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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
El Mercado Principal de Mérida
(1886-1987)
A 20 años de su quema
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
El Mercado Principal de Mérida
(1886-1987)
A 20 años de su quema
Carmen Teresa García R. Gladys Gordones Rojas Lino Meneses Pacheco Editoras / Editor
Universidad de Los Andes Museo Arqueológico Gonzalo Rincón Gutiérrez Ediciones Dábanatà
El Mercado principal del Mérida (1886-1987). A veinte años de su quema © Carmen Teresa García, Gladys Gordones Rojas y Lino Meneses Pacheco Primera edición, 2007 Museo Arqueológico “Gonzalo Rincón Gutiérrez” / ULA Ediciones Dábantà Diseño Gráfico y diagramación: Levy Apolinar Márquez (0414) 7525006 • levyapolinar@yahoo.com Portada: Mural de Lucrecia Chávez para no olvidar al antiguo Mercado Principal de Mérida. Foto: José A. Nuñez Impreso por: “HECHO EL DEPÓSITO DE LEY” Depósito Legal: LF23720073011654 ISBN:
El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
En Memoria de Oswaldo Jiménez María Simona La cruz Emérito Prieto Apolonia Peña (Pola) Ligia Hernández y a todas las trabajadoras y a todos los trabajadores que resistieron (1981-1987) a la mudanza del Mercado Principal de Mérida
Carmen Teresa García y Oswaldo Jiménez
Celebración de los 100 años del mercado. Foto: Oswaldo Jiménez
El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
La historia es un proceso desarrollado en el devenir del
Contexto sociopolítico donde se dió la quema del Mercado a manera de Introducción
tiempo por las mujeres, los hombres, los ancianos, las ancianas, los niños y las niñas agrupados/as en sociedad. Como proceso, la historia no puede ser vista de manera parcelada, ni como la acumulación de hechos inconexos. La quema del Mercado Principal de Mérida en el mes de mayo de 1987 así lo demuestra. Mil novecientos ochenta y siete fue una año muy particular para los y las habitantes de la ciudad de Mérida, seguramente, aun en nuestros días, muchos/ as lo recuerdan y lo viven con
Gladys Gordones Lino Meneses
mucha pasión. 1987 fue un año en que la población merideña salió a las calles de la ciudad a protestar de manera abierta y decidida la muerte de Luis
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Carballo Cantor de manos de un abogado vinculado al poder políticoeconómico merideño de ese entonces y fue el año de la quema de la antigua sede del Mercado Principal de Mérida, ubicada en pleno centro de la ciudad. Pero es que el año 87 del siglo XX no fue solamente bastante particular para los merideños y las merideñas, lo fue también para los y las habitantes de toda Venezuela. Habría que recordar que el 4 de Diciembre de 1983 se realiza en Venezuela una elección presidencial que daría como vencedor a Jaime Lusinchi, candidato postulado por aquel partido llamado Acción Democrática (AD). Derrotó al principal contrincante, el sempiterno candidato del otro partido llamado COPEI, Rafael Caldera que obtuvo un segundo lugar en aquella contienda electoral que también favoreció a los adecos otorgándole la mayoría de los/as diputados/as y senadores/as del otrora Congreso Nacional. Eran tiempos de la guanabana, llamada así por la supuesta alternancia del poder político, un periodo los blancos (adecos) y otro los verdes (copeyanos). En fin, tanto blancos como verdes siempre beneficiaban con sus políticas a la burguesía nacional y al capital internacional. La guanaba adeco-copeyana que emergió con el famoso pacto de Punto Fijo, venía mostrando fatiga producto de una profunda crisis política, económica y social que se había abonando por las políticas erradas del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez y de Luis Herrera Campins. A pesar de la propaganda eficaz para ocultar la realidad político-social, en el período de Lusinchi la crisis era generalizada. Las grandes mayorías se organizaban y se movilizaban para no perder sus conquistas sociales. La crisis por la cual atravesaba Venezuela, agudizada por el famoso “viernes negro” desatado en el período de Herrera Campins y los bajos ingresos provenientes de la renta petrolera, mostraba para ese entonces distintas facetas: el robo descarado de los dineros públicos por parte de la clase política adeco-copeyana, el barraganato, la deuda externa contabilizada en más de 30.000 millones para el momento, el alto costo de la vida, el
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deterioro en general de los servicios públicos que fortalecía la tendencia hacia la privatización de la salud y la educación, la falta de vivienda de interés social que llevó a las comunidades a organizarse en el movimiento de los “sin techo” y la represión política hacia los movimientos sociales, son elementos que caracterizaron el período presidencial lusinchista. La represión policial fue la repuesta dada por el gobierno adeco de Lusinchi a las exigencias de los movimientos sociales que se encontraban en la calle luchando por elevar la calidad de vida de los venezolanos y las venezolanas. Aun estaba fresca en la mente del pueblo venezolano la Masacre de Yumare, ejecutada por un comando de la Disip, en el mes de mayo de 1986, en estado Yaracuy, cuando sucedió la muerte instantánea del estudiante de la Universidad de Los Andes Luis Carvallo Cantor de manos de un abogado que le disparó con un arma de fuego cuando celebraba la culminación de su carrera aquel 13 de marzo de 1987. Los/as habitantes de la ciudad de Mérida repudiaron de manera enérgica el crimen perpetrado. Calles bloqueadas con barricadas, saqueos a los comercios de la ciudad, el saqueo y la quema de la casa de AD, ubicada para ese entonces en la sede actual del Museo de Arte Colonial de Mérida, forzó al gobierno a decretar la suspensión de las garantías constitucionales y a traer refuerzos militares de otras regiones del país para tratar de controlar la situación. Para aplacar la revuelta merideña, el gobernador de ese entonces llamado Carlos Consalvi, con la anuencia del famoso ministro del interior José Ángel Ciliberto, terminó militarizando la ciudad. El balance de la represión policial en Mérida, desde el 13 al 19 de marzo, fue de estudiantes heridos, allanamientos y detenciones sin ordenes judiciales. El conflicto merideño adquirió dimensiones nacionales y se trasladó a Caracas, Maracay, Cumaná, Maracaibo, Barquisimeto, Trujillo y Barcelona, entre otras ciudades. En el mes de abril continúan las grandes movilizaciones que son reprimidas por el gobierno del momento. En mayo, a un año de la Masacre
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de Yumare, el gobierno encarcela en la cárcel de la Pica en el estado Monagas bajo la jurisdicción de los tribunales militares a 28 dirigentes sociales del oriente venezolano, de cuales muchos eran estudiantes de la Universidad de Oriente. La respuesta ante la militarización del conflicto por parte del gobierno lusinchista fue una huelga de hambre nacional que se inició en UDO-Anzoátegui y se amplió a Caracas, Maracaibo, Mérida y Maracay. Durante las manifestaciones de apoyo a los huelguistas de hambre, cae asesinado el estudiante de ULA-Trujillo Jhony Villaroel, situación que llevó a la radicalización del conflicto de calle que desembocó en el levantamiento de los juicios militares, la libertad de los dirigentes presos en la Pica y consecuentemente en el triunfo de los movimientos sociales de ese entonces. En este contexto político-social que arropaba a toda Venezuela se produce la quema del Mercado Principal de Mérida el 31 de mayo de 1987. Desde 1981 los trabajadores y las trabajadoras del antiguo Mercado Principal de Mérida se habían organizado en la Asociación en Defensa del Mercado para enfrentar la decisión del Concejo Municipal de Libertador de mudar al mercado del centro de la ciudad hacia lo que es hoy la avenida Las Américas, donde actualmente se encuentra. Ya para el año de 1983 se había iniciado la construcción de la nueva sede; sin embargo, desde que se produjo la decisión del Concejo en el año 81, los trabajadores y las trabajadoras había resistido a las pretensiones de la mudanza y la demolición del local. Un año antes de la quema, el 19 de abril de 1986, la Asociación en defensa del Mercado había celebrado de manera exitosa los 100 años de funcionamiento del Mercado Principal de Mérida. Un año y un mes de después de aquella celebración queman el mercado. Conociendo todo este contexto político y social, no es gratuito que la policía política (Disip) y el ministro del interior José Ángel Ciliberto, hayan declarado públicamente que el Mercado Principal fue quemado por manos criminales pertenecientes al partido Bandera Roja.
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Con la quema del Mercado Principal, realizada de manera premeditada y con alevosía, se buscaba, tal como se demostraba con las declaraciones del ministro del interior y el jefe de la Disip de ese entonces, resolver al mismo tiempo dos aspectos de la vida política-social de Venezuela. En primer lugar, se buscaba desprestigiar y aplacar a los movimientos sociales que impulsaban las luchas populares de ese entonces endosándole un delito común para dividirlos y restarle el apoyo de las grandes mayorías del país. En segundo lugar, el aprovechamiento de los/as políticos/as locales del momento de la convulsión política que vivía Mérida y el país en general para sacar de raíz al antiguo Mercado Principal de Mérida del centro de la ciudad, ya que se estaba construyendo para ese momento la nueva sede en la avenida Las Américas. A veinte años del incendio que destruyó el Mercado Principal de Mérida en el centro de la ciudad, hemos querido entonces entregarle a las merideñas y a los merideños esta obra que busca rescatar la historia del que fue hasta finales de los años ochenta del siglo XX un espacio social, cultural, económico y genuinamente democrático que fue construido desde finales del siglo XIX con mucho esfuerzo y trabajo por diversas generaciones de hombres y mujeres merideños/as. No queremos terminar esta introducción sin expresar nuestros sentidos agradecimientos a la Asociación Civil Tatuy por habernos facilitado información gráfica de las luchas realizadas por el rescate de la memoria de las trabajadoras y los trabajadores del antiguo Mercado Principal de Mérida, a Nancy Hernández por su apoyo incondicional a esta publicación y Alejandra Ayala por haber transcrito en computadora los trabajos que forman parte de este libro.
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Limpiando el Mercado. Foto Oswaldo JimĂŠnez
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Historia del
Mercado Principal (1886-1987)1
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Celebración de los 100 años del mercado. Foto: Oswaldo Jiménez
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veinte años del incendio que destruyó el Mercado Principal de Mérida considerado como uno de los lugares de encuentro social y de actividad socio-económica merideña en el centro de la ciudad, quisiéramos recordar lo que este espacio significó para nuestros y nuestras ancestros/as y además rescatar esta historia local y regional para las nuevas generaciones. Por tal razón, el presente trabajo surgió como producto de dos motivaciones fundamentales: en primer lugar como expresión del amor y compromiso por nuestra ciudad, a la que le quisimos entregar parte de nuestro saber hacer y la segunda motivación tenía que ver con la defensa del trabajo (ya que la mudanza del mercado dejaría a muchos y muchas trabajadores/ as en “la calle”), en una época (1985) en que los índices de desempleo eran altamente peligrosos para nuestra salud social como pueblo. Esta investigación fue una experiencia de trabajo multidisciplinario sobre el Mercado Principal de Mérida (1886-1987) que estaba
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condenado a ser demolido y sus trabajadores/as habían emprendido una lucha por su permanencia en el lugar de siempre. Se utilizó una metodología etnosociológica combinado técnicas como investigación permanente, observación participante y las usuales técnicas de investigación documental y sociológica. Es decir, se hizo una reconstrucción etnográfica y una reflexión antropológica del objeto de estudio.
Historia del Mercado Principal de Mérida La Mérida en que surge el mercado. Era una ciudad con estructura rural, donde su economía era predominantemente cafetalera, que orientaba o servía de hilo conductor de todo un sistema agroexportador que se vinculaba más hacia el exterior, vía el Lago de Maracaibo, situación aunada al aislamiento de la ciudad por un lado y a los factores físicos por el otro, basta recordar los terremotos ocurridos durante el siglo XIX, en especial los de 1812 y 1894, los cuales ocasionaron la destrucción de los pocos procesos urbanizadores que se habían realizado en la ciudad. Ese proceso accidentado en la consolidación del urbanismo, se evidencia en las impresiones dadas por Don Tulio Febres Cordero acerca de la estructura social de la Mérida de esa época, quien expresa que: “Era una ciudad sedentaria de letrados, eclesiásticos y de agricultores y de grupos de estudiantes andariegos...” (1991. Tomo VI: 248) El sistema agroexplotador, junto con la universidad y la iglesia conformaban los entes de control social y económico. La actividad cafetalera tenía en su seno -como es lógico pensar- los cultivos dirigidos a otros países y una producción local, bien sea para cubrir las necesidades del mercado interno y para que el campesinado carente de recursos tuviera su subsistencia.
