Documento de s铆ntesis I Encuentro Concepci贸n Congreso Nacional por una Educaci贸n No Sexista
1. Presentación El Congreso Nacional por una Educación No Sexista se desarrolla durante los meses de Septiembre y Octubre del presente año, como iniciativa de distintas secretarías y vocalías de géneros y sexualidades, que a partir del 2011 han venido floreciendo a lo largo del país, y de organizaciones políticas como La Alzada Acción Feminista Libertaria, Acción Violeta y Pan y Rosas, entre otras, con el objetivo de generar instancias de discusión y construir entre todes un proyecto educativo no sexista, a través de las experiencias de distintas organizaciones e individualidades frente al sexismo que se vive en la educación. El Congreso Nacional se inicia con el I Encuentro, organizado por la Vocalía de Género y Sexualidad de la Universidad de Concepción (VOGESEX), los días 12, 13 y 14 de septiembre del presente año, y se suman a éste, dos zonales a realizarse en Valparaíso los días 25 y 26 de septiembre, en Antofagasta los días 29 y 30 de septiembre, y Valdivia el 1 de octubre, para finalizar en Santiago los días 4 y 5 de Septiembre. El Primer Encuentro del Congreso Nacional por una Educación No Sexista se desarrolló en torno a las siguientes áreas: Sexismo en la Educación Disidencia sexual Género y trabajo Salud y derechos sexuales y reproductivos Feminismo y Movimiento Estudiantil Resistencias Feministas desde el Sur
El encuentro consistió en mesas de exposiciones por cada eje y su respectiva discusión, realizadas durante los días 12 y 13 de Septiembre, y discusiones grupales realizadas durante el 14 de Septiembre, de las cuales emana la síntesis aquí presentada.
Síntesis de Consensos 1. Sexismo en la educación ¿Cuáles son los pilares del sexismo en la educación? Entendemos la educación como un reproductor social, cultural e ideológico. A través de ella, se reproducen el capitalismo, el patriarcado y el colonialismo, y se reconoce en la educación formal y en la no formal el sustento y la reproducción de estos sistemas como pilares fundamentales que sientan las bases de una educación sexista y de mercado. En las instituciones formales, se identifica como principal herramienta para esto, el currículum oculto de género, que corresponde a aquel programa invisible, implícito, que enseña formas de comportarse y de relacionarse. El currículum oculto asigna, desde temprana edad, roles a cada sexo. El currículum oculto se fundamenta en tres pilares fundamentales el androcentrismo, que implica que toda la enseñanza está centrada en la figura del varón (por ejemplo, los “padres de la patria”, los héroes de guerra y en general toda la historia) el esencialismo biológico, que asigna roles inmodificables según nuestro sexo biológico y atribuye nuestra expresión de género a la biología, a lo que “es natural” e incorregible la polarización de los géneros, que asigna un territorio a cada género y los reconoce de forma binaria, es decir, a la mujer le es asignado el ámbito privado, el territorio de la casa, la familia, las profesiones relacionadas al cuidado, mientras que al
hombre le corresponden el ámbito público, trabajo, la manutención, las profesiones de las ciencias duras, las matemáticas, el liderazgo. El currículum oculto se traduce en una pedagogía binaria, que trata distinto y discrimina según sexo, tanto en contenidos como en formas de enseñanza y expectativas, y por tanto, condiciona un menor desarrollo académico, psicológico, personal y social en las mujeres y la disidencia sexual. ¿Cómo se vincula la demanda de una educación al servicio del pueblo con que sea un proyecto de educación no sexista? Bajo este diagnóstico, no podemos permitir que como movimiento estudiantil las luchas se centren meramente en demandas economicistas, dejando fuera la lucha por un proyecto educativo no sexista. La lucha debe incorporar el carácter de la educación que queremos, y debe aspirar a cambiar el contenido que se imparte y la orientación del conocimiento. Un planteamiento concreto para ello es que el proyecto educativo no sea impuesto sino construido por las comunidades educativas, participando y decidiendo todos los estamentos que sean parte de ella, como coeducadores y coeducandes. El sexismo es transversal a los ejes que considera el movimiento estudiantil. Por ejemplo, en materia de acceso: malos resultados de las mujeres versus los varones en las pruebas estandarizadas como el SIMCE, la PSU; en materia de democratización: a través de los manuales de convivencia sexistas y homo-lesbo-bi-transfóbicos que existen en las escuelas y liceos, y en la nula representación de las mujeres y la disidencia sexual en los gobiernos universitarios.
