sobre la infancia en España, aunque la crisis está afectando a todos los grupos sociales, históricamente hay un déficit que es no considerar a la infancia como un grupo social; aunque es aquí, en la infancia, donde la crisis y la pobreza están teniendo un mayor impacto, es un tema que todavía está permaneciendo invisible ante todos los grupos sociales. Por eso les vuelvo a reiterar mi felicitación, mi respeto y mi agradecimiento en nombre también del Grupo Popular, porque su objetivo es poner cara a esa invisibilidad, hacer que los niños sean visibles en este panorama tan complicado y de unos retos sin precedentes. Desde el Grupo Parlamentario Popular en el Senado entendemos que no hay políticas sociales posibles válidas si no pasan por la infancia y si no se tiene en cuenta a la infancia. Y para tener en cuenta a la infancia lo primero y lo fundamental, como recogen también ustedes en su informe sobre el bienestar subjetivo de la infancia, es escuchar a los menores, escucharles y tener en cuenta sus preocupaciones y sus inquietudes. Además, escuchar es un derecho que está recogido en el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que señala —y leo textualmente— que los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos aquellos asuntos que le afecten, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del menor en
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función de la edad y de la madurez del niño. Por lo tanto, no se puede mejorar esta situación si no se tiene en cuenta a la infancia, si no se mide y no se escucha; no se podrá conseguir el bienestar social general si no se alcanza un bienestar subjetivo infantil y este no podrá conseguirse si no se conoce, si no se sabe cuáles son las necesidades del menor, y esto, evidentemente, no se podrá alcanzar, como he dicho, si no se les escucha. Los estudios que ustedes han realizado ponen de relieve que los menores que tienen un mayor bienestar subjetivo infantil son aquellos que tienen —y leo textualmente— un hogar familiar, que han experimentado menos cambios en su vida y que tienen unos progenitores o una familia con cierta formación. Los que menor bienestar subjetivo infantil tienen son aquellos cuyos progenitores no han terminado ni siquiera la primaria, aquellos en los que no hay ni siquiera un adulto trabajando en casa y aquellos que no perciben ningún tipo de paga, sea regular o irregular. Las consecuencias que en cada uno de estos grupos tiene este estado de bienestar subjetivo son que los que menos bienestar subjetivo tienen son niños que se siente inseguros, que no participan en las decisiones que se toman sobre ellos, que además perciben que no se les escucha y que tienen un concepto negativo de lo que es nuestra sociedad. A mí me parece que esto es gravísimo y además espeluznante, porque los niños no solo son el futuro sino que son el presente, y el presente significa que lo que esos niños aprendan o para lo que esos niños se fortalezcan o se preparen va a ser la sociedad que tengamos a medio y a largo plazo. La consecuencia de esta situación, de no sentirse escuchados, de tener una percepción negativa de la realidad hace que podamos tener una sociedad que, como ha dicho el anterior ponente, se base solo en la desesperanza. Y creo que eso es muchísimo más grave que tener un problema económico —que lo es— si no se tiene esperanza de poder salir de eso. Los niños sufren la crisis cuando en sus hogares se quedan sin trabajo, cuando se deteriora el ambiente familiar y cuando no se está a la altura de las circunstancias. Esta situación es la que, actualmente, está poniendo a prueba las políticas gubernamentales en el sentido de que valoren y pongan de relieve el compromiso que tienen para con la infancia. Pero, además de las políticas gubernamentales, también hay que ser conscientes del papel y el compromiso y la corresponsabilidad que tenemos los ciudadanos en esta situación. Por eso, el no haber tenido en cuenta esta situación de crisis en su momento, el no haberla reconocido cuando se podían tomar medidas reales y el no haber considerado sus efectos, ello ha podido tener —y ha tenido— en la infancia y en la