Arraigo equidad espacial en latinoamerica el dia despues
Arraigo y equidad espacial en Latinoamérica : el día después / María de los Ángeles Sacnun, Ana Valderrama ... [et al.] ; contribuciones de María Eugenia Bielsa ... [et al.] ; comentarios de Claudia Bernazza ... [et al.] ; compilado por Ana Valderrama ; editado por Instituto Patria ; Casa Patria Rosario ; ilustrado por Julián Barrale; prólogo de María de los Ángeles Sacnun; Ana Valderrama.- 1a edición especial - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Ediciones Patria, 2021. Libro digital, PDF Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-48013-0-2 1. Ciencia Política. 2. Pandemias. 3. Política Latinoamericana. I. Sacnun, María de los Ángeles. II. Bielsa, María Eugenia, colab. III. Bernazza, Claudia, com. IV. Valderrama, Ana, comp. V. Barrale, Julián, ilus. VI. Sacnun, María de los Ángeles, prolog. VII. Título. CDD 320.80
ISBN 978-987-48013-0-2 Ediciones Patria Insttituto Patria Ciudad Autónoma de Buenos Aires Rodríguez Peña 80, C1020 ADB, Buenos Aires, Argentina https://www.institutopatria.com.ar
Arraigo
Equidad Espacial en Latinoamérica El día después Dirección Editorial, Compilación, Edición literaria y Dirección artística Ana Valderrama Colaboración en diseño gráfico Joaquín Gómez Hernández Desgrabación de conferencias María Cortopassi Silvina Pontoni Berenice Polenta Victoria Funes Julio Arias Juan Alegre Adriana Osella Azul Colletti Imagen de Tapa Julián Barrale Organización del Ciclo de Encuentros Comisión de Territorio, Hábitat y Vivienda de Casa Patria Rosario e Instituto Patria Moderadores: Brian Tieppo y Sofía Troncoso
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Contenido Presentaciones Ana Valderrama María de Los Angeles Sacnun
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Salutaciones y Agradecimientos Claudia Bernazza Alejandra Rodenas Amado Zorzón Franco Bartolacci Mario Cafiero Adolfo del Río Jorge Lattanzi Germán Piccarelli
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Disertaciones y Discusiones María Eugenia Bielsa Jorge Jáuregui Salvador Schelotto Ana Falú Jorge Moscato Marcos Coronel María Cortopassi Ignacio Rico Berenice Polenta Norma López Javier Fernández Castro Celina Caporossi Rubén Pascolini Rodrigo Morales Guillermina Chachques Pedro Cunca Bocayuva Silvina Pontoni Victoria Funes Daniel Weisburd Fernanda Gigliani
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presentaciones
-¿Qué herramientas disciplinares utilizaremos para desarmar las estructuras más profundas de los procesos neoliberales que generaron las inequidades espaciales actuales? -¿Cuáles serán las políticas de hábitat para abordar la deuda histórica con los sectores populares en este re-torno al rol activo del Estado? -¿Cómo podrán las políticas de hábitat colaborar en la reconstrucción del sistema productivo y del proyecto de una Nación libre justa y soberana?
Ana Valderrama • Presidenta de Casa Patria Rosario • Arquitecta UNR I Máster en Arquitectura del Paisaje UIUC • Directora de la Dirección de Innovación para el Desarrollo UNR • Directora de la Maestría en Arquitectura del Paisaje UNR • Co-fundadora del colectivo Matéricos Periféricos • Profesora Titular e Investigadora Cat. 3. UNR
La presente publicación tiene por objeto recopilar y difundir el Ciclo de Encuentros “Arraigo y Equidad Espacial en Latinoamérica. El día después” organizado por el Instituto Patria y Casa Patria Rosario y llevado a cabo durante el mes de mayo de 2020. El ciclo consistió en dos encuentros virtuales con f iguras del ámbito académico, profesional y de gestión vinculada al hábitat y el desarrollo territorial, para debatir sobre el estado actual de las condiciones de hábitat en el territorio latinoamericano e imaginar herramientas y políticas tendientes a promover el arraigo y la equidad espacial, propiciando nuevos equilibrios de las fuerzas de apropiación de los derechos comunes sobre los recursos territoriales. En el territorio latinoamericano existen condicionamientos domésticos e internacionales relativos a las disputas socio-económicas y simbólicas de los modelos político-culturales que constriñen al desarrollo equitativo del hábitat y dif icultan el arraigo tanto urbano como rural. Estos condicionamientos se vieron profundizados durante años de los gobiernos neoliberales recientes a los que hoy se suman las consecuencias de la pandemia global. El día después demandará la resolución tanto de las deudas históricas entorno al hábitat popular como la incorporación de nuevas formas de pensar el hábitat a diferentes escalas: los espacios públicos y comunitarios, la domesticidad, la densidad de las ciudades, las prácticas comunitarias, la vigilancia digital urbana. La pandemia nos ilusiona con renovar el rol activo del Estado, pero ¿seremos capaces de desarmar las estructuras fundamentales que hacen a las desigualdades?
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(...) esta crisis de esta etapa superior del capitalismo ha generado la contracara del arraigo. Esta crisis es un proceso histórico (...)
María de los Angeles Sacnun • Presidenta Honoraria de Casa Patria Rosario • Abogada UNR • Política y mediadora • Senadora Nacional de la Provincia de Santa Fe por el Frente de Todos • Fundadora de la Red Solidaria Firmat
Muchas gracias, bienvenidos a todos y a todas. Quiero agradecer profundamente a quienes hoy tienen responsabilidades institucionales, que llevan adelante representaciones tanto en materia de gestión como en materia legislativa, a nivel nacional, provincial, y municipal. También a quienes representan el espacio académico, porque es de una enorme importancia que la Universidad Nacional de Rosario, a través de su Rector, esté presente hoy. También es de gran importancia que el colegio de profesionales tenga representación en este encuentro. Lo cierto es que cuando Ana Valderrama me planteó la posibilidad de generar este encuentro lo habíamos pensado presencial
y significaba un enorme movimiento de múltiples sectores de la comunidad que están en gestión y teníamos que articular muchísimas cuestiones y circunstancias. Y miren ustedes que paradoja: significó mucho más rápido y mucho más fácil armar este encuentro online por el contexto actual, que no porque no sea presencial va a dejar de dar sus frutos. Estoy convencida que hoy estamos poniendo un granito de arena en una discusión central y en esto coincido con lo que plantea Franco Bartolacci en torno a que el hecho de estar atravesando una coyuntura, una excepcionalidad a nivel mundial, no debe hacer que estemos sólo atentos a la coyuntura. Debemos construir ya la eta-
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pa post-pandemia. Por lo menos comenzar a sentar las bases de lo que va a significar no solamente la recuperación de la actividad económica, del aparato productivo, sino también la recuperación de algunos valores culturales y humanos que ya estaban en crisis antes de la pandemia. Cuando el Papa Francisco convocó a los economistas heterodoxos del mundo para debatir en torno al capitalismo financiero, de alguna manera ya estaba poniendo en el tapete esta crisis, que es una crisis de la etapa superior del capitalismo y que ha generado la contracara del arraigo. Esta crisis es un proceso histórico. El desarraigo es una consecuencia del capitalismo financiero, de la destrucción del empleo como gran organizador de la comunidad. Este enorme desafío debemos asumirlo con muchísima unidad de concepción entre quienes pensamos que un mundo más justo es posible. No como un sueño o una utopía, sino que tenemos que comenzar a desarrollar las herramientas de transformación para sentar las bases de un verdadero y sostenible arraigo, que es parte de lo que se ha debatido en la historia argentina y en la historia latinoamericana. Desde Latinoamérica debemos repensar cuál va a ser el posicionamiento geopolítico que vamos a tener a la salida de esta pandemia y cómo, en tanto sociedad, nos vamos a recuperar de esta situación tan dolorosa que va a generar una profundización de los niveles de pobreza.
Creo que si hay una deuda que deja el siglo XX es justamente la de ese maridaje que debiéramos generar o por lo menos sobre el que debiéramos trabajar, que es el de democracia e igualdad. Esta cuestión va a atravesar al siglo XXI en el que deberemos volver sobre los pasos de una democracia efectiva, de una democracia real, de una democracia con más organización popular. Y en ese sentido es clave pensar la cuestión de la planificación, del ordenamiento territorial, del acceso a la tierra, del acceso a la vivienda, que no escapa de cómo repensamos el modo de producción y de cómo generamos lazos solidarios. Por eso es muy importante que hoy nos acompañe la Ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, el Secretario de Hábitat de la provincia, que esté Ignacio Rico, así como concejales, que esté la Universidad Pública presente. Y es muy importante que también el sector cooperativo hoy esté aquí. Porque la lógica de la economía solidaria justamente va a contrapelo de la lógica de ese capitalismo financiero construido en detrimento del desarrollo del empleo, del desarrollo de la producción, del desarrollo del arraigo. Y en esto es importante vincular la cuestión de la ruralidad con el acceso a la tierra. Muchas veces cuando hablamos del acceso a la tierra o del uso de la tierra, hablamos solamente de las áreas urbanas y me parece que también la ruralidad requiere una mirada, no solamente desde la agricultura familiar sino también desde la pro-
Así como estamos planteando el acceso a la tierra, el acceso a la vivienda, la posibilidad de democratizar la cadena alimentaria, también tenemos que plantearnos el acceso a la energía como un derecho humano, porque esa energía es la que va a apalancar el desarrollo territorial no sólo rural sino también urbano. Por eso insistimos tanto con las tarifas justas y razonables, porque creemos que debemos ir hacia un proceso de industrialización en la República Argentina que requiere también del acceso a la energía. 12
ducción de los alimentos sanos a precios justos, razonables y de calidad. Esto significa también empleo y significa seguramente parte de los desafíos que vamos a tener ya no como República Argentina, ya no solamente como Latinoamérica sino que el mundo se está replanteando el acceso a los alimentos. La comunidad internacional claramente nos estamos replanteando cuál va a ser el rol del Estado en el futuro y me parece que hay algunos temas que nosotros, desde el arraigo, no podemos dejar de abordar. Esto lo hablamos siempre en la comisión que coordina Ana Valderrama, que así como estamos planteando el acceso a la tierra, el acceso a la vivienda, la posibilidad de democratizar la cadena alimentaria, también tenemos que plantearnos el acceso a la energía como un derecho humano. Porque esa energía es la que va a apalancar el desarrollo territorial no sólo rural sino también urbano. Y por eso insistimos tanto con el tema de las tarifas justas y razonables, porque creemos que debemos ir hacia un proceso de industrialización en la República Argentina que requiere también del acceso a la energía. También hay que poner en crisis el sistema tributario en nuestro país, este tema que está hoy tan debatido en la Argentina y también en el mundo. Porque los impuestos a las grandes fortunas seguramente
van a ser parte del financiamiento que se va a requerir para que el Estado se pueda hacer cargo de lo que se tiene que hacer cargo. Si no tenemos justicia tributaria, si no tenemos justicia fiscal, va a ser prácticamente imposible que el Estado pueda atender todos los requerimientos de esta democracia moderna. En este sentido, quería decirles que también junto con el sector cooperativo, junto con el sector rural, junto con la necesidad de garantizar el acceso a la tierra queremos generar un rediseño del desarrollo económico, territorial y regional. Tenemos que vencer las barreras que tenemos todavía, en los ámbitos internos en cuanto a las provincias y comenzar a abordar las problemáticas por regiones. Esto es ineludible en esta etapa, no es la misma la realidad de la República Argentina en el Norte, que en el Sur o que en el Centro. Incluso en el interior de las mismas ciudades y de las mismas provincias hay profundas desigualdades que todavía tenemos que vencer. Entonces, les doy a todos la bienvenida. Ojalá que esta tarea conjunta, que estos desafíos que vamos a tener en el siglo XXI que se ha iniciado con estas enormes dificultades, nos ayuden a repensar y sortear estos problemas con audacia pero también con patriotismo, que no es ni más ni menos que la defensa de los intereses nacionales y los intereses latinoamericanos.
(...) si no tenemos justicia tributaria, si no tenemos justicia fiscal, va a ser prácticamente imposible que el estado pueda atender todos los requerimientos de esta democracia moderna(...)
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salutaciones y agradecimientos 16
Claudia Bernazza • Docente, escritora y política Argentina • Coordinadora de comisiones y responsable de formación del Instituto Patria • Fue diputada nacional por la Provincia de Buenos Aires y ha ocupado numerosos cargos de gestión a nivel nacional, provincial y municipal
(...) agradecerles este repositorio de material audiovisual que nos queda tanto a los militantes de este tiempo, como a los militantes que reconocerán en este trabajo, los primeros pasos de recuperación de un gobierno nacional y popular, los primeros pasos de recuperación de un territorio con justicia social.
Muy buenas tarde a todos y a todas, un gusto que Casa Patria Rosario haya encarado este desafío y lo haga con esta calidad. Gracias Ana Valderrama y a todo el equipo que está detrás de cámara. Un saludo muy especial para la senadora Marilyn Sacnun, que puso en marcha este espacio, al cual adhirieron dirigentes, mujeres y varones de Rosario y de Santa Fe y que están activando una cantidad de espacios de formación y de acción allí en la ciudad de Rosario. Por mi parte quería saludar muy especialmente tanto a los panelistas como a las autoridades de la Facultad de Arquitectura de Rosario, como a todos los y las asistentes que están del otro lado mirando en vivo esta charla, participando de este encuentro de la manera en que podemos en las circunstancias de este momento. Traigo un saludo muy especial de varias personas, en primer lugar de las autoridades del Instituto Patria, su presidenta honoraria, Cristina Fernández de Kirchner, de Oscar Parrilli su presidente, de toda la comisión directiva, pero especialmente de Teresa Parodi, que quiso estar presente en el primer encuentro del martes y haberlos saludado, pero justo en ese momento tuvo un desperfecto con su computadora y me pidió especialmente que les saludara. También saludar a Rubén Pascolini, coordinador de nuestra
Comisión de Territorio y Hábitat que está allí como uno de los especialistas invitados. Rubén ha sostenido a lo largo de los años más oscuros de la democracia durante el gobierno de Cambiemos, un espacio de reflexión y acción en esta materia, que permitió y le permite al Frente de Todos contar hoy con políticas activas en la materia, aún cuando el Estado sea un territorio -valga la redundanciadevastado con muchos problemas de funcionamiento. El hecho de que tanto Rubén Pascolini, como ustedes, como una cantidad de especialistas militantes del hábitat y el territorio, hayan mantenido el debate, la discusión, hayan generado encuentros federales, con numerosa cantidad de participantes, permitió que lleguemos al gobierno con líneas claras de acción, que por supuesto ahora las estamos adecuando a la situación de la pandemia. Así que quería saludarlos y saludarlas, agradecerles esta iniciativa, felicitarlas y felicitarlos, y agradecerles este repositorio de material audiovisual que nos queda tanto a los militantes de este tiempo, como a los militantes que reconocerán en este trabajo, los primeros pasos de recuperación de un gobierno nacional y popular, los primeros pasos de recuperación de un territorio con justicia social. Muchísimas gracias y que sea lo mejor para este encuentro.
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Alejandra Rodenas • Abogada UNR • Vicegobernadora de la Provincia de Santa Fe • Docente FDER UNR • Jueza de Tribunales Provinciales 1999-2017 • Diputada Nacional Provincia de Santa Fe 20172019
(...) el concepto de arraigo no es solamente poseer la tierra, sino también un anclaje que sostenga los mecanismos de producción, de empleo, de desarrollo sustentable. Gracias Pachi, gracias Ana, gracias Marilyn y a Casa Patria por reunirnos en este encuentro de Arraigo y Equidad Espacial en Latinoamérica que con tanta recurrencia nos ha atravesado a todos y a todas las que creemos que el campo Nacional y Popular debe garantizar la equidad y la distribución. Cuando la vi a Teresa (a quien quiero mucho) pensé en un tema que quienes estamos aquí alguna vez escuchamos y cantamos. Mercedes Sosa lo dijo con tanta claridad en ese poema de Angel Petrocelli “Cuando Tenga la Tierra”. Se me ocurrió leerles esta frase, porque no soy una experta, soy una preocupada por estos temas y el primer verso de esa canción dice: “Cuando tenga la tierra, sembraré las palabras que mi padre Martín Fierro puso al viento. Cuando tenga la tierra la tendrán los que luchan, los maestros, los hacheros, los obreros. Cuando tenga la tierra, te juro, semilla, que la vida será un dulce racimo y en el mar de las uvas, nuestro vino cantaré, cantaré”. Hay más enumeraciones de lo que significa “tener la tierra”, pero creo que es nuestra gran preocupación, es nuestro desvelo y seguramente va a ser la preocupación pos-pandemia. Nosotros estamos atravesando una pausa dolorosa, una pausa que no solo nos atraviesa como Provincia, como País, nos atraviesa a nivel internacional. La pandemia nos pone frente a la necesidad de pensar en nuevos paradigmas y en nuevos diálogos de comunicación política. Por eso celebro tanto, Marilyn, esta convocatoria y este denodado esfuerzo que vos hacés desde la Cámara de Senadores de la Nación, porque estos temas están en la agenda política nacional y provincial. Desde aquel mítico Estatuto del Peón, donde se regularon las relacio-
nes entre los obreros de la agricultura y la ganadería en la Provincia con su tierra, a aquellos que no tenían la tierra y encontraron un apego y un arraigo a partir de esa regulación histórica que el Primer Peronismo trajo a nuestro país, con todas las decisiones que se tomaron en el marco de Gobiernos Nacionales y Populares en relación a la distribución de la tierra, a la posibilidad de que se asista o se tenga la primer vivienda única. Grandes logros del Movimiento Nacional y Popular. Por eso, celebro este encuentro, celebro que hoy el concepto de arraigo sea otro, porque el concepto de arraigo no es solamente poseer la tierra y hacer con ella un lugar para vivir, sino también un lugar y un anclaje que sostenga los mecanismos de producción, de empleo, de desarrollo sustentable. También la tierra en términos de mirada de género y en clave plural. Creo que todo esto tiene que ser re-definido y pensado después de esta gran crisis que estamos atravesando. Si la pandemia es un antes y un después, bienvenido Coronavirus si nos interpela. Obviamente que a una no le agrada celebrar la llegada de una virosis de estas características, ni tampoco la llegada de una enfermedad para pensar los paradigmas que nos atraviesan. Pero obviamente que es cierto (y esto creo que lo estamos sintiendo entre todos y todas) que no vamos a ser los mismos. Cuando tengamos la tierra, y con todo lo que impli-
ca tener la tierra, seguramente vamos a tener un momento para celebrar. Para celebrar el fin de esta etapa tan dolorosa, pero también para celebrarnos a nosotros y nosotras en un nuevo lenguaje, en una nueva semántica y en una nueva modalidad de cooperar. Tenemos que volver a tener la tierra porque así lo quisieron Perón y Evita y así lo quisieron también el querido Néstor y la compañera Cristina, y creo que también es el deseo del Presidente actual y de los gobernadores y gobernadoras que acompañan esta gestión de Gobierno y de todos los actores y actoras territoriales. Celebro la presencia en este ámbito de nuestra Ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat. He tenido además el placer de que una persona muy cercana a mi familia, mi cuñada, haya trabajado con ella en aquel momento en el que soñar con una vivienda en la Provincia de Santa Fe y en la ciudad de Rosario no era sencillo. Gracias Marilyn, gracias a Casa Patria Rosario. Creo que el trabajo que hacés es enorme porque tenés el coraje y la valentía de convocar a sectores diversos. Así que, con las sutilezas, con los matices que nuestro Movimiento tiene, que eso es lo que lo ha convertido en un movimiento tan rico, te agradezco muchísimo la invitación. Gracias a los Concejales y Concejalas de la ciudad de Rosario, Nachito, un beso querido, gracias Tití, y a todos y todas
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Amado Zorzón • Secretario de Hábitat, Vivienda y Urbanismo de la Provincia de Santa Fe
(...) tenemos nuevamente la gran oportunidad de generar las alternativas para que nuestra gente se empodere y sobre todo que aquellos sectores más desprotegidos tengan la oportunidad de ser artífices de su propio destino. Para esto tenemos que reconocer los derechos y generarles las oportunidades.
Muy buenas tardes a todas y todos. En primer lugar es un gusto estar compartiendo este espacio de reflexión y construcción, así que agradezco especialmente a Casa Patria Rosario por esta invitación. Creo que el tema del encuentro es de mucha actualidad y me parece excelente tener la posibilidad de discutir. El arraigo implica derechos de los ciudadanos. El derecho a la igualdad de oportunidades en cuanto al arraigo -que implica poder desarrollarse íntegramente en el espacio que uno elige- generalmente tiene que ver con los lugares donde uno creció. Recién hacían referencia a que los municipios y comunas tienen la posibilidad de generar, a través de su accionar, planificaciones estratégicas que permitan que los y las ciudadanas tengan el derecho a un espacio, a la equidad espacial y a la posibilidad del arraigo. En estos últimos tiempos mucha gente se ha desplazado -por falta de desarrollo, por falta oportunidades, por falta de reconocimiento de derechos- a las grandes urbes donde realmente padecen muchas más dificultades que en su lugar de origen. Entonces, creo que son temas de mucha actualidad en la que quienes somos actores políticos, quienes tienen también sistematizada la información, desarrollado el contenido -las Universidades, las organizaciones intermedias que trabajan estas temáticas, el Estado Nacional, Provincial y Municipal- debemos
abocarnos a llevar adelante una planificación estratégica. Hoy, a partir de este Gobierno en el cual estamos comprometidos, tenemos nuevamente la gran oportunidad de generar las alternativas para que nuestra gente se empodere y, sobre todo, que aquellos sectores más desprotegidos tengan la oportunidad de ser artífices de su propio destino. Para esto tenemos que reconocer los derechos y generarles las oportunidades. Los Estados no pueden estar ausentes y creo que las políticas públicas que planteó el Presidente de la Nación -a través de sus exposiciones públicas- nos animan, nos entusiasman y nos comprometen aún más a llevar adelante, a implementar todas nuestras acciones. Quiero agradecerles, porque realmente tener la posibilidad de estar compartiendo este espacio seguramente nos va a enriquecer muchísimo a quienes tenemos compromisos políticos para llevar adelante acciones en cada uno de los espacios donde nos toca actuar. Mi compromiso es trabajar fuertemente y lógicamente tenemos la gran posibilidad en los gobiernos locales, los gobiernos provinciales y el Gobierno Nacional. Tenemos hoy a nuestra Ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat que la conozco y que está muy comprometida con este hacer, así que celebro todo esto. Muchísimas gracias y un gusto de estar compartiendo con ustedes.
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Franco Bartolacci • Lic. en Ciencia Política UNR • Rector UNR • Decano FCPolit 2011-2019 • Profesor FCPolit UNR
(...) el capitalismo en su forma más perversa ha mostrado mucha capacidad de adaptabilidad a nuevos escenarios y probablemente lo que tengamos por delante sea la profundización de las desigualdades. Buenas tardes, la verdad que primero quisiera agradecerles, en nombre de la Universidad Nacional de Rosario, la gentileza de invitarnos a participar de esta instancia de debate, de pensamiento, de producción. Agradezco especialmente a María de los Angeles Sacnun y a Casa Patria Rosario porque es un gusto que podamos pensar el tema del arraigo y la post-pandemia de manera colectiva y que crean que la Universidad puede hacer un aporte en esta dirección. Lo interesante que tiene la convocatoria, es esto de poder pensar las cosas más profundas y estructurales en un momento que parece que todos estamos muy preocupados y abocados a la contingencia y a la coyuntura. Yo creo que es importante que aprovechemos este “mientras tanto” tan difícil y tan excepcional que estamos transitando para pensar lo que viene después ¿Qué es lo que viene después? Mañana a las tres de la tarde vamos a hacer un intercambio con Juan Carlos Monedero también para pensar cuál es el mundo que empieza a venir después de la pandemia. No quiero ser pesimista, pero veo cierto relativo optimismo en mucha gente respecto de que el mundo que viene probablemente sea un mundo mejor. La pandemia modificó todas las estructuras y lo que viene puede llegar a ser otro dibujo mundial un poco más solidario, pensado desde
un lugar distinto. Yo soy bastante más pesimista al respecto, y creo que lo que viene es bastante complejo, porque el capitalismo en su forma más perversa ha mostrado mucha capacidad de adaptabilidad a nuevos escenarios y probablemente lo que tengamos por delante sea la profundización de las desigualdades. Como primer punto quería decir que el problema del hábitat, del arraigo de los sectores populares es un tema central, estructural, y a la vez es uno de los temas pendientes de la dirigencia política. Cuando discutimos o pensamos un proyecto de país, ese tema no está resuelto porque no hemos encontrado colectivamente las respuestas.
desde una perspectiva de una academia bastante lejos del territorio, de los actores, de la agenda de su tiempo. Estamos haciendo un esfuerzo fenomenal, desde hace muy pocos meses en que asumimos, por salir un poco más afuera, por ponernos en diálogo con aquellos sectores que más lo necesitan. Nosotros entendemos que si hay producción de conocimiento de excelencia, tiene que estar al servicio de los que más lo necesitan. Pero para eso necesitamos también que el afuera piense en la Universidad Pública como una herramienta. Ese diálogo es central para poder escucharnos, para enriquecernos mutuamente, pero también para dejar en claro cuál es nuestra vocación para construir ese vínculo.
