CLÍNICA, CIENCIA Y PSICOANÁLISIS "Pour tout être parlant la cause de son désir est strictement, quant à la structure, équivalente, si je puis dire, à sa pliure, c'est-à-dire, à ce que j'ai appelé sa division de sujet". Jacques Lacan “Para todo ser hablante la causa de su deseo es estrictamente, en cuanto a la estructura, equivalente, por decirlo así, a su pliegue, esto es, a lo que he llamado su división de sujeto" Jacques Lacan
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la ley que establece penas de prisión o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios para quienes produjeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria artística, o su transformación, interpretación o ejecución artística, fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la previa autorización. Título: PLIEGUES. Revista de la Federación de Foros del Campo Lacaniano España © Federación de Foros del Campo Lacaniano España (http://www.ffcle.es) PLIEGUES es una publicación periódica anual Director: Consejo Editorial:
Mikel Plazaola Pilar Dasí, Ramón Miralpeix, Andrés Múgica, Amparo Ortega, Trinidad Sánchez-Biezma de Lander. Comisión Editorial: Begoña Alegría Maite Aguirre Sabino Cabeza Comisión de Lectura: Ana Alonso Arturo Camba Blanca Sánchez Sabino Cabeza Carmen Delgado Cora Aguerre Francisco Estévez
Isidre Bosch Josep Moya Manel Rebollo Pablo Gallastegi Pilar Dasí Rithée Cevasco Xabier Oñativia
Portada y diseño gráfico: Bertini+Chapuis Traducción de resúmenes: Elisa Kerejeta, Matilde Pelegrí Distribuye: Federación Foros Campo Lacaniano F-9 y Publidisa Depósito Legal: SS-27/2009 ISSN: 1889-3732 PLIEGUES está indexada en ISOC
Sobre los responsables de la revista por orden alfabético… AGUERRE GASTELU, CORA: AME, miembro de Escuela. Psicóloga. AGUIRRE ARBILLA, MAITE: Psicóloga Clínica. ALEGRIA ROMÁN, BEGOÑA: AP, miembro de Escuela. Médico. ALONSO PORRÉS, ANA: AME, miembro de Escuela y Docente de FCCL. Psicóloga. BOSCH VALLÉS, ISIDRO: AP. Miembro de Escuela. Licenciado en Psicología y en Filosofía. CABEZA ABUÍN, SABINO: AP, miembro de Escuela. Psicólogo clínico. Licenciado en Psicología. Docente de Colegio CP de Valencia. CAMBA GÓMEZ, ARTURO: AP, miembro de Escuela. Psicopedagogo. CEVASCO, RITHÉE: AME, miembro de Escuela. Socióloga, Responsable del Centro de Investigación y Psicoanálisis de Barcelona. Ex-investigadora del CNRS France. DASÍ CRESPO, PILAR: AME, miembro de Escuela. Licenciada en Psicología, docente del Colegio CP de Valencia. DELGADO FERNÁNDEZ, CARMEN: miembro de Escuela. Psicóloga, Logopeda en EAT. GALLASTEGI UGALDE, PABLO: Médico Psiquiatra, Jefe del CSM del Bajo Deva. MIRALPEIX I JUBANY, RAMON: AME, miembro de Escuela. Psicólogo Clínico, Server d’Assiténcia Multiprofesional, Sant Celoni en la UME y CD l’Alba. Docente FCCL. MOYA OLLÉ, JOSEP: Psiquiatra, Director Servei Salut mental Hospital Parc Tauli (Sabadell). Docente FCCL. MÚGICA OLASOLO, ANDRÉS: AME, miembro de Escuela. Médico psiquiatra adjunto en el Hospital N.S. de Achucarro, Zamudio. Bizkaia. Docente FCCL. ORTEGA, AMPARO: AP, miembro de Escuela. Psicóloga clínica. PLAZAOLA REZOLA, MIKEL: AME, miembro de Escuela. Doctor en Psicología, Profesor Colaborador de la UPV. Docente FCCL. REBOLLO CLAVEIRA, MANEL: AME, miembro de Escuela. Licenciado en Psicología. SÁNCHEZ GIMENO, BLANCA: AME, miembro de Escuela. Médico Psiquiatra en CSM Gijón. Docente MIR, PIR y FCCL. SÁNCHEZ-BIEZMA DE LANDER, TRINIDAD: AME, miembro de Escuela. OÑATIVIA, XABIER: AME, miembro de Escuela. Médico Psiquiatra, adjunto al CSM Gros en San Sebastián.
ÍNDICE EDITORIAL Amparo Ortega, Marta Casero .................................................. 7 LA CLÍNICA Juan del Pozo El inconsciente y lalangue ............................................. 15 Mariano Alejandro López y Cecilia Tercic Las paradojas del trabajo analizante: hacia una ética del incauto ........................................... 37 Trinidad Sánchez-Biezma de Lander: Los sueños, vía regia ................... 49 LOS PSICOANALISTAS OPINAN Marie Jean Sauret y Claudia Zapata-Ramos Entre ciencia y psicoanálisis: clínica, ética, política.................................................................... 63 Carmen Gallano Psicoanálisis, psiquiatría y neurociencias ..................... 85 Francisco Estévez Lacan científico. De las huellas a las letras ............... 105 Carlos Veiga Freud y las ciencias naturales. La inscripción del psicoanálisis en el lugar del sesgo ................................................. 127 Mikel Plazaola Dialécticas de la ciencia y del psicoanálisis .................... 147 ESCUELA Pedro Pablo Arévalo El sueño de las emeradas vacías. Cifrar del inconsciente Descifrar del pase ¿Análisis después del análisis? .......... 179 COMENTARIO Juan Manuel Martín Uribe Cano: La especificidad en el Psicoanálisis Lacaniano................................................................ 187 José Monseny Bonifasi: Otro estilo de significante amo ........................ 205 Rithée Cevasco: Entre ciencia y psicoanálisis, la escritura borronea……….225 CONEXIONES José Vergara: Cultura y discurso capitalista: “derivas de una antítesis” ..259 José Ema: Apunte sobre psicoanálisis y política. De la impotencia a la imposibilidad… ..................................................................... 279 CARTEL Josune Aréjula: El mito es la representación de lo real y se articula en un discurso ........................................................................... 291 PLEGADO DE ARTISTA Domingo Navarro, Poemas .............................................................. 303 RESEÑA del libro “Maldad, culpa y responsabilidad. Ensayos psicoanalíticos y sociales” de Josep Moya por Josefina García de Eulate .................. 311
EDITORIAL
Estamos en un mundo globalizado en el que la información se vierte deprisa y a veces sin contrastar. “Para Todos La 2”, es un programa de TV con pretensiones de seriedad, donde se entrevistó a Jordi Montero, especialista en neurofisiología que constató la investigación que refrenda los estudios de Freud. Al igual que recientemente a J.M. Mulet, un biotecnólogo, cuyo marketing de venta de libros le ha llevado, de aclarar mitos alimentarios a denostar toda actividad que no considera contrastada experimentalmente, con comentarios simples, pero lapidarios, del tipo “el psicoanálisis es como una confesión, pero pagando”. Si se hubiera documentado, en 1926 Freud ya respondió cuando en Análisis Profano comparó el principio de la confesión con el análisis. Allí replicaba diferenciando ambos métodos por su esencia teórica y por su efecto sobre los síntomas patológicos, y porque en el análisis se ha de decir algo más de lo que se sabe. A lo largo de la primera década de 2000 los científicos de la Neurobiología, de Kandel a Damasio, han estudiado el mecanismo de acción de la neuromodulación, lo que ha permitido reconocer las aportaciones de S. Freud, quien partiendo de la histología del sistema nervioso, llegó a la neuropatología y de ahí a las neurosis. Planteamientos que sirvieron para deducir la consideración de la vida psíquica desde la perspectiva dinámica, económica y topográfica. En sus pruebas han formulado la existencia de un inconsciente neuronal, que intentan diferenciar del inconsciente freudiano. En su momento Freud auguró mayor importancia para el psicoanálisis como ciencia de lo inconsciente
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que como terapia1. De ahí también su decidida afirmación sobre la unión indisoluble entre curar e investigar 2 . La ciencia ha podido contrastar ciertas elaboraciones teóricas, pero ¿qué pasa con la clínica? En 1960 en el Seminario El Reverso del Psicoanálisis a propósito del discurso psicoanalítico frente al discurso del amo, Lacan dice que la experiencia analítica consiste en una colaboración reconstructiva con quien se halla en posición de analizante. Que el esfuerzo del analista será eficaz si se orienta para extraer, bajo la forma de un pensamiento imputado, lo que ha vivido el paciente, permitiéndole avanzar en su camino. Sin olvidar que la configuración subjetiva, debido al enlace significante, tiene una objetividad perfectamente observable, fundamento de la posibilidad misma de la ayuda aportada bajo la forma de la interpretación. Esos efectos de enlace posibilitan la apertura de la falla que se llama sujeto del inconsciente. La obra de J. Lacan ha sido y es materia de referencia para estudiosos que se sitúan del lado de lo literario y lo lingüístico, de lo cinematográfico y lo artístico, de lo filosófico y lo sociológico. Esperamos el momento en que a partir de la lógica matemática se pueda corroborar que la realidad psíquica humana queda probada conforme a las propuestas topológicas que Lacan toma para plasmar su ex-sistencia funcional. Por el Psicoanálisis nos hemos opuesto a la medicalización de la infancia y a la patologización de la vida diaria, hemos apoyado la defensa del Psicoanálisis frente a la normativa uniformadora europea sobre las psicoterapias y nos hemos adherido a las campañas en contra del DSM-V. Alrededor de esta publicación surgió la polémica, decantándose entre dos posturas opuestas, la del modelo biomédico frente al modelo psicológico y social, sin dejar de lado la vía de la política. Se pretendía su renovación !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Freud, S. (1926) Psicoanálisis: Escuela Freudiana. Obras completas, Madrid, Biblioteca Nueva (1974) 8:2905 2 Freud, S. (1926) Análisis Profano. Obras completas, Madrid, Biblioteca Nueva (1974) 8:2957."
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como entidad nosológica que asignaba categorías psicopatológicas, sirviendo como instrumento para gestionar a la población a través de la burocracia administrativa en el campo socio-sanitario y legal. Una clasificación que encontró límites tanto en el uso abusivo dado, como en el deseo de quien fue incluido o quiso serlo, constatándose que el deseo humano no es reducible a estadísticas. Desde el Psicoanálisis sabemos que el discurso de la ciencia forcluye el saber, excluye al sujeto, no deja lugar al hombre 1, le abandona a su realidad. Por tanto en circunstancias de crisis social, con la correspondiente repercusión a la hora del abordaje del diagnóstico de la enfermedad mental y de sus consecuencias por parte de la Psiquiatría, habrá que atender a la subversión subjetiva destacando la singularidad del deseo, del síntoma, del fantasma y del modo de goce. No se tratará de una ordenación de etiquetas, sino de que hay fallas en la mentalidad, como dice Lacan en el epílogo del seminario 19 “…O peor”. Ante esta situación el psicoanalista ha de responsabilizarse éticamente, así en la experiencia del pase, en su testimonio, hablará de la fórmula particular, para cada uno distinta, que da cuenta de algo de lo trasmisible, de su cambio de posición en relación al saber, un viraje que le diferencia y le da otra perspectiva en la intervención clínica. Queda proponernos, según el comentario de Lacan al final de la clase X del seminario 17, que esta disposición nos lleve a un saber hacer que actúe como factor subversivo, que en nuestros intercambios cada uno pueda considerarse formando parte de “la banda de Lacan”. Y en donde nos alcance para pensar el Psicoanálisis como una “ciencia no toda”. “Yo digo siempre la verdad: no toda, puesto que, a decirla toda, no alcanzamos. Decirla toda es imposible, materialmente: las palabras faltan para ello. Incluso por este imposible, la verdad es solidaria de lo real”2 !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1969-70) Libro 17: El reverso del Psicoanálisis. El Seminario de J. Lacan. Barcelona, Paidós (1992) P.157." 2 Lacan, J (1973) Televisión. Otros escritos. Buenos Aires, Paidós (2012) P. 535"
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Tenéis en vuestras manos el último ejemplar de Pliegues, el Nº 6 de la Revista de la Federación de Foros del Campo Lacaniano España. Aquí se reúne un conjunto de trabajos sobre Clínica, Ciencia y Psicoanálisis que ha sido elaborado con deseo, esfuerzo y afecto, como anteriores números que van haciendo serie y que conjugan elementos teóricos, clínicos, literarios, políticos y científicos producidos por nuestros colegas de los Foros. Un paseo inédito por el presente cultural y social desde la perspectiva de nuestra Escuela. Es un nuevo anudamiento con su propia “motérialité”: su formato que se hace a la mano, la originalidad de su diseño, la profundidad creativa de sus textos, sus texturas visuales y táctiles que añaden un plus a la palabra escrita, un poema visual. Estos textos son también intentos de aproximarse y cernir en lo posible un real imposible, siempre inalcanzable, intento aventurado de extraer un saber a producir y a compartir. Un saber que nace del deseo de nuevas creaciones, nuevas escrituras producto de la ética y la experiencia de la clínica psicoanalítica en el momento actual. El inconsciente, estructura vana de topos inalcanzable, extraña criatura que hoy enlaza sus retoños con las miserias del discurso capitalista. El inconsciente, vacío colmado de afectos innombrables que pulsan por expresarse en letra, acto, obra, anhelando una identidad inexistente aún. Es la experiencia de un análisis, odisea por vivificar ese ser opaco que huye, se esconde, arde, repite y vuelve a brillar. El psicoanálisis, al igual que la ciencia, opera con lo real. La ciencia, movida por su ideal, busca un saber sobre lo real y deja fuera al sujeto. Saber científico y real ligados por el muro de lo imposible. El psicoanálisis, si bien se apoya en la ciencia entraña un más allá, se nutre de lo real que insiste. Lo real del trauma, lo imposible de la relación sexual, un real del que se intenta que responda. Es a través de la clínica como ciencia y psicoanálisis convergen. A partir del recorrido de una experiencia analítica, el sujeto va separándose del Otro, operando con lo real de esa alienación, lo que permite otra escritura
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y una nueva identidad sinthomática que libera el deseo y abre a nuevos amores. Compartimos con vosotros este nuevo Pliegues confiando que provoque un deseo de reflexión, de análisis, de transmisión estimulante y productiva. Es el anhelo que nos mueve. Os invitamos al placer de su lectura.
Amparo Ortega Silvestre, Marta Casero Álvarez Tesorera y Secretaria de la Federación de Foros de España F-9 (20142016)
LA CLÍNICA
LA CLÍNICA
EL INCONSCIENTE Y LALANGUE1 CONFERENCIA EN GINEBRA SOBRE EL SÍNTOMA LACAN 1975 Juan del Pozo Resumen: La invención del concepto de lalangue permite a Lacan desarrollar una nueva consideración del inconsciente que va más allá de los efectos de significación alcanzables como restos de saber por el trabajo de la cura, más allá y fuera incluso del sentido. El trabajo expone que el lenguaje, además de ser el vehículo de transmisión del deseo de los padres hacia el niño, es la materia con el que cada hablante fabrica el goce de su lalangue. Palabras clave: Inconsciente, lalangue, goce, saber, síntoma
Lacan pronuncia en 1975, el 4 de octubre, una conferencia2 ante los psicoanalistas del grupo suizo, a partir de una invitación por parte de !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Trabajo presentado el 14 de diciembre de 2013 en Tarragona, dentro del ciclo que bajo el título Conferencia de Ginebra sobre el síntoma organizó el Seminario de Escuela de la Escuela de Psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano – Foro Psicoanalitic Tarragona. El texto fue subdividido en ocho apartados, siendo el objeto de este trabajo el comentario de los párrafos que van del 21 en la página 123, al 30 en la página 127. 2 Lacan, J. 1975. Conferencia en Ginebra sobre el síntoma en Intervenciones y textos 2. Ed. Manantial. 1993 Buenos Aires.
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Olivier Flournoy (1925-2008), que era un psicoanalista suizo miembro titular de la Sociedad Suiza de psicoanálisis, la cual forma parte de la IPA. En una entrevista concedida en 2002, Olivier Flournoy1 hace algunos comentarios que nos pueden introducir en el ambiente y antecedentes de la conferencia. Efectivamente, fue una iniciativa de Flournoy en su Seminario de Ginebra, quien propuso traer a Lacan, lo que fue aceptado con entusiasmo. Flournoy dice que cuando telefoneó a Lacan éste le respondió que “una invitación así no se rechaza”. El seminario de Flournoy se realizó en el centro Raymond de Saussure de Ginebra. El tema que se propuso a Lacan para esa ocasión fue el síntoma. Flournoy dice que había hecho con Lacan un “primer control” y después estuvo controlando con Françoise Dolto. Su análisis había sido con Lagache. Olivier Flournoy era descendiente de Saussure, el lingüista, su tío Raymond era hijo de Ferdinand de Saussure y era psiquiatra y psicoanalista. Hay un comentario muy interesante que aclara las referencias de Lacan en la conferencia cuando dice que empezó a enseñar cuando en una crisis institucional en el Instituto Psicoanalítico de París, se produjo un “acaparamiento”, una “especie de dictadura” y algunos colegas le pidieron que tomara la palabra. Parece que se refiere a Sacha Nacht como el personaje dictador y acaparador de la institución, y Flournoy dice que Nacht “aterrorizaba a los candidatos”, lo que da idea de los dominios y de las tensiones institucionales de esa época. Nacht, rumano de nacimiento, era desde 1949 presidente de la SPP (Sociedad Psicoanalítica de París). Lacan y Lagache la abandonaron posteriormente para formar la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Nacht combatía la práctica de Lacan. En 1950 en la Sociedad Psicoanalítica de París el presidente era Nacht, y el !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Entrevista a Olivier Flournoy. http://virtualia.eol.org.ar/007/default.asp?notas/jpluchelli01.html
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vicepresidente Lacan, hay que recordar que entre ellos tuvieron disputas en torno a las “sesiones breves”. En 1953 Lacan, Dolto, Lagache, FavezBoutonnier y Reverchon-Jove formaron un nuevo grupo, la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (SFP). La invitación de Olivier Flournoy a Lacan para hablar en Ginebra no tuvo problemas; en ese momento el presidente del grupo suizo era su tío Raymond de Saussure. Raymond se analizó seis meses con Freud y practicó el psicoanálisis y la psiquiatría en Ginebra, siendo muy activo en la introducción del psicoanálisis en las regiones de lengua francesa. La Sociedad Psicoanalítica de Ginebra se fundó en 1919. Raymond de Saussure se casó con la hija de su profesor de psicología de la Facultad de Ciencias de Ginebra, quien exponía las teorías de Freud, y que se llamaba Théodore Flournoy. En esta conferencia se daba pues una interesante confluencia: miembros de la IPA, psicoanalistas cercanos por familia al mismo Saussure del que Lacan no deja de hacer referencias a lo largo de su enseñanza, y el propio Lacan, que con su teoría del significante interesaba tanto a Flournoy: “soy sobrino de Raymond de Saussure, hijo de Ferdinand de Saussure, y la teoría del significante y el significado me interesaba mucho” dice Olivier Flournoy en la entrevista concedida en 2002 a J.P. Lucchelli y N. Feldman y que se puede consultar en internet. La Conferencia, recuperada para nosotros puesto que se publicó, supone un resto escrito de la enseñanza de Lacan que sigue produciendo efectos entre quienes nos ocupamos del psicoanálisis lacaniano, efectos en el saber del psicoanálisis que van y vienen en esta trama simbólica que tienen los decires y cuyos efectos se propagan y entrelazan con los otros decires de quienes también se dedican a la causa analítica. Otra consideración a tener en cuenta en el acercamiento a este texto de la Conferencia sobre el síntoma es la que se refiere a la época en la que se encontraba Lacan en su enseñanza y sus preocupaciones epistémicas. De diciembre de 1974 a mayo de 1975 había dado su
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Seminario denominado RSI1, donde concluye la necesidad lógica de un cuarto nudo que anude las tres consistencias de lo real, lo simbólico y lo imaginario; seminario RSI que leído en francés suena como “heresie”, “herejía”. Para Lacan, la consideración de esos campos de lo real, lo simbólico y lo imaginario se ha modificado considerablemente desde el inicio de su enseñanza. Ya no son considerados en el “orden” que los jerarquizaba antaño a partir de la preeminencia de lo simbólico. El título del seminario empieza por la R de lo real. Lo que es indicativo de un desplazamiento del acento puesto por Lacan en este registro de lo real en contraste con la importancia que dio anteriormente al registro simbólico. Si en la época de la preeminencia de lo simbólico le correspondía como referencia el sujeto del deseo, ahora lo que intenta es abordar lo no evanescente, lo que es más real del ser que habla, y no lo fugaz, lo que se escapa y no se puede atrapar. Que el sujeto nunca está ahí, eso es lo que se formula de otra manera con el matema del sujeto, donde un significante representa al sujeto para otro significante pero donde el sujeto aparece caracterizado por su negatividad, por no estar allí donde se dice algo de él. ¿Qué es lo real de eso que antes llamaba el sujeto, lo no evanescente, lo que pone un tope a la metonimia significante del deseo? Se puede decir que Lacan vuelve a esa idea freudiana de que lo más real del sujeto es su síntoma. De hecho la conclusión del seminario RSI es que es necesaria la presencia de un cuarto elemento, un cuarto anillo que anude a los otros tres y que en el seminario siguiente, el número 23, El sinthome, definirá como el síntoma2. Así, en el síntoma se aloja un real que está fuera del sentido, que es un goce que tiene que ver con lalangue y no sólo con el simbólico ordenado !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1974-75). RSI. El Seminario de Jacques Lacan. Libro 22: Inédito. Lacan, J. (1975-76). El sinthome. El seminario de Jaques Lacan. Libro 23. Barcelona: Paidós. 2
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como lenguaje. Si el sentido oculta el goce de la letra, el goce del síntoma despojado de las adherencias de sentido nos lleva a una concepción de un inconsciente hecho de lalengua como dice Patricia Dahan1: “Lalangue es una lengua propia a cada uno que asocia el lenguaje a la noción de goce”. En El sinthome, seminario que tiene lugar desde noviembre de 1975, un mes después de esta conferencia, hasta mayo de 1976, lo simbólico no es el orden simbólico que gobierna u ordena lo real, sino que hay que entenderlo como un essaim, un enjambre de S1 sueltos sin hacer lazo, sin hacer discurso. Lo simbólico no tiene ya la consideración de lo que ordena los goces para que una relación sea posible como en un discurso (lo simbólico ordenado, el par ordenado) sino que cada elemento mínimo de lo simbólico es en sí mismo inductor de un goce enigmático que escapará en muchas ocasiones a lo que el lenguaje elucubre sobre ello. Con estas nuevas elaboraciones se pasa a una concepción del síntoma donde se apunta a lo más real del núcleo de goce que conlleva, y no a su envoltorio o forma más o menos útil para hacer lazo. Núcleo de real de cada cual, de un goce que se opone a la relación, a todo discurso y donde reside la singularidad sintomática de cada cual y la posibilidad de una manera nueva de hacer con él, que Lacan articulará con la función del nombre, del nombramiento como algo que une, que mantiene articulado el nudo borromeo. El seminario 23 desvela la conexión S-R sin los disfraces y apaños de lo imaginario. El síntoma desprendido de su apariencia. Sabemos que es posible hacer relación con un síntoma, es la tesis del partenaire síntoma, pero aparte del modo con que la gente sabe hacer con su síntoma en el sentido banal o corriente, está el núcleo de goce del síntoma entendido como un saber de lalengua de cada cual, que en tanto causa de goce objeta a todo lazo. Hay que considerar el síntoma radicalmente como goce fuera del semblante, “síntoma de goce reglado por el inconsciente”2 !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Dahan, Patricia: Faire de la lettre un déchet, en «La parole et l’écrit dans la psychanalyse. Liminaire» 2 Soler, C. 2013. Les figures et les mots du réel. En la revista Mensuel. Diciembre 2013.
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El psicoanálisis es una práctica del sentido 1 como dice Lacan en la Introducción a la edición alemana de los Escritos, y la interpretación produce un efecto de sentido en relación al goce, pero también dice Lacan que el sentido también hace proliferar el síntoma y que se trataría más bien de hacerlo reventar, “que reviente lo real del síntoma”2. Entonces ¿cómo actuar en psicoanálisis, cómo detener la maquinita inacabable del sentido que siempre pide más y más…, sin que las verdades que se van descubriendo alcancen jamás al saber del goce? ¿Pero qué del inconsciente, que puede ser mentiroso como dice Freud, es lo real? El síntoma como sentido a descifrar ¿dónde o cómo cede su sed de goce/sentido que lo relanza? Es Ginebra y es el síntoma. Es una conferencia de confluencias de muchos temas en los que Lacan es generoso en las respuestas y en su exposición inicial que abarca tantos temas. Como ya se señala en la presentación de estas conferencias y como también ha sintetizado Rithée Cevasco en su presentación de la Conferencia para los trabajos de Escuela de nuestra comunidad analítica en este “curso”, cito los que ella destaca: el síntoma, lalengua, el goce, el cuerpo, la fobia de Juanito, el autismo, la esquizofrenia, la psicosis, la psicosomática, las relaciones hombre-mujer, las entrevistas preliminares, la posición del analizante, la autorización del analista, el pase…, etc. Pasando a comentar concretamente el texto de esta Conferencia según la división del texto propuesta por los organizadores3 se destaca ya de entrada que la dimensión del inconsciente no es sólo la de lo que no se sabe, lo no sabido, sino que de lo que se trata es del goce. Si bien en sus primeros escritos Freud nos confía el descubrimiento de la existencia de un saber desconocido por el sujeto y accesible a partir del !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. 1973. Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos. En Uno por Uno. Nº 42. Otoño 1995. 2 Lacan, J. La tercera. En Intervenciones y Textos. Ed. Manantial. 1993. Buenos Aires. Página 84. 3 Ver nota 1.
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estudio de los sueños, los lapsus, los olvidos, los chistes y su modo de formación etc., Lacan siempre ha subrayado que no se trata del efecto del inconsciente entendido al modo de los filósofos, en tanto está lo que se sabe conscientemente y lo que no se sabe. No es un no sabido mistificado: lo que interesa al psicoanálisis es que eso “no sabido” no es cualquier cosa que no se sabe, sino que tiene efectos directos de producir un goce, un real que objeta y dificulta la relación, y que por eso, por ser productor de goce, se trata de un efecto que tiene que ver con una efectuación del lenguaje en ser-hablante, esto es, un efecto de un saber. Por eso, dice Lacan, que no es porque no se sepa por lo que es importante su caracterización o denominación como inconsciente, sino porque aunque pueda no saberse, es un saber, un efecto del lenguaje que produce efectos de goce. Diríamos un insabido del saber que se efectúa en goce: “No hay necesidad de saber que se sabe para gozar de un saber” dice Lacan en esta conferencia. Un insabido hecho de saber, de simbólico –entendido como los significantes sueltos sin articulación gramatical– que se fija en goce y que produce afectos enigmáticos, como dice Lacan en el seminario Aún1. ¿Qué estatuto dar a este goce y a este saber que no se sabe y que produce goce? Esta pregunta puede orientarnos en la lectura y el comentario de estos párrafos que este trabajo aborda. Que Freud al inconsciente “lo nombrara mal” no quiere decir que él, Freud, desde el principio no diera al saber no sabido una importancia fundamental en relación al síntoma y al goce que conlleva, pues se trata siempre en la interpretación de apuntar a esos significantes que movilizan una posición de goce del sujeto. Por eso el inconsciente no se refiere al inconsciente de los filósofos como lo no sabido, lo que no es consciente en un momento dado –en este sentido por supuesto Freud ya decía que la vida psíquica tenía mucho más de inconsciente que de consciente– sino que el inconsciente al que se refiere el psicoanálisis es el que apunta al goce ignorado de los síntomas, el goce del cual el sujeto no sabe. Pero que no !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1972-73). Aun. El seminario de Jacques Lacan. Libro 20. Barcelona: Paidós.
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deja de tener relación con un saber. El inconsciente es un saber que causa. Entonces podemos decir que tenemos el Freud del principio del placer que piensa que se puede nombrar el significante reprimido del síntoma para reducirlo, pues se mantiene por la represión de una representación intolerable que hay que levantar, y tenemos el Freud de Más allá del principio del placer donde da un paso más y se plantea la cuestión de lo que retorna en la repetición y la cuestión del tratamiento de la pulsión de muerte. La reacción terapéutica negativa, el retorno de la virulencia sintomática cuando la cosa parecía estar ya interpretada y resuelta, hace descubrir lo que escapa al proceso de una cura orientada como un real que encuentra finalmente su representación total o por lo menos pacificadora. Por más que se intente la vía de la representación, hay un real que vuelve. En la sesión del 4 de noviembre de 1971 de su Seminario1 El saber del psicoanalista, surge por primera vez el término de lalangue a partir de un lapsus de Lacan. Lacan está comentando la dimensión de la ignorancia y su relación con el saber, y distingue la ignorancia como un goce del no saber, de la ignorancia culta, término que toma de Nicolás de Cusa. La ignorancia culta como un modo de avanzar y no retroceder en el terreno del saber. Pero Lacan se da cuenta de que al hablar de ignorancia se desliza un equívoco que quiere precisar. La ignorancia no es la causa del saber y dice que se trata de perfilar mejor “el asiento del saber”. Y sitúa claramente el psicoanálisis entre saber y verdad, “esta frontera sensible entre saber y verdad, es ahí precisamente donde se sostiene el discurso analítico” y no entre saber y no saber. Aunque sepamos que la verdad nunca alcanza al saber, sin embargo no se puede aplicar la lógica aristotélica de los universales “todo lo que no es negro, es no-negro”, entonces, dice que no se puede concluir que la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1971-72). Libro 19 bis. El saber del psicoanalista (Charlas en Ste. Anne) El Seminario de Jaques Lacan: No publicado. (Accesible por internet).
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verdad es el no-saber. Se ve el esfuerzo de Lacan por apartar el psicoanálisis de cualquier oscurantismo, al hablar de esa causa que se resiste a la captación por el saber, o que la causa también se aparta de toda mistificación del no saber. En el psicoanálisis se trata del saber aunque éste no pueda siempre formularse como un dicho. Hay que darse cuenta de que en ese lapsus lo que acontece es la equivocación de Lacan al confundir el Diccionario de psicoanálisis de Laplanche con el Diccionario de Filosofía de Lalande. El psicoanálisis no es reducible a un diccionario, no es una serie de conceptos, hay un real que siempre se escapa al concepto. Lacan había dicho que el inconsciente está estructurado como un lenguaje, y ahora añade que el inconsciente no está estructurado como lalengua. Son dos dimensiones del inconsciente, una como saber estructurado, esto es como lenguaje, donde los elementos de la lengua están ordenados según una estructura que les confiere orden y sentido, y otra dimensión diferente entendida como saber no estructurado, lalangue, cuyos efectos no son de comunicación o sentido, sino de goce, fuera de lo que se entiende por orden simbólico. Esta distinción es fundamental para entender las diversas referencias que encontramos al lenguaje, a lalengua, a los estoicos y al cuerpo. Lacan lo concreta así, “en el psicoanálisis está fundamental y primero el saber”, hay saber estructurado en forma de lenguaje y saber no elaborado, previo a la elaboración del lenguaje, pero anclado en las fijaciones de goce de los elementos sonoros de lalangue. Lacan dice que sería un error considerar como no-saber lo anterior a la elaboración de lo sonoro como lenguaje. Ahí radica la condición de hablaser del humano en ese gozar que subyace a toda apariencia de comunicación. Dice Lacan, en la lección del 4 de noviembre de 1971: «El inconsciente está estructurado como un lenguaje (…) si hablo de lenguaje es porque se trata de rasgos comunes que se encuentran en lalengua; lalengua, aun estando sujeta a una gran variedad, tiene sin embargo constantes. El lenguaje del que se trata es en el que se puede diferenciar el código del
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mensaje, entre otras cosas. Sin esta distinción no hay lugar para la palabra. Para la palabra es “función”, para el lenguaje es “campo”. La palabra define el lugar de lo que llamo la verdad. Lo que marco de entrada es su estructura de ficción, es decir también de mentira». O sea que en lo que se considera lenguaje ya hay elaboración de un saber estructurado sobre las unidades fonemáticas de lalangue, ya se esboza una verdad subjetiva. Y en la lección del 2 de diciembre de 1971, también en el seminario El saber del psicoanalista, vuelve a referirse al título de su trabajo “Función y campo de la palabra y del lenguaje” y dice: «el campo está constituido por lo que llamé el otro día con un lapsus lalangue. Este campo, así considerado, haciendo ahí la clave de la incomprensión como tal, es precisamente lo que nos permite excluir toda psicología. Los campos de los que se trata están constituidos por Real, tan real como el torpedo y el dedo de un inocente que acaba de tocarlo. No es porque abordemos el matema por las vías de lo simbólico por lo que no se trate de lo real». Se trata pues en lalangue de significantes, si llamamos así a esas unidades mínimas fonéticas, diferenciadas, que inciden en el cuerpo con efecto de goce. Se instalan cuando un lenguaje es realmente emitido, alguien lo tiene que proferir, hacer existir para que incida en el cuerpo del niño. Pero no es su valor comunicacional o fantasmático el que opera sino un previo de goce sexual: “El psicoanálisis nos confronta a esto, de que todo depende de ese punto pivote que se llama goce sexual y que resulta (…) no poder articularse (…) más que exigiendo encontrar esto que no tiene otra dimensión que la de lalangue y que se llama la castración”. Se percibe aquí el doble efecto del lenguaje, el vaciamiento de goce, la pérdida del objeto, pero también lo sexual como el goce que nunca encontrará su objeto. Hay un menos y un más en relación al goce. Estas referencias de Lacan sirven para situar algunos de los desarrollos que se encuentran en la Conferencia sobre el síntoma. El sujeto por la función de la palabra se anuda con el lenguaje, donde hace signo para otro significante de su verdad, verdad que quiere decir que siempre está
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dividido, que no está donde se lo quiere encontrar. Es lo real de lo simbólico siempre tras un plus de goce que no hace sino reabrir la falta. Pero los síntomas ya tienen una cristalización previa –en tanto lalangue induce un goce en el cuerpo. Esto es, de un modo previo a que el sujeto se apalabre con el discurso, surge como efecto de sujeto dividido por la elaboración de lenguaje y su articulación en el discurso, esto es en una representación por un S1 ante un S2. Y en esta misma lección del seminario El saber del psicoanalista de 1971, dice que está la dimensión del inconsciente estructurado como un lenguaje y que tiene que ver con la gramática, o sea, con un modo de intentar articular lo pulsional, pasando por tanto por el Otro, y la función de lalengua que tiene que ver con la lógica. ¿A qué se refiere con esto de la lógica? Lo aclara más adelante al relacionarlo con la insistencia de la repetición. Esto quiere decir que toda elaboración de saber sobre la verdad tiene el tope que desvela la repetición. El principio del placer, que podríamos llamar principio de representación, se ve forzado por una insistencia en la repetición. El sujeto ve su propio saber sobrepasado por el efecto de otro saber que no sabe, por un efecto casi de lengua fundamental que son las resonancias de lalengua y los goces allí depositados. La verdad no puede decirse toda y por tanto un análisis debe conducir al sujeto a la posibilidad de percibirlo. El goce no encuentra su pacificación por la vía de buscar las representaciones supuestamente eficaces para reducir o metaforizar lo real en juego. Esto es lo que hace todo neurótico para su desgracia, lo sepa o no, sino que necesita un tratamiento que dé lugar a ese imposible y no a un forzamiento y aceleración de la maquinita del sentido (o a un abandono de la cuestión por agotamiento, impotencia, horror). Las referencias a las Conferencias de Introducción al Psicoanálisis números 17 y 23 de Freud1 van en esta línea. Conferencia 17, El sentido de los síntomas, el síntoma es rico en sentido, este sentido que es un !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Freud, S. (1915-17). Introducción al psicoanálisis Obras completas (Vol. 6, pp. 21232412). Madrid: Biblioteca Nueva, 1972.
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efecto de la verdad que ese sujeto encuentra allí, cuando es desplegado por el enfermo, ofrece a la interpretación un contenido sexual. El sentido de los síntomas es siempre sexual, el sujeto con sus actos y sus asociaciones lleva hacia ese punto central de lo sexual. La Conferencia 23, Los caminos de la formación de síntomas, se refiere más bien al lado libidinal y energético, al punto de vista económico como lo llama Freud, de las energéticas en juego en función de la fuerza de la represión de la representación intolerable, y de la fuerza que tienen las fijaciones de goce regresivas, catectizadas previamente y que por la regresión vuelven a ser intensificadas. Pero es que en el camino de la regresión nos encontramos, como dice Freud en ese artículo, que tales fijaciones “que hacen falta para quebrantar las represiones, se dan en las prácticas y vivencias de la sexualidad infantil”. Ahora bien, ¿es que en última instancia el núcleo real del síntoma puede ser dicho? Freud mismo llega a un real irrepresentable de alguna manera en su análisis del sueño de la inyección de Irma cuando descubre el secreto de los sueños, como él mismo dijo. Va descifrando el sueño, los aspectos más imaginarios y de drama personal o pasional del sueño, la rivalidad con sus amigos, el temor a no haber hecho bien su trabajo, la defensa frente a las críticas recibidas, etc., hasta desembocar en esa parte del sueño donde la garganta abierta de Irma le sitúa ante lo que ya no tiene representación. Ahí ya Freud cede en su trabajo de dar representaciones más o menos preconscientes del sueño para pacificarse ante esa experiencia de encuentro con ese real imposible de lo sexual que sitúa en el origen del sueño. A partir de ese punto, de alcanzar esa imagen de garganta horrible, no más asociaciones, sólo aligeramiento y desdramatización de la existencia, y una solución lógico-epistémica, el secreto de la interpretación de los sueños tiene que ver con ese núcleo indecible, límite del saber ante el cual Freud en su sueño no huye, no se despierta como ante una pesadilla, no huir frente al horror del saber puede significar soportar un poco más este real.
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Esto nos remite en la Conferencia sobre el síntoma a esa cristalización del síntoma al inicio, antes de que el niño acceda al lenguaje. Lacan se refiere a esa causa que “se cristaliza” en los síntomas desde el inicio, desde la “infancia precoz”. ¿Qué experimenta el niño? El hecho es que es hablado, es canturreado, es recibido en el lenguaje antes de que el propio niño haga de ese material sonoro un elemento de comunicación con gramática, sentido, códigos, etc. En este sentido lo podemos considerar como la experiencia verbal previa a la elaboración y ordenamiento que supone el lenguaje. Aunque el niño no hable, no domine el lenguaje, está sometido a una experiencia de lo verbal, y es lo que Lacan describe como esa primera cristalización. Cristalización es una palabra que tiene la connotación de un proceso material, porque subraya que no se trata de un simbolismo espiritualista o idealista a lo Jung. Lo que el niño oye cuando aún no está en el lenguaje entendido como dominio del habla en el sentido comunicativo y normalizado, de eso que le llega del lenguaje materno, algo le deja restos, detritus, tropiezos con lo que se formará ese cristal sobre el que se construirá el síntoma. Lacan usa una palabra de su invención, motérialité, que en francés condensa otras dos, mot, que quiere decir palabra, y materialité que quiere decir materialidad. Hay algo bien material que causa nuestros síntomas. No es un idealismo, ni un simbolismo. Lacan habla también de “impregnación”; impregnación por el lenguaje, algo que efectúa realmente la materia gozante de su síntoma. Resultando de ello el núcleo más real del hablante, materializando un goce en el cuerpo del viviente. Y Lacan nos explica cómo se efectúa tal cosa, como se “instila” (Instilar: Echar poco a poco, gota a gota, un líquido en otra cosa. Infundir o introducir insensiblemente en el ánimo, una doctrina, un afecto. Diccionario RAE de la lengua). Lo que incide sobre el niño es un decir efectivo existencial, un lenguaje, el materno, sobre todo en el sentido no sólo de la madre, sino que es el del tiempo previo a la adquisición del lenguaje por el niño, pero en el que sin embargo es hablado, cantado, arrullado.
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Lo que “modela” al niño, lo que lo inserta en el mundo simbólico, dice Lacan en esta conferencia que no se trata de que el niño sea un símbolo, es un organismo, una carne que va a ser afectada, incorporada a lo simbólico según “la manera en que le ha sido instilado un modo de hablar” que lleva una marca, “la marca del modo bajo el cual lo aceptaron los padres”, la marca de deseo de los padres. Es interesante porque lo que se transmite es de inconsciente. No es sólo que la elaboración fantasmática del lenguaje materno, o de los padres, dé a ese niño tal o cual lugar en su fantasma, en su modo de dar lugar al objeto en su deseo, sino que, además, hay un efecto de las mismas palabras, “del encuentro de las palabras y el cuerpo donde algo se esboza”. En ese canturreo, en esa lalación, en ese ser hablado, cantado, envuelto por el lenguaje materno, hay un efecto real de fijación de goce que se fixionará en el síntoma. Tenemos dos aspectos diferentes, lo que corresponde al deseo de los padres, lo cual es ya una posición elaborada, la del deseo del otro con la que tendrá que orientarse, y la del encuentro con la lalación, el efecto de los significantes de lalangue en el cuerpo antes de que sea cuestión de comunicación o de educación o de lenguaje estructurado. Hay al respecto un artículo muy interesante de Colette Soler en la revista Mensuel que se titula Lalangue et l’ordre langagier 1, donde se interroga y reflexiona sobre esta cuestión del lenguaje y lalangue. De cómo se pasa, tal vez sea mejor decir cómo se crea lalangue, eso que como dice Lacan en esta conferencia, no es un patrimonio, por tanto no es algo que se transmite, que se hereda, sino por ser hablado el decir de la madre transmite una lalangue que ella ignora y el hijo de ese escuchado tendrá su propia lalangue diferente a la de la madre. Resumo algunas ideas de este artículo de Colette Soler: !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Soler, C. (2013). Lalangue et l'ordre langagier. Mensuel. Revue de la EPFCL -France, 81 (Octobre 2013).
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" El funcionamiento de lalangue designa que hay sujetos que usan lalangue, que lalangue es hablada, de tal modo que “los Unos de lalangue puedan alcanzar al uno de la substancia corporal, afectar al cuerpo” sin lo cual éste no alcanzaría después a hacer con esos significantes signos del sujeto, esos que lo representan ante otro significante. " Todos los significantes vienen del Otro, pero lalangue no es el Otro, no es el inconsciente como Otro. El goce cifrado lo es con los significantes del Otro (por ejemplo el significante “rata” del hombre de las ratas) pero la cuestión sería cómo se produce la unidad de copulación con lalangue. Dicho de otro modo, la existencia de una consistencia entre el decir de un sujeto y el goce instaurado por su lalangue. " Colette Soler dice que lo que efectúa esa inscripción no son los significantes de lalangue en general sino los de lalangue materna, en tanto la madre con su decir –es un acto el decir, el proferir sus palabras–, la madre con su lenguaje, con su orden lenguajero, transmite los S1 de lalangue, no de un modo desordenado como el enjambre de lalangue sino dentro, podríamos decir, del orden de su lenguaje, donde resonarían sus S1 de lalangue. No es una transmisión en desorden sino dentro del discurso de la madre. " Lo que Colette Soler se interroga es cómo en la Conferencia de Ginebra sobre el síntoma se articulan estas dos dimensiones, por un lado el goce de la motérialité de la lengua, a partir del entendido de los elementos sonoros de lalangue, y a la vez que esto pase por el modo en que fue deseado ese niño. Porque Colette Soler dice que el deseo no es efecto de lalangue sino del discurso del Otro. Ella dice que no hay contradicción porque “no hay efecto de lalangue más que por su funcionamiento, o sea, por su puesta en lenguaje”. Advertimos por lo tanto que el deseo materno tiene una relación de goce con la lalangue de la madre y una expresión de lenguaje en tanto que, como sujeto, esa madre se ordena en un lenguaje y su palabra la articula allí. Sin saberlo, lalangue está allí. Una parte de su deseo pasará al Otro como elaboración de su sujeción al lenguaje y lo transmitirá al
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niño, es el deseo que la madre pueda vehicular y el objeto que ese niño sea en ese deseo. Pero la madre al hablar usa sin saberlo su lalangue. Con los elementos sonoros que para ella cristalizaron su goce y su síntoma. Así por un lado lo introduce en el discurso y por otro inscribe los elementos del goce de lalangue. Otro artículo1 de C. Soler que ayuda a entender estos desarrollos se titula La mère, majuscule, donde dice que aunque el niño pueda ser objeto del deseo de la madre, el verdadero peso de la madre habría que verlo en que introduce lalangue. Cito: “El verdadero peso de la madre está en otra parte. Es que, en general, a este trozo de carne (el niño) se le habla, se le canturrea en el oído, se le cuentan tonterías, se le acuna en sonidos, se comienza, pues, paralelamente a los cuidados del cuerpo y sin saberlo incluso, a introducirle lalangue, que se escucha pero que no dice nada –por eso Lacan habla de lengua materna, aquella donde los elementos, los Unos sonoros, se gozan antes de cualquier sentido. Por esto, el inconsciente en tanto que está ligado al saber de lalangue se enraíza necesariamente en el lazo a la madre, antes de todo lenguaje, porque lalangue antecede lógicamente al lenguaje”. Se plantean algunas cuestiones. ¿Por qué lalangue no es un patrimonio que se podría transmitir, con todas las alienaciones que supone, como una herencia del Otro? ¿Por qué un sujeto no es únicamente nombrado por el deseo del Otro –lo que finalmente lo alienaría? Porque la lalangue que se instala entre madre e hijo, aunque viene de la madre no es la de la madre sino la del niño, “y sin que se sepa nunca lo que de ella le habrá determinado”. Lacan resalta en el artículo esa equivocidad radical de la palabra en tanto fue recibida con un lenguaje, sí, pero a partir de una lalangue !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Soler, C. (2013). La mère, majuscule. Mensuel. Revue de la EPFCL -France, 77 (Mars 2013).
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efectuada. Es lo real más que el sentido elucubrado de la efectuación del goce inalcanzable por la representación o por la verdad del sujeto siempre en fuga. “Para nada es un azar que en lalengua, cualquiera que sea ella, en la que alguien recibió una primera impronta, una palabra es equívoca”. En el síntoma vemos articularse estas dos dimensiones, la del deseo del Otro que aliena al sujeto al Otro, lo hace depender fundamentalmente de las elaboraciones que haga del Otro, de los dichos y también de su enunciación inconsciente; y lo que tiene que ver más singularmente con la fijación de goce efectuada por su propia lalengua. Ahí podemos hablar, gracias a esa equivocidad, de un no (ne) y de un nudo (noeud), algo se articula con el Otro, con el orden simbólico, algo se anuda, pero a la vez algo queda fuera, no se adecúa a ese Otro, y es posible una separación1. Gracias a ello el goce del sujeto nunca se adecúa a los mandamientos del Otro del lenguaje, del Otro educativo, quedarán los restos de ese prelenguaje que inscribe el goce inalcanzable por los enunciados. Con las referencias a los estoicos, clásicas en Lacan, y su burla de la escuela de Würzburg, quiere hacernos notar que el sujeto no es una función mental libre de representaciones. Los psicólogos de la escuela de Würzburg pretendían la existencia de un pensamiento sin imágenes y sin asociaciones que funcionara por “planes de acción” que se ponían en marcha cuando se necesitaban. Recordemos que ya hemos dicho que no hay pre-verbal. La referencia estoica es en psicoanálisis de mucha más utilidad. Hay un texto que nos introduce muy bien en esta cuestión del lenguaje tal como la trataron los estoicos, en un artículo de Beatriz Elena Maya, “Los incorporales del lenguaje”2 en el nº 1 de la revista Pliegues. Según explica la autora, para los estoicos el lenguaje sería un cuerpo, una cosa que al mezclarse con otra cosa, por ejemplo el organismo, produciría en él un atributo, acontecimientos de un orden del ser distinto que los primeros, !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
“No” y “nudo”, en francés son homofónicos. Maya, B. E. (2010). Los incorporales del lenguaje. PLIEGUES. Revista de la Federación de Foros del Campo Lacaniano en España, 1, 23,32. 2
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que llamaban “incorporales”. Los incorporales son atributos que el lenguaje efectúa, son efectos de algo material como es el cuerpo del lenguaje tal y como lo conciben los estoicos. Para los estoicos este efecto del cuerpo del lenguaje no cambia la cosa en sí de ese otro cuerpo, sino que le confiere una subsistencia de atributos conjugables siempre con un verbo. Por citar un ejemplo repetido, si se corta el cuerpo con un bisturí, el cuerpo resultante tiene el atributo de “ser cortable”. La autora en este sentido nos remite a una cita de Lacan en Función y campo de la palabra y del lenguaje” 1 , donde dice: “La palabra en efecto es un don del lenguaje, y el lenguaje no es inmaterial. Es cuerpo sutil, pero es cuerpo”, lo que destaca esta concepción de Lacan de una efectuación del cuerpo a partir de una acción real del significante sobre él. El efecto es el de una sexuación del cuerpo, una erotización, pero no del orden de lo auto-erótico, en esto Lacan no está de acuerdo con Freud y, en la continuación de la conferencia cuando hable de Juanito, dirá que el encuentro con el goce sexual que lo asusta, el encuentro con su propia erección, no hay que tomarlo como algo que surge de él mismo sino de algo que es vivido como viniendo de fuera. Es la evocación a los estoicos, lo que causa en el cuerpo el efecto del lenguaje es goce, esto es algo nunca reparable, goce en el sentido psicoanalítico, un exceso, un trauma, un agujero, según las versiones que le demos, pero siempre el origen de lo que luego será lo sintomático singular. Lacan dice que esto no es suyo, ya lo percibieron los antiguos estoicos, de cuyo saber hicieron además una ética de la vida. La sistematización de un saber tiene efectos éticos, se está ahí de otra manera, y esa ética estoica perduró bastantes siglos. Ellos defendían dos tipos de cosas, los cuerpos y los incorporales que se incorporan a los cuerpos pero no son cosas como ellos, sino acontecimientos. Para los estoicos estos efectos son atributos lógicos, atributos del lenguaje. Podemos entender el !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1953). Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. Escritos. (Vol. 1, pp. 227-311). Madrid: Siglo XXI (1984). P. 289.
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acontecimiento como el efecto del lenguaje sobre el cuerpo orgánico. Para los estoicos estos efectos son efectos lógicos, atributos del lenguaje. Dice Beatriz Elena Maya que el síntoma en el cuerpo es otro incorporal o acontecimiento del cuerpo a causa del lenguaje El significante amor, por medio del cual conocemos lo que es el amor, hace que nos enamoremos, por ejemplo. Para los estoicos estos efectos son atributos lógicos, atributos del lenguaje. Dice Beatriz Elena Maya en su artículo que “el síntoma en el cuerpo es otro incorporal o acontecimiento del cuerpo a causa del lenguaje”. De la lógica de este saber elaboraron una ética para conducirse en la vida, que en el fondo era aplicar este saber del “logos eterno”, aceptar con serenidad el destino de las cosas y los hombres, aceptar este efecto del lenguaje para, digamos, moderar las pasiones, en un intento de armonizar la acción en la vida con el logos, aceptar con serenidad el efecto del logos como ley. Es la elaboración lógica de los efectos del lenguaje lo que tuvo el efecto de una ética en el vivir que dejó constancia en la historia. Las referencias a los estoicos tan queridas por Lacan apuntan a una ética. El psicoanálisis crea la posibilidad de una manera distinta de estar ahí que toma en cuenta lo real del lenguaje y sus efectos, que permite así al psicoanalista ofrecerse para que otros hagan esa experiencia. La experiencia del análisis por la que el sujeto tiene una nueva oportunidad de manejarse con el síntoma, despojándolo del empuje al sentido con el que habitualmente se nutre y se infla para tal vez así posibilitar la emergencia de otra respuesta del sujeto, más proclive a consentir lo real que anida como núcleo radical de goce en el síntoma para así poder maniobrar de otra manera con él.!
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Referencias bibliográficas Dahan, Patricia: Faire de la lettre un dechet, en « La parole et l’ecrit dans la psychanalyse. Liminaire » Freud, S. (1915-17). Introducción al psicoanálisis Obras completas (Vol. 6, pp. 21232412). Madrid: Biblioteca Nueva, 1972. Lacan, J. (1953). Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis Escritos (Vol. 1, pp. 227-311). Madrid: Siglo XXI (1984). P. 289. Lacan, J. (1971-72). Libro 19 bis. El saber del psicoanalista (Charlas en Ste Anne) El Seminario de Jaques Lacan: No publicado. (Accesible por internet). Lacan, J. (1972-73). Libro 20. Aun. El seminario de Jacques Lacan. Barcelona: Paidós. Lacan, J. (1974-75). RSI El Seminario de Jacques Lacan libro 22: Inédito. Lacan, J. (1975-76). Libro 23 El sinthome. El seminario de Jaques Lacan. Barcelona: Paidós. Lacan, J. 1973. Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos. En Uno por Uno. Nº 42. Otoño 1995. Lacan, J. 1975. Conferencia en Ginebra sobre el síntoma en Intervenciones y textos 2. Ed Manantial. 1993 Buenos Aires. Entrevista a Olivier Flournoy. http://virtualia.eol.org.ar/007/default.asp?notas/jpluchelli-01.html Lacan, J. La tercera. En Intervenciones y Textos. Ed. Manantial. 1993. Buenos Aires. Maya, B. E. (2010). Los incorporales del lenguaje. PLIEGUES. Revista de la Federación de Foros del Campo Lacaniano en España, 1, 23,32. Soler, C. (2013). La mère, majuscule. Mensuel. Revue de la EPFCL -France, 77 (Mars 2013). Soler, C. (2013). Lalangue et l'ordre langagier. Mensuel, Revue de la EPFCL-France, 81 (Octobre 2013). Soler, C. 2013. Les figures et les mots du reel. Mensuel, Revue de la EPFCL-France (Décembre 2013).
THE UNCONSCIOUS AND LALANGUE. CONFERENCE IN GENEVE ON THE SYMPTOM. LACAN 1975. Abstract The invention of the concept of lalangue allows Lacan to develop a new consideration of the unconscious that goes beyond the achievable effects of significance as remains of knowledge due to treatment, even beyond and out of consciousness. The essay sets out that language in addition to being the vehicle of transmission of the desire of parents to the child, is the stuff with which each speaker produces the jouissance of his lalangue. Key words: Unconscious, lalangue, Enjoyment, Knowledge, Symptom
L’INCONSCIENT ET LALANGUE CONFÉRENCE À GENÈVE SUR LE SYMPTÔME LACAN 1975. Résumé L’invention du concept de lalangue permet à Lacan de développer une nouvelle considération de l’inconscient que va au-delà des effets de signification qui sont atteints comme restes de savoir par le travail de la cure au-delà et dehors même du sens. Le travail expose que le langage en plus d’être le véhicule de transmission du désir des parents à l’enfant, est la matière avec laquelle chaque parlêtre fabrique la jouissance de sa lalangue. Mots-clés: Inconscient, lalangue, jouissance, savoir, symptôme
! ! ! ! Juan del Pozo Garicano Analista AME de la EPFCL Psicólogo Clínico e-mail: juanpozo@arrakis.es
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LA PARADOJA DEL TRABAJO ANALIZANTE: HACIA UNA ÉTICA DEL INCAUTO Mariano Alejandro López Cecilia Tercic Resumen: El artículo aborda el trabajo analizante a partir de la paradójica relación del hablante ser con el deseo. Nos serviremos del trabajo del enseñante y del trabajo de creación en tanto ambos revelan el lugar marginal que ocupa en ellos el yo como agente. De este modo la regla fundamental del psicoanálisis se revela como puerta de entrada a una ética que se sostiene en lo que Lacan llama ser un incauto del inconsciente. Palabras clave: Trabajo- Analizante-Enseñante-Artista-Deseo
Introducción Sabemos que la neurosis se caracteriza por cierta dificultad para amar y trabajar. La teoría de la libido permite explicar esta circunstancia en términos de “introversión” en la fantasía. Introversión que conlleva la renuncia a emprender las acciones motrices que permitirían alcanzar la satisfacción en objetos reales y no ya fantaseados. Si “amar y trabajar” se plantean como finalidades de la cura, habría que ver qué entendemos por estos términos. Porque no creemos, siguiendo una ironía de Lacan, que el “ideal de un final de cura psicoanalítica es que un señor gane un poco más de plata que antes, y que, en el orden de su vida sexual, se agregue a la asistencia moderada que
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demanda a su compañera conyugal la de su secretaria”. (Lacan, 1967, p. 33) Entonces ¿de qué se trata? Lacan opone trabajo y deseo, dejando al primero del lado de la tradición del poder; así puede poner en boca del amo el imperativo “Continúen trabajando, y en cuanto al deseo, esperen sentados” (Lacan, 1959-60, p. 378). En este mismo sentido, Jean Allouch se encargó de destacar y criticar lo que ha dado en llamar “la ideología del trabajo”, tildando de “imbécil” el proverbio “el trabajo es salud”, y recordando que la palabra Arbeit (trabajo) figuraba en la entrada de los campos de exterminio del nazismo: “Arbeit macht frei”, “El trabajo libera”, ilustrando así la solidaridad del poder con el imperativo: ¡A trabajar! (Allouch, 2006, p. 20). En cualquier caso, y sin negar esta dimensión, se puede sostener que no todo trabajo responde a las órdenes del amo y al servicio de los bienes, no al menos aquellos que se sostienen en algún deseo. A partir de esta hipótesis abordaremos la paradoja del trabajo analizante (trabajo que excede la conclusión del análisis) en tanto testimonio de la particular relación del hablante-ser con el deseo. Para introducirnos en esta paradoja, partiremos del trabajo del enseñante y del trabajo de creación. El trabajo del enseñante El trabajo enseñante se acerca mucho al trabajo analizante. De hecho Lacan afirma que como enseñante está en el lugar del analizante, que no es otro que el lugar del trabajo. ¿Qué quiere significar Lacan con el término “enseñante”? No podemos descuidar que ese término se esclarece por oponerse a otros. Es usual en Freud la comparación del analista con el educador. En general la utiliza para señalar que la ambición pedagógica es una tentación en la que conviene que el analista no caiga. Sin embargo tanto
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la educación como el análisis comparten un mismo fin: el vencimiento del principio del placer. Pero allí donde el analista podría obtener algún éxito, el educador fracasa. Y Freud da las razones de este fracaso: el educador se sirve para sus fines de los premios del amor, y fracasa ante la seguridad del niño mimado de poseer incondicionalmente tal amor. Si algo enseña este fracaso son las limitaciones de un trabajo sostenido en gratificaciones narcisistas. Si fueran estas gratificaciones el sostén del trabajo analizante, éste probablemente no llegaría muy lejos. Habría entonces más de un modo de llamar al trabajo: es distinto hacerlo desde la demanda de amor, que hacerlo desde el deseo, es decir desde la falta. El enseñante tampoco se superpone con la figura del profesor, quien enseña sobre las enseñanzas, es decir, hace un recorte en las enseñanzas, por eso Lacan apela a la figura del collage donde se trata esencialmente de cortar y pegar. El problema es que la preocupación que anima el trabajo del profesor es que todo encaje, que todo cierre, privándose así de alcanzar el genuino resultado al que se apunta en el collage, o sea, evocar la falta (Lacan, 1962-1963). Ahora bien, ¿qué quiere decir Lacan cuando afirma que su lugar como enseñante es el mismo lugar del analizante? En principio que como el analizante, su trabajo avanza no sin su no querer saber nada de eso, es decir, no sin su división, no sin sus represiones. Lo dice así en su seminario: “Yo no puedo estar aquí sino en la posición de analizante de mi no quiero saber nada de eso” (Lacan, 1972-1973, p. 9). Que avance allí como analizante quiere decir también que así como este último podría decir acerca de las palabras que suelta en su trabajo de asociación libre: “no soy yo quien habla”, el enseñante podría afirmar: “no soy yo quien enseña”. En ambos casos, no es el yo quien gobierna allí. Lacan está advertido de esto, “… en lo que hizo época de lo que yo enseño —tal vez no es tanto en el yo donde deba ponerse el acento, es
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decir en lo que yo pueda proferir, sino en el de, o sea, de dónde viene eso, esa enseñanza cuyo efecto soy” (Lacan, 1972-1973, p. 38). Pero entonces ¿de dónde viene eso? Por supuesto, allí donde esperamos su respuesta, no dice nada. Pero hay en sus seminarios algunos indicios, por ejemplo cuando afirma que el Edipo es un sueño de Freud. Que el Edipo sea un sueño de Freud remite, en la lectura de Lacan, a un Freud adormecido en la concepción de un padre que enmascara y disimula la castración. Aquí nuevamente se juega la relación del enseñante, en este caso Freud, con su no querer saber nada de eso. Sólo que al mismo tiempo, no podemos olvidar las agallas de Freud en relación a su no querer saber, aquellas que se mencionan a propósito de su posición de soñante en el sueño inaugural de la inyección de Irma. Se trata allí de un Freud en plena tarea analizante, y de un sueño que lo condujo “a descubrir las claves del campo del deseo inconsciente y a inventar el dispositivo psicoanalítico…” (Mazzuca, 2011, p. 111). Podemos plantear entonces que en algunas ocasiones esa enseñanza surge del propio trabajo analizante –no del de cualquiera, claro está– y en otras se recoge de los analizantes o de los enfermos. Finalmente hay que decir que así como el silencio del analista causa el parloteo del analizante, el deseo del enseñante anima una enseñanza que a su vez causa a otros al trabajo. Tal los casos de Freud y de Lacan. “… para mí –dice el segundo–, no hay nada más penoso que darles trabajo... Pero a fin de cuentas, ¡tal es mi papel!” (Lacan, 1973-1974). Si bien la referencia a lo penoso que le resulta darnos trabajo, parece una humorada, quizá comporte alguna verdad. Lacan evoca en más de una ocasión lo forzado de ese trabajo, al punto que en la clase del 19 de Marzo de 1969, agradece a unos 39 grados de fiebre por el “párate” al que lo obligaron. Esta anécdota muestra a las claras que no es el placer lo que rige este trabajo. Lo mismo cabe para el trabajo analizante, ese trabajo “vale la pena” –dice Lacan– y esto hay que entenderlo literalmente porque a lo que conduce la regla fundamental es a lo más
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penoso, “es el síntoma lo que está en el corazón de esta regla”. (Lacan, 1975). Ya volveremos sobre esto. El trabajo del artista En la creación está en juego la dimensión del trabajo, del esfuerzo. Se hace más evidente en la creación científica, pero también está presente en la creación artística, aunque en este último caso suele quedar eclipsada por la idea de inspiración. Sin embargo, los artistas no se engañan al respecto: “La inspiración existe, sentenció Picasso, pero tiene que encontrarte trabajando”. El término trabajo deriva del latín tripalium que es un instrumento de tortura. Basta escuchar el testimonio de algunos artistas para captar lo tortuoso del trabajo creador. Así, Jed Martin, el célebre artista que protagoniza la última novela de Michel Houellebecq, al ser interrogado sobre lo que en su opinión significaba ser artista, declaró que ser artista, “era ante todo ser alguien sometido. Sometido a mensajes misteriosos, imprevisibles (…) mensajes que no por ello ordenaban de manera menos imperiosa, categórica, sin dejarte la menor posibilidad de escabullirte (…) En este sentido, y sólo en este sentido, la condición de artista podía calificarse de difícil”. (Houellebecq, 2011 p.139) Proponemos hacer extensible esta condición de “difícil” al analizante y al enseñante. También ellos sometidos y a merced de esos misteriosos e imprevisibles mensajes. Estos últimos planteamientos hacen suponer que el trabajo, tal como lo venimos pensando, articula una satisfacción que no es placentera, es decir, articula goce, que es siempre del orden de la tensión y del esfuerzo. El artista es una figura a la que Freud recurre en numerosas ocasiones a lo largo de su obra, y en general se sirve de ella para dar cuenta de una
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posición ante el deseo y el goce diferente de la del neurótico. El párrafo que citamos a continuación es sólo una pequeña muestra: “El artista se había refugiado, como el neurótico, en este mundo fantástico, huyendo de la realidad poco satisfactoria; pero, a diferencia del neurótico, supo hallar el camino del retorno desde dicho mundo de la fantasía hasta la realidad. Sus creaciones, las obras de arte, eran satisfacciones fantásticas de deseos inconscientes, análogamente a los sueños (…). Pero a diferencia de los productos oníricos, asociales y narcisistas, están destinadas a provocar la participación de otros hombres y pueden reanimar y satisfacer en estos últimos los mismos impulsos (…) inconscientes” (Freud, 1924, p. 2794). Remarcamos entonces el contrapunto entre las satisfacciones asociales y narcisistas, y aquellas que habitan lo social. El trabajo analizante Hemos arribado por fin al trabajo analizante, y el modo particular que Freud inventa para este trabajo implica el cumplimiento de una única regla que subvierte, trastoca, da vuelta a la relación usual que el ser hablante tiene con su palabra. Para realizar una experiencia del inconsciente lo único que se le pide al paciente es que diferencie su relato de una conversación ordinaria, en ésta él es el jinete, lleva las riendas de su palabra y la dirige hacia algún destino corriendo del camino aquellas que lo desvían de su recorrido. La asociación libre en tanto modo de tomar la palabra busca sacar al yo del lugar de localización del saber y abre el camino al encuentro con un saber que se produce solo. Freud inventa un tratamiento del síntoma por el inconsciente y con ello un dispositivo que promueve una relación del ser con el inconsciente mucho más amplia que una mera terapéutica. Una nueva ética nace con su acto de fundación, una ética que llamamos por ahora: la orientación por lo inconsciente.