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Esta actividad agroexportadora generó un aislamiento del resto del país a la par que un acercamiento a la metrópolis dominante, situación que por lo demás dinamizó el comercio y la artesanía de la región, puesto que las necesidades de la población, no se podían cubrir con las mercancías de lujo que las élites dominantes traían al país vía el Lago de Maracaibo. El estado Mérida posee “... una gran variedad de pisos climáticos que fueron aprovechados para la producción de toda clase de frutos, además del café en orden importancia, caña de azúcar, cacao, maíz, trigo, papas, arvejas, frijoles, cebada, tabaco, ajos, cebolla, habas, hinojo, etc...” (Picón Salas, 1943:4). Además, Mérida se caracterizaba por ser una ciudad de “cultura provinciana” “...de mucho madrugar, andar a caballo, por la posesión agrícola”... y que por los malos caminos y que todo no podía traerse de las costas en lomo de mula, la inventiva autóctona debía sustituir frecuentemente las deficiencias técnicas y los reclamos de la producción” (Ibíd.,). Así se improvisaron trilladoras, molinos, cilindros, entre otros instrumentos de labor, permitiendo así que la tracción animal fuese más tarde reemplazada por la fuerza hidráulica. Esta cultura provinciana —según palabras de Mariano Picón Salas— va a dar como resultado una tradición artesanal que se expresa en un modo de vida que aún se puede contemplar en nuestro paisaje, es decir, la típica casa “blanca” con su huerto doméstico, con su horno para el gran amasijo, su gallinero, sus árboles frutales y hasta su colmena de abejas. Donde perviven: “Ancestrales manufacturas de alfombras, cobijas (telares de Mucuchíes), confites, bocadillos, de una limpia talabartería”... violines y requintos de confección aldeana. “.. muñecos de animes para pesebres y santos de toda índole.. petates y esteras de Lagunillas... todo ello expresión de un pueblo laborioso que tenía que complementar con sus manos, lo que no, le daban los estrechos conucos” y que magistralmente llamó: “la cultura que no está escrita en los libros.” (Ibíd.)
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Mercado de Los domingos en la Plaza Mayor Son estas las condiciones socio-económicas que van a requerir una determinada relación de intercambio, y es en este contexto donde se origina el tradicional mercado de los domingos Don Tulio Febres Cordero (1885: 8) cronista de la época dibuja el mercado en la Plaza Mayor frente a la Catedral “...al salir de la misa. La gente se paseaba por el mercado, para vender y comprar los frutos verduras y las granjerías de entonces”, quien lo describía cómo se desarrollaba esta actividad los domingos en los siguientes términos: “Prescindimos de los preparativos de la víspera... Ha venido la gente de los pueblos vecinos y de los campos... Todo el mundo mañanea...No hay colores políticos, ni distinciones de ninguna clase... La extraña fiesta llama a todos los ciudadanos a la plaza pública donde desde el amanecer se levantarán kioscos y se disputan los mejores puestos. A las 10 a.m. el gentío es inmenso, plaza pública, calles posadas, y establecimientos inmediatos, todo repleto todo invadido por la muchedumbre variada y caprichosa que se apiña y se disipa, que avanza y retrocede. Jinetes, amazonas, banderas tricolores, ramos de flores, cestas de frutas etc. Oyese en la plaza como el rumor del caudaloso río... y no ha habido programa ni previo llamamiento ni anuncio en los periódicos y sin embargo el suceso es famoso en la comarca... Todos lo esperan a todos preocupa y esta fiesta es frecuente... Es semanal... Es el día del Mercado... “ No solamente este espectáculo fue llamativo para los escritores nativos, también Antón Goering (1893:8) en su libro Venezuela, el más bello país tropical hace interesantes comentarios sobre este fenómeno económico social “ya que se trafica con los productos de los climas más diversos “cereales, patatas, mantequilla, quesos, guisantes, coles, diversas, siendo Mucuchíes el principal proveedor”. También le llamó la atención el encuentro de los campesinos de diferentes pueblos con sus mercancías y los alborotados regateos que se daban entre ciudadanos y aldeanos, dándole a la ciudad de aquel entonces el impulso necesario para el desarrollo comercial.
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El Mercado de la Plaza se Muda. Como producto del enfrentamiento entre el gobierno y la Iglesia, debido a las concepciones políticas del entonces Presidente de la República Guzmán Blanco, quien no veía con agrado el enorme poder económico que se había acumulado alrededor de los sectores religiosos y que constituían para aquel entonces un poder en la ciudad, como lo asegura el historiador Luis A. Ramírez Méndez (2005:143) quien menciona: “...cuando las monjas —refiriéndose a las monjas del Convento de Santa Clara de Mérida— fueron exclaustradas la edificación estaba muy deteriorada. Luego fue utilizada como taller de imprenta y depósito, parte de sus instalaciones fueron destinadas al mercado público y se desplomó en el terremoto de 1894” Después de la clausura de dicho Convento que estaba ubicado en la Av. 2 (entre calle 21 y 22), parte de este establecimiento fue destinado para el Mercado Principal, puesto que la manzana y edificaciones pasaron a ser patrimonio de la Municipalidad, una parte y la otra a la Universidad en 1.880, la parte que fue donada a la Municipalidad fue acondicionada y habilitada para el importante servicio del Mercado. Henriette Arreaza (1981) señala que esta decisión de ser trasladado o no el Mercado de la Plaza al patio del Convento de las Clarisas, se convirtió en punto central de las discusiones y fue el dolor de cabeza de Ediles y vecinos en mayo y junio de 1879 según las actas del Concejo Municipal y los mensajes del Presidente de Estado a la Asamblea. En 1889, la discusión se centró en sí era lícito o no, que el Mercado funcionara los domingos, hasta que se acordó respetar el día de fiesta, prohibiendo el día de mercado ese día y desde entonces se institucionaliza el clásico lunes de Mercado.
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El Mercado de los lunes Este hecho fue descrito por Don Mariano Picón Salas (1953:29) en su libro Viaje al Amanecer con el título de “Mercado de los Lunes”, de la siguiente manera: “Los lunes amanecían llenos de fragancia rural, cruzado de burritos y bueyes cargueros que conducían a la plaza su olorosa producción de frutas y verduras, de gritos de vendedores, de trajes de indios que bajaron hasta Mérida con su Tapizadas ruanas..” Una vez institucionalizada la mudanza para el Convento de Clarisas, en 1882 se comenzarán las obras de refacción y de esta manera las edificaciones fueron cambiando a medida que transcurrían los tiempos. En este año “empezaron a construirse en 1882 las piezas y galerías necesarias al efecto, poniéndose en servicio el 19 de abril de 1886. De entonces para acá se ha venido mejorando paulatinamente el gran local con la construcción de nuevas piezas y conveniente pavimentación de los patios” (Febres Cordero, 1991. Tomo IV:53)
El Mercado como parte importante del centro urbano El mercado va adquiriendo una significación en el centro, ya que de simple plaza, las autoridades de entonces fueron construyendo sobre los terrenos del antiguo convento, una edificación funcional para el mercado que va a sumarse a la arquitectura del centro de la ciudad, además de las casas y edificaciones religiosas de la época. El cometido de diseñar y de construir un local para el mercado nos indica que esta actividad tenía
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mucha significación para los sectores gobernantes del momento y para el público en general. En así como de actividad “callejera” que era, el mercado adquiere personalidad propia y reclama una estructura arquitectónica. De esto se encargaran los sucesivos gobiernos tanto estadales como municipales como lo reseña José Ignacio Lares (1895) quien manifestó que el mercado fue comenzado por la Municipalidad de Mérida bajo el gobierno del General Juan Bautista Araujo, primer presidente constitucional de Los Andes y era administrador de rentas el ilustrísimo señor Don José Vicente Nucete, gala de las letras Merideñas quien levantó el primer departamento, que da frente a la calle de la Igualdad. Pareciera una ironía de la historia, pues fue precisamente un Nucete quien tuvo que ver con el comienzo de la construcción del Mercado Principal. Bajo el gobierno del General Rosendo Medina (1883-1884) se construyó el segundo departamento con su respectiva galería y parte del patio, y continuó el tercero y cuarto departamento sin concluirlos,
Interior del mercado. Foto: Oswaldo Jiménez
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dado que esta tarea le correspondió al General Francisco Álvarez quien le sucedió en el ejercicio en 1886. Este lugar se fue convirtiendo en su sitio de usos múltiples, así durante la Guerra Federal, según Lares (1895) este edificio sirvió de lugar de acuartelamiento de tropas. Esta situación y el terremoto de 1894 trajeron como consecuencia que el Dr. Atilano Viscarrondo, se diera cuenta del grado de deterioro en que estaba el Mercado Principal, por lo cual, ordenó repararlo, concluirlo, y techarlo por cuenta del Estado para ser inaugurado, aprovechando la celebración del Centenario del Natalicio del Mariscal de Ayacucho, celebración que tenía carácter nacional. José Ignacio Lares (1895: 395) recogió toda la información de este magno evento y describió el mercado una vez restaurado así: “Los tres anchos portales que miran para las tres calles distintas dan entrada al gran claustro del Mercado. El espacioso patio comprendido dentro de cuatro dilatadas galerías está dividido en cuatro cuarteles, por dos hermosos pasajes, cuyas techumbres de hierro galvanizados están sostenidos por dos órdenes de columnas cada una. Estos pasajes, que el uno mide 80 metros de extensión y 60 el otro, se cruzan en el medio, formando de este modo en el centro del recinto un espacioso trocadero...” Así en el año de 1895, el Mercado Principal, con esa celebración del Natalicio del Mariscal Sucre se consagra como el lugar más importante de la ciudad, es más podemos decir con propiedad que se convierte en el Forum de la ciudad. Veamos lo acontecido en el mes de enero de ese año en ese local que acabamos de describir en la pluma de Lares (1895: 396): “La mañana del 5 de enero de 1895 el presidente del Estado seguido del, Cuerpo Oficial del Ilustre Concejo Municipal
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(General Pedro Trejo Tapias) se dirigió del Palacio de Gobierno al edificio del Mercado para inaugurar esta obra de tan notable importancia, no sólo por sus grandes dimensiones sino también por la urgente necesidad pública que viene a satisfacer...” “... El presidente del Consejo a cuyo cargo había estado la obra, entregó al presidente de los Andes, éste expresó animadas y brillantes frases, y quedó inaugurado el suntuoso edificio, que fueron acogidos por el público con aplausos y muestras de satisfacción.” Subió después a la tribuna el popular orador Don Tulio Febres Cordero, designado por el Consejo Municipal para pronunciar el discurso de orden en aquella ocasión...” Este se refirió a la importancia del servicio prestado por el local inaugurado. Dos días después el Consejo Municipal realizó el acto con motivo del Centenario del Natalicio del Mariscal Sucre, el discurso de orden estuvo a cargo de Gonzalo Picón Febres, en el recinto del Mercado Municipal a las 8 p.m. de ese día, en sesión solemne, en donde también se reveló un retrato al óleo de Sucre.
