Contes per a pensar

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Contes per a pensar

Antologia de contes a cĂ rrec de Carles Valdecantos Fuster. 2013 1


El círculo del 99 Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey cantando y tarareando alegres canciones de juglares. Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre. Un día el rey lo mandó a llamar. Paje -le dijo- ¿Cuál es el secreto?¿Qué secreto, Majestad?¿Cuál es el secreto de tu alegría? ¡No hay ningún secreto, Alteza!. No me mientas, paje. He mandado a cortar cabezas por ofensas menores que una mentira. No le miento, Alteza, no guardo ningún secreto. ¿Por qué está siempre alegre y feliz? ¿Por qué? Majestad, no tengo razones para estar triste. Amo a Dios sobre todo, su Alteza me honra permitiéndome atenderlo, tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa que la corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados y además su Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algunos gustos, ¿cómo no estar feliz? Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar, dijo el rey-. Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado!!!! Pero, Majestad, no hay otro secreto. Nada me gustaría más que complacerlo, pero no hay nada que yo esté ocultando...Vete, ¡Vete antes de que llame al verdugo! El sirviente sonrió un poco asustado, hizo una reverencia y salió de la habitación. El rey estaba como loco. No consiguió explicarse cómo el paje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentándose de las sobras de los cortesanos. Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le contó su conversación de la mañana. ¿Por qué él es feliz? Ah, Majestad, lo que sucede es que él está fuera del círculo..¿Fuera del círculo? Así es. ¿Y eso es lo que lo hace feliz? No Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz. -A ver si entiendo, estar en el círculo te hace infeliz. -Así es. -¿Y cómo salió? -Nunca entró -¿Qué circulo es ese? -El círculo del 99. -Verdaderamente, no te entiendo nada. -La única manera para que entendiera, sería mostrártelo en los hechos. -¿Cómo? -Haciendo entrar a tu paje en el círculo. -Eso, obliguémoslo a entrar. -No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo. -Entonces habrá que engañarlo. -No hace falta, Su Majestad. -Si le damos la oportunidad, él entrará solito, solito. Son pocos los hombres tan grandes que sean capaces de resistir. -¿Pero él no se dará cuenta de que eso es su infelicidad? -No, al contrario. Pensará que es su fortuna. -Y después, cuando se sienta infeliz, ¿no podrá salir? -Si podría, pero muy pocos hombres son capaces de lograrlo. Les llamamos "santos". 2


-Que esperas, hagamos la prueba. -Majestad, ¿Está dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del círculo? -Sí -Bien, esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos. ¡99! -¿Qué más? ¿Llevo los guardias por si acaso? Nada más que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche. -Hasta la noche. Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar al rey. Juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del paje. Allí esperaron el alba. Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el hombre sabio agarró la bolsa y le pinchó un papel que decía: “Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie cómo lo encontraste.”Luego ató la bolsa con el papel en la puerta del sirviente, golpeó y volvió a esconderse. Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban desde atrás de unas matas lo que sucedía. El sirviente vio la bolsa, leyó el papel, agitó la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa contra el pecho, miró hacia todos lados de la puerta, y se arrimaron a la ventana para ver la escena. El sirviente había tirado todo lo que había sobre la mesa y dejado sólo la vela. Se había sentado y había vaciado el contenido de la bolsa sobre la mesa. Sus ojos no podían creer lo que veían, ¡Era una montaña de monedas de oro! Él, que nunca había tocado una de estas monedas, tenía hoy una montaña de ellas para él. El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacía brillar la luz de la vela sobre ellas. Las juntaba y desparramaba, hacía pilas de monedas. Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de 10 monedas. Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco, seis y mientras sumaba 10, 20,30, 40, 50, 60 hasta que formó la última pila: 9 monedas !!!Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda más. Luego el piso y finalmente la bolsa.“No puede ser”, pensó. Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era más baja.¡Me robaron -gritó- me robaron, malditos!!Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, vació sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba. Sobre la mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas de oro “sólo 99”. “99 monedas. Es mucho dinero”, pensó. Pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es un número completo, pensaba- Cien es un número completo pero noventa y nueve, no. El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma, 3


estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus, por el que se asomaban los dientes. El sirviente guardó las monedas en la bolsa y mirando para todos lados para ver si alguno de la casa lo veía, escondió la bolsa entre la leña. Luego tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su moneda número cien?.Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla. Después quizás no necesitara trabajar más. Con cien monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas de oro un hombre es rico. Con cien monedas se puede vivir tranquilo. Sacó el cálculo. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años juntaría lo necesario. “Doce años es mucho tiempo”, pensó. Quizás pudiera decirle a su esposa que buscara trabajo en el pueblo por un tiempo. Y él mismo, después de todo, él terminaba su tarea en palacio a las cinco de la tarde, podría trabajar hasta la noche y recibir alguna paga extra por ello. Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en siete años reuniría el dinero. ¡¡¡Era demasiado tiempo!!! Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran, más comida habría para vender.... vender.... Vender.... estaba haciendo calor. ¿Para qué tanta ropa de invierno?¿Para qué más de un par de zapatos? Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien. El rey y el sabio, volvieron al palacio. El paje había entrado en el círculo del 99... Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le ocurrieron aquella noche. Una mañana, el paje entró a la alcoba real golpeando las puertas, refunfuñando y amargado.¿Qué te pasa?- preguntó el rey de buen modo. Nada me pasa, nada me pasa. Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo. Hago mi trabajo, ¿No? ¿Qué querría su Alteza, que fuera su bufón y su juglar también? No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente. No era agradable tener un paje del círculo del 99.

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El soldat ferit. Durant la Gran Guerra, un soldat va caure greument ferit al camp de batalla. Va passar moltes hores ferit al terra, però per allà no passava ningú. Finalment, un coronel hi va passar, seguit d’uns quants suboficials. Un sergent va veure que aquell home encara era viu, i li va dir al coronel: - Senyor, aquí hi ha un home que encara es belluga. El coronel se’l va mirar, i en veure les seves ferides, va dir: - No cal que fem res. Aquest home ja no serveix per lluitar. Deixem-lo aquí. Més tard, va passar un grup de soldats, entre els quals hi havia el metge de la unitat. Un d’ells se’n va adonar que l’home era viu, i va anar a cridar al doctor. - Doctor, doctor!! Aquest home encara és viu!! El doctor el va examinar, però en veure aquelles ferides tan lletges digué: - No cal que ens l’emportem. L’hospital ja és ple. I aquest home no el salvarem pas. Més tard va passar un vehicle amb un grup de soldats. Es dedicaven a recollir els fusells i la munició dels que ja eren morts. Es van atansar al nostre home, i mentre li estaven prenent el fusell, ell va aconseguir dirigir-los aquestes paraules: - Si us plau! Si us plau! - Sergent! Aquí hi ha un home viu! El sergent es va atansar, va mirar-lo de dalt a baix, i fred com el glaç digué: - Les nostres ordres són recollir fusells, no ferits. A part, el vehicle ja va molt carregat de pes, no ens podem endur ningú més. Ja se’n farà càrrec l’ambulància. - Si us plau! –encara digué el ferit - Tranquil. Quan arribem a la Unitat els direm on ets perquè hi enviïn l’ambulància. Van passar les hores lentes, i per allà no venia cap ambulància. Finalment es va fer de nit. 5