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La asociación libre, entonces, es un modo novedoso de tomar la palabra en el que no se trata solamente de palabras, es el modo por el cual se busca la articulación del síntoma y el inconsciente. Para Freud de lo que se trata en el inicio es del cambio de la política del avestruz, frente a lo que el sujeto sólo quiere hacer desaparecer, el deseo del analista busca producir otra posición, la de hacer del síntoma una brújula. Si antes decíamos: orientación por el inconsciente, ahora le agregamos: orientación por el síntoma. Y es que es justamente la articulación de esas dos cosas lo que produce un estado del ser novedoso: el sujeto-analizante. Un ser que en el inicio pierde la consistencia que antes encontraba en el yo y que queda a merced de lo que se articula en la sesión (o por fuera). Un ser representado por el significante, un sujeto que se supone al saber inconsciente y que genera ese efecto de significación personal propio de la transferencia en el cual supone que sus producciones dicen de él aunque no sepa qué dicen. La forma de abordaje que el psicoanálisis propone implica así un doble movimiento: añadirle al síntoma palabra y a la palabra síntoma. Por un lado el síntoma se abre al sentido a la espera de un saber que venga a decir sobre él pero bajo esa modalidad de trabajo particular que no es la de la razón sino la de aplicarle al síntoma la regla fundamental, no se promueve pensar el síntoma o reflexionar sobre sus causas, sino más bien una apertura a un saber que él porta. Por el otro, la palabra queda orientada por el síntoma, la asociación libre se distingue del bla-bla en el punto en que el cuerpo ancla la palabra. Claro está que el ser analizante no es siempre igual, basta con pensar en la diacronía de un análisis, en sus diferentes momentos, en los comienzos y en la proximidad del final para notar que, si bien llamamos analizante a una posición, el estado del ser que ella implica no es siempre
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homogéneo a lo largo de un análisis. No es igual el estado de puede-ser, de irresolución del ser propio de la división subjetiva esperada en un análisis, que la apertura al acto con la ganancia de ser que ella implica, y sin embargo, usamos el término analizante para nombrar cierta posición que se adopta aun cuando el análisis ha concluido. Por lo tanto, si el estado analizante del ser puede pensarse con las diferencias que el transcurso de un análisis implica o una vez que éste ha concluido, y que hasta cuando está en posición de enseñante dice estar en sus seminarios como analizante, ¿a qué llamamos analizante? Lo que da trabajo La sustitución del término analizado por analizante da cuenta justamente del lugar del trabajo que Lacan quiso destacar de esta posición, hacer para el analizante, acto para el analista. Sin embargo, estas dos posiciones no necesariamente recaen en la distribución paciente-analista, en la partición necesaria del analista como al menos dos, el del acto y el que teoriza sus efectos se mantiene esta distinción. Ahora bien, lo que quisiéramos destacar es que lo que llamamos posición analizante no es equivalente a teorizador o a un ser que piensa lo que hizo él u otro. Muchas veces se equipara la posición analizante con la del clínico pero no creemos que haya que hacerlas equivalentes, se puede ser clínico en el sentido de pensar los efectos del acto y sin embargo no analizante. ¿Cuál es la gran diferencia? La relación al inconsciente. Lo que llamamos analizante, si entendemos que esta posición la desprendemos del trabajo que realiza un sujeto causado por el acto analítico, implica lo que la asociación libre busca, que el sujeto se abra a lo inconsciente y haga un trabajo de acomodarse a él. A este ajustarse al inconsciente Lacan lo llama ser incauto del inconsciente. Bien distinta es la posición del clínico no atravesado por la experiencia del inconsciente, que mediante el corpus teórico que él posee piensa los
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fenómenos como objetos exteriores a él mismo. Hay allí corpus sin cuerpo y ser un incauto del inconsciente es ser un incauto del cuerpo. La ética que funda Freud, Lacan la reformula en el Seminario Los no incautos yerran o los Nombres del Padre como “una ética que se fundaría en la negativa a ser no incauto, en la manera de ser cada vez más fuertemente incauto de ese saber, de ese inconsciente, que a fin de cuentas es nuestro único patrimonio de saber” (Lacan 1973-1974). Del mártir al incauto del inconsciente, del no querer saber del neurótico que se separa de las afectaciones de su cuerpo por lalengua, al incauto del cuerpo. Creemos que un análisis tiene esa direccionalidad, la de ser cada vez menos mártir y más incauto de lo inconsciente, de captar sus manifestaciones, de darles a ellas el lugar de orientación que tienen para el deseo del ser hablante. Lo que el lenguaje no puede revelar encuentra su manifestación en los afectos del cuerpo, y si bien los efectos de lalengua sobrepasan al sujeto y permanecen no sabidos, los afectos enigmáticos brindan la posibilidad de ajustarse a ellos. La paradoja del trabajo analizante Hemos realizado un recorrido por el trabajo del enseñante, por el trabajo de creación artística y por el trabajo analizante. En todos estos casos nos encontramos con una constante que da cuenta de lo paradójico de dichos trabajos: en todos ellos no es el dominio yoico lo que se presenta en el lugar de lo que los causa. El trabajo analizante, regido por su regla fundamental, busca la apertura hacia una ética del incauto del inconsciente. Una ética que no se sostiene en el principio del placer sino en orientarse por esos “mensajes misteriosos e imprevisibles”, carentes de sentido, que el cuerpo produce, de los cuales no hay “la menor posibilidad de escabullirse”.
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No estamos pensando en el final en un ser acomodado del todo a su inconsciente, sino que la producción del incauto a lo largo de un análisis tiene como consecuencia generar un saber asegurado sobre la existencia de lo inconsciente pero, al mismo tiempo, el encuentro con la imposibilidad de saber sobre él. Paradójica relación, entonces, la del hablante-ser con el deseo en el punto en que lo que le orienta queda por fuera del campo de su saber y, sin embargo, puede encontrar allí apoyo para el acto. Referencias bibliograficas Freud, S. (1924) Autobiografía, en Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nueva (1973). 3: 2761-2800. Lacan, J. (1959 – 1960). Libro 7: La ética del psicoanálisis. El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires, Paidós (1988) Lacan, J. (1962 – 1963). Libro 10: La angustia. El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires, Paidós (2006) Lacan, J. (1968 – 1969) Libro 16: De un Otro al otro. El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires, Paidós (2008) Lacan, J. (1972-1973). Libro 20: Aún. El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires, Paidós (1981) Lacan, J. (1973-1974) Libro 21: Los incautos yerran o los Nombres del padre. El seminario de Jacques Lacan. Inédito. Lacan, J. (1967) Mi enseñanza. Buenos Aires, Paidós. (2006) Lacan, J. (1975) Intervención luego de la exposición de André Albert sobre El placer y la regla fundamental, inédito. Mazzuca, M. (2011) Ecos del pase. Buenos Aires, Letra viva. (2011) Soler, C. (2009). Lacan, el inconsciente reinventado. Buenos Aires: Amorrortu (2013).
THE PARADOX OF THE ANALYSAND WORK: TOWARDS AN ETHICS OFUNWARY Abstract The article discusses the analys and's work from the speaker's paradoxical relationship be with desire. We will use the work of the teacher and the work of creation as both reveal the marginal place in them the self as agent. Thus the fundamental rule of psychoanalysis reveals itself as a gateway to an ethic thatis held in what Lacan called being a dupe of the unconscious. Key words: Work analyzand, teacher, artist, desire.
LE PARADOXE DU TRAVAIL ANALYSANT: VERS UNE ÉTHIQUE DU DUPE Résumé L'article aborde le travail analysant à partir de la relation paradoxale du parlêtre avec le désir. Nous nous servirons du travail de l'enseignant et du travail de création, car tous deux révèlent la place marginale que le je comme agent en occupe. De cette façon la règle fondamentale de la psychanalyse se révèle comme la porte d'entrée à une éthique qui se soutient dans ce que Lacan appelle être dupe de l'inconscient. Mots-clés: Travail analysant, enseignant, artiste, désir
Los autores: Mariano Alejandro López: Licenciado en Psicología en la Universidad de Buenos Aires. Psicoanalista miembro del FARP, miembro de Escuela y enseñante del Colegio Clínico del Río de la Plata. Se desempeña desde el año 2001 como docente en la Facultad de Psicología de la UBA en las asignaturas Psicopatología, Clínica de adultos y Usos del síntoma. Domicilio: 33 orientales 223. CP: 1182. CABA. Argentina. licmalop@gmail.com Cecilia Tercic: Licenciada en Psicología en la Universidad de Buenos Aires. Psicoanalista miembro del FARP. Se desempeña desde el año 2002 como docente en la Facultad de Psicología de la UBA en las asignaturas Psicopatología y Clínica de adultos. Actualmente es docente colaboradora en la Maestría en Psicoanálisis en la UBA. Domicilio: Lavalle 3643 4to D. CP: 1195 CABA. Argentina. Tel: 54 11 58 73 60 59ceciliatercic@gmail.com
LOS SUEÑOS, VÍA REGIA Trinidad Sánchez-Biezma de Lander Soñaba a menudo con mi madre y, aunque los destellos del sueño variaban, la sorpresa era siempre la misma. El sueño se detenía, supongo que porque era demasiado transparente en su esperanza, demasiado complaciente en su perdón. Alice Munro. Amistad de juventud. Resumen Definido el sueño como vía regia al inconsciente, se articula la diferencia que implica el desciframiento entre léxico y contenido, con la interpretabilidad y el límite de lo interpretable, el ombligo del sueño. Se comentan los matices entre ombligo y real, en que Lacan diferencia orificio en lo pulsional y orificio del inconsciente; esta diferenciación tiene como consecuencia el límite al que un análisis puede ser llevado. Palabras clave: sueño, desciframiento, ombligo del sueño, real.
Freud desde 1895 dice que un sueño es un ensueño, una aspiración, y que a pesar de ser breves delimitan con claridad el espacio de las pasiones humanas, y por eso desde entonces serán la vía regia para llegar al inconsciente, para llegar al deseo que envuelven. Deseo inconsciente que nunca enuncian pero que es indestructible. Deseo que no dice que es deseo. El sueño es la vía regia, pero esta vía no llega más lejos que la verdad significada por los significantes extraídos de él. Porque el sueño es un
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cifrado que podría ser leído a condición de ser descifrado. En este sentido Freud renovó totalmente el abordaje tradicional del sueño. El descifrado, que nos lleva a considerar el sueño como un fenómeno de lenguaje, es siempre azaroso. Descifrar es decidir primero el léxico, antes de extraer luego el mensaje. La operación siempre es problemática, sospechosa de desembocar sólo en una elucubración. En el curso de la asociación libre, las representaciones de imágenes emergentes aparecen vinculadas entre sí en función de la consonancia, el doble sentido de las palabras o su coincidencia temporal sin relación interna de sentido: Freud habla de asociación superficial de las representaciones en la medida en que el significado no entra en juego; por eso justamente Lacan, siguiendo a Saussure, lo llama asociación por el significante. Este tipo de conexión que hace posible la formación de chistes y juegos de palabras, opera como puente que conduce a los pensamientos latentes. Toda vez que un elemento psíquico está vinculado con otro mediante una asociación superficial y chocante, existe también entre ambos una relación más profunda y correcta, que sufre la resistencia de la censura. (Freud 1900, p. 6691) Hasta en los sueños mejor interpretados dejamos con frecuencia una parte a oscuras, porque vemos que se encuentra allí un ovillo de pensamientos que no se deja desenredar, pero que tampoco ha proporcionado ninguna otra contribución al contenido manifiesto. Este es el ombligo del sueño, el lugar en donde se posa lo desconocido. Los pensamientos latentes a los que alcanza la interpretación quedan sin conclusión y fluyen en todas las direcciones en el tejido reticular de nuestros pensamientos. En un punto más denso de esa trama se eleva
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Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. Obras completas (Vol. 2, pp. 343754). Madrid: Biblioteca Nueva, 1981.
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entonces el deseo del sueño como un hongo de su micelio. (Freud 1900, p. 666)1 En el sueño, como en toda formación del inconsciente, el deseo reprimido no se encuentra al final de las asociaciones, no resulta de la traducción última de las figuras, ni es el significado al que remitiría la representación terminal; emerge de la trama de las representaciones; se construye erigiéndose sobre lo desconocido de la experiencia del sujeto que jamás podrá acceder a la simbolización; se produce en el límite entre lo indecible y lo que se puede decir, nos obliga a enfrentar lo inefable y, por eso mismo, nos exige que sigamos hablando. La interpretación de los sueños es el fundamento principal del psicoanálisis, la base de lo que se ha dado en llamar la primera tópica freudiana, es decir la radical separación entre el sistema pre-conscienteinconsciente; pero los sueños no son el inconsciente, y no lo son porque el inconsciente está separado del sistema pre-consciente-consciente, separación que tiene un nombre: censura. El modelo de censura que toma Freud es la de Rusia a finales del siglo XIX, los censores rusos tachaban con un grueso trazo de tinta la palabra censurada. La censura como hecho de discurso separa los dos sistemas. Sin embargo hay un momento en el que la censura pierde fuerza y es en el tiempo del dormir. Este relajamiento está determinado por el deseo de mantener el dormir, pero tiene un límite más allá del cual está lo psíquico verdaderamente real. Doy mi respuesta actual. Es todo lo que puedo decir, he llegado hasta aquí (Lacan 1975, p. 127)2. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
La frase “como un hongo de su micelio” aparece en la versión digital de Folio Views, pero está suprimida en la edición de Nueva Visión. (N. Editor). Lacan, J. (1975). Respuesta de Jacques Lacan a una pregunta de Marcel Ritter, 26 de enero 1975; Strasbourg. Suplemento de las Notas de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, nº 1, 126-135.
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Así comienza Lacan a responder la pregunta que le hace Marcel Ritter, en el marco de unas Jornadas de Carteles de la Escuela Freudiana de París, celebrada en Estrasburgo en 1975. La pregunta de Ritter parte de un saber que le permite situar de forma clara un punto difícil. En principio extrae de Freud una diferencia entre el ombligo del sueño propiamente dicho y lo Unnerkante. Deja para el primero el punto de falla en la red, la detención de la cadena significante, y para el segundo lo no-reconocido. También esboza una distinción entre este Unnerkante y lo real pulsional como dos formas de real. Deja para el primero la relación con el deseo y para el segundo el lazo con el organismo pulsional. (Lacan, 1975). Lo cual nos recuerda las dos intervenciones freudianas acerca de lo que nombró como ombligo. La primera en una nota a pie de página en relación al sueño de La inyección de Irma, en ese punto del sueño donde la descomposición imaginaria adviene estatuto de traducción subjetiva de ese abismo, de ese horror innominado que se revela en el fondo de la garganta de la boca que se abre. Vemos, pues, que el ombligo del sueño no es algo advertible, reparable, más que por la interpretación del sueño que lo aísla y focaliza como tal. Y que lo aísla y focaliza como límite; detención de la interpretabilidad del sueño. Subrayo interpretabilidad, no interpretación, en tanto ese límite opera en el cifrado mismo y no en el desciframiento. La segunda apelación freudiana al ombligo del sueño aparece en el apartado El olvido de los sueños, donde nos lo presenta como un punto inacabado de la interpretabilidad, un punto insondable ligado a lo Unnerkante, lo no-conocido. Lacan hizo del enigmático par no-reconocido / ombligo del sueño un ternario articulado por la lógica modal: lo no reconocido / el ombligo / lo reprimido originario. Volviendo al texto freudiano, eso insondable del sueño, ese ombligo del sueño ligado a lo no-reconocido constituye un punto que Freud no vacila en nombrar como madeja, ovillo, también nudo. Pero lo cierto es que este ovillo, madeja o nudo, nos dice, es imposible de deshacer.
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Digamos que el ombligo, por su condición de límite, no responde a la función escritural de la imagen onírica, pero tampoco tiene el estatuto de lo no-reconocido puro. Empalma, y como huella de empalme marca la causa del deseo que en el sueño se articula. Recuerden la metáfora del micelio del hongo. Basándose en ello, Ritter describe el ombligo del sueño como ese lugar donde el deseo es a la vez lo más cercano y lo más inaccesible. Es un inaccesible en la construcción del sueño, pero que sin embargo causa esta construcción, y hacia la cual ésta tiende asintóticamente. Propone llamar a esto lo imposible del sueño. Es de hecho lo imposible de todo discurso, es decir: lo que se especifica por no poder decirse de ninguna manera. Ese no-reconocido indicado por el ombligo y frente a lo cual el sueño en tanto red se detiene: ¿Puede ser pensado como del orden de lo Real? ¿Se trata de un real pulsional? ¿Qué articulación puede establecerse entre ese Real y el deseo? (Ritter, 1975) Son tres puntos que extraigo de la pregunta de Ritter, tres puntos de dificultad que encuentra después de su atenta y rigurosa lectura de la Interpretación de los sueños. Estoy sorprendido de escucharles hablar de lo real pulsional. Así comienza a responder Lacan el primer punto de que lo real del ombligo del sueño, o sea, lo Unnerkante, lo no-reconocido, es distinto de lo real pulsional y nombra a este real como lo que en la pulsión se reduce a la función de agujero, ligándolo a su vez con los orificios corporales. Diferencia en este punto este orificio y lo que funciona como tal en el inconsciente. Da un paso más y enlaza este Unnerkante con lo Urverdrängt, con lo reprimido primordial, definiéndolo como: algo que no puede ser dicho en ningún caso cualquiera sea la aproximación de estar, si uno puede expresarse así, en la raíz del lenguaje (Lacan 1975, p. 127). Es un agujero, algo que es límite del análisis y que tiene que ver con lo real.
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Podemos recalcar lo siguiente: hay un agujero en el inconsciente análogo al orificio corporal, que es ubicado como la raíz del lenguaje y que puede ser llamado ombligo, el nudo de lo imposible de decir. Metáfora corporal, marca irreductible, cicatriz de un encuentro con el Otro del deseo. Es por haber nacido de un ser que lo ha deseado o no deseado, pero que por este solo hecho lo sitúa de una cierta manera en el lenguaje, por lo que un parlêtre se encuentra excluido de su propio origen, y la audacia de Freud, en esta ocasión, es simplemente decir que se tiene en alguna parte la marca en el sueño mismo. (Ídem). Pero: ¿De qué real se trata, es lo real pulsional? Si Ritter rescata y subraya el no-reconocido freudiano indicado por el ombligo del sueño donde se enraíza el deseo, si Ritter lo formula en términos de lo que no puede ser dicho de ninguna manera, Lacan añade: es lo imposible de reconocer, lo imposible en tanto no cesa de no escribirse. En este sentido, si lo no-reconocido es del orden de lo que no cesa de no escribirse, y agrega Lacan: Ahí no hay nada más que extraer (Lacan 1975, 129), pues bien, lo que es del orificio, en lo simbólico, ahí está anudado, no más como la forma de un orificio, sino de un cierre, un cierre donde el pensamiento se detiene. Más adelante dice que se trata de un orificio, bouclé, anudado en el sentido de cierre. El tercer y último punto que Lacan responde es: ¿qué relaciones hay entre este real y el deseo, ya que Freud articula el ombligo del sueño con el deseo? Lacan al final de su enseñanza comienza a hablar del parlêtre, hablanteser. Decir parlêtre es otra manera de designar al sujeto del inconsciente, es a partir del deseo del Otro como el sujeto se sitúa de cierta manera en el lenguaje. Lacan dirá que un parlêtre se encuentra excluido de su propio origen, y la audacia de Freud en esta ocasión es decir que se tiene en alguna parte la marca en el sueño mismo. Marca de
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lo que fue imposible de la represión primordial, punto de donde sale el hilo, pero es un punto cerrado al que es imposible acceder. Lacan afirma que deja marcas en el cuerpo, lo nombra como cicatriz. Lugar imposible para el campo de la palabra, es decir, de la representación. No puede ni decirse ni escribirse. Aparece el ombligo del sueño como índice del límite de la escritura y al mismo tiempo como su condición. Punto de límite en el cual se articula con el deseo, del cual Freud nos dice que opera como el micelio del hongo. Lacan ya había articulado el deseo al objeto (a), afirmando que el deseo encuentra su razón y su consistencia en el lenguaje. Ahora bien, por su función de representación, y no de presentación, el lenguaje signa la ausencia de la Cosa (das Ding). Afirma que no hay ninguna razón para no concebir esta relación con el inconsciente como lo hace Freud: que tiene un ombligo. Es decir, que hay cosas que están para siempre cerradas en su inconsciente. Eso que está para siempre cerrado Lacan lo sitúa en relación con el sexo y a la muerte, lo distingue de aquello que tiene que ver con el inconsciente como tal. Lo que nombra como no relación sexual queda ligado a lo real del ser humano, el inconsciente pasa a ser aquello que viene a constituir un intento de respuesta y en esta respuesta se articula el deseo. Siguiendo este razonamiento es dable pensar que tenemos al menos dos reales, Unnerkante o Urverdrängt a modo del orificio del inconsciente, y por otro lado lo real pulsional con su orificio corporal. El ombligo del sueño decíamos que era el nudo que cierra lo imposible del inconsciente, o sea, la raíz del lenguaje. Pero: ¿qué hace las veces de ombligo para lo real pulsional? Lacan dice no haberlo encontrado y señala algo de lo simbólico que se encuentra repercutiendo y es por metáfora comparable a lo que es de la pulsión, (Lacan 1975, p. 129), y frente a ese punto la pulsión misma se opaca. Entonces hay algo de lo pulsional que se engarza en el sueño, algo de otro orden que puede interrumpir el sueño y que es de otro registro.
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Freud y Lacan lo nombran de manera alternativa: la pulsión emergente, lo traumático, la visión que angustia, lo real último; pero lo que quiero decir es que esto que irrumpe el sueño y despierta ocurre fundamentalmente cuando se intenta imaginar el símbolo de un real pulsional; es decir, cuando se pone el discurso simbólico bajo la forma figurativa, que no es otra cosa que soñar. (Lacan 1954-55, p. 232). Podríamos decir que el sueño ofrece un marco imaginario para la ilustración visual patética de lo no-simbolizado, de ninguna manera se trata del brillo fálico que ofrece el fantasma. Y también podemos decir que un imaginario vaciado de esplendor fálico puede permitir la aparición de imágenes de horror. Entonces, tenemos dos límites del sueño que limitan dos reales distintos, y en ambos casos hay detenimiento del discurrir significante. Situar lo pulsional en el síntoma es más fácil por su enlace con el cuerpo –fundamentalmente con el síntoma histérico–; en el sueño no pasa lo mismo ya que parecería que en el sueño se sustrae el cuerpo. Podemos pensar que el sueño con su deseo de dormir intenta sustraer el cuerpo, cuando digo cuerpo me refiero al organismo pulsional. Freud decía que en el sueño hay un repliegue narcisista; es decir repliegue sobre la imagen del cuerpo que intenta envolver lo que tiene de más real: la pulsión. Lacan llegado a este punto plantea por un lado: la identificación del sujeto a un sexo sobre dos, es algo que no se hace más que secundariamente y de chiripa (Lacan 1975, p. 1301). Resalta así la noinscripción de lo femenino en el inconsciente y la ficción de Edipo como respuesta secundaria sobre esa falta. Diría yo, el ombligo sexual del inconsciente sobre el cual se monta la diferencia sexual edípica. Pero a su vez resalta que la pulsión es algo que deja completamente abierta la formulación de la relación de un sexo como tal, y encuentra que el !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1975). Respuesta de Jacques Lacan a una pregunta de Marcel Ritter, 26 de enero 1975; Strasbourg. Suplemento de las Notas de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, nº 1, 126-135.
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misterio es que no hay Otro (Lacan, Ídem). Lo real pulsional es lo que le impide que haya relación entre los sexos, porque el goce, el goce del uno, sabemos, es lo que impide el lazo con el Otro sexo. Suponer un ombligo del análisis nos hace saber que llegados a ese punto no se trata de romper la cuerda, pero tampoco de quedar detenidos ante eso. Es lo que aparece cuando, en el sueño de la inyección de Irma, encontramos el intento de Freud de poner una plaqueta en ese lugar. Freud hizo algo con la garganta de Irma –visión atroz y angustiante respecto de lo femenino si lo hay–, al poner una fórmula que detiene el sueño en ese lugar del agujero que es la raíz del lenguaje. Calderón de la Barca pone estos versos en boca del Príncipe Segismundo: ¿Qué es la vida? Un frenesí ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. (Calderón de la Barca 1993, p. 76)1. Pero ojo a Calderón: las pulsiones son, y al ser, son testimonio de que nuestro mundo no se reduce a una pura imaginación. La interpretación de Lacan es sencillamente genial: plantea que no hay otra palabra, otra solución que la palabra (Lacan 1954-55, p. 240)2, es decir, que en ese punto no hay nada más para tirar de la cuerda. En su seminario Los incautos no yerran, haciendo alusión al ombligo del sueño, Lacan dirá: todos inventamos un truco para llenar el agujero de lo real, ahí donde no hay relación sexual, eso produce un troumatismo, Uno inventa. Uno inventa lo que puede, por supuesto. (Lacan 1973, p. 1003) !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2 3
Calderón de la Barca, P., RBA Editores, S.A. Barcelona 1993. Lacan, J. (1954-55). Libro 2. El Yo en la Teoría de Freud y en la técnica Psicoanalítica. El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires: Paidós (1984). Lacan, J. (1973 (1971-75)). Libro 21. Los incautos no yerran (Los nombres del padre) El seminario de Jacques Lacan: Inédito (Accesible en Folio views. Obras completas Freud y Lacan).
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Tomar en serio la especificidad de un psicoanálisis tiene como consecuencia no encontrar lo que se busca al inicio del mismo. En el lugar de la certeza del encuentro esperado en su fantasía y con su mirada fálica, al análisis introduce una contingencia, el encuentro con lo real. El análisis empuja al sujeto a un límite, a un vaciamiento de la producción fantasmática, hasta el fondo de producir un Acto. Ahí donde no espera habrá un encuentro, no con el Otro, sino con lo real. Y es en la contingencia del acto analítico donde el deseo del analista, inarticulable, tiene lugar por un decir que modifica al sujeto. Referencias bibliográficas. Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. Obras completas (Vol. 2, pp. 343-754). Madrid: Biblioteca Nueva, 1981. Lacan, J. (1973 (1971-75)). Libro 21. Los incautos no yerran (Los nombres del padre) El seminario de Jacques Lacan: Inédito (Accesible en Folio views. Obras completas Freud y Lacan). Lacan, J. (1975). Respuesta de Jacques Lacan a una pregunta de Marcel Ritter, 26 de enero 1975; Strasbourg. Suplemento de las Notas de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, nº 1, 126-135. Calderón de la Barca, P., RBA Editores, S.A. Barcelona 1993.
La autora: Trinidad Sánchez-Biezma de Lander Psicoanalista AME de la EPFCL, Psiquiatra Miembro del Foro Psicoanalítico de Madrid e-mail: mtlander@hotmail.com
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DREAMS, VIA REGIA. Trinidad Sánchez- Biezma de Lander. Abstract According to the definition of dream, being the via regia to the unconscious, this essay tries to articulate the difference implicated between lexicon and content, with the interpretability and its limits, the belly button. The nouances between the belly button and the Real are commented on, thus Lacan makes a difference between a hole in the sense of drive, and a hole in the unconscious; as a result of this difference we reach the limit to which an analysis is taken to. Key words: dream, interpretability, dreams belly button, real.
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LES RÊVES, VÍA REGIA Trinidad Sánchez-Biezma de Lander Résumé Quand on a défini le rêve comme voie regia à l'inconscient, on articule la différence qu’implique le déchiffrement entre lexique et contenu, avec l'interprétation et la limite de ce qui est interprétable, l’ombilic du rêve. On remarque les nuances entre l’ombilic et le réel et comment Lacan distingue l’orifice dans le pulsionnel et l'orifice de l'inconscient; cette différenciation a pour conséquence la limite à laquelle une analyse peut arriver. Mots-clés : rêve, déchiffrement, ombilic du rêve, réel.
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P S I C O A N A L I S TA S OPINAN
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P S I C O A N A L I S TA S OPINAN
ENTRE CIENCIA Y PSICOANÁLISIS: CLÍNICA, ÉTICA, POLÍTICA1 Marie Jean Sauret y Claudia Zapata-Ramos
Resumen Se trata de dar las razones del tenso debate ciencia-psicoanálisis, en torno al elemento diferenciador: la singularidad del sujeto del inconsciente. Se proponen cinco momentos de la dialéctica saber-sujeto, en su relación con los contextos sociales y políticos correspondientes, que implican por tanto la ética. Desde el momento cartesiano, seguido del momento revolucionario, liberal, freudiano, lacaniano, la solución matemática, culminando con la salida analítica. Palabras clave: Sujeto, saber, ciencia, psicoanálisis, ética.
Aparte del debate epistemológico relativo a la deuda del psicoanálisis en el ámbito de la ciencia (Askofaré, S.2), las relaciones entre ambos campos aparecen tensas: se acusa a los psicoanalistas tanto de ignorar y de imitar a la ciencia, cuando se refieren a ella (Sokal y Bricmont3), como de demonizar sus efectos en el ámbito social; en respuesta se acusa a los científicos (algunos con motivo, otros no tanto) de haber desencadenado una verdadera caza a la “bruja metapsicológica” acosando a ésta con su !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2 3
Agradecemos a Isabelle Morin por su lectura crítica. Sidi Askofaré, (2013) D’un discours l’Autre. La science à l’épreuve de la psychanalyse, Toulouse, P.U.M., collection «Psychanalyse». Alan D. Sokal, «A Physicist Experiments With Cultural Studies» [archive], Lingua Franca, mai 1996; Alan Sokal et Jean Bricmont, Impostures Intellectuelles. Éditions Odile Jacob, 1997. (En Español: Sokal, A. Bricmont, J. (1999) Imposturas intelectuales. Paidós Barcelona.)
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odio tanto en la política de sanidad, en las instituciones de atención, como en la universidad, con la lucha abierta contra la especificidad de la clínica1; y en la investigación académica, con los prohibitivos criterios de publicación. Este artículo trata no tanto de dar a conocer los elementos de ese debate, como de considerar sus razones. El psicoanálisis denomina sujeto a lo que habla en el individuo. Se inscribe entre las disciplinas que ven en el lenguaje entendido como poder de simbolización, la característica y la especificidad de lo humano. Gracias a éste, apenas aparecido sobre la superficie del planeta, el humano se descubre frágil ante las fuerzas de la naturaleza, débil entre sus semejantes, y para acabar de completar el cuadro, mortal. Sabemos hoy día de su neotenia, que le supone tener que demorarse largo tiempo bajo el cuidado de quienes lo alumbraron prematuramente. Su incompletud biológica no le permite rivalizar con ningún otro animal: sin duda sería el último de la clase si se le comparara con los peces en natación, con los pájaros en cuanto al vuelo, con los guepardos en la carrera, con los delfines en cuanto a bucear en apnea, los monos para corretear por los árboles, con los lagartos en la escalada, los elefantes en la fuerza, etc. Pero es precisamente esa incompletud, esa no finitud, lo que compensa la invención y la adopción del lenguaje. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
En 2011 algunos colegas se presentaron bajo el título “Clínica moderna y científica” a las elecciones del Consejo Nacional de Universidades, en psicología (sección 16) en Francia. Anunciaron explícitamente su intención de poner fin a la clínica de lo singular: “para asentar la coherencia en el seno de la psicología, nos comprometemos a defender una clínica moderna y científica que es examinada y evaluada por los mismos criterios de evaluación adoptados por los otros dominios de la psicología. Nos comprometemos a promover esta posición con todas las instancias nacionales y los miembros implicados en la evaluación o la promoción de la investigación”. Esta profesión es a veces de lo más chocante. De hecho, ninguna organización sindical protestó contra la primera orientación de psicología que se erige en exterminadora de otra, y llama la atención que las listas profesionales de difusión la hubieran difundido ampliamente con un relativo éxito en las elecciones.
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Éste revela al humano su precariedad ontológica y la transforma en motivación a ser tratada por los medios del lenguaje: así, crea en todos los dominios: ontológico, religioso, filosófico, técnico, científico, artístico, económico, político... En resumen, inventa la civilización gracias a ese trabajo de cultura como tratamiento de la precariedad ontológica. En prótesis por lo simbólico, el humano se realiza por su trabajo. ¿Es necesario subrayarlo? La ciencia es una invención humana que forma parte de la civilización como medio de tratar su precariedad ontológica. Momento cartesiano La ciencia fue inventada en primer lugar como un saber, garantizado por el sabio al que se suponía haberlo arrancado a los dioses: el saber era cierto desde siempre e incontestable, al punto de acumularse en diversos soportes, libros, enciclopedias, bibliotecas, universidades... Los humanistas se conmocionan tanto por ello, que intentan proteger a sus conciudadanos aliviándolos de su carga: ”Más vale una cabeza bien organizada que una cabeza llena”1. Hasta el descubrimiento que iba a cambiar de manera radical la relación del humano con el saber en Occidente: lo real es más poderoso que lo verdadero. Muchos hechos, desde que literalmente se descifra el mundo físico en lenguaje matemático, vienen a objetar el saber acumulado hasta entonces: uno de los más célebres es que los astros no giran en redondo, como enseñaba la cosmología de Ptolomeo. Aún más: la Tierra no puede ser el centro del mundo, y el Sol no gira en torno a ella, el ser humano no es el primus inter pares de las “criaturas” sino un estado de la evolución... Le corresponde a Galileo imponer esta lectura del mundo como si se tratase de un gran libro matemático. Sin duda el efecto de esta mutación del saber fue comparable a lo que los !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Michel Eyquem de Montaigne, (1580) Les essais. disponible on-line en versión íntegra y original.
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modernos conocieron con la caída del muro de Berlín, ¡o el final del apartheid! Pero, entonces: ¿cómo estar seguros del saber, si ni los dioses ni los sabios pueden garantizar la verdad? Es a esta pregunta a la que Descartes aporta una respuesta. Confrontando metódicamente los saberes a la duda hiperbólica, fuerza a ésta a constatar que ninguno se sostiene. En vez de hundirse en el escepticismo, toma acta del hecho de que los saberes más asegurados devienen inconsistentes desde el momento en que el sujeto se introduce en ellos con la duda. Conocemos su conclusión: “Si a base de pensar y de dudar el saber se hunde, entonces es preciso que el sujeto de la duda y del pensamiento exista”. O bien “Pienso, y eso desbarajusta el saber, luego soy”. Esta experiencia mental se vuelve la matriz del acto del sabio, apoyándose en la causa formal (si A, entonces B), la única privilegiada desde entonces en el campo de la ciencia. Separa al sujeto que fabrica la ciencia, el que piensa y duda, del sujeto producido como hecho del discurso y ofrecido a estudio. Descartes retoma esta distinción bajo las especies de la división entre el alma, devuelta a la metapsicología, y el cuerpo (el organismo) entregado a la física. Esta separación es entonces la condición de la objetividad al mismo tiempo que de la generalización de los saberes producidos. A la vez, la ciencia no puede prescindir del sujeto que la fabrica, y a la vez el saber que produce no puede conllevar ninguna huella de su subjetividad que limitase su alcance. De ahí la célebre fórmula de Lacan según la cual “la ciencia se muestra definida por el no éxito del esfuerzo para suturarlo” 1 (al sujeto). En este sentido, hablar de forclusión del sujeto por la ciencia es abusivo, puesto que es el agente del discurso científico. Por el contrario la ciencia no quiere !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1965). La ciencia y la verdad Escritos (Vol. 2, pp. 834,856). Buenos Aires: Siglo XXI [2003], p. 840.
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saber nada de ello: no saber nada de lo que es, no saber nada de su deseo, forclusión de la verdad como causa entonces, aunque ella extraiga la idea de causa de la experiencia misma del sujeto con su deseo. El acto de Descartes no se limita en esta constatación. Pone fin a siglos de búsquedas ontológicas, tratando a toda costa de atrapar el ser de las cosas con el pensamiento. Ahora el lenguaje no puede hacer más que representar, de manera que el real del que habla está fallado. A expensas de separar de ellas las huellas del sujeto que fabrica la ciencia, las matemáticas permiten un uso de lo simbólico que no “se” habla pero se escribe y permite una mejor aproximación a lo real de la física. En cuanto al sujeto, no hay que buscarlo más allá del acto en que se afirma: “Cogito, pienso, soy”. Lacan deducirá de ello que el Cogito ha de ser reformulado. Hay primero ese acto del sujeto que se afirma en el “Yo pienso, luego…” y que produce un pensamiento “soy”. Digamos aquí claramente que la ciencia aísla al sujeto hablante (el sujeto de la duda, del pensamiento, de la ciencia misma), el cual se reduce al acto por el que se afirma y se efectúa. Es ese sujeto el que inventará el psicoanálisis, la aproximación por Lacan del discurso de la histeria y de la ciencia no es por casualidad, es ese sujeto del que el psicoanálisis se va a hacer cargo, el que queda enganchado a las cuestiones existenciales, tratadas hasta entonces por las ontologías, hoy descalificadas a falta de poder rivalizar con el rigor paranoico de la ciencia. El psicoanálisis se hace cargo justamente porque la ciencia no quiere saber nada. La ciencia quiere saber tan poco, que no dice al sujeto lo que conviene hacer de ella misma, abandonándolo a su angustia. El discurso del psicoanálisis elegirá precisamente la vía de la angustia. En ese sentido, el psicoanálisis y su sujeto son más bien hijo e hija de la ciencia moderna.
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El momento revolucionario Sin duda la emancipación del sujeto de la ciencia nos hace olvidar otra condición del surgimiento del psicoanálisis: la lucha de los revolucionarios por asumir la responsabilidad de sus actos. Después de todo si, siguiendo a Rousseau, el humano estaba desnaturalizado por la educación y la civilización, es seguro que no estaba comprometido con ninguno de los determinismos religiosos o políticos. Podía por ello cortar la cabeza al rey y emanciparse del Dios que garantizaba la autoridad. Es en ese contexto en el que San Justo proclama al día siguiente de la revolución: “El bienestar del pueblo es una idea nueva en Europa”1. Cierto, los cataclismos climáticos, las epidemias, la hambruna, las guerras, golpeaban y golpean indiferentemente a ricos y pobres, mezclando todas las clases sociales. Pero en lo que se trata de los beneficios del antiguo régimen, no era lo mismo. Además, se decía ya, los pobres están habituados al sufrimiento, lo soportan mejor que los ricos. No han conocido otra cosa “¡Son felices así!” Pues bien, ahora se puede pensar que no. Bajo el impulso, entre otros de Sieyes 2 , la constitución de 1791 adopta el voto censatario: sólo los más ricos, los que contribuyen a la buena marcha de la economía nacional, tienen derecho al voto, porque el porcentaje de sus impuestos sobrepasa un cierto límite –el censo. Con el mismo espíritu que San Justo, algunos actores de la Revolución se alzan contra esta confiscación de la democracia. Y en el curso de ese debate Guizot pronuncia la famosa frase dirigida a quienes el !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
Louis-Antoine de Saint-Just, Œuvres complètes, edición establecida y presentada por Anne Kupiec et Miguel Abensour, éd. Gallimard, coll. Folio/histoire, 2004 Des Manuscrits de Sieyès. 1773-1799 et 1770-1815, tomo I (576 p.) y II (726 p.), publicado bajo la dirección de Christine Fauré, y la colaboración de Jacques Guilhaumou, Jacques Vallier et Françoise Weil, Paris, Champion, 1999 et 2007; Jacques Guilhaumou, Sieyès et l'ordre de la langue. L'invention de la politique moderne, Éditions Kimé, 2002.
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infortunio impedía votar: “¡Enriquézcanse!” 1 , retomando, en versión liberal, el “consejo” no menos famoso de María Antonieta al pueblo hambriento: “¿No queda pan? ¡Coman brioche!” De este modo, dos concepciones del “vivir juntos” se oponían: por decirlo rápido, la de San Justo (1767-1794) y la de Guizot (17871874), no del todo contemporáneas (que los historiadores me perdonen y no retengan más que la lógica). Para el primero, sólo la adopción de valores comunes permitiría construir una colectividad solidaria (“Libertad, igualdad, fraternidad”). Para el segundo, nada debe limitar la libertad conquistada, en particular en el plano económico y sea cual sea su modo de ejercicio. La virtud contra la canallada. Comentando ese episodio de la historia, Jacques Lacan señala que la idea de la dicha del pueblo no sólo no era nueva, sino que era capaz de contribuir al regreso del Antiguo Régimen. Lo novedoso es que, habiendo saboreado la libertad de desear, un pueblo se movilice para defenderla: “Sade, el interfecto, continúa a Saint-Just donde es debido. Que la felicidad se haya convertido en un factor de la política es una proposición impropia. Siempre lo ha sido y volverá a traer el cetro y el incensario que se las arreglan muy bien con ella. Es la libertad de desear la que es un factor nuevo, no por inspirar una revolución, siempre es por un deseo por lo que se lucha y se muere, sino por el hecho de que esa revolución quiere que su lucha sea por la libertad del deseo”2. Sin el advenimiento de ese sujeto del deseo, responsable de su posición –consecuencia “ética” tanto como política de la aparición del sujeto de la ciencia– no hay psicoanálisis. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
Gabriel de Broglie, Guizot, Perrin, 1990, nouvelle édition en 2002. Lacan, J. (1962). Kant con Sade Escritos (Vol. 2, pp. 744,770). Buenos Aires: Siglo XXI. pp.:765
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El momento liberal En continuidad de Sieyés y ante las querellas ideológicas, se inventa el liberalismo1. Por un lado, éste reenvía la cuestión del sentido a la esfera privada 2 , esperando poner así un término definitivo a las guerras de religión: la promoción de la laicidad se inscribe en ese proceso. Por otro lado, y para llevarse a cabo, reduce la relación entre las personas a su valor de mercancía, recusa la dimensión del deseo a la que sustituyen necesidad y capricho, y promete curar a los sujetos de la falta abasteciéndolos, gracias a la tecno-ciencia, del objeto que necesitan. Esta operación se salda por la forclusión (el rechazo) de la operación con la que el sujeto trataba de pensarse como faltante y deseante: la castración –lo sabemos por Freud. El discurso analítico es el dispositivo que conviene para acoger al sujeto que la ciencia trata en vano de rechazar (con sus cuestiones existenciales), el que privilegia al sujeto del deseo (de la palabra); es el retorno en lo real de la castración, de la que el liberalismo (de hecho, el discurso capitalista) no quiere saber nada, ni siquiera reprimirlo. Los sujetos que nacen después de la ciencia moderna, la Revolución francesa y el advenimiento del liberalismo, se encuentran privados. Privados de las respuestas de la religión, incapaz de rivalizar en certeza con la ciencia. El sujeto no podía encontrar en el lenguaje –por el hecho !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
2
Bernard Mandeville, La fable des abeilles (T1, 1714; T2 1729), publicado bajo el título: La ruche bourdonnante ou Les crapules virées honnêtes, En versión francesa por de Daniel Bartoli, prefacio y postfacio de François Dagognet, traducción de: The Grumbling Hive or Knaves Turn’d Honest, con la traducción en prosa de Jean Bertain (1740) y el texto inglés (1714), Paris, Éd. la Bibliothèque, 2006. Adam Smith, Théorie des sentiments moraux, 1759 - (trad. Michaël Biziou, Claude Gautier et Jean-François Pradeau), Paris, PUF, coll. «Quadrige», 2011, et Recherches sur la nature et les causes de la richesse des nations, 1776, Paris, PUF, coll. «Pratiques théoriques», 1995. Blaise Pascal, Pascal, Œuvres complètes, éd. Michel Le Guern, coll. Bibliothèque de la Pléiade, Paris, Gallimard, 1998-1999. Para un análisis preciso, Pierre Manent, Histoire intellectuelle du libéralisme, Paris, Librairie Arthème Fayard, collection Pluriel, 2012. Max Weber, L'Éthique protestante et l'esprit du capitalisme, Paris, Gallimard, 2004.
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mismo de su estructura y de sus características– la respuesta definitiva a la cuestión de lo que es. Si el lenguaje es apto para representar, no lo es para captar lo real que “causa” y del que hace entonces “causa de su deseo1”. Por lo mismo el sujeto encuentra en esa causa el “motor” que lo empuja a la búsqueda de “lo real de su ser” junto al Otro, bajo la forma de un Otro que él mismo fabricaba, al igual que los dioses. Ese Otro le proporcionaba una respuesta e ideales que fundaban la modalidad de “vivir juntos” de los que lo adoptaban. Es todo esto lo que resulta descalificado y queda grabado como el “fin de los grandes relatos”2 por la modernidad, el discurso capitalista. Asimismo el sujeto destierra a los dioses al inconsciente, y se fabrica una religión propia: la neurosis. El momento freudiano Históricamente, la ciencia, la Revolución y el liberalismo presiden la invención del sujeto para vivir en los tiempos que se abren. Y esta solución variada del fantasma y del síntoma de cada cual como solución, que por un lado interpreta su falta y sostiene su deseo, y por el otro, recuerda al sujeto que no es solamente un ser virtual, es la que Freud recoge de sus analizantes. El síntoma es la solución adoptada para hacer mantenerse juntas las dimensiones de las que el sujeto es constituido: lo Simbólico (el lenguaje), lo Imaginario (el sentido, el cuerpo) y lo Real (la porción de goce al que puede tener acceso…). Esta solución por el fantasma y el síntoma es calificada por Freud de religión privada. Lacan empuja el tope un poco más lejos incitándonos a ordenar en el lado religioso toda solución que el sujeto toma prestada de un Otro: por esta razón la solución por el complejo de Edipo, por el padre, !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
2
En el original “il est inapte à saisir le réel dont il «cause» et dont il fait alors la «cause de son désir»” donde el autor juega con la homofonía en francés entre hablar y causar Jean-François Lyotard, La Condition postmoderne. Rapport sur le savoir, éditions de Minuit, 1979.
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es una solución religiosa; a la que se opone la solución que el sujeto deduce de su cura1 y que él llama el sinthome. El sinthome supone que el sujeto “ponga de su parte”. Lo hace a partir del descubrimiento de lo que él es como objeción a que el Otro tenga la respuesta: descubre en la cura de qué está hecho, en una apercepción sobre una porción de real, verificando a partir de esta “porción” que ningún saber será nunca jamás capaz de reducir lo real a un saber, como lo pretende la religión. Es el final del sujeto supuesto saber sobre este punto, fin que produce un gran alivio: el final de la presión para que el Otro responda o para responderle. En principio todos los analistas deberían haber hecho esta experiencia, que les ha llevado a pensar que podrían a la vez compartir ese alivio y su soledad con algunos otros –hasta esa locura, tomar el lugar del analista-. Debería ser un colectivo de personas curadas de la tentación religiosa. Esto sin contar con el hecho de que supuestamente hay menos analizantes que hayan llegado al final de su cura, que analistas, y que los que practican el psicoanálisis son sin duda enfermos de transferencia (tras años de cura). Por eso la cuestión asociativa es importante. ¿Estamos en una Iglesia al servicio de una ortodoxia, o hacemos Escuela que sirva al discurso analítico? Ciertamente debemos trabajar los conceptos, pero estos no tienen interés más que si nos ayudan a captar que hay un real que de todas formas escapa, y que sobre ello se orienta la cura. El momento lacaniano Sin duda el momento lacaniano2 es aquel en el que el descubrimiento freudiano recibe su nombre propio. Después de todo, ¡nada de lo que precede hubiera podido ser escrito sin la enseñanza de Lacan! Sabemos de su esfuerzo por proporcionar el matema de lo que se enseña y por !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
Y a veces por otras vías: ver Joyce y los artistas en general. Lacan, J. (1975-76). Libro 23. El sinthome El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires: Paidós. Tomo prestado aquí en un sentido diferente el bello título de la obra de Bernard Sichère aparecido en Grasset (y reeditado en Libro de bolsillo, collection Biblio essai), 2004
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producir la lógica del discurso analítico en términos dignos de la ciencia. Sabemos además que ese esfuerzo desembocará en el objeto “a” como invención propia, y el síntoma, índice de ese real que hace fracasar no sólo al lenguaje con el que cernir lo real, del que habla, sino el de las matemáticas y el de la ciencia mismas. Por lo que “el truco analítico no será matemático”1 y el psicoanálisis no podría ser la ciencia del objeto a. Sin embargo, lo que Lacan nos ha legado nos permite interrogar la significación del psicoanálisis en el mundo contemporáneo. De hecho, hemos asistido al maridaje de la ciencia y del mercado para al final dar a luz el neoliberalismo 2 . El neoliberalismo secreta una ideología, el cientificismo, que hace creer que la ciencia puede responder no sólo a las cuestiones que son las suyas (descripciones, demostraciones, explicaciones físicas) sino que daría igualmente acceso a cuestiones existenciales como lo prueba el surgimiento de sectas y movimientos de aire cientificista: Raelianos, Cienciología, Iglesia de la Ciencia cristiana, Transhumanos, Design Intelligent… A decir verdad, con el neoliberalismo, no es ya el Derecho el que preside la organización de la Ciudad, sino el Cálculo: allí donde Freud fundara la civilización en la sustitución del Derecho a la fuerza animal, la nueva organización social sustituye el Derecho por el Cálculo. El cientifismo suscita una antropología igualmente ideológica con la que invita a cada uno a pensarse: máquina, organismo, empresa de sí mismo, útil, rentable, económico, durable, flexible y, en todo caso, evaluable. Esta evaluación generalizada ratifica la sumisión de la política a la economía. Mientras que la civilización ha sido inventada por los humanos para tratar su precariedad ontológica, como hemos recordado, hete aquí que por primera vez en la historia, aquélla se vuelve contra sí misma y !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
2
“El truco analítico no será matemático. Por eso mismo, el discurso del análisis se distingue del discurso científico” Lacan, J. (1981). Libro 20. Aun.1972-73. El seminario de Jacques Lacan (Vol. 20). Barcelona: Paidós. P. 141. Sauret, M.-J. (2009). Malaise dans le capitalisme. Toulouse: P.M.U.
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añade una precariedad material: SDF, SDP, parados, pobres y grandes pobres, excluidos de toda categoría… Sin duda cada uno puede constatar la mutación que el régimen de la evaluación y la subordinación al cálculo imponen: los saberes se vuelven no aptos para responder a las cuestiones existenciales, porque estos interrogan la verdad del sujeto (lo que el lenguaje no puede brindar) y porque prefieren la exactitud matemática. Las disciplinas académicas son requeridas para fabricar la teoría del individuo que necesita el funcionamiento del capitalismo. Es particularmente visible en el campo de la psicología y la psiquiatría en la que los accidentes, los trastornos, disfuncionamientos y otras averías toman el lugar atribuido hasta entonces a los síntomas (confirma el DSM). La transformación de la Universidad y más extensamente la educación nacional en empresa liberal está en marcha. Incluso los padres exigen que el preescolar sea un lugar de aprendizaje en el sentido pleno y que la escuela se verifique ya como un lugar de “lucha por la vida” y no ya un espacio transicional en el que los niños sean libres de ensayar los “escenarios de vida” puestos tradicionalmente a su disposición (Freud)1. Conocemos los límites de este estado de cosas para aquél que se deja sugestionar así. No dispondrá del apoyo de la castración y su síntoma será pre-interpretado en términos de lo políticamente correcto. No podrá ni apoyarse sobre el genio de su estructura (neurosis, psicosis o perversión) ni desarrollar la solución sinthomática de otro modo a su medida. Sin retomar aquí el debate en torno a la “nueva economía psíquica”, se presentará bajo la forma de lo que algunos han acuñado con el término estado límite2. No es raro ver a los estudiantes tratando de verificar en Internet, mediante sus móviles, la exactitud de ésta u otra información como !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
Sigmund Freud, "Sur la psychologie du lycéen", (1914), in Résultats, idées, problèmes, t. 1, PUF, p. 227-231. Charles Melman, (2002) Entretiens avec Jean-Pierre Lebrun, L’homme sans gravité. Jouir à tout prix, París, Denoël.
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referencia a medida que el enseñante desarrolla su curso. A estos estudiantes de hecho les basta con asegurarse que los datos están así disponibles para no tener que tomar apuntes. No sólo los Big Data no apuntan a enseñar a un ordenador a pensar como un humano, sino que algunos seres humanos paran el ejercicio del pensamiento1. Estos últimos creen que el ordenador trabaja en su lugar, en tanto que en el mejor de los casos, aplica “reglas matemáticas a conjuntos de datos para inferir probabilidades”. Pero los datos recogidos de esta manera competen a correlaciones (la masa de datos permite un perfeccionamiento infinito) que nada tienen que hacer con la causalidad habitualmente en uso en el campo de la ciencia: que la ciencia no quiera saber nada de la verdad como causa, no significa que no quiera saber nada de la causa. Podría darse entonces que “el diluvio de datos volviera obsoleto el método científico”2. Sin duda tenemos ahí una de las razones de la promoción de la psicopatología biologicista, de la psicopatología experimental, de las teorías cognitivo-conductuales, de la psicología de la salud, y tantas teorías construidas sobre correlaciones y cálculos de probabilidades: sin ninguna idea de la causa, la cual recae sobre la creencia preexistente en una determinación mecánica que diera cuenta a priori de todas las correlaciones. ¿Habéis dicho psicología científica? !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
2
Jean Bergeret et Wilfried Reid et al.Narcissisme et états-limites, Paris, Dunod, 1986. André Green, Narcissisme de vie, Narcissisme de mort, Paris, Minuit,1983. Otto F. Kernberg: Les troubles limites de la personnalité, Ed.: Dunod, Coll.: Psychismes, 1997. Heinz Kohut, Le Soi: la psychanalyse des transferts narcissiques, Paris, Presses universitaires de France, coll. «Le fil rouge», 2004. Desde el punto de vista que nos interesa ver sobre todo: Christopher Lasch, La culture du narcissisme – La vie américaine à un âge de déclin des espérances (The Culture of narcissism – American Life in An Age of Diminishing Expectations, 1979), Climats, 2000. Kenneth Cukier, Viktor Mayer-Schrönberger, Big Data. La révolution des données est en marche, Paris, Robert Laffont, 2014, citado por Cynthia Fleury, «Le probabilisme, nouveau dogme?», L’Humanité, 12 mars 2014, p. 23.
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Una solución matemática ¿Por qué nuestros contemporáneos, y tal vez nosotros mismos (“psy” de todo tipo y sus asociaciones, universitarios, practicantes y administrativos institucionales del gremio) nos dejamos capturar y formatear por el discurso capitalista? Para entenderlo conviene pararse sobre la estructura del sujeto, tal y como lo enunció Lacan: “el significante representa al sujeto para otro significante”. El primer significante, por aislado, no es apto para producir el más mínimo sentido, salvo aproximándose a un segundo. Pero éste no contribuye al sentido más que por el hecho de esta articulación. De modo que aquél que buscara cernirlo por sí mismo, cae sobre un nuevo S1 en busca de un S2. De ahí el despliegue infinito de la cadena significante, sin poder captar la última palabra: S1->(S1>(S1>(...S2))). Aparte de esto, el saber (articulación de significantes). como el significante, es siempre igualmente incapaz de atrapar el real del que se trata, y que Lacan señala con la letra a. Este funcionamiento del significante, en conflicto con ese real que lo trasciende, explica que esté disponible para las cuestiones existenciales, a diferencia de la letra (y del número) más apto para cifrar lo real. También por eso, aquél que habla, aquél que porta el significante “viviente” en lo real, está afectado: marcado por una pérdida de sustancia (a no ser más que representado), aquélla misma que él simboliza vía la castración. Esta sustancia “gozante”, sabemos que puede estar prendida por la letra del síntoma, no sin que el sujeto se ponga a la búsqueda de recuperarla. La diferencia sexual se ofrece demasiado pronto a la vez como identificación, en función de que el sujeto consienta a ordenarse bajo el significante Mujer o el significante Hombre, y como promesa de recuperar una poco de la susodicha sustancia con el partenaire. El partenaire es aquí aquél que me promete confirmarme en mi identidad masculina o femenina, gracias a la restitución de un poco de sustancia. A decir verdad, Lacan nos ha enseñado a designar al sujeto hablante como ordenándose bajo el S1 Hombre, aquél que confía en el lenguaje y que
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inscribe en el lado izquierdo de la tabla de la sexuación y coloca al sujeto que se ordena bajo significante Mujer del lado del S2. El sujeto ordenado bajo Hombre espera recuperar esa parte perdida por hablar, a través del goce sexual que le posibilitará el sujeto ordenado bajo el significante Mujer, cuando éste (ella) consiente a causar su deseo. Ahora bien, el goce que ella experimenta le es inaccesible: se encuentra en ello, por más amo que sea (S1), castrado. Su sustancia (a) se le escapa. En cuanto al sujeto ordenado bajo el significante Mujer, lejos de recuperar de este modo el real que dijera lo que La Mujer es “ella”, encuentra un goce que la hace Otra a sí misma. De esta suerte le es revelado el vacío del lugar de la mujer, puesto que ningún “significante congruente” es capaz de anudar mujer y goce. ¿Qué relación hay con la cuestión que nos ocupa? En primer lugar se trata de la demostración lógica del hecho de que no hay proporción sexual inscribible de modo tal que su realización devolviera a cada uno de los partenaires la substancia que le diera su consistencia de hombre o de mujer. Seguidamente, no sin sorpresa, Lacan nos indica que es precisamente en el lugar vacío de la mujer donde la ciencia viene a instalarse y donde hace las veces, en lo sucesivo, del deseo de saber1. La ciencia toma la función de la curiosidad sexual infantil. Guarda de las aventuras del sujeto la idea misma de causa tal como la hemos mencionado. Y en ese lugar fabrica los objetos de los que la tecno-ciencia es capaz y que el mercado propone como susceptibles de brindar esa sustancia y consistencia que el lenguaje ordinario y la estructura del sujeto sustraen. En el capítulo consagrado a las latusas2 Jacques Lacan propone escribir 1 como la marca que el sujeto recibe del significante S1, y escribir 1+1 para la pareja que busca formar (homólogo a S1->S2). Valida esta !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
Chris Anderson, citado por Cynthia Fleury, o.c. Lacan, J. (1969-70). Libro 17. El Reverso del Psicoanálisis., El seminario de Jacques Lacan (1992) (pp. 1-231). Barcelona: Paidós.p.174. (“letosas” en la versión española).
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escritura para el acto por el que el sujeto se efectúa y se afirma en el Cogito. Esta proposición le permite escribir la relación del sujeto con la pareja bajo la forma de una fracción 1/1+1. Pero de golpe, en cuanto se trata de atrapar el segundo 1, el mismo es función de 1/1+1, siendo el último 1 aún 1/1+1, hasta el infinito. Si se empieza el cálculo por la última fracción, se encontrará 1/2, luego 1/3, luego 1/5, es decir... una serie de números que no es otra que la serie de Fibonacci (1,2,3,5... de modo tal que cada uno es la suma de los dos anteriores). Y si se continúa el desarrollo suficientemente lejos, el resultado global tiende al número áureo. Más allá de esas particularidades matemáticas, lo esencial para Lacan es anotar que esa relación no acaba exacta: siempre hay un resto no integrable al significante, y es ese resto lo que acuerda designar a – como lo que es rebelde a todo cálculo en un sentido, lo que hace fracasar las matemáticas. A partir de ahí tal vez podamos captar cómo los objetos fabricados por la tecno-ciencia y propuestos por el mercado capitalista están contaminados por el objeto causa de deseo. Tal es el sentido del señalamiento de Lacan concerniente al hecho de que se pueda tener un coche como “una falsa mujer”1. Sin embargo juzga improbable que el sujeto se reduzca a una máquina o a un objeto entre los objetos2 –por el hecho mismo de la irreductibilidad de la causa del deseo. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1975) «La troisième», 7º Congreso de l’École freudienne de Paris en Rome, Lettres de l’École freudienne, 1975, n° 16, pp. 202-203 2 «(…) l'avenir de la psychanalyse est quelque chose qui dépend de ce qu'il adviendra de ce réel, à savoir si les gadgets par exemple gagneront vraiment à la main, si nous arriverons à devenir nous-mêmes animés vraiment par les gadgets. Je dois dire que ça me paraît peu probable. Nous n'arriverons pas vraiment à faire que le gadget ne soit pas un symptôme, car il l'est pour l'instant tout à fait évidemment. Il est bien certain qu'on a une automobile comme une fausse femme». Idem, ibidem. (El porvenir del psicoanálisis es algo que depende de lo que advendrá de ese real, a saber si por ejemplo, los gadgets verdaderamente se nos impongan, si verdaderamente lleguemos nosotros mismos a estar animados por los gadgets. Debo decir que esto me parece poco probable. No lograremos hacer que el gadget no sea un síntoma, porque por
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La salida analítica Una sola cuestión interesa entonces a Lacan: ¿será, ese sujeto así alimentado a base de biberón capitalista, capaz de entrar en análisis, de llegar a su término lógico y de tomar el lugar de analista? Sólo así tendríamos la respuesta a la pregunta de quién tomará el relevo del psicoanalista (y no del psicoanálisis) en el futuro. Tomar el relevo habrá supuesto que el analizante haya podido disociar el objeto causa de deseo y el objeto manufacturado, o, para decirlo con Pierre Bruno, que haya desjuntado el plus de gozar y la plusvalía que descuartizan a quien se deja sugestionar1. Esto ilumina desde otro punto de vista lo que puede significar que el discurso analítico constituya una salida del discurso capitalista2: poner el capitalismo fuera de sí porque se habría vuelto a poner al objeto en su lugar... Referencias bibliográficas Adam Smith, Théorie des sentiments moraux, 1759 - Paris, PUF, coll. «Quadrige», 2011, Recherches sur la nature et les causes de la richesse des nations, 1776, Paris, PUF, coll. «Pratiques théoriques», 1995. Askofaré, Sidi (2013) D’un discours l’Autre. La science à l’épreuve de la psychanalyse, Toulouse, P.U.M., collection «Psychanalyse». Bergeret, J. et Wilfried Reid et al. (1986)Narcissisme et états-limites, Paris, Dunod. Blaise Pascal, Pascal, Œuvres complètes, éd. Michel Le Guern, coll. Bibliothèque de la Pléiade, Paris, Gallimard, 1998-1999.
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ahora lo es de la manera más obvia. Es evidente que se tiene un automóvil como se tiene una falsa mujer” (Versión española Lacan, J. (1974). La tercera Intervenciones y Textos (Vol. 2, pp. 73-113, p.108) Íbidem) Cf. Pierre Bruno, Lacan, passeur de Marx. L’invention du symptôme, Toulouse, Erès, 2010. Lacan, J. (1974). Televisión Otros escritos (pp. 535-571). Barcelona: Paidós (2012). p. 546.
