"noche segunda", "La inocencia castigada".

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Zayas, María de. “Noche segunda”, “La inocencia castigada”. Desengaños amorosos. Ed. Alicia Yllera. Madrid: Cátedra, 1983. 257-91. Print.


NOCHE SEGUND

A la illtima hora de su jomada iba por l el rubicundo Apolo. rec!lgiendo sus ftam Ilegar ya con su carro cerca del occident su mudable herman a a visitar la tierra 2, c y damas que la pasada noche se habian h bien entendida Lisis 3. honrando la fies entretenido sarao. estflban ya juntos en la m pequeno favor haber acudido tan tempran nar y decir verdades esta hoy tan mal apl tados mas de la lisonja bien vestida que de que habia bien que agradecerles; mas eso des, que aunque no sean muy sabrosas, merlas. Y par esta causa hubo csta noch

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I Como se seiialo en la INTRODUCCI6N, en t novela figura en tercer lugar, aunque rareCe se impresor 0 del corrector. ya que se trata eviden cion a la segunda nache. 2 Imagen trivial, frecuente en eI Renacimie que se mofa Cervantes al ponerla en boca imagina cOmo un dia contanin sus hazaiias: « cundo Apolo tendido por la Caz de la ancha doradas hebras de sus hermosos cabellos... » (1 cion de Rodriguez Marin), 3 Esta alusion conlirrna el inicio de la segu las ediciones sc alterase eI orden de los relatos Poco despues indicara que hubo mayor cone anterior e inciuso habla de las segundas desen rrimeras que actuaron.


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igualasen a las primeras y deseaban ver como sal ian de Su empeiio; aunque tengo por cierto que, si bien estaban cstas. como las pasadas, detenninadas a lratar can rigor las caslum­ bres de los hombres, no era por anorrecerlos. sino par enmcn­ darlas, para que, si les locana alguno, no lIevasen el pago que lIevan las demas. Y no me cspanto, que ~llele habcr engaiios tan bien sazonados que. aunque se conoce que 10 son. no empalagan, y aun crco que cuando mas descngaiian las mujc­ res, enlonces se enganan mas; demas que mis desengaiios son para los que enganan y para las que se dejan engaiiar, pues aunque en general se dice par todos. no es para lodos, pues las que no se engafian. no hay necesidad de desengaiiarlas, ni [[aJJ' los que no enganan no les tocara el docwnento. i,Quien ignora que habria esta noche algunos no muy bien intencionados? Y aun me parece que los oigo decir: i.Quien las pone a estas mujeres en estos disparates? i,Enmendar a los hOlllbres? Lindo desacierto. Vamos ahara a eslaS bachillerias, que no raltara ocasion de venganza. Y como no era esta fiesla en que se podia pagar un silbo a un mosquetero, dejarian en casa dobln­ do el papel y cortadas las plumas, para vengarse. Mas tambicn imagino que a las desengafiadoras no se les daba mucho. que diciendo verdades, no hay que temer, pues pueden poner falta en 10 hablado. tanto en verso como en prosa: mas en la misma verdad no pllede haber falta. como 10 dijo Cristo. nuestro Senor, cuando dijo: «Si verdad as digo ... » Que trabajos del entendimiento, eI que sabe 10 que es, Ie estimara. y el que no 10 sabe, Sll ignorancia Ie disculpa. como sucedi6 en Ja primera parte de este sarao. que si unos Ie desestimaron, ciento Ie aplaudieron, Y lodos Ie buscaron y Ie buscan. y ha gozado de tres impresiones, dos naturales y una hurtada; que los bien inlencionados son como el abeja, que de las flores silvestres y sin sabor ni olor hacen dulce miel; y los

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se rindieron. que ~qui se vio la ruerza de Salicron las desc11ganadoras siguiendo la mana a dona Isabel, muy ricamente ves muy bien prendidas, y can tantas joyas. q un sol can mucho5 soles, y mas dona I renunciado eI hahitq morisco. pues ya adcrezo era costosisimo; tanto. que no daba mas resplandores: su hermosa ros que esla noche hizo alarde de las que la lenia reservadas parfl los gastos de su rel pasa al lado de los musicos, y las demas, y la discreta Laura, su madre, que era la desengaiiar, al asienlo del desengano, A todos de lanta hermosura y gallardia. Lo la noche anles, juzgaron que en esla s nueva belleza, y los que no las habtan v Cielo se habia trasladado a la tierra, y aquella sala. pareciendoles que can las d tener rencor. perdieron cI enojo ,que lra --Aunque mas mal digais de nosolros por eI bien de haber vista lanta hermos Pues sentadas las damas y sosegado dona IS3bei canto sola b esle romdnce. ausente del excelenlisimo senor conde de y vjva muchos anos. deC mi senora la co • traian: traia A. B: trajan C.

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Basqu;,ias. «Sayas». Francisco Fernandez de Castro Andrad Gatinara, IXO conde de Lemos (1613-1662). Ca tonia Giron, hija de Pedro Tellez de Giron que murio en Madrid en 1648. Fue gentilh Felipe IV y despues de la de Carlos II, virre mente de Cerdeiia. 4 5


que Manzanares ,·jsueiio coge. para que SliS ninras adomen sus blancos cuellos.

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AI tiempo quc el Alba hermosa deja de Titan" d lecho. la vi yo, y la vio cl amor. por la ausencia de Fileno,

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Aquel galan mayoral. hijo de aquel sol. que. siendo sol de esle presente siglo. se pasO a ser sol del cielc:> ,

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Dejando purpura y oro par el pano tosco y negro del palriarca Benito. cuyos pasos va siguiendo 7,

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Tras aquellos' resplandores, se rue su arnantc discreto. que. a los rayos de tul sol. seran los suyos etemos.

