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ENTREVISTA: Itziar Mendizabal, Primera Solista del Royal Ballet de Londres
Itziar Mendizabal Primera Solista del Royal Ballet de Londres
Por Teresa González Ardanaz
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“Itziar Mendizabal (Hondarribia) con tan solo 4 años ya supo que quería ser bailarina. A los 14 años se fue a Madrid a la escuela de Víctor Ullate. Bailó en su compañía y unos años después se incorpora al Ballet de Zurich. En Leipzig (Alemania) asciende a bailarina principal. Es finalista del premio Benois de la Danse y Premio Revelación de la Asociación de Profesionales de Danza de Gipuzkoa, en 2009. Todo el trabajo y dedicación invertido en ello la ha llevado a lograr una carrera llena de éxitos personales y profesionales. Ha sido un largo viaje con diferentes destinos: HondarribiaMadrid-Zurich-Leipzig y finalmente Londres donde es Primera Solista del Royal Ballet”
¿Aún recuerdas cómo te sentiste en tu primera clase de ballet con tu maestra Elvira Ubierna?
La verdad que no me acuerdo mucho de esa primera clase. Sí que recuerdo muchas otras y lo que sí recuerdo con mucho cariño es el baile de “el pajarito”, con unas jaulitas pequeñitas que cogíamos con la mano. Era la parte más creativa de la clase pues era cuando interpretábamos y creábamos esa historia que teníamos que contar. Ahora, ecahando la vista atrás veo claramente la importancia de estos momentos dedicados a la expresión, a la interpretación.
Seguro que gracias a ella aprendiste a amar la danza y a conocer las bases de la disciplina a la que decidiste dedicarte profesionalmente.
Elvira era muy rigurosa, incluso para los más pequeños, pero te hacía amar la danza. La disciplina era imprescindible: reverencia a la maestra y al pianista, al entrar y al salir de clase; maillot del mismo color, bien peinadas, etc.. Yo siento que esto se ha perdido en muchas escuelas y es fundamental. Te hace sentir que desde que entras en el estudio hay unas normas, una disciplina, un respeto. Te das cuenta de que entras a aprender, a trabajar y esto merece mucho respeto incluso hacia uno mismo. Elvira era rigurosa pero sus clases tenían partes de juegos y de disfrutar. Había muchas niñas a las que esa disciplina se les hacía dificil de encajar. Ahora me doy cuenta de lo importante que era la disciplina y fui afortunada al dar mis primeros pasos en danza con Elvira. Su energía y pasión por la danza siempre han sido un referente para mi.
También tu familia ha sido un apoyo fundamental para ti, pero imagino que tuvieron dudas o miedos cuando conocieron tu elección. En general, los padres de cualquier bailarín sacrifican tiempo con sus hijos a la vez que se exponen a una inversión económica elevada al apostar por su futuro laboral… ¿Cómo lo vivieron ellos?
Si, claro. Mi familia ha sido un apoyo fundamental en mi carrera y en especial en los inicios. Hoy en día lo sigue siendo. Mis padres siempre me apoyaron y creo que fue porque vieron que yo tenía muy claro que quería ser bailarina. Vieron claro que para mi era una pasión la danza y se volcaron. Miedos, seguro que miles y momentos difíciles un montón. Cuando dejas tu casa a tan corta edad siempre es difícil. Muchas preguntas con difícil respuesta y no están tus padres para poder ayudarte a resolver. Respecto al gasto económico que eso supone, pues si, la verdad es que es un reto importante para cualquier familia. Nosotros pudimos manejarlo un poco mejor gracias a las becas de la Diputación de Guipúzcoa durante tres años y después por la Escuela de Víctor Ullate.
La primera etapa de este viaje fue Madrid, y bien jovencita, con solo 14 años, ¿Cómo recuerdas tu paso por la Escuela de Víctor Ullate y posteriormente, por su Compañía?