Las actividades del Mercado se Reglamentan El edificio del mercado se convirtió en una especie de forum de la ciudad del siglo XIX, gracias a su multifuncionalidad, las autoridades lo escogieron como recinto para celebraciones importantes, para cuartel de las tropas del gobierno. En fin, este edificio sirvió como medio para que el gobierno se fuese ejercitando en la urbe. En el año 1895 se comienza a normar la actividad del mercado. Henriette Arreaza (1981) se refiere a las informaciones de un diario de la
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época (El Constitucional, noviembre de 1895) y del estudio de las Actas del Consejo de febrero del mismo año, en donde aparecen los primeros acuerdos o legislación sobre esta materia, por ejemplo: se decide contratar un obrero para la limpieza de los expendios de carne, los cuales se sitúan en el corredor interior de la parte sureste del local y se prohíbe cualquier acto que no sea del mercado, aparte de que se establece el primer reglamento del mercado, donde se acuerda que los portones principales van a ser los sitios de descarga de mercancía y se asignan además, los impuestos de pisos. Lo que permitió que a finales de siglo se crearan los principios legislativos y jurídicos de lo que será nuestra normativa urbana sobre esta actividad que ha perdurado en el tiempo. El MPM se fue convirtiendo en un elemento urbano que necesitaba que fuera claramente diferenciado, legislado, abandonándose así cualquier pretendida provisionalidad y formándose a su alrededor, toda una cultura urbana propia, y por ende, a partir de allí, se puede hablar entonces de ciudad con más propiedad.
El Mercado Principal se convierte en un espacio de encuentro Es precisamente por su multifuncionalidad y por ser un espacio de reencuentro, que este local vino a llenar un carencia: un lugar para espectáculos de la ciudad, pues este recinto sirvió de teatro, de pista de baile, de gran salón en las fiestas de carnaval, de espacio para encuentros deportivos como boxeo, plaza para el encuentro de gente amiga, sala para las primeras películas del cine mudo, donde el pueblo merideño pudo contemplar las estrellas de aquel entonces. Cuando realizábamos la investigación bastaba con preguntarle a los/as abuelos/as merideños/as, para comprender como este espacio servia para que la cultura, en el sentido más amplio, se expresara.
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El mercado como espacio fue adquiriendo importancia a medida que se gestó el desarrollo histórico-urbano propio en el transcurrir del tiempo y como tal se fue transformando en sus aspectos económico, arquitectónico, social y cultural. No es pues, azar, la afirmación de Cyril S. Belshaw (1965) quien manifestó que detrás de la operación oferta-demanda hay una red de trato de persona a persona que persistirán indefinidamente más allá de las simples transacciones.
El Mercado Principal en el siglo XX El lugar y edificio del MPM que se ha venido historiando llega a los años cuarenta del siglo XX derivado de las políticas de abastecimiento de entonces. La Sra. Julia Peña Carrero (1985)2 , trabajadora del MPM por más de cuatro décadas, en las largas conversaciones que hacíamos, recordaba que había sido bajo el gobierno del General López Contreras y estando en el gobierno Regional el Sr. Pedro José Godoy, que se emprende la obra que van a ser el local que llega a 1987, ignoraba las razones para la demolición del antiguo local, pero lo cierto era que se habían mudado a los/as trabajadores/as para la Plaza de Belén, manteniendo la actividad los días lunes. Luego al ponerse en funcionamiento el nuevo local se da un hecho que va a dar una idea del dinamismo de la ciudad de aquel entonces.
El Mercado Principal comienza a funcionar todos los días Este hecho socioeconómico lleva a pensar que la economía de estos años requería mayores necesidades de comercialización, que no estaban desligadas de los ingresos que se empiezan a generar como consecuencia por una parte de los recursos petroleros que comienzan a
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cambiar el rostro del país y por otra parte, en aquellos años se va a sentir y materializar lo que se ha llamado la crisis de la agricultura, que afectó precisamente la producción de frutos como el café y generó el éxodo del campesinado a la ciudad. Un mercado que estuviese abierto todos los días requería de compradores/as y de un grupo importantes de comerciantes provenientes de la descomposición del sector rural merideño y que va generar un impacto en el crecimiento urbano de la ciudad, pues muchos de los barrios cercanos al mercado surgieron justamente en la década de los 40 (por ejemplo: Pueblo Nuevo y Santo Domingo) y su gente estaba estrechamente vinculada al mercado desde entonces. Según los testimonios orales de los/as trabajadores/as de este establecimiento, durante el Gobierno de Acción Democrática (19451948) bajo el mando del Dr. Alberto Carnevali, el mercado estuvo abierto diariamente, aunque la tradición se acentuaba más en los días sábado y lunes, lo cierto es que desde esa fecha comienzan a instalarse los/as comerciantes de forma estable sobre todo los locales que dan hacia los cuatro costados, (calle 21, avenida 2, calle 22 y pasaje Tatuy) y lo que se denomina “casilla” que son las que estaban ubicadas alrededor del cuadro interior. Para ese entonces, las cocinas y carnicerías estaban en el primer piso y no existía la buhonería en el pasaje Tatuy.
El segundo reglamento del Mercado Principal A mediados de siglo, el Alcalde Mayor Rafael Uzcátegui y el Presidente del Estado Homero Sánchez Berti, promulgan el segundo reglamento que se conoce sobre el MPM que resuelve: las funciones del sitio, la distribución de los/ as vendedores/as por renglón y la ubicación de la administración. Igualmente se deciden los nuevos impuestos por piso, categoría y renglón, las atribuciones del personal, se define y reglamenta las actividades de las personas revendedoras y comerciantes y por último, se señala las disposiciones sanitarias con relación
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a los vendedores, a los productos y al aseo y mantenimiento del local (Gaceta Municipal del Concejo Municipal del Dtto. Libertador de Mérida, 15/7/1950). Según testimonios de la gente trabajadora con más tiempo en el mercado, esta ordenanza fue cumplida a cabalidad durante esa década, pero también hay que resaltar que el país vivía un régimen dictatorial.
El abandono interesado del Mercado Principal En la década 70 este reglamento se convirtió en letra muerta a decir de los/as trabajadores/as, pues de no haber sido así, se hubiesen corregido muchas deficiencias y vicios que presentaba el mercado. A partir del período democrático (1958 en adelante) se lanza lentamente una campaña de olvido y se deja que transcurran los años en su labor destructora sobre este local y sólo reconocen que durante el periodo 19741978 se hicieron algunas reparaciones de menor importancia. Pero según testimonios también se comenzó una campaña soterrada -y simultánea al olvido- sobre la demolición del local del mercado viejo. En esos años el MPM fue dejado como un barco a la deriva, además del uso desgastante, debido a las actividades propias de esta comercialización y a la ausencia de mantenimiento por parte de los gobiernos municipales de entonces y lo más triste –decían- es que este lugar de encuentro y de intercambio fue muy importante para muchas generaciones de merideños/ as y de muchas oleadas de turistas.
Sentencia de Muerte del Mercado Principal. Pero no solo se dejó a la deriva y en el olvido a pesar de que era el lugar más democrático del centro de la ciudad, sino que la administración y el Presidente del Cabildo Merideño el Abogado Jesús Rondón Nucete,
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dicta su “sentencia de muerte” e inicia la construcción de un local en la Av. Las Américas destinado supuestamente, a alojar los/as trabajadores/as de viejo mercado. La Cámara Municipal y su presidente apoyan la decisión recurriendo a un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Económica y Sociales de la Universidad de Los Andes (IIES) en el año 1967, donde se hace una investigación que consistió en un conteo de los puestos y se describen los renglones, sin entrar en menores detalles sobre la gente que trabajaba en este centro y su situación económica. De manera interesada, se hace énfasis en los defectos que no son propios del mercado sino de la deficiencia de los servicios. Estas carencias no era faltas de los/as trabajadores/as del mercado, sino precisamente deficiencias de los servicios públicos que dependen del mismo Concejo Municipal. Las razones que alegaba el presidente de la Cámara Municipal fueron de una forma interesada e incorrecta para justificar la mudanza del MPM, dado que dicho estudio lo que recomendaba era la construcción de mercados periféricos, pues hacían énfasis solamente en los aspectos físicos sin tomar en cuenta el conjunto de relaciones culturales e históricas, la comunidad de trabajadores/as y la importancia de este lugar en el centro desde el punto de vista sociológico y antropológico. En tal sentido, el Presidente del Cabildo en esa oportunidad manifestaba que Mérida debía ser una ciudad moderna y dinámica, pero al mismo tiempo armoniosa agradable y bella, siendo necesario que el pasado esté más en la conservación del espíritu de sus características, que en la preservación de lo material. Indudablemente que este pensamiento forma parte de una cultura del petróleo como decía Rodolfo Quintero (1985), que busca endeudar el municipio para que la Mérida de siempre se convierta en una ciudad “moderna” en la que el esfuerzo de las generaciones que nos antecedieron que han quedado plasmados en estos espacios, se destruya y simultáneamente se borre de nuestra memoria colectiva. Esta propuesta tiende a la destrucción de nuestra única cultura, la labrada por nosotros/as
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mismos/as a través de la historia y la que no aparece -por supuesto en las revistas extranjeras, que hablan de “progreso”. Al consultar los estudios realizados sobre el MPM (IIES-ULA, 1967 y FUNDACOMUN, 1974) encontramos que solo se hace énfasis en la estructura física donde se desarrolla la actividad, pero en nuestra observación, también hallamos que la estructura material-cultural de este importante lugar de la ciudad, no ha sufrido muchas variaciones en cuanto a lo que tradicionalmente relataron los cronistas. Pues, desde su inicio el mercado ha sido receptáculo de la inmensa riqueza agrícola y artesanal del Estado, que a pesar del abandono en que se encontraba el local y su crecimiento por las otras formas de comercialización y nuevos renglones que se incorporan, se ha respetado la estructura tradicional y su función. Estas nuevas formas, hizo que el MPM se desbordara por las calles adyacentes y se inundara de gente el pasaje Tatuy con la ubicación de un buen número de buhoneros/as y vendedores/as ambulantes, consecuencia normal de la realidad que se venia concretando, a consecuencia de la crisis socioeconómica y las políticas neoliberales, las cuales se manifestaban no solo en la ciudad de Mérida sino en todo el país, produciendo en tal sentido la informalización creciente de la economía venezolana. Este nuevo grupo de trabajadores/as “informales” en su mayoría estaba constituido por sectores sociales muy cercanos geográficamente al mercado (gente de Pueblo Nuevo, Simón Bolívar, San José de las Flores, Santo Domingo, entre otros.) quienes habían encontrado en ese lugar su razón de vida ante el rechazo del sector formal de la economía del estado, principalmente la incipiente industria, el comercio formal, el sector gubernamental y la universidad. En 1985 los/as trabajadores/as del MPM siguen siendo los/as mismos /as pequeños/as vendedores/as adjudicatarios sin grandes capitales como lo revelan los estudios citados. Los/as trabajadores/as que testimoniaban se preguntaban y ¿por qué no se consultan a la hora de tomar una decisión de mudanza del mercado, sobre su situación de trabajo y su opinión?
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además decían que hubiese sucedido si los mismos ocupantes del mercado perteneciesen a la élite del empresario merideño, de seguro que su edificio fuese considerado, el mejor de la ciudad y se hubiesen destinado miles de millones de bolívares en su reparación y reconstrucción.
Los trabajadores y las trabajadoras se organizan en defensa del Mercado Principal con el apoyo de la comunidad Para finalizar hay que resaltar que en 1986 cuando se realizaba este estudio etnosociológico —siendo Presidente del Cabildo Merideño el Abogado Jesús Herrera— en medio de una campaña de amenazas en contra los/as trabajadores para que aceptasen la mudanza del mercadolos/as trabajadores/as junto con los/as integrantes de la Asociación en Defensa del Mercado y la comunidades cercanas, celebraron el 19 de abril los 100 años del MPM. Ese día el mercado se vistió de gala y su gente realizó una marcha en su defensa y una misa presidida por Monseñor Baltazar Porras, quien bendijo el lugar y pidió justicia para que se solucionara el conflicto de los/as trabajadores/as con la municipalidad.