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Titen 0 Titono. hijo del rey troyano LaOmedonfe. hermano de Hesione y Priarno. fue arnante de Eos. la Aurora. el Alba, Eos obtuvo de Zeus su inmortalidad pcro olvido pedir In eterna juventud pard Sll amante. por 10 que, ya muy viejo. 10 convirtie en cigarra. 7 Alusi6n al abandono del mundo para haccrse religioso de Francis­ co Ruiz de Castro y Portugal (1579-1637). conde de Castro y duque de Taurisano. que seria el Villa conde de Lemos. heredando eI titulo de su hermano, Fue virrey y capitan general de Sicilia y caso en Napoles can Lucrecia Lignano de Gatinara. muerta en Zaragoza en 1623. A los seis arlOS de haber enviudado. renunci6 a sus titulos y entro en el monasterio benedictino de Sahagun. 6

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i,Ad6nde vas sin tu Aland i.C6me' Ie cansO tan pre Eres hi1mbre. no me esp mas n(l eres hombre. qu

Si eres deidad. necia soy cuando de un angel me no me castigues. Amor, pues y~\ Yes que me arre

Vuelve. Fileno. a mis braz mira IH3 penas que teng deja alllQl. que tu eres en su duro firmamento.

Si como luna reeioo. de tu esplendor. rayos b o vuelve a darme tu luz o tu lu}, ire siguiendo,»

Dijo. y c.orriendo cl auror la cortina al b claro Feb porque entraron sus zag puso a sus quejas sjlenc

11!!i ninras de Manzanares que escuchandola estuv al son de acordadas Iira lit cantaron estos versos «Enjugad. Atandra. VUeslros soles negros, que seiiala tristeza. si lIora el cielo.

• esposo: esposa C.

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No juzgueis su arnor tan corto y pequeno que no alargue eJ paso, aeorlando· el tiempo.

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Con graves y dulces dejos se acabO la musica, admirando los que no habian vislo a la linda dona Isabella hermosura y el dona ire, dejandoles tan enamorados comO suspensos, no sabiendo que lugar Ie podian dar sino el de b decima musa. Y si habian entrado con animo de murmurar y censurar esle sarao, por alreverse en el las damas a ser contra los hombres, se les olvido 10 danado de la intencion con la dulce armonia de su voz y la hermosa vista de su belleza, pctdonando, por haberla visto, cualquiera ofensa que recibiesen de las demas en sus desengafios. Y viendo Laura la suspension de todos, dio principia de esta suerte: -Vivi tan dulcemente engaiiada, el tiempo que fui amada y arne, de que me pudiese dar la amable condicion de mi esposo causa para saber y especificar ahora desengaiios; que no se si acertare a darJos a nadie; mas 10 C que por ciencia alcanzo, que de experiencia estoy muy ajena, me parece que hoy hay de todo, engafiadas y enganados, y pocos 0 ningunos que acierten a desengai'iarse. Y asi, las mujeres se quejan de sus engaiios, y los hombres de los suyos. Y esto es porque no quieren dejar de estarlo; porque paladea tanlo el gusto esto de amar y ser amados que, aunque los desenganos se yean a los ojos, se dan par desentendidos y hacen que no los conacen, si bien es

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Porque, barbara. si lu amanle 0 mari que en hacer tll 10 mismo te agravias a para que si es marido te quite la vida, de ti? No seas liviana, y si 10 fuiste, ma y no mates tu honra. De esto me parec hombres motivo para decir mal de las como ya los hombres se precian de m para seguir su condicion. busquen las hacen de propOsito por halJar ocasion p eSla que las hallaran II cada paso, po olro ejercicio, y les :lUbe mejor pasea duda que a cada paso les daran ocasi as!, par esla parte, a todos los culpo Por 10 que no tienen los hombres dis licenciosamente de elias, pues les basta se Ie saquen a plaza y 10 pear es que se lodas par un camino, sin mirar cuanto mos, pues hallaremos pocos que no ten conocida a quien guardilt decoro. Ni de 10 malo se puedc decir bien, n la cortesia hara mas que todo, diciendo porque son buenas, y a otras, pot' no duda, senores caballems, que .h~'y muje encerradas, muy honestas? Dlrelsme: i bien, porque como no las buscais, no nejan buscar, oi hallar, y hablan de cOmo les va con elias b. Y asi, en lugar ( aconsejar y pedirles que, aunque sean m lpodra ser que asi las hagan buenas.

Yen verdad, hermosas damas, que f que no hubiera hombres muy nobles, dos y muy virtuosos. Cierto es que lo

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elias: ella C.


cada dia, que se rompen muchos mantos y vale cara la seda; vendanse a deseo, y venin cOmo elias mismas hacen buenos a los hombres, En cuanto a la crueldad, no hay duda de que est<! asentada en eI corazon del hombre, y esto nace de la dureza de el, y pues ya este sarao se empezo con dictamen de prob<lr esto y avisar a las mujeres para que ternan y escarmlenten, pues conacen que todo cae sabre elias, como se vera en eI gano que ahara dire.

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En una ciudad cerC<l de la gran S nombrarla, porque aun viven hoy deu don Francisco, caballero principal y dama su igual hasta en !a condicion. E de las herrnosas mujeres que en toda la cuya edad aun no lIegabn a diez y ach mujer un caballero de la misma ciud calidad, ni menos rico, antes entiendo b todo. Pareciole, como era taron, a don dicha sOlo venia del cielo, y muy conten cO con su mujer y con dona Ines, su h tenia mas voluntad que la suya, y en cu amor reverencial Ie tuviese en lugar de miento, quiz:\. no tanto por d, euanto p condicion de su cunada, que era~ de 10 puede. De manera que antes de dos mes un cautiverio, puesta en otro martirio; de las caricias de su esposo, que has.ta e no hay quien se la gane a los hombres; a mana, que tengo para mi que las gastan despues, como se hallan fanidos d de hacen morir a puras necesidades de et a sin quizit, es 10 cierto ser esto la ca

