La gloria del Imperio Bizantino… De esta forma, Robert Fossier denomina el período de la Historia bizantina que inicia a mediados del siglo V y culmina a mediados del siglo VI. Como fechas claves toma para el comienzo de esta época, la llegada al trono de León I en el 457 d. C. y finaliza con la muerte de Justiniano I en el año 565. El historiador sostiene que este período de gloria bizantina no se debe exclusivamente a los gobernantes, sino que se relaciona con un contexto que genera las condiciones favorables para su desarrollo. Esta etapa de gloria la subdivide en dos períodos: el primero, lo ubica desde el advenimiento de León I hasta el ascenso de Justino I en el 518 d C. El segundo subperíodo correspondería desde este hecho en el 518, hasta la muerte de Justiniano I en el 565 d. C. Dentro del último subperído, la época del gobierno de Justiniano I, desde el 527 hasta el 565 d C. es el más destacado por la historiografía. El contexto favorable de este período se debe en parte a que Occidente se configura como una zona marginal y en parte porque el Imperio Persa, considerado como una vecino fuerte presente tanto en las rutas terrestres como en las marítimas, mantenía un período de paz con Bizancio. La atracción del Oriente Con los emperadores León I y Zenón, el Imperio Bizantino termina con el poder de las fuerzas armadas germánicas, cuestión que diferencia aún más a este imperio con el de Occidente. LEÓN I… En el 457d. C. asume León I, de origen tracio, quien buscó debilitar el poder germano reclutando en su ejército a bárbaros del interior. Crea para ello, el cuerpo de excubitores, una nueva guardia palatina formada por isáuricos, ilíricos y tracios. Los isáuricos, provenientes de Isauria en la zona montañesa de los montes Taurus, despeñaran un papel de importancia en la historia bizantina, dado que el jefe isáurico Zenón contrae matrimonio con la hija mayor de León I: Ariadna. Este hecho según el historiador, marca una relación familiar alrededor del trono imperial y la posterior influencia que tendrán las mujeres de estas familias. ZENÓN… Zenón, asumirá como sucesor de León I, a su muerte en el 474d. C. Sin embargo, la emperatriz Verina (viuda de León I) interrumpe su gobierno en el 475 y pero Zenón logra el poder nuevamente en el 476 hasta el 491, cuando muere. Es a partir del 476, que se configura un nuevo equilibrio con predominio oriental, donde los isáuricos manifiestan su poder dentro del imperio, desde el momento en que uno de ellos asume como emperador: Zenón. Éste, tuvo que enfrentar la división religiosa que se dibujaba en el imperio entre Constantinopla y las provincias de Oriente como Egipto, Siria, Palestina. Dicha división se basaba en la postura que tomaban las partes ante el monofisismo. Es decir, el monofisismo se entiende como parte de la religión cristiana que sostiene la exclusiva naturaleza Divina de Cristo y niega su naturaleza humana. Éste, predominaba sobre las provincias orientales, mientras que la capital defendía lo resulto en el Concilio de Calcedonia en el 451, donde se condena al monofisismo y se lo cataloga como herejía. Ante esta división, Zenón intenta unificar las posturas religiosas proponiendo en el 482, el henotikon, una fórmula unitaria para evitar la persecución a los monofisistas. Si bien contaba con el apoyo del patriarca de Constantinopla: Acacio, el edicto de unión fracasó, dado que no fue aceptado 1
por los monofisistas, los calcedonios del Imperio ni por Roma. Estos desacuerdos generaron la ruptura de relaciones con Roma en el 484; entre los patriarcas de Constantinopla y Alejandría en el 490; revueltas y levantamientos dentro de las diferentes provincias del imperio. ANASTASIO… A la muerte de Zenón en el 491, la emperatriz elige como sucesor a un funcionario de palacio, un sexagenario que posteriormente tomará como esposo. Desde que asume comienza una guerra de pacificación contra Isauria hasta el 498, donde parece haberlos derrotado. Con el gobierno de Zenón, el poder imperial queda bajo la influencia monofisista, ya que su estancia en Egipto marcaron su orientación religiosa. Por lo tanto, vemos como la figura imperial no se encarga exclusivamente de los asuntos de gobierno y de la fuerza militar, sino que también será quien marque la dirección religiosa del Imperio Bizantino. Esta posición de Zenón, se refleja en su hostilidad hacia los calcedonios, destruyendo a sus patriarcas, lo cual derivará en que al término de su gobierno, los patriarcas orientales se encuentran separados de la Iglesia de Roma. Lo que Fossier expresa de la siguiente manera: “(…) en todas partes se libran luchas, en todas partes se pelean los monjes, incluso en Siria, tanto de uno como del otro lado. (…)” FOSSIER, Robert (1988) La Edad Media. La formación del mundo imperial 350 – 950. Barcelona: Crítica S. A. Pág. 159.