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Bibliohemerografia
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Arreaza Henriette. Mercado Principal de Mérida, Una inquietud. Revista Solar Nº 2. 1985, pp. 4-7. Cyril, S. Beshaw (1965). Traditional Exchange and Modern Markets Edit Foreword. Febres Cordero, Tulio (1991). Obras Completas. Colección de Cuentos. Tomo VI. Mérida. Febres Cordero, Tulio (1991). Claves de la Historia de Mérida. Tomo IV, Mérida. Febres Cordero, Tulio (1885) El Lápiz. Gobernación del Estado Mérida. CP ULA. Goering, Antón (1893). Venezuela el más bello país tropical. IIES. (1964) Traslado del actual mercado municipal de las ciudad de Mérida ULA. Mérida. Lares, José Ignacio (1895). El centenario de Sucre en Los Andes. Picón Lares, Roberto (1952). Apologías II. México. Picón Salas Mariano (1943). Viaje al amanecer. Picón Salas, Mariano (1953). El mercado de los lunes. En: Obras selectas. Ediciones Edime. Madrid. Quintero R. (1985). La cultura del petróleo. Ediciones Faces/UCV, Caracas
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Documentos consultados: Gaceta Oficial. Reglamento de Funcionamiento del Mercado Principal de la Ciudad de Mérida. 1990. Gaceta Municipal. Ordenanza del Mercado. Distrito Libertador. Mérida Edición Extraordinaria. 1950. 239 Entrevistas a los trabajadores y las trabajadoras.
Notas
Mérida 1985
1 Con este título fue presentada una ponencia en el Foro En defensa de la ciudad: Caso Mercado Mérida, 11 de junio de 1986 en el antiguo Cine Gran Casino frente a la Plaza de Milla, organizado por la Asociación en Defensa del Mercado Principal de Mérida. 2 La Sra. Julia Peña Carrero (1985) de 78 años, quien un año después de la entrevista fallece teniendo en su haber 48 años de trabajadora en el MPM. Entrevista realizada para la investigación, noviembre 1985.
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El
Mercado Principal
como expresión de la cultura1
Carmen Teresa García R. Oswaldo Jiménez
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Venta de Pescado Salado. Foto: Oswaldo JimĂŠnez
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Los Mercados constituyen un baluarte de la memoria colectiva.
E
l centenario Mercado Principal albergaba en su espacio manifestaciones materiales y vivientes de la cultura andina, que se expresaba en las cosas más sencillas, que cotidianamente ha construido nuestro pueblo con su labor creadora en el transcurrir del tiempo y que se extienden con mucha frecuencia hacia numerosos hogares venezolanos y de otros países, pues era cita obligada para cualquier visitante y, por lo tanto, era uno de los atractivos turísticos de la ciudad. El espacio sociocultural de intercambio que encontramos en 1985, ya había sido descrito por Roberto Picón Lares (1936) quien relató cómo llegaban los productos al mercado en los siguientes términos: “El Chama envía sus sabrosos plátanos y sus apios exquisitos, la Pedregosa sus frijoles negros blancos, rojos
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matizados, como ópalos, La Otra Banda sus naranjas que son vasos de miel, el Morro y los Nevados sus blandas arvejas y sus cebollas de sabor incomparable, Mucuchíes sus patatas de variedad sin número y su harina sin manchas, El Valle su deliciosa mantequilla y sus quesos perfumados de grandes ojos dorados, al beso del humo en la paz de las cocinas labriegas, Ejido sus privilegiadas mieles y sus frutas sazonadas de su sol, africano, Tabay su café de fama mundial, Estanques su cacao, Timotes sus membrillos, Pueblo Nuevo y Bailadores sus duraznos y manzanas fragantísimas, Lagunillas sus cocos y sus uvas, San Juan su tabaco y la Parroquia el maíz sin par de sus arepas exquisitas blasón de la cocina criolla, la carne de los robustos novillos cebados de Chiguará, Jají y La Azulita, tras penoso viaje a través de la cordillera desde los vecinos llanos” (146-147) En 1985 la variedad agrícola de nuestros pueblos ha permanecido en el correr del siglo y se ha venido desarrollando convirtiéndose así en un modo de vida (producción, gastronomía, etc.). Los/as trabajadores/as en sus puestos en el mercado sobre el origen de los frutos y verduras en el momento de la investigación, encontramos en 1985 que se podían conseguir los productos de los que habla escritor Picón Lares a comienzos de siglo y que seguían presentes en este lugar, pues son los productos agrícolas que se cultivan en los pueblos nombrados, que si los ubicamos imaginariamente en el mapa del estado Mérida conforman diferentes anillos de productos (frutas, verduras, legumbres, etc.) típicos de los diferentes pisos climáticos y que van a desembocar en última instancia en el MPM. Así, el mercado constituía el receptáculo del trabajo de una gran cantidad de mano de obra campesina, caracterizada por la pequeña producción que cultiva en pequeñas extensiones de tierra una serie
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de frutos, verduras y flores, que él o ella sabe que los puede vender directamente o a través de los/as vendedores/as. Estos productos llegan al mercado en transporte colectivo de los pueblos circunvecinos, que desde muy temprano trasladan al campesinado con el fruto de su trabajo. En los últimos tiempos comienza a aparecer el intermediario, que va a incidir en el precio, pero lo importante es que el mercado funciona como un imán dinamizador de la pequeña producción agrícola.
El Mercado Principal era fundamentalmente aprovisionado por la producción estadal y regional Aunque también encontramos productos importados como quesos, aceitunas de diferentes procedencias, pasas, especies, algunos granos, etc., que también forman parte de la tradición gastronómica andina. 1.-De nuestra observación e investigación se desprende que el aprovisionamiento del mercado funcionaba de acuerdo a criterios de cercanía o lejanía del sitio, de acuerdo al estado de las vías de comunicación, por lo cual, nos podemos imaginar, un sistema concéntrico que funcionaba así. -Un primer circuito conformado por las aldeas circunvecinas: El Chama, San Jacinto, Tabay y sus alrededores, La Culata, El Valle, Ejido, El Salado, La Mesa Capáz, Jají, San Juan de Lagunillas, Lagunillas, suministraban su producción que está constituido por curubas, moras, zapallos, tomates, jojotos, pimentón, chayota, sidra, maíz amarillo criollo, cebollina, cilantro, naranjas para jugo, ají picante, ají mongo, guayaba, pepino criollo, parcha, piñas, panela, limones, queso, mantequilla, entre otros. -El segundo circuito es un anillo conformado por los pueblos del Morro, Los Nevados, Mucurubá, Mesa Bolívar, Chiguará, Santa Cruz,
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Zea, Tovar, que aportan al mercado: berenjenas, perejil, maíz amarillo, curuba, manzanilla, cambures, piña roja, aguacate, naranjas, toronjas, café, chirimoya, zapallos, cilantro, cebolla, tomates, auyama porquera, repollo, batatas, pimentón, cebollinas. Es bueno anotar que en este circuito aparecen algunos intermediarios además de los/as productores/as directos que comercian directamente con los/as vendedores/as del mercado. -El tercer circuito, está formado por los pueblos del Páramo como Mucuchíes, Timotes, Santo Domingo, y Tierra Llana con sus pueblos del Vigía, Caño Zancudo, La Azulita y en general los pueblos de la vía panamericana, Bailadores y los Pueblos del Sur como Aricagua y Canaguá que proveen productos como: badea, lechoza, guanabana, zapote, aguacate, mangos, guamas, jojotos, limones, yuca, plátanos, ñame, ají dulce, ocumo, toronjas, limas, coco, achote, melón, níspero, parcha, ajos, zanahorias, repollos, cebollinas, vainitas, perejil, berenjenas, calabacín, batatas, remolacha, coliflor, alcachofa, lechuga, papas, de diferentes tipos, entre ellas la ruba, ajo porro, apio españa, pepino criollo, cebolla, apio y jenjibre. Aquí también funciona un sistema mixto de productores/as e intermediarios. En los sitios de más difícil acceso es más frecuente que el productor/a sea quien traiga al mercado el producto. -El cuarto circuito está conformado por pueblos que no corresponden geográficamente al estado Mérida, como por ejemplo, Santa Bárbara del Zulia con las carnes, Maracaibo con melones y uva, patillas, nísperos, guayabas, y pollos, Barquisimeto con mandarinas, tamarindos, pepinos, cebollas y tomates, Barinas con patillas, yuca y ñame, Valencia con naranjas y Apure y Falcón con una variedad de pescados como p.e., curvina, róbalo, bagre, carite, cazón, coro-coro, entre otros. 2.-Los circuitos de los granos criollos. Casi todos los granos encontrados en el mercado tienen una fertilización natural, sus cultivos son producidos, en una forma tradicional, sin fertilizantes químicos. La mayoría de los granos provienen de los Pueblos del Sur como El Morro,
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Pueblo Nuevo, etc. En estos pueblos se ha dado un modo de vida y trabajo que ha perdurado durante siglos, bajo las técnicas tradicionales y con un conocimiento ancestral del campesinado, de sus climas, del comportamiento de los cultivos, en fin, con toda esta sabiduría que pasa desaparecida, ya que nuestra relación con los productos y productores/as prevalece una relación consumista, solo vemos los resultados y soslayamos la cultura incorporada que no la conocemos ni valoramos pues en cada fruto consumido hay saberes y conocimientos de siglos. -En el primer circuito tenemos los siguientes granos: café entero, arvejas, caraotas, maíz criollo son provistos de Tabay, Cacute, El Arenal Jají y Capáz. -En el segundo circuito es el que más produce granos, como la linaza, el cilantro en semilla, perejil en semilla, trigo, hinojo en semilla, mostaza, maíz amarillo redondo, orégano, habas, cebada criolla, arbejón, frijoles maíz blanco, café entero. 3.-Capítulo aparte constituye la artesanía que se vende en el mercado, anteponiendo, en primer lugar, como su nombre lo indica, un arte que ha venido cultivando el pueblo en una forma tradicional y de una manera creativa, que ocupa un buen número de personas y en muchos casos son comunidades y grupos familiares completos que se dedican a la actividad artesanal. Estas comunidades practican formas casi colectivas de trabajo, por ejemplo, el día viernes Aguas Calientes, casi no se puede divisar a lo lejos, debido “al quemado de la loza” que se realiza, con prácticas que tienen su origen en las comunidades autóctonas que habitaron estas regiones y que las hace originales. A riesgo de fastidiarlos/as con la numerosa lista de productos artesanales vamos a dar un listado por pueblo o región, donde se dan las piezas que adornan el mercado, lo hacemos porque nuestros sentidos, por la misma cotidianidad conque la vemos, no son capaces de diferenciar la multiplicidad de pueblos y personas vinculadas a esta actividad.
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-Comencemos por lo que tradicionalmente se denomina loza de barro: “lo que en principio tuvo un uso funcional en las labores domésticas y hoy además de la loza de arcilla, forma parte de cualquier sitio bien decorado. -Al mercado llegan desde Los Guaimaros; Aguas Calientes, Pueblo Nuevo, diferentes tipos de artesanía como tinajas, pocillos, ollas; mondongueras, cafeteras, nacimientos, figuras candelabros, etc. -Desde San Jacinto, El Morro, La Trampa, Pueblo Nuevo, Los Araques, Chiguará, llegan artesanías de madera, fique, caña brava, bejuco, los cuales convierten en diferentes tipos de objetos utilitarios como cucharones de palo, artezas, cataures de diferente tamaño y diferente uso, manares de diferentes tamaños y cinchos para la elaboración de queso ahumado, marusas con o sin tapas, sombreros de cogollo, cabuya y mecates, a esto se agregan numerosos adornos que se realizan con estos materiales. -De Mérida, Mucuchíes y Tabay, se destacan la confección de artículos de lana y recientemente de acrilana, suéteres, cobijas, ruanas de lana cruda, y acrilana, gorros, bufandas, pasamontañas, guantes. Todos estos artículos constituye constituyen productos necesarios por la condiciones } climáticas y hoy en día demandada por los numerosos turistas que se maravillan de la riqueza y colorido de estos tejidos que tienen incorporado el saber y tecnología de las comunidades tanto merideñas como ecuatorianas se han dedicado con esmero y tesón a fabricar una variedad de confecciones, -De Lagunillas, Ejido, La Parroquia, Estanquez, La Mesa, El Valle, Tovar, llegan al mercado alpargatas de diferentes materiales de suela y capellada, de fique tejidas a mano y a máquina, las llamadas cocuizas, molinillos, taparas de diferentes usos, como p.e., totumas para suero, licoreras, ramillones para sacar agua de las tinajas, maracas y adornos; esteras de guinea y de gancho de plátano, manteles, y alfombras de fique, bolsos de fique, carteras de madera, bolsos de cascarón y miles de figuras de adornos de estos mismos materiales; trabajos en bambú, monederos de cuero y todo tipo, de trabajo con este material.