Es nuestro deber tener una visión integradora de estos sistemas, ya que nuestra apuesta es por un proyecto educativo transformador y emancipador, que apunte hacia los cambios sociales que como pueblo soñamos. ¿Qué herramientas podemos utilizar para poder construir una educación no sexista? A la vez de construir un proyecto educativo desde los espacios de base y desde la comunidad educativa es necesario también ir generando herramientas que permitan encaminarnos en aquel sentido, y desde la discusión se propone: Disputa de la orientación del conocimiento a través de reformas curriculares desde la comunidad educativa, entendiendo el aula como un espacio de disputa; Cuestionar la moral conservadora impuesta en los proyectos educativos desde las iglesias y sostenedores; Eliminar filtros de acceso segregadores a las instituciones educativas; Disputa y reformulación de manuales de convivencia Visibilización y reformulación del sexismo lingüístico, de la afectividad y de la corporalidad Fortalecimiento de las incipientes redes al interior del feminismo y la articulación con el resto de actores sociales. Generar movilizaciones que lleven a las calles nuestras demandas por un proyecto educativo no sexista
2. Disidencia Sexual ¿Qué tipo de violencia sufre la disidencia sexual en la escuela? Es necesario señalar que nos planteamos desde la disidencia sexual pues entendemos que el patriarcado y la heteronorma no sólo oprimen a las mujeres, sino también a todas las personas que no encajen con el modelo de sexualidad hegemónico. La violencia hacia la disidencia sexual, entendida de este modo amplio, se evidencia en la educación a través de variadas formas: la violencia simbólica (por ejemplo través de los uniformes), el no respeto a la diversidad de identidades, en el binarismo que se nos enseña, en la educación sexual orientada a lo heterosexual, en la invisibilización de todo lo disidente, en manuales de convivencia que prohíben las muestras de afecto y reprimen las sexualidades. Violencia que no sólo es ejercida desde lo “institucional” sino también desde nuestros pares, que la reproducen. Esta violencia también se manifiesta en la relativa inclusión y categorización constante hacia la homosexualidad, siempre que sea binaria, heteronormada y ojalá masculina (y por supuesto, capitalista y blanca), ocultando e invisibilizando todo el resto de las identidades existentes. La educación actual ensucia la socialización de les niñes, ya que las relaciones jerárquicas y competitivas que se reproducen en la escuela alimentan el sistema neoliberal y patriarcal a través de estas lógicas. La homo-lesbo-bi-transfobia se reproduce, de esta forma, privando de valor a la comunidad disidente, viendo sus cuerpos como objetos de la reproducción del capitalismo y el patriarcado a través de la erotización y represión de sus cuerpos.
Es importante transformar el concepto fobia, ya que no es un miedo irracional hacia la disidencia sexual, sino que un rechazo construido racionalmente desde la violencia por los sistemas que oprimen nuestras sexualidades. ¿Qué herramientas poseemos contra la discriminación? Entendiendo que ésta no es una tarea de corto plazo, debemos dejar el discurso de la “diferencia” y apuntar hacia las “libertades”. Entender el problema con un carácter social, y no de una minoría. El problema aún está encerrado en minorías estudiantiles y académicas, por lo que se debe incluir de manera efectiva al mundo poblacional, del trabajo, sacar el discurso a la calle. La religión aún ejerce una influencia nociva sobre el sistema educativo, es por ello que la movilización y la fuerza social adquieren un rol importante, siendo necesario generar un diálogo unificado entre oprimides, a la vez que avanzar en una educación popular para crear un lenguaje común.