Y a esto sumo una segunda reflexión: para nosotros es muy importante desde la Universidad Pública poder hacer un aporte en esa dirección. Esto obliga incluso a repensar nuestras propias currículas. Por eso agradezco mucho que nos inviten a participar de este debate. La verdad es que la Universidad -y mucho más las tradicionales como la Universidad Nacional de Rosario- ha tenido una tendencia histórica a trabajar estas problemáticas que son las profundas y las estructurales, muchas veces por los márgenes. Es decir, las currículas centrales, los grandes ejes académicos de nuestras casas de estudios, en general, han priorizado otras líneas de trabajo, que se han pensado
Finalmente quería agradecerles mucho, decirles que estoy dispuesto a escuchar lo que surja de este debate y poner a disposición la Institución para pensar una agenda vinculada al hábitat, al territorio, a los sectores populares de manera colectiva, sobre todo para la ciudad de Rosario y la región. Muchas gracias a todos y a todas.
Así que básicamente quería ponerles a disposición a la Universidad Nacional de Rosario para emprender esa tarea juntos. A nosotros nos gusta decir que queremos que la Universidad deje de ser un palacio de saberes clausurados y poder romper esas paredes desde adentro hacia afuera y que ustedes empujen también de afuera hacia adentro para poder encontrarnos.
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Mario Cafiero • Ingeniero Industrial UBA • Vicepresidente del Movimiento Proyecto Sur • Presidente del INAES
Buenas tardes compañeros y compañeras. La verdad que muy importante esta iniciativa, esta convocatoria a pensar un poco qué pasará después de esta pandemia. Aunque nadie lo tiene bien en claro -porque estamos recorriendo un camino absolutamente desconocido- plantear el tema de los territorios y el arraigo es empezar a preguntarse de abajo hacia arriba cómo resolver esto. Y este debate tiene una gran importancia para mi, porque hasta ahora creo que nos han tratado de imponer un modelo de arriba hacia abajo y eso es lo que ha provocado desarraigo y territorios vacíos. Y la diferencia entre tierra y territorio es que en el último hay organización política y social que ocupa esa tierra. Repensar esa ocupación, esa organización me parece central. Y tal vez haya que volver a conceptos que por olvidados no dejan de ser nuevos: ¿cómo organizamos los territorios, la comunidad, la comunidad organizada? Y acá tiene que haber un replanteamiento también del rol de los municipios porque son fundamentales, el punto básico del Estado, de nuestra democracia, son la trinchera concreta donde se resuelven o no los problemas de nuestro pueblo. Replantear el municipalismo es replantear el federalismo. Porque en el municipalismo están las nuevas formas de federalismo. Cuando fuimos independientes -porque las provincias lo decidieron- Santa Fe tenía 20.000 habitantes, en las épocas de la independencia. ¿Cuántos municipios hoy tienen mas de 20.000 habitantes en la Provincia de Santa Fe? Entonces me parece que ese es un punto de debate. Y por último, el arraigo y el desarraigo. La historia argentina es una historia de desarraigos, de salirnos de nuestras raíces, tratar de implantar otras raíces o hacer injertos. El último injerto neoliberal no logró hacerse raíz, y surge otra raíz ideológica y política mucho mas consecuente con nuestra historia y nues-
(...) plantear el tema de los territorios y el arraigo es empezar a preguntarse de abajo para arriba cómo resolver esto. Y este debate tiene una gran importancia para mi porque hasta ahora creo que nos han tratado de imponer un modelo de arriba hacia abajo y eso lo que ha provocado es desarraigo y territorios vacíos.
tra manera de hacer. Volver a las raíces quizás nos permita volver al arraigo, porque con nuestras raíces podemos volver a un modelo territorial agrario, agroalimentario, urbano, perturbado distinto del que hasta hoy hemos tenido. Estas son las cosas que hoy están allí adelante nuestro, en este futuro incierto, que por incierto no deja de ser inquietante e interesante. Coincido: no veo motivo para ser optimista, más bien para preocuparnos. Dicen que una persona optimista es aquella que le
falta algo de información. Bueno, no quiero pecar de ese optimismo. Si, por supuesto, creer que con la fuerza de nuestro pueblo vamos a poder dar vuelta esta página. Y ya lo estamos demostrando con un liderazgo firme de la conducción del Estado y la participación de nuestro pueblo que está acompañando. Y así como acompaña este problema de la pandemia tiene que acompañar otros desafíos que tendremos por delante. Bueno, nada más que eso, saludarles y ponerme a disposición de ustedes.
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Muy buenas tardes, muchísimas gracias por la invitación y la iniciativa de Casa Patria Rosario.
Adolfo del Río • Arquitecto UNR • Máster en Arquitectura y Cultura Urbana ETSAB UPC • Decano de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR
Coincido con muchas cosas de las que se dijeron aquí con este panel tan calificado. El concepto fundamental que quería desarrollar es pensar a la ciudad como un servicio público. Pensar en eso es pensar, desde el punto de vista político, en el sentido de que siempre el bien general debe estar sobre el bien particular. Sabemos que manejar estas cuestiones implica pensar en la normativa como elemento fundamental para que favorezca al bien general. Por otro lado, el espejo del arraigo y la equidad son el desarraigo y la inequidad, tema que basta transitar por una ciudad latinoamericana para tenerlo a la vista. Creo que tenemos un rol fundamental desde la Universidad Pública. Ahí hay una deuda y un desafío, pero también hay una capacidad de la universidad que a veces el Estado no aprovecha lo suficiente. Somos consultores privilegiados, productores de la ciencia y la innovación. Se absolutamente que los tiempos de la academia no acompañan a veces las urgencias de los tiempos de la política. Pero si hay un esfuerzo y una continuidad, hay que tener en cuenta que la Universidad Pública conoce sus territorios y está diseminada por toda la Argentina. En cierta manera su territorialidad descentralizada y la posibilidad que nos vinculemos aún más y que la universidad no sea solo productora de los mejores profesionales, sino de los profesionales más sensibles para atender estos problemas. Y la universidad puede ser un agente directamente involucrado en las decisiones. Eso es simplemente mi reflexión como decano de una Facultad de Arquitectura.
El concepto fundamental que quería desarrollar es pensar a la ciudad como un servicio público. Pensar en eso es pensar desde el punto de vista político, siempre el bien general sobre el bien particular.
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Hola, primero quería agradecer desde la FAPyD la iniciativa de Casa Patria Rosario.
Jorge Lattanzi • Arquitecto UNR • Vicedecano de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la UNR
Quería retomar el tema de la fragilidad planteado por Javier Fernández Castro vinculado a cierta tradición que viene de la Provincia de Santa Fe y Rosario en programas que tiendan a la equidad urbana. Pero bueno, como se planteaba antes, la discontinuidad de las políticas públicas y la fragilidad en lo social y lo político han hecho muchas veces fracasen. Sin embargo la facultad siempre trabajó y tomó estas temáticas en las currículas porque tenemos un compromiso de generar sensibilidad en los estudiantes. Ahora estamos retomando el proyecto Nacional y Popular, me parece que el desafío tiene que ver con algo que planteó Jorge Moscato: considerando que se ha catastrofeado el Estado de Bienestar, ¿cómo hacemos esa traducción espacial de derechos? Creo el desafío que tenemos desde el ámbito académico, es pensar y producir conocimientos a partir de estas nuevas condiciones de la época que trascienden el problema de la pandemia. En todo caso la pandemia puso más en evidencia las inequidades.
Ahora estamos retomando el proyecto Nacional y Popular, me parece que el desafío tiene que ver con algo que planteó Moscato ayer, que es considerando que se ha catastrofeado el Estado de Bienestar, ¿ cómo hacemos esa traducción espacial de derechos?
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Muy buenas tardes a todas y todos, es un gusto estar aquí. El Colegio de Arquitectos agradece la posibilidad de habernos invitado a este evento. Queremos agradecerle a la Senadora Sacnun la posibilidad de estar en este evento junto a Casa Patria Rosario y organizadores y organizadoras.
Germán Picarelli • Arquitecto UNR • Presidente del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Santa Fe
Pienso que el arraigo es echar raíces que nos aferren a un lugar y que nos den mayor bienestar y seguridad. Para eso creo que es fundamental un Estado presente que brinde la posibilidad de acceso a una vivienda digna y justa, y un Estado presente que de posibilidades las y los más necesitados. En esta pandemia creo que estamos ante una nueva situación, un nuevo paradigma y espero que nos lleve a una sociedad mucho más justa, equitativa e igualitaria, donde tengamos mucho más sentido de solidaridad para con las personas que tenemos al lado. Como Colegio de Arquitectos queremos aportar en un trabajo interdisciplinario en todo lo que podamos hacer desde nuestra disciplina y colaborar con el Estado. Creo que esto se tiene que hacer entre todos y todas, no puede quedar ningún actor fuera de este problema de la vivienda social. Quiero felicitar a María Eugenia Bielsa por el cargo que esta ocupando como Ministra. Creo que como rosarino y santafesino es un orgullo que nos represente en tal alto lugar. Después quiero brindar y abrir las puertas del Colegio de Arquitectos para que nos tengan en cuenta para ver de qué manera podemos colaborar en todas las iniciativas que vayan por este camino. Agradezco de todo corazón que nos hayan hecho partícipes de este evento. Muchísimas gracias.
En esta pandemia creo que estamos ante una nueva situación, un nuevo paradigma y espero que nos lleve a una sociedad mucho más justa, equitativa e igualitaria, tengamos mucho más sentido de solidaridad para las personas que tenemos al lado.
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disertaciones y debates 34
Creo que sabemos que tenemos una enorme deuda en la resolución de cómo lograr que alguien pueda nacer en un lugar, que si elige estudiar pueda optar por irse a hacerlo a otra ciudad (...) y luego pueda volver a su localidad de origen, pensarse ahí con los proyectos que desea desarrollar.
María Eugenia Bielsa
• Arquitecta UNR • Ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación Argentina • Profesora de Urbanismo FAPyD-UNR • Ex-Directora del Servicio Público de la Vivienda de Rosario. • Ex-Vicegobernadora de la Provincia de Santa Fe. • Ex-Concejala de la ciudad de Rosario.
La pregunta que todos nos estamos haciendo: ¿cuándo es el día después?
Todas las presentaciones que agradezco y que valoro mucho, me han puesto una presión que les digo, desde ya, no voy a poder responder, porque la realidad es que cuando Ana me propuso participar de este encuentro -que agradezco y que además nos nutre y nos acompaña y ayuda en momentos de incertidumbre,-pensé: “Yo no soy la persona indicada porque tengo más preguntas que respuestas”, y en ese sentido suelo atolondrarme y en general pienso que tendría que reflexionar más antes de participar. Luego llega un momento de tranquilidad donde las ideas se acomodan y empiezan a aparecer de a una y casi sin darme cuenta siento que a borbotones surgen experiencias, miradas, recorridos anteriores, polémicas, que muchas veces suelen ser ideológicas y empiezan a convertir una situación que por nueva no deja de ser atrapante. Y la verdad que me parece que este es un ambiente, no para que encontremos una respuesta a la pregunta que todos nos estamos haciendo: ¿cuándo es el día después? Porque este es un camino que no conocíamos, pero también pienso en el tema del Congreso, arraigo y equidad espacial en Argentina y en América Latina, y como decía Marilín recién, en nuestras propias provincias que son tan inequitativas, plantea esto como una oportunidad y no como un tema nuevo porque en realidad lo venimos pensando todos desde hace mucho tiempo. Creo que sabemos que tenemos una enorme deuda en la resolución de cómo lograr que alguien pueda nacer en un lugar, que si elige estudiar pueda optar por irse a hacerlo a otra ciudad -porque celebro mucho las tareas de universidades en
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del conurbano que tanto acercaron la educación pública a sectores que antes no podían acceder- y luego pueda volver a su localidad de origen, pensarse ahí con los proyectos que desea desarrollar, y que pueda también elegir morirse en ese lugar. Esto tiene que ver con el arraigo, poder volver al lugar de origen, o poder desarrollar la vida en ese lugar, y eso incorpora tanto el mundo rural, como el urbano, como el suburbano, por decirlo de alguna manera. El tema de la equidad es un tema recurrente en la argentina y también en Latinoamérica. Cuando pensamos en el Ministerio, no quisimos que se llamara Ministerio de Vivienda, porque suele ser la idea de un número ¿No?: “Hicimos X cantidad de viviendas”. Pensamos que tenía que ser un lugar que pensara el desarrollo estratégico territorial, es decir, que pensara en esta cuestión de la equidad espacial y que también pensara en el hábitat como algo que contempla la vivienda, pero que no es una categoría excluyente, sino que es algo mucho más amplio que la casa en sí misma: tiene que ver con la urbanidad, con el acceso a los servicios, con el disfrute de los espacios públicos, con el valor que permite esa oportunidad de permanecer en regiones que son absolutamente diferentes, y con modos de habitar que son distintos y que siempre solemos tratar de manera equivalente. Pienso que aunque no tuviera todavía respuestas, es bueno compartir un escenario de incertidumbre. Solemos, los hombres y las mujeres, preocuparnos frente a la
incerteza, nos da temor no poder dar una respuesta, y la verdad que todo está yendo tan rápido que no tenemos respuesta. Pensaba en éstos días cuáles habían sido los primeros debates sobre cuando se tomó la decisión de la cuarentena, cuando se tomaron las sucesivas extensiones, el debate era salud o economía. Debatimos casi 15 o 20 días esta idea de salud o economía, la verdad que un debate de alguna manera estéril, porque está claro que la economía tiene un sentido, que es mejorar la vida de las personas, y que además no son antagónicos, podemos pensar que salud y economía, porque además hay un Estado que se hace cargo de asistir a la economía, protegiendo la salud. Entonces, rápidamente hubo un quiebre en ese debate, decir que si la economía mundial está paralizada, la verdad que si por primera vez aparece una cuarentena global en la historia, y el mundo entero está en crisis, entonces: ¿De qué economía estamos hablando? Entonces empezó a fortalecerse el sentido de cuidarnos, y también está claro que de los 195 países, casi 170 van a tener un crecimiento negativo en 2020, y también me parece que ahí es cuando tendremos que preguntarnos qué rol tiene la economía y qué rol tiene nuestra capacidad para recuperarnos en un sistema que ha sida permanentemente injusto en Latinoamérica. Existe una incertidumbre en si esto termina o es algo que vino para quedarse y que vamos a poder incorporar en nuestra modalidad de
Debatimos casi 15 o 20 días esta idea de salud o economía, la verdad que un debate de alguna manera estéril, porque está claro que la economía tiene un sentido, que es mejorar la vida de las personas, y que además no son antagónicos, podemos pensar que salud y economía, porque además hay un Estado que se hace cargo de asistir a la economía, protegiendo la salud. Entonces, rápidamente hubo un quiebre en ese debate, decir que si la economía mundial está paralizada, la verdad que si por primera vez aparece una cuarentena global en la historia, y el mundo entero está en crisis, entonces: ¿De qué economía estamos hablando? 38
vida, y que además podría haber algunos rasgos de esto que tengamos que empezar a procesar como nuevos modelos de vida. Cuando todo esto termine, la vida seguramente no va a ser igual y la realidad es que la ciudad y el territorio tampoco van a ser iguales, porque de hecho, una gran lección es que la tierra también está diciendo esto, y que la naturaleza ha vuelto a su naturaleza después de tanto tiempo. Y ha vuelto su naturaleza en apenas una cuarentena ¿no? Por eso tanto se habla del agua transparente, del cielo con su color brillante, frases muy poéticas, pero que nos posicionan, o nos ponen en relación al desafío que vamos a tener: cómo vamos a volver a tratar a nuestra tierra. Y la realidad es que también, la segunda cuestión entre salud o economía fue un largo debate sobre si el COVID-19 era una enfermedad que fuera a tocar sólo a algunos sectores de la sociedad, si era una cuestión que golpeara más a ricos o a pobres, categorías a la que no me gusta referirme. La verdad el otro día leía un artículo muy interesante sobre cómo las Ciencias Sociales describen a este suceso como un hecho social, en el sentido en que convulsiona el conjunto de las relaciones sociales, y por el otro lado conmociona a la totalidad de los actores, las instituciones, y claramente, todos nuestros valores. Por lo cual, tampoco importa mucho si golpea más a pobres o a los ricos como debate, siempre los más golpeados son los que menos tienen, o menos pueden. Me parece que entonces volvemos al tiempo del arraigo y la equidad como algo que siempre ha
estado presente, el tema es cómo salimos de esto, cómo nos va a encontrar en la salida al día después, si es que existe, o cómo haremos para que en esta nueva construcción social seamos capaces de salir mejores seres humanos, de aprender, de construir una ética colectiva. Esto que nos vulneró a todos de tal manera y nos convertimos en tan frágiles, puede generar un tipo de e solidaridad y que no nos vamos a poder mirar a la cara? Pienso muchas veces en Santa Fe, que descubrimos la vulnerabilidad cuando hay una inundación, y todo el mundo colabora, pero al día siguiente todo el mundo continúa con su vida individualista. Prefiero pensar que va a primar la solidaridad, y en eso quiero dejar dos ideas y una serie de acciones. La primera idea es que estoy convencida que la única autoayuda colectiva es la política, y que en realidad, es la única que funciona, y que de hecho, en este momento, la política está funcionando y funcionó. La política, en cualquiera de los sentidos. Y por el otro lado también me parece y quiero dejarlo como un mecanismo de reflexión, es que a nadie le cabe duda que el mercado no reemplaza al Estado, porque sin un Estado presente, y lo digo en todos los niveles, municipal, provincial y nacional, y sin una conducción que sepa adonde ir, no hubiéramos tenido los resultados que tenemos. Claramente, esto puesto en manos del mercado, nos vuelve a la discusión de que tiene que prevalecer la economía por sobre la salud, porque en realidad, la economía es lo que va a hacer
fuerte una sociedad. Miren, la verdad que celebro que nosotros nos permitamos estos debates, y creo que desde el punto de vista del territorio, y del acceso al suelo, y del acceso a la vivienda, y con esto termino, hay cantidades de tareas para hacer, y que la verdad, todas las ideas son necesarias. En apenas 40 días hemos podido hablar con todos y todas, y hemos sentido -lo digo de verdad con absoluta autenticidad- que todas las ideas son necesarias. Probablemente, a lo mejor, ustedes esperaban que nosotros planteáramos los programas y los proyectos que tenemos, lo hicimos el otro día con Mario en una videoconferencia con un grupo de mutuales y cooperativas. Creo que a mí me entusiasma más esta reflexión colectiva, porque después los programas y las propuestas, y todo lo que ustedes nos puedan acercar es útil, pero me parece que lo más importantes es discutir qué sociedad queremos. Queremos una sociedad profundamente ética, donde la equidad territorial, y del acceso a los bienes materiales, sea igual para todos y todas, nadie puede vivir tranquilo si hay alguien que no lo está. Me parece que eso nos une, compañeros y compañeras del color político de donde provengamos. Hay un encuentro, lo tenemos que aprovechar.
a nadie le cabe duda que el mercado no reemplaza al Estado, porque sin un Estado presente y sin una conducción que sepa adonde ir, no hubiéramos tenido los resultados que tenemos.
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Es necesario hacer estallar los hábitos, sobre todo, los “hábitos de pensamiento”, el quedar satisfechos con definiciones absorbidas sin suficiente cuestionamiento (...) ¿Y dónde podemos encontrar los puntos de apoyo para hacer eso? En la praxis, y a partir de la praxis.
Jorge Mario Jáuregui
En el camino hacia un nuevo marco para la convivencia Buenas tardes, muchas gracias por civilizada la iniciativa y la invitación a la Senadora Sacnun y a Ana Valderrama
En esta oportunidad quería hacer unas reflexiones y sugerencias destinadas a la acción, sabiendo que no hay acción que se sostenga sin fundamento teórico.
• Arquitecto UNR • Doctor Honoris Causa UNR • Arquitecto Urbanista por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Federal de Rio de Janeiro. • Gran Premio de la IV Bienal Internacional de Arquitectura de São Paulo, 1999. • Verônica Rudge Green Prize in Urban Design, Harvard University, Graduate School of Design, GSD, 2000. • Representante de Brasil en la 8ª Mostra Internazionale di Architettura de la Biennale di Venezia.