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Bruno,P. (2010) Lacan, passeur de Marx. L’invention du symptôme, Toulouse, Erès. (Versión en español: Bruno, P. (2010) Lacan, pasador de Marx. La invención del síntoma, Barcelona S&P (2011) Chris Anderson, citado por Cynthia Fleury, o.c. Des Manuscrits de Sieyès. 1773-1799 et 1770-1815, tomo I (576 p.) y II (726 p.), publicado bajo la dirección de Christine Fauré, y la colaboración de Jacques Guilhaumou, Jacques Vallier et Françoise Weil, Paris, Champion, 1999 et 2007 ; Jacques Guilhaumou, Sieyès et l'ordre de la langue. L'invention de la politique moderne, Éditions Kimé, 2002. Eyquem de Montaigne, Michel (1580) Les essais. disponible on-line en versión íntegra y original. Fleury,Cintya (2014) «Le probabilisme, nouveau dogme ?», L’Humanité, 12 mars 2014, p. 23" Freud, S. (1914) "Sur la psychologie du lycéen" Résultats, idées, problèmes, T. 1, PUF, p. 227-231. Gabriel de Broglie, Guizot, Perrin, 1990, nouvelle édition en 2002. Green, André Narcissisme de vie, Narcissisme de mort, Paris, Minuit, 1983. Kenneth Cukier, Viktor Mayer-Schrönberger, Big Data. La révolution des données est en marche, Paris, Robert Laffont, 2014, citado por Cynthia Fleury, «Le probabilisme, nouveau dogme ?», L’Humanité, 12 mars 2014, p. 23." Kernberg, Otto F. (1997) Les troubles limites de la personnalité, Ed.: Dunod, Coll.: Psychismes. Kohut, H. Le Soi: la psychanalyse des transferts narcissiques, Paris, Presses universitaires de France, coll. «Le fil rouge», 2004. Lacan, J. (1962). Kant con Sade Escritos (Vol. 2, pp. 744,770). Buenos Aires: Siglo XXI. pp.:744-770. Lacan, J. (1965). La ciencia y la verdad Escritos (Vol. 2, pp. 834,856). Buenos Aires: Siglo XXI [2003]. Lacan, J. (1969-70). Libro 17. El Reverso del Psicoanálisis., El seminario de Jacques Lacan (1992) (pp. 1-231). Barcelona: Paidós, p.174. (“letosas” en la versión española). Lacan, J. (1972-73). Libro 20. Aun. El seminario de Jacques Lacan. Barcelona: Paidós. Lacan, J. (1974). Televisión Otros escritos (pp. 535-571). Barcelona: Paidós (2012). Lacan, J. (1975-76). Libro 23. El sinthome El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires: Paidós. Lacan, J. (1975) «La troisième», 7º Congreso de l’École freudienne de Paris en Rome, Lettres de l’École freudienne, 1975, n° 16, pp. 202-203, (Versión en español Lacan, J. (1974). La tercera Intervenciones y Textos (Vol. 2, pp. 73-113).
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Lasch, Christopher (1979) La culture du narcissisme – La vie américaine à un âge de déclin des espérances (The Culture of narcissism – American Life in An Age of Diminishing Expectations, 1979), Climats, 2000. Louis-Antoine de Saint-Just, Œuvres complètes, edición establecida y presentada por Anne Kupiec et Miguel Abensour, éd. Gallimard, coll. Folio/histoire, 2004 Lyotard, Jean-François, La Condition postmoderne. Rapport sur le savoir, éditions de Minuit, 1979." Mandeville, Bernard La fable des abeilles (T1, 1714 ; T2 1729), publicado bajo el título: La ruche bourdonnante ou Les crapules virées honnêtes, En versión francesa (Daniel Bartoli, prefacio y postfacio de François Dagognet, traducción de : The Grumbling Hive or Knaves Turn’d Honest, con la traducción en prosa de Jean Bertain (1740) y el texto inglés (1714), Paris, Éd. la Bibliothèque, 2006. Manent, Pierre Histoire intellectuelle du libéralisme, Paris, Librairie Arthème Fayard, collection Pluriel, 2012. Max Weber, L'Éthique protestante et l'esprit du capitalisme, Paris, Gallimard, 2004." Melman, Charles (2002) Entretiens avec Jean-Pierre Lebrun, L’homme sans gravité. Jouir à tout prix, París, Denoël. Sauret, M.J. (2009). Malaise dans le capitalisme. Toulouse: P.M.U." Sichère, Bernard (2004) El momento lacaniano aparecido en Grasset (y reeditado en Libro de bolsillo, collection Biblio essai), 2004" Sokal, Alan D «A Physicist Experiments With Cultural Studies» [archive], Lingua Franca,mai 1996 ; Alan Sokal et Jean Bricmont, Impostures Intellectuelles. Éditions Odile Jacob, 1997. (En Español: Sokal, A. Bricmont, J. (1999) Imposturas intelectuales. Paidós Barcelona).
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BETWEEN SCIENCE AND PSYCHOANALYSIS: CLINIC, ETHICS, POLITICS. Marie Jean Sauret & Claudia Zapata-Ramos Abstract This essay tries to take account of the reasons for the tense debate between science –psychoanalysis around a differential force: the uniqueness of the subject of the unconscious. Five moments of the dialectic knowledge – subject, in its relationship with the corresponding social and political contexts, involving therefore ethics, are proposed. Starting from the Cartesian moment, followed by the revolutionary moment, the liberal one, the Freudian, the Lacanian, the mathematical solution, and culminating with the analytical output. Key words: Subject, Knowledge, Science, Psychoanalysis, Ethics.
ENTRE SICENCE ET PSYCHANALYSE: CLÍNIQUE, ÉTHIQUE, POLITIQUE Marie Jean Sauret et Claudia Zapata-Ramos Résumé Il s'agit de donner les raisons du débat tendu entre science psychanalyse, autour de l'élément différentiel : la singularité du sujet de l'inconscient. On propose cinq moments de la dialectique savoir - sujet, dans ses rapports avec les contextes sociaux et politiques correspondants, qu’impliquent l'éthique. À partir du moment cartésien, suivi du moment révolutionnaire, libéral, freudien, lacanien, la solution mathématique, en culminant avec la sortie analytique. Mots-clés : Sujet, savoir, science, psychanalyse, éthique.
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Los autores: Marie-Jean Sauret Claudia Zapata-Ramos Respectivamente psicoanalista (APJL), profesor de psicopatología clínica, codirector de LCPI (EA 4591) y psicóloga, doctoranda, investigadora asociada a LCPI. Toulouse-Paris 20 de Marzo de 2014 sauret@univ-tlse2.fr
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PSICOANÁLISIS, PSIQUIATRÍA Y NEUROCIENCIAS1 Carmen Gallano Petit Resumen Abandono de la neurología para buscar un saber sobre el inc, a partir de la sexualidad. Reivindicación del saber del psicoanálisis como una ciencia, pero sobre un saber no completa, El trabajo expone como Lacan saca el objeto del psicoanálisis del debate neurocientífico para situarlo en el real de la no relación sexual. Los neurobiólogos reconocen la hiancia entre el estado del cerebro y el estado psíquico (amor, deseo, goce). Se reflexiona sobre el lugar del analista con su especificidad en la enseñanza de Lacan en el contexto actual delimitado entre ciencia y capitalismo, que destruye la en que proliferan ofertas de amos que ofertan un saber sobre el ser Palabras clave: psicoanálisis, sujeto, real, neurociencias.
Es interesante leer la “Advertencia de la edición alemana” del Proyecto de una psicología para neurólogos (Entwurf), de 1950. Pues recoge bien las reservas de Freud, que le llevaron a no publicarlo, y el momento en el que “se extinguió su interés por el intento de representar el aparato psíquico en términos neurofisiológicos”. Lo data precisamente en 1896, a partir del momento en que Freud propuso el nuevo esbozo del aparato psíquico de la Carta 52. La metáfora biológica de la neurona deja paso en la Carta 52 al esquema de la estratificación en tres inscripciones, que son transcripciones sucesivas de signos. Así, podemos ver que en ese !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 "Texto presentado en Coloquio Internacional “Odisea Lacaniana” Río de Janeiro. 2001.
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momento Freud inaugura una nueva ciencia, ajena a la neurofisiología, un nuevo saber que empieza a formalizar la estructura del inconsciente. Más tarde, Freud, explicando su abandono de la tentativa de deducir una localización cerebral de los procesos psíquicos, dirá: “todos los intentos de concebir las ideas como almacenadas en las células nerviosas y las excitaciones como siguiendo el curso de las fibras nerviosas, han fracasado por completo”. El ideal cientificista de Freud –que Lacan considera en La ciencia y la verdad1 en su marca “no contingente sino esencial a la vía freudiana”– tomó la vía inversa de la que había aventurado en el Proyecto. Ya no se trataba para él de servirse de la neurofisiología para la teoría psicoanalítica, sino de elaborar la teoría psicoanalítica, a la espera de que nuevos descubrimientos en ambos campos demostraran la conexión entre los “fenómenos psíquicos y sus fundamentos orgánicos”. En las Lecciones introductorias al psicoanálisis (Vorlesungen)2 escribe: “El edificio teórico del psicoanálisis creado por nosotros no es, en realidad, sino una superestructura que habremos de asentar algún día sobre una firme base orgánica. Mas, por el momento, no tenemos posibilidad de hacerlo”. Ahora bien, al lado de esta expectativa freudiana situada en un horizonte de futuro, que nunca llega, encontramos una definición categórica, en el párrafo siguiente: “lo que caracteriza al psicoanálisis como ciencia no es la materia de que trata, sino la técnica que emplea... Su único fin y su única función consisten en descubrir lo inconsciente en la vida psíquica”. Poco le importa, entonces, que la materia que trate – acababa de aludir a la “causa de las excitaciones de la libido”– tenga o no un correlato neuroquímico, hipotético, pues sólo por la vía de la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1965). La ciencia y la verdad. Escritos (Vol. 2, pp. 834,856). Buenos Aires: Siglo XXI [2003]. 2 Freud, S. (1916-1917). Lección XXIV. El estado neurótico corriente. Lecciones de Introducción al psicoanálisis Obras Completas. Sigmund Freud (Vol. VI) Madrid: Nueva Visión [1972], P. 2365
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exploración del inconsciente se llega a saber algo de la incidencia de la sexualidad en el sujeto. Su perspectiva epistemológica se apoya en su genio clínico. Desde la clínica psicoanalítica que va forjando paso a paso, puede acercarse a los límites de la ciencia psicoanalítica, a los límites del saber del inconsciente. Hay un interesante artículo de Michaël Turnheim sobre Freud y la ciencia1 en el que sigue en Freud la huella de la no separación entre su clínica y su epistemología, “sobre la relación problemática entre saber y goce”. Freud no es un terapeuta y no se conforma para su ciencia con las pruebas terapéuticas en el tratamiento de las neurosis. En Análisis profano2 afirma su deseo de que “el psicoanálisis no sea devorado por la Medicina y encuentre su última morada en los textos de la Psiquiatría, reducido a una terapia”. No confunde el uso terapéutico del psicoanálisis con el alcance de la ciencia psicoanalítica, que es lo que a él, desprovisto “de inclinación médica”, como él reconoce, le interesa. Y si bien su ideal cientificista le lleva a insistir varias veces en que “nuestra ciencia es aún joven...”, declarando su incompletud y su insuficiencia respecto al saber por alcanzar en un futuro, no por ello alimenta la ilusión de que serán otras ciencias las que aportarán al psicoanálisis el saber que le falta. Concluye su texto El porvenir de una ilusión con esta magnífica frase: “No, nuestra ciencia no es una ilusión. En cambio sí lo sería creer que podemos obtener en otra parte cualquiera lo que ella no nos puede dar”3. Esta afirmación de Freud me parece bienvenida para introducir una crítica de cómo el pensamiento médico y psicológico, que tanto ha contaminado a los psicoanalistas de la IPA, plantea actualmente el debate !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Turnheim, M. (1994). Notre science est encore jeune... Quarto, Bruxelles. 56. Freud, S. (1926). Análisis profano. Sigmund Freud. Obras completas (2ª ed., Vol. VIII, pp. 2911-2959). Madrid: Nueva visión, p. 2952. 3 Freud, S. (1927a). El porvenir de una ilusión. Sigmund Freud. Obras completas (2ª ed., Vol. VIII, pp. 2961-2992). Madrid: Biblioteca nueva, 1972, p. 2992. 2
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entre psicoanálisis y neurociencias. Pero antes de entrar en este tema, no quiero dejar de recordar tres momentos en Lacan, en la primera etapa de su enseñanza: … el Seminario de la Ética del psicoanálisis, de 19591, cuya primera parte es una relectura del Proyecto (Entwurf) como una “topología de la subjetividad”, dando su pleno valor a las febriles intuiciones de Freud de 1895. … su escrito, anterior, Sobre una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis, de 1958, en el que de un plumazo desbarata las ilusiones organicistas de la Psiquiatría sobre etiología de las psicosis, planteando cómo Freud “arrojó sobre la determinación misma del proceso las primeras luces que permitieron iluminar su determinación propia, queremos decir la única organicidad que está esencialmente interesada en ese proceso: la que motiva la estructura de la significación” 2 . En ese escrito recuerda su “grafo”, “como intento de representar las conexiones internas al significante en cuanto que estructuran al sujeto”. “Pues hay allí una topología que es enteramente distinta de la que podría hacernos imaginar la exigencia de un paralelismo inmediato de la forma de los fenómenos con sus vías de conducción en el neuroeje”3. … su escrito, posterior, La ciencia y la verdad, de 19654, en el que dando su estatuto al psicoanálisis en disyunción con la ciencia, distingue, entre otras cosas, que la verdad no incide en la ciencia sino como “causa formal”, mientras que el psicoanálisis la acentúa como “causa material”, que no es otra que la incidencia del significante en la división del sujeto entre saber y verdad. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1959-60). Libro 7. La ética del psicoanálisis El seminario de Jacques Lacan (Vol. 7). Barcelona: Paidós. 2 Lacan, J. (1958). De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis Escritos (Vol. 2, pp. 513-564). Madrid: Siglo XXI [1995], p. 554 3 Ídem p. 522 4 Lacan, J. (1965). La ciencia y la verdad Escritos (Vol. 2, pp. 834,856). Buenos Aires: Siglo XXI [2003].
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No hay en Lacan el ideal cientificista de Freud, el sueño de un horizonte futuro de reunión de las neurociencias y el psicoanálisis, y sí el esfuerzo constante de hacer avanzar el saber propio del psicoanálisis, que en su ambición se igualaría a la ciencia sólo si demuestra “lo imposible de escribir de la relación sexual”, y si incide en ese real “determinándolo tanto como el saber de la ciencia”1. Los lectores de Lacan reconocerán en mi cita al Lacan de la Nota italiana de 1973, en la que aborda la incidencia que el psicoanálisis puede tener sobre ese real, que “no hay proporción sexual”. Mientras la ciencia incide cada vez más directamente en lo real del organismo en el cuerpo, el psicoanálisis, puede ocuparse de ese “otro real” que resulta de la incidencia del lenguaje en el viviente y que da su condición al sujeto. Freud lo había descubierto en el nudo castraciónpulsión. La clínica de las neurosis le condujeron a proponer que la libido, ese extraño “órgano” ilocalizable pero palpitante en el erotismo que habita el cuerpo, hace del cuerpo algo más que organismo biológico. ¿Cómo el saber del psicoanálisis podría acceder a ese real que se manifiesta como imposibilidad, de que “no hay proporción sexual”? La propuesta de Lacan, al final de la Nota italiana es: “poner a contribución lo simbólico y lo real que lo imaginario anuda, e intentar con ellos aumentar los recursos gracias a los cuales lograríamos prescindir de esa enojosa relación, para hacer el amor más digno que la abundancia de vano parloteo que constituye hoy por hoy”. La ciencia psicoanalítica, entonces, tiene algo que ofrecer a la sociedad contemporánea y que puede incidir en el malestar, en el mal-gozar de los sujetos, que hoy están atrapados además por los modos de glotonería del superyo que hacen síntoma en el capitalismo actual. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1973). Note italienne. Ornicar?, 25 diffusion Seuil (1982), Paris. (Versión en español: Lacan, J. (1973). Nota Italiana Otros escritos (1ª ed., pp. 327,332): Paidós (2012).
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Los neurobiólogos admiten que no pueden definir paradigma alguno que pueda establecer una correlación entre un estado del cerebro y un estado psíquico. Se rinden a la evidencia de un hiato, de una hiancia, de una heterogeneidad. Esta hiancia es la que el psicoanálisis prueba en su clínica. Así los neurobiólogos encuentran muchos límites a la hora de esclarecer algo de cómo funcionan en el cerebro y en el cuerpo las cosas del amor, el deseo y el goce. Pues no son cosas objetivables en los parámetros científicos. Como mucho han llegado a racionalizar algunas hipótesis sobre el correlato neuroquímico de los “estados emocionales”, abordados como generalidad y no en las particulares y no aislables para ellos causas contingentes y subjetivas de las “emociones” que se ponen en juego en la vida afectiva y sexual. Un amigo, que es un investigador de altura en genética molecular, Jesús Sainz, me decía hace poco que “la ciencia no se mueve por una causa”. Lo decía en un sentido que converge con lo que expresó Lacan en su texto de 1966, Psicoanálisis y Medicina: “la ciencia no es incapaz de saber qué puede; pero ella, al igual que el sujeto que engendra, no puede saber qué quiere”1. Pero si la ciencia no tiene causa, el capitalismo devora a la ciencia, pues el discurso capitalista sí se mueve por una causa, sí sabe qué quiere, y termina absorbiendo en ella al científico como a tutti quanti. De ahí que sea vana ilusión pensar que el psicoanálisis escapa en lo social a la incidencia de la mercantilización capitalista, pues el psicoanalista recibe las demandas de los sujetos contemporáneos dispuestos a pagar en dinero por un tratamiento de su malestar subjetivo, que a priori es uno más de los ofrecidos en el mercado de las terapias. Tomemos en serio, es decir en serie, lo que articula Lacan en la Nota Italiana, ya citada, sobre la dependencia del análisis de cómo el científico aloja el saber que hay en lo real. Pues añade que también depende del “clamor de una pretendida humanidad para quien el saber no está hecho, !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1966). Psicoanálisis y Medicina. Intervenciones y textos (Vol. 1, pp. 86-99). Buenos Aires: Manantial (2002).
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puesto que ella no lo desea”1. Ese clamor de la verdad insabida que late en su malestar subjetivo y que la ciencia excluye (o forcluye), es lo que conduce a los sujetos contemporáneos, por contingencia, al psicoanalista. Ahora bien, precisamente el psicoanalista lo será tal si no se reduce al terapeuta y si se ocupa de extraer de la queja, del clamor, la verdad como efecto de un saber otro que el de la ciencia: .. el saber de un inconsciente a elaborar como efectos de las palabras que han forjado a un sujeto en su división irreductible de un goce perdido. Es el caso de los sujetos neuróticos, en los que la verdad se inscribe en lo Simbólico y el goce ha podido ser cifrado en síntomas conectados a lo imaginario de un fantasma. .. o el saber a elaborar como efectos asubjetivos del lenguaje en la producción de un goce inseparable del cuerpo y del significante. Es el caso de los sujetos psicóticos en los que la verdad emerge en lo real, reduciéndolos a ser objeto de goce. No es la posición actual del psicoanalista en el mercado lo que lo distingue como otra cosa que un depositario del clamor de la verdad de la “pretendida humanidad”. Lacan aquí es contundente: “no hay analista si ese deseo (de saber) no le adviene, es decir que ya por ello él sea el desecho de la susodicha (humanidad). Digo ya: está ahí la condición de la que, por algún lado de sus aventuras, el analista debe la marca portar. A sus congéneres ”saber“ encontrarla”. 2 Entonces el analista no se define en su excentricidad en lo social, en su amor por la verdad, sino por su deseo, eventual, de saber. Pero entonces, si el analista se fabrica como tal con ese deseo, ¿cuál es la causa de ese deseo de saber propio del analista, que le haría no perder su brújula frente a las seducciones del mercado? No basta con que aloje otro saber que el de la ciencia, pues ha de sostenerse en una causa que pueda !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
2
Lacan, J. (1973). Nota Italiana Otros escritos (1º ed., pp. 327,332): Paidós (2012).p.328
"O.C. p.329"
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okupar el lugar de la causa capitalista, pues sólo teniéndola en cuenta como lo que domina al sujeto contemporáneo tendrá, quizás, oportunidad de subvertirla. Lacan prestó atención a lo real, sintomático del capitalismo, que como causa Marx descubrió: la plusvalía. Lacan la situó para articular el principio de la producción capitalista, que utiliza los hallazgos de la ciencia en la tecnología, y la exigencia del consumo generalizado, inepto para procurar un goce que la frene. Y encontró el correlato en la estructura del sujeto del inconsciente en el resto que excede y retroalimenta como causa al sujeto en sus vicisitudes pulsionales. Por ello propuso la noción de plus-de–goce, como lo que en un análisis puede ser subvertido, si el sujeto aloja en ese plus su ser de deseo, su causa singular. Lo cual deja entero el enigma de cómo un sujeto puede hacerse analista, más allá de quedarse en envolver con la pulsión su plus-de-goce para soltarlo en las realizaciones que lo Simbólico puede transportar y en las realidades que lo Imaginario puede hacer degustar. ¿Cómo puede seguir frente al agujero de lo real de la condición a-humana de sus demasiado humanos congéneres, para intentar inventar un saber extraído de ese real de la clínica, de lo real “en tanto que imposible de soportar”? Cierto es que los analistas no están a la altura, y Lacan, que era todo menos idealista, no lo ignora, cuando termina su Nota Italiana tomando como paradigma de la relación de un analista con el saber el sicut palea de Santo Tomás, al final de su vida. Pero no olvidemos que el monje antes había pasado su vida dedicado a examinar todos los sed contra que objetaran a la doxa teológica que estableciera un saber sobre la verdad. Diría, tras haber leído en diagonal a Santo Tomás, que de su final sicut palea extrajo sin duda su sed liber. Puede resultar extraño que en el momento en que Lacan examina cómo el psicoanálisis, desde el deseo del analista, podría igualarse a la ciencia, concluya viendo lo poco creativo del saber con el que el inconsciente “perenniza el humus humano de generación en generación“, pues dice: “ahora que se lo ha inventoriado (inventariado) se sabe que da
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prueba de una falta de imaginación rematada”. (Traduzco así, de modo parcial, el término francés, más complejo, éperdu). Más aún, que pone como modelo de la relación del analista con el saber el palea del inventario tomista: “Trouvez-moi un analyste de cette tuile, qui brancherait le truc sur autre chose qu’un organon ébauché”. (Frase difícil de traducir, pues tuile es literalmente la teja que cubre el edificio, pero connota en sentido figurado el accidente, la calamidad, de la teja que cae inesperadamente sobre la cabeza de alguien. Y truc significa tanto el chisme, la cosa, como la maña y la suerte de quien da con el tranquillo, lo cual remite más a un arte que a un saber...). Quizás no sea tan extraña esta correlación anudada por Lacan para situar al analista, si decantamos de ella que el saber a inventar por el analista es el que se sitúa en la intersección de lo imposible a hacer entrar en el saber de la ciencia y en las llamadas de la religión. Cosa que nos importa en un momento de nuestra civilización en que, como contrapartida a la incidencia de la ciencia en el capitalismo, “el clamor de la verdad” se rentabiliza en la proliferación de cultos a inefables intersecciones entre verdad y goce. Me refiero a la panoplia cada vez más amplia de ofertas ideológicas y terapéuticas new age que para darse legitimidad se apoyan en el meaning de las sabidurías orientales, precientíficas, pero que no la adquieren sino como use de técnicas que prometen templar el excedente de goce pulsional de los cuerpos a la deriva que no encuentran objeto en que condensarse en otro “habitante humano”. Y como “el clamor de la verdad” no se puede reabsorber en esos intentos de domesticar al sujeto del inconsciente que retorna reducido a su acefalia pulsional, de templar la pulsión en la homeostasis del placer del “no pienso”, el sujeto busca volver a aparecer en lo Simbólico, y albergar la verdad subjetiva en un “pienso” de su trascendencia sobre la miseria de las excitaciones corporales. El Sujeto supuesto Saber en nuestros días se ofrece en mercados paralelos, en la figura de los que ofrecen un “pensamiento” que teorice las verdades que
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escapan a la ciencia. La histerización inherente al sujeto que busca en el Otro un saber que alcance su verdad, en la medida en que el poder invisible del Amo capitalista no produce ningún saber sobre el misterio del ser del sujeto en su valía en el campo del deseo, consagra nuevos Amos/maestros que fascinan por su oferta de producir un saber sobre el ser. Así, a mi entender, cuanto más atrapados estemos en enchufar irremediablemente nuestras vidas, para poder funcionar en la competitividad social, a todos los artefactos de la tecnología, más buscará quien no se resigne a reducir su vida a la de un instrumento dócil al sistema, que lo hace desaparecer como sujeto de una experiencia íntima que lo separa de la alienación a la Demanda del Otro social, un alojamiento para su íntima experiencia subjetiva en quien haga surgir para él la significación enigmática del Sujeto supuesto Saber. El terapeuta es un mero oficiante de una técnica, de un “saber hacer”. Pero su legitimidad, para el anhelo del sujeto que no se resigna a que no haya más ley que la del mercado de los plus-de-goce, necesita un armazón simbólico de referencia, es decir, una trama significante, de saber, en cuyos intervalos pueda suponerse una correlación entre goce del cuerpo y verdad del sujeto. Otra ley ha de suponerse, en buena lógica, para situar alguna pacificación posible entre el sujeto del deseo y sus excrecencias de goce que la repetición muestra indomesticables. Pero como el neoliberalismo, que da forma ya hoy a la lógica implacable de que no hay más ley que la que calcula beneficios y pérdidas, y por ende no consagra más ley que la de “goza como quieras” –aunque no sepas cómo– y “trabaja como se te ofrezca” –aunque no puedas sino perderte en tal obligada sumisión–, se afirma en proporción a la invisibilidad de su poder, no encarnado por ningún Amo, se abate globalizando la aldea, que algunos acertadamente han llamado la “aldea irreal”. Pues nada más ajeno a lo que en la historia de las civilizaciones se ha sostenido como núcleo de aldea. Pues lo que produce esa unidad llamada “aldea” es el límite, “el pequeño vecindario”, que configura unos códigos
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de vínculo social en los que cada habitante calcula y encuentra su lugar en relación con los otros, y el espacio íntimo de cada uno, en los avatares de su disidencia pulsional, se juega en una lógica colectiva en la que la norma y la transgresión se legitiman y se ilegitiman mutuamente, según una economía, tanto libidinal como social y económica, que permite la subsistencia del sistema simbólico que mantiene esa comunidad humana, y puede integrar en ella, fuere para condenarlas y tratarlas, las patologías en las que los sujetos manifiestan su imposible adaptación a la norma colectiva. “Hace falta todo un poblado para civilizar a un niño”, era el mensaje de Hillary Clinton en su libro “It takes a village...” con el que se ofrecía a suplir la impotencia del Amo castrado, inepto para civilizar los estragos del capitalismo americano por la vía de una gobernabilidad política. Pero esa intuición al servicio del ideal de la neomadre supletoria, está en plena contradicción con lo que los “villages” han producido en los núcleos urbanos occidentales: los lugares de máxima libertad aceptada de los individuos en el desarrollo de sus particularidades, los que más admiten mestizajes, son los que no configuran sino “estilos de vida” no afines, que no engranan más que soledades yuxtapuestas en la indiferencia de unos hacia otros. El modo actual del capitalismo en los grandes núcleos urbanos destruye cualquier organización de “aldea”. Y demuestra que sean cuales fueren los intentos simbólicos que las mujeres como madres puedan ofrecer para alojar a los niños, el problema de la Ley falla, porque no rige en el capitalismo actual el lugar de enunciación, de excepción de un decir, que legitime norma alguna y confiera autoridad a los dichos en los que se ejerce el poder. “El Edipo no podría mantenerse indefinidamente en cartelera en formas de sociedad en las que se pierde cada vez más el sentido de la tragedia” decía Lacan en Subversión del Sujeto, y añade “Todo enunciado de autoridad no tiene en él más garantía que su
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enunciación misma, pues es vano que la busque en otro significante..., no hay Otro del Otro”. Así, en esta fragmentación neoliberal de la aldea, es patente el fracaso de las utopías comunitarias proyectadas por las neoizquierdas que prosperaron desde el mayo del 68. Desde hace más de veinte años asistimos a lo que llamaría con humor el des-mayo de una generación, que no ha transmitido sino impotencia o desvanecimiento frente a lo que denunciaba del sistema. Pues si algo no podía contrarrestar, es un real de la lógica capitalista que no se trata con colectivizaciones del fantasma por mucho que atraigan agrupamientos por identificación. Las primaveras del fantasma son siempre anuncio de los estragos del invierno. Pues la pantalla que lo Simbólico y lo Imaginario ofrecen en el fantasma a lo Real, no elimina lo Real, sino que lo hace reaparecer en las formas siniestras que ya se atisbaban en lo que esos delirios colectivos, de exaltación fantasmática, dibujaban como el “mal” del sistema a conjurar. Si no, ¿por qué tantos elevados paraísos soñados, hacen caer a tantos de los que se consagran a ellos en tantos infiernos que se cierran en su espiral descendente? Aunque dicho de manera metafórica, y que requeriría desarrollos más rigurosos, no nos sorprendamos de la crisis actual de la psiquiatría, pues la psiquiatría nació como saber empírico de la clínica, que, como muy bien estudió Michel Foucault, era un saber que se alojaba en la hiancia entre “Vigilar y castigar”, entre la gran mirada que pretendía objetivizar los anómalos fenómenos de la locura y el gran castigo que la ley social imponía a los que no podían insertarse en ella. La psiquiatría, después de la Segunda Guerra que asoló Europa, si salió de los invernaderos de los manicomios, no fue por la incidencia de un saber sobre la enfermedad mental, sino por la necesidad de ofrecer asistencia a los ciudadanos, definidos por las democracias occidentales que se configuraron entre los aliados que derrotaron al nazismo, como sujetos de derechos y deberes, que requerían de instituciones y dispositivos en los que la noción de “salud mental” cobró carta de naturaleza social como nuevo modo de legitimar un orden público y social. Cada ciudadano se
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convirtió en “usuario” de servicios públicos asegurados por el Estado, y esos servicios, durante la segunda mitad del siglo XX, se pensaban como inversión necesaria para asegurar una universalidad de los “derechos humanos”, para lo cual había que ofrecer asistencia específica a los que no lograban insertarse en el “derecho y el deber” del trabajo, como único modo de normalidad psíquica de un sujeto en su contribución social a la producción que beneficiaría a todos. Pero tal producción de mercancías, en la universalización del proletario como trabajador asistido en sus derechos, como consagración de una ley que le dicta sus deberes, en la espiral que ha transformado la lógica interna del capitalismo, hasta su forma globalizante actual, se ha mostrado que no sólo no es en beneficio de todos, y que el Estado “del bienestar” no devuelve la plusvalía extraída, sino que ,por el contrario, a más desgaste en el trabajo, menos beneficio para el trabajador y más beneficio creciente para el que acumula los instrumentos financieros de la producción, con los que somete al Estado. La psiquiatría encontró su fracaso en la imposibilidad de servir a dos amos al tiempo, a la exigencia de homeostasis social y al sufrimiento psíquico indescifrable en los códigos de bienestar subjetivo proyectados por los ideales democráticos. Así, la red de dispositivos de “asistencia psicosocial” ha sido el primer lugar de condensación de los nuevos modos de sufrimiento subjetivo como síntoma social. Es la depositaria de los fenómenos sintomáticos de nuestra civilización que testimonian de la “producción insaciable de la falta-en-gozar” –son los términos de Lacan para referirse a lo que produce en los sujetos la causa capitalista. Ahí, en su ingenuidad, esos defensores de la racionalidad de la ciencia que son los psiquiatras, por su origen, haciendo de la locura objeto de estudio, hoy, en su creciente callejón sin salida, miran para otro lado, queriendo ver lo invisible de una “vulnerabilidad psicobiológica” –eso los más progresistas– que haría a los sujetos ineptos para resistir los envites del sistema, y no encontrar un equilibrio psíquico en sus coyunturas sociales.
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“Inocentes no somos, tampoco cómplices”, definiría la posición irresuelta de los psiquiatras de hoy, en crisis, lógicamente, pues ya no saben qué papel les queda en el soborno que las multinacionales hacen de ellos: son los que han de legitimar en un saber la producción de nuevos medicamentos, y el gasto en investigaciones que requieren instrumentos tecnológicos con los que se alimentan empresas varias –todo esto cada vez más caro en dinero. Y al mismo tiempo están cada vez más deslegitimados, pues se les reduce a meros agentes de intereses de mercado, a los que se les ofrece el plus de un poder médico, que les confiere, según un saber supuesto, autoridad legitimadora sobre los agentes de la ley en su aplicación judicial, cuando se trata de juzgar la naturaleza del mal subjetivo que hace de tantos sujetos reos de la justicia. Pero más vergonzante aún es para los psiquiatras, si experimentan que su meaning en el campo de la medicina tecnocrática, no es más que el use necesario a las coartadas pseudo cientificistas con las que tratan de legitimarse las grandes empresas que ofrecen sus productos a la llamada “Sanidad pública”. ¿Sanidad pública? Desde los años 80, las neurociencias han incidido en la Psiquiatría de manera masiva, pero no por la aportación de un saber científico que esclarezca los hechos de la clínica de los trastornos psíquicos, sino por la producción de nuevos psicotrópicos. Pues la ciencia lo que produce son objetos, y estos nuevos objetos reducen al psiquiatra a ser un expendedor de las “píldoras de bienestar” publicitadas por los laboratorios farmacéuticos. Actualmente la llamada “Psiquiatría de la evidencia” –evidence is experience– pretende basarse en la prueba terapéutica para acreditar el saber de las neurociencias. Pero las prescripciones de los psiquiatras, como bien sabemos los psiquiatras, no tienen fundamento científico alguno. Hasta los más biologicistas reconocen que los psicotrópicos son producto de descubrimientos empíricos y que sólo después se elaboran hipótesis etiológicas sobre fallos en los neurotransmisores en las patologías psíquicas. Una hiancia es
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manifiesta “pues con los psicofármacos no se pueden deducir fiablemente los efectos clínicos de los estudios de laboratorio”. Esta hiancia resulta de la clínica. La clínica es el “aguafiestas” que impediría que la psiquiatría científica avance de la mano de las neurociencias. Por eso los neurobiólogos reprochan a los psiquiatras que no sepan identificar las enfermedades de manera precisa y no proporcionen datos útiles para objetivar “marcadores” de disfunciones de la actividad psíquica que revelarían las disfunciones cerebrales correlativas. En la entrevista publicada en Ornicar? Nº 17/18 con Jean Pierre Changeux “El hombre neuronal”, éste dice: “Hay que encontrar criterios objetivos de la desviación mental. Estamos obligados, sin duda, para comenzar, a adoptar criterios comportamentales, pero hay que volverlos cuantitativos, sin lo que son puramente subjetivos. Hablar con alguien es muy bonito, pero no es suficiente. Hasta ahora la sintomatología está fundada únicamente en el discurso”. Como ven, no podría decir mejor el obstáculo que es la clínica del sujeto para la ciencia y cómo la ciencia forcluye al sujeto. Obstáculo que intentan superar los cuestionarios y las escalas estándares de la clínica psiquiátrica actual para anular, como dicen, las “distorsiones subjetivas”. Así, la clínica psiquiátrica clásica obtenida del discurso del enfermo, en el encuentro singular con él, está enterrada en el olvido. Hoy, desde la psiquiatría y la psicología se decreta lo caduco del psicoanálisis y se rechaza su parcial punto de vista frente a una concepción multifactorial que aunaría lo biopsicosocial para explicar la etiología de los trastornos psíquicos. Se afirma, cada vez más, que las neurociencias suponen una sentencia de muerte para el psicoanálisis y que el psicoanálisis fracasará si no integra “el rápido crecimiento del saber sobre la interacción de las vulnerabilidades neurogenéticas y la especificidad psicosocial del entorno”. Esto lo dijo, por ejemplo, en el Congreso Mundial de Psiquiatría del 96, Goodwin, director del centro de investigación de Washington sobre “Neurociencia, comportamiento y sociedad”, decretando que el cambio de
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siglo está marcado por el “fracaso del psychoanalytic insight, que duró en el siglo XX para explicar el desarrollo del niño y la psicopatología consiguiente”. Y a esto se suman en coro los psiquiatras que proponen la integración de la psicoterapia y la psicofarmacología. No perdamos de vista que esa supuesta caducidad o insuficiencia del psicoanálisis por el avance de las neurociencias sólo se produce en el terreno de la crisis de la psiquiatría, que, llamada a contribuir a la sanidad mental pública, se ha hecho síntoma de la “insanidad pública”. En el campo de la psiquiatría tratan de mantenerse, como pueden, aquellos que ignoran que el psicoanálisis no es una psicoterapia y que la causalidad en el psicoanálisis no es etiología de un trastorno, sino causalidad de un sujeto que es respuesta de lo real. Sabemos que en el establishment de la IPA, en la dificultad para orientarse frente a las nuevas formas clínicas de hoy, que cada vez ven menos como neurosis o psicosis, y ponen en el saco de los borderline, abogan por recurrir a nuevas etiologías con las que completar el saber del psicoanálisis. Especialmente en el campo de la psicosis infantil y de la esquizofrenia. Practican la ilusión contra la que Freud advirtió, en la frase que cité antes: “creer que podemos obtener en otra parte cualquiera lo que la ciencia psicoanalítica no nos puede dar”. Sin ir más lejos, Otto Kernberg, actual Presidente de la IPA, busca nuevas bases en el metabolismo de las endorfinas. Pero si la psiquiatría y la psicología están siendo tragadas por la ciencia y su uso capitalista, el psicoanálisis no ha sido del todo devorado por la Medicina, y en eso el deseo de Freud sigue prosperando, gracias, a mi entender, a esa otra vuelta de elaboración del psicoanálisis a la que dedicó tantos años Lacan. Así, un debate psicoanálisis/neurociencias, a mi entender, no tiene pertinencia si se plantea: sea con la expectativa de reunirlos, sea desde la posición defensiva de oponerse desde el psicoanálisis a las neurociencias. El psicoanalista se ocupa del sujeto del inconsciente y de su división del resto de goce que le hace estar vivo, palpitante, en el deseo, y eso
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escapa radicalmente a cualquier clínica descriptiva o hipótesis objetivadora sobre los trastornos psíquicos. Si el psicoanálisis da su lugar al sujeto, entonces lo que nos interesa es situar la incidencia de la ciencia en el sujeto contemporáneo y en los modos de retorno del sujeto del inconsciente, tangibles en los nuevos avatares de la clínica. La conjunción de las neurociencias y el capitalismo pone cada vez más al cuerpo como única referencia del individuo. Los sujetos de hoy están cada vez más confinados en sus cuerpos y cada vez más desligados del saber. Las palabras en la civilización occidental actual no forjan un discurso que proporcione al sujeto un lugar en el vínculo social. No hay aldea que lo aloje en relación con otros. El discurso en el que los sujetos de hoy nacen, transmite cada vez menos un saber que dé significación a las marcas de una identidad particularizada, e interprete el enigma del deseo del Otro. El sujeto de hoy tiene que hacerse su identidad en el lenguaje de la empresa: “lograr objetivos”, siendo los objetivos los éxitos de mercado, en el mercado de la ciencia, del arte, de las religiones de moda. Quizás por eso tantas luchas por la identidad, individual o grupal, que exacerban los fanatismos. Mientras el sujeto se ocupa de tener que “hacerse alguien”, no se ocupa de lo que puede ligarle a los otros, en tanto que otros a él. En Posición del inconsciente, Lacan dice “nada en la vida de ninguno desencadena más encarnizamiento para lograr procurarse un estado civil”. Con ello se refiere a la operación de separación, en la triple perspectiva de separare, se parare, se parere, que cierra la causación del sujeto, operación para “guarecerse del significante bajo el cual sucumbe el sujeto”1. Pero, ¿cómo encuentra el sujeto de hoy el deseo del Otro al que ligarse en una alienación simbólica, en la ausencia de un marco simbólico que lo aloje? Los sujetos de hoy están cada vez más !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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abandonados a una “autoalienación” o a precarias prótesis de alienación imaginaria. Walter Benjamin definió al sujeto moderno como un “hombre despojado de su experiencia” por resistirse a la experiencia traumática. Y anticipó cómo el proceso de la modernidad conducía a la extinción de “la facultad de intercambiar experiencias”. Del sujeto contemporáneo, pienso que podríamos decir que está empujado a no tener ni siquiera experiencias que transmitir. Pues lo que le afecta en su cuerpo está obturado por el saber de la ciencia que destilan los medios de comunicación a título de “verdad última de la biología”, forcluyendo la experiencia subjetiva. Y lo que le afecta en su mente está obturado por la causa capitalista, transportada al sujeto, y que no deja cabida a admitir la castración en la experiencia de la vida. Pienso que la clínica actual nos muestra los retornos del ciframiento inconsciente de la pulsión, en el desasosiego, la ansiedad, o los cortocircuitos de goces ruinosos que excluyen el paso por el Otro. Y los retornos del ciframiento inconsciente de la castración en las pérdidas impensables que alimentan los miedos que asedian a los sujetos. El asunto del psicoanalista está en la clínica del sujeto del inconsciente, ligado a la vida, a la libido, entre castración y pulsión, sean cuales fueren sus manifestaciones sintomáticas. Las neurociencias han desplazado al psicoanálisis en el campo de la psiquiatría, de la psicología, en el discurso de los medios de comunicación. Como contrapartida de esto asistimos al crecimiento en los países occidentales del recurso creciente a diversas terapias e ideologías con las que se alimenta el sentido de los síntomas y el sentido del cuerpo, que, como he dicho antes, están basadas en los saberes orientales, precientíficos. Pero las neurociencias no pueden desplazar al psicoanálisis, porque los sujetos cuando consultan, hablan, por poco que digan, y la dimensión de la transferencia es ineliminable. En el terreno de la clínica, en un encuentro singular con el hablante, que no puede decirse sin Otro, es
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donde el acto analítico, que desbarata lo que en el mercado de las terapias se espera del analista, tiene o no sus suertes. Los psicoanalistas nos sentimos, y con motivo, socialmente perdedores frente al dominio creciente de las ofertas de la ciencia y su contrapartida de nuevas místicas de pacotilla que consuelan el anhelo de verdad de los sujetos. Además la histeria hoy no desbarata al Amo suscitando un deseo de saber. Pero de esa pérdida ¿podríamos hacer ganancia?, ¿pues quién sino el analista puede hacer surgir lo ineliminable del sujeto del inconsciente, incluso ahí donde se esconde en sus más complacientes o desplacientes disfraces? Ahora bien, mal podríamos convocarlo en el malestar contemporáneo si en nuestra transmisión no se transporta su causa, en las coordenadas de un saber que toque de cerca lo que siempre seguirá faltando en el sujeto, la verdad informulable de su síntoma. Referencias bibliográficas Freud, S. (1916-1917). Lección XXIV. El estado neurótico corriente. Lecciones de Introducción al psicoanálisis Obras Completas. Sigmund Freud (Vol. VI) Madrid: Nueva Visión [1972], Freud, S. (1926). Análisis profano. Sigmund Freud. Obras completas (2ª ed., Vol. VIII, pp. 2911,2959). Madrid: Nueva visión. Freud, S. (1927a). El porvenir de una ilusión. Sigmund Freud Obras completas (2ª ed., Vol. VIII, pp. 2961-2992). Madrid: Biblioteca nueva, 1972. Lacan, J. (1958). De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis. Escritos (Vol. 2, pp. 513-564). Madrid: Siglo XXI [1995]. Lacan, J. (1959-60). Libro 7. La ética del psicoanálisis. El seminario de Jacques Lacan (Vol. 7). Barcelona: Paidós. Lacan, J. (1965). La ciencia y la verdad. Escritos (Vol. 2, pp. 834,856). Buenos Aires: Siglo XXI [2003]. Lacan, J. (1973). Note italienne. Ornicar?, 25 diffusion Seuil (1982), Paris. (Versión en español: Lacan, J. (1973). Nota Italiana. Otros escritos (1ª ed., pp. 327,332): Paidós (2012), algunas citas textuales del original, se han cambiado por las de este texto. N.Ed.). Lacan, J.(1966). Psicoanálisis y Medicina. Intervenciones y textos (Vol. 1, pp. 86-99). Buenos Aires: Manantial (2002). Turnheim, M. (1994). Notre science est encore jeune... Quarto, Bruxelles. 56.
PSYCHOANALYSIS, PSYCHIATRY AND NEUROSCIENCES. Carmen Gallano Petit Abstract Freud gave up neurology to search a knowledge of the unconscious from sexuality, claiming knowledge of psychoanalysis as a science, a knowledge, true, but not complete. Lacan goes beyond taking out the object of psychoanalysis of the neuroscientist discussion to place it in the Real of the non-sexual relationship that neurobiology recognizes, when it checks the gap between the state of the brain and mental state (love, desire, enjoyment). This gap is the truth that science forecloses, and instead guides psychoanalysis. The analyst's place with its specificity is reflected in this essay from the teaching of Lacan, in the current context determined by science and capitalism, and its illusory offers about a knowledge and a being of absolute satisfaction, in exchange for the alienation demand of the Other. The clinic subject of psychoanalysis is the one which makes objection to be alienated to the effects of dominant discourse. Key words: Psychoanalysis, Subject, Real, Neurosciences.
La autora: Carmen Gallano Petit Psiquiatra, Psicoanalista AME de EFCLE e-mail:cgallano@lar.e.telefonica.net
PSYCHANALYSE, PSYCHIATRIE ET NEUROSCIENCES Carmen Gallano Petit Résumé Freud abandonne la neurologie pour chercher un savoir sur l’inconscient, à partir de la sexualité, c’est une revendication du savoir de la psychanalyse comme une science, mais d’un savoir pas complète. Lacan va plus loin quand il enlève l'objet de la psychanalyse du débat neuroscientifique pour le situer dans le réel du non rapport sexuel, que la neurobiologie reconnaît quand vérifie la béance entre l'état du cerveau et l'état psychique (amour, désir, jouissance). Cette béance est la vérité que la science forclos et que par contre oriente la psychanalyse. On réfléchit sur la spécificité de la place de l'analyste, depuis l'enseignement de Lacan, dans l'actuel contexte déterminé par la science et le capitalisme, et ses offres illusoires d’un savoir sur l’être et sur la satisfaction absolue, en échange de l’aliénation à la demande de l’Autre. La psychanalyse s’occupe de la clinique du sujet qui fait objection à être aliénés aux effets du discours dominant. Mots-clés: Psychanalyse, sujet, réel, neurosciences
LACAN CIENTÍFICO DE LAS HUELLAS A LAS LETRAS Francisco Estévez Resumen El debate sobre psicoanálisis y ciencia es antiguo. Hay dos maneras básicas de aproximarse a ello. La primera sostiene que el psicoanálisis se inscribe directamente en el campo de las neurociencias –Freud defendió durante un tiempo esta posición–. La segunda considera que ciencia y psicoanálisis son paradigmas diferentes. Existe un tercer modo – por ejemplo Lacan– que toma de la ciencia conceptos, instrumentos y articulaciones que permiten concebir y operar con lo real del sujeto siguiendo la lógica matemática y la teoría de conjuntos. Palabras clave: ciencia, huella, matemática, función, real, letra.
Nuestra ciencia sólo es operante por un chorreado de letritas y de gráficos combinados. J. Lacan. Lituratierra, 1971, p. 26 Introducción ¿El psicoanálisis es una ciencia? Hay diversas maneras de aproximarse al sintagma psicoanálisis y ciencia. Básicamente se reducen a dos: la que sostiene que el
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psicoanálisis se inscribe directamente en el campo de las neurociencias1; y la que considera que ciencia y psicoanálisis son paradigmas diferentes, pero toma de la ciencia conceptos, instrumentos y articulaciones que permiten concebir y operar con lo real del sujeto; su modelo es la enseñanza de Jacques Lacan. Ambas tendencias se hallan en Freud. El referente de la primera es el Proyecto de una psicología para neurólogos (1895); el de la segunda, muchos de sus textos posteriores, como El sentido antitético de las palabras primitivas (1910), Sobre una degradación general de la vida erótica (1912) o La pulsión y sus destinos (1915), en los que toma de la lingüística estructural, la antropología cultural o la biología, elementos auxiliares de la ciencia para aplicar al psicoanálisis. Una ciencia natural Freud se plantea desde los inicios del psicoanálisis «estructurar una psicología que sea una ciencia natural». Así lo escribe en el boceto que redacta en el tren camino de Viena el 23 de septiembre de 1895, a la vuelta de un encuentro con Fliess en Berlín. Dichas notas se publicarían cincuenta y cinco años más tarde bajo el famoso epígrafe Entwurf2 (Freud 1895/1950, p. 211). ¿Qué quiere decir ciencia natural para Freud? Algo muy preciso: poder representar los procesos psíquicos como estados cuantitativamente determinados de partículas materiales, conforme a dos presupuestos: 1. Lo que distingue la actividad del reposo es una cantidad Q (o también Q’η) sometida a las leyes generales del movimiento3. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Sus defensores más conocidos son Gérard Pommier, François Ansermet y Pierre Magistretti. 2 Entwurf se ha traducido como Proyecto en español. 3 Q cantidad externa de energía. Q’η cantidad psíquica de energía (neuronal). Freud elige la letra griega η (eta) por una curiosa razón imaginaria: por su similitud gráfica con la letra latina n (abreviatura de neuronal).
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2. Las partículas materiales en juego son las neuronas N1. En esta época Freud es fiel seguidor de Galileo y se inscribe en la ciencia pura. El sabio de Pisa (1564-1642) descubrió la ley de la caída de los cuerpos y razonó que el estado natural de un objeto dotado de movimiento horizontal es seguir moviéndose horizontalmente a velocidad constante. Newton (1643-1727) formularía, a partir de ello, su primera ley de la inercia. Su segunda ley, la de la dinámica –en la que Freud fundamenta su psicología inicial– establece que «el cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz ejercida y se produce en el sentido de la línea recta en que se ejerce la fuerza» (Goodstein 1999, p. 42). En esta segunda ley newtoniana asienta Freud sus dos tesis básicas: Primera tesis básica. La concepción cuantitativa de los procesos psíquicos. Según el principio de la inercia neuronal, las neuronas tienden a descargarse de cantidad (Q), constituyendo este proceso la función primaria de los sistemas neuronales y la base del movimiento reflejo. Conforme a este principio las neuronas presentan una división estructural en dos clases: motrices y sensitivas. Entre los diversos métodos de descarga se puede desarrollar una función secundaria, pues los preferidos son los que implican un cese de la estimulación mediante fuga del estímulo2. Pero, en consonancia con el principio de inercia de Galileo, se mantiene una proporción entre la cantidad de excitación y el esfuerzo para la fuga del estímulo. Este principio de inercia es, sin embargo, transgredido por otra condición, ya que a medida que aumenta la complejidad interna del organismo, el sistema neuronal recibe estímulos somáticos endógenos que también necesitan ser descargados. Ahora bien, el organismo no puede sustraerse de ellos mediante la fuga, como hace con los estímulos !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
N es siempre neurona en Freud. El ejemplo clásico es apartarse del fuego para no quemarse (y disminuir así la excitación celular). 2
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externos1. Además, el sistema necesita mantener una pequeña cantidad de reserva de energía debido al apremio de la vida (derivado del hambre, la respiración y la sexualidad). De este modo se ve obligado a abandonar su primitiva tendencia a la inercia (tensión = 0) y soportar una acumulación de cantidad (Q’η) sin descargar, mayor que cero. A esta conclusión llegamos también a partir de una lectura retroactiva de la metapsicología freudiana, donde se explica que una de las tendencias del aparato psíquico es la de conservar lo más baja posible la cantidad de excitación existente, pero que ésta nunca llega a ser igual a cero. Por eso «es inexacto hablar de un dominio del principio del placer sobre el curso de los procesos psíquicos» (Freud 1920/1974, p. 2508). Podríamos establecer, así, las siguientes ecuaciones: Principio del nirvana (tensión = 0) ≈ (Q = 0) Principio del placer (tensión > 0)≈ (Q’η > 0) Segunda tesis básica. La teoría de la neurona. Freud es uno de los precursores de esta teoría. En ella trata de combinar la teoría de la cantidad de excitación (Q’η), que acabamos de referir, con los descubrimientos neuronales de la histología de su época. «Si se combina esta representación de las neuronas con la concepción de la teoría de la cantidad (Q’η) se llega a la noción de una neurona (N) catectizada, llena de determinada cantidad» (Proyecto, op. cit., p. 214). Freud anticipa de manera especulativa la manera de operar de los transmisores neuroquímicos, confirmada más tarde por la neurología experimental. Concibe un sistema neuronal formado por neuronas discretas, homólogas en su estructura pero diferentes en su función, que contactan entre sí, y en las cuales se hallan preestablecidas determinadas direcciones de conducción, en razón de los estímulos que reciben. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
De la pulsión no se puede huir mediante la fuga.
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El término neurona1 fue introducido por Waldeyer en 1891, inspirado en los descubrimientos de Ramón y Cajal. Aparece, por lo tanto, cuatro años antes del Entwurf freudiano. Pero, por su parte, Freud es el creador del concepto barreras de contacto, que surge dos años antes de que Foster introdujera el término sinapsis2, que finalmente predominó. La neurona tiene una estructura compuesta por un cuerpo neuronal central, donde se aloja el núcleo; de este cuerpo sale el axón, un cilindroeje mielinizado, que finaliza en unas ramificaciones arbóreas llamadas dendritas. Estas conectan a su vez con las dendritas de la siguiente neurona, y así sucesivamente, constituyendo la red neuronal humana, que alcanza una cifra de 100.000 millones de neuronas en cada individuo.
Fig. 1. Neurona y sus partes
Las barreras de contacto freudianas (o la sinapsis fosteriana) –es decir el espacio interdendrítico de apenas unas micras entre dos neuronas– es donde se producen las conexiones interneuronales y se transmite la información. A cada neurona le corresponden, según Freud, varias de !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Heinrich Waldeyer (1836-1921), analista y patólogo alemán que en 1891 dio el nombre de neurona a la célula nerviosa. 2 Michael Foster (1836-1907) médico y fisiólogo británico que acuñó el neologismo sinapsis (del gr. συναψιs, enlace, de συν ‘junto’ y αψιs, del verbo απτειν, ‘unir’) en 1897, en su libro A Textbook of Physiology.
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estas vías, pudiendo seleccionar las más favorables para la conectividad conforme a la facilitación, es decir a la cantidad de energía (Q’η) que pasa a través de una célula nerviosa en el proceso de excitación y al número de veces que se repite el proceso. La sinapsis opera mediante impulsos electroquímicos. Estos impulsos recorren el axón de la neurona de origen, excitan las dendritas y los terminales presinápticos y liberan los neurotransmisores de las vesículas, que atraviesan la hendidura sináptica y llegan finalmente a los receptores postsinápticos de la neurona de destino, comenzando de nuevo el proceso. Cada neurona recibe unas 10.000 sinapsis de otras neuronas.
Fig. 2. Sinapsis
Freud describe tres sistemas neuronales, diferenciados desde el punto de vista funcional, pero con idéntica morfología. El primer sistema (φ) está formado por neuronas permeables que se encargan de recibir, sin ofrecer resistencia, los estímulos del mundo exterior; el segundo sistema (ψ) está constituido por neuronas impermeables dotadas de resistencia y
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portadoras de memoria, especializadas en recibir las excitaciones endógenas; el tercer sistema (ω) está conformado por neuronas específicamente perceptivas1. Todo sistema neuronal cumple una doble condición: capacidad de permanecer receptivo y capacidad de retener. Aunque estos tres tipos de neuronas no están diferenciados estructuralmente en el sistema nervioso, su diferencia operativa constituye, para Freud, una exigencia lógica. La neurología moderna vino a confirmar algo semejante al descubrir que existen asociaciones dinámicas y transitorias de neuronas organizadas en conjuntos funcionales que pueden, debido a la plasticidad neuronal, inscribir experiencias, evocar recuerdos o activar fantasías. La experiencia deja huella Un año después de escribir el Entwurf (1895) la concepción de Freud se había modificado un poco, tal como se refleja en la Carta 52 a Fliess (1896/1975, p. 3551), cuyos conceptos reaparecen, a su vez, cuatro años más tarde en el capítulo VII de la Traumdeutung. Aquí establece que «toda nuestra actividad psíquica parte de estímulos (internos o externos) y acaba en inervaciones» (1900/1972, pp. 673-674), y que el proceso psíquico se desarrolla iniciándose en el extremo de percepción hasta llegar al extremo de motilidad. La idea que aparecía en el Proyecto, de tres tipos de neuronas especializadas (φ ψ ω) cede el paso a un esquema más elaborado de aparato psíquico, donde los estímulos perceptivos son recibidos por un sistema previo que no conserva nada de ellos (a-mnémico) y pasan a un sistema posterior que transforma la excitación en huella mnémica duradera. Freud abandona así su intento de representar un aparato psíquico en términos neurofisiológicos y lo sustituye por un aparato !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
φ neuronas permeables; ψ neuronas resistentes; ω neuronas perceptivas. Freud emplea las letras griegas ψ (psi) y ω (omega) como símbolos respectivos de psíquico y de perceptivo. En el primer caso por consenso científico y en el segundo por similitud gráfica imaginaria con la W alemana, inicial de Wahrnehmung (percepción).
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psíquico reflector. Pasa de la fisiología a la física: la percepción a la entrada del sistema, la conciencia a la salida del mismo. Entre ambos extremos una serie de transcripciones o huellas que conforman un sistema de memoria. El sistema (W), que es el que recibe los estímulos (tanto externos como internos) no conserva carga alguna, o registro de memoria, pues si no se obturaría. Es el sistema posterior (Ψ) el que transforma la fugaz excitación del primero en huellas duraderas (Ibíd., p. 673). El estímulo perceptivo es recibido en tiempo presente con carga vacía, mientras que la inscripción con carga plena se aloja en otro sistema y se traslada a otro tiempo. La percepción y la memoria se excluyen entre sí. Lo que no cesa de inscribirse W x x x W
neuronas
Wz’ x x xx Wz
signo
Ub
Ub’’ x x x x Incosnciente
Vb’’’ x x x
Bw x x x
Vb Preconsciente Bw Consiente
Carta 52, 6 de diciembre 1986 Esquema del aparato psíquico
Fig. 3. Signos de percepción
Al aparato reflector de Freud, Lacan lo denomina esquema óptico, ya que las inscripciones se producen tras pasar la excitación refractariamente, como la luz, a través de sucesivas capas permeables W Wz que Experiencia se trasladan desde el extremo (percepción) al extremo PrecepciónWahrnehmung Signos Bewusstein (conciencia). La originalidad de Lacan es que en FREUD el intervalo de la percepción que separa ambos extremos (W – B) sitúa «el lugar del Otro, donde se Huella Psíquica constituye el sujeto» (Lacan 1964/2001, p. 53). Experiencia
Percepción
Huella sináptica NEUROCIENCIAS
Lo que no cesa de inscribirse W ESTÉVEZ Wz’Lacan Ub’’ Bw FRANCISOC científico.Vb’’’ De las huellas a las letras x x x
W
neuronas
x
Wz
signo
x xx
Ub
x x x x
Incosnciente
x x x
x x x
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Vb Preconsciente Bw Consiente
Además, traduce primera inscripción (WzI) como significante: «(…) Carta 52, 6la de diciembre 1986 Esquema del aparato psíquico Nosotros podemos darle de inmediato a esos Wahrnehmungszeichen1 su verdadero nombre: significantes» (Ibíd., p. 54). En el siguiente esquema observamos la relación que se puede establecer entre huella sináptica, huella mnémica y significante.
Experiencia
W Precepción
Wz Signos de la percepción FREUD Huella Psíquica
Experiencia
Percepción
Huella sináptica NEUROCIENCIAS
Experiencia Percepción Significado
signficante
LACAN
Fig. 4. Huellas y significante
Leemos este esquema, orientados por Ansermet y Magistretti (2010, p. 87), del siguiente modo: 1. El número de huellas sinápticas es el equivalente lingüístico de la secuencia de fonemas que constituye un significante. 2. El signo de percepción psíquico es materializado en la huella sináptica y deviene el punto de confluencia primordial entre el lenguaje y el ser humano. 3. La percepción actual es interferida por una cadena asociativa. Ésta hace surgir una representación que conduce a otros recuerdos completamente diferentes procedentes de la realidad psíquica. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Wahrnehmungszeichen, ‘Signos de percepción’, del al. Wahrnehmung ‘percepción’ y Zeichen ‘signo’.
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4. Se produce una modulación de la huella sináptica por la huella psíquica, una vez rememorada. Esta nueva manera de aproximarse a la coalescencia disyuntiva de lo psíquico y lo neurológico aporta un matiz diferente a las escépticas palabras del Freud tardío: «La investigación científica ha demostrado (...) que la actividad psíquica está vinculada a la función del cerebro más que a la de ningún otro órgano (...). Pero todos los intentos realizados para deducir (…) una localización de los procesos psíquicos, es decir (…) de concebir las ideas como almacenadas en las células nerviosas y las excitaciones como siguiendo el curso de las fibras nerviosas han fracasado por completo» (Proyecto, op. cit., p. 209). En un escrito de los años setenta, Lituraterre, Lacan alude a estos textos de los orígenes. En relación al Proyecto subraya las «rutas sugestivas» que abre Freud en él, pero no comparte los modelos que presenta; y, sobre todo, «Yo no habría hecho metáfora de la escritura», ya que no es lo mismo escritura e impresión, aunque esto afecte al bloc maravilloso (Lacan 1971/2012, p. 23). Con respecto a la Carta 52 a Fliess lee «en ella lo más cercano al significante que Freud podía enunciar, bajo el término que forja de WZ, Wahrnehmungszeichen, en la fecha en que Saussure aún no lo ha reproducido» (Ibídem). Aunque han pasado tres cuartos de siglo entre estos textos, Lacan coincide con Freud en el valor fundamental de la letra como inscripción, pero enfatizando que esto no supone que la letra sea primaria ante el significante, sino efecto de él. Ciencia y psicoanálisis «La ciencia consiste en investigar los fenómenos que se dan en la naturaleza y establecer para ellos sistemas con capacidad predictiva. No siempre los puntos de partida de esos sistemas resultan comprensibles
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(...) pero nuestra grandeza es que somos capaces de identificarlos» (Ron, 2015). Según esta definición, el Psicoanálisis entraría de lleno en el ámbito de la ciencia, pero con una salvedad: no hace predicción –aunque investiga, más que cualquier otra disciplina, la naturaleza humana. Es innegable que sin la aparición de la ciencia moderna en el siglo XVI no hubiera podido surgir el discurso del psicoanálisis en el siglo XIX. Podríamos afirmar que Copérnico, Galileo, Newton y, por supuesto, Darwin, son los precursores esenciales del Psicoanálisis. Así lo reconoce el propio Freud que –no olvidemos– es un neurólogo que investiga en laboratorio. Cada uno de los genios de la ciencia realizó aportaciones que el psicoanálisis hizo suyas. El ejemplo más claro es el postulado de Freud sobre las tres heridas narcisistas de la Humanidad, que cristaliza en la serie Copérnico-Darwin-Freud1. Se trata, curiosamente, del universo de la falta donde, si bien se encuentran psicoanálisis y ciencia, finalmente va a constituir el origen de su divergencia. El Psicoanálisis es una disciplina científica. El discurso psicoanalítico es impensable sin el discurso de la ciencia. En Freud hemos visto su intento, propio de un neurólogo, de encontrar anclaje en la sinapsis neuronal para entender cómo opera la polaridad excitación-descarga desde los primeros instantes de la vida y qué marcas (huellas) deja en el sujeto. Como consecuencia de su nacimiento prematuro y de la sobre-excitación que sobre él recae se ve impelido a desarrollar un aparato psíquico para regular su relación con el Umwelt2 y con el Otro. Tampoco se le puede !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
El rechazo a sus teorías es inevitable si pensamos que Copérnico se arriesgó a desplazar la Tierra del centro del universo, que Darwin osó descentrar al hombre como especie elegida de la naturaleza y que Freud se atrevió a desestimar al sujeto como dueño de su propio pensamiento. Estas tres heridas narcisistas resultaron insoportables para el pensamiento único. 2 Die Umwelt, (al. f.), ‘medio ambiente’, ‘entorno’, del sustantivo Welt ‘mundo’ y la preposición Um ‘en’.