Según Heers en “Historia de la Edad Media”, Anastasio logra la restauración del orden político y social del Imperio Bizantino, una cierta “paz interna”, basada en una política de carácter oriental influenciada como sostiene Fossier en su posición favorable al monofisismo. Dicha restauración es posible debido a tres acciones de gran importancia para el imperio bajo su gobierno: en primer lugar, logra vencer a los isáurios y mercenarios, expulsándolos del gobierno y de la Corte, cuestión que Zenón no había podido completar. En segundo lugar, suprime un impuesto directo que era sufrido por campesinos y artesanos, quienes ya habían protagonizado sublevaciones populares. Por último, otra de las medidas relevantes fue la reorganización de la acuñación de monedas, integrando nuevas piezas de bronce, las cuales eran necesarias para los comerciantes. Si bien Heers sostiene que Anastasio a su muerte en el 518 deja el interior del imperio pacificado y con la caja de tesoro llena, Fossier sostiene la marcada división entre los patriarcados de Oriente y Roma, en relación con el exterior. JUSTINO I… Con la muerte de Anastasio en el 518 y el advenimiento de Justino I, comienza el segundo subperíodo dentro de la etapa de gloria del Imperio Bizantino. La elección de Justino I, se da en primera instancia por el senado, posteriormente por la aclamación del pueblo y el ejército, y en última instancia por el patriarca. Justino I, proveniente de la Ilíria Latina, era conde de los excubitores (cuerpo militar creado por León I) y asume con más de sesenta sin haber tenido hijos con su esposa Lupicina, denominada posteriormente como Eufemia. Por lo tanto, ésta asociará al poder a su sobrino Justiniano, quien se hará cargo del imperio luego del deceso de Justino I en el 527. Esta misma relación se dará en torno a la sucesión de Justiniano I, por su sobrino Justino II y marca nuevamente el rol de importancia que desarrollan en el Imperio Bizantino las emperatrices, contribuyendo en el gobierno y en el equilibrio del mismo.
“JUSTINIANO: el esplendor” Justiniano I, contrae matrimonio con Teodora, ésta no pertenecía a una familia noble y era prostituta. Por lo tanto, prohibida para un illustre como Justiniano, pero luego de que las leyes de matrimonio fueron flexibilizadas entre el 520 y el 524, pudieron casarse. La emperatriz Teodora que en sus recorridas por Oriente se había vinculado con el monofisismo, pasó a ser una representante 2
del mismo en el entorno imperial, mientras Justiniano I se demostraba afín a la posición del Concilio de Calcedonia. Para esta época de gloria bizantina bajo el gobierno de Justiniano I, existían abundantes fuentes escritas e iconográficas: •
La “Historia secreta” de Precopio de Cesarea escrito en el 550d. C. cuenta la infancia y juventud de la emperatriz de Teodora, y critica otras figuras del entorno de imperial de Justiniano I.
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El “Tratado de las magistraturas del Estado romano” en el tercer volumen realizado por Juan el Lidio.
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La literatura de la época, que en general provenía del ámbito de los gobernantes y funcionarios de la capital.
Estas fuentes junto con otras nos brindan una mirada sobre la composición del entorno de Justiniano I y de Teodora, nos dan un relato de los acontecimientos y la constitución de un modelo imperial bajo el gobierno de Jusitiniano I. Pero el testimonio más importante según Fossier, que conjuga el relato con la formación de un modelo imperial es la legislación justinianea. En ésta, el papel desempeñado por el
jurista Triboniano es crucial, dado que es el encargado de redactar: •
El Código justinianeo, publicado en el 529d C. Donde, según Heers, se recogen los edictos imperiales dictadas desde la época de Adriano.