Por eso, mi accionar va de la práctica a la teoría, y viceversa, permanentemente. Y este momento exige los dos: acción y reflexión a partir de lo ya hecho, para retroalimentar la acción. Tenemos que atar esas dos puntas. Para eso hay que hacer primero la ecología de las malas ideas, como se hace con las “malas hierbas”. Por ejemplo, las ideas de “desarrollo”, “progreso”, “modernización”, “crecimiento” … Hay que “descontaminarlas”, como decía Jacques Derrida, revisando la genealogía de los conceptos y retirándoles todas las “adherencias” ideológicas. Es necesario hacer estallar los hábitos, sobre todo, los “hábitos de pensamiento”, el quedar satisfechos con definiciones absorbidas sin suficiente cuestionamiento, sin haber hecho la “ecología mental” de la cual hablaba Félix Guattari. Es decir, una tarea que implica revisar todo lo que un concepto carga adicionalmente, sobre todo, los contenidos implícitos. Muchas personas pueden decir “pero eso no es tarea para arquitectos pues no construimos conceptos”. Pero tampoco nos exime de la responsabilidad de “informarnos bien”, es decir, de tener la formación necesaria para, por ejemplo, saber elegir bien
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los textos que tienen que ver con nuestra capacitación para pensar, y no solo técnicamente. ¿Y dónde podemos encontrar los puntos de apoyo para hacer eso? En la praxis, y a partir de la praxis. Praxis entendida como la puesta en práctica de una teoría, que se convierte en parte de la “experiencia vivida”, e implica “contemplación reflexiva”. Comporta lo objetivo y lo subjetivo (los afectos”, deleuzianamente hablando). Realizar el esquema de lectura de la estructura de un lugar, implica eso, por ejemplo. Esa praxis incluye lo político y lo ético, y para profesionales de la arquitectura y el urbanismo, también lo estético, claro. Pero hay praxis reproductoras y praxis transformadoras. De esta manera, se trata de hacer estallar los hábitos del pensamiento, lo dado por evidente, lo aceptado sin más ni más, y el concepto de “realidad”, entre ellos. Solo se piensa lo que es necesario. Por eso, “se piensa a los martillazos” nos dicen los filósofos… y por aquí vamos viendo la complejidad que envuelve todo esto. Pensar tiene que ver con enlazar razón y sensibilidad. Y el momento nos exige hacer un giro urgente… La necesidad de la política Considerando que la primera función de un sistema político democrático es regular las diferencias y divergencias para que las personas puedan vivir juntas en una comunidad organizada, sin el empleo
sistemático de la fuerza, y que la legitimidad de la acción del Estado depende de una aceptación general de sus procesos de toma de decisiones. Entonces, la movilización general de la sociedad con objetivos claros e incluyentes es la “terapéutica política” necesaria a partir del confinamiento, que evidenció todo tipo de conflictos en el manejo de la cosa pública, en los comportamientos colectivos, en la relación individuo-sociedad y en el interior de la “célula habitacional”. Para eso, necesitamos colocar las cuestiones poniéndolas en condiciones de ser “ecuacionadas”. ¿Y qué es lo que debemos poner en relación, en nuestras áreas específicas del urbanismo, la arquitectura y el paisaje? La cuestión es, partiendo de la situación actual, cómo pensar la rearticulación de la ciudad y la sociedad divididas, incluyendo: + lo socio-espacial y lo económico, + la ciudad y la habitabilidad, + las transiciones urbano-rural-rurbano, + el medio ambiente, lo productivo y el paisaje, + lo público-lo privado-lo semipúblico-lo semiprivado, + lo individual y lo colectivo, + lo objetivo y lo subjetivo, + lo ético y lo estético, y sus interrelaciones. Después de haber realizado el
Considerando que la primera función de un sistema político democrático es regular las diferencias y divergencias para que las personas puedan vivir juntas en una comunidad organizada, sin el empleo sistemático de la fuerza y que la legitimidad de la acción del Estado depende de una aceptación general de sus procesos de toma de decisiones. 44
trabajo de “descontaminación” mencionado, deberemos actuar haciendo: EN LO REGIONAL: La resignificación del concepto de región como unidad de planeamiento y acción. EN LO MACRO: América Latina – estableciendo nuevas alianzas entre los gobiernos y fuerzas progresistas de cada país, incluida la colaboración en investigación e inter-universidades, EN LO INTERNO DE CADA PAIS: revalorizando el federalismo, articulando políticas públicas con los gobiernos provinciales y municipales. + identificando problemas y proponiendo soluciones de alcance regional, + identificando características urbanas y habitacionales comunes que permitan nuevas bases de colaboración para políticas públicas, + priorizando la producción y el uso de materiales y tecnologías de cada lugar, + priorizando la reducción de los desplazamientos (tanto de personas como de transporte de materiales), + priorizando la utilización de mano de obra de la región. EN LA ESCALA URBANA: Busca de la ciudad densa, compacta, conectiva y verde: + Densa- considerando la densidad por sectores, de acuerdo al contexto, + Compacta- sin “espacios muer-
tos” entre las distintas partes componentes, + Conectiva- priorizando la articulación de los diferentes sistemas de movilidad, + Verde- reintroduciendo vegetación a todas las escalas: de la ciudad, de los barrios, de la manzana, de las edificaciones. EN LO RELATIVO AL ARRAIGO, revisando y resignificando el papel de los barrios en su nueva “función urbana” como creadores de condiciones de vida “completa en sí misma”, es decir, absorbiendo algunas funciones del “centro de la ciudad”, reduciendo la necesidad de desplazamientos e incorporando nuevos equipamientos y espacios públicos, áreas verdes y “nodos” urbanos; reconsiderando tanto la movilidad interna como en relación con el entorno. + Incluyendo la necesidad de concebir nuevos “equilibrios urbanos”: + relaciones de complementariedad entre los diferentes barrios, + reequilibrando la relación masa verde-masa construida, + creando centros de generación de trabajo y renta en las cuatro escalas del urbanismo, como nuevos articuladores socio-espaciales. En lo “habitacional” y todo lo relativo a la “habitabilidad” y la equidad espacial, reevaluando los “modelos” vigentes: + Haciendo el análisis crítico del desempeño de las unidades existentes, durante el confinamiento, tanto individuales como multifami-
liares, con énfasis en la cuestión de género, + Elaborando nuevos tipos de unidades, más complejas (no solo más allá de la lógica “mercadológica”) sino trabajando con un concepto expandido de habitabilidad, + Resignificando y refuncionalizando las unidades habitacionales existentes, en los edificios, casas y habitaciones populares, + Potencializando los espacios residuales, las terrazas y los “espacios muertos”, + Repensando las escaleras como un ambiente importante más de la casa y, sobre todo, de los edificios, + Realizando nuevos “experimentos” urbanos y habitacionales, partiendo de lo ya realizado en Latinoamérica, como el Conjunto Los Andes, El Conjunto Pedregulho, Parque Guinle, Previ-Lima, entre otras referencias. A mi siempre me gustó una frese de Caetano que dice “de cerca nadie es normal” y yo le agrego “ni las ciudades” y ahora, a partir de esto podemos agregar “ni los lugares formales o informales”, o sea, siempre es necesario
En lo relativo al arraigo, revisando y resignificando el papel de los barrios en su nueva “función urbana” como creadores de condiciones de vida “completa en sí misma”
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el rediseño, la resignificación de lo que existe. María Eugenia hablaba del papel de las organizaciones territoriales y del manejo de las urgencias y María Cortopassi habló de que para llegar a un lugar, para ir a un lugar y saber a quién entregarle el alimento precisaba de un puntero local, de alguien local que conocía las necesidades, las demandas. Bueno, en ese sentido yo creo que hay que pensar primero que los barrios populares son lugares productivos no son lugares de depósito de gente, no son dormitorios solamente. Ahí se produce mucha cosa, dependiendo del tamaño de cada barrio popular, están todas las escalas, las cuatro de las que yo hablé, sobretodo las tres primeras: la pequeña, la media y la grande. Para dar un ejemplo, la Rocinha es una gran favela, Complejo el Alemán una gran favela, Rio das Pedras una gran favela, tienen producción, empresas constructoras locales, una infinidad de comercios. Se produce de todo y sobretodo hay una tremenda dinámica social, una riqueza de relaciones sociales. Ese debe ser el punto de partida de cualquier política pública seria. ¿Qué significa eso? Hablábamos antes de la resignificación de los espacios colectivos, sí, hay un trabajo de asesoramiento necesario a estas organizaciones territoriales porque de cualquier forma ellos no pueden diseñar bien sus propios espacios productivos o habitacionales, precisan del conocimiento de nuestra disciplina (arquitectura, urbanismo,
paisajismo) para que la disposición de los usos sea hecha de la mejor manera posible utilizando todo el potencial de los lugares que ya existen. En ese sentido, yo creo que junto con construir hay que tener una política de construcción laboral y asesoramiento para crear no solo cooperativas sino también pequeñas empresas constructoras. Porque yo creo que en los barrios populares hay que promover que la construcción no venga de afuera, que se pueda auto-generar, co-producir. Esa es una fuente de generación de trabajo y renta bien importante. La gente necesita trabajo para poder vivir y para poder construir su vivienda con sus propias manos. Hay un círculo ahí que hay que transformarlo en un círculo virtuoso para que el capital gire, el pequeño capital local que a veces no es tan pequeño. En la Rocinha hay autoconstrucción de 7, 8 y 9 pisos, entonces ya son emprendimientos locales que construyen, tienen la tecnología, tienen mano de obra, tienen equipos para producir, maquinarias, que precisan de un asesoramiento tanto jurídico cuanto laboral para mejorar los desempeños. Entonces creo que sí, que en los territorios hay que asesorar a las organizaciones territoriales y claro, tienen la expertise en manejo de las urgencias, en las villas, en las favelas todo es urgencia y desde antes de la pandemia. Entonces en el manejo de las urgencias son las organizaciones tienen que asesorarnos a nosotros. Tenemos que
juntar la inteligencia social que viene de afuera de la cual somos portadores a través de la disciplina, con la inteligencia social local. Ese punto de encuentro de las dos inteligencias es un camino para activar productivamente lo que ya esté en urgencia en cada barrio popular. Y una cosa más, comparto este título con ustedes: “Sem esperar ajuda do governo, Paraisópolis contrata equipe médica”, esto salió durante la pandemia, esto es una favela de San Pablo que, sin esperar al gobierno federal, salió y contrató su propio equipo médico, con ambulancia, por 30 días y renovable por más 30. Esto es la capacidad que tienen las organizaciones territoriales cuando tienen una cierta escala de auto-resolver sus problemas. Pero claro, no hay que dejar que eso suceda, el Estado tiene que venir y conectarse a eso.
(...) en los barrios populares hay que promover que la construcción no venga de afuera, que se pueda autogenerar, co-producir. Esa es una fuente de generación de trabajo y renta bien importante.
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(...) en particular está el ámbito de lo público-estatal que se relaciona directamente con el territorio, con el gobierno de cercanía (...) y es ahí donde aparece justamente la importancia de una gestión inteligente de las ciudades(...)
Salvador Schelotto
• Arquitecto UDelaR. • Profesor UDelaR. • Ex Director Nacional de Vivienda, Ministerio Nacional de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Uruguay.
(...) ¿cómo configurar un sentido para lo local –puesto hoy en importancia– desde la dimensión socio-territorial y su planificación? Voy a tratar de seguir un poco el hilo de la conversación, cambiando lo que había preparado. Tengo una presentación, pero me parece que no es lo más adecuado y voy a retomar el diálogo a partir de las intervenciones de Ma. Eugenia (Bielsa) y de Jorge (Jauregui). Trataremos de seguir el diálogo enfocando este debate en torno al tema del arraigo y la equidad antes de este hecho global, de este hecho social total como Ma. Eugenia mencionaba, en consideración desde nuestras prácticas, desde nuestra reflexión, desde las preguntas que nos hacíamos. Pero está más que claro que a partir de mediados de marzo tenemos en nuestros países un escenario que cambió mucho, que puso en evidencia algunas situaciones que, si bien ya estaban presentes, no aparecían en un pri-
mer plano desde el punto de vista de las organizaciones sociales, de las inequidades y desigualdades en los territorios, de las estructuras de nuestras ciudades. Está ahora claramente en primer plano la existencia de áreas urbanas y situaciones habitacionales más que precarias, desde la inequidad territorial en relación al acceso a servicios, desde las condiciones diferenciadas de habitación y también desde otras lógicas más generales pero que se reflejan en el espacio urbano y en la vivienda que tiene que ver justamente con la inclusión social, con el empleo, con la protección social y todo lo que tiene que ver con las relaciones sociales en términos de desigualdad o de inclusión y exclusión. Toda esa complejidad que por pe-
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ríodos largos permaneció soterrada ha florado. Por esa razón me parece que este momento es una gran oportunidad para profundizar en algunas preguntas que tienen que ver con cómo responder a ciertas cuestiones que se arrastran desde hace décadas y que, sin embargo, aún representan tareas pendientes. Es claro que no encontramos las respuestas necesarias. Voy a poner a manera de ejemplo el caso del Uruguay, frente a una situación de emergencia sanitaria pero que inmediatamente repercute en la situación social y económica que impacta sobre todo en los sectores populares, en los sectores y grupos sociales más frágiles, más vulnerables, que cuentan con menos posibilidades de resolver por sí mismos una serie de necesidades básicas. Si tenemos claro la importancia de lo colectivo -aquí ya se habló por supuesto de la acción pública estatal- me parece que es una respuesta fundamental y debemos decir que en el Uruguay hoy estamos todavía en un fase presumiblemente inicial del desarrollo de esta pandemia. Pero ya ha quedado en claro que buena parte de las respuestas eficientes están apoyadas en las capacidades y fortalezas que construyó el sector público en la última década y media y que tienen que ver con cuestiones como la creación de un Sistema Nacional de Emergencias que coordina toda la acción pública frente a catástrofes y situaciones climáticas o de otro origen. También la existencia de un Sistema Nacional Integrado de Salud, la reciente creación de un Sistema de Cuidados, todo un entramado de protección social y
también en materia de seguridad social que permite que buena parte de los trabajadores tengan una mínima protección. A ello se suma, por supuesto, todo lo que tiene que ver con el sistema educativo, por el enorme esfuerzo que se realiza en condiciones adversas por parte de docentes -y obviamente de las familias- y que es posible también por la existencia de una infraestructura digital de conectividad, de accesibilidad, de buen ancho de banda, que permite funcionar en red a cientos de miles de estudiantes en forma prácticamente automática en relación a sus docentes. Ahora, esto tiene que ver con el ámbito de lo público-estatal en sus diferentes niveles, pero en particular está el ámbito de lo público-estatal -como bien mencionaba Jorge- que se relaciona directamente con el territorio, con el gobierno de cercanía, con la tarea de los municipios, muy especialmente con la gestión más vinculada al urbanismo. Y es ahí donde aparece justamente la importancia de una gestión inteligente de las ciudades. La ventaja de contar con buena información sobre los distintos modos de movilidad, del transporte público, de los modos e intensidad del uso del espacio público, así como también la geolocalización o la referenciación geográfica de las distintas situaciones. En estas semanas podemos aquilatar la importancia de contar con la información y especialmente la información geográfica, vinculando el espacio a los hechos sociales, a los procesos sociales. También dentro de la acción pú-
Está ahora claramente en primer plano la existencia de áreas urbanas y situaciones habitacionales más que precarias, desde la inequidad territorial en relación al acceso a servicios, las condiciones diferenciadas de habitación y también otras lógicas más generales que se reflejan en el espacio urbano y en la vivienda y que tienen que ver justamente con la inclusión social, con el empleo, con la protección social y las relaciones sociales en términos de desigualdad (...) 52
blica me parece que en estos contextos de emergencia es cuando se valoriza a la ciencia y al conocimiento, y es ahí donde aparece el papel de la Universidad. La Universidad Pública fundamentalmente, que en nuestros países siempre ha sido tan postergada desde el lado del financiamiento y el reconocimiento desde la política y las élites del poder social y económico. El valor de disponer de las capacidades de esa Universidad ninguneada desde el apoyo de los gobiernos, alejada de la consideración de las élites dirigentes. Nuestras universidades son parte de esas fortalezas, obviamente desde las ciencias biomédicas y de la salud, pero también del conocimiento aplicado de las ciencias sociales y por supuesto me parece muy importante el aporte, entre otras disciplinas como la arquitectura, el diseño y el urbanismo. Por último, y no por menos importante, es imprescindible reconocer el valor de lo que es la acción social desde la base, autoorganizada, es decir, desde las comunidades que inmediatamente generan respuestas “desde abajo hacia arriba” en términos de asegurar el apoyo alimentario, de asegurar una serie de aspectos que están comprometidos cuando la actividad económica se interrumpe o se detiene y se generan problemas gravísimos y dificultades en la capacidad de acceder a elementos tan básicos como la alimentación, la energía o el agua potable. Por supuesto que hay más ejemplos, pero yo me detengo en estos, y quiero decir que estamos en un
momento extraño de la convivencia social, que probablemente dure algunas semanas, meses. Dado que no sabemos exactamente hasta dónde y en que términos va a llegar, debe ser visto en perspectiva como una instancia de oportunidad de reflexión, de cambio y transformación. Este desafío hay que verlo no solamente como una demanda de respuestas inmediatas, sino como una oportunidad para repensarnos a largo plazo -como sociedades, como ciudades, como comunidades- a partir de algunas de las deficiencias y problemas que se muestran justamente hoy día esta situación de emergencia, pero que sabemos venimos arrastrando desde mucho tiempo atrás, como la desigualdad. No es lo mismo el confinamiento, el distanciamiento social, de las capas medias, con cierto nivel de acceso a una vivienda adecuada, que el que pueda existir en los barrios populares, donde se registra un nivel de hacinamiento y concentración que no permite justamente las mínimas condiciones de poder asegurar esa distancia, los controles sanitarios, los cuidados, esa necesaria prevención. Ni que hablar de la desigual forma de acceder a servicios y cuestiones tan básicas como el abastecimiento de agua potable, o de atender a las recomendaciones básicas de higiene o la ventilación, o la posibilidad de que haya en el entorno un espacio publico generoso, como bien mencionaba Jorge, lo que tiene que ver con la relación entre la vivienda, el espacio intermedio y lo público.
En estos días hemos visto como se revalorizan los balcones, las azoteas, las terrazas. Jorge hablaba también de las escaleras. Por supuesto todo esto que también tiene que ver con la dimensión de género en la ciudad, la cuestión de los cuidados, las relaciones intrafamiliares y las extrafamiliares. Todo esto está en debate. Estamos enfrentando una situación crítica, dramática pero también estamos en una transición. Termino diciendo que se nos habla desde los grandes centros de creación de pensamiento y de la imposición de determinadas normas, de que vamos hacia una “nueva normalidad”. Yo creo que hay que poner en debate este concepto y no asumirlo pasivamente. En las sociedades humanas es muy difícil hablar de normalidades, porque las sociedades justamente son lo contrario a las normalidades, son contextos dinámicos, conflictivos. Lo “normal” en la convivencia social es el conflicto. Entonces probablemente estemos en una transición no hacia una nueva normalidad entendida como una nueva manera de disciplinamiento, donde todos mantengamos distancia, donde todos tengamos determinados comportamientos idénticos, sino hacia una nueva realidad, una nueva realidad dinámica, cambiante, conflictiva, compleja, diversa, que tenemos que tratar de entender. Una nueva realidad a la que desde la arquitectura, desde el urbanismo, el diseño, creo que tenemos unas cuantas cosas para decirle, haciéndonos cargo de algunos dé-
ficits que vienen desde mucho más atrás pero, sobretodo, con el diseño de propuestas para más adelante. Será necesario que se insista en el urbanismo como un factor de redistribución social, en la consideración de la dimensión de género al abordar los problemas urbanos, con lo que tenga que ver con el transporte público, la movilidad, en lo que hace a la regeneración de los ecosistemas urbanos. A buscar una nueva naturalización de la ciudad, para re-introducir aspectos de la naturalidad dentro de los contextos urbanos que ayuden justamente a tener entornos y contextos más saludables. Y, por supuesto, redoblar los esfuerzos para revertir las situaciones de precariedad y hacinamiento en las que viven miles de familias y que son un caldo de cultivo para justamente algunas de estas situaciones, que aún quizás no han llegado a sus extremos, pero que son un riesgo tremendo que tenemos en nuestras sociedades, en particular en el cono sur de América: en la Argentina, en el Uruguay y por supuesto también en el Brasil, con toda su enorme extensión de favelas, no solamente en Río y San Pablo, sino en buena parte de sus ciudades. Así que me parece que estas primeras constataciones operan apenas como introducción al debate. Esta conversación está muy buena, y para seguir intercambiando voy a dejar mi intervención por acá y quedo a disposición para intervenir y contestar alguna pregunta que surja de las compañeras y compañeros.
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No sorprende que mujeres y disidencias sean las más vulnerables y asistamos así a una nueva reproducción de desigualdades en este contexto de emergencia sanitaria global.
Construyendo ciudades feministas
Ana Falú
Comparto algunas notas en estos tiempos de incertidumbres que no son respuesta sino reflexión, en relación a las políticas territoriales urbanas y de vivienda. Entendiendo el arraigo y la equidad no solo como inclusión social sino como inclusión de géneros, poniendo así el foco en las mujeres y diversidad de identidades. “Esta pandemia creo que afectará a la idea de lo que es la calidad de vida, el derecho que cada persona tenga a decidir qué es lo que quiere y qué es lo que no quiere en relación con los últimos años de su vida (…) habrá que inventar un modo distinto de estar en el mundo para las personas mayores”, reflexiona Durán (2020), quien sostiene que esta pandemia traerá cambios que afectarán al corazón mismo de las sociedades que hoy conocemos. No solo habrá que adaptarse al teletrabajo (quienes lo tienen), y al distanciamiento social, sino que también habrá que repensar cómo protegernos para futuras crisis sanitarias. El dilema que esto plantea es la tensión entre seguridad y libertad, planteado por Sennett (2020).
• Arquitecta UNT • Dra. Universidad Delf • Directora ONU Mujeres Región Andina. 20022004 • Directora ONU Mujeres Brasil y Cono Sur 20042009 • Investigadora CONICET • Profesora Emérita UNC • Directora INVIHAV
Enfrentamos un fenómeno que se expresa con más virulencia en los grandes aglomerados, en las ciudades fragmentadas en las que vivimos, donde somos parte del tejido social y en las cuales día a día crecen los territorios de pobreza, con condiciones de hábitat deterioradas, carencias de servicios, equipamientos, accesibilidad y con ausencia de derechos ciudadanos, exponiendo a buena parte de la población a mayores vulnerabilidades frente a la pandemia. Las consignas son claras: quedarse en casa, mantener el aislamiento, higienizar con frecuencia las manos, compromiso político individual a la vez que colectivo. Sin embargo, bien sabemos que en las ciudades latinoamericanas, tanto la casa como el agua son bienes escasos. No sorprende que mujeres y disidencias sean las más vulnerables y asistamos así a una nueva reproducción de desigualdades en este contexto de emergencia sanitaria global.
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Hablar de desafíos urbano-habitacionales demanda ampliar la comprensión sobre la naturaleza interdependiente entre el abordaje de vivienda y ciudad. Es decir, necesitamos hablar del desarrollo estratégico territorial, de la complejidad de la ciudad, áreas rurales y bordes urbanos. Es ineludible: debemos contar con una propuesta de desarrollo estratégico territorial, que valore el arraigo (en el sentido de la pertenencia e interrogación sobre qué significados le damos) y la equidad espacial. En América Latina hemos avanzado en debates e intercambios desde la década de los ‘70, en el marco de las redes, de las universidades, de las organizaciones sociales, desarrollando conceptos para pensar la vivienda y vivir la ciudad -densidad, diversidad, sostenibilidad, mixtura de usos- debatiendo sobre ciudades compactas o extensas, analizando si hay que consolidar los asentamientos informales y cómo. La densificación es un concepto y propuesta de política pública que ha sido promovida por gobiernos, expertos y organismos internacionales como una solución al problema de dispersión de las ciudades, al utilizar de forma más intensiva el suelo urbano y así avanzar hacia ciudades más eficientes y sustentables (De Coss, 2017). Es decir, temas centrales a la agenda urbana y arquitectónica, sobre la ciudad construida, y cómo la construimos. Hoy la pandemia pone, quizá como nunca antes, la vinculación de salud y territorio en el centro de
la agenda, al mostrar sus más trágicos efectos allí donde hacemos parte de las tramas urbanas de desigualdades obscenas, tanto en el norte como en el sur: Nueva York, Londres, Barcelona, Río de Janeiro, San Pablo, Buenos Aires y la lista podría seguir. En estas ciudades donde se hacen evidentes las injusticias territoriales urbanas, bajo diversas lógicas de extractivismo urbano, que toman forma y adquieren expresión en cada fragmento de la ciudad desigual, de territorios que expulsan, de los bordes y fronteras interiores (Sassen, 1991, 2014,2017), las que naturalizan las segregaciones, en las cuales trazan fronteras tangibles o intangibles. La pandemia también ha puesto en evidencia la crisis habitacional, donde las condiciones de vivienda tienen un impacto sustancial en la vida y salud de las personas, mediando la relación entre lo individual y lo colectivo. Es en estas viviendas, en muchos casos precarias y abandonadas, donde aún en esta crisis se sigue sosteniendo la reproducción de la vida (Hobart y Kneese, p. 1-16, 2020 citado por Ortiz, C. y Boano C.) Entonces la consigna necesaria de “quédate en casa” no es igual para todas y todos, y es imperante interpelar la mercantilización de la vivienda y los servicios, que en la intersección de quienes menos cuentan -población migrante, refugiada, en tránsito, en situación de calle- se agudiza. Algunas ciudades, en sus gestiones y legislaciones, han logrado fortalecer las organizaciones sociales en relación a sus demandas y en la materialización del hábitat, con
recursos del Estado que son directamente transferidos a las organizaciones conformadas como cooperativas u otras formas orgánicas, para ser ellas las que administren directamente dichos recursos, definiendo su modelo de ejecución. En Argentina está el caso del Colectivo de Hábitat Popular que presentó el proyecto de nacionalización de la Ley N° 341, sancionada en el año 2000. Ley que permitió poner en marcha el Programa de Autogestión para la Vivienda (PAV) en la Ciudad de Buenos Aires, destinado a hogares en situación habitacional crítica, a los cuales el PAV les otorga subsidios o créditos con garantía hipotecaria. La Ley N° 341 prevé que estos hogares (a título individual o incorporados a través de cooperativas, mutuales o asociaciones civiles sin fines de lucro) elijan y compren terrenos, contraten servicios profesionales, adquieran los materiales necesarios y gestionen el cobro de los certificados de avance de obra. Hay que avanzar en este sentido, por ejemplo, una ley nacional que contemple también la Producción Social Autogestionaria de Hábitat Popular. PROMOVER LO COLECTIVO Lo central es la necesidad de promover la solidaridad potenciada, lo colectivo, las redes comunitarias, allí donde están las mayores necesidades. Es emocionante ver la responsabilidad solidaria de las y los vecinos, aún viviendo en hacinamiento, subsistiendo con trabajos en el mercado informal y a quienes el aislamiento entonces también los ha dejado sin recursos mínimos para alimentarse, más allá
de los subsidios precarios y muy necesarios de los gobiernos. Son estas vecinas y vecinos los más solidarios con el conjunto social, son quienes responden a quedarse en casa, a mantener las distancias físicas cuando se ven necesitados de salir. Estos grupos sociales y redes comunitarias son absolutamente necesarias para la articulación virtuosa de gobiernos municipales y sociedad civil. Al señalar a los vínculos como centrales para transitar esta pandemia, Segato (2020) reflexiona sobre lo que ha dado en llamar el “estado materno” e indica que el virus vino a “imponer una perspectiva femenina sobre el mundo: treatar los nudos de la vida comunal con su ley de reciprocidad y ayuda mutua”, siendo un momento para “recuperar la politicidad de lo doméstico, domesticar la gestión, hacer que administrar sea equivalente a cuidar y que el cuidado sea su tarea principal”. Esta dimensión de lo colectivo es la necesaria a impulsar: la de la reciprocidad, la del cuidado, la de poner en valor lo doméstico, dotarla del significante político que tiene. CONOCER LOS TERRITORIOS URBANOS Y SU GENTE Se hace necesario mapear los territorios y que cada gobierno local conozca las condiciones demográficas para la segmentación por criterios epidemiológicos, lo cual es conocer desigualdades, localizarlas en el territorio de cada aglomerado; las situaciones específicas del estado material de viviendas e infraestructuras, densidades y
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condiciones de hábitat para definir estrategias de actuación tanto individuales como colectivas; la casuística del impacto del COVID-19, para definir el alcance del aislamiento social (pareciera que en Argentina los pequeños aglomerados pueden controlar mejor la situación y por lo tanto mejor re-integrar actividades). Y en este abordaje, reconocimiento y localización de la desigualdad, no nos alcanza el concepto de desigualdad, se debe dar cuenta también de la diversidad dentro de la desigualdad. Ninguna estrategia o respuesta para enfrentar la crisis será acertada si no se incluye y considera a mujeres y diversidades. Hay que reconocer -y esto no es menor- que las ciudades no son iguales para mujeres, diversidades y hombres; y que el colectivo de mujeres y diversidades es, justamente, diverso, inter-seccionado por etnias, clase, edad, identidades sexuales. Es necesario interpelar las acciones y políticas de la emergencia en clave feminista, para ello reconocer que mujeres y diversidades: están omitidas, o tienen poca escucha en la toma de decisiones relacionada con ciudades, vivienda y planeamiento en general. La omisión del género refiere a la sub-valoración de la mujer y es un sesgo androcéntrico generalizado que se expresa en acciones políticas y técnicas, gubernamentales y no gubernamentales, lo cual contribuye la falta de información estadística que debería permitir visibilizar estas diferencias en la desigualdad. La convivencia en la ciudad para todas las personas, se vinculan con
sus experiencias en los territorios en que les toca vivir y actuar. Es poco lo que se avanza, y lo que se expresa es una contradicción entre los enunciados de igualdad, democracia, no discriminación, derechos de las mujeres, de las diversidades (entre otros) adoptados en los consensos internacionales y las realidades de la acción política transformadora de los Estados, mucho aún más en los temas de la agenda urbana y de las injusticias territoriales. Aprendimos que esas experiencias se expresan en distintas escalas de territorios en disputa, escalas que hay que reconocer y actuar desde la perspectiva de género para dar cuenta de las injusticias territoriales.1 La escala del territorio cuerpo, nuestro primer territorio, el primer territorio sobre el cual debemos poder decidir, en nuestras identidades y subjetividades que deben ser respetadas. Y también la escalas del territorio casa, del territorio barrio y del territorio ciudad. Cada una con sus complejidades, sin ser categorías estáticas y escindidas entre sí, sino en una relación de interdependencia, atravesadas por una multiplicidad de intersecciones. QUIENES CUIDAN EN LOS DISTINTOS TERRITORIOS El abordaje feminista de estas escalas de injusticias territoriales permite, en primer lugar, el reconocimiento de las tareas del cuidado. ¿Quién cuida en las ciudades? ¿Y en el barrio? ¿Y en la casa? La omisión de las mujeres y diversidades no solo desconoce sus necesidades
(...) y es imperante interpelar la mercantilización de la vivienda y los servicios, que en la intersección de quienes menos cuentan -población migrante, refugiada, en tránsito, en situación de calle- se agudiza.