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travesuras, y se enganan. Quieranlas, acaricienlas y den las 10 que les falta, y no las guarden ni celen. que elias se guardaran y celaran. euando no sea de virtud, de obligacion. jY valgame olra vez Dios, y que moneda tan falsa es ya la voluntad, que no pasa ni vale sino el primer dia, y Juego no hay quien sepa su valor! No Ie sucedi6 por esta parte a dona Ines la desdicha, porque su esposo hacia la estimacion de ella que mcrecia su valor y hennosura; por esta Ie vino la desgracia, porque siempre la belleza anda en pasos de ella. Gozaba la bella dama una vida gustosa y descansada, como quien entro en tan florida hacien­ da con un marido de lindo· talle y mejar condicion, si Ie durara; mas cuando sigue a uno una adversa suerte. por mas que haga [no] [[podra]] Iibrarse b de ella. Y fue que. siendo doncella, jamas fue vista, par la terrible condiciOI1 de su hermano y cunada; mas ya casada, 0 ya acompafiada de su esposo, 0 ya con las parientas y amigas, salia a las holguras, visitas y fiestas de la ciudad. Fue vista de todos. unos alaban­ do su hermosura y la dicha de su marido en merecerla, y otms envidiandoJa y sintiendo no haberla escogido para si. y otms arnandola iltcita C y deshonestamente, pareciendoles que con sus dineros y galanterias la granjearian para gozarla. Uno de estos fue don Diego, caballero mozo, rico y libre, que, a costa de su gruesa hacienda, no sOlo habia granjeado el nombre y Jugar de caballero, mas que no se Ie iban por.alto ni par remontadas las mas hermosas garzas de la ciudad. Este, de ver Ja peligrosa ocasion, se admir6, y de admirarse, se enamo­ r6, y debio, par 10 presente, de ser de veras, que hay hombres que se enamoran de burJas. pues can tan loca desesperacion mostraba y daba a entender su amor en la continua asisten

• de Iindo: lindo de C. b [no) [[podralllibrarse: librarse A: ibrar­ se B: no librara C. e ificita: in licita A; inclita B: ilicita C.

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baleon. ni dejaba de asistir a las mllsiea don Diego. parecicndole ioan dirigidos a vivi;m mas abajo de su casa. doncellas Iibcrtad. Don Diego cantaba y tenia otras habi la oeiosidad de los mozos ricos y sin pad las veces que se ofrecia. daba muestras dona Ines. Y ella y sus criadas, y su mi oirlas, como he dicho, creyendo se dirig que, a imaginar otra cosa, de creer es q dejarse ver. En fin. con es(a buena fe pa gala del bobeamiento de don Diego. q esposo de dona Ines 0 sus criados lec ve 10 mismo que ellos pensaban, y con cste canto una noehe. sentado a la puerta este romance:

Como la mildre a quien falt el tiemo y amado- hijo, asi estoy cuando no OS ve dulcisimo dueiio mio.

Los ojos, en vueslru ausenci son dos caudalosos rios, y el pensarniento. sin vos, un confuso laberinto.

i,Ad6nde estais. que no as v prendas que en el alma es <.Que oriente goza esos ra a que venturosos indios?

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adoraros no es deli to; si el arnor dora los yCrTOS, jqui: dorados son los mios! No viva yo, si ha lIegado a los arnorosos quicios de las puertas de mi alma pesar de haberos querida. Ahora que no me ois, habla mi arnor atrevido, y ruando os veo. enmudezoo. sin poder mi arnor deciros. Quisiera que vuestros ajos conocieran de los mlos 10 que no dioe Ja Icngua, que esla. para hablar. sin brios. Y luego que os escondeis.

atormenla los sentidos. par haber callado tanto. diciendo 10 que os estimo. Mas porque no 10 ignoreis. siempre vuestro me eternizo; siglos durara mi arnor, pues para vueslro he nacido.

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AJaoo dona Ines. y su esposo. el romance. porque como no entendia que era ella la causa de las bien cantadas y 1J0radas penas de don Diego. no se sentia agraviada; que, a imaginarlo, es de creer que no 10 consintiera. Pues viendose el mal corres­ pondido caballero cada dia pear y que no daba un paso adelante en su pretension, andaba confuso y triste, no sabien­ ~.,

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que habia hecho. Ie dijo que no se 10 neg medianamente su pena. y que si alguna dar remedio. era ella. porque su senora mucha merced, dandole entrada en su con ella sus mas escondidos secretosb desde antes de casarse, estando en casa nalmente. ella 10 pinto tan bien y can t don Diego casi penso si era echada par p haber notado su cuidado. Y con este pocas vucltas que este astuto verdugo Ie toda su voluntad, pidiendola diese a en amor. ofreciendole. si se veia admitido. g engolosinarla mas. quitandose una cade se la dio. Era rico y deseaba alcanzar. y nada. Ella la recibio. y Ie dijo descuidase alii, que ella Ie avisaria en teniendo nego que nadie Ie viese hablar con ella, po alguna malicia. Pues ida don DieEo, m mujer, se fue en casa de unas mujeres de conocia, y escogiendo entre elIas una, la as! en eI cuerpo y garbo pareciese a don casa, comunicando con ella eI engano escondiendola donde de nadie fuese vi dona Ines, diciendo a las criadas dijesen vecina de enfrente la queria hablar, que, Ia mand6 entrar. Y ella, can la arenga que la mujercilla no carecia, despues d mana. Ie suplic6 Ie hiciese merced de p ague! vestido que traia pueslo, y que s de el aquella cadena. que era la mism don Diego. porque casaba una sabrina. N c

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cion. Y quiero yo que los que se hallaren a la boda piensen que es suyo. y no prestado. RiDse dofia Ines, alabando eI pensamiento de /a mujcr, y mandando traer otro, se Ie puso, desnudimdose aque! y dando­ selo a la dicha. que Ie tomo contentisima. dejando en prendas la cadena, que" dona Ines torno, por quedar segura, pues apenas conoda a la que Ie lIevaba, que fue con el mas con­ tenta que si lIevara un tesoro. Con esto aguardo a que viniese don Diego, que no fue nada descuidado, y ella, con alegre rostra, Ie recibio diciendo: -Esto si que es saber negociar, caballerito bobillo. Si no fuera por mi, toda la b vida te pudieras andar tragando saliva sin remedio. Ya hable a tu dama, y la deja mas blanda que una madeja de seda f1oja. Y para que yeas 10 que me debes y en fa obligacion que me estas. esta noche. a la oracion. aguar­ da a la puerta de tu casa. que ella y yo te iremos a hacer una visita, porque es cuando su marido se va a jugar a una casa de conversacion 2, donde esta hasta las diez; mas dice que, por el decoro de una mujer de su calidad y casada. no quiere ser vista; que no haya criados, ni luz, sino muy apartada, a que no la haya; mas yo, que soy muy apretada de corazon, me morire si estoy a oscuras. y asi podras apercibir un farolillo que de Juz, y este sin ella la parte adonde C hubieres de hablarla. Todo esto hacia, porque pudiese don Diego reconocer eI vestido, y no el rostro, y se engafiase. Mas volviase loco eI enamorado mozo, abrazaba a la falsa y cautelosa tercera, ofreciendola de nuevo suma de interes, dandole cuanto consia

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2 Casa de cont'ersacinn. "Se llama aquella donde se juntan varias personas a divertirse, pasando eI tiempo en conversar 0 en jugar: la cual no sueIe estar abierta para tados como 10 estan las casas de juegol) IDA).

