Nº 8. 1a Ed c/ 500 ej. / Febrero 2016 / Ario de Rosales Mich. MX. Dir: Marco A. Patán / Corrección: Mtra. Luz Adriana Vargas.
Todo pasa cuando tiene que pasar Estamos a unos días que se festeje el ineludible y, lamentablemente, comercial “Día del amor y la amistad”, en el que siempre hay dos grandes grupos de personas: los que deciden festejarlo “a lo grande” y aquellos que lo consideran un día más y no hacen nada en particular; en este último grupo se pueden identificar dos grupos más, aquellos que piensan así aun cuando tienen una pareja y los que no la tienen; me gustaría hablar un poco de este último grupo de personas y de una frase que tendemos a decir… efectivamente me declaro perteneciente a este último grupo. Es muy común escucharnos la frase “yo nunca más me voy a enamorar” y de verdad creemos que podremos controlar algo así y que somos capaces de determinar en qué momento sentir algo por alguien y en qué momento no… en este punto surge un par de interrogantes: ¿por qué decimos eso?, ¿por qué nos negamos a la posibilidad de enamorarnos nuevamente?, puede haber infinidad de razones, las más comunes son que las experiencias pasadas no fueron satisfactorias, o que hubo malos resultados, o simplemente porque estamos cansados de esta incesante búsqueda del amor o de la persona indicada… en lo personal creo que aquí comienza el problema, nos concentramos en “racionalizar” los
Por: Lilith sentimientos… tal vez podríamos intentar sentir más y pensar menos. Volviendo al punto de la “famosa” frase, al respecto Zygmunt Bauman en “Amor líquido” menciona “…nadie puede aprender el elusivo – el inexistente aunque intensamente deseado – arte de no caer en sus garras, de mantenerse fuera de su alcance.”; esto quiere decir que hagamos lo que hagamos, cuando sea el momento indicado, nos enamoraremos, caeremos en las garras del amor y todo lo que dijimos en otro momento carecerá de validez, así que tal vez deberíamos dejar de usar la palabra “nunca” en nuestras oraciones, o de plano evitar decir “yo nunca más me voy a enamorar”. Porque he aprendido que hagas lo que hagas, cuando el amor te llega, ni haciéndote a un lado puedes evadirlo, porque llega y entra sin avisarte, sin pedir permiso; llega y mueve tu mundo totalmente… porque finalmente… todo pasa cuando tiene que pasar… ni un minuto antes, ni un minuto después; tal como menciona Buaman “Cuando llegue el momento, el amor… caerá sobre nosotros, a pesar de que no tenemos ni un indicio de cuándo llegará ese momento. Sea cuando fuere nos tomará desprevenidos. En medio de nuestras preocupaciones cotidianas, el amor… surgirá… de la nada”.
Amaos los unos a los otros, y viceversa. Por: MalvHada “Los sentimientos son tan viejos como el tiempo… Hubo un tiempo en que era normal ensartar las palabras en un hilo para guiarlas y evitar que se extraviaran por el camino hacia su destino” Historia del amor de Nicole Krauss
Editorial
Es muy probable que durante la existencia del ser humano, se hayan desarrollado infinidad de teorías, situaciones y por qué no, osadas conclusiones sobre el tema del amor. Ese revoltoso sentimiento, ese pacificador sentido y esa exhaustiva búsqueda. El amor es mucho en lo que nos hemos detenido a cuestionar, a apreciar y sin razón aparente, a justificar cuando se ausenta. ¿Qué es el amor? La idea original de la portada de este número era generar un gran espacio en blanco para que cada uno de ustedes —distinguidos lectores— lo tomaran para crear un mensaje y obsequiarlo a quien gustasen; sin embargo, aun con el contenido pueden hacerlo, y es que curiosamente la gran mayoría de los que hacemos esto posible, tenemos algo que decir al respecto. Les ponemos un texto en el que se nos exorta a amarnos los unos con los otros, una narrativa entre él y élla, una breve cronología de hechos, una telescópica visión de la evolución de eso que nos hace, una discreta cicatriz que parece derrumbarlo todo y claro en portada una interpretación de anque nos quitemos. Como lo prefieran, ya sea que lo conserven o lo regalen, recomiendo se den un paseo por los pensamientos y sentires de quienes se han atrevido a despues de vivirlo, contarlo, incluido su servidor. Cordialmente Marco A. Patán