1 Ejemplo de ello son las tres ediciones del seminario-taller “Mujeres y Ciudades. [IN] Justicias Territoriales” (2017, 2018, 2019), organizadas por CISCSA y la Articulación Feminista Marcosur. Ver más en www.ciscsa.org.ar/seminario-taller-2019. También se debe rescatar el aporte desde otras entidades tales como el Grupo de Género y Mujer de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad, las redes internacionales como la Comisión Huairou y la Red Mujer y Hábitat América Latina y el Caribe, Col·lectiu Punt 6 y otras en el aporte a estas agendas.
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específicas, sino que desconoce sus aportes. Estamos significando los distintos territorio, el cuerpo como primer territorio de decisiones, la casa como el espacio de la reproducción social y lo doméstico, el barrio en lo colectivo y social y en las ciudades y áreas metropolitanas. Escalas del hacer y cuidar no como áreas estancas, sino interrelacionadas. La invisibilización de las tareas de cuidado que asumen mayoritariamente las mujeres es una de las desigualdades de género más significativas que la pandemia evidencia. Las mujeres usan el tiempo y el espacio diferente a los varones. Son las mayores responsables del trabajo reproductivo y de cuidado que no es reconocido en términos monetarios. Las mujeres constituyen más del 70% del personal sanitario y de primera línea, en las cajas en supermercados, en las farmacias, etc. En los barrios y vecindarios son las gestoras de comedores barriales, las que necesitan de insumos de higiene y alimentación. En los hogares son las cuidadoras por excelencia de infancias, personas mayores, con discapacidad. El tiempo es el bien más escaso que tienen las mujeres, trabajando por jornadas que se extienden por horas y horas entre el trabajo de subsistencia y el de cuidados. “Estamos agotadas”, dicen enfrentando esta situación que se agrava en los hogares bajo responsabilidad única de las mujeres, que siguen creciendo y son más del 30%, la mayoría ubicados bajo la línea de pobreza. Estos hogares deber ser prioridad en las políticas públicas, instru-
mentando medidas de acción positiva para equiparar esas desigualdades. Es aquí donde el cuidado cobra el sentido de un derecho, el derecho a cuidar y a ser cuidadas. Cuando seamos capaces de redistribuir la riqueza lo haremos en los territorios y será en los servicios sociales urbanos, en los de equipamientos de las ciudades y barrios, este es el cuidado en los territorios, y así re-distribuir y generar mejor calidad de vida comunitaria. Y el cuidado y la calidad de vida se vincula siempre a dos grandes temas: la localización que nos remite a nuestros discursos y debates sobre la ciudad extensa y poco respetuosa del consumo energético, pero también al concepto de proximidad que desarrolló y nos brindó Jane Jacob a fines de los años 60. Nuevamente, urge una planificación estratégica que incorpore el feminismo y coloque a quienes están en situaciones de más vulnerabilidad en el centro. LAS VIOLENCIAS DE GENERO En estos tiempos de COVID-19, nos preocupa el aumento de las violencias que afectan en particular a las mujeres. Sin pandemia las mujeres ya denunciaban, y nunca lo suficiente, las violencias que sufrían en la esfera de lo público y de lo privado. Hoy los casos de violencia de género se multiplican, encerradas las víctimas con quienes las maltratan y violentan, constituyendo así el aislamiento obligatorio una amenaza mayor para sus vidas. En 48 días de aislamiento ocurrieron 33 femicidios en Argentina 2, crímenes que constituyen la mayor expresión
del patriarcado y la dueñidad, sobre cuerpos que no se reconocen como iguales y deben ser disciplinados (Segato, 2018), cuerpos que adquieren valor político y de denuncia. En estos momentos es aún más preciso estar alertas. La ciudad silenciosa permite escuchar: en el edificio, en el barrio, en la manzana incluso, hay mayor nitidez de los sonidos, se escucha cuando hay golpes, cuando hay gritos. Entonces la importancia de promover más que nunca la escucha solidaria, para identificar a quienes están sufriendo violencias y acompañarles. Para establecer tolerancia cero a las violencias, es necesaria la condena y alerta colectiva de violencias y vulneración de derechos. NOTA FINAL Es central y urgente integrar al colectivo de mujeres y diversidades, reconociéndose como necesarios y potentes sujetos políticos, recuperando y valorizando sus aportes al desarrollo y a la gestión de recursos para el conjunto de la sociedad. Dirigentes y autoridades deben comprender que el compromiso político demanda hoy generar otros vínculos y conectividades como una estrategia situada e inclusiva, de alianzas múltiples. Como bien señaló Ana Claudia Rossbach Marinheiro (2020) en una reciente Asamblea de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad: “En este momento nos preocupa la
respuesta inmediata, pero no podemos perder la oportunidad para realizar cambios estructurales a medio y largo plazo para lograr una situación en la que finalmente se proporcione acceso universal al agua, los servicios, las oportunidades económicas y sociales y las viviendas. Tenemos que cambiar la planificación urbana en el sur global. Tenemos la oportunidad de movilizar a los diferentes actores y a los dirigentes políticos, municipios, organizaciones sociales, universidades, para una acción de emergencia que pueda sentar las bases de cambios radicales”. Y no se puede seguir pensando en hacer cambios profundos sin las mujeres y diversidades, sin incluir, de manera consistente y propositiva, la perspectiva de género en la planificación. Hay innumerables experiencias y propuestas para la integración urbanística y social, que han pensado y están pensando el territorio como un Derecho Humano y no como valor de cambio. La eficiencia y desempeño de los gobiernos se verifica cuando son capaces de poner a las personas, en su diversidad, en el centro de las agendas políticas, asegurando redistribuir y equiparando desigualdades. Más que nunca antes, esta situación global requiere de políticas integrales que efectivamente no dejen a nadie atrás, de una mirada profundamente feminista para pensar y trabajar las políticas en los territorios.
2 Entre el 20 de marzo y el 07 de mayo de 2020, en Argentina, según el registro nacional de femicidios del Observatorio Mujeres, Disidencias, Derechos de las Mujeres de Matria Latinoamericana (Mumala).
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(...) diría que la mejor imagen que tenemos del siglo es la del Papa solo en la Plaza de San Pedro celebrando la Pascua. Lo que significa claramente en términos bíblicos y en términos históricos que la humanidad ha chocado (...)
Jorge Moscato
Quería agradecer a Casa Patria Rosario y a la Senadora María de los Angeles Sacnun por la iniciativa y la invitación.
• Arquitecto UBA • Doctor Honoris Causa Universidad Nacional de Rosario • Profesor Honorario FADU. UBA • Fue asesor del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la República Argentina 2012-2015 • Fue Consultor PNUD Naciones Unidas • Fue Miembro del CEDODAL
Como primer punto quisiera hacer una reflexión sobre el siglo XXI, porque de lo que estamos hablando en el fondo es de la ideología del ciclo. Así como el siglo XX fue un ciclo definido por la política social, el siglo XXI tiene una agenda en definición que seguramente tiene que ver con lo que opinaron todos los demás panelistas: la agenda social. Ahora, es bueno entender que el siglo XXI arranca con el colapso que es el del Muro de Berlín, con la caída de la Unión Soviética, del socialismo real, sigue con el crack de numerosos Estados Nacionales que no habían quebrado a lo largo del siglo XX (uno de esos cracks es el nuestro, el del 2002), la crisis de los picks en Europa y constantemente la noción de inseguridad absoluta. Si tuviéramos que resumir esa situación diría que la mejor imagen que tenemos del siglo es la del Papa solo en la Plaza de San Pedro celebrando la Pascua. Esto significa claramente, en términos bíblicos y en términos históricos, que la humanidad ha chocado. La humanidad ha chocado quiere decir que los bienes que la Tierra tiene los hemos usado mal, que las decisiones políticas que teníamos que tomar no las hemos tomado y lo que hemos logrado es un mundo injusto. Esa soledad del Papa en la plaza implica exactamente la agenda del futuro, e implica también que la humanidad tiene que pensar una agenda que no repita estos acontecimientos. La humanidad está habituada a chocar de distintas maneras y ha tenido choques de diversas envergaduras. Este choque de la pandemia seguramente es el más grande de la Era Moderna.
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Está claro que el centro presencial es lo más grande que le dio el Peronismo a los trabajadores en la década del ´50. En el 45’ todavía existía el criterio de que el centro era un sitio ajeno a las clases populares (Miss Mary M L Bemberg). Podríamos decir entonces que entregar el centro a los sectores populares fue un logro incluso más importante que el medio millón de viviendas construidas en el período para una población de 14 millones de habitantes, es decir, una cifra impresionante.
El segundo punto es que las teorías de cómo manejar la política urbana han quedado claras y evidentes y eso está muy bien, solamente podríamos señalar algunos peligros en esta situación que vale la pena reconsiderar. La primera aproximación es que después de hablar de la necesidad clara de re-equilibrar el territorio, surge una alternativa que no se ha tocado y es el problema de los “centros”. En estos días algunos teóricos han lanzado la idea del centro de la ciudad no presencial. Es decir, manejar la compra por medios virtuales que reemplacen la presencia en el centro. Esta es una ideología new age bastante grave y vale la pena aclararlo, sobre todo nosotros que somos nacionales y populares. Está claro que el centro presencial es lo más grande que le dio el Peronismo a los trabajadores en la década del ´50. Y fue cuando el Peronismo entregó el centro de la ciudad a los trabajadores que antes no podían ni entrar al centro sin corbata porque había restricciones concretas según clase social. En el 45’ todavía existía el criterio de que el centro era un sitio ajeno a las clases populares (Miss Mary M L Bemberg). Podríamos decir entonces que entregar el centro a los sectores populares fue un logro incluso más importante que el medio millón de viviendas construidas en el período para una población de 14 millones de habitantes, es decir, una cifra impresionante. Creo que ese es un tema claro y no se puede abandonar: el centro presencial es inherente a la ciudad democrática.
Luego diría que hay otro problema que es el de las ciudades construidas. Las ciudades tienen una enorme masa construida, y esa masa que habitan sobre todo los sectores medios, es inhabitable. Es necesario despojar ese tejido, recuperar espacio vede en los corazones de manzana, abrir espacios comunes en los edificios, transformar las unidades de habitación en unidades mucho más abiertas y más propensas a sostener la vida humana. Las últimas decisiones que se han tomado en estos años en Buenos Aires han sido disparatadas. Es disparatada la noción de aumentar la constructividad del suelo como modo de intensificar la construcción y es también disparatado llegar a unidades de 16m2 dentro de la ciudad. Vale entonces hacer una de las cosas que nos ha enseñado Arturo Jauretche que es eliminar las sonseras que habitualmente se producen dentro de lo que llamamos “conocimiento académico”. Si seguimos con estas cosas podríamos ver que también tenemos temas en la periferia y temas en la ejecución de la nueva construcción. Diría que el tema de la periferia es el tema que los Nac&Pop hemos estudiado toda la vida. Nosotros partimos siempre de una frase de Aldo Rossi que, hablando sobre Roma en los años ´60, dice: “para el habitante de la periferia la ciudad es una referencia en la parada del autobús”. Esa situación, que habitualmente no han reflejado los estudiosos de Rossi, es exactamen-
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te la medida del problema de nuestras ciudades. Es bueno entonces -ya que hemos trabajado tanto el tema de la periferia- que entendamos que solo se puede identificar a la periferia a partir de esa comprensión de lo que sucede ahí adentro. La base de la cultura Nacional y Popular y la base del Peronismo como ideología está colocada en la periferia. La periferia es el punto más importante para accionar siempre. Habría un segundo tema dentro de esta primera pregunta que hace la invitación al final de texto que es hacer la re-significación del tejido de la periferia. Varios expositores hablaron de la significación del tejido de la periferia y creo que en esto tenemos que marcar algunas cosas. En los últimos 12 años de gobierno popular, nuestra periferia sufrió profundas transformaciones como consecuencia de la producción de equipamientos sociales. A mí me ha tocado trabajar en la Universidad Nacional de Lanús y en la Universidad “Arturo Jauretche”. En este caso está clara la transformación, el relevamiento de las posibilidades de una población marginada y castigada que producen estas universidades. Del mismo modo, la aparición de hospitales de alta tecnología como el “Kirchner” que está ligado a la Universidad Jauretche, que también produce un cambio en el tejido cultural. En este momento, dentro de la Universidad, estoy construyendo una Facultad de Medicina. La posibilidad de estudiar medicina en Florencio Varela es algo que hubiera sido impensado sin esta política. Debemos trabajar en esa re-significación porque todavía el Gran Buenos Aires sigue siendo un magma difícil de comprender. En el tercer punto de la convocatoria nos dice: ¿qué piensan ustedes sobre las próximas políticas y su relación con el tejido productivo? A mí me da la impresión de que las políticas de vivienda siempre tienen dos variables: la primera, la empresa y la segunda, el sindicato. Esto es lo que habitualmente llamamos política de vivienda y podemos asimilarla a la producción de autos. Es decir, una Nación como la Argentina tiene que producir un millón de autos al año y tiene que producir también 100 mil viviendas al año por este sistema. Es una máquina, permite industrializar partes, permite avanzar tecnológicamente, permite tener mejores componentes. Pero está claro que esa política tiene serios límites en la posibilidad de reflejar exactamente las necesidades de nuestro pueblo. Por lo tanto tiene que haber una segunda política, que es la política de las asociaciones civiles, de las cooperativas, del manejo comunitario y esa política además tiene que ser desarrollada claramente con una enorme cantidad de insumos que va a producir el sector industrializado. Esta situación es la que nosotros no logramos hacer durante el gobierno anterior. Recuerdo una situación donde el Gobierno Nacional estaba
presentando un plan de 200 mil viviendas y al mismo tiempo el Área de Diseño de la Facultad Arquitectura jamás produjo siquiera un kit sobre el elemento cocina. Esto está hablando claramente de la desconexión entre el sistema académico y nuestra propia realidad. Es bueno entonces, que ese resurgimiento económico y esa transferencia a los sectores populares, esa creación de riqueza dentro de los sectores populares de la que se hablaba recién, pasa por estas dos operaciones en conjunto. Si hacemos eso probablemente tendremos un buen escenario.
(...) La base de la cultura Nacional y Popular y la base del Peronismo como ideología está colocada en la periferia. La periferia es el punto más importante para accionar siempre (...)
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(...) la ciudad que habitamos está colapsando y es incapaz de plantear nuevas alternativas de vida. (...) y en ese colapso hay una crisis del modelo político(...)
Marcos Coronel
• Arquitecto de la Universidad Central de Venezuela • Fundador del Colectivo PICO (Proyecto de Interés Comunal)
Hay una cosa recurrente que todos han planteado y es: entender la pandemia como un espacio de oportunidad. En este contexto donde precisamente el virus parece que está amenazando con dañar de alguna manera nuestras relaciones y los lazos sociales que subsisten en nuestras sociedades, con dificultad sin duda. Quiero pensar en que este fenómeno de la pandemia que representa un agravio para nuestra convivencia, también significa o traslada una oportunidad que está latente para remediar o subsanar nuestras ciudades. Una idea que quiero plasmar es que la ciudad como la conocemos, la ciudad que habitamos, desde mi punto de vista está colapsando y es incapaz de plantear nuevas alternativas de vida. Este virus de alguna forma nos está obligando a entender y aceptar definitivamente que las edificaciones que comprendemos por ciudad y los sistemas en cómo han sido organizados todos los territorios y la urbe se están agotando ¿no? Y lo vivimos a diario, ya lo han dicho todos (los disertantes), las actividades y funciones básicas están separadas a Kilómetros de distancia; ciudades altamente segregadas donde no existe interdependencia e interconexión entre
las actividades fundamentales de la vida: vivienda, trabajo, servicio, etc. Pero la verdad es que esto no es nada nuevo porque las ciudades hace mucho tiempo que son organismos muy deficientes y de alguna manera también, siempre están un poco propensos a padecer de todas estas dificultades. Pero, lo que quiero decir es que justamente, desde la mirada de la pandemia como una oportunidad para transformar las ciudades, pues, ya no podrán ser nunca más estos territorios fragmentados y ultra-dependientes sus periferias ¿No?. Por el contrario, pensar en una transformación y en un cambio significativo de la ciudad nos tiene que plantear también, esa posibilidad de buscar un comportamiento más resiliente del territorio y más inmune a las amenazas. Las ciudades necesitan, a partir de este momento y en adelante, completar todas las funciones vitales o reunir todas las funciones vitales en que son indispensables para sostener las relaciones de ciudad. En este sentido, quería presentar y plantear el problema de esta manera: entender que el este diagnóstico de la pandemia debe
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centrarse en la carencia y el agotamiento de la ciudad como estructura social que soporta nuestras relaciones. Entender que junto con ese agotamiento o colapso también está de alguna manera colapsando o poniendo en crisis el modelo político, el modelo de nuestra Democracia y de la forma en cómo nos organizamos institucionalmente, basado en la asistencia social y en una representación política. En los países “democráticos” de nuestra región, la política, básicamente se centra en esperar cada cierto tiempo para generar más representantes y aspirar a que estos personajes que tienen una responsabilidad muy importante, sean capaces de solventar los problemas de una sociedad que es cada vez más compleja. Y ¡Claro que sí!, seguramente tienen esa responsabilidad y está muy bien, pero me gusta pensar en la política y el espacio, en cómo se organiza la sociedad que va mucho más allá de las instituciones como espacios de representación. Aunque queda muy claro una cosa que hemos mencionado todos(los disertantes) de alguna manera, que el estado tiene que asumir o se está demostrando mejor dicho, que el estado es insustituible y tiene que asumir un rol principal y fundamental en la sociedad. También es interesante pensar en una construcción del estado que plantee unas estructuras alternativas y bueno, creo que dentro de esas estructuras alternativas cabe la posibilidad de generar un espacio de construcción don-
de se produzca una fuerza social mucho más relevante, una fuerza social que nos gusta llamar de alguna forma “Fuerza Social” o “Poder Popular” como pensar en un componente del estado que sea distinto del discurso constitucional también, del punto de vista de la sociedad tradicional acerca de cómo deber ser la vida en colectivo: una fuerza más independiente y más autónoma. Pensar en una fuerza como un sistema basado en el empoderamiento de otras redes de cooperación que nos permitan enfrentar estos problemas que son comunes, problemas comunes de cotidianeidad por nuestros propios medios. Bueno, yo que soy Arquitecto, estoy muy preocupado por la disciplina y el rol de la profesión. Y pienso que debe subvertirse y replantearse para enfrentar los conflictos de nuestra sociedad. Pienso que a partir de ahora tenemos un gran desafío en la Arquitectura. Esa Disciplina encargada de construir la ciudad, el territorio donde habitamos todos. En ese Desafío, pues, está implícito el crear nuevas leyes u otras prescripciones de la disciplina que nos permitan impulsar verdaderamente nuestra configuración de la ciudad sin dogmas y sin prejuicios. Porque hay veces que no se puede ignorar más la magnitud del problema que hemos diagnosticado y creo que este es el momento perfecto. Las crisis siempre plantean un espacio de posibilidad con esa mirada, tal vez, optimista, que hemos cuestionado de alguna forma en este encuentro, porque sabemos que finalmente cada vez
que hay una crisis de territorio, de sociedad o económica global, los poderes económicos sacan provecho para normalizar la situación y hacen un esfuerzo muy grande por volver al modelo. Una especie de reciclaje de modelo probado que NO funciona. Quiero pensar que esta crisis está planteando verdaderamente un espacio de posibilidad para desplegar una nueva biología y una nueva tipología de organización de la ciudad. Una ciudad que integre nuevas entidades físicas, nuevas comunidades y nuevos territorios, nuevos agentes de regeneración. Privilegiar el desarrollo de los espacios de intercambio de sistemas más abiertos y libres, estructuras que integren naturaleza, energías culturales y atmósferas de comunidad, sobre todo. Nuestras ciudades en América Latina son el caldo de cultivo perfecto para experimentar transformaciones verdaderas y que nosotros, pues, tenemos el desafío de impulsar estos cambios. Esta idea, ahora que estamos hablando de una eventual transformación de las ciudades pensando en una experiencia o en herramientas y en espacios emergentes como el territorio de comunidad o el territorio donde se producen relaciones más intensas y más fuertes. Me gusta pensar en
(...) este fenómeno de la pandemia que representa un agravio para nuestra convivencia, también significa o traslada una oportunidad que está latente para remediar o subsanar nuestras ciudades. 72
la comunidad o en el territorio de los barrios como ese posible ADN o una suerte de código genético que tiene raíces para impulsar transformaciones den la ciudad porque, bueno ya lo hemos dicho en este encuentro, de alguna manera también, en los barrios están presentes las inteligencias, los talentos , las herramientas y los agentes que son capaces de producir esos cambios y en este desafío de pensar o de apostar en unos cambios en la ciudad como la conocemos, pienso que justamente estos territorios tiene un rol o un papel muy importante que desarrollar. Integrar los espacios de trabajo junto con la vivienda y otros servicios elementales, ampliamente interconectados. No puede ser que los espacios que habitamos son cápsulas prácticamente infrahumanas, apiladas unas sobre otras en el caso de edificaciones verticales sin contemplar espacios abiertos ni áreas comunes, ni naturaleza y donde prácticamente no existe ningún tipo de contacto con el exterior. Pienso que en la medida que seamos capaces de producir estos cambios, como un refrescamiento o en un acto de recalificación de las estructuras que ya existen y al mismo tiempo introduciendo nuevas entidades físicas, organismos, comunidades, vamos a ser capaces de transformar la ciudad. Probablemente, recuperando algunos valores y algunas fortalezas que están presentes en otros lugares.
(...)creo que dentro de esas estructuras alternativas cabe la posibilidad de generar un espacio de construcción donde se produzca una fuerza social mucho más relevante, que nos gusta llamar “Fuerza Social” o “Poder Popular”. Es decir, pensar en un componente del Estado que sea distinto del discurso constitucional del punto de vista de la sociedad tradicional acerca de cómo deber ser la vida en colectivo. Una fuerza más independiente y más autónoma. 74
María Silvia Cortopassi • Arquitecta UNR • Sub-Secretaria de Planificación de Hábitat de la Provincia de Santa Fe • Docente de Proyecto Arquitectónico y de Urbanismo FAPyD • Maestranda de la Maestría en Arquitectura del Paisaje UNR • Integrante del colectivo Matéricos Periféricos.