El soldat ferit va tenir uns somnis terribles. Un a un, veia desfilar davant seu els rostres dels seus companys i superiors de la Unitat, que se’n reien d’ell i deien «Ja no serveix per res. És més mort que viu. No és el nostre problema. Deixem-lo aquí. Deixem-lo.». L’endemà al matí, el soldat es va despertar amb el rostre banyat pel sol. Havia acceptat ja que moriria allà, i pregava a Déu perquè se l’endugués aviat i no allargués més el seu patiment. Aleshores va sentir una remor. Eren tres soldats enemics els que passaven per allà. «Si l’enemic em veu, em dispararan, i així ja no patiré més» -va pensar. L’home va alçar un braç per fer-se veure. Un dels soldats enemics va veure que es bellugava, i en una llengua desconeguda, va cridar als altres. Tots tres es van atansar. Murmuraven entre ells. Aleshores un va treure una petita destral, es va ajupir, i va dir “nosé-qué” al soldat ferit. Va donar-se mitja volta i va marxar. Els altres van rebuscar a la motxilla, i finalment van treure una manta. L’home de la destral va tornar amb dos pals ben llargs. Amb la manta i els pals van construir una llitera, van carregar el ferit, i se’l van endur. El van portar a l’hospital del quarter enemic, on li van cosir les ferides i li van donar de menjar i de beure. S’hi va passar un mes en aquell hospital, però finalment va viure. En acabar la guerra, l’home va provar de trobar aquells tres soldats enemics que s’havien convertit en els seus millors amics, però no sabia res d’ells i no els va poder trobar. Cada nit pregava a Déu, i li demanava, que fossin on fossin, aquells tres homes visquessin feliços i no els manqués mai de res. I de ben segur, que així era.

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En Dràcula. • Aquest joc és per a nens i nenes a partir de 6 i fins a 11 anys. • L’objectiu d’aquest joc és el d’afrontar les pròpies pors. Aquesta és una decisió que ha de partir d’un mateix, l’ha prendre el nen i no pas el cap, i per tant ELS NENS SERAN ABSOLUTAMENT LLIURES DE DECIDIR SI VOLEN PRENDRE PART EN EL JOC O NO, I NO S’OBLIGARÀ A NINGÚ A FER-LO SI NO VOL. Tampoc permetrem que els altres nens pressionin a prendre’n part a qui no ho vol. • La norma anterior és molt important. Volem que el joc resulti una experiència agradable que ens ajudi a perdre la por. Si els nens hi van obligats s’ho passaran malament, i per tant, és possible que el resultat sigui exactament el contrari del que perseguim. • Per la mateixa raó, durant el desenvolupament del joc no farem res que pugui espantar els nois. Es tracta d’adonar-se’n que la por és quelcom que està en el nostre cervell, i que no té un fonament real. Per tant, res de sorpreses ni esglais. • Cal controlar acuradament que ningú s’espanti durant la realització de la prova. Els caps estarem a punt, per tant, per posar-nos ràpidament al costat de qui ho necessiti. • Haurem de felicitar a aquells que puguin completar la prova. Als que no siguin capaços, animem-los dient que un altre dia serà. Veiem ara en què consisteix la prova: • Aquest joc és per celebrar-lo de dia, no pas de nit. El lloc ideal és al mig del bosc. • Durant una excursió, i mentre anem caminant, informarem als nens i nenes de què anem a entrar al territori del Dràcula. Han de saber que el Dràcula hi ha dues coses que no suporta: els alls i les creus. Per tant, i per protegir-se, tots els nens es penjaran del coll un gra d’all (durem preparat un collaret per a cada nen), i a més a més, es fabricaran una creu (se la poden fer lligant dos pals; 7