sociedad en general unas consecuencias gravísimas. Por eso, el Gobierno del Partido Popular, que preside Mariano Rajoy, está sensibilizado, preocupado y ocupado en crear empleo, en reactivar la economía, porque creemos que es la principal base para que se pueda alcanzar el Estado de bienestar social y porque, así, se podrán reforzar las medidas de protección social. Lo mismo se está haciendo a nivel de las administraciones locales. Yo soy también concejal de un ayuntamiento en el que como objetivos para paliar esta situación se han creado organismos de los que forman parte multitud de organizaciones y que en los últimos años, sobre todo los tres últimos años, las situaciones de emergencia que se han creado están dirigidas fundamentalmente a los niños. Les voy da dar unos datos muy generales: se ha triplicado la solicitud de ayudas de comedor y de ayudas para libros, pero, sobre todo, para comedor, porque es una manera de tener asegurada una mínima alimentación. Creo que eso, desde 2007 a 2010, es gravísimo y espeluznante. La pobreza infantil, estabilizada durante años —así lo dicen ustedes en su informe y yo quiero reiterar algunos datos— en torno a una cifra del 24%, se incrementó en más de tres puntos en los años 2009 y 2010. Un porcentaje, y un incremento, que nunca se había alcanzado en esa franja de edad. El incremento más notorio ha sido entre los años 2007 y 2010 y, sobre todo, entre los años 2008 y 2010, como consecuencia de no haber reconocido la situación de emergencia en la que nos hallábamos. Usted ya ha mencionado la cifra de 300 000 niños más en riesgo de pobreza, por debajo, además, del umbral de la pobreza, y, como también ha dicho, además de ser más son más pobres, porque se han bajado los ingresos ya que en estos años —2008 a 2010— se ha acrecentado en más de un 300% el desempleo. El número de hogares con niños aumentó de 324 000, en 2007, a 714 000, en 2010, es decir, se ha duplicado en solo tres años. También ha aumentado de 2008 a 2010 el porcentaje de la intensidad de la pobreza, creciendo cuatro puntos, por encima del 13,7. Y, como usted también nos ha recordado, en la Europa de los Veintisiete, solo tenemos por detrás a Rumanía y Bulgaria. Que España esté por delante de unos países que, a ojos de todos, están en una situación de pobreza extrema, por no haber tomado en su momento las medidas que se hubiesen podido adoptar, es lamentable. Pero lo más grave es que el incremento de la pobreza en
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la infancia ha sido mayor y más duro en los hogares con niños que en el conjunto del resto de los hogares. También ha aumentado la precariedad de las familias con hijos, ya que los hogares con niños menores de 18 años no tienen capacidad para gastos imprevistos, habiendo pasado de 2008 a 2010 del 28% al 37, es decir, ha aumentado en más de ocho puntos. La pobreza crónica en la infancia ha crecido seis puntos de 2007 a 2010. Por lo tanto, en 2010 y en 2011, los niños han sido —y son— el grupo de edad más pobre en comparación con el resto. Sin extenderme más, y en cuanto a las propuestas que ustedes recogen en su informe, además del plan nacional contra la pobreza infantil —que yo creo que es una prioridad para todos lo grupos porque, al haber aumentado, hay más de dos millones de niños que viven por debajo del umbral de la pobreza—, yo le preguntaría: además de las medidas que ustedes recogen en dicho informe, ¿qué tipo de planes específicos y concretos serían recomendables para restaurar la situación del bienestar social? Porque en los servicios sociales, como ya le he dicho, se ha triplicado, sobre todo, la solicitud de ayuda en comedor. En segundo lugar —esta sería mi segunda pregunta—, de qué manera y con qué actuaciones concretas, por encima, y además, o paralelamente a las competencias que puedan tener las administraciones públicas, la sociedad y los ciudadanos podríamos contribuir a erradicar esta situación y, si no, a paliar, como he dicho, las consecuencias de la misma. Y, por último, si cuando comenzó esta situación de crisis se hubiesen adoptado las medidas oportunas, se hubiese elaborado el plan de pobreza y se hubiese reforzado esa malla y esas redes sociales públicas, en definitiva, si en la época de bonanza económica se hubiese hecho especial hincapié en reforzar los mecanismos de protección social, ¿estaríamos ahora en esta lamentable situación? Muchísimas gracias. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. Señora Crespo, tiene la palabra. La señora PRESIDENTA DEL COMITÉ ESPAÑOL DE UNICEF (Crespo Bofill): Gracias. Esto ha sido otra ponencia, se han tocado muchos temas importantes. Muchísimas gracias por su interés y por sus aportaciones. Empezaré por algo que se ha nombrado aquí —y a lo que ha hecho referencia antes el representante de Cáritas— y que son los valores. A mí, cuando vengo de visitar programas de desarrollo o de ayuda humanitaria de Unicef en el terreno, me comentan qué impactante es ver todo aquello y siempre, desde hace muchos años, siempre respondo lo mismo, porque es lo que siento y lo que pienso: lo impactante es volver aquí. Y, en ese trayecto hacia lo que llamamos progreso, creo que hemos dejado muchos valores en el camino. Es una pena —y casi respondo a esta última pregunta de la senadora— que realmente no hayamos aprovechado suficientemente bien —la sociedad entera, no únicamente los poderes públicos— las épocas de bonanza para dar más consistencia a nuestra sociedad, a las relaciones sociales, al compromiso ciudadano, a los valores, a muchísimas cosas que teníamos y tenemos todavía oportunidad de consolidar y desarrollar, porque seguimos siendo un país rico, que puede afrontar estas situaciones. Tener valores es importante. A veces, sentimos que hemos desperdiciado oportunidades. Además, quiero aportar esa visión —que a lo mejor es una frase hecha— de que en la crisis está la oportunidad. Pero yo creo que no, que sentimos profundamente que hay oportunidades, que hay tiempo de retomar y reconducir las cosas para poder sacar buenos resultados de esta situación. Por la experiencia de Unicef puedo decir que existen ejemplos alrededor del mundo donde zonas dentro de un mismo país con un producto interior bruto más bajo que otras tienen un desarrollo humano más alto porque se ha gestionado distinto, pero también por una cuestión de valores, pues se da un respeto a los derechos de la mujer, un mayor desarrollo de la infancia, una participación ciudadana real y un desarrollo social y humano mayores. Por lo tanto, no solo estamos hablando de presupuestos, son muchas las cosas que hay que afrontar. Asimismo, existen ejemplos alrededor del mundo de países con experiencias concretas de comunidades municipales que han pasado y están pasando por situaciones gravísimas que yo he tenido la oportunidad de ver donde realmente se ha conseguido transformar la sociedad con unas políticas determinadas. Por lo tanto, ante la pregunta de si la sociedad tiene responsabilidades, obviamente las tiene. Todos las tenemos, y como ciudadanos debemos ser conscientes y aportar lo que podamos en ese sentido. ¿Qué podríamos hacer? En el informe nosotros insistimos mucho en la coordinación entre las instituciones en España. Tenemos una excelente relación con las instituciones autonómicas y del Estado —la cual agradecemos, porque en nuestro papel y función de organismo de las Naciones Unidas hemos recibido el
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mandato universal de velar por el cumplimiento de la Convención— para poder buscar juntos soluciones y mejoras, siempre dentro del marco del cumplimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño que España, como Estado miembro, ha aprobado y ratificado. En ese sentido, quiero decir que se nos escucha y hemos logrado acuerdos importantes. Antes de las últimas elecciones al Gobierno de España conseguimos en varias comunidades autónomas un consenso de todos los partidos políticos para incluir en los programas electorales políticas positivas respecto a la infancia enmarcadas dentro de la Convención. Hay gestos, compromisos y acuerdos que pedimos que se cumplan; y ustedes pueden desarrollar ahí un papel mucho más importante que el que podamos hacer nosotros. Hay acuerdos y conclusiones en los que se ha trabajado mucho e intentamos que se