Amor platónico, amor verdadero, amor romántico, amor erótico, amor a primera vista, amor cortés, amor incondicional, primer amor, amor carnal, amor fraternal, amor maternal, amor paternal, amor eterno, amor puro, amor ciego… ¡Cuántos adjetivos usamos para acompañar la palabra amor y clasificar las emociones y sentimientos que nos provoca una persona, animal o cosa! Intentamos precisar y diferenciar el grado y tipo de amor que sentimos; sin embargo, no siempre acertamos. El hombre lleva aproximadamente 70 millones de años en la tierra, pero sólo hace tres millones que el Australopithecus evolucionó hasta el Homo Sapiens moderno y sólo hace 36 años que se creó el internet, dando origen a nuevos términos sobre el amor: amor en línea, amor a distancia, cyber amor. Usamos comúnmente esta palabra, nos enamoramos y desenamoramos varias veces en el transcurso de nuestras vidas, algunos incluso en meses, semanas y días, así que no está de más preguntarnos ¿qué sabemos sobre el amor? Como casi todo tema importante que atañe al ser humano y su condición, el tema del amor fue abordado en un principio en las reflexiones filosóficas y las doctrinas teológicas. Platón (427-347 a. C.) siguiendo su postura sobre la dicotomía alma-cuerpo, en uno de los diálogos del Banquete se refiere al Amor, diciendo “…la posesión perpetua del Bien y el deseo de inmortalidad se enlazan necesariamente, por lo que el objeto del amor es también la Inmortalidad… para llegar a lo Bello mismo, el camino es la (sP3)
Una visión aparentemente más sencilla sobre el amor es la biológica en la que se explica al amor como la interacción entre feromonas y neurotransmisores cuya función es asegurar la supervivencia de la especie. Así, la flama en los ojos de quienes experimentan “amor a primera vista” y las “mariposas en el estómago” que sienten los enamorados, se resume a un shot de adrenalina que dilata nuestras pupilas, acelera nuestra respiración, nos hace sudar las palmas de las manos y aumenta nuestra temperatura. Lo curioso es, que esta visión no está tan alejada de la visión de los filósofos más antiguos sobre el amor, más sorprendente si recordamos que no contaban con la tecnología para mapear el cerebro. Helen Fisher (antropóloga y bióloga) fue de las primeras investigadoras en usar la Resonancia Magnética Funcional para obtener imágenes cerebrales de voluntarios/as que se encontraban, según sus testimonios, en diferentes estados amorosos. De acuerdo con sus resultados, el origen del amor existe por un instinto primario de la búsqueda del placer sexual y de encontrar una pareja, este deseo está ligado a los niveles de testosterona en sangre, a mayor nivel de esta hormona, mayor deseo sexual. En la primera fase del enamoramiento, los ojos tienen un papel muy importante para los hombres, y el oído para las mujeres. Pero en ambos casos, el olfato es fundamental, mediante éste se (sP4) eros-e-psique. A. Canova
iniciación…”, pues las cosas superiores del amor son un misterio: primero el amor al cuerpo bello; segundo el amor a la belleza de otras almas; tercero el amor a los conocimientos; cuarto el amor a lo bello en si, la Idea1). Con estas primera ideas sumadas a las de otros filósofos griegos, se crearon dioses y términos para describir el amor que actualmente son utilizados en la Sociología para definir arquetipos amorosos2 basados en la clasificación de los colores primarios y secundarios: Los colores o estilos de amor primarios son: Eros, dios del amor simboliza el amor físico y pasional originado del deseo, el gocé estético y la atracción sexual, Storgé usado para describir el amor familiar, concebido como un afecto natural basado en el respeto, la verdad, la confianza y la amistad por ejemplo el amor entre padres e hijos; Ludus para diferenciar al amor que no se compromete, que busca la conquista y relacionarse con varias parejas. Como en la teoría del color, estos estilos pueden combinarse para dar origen a los tres estilos secundarios: Pragma se concibe como el amor más racional, sabe claramente qué es lo que quiere y busca que su pareja sea compatible con sus intereses, por eso suele parecer frio e insensible, Manía, es el amor posesivo, irracional y dependiente. Y finalmente el Ágape para referirse a un amor incondicional, altruista y bondadoso que no busca la reciprocidad. Interesante, pero complejo ¿cierto?