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negar al psicoanálisis una cierta capacidad predictiva, que, si bien no es universal, afina en lo particular. En efecto, a partir de la idea de la forclusión del significante del Nombre-del-Padre como hipótesis etiológica de la psicosis, Lacan establece en De una cuestión preliminar el encuentro coyuntural en la vida de un sujeto con ese significante rechazado, las condiciones precisas para la emergencia del cuadro: «Para que la psicosis se desencadene, es necesario que el Nombre-del-Padre, verworfen, recusado (forclos), es decir sin haber llegado nunca al lugar del Otro, sea llamado allí en oposición simbólica al sujeto. Es la falta del Nombre-del-Padre en ese lugar la que (…) inicia la cascada de los retoques del significante de donde procede el desastre creciente de lo imaginario» (Lacan 1956/1975, p. 262). Estas palabras conducen a la pregunta: ¿cómo puede el Nombre-delPadre ser llamado por el sujeto al único lugar donde nunca estuvo? La respuesta es clara: «Por ninguna otra cosa sino por un padre real –no necesariamente por el padre del sujeto– por Un-padre que venga a ese lugar adonde el sujeto no ha podido llamarlo antes». Y la frase inequívoca: «Búsquese en el comienzo de la psicosis esta coyuntura dramática» (Ibíd., p. 262). Toda la obra de Lacan está de tal manera referenciada por términos y operaciones científicas que si los extrajéramos o veláramos con un típex se volvería no sólo ininteligible, sino tal vez insustancial. Si tomamos un seminario central en su enseñanza como el Seminario 11, con el que inaugura su Escuela (1964), encontramos en cada una de sus páginas términos altamente específicos que configuran la lógica del texto. Y no pensemos que el uso de este léxico tiene sólo una pretensión analógica; es estructural. En el capítulo Tyche y automaton, refiriéndose a la función del carrete en el juego del Fort Da, dice: «a este objeto daremos
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posteriormente su nombre de álgebra lacaniana: el a minúscula» (Seminario 11, op. cit., p. 70). El álgebra es la rama de las matemáticas en la que las operaciones y relaciones aritméticas se apoyan en el uso de letras y símbolos. Sin su operatividad, Lacan no podría articular siquiera la estructura del discurso, al que concibe como un aparato articulado de cuatro términos asemánticos, escritos con letras que no son semblante de nada previo que transmitir, ya que para el discurso «no hay ningún hecho más que por el hecho de decirlo» (Lacan 1971/2009, p. 12). a
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En La esquizia del ojo y de la mirada inserta la partida de significantes en la teoría matemática de conjuntos, precisando que no se trata de imprevisibles efectos estadísticos sino de una estructura en red (Seminario 11, op. cit., p. 75). Esta teoría le servirá más tarde para extraer de ella la función de un real matemático a partir del Uno, fundado no en la esencia de Parménides sino en la existencia: existe uno que dice no a la función fálica, definiendo así el primer matema de la sexuación. Porque la función matemática permite respecto a las relaciones sexuales fundar otra cosa que semblante o peor. (Lacan 1972/2012, p. 178).
Fig. 5 Existe uno (Ibíd., p. 187)
A partir de ello, la teoría de conjuntos permite establecer la diferencia entre hombres y mujeres como innumerables y numerables, "
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respectivamente, como confirma la ópera de Mozart Don Giovanni, con letra de Da Ponte, en su famoso recuento Ma in Ispagna son già mille e tre. Ello requiere de una lectura del número partiendo de los naturales, que fueron los primeros aparecidos en la humanidad, con la agricultura y la ganadería, y que son los que utilizamos para contar y ordenar. Dentro de estos está el uno, ya citado, y los números primos, definidos cuando un número sólo es divisible por sí mismo y por la unidad, y que constituyen los ladrillos de la aritmética. Al comparar más tarde las cantidades naturales contables (1/2, 3/4, 5/8…) se descubrieron las fracciones y comenzó la tarea, que continúa vigente, de identificar todos los puntos de una recta. Estos números, junto con los enteros, constituyen los racionales. Pero en 1800 a. C. surgió un problema pues al buscar la diagonal de un cuadrado que sólo tuviera 1 unidad de longitud de lado, se vio que esa magnitud no podía expresarse ni mediante una fracción ni mediante un número natural. Se evidenció que podía haber segmentos inconmensurables (Alsina 2011, p. 40). Se denominaron irracionales y el primero descubierto se representó como √2. Durante siglos √2 supuso un desafío para los matemáticos en su intento de construir los números reales, que son aquellos que permiten dar nombre a todos los puntos de una recta. Por eso al encontrarse más tarde con la √-1 se vio que no existe como número real, ya que no hay ninguno que multiplicado por sí mismo pueda resultar -1. Esto hizo que fuera llamado imaginario, cosa que a Lacan no le convenció. «No hay nada menos imaginario –afirma– ya que de aquí surgió el número complejo» (Seminario 19, op. cit., p. 197).
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Fig. 6. Números
Pero aunque las mujeres pudieran ser numerables mediante el número entero, es imposible construir esa numeración a partir de la consideración de una mujer como no-toda. Por eso Lacan propuso esta función crucial, para interrogar desde el punto de vista lógico la incidencia del número en el lenguaje –teniendo en cuenta que el número es lo real– y para evitar la debilidad de pensamiento, ya que a consecuencia de la falta de relación sexual se enfatiza la tendencia a pensar sólo por medio del uno. Por eso la √2 permite incorporar una nueva sucesión que no esté inscrita en lo ya numerado. Dentro de la continuidad de puntos de una recta hay un infinito, pero el límite es finito. Ése es el lugar de la mujer en su dimensión no-toda fálica. Por otra parte, las referencias científicas al órgano de la visión, sus componentes y sus funciones, son continuas en el Seminario 11. Así aparece la función cartesiana del sujeto en relación con la óptica y las leyes geometrales de la perspectiva; el portillo de Durero, con los hilos que siguen las mismas líneas que la luz; el ojo, con sus manchas pigmentarias sobre la superficie del tegumento; los bastones de la retina
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en donde se aloja y circula la rodopsina, proteína inestable y fotosensible que se decolora y descompone por la luz y se regenera en la oscuridad; el quiasma óptico, alojado en el cerebro y en conexión a través del nervio óptico con el ojo. Sin todos estos conceptos que Lacan utiliza de forma reiterada no podría formular la esquizia del ojo y la mirada; el punto geometral donde se ubica el sujeto de la representación; el cuadro donde se aloja el sujeto del inconsciente; la línea y la luz; la anamorfosis en donde el sujeto aparece nadificado en el objeto flotante que encarna la castración (Op. cit. 75-126). De la ciencia a la letra ¿Cómo opera la ciencia? Mediante tres premisas: 1) la verdad de la ciencia es la verdad empírica 2) lo real puede ser sabido 3) el método científico La primera hace equivaler lo simbólico y lo real; la segunda exige una formalización escrita mediante letras y la tercera establece un método. El discurso científico realiza su producción en forma de letras. A esta producción específica Lacan la denomina ruissellement1 para expresar el chorreo de letras que acabarán incidiendo en lo real. Estas letras permiten significar lo real y están articuladas mediante la operación de la función (Bermejo 2004). Un paso más allá del discurso de la ciencia opera el discurso de la tecnología, donde las letras rayan lo real de la naturaleza – el Umwelt– dejando sus marcas. A estos surcos Lacan los denomina ravinement2, y afirma: «la ciencia se produce al agujerear su aspecto» (1971/2012, p. 25). !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Ruissellement (fr. sust. m.) ‘chorreo’, ‘escorrentía’. Ravinement (sust. m.) ‘abarrancamiento’. Raviner (v. tr.) ‘formar barrancos’. Lacan emplea este significante para expresar el ‘agrietamiento’ o ‘surco’ que produce la letra en lo real. 2
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En álgebra, función es toda correspondencia que a cada valor particular de la variable x asigna uno o varios valores de la variable y. Se escribe con las letras: y = f (x) Esta fórmula de la función es aplicable a la lógica fálica: $= f (ϕx) Según el valor que tome el significante fálico en un sujeto, éste se ubicará en una determinada posición ante la castración. Hasta aquí no hay diferencia de estatuto de la letra en la ciencia y en el psicoanálisis. La distinción se hace patente cuando nos preguntamos sobre el origen de dicha letra, sobre su incidencia, sobre el real que surca y sobre las marcas que deja. En la ciencia la letra se origina en el álgebra, su incidencia se realiza en la operación matemática de la función, el real que afecta es el de la naturaleza y las marcas que deja son los residuos. En psicoanálisis, en cambio, la letra se origina en el decir, su incidencia se verifica en tanto que soporte material del significante, surca lo real del cuerpo como efecto de escritura por el hecho de que al hablar las palabras resuenan en él, y finalmente sus marcas conforman el principio material de lalangue1. No hay ninguna metáfora, la escritura es erosión del significado. Se puede así concebir lalangue como un depósito de restos de goce que la letra encarna, pues el lenguaje habita a quien habla y en su operación recorta el texto del decir siguiendo sus oposiciones fonemáticas con el sólo objeto de trazar un surco donde pueda deponerse. Estas rayas –o retal, como las denomina Miquel Bassols haciendo anagrama de letra !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Término producto de un lapsus de Lacan que aparece por primera vez a finales de ese mismo año 1971, no todavía en Lituraterre (mayo), sino en Le savoir du psychanalyste (4 de noviembre de 1971).
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(2013)– son efectos de significante, por lo tanto no son primarias con respecto a él ni tampoco un significante en sí. Una muestra son los kanjis1 japoneses, paradigma de un goce de letra singular opuesto a la universalidad del significante. El inconsciente, consecuencia del lenguaje, comanda la función de la letra: literal que hace litoral –frontera entre dos dominios2. El término litoral –tan exacto– le adviene a Lacan, precisamente, como experiencia de un primer viaje a Japón en 1963, de carácter privado, en el que las restricciones del espacio aéreo soviético forzaron el vuelo por una ruta fronteriza entre ambos países. Al regreso del segundo viaje, realizado en 1971 para la presentación de la traducción japonesa de sus Écrits (1966), ya pudo sobrevolar la URSS, y se encontró con el efecto sorpresa que le produjo la lectura del horizonte de la planicie siberiana. El litoral geográfico siberiano/japonés le evoca el recorte que la propia lengua japonesa efectúa en su matrimonio entre la letra y la pintura bajo la forma de caligrafía, donde se percibe ahí «ese apenas demasiado» de goce (Lituratierra, op. cit., p. 24). Entre las nubes se produce única huella, el chorreado (ruissellement) que precipita de ellas materia en suspensión por la ruptura de lo que hacía forma (el meteoro) o –en el caso del lenguaje– de lo que hacía semblante (el significante). En ambos casos es material y se escribe en letras. El vacío cavado por la escritura es pliegue dispuesto a acoger el goce: nada que ver con el semblante. El ruissellement es ramillete del trazo primario y de lo que en el acto lo borra –conjunción de trazo y tachadura que hace al sujeto en dos tiempos– marcando bien el segundo, ya que es tachadura de ninguna huella previa. Litura pura es lo literal que dibuja el borde del agujero en el !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Kanji ( kanji literalmente ‘carácter han’) uno de los tres sistemas de escritura japonesa, junto con los silabarios hiragana y katakana. Aunque sirven para expresar conceptos, algunos sólo se toman en su valor fonético. 2 Umwelt e Innenwelt ‘mundo exterior’ y ‘mundo interior’, que Lacan convierte en mundo e inmundo.
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saber1. Ese es el logro de la caligrafía: a la vez que traza, tacha; corte entre saber/goce (des)cifrado donde litoral vira a literal. «La escritura es ese abarrancamiento (ravinement) mismo» y en la lengua japonesa está incluido ese efecto de escritura. Por eso el kanji es letra en sí, no significado. (Ibíd., p. 27). «Lo que se evoca de goce al romperse un semblante es lo que en lo real se presenta como abarrancamiento (ravinement). Por el mismo efecto, la escritura es en lo real abarrancamiento del significado, lo que ha llovido del semblante en tanto que él hace significante. La escritura no calca [al significante], sino a los efectos de lengua que forja quien la habla» (Ibíd., p. 25). Desde el avión se ven –cruzando las isolíneas que sostienen el desnivel de la pendiente– otras huellas perpendiculares que marcan los cursos de agua, donde tanto la escritura como la agrimensura son artefactos del lenguaje. Aquí –donde tiene lugar el pasaje del chorreo (ruissellement) al abarrancamiento (ravinement)– es donde la ciencia se convierte en tecnología, donde la letra hace surco, donde el trazo raya la naturaleza. La ciencia se produce precisamente al agujerear el aspecto de lo que tiene forma en el mundo. Conclusión Sin ciencia no hay psicoanálisis, ni en su origen, como la historia del psicoanálisis atestigua, ni en su destino, pues cuanto más se aleje el psicoanálisis de la ciencia, más riesgo corre de convertirse en una mancia. «Es preciso reconocer que algunos psicoanalistas han renunciado a la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lituraterre, neologismo formado a partir del anagrama de littérature (sust. f. fr.) ‘literatura’, y la condensación de litura, (sust. lat.) ‘tachadura’ y terre, (sust. f. fr.) ‘tierra’."
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naturaleza científica de su disciplina para preferir las delicias del amor de transferencia y las certezas de la secta» (Pommier 2010, p. 15). Pero existe otro problema: la ciencia evita el abismo de la castración. La división del sujeto por el lenguaje en dos registros, uno que busca satisfacción en la palabra y otro en la escritura, permite entender la convergencia y disyunción entre psicoanálisis y ciencia. El dominio de lalangue, el universo de la falta y el ámbito del goce, son propios del análisis; el rigor lógico, su escritura en letras, la estructura del discurso, la teoría de conjuntos, las fórmulas de la sexuación y la topología, resultan imposibles sin la ciencia. Lo real de la ciencia es el dominio de la materia, su rayadura constante y lo imposible de su relato, que sólo la matemática permite escriturar. De ahí el postulado de Newton: la naturaleza se rige por leyes matemáticas. Lo real del psicoanálisis es el goce como imposible, la ausencia de relación sexual y la inexistencia de LA mujer, que solo la lógica permite precisar con rigor. Uno y otro real, disyuntos, tienen un punto de tangencia en su escritura mediante función. Si bien el campo de la ciencia es sin cuerpo y el campo lacaniano sin cuerpo no existe, no es menos cierto que la tecnología incide en lo real del cuerpo en hendiduras donde el goce también se aloja. Finalmente, la ciencia se experimenta en el laboratorio, el análisis en el diván. Referencias bibliográficas: Alsina C. La secta de los números. El teorema de Pitágoras. Barcelona, RBA, 2011. Ansermet F., Magistretti P. A cada cual su cerebro. Plasticidad neuronal e inconsciente. Buenos Aires, Katz, 2010. Bassols M. Retales. Trabajo presentado en el XIII Seminario para docentes del INES. Buenos Aires, 20 y 21 de noviembre de 2013. Bermejo C. Psicoanálisis, ciencia y escritura. Trabajo presentado en el espacio P&S, en el debate sobre Realidad y Discurso. Barcelona, 20 de octubre de 2004.
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Freud S. [1895 (1950)]. Proyecto de una psicología para neurólogos. Sigmund Freud Obras Completas (I, pp. 209-275). Madrid, Biblioteca Nueva, 1972. Freud, S. (1896). Los orígenes del psicoanálisis. Carta 52 Sigmund Freud. Obras completas (Vol. IX, pp. 3551-3556). Madrid: Biblioteca Nueva [1975]. Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. Sigmund Freud. Obras completas (Vol. II, pp. 343-754). Madrid: Biblioteca Nueva [1972]. Freud, S. (1920). Más allá del principio del placer. Sigmund Freud Obras completas (Vol. VII, pp. 2507-2541). Madrid: Biblioteca Nueva, [1972]. Freud, S. (1938 [1940]). Compendio de psicoanálisis Sigmund Freud. Obras completas (Vol. IX, pp. 3379-3423).Madrid: Biblioteca Nueva, [1975]. Goodstein D. y J. La conferencia perdida de Feynman. El movimiento de los planetas alrededor del sol. Barcelona, Tusquets, [1999]. Lacan J. (1956). De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis. Escritos II. México, Siglo XXI, [1975]. Lacan J. (1964). El Seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidós, [2001]. Lacan J. (1969). El Seminario. Libro 17. El reverso del psicoanálisis. Buenos Aires, Paidós, [1999]. Lacan J. (1971). Lituraterre. Autres écrits. París, Seuil, [2001]. Lacan J. (1971). El Seminario. Libro 18. De un discurso que no fuera del semblante. Buenos Aires, Paidós, [2009]. Lacan J. (1971). Lituratierra. Otros escritos. Buenos Aires, Paidós, [2012]. Lacan J. (1972). El Seminario. Libro 19 … o peor. Buenos Aires, Paidós, 2012. Pommier, G. (2004) Comment les neurosciences démontrent la psychoanalyse Malesherbes, Flammarion, [2010]. Reeves H., Rosnay J., Coppens Y. y Simonnet D. (1996) La historia más bella del mundo. Barcelona, Anagrama, [2006]. Sánchez Ron J. M. Religión y educación: el ‘BOE’ ofende. El País, 28 de marzo de 2015.
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Abstract SCIENTIFIC LACAN FROM THE TRACES TO THE LETTERS The debate on psychoanalysis and science is ancient. There are two basic ways of coming closer it. The first one holds that the psychoanalysis registers directly in the field of the neurosciences Freud defended during a time this position. The second one thinks that science and psychoanalysis are different paradigms. There exists the third way – for exemple Lacan - that takes of the science concepts, instruments and joints, that allow to conceive and to operate with the real of the subject following the mathematical logic and the theory of sets. Key-words: Science, traces, mathematics, function, real, letter.
Résumé LACAN SCIENTIFIQUE DES TRACES AUX LETTRES Le débat sur la psychanalyse et la science est ancien. Il y a deux manières de base de s'approcher de cela. La première soutient que la psychanalyse s'inscrit directement dans le domaine des neurosciences - Freud a défendu pendant un temps cette position-. La deuxième considère que la science et la psychanalyse sont des différents paradigmes. Une troisième manière existe - par exemple Lacan - qui prend de la science des concepts, des instruments et des articulations que permettent concevoir et opérer avec le réel du sujet en suivant la logique mathématique et la théorie des ensembles. Mots-clés: science, trace, mathématiques, fonction, réel, lettre.
El autor: Francisco Estévez Analista AME de la EPFCL, Doctor en psicología, Psicólogo clínico del CSM El Coto (Gijón). Docente del Foro Psicoanalítico Asturias.
FREUD Y LAS CIENCIAS NATURALES LA INSCRIPCIÓN DEL PSICOANÁLISIS EN EL LUGAR DEL SESGO Carlos Veiga Martínez Resumen En este escrito serán exploradas las relaciones entre el trabajo de Freud y las ciencias naturales desde un punto de vista histórico y epistemológico. La propuesta freudiana fue siempre la de mantener el psicoanálisis en el campo de las ciencias naturales, pero esta propuesta ha sido criticada formalmente por filósofos de la ciencia como Karl Popper. Esta crítica será analizada desde una perspectiva formal, y finalmente ofreceremos la mecánica cuántica como soporte metafórico en vistas a pensar en qué modo el “objeto de interés” del psicoanálisis determina, por su propia naturaleza, la posibilidad de establecer un conocimiento objetivo de la realidad psíquica. Palabras clave: Ciencias naturales, realidad psíquica, demarcación científica, sujeto de la ciencia.
El nacimiento de la ciencia y la condición del psicoanálisis «Casi todo lo que distingue al mundo moderno de los siglos anteriores es atribuible a la ciencia, que logró sus triunfos más espectaculares en el siglo XVII»1 Russell sitúa el inicio de la modernidad en la aparición de la racionalidad científica, en el siglo XVII, y para ilustrar la importancia decisiva que tuvo esta nueva racionalidad en la “aptitud mental del !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Russell, B. (2009). Historia de la filosofía. Madrid. RBA, p. 572.
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hombre moderno”, Russell propone como ejemplo el cometa Halley. Antes del siglo XVII la aparición en el cielo del cometa suponía un augurio divino, una manifestación de la inteligencia y la voluntad de un ser metafísico. Después de la publicación de los Principios matemáticos de Newton, resultó que el cometa era igual de obediente a las leyes de la gravitación universal que el resto de los cuerpos celestes. Halley dejó de ser un signo y pasó a ser un cuerpo con una determinada masa que describía una determinada órbita. “El reinado de la ley había impreso su huella en las imaginaciones de los hombres”1. A lo largo del siglo XIX un médico y físico alemán, Hermann von Helmholtz, influido por el programa filosófico neokantiano, fundamentó los procesos psicológicos básicos como la percepción en la fisiología primero, y en las leyes de la termodinámica después. La idea que empujaba a Helmholtz y a los notables discípulos que surgieron en torno a él, era la del programa naturalista: desterrar el vitalismo del mundo académico y fundamentar el sujeto kantiano en la fisiología y sus mecanismos electroquímicos. La influencia de Helmholtz se extendió en el tiempo y el espacio hasta las aulas de la facultad de medicina de Viena, en las que encontramos al joven Sigmund Freud observando al microscopio las células nerviosas del pez aquel, bajo la atenta mirada de su profesor y mentor académico, el viejo Brücke, un discípulo de segunda generación de Helmholtz. ¿Qué tienen en común Newton, Helmholtz y Freud? La “actitud mental del hombre moderno”, la racionalidad científica. Lo que caracterizó desde su inicio la racionalidad científica fue su intención de establecer leyes, conexiones estables entre fenómenos. Esas conexiones se establecen en forma de proposiciones del estilo “dadas ciertas circunstancias, sucederá un determinado fenómeno”. El cosmos que habitaba el hombre moderno se fue naturalizando progresivamente, quedando así desencantado. Para entender a qué nos referimos con ese desencanto naturalista del mundo !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Ídem, p. 583.
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podemos tomar como ejemplo histórico la epidemia de Peste que asoló Europa en el siglo XIV. Aunque los médicos europeos especularon entonces con los humores hipocráticos, la interpretación dominante sobre el fenómeno de la Peste fue de carácter religioso. En una bula papal de la época, Clemente VI describió la Peste como “la pestilencia con la que Dios estaba castigando a sus gentes”, producto del relajamiento de las costumbres de la Europa cristiana. El descubrimiento de las bacterias y su relación con las enfermedades infecciosas en el siglo XVIII cambió considerablemente la interpretación del fenómeno. Una bacteria no es otra cosa que un organismo vivo que cumple su ciclo vital en el cuerpo de un huésped, y lo hace con independencia de lo moral o inmoral que sea su conducta a los ojos de Dios. A esto nos referimos con el desencantamiento naturalista que operó “en la imaginación” del hombre moderno. El cometa Halley, la percepción visual o la peste, han de responder a las leyes de la naturaleza, unas leyes impersonales y universales, ¿qué hay de la vida psíquica? A la hora de explorar el modo en el que Freud contempla el psicoanálisis en relación al saber científico vamos a referirnos a su último texto, escrito meses antes de su fallecimiento en el exilio londinense, el Compendio del psicoanálisis, y en él leemos lo siguiente: «La nueva concepción de que lo psíquico sería en sí inconsciente permitió convertir la psicología en una ciencia natural como cualquier otra. Los procesos de los que se ocupa son en sí tan incognoscibles como los de otras ciencias, como los de la química o la física, pero es posible establecer las leyes a las cuales obedecen…»1 Freud pasó de la neurona al inconsciente sin abandonar la “actitud mental del hombre moderno”, la del desencantamiento naturalista de los fenómenos; “es posible establecer leyes”. Y esas leyes del funcionamiento !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Freud, S. (2003: 1938). Compendio del psicoanálisis. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol 9, p. 3387.
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psíquico no son reducibles a la fisiología, ya que el objeto de la disciplina es nuevo. Lo que Freud estableció al fundar el psicoanálisis fue “una disciplina científica radicalmente nueva”1. Al “designar un nuevo objeto”2 el psicoanálisis surge como algo nuevo respecto a un campo constituido con anterioridad3. Siempre en palabras de Althusser, Freud, creando este nuevo campo en torno a ese nuevo objeto de interés que era el inconsciente, operó un “corte epistemológico” 4. Veamos lo que dice el propio Freud de su encuentro con ese “nuevo objeto”, el que constituirá la aparición de una ciencia nueva. «Además, los experimentos hipnóticos, y especialmente la sugestión posthipnótica, demostraron ya, antes del nacimiento del psicoanálisis, la existencia y la actuación de lo anímico inconsciente»5 Freud, becado por el profesor Brücke, se fue a París para hacer un stage de formación junto un anatomopatólogo de nombre Charcot. Y allí observó cómo el profesor Charcot hipnotizaba a sus pacientes, les daba órdenes estando ellas en estado de trance hipnótico, y después las pacientes, sin el menor recuerdo del trance hipnótico, ejecutaban la sugestión dada por Charcot. ¿Qué hizo aquel joven científico ante aquel fenómeno tan llamativo? Primero elaboró un concepto. Siguiendo el método inductivo 6 Freud infirió la existencia de procesos psíquicos !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Althusser, L. (2014). Psicoanálisis y ciencias humanas. Dos conferencias. Buenos Aires. Nueva Visión, p. 68. 2 Ídem 3 Ídem 4 Ídem 5 Freud, S. (2003: 1915). Lo inconsciente. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol 6, p 2061. 6 El método inductivo, desarrollado por Francis Bacon (1561-1626) consiste en observar y registrar los hechos para luego ordenarlos mediante una inferencia teórica que pretende tener carácter universal (p. e. la selección natural de las especies). Pero el método que ha triunfado en el quehacer científico actual es el hipotético-deductivo, que parte de los trabajos del positivismo lógico del Círculo de Viena, y que propone una aproximación diferente al establecimiento de la verdad científica. A partir de una teoría sobre los
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determinantes para la conducta pero al margen de la conciencia. Y de este modo estableció ese nuevo objeto de interés que fue el inconsciente. A partir de aquí, y guiado por esta inferencia teórica, Freud empezó a investigar una serie de fenómenos y encontró en los sueños el material idóneo con el que trabajar para aclarar la preocupación práctica que se traía entre manos, la cura del síntoma neurótico. Freud encuentra que la formación de un sueño responde a mecanismos (un resto diurno se asocia con una idea latente, la idea latente se enlaza con contenidos psíquicos reprimidos y según el funcionamiento de los procesos primarios se elabora la escena onírica), su interpretación depende de la aplicación de un método (asociación libre sobre fragmentos del sueño), y su sentido, el del sueño, apunta siempre a un deseo inconsciente, de origen infantil y de naturaleza sexual. Los sueños, después de Freud, dejaron de ser algo misterioso, con una dimensión oculta que desvelar. El sueño resulta ser un fenómeno natural más que responde a sus propias leyes, y no la manifestación de un alma equiparable a una sustancia, ni siquiera el yo resulta algo sustancial. La Psyché queda pues sometida a la racionalidad científica, y semejante aproximación a la subjetividad humana, a la que ya nos hemos acostumbrado, resulta ser una aportación al saber humano que lleva la firma de Freud. Otra cosa distinta es saber si el psicoanálisis se inscribe en el ámbito de las ciencias naturales, como pretendió su fundador. La realidad psíquica como nuevo objeto de conocimiento ¿Pero qué leyes pueden inferirse observando este “nuevo objeto” que es el inconsciente? En el artículo antes citado, Lo inconsciente, Freud establece las siguientes cualidades del sistema inconsciente: i./En este !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! fenómenos se deduce una hipótesis formulada en proposiciones contrastables con los hechos. Más adelante en este artículo nos detendremos en la propuesta epistemológica de Karl Popper (Viena 1902 – Londres 1994), y allí expondremos el “experimento de Eddington” como ejemplo de este método.
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sistema no hay negación, ni tampoco ningún grado de seguridad, a este principio Freud lo denomina falta de contradicción; ii./la carga libidinal1 tiene mayor movilidad que en el sistema consciente, y se transmite de una representación de idea a otra siguiendo los procesos de desplazamiento y condensación, a este principio Freud lo denomina proceso primario; iii./el sistema inconsciente desconoce el paso del tiempo, y a este principio lo denomina independencia del tiempo; iv./el inconsciente carece de toda relación con la realidad, y se rige por el principio de placer, y a este principio lo denominó sustitución de la realidad exterior por la psíquica2. Pensamos que el “corte epistemológico” que Althusser atribuye al psicoanálisis hay que buscarlo aquí, en las leyes que rigen los procesos psíquicos inconscientes, en este desencantamiento del alma humana. Este “nuevo campo creado por Freud” y en el que sitúa su objeto de interés fue la realidad psíquica: «La realidad psíquica es una forma especial de existencia que no debe ser confundida con la realidad material»3 Para ilustrar el funcionamiento de esa forma especial de existencia tomaremos una típica manifestación de ella, el sueño nocturno. Freud relata el sueño de un individuo que asistió a su padre durante su enfermedad antes de fallecer, y sueña lo siguiente: «Su padre ha resucitado y dialoga con él como antes, pero lo singular es que está, sin embargo, muerto, aunque no lo sabe»4. Freud interpreta lo siguiente: el sujeto deseó la muerte de su padre durante su enfermedad, un deseo piadoso, pero al fallecer el padre y sentir el dolor de la pérdida se reprocha ese deseo. La contradicción queda resuelta en el sueño, que !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Al igual que el psiquismo inconsciente, la pulsión es otra de las inferencias mayores de Freud. 2 Ídem, p 2072-3 3 Freud, S. (2003: 1900). La interpretación de los sueños. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol 2, p 720. 4 Ídem, p 607.
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disfraza con la elaboración onírica tal contradicción dándole a la escena un carácter absurdo: el padre, dialogando con él, no sabe que está muerto. En la realidad psíquica no hay contradicción, lo que provoca el efecto absurdo; el padre está a la vez muerto y vivo, ha resucitado (deseo de que viva) pero no sabe que está muerto (deseo de que termine la vida del padre enfermo). En la realidad psíquica rige una ley, el principio de falta de contradicción, de forma que un sujeto puede a la vez desear que su padre muera y desear que su padre no muera. De todo esto la conciencia no tiene noticia más que por la vía de esa escena absurda. A lo largo de la historia de la ciencia el recurso a la metáfora ha sido habitual a la hora de pensar un campo del saber nuevo en relación a otro establecido. Cuando Freud revisa su doctrina de las pulsiones en Más allá del principio de placer (1920), recurre a ejemplos de la biología para ilustrar la relación entre la vida y la muerte. Y a la hora de fijar su epistemología, Freud también acudió a la física para aclarar el modo en el que estaba construyendo su teoría de la realidad psíquica. «Así, no ha de extrañarnos el que los conceptos básicos de la nueva ciencia, sus principios (instintos, energía nerviosa, etc.) permanezcan durante cierto tiempo tan indeterminados como los de las ciencias más antiguas (fuerza, masa, gravitación).»1 Freud equipara los conceptos básicos de la nueva ciencia, es decir el psicoanálisis, a los de las ciencias más antiguas, y admite un cierto grado de indeterminación en esos conceptos, al tratarse la suya de una ciencia joven. La gravitación es inobservable, lo único que observamos son cuerpos en movimiento. Que haya una fuerza proporcional a las masas de esos cuerpos es una inferencia. Pues lo mismo ocurre con la pulsión. La pulsión es inobservable, lo único que observamos es el comportamiento compulsivo de un neurótico que dice no saber por qué no puede evitar !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Freud, S. (1938 [1940]). Compendio de psicoanálisis Sigmund Freud. Obras completas (Vol. IX, pp. 3379-3423). Madrid: Biblioteca Nueva [1975].p 3388.
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tocar varias veces el marco de la puerta antes de pasar por ella. Que ese empuje egodistónico del obsesivo tenga que ver con una fijación pulsional y que la puerta y tocar sean símbolos mnémicos de un conflicto psíquico reprimido es una inferencia. Recurramos ahora a la física moderna, y en particular a la física de las partículas subatómicas, la cuántica, para ofrecer una transacción metafórica entre realidad psíquica y ciencias naturales. La analogía de la física «La mecánica cuántica describe un mundo microscópico invisible a simple vista, donde los eventos ocurren contrariamente a nuestras expectativas y experiencias con los fenómenos físicos en el mundo clásico, macroscópico. Lo físico en el mundo cuántico tiene en sí mismo una incertidumbre inherente o aleatoriedad. Un ejemplo de este comportamiento contrario es la superposición, donde una partícula cuántica puede estar en varios estados simultáneamente.»1 En “el mundo clásico, macroscópico”, el que percibe nuestros sentidos y que nos hemos acostumbrado a organizar siguiendo un orden newtoniano, un cuerpo no puede ocupar dos lugares en el espacio al mismo tiempo. En el mundo cuántico sí. Las partículas subatómicas orbitan alrededor del núcleo ocupando un determinado lugar. Si se tratase de planetas, cada partícula debería ocupar una órbita y sólo una. Las partículas cuánticas, sin embargo, sí pueden ocupar varias de esas posiciones a la vez. Pero esta característica cuántica decae en cuanto la partícula entra en relación con el contexto más amplio, el contexto que conocemos como ordenado de modo newtoniano. Para ilustrar esta característica de las partículas cuánticas y sus posibles efectos en la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
"The Nobel Prize in Physics 2012 - Popular Information".Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 15 May 2015. http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/physics/laureates/2012/popular.html>
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realidad estándar, un físico austríaco ideó en 1935 un experimento imaginario, el denominado “experimento del gato de Schrödinger o paradoja de Schrödinger”: imaginemos una caja en la que colocamos el siguiente dispositivo: una botellita cerrada con un gas letal en su interior, una cajita con una partícula subatómica dentro, y un contador Geiger que detecta la radiación. Si el contador detecta la partícula, abre la botellita con el gas letal. Si no la detecta, la botellita no se abre. Que el contador detecte la partícula depende de la posición de ésta, de su longitud de onda. Pero como se trata de una partícula cuántica, y según el principio de superposición, el contador Geiger detectará y no detectará simultáneamente la partícula. A continuación metemos un gato en la caja y la cerramos, la teoría predice que el gato estará a la vez muerto y vivo. En el estado de la partícula que detecta el contador, el gas saldrá de la botella y el gato morirá. En el estado de la partícula que el contador no detecta, la botellita no se abrirá y el gato seguirá con vida. Una vez abierta la caja, el sistema vuelve a entrar en relación con la realidad estándar y el gato sólo podrá estar o vivo o muerto con una determinada probabilidad. Pues bien, los premios Nobel de Física de 2012, Serge Haroche y David J. Wineland, en laboratorios independientes y con partículas distintas (iones y fotones) han conseguido situar partículas subatómicas en la posición del gato de Schrödinger, haciendo que esas partículas ocupen a la vez dos estados diferentes. A ese nivel de la existencia, los fenómenos se presentan con una incertidumbre inherente. Lo que le valió el Nobel a estos dos investigadores fue su aportación experimental, su astucia científica a la hora de crear las condiciones experimentales en las que una partícula se muestra superpuesta1. Fuera de esas condiciones experimentales, el mundo cuántico entra en decoherencia y los cuerpos se comportan de acuerdo con la realidad estándar newtoniana. Por eso para la mecánica cuántica el setting !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
En la web que cito más arriba pueden encontrar detallados los experimentos cuánticos de Haroche y Wineland.
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experimental tiene tanta importancia, y de ahí el Nobel de Haroche y Wineland. Para observar el mundo cuántico hay que crear unas condiciones cuánticas fuera de las cuales lo que rige son las leyes descritas por la física newtoniana. Volvamos al sueño del padre que no sabía que estaba muerto. Fuera de la transferencia un sueño no es más que una escena absurda, algo anómalo respecto a la realidad estándar del yo. Pero ese mismo sueño, contado en el dispositivo analítico, nos permite explorar el funcionamiento de la realidad psíquica. El padre, desde el punto de vista del setting analítico, está en la posición del gato de Schrödinger a la vez muerto y vivo, está en una posición superpuesta según el principio de falta de contradicción que rige los procesos primarios de la realidad psíquica. Y en ese dispositivo se puede interpretar el deseo del sujeto, que aparece en su indeterminación inherente: el sujeto del sueño deseó a la vez que su padre hubiese muerto y que su vida no hubiese sido acortada por la enfermedad. Por un lado aparece la culpa por desear la muerte del padre y por el otro el amor al padre, ambos afectos en posición superpuesta, posición que sólo se aprecia en la realidad psíquica. Esta interpretación del deseo del sujeto soñante sólo se puede dar en la transferencia que opera en el dispositivo analítico. Nuestra realidad estándar, la de los seres humanos, está gobernada por aquellas instituciones culturales dependientes del orden simbólico (parentesco, dispositivos de administración del poder, tecnologías para la explotación de recursos naturales, reglas para la distribución de la riqueza, creencias religiosas…). Esta realidad que nos precede y nos humaniza es nuestro verdadero “nicho ecológico”, el hábitat humano por excelencia. El espacio al que nos tenemos que adaptar como individuos es fundamentalmente el orden simbólico que sanciona nuestro comportamiento como individuos y como sociedad. El inconsciente freudiano, en tanto que realidad psíquica, supone otra forma de existencia respecto de la realidad estándar, si bien no puede darse fuera de ella. En el ejemplo del sueño, la posición superpuesta del padre aparece únicamente en las condiciones diseñadas
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por Freud para el tratamiento de la neurosis, y fuera de ellas la realidad psíquica entra en decoherencia. Pero bien, hasta aquí nos hemos movido en el ámbito de la metáfora, dejando aún sin respuesta la cuestión sobre el estatuto científico del trabajo freudiano. En nuestro ámbito cultural, a día de hoy, el criterio más influyente a la hora de sancionar cualquier conocimiento como perteneciente al ámbito de la ciencia es seguramente el criterio popperiano de falsabilidad. La demarcación de la ciencia Una de las tareas que se impuso Karl Popper fue la de separar las disciplinas científicas de las que no lo eran. Para Popper una disciplina científica ha de ser capaz de enunciar proposiciones objetivas, siendo el criterio de objetividad que dichas proposiciones sean contrastables con los hechos. Esas proposiciones se deducen de una teoría de mayor nivel de abstracción, teoría que ha de ser capaz de predecir la ocurrencia o no de un fenómeno. En una situación experimental objetiva, el científico arriesga una hipótesis. Si la hipótesis no es falseada por los hechos, la teoría se mantiene en pie. Este es el criterio de falsabilidad. Y el tipo de explicación científica óptimo para Popper es del tipo “si ocurre X, entonces ocurrirá Y”, una predicción científica condicional1, explicación que siempre tendrá un carácter provisional, ya que una teoría no queda nunca definitivamente verificada, a lo sumo queda “no falseada”. Bien, pues la crítica que Popper hizo al psicoanálisis, y que lo situaba fuera de la demarcación científica, al igual que el marxismo, fue la siguiente: el psicoanálisis puede explicar una cosa y su contraria, por lo que no es capaz de establecer una proposición contrastable con los hechos, los hechos no pueden falsear las proposiciones deducidas de la teoría. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Thornton, Stephen, "Karl Popper", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Summer 2014 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <http://plato.stanford.edu/archives/sum2014/entries/popper/>.
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Popper, que era un gran admirador de Albert Einstein y de su teoría de la relatividad, encontró en el “experimento de Eddington” 1 el ejemplo perfecto de su idea de la demarcación científica y el criterio de falsabilidad. La teoría de la relatividad predice que la luz, al pasar junto a un campo gravitatorio, ha de curvar su trayectoria. Durante un eclipse Eddington fotografió las estrellas que aparecían alrededor del sol y encontró que sus posiciones estaban desplazadas. Tal y como predecía la teoría de la relatividad, la luz de las estrellas, al pasar por el campo gravitatorio del sol, se desviaba ligeramente. Esta observación no “demostró” la teoría de Einstein, pero tampoco la refutó, lo que la hace provisionalmente verdadera. La teoría de la relatividad fue capaz de hacer una predicción científica condicional, cosa que el psicoanálisis es incapaz de hacer y por lo tanto queda fuera de la frontera que limita el conocimiento científico. Volvamos ahora a Freud. ¿Es capaz el psicoanálisis de predecir en qué condiciones aparecerá un síntoma neurótico determinado? Un tópico freudiano sobre la formación del síntoma neurótico es aquel de que en el origen del síntoma hay una vivencia traumática, sexual e infantil, que se fija en una huella mnémica. Cuando el sujeto se enfrenta a una insatisfacción en su realidad estándar (p. e. el tabú del incesto que gobierna la institución del parentesco), la pulsión retorna a la huella mnémica y encuentra en la realidad psíquica una satisfacción sustitutoria, satisfacción que en la conciencia es vivida con desagrado. Este es el tipo de explicación que da Freud sobre el síntoma, y que Popper encontró infalsable. ¿No podríamos afirmar que determinadas fijaciones a puntos del desarrollo libidinal conducen necesariamente a la neurosis? Freud responde que no: “Toda neurosis comporta una fijación de este género, pero no toda fijación conduce necesariamente a la neurosis…” 2 . En el !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Arthur_Stanley_Eddington&oldid=82395212 Freud, S. (2003: 1917). Lecciones introductorias al psicoanálisis. Lección XVIII. La fijación al trauma. Lo inconsciente. Madrid. Biblioteca Nueva. Vol 6, p 2295. 2
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ámbito de la realidad psíquica no hay necesidad de que un antecedente conduzca a un consecuente. La elaboración teórica que hace Freud al respecto del trauma y la formación del síntoma es la siguiente: No es lo acontecido históricamente lo que tiene un valor traumático “objetivo”. Hay una inscripción mnémica del acontecimiento, sí, pero esa inscripción, pasada al sistema inconsciente, queda sujeta al funcionamiento de los procesos primarios, al margen de lo que Freud denominó realidad material. Para que el trauma ocupe el lugar de causa del síntoma ha de ser reinterpretado en un segundo tiempo, “in retrospect”1. Supongamos dos sujetos, los dos han vivido un mismo hecho, y supongamos que ese hecho sea “objetivamente traumático” en la realidad estándar, y supongamos también que ese hecho sea de tipo sexual, por ejemplo “haber sido acariciado en los genitales por un familiar”. A priori no podemos predecir quién de ellos, o si algunos de ellos, sufrirá un síntoma conversivo. La dimensión traumática de ese hecho depende de la interpretación fantasmática que le dé cada sujeto llegado por ejemplo el despertar sexual de la pubertad, o su primer coito. Freud introduce una condición crucial para la formación del síntoma: un segundo acontecimiento tiene que resignificar el primer acontecimiento como traumático. La causa qua precedente se ha de establecer a posteriori2. La realidad psíquica está marcada por un grado de indeterminación inherente que hace imposible una predicción científica condicional. Es relevante considerar que Popper sólo aceptó como científica una psicología no introspectiva, una psicología objetiva. Pero esa psicología sólo se ha podido practicar con animales y en situación de laboratorio, reduciendo la psicología a una etología experimental. Al considerar la “introspección” aparece un grado de indeterminación inasumible para el método científico. En el estado actual de la ciencia, el psicoanálisis no !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Ídem, p. 2353. Para ampliar la cuestión del estatuto paradójico de la causa en la obra de Freud, Veiga Martínez C. (2014). Aproximación a Freud. Una lectura actual. Barcelona. Ed. Erasmus. 2
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cumple con los estándares de una disciplina científica. ¿Fue Freud consciente en algún momento de su obra de este límite formal? Pedir a Freud que hubiese hecho una crítica al modo del positivismo lógico de Popper es anacrónico. El modo en el que se practicaba la ciencia en su época era predominantemente inductivo. Pero, al margen de esta crítica formal ¿encontró Freud alguna limitación a sus pretensiones naturalistas? La inscripción del psicoanálisis en el lugar del sesgo «Toda ciencia reposa en observaciones y experiencias alcanzadas por medio de nuestro aparato psíquico; pero como nuestra ciencia tiene por objeto precisamente a ese aparato, dicha analogía toca aquí a su fin.»1 Freud no pudo pensar que su explicación de la formación del síntoma fuese pseudocientífica, pues no tuvo la oportunidad de debatir con ningún crítico popperiano que se lo señalase. Sin embargo supo ver el sesgo, no se le escapó el detalle crucial al final de su obra, el límite al que se enfrentaba el psicoanálisis, el límite a la objetividad que requiere la ciencia 2 . La ciencia reposa en observaciones y experiencias. Esas observaciones y experiencias son realizadas necesariamente por un aparato psíquico. Los epistemólogos como Popper se dieron cuenta de que !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Ídem. El lector habrá notado que en el artículo hemos considerado siempre “la ciencia” como capaz de establecer la verdad objetiva de los hechos. Desde luego ésta no es la única consideración de la ciencia. Para aclarar el estatuto de la ciencia podemos acudir al debate entre Michel Foucault, quien consideró la ciencia como una praxis más tributaria del biopoder que de la objetividad, y uno de sus mentores intelectuales, Georges Canguilhem, defensor de la posibilidad de objetividad de la ciencia. Una exposición sobre este debate la pueden encontrar en Sokthan Yeng. Foucault’s Critique of the Science of Sexuality. The Function of Science within Bio-power. Journal of French and Francophone Philosophy Revue de la philosophie française et de langue française, Vol XVIII, No 1 (2008-2010) pp. 9-26. (jffp.pitt.edu/ojs/index.php/jffp/article/viewFile/169/166, visitado última vez 01-072015) 2
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ese aparato psíquico sesgaba la objetividad, por lo que había que reducir dicho sesgo mediante un método, el científico, que tiene por función aislar la observación de la influencia del observador. Éste es el ideal de la ciencia que requiere de una doble reducción: por un lado reducción del objeto de estudio que constituye el campo de una disciplina, “cierta reducción, decisiva en el nacimiento de una ciencia, que constituye propiamente su objeto” 1 , y por otro una reducción subjetiva, una reducción por el lado del sujeto de la ciencia2. Al final de su obra Freud condensa lo dicho sobre la relación entre psicoanálisis y ciencias naturales en una analogía, y reserva el estatuto de “nuestra ciencia” para lo tocante al aparato psíquico en tanto que responsable de hacer las observaciones sobre las que reposa la ciencia. Este es el fin de la “analogía”. Freud inscribe el psicoanálisis en aquello que la ciencia tiene que dejar al margen, a saber, el sesgo que introduce la subjetividad, y que Popper no admitió como fuente de saber científico al depender de la introspección. Quizá se pueda decir algo más sobre esa subjetividad; Freud no se refiere al agente del conocimiento como a un individuo, o una persona, sino como ¡un aparato! (¡a este punto llega el desencantamiento del alma!). Freud fija ahí el interés de lo que llama “nuestra ciencia”, y al configurar ese “nuevo objeto”, aparece una distancia entre el “aparato” observador y el objeto de conocimiento. Pensamos que el psicoanálisis, creando esa distancia entre el conocedor (con su sesgo) y lo conocido (que se trata de objetivar), contribuye a la aparición del sujeto de la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (2006: 1965). Escritos. La ciencia y la verdad. Barcelona. RBA. p.834. Para un ejemplo de la “reducción del sujeto al sujeto de la ciencia” ver el ejemplo que pone Lacan (Ídem) sobre el informador del etnógrafo que, al describir al etnógrafo su grafo de parentesco levistraussiano y no tener más existencia que la de ego (EGO es la notación del sujeto a partir del cual el antropólogo dibuja el grafo del parentesco usando las iniciales inglesas, Madre (M), Hermano de la Madre (BM), Hija del Hermano de la Madre DBM)…) “su diagrama se hará más correctamente cuanto más cercano esté el informante a reducir su presencia a la del sujeto de la ciencia” (p 841), que por otro lado “es el mismo sujeto sobre el que operamos en psicoanálisis” (p837). 2
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ciencia que Lacan asimila al sujeto del psicoanálisis, un sujeto sin ser1, el sujeto con el que opera, siguiendo a Lacan, la misma ciencia. Paradójicamente, el sujeto que requiere el método popperiano, el sujeto científico, el sujeto digamos postmoderno, y a cuya aparición contribuyó el psicoanálisis, es el que también interesa al propio psicoanálisis en el dispositivo de la cura. “… es impensable que el psicoanálisis como práctica, que el inconsciente, el de Freud, como descubrimiento, hubiesen tenido lugar antes del nacimiento […] de la ciencia…”2.
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En el escrito de Lacan que venimos citando, La ciencia y la verdad (1965), el autor identifica la relación del sujeto al saber en un momento históricamente inaugural, el momento en que aparece el cogito cartesiano, pero eso sí, entrecomillando la segunda parte de la cláusula cartesiana, "ergo sum", luego soy, aclarando que ese sujeto, el del psicoanálisis, el de la ciencia, no fundamenta su ser en el pensamiento, que “el pensamiento no funda el ser”, a no ser anudándose en la palabra. Pero, desde luego, no hay profundidad alguna para este sujeto. Es precisamente el intento de Jung de “dotar al sujeto de profundidades" lo que provocó el rechazo de Freud, según Lacan (Ídem, p. 836, 843). 2 Ídem, p. 835-6.
CARLOS VEIGA MARTÍNEZ. Freud y las ciencias naturales. La inscripción del psicoanálisis en el lugar del sesgo
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FREUD AND NATURAL SCIENCES. THE INSCRIPTION OF PSYCHOANALYSIS IN THE PLACE OF A NEW TURN Carlos Veiga Martínez Abstract In this paper relationships between Freud’s work and natural sciences will be explored from a historical an epistemological point of view. Freudian proposal has been always to keep psychoanalysis in the field of natural sciences, but this proposal has been formally criticized by science philosophers like Karl Popper. This critic will be analyzed from a formal perspective, and finally quantum mechanics will be offer as metaphorical support in view to think in which way the psychoanalysis “object of interest” determines, by its nature itself, the possibility of set an objective knowledge of psychic reality up. Key words: Natural sciences, psychic reality, scientific demarcation, science subject.
El autor, Carlos Veiga Martínez es: Psicólogo Clínico Doctor en Psicología e-mail:carlosveiga70@yahoo.es
FREUD ET LES SCIENCES NATURELLES L’INSCRIPTION DE LA PYCHANALYSE DANS LA PLACE DU BIAIS Carlos Veiga Martínez Résumé Dans cet écrit les rapports entre le travail de Freud et les sciences naturelles seront explorés dès un point de vue historique et épistémologique. La proposition freudienne a été toujours de garder la psychanalyse dans le domaine des sciences naturelles, mais cette proposition a été formellement critiquée par des philosophes de la science comme Karl Popper. Cette critique sera analysée dès une perspective formelle, et finalement nous offrirons la mécanique quantique comme le support métaphorique pour penser de quelle manière le "objet d'intérêt" de la psychanalyse détermine, par sa propre nature, la possibilité d'établir une connaissance objective de la réalité psychique. Mots-clés: sciences naturelles, réalité psychique, démarcation scientifique, sujet de la science.
DIALÉCTICAS DE LA CIENCIA Y DEL PSICOANÁLISIS Mikel Plazaola Resumen Se propone un somero recorrido por la polémica del psicoanálisis y la ciencia, y los posicionamientos de las distintas orientaciones del psicoanálisis respecto a las críticas sobre todo en cuestiones metodológicas, desde la ciencia. Se desarrollan algo más las aportaciones de Lacan a este tema, así como algunas propuestas de autores de orientación lacaniana. Palabras clave: psicoanálisis, ciencia, metodología.
1.- Introducción. La pregunta sobre el lugar que ocupa el psicoanálisis en el contexto social está desde su origen, siendo recurrente y necesaria, al menos para el psicoanálisis, dado que es una manera de saber algo de sus efectos a través del discurso común. Ya Freud (1910) 1 , preocupado por esta cuestión, planteaba tres condiciones determinantes en el porvenir del psicoanálisis. Por un lado su incremento de autoridad y respeto por parte del público. Por otro, la repercusión general de la labor de los analistas en el medio social, y por último el progreso interno, entendido éste como avance de la teoría y de la técnica psicoanalítica. Con frecuencia, y como si fuera algo novedoso, se plantea la dificultad del discurso analítico para hacerse un lugar, y sobre todo un lugar de !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Freud, S. (1910). El porvenir de la terapia psicoanalítica. Obras Completas (Vol. 5, pp. 1564-1570). Madrid: Biblioteca Nueva, 1972.
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autoridad, en el discurso social. Y también con frecuencia se argumenta que el horror al saber de los individuos en el discurso social se opone a lo que el discurso analítico trata de poner en evidencia. Si la razón determinante fuera ésta, mal pronóstico, dado que el análisis en tanto experiencia, opera en y con la singularidad, en el desvelamiento de la verdad subjetiva singular. Y la experiencia particular del análisis es la condición de su transmisión. No tratándose de una religión o de una ideología, las posibilidades de influir en el discurso social, en lo colectivo, estarán en función de lo que cada uno de estos individuos singulares pueda influir desde otros discursos. Por otro lado hay que recordar que el horror al saber, si bien en cada época tiene sus particularidades, no es exclusivo de nuestro tiempo. En tiempos de Freud el desvelamiento de la sexualidad en la infancia, y atribuir a los síntomas y a la neurosis una causalidad sexual, entre otras aportaciones, eran inaceptables y herían los oídos y las mentes puritanas de la sociedad de la época. Hoy día, con la hegemonía de los adelantos tecnológicos, a partir del desarrollo del pensamiento científico, que permiten objetivar y poner en evidencia mecanismos psicofísicos, neuronales, genéticos, de transmisión neuronal y un largo etc., formular el inconsciente, el sujeto, incluso la singularidad de cada ser, expulsa al psicoanálisis desde las posiciones cientificistas a las de la filosofía y a la especulación metafísica, cuando no al esoterismo. Lo cual, más allá de debates epistémicos (prácticamente inexistentes hoy día), denota sus efectos en lo aplicado, en el ejercicio en la práctica. Dos ámbitos frecuentemente mencionados dan cuenta de ello: la universidad y la práctica clínica oficial y privada. Los detractores del psicoanálisis se fundan con frecuencia en estudios, investigaciones, opiniones etc., sustentados por un marchamo cientificista que hace parecer evidentes los éxitos de cierto tipo de intervenciones y sin embargo califican de absurdas, cuando no de estafas, las intervenciones desde el paradigma psicoanalítico.
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Es seguro que todo analista en algún momento comete errores, o sus curas no han tenido los efectos que serían los deseados y adecuados, ni para el paciente ni para el analista, ni para prestigiar el psicoanálisis en lo social. Pero por más que argumentar en estas circunstancias las descalificaciones a la teoría y a la práctica analítica denotan el nivel y categoría de quien critica, no se le puede otorgar a estos prejuicios el estatuto de causa de la situación del psicoanálisis. Podríamos interpelar a Freud y preguntarnos si el lugar anhelado por él para el psicoanálisis y su avance, es deseable en la actualidad. Con lo que en seguida se percibe una necesidad de matizar: ¿es bueno para el discurso analítico un reconocimiento en lo social logrado a través de responder a las expectativas cientificistas del contexto social o del discurso dominante? Si la respuesta es negativa, es el propio discurso analítico el que se ha metido en el atolladero de cierto ostracismo social. Si la respuesta es positiva, sabemos, al menos desde la enseñanza de Lacan, que el riesgo que se corre es el de desvirtuar el propio discurso analítico. Claro que no es lo mismo éxito social que autoridad. No obstante, ¿será que el lugar del psicoanálisis en lo social es inherente a lo que promueve? ¿No será el efecto de lo que un análisis produce? Efecto del análisis, en tanto genera sujetos desparejados y desidentificados, supuestamente desengañados del Otro, nunca bien adaptados e incómodos al discurso social. Así, el discurso analítico y los analistas parecen destinados a mantenerse un poco fuera del discurso social. Sólo algunos personajes singulares han podido abrir una brecha en los discursos contemporáneos y a veces hacer oír, otras denunciar, aquello de lo que el ser humano, de por sí, no quiere saber, dejando un largo y fecundo rastro tras ellos. Pero esto no es lo habitual.
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Tal vez como consecuencia de todo ello, la resonancia fuera de los propios círculos de los psicoanalistas, al menos en nuestro contexto, en el ámbito de la cultura, del saber y de la salud o de la asistencia, es más bien escasa. Si apuntamos al contexto, una causa muchas veces señalada de la poca repercusión del psicoanálisis en el discurso social en la actualidad, es la dominancia del discurso capitalista y su vasallo el discurso de la ciencia. Discursos de los que el analítico está en las antípodas por su relación a lo real. Es cierto que la relación del psicoanálisis con la expansión de la ciencia, o mejor una determinada manera de entenderla, es uno de los argumentos de la situación del psicoanálisis en los ámbitos mencionados. En el contexto de la salud mental, los psicoanalistas como tales dejaron de tener un lugar oficial a partir de la Ley General de Sanidad, que excluye explícitamente de sus prestaciones al psicoanálisis 1 . En consecuencia también de la Universidad, dado que ésta no enseña lo que la sociedad no acepta bien, por considerarlo no científico, no eficiente o no rentable. En aquella decisión, dos fueron las razones esgrimidas: dudosa verificabilidad y falta de rentabilidad. La una es el argumento de la ciencia aplicada, la otra es consecuencia del discurso capitalista, y su efecto en los planes de estudios universitarios es la consecuencia evidente, con los efectos consiguientes en lo social. Pensar esta “deslocalización” del psicoanálisis del discurso social, como la consecuencia de una lógica, o como un efecto, nos puede permitir poner de relieve algunos de los engranajes de cómo ha ido ocurriendo en la particularidad. Y para ello vamos a tratar de poner en relación !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Actualizado en R.D. 1030/2006.B.O.E. 16/09/2006, Anexo III.7 Título: Atención a la salud mental. “Comprende el diagnóstico y seguimiento clínico de los trastornos mentales, la psicofarmacoterapia, las psicoterapias individuales, de grupo o familiares (excluyendo el psicoanálisis y la hipnosis), la terapia electroconvulsiva y en su caso la hospitalización” /…/
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dialéctica el psicoanálisis con la ciencia, desde su origen hasta nuestros días. Uno de los elementos característicos del discurso de la ciencia es su metodología. Un descubrimiento, un recorrido, un trabajo se considera científico, incluso válido, no por sus resultados, sino por el procedimiento para conseguir esos resultados, por su metodología. Desde el anhelo de ilustres psicólogos de principios del XIX como Wundt, Titchener y otros en lograr que el psiquismo humano tuviera un sistema de conocimiento que fuera científico y para ello experimental, hay diversas formas y planteamientos dentro de la metodología de la ciencia, que lo “psi” deberá cumplir. (Popper, 1958, p.31). El método más extendido hoy día, por las garantías que dice postular y su aplicabilidad, es el método experimental, en sus diversas formas. En la práctica los principios que un diseño ha de garantizar para poder generalizar sus resultados son: representatividad de la muestra, control de variables, medición y repetibilidad. Es decir que un mismo experimento, sobre los mismos sujetos, con los mismos sistemas de medida, las mismas variables, ha de dar los mismos resultados. Es la garantía de objetividad y predictibilidad, eliminando las variables extrañas, entre las que la subjetividad del experimentador o incluso de los individuos que componen la muestra, (de ahí los test) no son las menores. En cambio métodos como el clínico –el estudio caso por caso, su construcción, anamnesis e historia clínica– parecen quedar en un segundo plano. Aquí la generalización de los resultados es lo determinante. Es decir, no se busca un saber particular o singular, sino un saber generalizable a muchos individuos, a partir del estudio de unos pocos. Rentabilidad y eficiencia de costes y beneficios, a fin de cuentas. También, debido a estas condiciones, ha ido variando el objeto de estudio y conocimiento en torno a lo “psi”. Se puede percibir la variación en un recorrido que va desde un objeto de estudio que incluye la "
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subjetividad y las formas particulares, un punto de vista holístico, a una aspiración de objetividad a la que la singularidad hace obstáculo, una fragmentación del ser en sus características observables y mesurables, al precio de perder una visión global del ser humano. Desde una visión de conjunto del ser, pero donde las sumas de las partes no explican la totalidad, hacia una visión de los fenómenos observables y medibles que adquieren sentido en sí mismos, no en la totalidad. Es un desarrollo paralelo en los distintos métodos de exploración e investigación, desde la casuística a la generalidad, desde el individuo a la muestra, desde la entrevista a los test y cuestionarios. Es decir de lo subjetivo de difícil generalización, a lo objetivo universalizable. Esta evolución conceptual, tanto del estudio como del objeto del mismo, ha tenido sus efectos en la clínica, la medicina, la psiquiatría, la psicología, y en definitiva en todo campo del saber sobre lo humano. La cuestión que me planteo es cómo ha acontecido este recorrido en relación al psicoanálisis, sobre su comprensión de la clínica, sobre su objeto y en particular las respuestas a partir de Lacan. 2.- De Freud a los post-freudianos, del psicoanálisis a la ciencia. Creo que el hecho de que Freud fuera médico y sus primeros trabajos fundados en hipótesis neurológicas, supone una diferencia importante en relación a la polémica psicoanálisis-ciencia. Tal vez el conflicto estuviera más cerca de su núcleo que ahora. El horror causado por el descubrimiento de la sexualidad infantil y su causa en la neurosis, la sistematización del inconsciente y su efecto por encima de lo cognoscible en las acciones humanas fueron la causa del rechazo de la teoría psicoanalítica. Las descalificaciones del psicoanálisis desde el cientificismo fueron posteriores (Popper 1 , Nagel 2 ), como aquellos que defienden el !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Popper, K. R. (1958). La lógica de la investigación científica. Madrid: Tecnos [2001]. Nagel, E. (1961). La estructura de la ciencia. Buenos Aires: Paidós.
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psicoanálisis (Chambon 1 ) a través de los descubrimientos de las neurociencias (Damasio2, Kande3), o los que otorgan una cientificidad a los métodos freudianos (Edelson4). En tiempos de Freud lo que dominaba era la tradición médica con la metodología clínica, en la que Freud funda toda su construcción teórica, con lo que al menos en su época las críticas no provenían, o no se manifestaban, desde el cientificismo por cuestiones metodológicas, sí en cambio dirigidas al objeto mismo y a sus consecuencias. Después de Freud el avance de la ciencia ha tenido un desarrollo sin precedentes. Los avances tecnológicos, los movimientos sociales, las guerras y sobre todo la informática, que permite procesar ingentes cantidades de datos en breve tiempo, aumentan exponencialmente las posibilidades de procedimientos estadísticos y las aplicaciones de métodos científicos al campo de lo psíquico. Algunas orientaciones de la psicología han ido desarrollándose con las posibilidades que le brindan estos avances, y han interpelado al psicoanálisis sobre la eficacia, la eficiencia, y la verificabilidad y aplicabilidad como método terapéutico. En el ámbito de la epistemología tres son las críticas más importantes. a.- Imposibilidad de verificar o confirmar sus hipótesis (Nagel 5 ). El psicoanálisis está lleno de términos vagos, sin conexión con procedimientos empíricos, y sus hipótesis no pueden ser verificadas ni !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Chambon, P. (1995). La science donne raison à Freud. Science et Vie(933), 69-77. Damasio, A. (2006). El error de Descartes: la emoción, la razón y el cerebro humano. Barcelona: Crítica. 3 Kandel, R. E. (2001). Un nuevo marco conceptual de trabajo para la psiquiatría. Clínica y pensamiento (3), 11-31. 4 Edelson, M. (1988). Psychoanalysis. A theory in Crisis. Chicago: University of Chicago Press. 5 Nagel, E. (1959). Methodological Issue in Psychoanalytic Theory. In S.Hook (Ed.), Psychoanalysis, Scientific Method and Philosophy (pp. 38-56). New York: The New York University Press. 2
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confirmadas. Esta crítica proviene del inductivismo enumerativo, según el cual toda observación vinculada a una hipótesis le presta apoyo, y a mayor número de observaciones positivas, mayor apoyo empírico recibe la hipótesis. b.- Imposibilidad de falsación (Popper1). El psicoanálisis fue incapaz de encontrar el criterio para separar lo científico de lo no científico, y sus hipótesis no podían ser falsadas mediante cualquier evidencia empírica. c.- Imposibilidad de obtener datos para probar sus proposiciones (Grümbaum 2 , 3 ). Este autor reconoce la posibilidad de falsación de las hipótesis psicoanalíticas, pero critica la imposibilidad de obtener datos de prueba de una situación analítica. Con estas críticas el psicoanálisis parece perder su lugar y la autoridad que había logrado con Freud, y la hegemonía parece decantarse por todos aquellos tratamientos y paradigmas que cumplen con las condiciones cientificistas. Los psicoanalistas trataron de responder a esta interpelación, pensando que en la medida en que se le pudiera otorgar un lugar en el paradigma científico, el psicoanálisis volvería a recuperar una credibilidad y prestigio que habría ido perdiendo (Edelson4). Así, como señala Lombardi, a partir de 1950 surge en el seno de la I.P.A. y sobre todo en los Estados Unidos, un interés creciente por los resultados efectivos del psicoanálisis con toda una corriente que intentaba hacer prevalecer los criterios objetivos en la evaluación de los resultados: mejoría sintomática, adaptativa, laboral y social, etcétera. Y dice también este autor: «Si a esto se añade el énfasis creciente en las últimas décadas !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Popper, K. (1963). Conjeturas y refutaciones. Buenos Aires: Paidós [1967]. Grünbaum, A. (1984). The Foundations of Psychoanalysis. A philosophical Critique. Berkeley: University of California Press. 3 Grünbaum, A. (1993). Validation in the Clínical Theory of Psychoanalysis. A Study in the Philosophy of Psychoanalysis. Madison, Connecticut: International Universities Press. 4 Edelson, M. (1984). Hypothesis and Evidence in Psychoanalysis.Chicago: University of Chicago Press. 2
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en la elaboración estadística de enorme cantidad de datos completamente desubjetivados sobre el saldo de los análisis, el interés que encontramos en esos estudios es escaso.» (Lombardi, p.115)1. Lo que estaba en juego, y para muchos aún lo está, es la eficacia y eficiencia del psicoanálisis en el campo de lo terapéutico, o la pregunta sobre los procesos de cambio en las psicoterapias psicoanalíticas. Para tratar de responder a esta cuestión se llevaron a cabo extensas y masivas investigaciones, bien desde ámbitos hospitalarios o universitarios. Por citar algunas de las más relevantes: transcripciones de tratamientos de la Clínica Psicoanalítica de la Universidad de Columbia (Weber y cols. 1966); registro magnetofónico de casos en Hospital Brookdale (Gill y Simon J, 1964); proyecto de la Universidad de Rochester sobre análisis de contenido por computadora (Harway e Iker 1964, 1965, 1966); así como el del Centro de investigación de salud mental de la Universidad de Nueva York, también sobre análisis de contenido (Stone y cols. 1966); Grupo de investigaciones analíticas del Instituto del Hospital de la Universidad de Pensilvania dirigido por Harold Graff sobre proceso y resultados; estudio de proceso terapéutico de Mount Zion Hospital y el Instituto Psicoanalítico de San Francisco, bajo la dirección de Windholz, E., Weiss, J. y Sampson H. (1986), sobre proceso psicoanalítico; laboratorio de filmación de psicoterapia de la Escuela de Medicina de la Universidad de Illinois: proyecto de terapia filmada del National Institue of Mental Health de los EE UU, dirigido por Shakow D. (1961); Índice Hampstead de la clínica Hampstead, que recoge aspectos aislables del tratamiento psicoanalítico (Sandler, 1962); el magno proyecto de investigación en psicoterapia, de la fundación Menninger y sus múltiples revisiones que compara pacientes tratados en cura tipo y en P.I.P. (Kernberg y cols, 1972); investigaciones sobre terapia breve de la Tavistock (Malan, 1976a, 1976b); proyecto Vanderbilt, que compara !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lombardi, G. (1997). El procedimiento de A. Pfeffer para la evaluación de los resultados de los análisis. Freudiana, 20, 115-122.