Es una etapa que recuerdo con mucho cariño pero plagada de buenos y no tan buenos recuerdos. Fue muy bonito porque estaba haciendo realidad mi sueño, en una ciudad nueva, haciendo nuevas amistades. De
Itziar Mendizabal en Raymonda Itziar Mendizabal en Don Quijote, Andrej Uspenski
Itziar Mendizabal en el rol de Tatiana en Onegin
repente todas las horas del día estaban dedicadas a bailar, a formarme. Fueron dificiles momentos por la exigencia que se nos pedía y la pedagogía de entonces era bastante diferente a la de ahora. El trato no siempre era el más adecuado pedagógicamente, para los criterios actuales. El profesorado era muy duro y exigente. Esto resultaba duro para una jovencita lejos de su casa. Felizmente ahí también conté con el apoyo de mi casa y todo fue pasando. Con tan solo 16 años, la más joven del elenco, entré a formar parte de la compañía de Víctor Ullate y también fue un momento difícil pues se crearon envidias y eso hizo que en muchos momentos yo no fuese tratada muy bien por algunas compañeras.
Estos fueron unos años de crecimiento y madurez donde estoy segura que hiciste amistades para toda la vida….
A pesar de aquellos difíciles momentos de rivalidades juveniles, jajaja, sigo teniendo grandes amigas de esos años en Madrid. Nos seguimos viendo de vez en cuando y estamos conectadas en grupos de whatsapp. Son amistades para toda la vida y, así que pasen los años, al volvernos a ver es como si nos hubieramos visto el día anterior. La etapa de Madrid fue el mometo de crecer y convertirte en persona adulta con todo lo que eso acarrea. De lo duro se aprende y de lo bueno se disfruta.
Antes de dejar de hablar de esta etapa de tu carrera, me gustaría preguntarte como ves tú el panorama nacional, presente y futuro, respecto a la danza…
Si te soy sincera no puedo comentar mucho. Tantos años fuera de España, con tanto trabajo diario que tenemos las bailarinas, llega un momento que te descuelgas de la realidad profesional de tu país. Lo que se es por lo que oigo comentar: falta de ayudas, de proyectos fuertes, demasiada burocracia, hablando de las compañías nacionales, que hacen muy dificil hacer un buen trabajo a los renombrados directores artísticos que llegan a dirigirlas. Es una pena. De cualquier manera tengo que aclarar que tampoco soy muy consciente de la situación al estar lejos de ella.
Y con 21 años, de Madrid a Zúrich (Suiza), otro gran cambio a nivel personal y profesional, incluido el idioma, ¿Cómo fueron los primeros momentos allí? ¿Cómo los viviste?
El cambio fue impactante. Dejas tu pais y sales directo a otro idioma -yo ya hablaba inglés y algo de francés- otra cultura, otras costumbres pero creo que tenía que cambiar después de siete años en Madrid. Necesitaba hacer más ballet clásico y con Víctor cada vez se hacía menos clásico y más neoclásico. Yo quería seguir aprendiendo, trabajar con otros coreógrafos. Esta etapa fue muy interesante pues descubrí trabajar dentro del teatro, las clases dentro del teatro, camerinos, en fin, la vida dentro del teatro, algo que en España es impensable. No hay compañías con teatro propio. En Suiza las condiciones de trabajo estupendas, salarios dignos, horarios establecidos y respetados, vamos que todo estaba bien planteado y regulado. Un espacio absolutamente profesional en todos los sentidos. Al cabo de tres años me di cuenta de que bailabamos cosas muy interesantes cuando llegaban coreografos de fuera. También tuve la impresión de que el director de entonces, Heinz Spoerli, no me consideraba como intérprete para hacer cosas con más responsabilidad. Asi las cosas decidí buscar un nuevo destino para mi carrera.
