El Autor
No es Rafael Delgado un Fachmann, un espacia;ta en alguna de las Ciencias del Hombre. Tampoco :etende serlo. Pero ello no quita mérito alguno a la tmensa labor que significó acopiar durante muchos ios de estudio y de viajes, y ello por su propia lenta y aún con sacrificios, la suma de información lle este libro ofrece hoy, tanto en su contexto, coto por concepto de las ilustraciones que lo acoinpaan, acerca de los grabados en rocas hechos por ar'fices de antiguos pueblos desaparecidos •. Tema que mto interés comenzó a despertar ya en el siglo patdo, y que sigue ameritando cada vez más nuevas tvestigaciones arqueológicas, con el objeto de que ventualmente la Arqueología pueda contar con la ~ficiente información como para llegar a concluL?nes científicas más seguras, e ir así aclarando las wersas hipótesis planteadas hasta ahora, algunas rmy controvertidas, sobre esas manifestaciones gráfias del hombre prehistórico. Y no es este el único caso de un no especialista •rofesional que produce una obra significativa para 1 mejor conocimiento de una materia científica. En 1 siglo pasado, así como ya entrada la actual centu9
fotografía de un glifo que no han visto directamente, suelen deformarlo; así, a la tercera o cuarta versión, el glifo es diferente del original. A eso deb o añadir que la fotografía, si no está bien hecha, también deforma el glifo. El afán de acumular datos sm ser fieles a las fue ntes, o valiéndose de fuentes que ya en sí no son fieles, es la causa de muchos errores que ocasionan grandes problemas al verdadero investigador, quien acaba por desorientarse, si no puede visitar el lugar donde está el glifo. Algunos autores de trabajos sobre glifos colocan ingenuamente los dibujos en posiciones falsas, boca abajo o acostados, lo que hace que se deformen las imágenes, deformando el trabajo científico. A continuación cito algunos de los errores y deformaciones más corrientes, no con espíritu de reproche sino con el deseo de evitar mistificaciones. Si hasta hoy los litoglifos no han sido un poderoso auxiliar para el conocimiento de la prehistoria de América, no es de extrañar que lo sean más adelante. Nadie pensó durante siglos que podían tener importancia esas hachas de piedra que se encontraban en muchos lugares en Europa, y que algunos g~ardaban suponiendo que eran piedras de rayo, es decir caídas del cielo por arte de birlibirloque. A doce kilómetros de la población de Campo Elías, antes llamada Caura, en el Estado Yaracuy, hay una aldea y en el lugar de ella llamado Cerro de las Letras hay un litoglifo; anteriormente había dos, pero 104
el más bello y complejo se lo llevó en un camión un ciudadano y se desconoce su paradero. En la ilustración 25, parte superior, se reproduce el dibujo que fue publicado en uno de sus libros por el investiga- '. dor Saúl Padilla, tomado del que fue publicado en el diario El Nacional por Gerardo Díaz. En la parte inferior está el dibujo hecho por mí en 1972, copia- ., ... do exactamente del grabado. Para confirmar la au- :~:~ tenticidad de mi dibuj·o, publico en la ilustración 26 r · -~ la fotografí a que hice del glifo. En el lugar llamado Los Tamarindos, en el distrito Girardot del Estado Aragu~, fue señalado por Rafael Requena un bello glifo de las siguientes características: tres círculos con punto en el centro, cuatro dobles círculos concéntricos con punto también en el centro,· tres círculos concéntricos y algunas formas algo rectangulares que semejan las hojas de una ~ flor, incluídas algunas líneas radiales; uno de los círculos concéntricos sirve de centro a la figura. En la ilustración 27, en el dibujo más grande, reproduz- .. co la versión de José María Cruxent, tomada de la de Requena; en el dibujo más pequeño de la misma ilustración 27 está el dibujo publicado por Saúl Padilla del. mismo glifo, que sitúa en La Urbana, Estado Bolívar. En la ilustración 28 muestro la fotografía de dicho glifo. El mismo glifo en la versión de Lisandro Alvarado, fielmente reproducido por Padilla, en la ilustración 29. En Samariapo, en el río Atures, a dieciseis kilometros de Puerto Ayacucho , en en Territorio A mazo105
del cuerpo de los animales es diferente; en fin, el círculo en Tavera ha perdido los rayos y se ha convertido en tres círculos concéntricos con una cruz en el centro, totalmente diferente del de Padilla, que está hecho con formas geométricas que se encuentran en otros glifos de Venezuela. Uno de los glifos más interesantes de las estribaciones de la cordillera de la Costa está en las inmediaciones de Camatagua, Estado Aragua, a una hora de distancia a pie de la población; en una gran roca que forma un acantilado como cortado a cincel , que alcanza veinte metros de altura en ciertas partes; en lugares a más de diez metros de altura hay glifos pintados con almagre u óxido de hierro, rojos. También hay grupos de grabados pintados a menos altura, con extrañas figuras antropomorfas. Lo que le da más interés a esos grabados es que están hechos con una técnica especial, más propia de las Antillas que de los países continentales de América del Sur: no tiene líneas continuas, sino pequeñas incisiones, que solamente desde lejos dan la sensación de una línea continua. La primera persona que dio datos sobre estos glifos fue Ramón Marí;:t Felip, quien publicó dos dibujos que ilustraban el texto que escribió para La Voz Parroquial de San Casimiro de Güiripa correspondiente al 17 de enero de 1926. Dada su inocencia, he preferido no publicar el texto. Naturalmente, esos grabados han sido poco vistos, pero la versión del pnmero que escribió sobre ellos ha sido adulterada 108
notablemente por Tavera Acosta. Para demostrarlo publico en la ilustración 38, en la parte superior, los dibujos publicados por Tavera Acosta; copiapos, al parecer, de los de Felip. En la parte inferior está la versión, tomada del natural, de Felip, correspondiente al dibujo de la parte superior derecha de la misma ilustración 38. Vuelvo a insistir en la necesidad q~ . hacer las copias exactas de los glifos, o si no abstenerse de publicarlas. Hay pocos investigadores de campo y, por el contrario, pocos glifos que no estén en el campo.
