SANTERÍA

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¿QUÉ ES LA SENTERÍA? ORIGENES.

¿Qué es la santería? Es una religión afro-caribeña que combina aspectos animistas y panteístas con la adoración de los antepasados y el catolicismo cubano. Es una religión sincretista que mezcla la creencia en los orichas o los dioses del panteón yoru ba, un pueblo al suroeste de Nigeria, con los san tos católicos. A veces se identifica como la religión de los orichasi. Contiene un gran número de mitos, cuentos o leyendas (patakí) que dan razón de ser de muchos de sus ceremonias y costumbres y las hace más comprensibles. Aunque existen más de 400 di vinidades de las cuales se adoran a dieciséis activa menteii, los que forman la base principal son Oba talá, Ochún, Yemayá, Oyá, Changó y los Guerreros que son Elewá, Ogún, Ochosi y Ozún. Alrededor de estos orichas que son a su vez deidades y santos se celebran ritos de iniciación, adivinación y magia.

En esencia la santería es una religión adivinatoria que ofrece al creyente los medios para tener acceso al cono cimiento del mundo y a las fuentes principales de poder. A su vez practica la magia imitativa con preceptos po sitivos y negativos. Reclama enfáticamente que no prac tica la magia negra, sola mente la blanca. La santería adora a Olofi, que también se le llama a Olodumare y Olorun, el Dios Todopodero so y el Ser Supremo, y a los orichas en las fuerzas de la naturaleza donde se manifiesta la voluntad de Dios. La meta central del santero es adorar a los santos (orichas), observar sus fiestas, obedecer sus órdenes y llevar a cabo sus ritos. A cambio de una sumisión total, se le pro mete poderes sobrenaturales y protección de lo malo. Eso incluye el bienestar, la salud, influencia, puestos, la posi bilidad de prever el futuro y modificarlo y las otras cosas que el ser humano busca.

¿CÓMO SURGIÓ LA SANTERÍA?

Cuando los colonizadores adquirieron miles de yorubas para esclavos en Cuba, Brasil, Haití y Trinidad, estos se aferraron a sus prácticas religiosas, mezclándolas con otras tradiciones africanas y ajustando su religión al nuevo medio ambiente del Nuevo Mundo. Debido a la persecución católica cubana, no las podían practicar abiertamente. Por lo tanto, asimilaron los símbolos de la Iglesia Católica Romana, la única iglesia legal en Cuba. Conforme a las semejanzas de los santos católicos a sus dioses, les dieron nombres yorubas, al adoptarlos a su fe tradicional. De manera que cuando celebraron sus rituales daba la apariencia de una adoración ca tólica, pero en realidad en forma clandestina seguían adorando a los orichas yorubas. Por supuesto, este proceso de convivencia y adaptación a través de varios siglos modificó también las prácticas yorubas de Nige riaiii combinándolas con los de otros países africanos. Con el éxodo y exilio en masa de Cuba después de 1959 se ha extendido esta fe en los orichas y sus prácticas a Puerto Ricoiv y a los distintos lugares en los E.U. tales como Miami, Nueva York, New Jersey, Chicago y Los Angeles y a varios países de América hispana como Panamá, Venezuela, México y la República Dominicana.

La santería se desarro lló como el culto propio de los afrocubanos, cu yos antepasados fueron esclavizados durante la época colonial, entre los siglos XVI y XIX. Forma parte del grupo de reli giones afroamericanas. La santería comenzó a ser practicada por los an tiguos esclavos negros y sus descendientes en la mitad occidental de la isla de Cuba (La Habana), que se extendió a la mitad oriental y luego por las demás colonias a las que llegaban los yoruba en el Caribe (Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela y Panamá).

