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Capítulo extra 01: Ritzhard amnésico ~Sieglinde~....................................................Pp
from Hokuou Kizoku 3
CAPÍTULO EXTRA 01 %
RITZHARD AMNÉSICO ~SIEGLINDE~
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El día de hoy haré tela de lino con las mujeres de la aldea. Estaré fuera de casa todo el día. Mi hijo, que ahora tiene un año y ocho meses de edad, se quedaría con mi suegro. Él no es cohibido, así como mi esposo, por lo que no debería haber ningún problema. Como le agradan los niños a mi suegro, comenzó a charlar alegremente con mi hijo, preguntándole qué le gustaría jugar. Mi suegra estaba llena de energía para hacer mermelada de baya desde la mañana.Por lo visto, también hornearía una tarta, incluso lo estaba esperando con ansias. En cuanto a mi esposo, Ritzhard, dijo que estaría dándole mantenimiento a los cobertizos. Le advertí que tuviera cuidado.
—Entonces, me marcho.
—¡Tú también ten cuidado, Sieg!
Probablemente solo mi esposo me diría algo así. Mi familia, incluido mis padres, en una ocasión comentaron: «Incluso si te encuentras con un criminal, no seas muy dura con él». Creo que hay un límite para ser groseros.
—Oh, Sieg, ¿qué tal un beso de despedida?
—¿Uh?
—Vamos, aunque sea en la mejilla.
Mi esposo señaló su mejilla. Estábamos afuera y mi suegra había estado entrando y saliendo. Sería vergonzoso si nos viera. Mientras pensaba sobre eso, empujé el cuerpo de mi esposo hacia atrás.
Cuandoeché un vistazo furtivo a mi esposo, tenía la mano sobre su boca mientras mostraba una expresión de shock.
—Sieglinde, por qué… —Estamos al aire libre.
—No me importa.
—A mí sí.
—Está bien —Parecía deprimido, pero lo aceptó—. También me gusta el lado duro de Sieg.
Declaró algo extraño, pero lo ignoré. Le di palmaditas en el hombro mientras le decía que cuidara la casa y salí.
Cuando miré hacia arriba, un claro cielo azul se extendía sobre mí. Ese color era similar al tono hermoso de los ojos de mi esposo.
❄❄❄
Por la tarde, regresé a casa del trabajo. Había recibido garbanzos de Aina, así que estaba caminando a casa mientras pensaba si debería usarlos para hacer una sopa el día de mañana, pero… —Linde-chan~.
Mi suegra estaba corriendo hacia mí. ¿Qué habrá pasado? Curiosa, yo también comencé a caminar más rápido.
—¿Qué sucedió, suegra?
—E-eh, verás~, uh, hubo un gran problema~.
Aun cuando no sonaba como si estuviera en peligro, escuché con cuidado.
—¡Ritz-chan, Ritz-chan se cayó de la escalera!
—¡Qué!
—Solo tiene unos cuantos rasguños, ninguna herida grave, pero…
Me sentía aliviada de que no hubiera heridas serias. Sin embargo, con las siguientes palabras de mi suegra, quedé horrorizada.
—Parece que Ritz-chan perdió sus recuerdos cuando se golpeó en la cabeza~.
Dejé caer los garbanzos que llevaba en la mano. Imposible, no puede ser que mi esposo perdiera la memoria…
Por el momento, mi suegro juzgó que sería mejor no causar un alboroto. Por lo que decidimos mantenerlo en secreto de la aldea. También optamos por no dar información innecesaria. Mi suegro actuaría como un doctor, mientras que mi suegra sería una vecina amistosa. Ya que habría confusión si mi hijo se encontraba con su padre que había perdido la memoria, Aina y Emmerich lo cuidarían.
Qué situación tan inaudita. Pensé mientras contemplaba el cielo. Al verme de esa forma, mi suegra me acarició gentilmente la espalda.
—Está bien, Linde-chan. Ritz-chan definitivamente recuperará la memoria.
—Sí, tienes razón…
Me di cuenta de algo después de hablar tanto. ¿No sería mejor si yo no regresaba a casa?
—Por favor, permanece al lado de Ritz-chan, Linde-chan.
—¿Qué debería decirle…? —Creo que tú puedes permanecer como Linde-chan.
Esto será… un gran problema. ¿Exactamente qué debería hacer?