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en verdad. El sentido de eternidad de esos huecos hace pensar en tumbas secundarias. En fin, la zona tiene variedad de restos arqueológicos, pero no es rica en glifos; sin embargo, los que hay son de un interés especial, sobre todo los más frecuentes, las representaciones esquemáticas de cabezas, de !una sobriedad y una belleza sin par. Es incaldulable el número de formas de cabeza de los glifos venezolanos; por eso es uno de los rasgos que más información nos pueden dar respecto a los grupos humanos que los hicieron y a sus correrías por el país. El ser primitivo, s1 JUega, es rara vez; y sus juegos son siempre intencionales, es decir experimentales. El azar no existe en la vida del primitivo, sólo el accidente. No es por azar que una cabeza de glifo sea r~donda y otra sea triangular. Cada forma es producto de un estudio cuidadoso, de un concepto definido. Aunque desconozco el significado de cada forma, existe. Lo más probable es que no lleguemos nunca a saber por qué la hacían triangular, redonda, cuadrada; a cambio de no saber lo que expresab an, podemos saber con relativa facilidad de donde llegaron, a donde fueron, con quienes convivieron. El estudio de los litoglifos es una ciencia auxiliar de la arqueología. si no es una parte muy impo rtante de ella. Las industrias contemporáneas de los glifos, aparte de la alfarería, eran muy perecederas; en su mayor parte han desaparecido; la arqueología venezolana se ha nutrido generalmente de tumb as Y ba218
sureros. Los glifos han sido menospreciados hasta ahora, como en .general en todas partes. Hubo una época, a comlenzos de siglo, en Europa, en que la. búsquedae de. litoglifos era una moda· y las m o d as pa. san. as1 mnguna mvestigación a escala nacional y muy pocas locales se han hecho. Los glifos han sido aband?nados antes de que comenzaran a dar .fruto supoméndoles estériles; y precisamente están Üeno~ de contenido histórico. He visto un gran número de glifos representando cabe~as humanas reproducidos en fotografía y en di~ bujü, para hacer una somera clasificación a título de ensay~ Y ejemplo, usando solamente un poco del ~atenal de q~e disp?ngo y aportando algunas de las 1deas q~e s_era~ mot1vo de otro libro. He simplificado aqul ml metodo al máximo. He aprovechado ara con las de Aguirre , algu nas cab ezas' Pd e d'tcompararlas 1 1 erent~s ugares del Estado Carabobo. He :,eumdo diez cabezas de glifos de Aguirre (ilustraclün 62) , . y las h e co1ocad o comenzando por las mas_ sencillas, de izquierda a derecha y de 'b ahaJo. arn a o
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La primera fio· -oura es muy mteresante: por estar l·ncomp · d'lea e1 procedimiento seguid 1e t a, nos m l ~ dpor e grabador. Está apenas comenzada El empezó su irahaJ·0 1 1' . gra a or f . por a 1nea que representa la ~ente; segmdamente hizo la nariz y siguió con 1 a .lnea de la f ren,t e, para suspender enseguida el trabaJ0 , porque habla cometido un error irreparable, un
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error de proporción: la nariz era ridículamente corta. Por tratarse de un modelo parecido a la figura siete, de nariz y frente unidas, aquella ensanchada en la punta para interpretar las fosas nasales, el error no podía resolverse simplemente, alargando la nariz. La única solución era abandonar el dibujo empezado y así lo hizo el grabador, haciéndolo de nuevo. Esta figura inconclusa nos explica más de lo aparente; nos proporciona dos datos importantes del procedimiento empleado: que se comenzaba a grabar por la parte superior de la línea de la cabeza y que no se hacía un dibujo previo sobre la roca. De haber habido un dibujo previo, no se hubiera equivocado el grabador. El hecho de trabajar sin dibuj o previo, a su vez, nos informa de uno de estos dos detalles: o que esa forma de arte era tan primitiva que no se conocía el sistema de hacer un dibujo previo o que ese tipo de cabezas era tan corriente por entonces, que ya no precisaban la guía del dib ujo, llegados, los grabadores a un amaneramiento como el de los pintores bizantinos de frescos. Personalmente, creo más verosímil el segundo caso ya que esa obra corresponde al período Sintético, en sus comienzos, cuando ya se habían eliminado muchos detalles ornamentales. La segunda cabeza también está inconclusa; a no ser que se haya roto posteriormente, lo que es muy probable, ya que el gneis de esa región es demasiado blando. Esta c.abeza es muy interesante por ser atípica en Aguirre; la frente típica es ancha y aplastada y ese ejemplar tiene estrecha