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El Digesto (Pandectas) Fue publicado en el 533d C. Es una recopilación revisada, ordenada y simplificada del Derecho romano anterior al Imperio, conformándolo de forma escrita.
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Las Instituciones (instituta) Está consistía una especie de resumen del Código Justinianeo y del Digesto, que permitía facilitar el manejo de los mismos.
Estos documentos fueron redactados en latín, mientras que las Novelas son realizadas en griego. •
Las Novelas, eran leyes independientes que focalizan las decisiones tomadas sobre la realidad de la capital, las provincias y las tierras conquistadas.
Heers considera que la reorganización de la legislación realizada por Justiniano I, confirma sus intenciones de fortalecer la tradición romana y reestablecer la universalidad del Imperio Romano. Además, sostiene que Jusitiniano I conforma un cuerpo legislativo y administrativo sólido, centralizado y controlado por oficiales de palacio. Así como también, persigue a los grandes propietarios de bienes raíces, que habían acaparado los antiguos bienes del Estado, confiscándoles las tierras y las riquezas. Estas confiscaciones también afectaron a las iglesias y monasterios. De igual manera, el problema de las grandes propiedades terratenientes y sus efectos sociales o políticos se mantuvieron como una cuestión constante en el Imperio de Oriente. Por su parte García de Cortazar en “Historia de la Edad Media” plantea que esta compilación jurídica de Justiniano I, hereda elementos del Bajo Imperio Romano, reforzando los principios de centralización, la profesionalización de los funcionarios, etc. Pero también heredó los defectos del Bajo Imperio, refiriéndose al enorme aparato administrativo y a la imposición de impuestos para sostener el imperio de Justiniano. El poder de Justiniano también se representaba en lo majestuoso de los edificios y su decoración, sobre todo en la capital del Imperio. Sobre esta idea Heers afirma:
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“Justiniano hizo de Constantinopla una deslumbrante capital, enriqueciéndola con palacios, acueductos, puentes, hospitales, baños públicos, y sobre todo, dos espléndidas iglesias: Los Santos Apóstoles y Santa Sofía (…)”HEERS, Jacques (1976) Historia de la Edad Media. Barcelona: Labor S. A. Págs. 273-274 La iglesia de Santa Sofía y la construcción del Gran Palacio del siglo VI, se convirtieron en los símbolos del poder imperial y de su vínculo con el cristianismo. En el caso de la mencionada iglesia, es la representación de la “iglesia de la sabiduría divina”, convirtiéndose en el centro religioso del poder imperial bizantino. Su construcción comenzó en el año 532, siendo reconstruida en el 558 por el hundimiento de su cúpula, su costo fue elevado e incluso exponía tesoros de imperiales. Desde el punto de vista de la arquitectura, la iglesia de Santa Sofía se volvió un prototipo de la iglesia bizantina. Otro punto a destacar del programa de Justiniano I, es la alianza que establece con el papado. Con el fin de mantener la unidad del imperio mediante la cristiandad, Justiniano aplica una política intransigente hacia la población cuya creencia los hiciera herejes, infieles o paganos ante el juicio de los concilios ecuménicos realizados hasta el momento. Desde este marco, no nos deben extrañar las persecuciones que se realizan sobre los herejes (nestorianismo, monofisismo, etc.); los judíos; los paganos, tal es el caso de los profesores y filósofos de Grecia, quienes son exiliados y enviados hacia Persia una vez que Justiniano I cierra la Escuela de Atenas en el 529. Además intentará evangelizar a los pueblos paganos desde las orillas del Danubio hasta la zona del Mar Negro, así como lo hará con los pueblos en el norte de África.