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psicoterapia y Counseiling (Strupp y Hadley, 1979); (Ver Ávila, A.1) o más actuales como Fonagy y cols. (2003) con múltiples investigaciones empíricas, clínicas, estudios de eficacia de tratamientos, tomando como objeto la teoría del apego, y un largo etcétera. Una buena síntesis crítica de lo que incita este empeño en tratar de demostrar si la eficacia del psicoanálisis se adapta a las condiciones de los métodos científicos, la podemos encontrar en Kandel2. Los ejes de trabajo desarrollados a partir de adecuarse a los métodos científicos se pueden sintetizar en: • La analizabilidad y accesibilidad de los pacientes a tratamientos psicoanalíticos. • Características idóneas de los terapeutas psicoanalíticos. • Investigaciones sobre resultados de tratamientos psicoanalíticos. • Programas longitudinales de investigación de proceso y efectos del tratamiento psicoanalítico que dan origen a los sistemas de registro y bancos de datos (Avila, A.). Todas ellas reconocidas por el mundo cientificista por ser acordes a las exigencias metodológicas de las investigaciones de diseños experimentales. No obstante conviene fijarse en el objeto de las investigaciones, por lo que denotan. Por abreviar, a riesgo de un reductivismo por las limitaciones de espacio, podemos decir que con estos procedimientos el psicoanálisis gana en cientificidad lo que pierde en especificidad.
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Ávila, A. (1994). Contribuciones de la investigación sobre psicoterapia psicoanalítica. Manual de técnicas de psicoterapia. A. Espada and P. i. Bullich. Madrid, Siglo XXI: 625666, pp: 644 a 648. 2 Kandel, R. E. (2001). "Un nuevo marco conceptual de trabajo para la psiquiatría." Clínica y pensamiento (3): 11-31.
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3.- Lacan, el psicoanálisis de la ciencia Una de las muchas consecuencias del vasto corpus teórico construido en el “retorno a Freud”, es ubicar al psicoanálisis en un lugar que le permite separarse, entre otras, de la alienación al discurso de la ciencia. Alienación en que, como he expuesto antes, muchos analistas han ido cayendo, en mi opinión, por un anhelo cientificista tratando de responder al discurso de la ciencia con los métodos de ésta. La obra de Lacan en cambio permite dialectizar “la” ciencia y “con” la ciencia en un plano de igualdad, sin alienarse a los postulados que le son necesarios a ella, pero que no lo son para el psicoanálisis, dado su objeto, sin que esto suponga una merma en su rigor. Permite asimismo una delimitación entre psicoterapia y psicoanálisis, que hace posible no perder el rumbo de la finalidad del psicoanálisis con los objetivos terapéuticos, más abordable por los métodos cientificistas, pero al precio de la pérdida de la especificidad, como puede verificarse en los títulos y objeto de las investigaciones mencionadas en el apartado anterior. Se puede pensar esta posición nueva al menos desde dos ejes. Por un lado, un eje de orden epistemológico, el referido al objeto del psicoanálisis: el sujeto, sujeto del inconsciente. Y con él, el saber, la verdad y su abordaje. Por otro lado, y como efecto de lo anterior, una referencia a la metodología, que ha permitido a algunos analistas lacanianos proponer investigaciones en la clínica, como abordaré al final. a.- Epistemología. Un cambio radical provocado por Lacan es que el psicoanálisis y su objeto, al menos en los primeros tiempos de la enseñanza de Lacan, giran en torno al sujeto, bien diferente del yo. Es uno de los postulados que, desde distintos ámbitos del saber, aborda Lacan como respuesta a la paradoja de Freud, que luego analizaremos.
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Si para la filosofía es difícil una definición del concepto de sujeto, objeto de polémica y debate entre distintas perspectivas, como recuerda el título de Žižek “El espinoso sujeto” 1 , no lo es menos para el psicoanálisis. En relación al sujeto como objeto de conocimiento y ciencia, hay en Lacan dos definiciones aparentemente contradictorias: “sujeto de la ciencia” y “forclusión del sujeto en la ciencia”, contradicción que provoca algunas reflexiones. En un primer paso hemos visto que la ciencia, por definición y como condición de garantía, trata de eliminar en su método las variables subjetivas, y las derivas de los “post-freudianos” debidas a ello. Pero en Lacan sujeto y subjetividad no son lo mismo, y eliminar y forcluir tampoco. Forcluir quiere decir que algo es suprimido sin dejar rastro, no hay constancia de que haya acontecido, de modo que no puede retornar en el mismo campo del que fue excluido. Si la ciencia forcluye el sujeto, se podría concluir que no hay sujeto en el campo de la ciencia, no hay registro del mismo. ¿Cómo afirmar entonces sujeto de la ciencia? El mismo Lacan plantea la paradoja: “Decir que el sujeto sobre el que operamos en psicoanálisis no puede ser sino el sujeto de la ciencia puede parecer una paradoja”2 (Lacan, J. 1966, p. 837). Lacan toma como sujeto de la ciencia al sujeto moderno desde el momento en que está inmerso en la actual sociedad, en la medida en que ésta está definida como sociedad de la ciencia, o determinada por ella. Por tanto, los sujetos que la conforman serán sujetos de la ciencia, en tanto un sujeto como tal surge en un determinado contexto, en un determinado discurso de cadenas significantes. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Žižek, S. (2007). El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontología política: Paidós (Original 1999). 2 Lacan, J.(1966). La ciencia y la verdad. Escritos Madrid, Siglo XXI(2002). 2: 834-856.
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Pero la base de la ciencia no es precisamente un contexto de significantes, sino de letras. La especificidad de la ciencia, y si se quiere su lenguaje, es precisamente que no hay equivocidad, como lo hay en el significante. La letra adquiere su particularidad para Lacan en ser idéntica a sí misma, el significante en cambio se caracteriza por no ser igual a sí mismo. En este sentido, en el Seminario 17 1 “El reverso del psicoanálisis” plantea tres modalidades de saber: el mito, la ciencia y el inconsciente. En lo que nos interesa, señala en el capítulo VI: «En este sentido les indiqué en qué es afín la naturaleza de este discurso a la matemática, en la que A se representa a sí misma, sin necesidad de un discurso mítico que establezca sus relaciones. Por eso la matemática representa el saber del amo en tanto está constituido en base a leyes distintas del saber mítico. En suma, el saber del amo se produce como un saber completamente autónomo del saber mítico, y esto es lo que se llama ciencia» (p. 94), y más adelante: «este soporte (se refiere a la energía como soporte de la ciencia) se deriva de que la matemática únicamente puede construirse a partir del hecho de que el significante pueda significarse a sí mismo» (Ídem, p. 95). Es decir que A=A. Sin embargo, si algo pone en evidencia la clínica psicoanalítica, es que en lo referente a lo humano A no es igual a A. Es una de las argumentaciones fundamentales para la sistematización del descubrimiento del inconsciente, es decir del sujeto. Ya antes de Freud lo que el Mesmerismo puso en evidencia fue que el individuo no es igual a sí mismo, al menos en lo que al reconocimiento de sí, es decir la conciencia, se refiere. La experiencia del “doble estado de conciencia” denuncia que un sujeto puede seguir siendo él mismo, aun siendo un desconocido para sí mismo. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1969-70). Libro 17. El Reverso del Psicoanálisis. El seminario de Jacques Lacan (1992). J. A. Miller. Barcelona, Paidós: 1-231.
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Esto fue después desarrollado por Bernheim y posteriormente por Charcot con sus experimentos con la hipnosis aplicada a la clínica. Freud sistematizó el inconsciente dejando claro que la consciencia sólo es una característica de lo psíquico, que puede darse o no. Con lo que queda preparado el terreno para que Lacan pueda hablar de sujeto (del inconsciente), término que Freud no forjó, pero al que conducen sus elaboraciones. En este sentido el sujeto de Lacan podemos considerarlo como un precipitado de lo que en Freud está en “suspensión”. Efectivamente, a partir de la obra de Freud Lacan desarrolla y profundiza el concepto de sujeto y en concreto referido a sujeto del inconsciente. Según Porge 1 (1996) el concepto de “Sujeto” en Lacan responde al intento de dar una respuesta a la cuestión que Freud se plantea, como efecto de sus propios descubrimientos sobre el inconsciente, la cuestión es cómo acceder y operar sobre lo inconsciente, en particular sobre lo inconsciente que no es nunca accesible a la conciencia, desde el sistema consciente, si en éste sólo podemos operar sobre los fenómenos que ya se han hecho conscientes, es decir que han sufrido una traducción o elaboración (Freud, 1915). Para resolver esta cuestión Lacan elabora el concepto de sujeto del inconsciente. Sujeto que para cada cual es lo que materializa la experiencia de lo más desconocido a uno mismo, más propio que uno mismo, y que sin embargo está vivido como otro. Este concepto, que implica el conocimiento, objeta a la relación entre el ser y conocimiento de Descartes y de Hegel, que fundan el paso de la religión y del mito a la ciencia. Si en Hegel es posible un saber absoluto, Lacan parte de un postulado contrario según el cual “el sujeto se afirma como sabiéndose” y propone la vía psicoanalítica poniendo el acento sobre el carácter no integral de la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Porge, E. (1996). Sujeto. In P. Kaufmann (Ed.), Elementos para una enciclopedia del psicoanálisis (pp. 472-479). Barcelona: Paidós.
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representación significante del sujeto, el carácter no unívoco de este sujeto, el hecho de que algo quede oculto en relación al mismo significante que lo representa y a la vez no lo representa (Askofaré, 1994). En contraposición a Hegel, el descubrimiento del psicoanálisis, con la mirada de Lacan, pone de manifiesto que el logos no alcanza al ser. Apoyándose en la clínica va más allá y parte del polo opuesto al Cartesiano. Lacan parafrasea a Descartes: “soy donde no pienso y pienso donde no soy”, donde la consciencia viene, a través del pensamiento, a tratar de suturar la división que es inherente al ser humano. Son prueba de ello: los síntomas, la angustia, los sueños, y los sentimientos de extrañeza y desconocimiento que todo individuo experimenta en algún momento. Cuando Lacan afirma que la ciencia forcluye al sujeto lo hace en una contraposición entre el principio A=A de la ciencia desde Hegel y el concepto de sujeto que se deduce de la equivocidad del significante, que no puede representarse a sí mismo, con lo que A A. Un sujeto es efecto de la discontinuidad de dos significantes, en un discurso que no se sustenta en la equivocidad, podemos decir que el sujeto no está, como en la ciencia. Más adelante, en el Seminario 18, Lacan vuelve por otra vía a una conclusión similar. Hay en primer lugar la disimetría verdad-saber. -Del lado del saber: Tenemos el saber constituido, el hegeliano, el de la conciencia, todo lo que el conocimiento humano es capaz de conocer, donde el logos, o conocimiento puede abarcar todo el universo fenoménico. Es ésta una aspiración muy frecuente en el pensamiento humano y en particular en el científico. Son frecuentes las fórmulas y creencias como: “Todavía no, pero se llegará al conocimiento completo de todo objeto, del universo”.
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Multitud de ejemplos dan cuenta de ello como la afirmación en la clínica, a través de las clasificaciones ICD y DSM, que por ejemplo en lo referente a la psicosis explican la clasificación en “psicosis orgánicas” y “no orgánicas”, porque si bien hay, dicen, un grupo de psicosis cuya etiología orgánica no se ha demostrado, el avance de la ciencia (neurociencia en este caso) permitirá su explicación organicista, es decir todavía no..., pero se llegará. Es la función que se atribuye a la categoría de “no clasificado” u “otros” etc., en las clasificaciones. Así, completan el conocimiento al incluir lo no sabido como elemento, lo que falta en un determinado universo se incluye como categoría, con lo que completa el conjunto. Otro ejemplo es el mapa del genoma humano, del que ya no se oye hablar tanto, cuando, aún inacabado, parecía la solución a casi todos los problemas o preguntas sobre el ser humano. Hace menos de una década, y en plena efervescencia de esta ingente inversión de la OMS, eran frecuentes en la prensa noticias tales como: se ha descubierto el gen de la esquizofrenia, la causa genética de la adicción, o los genes de los celos, o de las ideas obsesivas. No dudamos de los avances que este proyecto haya podido suponer para el desarrollo de la ciencia médica, pero ahora, finalizado ya, no se habla de la revolución de la aplicación al mundo psíquico de estos avances: los celos siguen, los síntomas obsesivos o la adicción también, y ya no se habla más de esas soluciones. Lo cual hace pensar en un entusiasmo por haber creído que se podría escamotear el “no-todo” de la clínica de lo psíquico. - Del lado de la verdad, Tenemos la verdad del síntoma: desde el momento en que el individuo que lo padece lo subjetiviza, revela algo de su verdad subjetiva. A fin de cuentas el recorrido analítico es a lo que conduce: un bout de savoir, un saber construido a lo largo del análisis y que desvela algo de la verdad del sujeto (del inconsciente), aunque una vez desvelada se verá que se trata de una verdad mentirosa.
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En esa disimetría saber-verdad, Lacan en el Seminario 181, tratando de buscar lo que habría más allá del semblante, cuestiona el significante y el propio discurso, y para ello nos deja indicado indirectamente algo que concierne a la clínica psicoanalítica y su método. La crítica se dirige al lógico-positivismo, movimiento filosófico surgido en Inglaterra, representado por Richards y Odgens (1972) y de su texto “The meaning of meanings”, fundamento del positivismo, hacia el que actualmente derivan las ciencias humanas que buscan la cientificidad como garantía. La crítica de Lacan se funda en la concepción del significante, imbricada al concepto de sujeto ya mencionado. Critica el lógico-positivismo, su postulado fundamental por el cual, si un texto no conduce a un sentido comprensible, no tiene valor. A partir de este postulado, todo enunciado ha de ser susceptible de ser calificado de verdadero o falso. El positivismo lógico somete un enunciado a la prueba de verificación: sí o no, método que luego evoluciona hacia el “método científico” basándose en la condición de la epistemología: la falsación, como forma de verificación «… mi propuesta de adopción de la falsabilidad como criterio para decidir si un sistema teórico pertenece o no a la ciencia empírica» (Popper, 1962)2. A partir de ahí, todo enunciado que no se someta a esa verificación, sencillamente no interesa, se desestima y en todo caso corresponde a la metafísica. El principio de falsabilidad de Popper es: «Los enunciados o sistemas de enunciados empírico-científicos se caracterizan porque son falsables de manera empírica» (Popper, K. 1998, p.474)3 !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1971). Libro 18. De un discurso que no fuera del semblante El Seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires: Paidós. 2 Popper, K. (1962) La lógica de la investigación científica. Tecnos (Original 1934) p.75." 3 Popper (1998) Los dos problemas fundamentales de la epistemología. Tecnos (Original 1978) p. 474"
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La falsabilidad como método, dicho de forma sencilla, quiere decir que someto cualquier proposición o hipótesis a la idea de que es falsa. Si no puedo demostrar que es falsa, entonces es verdadera. Pero para Lacan este procedimiento tiene un inconveniente fundamental para el discurso psicoanalítico: «si partimos del principio de que algo que no tiene sentido no puede ser esencial en el desarrollo de un discurso, simplemente perdemos el hilo» (Lacan 1971, p. 55). A partir de la experiencia del psicoanálisis, no es posible sostener la invalidez de un postulado porque no conduzca a un sentido. La misma idea anteriormente expuesta, ahora por otra vía. Una vez descubierto el inconsciente en el ser que habla, y la asociación libre como modo de incitar su manifestación, por más que se le incite a decir lo que sea aunque no tenga sentido, constantemente se desvela el inconsciente como aparato de dar sentido a todo. En realidad no se trata de palabras sino significantes, muchas veces polisémicos, equívocos, es decir no unívocos. Y el equívoco es una de las maneras de operar con el inconsciente, y más en particular con lo real del mismo. El discurso analítico opera como el oráculo: la verificación de un enunciado no proviene de la falsación, sino de sus efectos. Recordemos que el modelo del enunciado oracular es el mito de Edipo. En este mito el oráculo anunció a Layo, rey de Tebas, que su hijo Edipo lo mataría y poseería a Yocasta, su esposa. La verdad de este enunciado se verificó cuando aconteció lo vaticinado, años después, y a pesar del empeño del padre adoptivo de Edipo, Pólibo, Rey de Corinto, para que no fuera así. Además ocurrió en la ignorancia de Edipo, porque cuando el oráculo, esta vez a Edipo, le dijo su destino, éste, creyendo que se trataba de Pólibo y Períbea, los padres adoptivos, huyó de lo que él creía su destino. Paradójicamente en esa huida a Tebas, fue cuando se cumplió el oráculo. Se encontró en el camino con Layo (su padre genitor) y lo mató en una pelea. Luego, al liberar a la ciudad de la Esfinge (al conocer
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la respuesta a su pregunta) Creonte le dio a su hermana Yocasta (madre biológica de Edipo y viuda de Layo) en matrimonio. Todo fue bien hasta que en otra consulta al oráculo, ante un real: la peste en Tebas, la verdad fue desvelada por Tiresias en los hechos y Edipo se sacó los ojos. Insisto en el mito porque manifiesta que no era una verdad o profecía autocumplida que tanto critican los cientificistas a todo lo relacionado con lo psi, que no pase por la experimentación. Hay una verdad, determinante, no demostrable hasta una vez acontecida, y ahí surge la verificación de lo que estaba oracularmente dicho. «La interpretación no se somete a la prueba de una verdad que se zanjaría por sí o por no, ella desencadena la verdad como tal. Sólo es verdadera en la medida en que se sigue verdaderamente»1 (Lacan, 1971, p.13) y podemos añadir en tanto se enuncia, en tanto se dice. Es decir, lo verdadero se articula con un elemento que sí es susceptible de ser utilizado por una metodología, no incompatible con el paradigma psicoanalítico: el discurso. Veremos su importancia más adelante. La verificación específica en psicoanálisis tiene otra característica: la resignificación o aprés coup, determinante en la experiencia singular de un análisis y que revela parte de la verdad subjetiva de un individuo en análisis. Verificación para la que no tiene sentido, por definición, incluir ningún elemento ajeno al dispositivo en que se ha producido (observación, medición, registro...). Es un saber y una experiencia sin necesidad de comprobación ajena al sujeto. El máximo y más genuino exponente de esta verificación es la instauración del Pase, pero de momento dejamos esta cuestión de lado.
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Lacan, J. (1971). Libro 18. De un discurso que no fuera del semblante El Seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires: Paidós.
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b.- Metodología. Lacan en el Seminario 101, hace una articulación entre psicoanálisis y metodología, ubicando el psicoanálisis y su enseñanza en el contexto de las metodologías del conocimiento, por la relación entre la clínica y la enseñanza en psicoanálisis. En esta articulación indica una posición más allá de la clínica y de la experiencia analítica, la de enseñante. «… Esto significa que no puedo permanecer en la pura posición que hace un momento he llamado interpretante, sino que me es preciso pasar a una posición comunicante más amplia, y comprometerme en el terreno del hacer comprender, para lo cual apelaré en ustedes a una experiencia que va mucho más allá de la estricta experiencia analítica» (Lacan, 1962-63, p. 27). En este más allá de la clínica relaciona la enseñanza del psicoanálisis con otro tipo de enseñanzas, más en concreto las incluye como categorías de la metodología. Distingue tres métodos de enseñanza: catálogo, análogo y clave. El método del catálogo es tal vez el más propio en la ciencia y muy conocido en la clínica: clasificaciones y series, que desde tiempos de Plinio hasta Linneo, es la manera de ordenar un determinado campo por lo simbólico, estableciendo criterios de semejanza y diferencia. Un ejemplo son las categorías diagnósticas: al igual que en zoología, botánica o entomología, se establecen una serie de criterios que determinan categorías y con arreglo a ellas se aborda el mundo circundante o el intrapsíquico. El ejemplo más próximo es la nosografía y las clasificaciones en psicopatología, herederas de Kraepelin. Lacan señala este método para denotar los callejones sin salida a los que puede conducir en lo que a los afectos y en particular a la angustia se refiere. Ciertamente en psicología y psiquiatría, la omnipresente angustia, hoy llamada ansiedad, es clasificada, definida e incluso cuantificada, pero !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1962-63). Libro 10. La angustia. El seminario de Jaques Lacan (Vol. 10). Barcelona: Paidós (2006).
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sin que se pueda decir gran cosa sobre su esencia, más allá de una descripción formal. El método del análogo, que en palabras de Nagel (1961)1, desde la filosofía de la ciencia, es el método por el que se aborda un campo desconocido, con los esquemas conocidos aplicados y validados en otros campos. Según Lacan este método, propio de la antropología, es el que conduce a mayores riesgos en lo que a explicación de la angustia se refiere, aportando una tipología más que una explicación. No obstante este riesgo, siguiendo la definición de Nagel sería próximo, como señalábamos al inicio, al utilizado por Freud al aplicar al aparato psíquico sus esquemas histológicos en “Proyecto…” o los de la termodinámica en sus teorías sobre la pulsión o la angustia…, o también al mismo Lacan a partir de la lingüística, filosofía, escritura, matemática de conjuntos, topología… Incluso el propio Lacan en el Seminario 4, anima a recurrir a los saberes análogos. En concreto, en el apartado 1 del capítulo XV, para reforzar la importancia de considerar como verdaderos mitos las teorías infantiles, subraya la importancia de “embragarse” a otras disciplinas del saber que abordan el mismo tema. «Sería aberrante aislar nuestro campo y negarnos a ver, no lo que en él es análogo, sino que está directamente conectado, en contacto, embragado, con una realidad a la cual podemos acceder a través de otras disciplinas, otras ciencias humanas» (Lacan, 1956-57, p. 252)2. Y para entender y explicar la rigurosidad de “las teorías sexuales infantiles”, se sirve de la analogía con la etnografía y su descripción de los mitos y equipara sus dos unidades elementales: el mitema y el significante. No obstante, unas líneas más adelante se aleja de la etnografía y reivindica la especificidad del significante y toda su potencia… !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Nagel, E. (1961). La estructura de la ciencia. Buenos Aires: Paidós(2006). Lacan, J. (1956-57). Libro 4. La relación de objeto El Seminario de Jacques Lacan (Vol. 4). Barcelona: Paidós. 2
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Siguiendo con la metodología, el método que nos interesa reseñar es el que Lacan describe como método de transmisión propio del psicoanálisis, si bien echa mano de los otros dos, es el método de la clave o llave. Es en otro texto, Psicoanálisis y medicina, donde precisa algo más sobre este método al definirlo en relación al inconsciente: «si el inconsciente es lo que es, no una cosa monótona sino, en cambio, una cerradura lo más precisa posible, cuyo manejo no es otro que abrirla al revés con una clave-llave, que está más allá de una cifra, esta abertura sólo puede servir al sujeto en su demanda de saber. Lo inesperado es que el sujeto confiese él mismo su verdad y que la confiese sin saberlo» (Lacan, 1966, p.97)1. En este método está inserto por principio de simplicidad el significante, que constituye al sujeto. Como elemento esencial del método clave, el significante pone en evidencia al sujeto, no sólo porque es constituido por éste como tal, sino que en lo que nos atañe es mediante la función significante como el sujeto se desvela. Al considerar el método clave entre los otros dos, pensamos que por la diferencia con respecto a estos, se evidencia precisamente su especificidad. Podríamos establecer que en lo que análogo y catálogo corresponderían a metonimia, clave correspondería a metáfora. Por otro lado me parece que incluir la especificidad de la enseñanza del psicoanálisis, el método llave, en este seminario, no es casual, dado que se trata del seminario de la angustia. La angustia como afecto verdadero que no engaña y pone al sujeto al trabajo de dar una significación respecto a lo que se experimenta como displacentero, inequívoco y desconocido. La angustia y su causa son desconocidas para el individuo, pero su experiencia es innegable y cierta. Es decir que la angustia está puesta en el centro de la experiencia subjetiva. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1966). Psicoanálisis y medicina Intervenciones y textos (Vol. 1, pp. 86-99): Manantial. Pgs 96-97
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Además, la experiencia de la angustia, más inequívocamente que otros afectos y manifestaciones, ilustra la imposibilidad de abordar la experiencia humana por métodos científicos aplicados a otros ámbitos (catálogo y análogo), dado que constituye la evidencia de que el que es tomado como objeto de estudio, no es igual a sí mismo. La clínica, y en particular la clínica de la angustia, hace evidente la invalidez del principio fundamental de constancia de toda experimentación científica de que algo es igual a sí mismo (A=A). Al tratar de aplicar este principio a lo humano, un afecto como la angustia por ejemplo, evidencia sin posibilidad de escape que el ser no se reconoce a sí mismo, no es igual a lo que conoce de sí. En otros campos de la ciencia el objeto de la misma permanece constante, o más o menos constante; en tal caso se puede calcular la cuantía de la variación, con lo que se garantiza la constancia. Una medida de longitud puede variar según la temperatura, pero se puede calcular dicha variación, con lo que sabemos de la constancia de su medida. Por tanto en contraposición a los otros métodos que pueden operar en última instancia sin el sujeto, la experiencia y la transmisión del psicoanálisis implican, si se quiere conservar su especificidad, al sujeto, y la angustia, entre otras formaciones; es un camino inequívoco de su experiencia. Con esta acepción general del término metodología, más allá de la clínica y de la transmisión, al situar Lacan la enseñanza del psicoanálisis en la categoría de los otros métodos, se denota con ello su especificidad y delimitación, también en relación a los otros saberes en el campo de la ciencia. Creo que a partir de esta clasificación, las investigaciones que hemos mencionado en los autores post-freudianos se incluyen en el método del catálogo o del análogo. Por el contrario, lo que Lacan propone, como método, es acorde a la especificidad del psicoanálisis. Esta propuesta trasciende la clínica y la enseñanza, y hay experiencias de investigaciones reconocidas en este sentido como veremos en el siguiente apartado. "
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4.- Una alternativa: Investigación y sujeto. De lo dicho hasta ahora, podemos concluir que, al igual que en la cura analítica, la escucha y la asociación libre permiten que aflore algo de la verdad de un sujeto (en sus lapsus, en sus sueños, en sus síntomas, en las formaciones del inconsciente por tanto), y que todo ello es posible por el discurso del sujeto; el discurso como objeto puede definir un método aplicable a la investigación, más allá de la cura. Se trata por tanto de la aproximación del método al objeto y de buscar las manifestaciones y fenómenos del sujeto y sus elaboraciones, definiendo las circunstancias en que esto es posible. En esta dirección apuntan Doville y Sauret, desarrollando y profundizando en las condiciones y los medios de la investigación y metodología clínicas, pero manteniéndose estrictamente en el paradigma psicoanalítico. Sauret y Doville1, examinando la metodología, proponen la dificultad de abordaje de lo real, en tanto particular en contraposición a lo universal, que es lo que los modelos experimentales abordan. La solución de la ciencia desde Kelvin, es utilizar modelos que permiten hacer una previsión del funcionamiento de lo real, siendo aceptados como científicos en tanto hacen esa predicción. Paradójicamente, si el modelo es más válido en tanto permite imaginar el funcionamiento en lo real, la ciencia también se sustenta en lo imaginario, a la hora de abordar lo real. De lo que se trata en la clínica es de construir un aparataje que permita cernir, no lo real de la ciencia, sino lo real del sujeto: aquello que por estructura resiste a ser sabido.
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Sauret, M.-J., & Douville, O. (2006). À propos de la démarche clinique et de son rapport au singulier Les méthodes cliniques en psychologie (pp. 3,25). Paris: Dunod."
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A partir de esta crítica y de otras, estos autores plantean el problema de una metodología acorde al objeto de la clínica, en particular a la clínica psicoanalítica. Este problema puede esbozarse también en términos de la tensión entre por un lado la necesidad de elaborar un discurso digno de la ciencia, haciendo valer en la misma su apuesta, sus resultados, sus métodos, y por otro lado su objeto, el único que habla desde el advenimiento de la ciencia moderna, el sujeto del inconsciente (ça parle). Por tanto, no se puede cejar ni en el intento de universalización, ni en la promoción de la singularidad, que hace objeción a aquella. Las características de esta metodología clínica están implícitas en su objeto, y por definición: • La investigación clínica no se dirige a la adaptación a la realidad o a la verificación o puesta a prueba de la realidad, en tanto la realidad es lo conocido, y lo que nos interesa es justamente lo que hace agujero en la realidad, objeción en lo conocido: lo real. • La investigación clínica no es una ciencia humana, si por tal se entiende la ciencia que estudia lo que se sabe, es decir lo humano en tanto perteneciente al registro de la realidad. La investigación clínica entra dentro de las ciencias conjeturales, se sustenta sobre un imprevisible. • La investigación clínica otorga un lugar a la contingencia: lo real del sujeto, lo singular, la palabra. En este sentido: a.- siempre es posible hacer una aproximación al discurso que un sujeto elabora para poder aproximarse a lo real y establecer lazos con los otros, los semejantes, en torno a elementos particulares: se trata de hacer evidentes estos elementos particulares dado que son los que distinguen lo que es un discurso, de lo que es un conjunto de opiniones. El discurso deja lugar al sujeto, el conjunto de opiniones no. b.- siempre es posible intentar extraer la estructura de un fenómeno (Lacan), es decir la estructura de un sujeto, de poner en "
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evidencia la lógica que lo constituye y no su morfología. La estructura deja lugar al sujeto, la morfología no. c.- es posible aún detenerse sobre el hecho de que tanto el encuentro con lo real como la manera de explicárselo, constituyen una experiencia, no una experimentación. El primero incluye al sujeto, el segundo no. (o.c. p.13). Aclaran estos autores la diferencia con un modelo procedente de la medicina ampliamente extendido desde Hipócrates: el caso por caso. Condición necesaria, pero no suficiente de la clínica. En el “caso por caso” de la medicina se trata de un coloquio entre un portador de un cuerpo enfermo y un experto que oferta sus servicios de experto, pero que implica un dejar de lado a los sujetos, en beneficio de la descripción y la información mediante clasificación. Es decir el “paciente” está tomado como objeto, lo que en muchos casos es necesario y deseable, al menos en tanto somos tomados por la medicina como objetos… preciosos. Como sostiene Gori, en este modelo, extendido a todos los ámbitos de la clínica, lo que está forcluido, rechazado, denegado, es el registro de la palabra (Gori, R. 1996)1. A este modelo responden también los nuevos diseños de análisis de contenido, que buscan en el registro del discurso de las coherenciasincoherencias, de las opiniones, de las “emociones expresadas” etc. Como señalan Douville y Sauret (p.15), el enunciado no es la enunciación, el decir no es el dicho. El discurso corriente no es el acto de la palabra. Este acto supone dispositivos que permiten desplazamientos de las huellas de lo que es o de lo que ha sido. No se trata del registro más frío y objetivo posible de los enunciados ya ahí presentes. Por el contrario, en el dispositivo clínico se trasladan, se transcriben rasgos y se reinventan !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Gori, R. (1996) La Preuve par la parole, Paris PUF.
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combinaciones de estos rasgos (Benslama, 2004) 1 . La cocina del conocimiento no es exactamente la misma que producen las estrategias de evaluación y de estricta medición. A partir de todo lo dicho, conviene distinguir lo particular, objetivable, (lo que los métodos con pretensión cientificista buscan y hacen uso), de lo singular, que objeta a lo particular. De lo que se trata es de dotarse de una teoría de lo singular, del acontecimiento, es decir de una teoría de la palabra del sujeto. De inmediato parece que hay un mínimo a ser trasladado a la investigación clínica: permitir que el propio sujeto se comprometa en lo que dice y no hacerle padecer constantemente entrevistas semi o dirigidas, test, cuestionarios, etc. Estructura, discurso y experiencia son por tanto los medios de la investigación clínica, una investigación que no forcluya al sujeto, sino que al contrario le dé la palabra. Orientarse en la clínica de esta manera permite, en todo caso, tener en cuenta lo real de la experiencia subjetiva, que ningún protocolo, entrevista estructurada, test o métodos objetivables pueden apercibir, incluso tratando de entender lo particular. En cambio, «allí donde otra psicología privilegia lo particular (las huellas objetivables) la investigación clínica privilegia lo singular (contorneo por las palabras, del agujero de lo que no puede decirse, índice de lo real» (Sauret y Doville p.15). Todo ello lleva a la cuestión de encontrar la lógica a la que responden estructura, discurso y experiencia para poder transmitirla. No nos vamos a extender en esto por falta de espacio, pero la clínica ha contado con la construcción del caso, del caso singular, en que a partir del decir del ser hablante pueden vislumbrarse la estructura, los efectos !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Benslama, F (2004) Savoir et altérité dans l’epistemologie psychanalytique. Psychologie clinique, 17 Qu’est-ce qu’un fait clinique” sous la dir de S. Thinberge, C. Hoffmann et O. Douville, pp 53-60
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de experiencia, lo real indecible etc., pero para ello es necesario captar el punto adecuado entre la singularidad del caso y lo universal de la estructura, dejándose, el investigador, enseñar como ocurre en la construcción del caso.
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DIALECTIQUES DE LA SCIENCE ET DE LA PSYCHANALYSE Mikel Plazaola Résumé On propose un parcours sommaire par la polémique de la psychanalyse et de la science, et les positionnements des différentes orientations de la psychanalyse par rapport aux critiques surtout dans des questions méthodologiques, dès la science. On développe un peu plus les contributions de Lacan à ce sujet, ainsi que quelques propositions d'auteurs d'orientation lacanienne. Mots-clés: psychanalyse, science, méthodologie.
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El autor: Mikel Plazaola Rezola. Analista AME de la EPFCL. Doctor en Psicología. Docente de EHU/UPV
ESCUELA
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EL SUEÑO DE LAS EMERADAS VACÍAS1 CIFRAR DEL INCONSCIENTE - DESCIFRAR DEL PASE ¿ANÁLISIS DESPUÉS DEL ANÁLISIS? Pedro Pablo Arévalo Resumen El autor presenta un testimonio de conclusión de análisis y pase a través del trabajo de desciframiento de dos sueños, surgidos en torno al pase y vinculados por un significante. Dicho significante implica al final del análisis y al procedimiento del pase y en su desciframiento permite llegar a una letra de goce. Se reflexiona sobre las consecuencias de la conclusión de un análisis. Palabras clave: Final de análisis, Conclusión, Pase, Desciframiento, Letra, Efectos de análisis.
El fin de análisis se extendió por unos seis meses, desde el atravesamiento pleno del fantasma hasta la caída del objeto a y la destitución subjetiva. Fue un período intenso, un andar dificultoso guiado por múltiples formaciones del inconsciente, en particular sueños bastante elaborados. Comparativamente los últimos dos, que marcaron el fin de análisis, fueron sueños aparentemente sencillos. Estaban conectados entre sí por un curioso significante –emeradas- formulado por el inconsciente, y presentaban enigmas que el dispositivo del pase y el inicio del período de AE han ayudado (parcialmente) a descifrar. Luego de un sueño de pase y fin de análisis2, cercana ya la conclusión, recibe el analizante un correo relacionado con la nueva sede del Foro, cuestión para la que estaba dando su apoyo. En el correo se mencionaba !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Publicado en la red de la IF como preludio de la II Jornada sobre el Pase a celebrarse en Pereira, Colombia, el 14/02/15, titulada De la cura de un análisis al deseo del analista. 2 El sueño de las toallas y las sábanas en el hotel; se relata en el testimonio.
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la palabra agobiar, la cual resonó dentro de él, estaba como en sintonía con el punto de conclusión en que se encontraba. En seguida la remitió al agobio. Al a-gobio. ¿Agobio del objeto a?... Sintió que en aquel momento se desmontó la transferencia, cayó el SsS y el objeto a, y se dio la destitución subjetiva de pase. Dos días después tiene un sueño de conclusión, de síntesis: El sueño de las emeradas vacías. En él parecieran insinuarse el objeto a, causa del deseo, y el agalma. Sueña con unas cajas, como cajas de zapatos, muchas cajas dispuestas unas sobre las otras, y unas al lado de las otras, tal como se acomodan en las zapaterías. Las cajas están vacías, y por fuera tienen escrita una palabra enigmática: emeradas, escrita así, en cursiva, minúsculas y separadas las letras. El analizante-analizado mencionó el sueño en una sesión, comentando tan sólo que aquella palabra le recordaba la mirada, su objeto pulsional por excelencia1. En nada más reparó, ni siquiera en que las cajas estuvieran vacías. Posiblemente aquel mismo agobio que había precedido al sueño se reflejaba en el inusitado desgano por el desciframiento del inconsciente. La noche siguiente “sueña que está dentro de una emerada” –así lo dice en el sueño– aunque no es una caja sino como una estrecha gruta, de poca altura, donde no puede estar parado –de pie–. Dice también: El falo me supera2. Estos dos sueños marcaron la conclusión del análisis. El primero era un sueño sin afecto alguno; en el segundo había angustia. Después de ellos aún fue a un par de sesiones, dedicadas a cerrar algunos puntos sobre el fin de análisis y el pase, cuyas entrevistas comenzarían poco después. Para aquel momento esa fue toda su elaboración. Pero el curioso significante del inconsciente hizo por así decirlo el viaje de ida y vuelta en !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Año y tanto después ese sueño le recordó un pasaje de Cien Años de Soledad: José Arcadio Buendía soñó esa noche (…) con un nombre que nunca había oído, que no tenía significado alguno, pero que tuvo en el sueño una resonancia sobrenatural: Macondo (Gabriel García Márquez, 1967, Colombia, Colección Clásicos Universales, p. 21)." 2 Este sueño contiene otros elementos; en el testimonio se expone completo.
PEDRO PABLO ARÉVALO El sueño de las emeradas vacías. Cifrar del inconsciente- 181 descifrar del pase. ¿Análisis después del análisis?
el dispositivo del pase, desde las entrevistas con las pasadoras hasta interpretaciones escuchadas tras la nominación. Uno de los integrantes del dispositivo había tendido un puente entre el significante emeradas y la mirada, el objeto pulsional, escribiéndolo así: m()radas, donde se evidencia la elisión de la letra i (dejando además entre paréntesis el espacio vacío), que es como la elisión de la i de ilegítimo, significante amo de goce descubierto o revelado por el análisis. Sorprendente… Esta interpretación le hizo prestarle nuevamente atención, un año después del sueño, a aquel significante construido por el inconsciente. Con aquella interpretación se entendía que éste no hubiese escrito miradas, con todas sus letras. Pero, ¿por qué no m radas? ¿Por qué emeradas? ¿O por qué no emerada, en singular? ¿Y por qué en minúsculas?... Algunas de estas y otras interrogantes seguramente quedarían sin respuesta, pero notó que la palabra emeradas, con la escritura de la letra m como eme, quedaba flanqueada por las iniciales del nombre del padre, y estaban incluidas en ella las de la madre. Y además de elidida la i del significante amo de goce, quedaba agregada la e de la estructura fundamental de repetición, el escape. Más aún, el objeto que rotulaban las emeradas, remitía al objeto de los negocios del padre. Pero ahora no eran cajas de zapatos, ¡ahora eran cajas de vacío, cajas de falta! ¡Chapeau! por el inconsciente1. A medida que transcurre la transmisión2 en el período de AE, continúan la elaboración y el desciframiento. Una colega comenta otro elemento presente en las emeradas: la mère (madre en francés): e-mère-adas. ¿Reacomodo de la figura materna?... Él mismo a su vez observa la cuasi !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
¿Certezas de que estas elaboraciones acierten, coincidan con lo que cifró el inconsciente? Ninguna, como tampoco se tienen durante el tiempo de análisis. Pero la concordancia y los efectos subjetivos dan un indicio y, por otra parte, hay que estar atentos a lo que sigue hablando el inconsciente. 2 Más que transmisión, con su carácter unidireccional, es un trabajo conjunto en la Escuela, a partir del testimonio.
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homofonía con émeraudes, es decir esmeraldas. Y realmente es una esmeralda, una piedra preciosa este significante formulado por el inconsciente, engarzado en ese valioso (¿o insignificante?) objeto al que designa y que encierra el vacío. En toda la construcción resaltan la simetría, la síntesis, la completitud, la articulación. Esta pieza de orfebrería muestra el cifrar del inconsciente en la conclusión del análisis, es un trabajo que recoge, sintetiza y articula elementos fundamentales que de algún modo resumen la conclusión de todo un largo recorrido de análisis. Importante es observar que la elaboración y el desciframiento del sueño, con sus consecuentes efectos subjetivos, se dieron gracias al dispositivo del pase. Este proceso de trabajo con los diversos elementos del testimonio ha de continuar durante el período de transmisión, añadiendo al análisis una dimensión que trasciende el dispositivo freudiano, y que incluso va más allá del dispositivo del pase, aunque la posibilidad de acceder a la última etapa pase necesariamente por él… Y esta elaboración-desciframiento no es un mero juego hermenéutico, no es ejercicio de vanidad, produce efectos de análisis, más allá del análisis, ahora no con el Otro del analista sino ante el Otro y los otros de la Escuela. ¿Adónde puede llevar este proceso, en cuanto a efectos subjetivos en el analizado? Ciertamente no hay, no puede haber otra conclusión después del fin. Pero quizás sí como una profundización o un perfeccionamiento de la posición subjetiva alcanzada con el fin de análisis y el pasaje de analizante a analista. La conclusión lógica del proceso, que no siempre se alcanza (hay la terminación no conclusiva del análisis), conlleva múltiples cambios subjetivos trascendentales, aparte de los meros efectos terapéuticos y la terminación de la relación analistaanalizante, las sesiones y el trabajo de análisis: atravesamiento del fantasma, con el consecuente debilitamiento de la escena fundamental, destitución subjetiva (que abrocha el pasaje de analizante a analista y permite el manejo de la función deseo del analista), asunción de la
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castración, apertura al deseo, cambios en los modos de goce, identificación al síntoma, poder dedicarse de lleno a las obras –el trabajo y el amor– (el que no podía, finalmente puede1)... ¿Es éste acaso un estado de gracia perfecto que se alcanza de un solo golpe, de manera plena y única? Creo evidente que no, que es un estado en el que hay grados, es un reacomodo subjetivo generalizado que se ubica en una escala de estabilidad y consolidación. Piénsese nomás en la asunción de la castración. ¿Es que el fin de análisis nos garantiza (1) que no vayamos nunca a aferrarnos –se esperaría que sólo de manera puntual– a ciertos significantes intentando tapar(nos) la falta: Soy Fulano de Tal, con tales o cuales títulos y reconocimientos, o (2) a alguna parcela de saber en la que creamos tener verdades absolutas? (Hablo de cualquier campo de saber, incluyendo por supuesto el psicoanalítico, o un área profesional, o un saber académico, y hasta político –espero al menos no encontrarme a alguien enarbolando irrefutables, cuasi reveladas verdades religiosas...–). Tampoco nos garantiza (3) el nunca caer tras un imposible goce inagotable. Me parece evidente que siempre se puede ir más allá en la asunción de la castración. Similarmente para los otros elementos que conlleva un fin de análisis. El fantasma se debilita, pero no desaparece. La destitución subjetiva se da en potencia, no como estado perfecto y perenne. Y así sucesivamente. Las anteriores son por supuesto consideraciones referidas al analizado que pasa por el pase y accede al período de transmisión. Pero también son de esperar en la Escuela efectos teóricos y subjetivos del trabajo conjunto en el período de cada AE. Confiemos entonces en que se generen efectos de valor, tanto individuales como institucionales.
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Colette Soler, 2013, p. 89. El fin y las finalidades del análisis. Buenos Aires, Letra Viva."
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THE DREAM OF EMPTY “EMERADAS” CODE THE UNCONSCIOUS. DECODE THE PASS. ¿ANALYSIS AFTER ANALYSIS? Pedro Pablo Arévalo
LE RÊVE DES “EMERADAS” VIDES. CHIFFRER DE L’INCONSCIENTDÉCHIFFRER DE LA PASSE ANALYSE APRÈS L’ANALYSE? Pedro Pablo Arévalo
Abstract The author presents a testimony of the conclusion of an analysis, and the pass through the work of decoding two dreams raised about the pass, and linked by a signifier. This signifier involves the end of analysis and the procedure of the Pass and in its decoding it allows getting to a letter of enjoyment. There is a reflection on the consequences of the conclusion of an analysis. Key words: End of analysis, Conclusion, Pass, Decoding, Letter, Analysis effects.
Résumé L'auteur présente un témoignage de conclusion de l’analyse et de la passe par un travail de déchiffrement de deux rêves surgis dans la passe et liés par un signifiant. Ce signifiant implique la fin de l’analyse et la procédure de la passe et avec son déchiffrement permet arriver à une lettre de jouissance. On réfléchit sur les conséquences de la conclusion d’une analyse. Mots-clés: Fin d'analyse, Conclusion, Passe, Déchiffrement, Lettre, Effets de l’analyse
El autor: Pedro Pablo Arévalo AE de la EPFCL (2014-2017), miembro del Foro de Venezuela Email:pp_arevalo@yahoo.com
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C O M E N TA R I O
C O M E N TA R I O
LA ESPECIFICIDAD EN EL PSICOANÁLISIS LACANIANO Juan Manuel Martin Uribe Cano
Resumen Partiendo de la distinta respuesta de los analistas ante la propuesta topológica de Lacan, se desarrollan algunas de las articulaciones de significante-significado de lo simbólico con las coordenadas tiempo-espacio y dimensiones de la topología: Cross Cap, Botella de Klein, Agujero; y el aparato psíquico con el Toro, para pasar al objeto “a” como función lógica. Palabas clave: Estructura, topología, logos, lógica.
La Topología en la Clínica No sería difícil concluir que son muchos los que –llamándose lacanianos– desconocen, casi en su totalidad, el mundo de la topología, tanto matemática como aquélla que Lacan introduce en su obra, y que tiene alcances eminentemente clínicos. Este desconocimiento, que para algunos no es importante en tanto que sus prácticas se han desarrollado, en apariencia, al margen de ella, y para otros el evento topológico es simplemente un juego teorético del “viejo” Lacan y, en tanto tal, un simple divertimento del espíritu sin consecuencias reales ni en el sujeto, ni en el analista, ni en el acto analítico, al contrario y de modo evidente tiene todo que ver con eso que, precisamente, se dice no toca, es decir, la topología lacaniana tiene efectos profundamente éticos. Primer asunto y diríamos definitivo.
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Ahora bien, una distinción ha de llevarse a cabo. No es lo mismo la topología como un evento matemático y la topología como un comprender, que si bien soportado en lo primero, conlleva una forma especializada, por lo espacial, en el devenir de una cura. Lacan, más allá de lo que se pueda decir, introduce el mundo de la topología tempranamente, es decir, a mediados de los cincuenta, más exactamente en 1953, les dice a sus alumnos que los llevará por los derroteros de la incertidumbre. Introducción. Topos “a” Logos Al pensar en la especificidad del psicoanálisis lacaniano, dos cosas aparecen de inmediato sin necesidad de mayor estudio: 1. Que no hay solamente una especificidad, sino que existen especificidades en tanto el recurso de Lacan a las ciencias, disciplinas y saberes en apariencia distantes del psicoanálisis fue constante, lo que de suyo marcará una especificidad lacaniana en cada una de ellas; y 2. Que hay un antes y un después de Lacan. Un después que tiene a su vez mínimamente dos momentos: un después con Lacan y un después sin Lacan. El primero de ellos, lo podríamos considerar, con Kuhn, como un periodo de crisis paradigmática y el momento de establecimiento de un nuevo paradigma teorético y clínico que conduciría a la normalidad de la práctica y produciría un corpus, que gracias a la presencia y constancia crítica del maestro, advertiría de los peligros de la dogmatización irreflexiva. Esa permanencia, esa constancia crítica, le venía a Lacan desde lo más profundo de su clínica en un intento permanente por responder racionalmente a los retos y dificultades propios del trabajo con, sobre, dentro y fuera de la “otra escena”. El después de Lacan sin Lacan se caracteriza por un momento de “oscuridad”, como en todo momento histórico ante la desaparición de un revolucionario, en donde alumnos, escuchas, analizantes y analistas, se mancomunan en pro de continuar el norte marcado por el maestro, mas éste resulta por lo regular tergiversado, apropiado y refundado no "
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siempre en la fidelidad, marcando más bien el sepultamiento del estilo y la autoridad de aquél, que estando en ejercicio de vivir prohibiría como traición. Otros, en el intento por eternizar al maestro, se constituyen en defensores a ultranza de lo realizado, produciendo un cerramiento dogmatizante y excluyente, en donde el pensamiento crítico y la fuerza racional son advertidos como peligros, dejando a las claras el desconocimiento de la obra y el propósito lacaniano, manteniendo una defensa imaginaria desde la repetición de frases sueltas, aforismos y sintagmas sin revisión y espacio para la aprehensión crítica al interior del corpus y práctica clínica misma. Y, por último, encontramos a quienes estamos dispuestos a continuar el trabajo entregado, mas no terminado, de Lacan, sin pretender imitarlo, como él mismo enseñó, ni en el filibusterismo modesto de ser un tal o más grande que tal, sino en el humilde lugar de aquellos que intentan develar lo dicho, y manteniendo justo el espacio irrecusable de la clínica, mantener decididamente el deseo, nuestro deseo, al servicio de lo humano mismo y de nuestra institución. Hagamos la apuesta de que los aquí presentes pertenecemos a estos últimos, de modo que la presencia del pensamiento crítico y la racionalidad matemático – geométrica nos permita presentar el mundo de la topología como una especificidad del saber lacaniano. 1. Los analistas y la topología La relación de los analistas respecto a la topología se puede sintetizar en tres, a saber: a. Aquellos que intuitivamente tienen una comprensión media de ella sin avizorar sus consecuencias clínicas y se ponen en la tarea, fallida naturalmente, de operar con ella. b. Aquellos que sostienen la inutilidad de ella para la clínica e identifican la misma con el juego senil del maestro, produciendo en ellos una resistencia teorética que el mismo Lacan señaló y trató. "
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c. Aquellos que, siguiendo la proposición nasiana de topologería, se sienten con licencia para no trabajar decididamente ni seriamente en topología, aunque sea mínimamente en la presentada por Lacan, y su presencia en el espacio clínico. Sin embargo, la proposición nasiana que intenta hacer creer en la existencia de una topología lacaniana como capítulo sui generis del campo matemático–geométrico no es plausible. Ello induce a pensar que el psicoanálisis, el lacaniano en particular, tiene formas y campos propios en donde reglas, normas, principios, axiomáticas y corolarios, entre otros, son invenciones que epistémica, lógica y racionalmente brotan ex nihilo o por arbitrariedad del propio psicoanálisis. Así habría una matemática lacaniana, una lógica lacaniana y una topología lacaniana que por definición no serían ni matemática, ni lógica ni topología, serían el resultado erudito e intensivo del amaño y no la necesidad sentida, la obligación esclarecedora, comprensiva y comprometida del investigador de la verdad que ante el límite y el agotamiento teorético de un modelo, apuesta por disciplinas, saberes y ciencias que mancomunadamente descorren límites y velos. En otras palabras: Lacan utiliza las matemáticas, la lógica y la topología desde la rigurosidad y los campos propios de cada una de ellas. Es decir, Lacan incorporó su reflexión matemática, lógica y topológica, al psicoanálisis, sin perder del horizonte la especificidad de dichos campos y, obviamente, vividos en el espacio clínico, por más exigente e increíble que parezca. La topologería no exime del conocimiento matemático–geométrico, al contrario, lo exige como necesidad del progreso analítico. Ha sido esta posición –la topologera- la que habilita la crítica rapaz e infundada por los Sokales, los Castro Rodríguez y otros en contra de la utilización de parte del psicoanálisis de esos saberes; celosos impenitentes que en su leal entender el “todo” se dicen en el dicho axiomático y paradigmático del cálculo probabilístico y la certeza del principio de incertidumbre que pone en salvaguarda la objetividad, excluyendo de ella la subjetividad angustiante y angustiada del ser del saber y el ser del deseo y que, sin
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embargo, como nos enseña Lacan, retorna en lo real para desajustar lo exacto del cálculo e interrogar la certeza, narcisista, del que dice o cree saber. Ahora bien, de los tres modos de ponerse frente a la topología, el más peligroso es el primero, aquellos que desde la comprensión media, intuitiva, no en un sentido matemático, intentan llevar su comprensión a la clínica. En este intento subyace el peligro de equivocarlo todo, incluyendo la dirección de la cura que debe apuntar a elementos de estructura y a la estructura misma. Los segundos son menos peligrosos, pero no se entiende cómo pueden llamarse lacanianos, adoleciendo de falta de esa porción fundamental, teórico–clínica, de la enseñanza de Lacan que es su arquitectónica más elaborada en pro de lo real. Un olvido siempre presente se anuncia en el sintagma: “tratamiento de lo real por lo simbólico…”, ¿no es acaso ésta la esencia del análisis mismo? Una invitación inaplazable a la topología subyace allí. Invitación que debemos aceptar todos aquellos que decidimos llamarnos lacanianos. 2. Del topos Desde el inicio mismo del psicoanálisis encontramos la referencia al topos, al espacio y a los lugares que desafían la concepción corriente e intuitiva de los mismos. El descubrimiento de la “otra escena” por parte de Freud, ese lugar otro en donde se encuentran los elementos que determinan la revolución psicoanalítica, de suyo es la confirmación de que la topología tiene una aplicación en lo real. En esa medida, la tópica freudiana, en sus dos versiones, entrega el territorio, el país del inconsciente, como condición de la realidad psíquica y el pasaje de éste desde el origen mismo de lo humano. De forma que el espacio psíquico, la realidad psíquica misma, el sujeto y su realidad hablante, en tanto que estructuras, pertenecen al ámbito de la topología. El espacio de los hablantes es un espacio estructural y como tal interesa a los analistas, pues es nuestro espacio. Podemos sostener que el estudio de la topología es inherente al psicoanálisis, toda vez que éste estudia la estructura fundamental del "
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espacio, permitiendo ver lo real que de suyo va en contravía de la intuición que del mismo tenemos gracias a la preponderancia de lo simbólico. Ya Poincaré, desde la matemática, advertía de que la estructura real del espacio no coincidía con lo intuido de él, lo que indica que todo lo que conocemos podría aumentar o disminuir, sin darnos cuenta de ninguna de dichas modificaciones, pues permaneceríamos en el mismo estándar de lo cambiado. En consecuencia, y atendiendo al matemático, la intuición no puede ser fuente de certeza en lo concerniente a lo espacial, pues de una creencia posicional pasamos a otra sin advertirlo, es decir, podemos creer estar allí y en verdad estar acá y viceversa. El orden simbólico, lugar en donde ordinariamente se produce el saber, opera sobre las cosas, en tanto que tales, montando un mundo de ficciones que afecta directamente el modo de ver que, gracias a la acción de la ley causal, a------b, fija como real lo que no es más que un espejismo; de manera que realizamos una operación de cambio, de sustitución entre lo que se ve y es, por lo que sabemos desde el orden simbólico y lo intuido transmitido en la tradición, en última instancia, la forma simbólica aleja de lo estructuralmente dado en lo que aparece ante los ojos. Empero, ese alejamiento de lo estructuralmente dado en sí, para los otros y el Otro mismo, retornan por debajo, como subjectum, para ocupar su lugar de donde se cree haberlo deshabitado. Es más, sólo puede retornar a su lugar y no a otro, incluso es imposible que vuelva a otro lugar que no sea el suyo, pues de serlo, el campo de ese retorno estaría signado siempre por el orden simbólico y, lo que llamamos imposible desde el psicoanálisis, no sería sino lo más difícil de aprehender, es decir, aquello que aguarda desde la fatua esperanza. Lo imposible es que lo real se mantenga en un lugar debajo de…, y no retorne a ocupar su lugar, en un mostrarse descarnado o no simbolizado aunque sea sólo en la brevedad de un instante. Con esto se marca una distancia entre el discurso matemático, que muy a pesar de su poder inventivo y descubridor que le debería llevar a "
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aceptar la existencia de lo imposible en términos de imposibilidad, considera a la postre alcanzar el último y primer elemento de la realidad y del todo, haciendo de lo imposible un posible, mediante el recurso a la temporalidad futura y el progreso de la técnica y la comprobación experimental. El imposible psicoanalítico se pone en un más allá de la concepción simbólica de espacio y tiempo y en esa medida está mucho más cerca de lo real de ellos. A diferencia del discurso físico–matemático, que necesariamente acepta la referencia de la estética transcendental kantiana, espacio y tiempo, como condiciones a priori de todo conocimiento posible, el psicoanálisis se pone en una dirección diferente del apriorismo kantiano, no porque sea una concepción errónea pensada desde el orden simbólico, sino porque en la tarea de indagar por el mundo de las causas o de la causa, el espacio no debe considerarse como un telón en donde se desarrollan los eventos, sino como un evento en sí mismo, y el tiempo como algo que está siempre presente en su referencia a un futuro anterior, que se presentifica en el presente. Implica esto, entonces, que el espacio, en cuanto real está más allá o más acá de la perspectiva ofertada y aceptada por los sujetos de la forma simbólica y ha de encontrarse, psicoanalíticamente, un modo de trabajar con dicho espacio, si la intención es producir movimientos a nivel estructural en la realidad psíquica. Lacan encuentra un apoyo de máxima importancia del lado del descubrimiento riemanniano, quien postula la existencia de la “variedad”, que de manera apretada se puede definir como la posibilidad de considerar al espacio como una entre otras de las determinaciones métricas representadas. Con ello, Riemann muestra otro punto de partida a la experiencia perceptual o visual imaginaria e intuitiva para quedarse con operaciones en el orden matemático, transformando el estudio analítico y la intuición geométrica misma. Así, a cada noción analítica se asocia una figura geométrica y, aunque no son el correlato de la función, la imagen ilustra un comportamiento estructural de la función, comprensible solamente a partir de las propiedades y transformaciones de "
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la superficie espacial. Con estos elementos está preparada la revolución topológica y, con ella, las propiedades abstractas que desafían lo intuitivo y exigen un trabajo cuidadoso. Riemann considera que el aspecto analítico matemático y la topología son el fundamento del conocimiento de la realidad externa, es decir, del “mundo”, implicando el cosmos de las superficies, conocidas como riemannianas, y toma como sostén la banda de Moebius, la botella de Klein, el toro y el cilindro común de las mismas. La consecuencia directa es aceptar el espacio como un continuo que se puede deformar, transformar y combinar desde la estructura. Un espacio que decididamente es de dimensión tres. Esta concepción que se introduce entre finales del siglo XIX y principios del XX, le permite a Lacan sostener que la realidad psíquica se encuentra aguantada en el plano proyectivo, pues éste permite el volumen y hace de la superficie un rulo, toda vez que distingue tres formas fundamentales en una dimensión 3D, ellas son: el toro, el agujero y el cross cap, que llevan necesariamente a que se consideren la banda de Moebius y la botella de Klein. Topológicamente hablando, y he aquí una de las dificultades mayores para aproximarse a ella como lo hace el maestro, se trabaja con superficies bidimensionales como el toro y la banda de Moebius que poseen una estructura real en 2D y permiten ser sumergidas en 3D, adquiriendo así, manifestación tridimensional. Por otro lado, la botella de Klein y el cross cap son bidimensionales, pero no se dejan sumergir en 3D, no son tridimensionales; dejando Lacan el problema de que el sujeto del inconsciente y el propio objeto “a” son de orden bidimensional y no se dejan sumergir en 3D como es el caso de la pareja ordenada s—s. De suerte que el Otro lugar en tanto que estructural corresponde a 3D. Nos deja pues esto saber de ellos, del objeto “a” y del sujeto del inconsciente, sólo a través de los cortes que se producen en el espacio mismo del hablante y sobre el hablante, afirmándose a continuación que la realidad psíquica no se puede identificar con la actividad subjetiva del yo, con el
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subjetivismo, sino con la extracción del objeto “a” y el fantasma que vela dicha extracción. Ahora bien, Lacan desde muy temprano, al tratar la inversión algorítmica significante–significado, hace referencia a la topología al sostener que “el significante está estructurado sobre la superficie de Moebius”1 (Seminario 12) y captando que la relación saussuriana entre significado y significante es de reverso al adverso, permitiéndole definir la función simbólica como un afuera que se las ve con el adentro en un continuo que se desgarra y recuerda a la botella de Klein. Según Lacan, esta función es determinante para el modo de pensar que se inaugura con el cogito y extiende su poder en una sola vía, la del saber, pero no desea saber de la verdad. La botella de Klein es, pues, efecto de un corte sobre una superficie completamente cerrada, en donde el interior comunica íntegramente con el exterior y recuerda las propiedades de la banda de Moebius, entre las cuales vale constatar que sólo posee una cara para producir el efecto de sentido. Empero, esto nos deja en la tarea de no utilizar de modo simple e intuitivo a la banda de Moebius, ya que ella encuentra su función operativa si se pone en relación a la botella, si aceptamos que allí en donde la sutura, de orden simbólico, abre un agujero que permite el anudar de la superficie misma. De otro modo, la referencia a la banda queda sin fundamento y sin mayor utilidad en el orden clínico. No puede ser entendida la banda de Moebius como algo que se somete a una lógica de reducción al absurdo o al simple más allá de lo que aparece, pues básicamente lo que signa es al sujeto dividido por el significante y su decir, que naturalmente es también significante en tanto único modo de intentar significantizar lo que por naturaleza se resiste a ello. La banda, entonces, presenta en esencia el corazón de aquello que llamamos y los retos que implica trabajar con él. ¿Cómo somos otro, nada !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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más aparece nuestro decir? ¿Cómo podemos ser el soporte de nuestras repeticiones cuando estamos ausentes? Son apenas algunas de las muchas cosas que simplemente anunciamos sin tener el espacio para desarrollarlas. Sin embargo, lo que debe advertirse es que no se puede identificar la banda con el sujeto, ella nos permite bajo la operación del corte convertir la banda en algo, que al no poseer sino una cara ya, no es la banda misma. Esta operación connota la ley de transformación de una figura a otra mediante la deformación del espacio. Esta ley nos permite ir a la botella de Klein, de nuevo, y esclarecer qué es lo que presenta dicha forma. Esta forma nos permite entrever la relación de un significante con el resto de la cadena, el nexo que se extiende entre ese uno que falta y que precisamente da consistencia a la cadena misma. Nexo que, en principio, es difícil de pasar por la comprensión, toda vez que allí se hace patente la existencia de una falta en la cuenta misma de la cadena. Se hace patente la existencia de un agujero a la altura de la estructura. Es el problema de la existencia de un Uno que no entra en el conjunto y que clínicamente encuentra expresión entre la formación del inconsciente (síntoma) y el inconsciente mismo. De manera que tendremos que aceptar que existe una relación inmanente entre ellos, cuya evidencia sólo es posible tras una operación que no puede ser la del corte. Esta operación se conoce como la circunferencia de retroceso presente en dicha botella y posible de parametrizar en cualquier punto de la misma forma, es decir, puede aparecer a cualquier altura de la botella, representada en la misma por el gollete que es el contorno de un agujero y signa para nosotros el significante Uno que da consistencia al resto de la forma. Lacan, al respecto, recuerda en el Seminario 12: “Pero volver a ese lugar… y para comprenderlo, y para que haya podido ser aprehendido, hasta descubierto, para que exista esta estructura, que hace que aquí se encuentre la estructura de las dos caras opuestas, que permite constituir esta otra escena, es necesario que, por otra parte, haya sido constituida la estructura de la cual depende el a-comicismo del todo, a saber: la "
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estructura del lenguaje no es capaz, seguramente, de la adecuación absoluta del lenguaje a lo real, pero sí de lo que en el lenguaje se introduce en lo real, todo lo que allí nos es accesible de un modo operatorio. El lenguaje entra en lo real y crea allí la estructura. Participamos en esta operación y, participando allí, estamos incluidos, implicados, en una topología rigurosa y coherente que hace que toda puerta empujada en un punto de esta estructura no lo sea sin la localización, sin la indicación estricta del punto donde está la otra abertura”.1 En esta misma lógica y siguiendo el mundo topológico introducido por el propio Lacan, hemos de mirar la figura del toro. En primera instancia, hemos de recordar que el toro es por excelencia la figura que más fácilmente presenta la estructura psíquica y la espacial misma. Su centro agujereado, su superficie sin borde y la cavidad vacía que permite la circulación de doble vía hacen de ella, en principio, la figura que admite anudamientos. Demanda y deseo circulan en la cavidad vacía y remiten directamente al problema de la repetición y de la pérdida. La paradoja, en apariencia, es saber por qué, para corroborar una pérdida, se ha de completar una doble vuelta, si con ello lo que se constata es la repetición del mismo movimiento; pues bien, resulta que una sola vuelta inscribe una demanda local que dirigida al Otro, en última instancia, es devuelta por éste de manera invertida al sujeto sin que por ello se vea afectado el cuerpo, es decir, sin que se produzca un desprendimiento, una separación, sin una pérdida en el orden pulsional. Para que dicha pérdida se produzca y en esa medida el deseo sea posible, urge una segunda vuelta y su encuentro con la demanda local. Una segunda vuelta que viene de la demanda del Otro y se enlaza produciendo el “ocho interior”, figura de un continuo serial discordante: demanda, deseo, pérdida, repetición. Dicha serie !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Lacan, J. (1964-65). Libro 12. Problemas cruciales para el psicoanálisis El seminario de Jacques Lacan: No publicado. Clase 3 del 16 diciembre 1964
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continua permite obtener un agujero, un lugar en donde el objeto caído, desprendido y causa del deseo encuentra su sitio. Agujero, lugar del objeto causa del deseo, “a” para nosotros, legado e inventado por Lacan, conduce a pensar la relación entre sujeto y objeto, exigiendo dilucidar qué es “a” en sentido estricto si hemos de seguir la senda topológica. 3. “a”: No sólo objeto sino función Lacan nuevamente recurre al campo matemático, esta vez para mantenerse en el mundo de lo indecible o en la incompletitud, formulado en el teorema de Gödel y el Alef de Cantor, principio constitutivo del cálculo transfinito. Con estas formulaciones se puede comprender el porqué del objeto “a” en tanto que separado, caído o perdido se efectúa desde la operatividad misma de “a”. Operatividad que no es función, pues esta última llamaría al campo de las matemáticas en donde el concepto de función no se confunde con la operación lógica. La función matemática hace distinción entre el procedimiento para llegar a un objeto y el significado mismo del procedimiento, o, en términos de Gödel, una cosa son los hechos en sí (operaciones) y otra cosa las convenciones arbitrarias utilizadas para dar a conocer los primeros. Lacan, en este primer apartado sobre el objeto “a” y la operación que el mismo realiza, no se encuentra en el mundo de la función matemática, sino en el mundo de las operaciones lógicas, en donde un antecedente es seguido de un consecuente y viceversa. Lacan no indica qué es lo intuido y lo que queda fuera, de la misma, para que se convierta en función y que corresponde en sentido estricto al objeto, de modo que “a” no se puede emparentar con la notación algebraica “a”, de manera que la “a” de Lacan es una convención que obedece a la idea matemática de función= objeto= no ser. Con ello, y atendiendo que en primera instancia lo que se hace es una operación lógica, podemos preguntarnos ¿qué es lo que Lacan llama función de “a” en “a”? "
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Esta pregunta, antojadiza para algunos, es de vital importancia en la medida en que la función “a” o el objeto “a” es el componente central de sus algoritmos, como lo son las fórmulas del fantasma y la ecuación del objeto del deseo y su causa y la relación con el cuantificador universal. Desde esta perspectiva, si queremos dar respuesta al interrogante, debemos pensar el “a” en función de Bejahung y la relación Bejahung– Verneinung – cuantificador universal, que se expresa en el Seminario 101, La angustia: allí se dice que “a” es Bejahung, lo que repite después, es el no-ser como sostén de la estructura narcisista, el pensar y los juicios de existencia y de atribución. Afirmaciones que arriman al cálculo matemático pero soportado en la utilización del cuantificador universal que haría una falencia en el mismo, empero, Lacan, al proponer conjuntos de pares ordenados, pares de valores – argumentos y valores – función, está ya jugado del lado de una ley combinatoria que va de lo particular a lo universal, y con ello, en el campo del cálculo, en los dos casos se trata de un movimiento, de una referencia a un movimiento al que se le da la forma: f(x), es decir, necesariamente que Lacan sí formula una función de “a”: f(“a”) sin que pueda conocerse en sentido estricto lo que resta de ese resto operativo primero. Manteniendo lo anterior, entonces, podemos comprender que el sujeto pueda incluir en él un objeto que le es exterior y heterogéneo, en una palabra, nos encontramos con el aparato fantasmático que no es una simple imagen de la economía psíquica interior y, en tanto que tal, con la figura del cross cap y, de nuevo, en el campo topológico. El cross cap, la última figura sólo se entiende cuando “a” es una función, y en donde se deja operar el corte de doble lazo que recorta en dos partes al cross cap, incidencia definitiva en la clínica, para constituir una banda unilátera de Moebius, que como hemos expuesto anteriormente representa al sujeto, y un disco bilátero, que representa el !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Lacan, J. (1962-63). Libro 10. La angustia. El seminario de Jaques Lacan. Barcelona: Paidós (2006).