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les siglos; que. vicndola y reconociendo sele vista ordinariamente a dona Ines, parecia y venia lapada. y era ya cuando luvo por ella. Y' loco de contento, las cuarto bajo. donde no habia mas !uz q estaba en el antesala. y a esta ya una alc no se comunicaba mas que eI resplan la puerta. Quedose la vii tercera en don Diego. tomando por la mana a su fueron a sentar sabre una cama de dam alcoba. Gran rato se paso en engrandec deb haber merecido tal favor. y la fingida d da en 10 que habia de hacer. en responder ciendole eI haber venido y vencido los honor, marido y casa, con otras casas estaba. donde don Diego, bien ciego e colmo de los favores. que tantos desvelo desearlos y alcanzarlos, quedando muy dona Ines que antes. • Entendida era la que hada el pape! d sentabale tan a1 propio. que en don obligaciones; y asi. cargandola de jo¥as d de dinero, viendo ser la hora convenient su invencion, se despidieron, rogando senora que Ie viese presto. y ella prome de casa, la aguardase cada noche desd dicho hasta las diez, que si hubiese lugar quedo gozosisimo. y elias se fueron a aprovechadas a costa de la opinion de la da dona Ines. De esta suerte Ie visita quince dias que tuvieron el vestido; que, o fuese que Dios porque se descubriese • y: om. C.

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de: en B.

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don Diego tan triste como alcgre cuando la primera vez las vio. Con esto. se volvio cI vestido a dona Ines. y la frngida y la tercera partieron la ganancia. muy contentas con la burla. Don Diego, muy triste, paseaba la calle de dona Ines, y muchas veces que la veia r , aunque notaba el descuido de la dama, juzgabalo a recalo, y sufria su pasion g sin alreverse a m"'s que a mirarla; otras hablaba con la tercera que habia sido de su glo!ia, y ella unas veces Ie decia que no tenia lugar, por andar su marido cuidadoso; otras. que ella h buscaria ocasion para verle. Hasta que un dia. viendose imporrunada' de don Die~o, y que Ie pedia lIevase a dona lnes un papel, Ie dijo que] no se cansase, porque la dama, 0 erakmiedo de su esposo, o que se habia arrepentido, porque cuando la veia I, no consen­ tia [[queJrla hablase en esas cosas. y aun lIegaba a mas, que len negaba la entrada en su casao. mandando a las criadas no la dejasen entrar. En esto se ve cufm mal la mentira se puede disfrazar en traje de verdad, y si 10 hace, es por pOCo liempo. Qued6 el triste don Diego con estoP tal, que fue milagro no perder el juicio; yen mitad de sus penas. por ver si podia hallar alivio en elias, se determino en hablar a dona Ines y saber de ella misma la causa de tal desamor y tan repentino. Y asi, no faltaba de dia ni de noche de la calle, hasta hallar ocasion de hacerlo. Pues un dia que la vio ir a misa sin su esposo (novedad grande, porque siempre la acompaii.aba), la siguio hasta la iglesia. y arrodillandose junto a ella 10 mas paso que pudo, si bien con grande turbacion, Ie dijo: -l.Es posible, senora mia, que vuestro amor fuese tan corto.

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• hacer: am. C. b les: las B. 'volvcrle: volver C. d que: om. C. • porque les parecia que andaba: por parecerles andaba C. r vela C. S sufria su pasion: sufriiila C. h ella: am. C. ; imporlunada: afortu­ nada A. B. C. J que: am. C. k era: por C. I cuando la vela: am. C. m [(que]): am. A. B. C. n Ie: la C. 0 casa: asa A (corregido en "ErralaSl»; casa B. C. P eslo: eso C.

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hecho dueiio de 10 mucho. si no os hu cruel, que aun cualldo os rniro, no os dig vuestros hermosos ojos. como si cuando no jurasteis mil veces por ellos b que no m Mir61e dona Illes adrnirada de 10 que -iQue decis. senor? i.Deliniis. 0 tenei do estuve en vueslros brazos, ni jure de agasajos, ni me hicisteis carinos? Porque que jamas me he acordudo, ni como pue 10 que nunea ame. -Pues i,c6mo---replic6 don Diego---, no me habeis visto oi hablado? Decid de haber ido a mi easa, y no 10 negueis negar eI vestido que traeis puesto, pue Ilevasteis, ni 10 negara fulana, vecina d casa, que fue con vos. Cuerda y discreta era dona Ines, y mujer, aunque turbada y medio muerta cayo en 10 que podia ser, y volviendo a -i,Cuanlo habra eso que decis? -Poco mas de un mes-replic6 el. Con 10 cual dona Ines acabO de todo tiempo que el vestido esluvo prestado habian hecho algiJn engano. Y por aver -Ahora. senor. 110 es tiempo de ha marido ha de partir manana a Sevilla pesos que Ie han venido de d Indias; de estad en mi calle. que yo os hare lIama sobre esto que me habei/i dicho. Y no di mujer, que importa encubrirlo de ella. Con esto don Diego ~ fue muy gusto