Estaba pensando en el “día después” y creo que hay que tener en cuenta tres fases: la de proyecto, la de implantación o desarrollo y la de abandono. Entonces “el día después” puede tener que ver con esta etapa de abandono y vinculándolo con nuestros proyectos o nuestras intervenciones, sea desde la escala arquitectónica o la escala urbanística, acerca de cómo pensamos nosotros la ciudad. Si en un estudio de impacto ambiental los números nos dan mal, surgen planes de contingencia o planes de mitigación. Saltando al territorio, a mí me toca en mi trabajo, en este momento, repartir alimentos en barrios populares y vuelvo a pensar que pasó el día después. Veníamos con una política de vivienda en el gobierno Kirchnerista, y luego pasaron cuatro años de gobierno de derecha, de Mauricio Macri, y ahí pienso entonces, que los territorios son esponjas de abandono de todas las políticas públicas. Y retomar los territorios, como se dijo hoy, para la resignificación de los proyectos, tiene que ver con articular con las organizaciones sociales y territoriales. La verdad es que nadie puede entrar a los territorios sin un referente o una referente barrial que nos diga quién necesita, qué y por dónde entrar, a pesar de los “exhaustivos” relevamientos municipales. Nuestro plan de contingencia, en este vínculo del estado materno, como dijo Ana Falú, siguen siendo las organizaciones territoriales y su manejo comunitario. Entonces, ¿tenemos planes de contingencia para este tipo de impactos como una pandemia dentro de nuestros proyectos de intervención en los barrios? Cuando pensamos
Veníamos con una política de vivienda en el gobierno Kirchnerista, y luego pasaron cuatro años de gobierno de derecha, de Mauricio Macri, y ahí pienso entonces, que los territorios son esponjas de abandono de todas las políticas públicas. Y retomar los territorios, como se dijo hoy, para la resignificación de los proyectos, tiene que ver con articular con las organizaciones sociales y territoriales. 76
en liberación de espacio para la vida comunitaria ¿qué impacto genera en nuestros proyectos, sobre todo, cuando el Estado se retira? María Eugenia Bielsa. Me parece que lo que vos planteas es el centro dela cuestión. Efectivamente el país se ha empobrecido en estos últimos cuatro años, se ha empobrecido moralmente, se ha empobrecido también en términos de atención a los barrios populares. Si uno recorre la historia de Rosario, por ejemplo, debemos agrader la tarea del Servicio Público de la Vivienda llevada adelante por Héctor Caballero, que fue alguien que vio allá por los ’90, cuando empezaba el proceso de un neoliberalismo muy fuerte, la posibilidad de tener una política integrada en los barrios -que en ese momento nosotros llamábamos “los asentamientos”. Hoy tenemos un paso dado al re-definirlos como barrios populares y al trabajar en esos barrios populares en función de la integración urbana. Es decir, hemos dado un salto cualitativo importante. Pero esa política hubiese debería tener continuidad en el tiempo como aquellas obras que se hicieron en aquel momento y que siguen siendo significativas, por ejemplo, la política de polideportivos.
Hoy se planteó la necesidad de integrar educación con deportes, con políticas sociales, con viviendas, con programas construidos por los propios beneficiarios o a través de asociaciones virtuosas como cooperativas, y la verdad que no se si hay tanto para recrear en ese sentido como para sistematizar y perdurar en la política. Por eso hago mucho hincapié en que esto tiene que haber una política de estado respecto al arraigo porque este péndulo argentino en que las buenas prácticas en vez de retomarlas o mantenerlas viene un gobierno y las denosta o las abandona, no nos permite tener una política continua respecto de los sectores populares. Cuando asumimos en el ministerio teníamos una primera información de que teníamos 11.500 viviendas que había dejado el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner de Pro. Cre.Ar. y los 8.000 lotes infraestructurados los habíamos recibido igual sin haber sido entregados. Es inexplicable que durante cuatro años el Estado haya custodia privada, mantenimiento de las unidades terminadas, mantenimiento de los predios y lo más importante es que hubo 11.500 familias que
no recibieron su vivienda y que posiblemente estaban alquilando, conviviendo o estaban en situaciones de hacinamiento y también hubo 8.000 personas o familias. ¿Cómo se explica esa política, cómo se explica que recibís 11.500 viviendas y devolvés 11.500 viviendas sin entregar? Solamente se explica con un enorme desprecio a la política pública y por haber puesto en manos del mercado y del sistema financiero una política virtuosa. Acá, en este punto, hicimos una autocrítica de la política de Pro.Cre.Ar. que fue justamente no haber considerado la demanda de crear empleo para sectores medios y medios bajos y salir rápidamente al mercado beneficiando mucho a
los especuladores inmobiliarios en lo que tiene que ver con la venta de suelo. Ahora este programa se va a superar en este punto, vamos a lanzar un Plan Nacional de Suelo, porque en realidad si el Estado no regula el suelo termina cediendo muchos lotes que se compraron en la periferia de Rosario o en las localidades cercanas a esa ciudad sin infraestructura y costaron más que las viviendas que financió el Estado . Y finalmente hoy los intendentes están llevando las infraestructuras que no llevó el desarrollador privado para poder escriturar. Bueno, cómo se puede hacer? Con persistencia y con organización popular y con un Estado que cree en esto.
(...) tiene que haber una política de Estado respecto al arraigo, porque este péndulo argentino en que las buenas prácticas en vez de retomarlas o mantenerlas viene un gobierno y las denosta o las abandona, no nos permite tener una política continua respecto de los sectores populares (...) 78
Para mí, que soy un pendejo, y soy licenciado en nada, es un honor poder compartir con todos y todas ustedes esta reflexión o esta discusión colectiva. Voy a hacer una reflexión sobre el problema que nos viene surgiendo desde las organizaciones sociales. Soy militante del Movimiento Evita, y de alguna manera la pandemia nos puso en crisis la praxis, e incluso las luchas que veníamos dando en los últimos años. Discépolo decía:
Ignacio Rico • Sub Secretario de Planificación de Hábitat de la Provincia de Santa Fe. • Dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).
“Mirá, yo puedo negar todo, vos podes negar todo, todos podemos negar todo, pero hay algo que no se puede negar: la evidencia. ¿Y vos sabés qué es la evidencia? La evidencia es lo que está ahí, lo que te hace seña para que vos lo veas, lo que te grita para que lo oigas. Pero claro que si vos cerras los ojos y cerras los oídos, ni escuchas ni ves nada. No ves, no escuchas, pero la evidencia sigue ahí.” Y planteo esto porque me gusta arrancar desde donde arrancó Jorge, que es ser pesimista, o ser realista en el diagnóstico. Es que la humanidad o el género, los hombres y las mujeres hemos construido un mundo que al día de hoy se parece más a una pesadilla que a un mundo signado por la ética o por la amabilidad. Es decir, hoy es probable que la mayoría de quienes estamos acá vivimos más en un mundo de mierda que en un mundo por el que luchamos. Y el virus, o la situación en la cual estamos viviendo nos muestran la evidencia. El virus desnuda al rey. De alguna manera el rey está desnudo y nos hace ver todos los déficit que tiene nuestro Estado, que tienen nuestras sociedades, que tienen nuestras ciudades. Pero también nos mostró que la solución que encontramos para luchar contra el virus, que es la cuarentena, también nos desnudó el lado “B” de las ciudades: la imposibilidad absoluta y relativa, y la inviabilidad para poder hacer la cuarentena hoy en la Argentina, en más de cuatro mil cuatrocientos barrio donde viven cuatro millones de personas, donde casi en un setenta por ciento no tienen agua potable. Es decir, no tienen ni agua ni jabón para poder combatir el virus. Desde las organizaciones sociales, e incluso desde el Estado, debemos hacer una autocrítica. Creo que si hay algo que muestra ese proceso, es que dignificamos los ingresos de los sectores populares, pero lo que no resolvimos en absoluto en es la provisión de infraestructura y condiciones de vida de los sectores populares. Hace muchos años, con el proceso que hicimos desde el RENABAP, con el proceso que venimos haciendo desde la CTEP, urbanizando desde el trabajo y desde cooperativas surgidas del barrio, desde el propio barrio. Pero la pandemia me hizo entrar en una crisis porque pareciera que de todos modos, la ciudad es inviable. Y este es el interrogante que quiero compartir con ustedes. Tenemos en Argentina el ochenta por
ciento de la población concentrada en cuatro o cinco centros urbanos. Y la verdad pienso que la lucha por la integración urbana y la urbanización que damos desde los sectores populares y los movimientos sociales, en realidad es un parche que dignifica por un corto tiempo, pero también mete debajo de la alfombra el problema estructural de la Argentina y de Latinoamérica que es la migración urbana y el desequilibrio poblacional que hace que las ciudades sean completamente inviables. Creo que el virus nos está dando una oportunidad de reflexionar sobre el tema de fondo que es la necesidad de re-pensar la ciudad y el territorio. La ciudad actual es inviable en términos de densidad poblacional y de concentración. Tenemos que pensar en un Estado que planifique y que incentive a que nos animemos a construir un nuevo proyecto de País en términos de distribución de las infraestructuras para la Argentina y Latinoamérica.
Y la verdad pienso que la lucha por la integración urbana y la urbanización que damos desde los sectores populares y los movimientos sociales, en realidad es un parche que dignifica por un corto tiempo, pero también mete debajo de la alfombra el problema estructural de la Argentina y de Latinoamérica que es la migración urbana y el desequilibrio poblacional que hace que las ciudades sean completamente inviables. 80
Berenice Polenta • Arquitecta UNR • Miembro MOI (Movimiento de Ocupantes e Inquilinos CTAA) y Cooperativa de Vivienda La Creciente Rosario • Equipo técnico del Servicio Público de la Vivienda Rosario • Docente de Proyecto Arquitectónico FAPyD - UNR
Como cooperativista me interesa profundizar en aquellas políticas habitacionales que se diseñen y que permitan impulsar experiencias de concepción autogestionarias. Por dos motivos: primero, porque los procesos autogestionarios interpelan la relación Estado-sociedad que ya mucho acá se habló (en lo que respecta a la idea de un nuevo Estado) y lo hace desde un sentido democrático, participativo, integral, no delegativo; en segundo lugar porque incorpora la mano de obra a través de cooperativas de trabajo que también permiten un trabajo dignamente remunerado desde relaciones solidarias sin fines de lucro. Desde el MOI, y reforzando lo dicho por Ana Falú, creemos imprescindible el acompañamiento del proyecto de Ley Nacional de Autogestión del Hábitat Popular, en donde se plantean muchos de los temas que ya se hablaron acá. Necesitamos la ley, pero también herramientas concretas y programas específicos que posibiliten el buen desarrollo de experiencias distintas, contraculturales como son las autogestionarias. Retomando algunas cosas que se dijeron como “la necesidad de un Estado presente por sobre el mercado”, “articulador de las demandas” agrego también en un Estado que delegue algunas funciones y recursos a las organizaciones y comunidades organizadas para que asuman la gestión y la construcción de su propio hábitat, en consonancia con la idea de la vida en colectivo, que tanto se habló también. La problemática del acceso a la vivienda, por la magnitud del déficit, requiere de una diversidad de propuestas, frente a esto, ¿se seguirán privilegiando únicamente las políticas “llave en mano” o se propiciarán estas otras experiencias como otra forma de abordar la producción social del hábitat? Por último, me gustaría recalcar el modelo USPA (Unidad Social de Producción Autogestionaria) que venimos llevando a cabo desde el MOI, que es un modelo tri-actoral, integrado por la cooperativa de vivienda, la cooperativa de trabajo y el Equipo Técnico Interdisciplinario, que el Estado pueda estar fortaleciendo estos modelos me parece muy importante. Mi pregunta entonces es ¿qué instrumentos se desarrollarán para volver más ágiles los procesos cooperativos, no solo acompañados desde lo financiero sino también desde distintos ámbitos del Estado tales como capacitación, asistencia técnica, normativas y, sobretodo, en relación al recurso estratégico del suelo? ¿Cómo se propicia un mayor acceso al suelo urbano, a lotes y propiedades vacantes y ociosas dentro de la ciudad consolidada para garantizar el derecho a la ciudad?
Desde el MOI creemos imprescindible el acompañamiento del proyecto de ley nacional de Autogestión del Hábitat Popular (...) Necesitamos la ley, pero también herramientas concretas y programas específicos que posibiliten el buen desarrollo de experiencias distintas, contra-culturales como son las autogestionarias (...) un Estado que delegue algunas funciones y recursos a las organizaciones y comunidades organizadas para que asuman la gestión y la construcción de su propio hábitat (...) 82
Siempre es bueno recibir la manifestación de los y las demás como una forma de habilitar la autocrítica, de poner en tensión nuestras ideas, nuestros conceptos. Digo esto porque, mientras les hablo, escucho las cacerolas de un sector de la sociedad que ha encontrado así su forma de participación.
Norma López • Concejala de la Ciudad de Rosario.
Creo que los mecanismos de participación que ha tenido la sociedad, los grupos de familias en la construcción de su vivienda y en el acceso a la vivienda, tienen que ser superadores de los que ya tenemos. Quiero referirme a los últimos 25 años, al menos en la experiencia de Rosario. Y en la experiencia de la que vengo. Por ejemplo, lo que significó la construcción a partir de los créditos BID de Rosario Hábitat, en nuestro caso, que fueron cuestiones muy similares, porque eran programas que consistían en levantar un asentamiento irregular, organizar un barrio, y allí instalar también un centro de salud, una escuela. Pero esa territorialidad no se construía con lazos con el barrio más antiguo. El barrio más antiguo, que no tenía ni cloacas ni acceso al agua, empezó a competir con sus vecinos nuevos que sí tenían. Y lo peor de todo es que la competencia, los conatos y los enojos entre los vecinos se daban ni más ni menos que por la propiedad del agua. Y digo propiedad, lo digo en estos términos, porque es una de las cuestiones que nosotros vemos aquí, el acceso al agua en las construcciones. Realmente no veo que aparezca como algo prioritario. Tenemos muchas dificultades en Rosario con el acceso al agua y la infraestructura necesaria. Son obras que faltan finalizar, obras que llevaban mucho tiempo y que hoy justamente en este estado de deterioro de la economía por los cuatro años anteriores de políticas que no han sostenido lo social, se complica más aún. Una cuestión básica ¿no? La pandemia puso también eso en la mirada, yo creo que la pandemia, a nivel del urbanismo, pone en discusión el sentido de la propiedad, el concepto de la propiedad privada. Y allí quiero también retomar el tema, en ese concepto de propiedad privada que nos puso en discusión la pandemia, que es, entre otras cosas, el hacinamiento en nuestros barrios. En barrios donde la verdad que el afuera y el adentro se complica mucho, porque estamos atravesados por la violencia, por los consumos pro-
(...) la pandemia nos empuja a rever algunas miradas y algunos conceptos sobre la propiedad privada y la incidencia en la conformación de familias en la violencia, la perspectiva de género, y también, nos exige estar abiertos para la creación de herramientas en la política pública, mirar todas estas cuestiones para empoderar más a la ciudadanía para el acceso a la tierra.
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blemáticos y las viviendas pequeñas potencian mucho más estas violencias cotidianas. El acceso al agua, como uno de los bienes hoy por hoy preciados, porque además tiene que ver con las condiciones de higiene que nos exige el combate del Coronavirus. Y el concepto de las relaciones sociales que tiene que ver con la mirada del urbanismo, y sobre todo, con lo que significa la perspectiva de género. En las dos jornadas ha quedado muy claro el concepto de la mirada de género. La perspectiva de género que tiene que estar sustentada en el urbanismo, que tiene que haber una mirada precisa. Lo escuché a Rubén Pascolini, uno de los conceptos que desarrolló fue ese. El martes estuvieron varios de los expositores hablando de esta cuestión, y creo que el modo que nosotros necesitamos para cambiar y formalizar una mirada de mayor sustentabilidad de lo urbanístico, es justamente con la participación de la gente. El programa tenía una acción de participación que a mí me interesaba mucho, porque era a través de Consejos Barriales. En Rosario, en las distintas construcciones sociales, sobre todo en las del Municipio, también incluyen esto que tenía que ver con lo que comencé a hablar del Plan Hábitat, de los créditos BID y de cómo no se pueden enraizar o acercar las miradas y los sueños que tiene la gente para el momento de definir su casa. Porque cuando queremos construir una casa, la clase media
tiene posibilidades de diseño y los sectores populares no. En localidades más pequeñas, en las cercanías de Rosario, por ejemplo, hay posibilidades de definición de otra mirada porque no solamente hay más extensiones de tierra, sino que, además, se maneja un valor más accesible. Lo que ha pasado, por ejemplo, con el plan PROCREAR, es que mucha gente de Rosario ha tenido que irse a vivir a otros lugares, porque la tierra aquí estaba carísima. Creo que tenemos que dar más participación al ciudadano y la ciudadana en la construcción de su vivienda y en la construcción de su lugar. Esa participación estoy segura que amplía el concepto de propiedad privada, porque lo hace mucho más simbólico, el lugar donde uno puede definir cuáles son las características, no solamente de la vivienda, sino de cómo quiere realizar su vida allí. Y creo que estamos muy limitados hoy dentro de los gobiernos locales. Contrariamente a lo que tendría que suceder, porque la política pública de un gobierno local justamente es la que abre las posibilidades, la que nos permite la gestión, sentarnos con los distintos niveles de gobierno. Pero creo que estamos muy atravesados por la finalidad por un lado, del concepto social, que es que la participación de la ciudadanía tiene que ser en cuanto a la organización y el acceso y nada más; y no una participación activa, en cuanto a la construcción de esa mirada. Creo que ahí esta-
mos fallando. Y por otro lado, en la política habitacional para sectores medios, donde el Estado tiene que ser también un agilizador y un promotor de las construcciones, se ha dejado librado al azar. Tenemos el caso de Rosario, un proyecto de barrio que es el anti proyecto, loteado por uno de los urbanizadores más tradicionales de la ciudad de Rosario, que a través de un testaferro pudo lotear y la gente accedió a esos lotes a través de planes PROCREAR. Todas familias jóvenes, todas casas lindas, de clase media, con un gran inconveniente: no tienen luz y no tienen agua. Pero estas cosas que están siempre en el límite de la ley, hacen que las empresas urbanizadoras hayan presentado algún tipo de planificación y la Municipalidad lo verificó como aprobado sin considerar las falencias que tenía en relación con los servicios: aprobó sus planos dejando librado a su suerte al vecino y lo tiene como loteado, construido y con muchas complicaciones. Quería abordar eso. Creo que tenemos muchas posibilidades hoy por hoy, porque creo que además la pandemia nos empuja a rever algunas miradas y algunos conceptos sobre la propiedad privada y la incidencia en la conformación de familias en la violencia y en la perspectiva de género, y también, nos exige estar abiertos para la creación de herramientas en la política pública, mirar todas estas cuestiones para empoderar más a la ciudadanía para el acceso a la tierra.
En las dos jornadas ha quedado muy claro el concepto de la mirada de género, la perspectiva de género que tiene que estar sustentada en el urbanismo, que tiene que haber una mirada precisa. 86
Javier Fernández Castro
La pandemia y el aislamiento social obligatorio nos están haciendo repensar en estos días la dicotomía que teníamos entre lo público y lo privado.
• Arquitecto UBA • Secretario de Hábitat en Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat. Presidencia de la Nación Argentina. • Director Instituto de Investigaciones de la Espacialidad Humana UBA, FADU • Profesor Titular de Proyecto y Morfología FADU UBA
(...) es algo que el peronismo puso el 17 de octubre cuando las clases populares pudieron ganar ese espacio público y apropiarse de él. Comenzaría por relativizar el tema del “día después”. Yo creo que superada la pandemia -que esperemos sea lo antes posible- en los tiempos que los y las sanitaristas nos vayan marcando, creo que inevitablemente nos veremos enfrentados a la misma crisis que teníamos, a todas sus desigualdades -de eso se trata la crisis- y encima agravada por las lamentables pérdidas en vidas que tendremos. También nos enfrentaremos a las pérdidas materiales por el necesario aislamiento y la falta de producción que se generará en este período. Creo que la pandemia y el aislamiento social obligatorio nos están haciendo repensar en estos días la dicotomía que teníamos entre lo público y lo privado, entre el lugar de la habitación y el lugar de la experiencia pública, que siempre está en juego y que bien se dijo en la mesa del martes, es algo que el peronismo puso, claramente, en el espacio público el 17 de octubre, cuando las clases populares pudieron ganar ese espacio público y apropiarse de él. Esta dicotomía o cuestión entre lo público y privado, hoy se hace evidente porque estamos viviendo una especie de pequeña distopía circunscripta, donde estamos ensayando esta sociedad apocalíptica que nos daban algunos teóricos de archipiélago virtual, donde no íbamos a necesitar del espacio y de las relaciones humanas, donde cada quien desde su ordenador (dicho así en castizo) se podía comunicar con los y las demás
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sin necesidad de las relaciones sociales. Siempre desconfiamos de esa distopía, pero en estos tiempos estamos teniendo casi un ensayo general de ella. Hay una alarma prendida ahí, bastante fuerte sobre el tema. Frente a estos males viejos, algo remozados por las circunstancias, los peronistas siempre tenemos las mismas herramientas de respuesta, que son el Estado y la Comunidad Organizada, como decía aquel viejo texto base. Pero creo que lo que tenemos que discutir hoy es qué Estado, haciendo qué cosas y de qué comunidad estamos hablando. Hay una serie de disensos que siguen presentes y que un poco la pandemia oculta detrás de cierta pátina de corrección política y que me voy a atrever a poner sobre la mesa. No con una intención rupturista, sino para no perder de vista ciertas contradicciones esenciales que siguen estando presentes. A mí me resultó muy atractiva la primera vez que escuché al Presidente hablar de tratar de consensuar un nuevo nunca más, esta vez frente a las políticas neoliberales. No soy quién para corregir ni ser exégeta y menos ahora que ocupo un cargo como subordinado, pero yo quisiera darle un poquito vuelta a esa frase. Y me parece que no sé si se trata de un nuevo nunca más o de complementar ese nuevo nunca más. Y creo que ahí hay una sutileza de semántica -las profesoras y profesores de Morfología somos bastante pesados en esto, sepan disculpar- que en realidad
ese nunca más que dijimos se instauró en nuestra región como un vehículo posibilitante de las primeras experiencias neoliberales. La muerte no vino por la necesidad demoníaca de matar, sino para instalar ciertas políticas. Y en ese sentido, hemos vivido otras experiencias de instaurar esas mismas políticas por términos democráticos y, entre comillas, pasables. Creo que si separamos ambas cosas -y no es que quiera hacer un historicismo o perder tiempo hablando del pasado- creo que perdemos de vista que esa adversaria, ese adversario sigue presente en las políticas de hábitat y que sus intereses están bastante lejos de los nuestros. Y que finalmente todo termina siendo un tema político, y por eso estamos acá. La discusión sigue siendo política y parafraseando la anécdota yanqui, podemos decir “es la política, estúpido”. La discusión es: ¿en qué consiste hoy una política nacional y popular de hábitat, y encima, pos-pandemia? La política de hábitat siempre la entendimos como una suerte de militancia específica. Creo que ejerciendo la política tenemos una serie de consignas que nos son comunes, el tema es cómo las bajamos a lo específico. ¿Cómo traducimos, por ejemplo, los términos “justicia social” en “justicia espacial”. ? ¿Qué quieren decir esas cuestiones: inclusión, desarrollo, solidaridad, justicia, equidad? Los nombres que queramos ponerles. ¿Cómo se traducen en estrategias y tácticas espaciales, propias y apropiadas? Como recién decía, del mismo modo que la justicia espa-
cial es una componente de la justicia social, necesaria pero no suficiente, indispensable pero no suficiente, esta especificidad de lo espacial se encuentra articulada con otras políticas que tienen que ver con otras ramas del proyecto. Si me permiten exagerar un poco, tendríamos el encargo de traducir espacialmente nuestros derechos: los políticos, los sociales, los económicos; de generar ámbitos posibilitantes para que esos derechos sean lo más amplios posibles. ¿En qué lugares suceden esos derechos o pueden suceder esos derechos? ¿Posibilitan o habilitan?, volviendo al tema de habitar esos derechos. Está la famosa anécdota de Carrillo que una vez le preguntó a Perón que por qué éramos un país que cuidaba más a sus vacas que a las personas, ya que en esa época no existía un Ministerio de Salud y sí existía un Ministerio de Ganadería. Bueno, ahora tenemos un Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, y además del previo e inevitable antecedente de la experiencia de la Secretaría de Rubén (Pascolini), en la gestión de Cristina, no había hasta ahora un ámbito específico donde tratar estos temas que tuviera jerarquía de Ministerio. Esto no es un dato burocrático y podemos leerlo a la luz de esa anécdota.
La escala del Gran Estado es algo para repensar en clave contemporánea y no necesariamente el mito de una Arcadia perdida que ya no podemos reproducir.
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Si 70 años después, en plena pandemia, estamos requiriendo aquellos grandes hospitales que hizo Carrillo -y la medicina fue otra cosa, ya que fue salud pública a partir de Carrillo- qué es lo que tenemos que hacer con la arquitectura, con el paisaje, con los diseños, hasta que haya la disponibilidad de tener una política explícita pública en esos temas y que hasta ahora era una especie de decoración o aditamento de políticas de generación de empleo o políticas contra-cíclicas, pero que no tenían una especificidad de hábitat, salvando algunas pocas excepciones. Yo creo que podemos plantear el trabajo que tenemos por delante en tres niveles que están articulados. Por un lado, planteo crear un nuevo paradigma proyectual, ya que el proyecto está presente en todas nuestras prácticas, y, en ese sentido, qué tenemos de distinto para decir del proyecto que los sectores liberales. En segundo lugar -que es una tradición en los movimientos populares- tener una planificación soberana de estas cuestiones, es decir, lo que el Pueblo soberanamente necesita y define como política de hábitat. Y tercero, construir unas herramientas de gestión diferentes, por aquello que dijo Cristina y después Alberto, que no se puede pretender tener distintos resultados teniendo las mismas herramientas. Por tanto, qué nuevas herramientas tenemos que construir, qué normativas específicas de gestión debemos crear, para construir estas otras maneras de discutir el espacio.