detectan feromonas pero también otros rasgos de la pareja, por ejemplo, nos inclinamos a elegir compañeros con un sistema inmunológico distinto, pero un tipo sanguíneo similar. Cuando vemos a la persona de interés, nuestro cerebro activa zonas que también responden a drogas sintéticas produciendo sensaciones de euforia como el córtex anterior cingular y el área tegmental ventral vinculada a sensaciones de placer, la feniletilamina es la principal sustancia bioquímica involucrada en el enamoramiento, por ello se le conoce como la “droga del amor” cuando el cuerpo se inunda de ésta libera dopamina, un neurotransmisor que produce sensaciones de gratificación y placer, norepinefrina que aumenta la presión sanguínea y los latidos del corazón, y oxitocina que se considera un químico del deseo sexual, pero que también funge un papel en el establecimiento de la confianza, la seguridad y el apego, lo que hace que la pareja se sienta más cercana y vinculada emocionalmente para avanzar a un siguiente nivel estableciendo lazos permanentes. Pero al mismo tiempo, el cerebro inactiva zonas encargadas de realizar juicios sociales y de valorar los aspectos negativos del otro, la corteza prefrontal y las áreas parieto-temporales disminuyen su actividad, de ahí la idea de que el amor es ciego3. Explicar el amor, desde esta mirada parece sencillo, pero no lo es. Tendríamos que contestar ¿por qué una persona nos parece más atractiva que otra?, ¿por qué una nos hace liberar más oxitocina que otra? Si bien las bases biológicas del amor son universales, las experiencias sociales y tradiciones culturales, como los matrimonios concertados por la familia, influyen en la evaluación que el
cerebro hace de la recompensa, por ello no todos vivimos el amor de la misma manera, por ejemplo, los mayas consideraban indigno de un hombre que se procurara el amor por sí mismo, sin la ayuda de una casamentera; en Samoa, los viudos y divorciados suelen ser los primeros amantes de las jóvenes, los samios de África occidental, acostubran que al nacer una niña sea entregada en matrimonio a un hombre que pertenece a su misma categoría social, pero que cuando llega a su pubertad, ella elige libremente a un amante, y el hijo que surja de esa unión es considerado como hijo de su marido4. Finalmente, lo más interesante de lo que sabemos del amor, es que aún seguimos reflexionando e investigando acerca de su naturaleza, así
Eros (Anteros) - Picadilly Circus. UK. Rubén Gda. 500px.com
que estaremos buscando nuevos adjetivos para describir esa constelación de emociones y sentimientos que nos hace amarnos los unos a los otros, y viceversa.
1 Platón (1991), citado en Ideas de Platón y Arquetipos de Jung. ¿Habitantes de un Mundo Ideal o de un Inconsciente Colectivo?, Durán, M. (2001). Revista Encuentros, 3, 7-44. 2 Esta teoría fue originalmente formulada por John Lee (1973-1988) a la que llamó Taxonomia de los colores del amor. 3 Chapman, H. (2011). Love: A Biological, Psychological and Philosohical Study. Senior Honors Projects. Paper 254 http://digitalcommons.uri.edu/srhonorsprog/254 4 Yela, C. (2000). El amor desde la psicología social. Ni tan libres ni tan racionales. Piramide. Madrid.
