España Vacía

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La España vacía


“Creían muchos españoles, las clases directivas españolas, que España estaba solamente en las capitales y en las ciudades, y desconocían la realidad viva de los pueblos y de las aldeas, de los lugares más pequeños, las necesidades, la vida, muchas veces infrahumana, de grandes sectores de la Nación, y todo ello es lo que el Movimiento ha venido a redimir”. Francisco Franco






“La España vacía” es la historia de la España que las grandes ciudades no ven. Una España interior y despoblada cuyos últimos habitantes ejercen de guardianes de un país que nunca fue.”

Título provisional: “La España Vacía” Duración: 65’ Formato: HD Género: Documental Guión y Dirección: Ferran Romeu, Carla Tarnawski Música: Mauricio Villavecchia


SINOPSIS

Dentro de España existe otro país que está vacío. Las comarcas de su interior tiene de Laponia o del norte de Finlandia. Sus últimos habitantes sobreviven al trauma d

Enrique recorre 200 km diarios con su furgoneta para entregar el correo, Juan repa sólo tres personas, Teo oficia un funeral en un pueblo que se ha quedado vacío esp ños de ovejas se pasean por castillos, y ciudades enteras duermen bajo el agua de

Este es un viaje por una España interior, la del Quijote, la que divisamos desde la a los veranos infantiles, y para otros el paisaje de la leyenda negra; esta es la España


en una densidad de población inferior a las más deshabitadas del éxodo rural y conviven con sus fantasmas.

arte el pan por 18 pueblos, en muchos de los cuáles viven tan perando a que un ciervo pase a ser su nuevo inquilino. Rebae pantanos.

autovía, la de los pueblos que para algunos son la feliz aldea de a vacía de nuestro documental.


NOTA DEL DIRECTOR

“En la España peninsular siempre han sido muy pocos y muy pobres [habitantes] desperdigados por una meseta de clima hostil (…) [esto] ha marcado una historia de crueldad y desprecio que influye fuertemente en el país tal y como es hoy, pero que casi nunca se tiene en cuenta”. Esta es, en palabras de Sergio del Molino, la forma singular en la que España ha ignorado el espacio en blanco que hay entre ciudades para configurar sus urbes y civilización. La lectura de su ensayo histórico La España Vacía (editorial Turner Noema) nos ha cautivado, reavivando el interés por conocer nuestros orígenes y planteándonos incógnitas acerca de su porvenir. Así es cómo también se lo manifestamos a Sergio del Molino, con el apoyo del cuál contamos para la realización de este documental, cuando recordábamos cómo de niños, en Graus (Huesca), esperábamos que fuera un verano de sequía para ver asomarse el campanario en el pantano de Barasona y escuchar, en la plaza del pueblo, un sinfín de leyendas submarinas. Todos tenemos un vínculo, más o menos estrecho - y más o menos hiriente-, con los pueblos de la Península. Lo comprobamos cada vez que se pone sobre la mesa la cuestión, a veces incómoda, del éxodo rural que tuvo lugar en los años cincuenta y que está presente en prácticamente todas las crónicas familiares, especialmente en nuestra ciudad, Barcelona, que acogió tantas de ellas. Por ello, en octubre emprendimos nuestro primer viaje por la España vacía para ver con nuestros propios ojos esta realidad de la que, hasta entonces, solo habíamos teorizado. Camino a Zaragoza dimos con Villanueva de Jalón, un pueblo que fue abandonado hace más de 60 años. Entre las ruinas aún se puede distinguir una pila bautismal que, además de ser nido de lagartijas, es patrimonio de la UNESCO. Otro día, paramos en Cuevas de Ayllón (Soria) con la ilusión de encontrar algún bar abierto. Salió a nuestro encuentro Mari y nos dijo “aquí no se sirven comidas, pero nadie sale de este pueblo con el estómago vacío”, y así es cómo, mientras untábamos pan en los huevos fritos que nos hizo, invitó a Julián, la última persona que había nacido en ese paraje (y de esto hace más de medio siglo). Juntos rememoraron la época


dorada del pueblo, cuando habían fiestas mayores. Ahora solamente son 11 personas, que por suerte se unen y protegen de la soledad y clima hostil de la meseta. No como en Sotillo de Carabena, dónde viven solamente dos hermanos pastores que enemistados, se retiraron la palabra. Por otro lado, el escenario de esta tragedia que condenó a tantos pueblos al abandono nos fascina, además, por su belleza y extravagancia. Kilómetros y kilómetros de nada en el horizonte, mares de tierra roja sin navegantes que los surquen y bares en los arcenes de la carretera que cerraron cansados de esperar a que llegara la clientela. Por ahora hemos podido ver cómo los campos que inspiraron a Machado, sobrecogieron a Bécquer y desquiciaron al Quijote, se extienden y engullen, a su paso, pueblos enteros. Ahora toca escuchar escuchar qué tienen que decir de esto Mari, Julián, Enrique, sus últimos náufragos.



La densidad de población de algunas zonas de España es inferior a Laponia y Finlandia, en el círculo polar.


TRATAMIENTO

Desde tiempos inmemorables el pueblo en España ha sido tratado con desprecio y odio. A diferencia de otros países de Europa, España ha optado por políticas centralistas que han dejado fuera de juego a la vida rural. Como estamos convencidos de que la despoblación que sacude el centro del país es un fenómeno plural, la retrataremos componiendo un nuevo escenario. Como si esta España vacía fuera un solo pueblo: tan inmenso como desierto. Para ello uniremos situaciones y elementos - culturales, estéticos, atmosféricos - comunes en todos ellos, descubriendo un territorio nuevo y singular, que aún sin existir sobre el mapa, todo el mundo pueda reconocer como un pueblo español que agoniza. Sin embargo, por lo que hemos observado en nuestro proceso de investigación, podemos matizar y distinguir diferentes estados de decadencia. En primer lugar tenemos los pueblos cuya densidad ronda los 250 habitantes. Éstos disponen de infraestructuras básicas, como bares, supermercados, panaderías, centros de salud y escuelas. Luego hay un gran conjunto de pueblos que no llegan a la decena de vecinos, y que dependen de los primeros para seguir viviendo. Finalmente están los completamente abandonados, que no son sino ruinas y el destino reflejado de los anteriores. Para componer este collage narrativo, será necesario caminar junto a los personajes que transiten por estos lugares, dando cuenta de la extrañeza y dimensión del fenómeno. Como Enrique, el cartero de Cuevas de Ayllón (Soria), que cada día recorre 200 km para repartir el correo en las aldeas despobladas de la zona o Juan que, día sí día no, recorre 18 pueblos vendiendo las hogazas de pan que amasa en Maestrazgo* (Teruel). Teo, el cura, dice vivir en un Opel Astra, porque lleva 15 parroquias de la comarca de Aliste (Zamora). Y los pacientes de Marta envejecen estando cada vez más desperdigados.


El otro gran protagonista de nuestra historia es el paisaje. Veremos espacios remotos, a veces descuidados, pobres, áridos… y páramos de una belleza soberbia que están aún por conquistar. Nuestros pueblos, los de la España vacía, están rodeados de mares de tierra que en verano se queman por el sol y en invierno se esconden bajo el hielo. Y en estos rincones acontecen las situaciones más extraordinarias: un ciervo anda campante por las viejas calles del pueblo abandonado de Ayllón; Un rebaño de ovejas duerme dentro de las fortalezas del Castillo de Ariza, cuyas piedras centenarias se han transformado en establo; Mientras el campanario de Barasona (Huesca) aparece y desaparece en la superficie del pantano ante la insólita mirada de los bañistas franceses.



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