Algunas de las cosas que voy a decir son obvias, pero a veces de tan obvias, pasan simplificadas y no les damos la importancia que tienen. Primero, es el tema de reemplazar el sustantivo vivienda por el verbo habitar. No estamos persiguiendo un objeto, sino estamos persiguiendo una calidad de vida, estamos persiguiendo a felicidad del Pueblo, que no es lo mismo que construir gran cantidad de viviendas. Hay una cantidad de tensiones temáticas alrededor de este tema del habitar, que todas ya son objeto de derecho, y que no son los mismos objetos de derecho que teníamos hasta hace poco. Ambiente, suelo, seguridad de tenencia, amplitud espacial (pensar que lo social no es sinónimo de lo pequeño, como ya nos advertía Evita bastante), la disponibilidad de energía, la comunicación real y virtual, hoy no son amenities de la vida comunitaria, son derechos incorporados al objeto. Lo estamos viendo con el tema de la pandemia: los sectores populares que no tienen acceso al uso de la energía o de internet, están fuera de las políticas públicas y necesitan entonces, de un redoblar las tareas. A veces estamos, todavía, con políticas del siglo XIX, pensadas en términos higienistas, o con políticas creadas en términos de Estado de Bienestar, con la calidad de acceso al espacio público. Pero hay otras conquistas que los pueblos han tenido y han construido como derecho, que tienen que ser incorporadas a estos nuevos objetos que vamos a proponer, para no seguir corriendo desde atrás.
Otro tema es que todo proyecto es urbano-paisajístico, y que todo tiene una inserción específica y, por lo tanto, una resolución específica. Parte del cambio de paradigma proyectual es que no generamos igualdad de condiciones y posibilidades con igualdad de formas, que creo que ese es un mito neoliberal, sino que cada territorio, cada región, de cada grupo de convivencia necesitan resoluciones variadas. Tener capacidad de mixtura tipológica y no de repetición seriada y anómala. Apropiar tecnologías contemporáneas, no como una ilusión desarrollista que la tecnología nos va a salvar, sí para la generación de empleo calificado y sustentable, que no termine con la mera resolución de la obra sino que deje capacidades instaladas en la economía popular. Reconociendo espacios individuales, grupales y colectivos, en esas tres escalas que son escalas necesarias para la vida comunitaria. Haciendo de cada proyecto que haga el Estado, un catalizador del entorno y no un estigma que caiga casi como castigo sobre ese territorio, sino como una oportunidad de desarrollo. Rediscutiendo el tema de las escalas y densidades abandonadas, ya que si bien es cierto que mucho trabajo sobre las grandes escalas en el habitar en la década de los 60 y los 70 han producido grandes fracasos, su reemplazo posmoderno por el lote individual seriado al infinito, nos ha traído iguales problemas. Lo discutíamos otro día en otra mesa: los hospitales también, ahora tienen que ser más pequeños y apropiados a los barrios, pero si no tuviéramos hoy esos grandes hospitales, hoy no podríamos estar enfrentando esta pandemia. La escala del Gran Estado es algo para repensar en clave contemporánea y no necesariamente el mito de una Arcadia perdida que ya no podemos reproducir. Con el tema de la planificación soberana, creo que hay que poner el acento en los territorios concretos. Venimos de varias décadas neoliberales, donde a través de la programación de bancos y recursos internacionales -y con esto no los estoy demonizando porque son necesarios- han fijado una lógica política de focalización en temas específicos que surgen de determinados déficits específicos. Por ejemplo, hay déficit de infraes-
(...) cada territorio, cada región de cada grupo de convivencia necesita resoluciones variadas (...) 92
tructura y genera un programa de tal infraestructura, hay un déficit de tal equipamiento y genera un programa de tales equipamientos, pero rara vez esos programas que atienden componentes del hábitat y no la integralidad del hábitat, iban a un territorio y podían resolverlo integralmente. Entonces, uno de los defectos que hemos tenido es que hemos corrido detrás de las posibilidades de financiación en vez de fijar soberanamente cuáles son esas necesidades y tratar de adecuar esas posibilidades de financiación a las necesidades. Esto puede parecer algo disruptivo, cuasi trosko, pero me parece que son cosas que tenemos que revisar. En este caso la llegada de programas híbridos a nuestros territorios es bastante más interesante que esta cuestión de componentes focalizadas dispersas. Recuperar viejos polos industriales que el Estado ha construido para diversificarlos y ponerlos al servicio de la industria de la construcción y los materiales. Partir de las economías populares para recalificarlas e involucrarlas en los procesos de urbanización. Establecer mecanismos de participación real de las distintas jurisdicciones del Estado. Por último, para intentar cerrar a tiempo, está esto de las herramientas de gestión. Creo que es fundamental, en esto se está trabajando, y creo que en esto vamos a coincidir: es necesaria una nueva política de suelo, la generación de suelo urbano y de cierta regulación del la presencia del estado en estos términos. Yo sé que fuera de
estos ámbitos esto puede sonar a una herejía, pero un compañero nuestro pronunció alguna vez una frase que lo gráfica: no se puede tener una política desarrollista de hábitat, y al mismo tiempo, liberal del suelo. Tarde o temprano el Mercado te contesta, como suele contestar, y te termina destruyendo las mejores intenciones. Por eso, creo que parte de estos consensos y de este nuevo nunca más, entender que el Estado tiene que tener algún tipo de definición al respecto. Y en eso estamos trabajando. Lo mismo en el tema de los alquileres. ¿Cómo regulamos el mercado y al mismo tiempo sin destruirlo? La regulación de la vivienda ociosa. Son temas de normativa que deben estar en la Agenda y lo están ya. Ya hay borradores de esas cosas, pero se necesita poder político para instalarlos. Hay que hacer una construcción política para poder sostenerlos. La participación de las organizaciones populares en los barrios, disponer de las universidades públicas. Como se ha dicho acá, la salud pública tiene un sistema de pasantías, de rápidamente con sus médicos, quizás no pretendamos tanto, pero existen leyes de prácticas sociales obligatorias en las universidades nacionales para la arquitectura y el diseño. Pongámoslas al servicio de estos proyectos estatales. Incorporar a la agenda a las entidades profesionales, salvando también algunas excepciones de las cuales me hago cargo porque he participado de algunas de ellas, tienen puesta su mirada en la práctica de la profe-
sión liberal, y no entienden la práctica en el Estado o en las organizaciones comunitarias como parte de la profesión, para que esa problemática esté incorporada en las organizaciones. Y podríamos seguir así bastante más, pero lo dejamos para profundizar en todo caso en la ronda de preguntas. Todo esto lo estamos tratando de traducir en este periodo de gracia, entre comillas, que nos ha dado la pandemia, en una serie de planes y acciones concretas con presupuesto, con formas de gestión, y esperamos pronto poder ofrecerlos y poder discutirlos abiertamente..
Yo sé que fuera de estos ámbitos esto puede sonar a una herejía, pero un compañero nuestro pronunció alguna vez una frase que lo gráfica: no se puede tener una política desarrollista de hábitat, y al mismo tiempo, liberal del suelo. Tarde o temprano el mercado te contesta, como suele contestar, y te termina destruyendo las mejores intenciones. 94
Celina Caporossi
Como en ese famoso cuento de Andersen, “Las nuevas ropas del emperador”, creo que la pandemia y, sobre todo, el confinamiento social dejan al desnudo, sin los brillos ni ropajes, la sociedad de consumo, los graves y profundos desequilibrios socio-espaciales propios de nuestro joven siglo.
• Arquitecta UBA • Master en Ciudad y Urbanismo • Profesora Titular FAUD UNC • Co-Directora desde el año 2017 en la Maestría en Gestión de Desarrollo Habitacional MGDH UNC • Titular del Estudio Estrategia • Ha recibido numerosos premios en el ámbito profesional
(...) ¿cómo configurar un sentido para lo local, puesto hoy en importancia desde la dimensión socio-territorial y su planificación?
Antes de comenzar con algunas reflexiones para sumar al debate en torno a las posibilidades que hoy tiene la planificación urbano-territorial, quiero aclarar que, lamentablemente, no me encuentro en el bando de los optimistas sino entre quienes consideran necesarias acciones urgentes. Como en ese famoso cuento de Andersen, “Las nuevas ropas del emperador”, creo que la pandemia y, sobre todo, el confinamiento social dejan al desnudo, sin los brillos ni ropajes, la sociedad de consumo, los graves y profundos desequilibrios socio-espaciales propios de nuestro joven siglo. Estos impactan en Argentina
sobre una forma histórica de organización territorial signada por las diferencias socioeconómicas, entre provincias, entre ciudades y al interior de las grandes aglomeraciones. Desigualdades que, lamentablemente, hemos ido acentuando en las últimas décadas, en la medida en que en nuestras ciudades se han consolidado los modelos espaciales de segregación social, en conjunto con la retirada del Estado de Bienestar como meta y soporte de la planificación (temas que se han ido señalando a lo largo de este encuentro). Sobre este escenario hay que considerar hoy como agravante las profundas tensiones
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políticas en nuestra región; dos modelos parecen estar definiéndose, poniendo en jaque la concepción misma de la democracia y del rol y la concepción del Estado. En este contexto de mucha debilidad o fragilidad, no parece posible esperar nada auspicioso si no se actúa. En este sentido, entiendo que el día después –que seguramente será un proceso más que una fecha– depende mucho de lo que hagamos en el aquí y ahora. El momento de actuar es hoy, si se quiere ralentizar los impactos sociales y económicos de la pandemia y el confinamiento. Ahora bien, la pregunta emergente que puede orientar algunas reflexiones es: ¿Cómo actuar? O más bien, ¿en qué dirección actuar? Una “punta del ovillo” lo proporciona sin duda el título de este encuentro: Arraigo y Equidad. Dos palabras que puestas en positivo obligan a pensar nuevos significantes. Porque en la era de la virtualidad, la pandemia han obligado a volver a posar la mirada sobre el territorio, localizando las problemáticas y habilitando un nuevo panorama para pensar soluciones. La pregunta entonces sería ¿cómo configurar un sentido para lo local –puesto hoy en importancia– desde la dimensión socio-territorial y su planificación? Sobre esta línea realizaré a continuación algunas reflexiones generales para compartir. Creo que muchas de ellas pueden abrir debates futuros. Una primera cuestión entonces gira en torno a la IMPORTANCIA
DE LA GESTIÓN URBANO-TERRITORIAL y a las CIUDADES en un país netamente urbano como el nuestro (por supuesto, incluyo en este concepto a las localidades de menor tamaño). Entiendo que las escalas que hoy pueden tener protagonismo son aquellas de los territorios de proximidad: la escala del municipio y la escala del barrio en los grandes aglomerados. Aquellos territorios donde la sociedad despliega estrategias de vida. El lugar de la proximidad, de la vecindad y de la economía de escala. En este sentido me permito disentir con aquellos discursos que hoy se empiezan a escuchar en contra de la densidad urbana y, en definitiva, en contra de la ciudad. La ciudad sin duda es el lugar donde se generan en muchos casos los problemas pero también es el lugar donde podemos –y debemos– pensar las soluciones. La necesidad imperiosa del mejoramiento del espacio urbano y sus infraestructuras, el acceso a servicios básicos, los temas energéticos, el alimento en cercanía, el espacio público que hoy toma nueva dimensión en la pandemia. SE vuelven a restablecer algunos temas centrales del higienismo del siglo XIX en clave de nuestro nuevo siglo. A las cuestiones indispensables de habitabilidad urbana se suma sin duda la necesidad de pensar la ciudad desde el enfoque de los nuevos colectivos urbanos y la concreción de viejos y nuevos derechos –que tan bien sintetizó en el primer encuentro Ana Falú– y por supuesto la resolución de la vivienda entendida en su sentido amplio como parte componente del hábitat urbano, tal como lo
Entiendo que las escalas que hoy pueden tener protagonismo son aquellas de los territorios de proximidad: la escala del municipio y la escala del barrio en los grandes aglomerados. Aquellos territorios donde la sociedad despliega estrategias de vida. El lugar de la proximidad, de la vecindad y de la economía de escala. En este sentido me permito disentir con aquellos discursos que hoy se empiezan a escuchar en contra de la densidad urbana y, en definitiva, en contra de la ciudad. 98
¿Cómo construimos conocimiento local, entendiendo la técnica como el cruce necesario de saberes entre profesionales y expertos del territorio y la comunidad? (...) La Universidad pública tiene mucho que hacer y decir al respecto.
planteó en su exposición Javier Fernández Castro. La segunda cuestión es sobre la DIMENSIÓN POLÍTICA, gobernabilidad y participación, desde el enfoque que introduce la senadora Sacnun al proponer el necesario maridaje entre democracia y equidad, en tanto posibilita definir lo colectivo social, capaz de constituirse en el espacio para articular la acción. En este sentido, entiendo que es el momento de activar los espacios políticos y el espacio de lo colectivo, en particular aquellos de gestión directa territorial y de participación ciudadana: organizaciones sociales, instituciones, espacios vecinales. Entonces, el cruce necesario es territorio y organización política y social, entendiendo que solo el espacio de la política puede, en estos contextos, aglutinar actores diferentes, a la par de otorgar herramientas activas a la ciudadanía. La planificación debe entonces estar hoy al servicio de articular territorio, ciudad, barrios con participación ciudadana y, por supuesto, debe posibilitar motorizar políticas de estado. Todos estos son temas e ideas de larga data que, a mi entender, hoy se re-significan. En acuerdo con lo anterior me parece fundamental que toda acción de planificación urbano territorial contemple LA PRODUCCIÓN Y LA GENERACIÓN DE EMPLEO. Hoy la OIT (Organización Internacional del Trabajo) alerta que, como producto de los efectos de la pandemia, la mitad de la población mundial perdería su sustento económico, entre los empleos formales e informales. Aun cuando este dato no se consolide, habla de la escala del problema. Es urgente entonces que la planificación recupere este valor. Se necesita pensar las ciudades y las localidades en términos de su posibilidad de generación de empleo. Para ello es necesario pensar acciones ancladas a los lugares, fomentando los recursos y la capacidad instalada local. Ahora bien, para poder desplegar políticas públicas en torno a este tema se necesita, a mi entender, fortalecer las gestiones y administraciones locales y los recursos técnicos. Esta última reflexión que quería compartir tiene que ver con la necesaria articulación entre POLITICA Y TECNICA, que este encuentro ha propiciado tan bien. La pregunta emergente es: ¿cómo construimos conocimiento local, entendiendo la técnica como el cruce necesario de saberes entre profesionales y expertos del territorio y la comunidad? Saberes que requieren de soportes, datos estadísticas, planes, programas, obras, para construir acciones con horizontes temporales a corto, pero también, a largo plazo. No se trata de promover una mirada tecnocrática sobre el territorio, como ya hemos vivido, sino de posibilitar la necesaria articulación entre conocimiento técnico y gestión. La Universidad pública tiene mucho que hacer y decir al respecto, ya que es sin duda la institución más capacitada para articular las operaciones tácticas con el pensamiento estratégico que, en todos los casos, debe surgir de las políticas de gestión.
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Creo que tenemos una oportunidad, y creo que Celina también entiende que tenemos una oportunidad y lo que planteó está lleno de optimismo porque el pensamiento crítico es un insumo fundamental para mejorar la realidad.
Rubén Pascolini
• Arquitecto UBA • Subsecretario Hábitat de la Comunidad de la Provincia de Buenos Aires • Ex-Secretario Nacional de Acceso al Hábitat. • Ex-Presidente de la Comisión Nacional de Tierras para el Hábitat social.
Reivindicar una perspectiva de género para las políticas de hábitat, es un gran acuerdo social en el que tenemos que avanzar.
Como dijeron otras y otros es una buena idea la de reflexionar en este tiempo de grandes e imprevistas preocupaciones; si nos remitimos al caso de la Argentina, compañeras y compañeros latinoamericanos, para dimensionar la imprevisibilidad de lo que estamos viviendo, y recordamos el discurso de Alberto Fernández del 1 de marzo, ninguna de estas grandes preocupaciones que nos atraviesan hoy, estuvieron incorporadas en el mismo; esto ha tenido una vertiginosidad fenomenal. Yo a diferencia de Celina (Caporossi) soy optimista, creo que tenemos una oportunidad, y creo que Celina también entiende que tenemos una oportunidad y lo que planteó está lleno de optimismo porque el pensamiento crítico es un insumo fundamental para mejorar la realidad. Me parece que tenemos un gran desafío. Creo que quienes estamos acá creemos en el Estado, no creemos quizás en este tipo de Estado, que impusieron los sectores dominantes en nuestros países históricamente.
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Quienes creemos que el Estado es expresión de las relaciones de fuerza que hay en una sociedad, creemos que una parte fundamental de esas relaciones de fuerzas son las ideas, son los acuerdos sociales, creemos que acá hay que construir nuevos acuerdos sociales para fortalecer al Estado en el que creemos. Quiero resignificar la categoría acuerdo social -que está un poco desprestigiada entre los revolucionarios que quieren cambiar la realidad y en general critican la idea del consenso, de la concertación, del pacto, del acuerdo, porque teóricamente no dan cuenta del conflicto y entonces serían parte del paradigma del orden. A mí me parece que vale que reflexionemos sobre eso: Cristina (Fernández de Kirchner) lo planteó, lo escuché, cuando presentó el libro “Sinceramente” en la feria del libro. En aquel momento escuché que habló por primera vez de un nuevo “acuerdo social”; también lo escucho al presidente Alberto Fernández hablar de pacto social, y el gobernador Axel Kicillof lo plantea en términos de concertación social. Creo que cuando se habla de acuerdo, consenso, concertación, de pacto, no se está disolviendo el conflicto, no se está negando la disputa que hay entre intereses o modelos de desarrollo. Pero estos proyectos que han sido hegemónicos son los que determinan estas grandes desigualdades espaciales. Es muy potente la relación que hay en el título de esta actividad,
la relación entre arraigo y equidad espacial, porque cabe pensar que si hubiera equidad espacial no habría desarraigo; la migración de las poblaciones, las concentraciones tienen que ver con las grandes desigualdades espaciales Entonces me parece que vale plantear esos nuevos grandes acuerdos, entre quienes, en términos históricos, en términos eventuales, tienen los mismos intereses en los grandes conflictos que se están produciendo en esta sociedad. El trabajo que desarrollamos en la Comisión de Hábitat y Territorio del Instituto Patria originó encuentros que hicimos alrededor del 2019, y que después alimentaron, como se mencionó antes, la elaboración de plataformas del Frente de Todes con insumos importantes para la gestión del gobierno actual. En esos encuentros se reivindicó la idea de acuerdo, en el sentido de poder ir avanzando, por ejemplo, en acordar si el hábitat es un derecho o si es una mercancía. Sabemos que ya discutir eso, es desnaturalizar la idea de mercancía, que es lo que está asumido por gran parte de nuestra sociedad, es esa concepción beneficia a los poderosos, al status quo. Reivindicar una perspectiva de género para las políticas de hábitat, es un gran acuerdo social en el que nosotros tenemos que avanzar. Desalentar, castigar a las prácticas especulativas, rentísticas que hay en nuestra sociedad. Hoy se habló del suelo, de las viviendas ociosas que hay en nuestra sociedad, y creo que es un gran acuerdo social en el que de-
Esas relaciones de fuerzas son las ideas, son los acuerdos sociales, creemos que acá hay que construir nuevos acuerdos sociales para fortalecer al Estado en el que creemos.
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bemos trabajar. Me parece que todos esos conceptos, son acuerdos nuestros, endógenos. Leía la convocatoria, extracté cuatro categorías: la del equilibrio, fuerzas de apropiación, derechos comunes, y recursos territoriales. En realidad sabemos cuál es el contexto en el que esas cuatro categorías están incluidas: son categorías en el paradigma de la disputa. Cuando se habla de derechos, de acceso al derecho, está reconociendo que no toda la población accede a determinados derechos. Cuando se habla de apropiación, se está desnaturalizando la idea de cómo se distribuyen los bienes. Cuando se habla de equilibrio se está recurriendo a un concepto que es muy potente, que no está acordado por todos y todas, porque, hasta hace unos meses en la Argentina, se cuestionaba la idea de equilibrio, se cuestionaba por ejemplo la discriminación positiva. Y hay teorías internacionales neoliberales que cuestionan esto. Para nosotros, si hay 10 personas, y 3 de esas personas no acceden a un bien, a un derecho, el Estado tiene que dedicarse a esas 3 personas, y eso, el gobierno anterior lo puso en discusión, eso no es del orden natural. Debemos trabajar eso, porque muchas veces, nosotros y nosotras también naturalizamos el sentido de esas categorías están consolidadas. Hoy Javier (Fernández Castro) habló del “Nunca Más”, corrigió ahí al presidente. El “nunca más” es un gran acuerdo social, construido con miles de vidas, con esfuerzo,
trabajo de toda una sociedad que avanzó en ese “nunca más”, pero ahora durante los últimos 4 años de gobierno que pasaron, se puso en debate eso, ¿son 30.000? ¡No son 30.000! Y hubo que salir a la calle, el 2x1, ¿se acuerdan? Entonces me parece que un aporte que está bueno que hagamos acá, es luchar por esas ideas, que deben constituir grandes acuerdos sociales, y que probablemente no podamos consolidarlos todos al mismo tiempo. Bueno, eso es la política. Por eso soy optimista, me parece que hoy, lo que está conduciendo esta etapa de crisis profunda, es la política. Podría no haber sido así, hoy escuchando al compañero brasilero (Pedro Cunca Bocayuva) en otros lugares, no lo conduce la política, no lo conduce la idea del Estado en la que creemos. También me parece importante centrarme en esas tres preguntas que Ana hace en la convocatoria: qué herramientas, qué políticas públicas de hábitat y después como la producción de hábitat aporta a la recuperación económica. En términos de políticas de hábitat, yo creo que vale revisar la relación entre Estado y comunidad, todos creemos en el Estado. Ustedes lo deben estar percibiendo, verificando, hay comunidades que se autogestionan, las comunidades pobres se autogestionan en la red de agua, la de energía eléctrica, sectores medios empezaron a abrir cajas de ahorro, y arreglar sus calles con ahorros de la población, producto de que fueron mil
veces a reclamar al Municipio, a la Provincia, a la Nación y no se les dio ninguna respuesta y entonces empezaron a autogestionarse la reparación de la calle, el reemplazo de las luminarias. Hay lugares en el conurbano que están vallados, han cercado con alambre barrios pobres, a los que no se puede entrar. Ellos se autogestionan todo, se han convertido en barrios cerrados. Entonces para ilustrar esto, digo ni EL ESTADO DE BIENESTAR QUE PROVEÍA TODO, NI LAS FOGATAS DE CHERÁN O CHIAPAS en el otro
extremo. Entonces me parece que ahí el desafío que tenemos es, como reconstruimos, o construimos una nueva relación entre Estado y Comunidad, porque el Estado no va a poder resolver solo la problemática de hábitat de los sectores populares, pero tampoco tiene que descomprometerse de participar de esa solución. También están las intervenciones que tienen otra escala, que no es la escala del barriecito, es la escala de la gran obra, hoy Javier (Fernández Castro) hablaba de ese gran
(...) el desafío que tenemos es, ¿ cómo reconstruimos, o construimos una nueva relación entre Estado y Comunidad? 106
(...) me parece que en esta etapa tenemos que garantizar al salario indirecto, la seguridad social universal de nuestro pueblo, creo que es el desafío para el futuro. Implica que ese trabajador lucha por el salario directo, por aumentarlo, pero tiene garantizado el acceso a la seguridad social, a la salud pública gratuita, a la educación gratuita, a la vivienda, al hábitat, a los servicios públicos gratuitos garantizados por el Estado, que dejen de ser una mercancía.
hospital. La población del barrio a lo mejor resuelve, lucha y financia, o ayuda a financiar las salitas sanitarias, pero vale preguntarse cómo incide, cómo se compromete, qué conciencia tiene de la gran obra hidráulica que evite inundarse. Me parece que es un gran desafío como establecemos una nueva relación entre el Estado y la comunidad, que implica otro Estado y también otra comunidad. Cristina en esa noche de la presentación de Sinceramente, preguntó ¿usted se sacaría un diente, una muela como en el 1789? No. Bueno, la estructura, la arquitectura institucional que hay en la Argentina es la que había en 1789. Doy un ejemplo: hoy formo parte del gobierno provincial de Buenos Aires, estamos interviniendo en una toma de tierras, de muchas hectáreas del Estado Nacional. Nos estamos dedicando con mucha colaboración de otros organismos del Estado, Desarrollo Agrario que va a intervenir y otros organismos. Es decir, están dadas las condiciones para que eso salga bien, pero hay dos componentes que no están en la Constitución; está el diario hegemónico de la ciudad de La Plata que interviene constantemente, que defiende otros intereses, que está en contra del Estado, que critica porque supuestamente el Estado no hace nada. Y están los sectores populares que quieren ocupar, que necesitan un lugar en donde vivir y que no confían en el Estado. Ninguno de esos dos poderes está en
la Constitución, ni en la arquitectura institucional de la Argentina. En relación a la última pregunta de Ana creo que la producción del hábitat es una herramienta importante en esta etapa de reactivación económica, creo que el hábitat es parte del salario indirecto de los trabajadores formales e informales, me parece que en esta etapa tenemos que garantizar al salario indirecto, la seguridad social universal de nuestro pueblo, creo que es el desafío para el futuro. Implica que ese trabajador lucha por el salario directo, por aumentarlo, pero tiene garantizado el acceso a la seguridad social, a la salud pública gratuita, a la educación gratuita, a la vivienda, al hábitat, a los servicios públicos gratuitos garantizados por el Estado, que dejen de ser una mercancía. La producción del hábitat no consume dólares, no conmueve las restricciones externas, es decir es una industria que reactiva, que genera mucho empleo pero que no conmueve la gran encrucijada de los países dependientes, que cuando se industrializan empiezan a afectar la balanza comercial. Entonces me parece que tenemos una posibilidad muy grande de aportarle, insisto en esto, de generar trabajo formal, para que haya seguridad social de esos trabajadores constructores, de democratizar la producción de hábitat, que sean las cooperativas y las pymes las grandes protagonistas de la producción del hábitat.