cumplan. Por lo tanto, esa sería una buena aportación de esta comisión del Parlamento. En cuanto a la importancia de la participación de la que aquí se ha hablado, quiero decir que nosotros colaboramos con el ministerio desde hace muchos años en un programa de reconocimiento a los municipios que cuentan con programas de infancia adecuados: uno de ellos el de dar a los niños y a los jóvenes —llamamos niños hasta los dieciocho años— la capacidad de opinar y de que realmente se les escuche. Les puedo asegurar que hay experiencias fantásticas de ello en municipios españoles. Hace muy poco estuve en Málaga entregando los reconocimientos a esos municipios y puedo decir que en ese entorno más pequeño que es el municipio realmente también se consiguen resultados importantes. Por lo tanto, esta es también una de nuestras recomendaciones para poder dar un golpe de timón a la situación. Otra de nuestras propuestas es contar con los datos exactos, actualizados y fiables de dónde se encuentra el problema para poder atajarlo mucho más directamente. Asimismo, hemos hablado de lo que supone la familia en España, donde realmente significa un valor que esperemos se siga alimentando y manteniendo porque no solo se trata de un valor emocional, moral o intelectual, sino también económico. Está claro que la estabilidad familiar ofrece un resultado económico, un orden a los presupuestos y afecta positivamente a todo nuestro país. Sin embargo, la trayectoria del apoyo a la familia en España nunca ha sido como debería ser durante ninguna década y debería llevarse a cabo una reflexión importante al respecto. Apoyar a la familia supone ir al núcleo del problema y también al núcleo de la solución. Por lo tanto, todo lo que se pueda hacer ahí tiene un impacto y una repercusión a todos los niveles. Por otra parte, también se hablado aquí de otras políticas que se están llevando a cabo contra el paro, etcétera. Obviamente, si eso se consigue mejorar beneficiará también a los niños, como sucede con las políticas que se están desarrollando para la protección de la mujer y contra la violencia de género, pero también es necesario diseñar y llevar a cabo una política destinada efectivamente a la infancia en sí misma. No soy yo quien tiene que juzgar si las decisiones que se han tomado han sido ideológicas o no. Nosotros consideramos que la infancia debe estar por encima de cualquier otro debate y que deben diseñarse políticas de Estado que favorezcan el desarrollo de la infancia y la familia. Este es un tema de suficiente envergadura por derecho, pues se trata de que se contemple a los niños, no solo desde el Gobierno y desde todas las instituciones públicas, sino desde toda la sociedad como sujetos de derecho. Obviamente, los niños no tienen derecho a voto o a otras actividades de los ciudadanos, pero son sujetos de derecho. Por lo tanto, considero que ese cambio de enfoque por parte de las instituciones públicas, desde el sector privado, desde la familia, desde los educadores o de quienes tienen niños a su cargo sería un paso hacia delante. Como señalaba, no debería yo juzgar si se trata este de un asunto de ideologías o no. No debería ser una cuestión ideológica, sino de Estado. Obviamente, los derechos básicos han de estar cubiertos, debe existir una educación y sanidad universales, gratuitas y de calidad, pues es una cuestión de derecho. Y aunque aquí nos encontremos con dificultades y en una situación de crisis muy grave que nos lleva a vivir de una forma distinta a como vivíamos hace pocos años, estamos en un país desarrollado que tiene posibilidades de gestionarse de forma que los derechos básicos de los ciudadanos estén cubiertos. No sé si ha quedado algo por contestar. Agradezco muchísimo su atención y quedo a su disposición para cuando quieran. La señora PRESIDENTA: ¿Algún grupo desea hacer alguna pregunta? (El señor Sendra Vellvè pide la palabra.) El señor Sendra, portavoz del Grupo Catalán Convergència i Unió —que no ha podido estar presente durante su turno de intervención—, tiene la palabra. El señor SENDRA VELLVÈ: Gracias, señora presidenta. Lamento haber estado ausente y perderme una parte de su intervención.