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-De La Mucuy, Ejido, Mucunután, Manzano Abajo, El Arenal, y Mucurubá envían artesanías de figuras talladas en anime que representan nuestras escenas costumbristas como nuestros personajes, nacimientos, trapiches, animales, etc. además de las figuras de cascarón y las flores de espiga. -Algunos barrios de la ciudad de Mérida y Ejido como p.e., Caucaguita, Pueblo Nuevo, Santa Anita, El Rincón y la Pedregosa producen y envían diferentes trabajos de carruso o bambú, como cortinas, lámparas, porta
Venta de artesanía. Foto: Oswaldo Jiménez. 1986
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materos, móviles, cerámica de molde, infinidad de recuerdos de madera como pilones, llaveros, arpas, molinos, perinolas, rodillos, pozos de la dicha, copas de diferentes modelos y una variedad de muñecas de trapo. -A las anteriores se agregan las artesanías que vienen de otras regiones e incluso de otros países. Pero lo importante es destacar que en estas artesanías se combinan elementos que son originales y verdaderamente tradicionales que tienen un saber incorporado y sirven de sostén a numerosas familias. Cuando desde la socioantropología hacemos referencia a la identidad como pueblo, no titubeamos en resaltar el MPM como expresión legítima de la cultura popular que ha cultivado el pueblo que vive del sudor de su trabajo, de la creatividad y amor conque han sabido preservar sus saberes, costumbres y tecnología. Allí radicó la grandeza de ese mercado que supo albergar un sitial para que en sus espacios se irradien el colorido y variedad de la genuina cultura del pueblo, de esa que no busca sustituirse con costumbres y cosas importadas. El pueblo merideño ha mantenido la fidelidad con este tipo de manifestaciones culturales y encontró en el mercado un sitio donde expresarse -incluso- cuando se ha inundado en los últimos tiempos de artesanías orientales. 4.- Introduzcámonos en el mundo de la dulcería, donde encontramos que el mercado se surte básicamente de sus zonas urbanas de deliciosos confites, bocadillos, higos rellenos, higos azucarados, dulce de leche con o sin decoración, dulces abrillantados, sus famosas vitaminas, dulces caseros como los de la lechoza, piña, naranja rellena, toronjas y sidras abrillantadas, mazapán, conservas de coco y de leche, batidos de panela, bizcochos, paledonias, aliados, besos y roscas. En fin son estos productos que atesoran por siglos todo lo referente a nuestro gusto en materia de dulcería. Faltaría por nombrar El Chama, con sus caramelos de coco, La Azulita con su pasta y bocadillo de guayaba, Ejido y Tabay con sus famosas mantecadas.
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5.-En cuanto a la cocina tradicional en el mercado los restaurantes del 2o piso se convirtieron en los comedores de la gente campesina que viene a la ciudad y de los turistas que gustan de estos sitios. Las horas de la mañana y del medio día eran un hervidero de gente. En estos restaurantes se conseguían platos que han desaparecido de la lista de nuestros restaurantes típicos, como por p.e., el mute, la sopa de manos, la avena, el pescuezo relleno, la chicha, arepas de trigo o de maíz, y muchos platos más. 6.-La manufactura tradicional también estaba presente. Hay que agregar que en el mercado además se vendía artículos que escasamente se conseguían en otros lados como por ejemplo, el jabón de tierra, el chimó, las esponjas de calabaza, velas de cebo, que provienen de las zonas cercanas a Mérida como Pozo Hondo o el Valle, y también hay procesos artesanales que se dan en el propio mercado realizados por sus vendedores como la reparación y hechura de santos en yeso, confección de vestidos que tradicionalmente utilizan nuestros pueblos del interior de Mérida, el pintado de la loza en negro, tejido de alpargatas, elaboración de chorizos de productos de gran demanda entre los sectores humildes. 7.-La medicina natural y tradicional. Mención aparte constituye el conocimiento popular tradicional acumulado en cada uno de los puestos de hierbas que existen en el mercado, donde se encuentra una señora que ha sabido con paciencia transmitir de generación en generación las fórmulas etnobotánicas que desde los primeros habitantes de la región se han venido produciendo. Allí hay un tesoro cultural de incalculable valor científico. Es lo que hoy en día conocemos como la medicina natural que divide las hierbas (ramas, etc.) en dos tipos: las de tierra fría y las de tierra caliente, además de las aromáticas, entre ellas podemos nombrar díctamo real, de castilla, ruda, frailejón, artemisa, verbena, hierba buena, geranio, toronjil, cola de caballo, eneldo, hinojo, marrubio, borraja, tártago,
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eucalipto, sábila, limoncillo, siempre viva, manzanilla, quina, poleo, llantén, perejil, oreganón, bejuco cadeno, raíz de fique, saúco, tomillo, mostaza etc., y una gama de plantas que supera las cien variedades y que tiene gran demanda del público y de los turistas para la cura de numerosas padecimientos. Por la experiencia de la señora vendedora (89 años) el preparado va incluido con la compra de la rama constituyéndose un verdadero consultorio popular en el que el paciente formula sus dolencias
Notas
y la vendedora les dan las indicaciones del caso.
1 Se realizaron 239 encuestas a vendedores/as adjudicatarios (78 mujeres y 161 hombres), que además de sus datos sociodemográficos, se inventariaron los productos vendidos y su procedencia.
Los trabajadores y las trabajadoras del
Mercado Principal
Carmen Teresa GarcĂa R. Oswaldo JimĂŠnez
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La comunidad observa su mercado quemado Foto: Carmen Teresa MartĂnez
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H
emos hablado de los productos que se venden en el mercado, también hemos comentado de la sabiduría y arte para elaborarlos o producirlos, pero en ningún momento hemos hecho una consideración sobre las personas que venden, de las que están trabajando para que esta producción llegue a nuestras manos o mejor dicho cuántas familias se benefician con el trabajo de estas personas que fueron urdiendo redes de producción, comercialización y distribución, de amistad e intercambio y que con la mudanza del MPM, se van a resquebrajar estas centenarias redes tradicionales de trabajo, de relaciones de trabajo, de modos de vida, de modos de subsistencia, etc., que no tienen cabida en los modernos centros comerciales como el de la Av. Las Américas.
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El Mercado Principal como fuente de empleo En el mercado trabajaban aproximadamente 476 personas de las cuales 239 vendedores/as adjudicatarios (78 mujeres y 161 hombres) y 237 vendedores/as como ayudantes familiares, socios/as o empleados/as particulares que reciben beneficios económicos como un salario u otras formas de compensación monetaria, como por ejemplo, porcentaje por venta, alimentación, vestido, etc. Es una población envejecida, con edades de jubilarse por el tiempo de trabajo en el mercado. En el interior del mercado: •la gente de las verduras y hortalizas y fruteros en total 38 vendedores/ as adjudicatarios con un promedio de edad de 49 años, de los cuales el 60% tiene de 11 a 45 años trabajando en el mercado. •la gente de la artesanía y dulcería un total de 24 con un promedio de edad de 47,5 años, de los cuales el 60,5% tienen de 11 a 48 años trabajando en el mercado. •la gente de los granos y especies, en total 10 vendedores/as con un promedio de edad de 52 años, de los cuales el 63,6% tiene 11 a 45 años en el Mercado. •las mujeres de la cocina 13 con un promedio de edad de 43 años, de las cuales el 69% tiene 11 a 48 años en el mercado. •las mujeres de las flores 3 con un promedio de edad 45,6 años de las cuales el 100% tienen 11 a 36 años han trabajado en el mercado. •la gente de las ramas, 3 en total, con un promedio de edad de 58 1 y un 66,6 trabajando de 11 a 70 años. En este renglón se encuentra
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la persona de más edad en el mercado . •la gente del pescado seco y aves vivas: 6 ubicados en el segundo piso, con 45,5 años de edad promedio y el 50% tiene de 11 a 30 años trabajando en el mercado.
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•la gente del queso y la mantequilla: 3 con un promedio de edad de 47 años y el 50% tienen de 11 a 14 años trabajado en el mercado •la gente de las quincallas: 8 en total, con una edad promedio de 37,5 años y el 87% tiene un tiempo de trabajo de 11 a 30 años. •la gente de los zapatos: 14 con un promedio de edad de 43 años y el 64% tienen de 11 a 36 años trabajando en el mercado. •la gente de la ropa: 5 en total con un promedio de edad de 45 años y el 50% con 11 a 40 años trabajando en el mercado. •la gente del café, huevos, refrescos, abastos, joyería: 8 en total con un promedio de edad de 38,5 años y un 47% tienen de 11 a 43 años trabajando en el mercado.
Pasaje Tatuy. Foto: Oswaldo Jiménez
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Los ubicados en el cuadrado exterior •el pasaje Tatuy: 19 carniceros y pescaderos con edad promedio de 46,5 años, y un 56% de ellos tiene un tiempo de trabajo de 11 a 30 años en el mercado. •Los/as ubicados/as en la calle 21, 22 y Av. 2 Los/as adjudicatarios/as de los locales exteriores: 29 en total con un promedio de edad de 53,5 años, de los cuales el 76% tiene un tiempo de trabajo de 11 a 45 años en el mercado. •Los/as ubicados/as en el Pasaje Tatuy Los/as buhoneros/as: 58 entrevistados/as, con una edad promedio de 47 años y 35% tienen de 12 a 35 años y el 63,3 tienen menos de 8 años trabajando en el mercado, lo que da una idea de lo reciente de este grupo de trabajo alrededor del mercado. •Las familias de los/as trabajadores/as. Este grupo de trabajadores/as tiene un total de 908 hijos/as y además ayudan económicamente a 1.429 personas (hermanos, padres, sobrinos etc.) Considerando los diferentes grupos tenemos que 2.813 personas se benefician directamente de la actividad del MPM.
La inminente mudanza del mercado principal Los representantes del Concejo Municipal y de las empresas constructoras (Termipaca y Raluica) tejieron una campaña en la ciudad para hacer ver que los/as trabajadores/as del mercado habían comprado o reservado en el local en construcción. Según sus testimonios sólo 23 (9%) de los 239 vendedores/as adjudicatarios (4,8% del total de los 476 trabajadores/as del mercado incluyendo los empleados y ayudantes familiares y socios) habían reservado un local en el nuevo edificio de la Av. Las Américas. La supuesta “mudanza” del mercado, no es posible porque los/as trabajadores/as no tienen la posibilidad de comprar local en el C.C.
