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EL ÁNGEL CANSADO
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Carlos E. Lujรกn Andrade
EL ร NGEL CANSADO
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Carlos E. Luján Andrade, 2017 de esta edición Ciudad Grifalda Ediciones, 2017 Edición Digital, Marzo de 2017 Prohibida la reproducción total o parcial Por cualquier medio sin permiso escrito del autor. Publicado en Perú.
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Di primero, ya que el Cielo nada oculta A tu visión, ni las hondas regiones Del Infierno, di primero ¿qué causa Movió a nuestros padres, que vivían En aquel feliz estado, protegidos De modo tan intenso por el Cielo, A huir de su Creador y quebrantar Su voluntad por una restricción, Por lo demás señores de la Tierra? ¿Quién los indujo a tal sublevación? La serpiente infernal; ella fue quien, De envidia y de venganza corroída, Engaño a la madre de los hombres; Su orgullo un tiempo la había arrojado Del Cielo con su hueste entera de ángeles Rebeldes, con cuyo apoyo aspiraba a Situarse en gloria encima de sus pares, Confiando al Altísimo igualarse, Si con él se enfrentaba, y ambiciosa, Contra el trono de Dios y monarquía, Levantó la impía guerra de los Cielos Y a la altiva lid con vano esfuerzo. A Satán el Poder Omnipotente Arrojó de cabeza, envuelto en llamas, En horrorosa combustión y ruina, De la mansión etérea a la insondable Perdición, a vivir allí en cadenas Irrompibles y el castigo del fuego, Por armarse contra el Omnipotente. Nueve veces el espacio que mide El día y la noche de los hombres Yació vencido, con su horrenda turba, Revolviéndose en el ardiente golfo, Confuso aunque inmortal. Mas su destino Le reservaba una ira más intensa, Puesto que ahora sentía los tormentos De la dicha perdida y el dolor perenne. (El Paraíso Perdido / John Milton)
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I El ĂĄngel recoge sus alas para andar y vivir como hombre, se las arranca para caer y morir como ĂŠl.
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II En una oraciĂłn donde nombro a mi ĂĄngel, ĂŠl se transforma en una madre o un padre ausente.
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III He perdido el camino hacia el infierno en el abrazo clemente del ĂĄngel que aviva el fuego benigno del espĂritu humano.
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IV Y le dijo al ĂĄngel que los apartara de su cielo, a los transgresores de su orden y dicha. AsĂ hombre y mujer anduvieron sin ĂĄngel, arrepentidos de ya no vivir en un paraĂso ahora desperdiciado entre manzanas podridas y pieles de serpientes.
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V Él regresó agotado de la misión fallida de avisar la venida del hijo de Dios. No era el indicado para tal empresa, no creía en lo dicho y por eso ese ángel jamás fue nombrado.
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VI Un señor buscó por años a su ángel y cansado le preguntó a un niño si lo había visto. El niño le respondió: sí –señalándole sus zapatos sucios y desgastados.
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VII Me dijo que saltara, que confiara en él, para sentir el espíritu de un ser liberto. Y heme aquí, viviendo como un ángel sin alas, aunque sea por siete segundos.
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VIII Sentado sobre su gallinazo, el ĂĄngel no sabe dĂłnde aterrizar. En la cĂşpula de la vieja iglesia o en el hombre que se persigna antes de robar.
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IX He hallado a un ángel enfermo recostado en la cantera, oculto bajo capas de polvo, quién sabe cuánto tiempo ha estado ahí. Los ángeles siempre agonizan pero nunca mueren.
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X En la espada del รกngel me reflejo, en su filo me arrepiento, en sus alas me duermo. Y yo solo con un rifle apuntando a su aureola.
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XI Me hizo un ángel de papel, lo coloqué encima de mi mesa y le hice compañía con la sombra de mi mano.
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XII Una bandada de ĂĄngeles vuela sobre mĂ y ocultan el sol para ensombrecer mis pasos. Ăšnico instante en donde ellos no te iluminan.
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XIII Mitad hombre, mitad pรกjaro, demasiado raro para andar entre los seres humanos, demasiado pesado para volar. Le dicen el รกngel suicida.
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XIV Y en el reino de los cielos el รกngel es un vasallo, pero en la tierra es una divinidad. Muestra de que el ego humano a pesar de ser grande, no llega hasta el firmamento.
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XV En mi ruta de escape hacia el precipicio un ángel se interpone. ¿Quién se lanza a un barranco sin alas? –me dice. Yo le digo: los que ya viven en el infierno.
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XVI En la iglesia un ángel ha escapado de su lienzo, ha dado sus bendiciones a los feligreses y una mujer le sostuvo el brazo preguntándole: ¿Y el Señor?, el ángel respondió: Ha dejado de ser infinito.
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XVII Con su prosa y poesĂa, los ĂĄngeles mensajeros de Dios hablan el lenguaje del hombre pero sin el odio y el rencor que este sufre. Ă ngeles atormentados que interpretan a los hombres sin ser uno de ellos.
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XVIII El Ángel de la Muerte te rescata de la vida, es el que te recuerda que este nunca fue tu paraíso.
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XIX La experiencia religiosa encuentra en los ángeles la expansión estética de la imaginación de los hombres.
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XX Los ángeles desafiaron la física del ser humano hasta que esta hizo comprensible la caída de uno de ellos.
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XXI Dios deja que nos golpee Satán hasta el delirio, luego viene el ángel y detiene el calvario, aunque no por compasión, sino porque un ángel no puede ser también demonio.
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XXII Un รกngel viejo es solo un individuo disfrazado de bondad.
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XXIII Los dĂas de desventura son Ă ngeles de Providencia cansados que no hallaron su relevo.
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XXIV ¿Y si los ángeles crearon a Dios para justificar su crueldad?
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XV El ĂĄngel, falso cuerpo de espĂritu inmortal, o ser humano remedo de existencia culpable y perecedera.
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XVI La soledad es imposible si un รกngel observa desde la eternidad. El individuo peca con auditorio hasta el martirio.
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XXVII Un poeta es quizรกs como รกngel de alas recortadas y sangrantes.
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XXVIII El arcรกngel Gabriel toca su trompeta sin saber que el hombre es sordo desde la desobediencia a Dios.
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XXIX Un รกngel que llora ya es mitad demonio.
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XXX El รกngel mensajero a veces duda de su misiรณn, no sabe si ha sido expulsado y si podrรก encontrar el camino de regreso.
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XXXI Aterrado se vuelve el hombre cuando un รกngel transforma sus palabras en plegarias.
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XXXII El รกngel le dijo al apรณstol: hay mucha tristeza y rencor en tu imitaciรณn.
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XXXIII La flecha del Querubin viaja como satélite, solo alcanzará al que llegue a órbita.
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XXXIV Con trueno de guerra y clamor de trompeta, Dios y sus ĂĄngeles recomponen la paz de su paraĂso.
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