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de mi esposo en esta ocasi6n, que con ella he de averiguar la verdad y sacaros del engano y error en que estais, que pienso que hubiera perdido el juicio, 0 yo misma me hubiera quitado la vida. Y asi, os suplico me digais muy por entero y despacio 10 que ayer me dijisteis de paso en la iglesia. Admirado don Diego de sus razones, Ie canto cuanto con aquella mujer Ie habia pasado, las veces que habia estado en su casa, las palabras que Ie habia dicho, las joyas que Ie habia dado. A que dona Ines. admirada, satisfizo y conto como este b tiempo habia est ado el vestido en poder de l'sa mujer, y camo Ie habia dejado en prenda una cadena, atestiguando con sus criadas la verdad, y camo ella no habia faltado de su casa, ni su marido iba a ninguna casa de conversaci6n, antes se recogia con el dia. Y que ni conoda tal mujer, sino solo' de verla a la puerta de su casa, ni 1a habia hablado, ni entrado en ella en su vida. Con 10 cual don Diego qued6 ernbelesado, como los que han visto visiones, y corrido de la burla que se habia hecho de el, y aun mas enamorado de dona Ines que antes. A esto sali6 el Corregidor. y juntos fueron en casa de 1(1 desdichada tercera. que al punto conres<> la vetdad de todo, entregando algunas de las joyas que Ie habian tocado de la partici6n y la cadena. que se volvi6 a don Diego. granjeando de la burla doscientos azotes por infarnadora de mujeres principales y honradas. y mas desterrada pOT seis anos de la ciudad, no dedarandose mas el caso por la opinion de dona Ines, can que la dama qued6 satisfecha en parte. y don Diego mas perdido que antes, volviendo de nuevo a sus p'reten­ siones, paseos y musicas, y esto con mas confianza, parcclendole que ya habia menos que hacer. supuesto que la dama sahia su arnor, no desesperando de la conquista, pues tenia caminado 10 mas. Y 10 que mas Ie debio de animar fue no creer que no

pcrseguida senora aun la puerta no cons porque no lIegase su'descomcdimiento a Mas, ya desesperada y resuelta a vcngarse una nache canto en su calle. sucedi6 10 q

Duena querido: si en el alma mia alguna parte Iibre se ha quedad hoy de nuevo a tu imperio la h rendida e a tu hermosura y gall

Dichoso soy. desde aque1 dulce d que con tantos favores quede ho instantes a mis oj()S he juzgado las hams que gCl'-'\: tu campania

jOh' si fucr;111 verdad los fingimien

de los encatltOs que en la edad han dado tanlll fuer7.a a los en

ya sc vieran I()gra,k,s mis intento si de los diose.~ mereccr pudier encanto, gozartc muchos a~os.

Sintio tanto dona Ines. entender don Diego cierto de la b\lrla que aquella en hecho en desdoro de su honor, que al p con una criada que, supuesto que ya sus a desvergiienzas, ~ue se fuese can Dio escandalos ni pubhcanda lacmas, sino q quien era. de hacerle matar. Sinti6 tanto el mal<lcansejado mozo e , la: 10 C.

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dejando la puerta de la sala no mas de ap advirti6 el moro, porque las de la calle nu haber en la casa mas vecindad, encendi6 l sobre el bufete, se acost6, contemplando belleza del hermoso C retrato; que como arder, la descuidada dona Ines, que estab casa y gente recogida, porque su marido de Sevilla, por haberse recrecido a sus pleitos. privada con la fuerza del encan ardia de su juicio, y en fin. forzada de alg que gobemaba aquello, sed levant6 de su unos zapatos que tenia junto a ella, y un con sus vestidos sobre un tabu rete, tom debajo de su cabecera, y saliendo fuera, a cuarto, y juntandola en saliendo, y mal t sali6 a la calle, y fue en casa de don Diego sabia quien la guiaba, la supo Ilevar. y c abierta. se entr6. y sin hablar palabra. -o puso dentro de la cama donde est~ba don un caso tan maravilloso, qued6 fuera de y cerrando la puefta, se volvi6 a la cama -i,Cuando, hermosa senora mia, mere ra 5i que doy mis penas por bien emple Dios, si estoy durmiendo y sueiio este dichoso que despierto y en mi juicio as te A esto y otras muchas cosas que d dona Illes no respondia palabra: queviendo pesaroso, por parecerle que dona Ines • ([Ia]J: om. A, B, C. se add. C. 4

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Faldellin. «Falda interior».


faldellin y calzandose, sin hablarlec palabra, se salio par Ia puerta y volvi6 a su easa, Y lIegando 1 ella, abri6, y volviendo a cerrar, sin haberla sentido nadie, 0 por estar vencidos del sueno, 0 porque participaban todos d~1 eneanto, se echo en su cama, que asi como esluvo en ella, la vela que estaba en casa de don Diego, ardiendo, se apago, como si con un soplo )a roataran. dejando a don Diego much) mas admirado, que no acababa de santiguarse, aunque 10 ha:ia muchas veces, y si el acedia de ver que todo aquello era violento no Ie templara, se volviera loco de alegria. Estese con ella 10 que Ie durare, y vamos a dona Ines. que como estuvo en su cama y la vela se apago, Ie pareci6. cobrando eI perdi(o sentido. que desperta­ ba de un profundo sueno; si bien acordandose de 10 que Ie habia sucedido. juzgaba que Lodo Ie habia pasado sonando, y rouy afligida de tan descompuestos rueiios, se reprendia a 51 misma, diciendo: , -iQuc es esto, desdichada de mil i,Pues euando he dado yo lugar a mi imaginaci6n para que me represente cosas tan ajenas de mi, 0 que pensamientos ilidos he tenido yo con este hombre para que de ellos hayan naci~o tan enormes y desho­ nestos efectos? jAy de mi!, 6Que es es:o, 0 que remedio lendle para olvidar casas semejanles? Con esto, lIorando y con gran desCJnsuelo, paso la'noche y el dia, que ya sobre tarde se saJio a un bakon, por divertir algo su erunaranada memoria, al lierupa que don Diego, aun no creyendo fuese venJad 10 sucedid<.', pas6 por la calle, para ver si la veia. Y fue al tiempo que, como he dicho, estaba en la venlana, que como el galan la vio qr.ebrada de color y triste. conociendo de que procedia el Lal a:cidente, se persuadio a dar erectiLo a 10 sucedido; mas dona lnes, en el punlo que Ie