De Solista en Zúrich a Principal el Leipzig. Y, allí, una nominación para los Benois de la Danse 2009. Eres buen ejemplo de constancia en el trabajo y respeto por la danza. Supongo que esta evolución te hacía sentir orgullosa del rumbo que estaba llevando tu carrera…
El salto a Leipzig (Alemania) fue tremendo. Llegué como ¨solista¨, ascendí a ¨principal¨ y fui nominada a los premios “Benois de la Danse 2009”. Siempre digo que fue la mejor elección que hice para mi carrera. Su director de entonces, Paul Chalmer, vio en mi mucho potencial y me propuso para bailar el Lago de los cisnes en cuanto llegué a la compañía. Me pusieron grandes intérpretes, como maestras, para ayudarme a interpretar los roles: Sylviane Bayard me preparó el Lago, Monique Ludière fue mi maestra en Giselle, etc... Él me quiso para su compañía y con el crecí como bailarina. El Ballet de Leipzig era una compañía más pequeña pero fue muy grande mi crecimiento en ella. Sí, como tu dices, me siento muy orgullosa y creo que es debido a mi constancia. Nuestro trabajo está lleno de altibajos pero siempre hay que seguir adelante.
Itiziar Mendizabal en Reina de Corazones de Alicia en el país de las maravillas
Y, en 2010, un emocionante destino, Londres, Primera Solista en el Royal Ballet. ¿Cómo te sientes en ese momento al saber que vas a formar parte de una de las 4 mejores compañías de mundo?
Lo de llegar a Royal Ballet fue increible. Es una de esas cosas que uno no busca pero que le llegan. En Leipzig había un cambio de dirección y yo ya quería irme. Llegó una profesora para montar una nueva pieza y, conociendo que yo quería dejar Leipzig, me preguntó si había audicionado para Royal Ballet. Yo le dije que no porque sabía que es muy dificil que cojan bailarines que no sean de su escuela salvo que seas una estrella reconocida ya. Me pidió un video para presentarlo en Londres porque sabía que necesitaban intérprtes ya con repertorio establecido. Llegó mi video a Londres y a la semana me llamó Dame Monica Mason, por entonces directora de Royal Ballet. Me invitó a audicionar y al finalizar la clase me ofreció el contrato de ¨primera solista¨. Salir de aquella entrevista y saber que ya formas parte de esta gran compañía fue una mezcla de nervios, incredulidad, emoción y orgullo todo mezclado y por digerir. Muy orgullosa de pensar que la directora viera que yo era la bailarina adecuada para ser primera solista en una compañía de esta categoría. Te puedes imaginar lo que supuso mi primer día en Covent Garden con bailarinas de la talla de Marianela Núñez o Tamara Rojo.
Hablamos de una Compañía de ballet polifacética en la que la calidad técnica y artística es sublime en todos los ámbitos. Llega una pregunta difícil. ¿Con qué Ballet, con qué papel, te quedarías de todos los que has trabajado en Londres?
Me quedo con dos Ballets. Uno es El Pájaro de fuego, también fue importante para mi en Leipzig. Creo que siempre ha sido clave en mi carrera y que tuve el placer y el honor de bailar en la Gala dedicada a Margot Fonteyn. El otro es Onegin, el rol de Tatiana, de John Cranko. El día que bailé ese Ballet, para mi fue como llegar al punto más alto de mi carrera, fue la cúspide de mi carrera. Es dificil no quedarse con todos los Ballets de MacMillan pero si me tengo que quedar con dos, El Pajaro de fuego y Onegin.
Y, hace un año, llega el día que tu mundo se pone patas arriba con el nacimiento del pequeño Julen, ¿Cómo afrontas esta nueva etapa?
(Ríe) La vida patas arriba no, justo al contrario. La vida se ha afianzado y se ha agarrado a la tierra. La llegada de Julen ha dado un sentido mayor a todo lo que hago. Es un cambio enorme pero ha sido una llegada muy deseada y que siempre quise. Siempre he querido ser madre y Julen es lo mejor por encima de todo. Con la vuelta al trabajo todo se ve de otra manera. Las prioridades son diferentes y me hace valorar mi trabajo
Itziar mendizabal en Pájaro de Fuego
mucho más. Los momentos en los que estoy bailando son mis momentos como yo bailarina y no madre y esto creo que es importante porque me ayuda a seguir haciendo lo que a mi, como persona, como individuo me hace feliz. Cuando llego a mi casa soy aun más feliz compartiendolo con mis amores, (rie de nuevo).