3. Género y Trabajo ¿Cómo se vincula el mundo del trabajo con la educación? ¿Cómo se manifiesta el patriarcado en la vinculación entre educación y trabajo? Identificamos que educación y trabajo se vinculan a través del modelo de desarrollo presente en el país, donde la educación es servil al trabajo, constituyéndose como una fábrica de asalariades. Además, podemos ver la influencia del patriarcado prematuramente a través de la diferenciación de roles, y asimilación de determinados aspectos del complejo cognitivo a uno u otro sexo, hasta la posterior división sexual del trabajo. Reconocemos la relación entre género y trabajo en la precarización laboral de la mujer y su rol en las fuerzas productivas, la obligación por parte del sistema neoliberal de insertarla en un mundo laboral precario, donde gran parte de las mujeres están subcontratadas, recibiendo por igual trabajo menor salario, donde los tratos son vejatorios y machistas y donde el patriarcado busca reproducirse a través de trabajos feminizados, y finalmente por la doble función que debe cumplir la mujer trabajadora como el de empleada y jefa de hogar a la vez. Claramente el sector terciario, vinculado a los servicios, es mayoritariamente asumido por mujeres, y los sectores secundarios y “estratégicos” de la exportación son asumidos por los hombres. Además existen diferencias claras en las jerarquías y en los salarios entre mujeres y hombres, precarizando absoluta y continuamente a las mujeres (o a lo femenino) en el mundo del trabajo. Además, evidenciamos que este sistema capitalista-patriarcal precariza a la disidencia sexual, por ejemplo, empujando a las personas trans a la explotación sexual,
tema que está completamente invisibilizado y en los peores casos aún patologizado. Creemos que debe ser tema dentro de la educación sexual que queremos. ¿Qué herramientas podemos utilizar para combatir esta realidad? Surgieron de la discusión diversas experiencias e ideas posibles de implementar: Teatro del oprimide (experiencia de La Alzada junto al Sintracap); Disputa por la orientación del conocimiento en las instituciones educativas; Redes de acción desde el movimiento estudiantil hacia el mundo del trabajo; Fortalecer y rearticular las secretarías y vocalías de genero para lograr una orgánica mínima de funcionamiento. Movilización
4. Derechos Sexuales y Reproductivos ¿Qué entendemos por educación sexual? ¿Es suficiente la que existe hoy? La educación sexual que hoy tenemos en Chile, limitada e influida por el conservadurismo y la moral religiosa, se limita a ser meramente preventiva y prohibitiva (prevención de ITS y embarazo) dejando fuera la exploración de nuestros cuerpos y el placer, además de haber exclusión y patologización de la disidencia sexual. Queremos una educación sexual para decidir, orientada hacia la soberanía del cuerpo (cómo, cuándo, con quién y dónde), que tenga una perspectiva feminista y disidente sexual, promoviendo la vivencia libre y sana de nuestras sexualidades. ¿Cómo se relaciona la demanda del aborto con la de educación? ¿Cómo podemos sentar un proyecto educativo hacia la conquista de nuestros derechos sexuales y reproductivos en plenitud? El aborto al igual que la educación es un problema transversal que afecta a toda la sociedad, desde las más ricas hasta las capas más bajas, siendo éstas las más afectas al tener que optar por métodos inseguros que ponen muchas veces en riesgo sus vidas. El aborto es un derecho de las mujeres, por lo que demandamos su despenalización. Lo que queremos es aborto libre, legal, seguro y gratuito, privilegiando la soberanía de nuestros cuerpos y nuestra autonomía por sobre toda moral conservadora. También, creemos necesario quitar el énfasis en el aborto propiamente tal, y orientarlo hacia una propuesta que incluya además la educación sexual y la anticoncepción, es decir, educación y derecho a decidir no pueden separarse, al ser la despenalización del aborto una propuesta que debemos trabajar desde la educación sexual y no solo desde la legalidad.
Por lo mismo, es necesario que como movimiento estudiantil también nos hagamos parte de las demandas relacionadas a los derechos sexuales y reproductivos. La ilegalidad del aborto es un problema que afecta a las estudiantes, que muchas veces deben abandonar sus estudios y ven coartados sus proyectos de vida por embarazos no deseados. Además, es importante que se entienda la maternidad y la paternidad como una vivencia que no puede ser incompatible con los estudios, por lo mismo deben darse las facilidades para aquelles estudiantes que además tengan ese rol, teniendo salas cunas y jardines infantiles gratuitos y dando las facilidades académicas necesarias para compatibilizar los estudios con la crianza. Es importante también que las secretarías de géneros y sexualidades tomen desde ya la educación sexual no solo como demanda, sino como una construcción necesaria desde ya, de la que debemos hacernos cargo desde estos espacios, de manera abierta hacia la comunidad educativa.