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de las Américas, realidad que rompe las redes de relaciones mercantiles y sufre un colapso la economía familiar de todas las personas que directa o indirectamente de benefician de la actividad del mercado desde varias décadas. Agregamos a lo anterior, la información sobre la edad promedio de todos los vendedores/as por renglones que es de más de 40 años y al tomar la edad promedio general es de 46,5 años. Los/as trabajadores/as se preguntaban ¿dónde van a conseguir un trabajo gente con estas edades?, pues es de todo conocido que esta comunidad de trabajadores/as no cuenta con prestaciones sociales, ni ahorros de ningún tipo, ni tienen derecho a jubilación por las características de su trabajo, por el contrario tienen en su haber, largas jornadas de trabajo. Pero, en general, quienes eran la gente compradora en el mercado. Observamos cuatro grupos diferenciados. En primer lugar la gente campesina que vienen de todas las aldeas y pueblos desde siglos a vender y a abastecerse; las clases sociales de menos recursos económicos quienes hacen su mercado semanal en el mercado; la gente dueña de los restaurantes y hoteles de Mérida y por último los turistas que nos visitan, que pese a lo horrible y antiestético que les parecía a algunos este mercado seguía siendo una de las principales atracciones turísticas después del teleférico, por la riqueza cultural del sitio y la expresión viva del gentilicio andino- merideño que se expresaba en sus múltiples manifestaciones (por ejemplo, el hablar cantarino) y el colorido, aroma y belleza de sus verduras, flores y frutos y que sin embargo, se veía opacado por los problemas acumulados por años en sus alrededores por la negligencia de las autoridades y que pareciera intencionada para abonar en función de la decisión de “mudanza del mercado”
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! Y quemaron el mercado…¡ EN 1987 EL 31 DE MAYO PARADÓJICAMENTE ERA DÍA DE LA CONSERVACIÓN… Muchas fueron las luchas en defensa del MPM como centro de abastecimiento que escondía un poderoso mecanismo de protección económica para los sectores populares y un dinamizador del casco central merideño, gracias a los bajos precios de sus mercancías. Las razones de este fenómeno eran casi imperceptibles, estaban allí, sin que nos diéramos cuenta, constituían casi un acto mágico, pero el hecho real era que los costos de operación resultaban muy reducidos además de la sabiduría popular, que había venido tejiendo durante décadas una infinidad de hilos económicos que se cobijaban bajo el noble edificio. No menos importante eran los curiosos mecanismos de comercialización que pervivían y eran fruto de viejas prácticas correspondientes a otras relaciones de producción, distribución y consumo, diferentes a las que dominan en 1986, año de la investigación. Estas viejas prácticas funcionaban como reductoras de los precios, mecanismos que no encontrarán cabida en otros establecimientos comerciales. El mercado fue también una fuente de empleo estable para los sectores populares en una región donde ni el comercio, ni el gobierno, ni la universidad, ni mucho menos la industria, tienen la capacidad de absorción de este tipo de mano de obra. El mercado albergaba una gran familia de vendedores/as en el momento de su quema y un porcentaje de ellas se desperdigaron por todo el centro de la ciudad, convertidos en gente que se dedicó a la buhonería perseguida o que pasó a engrosar la angustiada masa de desempleados/as existentes en la ciudad de entonces 31 de Mayo de 1987 durante la noche, mientras la ciudad y sus trabajadores/as dormían, un incendio, que luego fuera declarado criminal, destruye el ANTIGUO MERCADO PRINCIPAL DE
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
MERIDA y como lo señaló un diario de la ciudad era una “crónica de una muerte anunciada”. Los/as habitantes de la ciudad están consternados/as y no lo pueden creer, el espacio de encuentro del pueblo merideño, ardía en llamas por los cuatro costados. Igualmente prendían de rabia e impotencia nuestros corazones, el humo se confundía con la habitual neblina del mes de mayo y junio y las lágrimas con el caer de la llovizna de esa triste mañana del 1 de Junio de 1987, la ciudad de paralizó, los politiqueros de entonces vinieron a apaciguar los ánimos y a culpar a bandera roja de 2 la quema del mercado Como siempre quedaron y quedan en la ruina y
sumidos en el sufrimiento y la tristeza la gente más débil como la que allí trabajaba desde hacía décadas.
Después de la quema. Foto: Oscar Chaparro. 1987.
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Carmen Teresa García y Oswaldo Jiménez • Los trabajadores y las trabajadoras...
En fin, la quema del mercado es un de los tantos intentos de uniformar nuestros modos de vida con los de sociedades, que nos han pintado como superiores en detrimento de lo autónomo, de lo nuestro por el sentimiento de vergüenza étnica y una conciencia que infravalora lo que históricamente hemos hecho como pueblo sustituyéndola por una cultural ajena y destruyendo cualquier rasgo de nuestra identidad.
La comunidad del Mercado Principal de Merida se Dispersó. Nace La Asociación Civil Tatuy El grupo que resistía deambuló (y fue reprimida) con sus productos durante meses por la ciudad entre otros sitios se instaló en el terreno del mercado lleno de ruinas, luego en la Plaza Colón y después organizaron la ASOCIACIÓN CIVIL TATUY que les permitió reubicarse muy cerca de lugar original del mercado. Esta asociación recibió donaciones y compró una casona tradicional y la remodelo como un pequeño mercado que está en la Calle 20 entre Av. 2 y 3. La Asociación Civil Tatuy, nace de la unión de un grupo de trabajadores y trabajadoras del Antiguo Mercado Municipal de Mérida3, destruido el 31 de Mayo de 1987, por un incendio que fue declarado “criminal” y que hasta hoy ha quedado impune.
Otro grupo se mudo Al final un grupo tuvo que mudarse al Centro Comercial Mercado Principal de Mérida en la Av. Las Américas donde adquirieron local para darle continuidad a su actividad tratando de organizarla como siempre y, por cierto hoy al igual que el antiguo mercado, es un sitio de referencia de la ciudad.
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
Un grupo numeroso tomó las calles Desde entonces un grupo de trabajadores y trabajadoras deambularon y deambulan por las calles y algunos cayeron en el alcoholismo. Desde entonces, la ciudad tiene varias transversales del centro de la ciudad repletas de buhoneras y buhoneros pues a muchas/os de
1 Pensaban acaso es justo que la señora Polonia con más de 70 años en el mercado, el Señor Asunción con más de 45 años en el mismo al igual que el señor Noé tengan que salir a buscar a estas alturas de la vida un nuevo trabajo, a comenzar de nuevo o irse con las manos vacías? Entrevista realizada para la investigación, octubre 1985 2 El Ministro del Interior de entonces (Ángel Ciliberto) las primeras declaraciones frente a la ruina del mercado declaró que los responsables de la quema habían sido el grupo político Bandera Roja. 3 16 de Julio de 1992. La Asociación Civil Tatuy firma un Convenio de Cooperación Internacional con la Asociación Interprofesional para la Ordenación del Territorio de España (FUNDICOT), cuya presidenta Paloma Fernández se convierte en amiga y colaboradora de la Asociación, consiguiendo para la misma ayuda en futuras oportunidades y ese mismo año (1ero de Noviembre) se celebra por primera vez del CHIGUATEQUEMANOS Danza de Alabanza y reconocimiento al CHES dios mítico de la cordillera andina.
Notas
ellas/os el mercado los/as acogía en su seno.
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Pasaje Tatuy Foto: Carmen Teresa GarcĂa. 1986
Estudio integral del Mercado
Principal de Mérida Mérida, 1986
Una propuesta de profesionales ante su inminente mudanza1
Nancy Newman Carmen Teresa Martínez Carmen Teresa García R. Oswaldo Jiménez
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El mercado de noche. Foto: Oswaldo JimĂŠnez. 1985
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U
rbanísticamente el Mercado Municipal de Mérida gozaba de una privilegiada ubicación, lo que en términos económicos se traducía en elemento tentador por la rentabilidad del suelo del sector. Históricamente se ha venido conformando en él una gran familia de pequeños y medianos comerciantes, que en la actualidad alcanzan a 476 trabajadores con una edad promedio de 47 años. Se beneficien, directamente, un total de 2.813 personas, entre hijos padres y hermanos. En la actualidad el Mercado representa un hito histórico en la evolución y el progreso de la ciudad, siendo además un importante polo de atracción turística. En este momento, cuando se habla de convertir a Mérida en un polo turístico, no se puede plantear la eliminación de lo que podríamos considerar un centro de la Historia cultural de la Región, y que es un punto de apoyo
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Nancy Newman, Carmen Teresa Martínez, Carmen Teresa García y Oswaldo Jiménez • Estudio integral...
en el desarrollo de la personalidad del merideño, de su identidad y vocación agrícola y artesanal. No se trata de un mercado más. Se trata de un mercado donde existe un tesoro cultural de incalculable valor. Se trata del mercado de una ciudad con características muy particulares, por tal razón este problema debe ser tratado con la particularidad del caso. No se pueden asumir políticas que no estén fundamentadas en el pleno conocimiento de la tradición arquitectónica, cultural y social de la ciudad. Lamentablemente se han venido manejando criterios seudoprogresistas que conducen al desarraigo de las actividades originales del proceso histórico de la ciudad. En nuestro estudio hemos podido constatar que gran parte de los problemas que se esgrimen, para erradicar al mercado no son causados directamente por él. En el caso de los camiones que invaden sus alrededores hemos podido verificar que éstos no abastecen al mercado sino en un 10% ó menos de sus cargas. La realidad es que en pleno centro de la ciudad funciona todas las noches, de domingo a martes, el Centro de abastecimiento de Mérida y sus alrededores. Vehículos de todos los tamaños procedentes de distintas partes del país tienen en el sector el punto de encuentro para abastecer a todos los mercados periféricos, 2
hoteles, restaurantes, y centros poblados de la región.
Un día jueves a las cuatro de la madrugada logramos contar 140 vehículos de carga que se estacionan en los alrededores del mercado causando un movimiento insospechado de compradores y vendedores. A las 6 y media, cuando abren las puertas del Mercado, más del 80% de los camiones han desaparecido ¿qué quiere decir esto? que el Mercado no es el causante del deterioro ambiental, ni social, ni mucho menos. Por tal razón consideramos como necesidad fundamental, crear un Centro de abastecimiento en la periferia de la ciudad, con lo cual se solucionaría de raíz la mayoría de los problemas que actualmente deterioran su imagen.
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
A través del tiempo, el Mercado ha evolucionado desviándose de sus cauces, originando desorden en varios aspectos, obstaculizándo su buen desenvolvimiento. Una de las causas básicas ha sido la proliferación de expendedores en cualquier parte, sin espacio físico adecuado, generando así el congestionamiento en áreas de acceso y circulación. El caso más claro corresponde al Pasaje Tatuy, el cual fue concebido en principio para carnicerías y locales para mercancía seca; actualmente existen, además de los locales originales, puestos ambulantes de verduras y buhoneros a todo lo largo y en los dos costados, lo que lógicamente dificulta el libre flujo peatonal. Además se puede apreciar como en plenas horas de servicio se abastecen las carnicerías, creando un espectáculo sorprendente.
El mercado de noche. Foto: Oswaldo Jiménez. 1985
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Nancy Newman, Carmen Teresa Martínez, Carmen Teresa García y Oswaldo Jiménez • Estudio integral...
Otro de los problemas, es el monopolio de puestos por parte de algunos adjudicatarios, y también los cambios de uso de puestos que se han generalizado. Locales que habían sido destinados para sanitarios, en la actualidad son puestos de verduras, zapaterías y cafetines. En cuanto a los servicios: el Mercado Principal carece de suficiente abastecimiento de agua, lo que impide un apropiado mantenimiento. En cuanto a la electricidad existe desorden en el cableado interno e irregularidad en sus instalaciones, lo cual debe ser solucionado a la brevedad posible. Carece de un depósito para la basura, manteniéndose expuesta en plena vía de circulación, en perjuicio de una sana imagen de la institución y la ciudad. No existe alcantarillado en la zona del Pasaje Tatuy lo que dificulta el mantenimiento de las carnicerías y los locales que allí funcionan. Los sanitarios han sido improvisados en planta alta de la edificación, y no responden a sus necesidades mínimas. El comedor funciona con instalaciones de kerosén lo cual habría que considerar en proyecto definitivo de remodelación.
Propuestas Muchas de las propuestas que planteamos están contenidas en el segundo reglamento que sobre el Mercado se conocen, se trata del que fuera promulgado en 1950 por el Alcalde Mayor Rafael Uzcátegüi y el Presidente del Estado, Homero Sánchez Berti. En ese reglamento se deciden: Las funciones, la distribución de los vendedores por renglón, la administración, nuevos impuestos de piso por categoría y renglón, las atribuciones del personal, disposiciones sanitarias con relación a los vendedores, a los productos y al aseo y mantenimiento del local (ver Gaceta Municipal de Mérida 15.7.1950). Esta ordenanza aún está vigente, y según
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
testimonio de algunos trabajadores que ya estaban en aquella época, esta reglamentación se cumplía a cabalidad. Así proponemos: -Establecer y suscribir un convenio de trabajo entre el Consejo Municipal, La facultad de Arquitectura y AMPECOMERIDA, con el fin de estudiar, realizar y ejecutar un proyecto de remodelación de la edificación y zona del Mercado Municipal, de acuerdo a criterios realistas que se orienten hacia el bienestar de la ciudad. Para enfrentar los problemas que con anterioridad se han expuesto se ha convenido agruparlos en seis grandes áreas temáticas, y sintetizar las propuestas que hacemos en cada una. Estas áreas temáticas son las siguientes:
Restaurant del mercado. Foto: Oswaldo Jiménez. 1986
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Nancy Newman, Carmen Teresa Martínez, Carmen Teresa García y Oswaldo Jiménez • Estudio integral...