Fossier sostiene que el programa de Justiniano I se basaba en términos de unidad, romanidad e inmovilidad. Es decir, intenta eliminar las disidencias para lograr instalar la unidad como un imperio cristiano. Por otra parte, toma la herencia del imperio romano por medio de la recopilación jurídica en los documentos antes mencionados, y por último, no tiene intenciones de realizar grandes cambios en el imperio, sino que esencialmente Justiniano aspira a la RECONQUISTA DE OCCIDENTE. Por medio de esta reconquista intenta restaurar la antigua unidad imperial, dicho objetivo se transformará en una meta constante en la tradición del Imperio Bizantino. Esta reconquista se da bajo un contexto favorable, ya que la paz con los persas posibilitaba tener disponible a parte de los ejércitos, que hasta el momento se encontraban en las fronteras orientales. Además, las crisis sucesorias y los conflictos dinásticos en ciertas regiones requerían de la intervención extranjera, tal es el caso de Hispania, la Península Itálica y el norte de África. En lo referente al aspecto religioso, el enfrentamiento contra los pueblos arrianos como los godos y vándalos, permitían darle un carácter de cruzada contra el arrianismo a esta reconquista de Occidente. Con respecto al poder militar de Bizancio, Justiniano contaba con un ejército reorganizado y fiel al mando de jefes estrategas como Belisario. Además, el poder de su flota es considerada como “invencible” por Heers, y permitía un medio de transporte rápido a las diferentes regiones en conflicto y a los puntos alejados. Es por medio de ésta que Bizancio controlaba el Mar Mediterráneo. La estrategia desplegada por Bizancio contra los pueblos bárbaros, dominantes en las mesetas y montañas interiores, se basó en guerras con constantes asedios y bloqueos, apoyándose en su poder marítimo. Justiniano I, interviene en África en el 533 por los conflictos dinásticos que se daban allí, con su ejército al mando del general Belisario. El mismo, también dirigirá el avance sobre la Península Itálica a partir del 535, entrando a Roma en el 536 y en Ravena en el 540. En dichas intervenciones se destaca el papel de los bucelarios o bucellarii, que consistían en tropas privadas reclutadas por los grandes propietarios, para defender su patrimonio, pero éstos podían cederlos a los ejércitos regulares en caso de necesidad. Los bucellarii representaban una gran cantidad de hombre de armas reclutados, por millares en ocasiones, y se ponían bajo las 4
órdenes de los generales como Belisario. Este hecho demostraba el gran poder que los grandes propietarios comienzan a consolidar y otro problema que según Heers, pone en peligro estas conquistas son las rivalidades entre los jefes militares bizantinos. En este período sobre la frontera oriental, se da la guerra con los persas. Si bien comienza con triunfos bizantinos en Lacica (Mesopotamia) y en Armenia, los grandes ataques persas avanzan sobre Antioquía en el 529, a tal punto que en el año 540, Antioquía queda momentáneamente bajo su poder. Mientras tanto en el norte, Justiniano I logra el dominio del Cáucaso sometiendo a los zanos, con quienes las guerras habían comenzados ya desde el gobierno de Anastasio. Los hunos, ejercen presión tanto sobre Bizancio como sobre Persia, dado que en su avance sobre los territorios de Asia Menor, logran controlar las rutas continentales de la seda china, pero también su relación con estos imperios se da a través de su actuación como mercenarios al servicio de cualquiera de los dos. Por su parte, los “búlgaros” se consolidan como poderosos en los Balcanes y en el 540, mientras que en Antioquía los persas tomaban el poder, Tracia y Macedonia se veían arrasadas por los “búlgaros”. En el sur Justiniano por la vía diplomática, evangelizadora y militar avanza hacia Nubia y hacia los territorios cercanos al Mar Rojo, donde la ruta marítima se encontraba bloqueada por Etiopía y el Himyar. Como podemos ver por los diferentes puntos de conflicto que Bizancio debe afrontar en el 540, la reconquista occidental va perdiendo fuerza, llevando a un punto de quiebre en el ámbito militar, el cual desencadena transformaciones financieras y sociales en el Imperio Bizantino. En África la insurrección bereber ponía en peligro lo conquistado por Bizancio entre el 544 y el 548, y en Italia, el rey de los ostrogodos Totila del 541 al 555 promueve la resistencia. De igual manera Bizancio se beneficia con la guerra contra Hispania en el 552, motivada por un conflictos diplomáticos y religiosos. El triunfo en la misma le supuso la anexión de parte del territorio peninsular. Además, la flota bizantina destacada por su poder en la época, consigue abrir nuevamente el Adriático para Bizancio. A su vez, en el año 561, logra la consolidación de la reconquista de la Península Itálica en los Alpes venecianos y se firma tratado de paz con Persia por diez años, dicho tratado de índole comercial supuso “comprar la paz” depositando parte de la riqueza bizantina. Sin embargo, en los Balcanes la presión se hace mayor a partir del 544 y se dan cambios en la situación política dado que diferentes pueblos bárbaros (hunos, búlgaros y eslovenos) atacan Tracia, transformándose en una amenaza para Constantinopla, capital del Imperio Bizantino. Ya para el año 561, otro pueblo turco como los ávaros se establece en el Danubio.
