Lección 4
Sábado, 25 de enero de 2020 ^ Año Bíblico: Éxodo 23-25
Las Plagas de Egipto “¿Por qué endurecéis vuestro corazón, como los egipcios y Faraón endurecieron su corazón? Después que los había tratado así, ¿no los dejaron ir, y se fueron?” (1 Samuel 6:6).
“Dios no destruye a ningún hombre. Todo hombre que sea destruido se habrá destruido a sí mismo. Todo el que ahogue las amonestaciones de la conciencia está sembrando las semillas de la incredulidad, y éstas producirán una segura cosecha.”—Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 62. Lectura adicional: Patriarcas y Profetas, págs. 269–278.
Domingo
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19 de enero
Año Bíblico: Éxodo 5-7
1. UN AVISO CONTRA LA ADORACIÓN SIN SENTIDO a. ¿Cuál fue la primera plaga y por qué fue enviada? Éxodo 7:14–21.
“Durante las plagas en Egipto, Faraón era puntual en su supersticiosa devoción al río, y lo visitaba todas las mañanas, y mientras permanecía de pie en sus orillas, ofrecía alabanzas y acción de gracias al agua, recordando el gran bien que realizaba y hablando a las aguas sobre su gran poder y que, sin ellas, no podrían existir; pues sus tierras estaban regadas por ellas, y les proporcionaba el alimento necesario para sus mesas.”—Spiritual Gifts, tomo 4A, págs. 54, 55. b. ¿Cuál fue la segunda plaga, y cómo Dios eligió eliminar los efectos de esta plaga? Éxodo 8:2–14.
“Este animal [la rana] era considerado por los egipcios como sagrado, y no querían destruirlo. Pero las viscosas ranas se volvieron intolerables… “El Señor pudo haber convertido las ranas en polvo en un momento, pero no lo hizo, no fuese que una vez eliminadas, el rey y su pueblo dijeran que había sido el resultado de hechicerías y encantamientos como los que hacían los magos. Cuando las ranas murieron, fueron juntadas en montones.”—Patriarcas y Profetas, pág. 270. 20
Lecciones Bíblicas Sabáticas, enero–marzo, 2020