y redonda la frente, es decir se opone al modelo general. a un cráneo dolicocéfalo , mas ' . . . Corresponde l ?nmit.lVo que os típicos ·que representan los dibuJOS, siempre braquicéfalos. La tercera cabeza y la c~arta, son l~s más corrientes en Aguirre: de una admira~le sencillez. La nariz está unida a la frente y los OJOS son dos puntos redondos. Las figuras quinta y sexta son una variedad, en más anchura de las terce~a y cuarta; la séptima tiene detalles es~~ciales, los. OJOS pegados a la línea circundante y la parte infenor de la cara más ancha que la superior. La octava, nove.na y décima figuras están cubiertas de pintura facial; la octava, además, es redonda lo que es a tí pico en la región. ' Concretando: ~as, caras de Aguirre corresponden a personas ~r~qmcefalas, en general, son simples y carecen, cas1 siempre, de boca; tienen la nariz unida a la frente·, dos p un t os por OJOS, · ' 1o facial es any e1 ova cho y la frente baja; en ocasiones se pintaban, pero no con rayas como era corriente entre los indios sino con grand es mane h as que les desfiguraban . ' la cara faor completo .. ~,a mayoría de ellas pertenece a un S .Ps~ ~e tra.x;sicion e~tre el período Realista II y el mtetlco; mas ya en este que en aquél. No. existen · en este complejo cabezas cuadradas ni tnangulares. ¿Qu.é irradiación tuvo este complejo de caras de Agume? ¿Hasta que límites se extendió? Voy a ~o~parar este complejo con otros del Estado Carao o, para no extenderme demasiado. 221
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El complejo más cercano a este es el de Chirgua. Allí hay mayor variedad de cabezas que en Aguirre, aunque no abundan. Hay un tipo, raro en Venezuela, que encontré en dos lugares. El primer glifo (ilustración 63) tiene la nariz unida a las cejas, los ojos cuadrados y un corto trazo horizontal como boca. Carece tasi por completo de frente y el óvalo de la cabeza es un triángulo isósceles, los catetos ....... por vara. La otra figura (ilustración 64) es mucho ·~· ··~ más antigua; también de forma triangular, en el ... .:~ triángulo tiene incisos dos puntos, que son los ojos, y una raya que es la nariz. También hay una impresionante cara cuadrada, de un período arcaico (ilus_·:~ tración 65), con dos huecos para los ojos; su surco ~: es rudimentario y muy ancho. ·· ; Tres caras más (ilustraciones 66, 6 7 y 68) son del tipo de las de Aguirre, la nariz unida a la frente. La primera tiene enormes ojos y la boca casi unida a la nariz; la segunda, los ojos casi tocando a la frente, y •,,J la tercera es muy simple, la líl).ea exterior oval, pero los ojos muy grandes y en medio de la cara. Estas figuras pertenecen a dos períodos, uno arcaico y otro contemporáneo del más antiguo de Aguirre. En las cercanías de Valencia hay unas caras rudimentarias, cuadradas y con la nariz unida a la fre nte, con ojos pequeños como los de Aguirre y no saltones como los de Chirgua. En Virigima, donde está el mayor conjunto de glifos de Venezuela, hay una gran variedad ae tipos de cara. Entre los más generales elegí veinte para cotejar-
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los con ~os de ~guirre. A simple vista se nota la profunda diferencia entre un grupo y otro. Es indudable que fueron hecho por pueblos muy diferentes; unos_ pertene~en al período Realista I y otros al Reahsta II, siendo los más modernos coetáneos de los más antiguos de Aguirre. Del período Realista I (ilus,traci~n . 69) son l~s figuras primera y segunda de la h~ea última del dibujo, la que tiene dos..objetos parecidos a antenas sobre la cabeza, y la siguiente con dos apéndices, también sobre la cabeza, como dos orejas de animal. La última Hgura, llorando, del mismo período, es ·de gran belleza. La originalidad y variedad de cabezas de Vigirima es notable; es indudable que algunos arquetipos son de creación local. El primer grupo de Vigirima no pudo tener contacto alguno con los dos superpuestos de Aguirre; y el segundo apenas la tuvo, ya que en una gran variedad de casos como hay, solamente uno, el segundo de la primera línea del dibujo, tiene la nariz unida a la frente, lo que es tí pico en Aguirre. La mayoría de las figuras de Vigirima son de cabeza redonda; claramente se comprende que todavía no le daban importancia allí a la forma del cráneo que en las figuras redondas es simbólica y no está e~tudiada en lo más mínimo; en Aguirre el estudio de la forma es notable. No quiero insistir en este estudio comparativo· pod' na aprovechar los contrastes espectaculares ' que ofrecen estas caras con otras, tan enigmáticas como 223