Las Sensaciones de Él y Ella De Denny González
Ella lo quería a él y él la quería a ella. Él no era inseguro, la amaba, pero no podía estar con ella. Disfrutaba de la conquista, le gustaba esa sensación del primer abrazo, la emoción de que ambas miradas se unan, de esos pensamientos continuos sobre si será correspondido. Con ella, esa emoción había desaparecido, él se alejaba de ella por meses, durante ese tiempo conquistaba a algunas chicas, con cada una se tomaba tiempo y delicadeza pero ninguna de ellas tenía el pelo tán suave, la sonrisa tan pura y esa mirada que lo hipnotizaba. Así que volvía. Ella no lo amaba a él, ella nunca busco nada serio, siempre fue feliz con y sin él. Se conocieron en primero de secundaria, ambos fueron esas primeras sensaciones de alegría al ver a alguien, nerviosismo al hablarle, no poder dejar de mirarle, ese vacío cuando se va, ella se enamoro de él y él de esa sensación. Después de un tiempo se convirtieron en novios. Ella se sentía enjaulada y él perdía la emoción. Salieron por un tiempo, casi un año, pero con el paso de los días abrazarla se había vuelto algo rutinario y mirarla una costumbre, ya no existían ni los nervios ni el nudo en la garganta al verla llegar,
también se había borrado la sonrisa involuntaria que causaba estar con ella, se habían vuelto discusiones causadas por ella; ella no se sentía feliz, también había dejado de sonreír. La primera despedida fue la más fácil ambos querían huir, pero al pasar los días él la necesito y ella lo dejo de lado. Un día ella decidió que se sentía sola y que lo quería de vuelta pero él ya había conquistado a su nueva sensación, ella decidió esperarlo, sólo a él. Cuando él perdio la emoción volvió a buscarla, —te espero en el lugar de siempre— fue lo que le escribió. Ella se puso su vestido favorito y un listón en el pelo, él le llevo flores. Ambos llegaron temprano, él volvió a sentir esas sensaciones perdidas, ella se volvió a sentir segura. Al llegar a casa ella busco el florero más hermoso para poner las flores. Al pasar los años ese ciclo de estar juntos y terminar huyendo se había vuelto algo normal, él siempre se sentía tan feliz al volver y ella se acostumbraba a estar sola. “Te veo como siempre” en un mensaje, ella sabía a dónde ir y a qué hora, él seguía llevando flores y llegando temprano, ella terminó llegando media hora tarde y con lo que ya trajera puesto; ya hacía varios meses que el basurero de la entrada de su casa tenía escrita la palabra florero. Hasta que un día él la citó, pero ella nunca llegó.
Victorioso Arden las casas, los niños lloran, la savia escurre entre las columnas como hormigas apresuradas, sin tregua. Uno tras otro, constantes, de firmes pisadas los enemigos retumban en las entrañas del templo en llamas, arrebatan los siglos, saquean el arte, perturban la sabiduría. La geografía de toda nación derretida, sepultada bajo sus heroicos hijos, pisoteada por los fierros de corceles profetas de paz
dioses de la guerra. La nunca débil, erguida patria alada, ni por tornados ni terremotos por la invasión cae vencida. Abre sus valles a la mezcla, al previsto despojo a lo inevitable. Ahí le restan los llanos, sus montañas, su fértil suelo que hace del victorioso, su esclavo. Vino el retador por su destino, a cantar victoria, en su derrota. Marco A. Patán
Ensayo no analítico de los “amorosos” Por: Mineli Glezto
En un mundo lejano en el cual se valora un poco más la velocidad y construcción de vías de transporte que los recursos naturales existió un homínido al cual se le denominó “amoroso”, desarrolló una necesidad de comuna para su supervivencia; muy débil la pobre especie como para sobrevivir en solitario; entre esa necesidad tuvo que crear métodos que fortalecieran a los grupos que estaban conformándose. No tardó esta especie en reunirse de manera monógama, el macho debía proteger a la hembra y apoyarla durante la gestación y los primeros meses después del alumbramiento, pues físicamente quedaba vulnerable tanto la hembra como la cría. Para lograr la maduración debían transcurrir años, lo cual hacía que estas parejas establecieran vínculos afectivos como medio para sobrellevar esta convivencia medio forzada. Entre este ir y venir de protección y mimos nocturnos, nació algo que no supieron nombrar o definir, y que hasta la fecha es tema controversial: el amor.