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Echar raíces, a través de establecerse de manera permanente en un lugar, vinculándose al territorio y a sus personas.
Rodrigo Morales
• Arquitecto de la Universidad de Valparaíso • Miembro del Equipo técnico del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile • Docente de la Universidad de Valparaíso en Playa Ancha
¿Cómo hacemos para producir o recuperar tejido de ciudad a un ritmo adecuado? Primero quería hablar del concepto de Arraigo: Echar raíces, a través de establecerse de manera permanente en un lugar, vinculándose al territorio y a sus personas. En consecuencia, cuando hablamos de generar arraigo, de lo que estamos hablando es establecer las condiciones para que la población críe un sentido de pertenencia con la ciudad que habitan y para que esto suceda debe haber un interés de parte de la ciudadanía para vivir en un determinado barrio. De lo contrario el establecimiento permanente de las personas en un territorio en el cual no desean estar o en el cual no ve oportunidades, no es arraigo, es más bien una condena. Esto necesariamente nos lleva, a mi juicio, a poner el acento en el concepto de Barrio, como unidad urbana a intervenir, puesto que es allí donde desarrollamos el vínculo más próximo con el modo de habitar que nos presenta la configuración espacial de nuestra ciudad y es allí en consecuencia donde se expresan mayoritariamente las inequidades espaciales que incuban nuestras ciudades. Incuban dinámicas sociales que terminan tarde o temprano detonando. Este es uno de los componentes de la situación social presente en Chile previo a la pandemia: barrios sin acceso a equipamientos o servicios básicos, (agua potable o alcantarillado) o cuya ausencia de centralidades no permita un acceso próximo a mercados laborales, demandando a sus habitantes pasar largas horas de traslado en los medios de transporte público, ciudadanas y ciudadanos alineados en su individualidad condenados a permanecer en territorios que no le brindan oportunidades. Esta aproximación, conlleva superar el enfoque centrado exclusivamente en la producción de la vivienda como centro de la problemática y plantearse que el problema más bien esta en cómo hacemos para producir o recuperar tejido de ciudad a un ritmo adecuado.
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La cuestión, en consecuencia, parece estar asociada a la calidad del hábitat urbano que nuestras políticas públicas producen. Sobre las condiciones posteriores a la presente crisis, tengo sentimientos encontrados: por una parte, esta crisis nos ha puesto de manifiesto lo inútil que resulta la producción de bienes y servicios en un escenario en que el individuo no puede relacionarse de manera próxima con su comunidad por lo que en consecuencia´plantea una oportunidad para revalorizar lo colectivo, pero por otro también pone de manifiesto la fragilidad que presenta la ciudad cuando se cortan las relaciones económicas que se desarrollan al interior de ella. El abordaje de esta temática es una cuestión sumamente compleja que cruza diferentes aristas. Entonces me he remitido a enfocarme en dos aspectos que me parecen relevantes para aproximar las reflexiones que nos demandan los tres temas que se han planteado al foro: 1. LA CUESTION DISCIPLINAR Ya se mencionó, en la jornada anterior, la necesidad de hacer ajustes a los currículos, para dar un mayor valor a las cuestiones urbanas en términos de abordar temáticas que nos permitan pensar problemas del conjunto de la ciudad como objeto de proyecto y no exclusivamente relacionarnos desde la individualidad que nos presenta el lote, (el edificio) Tengo la sensación de que al me-
nos en Chile, arrastramos los arquitectos y arquitectas, una deuda disciplinar en esta materia, en términos de que requerimos no solo producir más y mejor conocimiento disciplinar en lo referido a la producción urbana, sino que también, la necesidad de formar una mayor cantidad de profesionales que puedan operar de manera efectiva con la ciudad como objeto de estudio, y que a su vez dispongan de más y mejores herramientas metodológicas para aquello. En este contexto, no puedo dejar de poner en valor el rol que desempeña la Facultad de Arquitectura de Rosario por atender de manera sistemática estas temáticas y también debo poner en valor la aproximación disciplinar que viene desarrollando el colectivo matéricos periféricos del cual me encuentro próximo en barrios populares en Rosario. 2. LA REVALORIZACION DE LA PLANIFICACION URBANA La revalorización de la planificación urbana, como función pública, para abordar las complejidades que nos presenta la construcción de la ciudad y dentro de esto, poner nuevamente en valor la importancia que los aspectos organizativos del espacio urbano tienen en este tema. Las problemáticas urbanas actuales ponen de manifiesto el agotamiento de las aproximaciones metodológicas como racionalidad científico técnica para establecer un control efectivo de las dinámicas intrínsecas a la construcción
Las problemáticas urbanas actuales ponen de manifiesto el agotamiento de las aproximaciones metodológicas como racionalidad científico- técnica para establecer un control efectivo de las dinámicas intrínsecas a la construcción de la ciudad.
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de la ciudad. La bola de cristal no funciona muy bien para predecir el futuro, así como tampoco garantiza la representatividad y la adecuada participación en este nuevo paradigma de participación que nos presenta la sociedad actual. Y la aproximación técnico – jurídica resulta muy apropiada para resolver juicios en las cortes de justicia pero no para proponer un proyecto. En este contexto, una revitalización de la aproximación de las dinámicas disciplinares de la arquitectura propia del proyecto, permiten, a mi juicio, establecer una mejor interacción entre las tensiones políticas que nos presenta este nuevo paradigma social de participación ciudadana presentes en el territorio, con los escenarios concretos que nos presentara las dinámicas económicas del día después. El escenario actual exacerba la necesidad de planificar acciones precisas ante presupuestos públicos agotados. En este contexto, existen dos desafíos centrales que resultaría necesario relevar a través de esta aproximación: A. Desarrollar acciones planifi-
cadas concretas que nos permitan generar por una parte nuevas centralidades en barrios populares de las áreas metropolitanas, en búsqueda de gatillar procesos de reactivación urbana y económicas en dichos territorios. B. Revitalizar el rol de las ciudades pequeñas para generar nuevos mercados locales que habrá posibilidades de generar nuevos arraigos en dichos territorios y en este contexto, poner de manifiesto la urgente necesidad de generar acciones de urbanización que garanticen el acceso al agua potable y el alcantarillado. La reciente ola migratoria que hemos visto en el país, ha puesto de manifiesto la calidad que tienen estos territorios para generar buenas condiciones de habitabilidad, pero a su vez la fragilidad que presentan al encontrarse débilmente planificados. Ambos desafíos nos ponen de manifiesto la necesidad de desarrollar mejores herramientas metodológicas para que los planes tengan capacidades efectivas para cortar el circulo vicioso que genera la especulación en los procesos de producción de la ciudad.
Tengo la sensación de que al menos en Chile, arrastramos los arquitectos, una deuda disciplinar en esta materia, en términos de que requerimos no solo producir más y mejor conocimiento disciplinar en materias de producción urbana, sino que también, la necesidad de formar una mayor cantidad de profesionales que puedan operar de manera efectiva con la ciudad como objeto de estudio, y que, a su vez, dispongan de más y mejores herramientas metodológicas para aquello. 114
No era conveniente reconocer los factores que estaban afectando el ambiente y produjeron terribles cambios climáticos con consecuencias en la producción, la salud y la vida de las personas.
Guillermina Chachques
La convocatoria a pensar el Día Después ofrece una gran oportunidad para elaborar propuestas y aportes tendientes a la transformación de nuestro contexto y hábitat. Avanzar en este sentido implica analizar la realidad, las circunstancias que hicieron posible la construcción del mundo que nos rodea y los limites del sistema actual. La globalización y el liberalismo son factores que contribuyeron al agravamiento de las condiciones de vida en nuestra región y en el mundo. Existe información que nos permite asegurar que en el mundo se conocía la posibilidad que se desarrollara una nueva pandemia, tal vez sin poder precisar donde y cuando comenzaría. Los poderes económicos y políticos desoyeron esta posibilidad en el afán desmedido de mantener la hegemonía de sus actuales intereses. Se minimizaron las advertencias expresadas a través de distintas organizaciones, sociedades científicas, congresos, etc… realizados en distintos momentos y diversos países. No era conveniente reconocer los factores que estaban afectando el ambiente y produjeron terribles cambios climáticos con consecuencias en la producción, la salud y la vida de las personas. En muchos países se desfinanció la atención de la salud pública y la investigación científica, reduciendo la capacidad hospitalaria y postergando el avance de tratamientos y vacunas.
• Arquitecta UNR • Directora de la Dirección Provincial de la Vivienda Delegación Sur. • Directora de Emergencia Habitacional y del Plan Lote Delegación Sur • Miembro del directorio colegio de arquitectos y de la Comisión de Urbanismo del CAD2.
La desigualdad social cada vez mas acuciante fue desconocida por gobernantes, las medidas que se adoptaron resultaron insuficientes para producir modificaciones sustanciales en las condiciones de vida de la población mas afectada por la pobreza. Asociado e esto se produjo El DESARRAIGO de la población en búsqueda del sustento, pero dejar “el nido y el terruño” tiene implicancias muy profundas para la familia. En las ciudades se postergó la ejecución de obras tendientes a mejorar la calidad de vida de la gente: infraestructura, saneamiento ambiental, movilidad, equipamiento social, sumado a la escasez de oferta en planes de acceso a la tierra, nuevas soluciones habitacionales o mejoras del hábitat existente. La vivienda familiar pasó a ser un bien prácticamente inalcanzable para las familias jóvenes y mucho mas aún para las de escasos recursos.
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El territorio rural y de urbanizaciones de menor porte también presenta graves problemas ambientales debido también a la postergación de obras vitales. Es probable que a partir de esta situación se produzcan variaciones en las condiciones del trabajo y empleo existente y surjan nuevos modelos que impactarán en las formas de movilidad y tal vez la gente no necesitará desplazarse tanto.
En la historia de la humanidad, existen numerosos ejemplos de haber transitado pandemias, catástrofes naturales, grandes guerras. Pero si interpretamos la historia posterior a estos hechos, podremos ver que en estos períodos post-traumáticos el espíritu superador de la humanidad pudo afrontar tales catástrofes y en muchos casos estos hechos fueron disparadores para grandes cambios y el inicio de nuevas épocas. En la mayoría de los casos se produjeron variantes en los modos de producción, reacomodamientos en la relación de los diferentes sectores sociales, y cambios en las formas de ocupación del territorio, producto también del proceso de crecimiento de las ciudades. El desafío de situarnos en el momento post pandemia, nos ubica ante dos escenarios diametralmente diferentes. 1-Seguir como estamos en esta sociedad no igualitaria y sin futuro 2-Cambiar radicalmente el rumbo Estoy convencida que debemos optar por la segunda opción. Las políticas de hábitat también deben cambiar y mejorar. Actualmente existe una fragmentación del territorio donde los sectores populares fueron desplazados hacia las periferias, tierras fiscales, áreas inundables, sin infraestructura ni servicios, equipamiento o conectividad. Los sectores medios, afectados por el costo de la tierra urbana, también migran hacia las localidades
cercanas a las grandes ciudades, donde el valor de la tierra se torna accesible, pero las urbanizaciones resultan aisladas, sin un proyecto integral, con problemas de infraestructuras y servicios, sin resolver la proximidad a los centros de atención a la salud y educativos y sin haber contemplado las posibilidades de desarrollo productivo que sustente asentamientos de esa magnitud. El territorio rural y de urbanizaciones de menor porte también presenta graves problemas ambientales debido a la postergación de obras vitales. Las políticas de hábitat deben formularse atendiendo al desarrollo del contexto global de cada Región. En primer término, considerar la estructuración del Territorio, revalorizando el medio natural, la geografía del lugar. Se debe superar la concepción de una mera urbanización con casas, atendiendo a las actividades que pueden desarrollarse en el barrio, o fortalecer las existentes. Simultáneamente atender el equipamiento social-Comunitario necesario, o repensar el preexistente. Es importante prever la dirección, intensidad y extensión de las expansiones urbanas y migraciones, y lograr anticiparse a los efectos sobre las áreas periurbanas. Es probable que a partir de esta situación se produzcan variaciones en las condiciones del trabajo y empleo existente y surjan nuevos modelos que impactarán en las formas de movilidad y tal vez la gente no necesitará desplazarse tanto.
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En cada emprendimiento es necesario realizar un estudio de cuidado del medio ambiente, diseñar de manera responsable instalaciones no contaminantes. La concepción de la vivienda debe ser totalmente superadora. En la actualidad y en muchos casos la oferta del Estado para diversos planes de vivienda dirigidos a los mas necesitados resulta totalmente insuficiente y de características degradadas, tanto en superficie como calidad. No se puede pensar un ambiente único para familias numerosas. (actualmente y debido a la pandemia esto se ha transformado en una situación de riesgo total) LAS POLITICAS DE HABITAT. El acceso a la tierra debe ser garantizado para la población. Nuestra provincia ha tenido muchas experiencias en ese sentido desde hace mucho tiempo: Plan Lote, Mi tierra-mi casa y otros, que deberían ser revalorizadas analizando y mejorando lo realizado. También debemos tener cuidado al momento de la elección de tierras no ocupadas que se incorporarán a los proyectos y brindar todas las condiciones para su urbanización e integración urbano-social. Se deberán priorizar las obras y acciones en barrios populares. Simultáneamente, fortalecer los planes y líneas crediticias para los sectores medios para adquisición de viviendas, ampliación y/o terminación. Los proyectos deben implementarse en el marco de reales políticas participativas y de compromiso social, donde todos las actores involucrados tengan su rol. La participación debe darse desde las etapas iniciales del proyecto incluyendo pautas y propuestas sobre el mismo e incorporar las posibilidades de trabajo a través de distintos modelos de acción (cooperativas, Pymes, organizaciones sociales.). Lamentablemente la discontinuidad de las políticas en Argentina sobre programas dirigidos a fomentar la actividad de cooperativas, pequeñas empresas, etc contribuyeron a la dispersión de las mismas en nuestra Provincia. Finalmente opino que debe realizarse un esfuerzo para desarrollar novedosos modelos económicos que posibiliten este accionar. Es prioritario que la inversión esté destinada a actividades esenciales para el desarrollo de la comunidad y que los y las habitantes puedan acceder a una vida decente. Pensar en como afecta la inversión que realizaremos al PBI, sin tener en cuenta las implicancias que tendrá en la salud, en el desarrollo de la comunidad, en la vida de las personas nos hará perder seguramente mucho mas, por tener que actuar sobre los efectos no deseados del sistema actual. Conocer la existencia de los problemas significa actuar para modificar las situaciones. Es emblemático el ejemplo de la adolescente sueca, Greta Thunberg, quien denuncia la destrucción del medio ambiente, pero no es ese su propósito sino fundamentalmente exigir que los cambios se produzcan ya. Es nuestro momento también. Reconocer, evaluar, proponer, pero exigir que los cambios se produzcan aquí y ahora . Ese es nuestro compromiso.
Se deberán priorizar las obras y acciones en barrios populares. Simultáneamente fortalecer los planes y líneas crediticias para los sectores medios para adquisición de viviendas, ampliación y/o terminación. Los proyectos deben implementarse en el marco de reales políticas participativas y de compromiso social (...) (...) debe realizarse un esfuerzo para desarrollar novedosos modelos económicos que posibiliten este accionar. 120
Es un urbanismo crítico que se plantea desde el sujeto corporizado: las mujeres y los hombres que habitan las favelas, los negros, todas las poblaciones y contradicciones que en Río de Janeiro tiene la agenda del derecho al territorio.
Pedro Cunca Bocayuva
Agradezco a Casa Patria Rosario, a Ana Valderrama y a todos por esta invitación. Todo esto tiene una historia acá, porque tenemos un diálogo de espacialidades, territorialidades, del experimentos de un taller proyectual en las favelas de Río de Janeiro, que hacen estudiantes y profesores, bajo el liderazgo de Marcelo Barrale y con una interlocución con Jorge Jáuregui. Un taller de largo plazo en el que se trabaja sobre la lectura del territorio desde la disciplina proyectual, intentos de establecer programas y cuestiones al cual el partido arquitectónico se construye desde la inclusión social y del reconocimiento del territorio construido.
• Licenciado en Historia • Master en Relaciones Internacionales • Doctor en Planeamiento Urbano y Regional UFRJ • Docente de la UFRJ en planeamiento urbano y regional
Nosotros trabajamos en la idea de que la favela es problema y solución. Creemos que el territorio de la ciudad construida en Brasil, en la larga experiencia de la espacialidad en el paisaje urbano, en la metrópolis de Río de Janeiro que tiene en la favela la centralidad. Para nosotros la periferia está en el centro de la dinámica productiva de la ciudad, de la autoresolución de problemas, de las contradicciones del desarrollo urbano. Es la centralidad de esta agenda del nacional popular con foco en las dinámicas sociales y periféricas. Creemos que es importante trabajar a partir de una interlocución tecnológica que complemente y trabaje con la presencia, ocupación y uso que hacen las clases populares del territorio y plantee un nuevo sentido en que la favela es una ciudad. Debemos trabajar en la calificación de este territorio con la generación de espacios colectivos, saneamiento básico y todo lo referido a la calificación de políticas de urbanismo crítico social y popular. Es un urbanismo crítico que se plantea desde el sujeto corporizado: las mujeres y los hombres que habitan las favelas, los negros, todas las poblaciones y contradicciones que en Río de Janeiro tiene la agenda del derecho al territorio.
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Las ventajas relativas de la proximidad en el territorio periférico también son un problema cuando se trata de la salud, de la contaminación. Tenemos siempre una gran contradicción de las ventajas relativas de la densidad con sus desventajas. Todo eso impone soluciones que son arquitectónicas, sanitarias, políticas.
Este urbanismo incluye también otras políticas clásicas de derecho que suman a esta construcción que resiste a las estrategias conservadoras de derecha y del capital: el urbanismo de guerra, la ocupación militar, el derecho de matar, el genocidio social del pueblo negro. El gobierno de Rio de Janeiro tiene una agenda de genocidio. Propone el derecho de matar y a la vez tenemos la otra agenda, la de la ciudad como mercancía, la city market. Estos urbanismos contenidos en Río de Janeiro aprovecharon la coyuntura de los mega eventos, desde 2010 hasta acá para cambiar las relaciones de fuerzas. El resultado es que el territorio de Río potenció la extrema derecha, las milicias, los grupos que la sostienen. Entonces la ciudad funcionó como laboratorio de acción estratégica de la legislación de orden y seguridad y favoreció la situación actual en la que sufrimos un embate directo de la agenda Bolsonaro. Río es el laboratorio donde se manifiestan todas las cuestiones vinculadas a lo cibernético, las fake news, el artilugio jurídico de derecha y la agenda internacional. Pero Río era el lugar clásico nacional y popular. Era el territorio clásico del crisol, del trabajo. Yo siempre trabajé la nueva izquierda, feminista, popular, autogestionaria del nuevo tiempo. La izquierda que nosotros llamamos nacional popular. Nunca hubo una coalición de estas fuerzas. Hoy tenemos una aproximación de estas fuerzas, en lo residual, en un intento de frente. Argentina está en una compleji-
dad de crisis pero la salida ha sido desde la política, el liderazgo político y para nosotros la salida ha sido la combinación del discurso militar, policial, del capital. Ahora tenemos un discurso sanitario, médico, hay un giro en la cuestión sanitaria y nosotros estamos intentando establecer el gabinete social popular de fuerzas para colocar a la favela en la centralidad de la discusión delante del colapso de la salud pública. Mi agenda en estos momentos es trabajar para establecer redes de acciones sociales, polos de entendimiento, atención en la salud, organización en las favelas para escalas de 50.000 personas en un territorio de más de un millón de personas. Nuestro intento es reducir el impacto de la pandemia, porque en dos o tres días vamos a tener el pico y el colapso de la salud en Brasil y las muertes van a ascender. Esto es, a cada coyuntura le corresponde el planteamiento del territorio, del derecho a morar allí, de la cuestión sanitaria, de la cuestión policial, de la cuestión de salud. Todas esas son las agendas de la cuestión contemporánea de la transformación que es la cuestión urbana. El centro de la transformación política reside en nuestra capacidad de obtener soluciones reales de experimentación y de cambio en estos territorios. No es apenas intentar la inclusión por el mercado, la inclusión por el consumo, alguna movilidad, alguna inclusión para el consumo, lo que hizo el gobierno de Lula (da Silva), sino lograr el cambio de las condiciones territoriales de
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derechos reales en la proximidad y en la espacialidad. Las ventajas relativas de la proximidad en el territorio periférico también son un problema cuando se trata de la salud, cuando se trata de la contaminación. Tenemos siempre una gran contradicción de las ventajas relativas de la densidad con sus desventajas. Todo eso impone soluciones que son arquitectónicas, sanitarias, políticas. En la mayoría de los procesos teníamos una ventaja en estas situaciones de concentración, de verticalización relativa, de expansión, que significaban construcciones de espacialidades locales, combinaciones de edificaciones, diversidad. Ahí Jorge Jáuregui trabajó muy bien y se tuvo este diálogo de las soluciones. Porque la cuestión es muchas veces la forma. La forma favela no es apenas un problema, tiene una materialidad, su morfología tiene un significado y la arquitectura tiene la posibilidad de proponer, a través de la forma, la desnaturalización de las fronteras que comprimen el territorio urbano de la favela. La arquitectura y el debate con Jorge Mario (Jáuregui), con ustedes desde Rosario, aporta muchos componentes sobre cómo podemos, desde intervenciones pequeñas o desde intervenciones mayores, proponer posibilidades que transformen y cambien las articulaciones entre la ciudad formal y la ciudad informal. Jorge habló de dimensión comunitaria, del ágora y de otros intentos de creación de espacialidades y sinergia y también de la policentralidad. Es decir, construir centralidades propias y diversas
de territorios de mucha complejidad y mucha densidad. También el martes se habló de construcción del espacio público y eso es lo que no tenemos en las favelas y no tenemos en toda la ciudad que tiene una crisis de este tipo de espacios. Los centros tradicionales, las nuevas centralidades en la escala metropolitana es la escala de colaboración con la gente de Rosario. Es un diálogo estratégico. El gran debate es la capacidad de la arquitectura de trabajar con el urbanismo de gran escala pero a partir de la favela con su gran densidad, con sus soluciones propias en la adecuación socio técnica. Podemos decir que trabajamos en diálogo de esta arquitectura que un poco sale de la tradición que viene de Rosario, de proyectualidad, de calidad de diseño, de dinámica estética. También con algunos aspectos que se podría decir que vienen de una reflexión que Argentina tiene con otras tradiciones, con Rita Segato, que presentan cuestiones importantes como el hecho de establecer relaciones entre cuerpo, subjetividad y territorio. Es importante establecer estas relaciones como hablaba el compañero Javier (Fernández Castro) cuando señalaba la dimensión de la centralidad de la espacialidad en la solución de las condiciones que definen la posibilidad de integración de las políticas y por tanto poner el derecho a la ciudad en la centralidad de los proyectos. Derecho a la ciudad comprendido como la producción de centralidades de calidad en el acceso a las políticas, a los equipamientos, en la proxi-
Derecho a la ciudad comprendido como la producción de centralidades de calidad en el acceso a las políticas, el acceso a los equipamientos, en la proximidad, en la movilidad. midad, en la movilidad. Estas cuestiones empiezan con nosotros, cambiando la agenda de guerra, cambiando la agenda mercantilista, y proponiendo una agenda que ponga a la centralidad con todo lo que se habló también hoy, con combinación de intervenciones de equipamientos de mayor complejidad, con soluciones de mayor escala, con soluciones micro, de reformas, de modelos constructivos, de utilización tecnológica de variación de materiales, de pequeñas soluciones como galpones, bancos de plaza, pequeños equipamientos. Una gran inversión anclada en la posibilidad de pensar un conjunto de actividades grandes, un trabajo que se aproxime a la inteligencia propia de las redes sociales. Por ejemplo, en el experimento de Rocinha, uno de los procesos de intervención urbana se realizó con la implantación del propio atelier del arquitecto Jáuregui en la favela, con la participación de la gente que empezó a ser la protagonista de todas las instancias de análisis del territorio, de la información y de la construcción. Y desde ahí empezó una cultura. El hecho nuevo es que hemos perdido un período de lucha desde 2003 a 2014 en donde empezaron los grandes conflictos en Brasil con la consecuencia de que ganó la derecha. Ellos ganaron las calles, nosotros las perdimos, pero algunas de las manifestaciones han sido muy importantes y distintas. Mas de 2000 personas de Rocinha descienderon hacia Leblon-barrio de clase media-alta- diciendo: “nosotros tenemos ideas para plantear, tenemos cosas para decir para la ciudad, pensamos en el diseño”. Entonces esta conexión entre universidad, estudios de arqui-
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tectos, ciencia y tecnología, poder público y comunidad ponen una posibilidad de este nuevo abordaje socio-técnico que contribuye al proyecto pero no retira la posición estratégica del cambio de las formas, de la calificación y de la calidad estética y ética de la arquitectura. ¿Cómo construir la resistencia socio espacial de la gente para que junto a los equipos médicos hacer un mínimo de protección para una enorme reducción del impacto de mortalidad que va a venir en Río de Janeiro y al mismo tiempo, enfrentar la pandemia y el “pandemonio”, que es el señor Bolsonaro? ¿Cómo hacer eso sin el ingreso mínimo y sin condiciones de aislamiento, atención básica? Nosotros perdimos en parte esta batalla pero, por ejemplo, mañana por la mañana tenemos un gran acuerdo con las organizaciones científico-tecnológicas de la política sanitaria y epidemiológica, junto a las personas de las favelas y de las universidades. Vamos a hacer un plan para ejercer presión para que se cree un gabinete que de solución a alguno de estos enfrentamientos. Por el momento estamos así: la gente en la favela pide la solución para el entierro de los muertos. Estamos en un escenario aún no traducido en números, pero acá en Río se estiman 140.000 contaminados, lo cual impone 20000 atenciones de emergencia básica y vamos a tener un cierre de nuestro sistema público de salud. Además, se aproxima el período de sequía que entra en julio y que agrega el problema del agua. Ya tenemos una crisis hídrica
en Río de Janeiro y más aún este enfrentamiento de agendas. Nosotros vamos a tener una economía política socio-territorial de la pandemia y desde ahí va a empezar un proceso de experimentación de re-planteamiento político. Hasta septiembre la centralidad va a ser esa. Hoy re-empieza la política de aislamiento con grandes contradicciones. El primero de mayo va a ser un día de grandes movimientos. Ese día va a haber mucha tensión. Cada vez que Bolsonaro perdura en el poder gana un poco más de consolidación. El problema no es solo la relación de fuerzas en la penetración de la opinión pública, sino en su capacidad político-militar. Nosotros podemos plantear la fuerza moral pero no tenemos la fuerza militar. Tenemos dos referencias de paso para la cuestión de la planificación para los próximos seis meses, de políticas descentralizadas, de movilización democrática y popular y de economía local con acciones estatales de formas mixtas para acciones de ordenamiento espacial, jurídico, movilización con créditos y construcción de habitaciones. Una planificación distinta descentralizada, policentralizada, con grados de economía y participación local, con acuerdos de pactos locales. La idea es generar acuerdos para la movilización popular y en diversas escalas. Yo plateaba acá trabajar con escalas de 50.000 personas en el caso de la pandemia. Porque son escalas alcanzables para la salud, que permiten gobernabilidad con participación y control social, que permiten acción en grados de
Nosotros vamos a tener una economía política socio-territorial de la pandemia y desde ahí va a empezar un proceso de experimentación de replanteamiento político. estructuración socio-territorial en un circuito económico de aislamiento. Porque trabajamos con dimensiones de espacialidades que necesitan en estos momentos endogenización de potencialidades económicas como el ingreso básico a las familias para el consumo. ¿Cómo organizar un territorio donde la gente va a comer, va a tener por lo tanto un mercado en funcionamiento, va a salir a hacer las compras, van a tener que tener dinero y vamos a tener que tener tipos distintos de servicios para el agua, la limpieza urbana, la salud, etc. Estamos muy retrasados. Pero hay potencialidades en la crisis, ¿cuáles son? Primero el ingreso básico, la economía popular de los circuitos locales. Ingreso básico en las dos dimensiones: en la nuestra, que es una dimensión de una economía más lunga de la epidemia, y en la de ustedes (Argentina), que están en un intento de salir más rápido, a la europea.