5. Feminismo y movimiento estudiantil ¿Cómo se relaciona el feminismo con el movimiento estudiantil? ¿Qué manifestaciones del sexismo son visibles en la política estudiantil? El machismo, la violencia de género, la explotación sexual, son evidentes en nuestra sociedad chilena; la Universidad no está ajena a esto, inclusive en los mismos organismos representativos de les estudiantes se ve reflejado, en donde los cargos de líderes en su mayoría son asignados a hombres y los cargos como secretarías y roles de servicio por mujeres. Por esto planteamos terminar con el machismo en la educación desde sus primeros niveles hasta la educación superior, puesto que hoy vemos a la educación como un ente transformador de la sociedad. Reconocemos un continuo florecer del feminismo a partir del año 2011 a lo largo del país, destacándose lo sucedido con la Coordinadora Feministas en Lucha en Santiago, la presencia y el espacio mediático utilizado por Melissa Sepúlveda a través de la FECH y el mismo proceso que estamos viviendo actualmente con el Congreso Educación No Sexista. Sin embargo, los distintos espacios de la política estudiantil, independiente de la matriz política de donde provengan, son excesivamente masculinizados -desde las organizaciones políticas hasta las asambleas de carrera- plagados de estereotipos hacia lo que es el feminismo. Se reitera la presencia de las compañeras en labores administrativas, financieras, almuerzos, AGP, etc. y no en los espacios de elaboración y diseño de la política, y en caso de que una mujer ocupe dichos espacios, debe ‘masculinizarse’ como mecanismo de adaptación, siendo menos sensible, más dura, e incluso hablando en tonos más graves. ¿Cómo podemos tener como feministas mayor influencia en el movimiento estudiantil?
Principalmente a través de una ardua labor por fortalecer y articular realmente las diferentes secretarías y vocalías presentes a lo largo del territorio nacional. Esto permite que desde las mismas secretarías a nivel territorial se puedan comenzar hacer mayores trabajos de vinculación con les trabajadores y pobladores, cumpliendo un rol denunciante, organizador y agitador. Debemos construir espacios abiertos en donde discutamos estas temáticas para transformar y orientar la educación que necesitamos. Además, es necesario no relegarse a espacios feministas, sino que como tales, participar activamente del movimiento estudiantil, impregnando de valores y prácticas anti-patriarcales desde cada asamblea hasta el mismo CONFECH.
CONCLUSIONES Desde el 2011, el movimiento estudiantil ha sido enfático en plantear la educación como un derecho social y no como un bien de consumo, planteando la eliminación del modelo de mercado de las instituciones educativas. Hoy, ya teniendo claro ese escenario, es fundamental plantear el carácter de la educación que queremos. Desde el Primer Encuentro del Congreso Nacional No Sexista en Concepción, se plantea que el proyecto educativo debe, además de ser anticapitalista, tener un carácter antipatriarcal y anticolonial. Debemos aunar esfuerzos desde los feminismos, en pos de un proyecto educativo no sexista, con una visión transformadora de la sociedad. El patriarcado está presente en el sistema educativo, poniendo a un sexo sobre otro y oprimiendo a todo lo que no “encaje en el patrón”, planteándonos roles de por vida y permitiendo que desde la escuela al trabajo nos digan quiénes somos, cómo debemos actuar y vivir, excluyendo y patologizando a quienes no son heterosexuales, o no son heterosexuales “como dios manda”. Hoy la educación en la que nos socializamos y dotamos de conocimientos está atravesada por el patriarcado y la moral conservadora de las iglesias, y se pueden identificar ampliamente sus influencias recalcitrantes en nuestras formas de educarnos y relacionarnos. Además, en nuestros mismos organismos representativos podemos visualizar prácticas patriarcales, machismo y violencia de género, donde a priori se plantea apropiación de roles estructurada en lo biológico. La reforma educativa que hoy nos propone la Nueva Mayoría está lejos de tocar estos temas, y continúa con las lógicas mercantiles, patriarcales y coloniales de la educación actual.
LO QUE QUEREMOS Construir un proyecto educativo que cuestione las lógicas sexistas y heteronormativas en la educación, y además plantearlo desde la movilización en los distintos espacios. Fortalecer y articular las diferentes secretarías y vocalías de géneros y sexualidades presentes a lo largo del territorio nacional, con el fin de fortalecer el feminismo dentro del movimiento estudiantil. Disputar la orientación del conocimiento en las instituciones educativas, ser actores principales de nuestros procesos educativos, incorporándonos multiestamentalmente en la reformulación de nuestras mallas curriculares y manuales de convivencia. Queremos una educación sexual laica basada en la libertad y la autonomía, que no sea únicamente centrada en lo biológico y preventivo, sino que aborde lo complejo de la afectividad, la corporalidad y el placer, y orientada hacia la vivencia sana y libre de nuestras sexualidades. Exigimos nuestro derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito. Educación intercultural que reconozca los saberes ancestrales de nuestros pueblos originarios y los derechos de les migrantes. Fortalecer las redes al interior del feminismo y la articulación con el resto de actores sociales (trabajadores, pobladores, pueblos originarios, etc.) y plantear en toda esfera un proyecto educativo gratuito, de excelencia, no sexista, laico, intercultural y al servicio del pueblo.