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Singularidad Tecnológica: ¿fantasía o realidad? (*) Adaptación Bernardo Nieto Castellanos

Una hipótesis muy interesante surgida en la segunda década del siglo pasado es la llamada singularidad tecnológica. Probablemente hayamos escuchado hablar de ella como una teoría que plantea la aparición en el futuro de una inteligencia superior a la humana como consecuencia del acelerado desarrollo de la tecnología. Y seguramente también te has preguntado de dónde viene esta idea y cuáles son sus posibilidades de realización. En el intento de contar su origen y razonamientos principales, pensemos si es simplemente un tema de fantasía más o en realidad la singularidad (a secas, como también se le llama) pudiera aparecer en el futuro de nuestro planeta.

Teoría de la singularidad tecnológica

Según esta hipótesis, el desarrollo avanzado de nuestra civilización y, por tanto, de la tecnología, conducirá inevitablemente a un punto en el cual surgirá una inteligencia suprema cuyo pensamiento y recursos tecnológicos serán esencialmente distintos y superiores a los que conocemos en la actualidad. Así pues, serán inentendibles por las generaciones previas. La teoría plantea que los cambios serán tan profundos que toda la sociedad, a su vez, se transformará: la economía, la política, la manera de comprender la realidad e incluso hasta nuestros propios cuerpos. El nivel de procesamiento mental será tan alto que parecemos seres medievales a los ojos de los individuos de esa nueva civilización. El nombre de la hipótesis se corresponde con la singularidad cuántica, según la cual en los agujeros negros existe una singularidad gravitacional tal que las leyes de la física dejan de ser válidas y, en consecuencia, ningún evento puede predecirse.


Origen de la singularidad tecnológica

Aunque en los años 50 y 60 ya algunos pensadores habían adelantado la idea de una singularidad en el desarrollo tecnológico, no es hasta los 80 que se hace popular el término en la voz de un matemático y escritor de ciencia ficción de nombre Vernor Vinge, quien comienza a desarrollar la idea de que el ser humano crearía inteligencias superiores a las humanas, asi lanza en los 90’s un artículo en Internet que plantea la aparición futura de una inteligencia superhumana que acabará con la era de los hombres. Las vías para ellos serían:

1. Desarrollo

de computadoras

superinteligentes que

superen

nuestra

capacidad intelectual. 2. Surgimiento de grandes redes computacionales que funcionen como redes neuronales de un gran cerebro rector supra inteligente. 3. Interacción tan estrecha entre seres humanos y ordenadores de modo que los primeros podrían llegar a tener capacidades computacionales elevadas, por encima de las humanas. 4. Manipulación genética tan avanzada que se podría hacer seres humanos con capacidades cualitativamente superiores. Otros

pensadores

notables,

como

Raymond

Kurzweil

han

sugeridos patrones

exponenciales de progreso tecnológico y han comenzado a desarrollar proyectos para educar a especialistas que pudieran entender y facilitar el avance tecnológico y ayudar a enfrentar los grandes desafíos que dicha transición supondrá para la humanidad.


Tecnología necesaria para la singularidad

Hay dos grupos de tecnología que los defensores de la singularidad proponen como caminos por los cuales se llegará a tal grado de desarrollo intelectual:

Inteligencia Artificial Según los pensadores, cuando el ser humano cree una nueva forma de vida inteligente, la llamada Inteligencia Artificial (IA) nuestra comprensión de nosotros mismos como seres pensantes cambiará, así como la que tenemos de los fenómenos del universo, así la

IA

desarrollará tecnologías avanzadas con mucha mayor rapidez que nosotros. De ahí que la civilización comenzará a cambiar radicalmente a velocidad acelerada. Los robots serían el ejemplo de este tipo de inteligencia que podría procesar y realizar cualquier tarea, más allá de las posibilidades de los humanos.

Máquinas de replicación molecular La idea de esta tecnología es construir máquinas que manipulen la materia a nivel subatómico, de modo que la realidad pueda ser controlada de muchas maneras, entre ellas los genes de los individuos. A su vez estos equipos podrían pensar y trabajar por sí mismos.


Aparición de la singularidad tecnológica Por razones obvias, no hay una fecha exacta para la cual se prediga la singularidad tecnológica. El progreso tecnológico se produce a grandes saltos y depende de un sinfín de variables no necesariamente predecibles. Además la llamada singularidad llegaría como consecuencia de un proceso paulatino que aglutina muchos otro subprocesos. Sin embargo, en el 1992 Vinge consideraba que en 30 años habría inteligencia artificial. Otros científicos, por el contrario, consideran que la singularidad llegará dentro de muchas décadas. Más allá de las diferencias de perspectiva, lo que sí parece claro es que cualquier avance en el área de nuevas formas de inteligencia tardará aún mucho tiempo.

Oposiciones a la singularidad tecnológica Las teorías futuristas como la singularidad tecnológica son defendidas por muchos partidarios, pero también tienen sus detractores. Muchos científicos, como Roger Penrose, consideran que ninguna máquina o inteligencia artificial que se cree podrá jamás superar el intelecto humano.


Otros consideran que una civilización, una vez alcanza un desarrollo tecnológico tan acelerado, que agota sus recursos ambientales ―como ocurre con la nuestra― tiende necesariamente al colapso social y a una regresión en la tecnología. Habría pues un declive y nunca sucedería el momento de supremacía intelectual predicho. En cualquier caso, la discusión está aún en el plano de las hipótesis y las conjeturas. Tanto quienes apoyan y consideran viable la singularidad, como aquellos que fervorosamente niegan la posibilidad de que aparezca una entidad intelectualmente superior a la nuestra tienen demasiadas variables en su contra como para asegurar o predecir con un rango amplio de probabilidad si las máquinas alcanzarán un desarrollo altamente inteligente.

Por el momento, la singularidad tecnológica continúa siendo una teoría más, fascinante sin duda, pero cuestionable. Aun así, considerando el avance de la ciencia y siendo optimistas, no sería descabellado imaginar un mundo poblado por seres mejor adaptados social y biológicamente con capacidad para comprender la realidad y, a la vez, proteger su planeta, sin importar si son artificialmente inteligentes o genéticamente más desarrollados. (*) Articulo original en el portal web de ojocientifico.com


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