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Capítulo 17: En la Aldea de las Hadas ~Harold von Wattin~ -Parte 1...............Pp

CAPÍTULO 17 %

EN LA ALDEA DE LAS HADAS ~HAROLD VON WATTIN~ -PARTE 1-

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Recibí una carta de Ritzhard-kun donde me invitaba a visitar su aldea un año después de que se marcharan.

Creí que me invitaría cuando las auroras fueran frecuentes, pero me escribió que sería difícil en invierno, pues el puerto cercano a la aldea se congelaba y se volvía inaccesible, por lo que uno tenía que viajar en trineo durante cinco horas. En cambio, sugirió que lo visitara en verano.

Tenía razón, cuando uno envejece, el frío se volvía más mordaz. Por consiguiente, seguí la recomendación de Ritzhard-kun y opté por visitarlos en la relativamente cálida temporada de verano.

Le pregunté a mi esposa si me acompañaría, pero dijo que no iría bajo la justificación de que no se podían ausentar el Lord y la Lady del territorio. Cuando discutí eso con Lüneburg-san, el abuelo de Ritzhard-kun, comentó: «En ese caso, ¿por qué no vamos juntos?».

Contraté a más personas para que se encargaran del rancho y adelanté trabajo, luego partimos para el viaje.

Nos tomó cerca de dos días llegar a la aldea foránea. Durante ese periodo, bebí junto a Lüneburg-san y pasamos tiempo de calidad.

Luego de viajar de esta forma, creo que fue la decisión correcta no haber traído a mi esposa, ya entrada en años, conmigo. Relajarme, beber,dormir. Experimentar una vida muy diferente a la de un noble fue bastante agradable. Había estado trabajando todos los días, así que fue un buen cambio que me relajara de vez en cuando.

Cuando arribamos al puerto, fuimos recibidos por Ritzhard-kun.

—Hapasado un tiempo; suegro, abuelo.

—Así es, ha pasado un tiempo.

Nos recibió con los brazos abiertos, así que le di un abrazo. Nunca había hecho esto, ni siquiera con mi hija o hijos. Sentí una extraña sensación. Mi yerno siempre ha sido un hombre amable.

—¡También tú, abuelo!

—¡Me niego!

Lüneburg-san rechazó la oferta argumentando que «¡No me sentiría feliz de recibir un abrazo de un hombre que cumplirá treinta!». Como de costumbre, no está siendo muy honesto.

Por lo visto, viajaremos en carruaje hasta la aldea.

Subimos al carruaje reservado para nosotros y partimos de la ciudad portuaria.

En el carruaje hablamos sobre lo que cada uno había estado haciendo recientemente. Al parecer, Lüneburg-san había estado enfocándose en trabajos filantrópicos.

—¿Qué hay de ti, suegro?

—Pues yo recientemente comencé a criar alpacas.

—Ah, hace un tiempo compré un abrigo de lana de alpaca en tu territorio. La lana era calientita y acogedora.

—¡Así es! Incluso mi esposa está esperando con ansias poder usar prendascon esa lana en invierno.

Antes de venir aquí, terminé la primera trasquilada. Al parecer, la lana de la primera trasquilada tenía la mejor calidad, así que mandé a hacer sombreros de invierno con esa lana para mis dos nietas y mi esposa.

—Ah, cierto. ¿Qué pasó con papá, abuelo?

—Se encuentra bajo custodia en la mansión, de esa forma no podrá huir, así que puedes estar tranquilo.

El padre de Ritzhard-kun estaba trabajando para terminar su investigación y presentarla en la academia. Por lo visto, tenía una fuerte pasión por los viajes, así que las personas del marquesado lo estaban vigilando de cerca.

Mientras charlábamos sobre estas cosas, llegamos a la aldea luego de una hora.

Lo primero que entró en mi vista fue el frondoso bosque verde. A diferencia de los bosques oscuros de mi ciudad natal, había una escena fantástica, como si las hadas en realidad vivieran allí. El aire también era fresco.

Lo siguiente que me sorprendió fue la gran fortaleza que rodeaba la aldea. Aparentemente fue construida para protegerse contra los animales salvajes hace trescientos años.

La estructura se encontraba en buenas condiciones. Ritzhard-kun sonrió lánguidamente y dijo que la mayoría del presupuesto de la aldea se dedicaba a darle mantenimiento a los muros.

Incluso en el interior de la aldea había sorpresas. Los niños que jugaban afuera, las mujeres jóvenes que trabajaban dentro de sus hogares, las señoras que se reunían en los pozos, todos poseían cabello blanco y ojos azules, brindándoles una apariencia etérea.

Sin duda esta era la Aldea de las Hadas. Me quedé sin palabras.

—Esto es asombroso, Ritzhard-kun. Realmente parece una Aldea de Hadas.

Confío en que a Edelgard y Adeltraud, que aman las hadas, también les gustará este lugar. Les prometí que las traería de viaje cuando crecieran un poco más.

Luego de caminar un rato por la aldea, arribamos a la mansión de Ritzhard-kun.

Había muchos cobertizos en su terreno: una para almacenar las presas cazadas, una para guardar pieles, y varias otras instalaciones para suvida autosuficiente.

Cuando llegamos a la puerta, Ritzhard-kun gritó hacia el interior.

—¡Sieg, mamá, Arno; mi suegro y el abuelo están aquí~!

Tras gritar eso, Sieg salió del interior de la mansión.