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objeto, con lo cual encontramos lógica y cálculo fundidos en la fórmula del fantasma, a saber: el sujeto tachado, el corte ( ) y el objeto “a”. En resumidas cuentas, el cross cap incluye las otras figuras que hemos trabajado y nos pone en la tarea de aceptar la importancia de los cortes que evidencian en el sujeto aquellas aes que soportan su existencia del lado fantasmático y en última instancia, la única posibilidad de entrever el objeto “a” en toda su función causa del deseo y al sujeto del inconsciente en su fugacidad temporaria e imperturbabilidad significante desde la cadena misma. Sujeto inconsciente y objeto “a”, si son tratados en la labilidad de las expresiones corrientes de concordancia y como lo que subyace en las profundidades, no pasan de ser una manera silvestre del psicoanálisis que temo se ha extendido, en buena intención, al sostener la posición de no apertura y comprensión de otros saberes utilizados por el propio Lacan, y que de una forma u otra denuncia la resistencia teorética de una porción de analistas que hacen del psicoanálisis una herramienta aguda para explicar el todo. Lacan necesitó de la matemática, topología, filosofía y otros saberes para apuntar a lo que ya no se puede explicar sino sólo mostrar, presentar demandándonos las tareas de comprender eso que no se explica bajo la égida del concepto, desde lo simbólico mismo y que se expresa en la proposición Real, Simbólico e Imaginario. El objeto y la función “a” son el paso obligado para esta enseñanza y legado lacaniano. 4. Logos Si la estructura de la realidad psíquica se dice R, S, I, es porque ya nos encontramos en el campo topológico de los nudos, de los anudamientos que como inmersiones en 3D dicen de la estructura. R, S, I, es un anudamiento en donde Lacan realiza la suposición de tres elementos íntimamente ligados por sus redondeles y en donde la desarticulación de uno, implica el desamarre de los otros redondeles, liberándose de suerte
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JUAN MANUEL MARTÍN URIBE CANO La Especificidad en el Psicoanálisis Lacaniano 201
que queda deshecha la estructura misma y se transforma en una simple representación lineal que iría de más a menos infinito. Este nudo que llamamos borromeo tiene características especiales, comenzando por lo imposible de deshacerlo. Esta característica da la consistencia real al constructo; otra de sus características es que, a pesar de que están íntimamente ligados y pertenecen a un mismo hilo, se pueden diferenciar entre sí. Esto da consistencia simbólica, y el anudamiento posible se convierte en consistencia simbólica, en su característica, convirtiendo la representación, de modo sincrónico, en imaginaria. Ello, entonces, dice que el propio nudo en su totalidad está regido por aquello que él mismo representa, dificultad abstracta que supera lo simplemente referenciado en cada redondel con una letra. En otros términos, nada escapa a esta necesidad borromea, ni el mismo borromeo que necesariamente es real, ya que no se puede deshacer sin borrarlo simultáneamente; pero también es simbólico cuando lo nombramos con sus letras, e imaginario, cuando creemos que la manipulación de redondeles de hilo se pone en la realidad y su modificación. Dos aspectos de lo borromeo se dejan leer: por un lado, el borromeo como aquello que interesa a la clínica y admite el corte, un borromeo localizado; y por otro, un borromeo que se mueve en la abstracción en donde todo se dice real. Así, cada uno de ellos en sí es real. Real porque no se puede hacer reducción de él, pues nos muestra que hay, que algo está ahí, allí siempre, e independiente de lo que se diga o haga, inexorablemente hay. Este hay es quizás una de las cosas más difíciles de aceptar por los analistas, en la medida que se confunde con categorías existenciales o con imposibilidades epistémicas o con postulados filosóficos en la dirección de una ontología fundamental. Al contrario, este hay no es más que la constatación de la mera existencia imposible de señalar en términos de lenguaje y que quizás podríamos simplemente señalar como espacio, condición necesaria y suficiente en lo humano. Es simbólico en sí porque necesariamente se cuenta Uno en recíproco con el hay, hay lenguaje, hay logos, hay en el hay, una forma de decir y "
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decirlo como momento inaugural, y finalmente, es imaginario en sí pues es un redondel que hace lazo, que nos habla de lo semejante y desemejante, hace el principio de la diferencia en todo sentido, incluso es el principio de individuación, clásicamente hablando, es lo que habilita el estilo, el semblante y el espacio representacional. Los tres anudados poseen las características que cada uno en su real enuncia y cada una de estas características, en su singularidad, afectan a las demás, cumpliendo con la ley aritmética de la distribución y alejándose de aquélla que dice que el orden de los elementos no altera el producto, pues, como se evidencia a lo largo de la obra lacaniana, hay un encubrimiento de lo real por parte de lo simbólico y lo imaginario, que más temprano que tarde retorna a su lugar originario. Sin embargo, aquí ya no podemos confundir lo real con lo real mismo, en sí, de cada uno de los redondeles en su singularidad. Este real que queda encubierto está ligado íntimamente al elemento articulador y que permite el movimiento en los redondeles, es decir, al objeto “a”, el corazón del borromeo, y su función en tanto causa del deseo y la primacía de uno de los redondeles en la estructura del sujeto. Para terminar, a sabiendas de que apenas hemos realizado un esbozo de lo topológico, desearía recordarles que este anudamiento, en el interior de la clínica, también ha de sufrir un corte que permita vislumbrar en un tiempo de instante y ligado a su futuridad anterior la primacía de alguno de los tres sobre los demás y ubicar el agujero en donde “a” operó lógicamente, momento de esclarecimiento que de nuevo desaparece constatando su imposibilidad, inaprehensibilidad e indecibilidad, momento glorioso en donde se constata lo inefable, pero se deja ver… eso. Por último, recuerdo al profesor Eidelsztein, quien nos dice: “si un poco de estructura aleja de lo real, mucha reconduce a él”.
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Referencias bibligráficas: Lacan, J. (1964-65). Libro 12. Problemas cruciales para el psicoanálisis El seminario de Jacques Lacan: No publicado. Lacan, J. (1962-63). Libro 10. La angustia. El seminario de Jaques Lacan. Barcelona: Paidós (2006).
" SPECIFICITY IN LACANIAN PSYCHOANALYSIS. Juan Manuel Martin Uribe Cano. Abstract Starting from the different replies of analysts to Lacan’s topological proposals, this essay tries to develop some of the joints –signifier and symbolic meaning– with the time-space references, and the dimensions of topology: Cross Cup, Klein bottle, Hole; and the psychic apparatus with the torus, and then the “a” object as a logical function. Kew words: Structure, topology, logos, logic.
LA SPÉCIFICITÉ DANS LA PSYCHANALYSE LACANIENNE Juan Manuel Martin Uribe Cano Résumé En partant de la différente réponse des analystes devant la proposition topologique de Lacan, quelques articulations du signifiant-signifié du symbolique sont développées avec les coordonnées et les dimensions de la topologie : Cross Cup, Bouteille de Klein, Trou; et l'appareil psychique avec le Tore, pour passer à l'objet "a" comme fonction logique. Mots-clés: Structure, topologie, logos, logique
El autor: Psicoanalista Miembro del Foro de Medellín I.F Presidente de la Asociación de Foros del Campo Lacaniano – Sede Medellín. Coordinador del seminario Declarado: Psicoanálisis y matemáticas. Doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana, Magíster en Ciencias Sociales: Psicoanálisis, Cultura y Vínculo Social. Docente de pregrado y posgrado y Coordinador de la oficina de Posgrados de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia. E-mail: juanuribemm@gmail.com; mmuc662@gmail.com
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OTRO ESTILO DE SIGNIFICANTE AMO1 José Monseny Bonifasi Resumen La pregunta de partida es: qué puede dar un estilo distinto y de marca de goce, al significante amo, que venga al lugar de agente en el discurso del amo, después de surgir como producto del discurso analítico. En la convergencia psicoanálisis y política, cómo salir de la paradoja del deseo, que es el deseo del Otro. De las diversas formulaciones posibles, la que más conviene es la topología que puede permitir separar la especificidad del discurso analítico, de la proximidad entre psicoanálisis y política, en lo que al lugar de amo se refiere, y que la geometría de superficies no permite diferenciar. La topología permite mostrar que hay distintas formas de falta, que formaliza como agujeros. Se desarrollan algunos planteamientos de la topología de Lacan. Palabras clave: Discurso del Amo, discurso analítico, deseo, topología.
“Finalmente llegamos al discurso del analista, naturalmente nadie ha hecho esta observación: es bastante curioso que lo que produce no sea sino el discurso del amo, ya que es S1 lo que está en el lugar de la producción. Y como decía la última vez cuando salí de Vincennes tal vez sea del discurso del analista, si se dan estos tres cuartos de vuelta, de donde puede surgir otro estilo de significante amo. (Lacan, J. Seminario 17 cap XII Paidós p. 190)
Lacan añade a este comentario, “que en realidad que sea o no de otro estilo no se va a saber en cuatro días”, destacando de nuevo el tiempo como factor lógico. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Presentado en las Jornadas de Escuela Paris 2014.
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¿Podemos cuarenta y cuatro años más tarde evaluar el estado de esta cuestión? Es una cuestión que interesa a muchos psicoanalistas conozcan o no esta referencia. Muchos analizantes y no pocos psicoanalistas se ven sorprendidos, molestos y hasta profundamente decepcionados cuando se confrontan frente al modo de operar como “significantes amos”, de aquellos a los que por suponérseles analizados e incluso reconocidos AE, se esperaba de ellos “otro modo de proceder” y se encuentran con la sensación de que ese estilo es igual o peor incluso, que lo que puede acontecer en el campo de la política, de la empresa, de la universidad, de las religiones o sectas. Esta actitud, lejos de abordarla por el gusto de hacer politiquería, nos interesa porque revela algo inherente a la experiencia del análisis, de las expectativas que se hacen de él, de sus efectos y que tienden a coincidir, en parte, con esa expectativa de Lacan. El caso es que muchos analistas a menudo expresan sorpresa y hasta escándalo, al percibir el modo de vínculo social efectivo que realizan los psicoanalistas, incluso hasta el extremo de justificar en ello un apartamiento de la experiencia analítica o de las sociedades y escuelas. La posición de Lacan plantea una hipótesis no sin cierto escepticismo. Y que llama a la reflexión. ¿Qué puede dar un estilo distinto al significante amo, que venga al lugar de agente en el discurso del amo, después de surgir como producto del discurso analítico? Obviamente si se trata de estilo, algo de la marca de goce debería haber cambiado, y por otro lado el deseo que lo anima también. Me centraré sobre el deseo del analista puesto que el título de estas jornadas es el de las paradojas del deseo, y porque el propio Lacan señaló que el deseo decidido y el S1 aparecen homólogos a los demás y querría retomarlo a partir de una paradoja. Lacan, en su intervención en el Coloquio Internacional de Royaumont, afirmaba: “El psicoanalista sin duda dirige la cura”. Afirmación chocante "
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para la época en la que, como el propio Lacan hace observar, la doxa analítica sostenía: “el primer principio de esta cura, el que le deletrean en primer lugar, y que vuelve a encontrar en todas partes en su formación hasta el punto que se impregna en él, es que no debe dirigir al paciente”1 (Lacan, 1958, p.566). Primera respuesta de Lacan, en tanto dirigir al paciente podría tener connotaciones similares a la dirección de conciencia, por supuesto que no se trata de eso. Aunque como veremos, el propio Lacan afirma que es fácil deslizarse hacia ello. Así pues, la historia del psicoanálisis y aún más la “petite histoire” nos revelan con cuánta facilidad los analistas ceden a la tentación de aconsejar, cuando no imponer, a los analizantes, indicaciones sobre qué o cómo deben realizar las cosas en sus vidas. En este momento para Lacan “dirigir la cura” es otra cosa: «Consiste en primer lugar en hacer aplicar por el sujeto la regla analítica, o sea las directivas cuya presencia no podría desconocerse en el principio de lo que se llama la “situación analítica”»2(Lacan, 1958, p.566) Un progreso indudable, pues vacía de connotaciones imaginarias la cuestión, es el que Lacan realiza en el Seminario 17 cuando hace prevalecer en el lugar de la supuesta “situación analítica” la noción de discurso. Aunque esta noción no deja abolida del todo la paradoja. Puesto que de nuevo nos encontramos con que por un lado Lacan afirma: “La referencia de un discurso es lo que se manifiesta querer dominar. Con esto basta para clasificarlo en el parentesco del discurso del amo”, “ésta es la dificultad que trato de aproximar tanto como puedo al discurso del analista, debe encontrarse en el punto opuesto a toda voluntad al menos manifiesta de dominar”. Digo al menos manifiesta no porque tenga que disimularla, sino porque, después de todo, es fácil !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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Lacan, J. (1958). La dirección de la cura y los principios de su poder Escritos (1984) (Vol. I, pp. 565-626). Madrid: Siglo XXI. Ídem
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deslizarse de nuevo hacia el discurso del dominio”1 (p. 73) (el subrayado es mío). Pero el mismo Lacan advertía que el psicoanálisis avanza sin voluntad de dominar, de convencer, “con - vencer” que a fin de cuentas es lo mismo. El discurso psicoanalítico parece exigir un redoblamiento de esa necesidad de no-dominar, esto implica en cierto modo que aquél que ha de ocupar el lugar de agente no puede limitarse a “hacer de objeto a”, es necesario que en su relación a ese lugar, dé por redoblado un efecto de distanciamiento, no proponerse como Otro de su analizante, pero no creerse tampoco que es el objeto a. Por esto Lacan afirmará “del ser sólo debe hacer el parecer”, doble esfuerzo contracorriente, que se espera del analista: no dejarse llevar al discurso más habitual, el del amo, y sostener un discurso que estando a su vez en el reverso, debe alojarse en él sin confundirse. De modo que no sólo se ha de producir al final del análisis la caída de ese lugar, sino que esa caída sólo puede advenir si desde el principio el agente “está ahí sin estar” o mejor dicho “sin serlo”. Aunque Lacan nos dice “que ese nudo el analista debe serlo” indicando una condición exigible. El deseo que permite a un sujeto querer venir a ejercer desde esa posición paradojal es lo que en principio llamamos deseo del analista, obviamente es un estatuto del deseo que no se parece a otras constelaciones de deseo, como la del neurótico, aunque los primeros analistas iniciaron su práctica desde un deseo en el que su fantasma jugaba un papel primordial, Lacan nos lo hace observar en el Seminario 112. Sin embargo, la particularidad del deseo de Freud abre desde el inicio una sustracción que operará más allá de su deseo fantasmático en el que !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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Lacan, J. (1969-70). Libro 17. El reverso del psicoanálisis. El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires: Paidós (1992). Lacan, J. (1964-1973). Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. El Seminario de Jacques Lacan. Barcelona: Paidós (1989).
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la función paterna juega un papel primordial. Freud renuncia a la sugestión, es decir renuncia a una de las formas más corrientes de ejercer un dominio. El psicoanálisis conocerá retrocesos claros en esa posición de discurso, puesto que la posición de dominio está implícita tanto en la teoría de la relación de objeto y la ilusión de dominio pulsional y normalización plena de la sexualidad, hasta la ego-psychology; así pues esa semilla puesta por Freud se angosta por un discurso que se sutura. Lacan abre de nuevo la brecha y con ella la paradoja: “el deseo es el deseo del Otro”, fórmula repetida ya como un ritornello, en el que nos reconocemos, que parece por ello transparente y nítida y que no deja de ser en verdad bastante problemática. Al menos lo es para mí. Cómo no notar que esa fórmula en sí misma tiene una lectura posible y que implica una situación de alienación, aparentemente sin salida del sujeto al Otro, reconocido por Lacan en el Seminario 11. Todo gira en torno a la naturaleza lógica del estatuto de ese “del”, tanto si indica la pertenencia como la procedencia del deseo, ¿se engaña el sujeto, cuando cree verdadera la afirmación “mi deseo…” tanto en la vida cotidiana como en el análisis? Obviamente es seguro que hay engaño o que al menos es ilusorio creer que esa versión que articula en palabras es “su deseo”, Lacan ya nos advirtió pronto que no hay esperanza con eso, por estar articulado (en el inconsciente, se entiende) el deseo es “inarticulable”, incompatibilidad por lo tanto del deseo y la palabra. ¿Es también ilusorio que el deseo que me habita sea mío?, ¿es falso también ese “mi”? La afirmación “es el deseo del Otro” 1 (Lacan, 1962, p. 760), así parecería indicarlo, pues es de él en tanto parece que sólo puedo desear identificado, incorporado “su deseo”, ¿no nos lleva esa lectura a la conclusión de la irremisible alienación sin salida del sujeto humano? !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Lacan, J. (1962). Kant con Sade Escritos (Vol. 2, pp. 744,770). Buenos Aires: Siglo XXI.
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Por eso, como decía Colette Soler en una ocasión, comentando Posición del inconsciente, la pulsión es separadora del Otro. Se ve con nitidez en la clínica: lo muestran los niños con la ganancia que obtienen sobre la angustia, por la vía de los balanceos, los juegos masturbatorios, los actos bulímicos, repetitivos que suponen desasimiento del Otro, pero por una vía que les lleva a una exclusión del discurso; nos lo encontramos como algunos sujetos adictos a los gadgets modernos, que se aíslan emparejados en el dúo pulsional con ipads, ipods, pc’s… Aunque no todo uso de esos aparatos lleva al fuera de discurso, en otros casos es el medio de iniciar una entrada en él. Hay otra separación, que no se reduce a lo pulsional: la atribuimos al deseo como aquello que emancipa al sujeto al introducir su particularidad, que emerge como aquello que no está “versionado” en el campo del Otro y que sostiene la naturaleza de condición absoluta sin desabonarlo de la cadena significante en cuyo intervalo anida, pero sin someterse plenamente a ella. De nuevo la dificultad y la paradoja aparece: dentro y fuera, a la vez. ¿Cómo compatibilizar la noción de que el deseo es el deseo del Otro con la noción de que hay deseo en el sujeto, que lo emancipa? Tres pasos que me gustaría puntuar: 1-de entrada es evidente que no va a haber deseo en el sujeto si no entra en el Otro en sus desfiladeros significantes, pero también en las marcas que ese deseo va a dejar en él. 2- el límite lo instaura el hecho de que en esa intersección sujeto-Otro, del lado del sujeto una condición absoluta se va a erigir y ésta lleva en sí misma un germen separador. 3- que el deseo, aun constituyéndose en el Otro, exige de ese Otro la dimensión de la falta, elevada a la segunda potencia. No basta saber que el Otro está agujereado. Para que el deseo se sostenga es necesaria una cierta estructura para ese agujero. El recurso a la lógica euleriana, es en principio una formalización de ese movimiento de alienación del sujeto al Otro. "
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A
O A o B vel
B
A
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B
A o B es excluyente
Su disposición en el plano, aun con el recurso a la fórmula lógica del vel excluyente, no nos permite captar esa salida de la paradoja russelliana, de que a la vez uno debe estar dentro y fuera. Incluido y excluido. Porque la intersección vacía sigue apareciendo como un campo delimitado al modo en que lo hacen tanto el círculo como la esfera, y sólo una explicación añadida puede aclarar la dimensión descompletadora, el círculo del sujeto, el círculo del Otro y el círculo de la falta. Por ahí se nos presentará clara la razón que exige a Lacan la apelación a la topología, empezando por la topología de superficies para ir más allá de los grafos y los esquemas ópticos y los matemas. Cuando el vel de la alienación se sitúa sobre el Toro, se capta bien que el agujero cernido por la intersección delimita un campo que permite pensar el campo del deseo como abarcando algo que puede ser a la vez lo interno a y lo externo a’, ¿no es ese un dato topológico que tiene un correlato claro en la clínica? Cuando el sujeto depresivo reconecta con el deseo “interno”, ¿no cambia acaso su afecto subjetivo (supuestamente interno) a la par que cambia su percepción de la realidad del mundo, (supuestamente lo externo a él)?
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a¶
a! ! !!
A menudo el paciente exclama: “lo veía todo oscuro pero las cosas vuelven a ser luminosas, o coloreadas o interesantes, vuelven a darme satisfacción”. Así pues el modelo de la geometría de superficies se revela un pensamiento inadecuado para el psicoanálisis. Es un modelo que remite más bien a lo político, Lacan mismo se expresa en estos términos: “la idea de que el saber puede constituir una totalidad es inmanente a lo político” 1 (Lacan 1960-70 p. 31). A esa praxis le conviene y sigue practicando el discurso de “la esfericidad”, si puedo decirlo así, siguiendo con lo que dice Lacan: “La idea imaginaria del todo tal como el cuerpo la proporciona como algo que se sostiene en la buena forma de la satisfacción en lo que en el límite constituye una esfera, siempre fue utilizado en política, por el partido de los predicadores políticos, [¿acaso no son todos?] ¿Puede haber algo más bello pero también menos abierto?” (Ídem) !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Lacan, J. (1960-70). Libro 17. El Reverso del Psicoanálisis, El seminario de Jaques Lacan. Barcelona: Paidós [1992].
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Puesto que lo político no está excluido de lo psicoanalítico, tanto en el dispositivo como en las instituciones, se nos plantea: ¿cómo escapará la experiencia analítica a ese efecto? Para escapar de la esfericidad, a la que el amo se aviene tan bien, lo que llamaré el funcionamiento ordinario del S1, al psicoanálisis no le queda otra forma de introducir la estructura de su experiencia que recurriendo a la topología. Esto nos coloca ante el hecho de que este recurso no es moda, gusto particular de Lacan o adorno retórico o erudito. Es una exigencia que surge de la experiencia y que exige del analista entrar en otra forma de pensar su acción coherente con su ética. No es de extrañar que Lacan se refiera a una resistencia a la topología, “el pensamiento de esta nueva geometría hace experimentar a la imaginación una resistencia que me sorprende por haberla experimentado yo mismo”1 (Lacan 1975-76, p. 49) y no puede ser casual que utilice el término resistencia. ¿Hay isomorfismo entre la resistencia a la topología y al psicoanálisis? Todo parece indicarlo. En su primer avance topológico Lacan parte de la necesidad de establecer que existen distintas formas de la falta, que sólo pueden ser formalizadas adecuadamente por una topología que permita hacer experimentar que hay distintos tipos de agujeros (Lacan 1961-622 sesión XVII). “La topología descansa en que hay por lo menos –sin contar lo que hay de más– esto que se llama el toro”3 (Lacan 1975-76 p. 79) Por otra parte existe una modalidad formal necesaria para no quedar en el impasse lógico de Russell sobre la cuestión de lo que está incluido dentro o queda fuera, especialmente cuando se trata del uno en más del !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2 3
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Lacan, J. (1975-76). Libro 23. El sinthome, El seminario de Jaques Lacan. Barcelona: Paidós. Lacan, J. (1961-62). Libro 9. La identificación,El seminario de Jacques Lacan: No publicado. Lacan, J. (1975-76). Libro 23. El sinthome, El seminario de Jaques Lacan. Barcelona: Paidós.
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conjunto. Como hemos visto, sólo la referencia al toro permite cernir a la vez un tipo diferenciado de agujero, que a su vez permite pensar que el sujeto, si se articuló al otro –la lógica de la unión excluyente– cierne un espacio que es a la vez interior y exterior. Esa extimidad supone a la vez una topológica anti-esférica que descompleta el discurso, estableciendo un agujero permanente en el saber que le deja abierto a la incidencia permanente de la causa.
Corte en la esfera para darle la a-esfericidad moebiana
Constitución del cross cap
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Ese bonete del cross-cap, realiza a la vez la incompletud de la esfera y la disposición moebiana de la superficie que permite pasar de dentro a fuera sin atravesar ningún borde. Esa estructura que conviene tanto a la formalización de la experiencia clínica, desde la identificación hasta los fenómenos alucinatorios, en ambos lo más externo al sujeto, puede pasar a su “interior” y lo “más interno” puede llegarle como procedente de lo exterior, por ejemplo en las alucinaciones auditivas bajo la figura de que los objetos del mundo le hablan, como, también, a la formalización de la experiencia analítica, único modo de trascender lo instituido que tiende a la esfericidad para apuntar a lo que en el inconsciente subsiste como falta y como causa, inherentes a lo que es constituyente. Banda de Moebius
Resultado del corte
Disco Corte en el cross cap
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Explicita su naturaleza, un disco (sin imagen especular, apto para hacer presente el objeto a) y una banda de Moebius, (orientada pero no orientable (Lacan, J. 1961-62, sesión 201) apta para simbolizar la imagen del semejante, el i(a), que no es lo mismo que la imagen en el espejo del baño, pues en el corte del cross-cap el sujeto percibe bien que su mano derecha “retorna” por el lado contrario en el hermano con el que se “especulariza” y entre ambos: siendo el corte el sujeto. Entonces, por lo dicho hasta ahora, sabemos que hay una forma, “un estilo” de funcionar del S1 que tiende a acentuar la “esfericidad”. Experiencia que en lo político no deja de percibirse en la medida que aquello que se constituyó, tiende a “esferizarse”, tanto por instituir progresivamente una totalización del saber como saber acabado y completo, como por borrar la huella de lo constituyente siempre reactualizado en la enunciación como momento de emergencia de nuevas significaciones, y de disolución de lo constituido. Por eso la crítica del pensamiento único de la AMP, que Colette Soler escribió en nuestra escisión de 1998, es también una crítica a la totalización de ese pensamiento, en un devenir del texto lacaniano en un código acabado del que sólo una interpretación o lectura se hace posible. En Encore (Lacan, 1972-73, p. 43)2 Lacan de nuevo nos recuerda que “el significante manda, el significante es ante todo imperativo”, por eso colocó el lugar de lo constituyente en el inconsciente, contra todas las “ilusiones” fundantes del yo. Veamos: el cross cap hacía aparecer en la esfericidad: 1, el agujero o falta, 2, “el objeto a” como algo que en esa esfera, después del “corte moebiano”, deviene sin imagen especular y separado de i(a); 3, finalmente, el dentro-fuera adquiere el funcionamiento de una extimidad, es decir una continuidad sin borde. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Lacan, J. (1961-62). Libro 9. La identificación,El seminario de Jacques Lacan: No publicado. 2 Lacan, J. (1972-73). Libro 20. Aun. El seminario de Jacques Lacan. Barcelona: Paidós.
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“Me refiero a las vacilaciones, (de Freud) por ejemplo, relacionadas con la ambigüedad, en él, de las nociones: yo-no yo, contenido-continente, yo y mundo exterior. Todas estas divisiones salta a los ojos que no se recubren entre sí. ¿Por qué? Para responder es preciso captar de lo que se trata en la Topología y haber encontrado otros puntos de referencia en esta topología subjetiva que exploramos” (Ídem, p. 205). Es obvio que nosotros seguimos, interrogamos y ponemos a prueba, en más de un sentido, la enseñanza de Lacan, pero con ello también su deseo, enigmático pero poderoso y cómo en él se anuda la causa de su deseo y la causa del psicoanálisis, a la que sirvió hasta el final de su vida. “Cuanto menos aprehensible resulta la causa, más causado parece todo –hasta el término más extremo, el que se ha llamado el sentido de la historia” (Ídem p. 306). Es claro que esto tiene una razón directamente explicitada por Lacan en el Seminario de la Angustia, al afirmar que ésta no se diferencia del miedo por no tener causa, pues la angustia no es sin causa, el problema es que no se deja aprehender, y menos aún en el espacio imaginario y sus esferas. Por ahí se percibe que el psicoanálisis introduce una lógica de la causa que resiste a la esfericidad a la que tienden tanto la filosofía y la psicología como la política. Es lo que permite formular a Agamben sobre los efectos políticos de la pendiente hacia esta esfericidad que Lacan denuncia, y que podemos seguir en su desarrollo en el texto Homo sacer, al aplicar la idea topológica de extimidad a la política. Citando a Burdeau, Agamben 1 señala que “les pouvoirs constitués n’existent que dans l’État. Inséparables d’un ordre statutaire préétabli, ils ont besoin du cadre étatique dont leur présence même extériorise la réalité. Le pouvoir constituant, au contraire, se situe en dehors de l’État; !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Agamben, G. (1998). Homo sacer: el poder soberano y la nuda vida: Pre-Textos.
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il ne lui doit rien, il existe sans lui, il est source que ne tarit jamais l’usage qui est fait de son Flot» (Agamben, 1998.p. 49)1. Lo hace para afirmar la exterioridad del poder constituyente respecto al poder constituido, y para deplorar con W. Benjamin “la tendencia contemporánea de querer regular todo por las normas”, es decir, intentando subsumir esta “fuente de poder constituyente” a lo constituido. Negando la apertura que la ilustración introdujo al invocar más allá del soberano depositario de la soberanía, un “legislador inmortal” que no puede ser para nosotros, los psicoanalistas, concebido más que como el inconsciente, so pena de volver a la religión. Para ello se hace imprescindible mantener permanentemente planteada “la question du lieu est essentielle, puisque ni les instances constituantes ni le souverain ne peuvent être situés totalement à l’intérieur ou a l’extérieur de ordre constitué»2 (Agamben 1998, 52). Por todo esto, la superposición de un orden político normativo: las leyes de ciertos partidos o ciertas élites como homónimo de “la ley” que rige el lugar desde donde lo constituyente resiste a reabsorberse de forma plena en lo constituido, tiende a “esferizar” tanto al sujeto, reificándole, como al Otro totalizándole, lo que entonces inevitablemente implica la expulsión de la causa, que no puede hacer otra cosa que retornar “desde un afuera radical”. Agamben nos recuerda que en política ya hubo intentos de mantener abierta la brecha entre lo constituido, el sentido, y lo constituyente, el inconsciente, en fórmulas que fracasaron y que van desde la noción de la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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“Los poderes constituidos no existen sino en el Estado. Inseparables de un orden estatutario preestablecido, tiene necesidad del marco estatal en que su misma presencia exterioriza la realidad. El poder constituyente, al contrario, se sitúa por fuera del Estado; no le debe nada, existe sin él, es fuente que nunca agota el uso que se hace de su abundancia”. La cuestión del lugar es esencial, puesto que ni las instancias constituyentes ni el soberano pueden ser situados totalmente ni en el interior, ni en el exterior del orden constituido.
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revolución permanente a la dualidad organizativa, en el marxismo o el nazismo, entre estado-constituido y estado-partido, para que éste funcionase como principio permanente de las fuerzas constituyentes, con el fracaso de cada uno de estos intentos. Esto podría ser un principio de elucidación de un fenómeno histórico que se repite una y otra vez, y que podríamos en tanto analistas ayudar a abordar, y es el hecho de que la mayoría de las instituciones una vez constituidas tiende “a trabajar” contra la causa que fue la fuente del principio constituyente que las fundó. Esto y no otra cosa, es lo que expresaba Lacan cuando llamó a la IPA una SAMCDA (sociedad de ayuda mutua contra el psicoanálisis). ¿Estaría la AMP en esta línea? ¿Pueden los Foros haber iniciado una deriva parecida? Tanto si la vía del efecto “esferizante” se halla depositada en uno solo, como si descansa en el funcionamiento de muchos “maîtres”, a fin de cuentas ya tenemos bastantes pruebas de que la dialéctica de creación de Foros, en nuestra Escuela, acentúa la tendencia de los psicoanalistas a formar “cliques”, lo que en español llamaríamos bandas, capillitas u organizaciones caciquiles. ¿Hay algo real del funcionamiento institucional, en esta deriva que hace que todo vuelva siempre a ese lugar? No sería difícil encontrar elementos para corroborar que lo mismo le pasó al partido comunista con el marxismo y la causa de los obreros o a la misma Iglesia Católica con el cristianismo. Si el funcionamiento del S1 podemos pensarlo de un “estilo distinto”, creo que esta diferencia debería pasar por el hecho de ser un funcionamiento que no empuje a la esfericidad, que expulsa la causa, sino que debe operar en un sentido contrario que es contra sentido, el de apuntar a mantener siempre abierta la brecha que desenmascara la incompletud del saber, la obstaculización de la causa por los goces depositados del funcionamiento y la promoción narcisista de los analistas, como decía Lacan.
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¿Nos hace falta una re-evaluación de los efectos obtenidos, en relación a este problema, por la pretendida separación en la escuela entre el gradus y la jerarquía?, ¿no se trata en alguna forma de proteger el psicoanálisis de este efecto, siendo el pase su instrumento? El funcionamiento del S1 con un estilo distinto sería homólogo a un deseo que no es otro que el deseo del analista, deseo de dissoluciónsistomática, (lapsus de escritura que decidí conservar en tanto reúne sistemático con sintomático) que opera en la cura, pero que también es exigible en las instituciones, en las que o se hace de forma permanente la disolución de los “efectos esferizantes” al mismo tiempo que se tejen, o deberá hacerse de forma global como tuvo que hacerlo Lacan en su día. “Je m’y résous (á la dissolution de l’Ecole) pour ce qu’elle fonctionnerait, si je ne me mettais en travers, à rebours de ce pour quoi je l’ai fondée». Referencias bibliográficas Agamben, G. (1998). Homo sacer: el poder soberano y la nuda vida: Pre-Textos. Lacan, J. (1958). La dirección de la cura y los principios de su poder Escritos (1984) (Vol. I, pp. 565-626). Madrid: Siglo XXI. Lacan, J. (1960-70). Libro 17. El Reverso del Psicoanálisis, El seminario de Jaques Lacan. Barcelona: Paidós [1992]. Lacan, J. (1961-62). Libro 9. La identificación, El seminario de Jacques Lacan: No publicado. Lacan, J. (1962-63). Libro 10. La angustia, El seminario de Jacques Lacan. Barcelona: Paidós. Lacan, J. (1962). Kant con Sade, Escritos (Vol. 2, pp. 744,770). Buenos Aires: Siglo XXI. Lacan, J. (1964-1973). Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. El Seminario de Jacques Lacan. Barcelona: Paidós (1989). Lacan, J. (1972-73). Libro 20. Aun. El seminario de Jacques Lacan. Barcelona: Paidós. Lacan, J. (1975-76). Libro 23. El sinthome, El seminario de Jaques Lacan. Barcelona: Paidós.
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ANOTHER WAY OF THE “MASTER SIGNIFIER”. José Montseny Bonifasi. Abstract The initial question is: what can give a different style and mark of enjoyment to the Master signifier, which comes to the place of the agent in the discourse of the master after emerging as a product of analytic discourse. In psychoanalysis and political convergence, how to get out of the paradox of desire, which is the desire of the Other. Of the several possible formulations, the most appropriate one is that of topology, which can allow us to separate the specificity of analytic discourse from the proximity between psychoanalysis and politics, in which the place of the Master Signifier is concerned, and which the geometry of surfaces does not allow us to make any difference. The topology can show that there are different forms of lack, which are formalized as holes. In this essay the author develops some approaches of Lacan’s topology. Kew words: Master signifier, Analytic discourse, Desire, Topology.
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UN AUTRE STYLE DU SIGNIFIANT MAÎTRE José Monseny Bonifasi Résumé La question de départ est : qu’est-ce que peut donner un style diffèrent et de marque de jouissance, au signifiant maître, que vient à la place d'agent dans le discours du maître, après avoir été produit du discours analytique ? Dans la convergence de la psychanalyse et la politique, comment sortir du paradoxe du désir, qui est le désir de l'Autre. Des diverses formulations possibles celle qui convient plus est la topologie, qui peut permettre de séparer la spécificité du discours analytique, de la proximité entre psychanalyse et politique, par rapport à la place du maître que la géométrie de surfaces ne permet pas de différencier. La topologie permet de montrer qu'il y a des différentes formes de manque, qu’elle formalise comme des trous. Quelques propositions de la topologie de Lacan sont développées. Mots clés: Discours du Maître, discours analytique, désir, topologie.
El autor: José Monseny Bonifasi Analista AME de la EPFCL. Médico psiquiatra. Docente de los Colegios Clínicos ACCEP e ILCLES e-mail:jmonseny@arrakis.es
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ENTRE CIENCIA Y PSICOANÁLISIS, LA ESCRITURA BORROMEA.1 Rithée Cevasco Resumen Dentro del contexto de una revisión de las relaciones entre psicoanálisis y ciencia, presentamos un abordaje de la escritura borromea de J. Lacan. Escritura que presenta, en los últimos años de su enseñanza, como intento de cernir lo real de la experiencia analítica en tanto excluido de todo sentido, de toda metáfora. Abrimos de paso el interrogante del abordaje diferencial de los nudos entre síntoma y angustia y las incidencias clínicas de tal escritura. Palabras clave: Ciencia y Psicoanálisis. Escritura borromea. Síntoma y angustia
No cabe duda de que, ante todo, es preciso señalar la antecedencia histórica, pero sobre todo epistémica entre el psicoanálisis y la ciencia.2 El psicoanálisis que se inscribe en el campo de la ciencia efectúa en él una rectificación ética.
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Retomo aquí brevemente algunas líneas de reflexiones trabajadas hace tiempo dentro del marco de una investigación sobre Psicoanálisis y Ciencia. Fueron objeto hace unos cuantos años de presentaciones en nuestra comunidad en los Foros de San Sebastián y Valencia. Comprobar que el psicoanálisis no habría ocurrido antes del siglo XVII no es un simple dato histórico de la antecedencia de la ciencia. Se trata de una antecedencia lógica. El nacimiento del psicoanálisis no deja de ser del orden de un acontecimiento, contingente pues, porque dependió de un decir, el de Freud, que inaugura un nuevo régimen de la discursividad. La emergencia del psicoanálisis se produce en el encuentro entre un deseo inédito, el de Freud, y el síntoma (histérico) tal como se manifestaba en la época, síntoma dirigido principalmente al saber médico, al que opone una verdad excluida de ese campo del saber.
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Interpela a la ciencia en cuanto al destino que hace del sujeto 1 (exclusión del sujeto) así como a sus consecuencias (recaídas tecnológicas) en la producción del malestar en la civilización.2 Lacan nunca retrocedió en cuanto a la necesidad de mantener al análisis en un estatuto que preserve su relación con la ciencia, lo cual no equivale a asimilar al psicoanálisis con un discurso científico. Terminará por reconocer además que, finalmente, el estatuto del saber científico es dependiente de la hipótesis, de la suposición de un saber en lo real, del mismo modo que la experiencia analítica se basa en una suposición, la de un sujeto supuesto al saber inconsciente, y, en este sentido, esos saberes no serán finalmente para Lacan sino “elucubraciones”,3 en la medida en que, para él, el real es definido como un registro totalmente excluido de sentido. La ciencia, aunque aspire a constituirse como un discurso puramente formal, no puede decirse que carezca del recurso al sentido tanto en su transmisión como en sus formas de legitimización. La ciencia tiene sus dificultades en destituir la suposición de un saber en lo real (su “Dieu-lire” para retomar una expresión de Lacan) aunque más no fuera por recurrir a la hipótesis mínima de un dios que no juegue a los dados. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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Nos referimos a la tesis central de J. Lacan en lo que concierne al sujeto de la ciencia que es el sujeto sobre el cual opera el psicoanálisis. Lacan diagnostica este malestar como expansión de la “polución”. Ver J. Lacan, Lituraterre en el Seminario 18, D’un discours qui ne serait pas du semblant, Seuil, París, 2007. De ese efecto de la ciencia no se hace responsable. Si en este texto Lacan reconoce todo lo magnífico que puede hacer la ciencia con la práctica de la letra, al mismo tiempo formula un reproche de tipo ético, pues la ciencia no se hace responsable de los efectos que la práctica que ella conlleva genera. Entre otras objeciones: exclusión del sujeto que, no obstante, participa por un deseo específico en su producción, y verdad de su discurso de la cual nada quiere saber. Lo cual no supone una desvalorización de esos saberes, sino de marcar que respecto a lo real sin sentido no son sino elucubraciones por más efectos que tengan en el tratamiento de ese real, y lo tienen sin duda.
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No por ello deja Lacan de mantenerse en el intento del rigor de la producción de un saber que pueda estar a la altura de una formalización (lejos del programa de Hilbert, sin duda, e incluyendo, por supuesto, el teorema de la incompletud de Gödel) que pueda abrir el paso a una posible transmisión para el psicoanálisis, ahí donde su práctica lo confronta a una clínica del uno por uno en su singularidad que no puede generalizarse, siendo la experiencia analítica finalmente, desde ese punto de vista, “intransmisible”. Desde el último texto de Lacan en los Escritos: “La Ciencia y la Verdad”1 hasta la afirmación de que finalmente el “truc” (el recurso, el truco) analítico no será matemático, el trayecto es largo. En todo caso culmina en la decisión de recurrir a la topología2 de los nudos, o sea a una escritura nodal, para poder mostrar (si no demostrar) la localización de ese real excluido de todo recurso al sentido, en su anudamiento con las otras dimensiones de lo simbólico y el imaginario. ¿Cómo “mostrar” la localización de ese real con que nos topamos en la práctica analítica y que constituye el límite mismo de su posibilidad? En 1967 ese real es cernido a partir de una categoría de la lógica modal 3 como “imposible”. Imposible enunciado como una inexistencia, “No hay relación sexual que pueda escribirse”. El límite que impone lo real es una imposibilidad de escritura y, por ello, Lacan va a inspirarse en el recurso a la topología de los nudos, no para escribir lo que no puede ser
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Ver Lacan, J. (2002). La ciencia y la verdad Escritos (Vol. 2, pp. 834-856). Madrid: Siglo XXI (Original de 1966). Recordemos que el uso de la topología por Lacan, es antes de la escritura borromea, un uso de la topología de las superficies. El texto L’Etourdit es el texto princeps en este sentido. Ver: J. Chapuis, en colaboración con R. Cevasco, Guía topológica para l’Etourdit, un abuso imaginario y su más allá, Ed. S&P, Barcelona, 2014. En más de una ocasión, Lacan califica a la lógica como ciencia de lo real.
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escrito, sino para ilustrar lo que sí se escribe en el lugar de esa imposibilidad1. Y, en primera línea dada su importancia clínica, el síntoma. Volvamos un poco más atrás antes de introducir algo de este original recurso de J. Lacan a la escritura nodal. En su propuesta para el pase de 1967 Lacan insiste en la necesidad de situar al psicoanálisis respecto a la ciencia. Lo hace precisamente en el contexto en que se preocupa, entre otras cosas, por la transmisión del psicoanálisis a una comunidad (no limitada a los psicoanalistas). Tanto Freud como Lacan –las diferencias entre ellos son importantes en cuanto a la relación entre ciencia y psicoanálisis– no cesaron en su intento de evitar la deriva del psicoanálisis hacia una experiencia que condujera casi inevitablemente, dada la singularidad que la caracteriza, a la sugestión transferencial, o hacia la mística de una experiencia espiritual. En sus últimos pasos Lacan llamó además la atención sobre lo que podía ser el estilo propio de una desviación de la práctica analítica –a la cual su enseñanza no sería ajena– por atenerse a un tratamiento del inconsciente reducido a un privilegio acordado unilateralmente a un predominio de lo simbólico2. Tomar en cuenta la dimensión real del inconsciente no permite afirmar que el psicoanálisis genere un saber de lo real, pero sí un tratamiento de las manifestaciones de ese real vía síntoma, angustia, o vía esos goces opacos que escapan a todo desciframiento. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Lacan privilegia el uso de la topología porque ésta le permite un tratamiento del “agujero” de la estructura que expresa con el enunciado con valor de axioma: “No hay relación sexual que pueda escribirse”. Ese agujero que no es causado por la represión sino que es genérico para la especie “hablante”. Agujero causado por el lenguaje mismo. Lo que hace al agujero es lo que está en torno de él y que Lacan sitúa como lo simbólico. Agujero del sexo por lo que de él no puede escribirse. Si el inconsciente estructurado como un lenguaje debe mantenerse como dando cuenta de la dimensión simbólica/imaginaria del inconsciente, deja en cambio de lado el abordaje del registro de lo real, registro, dimensión (dichamensón) al que Lacan dedicará sus elaboraciones en los últimos años de su enseñanza.
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Pongamos el acento en lo principal: Lacan va a fundamentar la relación del psicoanálisis con la ciencia en dos puntos fundamentales. Por una parte, el sujeto con el que opera el psicoanálisis es el sujeto de la ciencia. En segundo lugar, y como consecuencia de lo primero, el psicoanálisis no deja de lado en su experiencia la participación del deseo del analista, a diferencia de la ciencia. Si bien el “deseo del científico” sin duda entra en juego en el proceso de descubrimientos, preguntas y hallazgos, ese deseo ha de ser dejado de lado en lo que constituye la armazón que legitima las elaboraciones científicas. La ciencia, al fundarse sobre un rechazo de la verdad como causa, funda al “sujeto de la ciencia”. Un sujeto que puede calcularse como puro efecto significante. El psicoanálisis opera sobre ese sujeto para restituir su división, división entre saber y verdad (de la que nada quiere saber el discurso de la ciencia) del sujeto del inconsciente. Más allá (o mejor dicho junto con…) ese sujeto del inconsciente, pero ese sujeto es sujeto no únicamente del lenguaje, sino también sujeto al goce que Lacan enfocará desde la perspectiva de “su” real1 como excluido de todo sentido. En la Ciencia y la Verdad es cuando Lacan afirma que “el sujeto sobre el cual operamos es el sujeto de la ciencia”2 (Lacan 1966, p. 837). Ese sujeto que encuentra su fundamento en el cogito de Descartes: un sujeto vaciado de toda sustancia. Sustancia que retornará en Lacan, más adelante,3 bajo la forma de la introducción de la sustancia gozante que hará del sujeto no sólo un sujeto del inconsciente/lenguaje sino un parlêtre, un hablaser, según el neologismo forjado por Lacan. Dimensión del goce como sustancia que, !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Invención de lo real por Lacan, que considera como siendo su síntoma, síntoma situado en la prolongación del síntoma de Freud. Ver: R. Cevasco, Pliegues n° 0: Radicalidad de la invención de lo real en Lacan. Lacan, J. (1966). La ciencia y la verdad Escritos (Vol. 2, pp. 834-856). Madrid: Siglo XXI (Original de 2002). Explícitamente en el Seminario 20, Encore, Seuil, París 1975.
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siendo efecto del lenguaje del que también se sirve como “medio”, encuentra su asentamiento en el cuerpo. La consideración del parlêtre conlleva pues el anudamiento (sea el que fuera e incluyendo las formas de su des-anudamiento) entre lo real del goce, lo simbólico del lenguaje y lo imaginario del cuerpo. Vale la pena recordar que en sus primeras reflexiones sobre la ciencia Lacan pone el acento sobre el olvido que ella promueve en cuanto al acto que la funda, a diferencia del psicoanálisis que no se olvida del acto que está en el origen de su fundación, y en el que participa un deseo. Así Lacan se interesa sobre las condiciones de la producción del saber científico más que sobre las condiciones de su legitimación. Producción discursiva que opera, según lo piensa Lacan, sin referencia al Nombre-del-Padre. Lacan se preocupó así, entre otras cosas, de situar algunas consecuencias clínicas de las exclusiones que caracterizan la invención científica. Se detiene en las crisis subjetivas que acompañan muchas de las invenciones y creaciones científicas que conmocionaron los saberes establecidos, pues introducen nuevas articulaciones entre significantes y/o emergencias de nuevos significantes. Piensa que nada asegura que el frecuente drama de los científicos (los verdaderos innovadores entre los cuales se producen frecuentes desencadenamientos psicóticos 1 ) pueda ser entendido con las coordenadas del drama edípico. Vemos que las reflexiones sobre la ciencia (como las elaboraciones respecto a la sexualidad femenina y, por supuesto, a la clínica de las psicosis) abren la vía para pensar “más allá” del Edipo. Una clínica que recurra a otras coordenadas diferentes de las de la castración y el Edipo. Abre así nuevas perspectivas clínicas. Como lo serán por otra parte sus !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Cantor, Mayer, son citados por Lacan.
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elaboraciones acerca del goce femenino “no todo” determinado por las coordenadas del Falo, el Edipo y la castración. La versión del drama científico hace subir sobre la escena, más que a las figuras del drama edípico, al saber, a la verdad y a Dios. No se trata de afirmar que los científicos son locos como suele evocarlo la imaginería común, sino de interrogar esos momentos de innovaciones/creaciones de la ciencia que no dejan de poner a prueba la subjetividad del científico. Los sabios que sostienen con su nombre propio esas innovaciones en el campo de la ciencia se enfrentan con dramas subjetivos particulares. Todo el esfuerzo científico que puede considerarse como un intento de simbolización de lo real, se topa sin cesar con un real que resiste a lo simbólico y a lo imaginario. El científico intenta una y otra vez que lo simbólico recubra el campo de lo real, lo cual es imposible, y ello no deja de tener consecuencias sobre la subjetividad del científico. No pudiendo prolongar más esta introducción sobre las relaciones del psicoanálisis con la ciencia, que son ricas en la enseñanza en Lacan, sólo recordemos, pues, que la escritura borromea de Lacan se inscribe en esta voluntad de no dejar al psicoanálisis abierto a todos los sentidos.1 Al psicoanálisis, sin ser una ciencia, le reconocemos no obstante en el recurso a la escritura borromea una incidencia del “estilo”, de la marca científica sobre la cual Lacan no cedió en su intento de poder transmitir algo de una experiencia tan singular como lo es la del psicoanálisis, y en su voluntad de conferir al psicoanálisis un “crédito social” 2 otro que terapéutico. También confiere al psicoanálisis una “caja de herramientas” conceptuales que pueden eventualmente encontrar en otras prácticas (políticas, artísticas) un campo de “aplicación”. Para no citar sino un ejemplo, mencionamos su teoría de los discursos que ofrece marcos adecuados al análisis de los lazos sociales. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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En este sentido la inscribimos como marca de las relaciones del psicoanálisis con la ciencia. Ver Lacan, J. (1967c). Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela Otros escritos (pp. 261-277). Buenos Aires: Paidós (2012).
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Situar lo real como totalmente excluido del sentido hace tanto del saber descifrado en la experiencia analítica como del saber científico, “elucubraciones” que, teniendo efectos sin duda en lo real, sólo permiten obtener “bribes”, fragmentos de saber que descartan que pueda obtenerse un saber de lo real. Se ha abordado mucho en los últimos, digamos quince años, la última –e incluso la ultimísima 1 – enseñanza de J. Lacan. En todo caso su ejercicio nos invita a una iniciación a esa escritura borromea, que tiene, además de sus incidencias clínicas, la virtud de ser un ejercicio, una “ascesis”, diría yo, para el abordaje de la radicalidad de lo real con el cual nos desafía Lacan. Recurso a la escritura borromea Al ser la escritura la vía para el abordaje de lo real “sin sentido”, amplía así el campo de la clínica, muy particularmente para el tratamiento de las psicosis, pero igualmente aporta nuevas coordenadas para el tratamiento de las neurosis, con la referencia explícita a las funciones de nominaciones del síntoma, la angustia y la inhibición, sobre las cuales nos detendremos un poco más adelante. No sin cierto “forzamiento”, Lacan intentará, con el recurso a la escritura borromea, una articulación de “su” real carente de toda estructura, de todo orden, de toda ley, de todo sentido. Un real que sólo puede abordarse a partir de la escritura 2 . Si nada puede saberse del inconsciente que no tenga la estructura del lenguaje, la consideración de lo real requiere el uso de una escritura que pueda pasarse del sentido. Lo real, en tanto definido como imposibilidad (formulación negativa de lo real), lo hemos visto, puede abordarse con el recurso a la escritura de !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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J.A. Miller, titula así su curso de 2006-2007; “El Ultimísimo Lacan”, donde propone una lectura detallada del Prefacio a la edición inglesa al Seminario 11. Recordemos sólo al pasar las referencias de Lacan a la Letra como abordaje de lo real. Ver Cevasco, R. (2013). La letra, una vía hacia lo real. PLIEGUES. Revista de la federación de foros del campo lacaniano en España, 4, 159-174.
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la lógica (utilizada muy particularmente en la escritura de las fórmulas de la sexuación1). No obstante en tanto ese real se manifiesta en efectos positivos de goce en diversos acontecimientos, en efectos “de” cuerpo tal como define Lacan los síntomas, requiere también un abordaje clínico que dé cuenta de la multiplicidad de las variaciones de esos efectos. Si en su negatividad, lo real se presenta como una categoría digamos universal, genérica, en cambio en las respuestas que de ese real se obtienen, vale decir muy específicamente en sus efectos sintomáticos domina la variación y la singularidad. Lacan acuña el término de “varidad”, óptimo para expresar la verdad de la singularidad de tal variedad. La experiencia analítica nos confronta pues con el desafío de abordar estos efectos de goce que, por decirlo rápido, no entran totalmente en el campo del desciframiento de las formaciones inconscientes. La definición radical que propone Lacan en el abordaje de lo real es, además, el sendero que nos conduce hacía una elección ética: salirnos de la religión del sentido (y su recurso al padre) y salirnos del saber universalista de la ciencia que forcluye al sujeto. Lacan –lo hemos dicho– no mantiene su esperanza de que el psicoanálisis elabore un saber de lo real, pero sí propone con esa “orientación por lo real” una vía por la que despertar de la ensoñación del sentido. De SIR a RSI El esquematismo SIR ya fue presentado, muy tempranamente por Lacan en 19532, después de un año de elaboración en torno al Hombre de los Lobos. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
Ver, Cevasco, R. (2010). La discordancia de los sexos. Barcelona: S&P.
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J. Lacan, Des noms du père, París, Seuil, 2005. Lo simbólico, lo imaginario y lo real es del 8 de Julio de l953 y precede al informe de Roma, Función y campo de la palabra y
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Habla de cada elemento de ese esquematismo en términos de “registros” de la realidad humana. Ya en esta época Lacan “formaliza” a partir de estos tres registros el trayecto de una cura, desde su inicio a su final. Ese trayecto lo formaliza a partir de una consideración del lazo de los registros de a dos, de un tratamiento, digamos, binario de los registros. Lacan, sin duda aún muy influenciado por su lectura de Kojève y de Hegel, concibe en esa época la cura como una suerte de “realización de lo simbólico”. Lo escribe “rS”, que encontramos al inicio y al final de la cura. Pero ya desde entonces no deja de señalar que hay toda una parte de real… (de la experiencia analítica) que se nos escapa. En el seminario 11 es más claramente categórico: la cura nos confronta con “Una cita siempre reiterada (subrayado nuestro) con un real que se escabulle”, pero que, sin embargo, nos afecta. Y ya anuncia que “El psicoanálisis, más que ninguna otra práctica, está orientado hacia lo que en la experiencia analítica es el hueso de lo real”. Simbolizar “todo” lo real es una tarea imposible. Es más, mantenerse en esa orientación, lo hemos dicho, puede conducir a una dirección de la cura orientada por un empuje a un todo simbólico y por un amor a la verdad que es obstáculo a la finalización de la experiencia.1 Lacan llega incluso a recomendar que, en estos casos, es preciso algo así como lo que llama un “contraanálisis”. En el Prefacio 2 , frecuentemente comentado en los últimos años en nuestra comunidad, se nos dice “si ustedes me creen (en este sentido nos !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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del lenguaje en psicoanálisis. En el prefacio de este volumen, J. A. Miller presenta esta conferencia así: “…primera presentación temática de la famosa triada que sostendrá enteramente la elaboración de Lacan... hasta transformarse en el objeto esencial, no solamente conceptual, sino matemático y material, bajo la forma del nudo borromeo y sus derivados.” Una aproximación topológica, vía el nudo, ilustra esa orientación. El toro de lo simbólico es cortado y envuelve en su interior tanto a lo imaginario como a lo real. Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11. Ver el último escrito des Autres Ecrits,
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situaríamos en la prolongación del síntoma de Lacan, del mismo modo que él se sitúa en la prolongación del síntoma de Freud en lo que concierne a su preocupación por lo real)… si ustedes me creen, una vez despejada la atención que prestamos a las irrupciones del inconsciente… el inconsciente es real”. Si aún creyéramos en el Lacan del 53, el inconsciente sería predominantemente simbólico y muchos analistas lacanianos se mantienen en esta postura de la prolongación del predominio de lo simbólico otorgado por Lacan en esa época, no sin consecuencias ético-políticas en cuanto a la creencia que mantienen en la existencia de un Orden Simbólico (en el nombre del padre según la tradición, para parafrasear a Lacan). Los tres registros presentados ya en 1953 encuentran nuevas articulaciones con el recurso a la escritura borromea y, en primer lugar, el pasaje de articulaciones concebidas de a dos, (vale decir bajo la modalidad del “enlace”) a articulaciones de a tres o más. Paso, pasaje, sin duda posibilitado por haber aislado claramente la imposibilidad de escribir la relación/proporción sexual. Si pudiera escribirse la relación del “enlace” sería su escritura. Cada uno de estos registros, (que Lacan pasará a llamar dichamensiones, digamos moradas del decir) es definido, ante todo, como equivalente a cada uno de los otros dos. Cada uno tiene su consistencia, su existencia y su agujero, aunque cada uno se distinga a su vez por una especificidad: consistencia de lo imaginario –el círculo del redondel–; existencia de lo real –lo que está fuera del círculo–; agujero de lo simbólico –agujero interno al círculo–. Lo real es a la vez uno de los círculos, pero el anudamiento borromeo es también dicho “real”. Un real que comienza pues con el número tres. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Seuil, París, 2001. (En español Lacan, J. (1976) Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11 Otros escritos. Buenos Aires: Paidós (2012)).
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Cada uno es un Uno, y ese Uno marca a la vez la diferencia entre ellos. Doble inscripción, pues, de lo real: el real en tanto se distingue de lo simbólico y lo imaginario y lo real del nudo “en sí”. Este nudo es el que puede “escribir” la posición singular propia a cada uno, el nudo que configura al parlêtre y que lo mantiene, más o menos logradamente, más o menos establemente, en cierta configuración de su subjetividad. Del final del análisis puede esperarse que cada uno pueda adquirir cierta aprehensión “clara” de lo que cada uno se ha inventado como “sinthome”, como forma de anudamiento, pero esa aprehensión, como insiste M. Bousseyroux,1 se hace más bien en la oscuridad. El recurso a la experiencia del pase, ¿no es de algún modo cierta manera de “esclarecimiento” de ese claroscuro de la experiencia? Por otra parte, la escritura borromea, así como la manipulación de los nudos, no es un simple ejercicio estético, tiene una nítida relación con la clínica y con la dirección de la cura. Síntoma, angustia e inhibición, sinthome como suplencia en el caso de la psicosis, formas de enlaces de a dos de la esquizofrenia, la manía o la melancolía, puesta en continuidad de los tres registros en la paranoia…, y last but not least localización del Nombre-del-Padre 2 como una forma entre otras de síntoma, que permitiría, de una vez por todas, extraer al psicoanálisis de su versión “familiarista” y del recurso al mito de Edipo que, como suele decirse, ya ha hecho su tiempo. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Para nosotros los dos libros de nuestro colega M. Bousseyroux son una referencia primordial, aunque no única, a lo que en este artículo presentamos como una iniciación a la escritura borromea. Ver: M. Bousseyroux, Au risque de la topologie et de la poésie, Elargir la psychanalyse, Ed Erès, Toulouse, 2011 y Lacan le borroméen, creuser le noeud, Erès, Toulouse 2014 de próxima aparición en castellano en las ediciones S&P en colaboración con la revista Pliegues). Ya anticipada con la pluralización de los nombres del padre. Ver Des noms du père, Ed Seuil, París 2005. (En español: Lacan, J. (1953). Lo simbólico, lo imaginario y lo real De los nombres del padre. Barcelona: Paidós (2005).
