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DOS LIGAS Y BARBADILLO
La felicidad de la primera Liga
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POR TOMÁS LÓPEZ E l 27 de mayo de 1978 es otra fecha histórica para el Club Tigres y para el futbol regiomontano; ese día el equipo representativo de la UANL alzó su primer campeonato de Liga. Dirigidos por el uruguayo Carlos Miloc, los norteños derrotaron de forma contundente 3-1 en el marcador global a los Pumas de la UNAM, para así dar la vuelta olímpica en el estadio México 68.
Esa temporada terminó por plasmarse el sello de El Tanque Miloc, un estilo aguerrido y de entrega que le hizo ganar el primero de dos campeonatos de Liga, además de consagrar a varios de sus integrantes como ídolos de la afición felina.
Desde luego, estos Pumas dirigidos por Bora Milutinovic buscaban refrendar el campeonato de Liga conquistado la temporada anterior.
El triunfo de Tigres en la gran Final estuvo apoyado en el trabajo del delantero uruguayo Walter Daniel Mantegazza, quien marcó los tres goles.
Esa campaña, el futbol de la Primera División volvió al formato de eliminación directa en la Liguilla.
Gerónimo Barbadillo (i), en plena vuelta de la victoria ESPECIAL
Tigres se impuso por marcador global de 3-1 a los Pumas de la UNAM, consiguiendo dar la vuelta olímpica en el estadio México 68; el 27 de mayo de 1978 quedó inscrito en la historia del equipo regiomontano
Tigres calificó a las finales como segundo lugar del Grupo 2 con 44 puntos, detrás del América, que acumuló 51 para ser el superlíder.
Ubicados en el quinto lugar en la tabla general, los regiomontanos enfrentaron en la primera fase de la Liguilla a los Tecos de la UAG.
En el juego de ida, los Tigres ganaron en casa por 1-0 y en la vuelta, de visita, también se llevó el triunfo, ahora 3-2 para un global de 4-2.
En las semifinales, enfrentaron al Cruz Azul, ante el que perdió en el primer juego en la Ciudad de México por marcador de 1-0, pero en la vuelta se impuso por goleada de 3-0 para avanzar al duelo por el campeonato con un acumulado de 3-1. En la gran Final, los felinos ganaron la ida 2-0 con goles de Mantegazza, a los minutos 20 y 75; en el definitivo, celebrado en el Olímpico Universitario, los Tigres levantaron el trofeo de campeón al empatar 1-1 con gol del mismo uruguayo y ganar la serie con un marcador global de 3-1. En ese duelo, Tigres alineó con Mateo Bravo, Mario Carrillo, Oswaldo Batocletti, Raúl Ruiz y Alejandro Izquierdo; Roberto Gadea, José Luis Pillo Herrera y Tomás Boy; Walter Daniel Mantegazza (Juan Ocampo, Ernesto Sánchez), Gerónimo Barbadillo y Sergio Orduña.
LA LEYENDA DEL PATRULLA BARBADILLO
POR TOMÁS LÓPEZ P or su habilidad y compromiso con su equipo, Gerónimo Barbadillo es considerado por quienes lo vieron jugar con la camiseta de los Tigres como el mejor futbolista extranjero que ha militado en el futbol regiomontano.
El peruano fue pieza clave en la conquista de las Ligas ganadas por el equipo de la UANL en 1978 y 1982, las primeras en la historia del balompié profesional en el estado.
Una vez que terminó su ciclo con los felinos, El Patrulla Barbadillo emigró al futbol de Italia para jugar con los equipos Avelino, Udinese y Sanvitese.
Sobresaliente como extremo derecho, fino, habilidoso, peligroso y contundente, El Patrulla fue el primer elemento exportado al futbol de Europa desde un club regiomontano.
Al salir de Tigres, el mundialista mexicano Raúl Isiordia llegó para integrarse al equipo en ese sector de la cancha, por petición personal del entonces técnico Carlos Miloc.
Un título En una Final épica frente al Atlante, el equipo de El Tanque Miloc, exhibió sus garras de campeón en la campaña 1981-82
POR TOMÁS LÓPEZ C ontra todo pronóstico, Tigres conquistó su segundo campeonato de Liga (1981-82), tras superar en la gran Final en tanda de penales a un Atlante que había dominado la campaña regular.