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El intercambio de conceptos gráficos entre las grandes y las pequeñas Antillas, y entre todas ellas y las costas continentales del Caribe, al menos en lo que respecta a Venezuela, no es todo lo intenso que sería de esperar. Los litoglifos del rtorte de V ehezuela, que son los más cercanos al Caribe, apenas están emparentados con l.os de Colombia y las Antillas; solamente algunos grupos bien d·e terminados por m í, del sur de Venezuela, es decir de debajo del curso del Orinoco, tienen relación directa, aunque no sean contemporáneos de ellos, con los de las Guayanas; así como con otros grupos, específicamente el del Guri, Esta~o Bolívar, tienen reladón indudable con algunos grupos del Brasil, relación de efecto secundario de una causa primaria. Publico seguidamente algunas reproducciqpes de glifos del área del Caribe, para que se vea q}le no se parecen a los de Venezuela. Ilustración 116: Glifo de Remedios, provincia ..de Chiriquí, Panamá. Ilustración 117 : Figura de construcción compleja, prácticamente irreconocible y supuestamente abstracta, de la cueva de Ambrosio, en Cuba. Ilustración 118: Dibujo superior; cercanías del rÍo Mono, provincia de Panamá, Panamá; dibujo central: supuesto altar ceremonial en la provincia de V e ragua, Panamá, dibujo inferior: del área del Volcán, provincia de Chiriquí, Panamá. 312
Ilustración 119: Dibujos del valle del Río negro, Brasil, tomados de glifos. Ilustración 12 O: Dibujos de las márgenes del río Vaupes, Brasil, tomados de glifos. Ilustración 121: Notable glifo de EUA., de un barroquismo desconocido de Venezuela. Ilustración 122: Supuesto dios de la tempestad de los indios dakota, representado en un glifo de EUA. Ilustración 123: Parte de un glifo de Oklahoma, USA. Ilustración 124: Glifos de Pensilvania, EUA. sin ningún parecido con los de Venezuela. Ilustración 125: Una interesante figura de un glifo de Surinam. Ilustración 126: Glifo del río Potara, Suriman, esquemático y bello.
El templo de Sechín Entre las poblaciones de Casma y Chimbote, en el norte del Perú, y sepultado lo mismo que dichas poblaciones destruidas por el terremoto de 1970, está en el templo a medio construir de Sechín, upa de las más bellas secuenci!ls de glifos de Améáca. La obra data de hace más de tres mil quinientos años; fue comenzada durante el período llamado Formativo del Perú, a la falda de una montaña en 313
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INTRODUCCION A MI METODO Y CLASIFICACION
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Motilones y yucpa Durante mucho tiempo se creyó que la serranía de Perijá estaba habitada por upa sola nación india: .los muy salvajes motilones. Cada vez que un grupo de empleados de una compañía de petróleo que prospectaba en aquella zona zuliana, o que uno de los frailes capuchinos que habían sentado allí sus reales para el llamado rescate del indio, era atacado a flechazos, se acusaba de la agresión a los motilones enfurecidos. La fama hizo de los motilones los más terribles indios de V enezuela, aunque los mismos indios, son pacíficos en Colombia. Hace unos años se entró directamente en contacto con los motilones y se descubrió que no solían ser solamente los motilones enfurecidos los agresores, sino también, los yucpa caribes, otro grupo indio diferente, que habita precisamente entre los motilones. El motilón ahora llamado barí y el yucpa son dos grupos étnicos muy diferentes; el primero chibcha, el segundo caribe, aunque son vecinos, que más bien po125