durem cordill per tothom). • Quan ens trobem al Dràcula, els nens que vulguin es poden quedar al costat del cap i no els passarà res, perquè el Dràcula no s’acostarà a ells. Però els qui vulguin, poden sortir a perseguir-lo. • El Dràcula serà un monitor disfressat (preferiblement d’una altra unitat). La seva missió és “mossegar” (fer un petó al coll) als nens que li donin l’esquena. Tothom que es posi d’esquena al Dràcula podria ser mossegat. Però si un nen li planta cara, el Dràcula sortirà fugint, espantat de la creu i dels alls. • Els nens que han estat mossegats també passaran a ser vampirs, i per tant podran mossegar als altres nens. Per distingirlos, el Dràcula els pintarà uns ullals vermells. Ha de quedar molt clar que només poden mossegar a aquells que els donin l’esquena, i que hauran de fugir si algú els planta cara amb la creu o l’all. Tampoc poden prendre a ningú la creu o el collaret d’all. El que si poden fer els nens-vampir, que el Dràcula no pot, és acostar-se als altres nens que s’havien quedat al costat del cap. • Si en Dràcula es veu atabalat, pot decidir fugir, i tots els nensvampir hauran de marxar amb ell. També podrà organitzar-los per intentar muntar una emboscada més endavant. • El joc acaba quan tots els nens han estat mossegats. Quan vam posar en pràctica aquest joc, amb una unitat de Castors, el Dràcula ho va fer molt bé; al principi els nens estaven molt acollonits, però el Dràcula va tenir l’encert de no espantar-los, ans al contrari, de demostrar la seva debilitat i sortir ell fugint, amb la qual cosa els nens es van envalentir. Per altra banda, un cop acabat el joc, es va dedicar a explicar-los contes, amb la qual cosa es va donar un aire simpàtic, i finalment els va portar a veure la seva guarida. Aquesta estava en un castell abandonat, i dins d’una de les habitacions hi havia el seu taüt (una caixa de cartró pintada), dins el qual tots els nens que van voler s’hi van poder ficar (era una prova més per afrontar la pròpia por).

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No jutjar per les aparences. Contra la discriminació.

Una tassa de brou Aquesta és una història real, viscuda a Suïssa, en un restaurant autoservei. “Una senyora de setanta-cinc anys, agafa una tassa i li demana al cambrer que li ompli de brou. Després s’asseu en una dels taules del local. Quan tot just s’ha assegut, s’adona que s’ha descuidat el pa. S’aixeca i es dirigeix a agafar un panet per menjar-se’l amb el brou, i torna al seu lloc. Sorpresa! Davant de la seva tassa de brou s’hi troba assegut un magrebí, que està menjant sense immutar-se. – Això és massa ! –pensa la senyora– però no em deixaré robar ! I dit i fet, parteix el panet a bocins i els tira dins la tassa que tenen al davant el magrebí i ella, i hi posa també la cullera. El magrebí, complagut, somriu. Prenen una cullerada cadascú fins acabar-se la sopa, tot en un absolut silenci. Acabada la sopa, el magrebí, s’aixeca, s’acosta a la barra i torna amb un gran plat d’espaguetis i ... dues forquilles. Mengen tot dos del mateix plat, en silenci. Acaben el plat i s’acomiaden: – Fins aviat ! –li diu la senyora. – Adéu ! –li respon l’home, amb un somriure als ulls. Sembla satisfet haver fet una bona acció, i s’allunya. La dona el segueix amb la mirada; vençut el seu estupor busca amb la mà la bossa de mà que havia deixat penjada a l’espatllera de : Sorpresa ! La bossa de mà ha desaparegut. "Així doncs aquest magrebí... " Quan ja anava a cridar: "Lladre, agafeu aquell lladre !", mira al seu voltant, i veu la seva bossa de mà penjada en una cadira, dues taules més enrere d’on estava ella, i sobre la taula una plata amb una tassa de brou, ja fred. Immediatament s’adona del que ha passat: No ha estat el magrebí el que ha menjat la seva sopa. Ha estat ella qui, equivocant-se de taula, ha menjat gràcies al magrebí, com una gran senyora.

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Estàs a punt? Estàs a punt per oblidar el que has fet pels altres i fer memòria de tot el que els altres han fet per a tu? Estàs a punt per no fer cas d’allò que el món et deu i pensar en tot allò altre que tu deus al món? Estàs a punt per posar els teus drets en últim lloc, els teus deures al mig, i les oportunitats de fer alguna cosa més que el teu deure, en primer lloc? Estàs a punt de veure que el teu germà és tan real com tu, i esforçar-te per anar més enllà del seu rostre i arribar-li al cor? Estàs a punt per reconèixer que l'única raó noble de la teva existència no és treure profit o avantatges de la vida, sinó allò que ets capaç de donar a la vida? Estàs a punt per donar, per donar-te? Estàs a punt per tancar el teu llibre d'insults contra el món i buscar al teu voltant, molt a la vora teu, un lloc on puguis sembrar unes quantes llavors de felicitat?