Sin embargo, mi esposo también debe tener problemas, pues no recuerda nada. Así que al menos debería ser capaz de consolarlo. Regresé a casa después de tomar una decisión.
Cuando llegué, me sentía nerviosa, pero allí estaba mi suegro, tan despreocupado como de costumbre.
—Bienvenida de vuelta~, Sieglinde-san.
—Ya regresé… —Hizo un poco de calor el día de hoy, eh~.
—Sí, tiene razón…
Presenciando el comportamiento invariable de mi suegro, me sentí exasperada. Su único hijo había perdido la memoria. Qué despreocupado, pensé.
Sin embargo, gracias a él, mi corazón agitado se tranquilizó. Respiré profundamente y cambié mi estado de ánimo para que pudiera actuar de manera natural. Luego, me dirigí a la habitación de mi esposo con el jugo de baya que recibí de misuegra.
❄❄❄ Cuando toqué a la puerta, me contestó enseguida.
—¡Sí! ¡Adelante, por favor!
Era una voz inesperadamente animada y dudé de que hubiera perdido su memoria. Cuando abrí la puerta, vi a mi esposo sentado sobre la cama con un libro entre las manos.
—Eh,¿tú eres…? —Yo soy…
En ese momento pensé que debí de haber preparado una historia. No sabía qué decir. Cuando percibí que mi esposo me veía con interés, realmente caía en la cuenta de que había perdido la memoria.
—¿Acaso eres la señorita que Richelle-obasan conoce?
—Pues, algo así.
Para mi sorpresa, quedé impactada por el hecho de que mi esposo no me recordaba. Mi mano comenzó a temblar, algo poco característico de mí.
De súbito, me acordé sobre la expresión abatida de mi esposo en la mañana.
¿Por qué rechacé ese simple beso? Un saludo tan sencillo, cualquiera podría haberlo hecho. En ese entonces, no lo hice porque estaba avergonzada. Me sentí muy arrepentida, debí haberlo besado y despedirnos con una sonrisa.
—¿Qué sucede?
—N-no es nada…
Noté que había estado de pie de manera incómoda junto a la puerta con el jugo de baya en mi mano. Me acerqué enseguida y le entregué la taza de jugo.
—Gracias… ¡Waa, tú! —¿Q-qué sucede?
—Creo que tienes ojos fuertes y claros.
— …
Recordé que mi esposo dijo que se había enamorado de mí a primera vista. Ya que él estaba comentando lo mismo a pesar de haber perdido la memoria, terminé riéndome.
—Ah, ¿eh? ¿Acaso dije algo extraño?
—No, nada de eso.
Me sentí aliviada luego de hablar con él. Aun cuando había perdido la memoria, mi esposo seguía siendo el mismo.
—Eeh, ¿podrías decirme tu nombre?
Miré al techo cuando sentí una punzada en mi pecho.
—Sieglinde.
Cuando respondí eso, me preguntó cómo dirigirse a mí.
—Puedes llamarme como quieras.
—Entonces, Sieglinde-san.
La situación actual era diferente a cuando nos conocimos por primera vez. En aquel entonces, estábamos hablando con el matrimonio como premisa. Por consiguiente, en esta ocasión no me llamaría por un sobrenombre.
—Tal parece que realmente perdí la memoria… —Eso parece.
—Tal vez te cause problemas.
—Sí.
Está bien, no te preocupes. Eso fue lo que estaba pensando, pero sentí cómo se formaban lágrimas en mis ojos.
❄❄❄ Como no tenía heridas, al día siguiente, mi esposo… Ritzhard regresó a trabajar. Aunque no recordaba nada, por lo visto, el estilo de vida del país de la nieve se encontraba grabado en su cuerpo. Despertó temprano, se encargó del reno y los perros, y cortó leña hasta que llegó la hora del desayuno.
También saludó a la familia Rango de una forma refrescante. Sorprendentemente, era el Ritzhard usual.
Me acerqué a él.
Sentí que no habría problemas si estaba con mi hijo Arno, así que lo saludé. Por fortuna, Arno todavía no podía decir «Papá». Sin embargo, como Arno me llamaba «Mamá», decidí presentarlo como mi hijo a Ritzhard.
—Ah, Sieglinde-san, así que eres casada.
Al escuchar eso, me sentí triste y me dije a mí misma que solo podía ignorarlo por ahora.
Ritzhard mimó todo el tiempo a Arno. Me alivió ver eso.