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tomase la justa venganza que a su parecer meredan. Mand6 eI Corregidor que fuesen la mitad de sus ministros con dona Ines. y que viendo en que paraba su embelesamienlo. y que b no se apartasen de ella hasta que el mandase otra cosa, sino que volviese uno a darle cuenta de todo; que viendo que de alii a poco la vela se mato repentinamente, Ie dijo al infelice don Diego: -jAh senor. y c6mo pudierades haber escarmentado en la burla pasada, y no poneros en tan costosas veras! Con esto aguardaron eI aviso de los que habian ido con dona Ines, que como lIego a su casa y abrio la puerta, que no estaba mas de apretada, y entro, y todos con ella, volvi6 a cerrar. y se fue a su cama, se ech6 en ella; que como a este mismo punto se apagase la vela, ella despert6C del embelesa­ miento, y dando un grande grito. como se vio cercada de aquellos hombres y conocio ser ministros de justicia, les dijo que que buscaban en su casa, 0 por donde habian entrado, supuesto que ella tenia la lIave. -jAy. desdichada senora! -<lijo uno de ellos-, iY c6mo habeis estado sin sentido, pues eso preguntais' A esto. Y al grito de dona Ines, habian ya salido las criadas alborotadas. tanto de oir dard vocesc a su senora como de ver alli tanta gente. Pues! prosiguiendo el que habia empezado, Ie cont6 a dona Ines cuanto habia sucedido desde que la habian encontrado hasta el pun to en que estaba, y cOmo a todo se habia hallado su herman'o presente; que oido por la triste y desdichada dama, fue milagro no perder la vida. En lin, porque no se desesperase, segiJn las cosas [[quell g hacia y decia, y las hennosas lagrirnas que derramaba, sacandose a • nuestro: este C. by que: om. C. desperto: se desperto add. B. dar: om. B. voces: veces C. r pues: om. C. '[lqueJJ: om. A. B. C. C

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con el proceso ya sustanciado, y pueslo camo habia de eslar, que lIevado a su carcel, y de ella' a la Suprema~, no parcci6 mas. Y no fue pequeiia piedad castigarle en secreto. pues al fin el habia de morir a manos del marido y hermano de dona Ines. supuesto que el delito cOl11etido no merecia menor. castigo. Llego eI correa a Sevilla y dio la carta a ~1.Alonso) que como vio 10 que en ella se Ie ordenaba, bien conruso yTCtTieroso de que serian flaquezas de dona Ines, se puso ,~n camino. y a largas jomadas lIeg6 a casa tie su cuiiado. can tanto ~ccreto. que nadie supo su venida. Y sabido todo el caso Como habia sucedido, entre todos tres habia diferentes pareceres sabre que genero de muerte darian A. la inocente y desdichndll dona Ines, que aun cuando de voluntad fuera culpada, In bastara par pena de su delito la que tenia, cuanto y mas nO habiendole cometido, como estaba averiguado. Y de quieti mas pondero la crueldad es de la traidora cunada, que, siquicra por mujer, pudiera tener piedad de ella. Acordado. en fin. el modo. don Alonso, disimulando su danada intencion. se flll: a su casa. y can carip,~s y halagos la aseguro, haciendo eI rnismo de modo que la triste dona Ines, ya mas quieta, viendo que su marido hablll creido la verdad, y estaba seguro de su inocencia, porque haber§clo encubierto era imposible, segtin estaba el caso publico, lie recobro de su perdida. Y si bien. avergonzada de su desdicha, apenas osaba mirarle, se modero en SWI sentimientos y higrimas. Con esto pasO algunos dias, donde un dia, can mucha afabilidad, Ie dijo el cauteJoso marido camo su hermana y el estaban determina­ dos y resueltos a irse a vivir con sus casas y familias a Sevilla; • de ella: dalle C. 5

Suprema. «Usado como sustantivo. es por antonomasia el Supe­

rior Consejo de la Inquisici6n. a quien preside el Inquisidor general» (DA1.

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L1egados a Sevilla. tomaron casa a su vecimlad que tllos dos. y luego despidicr y criadas ql.l<': habian traido. para hacer sin que ahora dire. En un Hposcnto. el ultimo de toda la hubiese gentl! de servicio, ninguno tuviese entrar en el, en eI hueco de una cI,imene elias la hicieron. porque para este caso n que el hermano. marido y cunada. hab cascotes, ye 10 demas que era mene1iter, p desdichada dona Ines, no dejandole ma pudiese estar en pie, porque si se Queria s como ordinariamente se dice,: en cucli dejando sOlo una ventanilla como media donde respirase y Ie pudiesen dar una m que no muriese tan presto. sin que sus lag enterneciese. Hecho esto. cerrtlron eI ap tenia la mala y cruel cuiiada, y ella m comida y un jarro de agu<t, de manera recibieron criados y criadas. ninguno sab cerrado r aposento.

Aqui estuvo dona Ines seis anos, qu Majestad en tanto tormento conservarle de los que se Ie daban. 0 para merito imaginar se puecle, supuesto que he dic estaba. y que las inmundicias y basur echaba. Ie servian de carna y estrado p 1I0rando y pidiendo aDios la aliviase de sin que en todos elias viese luz. ni reco

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C6modo. «Conveniencia».


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mujer del que digo habia lenido una doncella que la habia Cc1.sado aiios habia, la cual enviud6. y quedando necesilada. la senora. de Cclridad y por haberla servido. par que no tuviese en la pobreza que lenia que pagar casa, Ie dio dos aposenlos que eSlaban arrimados al emparedamicnto" en que la cuitada dona Ines estaba. que nunca habian sido habilados de gente, porque no habian servido sino de guardar cehada. Pues pasada a ellos esla buena viuda. acomodo su cama a fa parte que digo. donde eSlaba dona lnes, la cual, como siempre eSlaba lamen­ tando su desdicha y lIamando a Dios que la socorriese. la olra, que estaba en su cama, como en el sosiego de la nache todo estaba en quielud, oia los ayes y suspiros. y al principio es de creer que enlendi6 era alguna alma de la olra vida. Y luvo tanto miedo. como estaba sola, que apenas se atrevia a estar alii; tanlo. que la oblig6 a pedir a una hermana suya Ie diese. para que esluviese con ella, una muchacha de hasta diez anos, hija suya. con cuya compania mas alentada asistia mas alii, y como se reparase mas. y viese que entre los gemidos que dona Ines daba. lIamaba aDios y a la Virgen Maria. Senora nuestra. juzgo seria alguna persona enferma, que los dolores que padecia la obligaban a quejarse de aquella forma. Y una nache que mas atenta estuvo b , arrimado el oido a fa pared. pudo apercibir que decia quien estaba de la otra parte estas razones: -i,Hasla cuando, poderoso y misericordioso Dios, ha de durar esla tnsle vida? <.Cuando, Senor, daras lugar a la airada muerte que ejecute en mi el golpe de su cruel guadana. y hasta cmlndo estos crueles y camiceros verdugos de mi inocencia les G ha de durar eI poder de tratarme asi? i.Como. Senor. permites que Ie usurpen tu justicia. castigando con su crueldad 10 que tli. Senor, no casligaras? Pues cuando tu envias el castigo, es a