1.- Estructura y funcionamiento interno. 2.- Servicios públicos. 3.- Organización administrativa. 4.- Marco legal y laboral. 5.- Financiamiento. 6.- Urbanismo y medio ambiente. (p.5) 1.-EN CUANTO A LA ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO INTERNO: a)
Igualar el tamaño que tienen hoy día los puestos.
b)
Redistribuir y zonificar adecuadamente los usos.
c)
Acondicionar los sanitarios.
d)
Adecuar la planta lata de la edificación para mejor aprovechamiento de los espacios que hoy la ocupan.
e)
Reubicar los puestos sin espacio físico adecuado, y los que obstaculizan las áreas de acceso y circulación.
f )
Replantear circulaciones internas, ventilación e iluminación, elementos de cerramiento y otras modificaciones necesarias en la planta física. 2.-EN CUANTO A LOS SERVICIOS PUBLICOS:
a)
Crear un adecuado depósito para la basura en un sitio accesible para su recolección.
b)
Habilitar el tanque de agua y conservarlo en adecuadas condiciones higiénicas.
c)
Construir un sistema de alcantarillado para la recolección de las aguas servidas del Pasaje Tatuy.
d)
Reestructurar la acometida principal de electricidad y modernizar todo el sistema de tendido interno de cables.
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
3.-EN CUANTO A LA ADMINISTRACIÓN: a)
Organizar un procedimiento racional para la recaudación de impuestos.
b) Graduar los nuevos impuestos según el tipo y dimensión de los puestos de venta. c)
Designar un fiscal permanente que evite la proliferación de vendedores ambulantes y vigile las condiciones higiénicas (ó sanitarias) en general. 4.-EN CUANTO AL MARCO LEGAL Y LABORAL:
a)
Estimular la autogestión de los trabajadores y las trabajadoras de Mercado, quienes se convertirían en sus principales guardianes.
b) Implementar una política de mantenimiento y conservación acorde con los proyectos de organización global del mercado. c)
Reactualizar la normativa aún vigente, y redactar una ordenanza general que prevea la contratación de los puestos, su condición de renovabilidad y las penalizaciones en caso de contravención de las normas.
d) Carnetizar a los adjudicatarios y adjudicatarias, según las actividades que cumplen y las áreas ocupadas. 5.-EN CUANTO AL FINANCIAMIENTO: a)
Tramitar para cubrir las necesidades más inmediatas, créditos ante Corpoindustria y los bancos de la región de Los Andes, que se sumen a los recursos provenientes del autofinanciamiento por AMPECOMERIDA.
b) Estudiar la posibilidad de constituir una fundación popular andina para obtener recursos de otras fuentes.
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Nancy Newman, Carmen Teresa Martínez, Carmen Teresa García y Oswaldo Jiménez • Estudio integral...
6.-EN CUANTO A LA CUESTION URBANA Y MEDIO AMBIENTE: a)
Convertir en peatonales las calles 21 y 22 entre las avenidas 2 y 3.
b) Restringir el estacionamiento en las calles y avenidas que rodean al Mercado, limitándolo a servicios públicos y de seguridad. c)
Establecer un horario estricto para carga y descarga, limitado entre las 7 p.m. y las 6 a.m.
d) Reubicar las líneas de transporte existentes. e)
Crear un Centro de abastecimiento para toda Mérida en zona periférica a seleccionar y acondicionar en plazo breve. Crear un proyecto para un Museo de Artes y Tradiciones Populares de la cultura regional, lo que contribuiría al rescate de los valores y procesos artesanales, a la vez que sería un punto de atracción turístico para visitantes nacionales y extranjeros.
Notas
f)
1 Nota de los editores. Estas propuestas, hechas por profesionales preocupados por el estado de deterioro del Mercado Principal de Mérida y su importancia sociocultural, cayeron en terreno infertil, fueron desoidas por las autoridades municipales de entonces, fue más fácil colocar 4 artefactos explosivos en el local (uno en cada esquina) y con ello acabar con el mercado centenario y dar paso a un edificio frío y sin acustica (Centro Cultural Tulio Febres Cordero), un edificio inhumano e inconcluso que hoy tenemos en el lugar del mercado y que, paradógicamente, se ha constituido en un espacio para congresos (y para su uso es obligatorio pagar un alto alquiler) decisión que deja de nuevo fuera de su uso a los sectores populares de Mérida. 2 Hoy 2007), la ciudad y el Mercado Principal de las Américas comienza a tener los mismos problemas con el mercado de mayoristas que funciona en su estacionamiento y alrededores.
El Mercado
y su lugar Mérida, 1987
Roberto M. Rodríguez A. Habitante de la ciudad de Mérida
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Roberto M. Rodríguez A. • El Mercado y su lugar
Fachada mercado. Foto: Oswaldo Jiménez
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P
ertenece al tiempo ese lugar donde nacieron nuestras ciudades. Organizadas por sus habitantes, en el centro se unían; seres ligados por trabajos pasados y comunes proyectos para el futuro. Porque el centro es principio de simetría, y porque la simetría es fundamento inmanente del hombre para su desarrollo, equilibrio, armonía y justicia. En la ciudad había un centro, era el centro. Un centro de donde partir para el futuro desarrollo de la ciudad. Centro que, como cocina o sala, era lugar de encuentro de los ciudadanos. Pobres y ricos, clérigos y capitanes, soldados, damas encopetadas, jefes políticos y mercaderes de lenguas rápidas. El ágora helénica, el foro romano fueron centro de reunión mercantil y político, de educación y recreo. El centro nunca perdió esta natural relación y la numerosa combinación de vicisitudes que producía enriqueció la vida de estos pueblos.
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Roberto M. Rodríguez A. • El Mercado y su lugar
La Edad media no perdió esa fecundidad del centro urbano, alma matriz; y con las ferias y mercados internacionales se amalgamó eso común que se llama Europa. Uno de los más importantes sucesos, en nuestro pueblo americano, es la concentración de sus comunidades dispersas y variadas en el Mercado; motivo de fiesta y comercio, amor y despecho, promesas de matrimonios, planes guerreros; crecida del espíritu, que se pierde en los meandros fluviales que forma la gente colorida. Momento para todos; oportunidad para sentir y ver a la sociedad entera. La plaza Bolívar es en nuestro país la señal del centro. A su alrededor, como en la colonia (la plaza Bolívar es aquella Plaza Mayor) donde reúnen las más importantes instituciones: religiosas, política, comercial, cultural; y hasta hace poco, social. Hasta hace poco la voraz hipertrofia estatal y comercial no había deformado y acabado con esta armonía cívica. Mérida era una de las ciudades que más bellamente presentaba esta convivencia, esta reunión de sala o de cocina: la Catedral y el Palacio Arzobispal, el Palacio de Gobierno, el Rectorado de la Universidad, bancos y comercios; el resumen popular, su representación emblemática: el Mercado. En el Mercado de Mérida había un poco de todo esto que se fragmenta en edificios fuera de él: la religión y el paganismo, a veces herético (representado la mayor de las veces por las cofradías estudiantiles), el comercio, la política y el estado, el conocimiento vivo y el teórico, el estudio y el recreo. Y algo más, que no tienen juntas las demás instituciones: algo de paisaje de Mérida, algo de la naturaleza de Venezuela y el trabajo palpable, fragante y risueño de sus habitantes. Creo que todos recuerdan en estos días, tristes y melancólicos, la espléndida vista de Nuestro Mercado, que admirábamos desde el segundo piso, al cual subíamos solo por gusto de mirar, o invitados a comer por un amigo cuyo recuerdo está ligado entrañablemente a esas cocinas y a esas mesas del comedor del Mercado, de comida casera en buen sentido del gusto.
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Pertenece al pueblo y su mercado ese lugar. Su mudanza rompería el equilibrio, significa desplazar de su puesto a quien le corresponde, dejar un puesto vacío en la reunión convocada; y al menos precio que en tantos sentidos sufre diariamente el pueblo, debemos ahora añadir su marginamiento del lugar representativo que le es debido junto a las otras instituciones que también debe representarlo y defenderlo, y no ser, ni verdugos ni indiferentes y apocados testigos de su destrucción. Dejarse llevar por la inercia es lo más fácil; es un movimiento mecánico. Por qué considerar que el incendio del Mercado equivale a su traslado? Por qué creer obligatoria su mudanza? Podemos en Mérida, de manera ejemplar, ser los primeros que construyamos en estos tiempos un monumento venerable. Podemos mostrar que nos importa conservar nuestros signos de referencia. Pensemos en un concurso para elegir la propuesta más bella y útil para el renacimiento del Mercado, cuya vida late alrededor. La expansión comercial de Mérida es tal que el edificio de la Av. Las Américas no se perdería en el desuso. Nada se perdería. Mucho se ganaría.
Trabajadores y Trabajadora retoman el terreno del mercado Foto: Carmen Teresa Martínez
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Carmen Teresa García y Oswaldo Jiménez
Mercado Tatuy, Avda. 2 Lora, Calle 20, Mérida. Foto: Lino Meneses. 2007
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Asociación Civil Tatuy
Carmen Teresa Martínez Nancy Hernández Promotoras del Mercado Tatuy
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Carmen Teresa Martínez y Nancy Hernández • Asociación Civil Tatuy
Consigna en repudio a la quema del Mercado. Foto: Carmen Teresa Martínez
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Asociación Civil Tatuy
L
a Asociación Civil Tatuy, nace de la unión de un grupo de trabajadores y trabajadoras del Antiguo Mercado Municipal de Mérida, destruido el 31 de Mayo de 1987, por un incendio que fue declarado “criminal” y que hasta hoy a quedado impune. En el largo caminar de la Asociación son muchas las cosas que podríamos contar, las dificultades, los sufrimientos, las angustias, pero también los momentos agradables, gratificantes, y esperanzadores de los cuales todos hemos sido participantes. Un dolor nos unió y una esperanza nos hizo caminar hacía el futuro. Y hoy por hoy, la historia del Mercado apenas comienza, cuando finalmente nos encontramos reunidos bajo un mismo techo el MERCADO TATUY DE MÉRIDA.
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Carmen Teresa Martínez y Nancy Hernández • Asociación Civil Tatuy
Cronología de una injusticia. 1981. Se toma la decisión de mudar el Mercado Municipal del Centro Histórico de la Ciudad, a otro sector y a una nueva edificación. Se alega para el traslado, deterioro de las instalaciones, congestionamiento del tránsito por ser a su vez centro de acopio, suciedad y falta de higiene, y fortalecimiento de las roscas. Se inician acciones de protesta ante la decisión del Concejo, basadas en la importancia que tiene el MERCADO en la continuidad histórica del espacio, de la memoria colectiva y la expresión cultural del PUEBLO MERIDEÑO, reconociéndose que el mismo debe ser transformado pero no desalojado y reubicado.
1983. Se inicia la construcción del nuevo Mercado Principal, ubicado en otro sector de la ciudad, el lugar escogido presenta de por si dificultades para su funcionamiento. Los problemas que presenta el viejo Mercado son prácticamente trasladados de un lugar a otro.