drían catalogars~ de opuestos: el yucpa es fumador , bebedor, peleón, haragán, romo de inteligencia; el motilón no fuma, es abstemio, no pelea, es trabajador y agudo de inteligencia. Ese error del que fueron víctimas los motilones, duró hasta hace unos años. ¿Cuánros errores similares habrán en los te xf~~ tos de los cronistas? ,, < Basta un ejemplo comparativo para establecer la di·~;; ferencia de inteligencia entre el motilón y el yucpa: ~~;~: durante un viaje por toda la región motilona, vi el territorio yucpa remedos de aviones hechos con trozos de palo, en fugares despoblados. Me explicaro n que habían sido hechos por los yucpa que habían ·'·"J estado trabajando en haciendas ganaderas o en Maracaibo y habían visto aviones verdaderos. Los hacían con unos palos y dejaban en el campo esperando que volaran por sus propios medios. Cuando pasé ·~ por delante de uno de esos simulacros con dos motilones, estos se rieron a carcajadas del supuesto arte. facto y de los yucpas, sus tontos constructores ... Los motilones de Venezuela fueron rodeados, desde los primeros años de la colonia, por lo menos de un anillo de gente yucpa; estos yucpa han estado en contacto, poco amistoso en verdad, por un lado con los motilones y, por otro, con los españoles primero y los criollos después; y sin embargo los motilones, los más aislados, son señaladamente los- más inteligentes de los dos. Las pocas niñas motilonas que estudian en el colegio del Tukuku suelen ser las primeras en las clases en las que son mayoritarias las 126
nmas yucpa. Esa situación contradice la lógica general que se le aplica a los indios sistemáticamente. Tal vez los motilones fueron reculando poco a poco, ante la invasión de otros pueblos, hasta quedar arrinconados en el lugar donde están, pero en vez de degenerar conservaron algo de su propia cultura. Hay una prueba clara de que la mayoría de los indios de Venezuela no están donde estuvieron, es decir, perdieron sus zonas privilegiadas y tradici~nales: el hecho de que todos ellos, al menos todos los que hemos visto, no se han acostumbrado aún a los mosquitos. Para ellos, que matan ..mosquitos y se rascan continuamente, las defensas naturales no actúan como deberían y la vacuna natural de ser picados continuamente no actúa tampoco, como si no hubieran podido asimilar algo que no tenían en otra época, la plaga de los mosquitos. Los indios de Venezuela desconocen totalmente el significado, la antigüedad y la historia de los litoglifos. No se conserva ni la más remota tradición oral, acerca de ellos. Siempre que se les pregunta por los existentes en la región de su habitat, donde viven hace centurias, niegan tener de ellos el menor conocimiento. La tradición, en general, se ha perdido; a pesar de la fantasía y buena voluntad de muchos investigadores, poca tradición religiosa les queda, poca tradición en general. Conservan el empleo de ciertas técnicas para la fabricación de· los objetos que son de uso y necesidad cotidianos, desde la vivienda hasta las armas de caza, pesca y guerra. Tal vez los mis127
mos yanomani, mal ll amados waicas, no saben siguiera por qué se comen. las cenizas de sus muertos, a pesar de lo mucho que han divagado sobre ello los viaJeros. En general, los indios se al ejan de los glifos, al encontrarlos en su camino, h aciendo un rodeo; algunos, simplemente, vuelven la cara a otro lado para evitar un supuesto aojo, una influencia maléfica y mágica. ¿Qué pensar de ese doble hecho de no saber de los glifos, pero temerles? Lo más probable es que esos indios procedan de otras regiones y que cuando llegaron a las que ocupan ya estaban hechos los glifos; eran indios transculturados, con su propia tradición perdida. El miedo, como ya expliqué anteriormente, creo que es la consecuencia del desprecio de los frailes de la conquista y la colonia, por todo lo hecho por los indios, atribuido casi siempre a que no lo comprendían, al demonio ; miedo que transmitieron a los indios.
El mito de la magia Se ha especulado mucho sobre el origen de los glifos, atribuyéndolos como casi todas las manifestaciones de la prehistoria a fines mágicorreligiosos, mágicocinegéticos y otros tipos de magia. Debo insistir en este tema porque es, a mi parecer, el causante de errores sucesivos en la interpretación de la prehistoria desde comienzo de este siglo. En esa
época comenzaron las búsquedas de Henri Breuil y otros investigadores en Francia y España, aprovechando los hallazgos casuales de cuevas con pinturas y grabados rupestres. Breuil creó un concepto sicológico del hombre de las cavernas: era un hombre que vivía rodeado de actos mágicos. Creo que ese concepto se exageró incontroladamente. Un día se hará una revisión de la prehistoria europea, según la cual se ha hecho más o menos las de los otros continentes, y estoy seguro de que se descubrirá que todo es muy convencional, muy literario. Ha habido en todo un poco de improvización, incÍuso en la estratigrafía. Los métodos modernos, y estov seguro de ~ue los prehistoriadores lo saben pero 1~ callan, daran grandes sorpresas que obligarán a la reforma total de teorías y textos.