—Ah, ha pasado un tiempo, consuegro. También tiempo sin verte a ti, padre.

Al verla luego de unos cuantos meses, Sieg seguía siendo la niña saludable que recordaba.

—Vaya, vaya, el papá de Linde-chan y mi suegro.

La mamá de Ritzhard-kun, que salió poco después, también se veía saludable.

Arno, que ahora tenía un año, dio unos pasitos hacia nosotros mientras sujetaba la mano de su mamá.

—¡¡Oooh!! ¡¡Arno!! —Lüneburg-san fue el primero en reaccionar con esa adorable escena—. ¡Has crecido mucho! —dijo mientras levantaba a su bisnieto con una gran sonrisa sobre su rostro—. ¡¿Así que ya puedes caminar?! ¡Qué porte tan gallardo! ¡Ese es mi bisnieto!

Lüneburg-san estaba enamorado de Arno. Al verlo de esa forma, sentí una calidez en mi corazón.

—Abuelo, deberíamos dejar que mi suegro también vea a Arno.

—¡Ah, sí, lamento eso!

Todavía con Arno entre sus brazos, Lüneburg-san me lo mostró. Aunque no dejó que lo cargara.

—Hola, Arno, qué grande estás.

Al verlo luego de un año, pude notar que mi nieto estaba creciendo bien. Cuando lo acaricié, abrió un poco los ojos e hizo una sonrisa como de adulto. Ahora que lo pienso, sí me habían comentado que en ocasiones mostraba una sonrisa nihilista. Recientemente empezó a hablar un poco, así que era lindo verlo hablar con oraciones torpes. Disfruté jugando con mi nieto de un año de edad.

Cuando estábamos a punto de entrar a la casa con el permiso de la mamá de Ritzhard-kun, sentí una presencia detrás de mí, así que me giré.

Estaba más cerca de lo que había pensado. Era la primera vez que me atrapaban por sorpresa por la espalda, así que un sudor frío cubrió mi frente.

—¡U-uwa, un oso!

Frente a mí se encontraba un oso blanco arrastrando un oso.

No, ahora que lo veo de cerca, no era un oso blanco, sino alguien usando la piel de un oso blanco.

—Ah, ¿qué pasa, Teoporon?

Ritzhard-kun corrió hacia el hombre que vestía piel de oso blanco, aunque el resto de la parte superior de su cuerpo se encontraba expuesta. Ese hombre había cazado con esos robustos brazos una presa para nosotros, los invitados, como señal de bienvenida.

Había oído hablar de Teoporon, el cazador de una tierra lejana que portaba piel de oso, pero cuando lo vi en persona, no pude evitar maravillarme por ese cuerpo corpulento y esa grandiosa piel tersa.

Escuché que no entiende nuestro lenguaje, a pesar de todo me presenté y extendí una mano. Sin embargo, él no tomó mi mano extendida, en cambio se golpeó el pecho con su puño.

—Entiendo, entonces así es como saluda el guerrero Teoporon-dono.

Cuando lo imité y me golpeé el pecho a modo de cortesía, Teoporon-dono sonrió, mostrando una expresión que era tanto solemne como serena. De alguna forma, sentí que sería capaz de beber con él incluso si no nos podíamos comunicar.

❄❄❄

Sentía curiosidad sobre cuándo se iba a ocultar el sol, pero me dijeron que nos encontrábamos en una época conocida como sol de medianoche, en la cual el sol no se ponía en todo el día. Cuando eché un vistazo al reloj, claramente se podría considerar que era de noche, así que fue extraño ver luz todavía en el exterior.

—A todos los aldeanos les gusta el verano.

Durante el invierno, sucede un fenómeno opuesto conocido como las noches polares, que es cuando el sol no aparece en todo el día. En esa época, las personas no pueden cazar y tienen que permanecer en el interior de sus casas todo el tiempo. Ritzhard-kun relató que vivir solo en la oscuridad era algo muy deprimente.

Cuando me imaginé a Ritzhard-kun viviendo solo, por alguna razón me dieron ganas de llorar. Al parecer no fui el único, ya que Lüneburg-san también desvió la mirada para que no vieran sus ojos llorosos.

—Sin embargo, ahora tengo una familia, así que incluso las noches polares son divertidas.

—Entiendo, eso es un alivio.

Sinceramente agradecí la reunión milagrosa de Sieg y Ritzhard-kun.

Luego de cenar, llegó la hora de entregar los regalos que habíamos traído.

Para Arno, un libro de ilustraciones y orejeras hechas de lana de una alpaca joven. Productos de belleza para las damas y un cuchillo de máxima calidad fabricado por una compañía muy reconocida para Ritzhard-kun.

Lüneburg-san trajo un conjunto de ropa con forma de oso bebé para Arno y se las entregó con una expresión indescriptible.

—Pu-pues, ahora es verano, pero traje ropade invierno.

—Ah, pero hace frío por las noches, ¿qué tal si se la probamos a Arno ahora mismo?

Comprendiendo que Lüneburg-san añoraba verlo con esas ropas de bebé, Ritzhardkun vistió a Arno con ellas.

Admirando el porte gallardo de Arno usando la ropa de oso, Lüneburg-san asintió profundamente y murmuró algo misterioso: «Hay potencial», o eso dijo.

Después, jugamos unos cuantos juegos de mesa, catamos el licor que hizo Ritzhardkun y pasamos un tiempo agradable.

De esa forma, entró la noche en las animadas tierras remotas.

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