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Lacan localizará al analista mismo como síntoma1 …, aun cuando en más de una ocasión es al psicoanálisis al que se refiere como síntoma2. Con ello modifica sus afirmaciones de 1964 donde había precisado que la posición del analista encuentra su lugar en “el campo del inconsciente” que sólo tiene su sentido en el campo del Otro. Ya había distinguido luego claramente con la escritura de los discursos la separación entre el discurso del inconsciente (discurso del amo) y el discurso del analista. Lo afirma claramente en Televisión: el inconsciente se sitúa por existir como real al discurso analítico. El analista no está, pues, en el lugar del inconsciente. En su lectura de Freud, Lacan señala que la hipótesis del Inconsciente freudiano se sostiene enteramente en la referencia al Nombre-del-Padre3. El psicoanalista/síntoma, aclara dentro del mismo contexto, “es una ayuda de la que puede decirse que es una inversión de los términos del Génesis, puesto que el Otro del Otro es lo que acabo de definir, aquí, como ese pequeño agujero. Que ese pequeño agujero pueda por sí solo !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Ver el Seminario Le Sinthome, Seuil, París, 2005, capítulo IX. Cuando se le pregunta si el psicoanálisis es un síntoma, Lacan responde que no, que el psicoanálisis no es un síntoma. Afirma: “Pienso que el psicoanalista no puede concebirse de otro modo que como un síntoma. El psicoanálisis no es un síntoma, el psicoanalista, él es un síntoma. (traducción nuestra)” Ver Le triomphe de la religión: el psicoanálisis es un síntoma... forma claramente parte de este malestar en la civilización del que Freud habló. Pero, pasando del psicoanálisis al analista también afirma que “el analista es un síntoma” de cierta irrupción de lo real, “sólo puede durar en tanto síntoma”. Pero a fuerza de ahogar al psicoanálisis en el sentido, “se terminará por curar a la humanidad de este síntoma, se llegará a reprimir ese síntoma”… porque habrá dominado la religión del sentido. Lacan aclara que quizás el psicoanálisis se convierta en una religión, pero que en todo caso no es por donde avanza su deseo y el nuestro. Ver J. Lacan, le Triomphe de la religión, Ed Seuil, París, 2005. “La hipótesis del inconsciente, Freud lo subraya, sólo puede sostenerse suponiendo el Nombre-del-Padre. Suponer el Nombre-del-Padre, ciertamente, es Dios. Por ello, si el psicoanálisis triunfa, prueba que el Nombre-del-padre, uno también puede pasarse de él. Podemos pasarnos de él con la condición de servirnos de él”; J. Lacan, Le Sinthome, Op. Cit. Capítulo IX.
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proporcionar una ayuda es justamente en ello que la hipótesis del inconsciente encuentra su soporte”1. El analista va contra esa suposición de la existencia de un Otro del Otro garante del orden simbólico. Puede entonces concebirse al analista como una suerte de “objetor de conciencia”2 a la suposición de un sujeto al saber que, no obstante es la operación necesaria de la transferencia, soporte mismo de la experiencia de una cura. No hay Otro del Otro. Y en ese lugar sólo encontramos un agujero3, ese “pequeño agujero” que es el verdadero (habrá que situarlo adecuadamente porque hay “falsos” agujeros en la escritura borromea4), agujero de la estructura que Lacan escribe con el matema S (A barrado). Verdadero agujero situado en el nudo aplanado en la intersección entre R/I fuera del goce fálico y fuera del sentido. Lugar, por otra parte, lo señalamos sólo al pasar, concernido por el goce femenino. El nudo de a tres y sus límites El punto de partida sobre el que trabajará J. Lacan en la escritura del nudo, es un nudo de a tres. En su escritura, vale decir en su aplanamiento, Lacan lo presenta, en primer lugar, del siguiente modo: I debajo de S, S arriba de I y R que pasa por encima de S y por debajo de
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Seminario Le Sinthome, ídem. La expresión es de M. Bousseyroux La noción de “agujero” es otro de esos desplazamientos conceptuales determinantes en esta época, y ya avanzado por J. Lacan en su seminario 9, La Identificación, con la topología de las superficies y la presentación del toro. No debe confundirse con la noción de “falta” que es estrictamente del orden de lo simbólico, pues sólo a partir de los lugares indexados por lo simbólico (el falo por ejemplo) puede hablarse de la falta. Por ejemplo, “falso agujero” del acoplamiento simbólico y síntoma en el nudo de a cuatro.
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I, En esa presentación sitúa tres modalidades del goce: goce fálico (S/R), goce del sentido (I/S) y Goce Otro, goce de S (A barrado) (R/I).1
Vale decir que, en su seminario RSI, Lacan se inicia con la escritura del nudo borromeo en su versión más reducida, con un nudo borromeo de tres redondeles.2 Comienza así en su intento de poner al analista a la prueba de la escritura borromea. Con esta presentación del nudo de a tres aplanado, Lacan también va a situar en una aproximación clínica, la clásica triada freudiana de Inhibición, Síntoma y Angustia. Si el síntoma es presentado como recubrimiento de lo simbólico en lo real, la angustia es recubrimiento de !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Agradecemos la colaboración de J. Chapuis para la verificación de los dibujos de los nudos, pero si nos embrollamos…, como suele uno embrollarse con los nudos, somos, por supuesto, los únicos responsables. Recordemos que la propiedad borromea consiste en que basta que se corte uno de los redondeles para que entonces los otros queden sueltos.
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lo real en lo imaginario y la inhibición lo es de lo imaginario en lo simbólico.
(Representación que se encuentra en el seminario RSI inédito, versión AFI)
Con este nudo de a tres como punto de partida, Lacan apuesta por un lugar privilegiado de lo real: S e I sueltos y superpuestos son anudados por R. Es éste su primer intento de recurrir a los nudos para intentar salirse, (o suspender, o mejor dicho aún, no privilegiar) del recurso al padre. No obstante Lacan deberá abandonar este punto de partida para pasar a la construcción de un nudo de a cuatro. Si Lacan, en un primer momento apuesta a que el nudo borromeo de a tres podría ser suficiente como soporte del “parlêtre” (el hablaser) es para intentar verificar si uno pudiera dejar de lado lo que llama el nudo “pépère”, que traducimos por el nudo supuestamente confortable (¿??) y familiar del padre. Pero debe abandonar este punto de partida. "
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¿Por qué? Porque tal como lo presentamos hemos nombrado a cada uno de los redondeles con nuestras letras R, S e I. Pero en realidad cada redondel carece de la propiedad de autonombrarse. Los redondeles, como hemos dicho son equivalentes entre sí, no se distinguen el uno del otro, salvo por ser cada uno un Uno, única diferencia entre ellos. Cada uno es Uno y por ello diferente, pero no pueden discriminarse, identificarse si se quiere, en tanto R o S o I. El anudamiento de a tres no permite distinguir entre R, S o I. Lacan situará a ese tipo de nudo de a tres como lo característico de la paranoia, también como aquello que caracteriza la configuración de la Personalidad, en cuanto R, S e I no discriminados son puestos en continuidad. Continuidad que Lacan ilustra con el nudo de trébol que se presenta del modo siguiente:
Paso del nudo de a tres al nudo de a cuatro Para salir pues de esta restricción impuesta por el nudo de a tres, (el del punto de partida) es preciso introducir una nueva operación. Lacan hablará de una “función de nominación” (la que por otra parte es la
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función ya reconocida como función del Nombre-del Padre, siendo no el que crea las cosas, sino el que las nombra. En cuanto a la creación, las cosas creadas –ex nihilo– conducen a la hipótesis de un dios que se coextiende a la existencia misma de lo real, de ahí la afirmación de Lacan, a mi parecer, que requeriría todo un comentario aparte, según la cual dios es real. Nada que ver con el Dios creador de la religión. Lacan reconoce tres formas de nominaciones posibles: por el síntoma (que incluye la función de nominación del padre), por la angustia y por la inhibición. Este pasaje del nudo de a tres al nudo de a cuatro, traza en su trayecto la diferencia entre el nudo freudiano y el nudo lacaniano. Lacan construye un supuesto nudo freudiano, digo supuesto porque nada de esto hay en Freud explícitamente. Presenta lo que sería el nudo freudiano si, como se expresa Lacan, se le deslizara bajo sus pies su esquematismo RSI. Propone, para construir su “nudo freudiano”, que consideremos los tres RSI como sueltos, superpuestos, apilados, uno encima de los otros y anudados mediante un cuarto redondel que sería el equivalente de lo que Freud llama la “realidad psíquica”. Para Lacan, el nudo freudiano es un nudo de a cuatro. El nudo de a cuatro, le viene pues inspirado directamente por su lectura de Freud. Esa “realidad psíquica” está en Freud estructurada por el complejo de Edipo, es el cuarto redondel que anuda. Lacan sitúa a ese Nombre del Padre (expresión con la que ha formalizado el Edipo freudiano) como función de nominación. El nudo freudiano, tal como lo construye, pues, Lacan a partir de su lectura de Freud, se presenta del siguiente modo: Un apilamiento RIS, vale decir que R está bajo I e I bajo S. El Edipo es el que anuda, es la función de nominación equivalente a un anudamiento.
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Esa nominación es en Freud –siempre según Lacan– una nominación 1 real. Y se presenta entonces del siguiente modo:
Los tres nudos apilados, superpuestos, no anudados, equivalentes entre sí, es lo que Lacan llamará el “lapsus” del nudo que necesita ser corregido con un cuarto redondel que los anuda. Esta noción de “lapsus” del nudo es fundamental2.
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Las operaciones de anudamiento están representadas en su forma más sencilla en la forma de una media luna que bordea sea lo real, sea lo simbólico, sea lo imaginario según el tipo de nominación de que se trate. 2 Finalmente para todo parlêtre hay “lapsus” del nudo (cuya razón se encuentra en el hecho de la imposibilidad de escribir la relación sexual). Cada parlêtre se presenta como una forma singular de anudamiento, por el síntoma, por la inhibición (nudos de a cuatro), por la angustia (nudo de a cinco) incluso por el fantasma (nudo de a seis) o por otro tipo de nudo no forzosamente “borromeo”. Variaciones pues de la rectificación del “lapsus” genérico. Por ejemplo Lacan construye el nudo singular de Joyce, donde R y S están enlazados (de a dos pues), I está suelto y un cuarto redondel, que Lacan llama el
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Leído de este modo por Lacan, el Edipo freudiano cumple con una función de nominación (de anudamiento), pero en Freud esa nominación es una nominación “real” que sólo encuentra en Freud una expresión por vía del mito, el mito de Tótem y Tabú, que confiere su dimensión “real” al padre primitivo. El 11 de febrero de 1975, en RSI 1 , Lacan comete un error en el momento de reproducir el nudo freudiano tal como lo había presentado antes. En vez de apilar RIS, hace un apilamiento, superposición, de tipo RSI (R por debajo de S y S por debajo de I). Cuando reproduce entonces la media luna de la nominación real, no se obtiene un nudo borromeo. Lacan por error ha “escrito” un falso nudo borromeo que se presenta del siguiente modo:
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Ego, corrige el particular lapsus del nudo joyciano que se presenta así:
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Recordamos que nos apoyamos en la lectura de M. Bousseyroux que puede ser verificada por la lectura del seminario RSI, seminario aún inédito a la fecha de hoy.
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Lacan se percata de su error. Pero en vez de descartarlo lo va a utilizar para construir lo que, para él, será el “buen” nudo del síntoma, presentación sobre la que no volverá. Para ello, elige una nueva forma de apilamiento, forma en la que se mantendrá, de superposición, donde R quedará en el medio, entre S e I separando, por así decir, S e I. Lo cual es una manera, a mi entender, de introducir la cuña de lo real entre la articulación del sentido –articulación entre I y S–; la cuña de lo R de tal modo que ya nunca jamás pueda concebirse una posibilidad de absorción de lo real por la vía del sentido. El apilamiento será pues el siguiente: SRI, donde lo simbólico pasa por debajo de lo real, y lo real por debajo de lo imaginario.
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S Ni lapsus será corregido en la A partir de este nuevo apilamiento, el neurosis, por un cuarto redondel. La clínica de la psicosis nos enfrenta con otros tipos de “lapsus” donde puede haber enlace entre dos redondeles (R/S para la esquizofrenia, puesta en continuidad de RSI en la paranoia, enlace I/S en la manía, enlace R/I en la melancolía, al menos de lo que hasta ahora se ha podido despejar a partir de una clínica borromea, sin duda no exhaustiva. ¿Cuál sería, por ejemplo, el lapsus del nudo del autista?, ¿ninguna forma de anudamiento ni de a dos, ni de a tres, ni de a cuatro, ni de a cinco, ni de a seis? (Hipótesis por la cual no puedo aventurarme).
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A partir de este apilamiento, de esta superposición, podemos entonces diseñar las tres formas de anudamiento propuestas por Lacan para la neurosis: por el síntoma, por la inhibición y por la angustia. Ante todo Lacan se concentra sobre el anudamiento (nominación) de tipo simbólico que configura el síntoma. En primer lugar y siempre con el apilamiento SRI, el síntoma como nominación simbólica se presenta del siguiente modo:
Si el nudo de Freud, como el del síntoma de Lacan, es un nudo de a cuatro, no obstante hay diferencias. En primer lugar, la diferencia de apilamiento, superposición que acabamos de ver entre el nudo freudiano –RIS– (según Lacan) y el que Lacan propondrá –SIR– anudados por el síntoma. Por otra parte, siendo para Lacan el Nombre-del-Padre un síntoma entre otros, pierde algo del privilegio que tiene en Freud. Y, además, el Nombre-del-Padre en el sentido freudiano era leído por Lacan mismo, al comienzo, como una partición en el interior mismo de lo simbólico. En cambio el Nombre del Padre, en tanto síntoma, es externo a lo simbólico. El interés de Lacan por presentar la relación (y la diferencia) entre el inconsciente y el síntoma, le hace poner el acento en la presentación del nudo de a cuatro en la cual puede visualizarse el “acoplamiento” entre lo simbólico y el síntoma, que delimitan un “falso agujero”. Ese falso agujero en el que puede caerse por la creencia en un todo inconsciente o por el
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amor a la verdad, por el privilegio dado a lo simbólico que podría absorber en sí lo imaginario y lo real.1 Práctica que conduciría a ir en el sentido contrario de poder concebir un final propio de la cura analítica, como ya hemos mencionado más arriba. ! !
Nudo borromeo de a cuatro en que figuran síntoma y simbólico entre real e imaginario
Figuración simétrica del nudo borromeo a cuatro 18 de noviembre en Le Sinthome: Nudo Borromeo de cuatroque ilustra el síntoma y lo simbólico entre real e imaginario pag. 21 y 22 (Presentación tal como aparece en el seminario Le Sinthome2: Nudo borromeo de a ! cuatro que ilustra el síntoma y lo simbólico entre real e imaginario)
! Manifestaciones ! de lo real: síntoma y angustia. Pasaje del nudo de a ! cuatro al nudo de a! cinco.
! ! !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 ! M. Bousseyroux, presenta la versión topológica de esta situación. Siendo cada uno de los
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redondeles del nudo toros, puede concebirse un corte en el toro de lo simbólico de tal modo que absorba en su interior a lo R y a lo I. Seminario Le Sinthome, op. Cit. Páginas 21 y 22.
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Ponemos el acento sobre la emergencia de lo real al final de la cura cuando, al desconectarse el analizante del inconsciente/lenguaje, de la búsqueda de la verdad y del goce que la experiencia analítica alimenta, deja de prestar atención al inconsciente, y entonces éste se hace real1. No obstante hay manifestaciones de lo real a lo largo de la cura e incluso en la entrada misma, sin duda alguna. La prueba por lo real puede abordarse en la clínica, entre otras manifestaciones, por el síntoma y por el fantasma, ambos excluidos del goce del sentido. Hay algo antinómico entre el buen desarrollo de una cura, por así decir, y lo real…, que más bien irrumpe (de una manera diferente a las irrupciones de las formaciones del inconsciente que impulsan al desciframiento). Esas irrupciones pueden incluso conllevar una detención de la cura. Por ejemplo, cuando la lógica del fantasma toma la delantera respecto al síntoma. Si el desciframiento del síntoma mantiene latente las manifestaciones de lo real, el tiempo de la cura puede desplegarse en lo que llamaría cierto confort ofrecido por el inconsciente/lenguaje: desciframiento, interpretación, hasta llegar a la reducción del síntoma a su hueso fundamental y la emergencia de un decir que conduzca a un término por aprehensión de lo real. En cambio las emergencias de la angustia interrumpen ese desarrollo digamos lineal…, sabiendo que nunca es así. La angustia, que es “un afecto del sujeto”2, es, como el síntoma, una prueba de la relación con lo !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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Según lo comentado una y otra vez a partir del Prefacio en nuestra comunidad. Ver en particular, C. Soler: Lacan, l’inconscient réinventé, Ed. PUF, París, 2009. Ver C. Soler, Les affects lacaniens, Ed. PUF, París, 2011. Ver en particular el capítulo L’angoisse prise par le réel, Páginas 38 a 45. C. Soler señala la conveniencia de abrirnos a una clínica diferencial de la angustia y pone el acento sobre el hecho de que Lacan da la razón a Kieerkegaard cuando afirma que las mujeres son más angustiadas que los hombres.
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real. En La tercera Lacan habla de la angustia como afecto característico de todo advenimiento de lo real1. La angustia, en tanto vinculada al fantasma, no deja de tener una relación con lo real. En La lógica del fantasma, el fantasma ocupa el lugar de lo real y puede convocar un goce “más allá del principio del placer”. El fantasma se presenta por su faz unívoca (frecuentemente sintetizada en una frase con valor de axioma). Univocidad que lo diferencia de las sustituciones, variabilidad y sobredeterminaciones del síntoma. No obstante hay un momento en que Lacan devalúa en parte al fantasma (como objetivo final de la dirección de la cura) en provecho del síntoma y, como sabemos, el final del análisis es definido, a partir de 1976 2 , en relación al síntoma y no al fantasma. Sin duda, es el movimiento que Lacan inicia después de haberse preguntado qué quedaba, finalmente, de la pulsión una vez atravesado el fantasma, cuál era el destino de la pulsión –su destino de goce encarnado en el núcleo del síntoma, una vez atravesado el fantasma. El fantasma en el seminario 11 es percibido como una ventana a lo real, lo cual es aún confirmado en el seminario 14 sobre La lógica del fantasma: “pues no hay otra entrada para el sujeto en lo real que el fantasma”, digamos por el objeto (la angustia no es sin objeto y por la relación con el Otro, la angustia como afecto de la sensación del Otro)3. El inconsciente lalengua, vale decir la dimensión real del inconsciente, hace que Lacan insista en que, por el contrario, no hay otra entrada para
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Definición que amplía el campo de la angustia tal como es presentado en el Seminario 10, donde sólo trataba de la angustia referida al objeto y vinculada al fantasma. L’Angoisse, Seuil, París, 2004. (En español Lacan, J. (1962-63). Libro 10. La angustia El seminario de Jaques Lacan. Barcelona: Paidós (2006)). Seminario 24, Linsu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre, Seminario aún inédito al día de hoy. Tesis del Seminario 10, L’angoisse, op.cit.
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el parlêtre, para el hablaser, en lo real que el síntoma.1 Y en el seminario 24 L’Insu…2 el síntoma es abordado como la cosa verdaderamente real. ¿Cómo mantener estas aproximaciones, si no contradictorias, en todo caso paradójicas? Tendremos que seguir revisando la conexión, la articulación entre síntoma y fantasma, y prestar particularmente atención a lo que podría ser un resto de angustia como entrada en lo real no vinculada con el Otro (vale decir no forzosamente relacionada con el fantasma).3 El nudo de cuatro a cinco Hemos visto cómo Lacan situaba diferencialmente el síntoma y la angustia en su primer abordaje con su punto de partida en el nudo de a tres. Al final del seminario RSI Lacan habla de tres formas de nominaciones, tres formas de decir, pues, que anudan. Nominación simbólica, vía síntoma, nominación imaginaria, vía inhibición y nominación real, vía angustia. ¿Qué pasará cuando esas nominaciones se escriban con un nudo de a cuatro? Nos encontramos ahí con una particularidad de la escritura borromea. En efecto, si la nominación simbólica y la nominación imaginaria pueden escribirse sobre un nudo de a cuatro, la nominación real, vía la angustia,
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Ver, M. Bousseyroux, Lacan, le borroméen, op. Cit., Capítulo 8 J. Lacan, Seminario 24, Linsu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre, Op.cit. C. Soler aclara bien este punto. Si la angustia es la experiencia de lo vivido como desconocido (aproximación que encontramos sin duda en Freud), “debemos reconocer que el objeto “a” (precisamos nosotros, tal como se sostiene en el fantasma) no es el único que se presenta como desconocido. Sólo es el desconocido del Otro barrado, pero lo real simbólico, que no habla, es sin Otro, facticidad fuera de sentido del viviente”. Se manifiesta en coyunturas variadas, emergencias de goce fuera de sentido…”, “así la angustia, (es) afecto que se detecta como respuesta a cada advenimiento de lo real.” (la traducción es nuestra. C. Soler, Les affects lacaniens, op.cit.
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necesita del recurso de un nudo de a cinco. (No entro en la escritura borromea del fantasma que requiere un nudo de a seis).1 La particularidad de la escritura borromea reside en que sólo el síntoma (Ns) y la inhibición (Ni) pueden escribirse con un nudo de a cuatro. Se presentan del modo siguiente:
Σ Ns Ni En cambio cuando escribimos la nominación real (Nr) en un nudo de a cuatro, nos percatamos que, de sus dos posibilidades, una es equivalente a la nominación simbólica (Ns) y la otra a la nominación imaginaria (Ni). Ni=NR2
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M. Bousseyroux lo despliega ampliamente y convoca para ello el ejemplo del Hombre de los Lobos ilustrando cómo su fantasma actúa como nominación. Ver, Lacan, le Borroméen, op.cit.
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Para escribir la nominación real es preciso recurrir a un nudo de a cinco. M. Bousseyroux la presenta así:1 R, I, y Síntoma no están anudados. Están apilados o separados. R debajo de I, y Síntoma debajo de R (apilamiento, síntoma, real e imaginario). En cuanto al redondel de lo simbólico queda por fuera de este apilamiento, aunque forma con el síntoma una suerte de emparejamiento no anudado. El quinto redondel de la angustia es que anuda al conjunto. R,S,I y Síntoma.
Valor clínico del nudo de la angustia Como señala M. Bousseyroux, la lógica de lo borromeo introduce, pues, una heterogeneidad en el ternario freudiano. Los tres tienen una función de anudamiento, pero la angustia (presentada con la letra aleph –porque Lacan habla del aleph de la angustia2), “cuando el nudo de a cuatro por el síntoma o por la inhibición no se sostiene, el aleph de la angustia puede !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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Presentación que se encuentra en M. Bousseyroux, Au risque de la topologie et de la poésie, Op. Cit. Página 201. J. Lacan, Des noms du père, Ed. Seuil, París, 2005. (Lacan, J. (1963). De los nombres del padre. Buenos Aires: Paidós)
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rehacerlo con su redondel de más. La angustia repara el fallo de la nominación a cuatro. Puede suplir el hecho de que se sueltan el síntoma o la inhibición, y ser un punto de detención al desencadenamiento psicótico. Es lo que muestra la clínica de la neurosis de angustia y de la histeria de angustia.”1 Vale la pena recordar que en el Prefacio de 1976, donde Lacan aborda la manifestación de lo real en el punto terminal de una cura, establece un vínculo entre lo real y la angustia que nombra a este real como “falta de la falta”, definición anticipada en su seminario sobre la angustia. Después de recordarnos que la única idea que podemos concebir del objeto es en tanto causa del deseo, vale decir de lo que falta, Lacan afirma: “La falta de la falta hace (a) lo real, que sólo sale ahí, (en tanto) tapón”.2 La falta de la falta sin duda se refiere a la angustia y a su vínculo con lo real. Y lo real es presentado como un tapón. En efecto y si seguimos la presentación hecha en el nudo de a tres presentado más arriba, la angustia emerge cuando lo real tapona, cubre a lo imaginario. En cambio lo real es taponado por el síntoma que puede descifrarse a quien más, más... hasta que en el final por “identificación con el síntoma” se deja de descifrar y, en consecuencia, deja de taponar lo real. Entonces, ¿cómo puede concebirse que la falta de la falta (que no es sin angustia) pueda abrir la puerta a lo real? M. Bousseyroux lo interpreta tomando en cuenta el “a” como objeto del deseo previamente mencionado. El “a” opera como un objeto que retarda el final, puesto que –relacionado con la falta y no con el agujero– podría mantener la búsqueda interminable de una verdad nunca alcanzable. El final por el real es así la caída de otra creencia que la del sujeto supuesto al saber, es dejar también de creer en toda sustancia del objeto !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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M. Bousseyroux, Au risque de la topologie et de la poésie, op. cit. Página 201. J. Lacan Preface…, op.cit. (En español: Lacan, J. (1976). Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11 Otros escritos. Buenos Aires: Paidós (2012)).
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causa del deseo, otra que el “agujero” mismo de la estructura. Es en este lugar del agujero donde las manifestaciones episódicas del objeto (los objetos de la pulsión con los que se suplementa el sujeto en el fantasma) se alojan. Dejar de creer en el objeto, me parece que es una manera de hablar también de cierta desvalorización del goce, de la cual habla Lacan, en tanto fijado a determinados objetos, ya sea por inducción del fantasma, ya sea por imperativos superyoicos.1 Lacan afirma2: “No creemos más en el objeto como tal. Por ello niego que el objeto pueda ser captado por órgano alguno”, y poco más adelante: “No creemos en el objeto, pero constatamos el deseo, y a partir de esta constatación del deseo inducimos la causa como objetivizada”. ¡Qué mejor manera de situar al psicoanálisis fuera de los estándares de las normatividades y abrir así el espacio de la elección de goce singular a cada uno que conlleva, por supuesto, la “elección del sexo”! Referencias bibliográficas. Bousseyroux, M. (2011). Au risque de la topologie et de la poésie, Elargir la psychanalyse. Toulouse: Erès. Bousseyroux, M. (2014). Lacan le borroméen, creuser le noeud. Toulouse: Erès. Cevasco, R. (2013). La letra, una vía hacia lo real. PLIEGUES. Revista de la federación de foros del campo lacaniano en España, 4, 159-174. Chapuis, J., & Cevasco, R. (2014). Guía topológica para l’Etourdit, un abuso imaginario y su más allá. Barcelona: S&P. J. Lacan, le Triomphe de la religión, Ed Seuil, París, 2005. Lacan, J. (1974). El triunfo de la religión (pp. 65-101): Paidós (2005). J. Lacan, Lituraterre en el Seminario 18, D’un discours qui ne serait pas du semblant, Seuil, París, 2007.Lacan, J. (1971). Lituraterra en Libro 18. De un discurso que no fuera del semblante El seminario de Jacques Lacan (Vol. 18). Barcelona: Paidós. J. Lacan, (1963) Des noms du père, París, Seuil, 2005 (Lacan, J. (1963). De los nombres del padre. Buenos Aires: Paidós.)
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Los que responden a un “goza” imposible, sobre el que encuentra su fundamento la carrera consumista y adictiva de los objetos promovida por el régimen capitalista. Seminario Le Sinthome, Seuil, 2005, página 36. La traducción es nuestra.
RITHÉE CEVASCO Entre ciencia y psicoanálisis, la escritura borromea
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Lacan, J. (1953). Lo simbólico, lo imaginario y lo real De los nombres del padre. Barcelona: Paidós (2005). Lacan, J. (1961-62). Libro 9. La identificación El seminario de Jacques Lacan: Inédito (Accesible en Folio Views). Lacan, J. (1962-63). Libro 10. La angustia El seminario de Jaques Lacan. Barcelona: Paidós (2006). Lacan, J. (1966). La ciencia y la verdad Escritos (Vol. 2, pp. 834-856). Madrid: Siglo XXI (Original de 2002). Lacan, J. (1967). Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela Otros escritos (pp. 261-277). Buenos Aires: Paidós (2012). Lacan, J. (1976-77). Libro 24. Lo no-sabido que sabe de la una-equivocación se ampara en la morra El seminario de Jacques Lacan: Inédito. Lacan, J. (1976). Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11 Otros escritos. Buenos Aires: Paidós (2012). Lacan, J. (4-75). Libro 23 RSI El seminario de Jacques Lacan: Inédito. Seminario Lacan, J. (1975-76). Le Sinthome, Seuil, París, 2005. En español (Lacan, J. (1975-76). Libro 23. El sinthome El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires: Paidós.) Soler, C. (2009). Lacan, L'inconscient réinventé. Paris: PUF. Soler, C. (2011). Los afectos lacanianos. Buenos Aires: Letra viva.
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BETWEEN SCIENCE AND PSYCHOANALYSIS, THE BORROMEAN WRITING. Rithée Cevasco Abstract Within the context of a revision of the relationship between psychoanalysis and science, we present an approach to Lacan’s borromean writing. A writing that presents, in the late days of his teaching, an attempt to sift the Real of the analytic experience excluded from any meaning, of all metaphor. We open the question to the differential approach of knots between symptom and angst, and the clinic incidences of such writing. Key Words:science, psychoanalysis, borromean writing, symptom and angst.
ENTRE SCIENCE ET PSYCHANALYSE, L’ÉCRITURE BORROMÉENNE Rithée Cevasco Résumé Nous présentons, dans le cadre général d'une révision des rapports entre la psychanalyse et la science, une approximation à l'écriture borroméenne chez J. Lacan. En effet, au cours des dernières années de son enseignement, cette écriture est envisagée, par J. Lacan, pour un abordage du réel de l'expérience analytique. Un réel en tant qu'exclu de tout sens et donc de toute métaphore. Nous ouvrons de même la question d'une approximation différentielle des noeuds entre symptôme et angoisse. Nous mettons aussi l'accent sur les incidences cliniques d'une telle écriture. Mots clés: Science, Psychanalyse, écriture borroméenne, symptôme et angoisse.
La autora: Rithée Cevasco. Psicoanalista AME de la EPFCL, Socióloga miembro del Centro de Investigación: Psicoanálisis y Sociedad Miembro del Foro Psicoanalitic de Barcelona y del Foro Analítico del Río de la Plata. e-mail rithce@ilimit.es
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CONEXIONES
CONEXIONES
CULTURA Y DISCURSO CAPITALISTA: “DERIVAS DE UNA ANTÍTESIS”1 José Antonio Vergara Costas “Donde todos son culpables, nadie lo es; las confesiones de una culpa colectiva son la mejor salvaguardia contra el descubrimiento de los culpables, y la magnitud del delito es la mejor excusa para no hacer nada”. Hannah Arendt (Sobre la violencia). Resumen El psicoanálisis aporta nuevas perspectivas a las teorizaciones culturales desarrollando la trascendencia de lo inconsciente en la experiencia cultural. La teoría crítica se une al saber analítico en la teorización del actual proceso cultural. El psicoanálisis plantea el origen de la cultura, mientras el pensamiento crítico teoriza sobre el alcance de los actuales conflictos sociales marcados por el discurso capitalista y su carrera cosificadora: el consumo sin límite, la existencia enmarcada en la certidumbre y el goce completo hacen vivir al sujeto freudiano en la utopía de la plenitud. Palabras clave: cultura, goce, discurso capitalista, consumo, falta.
Los planteamientos psicoanalíticos aportan nuevas perspectivas a las teorizaciones culturales, estableciendo la importancia de los fenómenos inconscientes en la naturaleza de la experiencia cultural. La cultura es un fenómeno enigmático y lleno de dimensiones, por ello, si queremos tener !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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El título del presente artículo obedece a una sugerencia del Doctor Francisco Estévez González.
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una visión general del tema, se impone una dialéctica con otros campos del saber. La cultura en el psicoanálisis nos remite a los escritos sociales de Freud. Estos se instalan en el pensar cultural en 1912-1913 con Tótem y Tabú, cuando ya se han asentado las grandes síntesis teóricas del análisis (La interpretación de los sueños (1900) y los Tres ensayos para una teoría sexual [1905]) y las líneas maestras de la técnica psicoanalítica ya han sido establecidas. El psicoanálisis no deja de reafirmar su interés por el problema de la cultura, de El malestar en la cultura (1929) a Moisés y la religión monoteísta (1937-1939), el pensamiento analítico concentra sus esfuerzos en la observación y estudio cultural. La teoría crítica se une al psicoanálisis en una reflexión dinámica del actual proceso cultural. El psicoanálisis plantea la génesis y la construcción de la cultura, vinculando este saber al pensamiento crítico e indagando en el alcance de los actuales conflictos sociales marcados por el discurso capitalista. El trabajo de la filosofía crítica parte de una tradición teórica a la luz de una situación social transformada, elaborando las experiencias de la nueva realidad social e histórica y comprobando qué se sostiene de sus viejas promesas y cómo y hasta qué punto estas pueden ser mantenidas. Theodor W. Adorno reflexiona sobre la racionalidad y el proyecto ilustrado, defendiendo al individuo contra toda forma de totalitarismo: su reflexión sobre la historia, el recuerdo y el olvido, y su exigencia de memoria son claves para cualquier presente que deba ser cuestionado y discutido. En palabras de Marta Tafalla: “Frente al totalitarismo, la negatividad ejerce la crítica y la distancia resistiendo desde una libertad negativa, mientras la mimesis ofrece la compasión y la solidaridad que la acercan a las víctimas; sin embargo, es la memoria la única que detenta un
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potencial reparador. La memoria no se limita a criticar o compadecerse, sino que recupera cuanto ha sido sometido por la razón totalitaria”1. Freud plantea una interpretación de la génesis del conflicto, un viaje sin fronteras respaldado por la observación clínica y dirigida hacia las experiencias inconscientes de la formación cultural. Lacan en su retorno a Freud se hace cargo de los elementos marginados por la tradición post-freudiana, situando al psicoanálisis en el centro del debate intelectual, planteando una nueva forma de aproximación que rompe las clásicas preguntas metafísicas y las dicotomías de la modernidad. Lacan anticipa algunos de los dilemas que se presentan hoy como de máxima actualidad: universalismo, nuevos síntomas, consumo, diferencia, dificultad para los vínculos sociales; expresiones de lo que hoy se certifica como crisis de la idea de comunidad o descolectivización de la vida social y política. El planteamiento freudiano muestra el choque del proceso socializador y cómo dicho encuentro es interiorizado por el individuo. Adorno recoge este testigo y analiza las transformaciones de un momento histórico, cuyas formas de socialización transforman los conceptos de conflicto psicológico e incluso la categoría misma de individualidad. La absolutización, la cosificación y la relajación de las prohibiciones confrontan al individuo con un imperativo de goce que niega el saber del sujeto, imponiendo el ideario de una individualidad colectivizada. La teoría psicoanalítica nos proporciona las herramientas para explicar e interpretar la evolución cultural, indagando sobre el significado, la génesis y los dinamismos que dan cuenta de este fenómeno.
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Tafalla, M. [2003]. Memoria. Theodor W. Adorno: Una filosofía de la memoria. Barcelona, Herder (2003), p. 195.
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La concepción tópica de Freud fundada en un sistema inconsciente, preconsciente y consciente, permite ahondar en el estudio de la estructura psíquica y su constante desarrollo y evolución. El estudio del inconsciente es imprescindible para la reflexión y el desarrollo de los procesos culturales. La evolución de la teoría psicoanalítica hace indispensable su comprensión como un todo, siendo imposible entender el funcionamiento psíquico sin la conceptualización desarrollada por Freud en la primera tópica. El entramado psíquico desde sus primeras elaboraciones permite dar un sustento teórico a la idea de cultura. La estructura psíquica al igual que la cultura y sus espacios de socialización sufren una evolución permanente. La actual situación se presenta como un todo sin historia, un ente separado del quehacer del sujeto freudiano; el entendimiento del presente nos permite comprender el pasado, un acercamiento a la génesis, al inicio, a lo inconsciente. La diferenciación de lo psíquico en consciente e inconsciente es la premisa fundamental del psicoanálisis. Freud sin embargo admite un núcleo hereditario filogenético, un inconsciente históricamente constituido a lo largo de la vida del individuo y, más exactamente, desde su infancia. El descubrimiento del inconsciente, el desarrollo de la pulsión, la censura y los procesos primarios y secundarios son fundamentales para el entendimiento de la cultura y el posterior desarrollo del discurso capitalista. La cultura desde el pensamiento freudiano se presenta como un ser psíquico, una mezcla caótica y al mismo tiempo ordenada de pasado y presente basada en el límite a la pulsión y en el pacto de los hermanos: estos hechos permiten la evolución del individuo de la horda primitiva al clan fraterno, temas desarrollados por Freud en Tótem y Tabú (1913). En 1923 el psicoanálisis replantea su modelo tópico: consciente, preconsciente e inconsciente son modificados como Ello, Yo y Superyó. El Superyó en la segunda tópica nos confronta con el pacto y la ley de los hermanos como origen de la cultura. La cultura nace desde la "
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perspectiva freudiana como un límite a la pulsión, este elemento es fundamental en la teorización cultural desarrollada por Freud en Psicología de las masas y análisis del yo (1921) y Tótem y Tabú. El Superyó convierte la coerción que ejerce la cultura sobre el individuo, imponiendo las renuncias pulsionales necesarias y eventualmente excesivas, siendo el resultado de una herencia cultural de la que el sujeto debe apropiarse, tomando posesión de ella a través de los procesos de idealización de los objetos y de la sublimación de las pulsiones. Freud plantea la problemática del Superyó cultural en El malestar en la cultura (1930) vinculándolo con Tótem y Tabú, analizando el asesinato del padre primitivo y la prohibición del incesto: “Este remordimiento fue el resultado de la primitivísima ambivalencia afectiva frente al padre, pues los hijos lo odiaban, pero también lo amaban; una vez satisfecho el odio mediante la agresión, el amor volvió a surgir en el remordimiento consecutivo al hecho, erigiendo el Superyó por identificación con el padre, dotándolo del poderío de éste, como si con ello quisiera castigar la agresión que se le hiciera sufrir, y estableciendo finalmente las restricciones destinadas a prevenir la repetición del crimen”.1 La segunda tópica entrega las primeras luces en el desarrollo del fenómeno neurótico, elemento clave que permite a Freud establecer ciertas semejanzas entre la patología neurótica y el desarrollo de la cultura. El desarrollo de la consciencia como una cualidad o estado temporal marca la importancia de lo inconsciente en el devenir del sujeto y en el desarrollo cultural. Lacan, por su parte, se presenta como el discípulo y el lector más fiel de Freud, impulsando en la década del 50 un retorno a las enseñanzas freudianas. Lacan desarrolla una relectura de la teoría psicoanalítica !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Freud, S. (1930). El malestar en la cultura Freud, Sigmund (Vol. 8, pp. 3017-3067). Madrid: Biblioteca Nueva, 1972.p. 77.
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desde una perspectiva lingüística, marcada por la estructuración de tres registros: Imaginario, Simbólico y Real. La génesis del orden Imaginario es la formación del Yo en el estadio del espejo, conformada por la identificación con el semejante o la imagen especular. Lo imaginario y su relación con la cultura y el discurso capitalista nos muestran la identificación como un aspecto central, marcando la relación que se establece entre la falsa plenitud entregada por el objeto y la búsqueda engañosa de la plenitud que el sujeto cree alcanzar a través de la adquisición del objeto de consumo. La concepción de orden simbólico en el pensamiento de Lacan recoge la idea de un mundo social estructurado según leyes que organizan las relaciones de parentesco y el intercambio de presentes. Dichos intercambios están mediados a través de elementos discretos (significantes): “El sujeto mismo es un elemento de esa cadena que, tan pronto como es desplegada, se organiza de acuerdo a leyes. De modo que el sujeto se halla siempre en varios planos, apresado en redes que se entrecruzan”.1 Lo simbólico marca una relación directa entre la cultura y los discursos lacanianos; este registro recoge la idea de un mundo social estructurado en el intercambio de significantes: la realidad social se estructura por vía del lenguaje. El desarrollo del Superyó en la teorización lacaniana nos acerca a un elemento fundamental en su concepción cultural y en su exposición del discurso capitalista. El Superyó se presenta como la expresión de la voluntad de goce, marcando su relación frente a dos elementos estructurales de la cultura: la noción de ley y el lenguaje. Estas conceptualizaciones desarrolladas por Lacan marcan una nueva perspectiva del Superyó, donde el lenguaje es un elemento central, a !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Lacan, J. [1954-55]. Libro 16. El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. El seminario de Jacques Lacan. Barcelona, Paidós (1983), p. 289.
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diferencia de la conceptualización freudiana que sitúa al Superyó como un transformador de los límites culturales. Lo Real surge en oposición al reino de la imagen, situándolo en el ámbito del ser en tanto constituido en el lenguaje. Lo Real escapa a la captación de lo Simbólico; lo Real no puede ni decirse ni escribirse, está dentro de la categoría de lo imposible: “Lo Real es la totalidad o el instante que se desvanece. En la experiencia analítica, para el sujeto es siempre el choque con alguna cosa, por ejemplo, el silencio del analista”.1 El modelo cultural se establece por una naturaleza biológica y presocial que necesita ser socializada. El psicoanálisis propone pensar la construcción cultural a partir de lo inconsciente de nuestras experiencias psíquicas y de los conflictos emocionales que se generan en el interior de nuestro propio entorno. Freud retoma la hipótesis del naturalista y médico alemán Ernst Haeckel, según la cual la ontogénesis recapitula la filogénesis, descubriendo importantes analogías biológicas. Estas hipótesis permiten concluir a Freud que la evolución psíquica individual repite de una manera abreviada el curso de la evolución humana, como también los esquemas filogenéticos que el niño trae consigo al momento de su nacimiento y que son precipitados de la historia de la civilización humana, los cuales son el patrimonio instintivo que constituye el núcleo del inconsciente. Lacan retoma las ideas y conceptualizaciones de la filogénesis y ontogénesis, desarrollando su idea de prematuración del ser humano en el momento de su nacimiento. Dicho desarrollo presenta a los seres humanos como criaturas prematuras y dependientes en sus primeros meses de vida. Este hecho instala al individuo en la pulsión en tanto la cultura nace como un límite a ésta, a diferencia de los animales, que al no encontrarse en un estado de desamparo en su primer tiempo de vida desarrollan el instinto. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Lacan, J. [1953]. De Los Nombres Del Padre. Argentina, Paidós (2010), p. 54.
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Freud desarrolla desde una perspectiva clínica una observación de sus pacientes neuróticos que le permite concluir que cultura y neurosis se encuentran estrechamente relacionadas. El trastorno neurótico muestra otra forma de malestar en la cultura, más compleja y más profunda que las diagnosticadas por el resto de los discursos psiquiátricos. Freud visualiza un conjunto de relaciones entre prohibición, pérdida y supresión del principio del placer frente a un estamento coercitivo como la cultura. Freud observa la cuestión cultural como un efecto de máxima importancia en el desarrollo del individuo. La represión de las pulsiones queda establecida como principio fundador de la cultura. La cultura nos instala en una relación dialéctica con el lenguaje, el cual interviene como ilustración de la costumbre y complemento del mito. La palabra para Freud es un concepto de la teoría de la cultura antes que un objeto de la cultura. Freud, con motivo del análisis de los sueños, de los actos fallidos y de los lapsus, avanza en lo que constituyen las primeras exploraciones hacia una teoría psicoanalítica del lenguaje. La mirada teórica desarrollada por Freud es reestructurada por Lacan, profundizando en los enunciados lingüísticos planteados por las primeras reflexiones analíticas. El inconsciente no es un ser misterioso que se mantiene oculto en cada individuo, habla sin que le prestemos atención y lo hace en el nivel del doble sentido de las palabras, o mejor aún, en la polisemia de los significantes. El sujeto ya no es el ego de Freud construido sobre identificaciones, ahora está habitado por lo que Lacan llama el Otro; ese Otro está fuera del Yo y dentro de la intersubjetividad del lenguaje. Freud traslada sus descubrimientos clínicos a lo social y en especial a la cultura como producto de lo colectivo. Tótem y Tabú permite establecer un nexo entre el postulado freudiano y el desarrollo propuesto en el presente artículo sobre el espacio cultural. Este proyecto de génesis cultural planteado por Freud propone una aplicación del pensamiento "
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analítico a la investigación de ciertos problemas de la psicología de los pueblos. Freud se apoya en los estudios antropológicos de Frazer, Morgan, Tylor y Westermarck para articular el desarrollo de principios esenciales, individuales y colectivos, así como la ley, la moral y la dialéctica pulsional, logrando establecer una diferencia entre patología y cultura. Freud plantea en Tótem y Tabú la figura del parricidio y la posterior disputa por la sucesión paterna, siguiendo en forma posterior la conciliación, una forma de contrato social que hace consciente los riesgos y la insignificancia de la lucha. La primera forma de organización social surge de la renuncia de los instintos y del reconocimiento de las obligaciones mutuas, de la creación de instituciones proclamadas como inviolables (sagradas); en suma los orígenes de la moral y el derecho. El inicio de la civilización comienza donde termina la horda. “El lado social del totemismo se expresa sobre todo en un determinado mandamiento, rigurosísimo, y en una amplia restricción. Los miembros de un clan totémico se consideran como hermanos y hermanas, obligados a ayudarse y protegerse recíprocamente. Cuando un miembro del clan es muerto por un extranjero, toda la tribu de la que el asesino forma parte es responsable de su acto criminal, y el clan a que pertenecía la víctima exige solidariamente la expiación de la sangre vertida”.1 La génesis de la cultura postulada por Freud será retomada por Lacan a través de su desarrollo de los cuatro discursos. Esta propuesta teórica nos guiará en la reflexión sobre la actual cruzada capitalista marcada por el consumo y la diversidad de bienes; éstas diluyen el saber del sujeto en tanto el objeto a través de su plenitud disuelve la duda y el cuestionamiento. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Freud, S. (1912-3). Tótem y Tabú Obras completas (Vol. 5, pp. 1745-1850). Madrid: Biblioteca Nueva, 1972, p. 1814.
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El discurso capitalista supone el imperativo de goce, el cual extingue los límites del sujeto estructurando desde el consumo el imperativo “goza, consume”: un espacio cosificado, una estructura multiforme rodeada por márgenes pétreos y rígidos, carente de ideologías y cuyo fin último es fagocitar objetos. El poder se disuelve en la multiplicidad del objeto, el sujeto que pertenece a una colectividad individualizada existe mientras el grupo se mantenga unido en el goce del tener. El discurso capitalista se constituye como una manera de articular la tendencia de los individuos a la satisfacción sin límites. La prohibición es inexistente dentro del discurso, configurando la repetición del individuo en tanto búsqueda desesperada del más allá del principio del placer, cuyo resultado no es placer sino dolor. Este juego perverso lleva al individuo al desenfreno del consumo; amparado en el imperativo de goce (debes gozar-debes consumir) avanza hacia la transgresión utópica de un imposible, transformándose en un ser anestesiado, donde la imagen de su cuerpo evoca un vacío vital, envuelto en el autismo social y en la socialización a través del consumo de objetos. El espacio cultural presenta una dicotomía estructural: la misma cultura que el individuo desarrolló como un freno a la pulsión y un límite a la naturaleza, hoy se divorcia del individuo para transformarse en un elemento autónomo, cuyo centro y motor es el discurso capitalista, el cual se nutre de la falta del sujeto deseante. El individuo posmoderno vive bajo el amparo del imperativo, renunciando a sus propios juicios y sentencias, transformándose en un instrumento del discurso, situándose en la mentira del imperativo. El consumo es la forma de “gobierno” en la que todo el mundo está privado de libertad. El actuar se limita a la adquisición del objeto. Esta adquisición sin límite enfrenta al individuo a un dominio de Nadie, pero no a la ausencia de dominio, ya que todos carecen igualmente de poder, situando al sujeto en una tiranía sin tirano.
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El psicoanálisis nos enfrenta con un Yo que acampa libre y sin restricciones en medio del discurso capitalista, explorando una y otra vez la utopía de la plenitud: un festín fraterno donde el padre sacrificado por la horda ha sido remplazado por los objetos, metáfora del rito al que los hijos concurren una y otra vez para consumir en una simulación antropofágica a un padre objeto; si ayer los hijos mataron por el poder, las mujeres y la comida, hoy su voracidad apunta a la promesa de una plenitud utópica. El individuo consume el objeto y su plenitud, rememorando a un padre que antaño poseyó un goce total y completo: si ayer recordábamos a ese padre muerto que poseía el goce total, hoy a través de la adquisición del objeto = plenitud, recordamos el goce completo del padre sacrificado por los hermanos, instaurando un nuevo festín fraterno, el festín capitalista, el festín de la adquisición objetal. El objeto en el discurso capitalista dificulta el encuentro con el propio deseo. El sujeto no logra el medio saber sobre su deseo, ya que el camino hacia la verdad se encuentra obstaculizada por el objeto = plenitud del discurso. El sujeto se encuentra condenado a la falta de saber sobre su deseo y su frustración de amor, donde los carceleros de su extravío son los objetos que marcan los límites de su propia prisión. El sujeto sumido en la falsa plenitud del discurso capitalista no se cuestiona, todas las respuestas las encuentra en el objeto, el cual le entrega la ilusión de plenitud y totalidad. El sujeto se emancipa de todo cuestionamiento y duda, diluyendo su saber en lo más viscoso del discurso. Lacan denuncia la búsqueda de un imposible, la conquista del placer absoluto. Nuestro objeto a se confronta a un discurso capitalista que, manejando el deseo, busca uniformar y traspasar las fronteras de nuestro placer, transportando al sujeto a la quimera de la plenitud, mostrando a través de la utopía del consumo un placebo que cubre y repleta aquel lugar imposible, aquella falta estructural. "
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El deseo de placer se manifiesta desde el inicio de la vida anímica, siendo el discurso capitalista el elemento que propone al sujeto una existencia enmarcada no sólo en el principio del placer, sino en el goce: en el más allá de dicho principio. El sujeto freudiano en el interior del discurso capitalista busca una y otra vez una vivencia primaria de satisfacción, siendo este elemento el que recoge y desarrolla el actual discurso a través de su retórica del objeto consumo, lugar al que retorna el individuo una y otra vez buscando aquella vivencia primaria de satisfacción, desarrollada en la adquisición objetal marcada por el discurso. El individuo no se cuestiona, sus respuestas las obtiene del objeto, su adquisición y acumulación sin restricción lo sitúan en un goce completo, en el más allá del principio del placer: lugar que lo exilia de su saber individual y de su relación con el otro, instalándolo en un espacio social estancado en el objeto. Lacan retoma las conceptualizaciones freudianas para desarrollar su teorización del goce, concepto fundamental en el entramado del discurso capitalista, en tanto dicho discurso nos encierra en el imperativo. Lacan plantea el goce en su relación con el sujeto, el cual es deseante por su vínculo con la palabra y el lenguaje, por efecto de la palabra, de la inmersión de la lengua podemos hablar de goce y de escritura. “Asomo aquí la reserva que implica el campo del derecho–al–goce. El derecho no es el deber. Nada obliga a nadie a gozar, salvo el Superyó. El Superyó es el imperativo de goce: ¡Goza! Justamente allí se encuentra el punto de viraje que el discurso analítico interroga”.1 El goce articulado al discurso capitalista se presenta como mediado por los significantes y como participante de las redes simbólicas, los cuales se conjugan al lenguaje y se articulan al deseo inconsciente. Este goce articulado al deseo y al lenguaje está marcado por la falta y no por la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Lacan, J. [1972-73]. Libro 20. Aun. El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires, Paidós (2008), p. 11
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plenitud del ser. Los goces son parciales, aunque el hablanteser aspire a totalizarlos, siendo aquí donde el actual discurso ataca entregando la falsa premisa de la plenitud a través de la adquisición del objeto consumo: traspasar el placer descrito por Freud no es placer sino dolor, ese goce constituido por un imposible y encarnado en un placer doloroso es la oferta del actual discurso. El discurso capitalista nos conduce a la ilusión neurótica del goce perverso, se aspira una y otra vez a la unión imposible de la plenitud y el sujeto. Este imperativo de goce supone el rechazo de la Ley del Padre y la ética que ésta funda, que no es otra que la del deseo en el principio del placer. El discurso capitalista y su lucha por la igualdad en la trasgresión legitiman una ética asentada en el goce, ajena por completo a la Ley del Padre. El discurso capitalista se construye imponiendo un todo absoluto. El lugar de esta verdad no sólo es accesible sino que es el lugar obligado para acceder al saber. La verdad en el discurso capitalista es única y homogénea, a diferencia del discurso analítico, que se construye sobre el principio de una pérdida inaugural e irremediable de goce; en contraposición el discurso capitalista se presenta sin pérdida –sin entropía. El pensamiento psicoanalítico invita a saber sobre el deseo remitiéndonos a la falta y a la incompletud, negando su universalización en tanto cada deseo se muestra individual. El discurso capitalista, en contraposición, configura un goce global y absoluto. En palabras de Lacan: “El goce es exactamente correlativo de la forma primera en que entra en juego lo que llamo la marca, el rasgo unario, que es marca para la muerte […]”.1 !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Lacan, J. [1969-70]. Libro 17. El reverso del psicoanálisis. El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires. Paidós (1992), p. 191.
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El discurso capitalista estandariza el espacio social, encerrando al individuo en el interior de un claustro productivo, socializándolo a través de la vorágine del consumo, exiliándolo de su saber y de su capacidad crítica, transformándolo en un misántropo de la cultura. Esta nueva identidad capitalista rompe con la identidad individual. El discurso presenta al hombre como un ser genérico. Cada uno es aquello en virtud de lo cual puede ser sustituido por otro: fungible, un ejemplar. El individuo es lo absolutamente sustituible, un engranaje más de la máquina capitalista. El individuo rechaza su saber (S2) negando su falta. El imperativo de goce entregado por el discurso capitalista oferta una plenitud imposible deteniendo la acción de la búsqueda, anulando toda posibilidad de saber del sujeto: así como no hay Otro del Otro, no hay sentido último. El discurso pervierte la ley imponiendo la cultura del imperativo, transformándose en la transgresión al límite impuesto en la génesis de la cultura. El discurso capitalista encuentra su más alta función cuando quita peso al saber del sujeto. El individuo sumergido en el discurso olvida sus incertidumbres y sus interrogantes, transformando el espacio en un vacío de placebos objetales: una pregunta sin respuesta a fuerza de asociaciones con el objeto, una estructura cerrada e indeterminada, víctima de la amnesia y de la temporalidad capitalista. La falta de saber, la trasgresión de la Ley y la vivencia del sujeto en el imperativo nos remiten al deseo y su estructuración en el discurso. La captura del objeto cubre la necesidad pero no tapona la falta. La falsa sustitución de la falta por la necesidad no satisface al individuo. La trampa del discurso reside en reunir el poder disciplinando la falta del sujeto, pasando de la satisfacción de las necesidades a la falsa satisfacción del deseo. Esta falsa promesa del discurso oculta el verdadero deseo del sujeto haciendo posible uniformizar a la masa a través de la acumulación y la organización del trabajo.
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El neurótico y su malestar desde una perspectiva clínica son entendidos al construir una realidad insatisfactoria y un apasionado imaginario. La realidad del discurso capitalista lo empuja al goce, el cual queda localizado en la fantasía del objeto debilitando sus posibilidades de crear realidades que lo dirijan a la verdad de su deseo. El discurso y su construcción de irrealidad le permite desplegar y aparentar el goce, instaurando una realidad en la que se haga efectivo lo Real del deseo. El control de la sociedad del discurso, la agudización del mutismo individual, de la tecnología generalizada, de la velocidad de la moda y la flexibilidad de los roles, ha generado una atomización y una desocialización del espacio social, liquidando el valor y la existencia de las costumbres y tradiciones, provocando una cultura global basada en un goce sin límites. El individuo se diluye en su espacio social, en su relación con el objeto, los otros y su propio cuerpo. El individuo desde el pensamiento adorniano debe terminar con su aspiración de imponerse y dominar, abriéndose y aceptando el objeto, entregándose a él para conocerlo, no para poseerlo. El diálogo como lugar de encuentro entre los individuos en el interior del discurso capitalista se limita al intercambio de fórmulas fijas y vacías. El Otro como lugar de la palabra es solapado en su saber estableciendo un discurso del mutismo: el sujeto no tiene nada que decir instituyendo la igualdad en el silencio, cada uno se queda solo e incomunicado en su falta de saber. El llamado al consumo y su quimera de plenitud remplaza al objeto que no está y que no estará jamás. La llamada se hace escuchar en la carencia del objeto, cuando el objeto existe se manifiesta como el placebo de la falta; no obstante nos enfrentamos a la no existencia de un objeto para la satisfacción total y a la inexistencia del objeto de la satisfacción. El espacio líquido del discurso se transforma en la nueva cárcel de los objetos, una zona petrificada por el significante consumo, dirigida por un progreso técnico que conduce a la eliminación de la individualidad. "
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El discurso cosifica aficiones, gustos y necesidades del individuo, transformando el estado de socialización en una necrosis existencial, la cual se manifiesta a través de la sustitución de personas y naturaleza por objetos muertos. El sujeto desarrolla rasgos autistas, alienándose en un nuevo universo, negándose a la socialización, funcionando a través de los cuerpos inanimados, inhibiendo la masa crítica del sistema social. El individuo se muestra incapaz de quebrar el sistema político y económico. El aquí y el ahora se presentan como las dinámicas de socialización: una cultura sin historia enfrentada a la promesa de una felicidad permanente, a la utopía de una plenitud imposible. El desconocimiento del pasado anula toda capacidad de entendimiento, todo intento de trascendencia del individuo queda en duda. El rescate de la memoria, sumado a la concepción psicoanalítica del tiempo abre la posibilidad de traspasar las fronteras del actual discurso y sus procesos de socialización. El discurso aplica el olvido como un aglutinante: el sujeto es absorbido, entregado al no saber de su deseo y de su falta, a la fragmentación temporal, a la ilusión de plenitud. La cultura se inventa a sí misma según la razón del olvido y los principios del discurso. La herencia de un pasado colectivo es desconocida, el individuo ha perdido el derecho a guiarse a sí mismo rompiendo con su pasado, olvidando toda relación con su interior, navegando sin rumbo en la imposición del absoluto, guiándose en un espacio de extravío. El individuo vive, como enunció Adorno, en una sociedad sin pasado, negando el entendimiento y estableciendo una cultura marcada por el aquí y el ahora. El discernimiento freudiano caracterizado por la vivencia de un presente y determinado por la experiencia del pasado pierde todo sentido en una cultura marcada por el discurso capitalista. El discurso anula la retroacción. El presente ya no afecta al pasado del sujeto, dicho pasado ha sido borrado, la anticipación se pierde en la temporalidad del discurso, el futuro ya no afecta al presente, sólo existe "
JOSÉ ANTONIO VERGARA COSTAS Cultura y discurso capitalista: derivas de una antítesis
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el aquí y el ahora, el individuo sin trascendencia, un ente social marcado por un estado de inexistencia, esclavo de un falso saber, estructurado por un significante amo que lo gobierna y lo aleja de su individualidad: lo prometido pasa de inmediato al olvido, el uso del discurso y la palabra dada en política son un ejemplo, los nuevos acontecimientos son realzados borrando el pasado inmediato, situando al individuo y a los colectivos en el olvido. La articulación entre la filosofía de Adorno y las teorizaciones lacanianas la podemos situar en el objeto a desarrollado por Lacan. El objeto que no está y no estará jamás es colmado por el objeto consumo, éste solapa el medio saber del sujeto transformándolo en una colectividad de consumidores; el individuo pierde su unidad como sujeto freudiano siendo cosificado por el objeto consumo impuesto por el discurso capitalista. Adorno desde la filosofía nos confronta a la incapacidad del individuo para desprenderse de la cosificación de la cultura haciendo de los sujetos un todo indivisible. El Superyó formado por las instancias parentales se diluye ante la falta de introyección de la ley abriendo camino al goce y su imperativo. La estructura denunciada por Adorno es un elemento rígido formado por un todo donde el proceso individual no se concibe. El individuo se ve inmerso en la cosificación cultural, anulado frente al discurso capitalista, a merced del imperativo. El discurso capitalista y su imperativo de goce encierran al individuo en su retórica discursiva, centrando su acción en una nueva estructuración del sujeto marcada por la extinción de todo límite, dicha pérdida abre las puertas al consumo sin límites: un dispositivo que aleja de manera engañosa la falta estructural del sujeto.
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Referencias bibliográficas. Tafalla, M. (2003). Theodor W. Adorno: Una filosofía de la memoria. Barcelona, Herder (2003). Freud, S. (1930-29). El malestar en la cultura. Madrid, Alianza Editorial (2000). Lacan, J. (1954-55). El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. El seminario de Jacques Lacan. Barcelona, Paidós (1983). Lacan, J. (1953). De los nombres del Padre. Argentina, Paidós (2010). Freud, S. (1912-13). Tótem y Tabú. España, Biblioteca Nueva (1997). Lacan, J. (1972-73). Aun. El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires, Paidós (2008). Lacan, J. (1969-70). El reverso del psicoanálisis. El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires, Paidós (1992). CULTURE AND CAPITALIST DISCOURSE: “SHIFTS OF AN ANTITHESIS”. Jose Antonio Vergara Costas. Abstract Psychoanalysis brings new perspectives to cultural theorizingwhen developing the importance of the unconscious in cultural experience. Critical theory joins the analytic knowledge in the current theorizing cultural process. Psychoanalysis brings up the origin of culture, while critical thinking theorizes about the scope of current social conflicts marked by capitalist discourse and its its intention to treat all as “a thing”:unlimited goods, life framed in certainty and full jouissancemakes the freudian subject live in the utopia of fullness. Kew words: Culture, enjoyment, capitalist discourse, consumption, lack.
CULTURE ET DISCOURS CAPITALISTE “DÉRIVES D’UNE ANTÍTHÈSE” Jose Antonio Vergara Costas. Résumé La psychanalyse apporte des nouvelles perspectives aux théorisations culturelles en développant la transcendance de l'inconscient dans l'expérience culturelle. La théorie critique joint le savoir analytique dans la théorisation de l'actuel processus culturel. La psychanalyse expose l'origine de la culture, tandis que la pensée critique théorise sur la portée des actuels conflits sociaux marqués par le discours capitaliste et sa course chosifiée: la consommation sans limite, l'existence encadrée dans la certitude et dans la jouissance complète font vivre au sujet freudien dans l'utopie de la plénitude. Mots-clés: culture, jouissance, discours capitaliste, consommation, manque.
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El autor José Antonio Vergara: Doctor en Filosofía UPV/EHU. Máster en feminismo y cambio social UPV/EHU. Antropólogo social y cultural UPV/EHU. Periodista Universidad Nacional Andrés Bello/Chile. Diplomado en Humanidades Universidad Nacional Andrés Bello/Chile. Miembro del grupo de investigación Filosofía aplicada: Sujeto, Sufrimiento, Sociedad. Universidad de Sevilla, España. Miembro adherente de Jakinmina (Foro del campo lacaniano del País Vasco). e-mail: javergaracostas@hotmail.com
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APUNTE SOBRE PSICOANÁLISIS Y POLÍTICA. DE LA IMPOTENCIA A LA IMPOSIBILIDAD José Enrique Ema1 Resumen Entender la subjetividad como elemento transformador supone que la aportación del psicoanálisis a ciertos ámbitos puede conllevar derivas paradójicas fundadas en la implicación subjetiva en todo proceso. Esto podría llevar por ejemplo a una cancelación de la política, o por contra caer en una totalización de la impotencia. No obstante a partir de Lacan se reflexiona sobre los efectos posibles de algunas de las orientaciones del psicoanálisis: paso de la impotencia a la imposibilidad, un saber sobre el propio deseo y su causa, que pueden orientar una politización que no caiga en idealizaciones. Palabras clave: Politización, deseo, impotencia, imposibilidad
Desde muy diferentes perspectivas críticas se ha destacado la relevancia política de la subjetividad: como condición, efecto o destino de las prácticas de poder (de sujeción) y como palanca para su transformación. El psicoanálisis, especialmente en su lectura (materialista) lacaniana, ha mantenido los ojos bien abiertos en ambas direcciones. Por una parte, ha realizado las críticas más radicales a una noción humanista de sujeto transparente y dueño de sí mismo al mostrar cómo éste está también condicionado por procesos que no son gobernados por elecciones racionales; pero, a la vez, no ha renunciado a la posibilidad de considerar la subjetividad como un resorte de transformación al reconocer en ella la capacidad de hacerse cargo en alguna medida de sus condicionantes para que no se conviertan en destino. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Universidad de Castilla La Mancha. Talavera de la Reina.