~n es_t~ . ~r~bajo trato ~e alejarme por completo de e preJUICIO de la magia del hombre primitivo; porque de no hacerlo tendría que dar por mágicas todas 1as mamrestactones ·r · d e 1os litoglifos, lo que me parece falso. El hombre es un animal visual, su ojo el más perfecto ,de la tierra, desarrollado en una proporción que esta muy p or encima . d e sus otros sentt'd os corporales; los d ' 'L t emas mamaeros se desarrollaron en otra orma, para convertirse en animales olfativos· mien, d e1 h om b re ha tdo . .' ' tras .el craneo cedtendole espacio 1 OJo q 't' d 1 ales 1 · ha' w an ose o a a nanz, en los demás animab pasado exactamente lo contrario; así, el homre es un amma . 1 oc ul ar y 1os demás mamíferos son
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animales olfativos. Es una diferencia profunda que no tenemos bastante en cuenta. Así, para el perro, que no ve los colores, el olor es otra forma de color, inapreciable e inconcebible para el hombre. Los grandes mamíferos, que no viven en manada, tienen un habitat fijo que es el principal y, generalmente, otros habitats secundarios de recurso, a lo sumo dos o tres; en estos se refugian en caso de invasión, simple ataque o destrucción del habitat principal. Pues bien, un caso similar existe entre los indios panare del Cuchivero. Hace más de veinte años visité en la localidad llamada Las Vegas a varios grupos de indios que tenían, como otros cariboides, según he sabido después, habitats secundarios; por aquellos días, un grupo estaba en guerra con otro y con fre¡;:uencia vi transportar útiles en general y armas a un habitat secunda;io; el transporte lo hacían las m ujeres, mientras los hombres untaban de curare sus armas ecién hechas.
La marca del habitat Los mamíferos tienen una manera especial de hacer respetar su propia vivienda por los otros animales; la marcan, la individualizan, dejando en ella -animales olfativos- su olor sui generis, íntimo, que será reconocido por los otros animales que se acerquen : el olor de su propia bosta y de su propio orín. Para ello, defecan y orinan en varios lugares, formando 130
así murallas de olor entre los cuales encierran su morada. El hombre primitivo también debía señalar, personalizar su habitat, para evitar encuentros desagradables con otros seres de su misma especie. Pero como hombre -animal visual- con una señal visible no oliente. Porque al estar él mismo en posesión d~ un olfato rudimentario, pero de una vista excelente, pensaba que los otros seres eran iguales a él. Consecuentemente, pensó en hacer en su habitat una marca visual. Lo más probable es que hiciera una marca en los troncos de los árboles; y digo que había árboles donde vivía por dos razones: primera que tenía que estar cerca de una corriente de agua, para beber, lugar por consiguiente fértil; segunda, porque los árboles le servían de muralla para ocultarlo, en parte al menos. Cuando comprendió que los árboles eran muy perecederos, que las heridas de la corteza ca~biaban y ascendían, debió utilizar piedras como senales. Una señal visible, pero todavía impersonal, que .quería decir algo así como: "Cuidado, aquí hay algmen que llegó antes; no te quedes tú". Lo mismo, aunque en otro idioma, que la bosta y el orín del león Y e1 tlgre. · El amma · 1, con meéhos · . más sim. fles Y naturales, había logrado personalizar mejor el s~gar, porque sus olores son personales; el hombre éf 1 ~ ha~ía logrado señalar que allí vivía alguien, no 51110 simplemente un hombre. A. la larga, el hombre debió preocuparse porque su marca fuera personal, única, inconfundible; o tal vez 131
no llegó a tanto el hombre aislado sino cuando ya formó parte de un grupo de familias, de un clan, de una horda al menos. Entonces la señal lítica fu e manchada con pigmento vegetal, con un signo especial de la colectividad: una raya, una cruz, un punto, algo sencillo, pero más personal que un simple corte en la corteza del árbol. En Venezuela abunda el hierro, y por consiguiente el óxido de hierro, del que se hace un tinte mineral rojo bastante consistente; y también abunda el achiote, tinte vegetal del mismo color. Lamentablemente, las lluvias, el sol y la fuerza eólica arrancaban el pigmento. Un día surgió un sistema mejor, una nueva técnica, que en Venezuela lo más probable es que fuera importada del Brasil o de Colombia: labrar la piedra antes de pintarla, y pintar después solamente el surco; ese surc o, hecho con otra piedra era para ellos prácticamente eterno; la pintura del surco duraba mucho más y cuando se perdía simplemente se renovaba. Hab ía nacido el litoglifo pintado como señal, ·pero esa técnica tenía un buen porvenir por delante; no iba a quedar reducida a poner la marca -el nombre casidel poblado o de la zona de resistencia del grupo; iba a ser aprovechada con otros fines más amplios. Por lo pronto, y como indicador dentro mismo del grupo, se usó una marca relativamente pequeña para señalar el habitat particular del jefe; más tarde, cuando surgió el culto a los muertos, sirvió de estela fúnebre. Por extensión se debió llegar a marcar con glifos los lugares donde se rendía culto a las divini132
dades más o menos rudimentarias, a las fuerzas meteorítica, a los animales benéficos o maléficos convertidos en mitos, tabúes y totemes, a los jefes convertidos en héroes y tal vez en dioses ... Concretándome a Venezuela, parto de una base: al parecer, según los pocos datos aportados sobre todo por los cronistas de primera mano, y a la falta de restos de culturas monumentales, esta región f)l.e habitada por grupos de baja cultura, muy infedor a otros contemporáneos suyos de otras regiones de América, incluso cercanas. Pero esos grupos de baja cultura eran indudablemente muy superiores a los islotes étnicos agónicos que existen en la actualidad, transculturados, aculturados, vacíos, de su acervo ancestral. incluí dos los ritos, los cánticos y, sobre todo, las danzas, ya que las pocas costumbres rituales que les quedan no son más que repeticiones sin contenido ni significado, de actos que tuvieron un valor espiritual en otros tiempos. Como dije antes, los yanomami se comen ritualmente las cenizas de sus muertos con una especie de sopa de banano, pero lo más probable es que no sepan ya exactamente el significado del rito. Y cuando hablan de ello lo deben hacer como tantos otros pueblos venidos a menos, en cuanto a la tradición: sencillamente han inventado, un sentido objetivo del acto, diferente del que tuvo en un principio.
