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PREGUNTAS PARA MICHEL AZAMA
ENTREVISTA
Por: Umberto Senegal. Poeta y escritor quindiano. umbertosenegal@gmail.com
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Umberto Senegal: Michel, ¿qué relatas, a nuestro mundo contemporáneo, con tus obras de teatro?
Michel Azama: Intento comunicar, a través de mis personajes y mis fábulas de teatro, principios morales y éticos que permitan una lectura crítica del mundo. Como lo hacían los antiguos maestros griegos en sus tragedias. Los intelectuales tienen responsabilidades. Deben hacerse legisladores, de manera que sus argumentos tengan fuerza de ley. Sin ellos, no se hubiera derogado nunca la pena de muerte, como ocurrió en varios países. Nuestras democracias modernas son un desafío porque exigen de todos la capacidad de leer y entender, de interpretar la complejidad del mundo. La literatura es otra manera de relatar la Historia. Así con H mayúscula. Es la manera de presentar el punto de vista de las víctimas, igual que lo hizo Esquilo Esquilo en Los Persas. Cuando hay dictaduras, como las hubo en siete naciones latinoamericanas, pueden ser la literatura en general y el teatro en particular, aquellos géneros que señalen la verdad censurada. Hay que proponer al hombre un porvenir, sin ser mentecatos. Pero se deben repudiar la inseguridad y el fanatismo en todas sus formas; el terrorismo, la violencia de cualquier pandilla, las dictaduras y artimañas de los políticos. Durante treinta años, la máquina de escribir de Nelson Mandela estuvo escondida bajo una pila de carbón en su cárcel. Con tal máquina de escribir, Mandela encarcelado combatió contra el apartheid que estaba inmolando a su país. Y terminó por vencerlo. Por gobernar África del Sur con una política de la palabra y del perdón, muy inteligente con el fin de que pudieran convivir los antiguos verdugos y sus víctimas. Esto puede ser el símbolo de todo escritor y de cada intelectual en cualquier lugar del mundo.
U.S: ¿Cuál de tus obras consideras que, tanto en su trama como en su contenido, afronta más directo la angustia y la soledad que puedan vivir el hombre y la sociedad actuales? conflictos violentos. La humanidad se desarrolla quemando las reservas de su planeta. Pero no vamos a suicidarnos. Tenemos que resurgir de este pantano. En tal sentido, amigo Senegal, todas mis obras proponen un discurso profético (aunque yo no sea para nada profeta). Hay que luchar contra el aparato de muerte, contra la diosa Economía que intenta mandarlo todo. Debemos rehusar el rol pasivo que nos formulan la mayoría de políticos, e intentar cambiar el mundo. Si no se releva por revoluciones, hay que substituirlo de alguna otra manera. Cada uno de nosotros tiene que proponer soluciones para que sea la vida la ganadora. La fugacidad de nuestra existencia humana, la apatía frente al horror, la violencia y el dolor de los demás; los caprichos del mundo laboral, todo este mundo que nos invita a convertirnos en objetos de uso, manipulados por el entretenimiento, el espectáculo, la publicidad y los juegos virtuales; esta época que nos instiga a taparnos con el manto de la frivolidad, es un mundo mortal. Hay que combatirlo, cada uno, como pueda y según con lo que logre. Todos mis personajes repudian ese mundo. Esa violencia y esa frivolidad, la vida que transcurre para nada; la muerte y la plata fáciles. Todos dicen : “Mejor morir que vivir así. Pero antes de sucumbir, tenemos que intentar cambiar esta vida. Ese es nuestro honor. Así es el ser humano”.
U.S: ¿Con cuál de tus personajes caminarías por algunas de las calles de París, significativas para ti dentro de tu obra y tu vida? por las calles de Paris?
M.A: Difícil seleccionar entre tus propias creaturas. Sin embargo…creo que sería el personaje de la clueca, en mi obra Cruzadas. Aquella señora que busca sus hijos entre las ruinas de las guerras, que no renuncia nunca, aunque esté muerta, que sigue caminando con esperanza, durante muchos siglos, a pesar de la muerte.
U.S: ¿A quién consideras el autor más vanguardista, de los escritores de teatro contemporáneo en Francia, Michel?
M.A: Yo pienso que es Michel Vinaver. Nació en 1927 y sigue vivo. Vinaver consolida fragmentos de nuestra historia política, económica, social y cotidiana, mezclando relatos de escándalos políticos, crímenes pasionales o infames, accidentes de aviación, muerte de una princesa inglesa, ascenso del desempleo y todo un acumulado de materiales más universales, como guerras, catástrofes, atentados, fanatismo o crisis económica internacional. Traspone lo íntimo y político en una polifonía de voces que constituyen coro, trío, coautor y eco difractado de voces múltiples. Muchas veces no se sabe quién habla, ni para quiénes. Son voces anónimas. De todos los rincones del mundo y de todos los tiempos. Voces que aportan un testimonio de la vida cotidiana, tanto del destino de un país como de los conflictos mundiales.
U.S: Cuando se lee cualquiera de tus obras, en particular Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini, La esclusa, o Zoológico de noche, el lector que camina con tus personajes y piensa y siente con ellos, puede preguntase por aquello que predomina más en tus textos, Michel: ¿filosofía, sicología o estética en tu obra?