Se formó a partir de la mezcla de las religiones tradicionales traídas a Cuba por los africanos occidentales esclavi zados, la mayoría de ellos yoruba, y el catolicismo, la única religión legalmente permitida en la isla por el gobierno colonial español. En las zonas urbanas del occidente de Cuba, estas tradiciones se fusionaron con ideas espiritistas para formar las primeras casas a finales del siglo xix. En la Cuba colonial, sus rituales se debían practicar en la clan destinidad porque era marginalizada y perseguida. Después de que la Guerra de Independencia cubana diera lugar a una república independiente en 1898, su nueva constitución consagró la li bertad de culto. Sin embargo, la sante ría siguió siendo marginada por el es tablecimiento católico y eurocubano de Cuba, que la consideraba brujería. En la década de 1960, la creciente emigra ción que siguió a la Revolución Cubana provocó la emigración de santeros a Es paña, los Estados Unidos, Italia, entre otros,3 difundiendo la santería en el extranjero. El comunismo trajo consigo la secularización, de manera que desde mitad del siglo xx su consideración social ha cambiado favorablemente y ahora muchos santeros de todo el mun do peregrinan a la isla de Cuba. A fina les del siglo xx, la santería se vinculó cada vez más con tradiciones afines de África Occidental y América, como el vudú haitiano y el candomblé brasileño.

Tras la conquista de Cuba por parte del Imperio Español, las poblaciones ara huacas y siboney de la isla disminuye ron drásticamente. Para conseguir una nueva fuente de mano de obra para las plantaciones de azúcar, tabaco y café que habían establecido en Cuba, los es pañoles recurrieron entonces a la com pra de esclavos vendidos en los puertos de África Occidental. La esclavitud esta ba muy extendida en África Occidental; la mayoría de los esclavos eran prisio neros de guerra capturados en conflic tos con grupos vecinos, aunque algunos eran criminales convictos. Los primeros

africanos esclavizados llegaron a Cuba en 1511, aunque el mayor número llegó en el siglo xix. Cuba siguió recibiendo nuevos esclavos hasta al menos 1860, y la emancipación total se produjo en 1886. En total, entre 702.000 y 1 millón de africanos esclavizados fueron llevados a Cuba. La mayoría procedía de una franja de África occidental si tuada entre los actuales estados-nación de Guinea y Angola. La gran mayoría eran yorubas, procedentes de la zona comprendida por la actual Nigeria y Benín; los yorubas tenían una lengua y una cultura compartidas, pero esta ban divididos entre diferentes estados. Se adherían en gran medida a la reli gión tradicional yoruba, que incorpora ba muchos cultos locales a los orishas, si bien ciertos orishas eran adorados ampliamente debido a la extensión del Imperio Oyo, liderado por los yoruba.

En Cuba, los esclavos eran divididos en grupos denominados naciones, a menu do con base en su puerto de embarque más que en su origen etnocultural los que eran de habla yoruba, así como los de los pueblos Arará e Igbo, eran identificados como la «nación lucumí».Los africanos occidentales esclavizados llevaron consigo sus religiones tradiciona les a Cuba; algunos pertenecían a la cla se sacerdotal y poseían conocimientos de tradiciones como Ifá.Aunque se ado raban cientos de orishas en toda África Occidental, menos de veinte llegaron a ser prominentes en la santería, quizás porque muchos cultos de orishas basa dos en el parentesco se perdieron cuan do las redes de parentesco tradiciona les fueron destruidas por la esclavitud. Los orishas asociados a la agricultura se abandonaron, probablemente porque los esclavos tenían pocos motivos para proteger las cosechas de los esclavistas. Muchos mitos asociados a los orishas se transformaron, creando relaciones de parentesco entre diferentes orishas

DEIDADES.

que no estaban presentes en las mito logías de África Occidental.A medida que se formaba la santería, distintos cultos de los orishas de África Occidental se reconstituyeron en un único sistema religioso, que contaba con un panteón de orishas recién estandarizado.28

En la Cuba española, el catolicismo era la única religión que podía practicarse legalmente. La Iglesia católica de Cuba hizo esfuerzos por convertir a los afri canos esclavizados, pero la instrucción en el catolicismo que se les impartía era normalmente superficial y esporá dica.En Cuba, las deidades tradiciona les africanas probablemente siguieron siendo veneradas en clubes y organi zaciones fraternales formadas por emi grantes africanos y sus descendientes. Las más importantes eran los cabildos de nación, asociaciones que el estable cimiento consideraba un medio para controlar a la población afrocubana. Funcionaban como sociedades de ayuda mutua y organizaban fiestas comunales, bailes y carnavales. La Iglesia católica veía en estas agrupaciones un método de evangelización gradual, a través del cual toleraba la práctica de algunas costumbres africanas mientras erradicaba aquellas a las que se oponía más feroz mente. Es probable que en estos grupos sacerdotes de diferentes orishas de Áfri ca Occidental interactuaran y comen zaran a desarrollar un nuevo sistema.