suslento que me dan, no es por b viv desesperad a <. AcabO estas razones con tan doloro escuchaba. movida a lastima, alzando oyese. Ie dijo: -Mujer, 0 quien eres. i.que tienes 0 dolorosamenle? Dirnelo. por Dios. y si de donde estas, 10 hate, aunque aventu -i.Quien eres tu-r~spondi6 dona In Dios que me lengas la~tima'! -Soy-replica la olm mujer-una v te, que ha poco que vivo aqui, y en es ocasionado muchos lemores; tan los cu nes. Y asl. dime que poore hacer, y no yo no excusare trabajo por sacarte del -Pues [SiJd asi es, senora mia-rcspo no eres de la parte de mis crue1es verdu mas por ahora, porqtl~ temo qtIe me e una triste y desdichadll mujer, a qui hermano, un marido y una cunada tiene tura. que aun no tengo lugar de ,pod cuerpo: tan estrecho es en el que esloy mal senlada. no hay otTO descanso. sin chas que estoy padeciendo. pues. cuand que la oscuridad en que estoy, baslaba, dos, porque aunque aqul no se cuando ni domingo. ni sabado, ni pascua. ni a etemidad de liempo. Y si esto 10 pade consolara. Mas sabe Dios que no la ten la muerte. que antes la deseo; perder

• emparedamienlo: emperamienlo C. rar: dudar A; durar B. C.

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sacanne de aqui antes que muera, siquiera para que haga las obras de cristiana; que te aseguro que esta ya tal mi triste cuerpo, que pienso que no vivire mucho. y pidote por Dios que sea fuego. que Ie importa mucho a mi alma. -Ahora es de noche -dijo la mujer-: fen paciencia y ol"recele aDios eso que padeces, que yo te prometo que siendo de dia yo haga 10 que pides. -Dios te 10 pague--replic6 dona Ines-, que asi 10 hare, y reposa ahora, que yo procurare, si puedo, hacer 10 mismo, con las esperanzas de que has de ser mi remedio. -Despues de Dios, credo· asi-respondi6 la buena mujer. Y con esto. callaron. Venida la manana. la viuda bajo a su senora y Ie conto todo 10 que Ie habia pasado, de que la senora se aelmiro y lastimo, y si bien quisiera aguardar a la noche para hablar ella misma a dona Ines, temiendo el dano que podia recrecer si aquella pobre mujer se muriese asi, no 10 dilato mas, antes mando poner el coche. Y porque con su autoridad se diese mas credito al caso. se fue ella y la viuda al Arzobispo. 'dandole cuenta de lodo 10 que en esta parte se ha dicho. el eual. admirado. aviso al Asistente. y juntos con loelos sus ministros, seglares y eclesiasticos, se fueron a la casa de don Francisco y don Alonso, y cercandola por todas partes. porque no se escapasen, entraron dentro y prendieron a los dichos y a la mujer de don Francisco, sin reservar criados ni criadas. y tomadas sus confesiones, estos no supieron decir nada, porque no 10 sabian; mas los traidores hermano y marido y la cruel cunada, al principio negaban: mas viendo que era por demas. porque el Arzobispo y Asistente venian • creelo: creolo C. 7 A.~isletl'e. «En Sevilla se da este titulo y nombre al Corregidor de aquella ciudad. Tambien los hay en otras partes. como en Santiago y Marchena, aunque de inferior representacion» (D.A.).

286

cstuviese mucho tiempo sin ver IU7. ce~a u' de 1I0rar. ella n0 tenia vista. Sus he cuando cntro alii cr(ll\ como hebras de o misma nieve. enredados y lIenos de an peinarlos se crian en tatlta cantidad, que ban; el color. de la color de la muerte; t que se Ie senalaban los huesos, como si encima fuera un delgado cenda]; desde lo dos surcos cavados de las lagrimas, que un bramante grueso; los vestidas hech veian las mas partes de su cuerpo; desc que de los excrementos de su cuerro. c echarlos, no salo se habian consumido, comida hasta los muslos de lIagas y gu !leno el hediondo lugaL No hay mas que a lodos tanta lastima, que lloraban como uno!. Asi como la sacaron, pidi6 que si rsta bispo, la lIevasen a d, como fue hecho indecencia que estar desnuda causaba, cu En fin, ell brazos la lIevaron junto a el, y el Ie bcs6 los pies, y pidio la bcndici~n, rnones toda~ su desdichada historia. de q Asistente, que al punto los mand6 a to circel con grillos y cadenas, de suerte unos a los otros, afeando a la cufiflda m crueldad. a 10 que ella respondio que hac su marido. La senora que dio eJ aviso. junto con descubri6. que estaban presentes a todo por la parte que estaba dona lnes. par n