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Nosotros estamos en la americana. Entonces son dinámicas de seis meses de planificación distintas. Pero es una planificación de seis meses, no es de largo plazo ni de corto plazo y tiene los circuitos actuales que son como de tres meses en la pandemia, para definir cuadros relativos de incidencia epidemiológica, y de repliegue de capacidad. Es decir, ¿en cuánto tiempo uno es capaz de revertir la opinión de la situación de seguridad, en cuánto tiempo llega la plata a la gente, en cuánto tiempo se organizan para la actuación local? Son distintas a las temporalidades electorales, que trabajan con autonomías locales. Yo pienso ahora en la idea de gabinetes de crisis locales que no sean dominados solo por la policía sino que tengan en el centro lo sanitario, lo social, lo asistencial y el ingreso básico. Este es el modelo que nosotros creemos que debemos tener para no llegar al estado de emergencia y estado de sitio, y que al mismo tiempo para que se produzca una transición en la cual la gente gane poder. Poder que va a definir las potencialdades estratégicas de lo urbano. En estos momentos tenemos que propiciar gobiernos que penetren y ofrezcan políticas públicas de defensa de la vida. Esto no es keynesianismo, no es una salida anticíclica keynesiana, es otra cosa: es una economía pública de consumo de masas, de protección que garantizan la defensa de la vida, o sea, es otra economía. No es el Plan Marshall, no es el New Deal. Es una cosa diversa de
multipolaridad, de protección social que produce una economía que tiene por centro la salud y el saneamiento, el cuerpo de las mujeres, las familias. Tiene inclusive algo para discutir con la religión conservadora de derecha que quiere solamente el orden y que tiene miedo de hablar de sexualidad. Y una última observación, ¿quién soy yo acá y quiénes son ustedes ahí que hablaron de estas cosas también? Tenemos unidades familiares con familias en casas muy pequeñas con un comedor para 5 o 7 personas. Algunos aspectos no han sido destacados en estos momentos: la falta de agua de calidad, la problemática del ingreso y la distribución de renta, la atención básica en salud, también son economía, también son equipamientos públicos, son ordenamientos del territorio, son flujos logísticos. Y también la prioridad colocada en lo macro, en el agua, en la acantarilla; y en lo micro, en las unidades unifamiliares pequeñas, necesarias para que nosotros podamos defender la idea de que lo próximo y lo horizontal de la población de la favela puede mantenerse con un objetivo contra la exclusión, contra la idea de verticalización con pésima calidad como solución para la exclusión. Acá tenemos un horizonte estratégico contra la no función. Como se habló hoy también algunas comunidades no son autogestionarias son cerradas, no se las penetra. En este momento
tenemos una posibilidad de apertura que no es conducida por la policía, por los servicios militares, o por el narcotráfico. Entonces tiene un legitimidad relativa parcial, temporaria, del discurso médico como factor de movilización y organización social de las políticas locales, como estructurador del territorio. El hecho es que en Río tenemos otras pandemias como el dengue, el chikungunya, el sarampión, la tuberculosis. Una problemática que no trabajamos hoy es cómo discutir referencias de seguridad. El elemento estratégico interesante es que los discursos militares o religiosos no son más fuertes que la solidaridad de los grupos sociales, de mujeres, de la gente de juventud. Y por último, un factor nuevo, que ha venido de la época de Lula (da Silva) tenemos algunas centenas de miles de jóvenes que son estudiantes universitarios que están en las favelas y que ingresaron en la universidad.
Esta referencia es nueva. Las universidades públicas y la universidad en general tienen la tarea de involucrar a los jóvenes en una conciencia de un activismo social porque, quieran o no, están encerrados en sus territorios y ahora están comprometidos a hacer algo ahí. No es un problema de moralismo, están forzados a una solución con sus familias ahí. Ellos están elaborando muchas cosas, de cómo plantear cuestiones estratégicas del lugar. Y ahí tienen un capital intelectual que está en conexión con eso. Estos son los aspectos no tan trágicos de los que hablé, ya que hablé de la tragedia, porque la tragedia acá es anunciada. Hablé de que tenemos algo a disputar en la centralidad de la comunidad que es la que desarrolla una economía desde la articulación socio-territorial, que combina consumo, organización estratégica, reorganización de la espacialidad a partir de un discurso muy diferente al del orden, del religioso o del individualismo.
(...) tenemos que propiciar gobiernos que penetren y ofrezcan políticas públicas de defensa de la vida. 130
Silvina Pontoni • Arquitecta • Docente de Urbanismo FAPyD-UNR • Investigadora del CIUNR • Ex Miembra del equipo técnico de la DPVyU
(...) me parece importante resaltar que se habla de equidad y no de igualdad que tiene que ver con darles a cada quien, los medios necesarios, no los mismos, para conservar ese arraigo (...)
Creo que a esta altura de la discusión tenemos una base de acuerdo. Y ese acuerdo, o punto de partida común, es que tanto el arraigo como la equidad espacial -que van de la mano- son un derecho básico que tenemos que tratar de asegurar para cualquier ser humano. Porque el derecho a echar raíces tiene que ver con la identidad, con la pertenencia. Y porque el desarraigo genera enormes problemas: el alejamiento de los afectos y demás redes de contención familiar y laboral, los choques culturales que muchas veces generan, por la discriminación y la segregación social que suelen producirse. Es decir, un montón de fenómenos que uno ve en las ciudades desde hace mucho tiempo, y que frecuentemente, los lleva al punto contrario: al empeoramiento de su calidad de vida. Y en el tema de la equidad espacial, me parece importante resaltar que se habla de equidad y no de igualdad porque tiene que ver con darles a cada quien, los medios necesarios (no los mismos) para conservar ese arraigo y para que nadie se vea obligado u obligada a dejar su lugar, a menos que sea por decisión propia, por libre elección. Porque en realidad los seres humanos nos movemos por necesidad. A veces nos movemos por necesidad de un cambio de vida, pero la mayoría de las veces es por la necesidad de mejorar nuestra vida cuando en el lugar donde estamos lo estamos pasando
muy mal. En ese sentido, durante el encuentros se fue acordando que las soluciones no pueden ser las mismas o únicas, que las soluciones necesariamente tienen que ser diferentes. El Estado muchas veces da pocas soluciones o brinda soluciones uniformes para realidades y situaciones muy diferentes. No pueden ser nunca iguales porque hay personas o familias diferentes, de procedencias geográficas diferentes, de situación económica y social diferente, y también porque tiene que ver con distintas motivaciones de la gente que decide desplazarse desde su lugar de origen. ¿Por qué lo hace? Por un lado, se desplaza desde regiones o provincias más pobres o alejadas de la actividad económica principal del país, o de los grandes centros sanitarios o de la asistencia alimentaria, hacia otras más ricas o más próximas a esa actividad productiva y/o a esos servicios, pero también se desplaza desde el campo hacia la ciudad, dentro de una misma región o provincia, desde las áreas rurales o pueblos a las grandes urbes. Esto es un proceso que venimos viendo en Argentina y más en esta provincia desde hace muchísimos años. Se abandona el campo y las personas se congregan en las ciudades. Y por otro lado, se producen procesos opuesto: familias jóvenes dejan la ciudad porque buscan un tipo de vida diferente, más ligada al contacto con el suelo y la naturaleza, o por el valor extraordinario de la tierra o los alquileres en las ciudades. Todo eso compone un espectro
enorme y complejo al que el Estado tiene que dar respuesta. Yendo ya hacia la pregunta, recordaba que Rubén Pascolini habló sobre batallas que parecen ganadas y no es así, que nos obligan a volver a discutir ciertos temas ideológicos, que creíamos ya consensuados, y acuerdo con eso, pero también recordaba que Celina Caporossi dijo algo sobre “temas tan necesarios como urgentes”. En ese sentido, creo que la urgencia del momento, el de esta crisis sanitaria, económica y social, el de este confinamiento obligatorio y solidario, reedita y aumenta problemas de siempre y nos pone en la necesidad de dar respuestas. La realidad actual nos impone definir cuáles son las prioridades y quién las define. Javier Fernández Castro al principio habló de cambios en el paradigma proyectual, habló de planificación soberana, me gustó mucho esa expresión. En resumen, mi inquietud es cómo hacemos para que la gente, o el Pueblo como prefiere decir también Javier Fernández Castro, vuelva a tener confianza en el Estado. ¿Cómo hacemos que este Estado sea transparente, sea creíble, sea eficiente, y cómo hacemos, al mismo tiempo, que el Estado confíe en la gente y se asocie con ella? Se habló mucho sobre la participación, sobre el poder popular, pero no sé si todas y todos los funcionarios o quienes llegan a la función pública lo tienen realmente hecho carne.
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La verdad es que venia con una pregunta pensada, pero después de casi ya más de dos horas de exposiciones, las preguntas van variando. Como dijo Ana (Valderrama), trabajo en el Programa Arquibarrio de la Facultad de Arquitectura, que realiza actividades extensionistas en el Área Metropolitana de Rosario, con estudiantes de los últimos años de la carrera, trabajamos directamente con las asociaciones del territorio.
Victoria Funes • Arquitecta UNR • Coordinadora del Programa Arquibarrio FAPyD-UNR • Integrante del Colectivo Matéricos Periféricos • Integrante de la Colectiva Arquelarre
Coincido con la relativización del “día después de la pandemia” que hizo en su discurso Javier (Fernandez Castro), porque coincido en que, si bien se ha parado gran parte de nuestras actividades, hay algunos lugares que no pararon. Esta situación demuestra la inequidad espacial que sufren nuestras ciudades latinoamericanas, que también explicó muy bien Rodrigo (Morales Cruz). También quería traer a colación lo que en estos días dijo el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, esta propuesta de “quédate en tu barrio”, que dá cuenta de cómo las economías y los espacios informales no pueden “parar”, ni siquiera en el contexto de pandemia mundial. Si bien acá la situación es un tanto diferente a la que plantea Pedro (Cunca Bocayuva) en relación a las favelas de Brasil, sabemos que acá también en los asentamientos irregulares se resuelven cosas básicas de forma comunitaria y colaborativa, muchas veces sin ayuda del Estado. Rubén (Pascolini) mencionó el carácter “autogestionario” de estas prácticas. Si bien lo que tenía planteado ya me lo han contestado, me gustaría hacer foco en esto de “quédate en tu casa vs. quédate en tu barrio”, y dar cuenta de cómo las medidas que el Estado va tomando varían según la escala de ciudad que se mire. Como a lo que apunta este foro es a la equidad espacial, quizás alguien puede esbozar herramientas proyectuales y de cogestión desde la Universidad (asumiéndonos como parte del Estado) que realcen un trabajo colectivo con estas organizaciones intermedias que trabajan en los barrios, con estos organismos que están tejiendo las verdaderas redes de arraigo desde siempre y desde vivir día a día la escala local.
Como a lo que apunta este foro es a la equidad espacial, quizás alguien puede esbozar herramientas proyectuales y de cogestión desde la Universidad (asumiéndonos como parte del Estado) que realcen un trabajo colectivo con estas organizaciones intermedias que trabajan en los barrios, con estos organismos que están tejiendo las verdaderas redes de arraigo desde siempre y desde vivir día a día la escala local.
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Como me toca el final, he pensado y he escuchado muchísimo quería decir que creo que ambas jornadas han sido altamente fructíferas en combinar los aspectos técnicos, los políticos y el pensamiento con la acción.
Daniel Weisburd • Arquitecto UNR • Ex Director de la Direccción de Ia DIPAI, Ministerio de Obras Públicas de la Pcia. de Sta. Fe
Pero creo que sería bueno que plantemos algunas cosas concretas para el futuro. La pandemia mostró que la ciudad está mal, el hábitat está mal en muchos aspectos: en la distancia al trabajo, el abastecimiento, la falta de espacios públicos. Dentro de las casas, verificamos la falta de espacio, de jardines, de balcones o de espacios abiertos. También hay un déficit en los servicios tradicionales y algunos nuevos como la comunicación o internet que hoy son elementos que componen las necesidades básicas de la población. Ni hablar del equipamiento básico y a infraestructura o la seguridad, la limpieza, la iluminación. ¿Cómo se soluciona este diagnóstico que la emergencia nos interpela a resolver? Es evidentemente que se necesita una solución política en los tres planos: en lo económico, lo social y lo físico, para lo cual es necesario ideas y recursos. Y me pregunto y les pregunto especialmente a quienes hoy participan en el encuentro y tienen niveles de decisión política importante tanto nacional, provincial y municipal, ¿no será el momento de tomar la decisión de seguir dándole prioridad a la salud pero al mismo tiempo pensar en el trabajo para recuperar la economía? Creo que es necesario un plan de emergencia habitacional con los tres pilares de los barrios populares y el arraigo que aquí se han planteado: la tierra urbanizada con servicios, el equipamientos social y el hábitat. Y creo que esta quizás sea la tarea para los próximos seminarios. Así que lo dejo como una inquietud para quienes tienen hoy responsabilidades porque son los temas que vamos a tener que seguir pensando y además generando conciencia en el resto de la sociedad.
Y me pregunto y les pregunto especialmente a quienes hoy participan en el encuentro y tienen niveles de decisión política importante tanto nacional, provincial y municipal, si no será el momento de tomar la decisión de seguir dándole prioridad a la salud pero al mismo tiempo pensar en el trabajo para recuperar la economía.
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Mi aproximación al tema del Arraigo ha sido a través de las experiencias y la práctica concreta que conlleva el haber intervenido en muchísimos conflictos en territorio -y resulta necesario decirlo- y podido ser parte de la solución en un gran número de estos. Estoy convencida de dos cuestiones: la primera, que permanentemente seguimos aprendiendo y, complementariamente la segunda, que es necesario asumir -cuando la realidad lo requiera y sin dogmatismos- la necesidad de modificar la forma en que hacemos las cosas.
Fernanda Gigliani • Concejala • Presidenta de la Comisión de Planemiento del Concejo Municipal de Rosario
Creo que uno de los desafíos más grandes que tenemos es cómo hacemos sostenibles en el tiempo las políticas de hábitat y esto demanda fundamentalmente decisión política, que a la vez debe traducirse en una clara y específica afectación y flujo de recursos económicos a esos fines. En este marco, sin dudas el Gobierno Nacional es quien tiene mayor cuota de responsabilidad. En particular, sobre toda la cuestión ligada a los asentamientos informales, a los barrios populares -como hoy se los denominaque encontramos a lo ancho y largo del país, pero con mayor densidad en los grandes conglomerados urbanos. Y la responsabilidad recae principalmente en el nivel nacional, porque estos asentamientos son el producto de la larga historia de las migraciones internas en la Republica Argentina y un proceso de desarrollo, inconcluso, cuestión sobre la que se ha profundizado en innumerables análisis e investigaciones. Cabe recordar -solo a tono ilustrativo- que durante el período de industrialización iniciado por el peronismo a mediados de los años 40’, los desplazamientos poblacionales desde el interior del país hacia los grandes centros urbanos dieron forma a lo que se dio en llamar “villas de emergencias”, nombre que hace referencia a un hábitat precario que se ocupará por un lapso limitado de tiempo, hasta que la integración al sistema producto del trabajo, diera oportunidad las personas migrantes internas, a un “ lugar de permanencia” en la ciudad. No vamos a introducirnos tampoco en describir como luego, las políticas conservadoras y neoliberales hicieran que el término “emergencia” diera paso al de “miseria” para referirse a las villas.
(...) cómo hacemos sostenibles en el tiempo las políticas de hábitat y esto demanda fundamentalmente decisión política, que a la vez debe traducirse en una clara y específica afectación y flujo de recursos económicos a esos fines.
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Pero volviendo a lo que apuntaba anteriormente, la relación entre políticas de hábitat, decisión política y recursos económicos, me parece importante citar el ejemplo del Servicio Público de la Vivienda de la ciudad de Rosario, Instituto que ha podido dirigir quien nos acompaña en el panel, la arquitecta María Eugenia Bielsa. Hoy este Organismo ha perdido casi todos sus recursos, solo recibe para sus gastos corrientes, no hay afectaciones específicas en el presupuesto municipal que alimenten su actividad concreta. El SPV supo llevar adelante políticas agresivas de intervención, como fueron los Programas Convivencia a mitad de los años 90’ y Hábitat a principios del 2000. Se tenía entonces un aporte específico local, ligado directamente a financiar al Instituto y se recibían otros recursos de origen nacional y de organismos internacionales de fomento. La fuente de financiamiento del presupuesto municipal fue eliminada casi en su totalidad y la falta de aportes de otros orígenes han producido una parálisis casi absoluta que condena a una ausencia total del municipio en la producción de hábitat popular. Algo similar ocurre a nivel provincial, modificaciones que realizó el macrismo al FONAVI, dándole libre disponibilidad de los recursos provenientes del fondo a los gobiernos provinciales, hicieron que en algún punto peligre el uso de los mismos a los fines específicos, dependiendo ahora de la exclusiva voluntad
política de los gobernadores para poder focalizarlos en políticas de vivienda y hábitat. Por eso, si bien reafirmo que las políticas de hábitat tienen a la cabeza de responsabilidades al Gobierno Federal, también estoy convencida que se debe trabajar desde el orden Ejecutivo como el Legislativo de los gobiernos subnacionales para generar políticas propias y complementarias. Desde lo local, presentamos ordenanzas y otras iniciativas, haciendo aportes programáticos y otros dirigidos a mejorar los recursos con que se cuenta para realizar intervenciones en hábitat. En ese sentido también quiero mencionar una reivindicación que venimos haciendo de una herramienta como es el Fondo Municipal de Tierras, instrumento fundamental para operar sobre el recurso suelo, que los diferentes gobiernos de la ciudad, han desaprovechado sistemáticamente. El Fondo Municipal de Tierra, que es en definitiva un Banco de Tierras, es una herramienta imprescindible para intervenir en el territorio, que fue pionera desde Rosario a nivel nacional. El suelo, como sabemos, es un recurso finito, caro y escaso en las grandes ciudades como lo es Rosario, con lo cual, si bien coincido con muchas de las cosas que se dijeron, me parece que es la realidad sobre la que nos toca trabajar. En ese sentido, lo planteo como una preocupación permanente en todos los debates en los que he podido participar, en todas
Y la responsabilidad recae principalmente en el nivel nacional, porque estos asentamientos son el producto de la larga historia de las migraciones internas en la República Argentina y un proceso de desarrollo inconcluso, cuestión sobre la que se ha profundizado en innumerables análisis e investigaciones.
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(...) tenemos que estudiar cada situación en particular y buscarle una herramienta particular de intervención. En algunos lugares podrá ser la autogestiva como planteaba la compañera, en otras la autoconstrucción, en otras cooperativas y en otras serán empresas constructoras, pero me parece que tenemos que pensar y mirar ancho, y fundamentalmente generar y utilizar herramientas diversas.
las instancias en las que nos han invitado. Siempre se habla, como herramienta para poder intervenir en el territorio, la de la expropiación. Y la verdad es que si nos limitamos solamente a la expropiación como herramienta, vamos a estar condicionando todo el accionar a la eficacia de un instrumento que también es limitado, que se agota, porque requiere de fondos con los que tiene que contar el Estado y esto no siempre ocurre. Es rico este debate, dejo planteadas estas cuestiones y mi vocación de participar tratando de aportar pequeñas experiencias que se han dado en la ciudad de Rosario, que sin haber recurrido a la expropiación, nos han permitido intervenir en el territorio, por supuesto siempre desde el conflicto, con marchas y contramarchas, pero avanzando con otros tipos de herramientas, muy efectivas también. Y coincido perfectamente con esto de que todos los procesos de urbanización que se den tienen que tener un estudio y un lineamiento de perspectiva de género, esto implica para nuestras ciudades, generar ciudades mucho más igualitarias, mucho más sostenibles y por lo tanto mucho más seguras. Y después algo de lo que aquí ya también se dijo, me parece que la pandemia puso en evidencia
las situaciones de insalubridad en las que vive gran parte de la ciudadanía, y la imposibilidad de vastos sectores de la sociedad para cumplir con protocolos básicos de higiene. De todas formas, quiero también hacer hincapié en que esto no lo hemos comenzado a ver a partir del Coronavirus y de esta pandemia, sino que hace ya varios años atrás que venimos viendo en nuestros barrios populares enfermedades que creíamos que estaban desterradas, enfermedades que me ligan a algún relato de mi abuela de la posguerra. Enfermedades ligadas con el hacinamiento, con la precariedad, que tienen que ver con la pobreza extrema. Como desafío hacia adelante, nos queda seguir pensando en acciones concretas de intervención en el territorio, que tenemos que estudiar cada situación en particular y buscarle una herramienta particular de intervención. En algunos lugares podrá ser la autogestiva como planteaba la compañera, en otras la autoconstrucción, en otras cooperativas y en otras serán empresas constructoras. Pero me parece que tenemos que pensar y mirar ancho, y fundamentalmente generar y utilizar herramientas diversas.
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Imagen de Tapa: Julián Barrale
Ediciones Patria