Sobre mi Nacionalidad Me informa mi familia residente en Honduras, que el motivo por el cual el Gobierno de mi país se muestra renuente a extenderme mi pasaporte y visa correspondiente para mi regreso, les ha sido, al fin, expuesto. Ese "motivo" es, según la información, el hecho de que yo adopté la nacionalidad guatemalteca renunciando así a la hondureña y perdiendo, en consecuencia, los derechos legítimos a mi nacionalidad. En primer instancia me pareció que todo eso se trataba de una broma con el objeto de pasar el rato a costa de mi estupefacción pero luego, al recibir carta del periodista Ventura Ramos Alvarado, residente en Guayaquil, Ecuador, y hondureño también asilado en Guatemala, he dejado de sonreír para interpretar la apreciación que Relaciones Exteriores de Honduras hace de mi caso, con la seriedad que amerita un problema vital de mi existencia, tal como lo es el de mi regreso a Honduras. Ramos Alvarado me informa que a él le están poniendo trabas para su regreso al país basados en una supuesta "caducidad" de su nacionalidad hondureña por adopción de la no menos supuesta, nacionalidad guatemalteca. Es decir, que a Ramos Alvarado también exponen el mismo motivo que a mi, para extenderme mi pasaporte. Es decir, que el motivo que a priori me causó hilaridad por infantil, es realmente un "argumento" esgrimido por el gobierno hondureño contra todos aquellos hondureños que salimos de Guatemala a raíz de la caída del gobierno del Coronel Arbenz. Sobre el particular debo, en primer término da un rotundo mentís a quien se atreva afirmar que yo he renunciado a mi nacionalidad y ciudadanía hondureñas. Ni en Guatemala, ni en Costa Rica ni en esta República Argentina, países donde he residido, como tampoco en ningún otro donde haya estado por poco tiempo, he renunciado a mi nacionalidad hondureña. En ninguna parte y en ninguna forma expresiva, he declarado algo semejante. Nunca he renunciado a mi calidad de hondureño como nunca he optado por ninguna otra nacionalidad. Me he mantenido y me mantengo firme y leal a mi patria, a mi nación, a mi pueblo. Atreverse a suponer siquiera que yo haya adoptado otra nacionalidad, es una descarada calumnia. Y de haberlo hecho, de haber adoptado otra nacionalidad, hoy lo expresaría con la misma entereza moral que hoy niego tal suposición infundada y falsa. Me considero suficientemente honrado para respaldar mis acciones en cualquier circunstancia con la misma responsabilidad y valentía ya en tiempos propicios o en tiempos adversos. Por ello, afirmo, que nunca he adoptado otra nacionalidad... [...] Esta es la verdad: hondureño nací y moriré hondureño, aún cuando muchos desearan quitarme mi legítima nacionalidad con esa facilidad con que muchos suelen quitar los haberes del prójimo. Mas mi nacionalidad no es un sombrero para lucir; mi nacionalidad hondureña es algo fundamental de mi personalidad humana; es algo vigente a mi ser que vive y palpita en mí en cada latido de mi corazón y en cada imagen de mis ideas. Esto no se quita ni se pone como divisa de partido pequeñoburgués. Mi nacionalidad es parte de mi ser, y mi ser aún vive.
Manuscrito 1955, Córdoba, República Argentina