Se acrecientan los problemas… Fossier sostiene que durante todo el período de gobierno de Justiniano I, las épocas de hambre no estuvieron ausentes para los sectores de la población sumergidos en la pobreza. Si bien durante el siglo IV y la primera mitad del siglo V, existía una salud pública insuficiente, donde se estima una gran tasa de mortalidad infantil, una alimentación insuficiente y períodos de hambre frecuentes; la ausencia de grandes catástrofes y desequilibrios, permitieron igualmente un aumento poblacional. Este crecimiento demográfico no es acompañado por un aumento de la productividad y de los recursos disponibles. A esta situación, se le suma desde finales del 541, la irrupción de la peste procedente de Etiopía, que se esparce en Egipto y en el 542 llega a Constantinopla, arrasa con vidas en todo el Imperio y desde este año hasta el 544, esta epidemia causó grandes trastornos que 5
profundizaron las dificultades sociales.Por tanto el declive comienza alrededor del 550, y si bien es un proceso lento alcanzará su máxima expresión durante el gobierno de Justiniano I. En cuanto a lo financiero, aunque se estima que el oro del imperio se consumió durante los siglos V y VI, por los tributos pagados a los bárbaros; las compras en el exterior; las especies llegadas de la India; la seda china comprada a persas o mercenarios, y por la construcción de grandes obras arquitectónicas, se debe tomar en cuenta, según Fossier, que la exportación de metal fue prohibida oficialmente. Además, parte del oro pagado a mercenarios y bárbaros retornaba al imperio mediante las compras que éstos hacían; las reservas de este metal aumentaron con las minas del Sudán y con la constante conversión de objetos de palacio, de los poderosos y de los recintos religiosos. Por su parte, el problema de la importación de la seda china encuentra una solución con la introducción entre el 553 al 559, del gusano de seda. Sin embargo, los problemas pueden localizarse en el funcionamiento del gobierno de Justiniano I, donde el abuso de la corrupción en los cargos públicos; monopolio imperial en el comercio de la seda; confiscación de bienes de paganos y herejes; aumento en la extorsión fiscal; retraso en el pago a soldados y la corrupción de éstos; monopolios creados defendiendo intereses de sectores de poder de la capital, etc. Generan presiones que se suman a partir del 540, con los efectos de la peste y las dificultades que ya enfrentaba la sociedad bizantina, derivando en la inestabilidad política, social y económica en el interior del Imperio Bizantino, mientras enfrentaba diversos conflictos bélicos en sus fronteras y en el exterior de éstas. Problemas en las ciudades… En las ciudades la población aumenta producto de la migración campo- ciudad, y en especial en la capital, donde se suman a éstas, las migraciones que se dan desde ciudades provinciales hacia la capital, en búsqueda refugio de las problemáticas enfrentadas en su lugares de origen. En el caso de la población masculina proveniente de la zona rural, busca en las ciudades conseguir un lugar dentro del ejército o en los conventos. Si bien las ciudades proporcionan trabajo en las construcciones de edificios, murallas o en las obras públicas, éste escaso en relación a la totalidad de la población que demanda de dichos empleos. En este contexto la conflictividad aumenta y los sectores empobrecidos buscan socorro en establecimientos de caridad, lo cuales se multiplican en las grandes ciudades y se encuentran a cargo de los monjes. Éstos, se convierten en figuras de gran influencia dentro del imperio, siendo los mejores aliados del emperador, fortaleciendo sus decisiones en las ciudades y algunos puntos rurales, pero sobre todo en la capital imperial. A cambio, los monjes fueron beneficiados con la política religiosa imperial. Este grupo religioso se mantendrá como sector de presión poderoso y constante en la historia de Bizancio. Esta situación social y económica se trasluce en la inestabilidad política derivada de las frecuentes reyertas callejeras que aumentan en las diferentes ciudades. Un ejemplo claro es la revuelta de Nika o Niké (“victoria”) en el 532, donde según Fossier, donde la continuidad del gobierno de Justiniano I corre peligro. Collins afirma que esta inestabilidad se debe a la presión ejercida por los bandos Azul y Verde, quienes establecen una alianza y van contra el gobierno luego de éste condenara a muerte a miembros de ambos bandos por diversos crímenes. Si bien estos bandos provienen de los equipos de carreras en el hipódromo, considerado éste por Collins como “el principal foco de demostración de apoyo público o desaprobación hacia un régimen”, estos bandos se había configurado como sectores de presión y poder de coerción frente a los gobiernos, dado que la rivalidad violenta entre los bandos podía acarrear conflictos que desestabilizaran el dominio sobre ciertas ciudades. En la revuelta de Nika, estos bandos aliados momentáneamente se enfrentan al gobierno de Justiniano I, toman la cárcel donde tenían a sus miembros prisioneros; los liberan; matan a funcionarios y guardias; destruyen el centro de la ciudad y proclaman a Hipatio (uno de los osbrinos de Anastasio I) como emperador en el hipódromo. Justiniano en primera instancia destituye a sus principales ministros: prefecto pretoriano Juan y al cuestor Triboniano, para tranquilizar a las masas 6
