FESTIVAL INFANCIA MISIONERA Los tres últimos cursos, y este será el cuarto, hemos acompañado a nuestro Señor en su infancia. Ha sido una peregrinación continua a Belén, Egipto, a Nazaret, y ahora por fin, a Jerusalén. Este curso, esa peregrinación es todavía mas evidente: acompañamos a la Sagrada Familia a Jerusalén. Jesús también actúa como peregrino. Y en nuestro caso, ese acompañamiento peregrino lo hacemos en este Año Santo Compostelano extraordinario. Subir a Jerusalén con Jesús es descubrir, junto con el señor que tenemos una tarea, una misión; que hemos de ocuparnos de las cosas de nuestro padre Dios. Debemos tomarnos muy en serio ayudar a los niños a ser conscientes de que su vida es muy importante a los ojos de Dios, enseñarles que su vida es misión, es abrirles los ojos a que su vida es una verdadera vocación, una verdadera llamada del Señor a ser sus amigos y como amigos, portadores suyos. Un cristiano tiene el corazón universal, de él depende la Iglesia entera. Y de los niños depende también los niños de todos los lugares, físicamente lejanos pero muy cercanos por la fe, la esperanza y el amor. Debe ir aprendiendo también a amar y sentir como propio todo lo que viven los niños de los cinco continentes. ¡¡¡La infancia misionera ayuda a agrandar el corazón y la mente de los niños!!!
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