escrito
Carlos Cañas Dinarte
ilustrado
Julio, Charmin, Zaib, Alessandra, Amina, Filippa, Dorian, Lusia, Adam E, Cristina, Lily, Abdellah, Yajie, Daniel, Karla, Antonio, Saray, Margarita, Milena, Raquel, Samanta, Victoria, Laia, Adam S, Fabiano y Jie, alumnos de primer grado de la Escola Octavio Paz de Barcelona
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Disenado
Kilian Barbeta Molinos
Agradecimientos especiales
Patricia Guerrero Medrano, Fernando Vidal, Judit Gil Farrero, Nadiezhda Krupskaya Martínez Nava, Juan Martínez Martínez y Fèlix René Soto Sarmiento
Un día de inicios del otoño, en una tierra lejana llamada Canadá, una mariposa volaba y temblaba. Tenía frío y no encontraba cómo protegerse. Mientras estaba posada en una flor para descansar y refugiarse, se la encontró un pato. El ave le preguntó el motivo por el que temblaba tanto y la mariposa le dijo que era por el frío. “Vete volando al sur”, le dijo el pato. “Allá vamos nosotros cuando aquí comienza a hacer frío”. Con su ala, el pato le mostró hacia dónde quedaba el sur y se marchó. La mariposa decidió volar hacia aquella dirección.
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Poco a poco se dio cuenta de que pasaban los días y las semanas y ella seguía en su ruta hacia el sur. A veces volaba, pero la mayor parte del tiempo solo planeaba entre las corrientes de viento. Su pequeño peso – igual que el de un billete de banco-‐ la dejaba ser arrastrada por las corrientes. Así fue como descubrió que había muchas más mariposas que también tenían frío y les platicó de que en el sur hacía mejor tiempo y que podrían estar más cómodas, protegidas y esperar a la primavera.
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Sin quererlo, aquella pequeña mariposa se convirtió en la líder de miles y miles de mariposas que, como ella, querían escapar del frío. Ella fue la primera Quetzalpapalótl, la primera mariposa que dirige al resto en su vuelo migratorio. Atravesaron Canadá, todo Estados Unidos y llegaron hasta la zona central de México, a un bosque lleno de neblinas en el estado de Michoacán. Allí había árboles muy altos en que las mariposas encontraron calor y en cuyos troncos pudieron descansar y dormir durante cuatro meses.
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Como aquellos miles y millones de mariposas aparecieron y aún aparecen a inicios de noviembre, casi al mismo tiempo que el Día de los muertos, en México se considera que ellas son las almas de los fallecidos que vuelven a visitar a sus familias. Por eso se les quiere y se les respeta.
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Al llegar la primavera, las mariposas migrantes despertaron, levantaron el vuelo de regreso hacia el norte, pusieron huevos en el estado de Texas y murieron. Su vida de nueve meses concluyó entonces. Pero sus hijos e hijas fueron quienes asumieron sus lugares y se dirigieron hacia Canadá y, con la llegada del frío, repitieron aquella travesía hacia tierras mexicanas. Y así la han repetido hasta el presente.
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Esta es la historia de las mariposas monarca, unos seres frágiles y pequeños, que durante su vida vuelan el equivalente a que si un ser humano caminara once veces alrededor del planeta Tierra. Mariposas de colores naranja, negro y blanco, verdaderas maravillas de la naturaleza, símbolos de toda aquella persona que debe salir de su tierra en busca de un lugar mejor para vivir.
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Proyecto de Intercambio Social y Cultural Catalunya México
Escuela Emiliano Zapata, El Zapotal – Escuela Primaria Práctica Anexa a la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, Xalapa – Jardín Experimental Anexo a la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, Xalapa - Escola Octavio Paz, Barcelona
Barcelona, 2017