Aun después de perder su memoria, la vida diaria fue sorprendentemente la misma.
Lo único diferente era que Ritzhard y yo no éramos pareja, sino extraños. Le dijimos que era una viuda criando a mi hijo sola. Realmente era una mentira muy triste.
Un médico charlatán, una vecina, una viuda y su hijo. Además de la familia de raza marcial. Ritzhard no parecía sospechar de esta extraña cohabitación. Seguía igual de animado que de costumbre.
A pesar de eso, yo me estaba volviendo loca. Estoy justo a un lado de él, pero no puedo actuar como lo hacíamos antes. Era sofocante. No sé cuántas veces tuve que retraer mis manos cuando estas se dirigían a su sonrisa inocente. Como Ritzhard
siempre era el primero en acercarse, me di cuenta que nunca antes me había sentido sola.
Sin conocer mis sentimientos, Ritzhard dijo algo muy cruel.
—Sieglinde-san es una mujer muy diligente y linda. Tu esposo debe haber sido la persona más feliz del mundo.
Al escuchar eso, mi pecho punzó de dolor. Me pregunto por cuánto tiempo más seguirá esto. Cuando pensé en eso, el dolor solo se volvió más fuerte.
Mientras Ritzhard sonreía con serenidad, le di la espalda. No sabía cómo debía responderle.
❄❄❄
Había pasado un mesdesde que Ritzhard perdió su memoria. Logramos mantener esto como un secreto de los aldeanos y continuamos viviendo tranquilamente.
Me dirigí a la aldea para hacer telas de lino. Todas charlaban mientras trenzaban los hilos. Hoy fue muy doloroso hablar sobre la familia. Al grado que hice que Aina, la única otra persona que sabía, se preocupara.
Cuando regresé a casa, había un silencio total. Frente a la puerta había una nota de mis suegros donde me informaban que habían salido a dar un paseo con Arno. ¿Me pregunto si Ritzhard estará en casa? Con esto en mente, fui a echar un vistazo al salón comedor. Allí, vi la silueta de Ritzhard durmiendo sobre el sofá…
Aun cuando entré a la habitación, no se despertó. Así que me senté junto a él.
Mientras miraba su perfil, reafirmé mi amor por Ritzhard.
Extendí una mano para tocar su cabello blanco plateado. Era suave y agradable al tacto. Sentí como si lo estuviera tocando luego de eones, eso me hizo muy feliz.
Quería disfrutarlo por completo, pero ya que sería malo si despertara, de inmediato alejé mi mano.
Antes, como el afecto de Ritzhard era demasiado vergonzoso, terminé rechazándolo varias veces. ¿Por qué hice eso? El arrepentimiento me inundó.
Tengo a Ritzhard y Arno, además de unos suegros saludables… No me faltaba nada en mi vida. Sin embargo, me sentía vacía.
Qué miserable. Me sentía avergonzada de mí misma por estos sentimientos femeninos.
Si esto es un sueño, desearía despertar pronto.
De súbito, se me ocurrió una idea estúpida. En los cuentos de hadas, los besos rompen maldiciones. Si beso a Ritzhard en la mejilla, ¿regresará su memoria? Pensé mientras me acercaba con cuidado. Aunque me estaba moviendo lentamente, el sofá crujió. Pese a eso, Ritzhard no despertó. Acerqué mis labios a su mejilla. Cuando estaba a punto de besarlo… —No lo hagas, Sieglinde-san —dijo Ritzhard todavía con los ojos cerrados. Yo me asusté. Sin cambiar su postura, abrió los ojos.
Un silencio incómodo nos envolvió.
Como no pude soportarlo, yo fui la primera en hablar.
—¿Cuántotiempo llevas despierto?
—Desde que Sieglinde-san entró al salón.
—Entonces desde el principio.
No sabía que fuera bueno fingiendo estar dormido. ¿Debería sentirme feliz por este nuevo descubrimiento? Estaba confundida.
Conforme agonizaba sobre qué excusa usar, Ritzhard declaró:
—Aun así, Sieglinde-san es ruin.
—Me disculpo por tocarte sin tu consentimiento, y por tratar de besarte.
—No me refiero a eso.
Ritzhard se acercó a mí y me empujó sobre el sofá, impidiendo que me moviera. En todo caso, ¿qué quiso decir con «No me refiero a eso»?