El desenlace de la serie le permitió al portero Mateo Bravo ganarse un lugar en la memoria de los aficionados, al atajar tres de los cuatro cobros realizados por los azulgranas.
La entrega y disposición mostrada por el equipo de la UANL en la serie por el título le permitió hacerse de muchos seguidores que hasta la fecha son fieles al club.
Los felinos calificaron a estas finales como sublíderes del Grupo 1 y cuarto lugar de la tabla general, con 44 puntos.
El Atlante fue el primero de la clasificación, con 53 puntos; además de contar con el campeón del goleo individual: Evanivaldo Castro Cabinho, quien marcó 32 tantos. En la primera fase de la Liguilla, el equipo de Carlos Miloc enfrentó a los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara. En el primer juego empataron 1-1, en la capital de Jalisco, y en la vuelta Tigres se impuso 2-1 para un global de 3-2.
La ronda semifinal contra el América y la gran Final ante el Atlante representaron una historia similar, con Tigres tomando ventaja en el compromiso de la ida y manteniendo el orden defensivo para alcanzar el objetivo, características de un sello patentado.
En la serie por el título, el equipo de la UANL ganó 2-1 en la ida ante un lleno de 40 mil aficionados en el estadio Universitario.
memorable
Los capitalinos tomaron ventaja con anotación de Eduardo Moses, apenas al minuto 4, pero Tigres remontó con aportaciones de Tomás Boy al minuto 54, y de Geraldo Goncalves, en la compensación (90’+4).
En la vuelta, Tigres dio una muestra de cómo defender con mucho orden, de nuevo frente a un explosivo ataque, incluso se quedó con 10 jugadores, luego de la expulsión de Ramón Bastos, al 63’.
Atlante empató el global con gol de Cabinho, a seis del final, pero Tigres forzó el tiempo extra y luego los penales.
En la instancia de los once pasos, el portero Mateo Bravo detuvo los tiros de Rubén Ayala, Sergio Lira y Eduardo Moses, mientras por Tigres anotaron Goncalves, El Patrulla Barbadillo y Sergio Orduña para darle el título al equipo de la Autónoma de Nuevo León.
Gerónimo Barbadillo y Tomás Boy. ESPECIAL
EL APUNTE Tigres jugó la gran Final con Mateo Bravo; Pepe Sánchez, Osvaldo Batocletti, Roberto da Silva y Juan Rodríguez; Salvador Carrillo, Paco Solís (Gonzalo Valencia 61’), Sergio Orduña y Tomás Boy (Geraldo Goncalves 71’); Ramón Bastos y Gerónimo Barbadillo.
El Cora Isiordia describía entonces las cualidades de un jugador que es considerado como uno de los grandes ídolos en la historia del club universitario; por supuesto, Raúl hablaba de Barbadillo.
“Gerónimo era un generador de situaciones peligrosas de gol, un jugador muy difícil de marcar, con una habilidad técnica de conducción, de regate, de un pase, de un buen centro, de un buen disparo a portería; ese era Gerónimo Barbadillo”, la puntual opinión de Isiordia sobre un jugador de época.
“Era el extremo tradicional, pero con muchas habilidades, era un delantero que sabía jugar futbol, o sea, no era un jugador que sabía hacer las cosas solo por jugar, sabía qué hacer en un partido”. De acuerdo con Isiordia, fue un gran mérito haber ido al futbol de Italia en un tiempo en el que las plazas para extranjero estaban limitadas; además, de que los clubes buscan también el impacto mediático de un futbolista y no solo el deportivo.
Agregó que sus méritos en la cancha le hicieron merecedor al Patrulla Barbadillo el lugar que se ganó en Tigres, la experiencia de vivir una Copa del Mundo con su selección y la oportunidad de haber emigrado a Europa.
Raúl Isiordia recordó, también, el compromiso de Gerónimo Barbadillo con su profesión, al retrasar su incorporación a la selección de Perú, previo al Mundial de España 82, por quedarse en Tigres a finalizar la Liguilla y la conquista del título ese año.