M.A: Espero que, en primer lugar, sea la poesía el componente que abarque a todos los demás. El escritor debe ser docente -un poco- diestro para plantear preguntas que puedan importunar. De aquí, entonces, las presencias manifiestas del filósofo, del sicólogo y además del sociólogo. Y mucho más para saber hechizar al público. Es decir, ser poeta y esteta. Hacerse hijo de Apollon, dios de la razón, de la luz, del conocimiento y la exactitud; e hijo de Dionysos, dios del vino embriagador, de la noche del alma; dios que enajena y se acerca más a la lobreguez de cada uno. El escritor oscila entre estos dos términos opuestos: el sueño positivo de Apollon y la embriaguez del cuerpo y del alma, de la pasión dionisiaca.
U.S: ¿En Colombia ha sido representada alguna de tus obras?
M.A: Si, pero muy poco en realidad por las dificultades en encontrar para mis obras la traducción adecuada o, por lo menos, quienes prueben hacerlo. El idioma es una frontera indiscutible. Ciertos textos míos, están traduci
dos en 20 lenguas. Hoy por hoy, siete en español pero de estas solo dos traducciones han sido publicadas en España. El grupo Hora 25, de Medellín, montó Cruzadas, la cual titularon inadecuadamente, ignoro la razón, por parte de un gran artista de teatro quien acaba de fallecer. Intento que la gente del teatro colombiano tenga, por lo menos fotocopiadas y traducidas al español, mis obras La esclusa, Zoológico de noche, Aztecas, y Las dos tierras de Akhenaton. Hasta el día de hoy, he escrito 27 textos, en su mayor parte en lengua francesa. Pienso que si aspiran a trabajar con mi obra, los actores colombianos todavía tienen mucho trabajo por hacer. Aquí en el Quindío, al pintor Memo Vélez en su prodigioso Taller de CECULPA, Filandia, le he dejado copia de siete de mis obras para que las comparta con quienes tengan interés en ellas.
U.S: ¿Que le muestra el teatro, el universal pero en particular el tuyo, al espectador, o al lector del género, que no se lo muestran la poesía ni la novela?
M.A: La epopeya homérica narró los mitos griegos, pero fue la tragedia la que permitió verlos y vivirlos en la acción, en vivo. Aquí radica la diferencia: el teatro permite vivir la historia, porque se proyecta el espectador. Lo que Aristóteles llama catarsis, es decir, purgación, permitiendo mediante el juego de las emociones ponerse a distancia culturalmente, como sucede con el cine que es hijo del teatro. Creo que esto solo lo hace el teatro. Y puedo equivocarme de buena fe, pero tanto la novela como la poesía, para mencionar solo el par de géneros que señalas, Senegal, por el juego de la lectura son más distanciados.
ilustración Pierre Azama
U.S: Tu obra sobre Pasolini, con traducción al español de Milena Grass, me impresiona. En particular la Escena 7, ese diálogo entre Pasolini y el psiquiatra. ¿Qué leíste, de Pier Paolo, para personificarlo de manera tan real y conmovedora en tu breve obra?
M.A: Pasolini murió asesinado en 1975. Yo tenía 20 años. Este autor afrontaba tanto a la izquierda italiana como a la derecha; por igual al partido comunista y a la iglesia católica. Era un artista íntegro: cineasta, novelista, hombre de teatro y periodista brillante. Si por aquella época me hubiera sido posible, habría viajado a Roma para encontrarlo y departir con él. Roma no está lejos de Francia, pero yo era muy joven y tal encuentro solo podía soñarlo porque tenía muchos temores y prevenciones previos. Cuando murió, sentí que había perdido para siempre la ocasión de encontrarme frente a un maestro. Leí todos sus libros y vi varias veces sus películas. Escribir ese texto al que te refieres, fue para mí un proceso de rehabilitación, me permitió de manera simbólica realizar aquel encuentro que nunca ocurrió en la realidad.
U.S: ¿Se te presenta algún problema técnico, antes de concluir una obra?
M.A: Ningún problema técnico. Uno lo puede hacer todo en teatro. Escribir que un tren cruza el escenario. O situar allí una briosa y salvaje caballería. El director está ahí para solucionar la manera de representar aquellas cosas sugeridas por el escritor. Considero una obra como acabada, cuando no puedo cambiar ni una palabra. El texto me rechaza. No puedo entrar más en ella como autor ni hay manera de cambiarle ningún detalle. No es que sea perfecto sino que yo, con mis límites, no puedo ir más adelante. Entonces, lo entrego al editor para que el texto inicie su nueva vida tanto en las librerías como en los escenarios del mundo.
U.S: ¿Qué elementos, situaciones o espacios de nuestra sociedad colombiana elegiría, si tuviera que hacer una pieza teatral sobre ella?
M.A: No me atrevería. Es casi imposible hablar de una sociedad donde uno no vive. Sería pretencioso y peligroso porque el extranjero no puede escapar a los estereotipos que son el principal enemigo del creador. Para no eludir tu pregunta, amigo Senegal, pienso que podría escribir en torno a una familia que reúne todos los vicios: incestos, abandonos de niños, droga y narcotráfico, hurtos, violencia contra las mujeres, violencia social y gratuita. Y a la vez, hablaría del juicio de Apollon cuando juzgó a Orestes, el último héroe de la familia de los Atrides quien mató a su madre, Clytemnestra, para vengar a su padre Agamemnon y a su hermana Ifigenia. Apollon, dirigiendo el primer tribunal criminal de la historia, escoge el perdón, porque sin este una sociedad no puede progresar. Así pasó en África del Sur y en varios países africanos que sufrieron genocidios. También en Europa, entre franceses y alemanes. No hay otro remedio: solo el perdón puede frenar el ciclo mortal de la venganza y la violencia, por inhumano que sea el hecho de perdonar.
Filandia, Quindío, Colombia. Febrero de 2016. En CECULPA (Centro Cultural Patafísico).