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En todo caso, quisiera manifestarle muy brevemente mi admiración, mi respeto, mi reconocimiento y, sobre todo, mi gratitud —la mía y de mi grupo parlamentario— por la labor de protección a la infancia que realiza Unicef. Estaba leyendo el informe 2012-2013, «La infancia en España», y la verdad es que me ha impactado esta frase: la pobreza ya tiene definitivamente cara de niño. Esto es terrible. Decía el secretario general de Cáritas —y usted lo ha mencionado al hablar de solidaridad y de valores— que esta crisis no es solo social y económica, sino también de valores. Él apelaba a recuperar el valor de solidaridad de la gente. En este sentido, considero que los políticos deberíamos ser los primeros en empezar con esta clase de solidaridad en nuestros debates. Deberíamos hacer menos política en sentido estricto, hablar menos de lo bien que lo hacemos y de lo mal que lo hacían los otros y mantener un diálogo un poco más tierno, si se me permite la expresión, porque de ternura hablamos, hablamos de lo más tierno que hay en la vida que son los niños, quienes más sufren esta crisis, quienes más sufren todas las crisis. Simplemente quería manifestar esta reflexión. Gracias. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. Señora Crespo, tiene la palabra. La señora PRESIDENTA DEL COMITÉ ESPAÑOL DE UNICEF (Crespo Bofill): Gracias. Los niños tienen por referencia a los adultos. El ejemplo que en cualquier situación pública o privada podamos darles es importante. Parece que no se dan cuenta, pero se dan cuenta. Nosotros hemos tenido, como decía antes, oportunidad de escucharles en los parlamentos autonómicos, en el Senado, donde han tenido lugar sesiones presididas por el presidente, donde ellos han podido opinar y los adultos deberíamos ser mucho más conscientes permanentemente de eso. Tenemos que tener la capacidad de dialogar profundamente, tener la capacidad de escuchar, tener la capacidad de llegar a consensos y tener la capacidad de transmitir experiencias de éxito y de referentes positivos, ya que hay miles, hay muchísimos. Afortunadamente, una de las buenas cosas que tiene mi trabajo es tener la posibilidad de conocer, de admirar y de respetar muchísimo iniciativas personales y colectivas que son exitosas y que son magníficas, sustentadas en unos valores muy importantes sobre los jóvenes emprendedores, experiencias de solidaridad, etcétera que existen y que deberíamos comunicarlas más y mejor. Muchas gracias. La señora PRESIDENTA: En nombre de todos los miembros de la comisión y, por supuesto, del Senado, le agradezco su comparecencia y le felicitamos a usted y a la institución que representa Unicef por el trabajo que realizan y por su compromiso con la infancia. Muchas gracias. DESIGNACIÓN DE LA PONENCIA ENCARGADA DE PREPARAR EL INFORME DE LA COMISIÓN. (Núm. exp. 650/000001) La señora PRESIDENTA: Vamos a designar la ponencia. Por el Grupo Parlamentario Popular en Senado, Belén Torres Sánchez y Virginia Romero Bañón. Por parte del Grupo Parlamentario Socialista, Maribel Flores Fernández y faltaría un nombre que aportaría la señora Flores. Por parte del Grupo Parlamentario Catalán en el Senado Convergència i Unió, Coralí Cunyat Badosa. Por parte de Grupo Parlamentario Entesa pel Progrés de Catalunya, Mónica Almiñana Riqué y los portavoces de los grupos que faltan. ¿Se aprueba la ponencia para preparar el informe de la comisión? (Asentimiento.) Queda aprobado. Muchas gracias. Se levanta la sesión. Eran las catorce horas y veinte minutos.
http://www.senado.es SENADO D. L.: M-12.580/1961 - ISSN: 2172-9808 Edición electrónica preparada por la Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado – http://boe.es