pero éstas no se conforman y cuentan con el apoyo de parte de la guardia imperial para proclamar a Hipatio. Collins destaca la actitud de la emperatriz Teodora, que impide a Justiniano que abandone el palacio y la ciudad, y la fidelidad de dos de sus jefes militares estrategas: Belisario y Mundo. Éstos, con una hábil táctica, logran un oportuno ataque a los rebeldes en el hipódromo, que le permite a Justiniano la captura y ejecución de Hipatio. Así como la restauración del control imperial que se vio fuertemente sacudido y que siembra un antecedente como posibilidad de desestabilización del poder imperial. Los problemas en el campesinado… Si bien se da una gran migración desde el campo a la ciudad, éste no se vacía completamente, pero sí se transforma en los fines de su dominio. Éstos dejan de ser exclusivamente de explotación, sino como fuente para recaudar rentas y aumenta el poder de privatizar beneficios del poder público, como es el caso de la existencia de tropas, guardias y cárceles privadas, ya para el año 450. Estos privados se fortalecen y con los interese expansionistas del imperio destacan en su papel de brindar fuerzas a los ejércitos regulares. Mientras que las acciones llevadas a cabo por el poder central fueron de carácter ambiguo, dado que por un lado aumentaba la exigencia fiscal frente a los campesinos y por el otro, mostraba una solidaridad natural con los mencionados grandes propietarios, dentro de los cuales se incluye a las iglesias. En casos como la iglesia de Alejandría, su riqueza representaba la base del poderío político y social de la época. En este contexto, las condiciones de vida afrontadas por el campesinado dependían de la región en la que se encontraran establecidos. Por ejemplo en Asia Menor luego del año 545, los campesinos son abrumados a causa de la problemática demográfica generada por la peste, sumado a los efectos de los malos años de producción y la constante multiplicación de las exigencias fiscales. Por su parte en Tracia, eran víctimas de las agresiones bárbaras cada vez más violentas y constantes. Además, el gobierno imperial con el fin de intentar plasmar la unidad religiosa del imperio intensifica las medidas represivas contra los herejes y paganos de las provincias. Si bien se da una resistencia general contra esta situación por parte del campesinado, su reacción no implica la creación de revueltas campesinas con agitación y expropiación de bienes, sino que los efectos de estas tensiones se reflejan en la migración de los campesinos hacia las ciudades, descomponiendo las familias, dado que por lo general quienes emigraban en primera instancia eran los hombres, como mencionamos anteriormente. Intento frustrado de unidad religiosa en el imperio…
En esta época, la alianza entre el poder imperial de Justiniano I y el Papa se destaca por la intención de mediante la reconquista, conseguir devolver al papado el lugar de poder que habría tenido en la Antigua Roma. Sin embargo, la unidad religiosa no alcanza la hegemonía del poder dado que grupos religiosos como el monofisismo ya se habían conformado como parte de la cultura de algunas provincias y éstas no se encontraban dispuestas a ceder ante una imposición que las afectara. Se habían convertido en religiones de carácter nacional, hecho que hacía menos viable la vuelta a la religión cristiana ortodoxa. La situación respecto a la religión cristiana ortodoxa y su enfrentamiento con otros grupos se agudiza mucho más cuando a fines del reinado de Justiniano I, los monofisistas progresan en su dominio de la capital. La posterior victoria del Islam y su influencia sobre Siria y en Egipto, significó la derrota de Bizancio y de la defensa de la mencionada unidad religiosa por medio de la cual también asegurar la unidad imperial. 7
La segunda parte del gobierno de Justiniano I, se caracteriza por tiempos donde la política expansionista genera grandes gastos, la pérdida de control estatal, las zonas rurales con una población campesina que en su mayoría emigró hacia las ciudades, todas consecuencias sociales que transformaran esa sociedad bizantina en todos los aspectos.