SUS DEIDADES

Para el santero, la persona iniciada en la religión de los orichas, las deidades son entidades sobrenaturales y emana ciones de Olofi, el Dios Creador de los seres humanos y de los otros santos. Las divinidades tienen dos aspectos, uno de los cuales es el control de una variedad de esfuerzos, empeños e intereses humanos y el otro es la representación de diferentes elementos o fuerzas de la naturaleza. Algunos de los diez-y-seis principales que se adoran son las siguientes:

CHANGÓ.

La divinidad de la virilidad, el patrón del fuego, el relámpago y el trueno, proporciona victoria sobre los enemigos y toda dificultad. Se le representa a este hijo de Yema yá con la imagen de Santa Bárbara. Cometió incesto con su madre y te nía otras tres mu jeres incluyendo a Ochún y a Oyá.

OYÁ, La reina de los muertos, dueña de la llama (fuego) y patrona del cementerio, es una de las queridas favoritas de Changó y esta hija de Yemayá suele ser repre sentada por Santa Teresa y la Virgen de la Candela ria. Se conoce en Puerto Rico como la tierra de Oyá.

OBATALÁ, Representado por el santo católico de la Virgen de las Mercedes, es el padre de los orichas, el patrón de la paz y la pureza.

ORUNLA, También conocido como Ifá y Orún mila, es el patrón de los sacerdotes (babalawos) y el principal adivino del panteón yoruba. Es represen tado por el santo católico de San Francisco de Asís.

YEMAYÁ, La patrona de los mares y de la ma ternidad por ser la primera madre de la humanidad, es madre de catorce de los más importantes ori chas, incluyendo a Changó. Suele ser representada por la Virgen de Regla.

OCHÚN, La hermana me nor de Yemayá y la pródiga dueña del amor, del matrimonio, del oro y de los ríos, es la concubina favorita de Changó. Se le representa como la Virgen de la Cari dad del Cobre, la patrona de Cuba.

OBJETOS DE USO COMUNMENTE.

Además de los santos católicos para simbolizar a las divinidades, se repre sentan a todos los orichas por “los fun damentos y secretos del santo”. Estos fundamentos son un conjunto de una o más piedras (otanes) recogidas para la iniciación (“asiento”), dieciséis (diloggun) y diversos atributos que son pequeñas figuras y objetos que represen tan los poderes y características de la deidad. Las piedras consagradas, que se conservan en grandes soperas del color del oricha, sirven para obtener una se rie de beneficios, para protegerse de los infortunios y malas influencias que les asechan. Están imbuídas de ashé que quiere decir que están hechas de energía cósmica como todas las demás cosas en el universo. Estas piedras son la repre sentación más fundamental del oricha y se las trata como seres vivos bañán dolas con líquidos sagrados refrescan tes hechos de plantas, limpiándolas, frotándolas con aceite y alimentándolas con la sangre de los animales del ori cha. Al convertirse en la divinidad, las piedras como habitaciones de los orichas cobran personalidad, adquieren el poder (ashé) del dios o del espíritu que se fija en él. Se usan las caracoles para la adivinación. El iniciado los conser va en su casa junto a las deidades en vez de en un templo especial. Además, muchos de sus ritos se llevan a cabo en las propias casas de los feligreses.