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I Asistente sustancio eI proceso de los reos, y averiguado \ todo, los condeno a todos tres a muerte. que fue ejecutada en un cadalso, por ser nobles y caballeros. sin que les valiesen sus dineros para alcanzar perden, po ser el deli to de tal calidad. A dona Ines pusieron, ya sana y restiLuida a su hennosura. aunque ciega, ert un con vento can dos criadas que cuidan de su regalo, suslentandose de la gruesa hacienda de su her­ mano y marido, donde flo)' vive haciendo vida de una santa, afinmindome quien la via euando la sacaron de la pared, y despues. que es de las mas hermosas mujeres que hay en cI reino del< Andaluda; porgue, aunqlle esta ciega, como tiene los ojos c1aros y hennosos como ella los tenia, no se Ie echa de ver }lue no tiene vista. Todo este caso es tan venladero como la misma verdad, que ya digo me Ie conLo quien se hallo presente. Ved ahora si puede servir de buen desengano Cl las damas. pues si a las inocentes Jes sucede esto. i,que esperan las culpadas? Pues en cuanto a la CTueldad para con las desdiehadas mujeres, no hay que liar en hermanos ni maridos, que lodos son hombres. Y como dijo el : rey don Alonso eI Sabio, queel cQrazon del hombre es bosque de I espesura, que nadie Ie pue<le hallar senda, donde la crueldad. "bestia fiera y indomable, tiene su morada y habitacion. Este suoeso habra que pasO veinte anos, y vive hoy dona Ines, y muchos de los que Ie vieron y se hallaron en el; que quiso Dios darla sufrimielllo y guardarle la vida. porque no muriese alii desesperada, y para que tan rabioso lobo como su hennano. y tan cruel basi lisco como su marido, y tan rigurosa leona como su cunada, ocasionasen ellos mismos su castigo.

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del: de la B;

pues ella, como mujer, pudiera ser mas

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niado encanto !labia cllido en tal yerr rompi6 e1 silencio fue 49iia Estefania, qu

susp~'roijo:'"

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- ' y. divino..I~spQS() fTI.i~Y si vas, t ofen etfios, nos castigarais asi, i,que fue soy necia en hacer comparaci6n de vas esposos del mundo. Jamas me arreperi consagre a vas de 6ef esposa vuestra; y ho hare, pues aunque os agraviase, que a la me habeis de perdonar y recibinne con Y vuelta a las damlls, les dijo: -eierto senoras, que no cOmo ten garos can nombre de marido a un ene ofende de las obras, sino de los pensam bien ni eI mal acertall. a dades gusto, y s didas en alg1in delito contra ellos, i,por q de sus disirnuladas maldades, que has venganza, y es 10 segura, no sosiegan? C no que ha dicho Laura, rni tia, podeis qu das, y concluida la opinion que se s\lsten caballeros pOOnin tambien conocer cua en dar toda la culpa a las mujeres. acu delilos, flaquezas, crueldades y malos tr tienen la culpa. Y es el caso que por la m aventajada calidad son las mas desgr no solo en sucederles las desdichas qu referidos hemos visto. sino que tambien opinion en que tienen a las vulgares. Y terna [(de])' los divinos entendimientos

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'de sOlo airlos: om. C. ble: la C. <a: , [[de)]: om A, B. C.


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rece que todos hemos dado en el vicio de no decir bien de las mujeres, como en el tamar tabaco, que ya tanto Ie gasta el ilustre como eJ plebeyo. Y diciendo mal de los olros que Ie toman, traen su tabaquera mas a mana yen mas custodia que el rosario y las horas, como si porque ande en cajas de oro, plata 0 cristal dejase de ser tabaco, y si preguntan por que 10 toman, dicen que parque se usa. Lo mismo es el culpar a las damas en todo, que lIegado a ponderar pregunlen al mas apasionado b porque dice mal de las mujeres. siendo el mas deleitable vergel de cuantos cri6 la naturaleza, respondera, porque se usa. T odos rieron la comparacion del tabaco al decir mal de las mujeres, que habia hecho don Juan. Y si se mira bien, dijo bien, porque si el vieio del tabaco es eI mas civil de cuantos hay. bien le comparo al vieio C mas abominable que puede haber. que es no estimar, alabar y hamar a las damas; a las buenas, par buenas, y a las malas, par las buenas. Pues viendo la hermosa dona Isabel que la linda Matilde se prevenia para pasarse a1 asiento del desengano, hizo senal a los musicos que eantaron est!: romance:

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«Cuando Ie mirare Atandra, no mires, ingrato dueno, los engafios de sus ajos, porque me matas d con celos.

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No esfuerces sus libertades, que si ve en tus ojos ceno, tendra los livianos suyos en los tuyos escarmiento,

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• desentreiiar: desengafiar C. b apasionado: aficionado C. C del tabaco es eI mas civil de euantos hay, bien Ie comparo al vieio: om, C. d matas: mates C.

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sus livianos devaneos las hlgrimas de mis ojos, de mi alma los lonnentos.

Que si procuro sufrir las eongojas que padezco. si es po~ible a mi valor. no 10 (~ a mi sufrimienlo.

i.De que me sirven. Saticil).

los cuidiidos con que vela sin sueno las largas noche y los dillS sin sosiego.

si til gustas de malanIle, dan do a eSil tirana el pre que me cuestll tantas pen que me cuesta tan~o suei\

Hoy. al sali!' de lu albergue mostro COn rostro risueiio tirana de mis ravores. cuanlO se alegra en tener

Si miraras que son mios. no se los dieras' tan pres cometiste estelionato. porque vendiste 10 ajeno Si te viera desabrido,

si te mirara severo.

• dieras: diera B. C.


DESENGANO SEX

Cuando dio fm la musica, ya la herm prevenida para referir su desengafio, bi luciese como los que ya quedaban dicho linda y donairosa. que solas sus gracias ba a cuantos la miraban, de que ninguno cuando no fuera su desengafio de los mas r el supliera su donaire. Y viendo que todos dijo asi: -Cierto. hermosas damas y bien entend cuando me dispuse a ocupar este asient prevenida una posta, y yo traigo las espue el decir verdad es 10 mismo que desengafiar hoy alcanzamos. quien ha de decir verdade to a irse del mundo. porque si nos han ae d las escuchan, mas vale imos nosotros. pue vencerse uno a Sl mismo, que no dejarse esto naci6 eI matarse los gentiles. porqq ban la inmortalidad del alma, en cambia y ultrajados de sus enemigos, no estirnab por honrosa victoria morir a sus m'ismas de sus enemigos. Y de esta misma causa n los hombres de las mujeres, porque los de las palabras, con las obras. Hablo de las q

• DESENGANO SEXTO: NOCHE VI A; N

1 En todas las ediciones Figura NOCHE. in tardias en las que se aiiade Desengai'io sexlo y el cI6N). A partir de la edici6n de Barcelona, 17 titulo de AMAR SOLO POR VENeER.

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