Este estilo de vida, pronto se volvió objetivo base, más allá de la reproducción de la especie. Pronto comenzaron a jugar a que se amaban, a que tenían hijos pero los dejaban, a que se juraban sólo estar con su pareja y no visitar otros nidales. Juegos muy rudos, para una especie tan sensible. Y aún con la amenaza latente de estos juegos, el amor los movía, un motor que los orillaba a realizar comportamientos un tanto llamativos, vestimentas estrafalarias, adornos en el cuerpo, cantos etílicos a la entrada de las cavernas en las que habitaban, atravesaban montañas, valles y lagos para encontrarse. Y un encuentro, uno sólo, podía llevar a la especie a descargas a nivel del sistema central que alteraba todo su organismo, consecuencia de ello: suspiros constantes, mirada perdida, parálisis facial que simulaba una sonrisa, pero más estúpida ciertamente. Desde el telescopio el amor se ve inquietante, hermoso, imponente, por ello asusta. Aterra en las palmas de los científicos, por ello en este ensayo, la comunidad de investigadores, rechaza su estudio y estandarización. Nos largamos a amar, aunque sea un gato.
Amor en ruinas Se ha perdido la batalla. El amor se encuentra en ruinas y náufraga en una isla, Cada vez que alguien lo vende en forma de globo en una esquina.
Hylda M. López
Si supiese por qué eres y por qué soy, la vida perdería su intensidad lacerante. José Emilio Pacheco
Día 1: hoy te redescubrí, mis pies se posaron sobre la tierra húmeda, la luz llegó hasta mis huesos, inspire tu aire queriéndote devorar, te mire hasta sonrojarte y te abrace pero fue imposible, eres egoísta y te quedas en mis recuerdos. Día 2: cierro los ojos para poder mirarte, te impones frente a mí, dibujas historias, iluminas rostros, me pierdo en todo lo que haces. Hablamos de todo, de todos, enseñamos el pasado, susurramos al oído. Día 3: sí, nos conocemos todas las ruinas, la ingratitud, algunas callejuelas que crean pasadizos, muchos otoños e inviernos con frío, sin ropa, con sueños. Sí, nos conocemos en cada esquina y en muchas historias. Extrañamente nos conocemos. Día 4: hoy nos tocamos con todas las letras, nos acariciamos con las palabras, me pierdo en tus versos, tú te desnudas en los míos. Descubrámonos Amor, ya nadie nos mira. Día 5: las notas comienzan. Daniela Becerril
Inconcluso Lov. En lo inconcluso, la ansiedad predomina, los recuerdos se abrazan, la esperanza perdura. La resaca de tus besos, los vestigios del amor… Mutan las tardes plácidas, las noches de insomnio. En lo inconcluso, las heridas se desangran, La vida se detiene y el mañana nunca llega. Entre planes y momentos, el ahora se consume, como cigarrillos en un cenicero. En lo inconcluso, las promesas no se olvidan, la moneda gira, más nunca cae. Entre imaginación y la memoria, cualquier momento se transforma en guerra abstracta. Los besos inquebrantables, los abrazos poliagricos, se resguardan con recelo en corazones de cristal. Los sueños y el amor, se congelan, en la nada se suspenden. La moneda gira. Kevin Solís
La última y nos vamos... —Sin perderla de vista, Él encendio un cigarrillo. —Definivamente, es bueno.—Pensó Ella rendida entre la sábanas. —Al día siguiente, eran otros. Anónimo Ruín de la Alcoba
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