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Un món nou D’un món espatllat, brolla l’esperança: una flama que cors agermana, per millorar la raça humana. Som els joves que no ens conformem i canviar el món volem. Perquè la llibertat, la pau i l’amor no sols siguin paraules, lluitarem i no defallirem. Volem que la gent s’aturi a mirar una flor, observar l’alba, escoltar el cant d’un ocell, la rialla d’un infant. Volem que els adults es despullin de valors materials, I així, nus, innocents, es mirin els uns als altres amb igualtat, s’ajudin, col·laborin. Volem que no hi hagi diferents móns, el dels joves i el dels adults, sinó que sigui tot un, un món meravellós. Volem que tots ens dem la mà en senyal d’amor i comprensió. Tots som iguals i ens hem d’ajudar tot caminant cap a la recerca del més enllà. 11


La silla Había una vez un chico llamado Mario a quien le encantaba tener miles de amigos. Presumía muchísimo de todos los amigos que tenía en el colegio, y de que era muy amigo de todos. Su abuelo se le acercó un día y le dijo: - Te apuesto un bolsón de palomitas a que no tienes tantos amigos como crees, Mario. Seguro que muchos no son más que compañeros o cómplices de vuestras fechorías. Mario aceptó la apuesta sin dudarlo, pero como no sabía muy bien cómo probar que todos eran sus amigos, le preguntó a su abuela. Ésta respondió: - Tengo justo lo que necesitas en el desván. Espera un momento. La abuela salió y al poco volvió como si llevara algo en la mano, pero Mario no vio nada. - Cógela. Es una silla muy especial. Como es invisible, es difícil sentarse, pero si la llevas al cole y consigues sentarte en ella, activarás su magia y podrás distingir a tus amigos del resto de compañeros. Mario, valiente y decidido, tomó aquella extraña silla invisible y se fue con ella al colegio. Al llegar la hora del recreo, pidió a todos que hicieran un círculo y se puso en medio, con su silla. - No os mováis, vais a ver algo alucinante. Entonces se fue a sentar en la silla, pero como no la veía, falló y se calló de culo. Todos se echaron unas buenas risas. - Esperad, esperad, que no me ha salido bien - dijo mientras volvía aintentarlo. Pero volvió a fallar, provocando algunas caras de extrañeza, y las primeras burlas. Marió no se rindió, y siguió tratando de sentarse en la mágica silla de su abuela, pero no dejaba de caer al suelo... hasta que de pronto, una de las veces que fue a sentarse, no calló y se quedó en el aire... Y entonces, comprobó la magia de la que habló su abuela. Al mirar alrededor pudo ver a Jorge, Lucas y Diana, tres de sus mejores amigos, sujetándole para que no cayera, mientras muchos otros de quienes había pensado que eran sus amigos no hacían sino burlarse de él y disfrutar con cada una de sus caídas. Y ahí paró el numerito, y retirándose con sus tres verdaderos amigos, les explicó cómo sus ingeniosos abuelos se las habían apañado para enseñarle que los buenos amigos son aquellos que nos quieren y se preocupan por nosotros, y no cualquiera que pasa a nuestro lado, y menos aún quienes disfrutan con las cosas malas que nos pasan. Aquella tarde, los cuatro fueron a ver al abuelo para pagar la apuesta, y lo pasaron genial escuchando sus historias y tomando palomitas hasta reventar. 12


Y desde entonces, muchas veces usaron la prueba de la silla, y cuantos la superaban resultaron ser amigos para toda la vida.

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DESPUÉS DE UN TIEMPO "Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, uno aprende que el amor no significa recostarse y una compañía no significa seguridad y uno empieza a aprender que los besos no son contratos, y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, no con el dolor de un niño... y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad, y después de un tiempo uno aprende: que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien te traiga flores... y uno aprende que realmente fue de aguantar que uno es realmente fuerte, que uno realmente vale y uno aprende y aprende... con cada adiós uno aprende. Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado. Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas. Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla. Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas. Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un 14


momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes. Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual. Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas. Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante. Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado. Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido. Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo..."

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