Es una campaña inspirada en los momentos en los que disfrutamos de manera única una malteada, estar en una heladería o comer un algodón de azúcar, remitiéndonos a nuestra niñez, la juventud y la dulzura. De estos momentos nacen los colores pasteles, que en el lenguaje de la moda también son llamados colores malteados o empolvados.