—¿En serio no sabes por qué estoy molesto?
—No… —No te dejaré ir hasta que me respondas.
— … ¿Por qué Ritzhard está actuando tan severo conmigo? Por lo general es suave y no se comporta de esta forma. Debido a eso, entré en pánico.
—¿Qué debería hacer? Si no lo sabes, ¿debería castigarte?
— … ¿Qué castigo me daría? Ni siquiera era capaz de imaginarlo. Sin embargo, me había resignado a mi destino. A final de cuentas, yo era la que estaba equivocada.
—Lo siento.
—Eresruin.
—No te pediré que me perdones.
—Claro. Después de todo, siento que ves a tu esposo en mí.
—¿Eh?
—Tus ojos no me reflejan a mí, sino a otra persona, como si lo estuvieras buscando.
—¿De qué estás hablando, Ritzhard?
—¿Acaso todavía amas a tu difunto esposo? Solo te estás acercando a mí para satisfacer tus propios deseos.
En ese caso, podía suponer por qué se molestó. Ritzhard estaba celoso, de sí mismo antes de perder la memoria.
Me sentí aliviada y exhausta al mismo tiempo y, antes de darme cuenta, estaban cayendo lágrimas por mi rostro. Cuando Ritzhard vio eso, se consternó.
—¡Ah, uwa, lo siento, Sieglinde-san! N-no era mi intención hacerte llorar…
Me soltó y tomó asiento. Aunque estaba a un lado de mí, Ritzhard no pudo hacer nada más que entrar pánico.
Luego de tranquilizarme, hablé lentamente con Ritzhard.
—Así que, tú, me amas… Cuando inquirí eso, Ritzhard asintió a modo de confirmación. Me alegro. En serio.
Podemos vivir como siempre lo habíamos hecho.
Mientras me sentía aliviada, mis suegros entraron enseguida al salón-comedor.
—Bienvenidos —Ritzhard saludó a mis suegros y abrazó a Arno—. ¡Bienvenido, Arno!
—Regresé, pa-pá… —¿Eh?
Ritzhard parecía sorprendido cuando escuchó a Arno. Después de eso, se giró hacia mí.
—¡Uwa, Sieg, escuchaste eso, acaba de llamarme papá! ¡Yupi~…! Ah… Cuando levantó a Arno muy alto en el aire, Ritzhard hizo una expresión avergonzada.
—¿Qué pasa?
—Eh~, um. Acabo de recordarlo todo.
En el instante en que escuché eso, una sensación cálida descendió por mis mejillas, e inconscientemente murmuré.
—Estoy feliz.
—Perdón, Sieg… Papá, mamá, también lo siento. Ritzhard se disculpó tímidamente. En efecto, tenía sus recuerdos de regreso.
❄❄❄ —En verdad estaba sufriendo mucho…
Ritzhard se encontraba sentado junto amí mientras me relataba sobre la época en que había perdido la memoria.
—Eras extremadamente linda y amable, así que me volví a enamorar de ti, ¡pero dijiste que eras viuda y ni siquiera me mirabas!
Aun cuando perdió sus recuerdos, todavía me amaba. Nunca me di cuenta.
—Por favor, enamórate de mí~. Enviaba ese mensaje con mis ojos, pero tú solo sonreías preocupada, así que~.
—Entiendo.
Nunca lo habría adivinado. Éramos el amor no correspondido del otro.
—Cuando pretendí estar dormido, lo hice con la esperanza de que te acercaras a mí. Estaba feliz, pero sentí que eso no era lo que yo quería… pero, al mismo tiempo pensé que era agradable, pero no me sentía bien a final de cuentas…
Mientras charlaba, me acerqué a Ritzhard. Cuando acaricié su cabello, cerró los ojos encantado. Fue un milagro que nos hubiéramos podido encontrar. Me moví un poco y lo besé en la mejilla.
—Fufu —Ritzhard se rió de manera extraña.
—¿Qué?
—No, es solo que, Sieg actuando atenta conmigo es muy linda.
—¿Qué fue eso…? —¡Eres la más linda del mundo!
Tras decir eso, me abrazó. Ya que siguió susurrando palabras de amor a mi oído, me sentí indefensa por la pena.
Sin duda, su afecto era excesivamente vergonzoso, pero el tiempo que pasábamos juntos jamás se volvería a repetir, así quedecidí que continuaría atesorándolo.