Desde la muerte de Justiniano I hasta el advenimiento de Heraclio (565-610)… Con la muerte de Justiniano I a mediados del 565, se acelera la consolidación de dos procesos: por un lado, la amenaza de los enemigos exteriores y por el otro, el deterioro social. El cual supone que se agrave la inestabilidad interna y externa. La presión del imperio Persa y de los bárbaros de los Balcanes, transforman las acciones llevadas a cabo por los emperadores, la iglesia, las ciudades bizantinas y su capital, Constantinopla. El intento frustrado de una política dinástica para el imperio… Justino II, como mencionamos anteriormente también es sobrino del emperador precedente. Sin embargo, Justino II es víctima de una enfermedad mental a partir del 574, piensa como sucesor al tracio conde de los excubitores, llamado Tiberio. Éste, asume el poder en el año 578 cuando Justino II muere. Por su parte Tiberio muere en el 582, pero anteriormente había elegido como sucesor al capadocio Mauricio, éste también era conde de los excubitores y durante la guerra con Persia investía el cargo de comandante supremo en Oriente. Si bien se casa con la hija de Tiberio y tienen varios hijos, no es el fundador de una dinastía. Durante su gobierno Mauricio tuvo que enfrentar conflictos entre facciones violentas y termina siendo derrocado en el 602. El yerno de Mauricio es quien apela a la ayuda del exarca (responsable del gobierno de una región del imperio que reúne en su accionar poderes civiles y militares)de Cartago Heraclio y es su hijo en el 610, Heraclio el Joven a quien las facciones acogen dentro de las murallas de la cuidad. Es a partir de éste y su descendencia directa que se compondrá una nueva época para la historia bizantina. La reconquista llega a su fin…
En esta reconquista de Occidente Justiniano I había conseguido hacerse con territorios en África, la Península Itálica e Hispania. Sin embargo, el dominio sobre estos territorios no será permanente: •
Hispania, con el avance visigodo es disputado y perdido.
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Los territorios en África se encontraban bajo el peligro de avance de los moros.
• La Península Itálica con las invasiones lombardas en el 568 suponen el mantenimiento del dominio bizantino de forma fragmentada en zonas alrededor de Ravena, Roma, Nápoles, Calabria y el Adriático. • Los bereberes atacan a las fuerzas bizantinas en el sur del imperio y logran destruir un foco monástico como el de Egipto. • Los Balcanes se encontraban bajo la influencia de los eslavos, transformándose en una gran preocupación por el peligro que antes éstos corría el imperio con el avance de pueblos turcos. • Persas reanudan la actividad bélica mediante una nueva ofensiva planteada luego de la caída de Mauricio.
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El siglo de Heraclio y Justiniano II, se caracteriza por la intensión de completar lo planteado por el proyecto de Justiniano I. Sin embargo, estará marcado por las luchas con los persas y por la ofensiva de los soldados del Islam desde el desierto como respuesta a estos enfrentamientos.
Bibliografía. •
COLLINS, Roger (1991) La Europa de la Alta Edad Media: 300 – 1000. Madrid: Akal S. A.
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FOSSIER, Robert (1988) La Edad Media. La formación del mundo medieval 350 – 950. Barcelona: Crítica S. A.
•
GARCÍA DE CORTAZAR ()Historia de la Edad Media
•
HEERS, Jacques (1976) Historia de la Edad Media. Barcelona: Labor S. A.
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