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Ritos de cazadores A cualquier hebreo que se le pregunte por qué no come carne de cerdo, repetirá lo que la Biblia le ha hecho saber directa o indirectamente: que hay animales impuros por la forma de su pezuña, como el cerdo. Pero nunca dirá que ese tabú es una consecuencia de un totem de cazadores de jabalíes ... Muchos pueblos indios de Am~rica perdieron su cultura espiritual; otros, incluso, parte de la material; aquella con todo lo esotérico de su contenido, aplastadas por invasores como los aztecas y los incas y, finalmente, los europeos. Esta última invasión fue la más desastrosa, porque duró muchas centurias y arrasó todo lo indio. Lo más selecto de los vencidos murió con las armas en la mano; grupos enormes se transculturaron huyendo a regiones inhóspitas de la selva donde murieron o degeneraron en el aislamiento, agotados en una lucha cotidiana y titánica para sobrevivir; como siempre en esos casos, lo peor sobrevivió. ¿Qué saben hoy los descendientes de los incas, indios o mestizos, campe sinos o ciudadanos, analfabetos o arqueólogos, de las misteriosas protuberancias de las piedras ciclópeas de las murallas de Sacsahuamán u Ollantaytambo, que no tienen el menor sentido material, que son esotéricas y mágicas? ¿Qué saben los indios quito de Imbabura, Ecuador, de los imaimanes, esos litoglifos primordiales, reducidos a un círculo mágico, con un punto cen tral, 134
que protegían el cuerpo astral del durmiente que viajaba, según las más secretas tradiciones? ¿Qué saben los indios paeses de la hidromagia de la Fuente de Lava patas? Se podrían hacer docenas de preguntas así, todas sin respuesta.
¿Ritos sexuales? ¿Quién recuerda, entre los hebreos, que la circuri'dsión, la alianza con Dios lograda mediante esa mutilación voluntaria y más aún, por la sangre derramada, es originaria del centro de Africa, que tiene su origen en un accidente de guerra y que llegó a Egipto a través de los abisinios, para pasar a ser, inventando para ello una leyenda, un rito de iniciación religioso-social? La circuncisión, en su origen africano, pudo también no ser un rito de guerra surgido de un accidente bélico. Pudo también ser el símbolo de una venganza, que nos recuerda por similitud la tragedia de Eloísa y Abelardo. Las mutilaciones de guerra pueden ser de diferentes partes del cuerpo: un ojo o los dos, con muy diferentes consecuencias; una mano o las dos; un brazo entero, los dos brazos; un pie, dos, uqa pierna entera; las dos. Sin embargo, la castración es rara como accidente de guerra, pero es la venganza típica. Sólo conozco el caso de algunas tribus del sur de Abisinia que a los abisinios que guerrean contra ellos les cortan, una vez hechos prisioneros, los testículos con los dientes. Más que rito de 135
guerra es venganza, a la manera de la ley del talión, contra 1os violadores, traidores, etc. Es muy posible que el primer circunciso, de cuya mutilación nació el rito mítico, fuera castigado por un delito sexual.