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Abiertos a esta ambivalencia, presentamos algunas posibles aportaciones del psicoanálisis para pensar la política emancipatoria. Para ello proponemos un camino arriesgado. En vez de una panorámica introductoria más o menos global, traemos un breve apunte sobre un presupuesto concreto de su práctica clínica con la intención de que pueda servir como ejemplo de una lógica que desborda su contexto particular y que nos permite pensar sobre la política de nuestro tiempo a través de la noción de politización. Nos interesa evitar la posibilidad de situar al psicoanálisis únicamente en el papel de un aguafiestas crítico y pesimista que señala los límites de la política a partir de algunas claves subjetivas que no serían tenidas en cuenta suficientemente. Sin duda hay que tomar buena nota de algunas malas noticias que el psicoanálisis trae a la política. Algunas de éstas son bien conocidas. Parten de la consideración de que no hay relaciones de poder sin complicidad del sujeto, y de la sospecha sobre todo de aquello que pueda suponer una ocultación ingenua e idealista de la imposibilidad de encontrar una ley, un saber definitivo sobre nuestra manera de conducirnos en la vida o un fundamento sólido (histórico, biológico...) para nuestras prácticas políticas (una supuesta naturaleza que hemos de expresar, un mandato divino que hay que seguir, etc.). Así, si no se atendiera de manera realista a los vericuetos de la subjetividad, la política podría convertirse en una práctica sostenida únicamente por ideales imaginarios que finalmente no nos permitirían transformar nuestras condiciones de vida. Por ello desde el psicoanálisis se ha interpelado a la política realizándole algunas advertencias sobre: La afirmación de propuestas o condiciones universales, porque no hay universal que no se constituya sin excepción y, por tanto, sin procesos de exclusión. De este modo, si sostuviéramos imaginariamente una aspiración universalista total y sin exclusiones (como consenso, armonía o reconciliación final de la sociedad) reintroduciríamos exclusiones más rotundas (que no son ni siquiera pensables dentro de ese orden que sostuviera la inclusión de todos). "
JOSÉ ENRIQUE EMAApuntes sobre psicoanálisis y política. De la impotencia a la 281 imposibilidad
Además, una noción totalizante de universal podría remitir a un “para todos lo mismo” que promovería la extensión de identificaciones que homogenizan y clausuran la singularidad subjetiva, y en general la diferencia como condición inerradicable de la existencia humana. Esta clausura de la diferencia está también presente como posibilidad latente en los procesos colectivos con sus correspondientes identificaciones, que, a la vez que procuran cohesión a los grupos, pueden cancelar la singularidad y la responsabilidad subjetiva, por ejemplo, en los fenómenos colectivos de “masas”. La promoción de una ruptura externa con los amos que nos oprimen, aspirando a liberarnos de ellos como si fuéramos “almas bellas” que lograríamos vivir en plenitud sin esa opresión que causa desde fuera nuestros males. De este modo se desatenderían los procesos subjetivos, las servidumbres voluntarias que nos hacen cómplices del propio poder que nos oprime (el deseo no es independiente de la ley, hay satisfacción también en la sujeción a los mandatos normativos, en la culpa, etc.). Sin duda hay que tomar buena nota de todo esto para no deslizarnos hacia una cancelación totalizante/totalitaria o ingenua de la política. Pero estas precauciones necesarias hoy en día pueden funcionar muy bien engrasadas con una serie de críticas aparentemente anti totalitarias que, en realidad, funcionan también como coartada ideológica anti emancipatoria, cuando no abiertamente elitistas y finalmente anti políticas (denigrando las identificaciones populares, los movimientos de masas, y, en general, las propuestas políticas que cuestionan el orden dominante). Desde esta posición se propone finalmente una totalización de la impotencia: no hay nada que hacer, sólo nos corresponde aceptar la situación establecida como el único horizonte de lo posible y, dentro de él, “hacer lo que toca”. ¿Es éste el destino inevitable de la política en nuestro tiempo: resignarnos a la totalización de la impotencia? No, no creemos que sea así. Por eso es conveniente, y posible, pensar con el psicoanálisis, no sólo sobre los riesgos de la política, sino también sobre la viabilidad de una
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política que sin cancelar la imposibilidad constitutiva de la vida en común (no vamos a alcanzar una sociedad ideal, sin conflictos, armoniosa) no renuncie a la apuesta por una transformación emancipadora. La propuesta del psicoanálisis es, en este sentido, estrictamente opuesta a la promoción de la impotencia. Lejos de toda concepción adaptativa, precisamente lo que se pone en juego en su práctica clínica no es tanto el despliegue o el aprendizaje de un saber técnico sobre uno mismo, sino la posibilidad de sostener una posición subjetiva en la que la vida aparezca como posibilidad por construir, sin garantías pero también sin ingenuidades, haciéndose cargo de las limitaciones de nuestra condición finita que en cada sujeto toman forma de un modo singular e intransferible. Por eso quizá su aportación más relevante para la política pase por esa suerte de politización de la ética que el psicoanálisis nos propone en su práctica clínica: no podemos encontrar un programa de normas éticas que pueda sustraernos de una toma de postura subjetiva sin garantías. No podemos delegar en ninguna norma, nos toca inventar sus consecuencias en la práctica. Esta mirada ético-política nos permite tener en cuenta para la política algo más que malas noticias. LA POLITIZACIÓN: DE LA IMPOTENCIA A LA IMPOSIBILIDAD Lacan se refirió a la clínica psicoanalítica como una práctica orientada a pasar de la impotencia a la imposibilidad. En esta fórmula lo que aparece en el lugar donde se espera a la potencia tiene que ver con encontrar una forma de hacer con lo imposible constitutivo de la vida de cada sujeto, con aquello que no encaja y no puede desaparecer definitivamente. Por eso el psicoanálisis, aunque alivie, no cura, si entendemos por curar solucionar un problema erradicando sus causas profundas, precisamente porque en el origen de los malestares siempre hay un imposible, algo incurable. Pero sí puede facilitar que el sujeto se maneje mejor con ello (con menos sufrimiento e impotencia) inventando una fórmula personal e intransferible que no puede ser una receta escrita por o para otros. Así, la "
JOSÉ ENRIQUE EMAApuntes sobre psicoanálisis y política. De la impotencia a la 283 imposibilidad
impotencia es desplazada por un saber hacer en la práctica con lo imposible, sin cancelarlo o taparlo bajo ninguna solución final. ¿Qué significaría pasar de la impotencia a la imposibilidad en la política? Podría tratarse de desplazar la impotencia hacia la construcción de un modo de hacer que permita manejarnos mejor con lo incurable de la vida en común. La cuestión clave en este punto sería clarificar qué entendemos por mejor. Recurrimos también a la clínica para pensar esta cuestión a partir de dos ideas. La primera. El papel del psicoanalista no pasa por enseñar o imponer la solución que considera a priori mejor para el analizante porque precisamente la mejor solución es la que éste es capaz de construir haciéndose responsable de ella y con ella. En política, podríamos considerar que la mejor solución sería aquella que potenciara la posibilidad de construir colectivamente buenas soluciones, es decir, la que abriera la posibilidad de construir en común otras formas de vivir juntos haciéndonos más capaces de manejarnos con la ausencia de una solución definitiva, más capaces de inventar soluciones inacabadas e inacabables. La mejor política aspiraría entonces a ¡hacer posible que siga habiendo política! La segunda. Unos años antes de la formulación del paso de la impotencia a la imposibilidad, Lacan pensaba el psicoanálisis como un proceso en el que el sujeto aprende algo sobre el funcionamiento de su deseo. Y lo que aprende no es tanto cuál es la meta de su deseo, sino más bien qué es lo que lo moviliza, qué es lo que lo provoca y causa. A partir de ello el sujeto puede construir una manera de hacer que esté a la altura de la causa de su deseo. Esta manera estaría anclada de manera realista y singular en las condiciones particulares y concretas del deseo de ese sujeto; pero también supone una apuesta por construir y sostener nuevas posibilidades, ya que reconocer la propia causa del deseo no proporciona inmediatamente una solución, un saber, una fórmula o un programa sobre cómo ser consecuente con ella, sobre cuál debe ser su meta. Y por
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eso, para que el sujeto pueda perseverar en su deseo (sorteando la impotencia), debe ser capaz de sostener la imposibilidad de encontrar una meta que lo apacigüe definitivamente. En relación a la política esta cuestión resulta clave para evitar una lectura relativista de la producción de posibilidades (como si cualquier nueva posibilidad fuera igualmente conveniente). El valor político de las posibilidades no está únicamente en su novedad, sino también en la causa y las consecuencias concretas que esa no-vedad instituye. Y ellas nos remiten inevitablemente a lo colectivo: a la capacidad de una causa de movilizar y alimentar un proceso político colectivo; y a la puesta en juego de una mejor posibilidad sobre la vida en común (es decir, referida a lo de todos, no a lo de unos pocos). Esta apertura de la posibilidad de la política a partir del reconocimiento y la vinculación subjetiva a una causa podríamos denominarla, en el vocabulario de la política, como politización. No se trata de la mera apertura de cualquier posibilidad, sino de una posibilidad en relación a una causa para la que no tenemos un saber que nos instruya definitivamente sobre el modo concreto de llevarla a la práctica. Y es que la política, en fuga o sustracción del saber, se levanta en una situación singular a partir del fracaso de éste para dar sentido o enfrentar esa situación. Y ahí donde el saber tropieza la política puede comenzar. Por eso para que haya política, hay que atravesar la experiencia de la inconsistencia del saber. Esto no significa que no haya saberes implicados en la política, pero estos se producen, se implican en ella como novedad situada (aunque se componga también con los retazos de lo que ya estaba antes). Por esto conviene abandonar toda lectura técnica de la política, toda pretensión de entender ésta como la solución correcta a un problema definido de antemano (una buena solución final que ya estaría escrita en algún lugar que tenemos que encontrar). No hay un lugar, un Otro, que sepa cuál es la buena solución, no hay una satisfacción total o definitiva de una causa política. La política supone atravesar con coraje esta "
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ausencia radical de garantías mediante un gesto de subjetivación, una toma de postura en situación que permita sostener y hacer viable esa práctica política concreta. Por eso podemos entender la politización como la subjetivación que emerge en el punto de (des)encuentro entre una causa y la apertura de su despliegue en una práctica política concreta. El sujeto de la política es entonces un resultado (de la politización y de la propia práctica política) que ocurre cuando aceptamos hacernos cargo de su causa. No debemos olvidar que esto sucede en un contexto colectivo, con otros y en relación a la vida en común. Por eso no cualquier subjetivación podría considerarse como politización, sólo aquéllas en las que estaría en juego un conflicto sobre la vida en común y los modos colectivos de enfrentarlo. Politización, en definitiva, supondría abrir la posibilidad de hacer subjetiva una transformación del escenario de las posibilidades dadas (pasar de la impotencia ante lo que hay para hacerse cargo de la posibilidad de que ello no sea de otro modo); problematizando la situación establecida, señalando su contingencia, su carácter no obvio ni dado para siempre; poniendo en juego una causa que, en tanto que referida a los modos de vida en común, es compartida y puesta en acto junto con otros. Podemos pensar como ejemplo y propuesta en la causa de la igualdad. Todos los sujetos estamos confrontados con lo imposible incurable y ello nos obliga al despliegue de nuestra capacidad para construir soluciones inacabadas. Esta misma condición existencial nos permite reconocernos como iguales en relación a la política: cualquiera puede ser capaz de ella, de hacer con lo imposible sosteniendo una causa común y de hacerse cargo junto con otros de sus consecuencias. Podemos considerar así la igualdad (de capacidades para la política) como causa, presupuesto y motor de nuestras prácticas políticas 1 . A partir de su afirmación y reconocimiento nos comprometemos con la construcción de sus consecuencias en la práctica: ¿tal o cual situación nos reconoce como !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Cf. Rancière, J. (2011) El tiempo de la igualdad, Barcelona: Herder, p. 392
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iguales?, ¿nos permite desplegar nuestras capacidades políticas?, ¿favorece un mejor escenario de condiciones materiales para poder hacerlo?, etc. Hoy se habla de desafección y de rechazo a lo que la política de los partidos nos ofrece. Pero el afecto que nos merece la mayor atención no es tanto el de la desafección (¿cómo no sentirte desafectado con la política de los partidos y las instituciones en Europa y en España especialmente?), sino el de la impotencia, la percepción de que no es posible hacer ni cambiar nada, que las cartas están marcadas y que siempre tomaremos de la baraja las que otros han elegido de antemano por nosotros. Observamos diferentes maneras de responder a esta impotencia subjetiva: la retirada cínica de la política (sé que las cosas no funcionan bien pero, para salva- guardar mi posición, no voy a comprometerme), la postura relativista-nihilista (todas las posibilidades son lo mismo) o la confianza en algún tipo de solución total (refugiándose en alguna identificación nacional, racial, religiosa... que prometa una recuperación de la plenitud perdida y/o añorando alguna forma totalitaria que podría traernos un nuevo escenario de paz y armonía). En estas coordenadas, ¿es posible pensar algún tipo de política emancipatoria?, ¿una política que modifique realmente las condiciones de lo posible, que pueda abrir nuevas posibilidades para una mejor vida en común?, ¿no nos queda más que aceptar que el orden hegemónico en nuestro contexto más cercano, el mercado y las elecciones, es el mejor/único de los posibles?, ¿cómo pensar una política que no vuelva a las viejas ilusiones de inmediatez y a los totalitarismos, pero que nos permita ir más allá de la totalización del escepticismo cínico, el relativismo o la impotencia? El psicoanálisis nos ha invitado a reconocer que en las relaciones sociales hay algo que no encaja, algo para lo que no hay solución final alguna. Es imposible encontrar una regla, una fórmula o una receta definitiva que nos oriente sobre la mejor manera de vivir en común. No podemos encontrar un modelo político y social que garantice una armonía "
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final. Tampoco podemos considerar que en la historia haya una lógica, un sentido último o unas leyes que puedan funcionar como un fundamento que debería expresarse, liberarse o desvelarse para alcanzar la emancipación. Hemos tratado de mostrar cómo una política que tenga en cuenta esta imposibilidad puede evitar la impotencia o el cinismo sin caer en los brazos de las totalizaciones o las ingenuidades imaginarias sobre una sociedad completamente reconciliada (con sus correlatos subjetivos: el “alma bella” que va enfrentarse natural- mente al poder o que va a ver liberadas todas sus buenas potencialidades cuando éste desparezca, o el individuo liberal atomizado y desvinculado del mundo que elige racionalmente lo que mejor le conviene). Para pensar esta política menos imaginaria y más realista hemos planteado una condición o un presupuesto: esa toma de postura subjetiva que hemos denominado politización. No sólo en la clínica psicoanalítica, también puede ocurrir en la política. En ella podemos pasar, a veces, de la impotencia a la imposibilidad sosteniendo una causa que nos compromete con lo de todos, inventando soluciones inacabadas e inacabables. Es un reconocimiento y una invitación. Podemos pasar de una política imaginaria, en la que pueden darse la mano idealizaciones totalizantes y concepciones ingenuas sobre la subjetividad a una práctica política que aunque advertida de algunas malas noticias no renuncia a la posibilidad de la emancipación como proceso político colectivo. No hay garantías, es un reto. Referencias bibliográficas Cf. RANCIÈRE, J. (2011) El tiempo de la igualdad, Barcelona: Herder. 392
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A NOTE ON PSYCHOANALYSIS AND POLITICS. FROM IMPOTENCE TO THE IMPOSSIBLE. Jose Enrique Ema. Abstract Understand subjectivity as a transforming element assumes that the contribution of psychoanalysis to certain areas, can lead in any process to paradoxical drifts based on subjective implication. For example, to a cancelation of politics or by contrast to fall into an absolute impotence. However, since Lacan’s work, we can think about potential effects of some psychoanalytical guidances: the pass from impotence to the impossible, a knowledge about one’s desire and its cause, which can guide a politicization that does not fall into idealizations. Kew words: Politicization, Desire, Impotence, Impossibility
El autor: je.emalopez@gmail.com
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NOTE SUR LA PSYCHANALYSE ET LA POLITIQUE. DE L’IMPUISSANCE À L’IMPOSSIBILITÉ José Enrique Ema Résumé Entendre la subjectivité comme un élément transformateur suppose que l'apport de la psychanalyse dans certains domaines peut porter des dérives paradoxales dû à l'implication subjective dans tout processus. Tout cela pourrait porter par exemple à une annulation de la politique, ou au contraire tomber dans une totalisation de l'impuissance. Cependant à partir de Lacan on réfléchit sur les effets possibles de quelques des orientations de la psychanalyse: passage de l'impuissance à l'impossibilité, un savoir sur le propre désir et sa cause que peut orienter une politique qui ne tombe pas dans la idéalisation. Mots-clés: Politisation, désir, impuissance, impossibilité
CARTEL
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EL MITO ES LA REPRESENTACIÓN DE LO REAL Y SE ARTICULA EN UN DISCURSO. Josune Aréjula Resumen Se hace una lectura partiendo del seminario 10 y otros textos, acerca del enigma de la voz. Recorrido sobre la voz como objeto a, objeto de separación, objeto no sonoro, vacío del Otro, hueco donde vendrán a resonar los significantes, articulación de este singular objeto con el deseo, la ley superyoica y el ideal del yo. Palabras Clave: Voz, Angustia, Deseo, objeto a, resonancia, superyó, ideal del yo
Título del Cartel: “Los objetos entre el placer y el displacer” Fecha: año 2012 y 2013 Sujeto temático: Las funciones de los objetos: la voz "Primero llegarás a las Sirenas, las que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave sin saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha vuelto a casa; antes bien, lo hechizan éstas con su sonoro canto sentadas en un prado donde las rodea un gran montón de huesos humanos putrefactos, cubiertos de piel seca. Haz pasar de largo a la nave y derritiendo cera agradable como la miel, unta los oídos de tus compañeros para que ninguno de ellos las escuche. En cambio, tú, si quieres oírlas, haz que te amarren de pies y manos, firme junto al mástil -que sujeten a éste las amarras-, para que escuches complacido, la voz de las dos sirenas; y si suplicas a tus compañeros o les ordenas que te desaten, que ellos te sujeten todavía con más cuerdas.! La Odisea, canto XII. Homero siglo VIII A.C. "
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Sugerencias sobre esta imagen: -¿Es objeto causa del deseo el canto de las sirenas? -¿Es plus de goce la imposibilidad de no sucumbir a la seducción del canto? -Se sella con cera, ya que el oído es el único objeto que no puede cerrarse; para evitar la muerte, pagan el precio de no oír y de no desear. -Ulises atado/sujeto al mástil- es el único que salva la vida y a la vez oye las voces. ¿Es el Otro porque es el que interpreta? Mi pregunta formulada en mi propio análisis sería: ¿Qué quieres oír? ¿Qué quiero oír? Me remite a estudiar el objeto voz como: -Objeto causa del deseo -Objeto Pulsional -La voz y la ley Para ajustarme al tiempo leo el tercer punto. -Freud parte de un modelo visual, Lacan parte de un modelo auditivo, percepción en Freud, lalangue en Lacan. Las experiencias se forman a partir de lo oído como puro goce del sonido en independencia de la función de comunicación. Son estas primeras cosas oídas donde según Lacan se forma el inconsciente. El inconsciente se construye con la voz, con los afectos que la han acompañado en los primeros momentos de vida. -Todos los objetos son parciales y perdidos desde el momento en que lo oído se desvanece, desaparece, hay una temporalidad: “la voz es un rastro inmediatamente desvanecido”, dirá G. Agamben en “El Lenguaje y La Muerte. Un seminario sobre el lugar de la negatividad”. Donde se pregunta: ¿qué es lo que, en la instancia de discurso, permite que sea indicada, que, antes y más allá de lo que es significado en ella, muestre su propio tener-lugar?, y reflexiona que contemporaneidad y relación existencial no pueden fundarse sino en la voz. -El oído como órgano receptor de la pulsión invocante es el único órgano que no se cierra nunca, no cierra sus bordes, permanece abierto, "
JOSUNE ARÉJUALA El mito es la representación de lo real y se articula en un discurso
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los demás objetos formados también por un agujero y unos bordes se cierran. Pero el ano es el agujero, es lo que patentiza la falta. Ritheé Cevasco nos dirá que el a es objeto pulsional que tapona y es taponado, el a puede ser un “bouchon” de lo real.1! “Invocar” según la RAE tiene dos acepciones: - Demandar ayuda mediante una súplica vehemente - Acogerse a una ley, costumbre o razón “La pulsión invocante, invoca, hace salir llamando” 2! Freud nos presenta la pulsión apoyándose en recursos de la lengua y de ciertos sistemas lingüísticos, las voces activa, pasiva y reflexiva: ver y ser visto, verse, oír, ser oído, oírse.3! La actividad de la pulsión se concentra en ese hacerse, hacerse ver, hacerse oír… hablaríamos de autoerotismo, narcisismo… La forma más interesante de los modos de acción pulsional puesta en símbolo por el verbo sería la reflexiva. Como retorno sobre sí mismo de la acción, el ser se hace voz a través del hablar-se. -La voz como transporte de la pulsión, vehículo del deseo del Otro, es el principal canal para lograr la reubicación del sujeto en su fantasma, la voz es lo que hace girar los espejos. La voz y la ley El sujeto que tiene la intención de hacerse escuchar debe interiorizar la ley del lenguaje, eso implica que sacrifique una parte de su ser gozante. Jean Claude Maleval en su libro “El Autista y su voz” indica: “Aunque se haya representado durante mucho tiempo al niño autista como un ser mudo que se tapa los oídos, los profesionales han constatado que la voz constituye un objeto pulsional al que el autista presta una atención particular: muchos autistas se preguntan acerca del misterio de !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2 3
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Seminario teórico ….o peor, capítulos XI,XII, Jakinmina 2014-2015, conferencia del 21 de marzo de 2015. Gómez, A.M. (1999), La voz ese instrumento… pág.43 Lacan, J. (1964). Libro 11. Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis El seminario de Jacques Lacan. Barcelona: Paidós (2010).
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la palabra colocando la mano sobre la garganta de su interlocutor, otros intentan que los objetos hablen en su lugar, la mayoría demuestran un interés especial por la música y las canciones. Si mantienen la propia voz en reserva, bien por el mutismo, o bien por el borrado de la enunciación, es debido al temor a sentirse vacíos si la utilizan para la llamada. Esta no cesión del disfrute vocal tiene como consecuencia maneras específicas de manejar el lenguaje, que van desde convertirlo en una lengua de signos desprovista de toda afectividad, pero cercana al intercambio, hasta lenguas privadas que sirven poco para la comunicación.”1! ¿Cuál es la relación del deseo con la ley? Es la misma cosa. En el sentido de que su objeto les es común. La función de la ley es la que traza el camino del deseo. En el Edipo, lo que constituye la sustancia de la ley es el deseo por la madre, es porque la ley lo prohíbe por lo que se hace obligatorio desearla y lo que normativiza el deseo mismo, aquello que lo sitúa como deseo, es la ley llamada de interdicción del incesto. En el seminario “La Angustia”2 Lacan indica que una voz no se asimila sino que se incorpora, la voz como alteridad de lo que se dice, y esto es lo que puede darle una función para modelar nuestro vacío.! «Si la voz tiene importancia es porque no resuena en ningún vacío espacial, resuena en un vacío que es el vacío del Otro en cuanto tal, el ex-nihilo, propiamente dicho.! La voz responde a lo que se dice, pero no puede responder de ello. Dicho de otra manera, para que responda, debemos incorporar la voz como alteridad de lo que se dice. Por eso ciertamente y por ninguna otra cosa, separada de nosotros, nuestra voz se nos manifiesta con un sonido ajeno. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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Maleval, J.C. (2011) “El Autista y su voz” introducción. Madrid: Gredos. Lacan, J. (1962-63). Libro 10. La angustia El seminario de Jacques Lacan. Barcelona: Paidós (2006).
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Corresponde a la estructura del Otro constituir cierto vacío, el vacío de su falta de garantía». El Otro garantiza el sentido, pero tiene un hueco en el que resuenan los significantes, es este vacío de la voz el que hay que incorporar como alteridad, desde el Otro, al interior del sujeto. El objeto voz no es sonoro, es el vacío en el que resuenan los significantes, que pueden ordenarse en el marco de la ley y anudar deseo y ley. Bernard Nominé, en su artículo “La voz y el superyó”1 señala: En “El malestar en la cultura” Freud2 se da cuenta de que el ideal del yo obra para Eros, el superyó, para Thanatos.! Que haya malestar en la cultura significa: que hay Thanatos en el Eros. Siguiendo su propuesta, podemos añadir: hay superyó en el ideal del yo. Lacan, desde su primer3 seminario, distingue entre superyó e ideal del yo. En el seminario 1 destaca que el superyó es coercitivo y el ideal del yo exaltante, añadiendo que el superyó tiene relación con la ley, pero con la ley en tanto insensata puesto que se reduce a algo como el tú debes, que es algo privado de todo sentido. -¿Qué es un mandamiento insensato? Dice que hemos de verlo como el momento en que el sujeto tuvo que someterse a la ley de la palabra, a pesar de que esa palabra primitiva aún no tenía sentido ya que el sujeto entonces no podía descifrarla. Ese momento, mítico, lo podemos comprobar a través de la patología de las psicosis y a través de los mitos. El sujeto en la psicosis puede escuchar ese mandamiento insensato; es lo que él llama “sus voces”, es el fenómeno elemental que se especifica por la perplejidad del sujeto frente a un significante insensato que lo designa. En los mitos tenemos la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2 3
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Nominé, B. (1997) La voz y el superyó, Colección Orientación Lacaniana, Serie Testimonios y Conferencias, nº 2, Buenos Aires: Argentina, p.23-46. Freud, S. (1930). El malestar en la cultura Freud, Sigmund (Vol. 8, pp. 3017-3067). Madrid: Biblioteca Nueva, 1972. Lacan, J. (1953-54). Libro 1. Los Escritos Técnicos de Freud El seminario de Jacques Lacan. Barcelona: Paidós.
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palabra insensata en los oráculos, los dioses mandaban a menudo realizar sacrificios para asegurarse el amor de los humanos.! En la tradición judía esta alianza se realizó en dos tiempos. Primer tiempo.- Paradigma de la orden insensata es el sacrificio de Abraham, Elohim le ordena que sacrifique a su hijo y le dice que será el padre de su pueblo elegido. Debe creer la palabra de Otro sin reserva y luego será reconocido como ideal. El ideal del yo es la respuesta que viene después del consentimiento a la orden insensata que manda que uno sacrifique el objeto de su goce. Así pues tenemos la orden insensata del superyó y la respuesta del lado del ideal del yo. El sacrificio no tuvo lugar, se trataba de poner a prueba a Abraham. Un ángel designó el objeto del sacrificio, fue el carnero que paseaba por allá. Los rabinos se interesaron por las sobras, los restos del sacrificio. Cuentan que el cuerpo del carnero sirvió para hacer el shofar, un cuerno primitivo que los judíos tocan en ciertas ocasiones. Parece que produce un sonido ronco, el cual sugiere los gritos del animal que están matando1.! Lacan2 refiere que se trata de un sonido inquietante, conmovedor, con independencia de la atmósfera de recogimiento, de fe, incluso de arrepentimiento, en la que se manifiestan y resuenan estos sonidos, surge una emoción nada habitual por las vías misteriosas del afecto propiamente auricular que no puede dejar de conmover, en un grado verdaderamente insólito, a todos aquellos que se ponen al alcance de oírlos.! «Precisamente, el shofar, que se presenta como un resto del sacrificio, nos lleva al segundo Tiempo de la alianza, que es el encuentro de Dios con Moisés. Las diez palabras según la tradición judía y los diez !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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Nominé, B. (1997). O.C. Lacan, J. (1962-63). Libro 10. La angustia El seminario de Jacques Lacan Barcelona: Paidós (2006). pág. 266
JOSUNE ARÉJUALA El mito es la representación de lo real y se articula en un discurso
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mandamientos según la cristiana. Donde se ve claramente que la voz y la palabra son cosas distintas.! El shofar es utilizado como frontera, mantiene y señala el borde y el umbral. Moisés cumple la función de traducir la voz de Dios y es entonces cuando se escriben las diez palabras sobre las tablas de la ley. Luego el pueblo tendrá que hacer suya la ley, tendrá que incorporarla, sin embargo siempre quedará al margen un eco del vozarrón. Cada vez que los rabinos conmemoran la alianza recuerdan que hubo un resto y por eso tocan ritualmente el shofar.! Podemos tomar este episodio mítico por la metáfora de la alienación o el pacto de la palabra”1.! La voz como objeto a constituye un hueco en el Otro, pero ese Otro no ha de responder de la voz; la instancia que pretende responder de la voz es el superyó. El Otro gratificará al sujeto con una significación devuelta a su primer significante. Ese primer significante empieza a significar algo que viene del Otro y que atañe al sujeto.! El sujeto se apodera de dicha significación como si fuera un tesoro precioso, se lo apropia para su identificación ideal. Aquí está el ideal del yo. - El superyó es esa tendencia que exige que no quede resto, así que la meta del superyó sería la de agregar la voz al significante ideal. Que no queden sobras es el fundamento de la orden superyoica. - Lacan en el seminario de la angustia2 relaciona el objeto voz con el superyó. Si el superyó exige que la voz pertenezca al Otro, la alienación del sujeto al Otro, en cambio, se acaba con “el advenimiento de un resto alrededor del que gira el drama del deseo”.! - La palabra implica la resonancia, la posibilidad del malentendido; templa la severidad del mandamiento, pues ubica en el corazón del Otro !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1 2
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Nominé, B. (1997).O.C. Lacan, J. (1962-63). Libro 10. La angustia El seminario de Jacques Lacan Barcelona: Paidós (2006).
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la posibilidad de un deseo. La voz resuena en el vacío del Otro. Pero ¿de quién es esa voz? - No es solamente la voz del Otro sino también la voz del sujeto. La voz es un objeto a para el sujeto, en la medida en que condensa la parte de su ser que no tiene significación en el Otro. Aunque ese resto constituye el fundamento de su pacto con el Otro. - La cuestión de la pertenencia de ese objeto que resuena: ¿pertenece a quien lo ha dejado? ¿O a quien lo hace resonar en su vacío? A ninguno de los dos en realidad; sin embargo podríamos decir que lo comparten los dos, una característica de todos los objetos a es que son amboceptores, tienen dos propietarios. - La voz es el paradigma de lo que Lacan ha llamado el objeto de la separación porque el sujeto y el Otro lo comparten, en tanto vacío. - La pulsión es el eco del decir en el cuerpo. El eco es pura enunciación, se repite sin querer decir nada; sin embargo, hace vibrar un espacio hueco y así lo revela y lo mide. Cuando escuchamos a alguien hablando, ocurre que su decir, más allá de sus dichos, encuentra un eco en nosotros; entonces, es cuando se abren nuestros oídos y nos despertamos. En realidad, no es el oído lo que se abre, puesto que siempre queda abierto; lo que se abre es el espacio vacío de la voz puesto en resonancia por el decir. - La voz consta de dos caras: un objeto que al Otro le falta, pues el Otro no ha de responder de la voz y ese objeto resuena en su vacío, y un goce que todavía no está separado del Otro; entonces, ese Otro responde de la voz y luego no resuena sino que gruñe, porque todavía no se puede interpretar, ni descifrar. Para finalizar, B. Nominé concluye: “No hay que confundir ese objeto mudo con el órgano fálico del cantor, con ese sonido que él tiene que soltar para que vaya a resonar en los oídos del público. La voz como objeto fálico es como la imagen ideal, la imagen narcisista que envuelve el vacío. Pues la voz del cantor, la voz "
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que seduce, el canto de las sirenas, es algo que viste el vacío sonoro del objeto a”.1 Dicho de otra manera, cuando habla de la voz del canto, no habla del objeto a, sino de una imagen agalmática que viste al objeto, pues el canto acalla al vozarrón. Referencias bibliográficas. Lacan, J. (1962-63). Libro 10. La angustia El seminario de Jacques Lacan Barcelona: Paidós (2006).! Lacan, J. (1964). Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. El seminario de Jacques Lacan Barcelona: Paidós (2010).! Freud, S. (1915) Pulsión y Destinos de la pulsión. Sigmund Freud Obras completas Vol. 14, pp. 2039-2052 Buenos Aires: Amorrortu (1979).! Nominé, B. (1979). La voz y el superyó, Colección Orientación Lacaniana, Serie Testimonios y Conferencias, Nº 2, Buenos Aires, 23-46. Gómez, A. (1999). La voz, ese instrumento... Barcelona: Gedisa, serie freudiana. Maleval, J.C. (2011) El Autista y su voz. Madrid: Gredos Agamben, G. (1979-80) El Lenguaje y la muerte. Un seminario sobre el lugar de la negatividad. Valencia: Pretextos Kafka, F. (1917). El silencio de las sirenas Relatos completos. Barcelona: Losada (2013).!
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Nominé, B. Seminario de textos - Jakinmina. San Sebastián 2006-2007.
MYTH IS THE REPRESENTATION OF THE REAL AND IS ARTICULATED IN A DISCOURSE. Josune Aréjula Abstract This is a reading based on the seminar 10 and some other texts about the mystery of voice. A round through the voice as an “a object”, an object of separation, a non sonorous object , as an object emptied of the “Other”, as a gap where signifiers will return to resonate, an articulation of this unique object with desire, superego and the ideal of law. Keywords: Voice, Angst, Desire, “a” object, resonance, superego, ideal ego
LE MITHE EST LA REPRÉSENTATION DU RÉEL ET S’ARTICULE DANS UN DISCOURS. Résumé On fait une lecture en partant du séminaire 10 et d'autres textes, à propos de l'énigme de la voix. Un parcours sur la voix, comme objet a, objecte de séparation, objet non sonore, vide de l'Autre, trou où les signifiants viendront résonner, articulation de cet objet singulier avec le désir, la loi surmoïque et l'idéal de moi. Mots-clés: Voix, Angoisse, Désir, objet a, résonance, surmoi, idéal du moi
! ! ! ! La autora: Josune Aréjula Miembro del Foro Psicoanalítico País Vasco (Diplomada en enfermería y fisioterapia, Lda. Psicología) e-mail: jarejula@gipuzkoa.eus
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P L E G A D O D E A R T I S TA
P L E G A D O D E A R T I S TA
De “La doble sombra del ciprés” Bajo la luz que olvida Domingo Navarro Ortíz. Poesías mar y memoria, De “La doble sombra del ciprés” el vuelo de la última gaviota De “La doble sombra del ciprés” Bajo la luz que olvida anuncia otras soledades. De “La doble sombra del ciprés”mar y memoria, Bajo la luz que olvida el vuelo de(p. la66) última gaviota mar y memoria, anuncia otras soledades. De “La dobleDe sombra del ciprés” “La doble sombra del ciprés” El tiempo, el vuelo deque la última gaviota Bajo la luz olvida (p. 66) Bajo la luz que olvida mar soledades. y memoria, mar y memoria, con sus manos mercenarias, anuncia otras el vuelo de la última gaviota el vuelo de la última gaviota (p. 66) nos troquela El tiempo, otras soledades. ! anuncia otrasanuncia soledades. con sus manos (p. 66) comomercenarias, pasión obsesiva (p. 66) nos troquela El tiempo, El tiempo, hasta convertirnos en la doble somb como pasión obsesiva con sus manos mercenarias, con sus manos mercenarias, ciprés. El tiempo, nos troquela hasta en la doble sombra del nossus troquela con manos mercenarias, (p.convertirnos 83) como pasión obsesiva ciprés. nos troquela como pasión obsesiva hasta convertirnos en la doble sombra del como pasión obsesiva en la doble (p. 83) ciprés. hasta convertirnos sombra del (p. 83) hasta convertirnos en la doble sombra del Cuando el tiempo sólo es ciprés. desandar la memoria, ciprés. Cuando el tiempo sólo es Cuando el tiempo sólo es (p. 83) (p. 83) vejez se instala desandar la memoria, desandar la la memoria, la vejez se instala en la mirada y los sentimientos instala en la mirada Cuando tiempo sólo essentimientos la vejez se(p. Cuando eleltiempo sólo esy los en la mirada 86) y los sentimientos (p. 86) desandar lala memoria, desandar memoria, (p. 86) la vejez la vejezseseinstala instala Evanescente como un niño Evanescente como un niño en la mirada yhastiado los sentimientos ser adulto en la mirada y los de sentimientos (La doble sombra del ciprés, p. 65) (p. 86) Evanescente como un hastiado de niño ser adulto (p. 86) hastiado de ser adulto (La doble sombra del ciprés, p. 65) Evanescente como un niño Sueño tanto nuestros adentros (La doble sombra del ciprés, p. 65) hastiado de ser adulto Evanescente como niño sin horizonte que la lunaun me despierta (La doble sombra ciprés, p. 65) hastiado de serdel adulto cubierta de pánico Sueño tanto nuestros adentros (La doble sombra dellaciprés, p. 65) Sueño tanto tumba solitaria nuestros adentros que la luna me despierta sin horizonte busca epitafio. que la luna me despierta sin horizonte Sueño tanto nuestros adentros que la luna me despierta sinperfil horizonte ¿Dónde quedó tu de tierra floreciendo?
cubierta una melodía dolorosa comocubierta el hambre de Sueño tantosólo nuestros adentros pánico de pánico de un niño emerge del silencio. la tumba solitaria cubierta de pánico que la luna me despierta sin horizonte la tumba solitaria laY tumba solitaria busca epitafio. busco, busca epitafio. busca epitafio. busco cubierta de pánico más allá de toda huella. ¿Dónde quedó tu perfil de tu tierra floreciendo? ¿Dónde quedó perfil de tierra floreciend ¿Dónde quedóla tutumba perfil desolitaria tierra floreciendo? Y la melodía aumenta su dolor sólo una melodía dolorosa como el hambre sólo una melodía dolorosa como el hambre busca epitafio. elfundida hambre hastacomo quedar "sólo una melodía dolorosa de un niño emerge del silencio. de un niño emerge del silencio. de un niño emerge del silencio. en el aire de la desolación (p. 64) ¿Dónde quedó tu perfil de tierra floreciendo? Y busco, Y busco, sólo una melodía dolorosa como Quién diseño sobre toda piel el hambre Y busco, busco busco los besos perdidos de un niño emerge del silencio.
Y busco, busco más allá de toda huella. 304
PLIEGUES nº 6 CLÍNICA, CIENCIA Y PSICOANÁLISIS
Y la melodía aumenta su dolor hasta quedar fundida en el aire de la desolación
(p. 64) Quién diseño sobre toda piel El dolor tiñe de gris los besos perdidos los cuerpos de la memoria por la vorágine de muerte y soledad? (63) atrás quedan sus ternuras sus palabras veraces. El dolor tiñe de gris El tiempo, El dolor tiñe de gris los cuerpos de la memoria Elvidas dolor tiñe de gris difuso gondolero de nuestras los cuerpos de la memoria los cuerpos de la memoria nos adentra taciturno atrás quedan sus ternuras en la laguna más desolada. atrás quedan sus ternuras sus palabras veraces. atrás quedan sus ternuras (p.52) sus palabras veraces. sus palabras veraces. El tiempo, Miro difuso gondolero de nuestrasElvidas tiempo, El tiempo, tu huella en el tiempo. difuso gondolero de nuestras vidas nos adentra taciturno difuso gondolero de nuestras vidas nos adentra taciturno Y la tristeza desanda sus pasos. en la laguna más desolada. nos adentra taciturno en la laguna más desolada. (p.48) (p.52) en la laguna más desolada. (p.52) (p.52) Las lágrimas de los niños Miro Miro alimentan tu Miro huella en el tiempo. tu huella enlos el cauces tiempo. crecen los arboles, las floresY la tristeza desanda sus pasos. Ydonde la tristeza desanda sus pasos. tu huella en el tiempo. más incógnitas y hermosas. (p.48) (p.48) Y la tristeza desanda sus pasos. Pero...¡hay!.. (p.48) Las lágrimas de los niños La sal de las de lágrimas Las lágrimas los niños alimentan los cauces decías alimentan los cauces donde crecen los arboles, flores Las lágrimas de los las niños mirarlos la arboles, orfandadlas deflores mi llanto, donde al crecen más incógnitas y hermosas. alimentan los cauces mientras ytus manos de hortelano Pero...¡hay!.. más incógnitas hermosas. crecen los arboles, las flores retornaban en la caricia la sonrisa rostro. Ladonde sal desin las lágrimas Pero...¡hay!.. más incógnitas y hermosas. (p. 47) decías La sal de las lágrimas al mirar la orfandad de mi llanto, Pero...¡hay!.. decías tuslágrimas manos de hortelano Besabas el silencio La mientras sal de las al mirar la orfandad de mi llanto, retornaban en la caricia la sonrisa sin rostro. y brotabatus la palabra. decías (p. 47) mientras manos de hortelano (p.40) mirar la orfandad de mi llanto, retornaban en la caricia la sonrisa sinalrostro. mientras Besabas el silencio tus manos de hortelano (p. 47) ¿Qué hizo la muerte y brotaba la palabra. retornaban en la caricia la sonrisa sin rostro. " (p.40) deel ti silencio y de mi vida? Besabas (p. 47) y brotaba la palabra.
mientras tus manos de hortelano retornaban en la caricia la sonrisa sin rostro. La noche se hace paréntesis (p. 47) de tu ausencia y mis anhelos
DOMINGO NAVARRO ORTIZ Besabas el silencio No dejaré que la pena se amotinePoesía en mis sentimientos y brotaba la palabra. y tu(p.40) ternura naufrague en lo ola más olvidadiza. (p.23)
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¿Qué hizo la muerte la memoria” de De ti y“Apuntalando de mi vida?
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La noche se hace paréntesis siempre Caballos Extranjero enloquecidos cabalgan de tu ausencia y mis anhelos en todas partes por las paraderas de la desolación en todas y ocultan con su aliento No dejaré que la pena se amotine en mis sentimientos en de todas partes los perfiles los días. ternura naufrague en lo ola más paréntesis olvidadiza. y hasta en unos La noche se hace La noche ysetuhace paréntesis (p. 31) (p.23) pocos corazones de tu ausencia y mis anhelos Cuando fuimos despedidas de tu ausencia y mis anhelos (p.46) la vida naufragó en mis ojos De “Apuntalando la No memoria” dejaré que la pena se amotine en mis sentimiento (p. 29 No dejaré que la pena se amotine en mis sentimientos De ”Intemperie” y tu ternura naufrague en lo ola más olvidadiza. Vivir y tu ternura naufrague en lo ola más olvidadiza. Difícil no soñar Extranjero siempre (p.23) floreciendo por los caminos Con la primera sonrisa (p.23) en todas partes todo lo humano Iluminaste todo enteroun miestanque futuro nítido, bordeado de juncos, en todas De “Apuntalando la memoria” (p.27) y ser sombra De “Apuntalando en todas partes Y cuando la memoria” claustro sosegado. Extranjero siempre y hasta en unos la muerte nosenllegue en todas partes pocos corazones en todas Difícil, Señor, Extranjero siempre (p.46) nos encuentre todas partes en todas partes difícil albergaren paz inaprehensibles. en todas Vivir y hasta en unos en ojos y entrañas. (p. 96) pocos corazones en todas partes Floreciendo pro los caminos (p.46) Difícil el poema Todo lo humano y hasta en unos La palabra essonriente y aromático. pocos corazones incensario Vivir Y cuando (p.46) o Muy difícil apearse la muerte nos lleguefloreciendo por los caminos navaja. todo lo humano De maldición y rabia Vivir Ante la pavorosa procesión nos encuentre Casi nunca De lose excluidos. Floreciendo pro los caminosY cuando inaprehensibles. la muerte nos llegue código alado Todo lo humano (p. 96) de existencias Señor, nos encuentre en tránsito. ¿hasta cuándo los gólgotas Y cuando La palabra es inaprehensibles. (p.90) cotidianos y anónimos la muerte Incensario nos llegue (p. 96) o Relieve navaja. La palabra es Dedel “Exilio del sueño” nos encuentre De “Exilio sueño” fuerza incensario En el tiempo de la mansa mediocridad, voz inaprehensibles. Casi nunca o una corriente asesina inunda geografías humanas y grito (p. 96) código alado navaja. se han ido destiñendo de existencias en habla posesiva. ante los corostrastoca las palabras tránsito. Casi nunca La palabraenes de única partitura (p.90) código alado Incensario Amedrenta miradas rebeldes que se ocultan de existencias o en el horizonte de sus párpados. Sometidos y vendidos, en tránsito. Relieve navaja. fuerza mercenarios hoy, (p.90) Extrema la violencia desnuda de los poderosos vozbrazos del trabajo y su dignidad. hasta conseguir romper los Casi nunca Relieve y grito (p. 50) fuerza código alado se han ido destiñendo voz ante los coros de existencias y grito de única partitura en tránsito. se han ido destiñendo (p.90) ante los coros
o un certificado Y cuando Crecidos y multiplicados de inexistencia. la muerte nos llegue sobráis,
Posible: el suyo
sobráis del recinto del saber Troncos Cualquier proyecto nos encuentre amurallado. PLIEGUES nº 6 CLÍNICA, CIENCIA Y PSICOANÁLISIS 306 potestades es posible qué os queda? inaprehensibles. ángeles desde el recinto del saber (p. No 96)se y arcángeles amurallado. ciego como estoy de futuro, de la pobreza universal no lo se. (p.86) La palabra es seguís multiplicándoos Dejas aquí el dolor incensario Quizás nuevas cuando ya para vosotros de reservas quien sabe que la vida o o caminos por montañas se han roto todas es una esquina rápida y forzada. navaja. estériles, las liras de la esperanza y lo dejas sin la duda pantanos misteriosos de que pudo ser distinto. o un certificado Casi nunca No servís ni como detonante (p.102) código alado de inexistencia. ni como estético pretexto. de existencias Cualquier proyecto es posible desde el recinto del saber amurallado. Relieve (p.86) Dejas aquí el dolor fuerza de quien sabe que la vida voz es una esquina rápida y forzada. y grito y lo dejas sin la duda se han ido destiñendo de que pudo ser distinto. ante los coros (p.102)
en tránsito. (p.90)
de única partitura
Sometidos y vendidos, mercenarios hoy,
De “Universo de espejos” De “Universo de espejos” La desnudez compartida en éxtasis fue quebranto de soledades. Al amanecer, Los espejos también reflejaban Amor. (Poema 6)
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Mientras cubrías de luz y jazmines los espacios más oscuros de mi casa la tarde renunciaba
Crecidos y multiplicados sobráis, sobráis del recinto del saber amurallado. qué os queda? No se ciego como estoy de futuro, no lo se. Quizás nuevas reservas o caminos por montañas estériles, pantanos misteriosos o un certificado de inexistencia. Cualquier proyecto es posible desde el recinto del saber amurallado. (p.86) Dejas aquí el dolor de quien sabe que la vida es una esquina rápida y forzada. y lo dejas sin la duda de que pudo ser distinto. (p.102)
DOMINGO NAVARRO ORTIZ Poesía
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Domingo Navarro Ortíz Nacido en Beniel (Murcia), muy ligado a Cartagena (por su madre, y por su vinculación profesional inicial y vital-en el Llano del Beal y en la ciudad misma donde residió muchos años), a Fortuna (en su estancia como párroco en la Garapacha), y a Murcia (en su infancia, su asentamiento ya más tardío como profesor y su residencia actual), pero con estancias e hitos muy significativos en Granada y Salamanca. Su recorrido profesional y formativo da diversos giros, iniciados con un cambio pendular desde una titulación inicial como perito industrial en Alcoy (profesión que creo no llegó a ejercer), para hacer luego formación en Pedagogía y Teología, y el doctorado en Sociología. Lo que ha sido un nexo común conductor ha sido su ligazón vocacional y esencial con la educación, la enseñanza de jóvenes en secundaria y en la universidad. Así le recordamos del IES Isaac Peral, del Aula-Escuela de Magisterio (como experiencia de novedad e innovación pedagógica), de la Universidad Popular y en la UNED, todos ellos centros en Cartagena. Más tarde, dedicará muchos años hasta el fin de su carrera docente a las clases e investigación en Relaciones Laborales y en Trabajo Social de la Universidad de Murcia, siempre orientado por sus intereses en temáticas de la sociología de la cultura y en la precarización de los trabajadores. Si es posible encontrar una nota común en su creación es la vinculación, sinécdoque y sinestesia entre lo subjetivo, personal y vivencial, con lo social, ético y colectivo. Otras muchas dualidades (v.g. naturaleza y cultura) o polimorfias están presentes y quedan a la percepción del lector.
Poemario 1. 2. 3. 4. 5. 6.
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Universo de espejos (1983) Aurora, Arco de Silencios (1985) Apuntalando la memoria (1988) Como una presencia (1989) Olas y silencio (1990) Rumor de pasos (2000)
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7. Intemperie (2002) 8. Exilio del sueño (2004) 9. La doble sombra del ciprés (2012) Otros trabajos académicos 10. La tesis doctoral sobre Miguel Hernández presentada en 1995 y luego publicada como Miguel Hernández, su comprensión social del mundo (1997). Le acompañaron varios artículos relacionados con el poeta (evolución sociopolítica, religiosidad, corporeidad y sexualidad) 11. Navarro Ortiz, D.; Martínez Soto, A. y Pérez de Perceval, M. A., (2004). La vida en la sierra minera de Cartagena. Al que complementan varios artículos sobre el Beal y su zona minera. 1
Juan José Vera Martínez Universidad de Murcia
juverama@um.es
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1!N.Ed.
Cuando hablé con Domingo para pedirle su autorización para publicar estos poemas, me respondió desde el hospital donde llevaba postrado un més, antendido de dolencias no del todo esclarecidas. Se alegró mucho con la propuesta de publicar algunos de sus poemas en PLIEGUES. Entre bromas (muy propio de él) comentó que la alegría de esta petición era tal vez signo de un cambio en los últimos acontecimientos de su vida y quizás las cosas fueran mejor a partir de ese momento. No pudo ser, la muerte, tan referida en sus poesías, se lo llevó algunas semanas antes de que este texto viera la luz. Sea pues éste un modesto homenaje... “Cuano un amigo se va, algo se muere en el alma...”"
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RESEÃ&#x2018;A
RESEÃ&#x2018;A
JOSEP MOYA Maldad, culpa y responsabilidad. Ensayos psicoanalíticos y sociales.1 Comentario de Josefina García de Eulate Hanna Arendt escribe en: “Eichmann en Jerusalen, un estudio sobre la banalidad del mal” que el teniente coronel de las S.S. Adolf Eichmann, acusado de genocidio y crímenes contra la humanidad por participar en la expulsión y extermino de miles de judíos, no puede ser considerado como una personalidad criminal, ni mentalmente enferma, sino como un burócrata, un profesional que cumplía órdenes de sus superiores, sin pensar en sus consecuencias, simplemente un trabajador eficiente y sin sentimiento de culpa, que no se preocupaba por las consecuencias de sus actos, pudiendo compaginarlo con ser un padre y esposo ejemplar. Josep Moya escribe sobre la maldad, en las subjetividades de hoy en día, y se pregunta por los orígenes del mal, pregunta que ha recorrido la historia de la filosofía desde sus inicios. Analiza la capacidad de destrucción del ser humano en las últimas guerras, y se pregunta por la !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 1
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Moya, J. (2014). Maldad, culpa y responsabilidad. Ensayos psicoanalíticos y sociales. Barcelona S&P.
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responsabilidad ética de cada uno, como posibilidad de acotar lo mortífero que anida en cada sujeto. Estos días he participado en uno de los múltiples actos de recuperación de la memoria histórica que se está realizando en Navarra, para poder cerrar heridas que después de casi 80 años todavía siguen abiertas. Relatos donde la muertes sin piedad de vecinos, se acompañaron de silencios cómplices, amparándose en una ideología que hace que personas con valores éticos respetables hayan participado en juicios sumarísimos sin ningún tipo de garantía, y hayan condenado a morir a personas conocidas y con las que habían compartido las tareas cotidianas de la vida, por meras revanchas y odios alimentados en una coyuntura de enfrentamiento militar y por una fe ciega y delirante sobre el bien y el mal absolutos. Se mata por certeza, certeza colectiva, por no caer en el abismo de la incertidumbre se sacrifica a todo aquel que lo cuestione. Y luego el silencio, el miedo, el terror a hablar durante décadas, y las consecuencias en las siguientes generaciones. Dice Francisco Pereña en “La pulsión y la culpa” que “la violencia y la destrucción son condiciones ineludibles de la certeza de sentido”, y de cómo entre el hablante y el viviente hay un desencuentro, espacio vacío, donde hablante y viviente conviven pero no coinciden, donde nada más lejos que la certeza del encuentro, y ahí es donde la agresividad puede presentarse como lo insoportable de este no encuentro. Moya habla del “idiota moral” (de Norbert Bilbeny): aquel que no se pregunta sobre su participación en la violencia, sin pasión ni odio, sin sentir ningún tipo de emoción por lo que hacen, para el que las víctimas son despojadas de cualquier rasgo de humanidad, son objetos, con lo cual no hay ningún sentimiento por identificación con el otro que no es otro, sino que es nada. Los conflictos sociales, políticos, que a cada cual le tocan vivir, le confrontan con la seguridad de que la pertenencia a un grupo o colectividad le ofrecen para soportar mejor la angustia y el desamparo,
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Reseña de“Maldad, Culpa y responsabilidad” de Josep Moya por Josefina García de Eulate
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pero a costa de excluir la capacidad de pensar y de hacerse cargo de cómo se responsabiliza de las consecuencias de sus acciones y decisiones. Creer en Otro al que otorgamos el saber y el poder, exime de responsabilidad en una relación alienante. Estas y otras reflexiones, que Moya despliega en su libro, me parecen importantes en un momento social donde la crisis económica, el malestar subjetivo que conlleva, el aislamiento de amplios sectores de la población, fomentan frente al desamparo propio del sujeto humano, un añadido que a veces puede llevar a lo peor, y donde la posibilidad de hablar, de decir, de pensar, quizás pueden ofrecer una vía hacia una soledad compartida.
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Definición, objetivos, normas y directrices de publicación de PLIEGUES 1.- Definición y objetivos. PLIEGUES es una revista de la FEDERACIÓN de FOROS DEL CAMPO LACANIANO ESPAÑA que con el fin de dar a conocer, intercambiar y transmitir el trabajo y las elaboraciones de los psicoanalistas de nuestro contexto, a nuestro ámbito, a la comunidad científica y al contexto social, se propone publicar los artículos inéditos de colegas del estado español e internacionales, del Campo Lacaniano, así como de otros colegas psicoanalistas de orientación afín. La revista está abierta a aportaciones procedentes de otros campos del saber y de la cultura, que tengan alguna articulación con el Psicoanálisis, como eje de sus elaboraciones. Es objetivo fundamental de la revista, sostener un alto nivel de calidad y rigor en su contenido y forma. Para ello sigue los requisitos que se indican a continuación, que deberán tenerse en cuenta en los trabajos que se presenten para ser publicados. 2.- Orientaciones editoriales. Todo artículo solicitado a, o enviado por, un autor, será leído por dos miembros del Comité de Lectura (por el sistema de “juzgadores ciegos”), asignados por orden, cuyo listado se da a conocer en la revista, a los que se solicitará por escrito un comentario referido a: - Adecuación del contenido texto a la idea directriz de la revista y al número para el que se solicite la publicación. - Adecuación del contenido, comprensibilidad y coherencia de cara a la transmisión de los contenidos del artículo. - Adecuación de la forma, a los criterios de publicación que se especifican a continuación. - Para cada artículo se solicitará a ambos lectores de la comisión designados, su opinión sobre: recomendación de publicación o no, publicación con correcciones (especificando cuáles), reelaboración. "
Reseña de“Maldad, Culpa y responsabilidad” de Josep Moya por Josefina García de Eulate
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El Consejo Editorial se valdrá de las opiniones del Comité de Lectura, junto con criterios de programación de cada número para decidir la publicación del trabajo. Por ello la aceptación de un artículo no implica su publicación inmediata. El Consejo Editorial podrá recurrir a consultores “ad-hoc”, a su criterio y al del Comité de Lectores, en los casos que lo considere adecuado. 3.- Procedimiento de recepción y lectura de los artículos. a. Envío, por parte del autor, del texto por e-mail a los miembros del Consejo Editorial, de acuerdo con el calendario que se hará público en la WEB de la Federación de Foros del Campo Lacaniano, y anunciado en la web de la IF-EPFCL. b. Distribución al comité de lectores, para recabar la opinión sobre el artículo, en anonimato sobre su autoría. c. Recepción de las opiniones de los lectores, por parte del Consejo Editorial para la decisión final. d. Información al autor: ACEPTADO, ACEPTADO CON REFORMULACIONES (en este caso, es definido un plazo de 25 días, terminado el cual si el autor no ha reformulado el artículo, no será tenido en cuenta para la publicación), RECHAZADO. 4. Tras la aprobación, el autor tendrá que enviar al Consejo Editorial en el plazo de siete días hábiles, la copia definitiva de su texto por e-mail en formato Word o bien por correo ordinario. En tal caso se enviará un CD y una copia en DIN-A4. 5. Derechos de autor: la publicación de los textos implica la cesión inmediata y sin cargo, de los derechos de autor de la publicación en la revista, la cual tendrá exclusividad de publicarlos en primera mano. El autor conserva los derechos de autor para publicaciones posteriores.
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6. Publicación. Se aceptarán trabajos en los formatos que de forma orientativa se describen a continuación: Artículos: Análisis de un tema propuesto, llevando al cuestionamiento o a nuevas elaboraciones (aproximadamente 12 folios o 25.200 caracteres, incluyendo referencias bibliográficas y notas). Ensayos: presentación y discusión a partir de la experiencia psicoanalítica de problemas cruciales del Psicoanálisis en el que éstos conciernen a la transmisión del mismo (aproximadamente 15 folios o 31.500 caracteres, incluyendo referencias bibliográficas y notas). Reseñas: reseña crítica de libros o tesis de máster o doctorado, cuyo contenido se articule o sea de interés del Psicoanálisis (aproximadamente 60 líneas: 3.600 caracteres). Entrevistas: entrevista que aborde temas de Psicoanálisis o afines al mismo (aproximadamente 10 folios o 21.000 caracteres, incluyendo referencias bibliográficas y notas). Otros formatos se someten a decisión de la C.E. 7.- Directrices de presentación de los manuscritos. Formato: los artículos deben ser enviados por e-mail, en archivo Word, al Consejo Editorial en conformidad con lo indicado en la WEB de la FFCL ESPAÑA- F8 y en letra Verdana, cuerpo 12, espacio1,5, márgenes 2 cm. En caso de enviar por correo en formato escrito, la primera cuartilla del texto original debe contener solamente el título del trabajo, nombre completo del autor o autores, breve biografía(s) y su(s) respectiva(s) dirección(es) completa(s). Las demás páginas (conteniendo título y texto) deben ser numeradas, consecutivamente, a partir de 2. Ilustraciones: el número de figuras (cuadros, gráficos, imágenes, diagramas) deberá ser mínimo (máximo de 5 por artículo, salvo excepciones, que se pide sean justificadas por escrito por el autor y evaluadas por la CE) y deben venir en separado en archivo JPEG nombrados Fig. 1, Fig. 2, e indicadas en el cuerpo del texto el local de "
Reseña de“Maldad, Culpa y responsabilidad” de Josep Moya por Josefina García de Eulate
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esas Fig. 1, Fig. 2., sucesivamente. Las ilustraciones deben traer debajo un título o letrero con la indicación de la fuente, cuando haya. Resumen/Abstract: todos los trabajos (artículos, entrevistas) deberán contener un resumen en lengua española y un abstract en lenguas inglesa y francesa, conteniendo menos de 100 palabras. Deberán traer también un mínimo de 3 y un máximo de 5 palabras-clave (español), mots clé (francés) y key-words (inglés) y la traducción del título del trabajo. Las reseñas necesitan solamente de las palabras-clave, mots clé y key-words. Citas bibliográficas en el texto: las citas de otros autores que excedan 4 líneas deben venir en párrafo separado, margen 2 cm a la izquierda (además del margen del párrafo de 1,25 cm) y 1 cm a la derecha, tamaño y letra igual al texto. Los títulos de textos citados deben venir en itálico (sin comillas), los nombres y apellidos en formato normal (Lacan, Freud). Citas del texto mediante notas: a.- Las notas no bibliográficas deben ser reducidas a un mínimo, ordenadas por guarismos arábigos y arregladas como nota de pie de página o notas de final de texto antes de las referencias bibliográficas (citadas en el cuerpo del texto). b.- Las citas de autores deben ser hechas por medio del apellido, seguido del año de publicación del trabajo. En el caso de trascripción íntegra de un texto, la cita debe añadir la página en que aparece el texto referido. Ej: Tal como plantea el autor, su dificultad de decantarse por distintas opciones “Intentaré por tanto resistir una vez más a la pulsión o la espera de toma de posición…” (Derrida, 1997, p. 66). c.- Las citas de obras antiguas y reeditadas deben ser hechas como sigue: Ej: Kraepelin (1899/1999) d.- En el caso de citas de artículo de autoría múltiple: d.1.- Hasta tres autores el apellido de todos los autores se mencionará en todas las citas usando y (e) o &, de acuerdo con el ejemplo (Pollo, Rossi & Martielo, 1997). d.2.- Entre cuatro y seis autores el apellido de todos los autores se cita en la primera, como arriba. De la segunda cita en adelante solamente se menciona el apellido del primer autor, como abajo (Pollo, 1997, p.). "
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d.3.- Más de seis autores en el texto, desde la primera cita, se menciona solamente el apellido del primer autor, pero en las referencias bibliográficas se escriben los nombres de todos los autores. e.- Cuando haya repetición de la obra citada en la secuencia de la nota debe venir indicado Ibíd., p. (página citada). f.- Cuando haya citas de la obra ya mencionada pero fuera de secuencia de la nota, debe venir indicado el nombre de la obra en itálico, op. Cit., p. (Fetischismus, op.cit., p. 317). g.-Referencias Bibliográficas (Directrices APA). Ejemplos: 1.- Libro de Obras Completas: Freud, S. (1894). Obsesiones y fobias. Obras completas. Madrid, Biblioteca Nueva (1972). 1: 178-183. 2.- Libro: Popper, K. (1963). Conjeturas y refutaciones. Buenos Aires, Paidós (1967). 3. Capítulo de libro: Foucault, M. (1972) Du bon usage de la liberté. Histoire de la folie à l’âge classique. In: M. FOULCAULT. Paris, Gallimard: 440-482 4.- Específicamente en la obra de Lacan: Para los Escritos: Lacan, J. (1960). Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. Escritos 2. Madrid, Siglo XXI (1985). 2: 773-807. Para los seminarios publicados: Lacan, J. (1960-61). Libro 8: La transferencia. El seminario de Jacques Lacan. Barcelona, Paidós (2003). Para los seminarios no publicados: Lacan, J. (1967). Libro 14. La lógica del fantasma. El seminario de Jacques Lacan, sesión del 7 de Junio del 1967 (inédito). 5.- Artículo en periódico científico o revista: Kandel, R. E. (2001). "Un nuevo marco conceptual de trabajo para la Psiquiatría". Clínica y pensamiento (3): 11-31. 6. Obras antiguas con reedición en fecha posterior: Alighieri, Dante. Tutte le opere. Roma: Newton, 1993. (Publicación original 1321).
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7. Tesis y disertaciones no publicadas: Navarro, D. (1994). Miguel Hernández y su comprensión social del mundo. Sociología e Historia Económica. Murcia, Universidad de Murcia: 748. 8. Trabajo presentado en congreso, no publicado: Nominé, B. (2008). ¿Para qué sirve el Pase? V Encuentro Internacional IF-EPFCL. Sao Paulo. 9. Obra en prensa: En el lugar de la fecha deberá constar (En prensa). 10. CD Rom: Lacan, J. (1967). El seminario de Jacques Lacan Libro 15. El acto psicoanalítico, CD-Rom obras completas, Folio Views. 11. Página web: Panorama. Entrevista a Lacan. La dificultad de vivir. 21 diciembre 1974. Disponible en http://www.ffcle.es!
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