1986. El Mercado Principal, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad cumple Cien Años. Cien Años, que significan una red complicada de relaciones comerciales y de producción, para los diversos productores agrícolas y artesanales de la Región, además de la herencia cultural en
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
costumbres y tradiciones que ello representa. Algunas instituciones de la ciudad se oponen a su traslado, así mismo los trabajadores y trabajadoras se niegan a ser desalojados del espacio en el que han trabajado de generación en generación. Cien Años de historia no se pueden arrancar de golpe y porrazo como si no tuvieran importancia. La celebración sirve para fortalecer la defensa del Mercado, se inician pequeñas remodelaciones y se intenta un proceso de concientización en la población sobre el valor histórico, cultural, espacial, económico y social que tiene el Mercado y el cual esta en peligro. 31 de Mayo de 1987. Durante la noche, mientras la ciudad duerme, un incendio, que luego fuera declarado criminal, destruye el ANTIGUO MERCADO PRINCIPAL de la Ciudad de Santiago de los Caballeros de Mérida. Los habitantes de la ciudad están consternados y no lo pueden creer, el espacio de encuentro de los merideños, pues no hay ni uno solo que no haya pisado alguna vez el Mercado, arde en llamas, y arde en nuestros
Murales para no olvidar Foto: Carmen Teresa Martínez. 1988
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Carmen Teresa Martínez y Nancy Hernández • Asociación Civil Tatuy
corazones, el humo se confunde con nuestra neblina y las lágrimas con el suave caer de la llovizna de esa triste mañana del 1 de Junio de 1987. Como siempre quedan en la ruina y sumidos en el sufrimiento y la tristeza los más débiles. El golpe conmueve y despierta la conciencia, un mismo dolor une, una esperanza se abraza. De las cenizas se recogen los recuerdos y en medio de la rabia y la impotencia, surge la fuerza para defender los terrenos, nace así la ASOCIACIÓN CIVIL PRO-MERCADO POPULAR TATUY, la cual se asienta en un Mercado provisional en la PLAZA COLON ubicada en el centro de la Ciudad. Desde ese momento seremos los llamados TATUY.
1989. Viajes a la Capital, protestas en las calles, murales en las paredes que rodean al terreno para que la gente no olvide, denuncias, presiones, y amenazas de desalojo de la Plaza Colón, estudios y comisiones, forman ese largo camino de penas, frustraciones e impotencia, hasta Septiembre de 1989 donde luego de tomar el Concejo Municipal durante toda una noche, logramos un Acuerdo basado en los estudios de la Comisión en el cual se señalaba el USO del terreno manteniéndose la continuidad histórica del lugar rescatando con ello los valores culturales propios de la Región, quedando incluido un Mercado Agrícola y Artesanal de carácter local que abastecería al Centro de la Ciudad. Se llamaría a un concurso Arquitectónico público para seleccionar el Diseño de la Edificación.
1990. Se llama a un concurso donde no se establecen bases, y el Alcalde y los Concejales se autodenominan jurado. Dos proyectos se presentan,
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
el Centro Cultural Tulio Febres Cordero por parte de la Gobernación y el Centro de la Cultura TATUY por parte de la Asociación Civil TATUY con las firmas de la comunidad. El primero fue el elegido. La Asociación impugna el concurso, ante la Cámara Municipal. No hay respuesta. El 3 de Diciembre la Asociación decide hacer un nuevo acto de protesta, para exigir de las autoridades el respeto del Acuerdo Municipal. Tomamos el terreno del Antiguo Mercado, para evitar la entrada y salida de camiones de la obra, hasta tanto las autoridades no se presentaran en el sitio a dialogar. La respuesta fue un equipo antimotines de 60 policías,
Pola y Nancy, trabajadoras del antinguo Mercado Principal de Mérida en el mercadito de la Plaza Colón
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Carmen Teresa Martínez y Nancy Hernández • Asociación Civil Tatuy
quienes a golpe y bombas lacrimógenas nos desalojaron de los terrenos, y donde solo la prudencia y la protección divina evitó una masacre. Una obra para la COMUNIDAD, se defendía de la COMUNIDAD con la fuerza de la represión. El Centro Cultural Tulio Febres Cordero se levanta lentamente sobre los terrenos del Antiguo Mercado. Ya la lucha nos es solo por un terreno, la lucha es contra el Abuso de Poder, La Violación de Acuerdos, Leyes, Derechos, La Corrupción, La Injusticia, El Hambre y La Miseria de Un Pueblo, que cada día sufre más y ve como se escapa de sus manos el bienestar, como las instituciones se derruban frente a la crisis moral que nos embarga y la situación económica que nos agobia. La lucha es porque esta democracia se transforme en una democracia participativa, del pueblo y para el pueblo.
1991. La demanda ante lo Contencioso Administrativo sigue su curso. El juez declara desasistido el Juicio. Los abogados encargados de la causa no introducen los documentos a tiempo. MIEDO, INCAPACIDAD, NEGLIGENCIA, TRAICION, solo Dios sabe la verdad. El terreno del MERCADO se ha perdido para siempre, pero el MERCADO sigue vivo, esperando un donde asentarse.
1992. Abril de 1992. La Asociación, en Asamblea Extraordinaria, decide cambiar el rumbo y se propone nuevos objetivos, así como un Proyecto para hacerlo realidad. Introduce modificaciones necesarias en los Estatutos Sociales y se denomina ASOCIACIÓN CIVIL TATUY.
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
31 de Mayo de 1992. Los miembros de la Asociación Civil TATUY y unos amigos y unas amigas hacemos la declaración de principios. 16 de Julio de 1992. La Asociación firma un Convenio de Cooperación Internacional con la Asociación Interprofesional para la Ordenación del Territorio de España (FUNDICOT), cuya presidenta Paloma Fernández Fernández se convierte en amiga y colaboradora de la Asociación, consiguiendo para la misma ayuda en futuras oportunidades. 1ero de Noviembre de 1992. Celebración por primera vez del CHIGUATEQUEMANOS Danza de Alabanza y reconocimiento al CHES.
1993. Marzo de 1993. Llega la orden de desalojo de la Plaza Colón, por parte de la Alcaldía. Por motivos de reparación de la Iglesia del Carmen. Ante la angustia y desesperación de no tener a donde ir, nuestras oraciones fueron escuchadas, y finalmente como regalo caído del cielo recibimos una donación por parte de una familia que mantiene el anonimato, con la cual afortunadamente pudimos comprar una casa vieja ubicada en la calle 20 Federación entre Av. 1 y 2, una cuadra arriba de donde se ubicaba el Antiguo Mercado principal, para a través de un proceso de autogestión y autoconstrucción reformarla y convertirla en el MERCADO TATUY. 1ero de Noviembre de 1993. Celebración del segundo CHIGUATEQUEMANOS. 1993. Recibimos una subvención de la Junta de Andalucía de España para la construcción del MERCADO TATUY, a través del Convenio de Cooperación de FUNDICOT.
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Carmen Teresa Martínez y Nancy Hernández • Asociación Civil Tatuy
1994. Realizamos el Proyecto Talleres de artesanía utilitaria y autóctona en el desarrollo turístico ecológico y cultural, del Pueblo Indígena JAMU, en Lagunillas, recibiendo para la ejecución del mismo nuevamente una subvención de la Junta de Andalucía, mediante el Convenio con FUNDICOT. 1ero de Noviembre 1994. Celebración del tercer CHIGUATEQUE MANOS.
1995. Creación y constitución de la FUNDACIÓN TATUY el 18 de octubre de 1995 OBJETIVOS DE LA FUNDACIÓN. El Objeto General de la Asociación es promover los principios y valores de las antiguas culturas andinas precolombinas en base a la Declaración de Principios. Objetivos específicos son: Promover una serie de acciones tendientes a lograr la sede del Mercado Tatuy. Desarrollar programas sociales de carácter, artesanal, agropecuario, naturalista, alimenticios, aquitectónicos, culturales, fundamentados en una amplia participación autogestionaria, comunitaria y colectiva de todos sus integrantes. FUNDADORES/AS Y DIRECTIVA ACTUAL. Aura Mireya Gómez, Carlos Julio Rodríguez, Digna Rosa Gonzales, Francisca Matilde Hernández, José Cenobio Alarcón, María Cira Luzardo, Elvigia Peña, Apolonia Peña Rojas (Pola), Hercilia Hernández Rivas, María Simona Lacruz, Dionisia Lacruz, Jesusa Tisoy, Lucila Alarcón, José Rafael Vasquez Rodríguez, Arístides Dávila, Escolástica Peña Gil, Antonio Maldonado y Nancy Hernández.
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
DIRECTIVA: Presidenta: Simona Lacruz. Vice-Presidenta: Nancy Hernández. Secretaria: Marianna Mercado Tesorera: Guadalupe Araujo Primer Vocal: Benito Guillén Segundo Vocal: Julia Salcedo Tercer Vocal: Jesusa Tosoy
PERSONAS O INSTITUCIONES QUE HAN APOYADO A LA ASOCIACIACIÓN TATUY FUNDICOT ESPAÑA MÉRIDA INDIGENA JAMU FUNDACIÓN DON BOSCO JUNTA DE ANDALUCIA CORMETUR ESCUELA DE VECINOS ELIAS SANTANA (padre e hijo) CECILIA Scorza CASA DE LA CULTURA JUAN FELIX SÁNCHEZ PASTORAL SOCIAL FACULTAD DE CIENCIAS FORESTALES GRUPO INDIOS COSPES DE CHACHOPO VASALLOS DE SAN BENITO DE SAN RAFAEL DE Mucuchíes MUSEO ARQUEOLÓGICO DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
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Carmen Teresa Martínez y Nancy Hernández • Asociación Civil Tatuy
Mercado Jacinto Plaza, Mérida. Foto: Lino Meneses Pacheco
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A veinte aĂąos de la quema del antiguo
Mercado Principal de MĂŠrida
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Vendedora de plantas medicinales, Avda.2 Lora, MĂŠrida
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A
veinte años de la quema del Mercado Principal de Mérida, entrevistamos a Nancy Hernández quien era comerciante de este mercado y en la actualidad es integrante de la Asociación Civil Tatuy de Mérida. Nancy se convirtió después de la quema del mercado principal en una de las tantas luchadoras y luchadores que se propusieron en hacer perdurar en la memoria de los/as merideños/as lo que significó para la ciudad de Mérida hasta los años ochenta del siglo XX el antiguo Mercado Principal. Nancy a veinte años de la quema del antiguo Mercado Principal de Mérida ¿Qué opinión tienes de los mercados y de la ciudad de Mérida? El mercado sigue estando dentro de la ciudad, el mercado no se murió. Los que pretendieron sacar el mercado de la ciudad, pues no lo sacaron, porque, en todos lados hay mercado, en una esquina en la otra.
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A veinte años de la quema del Mercado Principal de Mérida
Como vendedores del mercado nos sentimos muy complacidos, porque el mercado no se murió, sigue teniendo sus recuerdos en el centro de la ciudad, por pedacitos, pero ahí está. ¿Cómo ves en la actualidad los mercados populares de Mérida? En toda Venezuela los están exterminando, primero fue el de Cumaná, después el de San Cristóbal y luego el de Mérida. En Mérida ya no quedan casi mercaditos y los que están se encuentran muy abandonados, deberíamos empezar a preocuparnos por ellos, porque esa fue la principal excusa para quemar el Mercado Principal. De toda esa experiencia que ustedes vivieron después de la quema del mercado principal y de la asociación civil pro Mercado que se formó ¿Cómo ves las organizaciones cooperativas o las asociaciones de comerciantes en pro de dar respuesta a sus necesidades? Eso sigue igual, la inseguridad es la misma. De repente estamos bien en un sitio y luego tenemos que mudarnos, porque cualquier cosa aparece y tenemos que mudarnos. Pero en el caso de ustedes que se agruparon en una asociación civil y dieron origen al Mercado Tatuy, no ha sido así? Pero nosotros también tuvimos nuestra cota, después de la quema del mercado estuvimos primero en la Avenida 3, después en la placita Colón y ahora es cuando estamos aquí en la Avda. 2.
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El Mercado Principal de Mérida (1886-1987). A 20 años de su quema
Después de tanto tiempo ¿Qué es lo bueno de toda esta experiencia? Lo bueno es que hemos permanecido juntos contra viento y marea. Éramos muchos, pero quedamos 18 y se han muerto cinco: Simona La Cruz, el Sr. José Cenobio, el Sr. Espitian, María Cira Luzardo y Pola (Apolonia Peña Rojas). En la actualidad quedamos once, once familias.
Celebración de la fiesta de Chihuateque en Mérida por los/as integrantes de la Asociación Civil Tatuy
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Sede actual del Mercado Principal. Av. Las AmĂŠricas, Merida. Foto: Lino Meneses
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