¿Te gustaría que el peque siguiera tus pasos y viviera con tu misma pasión el mundo de la danza?
¿Seguir mis pasos?, no. Yo quisiera que siga los suyos y si ellos le llevan a la danza pues será estupendo. Tiene que salir de él. Nosotros le mostraremos danza, música, deporte...., pero será él quien decida. ¡Ojalá pueda encontrar su pasión como la encontré yo y, si esa es la danza pues estupendo pero que no sea algo que se le imponga.
Has impartido clase a los alumnos del Royal Ballet School ¿Cómo vives la danza desde el otro la do, ahora que eres también parte del profesorado?
Pasar al otro lado y ser parte de una escuela como la del Royal Ballet School es otro inmenso aprendizaje. Cuando ya has realizado tu carrera profesional donde todo ha sido enfocado hacia mi persona, a mi crecimiento como bailarina, es muy bonito pasar a poner el objetivo en los estudiantes para darles una mejor oportunidad y ayudarles a cumplir su sueño. Es precioso estar en esa parte. Personalmente llevo ya algunos años dando cursos y sustituciones y me encuentro con jovenes bailarinas que conocí cuando tenían 12, 13 años y las ves que ahora están en grados superiores, evolucionando. Esto es muy gratificante sentirse parte de esa evolución. Yo lo disfruto mucho y lo hago siempre con mucha pasión. El futuro puede ser enfocado en este sentido y eso me emociona también muchísimo.
Itziar Mendizabal
Vivimos en el mundo de la inmediatez, todo lo queremos “para ya”, y el ballet, como cualquier otra disciplina, requiere de mucho tiempo de trabajo, dedicación y madurez para dar unos buenos resultados. ¿Qué les dirías a los alumnos desde tu propia experiencia en relación a este tema?
La danza es una carrera que no se puede hacer por la vía rápida. La constancia, el tiempo y la dedicación son tres importantes principios. Hay que pasar por buenos y malos momentos pero siempre seguir adelante. Los atajos en esta profesión no te conducen a ninguna meta de éxito. La carrera de danza es un camino largo pero hay que disfrutarlo, todo es importante: la escuela, el momento de ascender a profesional, todo tiene su encanto. Nunca deben pensar que saltando etapas llegarán más lejos y, sobre todo que tengan muy presente que la danza siempre devuelve todo lo que a ella le das. Cuanto más le dediquen, más les devolverá.
Y ahora, barriendo para casa. Sabemos que eres una gran profeta de tu tierra ¿Sigues pensando en la comida de amatxu, los pintxos, los verdes montes y la costa vasca?
Claro que si. Mi tierra es mi tierra y para mi, aunque lleve muchos años fuera, mi casa es Hondarribia. Pasear por sus calles, las amigas, la comida de mi “aitatxo”, todo ello es una parte de mi que no se desarraiga. Siempre vuelvo, y siempre está ahi presente aunque yo no pueda estar tanto como yo quisiera. Las raices nunca se pierden, o nunca se deben de perder.
Son tiempos duros para todos los sectores, el Covid-19 está limitando todas las acciones e interacciones. Yo tengo la suerte de conocerte hace muchos años y sé que desde tu personalidad desprendida también aportas tu granito de arena para echar una mano. Desde nuestro Estudio de Ballet Clásico Teresa González Ardanaz te agradecemos el detalle que tuviste al aceptar impartir una masterclass gratuita online para los alumnos durante la cuarentena. Fue un gesto motivador e ilusionante para quienes lo disfrutaron en esos momentos en los que las paredes se nos caían encima. Gracias Itziar por tu cercanía, por tu talento y por tu generosidad