Los collares de cuentas (eleke) del color característico de cada oricha son otro símbolo muy importante. Los colores de los orichas irradian ashé. Cuando ostentan el color de un oricha, evidencia la veneración que se le profesa, y el color protege a su adorador al desviar la agresión de la brujería que se intenta lanzarle. Así resguardan a sus hijos con sus colores.|

Existen dos caminos de progresión en la jerarquía de poder y prestigio que es esencialmente un proceso ritual de once categorías, desde el no creyente hasta convertirse en un elevado grado de conocimiento y protecciónv, en un omókoloba (uno que haya recibido a Olofi). Los diversos rituales facilitan un mayor poder y conocimiento. Los no creyentes carecen del poder que genera esta religión y por lo tanto, la protección adecuada contra el mal. En los dos ca minos hay que recibir a los Guerreros aunque los demás pasos varían; en uno hay ocho pasos y en el otro hay cincovi.

Con frecuencia se refiere a la iniciación con el nombre de “asiento” que significa contrato y obligación. Es un contrato en el cual el oricha conviene en proteger a su hijo, y éste en servirlo, pues es su obliga ción. También se usa la expresión de “ha cer el santo” para referirse a la iniciación.

El proceso de iniciación es largo, complicado y costosovii. Consta de varias fases y varia según el oricha. Primero hay que determinar cuál de los orichas corresponde a la persona que busca ayuda. Por medio de la adivina ción se determina esto y un santero, ya iniciado, puede hacer esto o para más certeza un sacerdoteviii (baba lawo). Empieza con el recibimiento de los collares y termina con el “asiento”. El proceso de iniciación es largo, com plicado y costosovii. Consta de va rias fases y varia según el oricha.

Primero hay que determinar cuál de los orichas corresponde a la persona que busca ayuda. Por medio de la adivina ción se determina esto y un santero, ya iniciado, puede hacer esto o para más certeza un sacerdoteviii (babalawo). Empieza con el recibimiento de los collares y termina con el “asiento”. La ceremonia de imposición de cinco collares de diversos colores correspondientes a cinco orichas consta el primer paso. Los preparativos para la iniciación in cluyen un baño especial y el vestirse de ropa blanca como símbolo de una nue va vida. A veces las aguas del baño de purificación simbolizan el líquido am niótico en el cual se encuentra una cria tura antes de nacer. En la iniciación se le asigna formalmente a un oricha que también se identifica como el “án gel de la guarda”, que designa al dios protector y cuidador del iniciado. Inclu ye ceremonia de sacrificios de anima les, una adivinación en cuanto al futu ro del iniciado y un año de obediencia a ciertas tabúes y restricciones. Durante este primer año es necesario obedecer a ciertas prohibiciones sobre el vestido, las relaciones sexuales, la comida y la vida diaria durante todo este tiempo.

Debe sacrificar animales en la inicia ción, pues “no hay nacimiento sin san gre”. Se cree que en la iniciación uno nace a una vida nueva. Al final se le considera al iniciado un hijo (omo) de su oricha, pues durante la cere monia se simboliza una nueva reali dad: el iniciado ha nacido de nuevo.

INICIACIONES.

Para muchos santeros esta iniciación es solamente la primera de una serie de ce remonias que le lleva a comprometerse más con los orichas, pues esta relación con los orichas puede extenderse a incluir a varios. Al “hacer el santo” le abre el paso para uno de dos caminos, el camino del santo abierto para todos los hombres y mujeres y el de Orula (Orúnla, Orúnmila o Ifá) abierto sólo a los hom bres que serán sacerdotes (babalawos).

No solamente durante la ceremonia de la iniciación sino durante diferen tes ceremonias se logra a través de los tambores y ciertas danzas un estado alterado de conciencia conocido como trance o posesión. Se describe como el momento cuando “baja el santo” o que el iniciado tiene “el santo montado” que da énfasis en la acción del oricha al des cender y montar la cabeza del santero. Esta frase señala el control del oricha sobre los movimientos frenéticos y los gestos de la persona, los cuales hace posible la identificación del oricha.

En otras ocasiones la sangre de los ani males sacrificados, o se derrama direc tamente sobre las piedras (otanes) de las divinidades, o los orichas la toman directamente por la boca de sus hijos cuando están poseídos por ellos. A veces cuando un santero está poseído (“mon tado”) por un oricha, éste bebe la sangre que sale de la vena juglar después de quitar la cabeza del animal sacrificado.

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