La gota de agua Hace unos años asistí a la misa que celebró un fraile capuchino misionero en un poblado motilón, a la orilla del río Intermedio, al lado de la frontera colombiana-venezolana. Un grupo de motilones, sobre todo mujeres y niños, asistía al rito; hablaban, se rascaban, los niños jugaban y miraban por debajo de los hábitos del religoso. Una vez terminada la misa, el sacerdote impasible les explicó en un motilón no muy completo, el misterio de la Trinidad, misterio que a los católicos les resulta tan difícil de comprender, que acaban por aceptarlo sin razonamiento, como · un dogma. Se ayudaba con gestos de las mano : les afirmaba que Dios estaba arriba (señalaba al techo de la choza) y que bajaba, bajaba (movía rápidamente los dedos índice y medio, los otros pegados a la palma de la mano, bajando al mismo tiempo, lentamente, el brazo) y se convertía en tres seres (aquí mostraba, el pulgar y el meñique pegados a la palma de la mano, tres dedos); tres, sí, padre, hijo y espíritu santo, pero sin dejar de ser (finalmente, levantaba la mano con sólo el índice extendido) un solo Dios verdadero ... Extrañado de que aquel erudito quisiera incrustar el misterio de la T ri136
nidad en la mente de los motilones, que m s1quiera sabían español, le pregunté si esperaba ser comprendido . Sonrió, no negó y dijo que a fuerza de repetirlo él y de escucharlo los otros, algo les quedaría dentro a los indios... Lo conocía bien y no podía dudar de su buena fe. Aquello era tan anacrónico que parecía una escena de comienzo del Siglo XV. Ahora el recuerdo de aquella escena insólita me ha hecho comprender algo: que los frailes de la conquista española de América sabían bien lo que hacían, levantando templos sobre las ruinas de los indios, para canalizar. sus ideas y aprovechar la rutina de sus peregrinaciones. Llevándolos a los mismos sitios habituales y repitiendo retahilas acabaron por imponer su religión, antes, incluso, de que pudieran comprenderla; y lo que es más difícil, que olvidaran por completo sus propias religiones vernáculas, seculares y tal vez milenarias. No comprendieron, pero aceptaron, y acabaron por repetir como un eco lo que oyeron. Los sobrevivientes de aquella hecatombe espiritual, son incapaces de recordar ni siquiera el nombre de sus dioses. Es por eso que, son muy importantes, para el estudio de los litoglifos, los datos aportados por los cronistas y viajeros que estuvieron en contacto con los nativos de los primeros tiempos del establecimiento de los españoles y los alemanes en el país. Muchos de ellos, casi todos indirectamente, pueden aportar algo al conocimiento de los litoglifos. Por ejemplo, detalles como estos: los tamanaco respetaban las 137
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culebr.as de agua (en la zona de esos indios hay ~n glifo serpentiforma de 30 metros de largo); los mdios chaima creían que una culebra llamada por ellos "madre del agua", habitaba en cada fuente de río; los cumanagoto tenían al sapo por dios de las aguas, por lo que los conservaban en sus campos, y cuando había una sequía, que creían causada por los sapos, los azotaban para castigarlos. Creían también que los muertos iban a las lagunas para ser tragados por enormes serpiente.s y ser tran~portados en el interior de ellas, a una tierra maravillosa, donde vivían una segunda existencia, sin ten~r otra co ~a que hacer que bailar y beber. El cromsta Antomo Caulín cuenta en su Historia de la Nueva Andalucía que los indios d~ la región de Rionegro, cuando veían en el campo una culebra, regresaban a su casa y se quedaban sin salir de ella el resto del. día, por creerla maléfica y vaticinadora de algún accide nte grave. al Los datos aportados por la pintura facial y carpo~ en general, son muy importantes; a;í como las . pmturas parietales. Los piaroa sacan a~n de l.a hoj~ de la chica o parisa, unas pelotas de unte roJO s~bi~o, que cambalachean por otros objetos con los mdws de las cabeceras del Orinoco. Para hacer la pasta de esa pintura usan caraña, cierta resina aromática. También hacen rollos de madera que recuerdan e~ Ir cierto modo los sellos de 1os e ald eos para Impnm el cuneiforme en los ladrillos blandos; en esos rollos hacen por incisión dibujos que recubren de pintura, o
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para luego pasárselos por el cuerpo haciéndolos rodar sobre la piel. Esos dibujos suelen ser cuadrilongos, en forma de zigzag, de greca, de losange, de círculos concéntricos, etc., según afirma Gaspar Marcano. Los maipure, que habitaban entre San Fernando de Apure y el río Meta, dibujaban meandros, caimanes, monos y cierta danta de factura torpe. Una vieja oto- " . maca del alto Orinoco, se hacía pintar en la espalda . un enrejado negro con un punto en cada cuadrado, sobre fondo rojo; motivo que también existe en tiestos otomacos y en algunos glifos de aquella región. Los materiales que todavía son más usados como colorante son el óxido de hierro y el manganeso, para el color rojo, el esperón para el ocre, el amarillo y también cierto rajó, el carame para el negro, para barniz se usaba la resina de algarroba. La tradición oral, la única de los pueblos analfabetos, se han perdido en todas partes. Se repiten ritos Y palabras que son apenas letanías sin valor cultural alguno. Hay que descartar la posibilidad de que nos llegue aún alguna nueva información del mundo antiguo de los indios y de sus manifestaciones, incluidos los glifos. Se ha hablado demasiado de una prehistoria vi~iente que en estos países coexiste con nuestra civihzación; se afirma que a pocos kilómetros de nuest~o mundo de fin del Siglo XX hay tribus prehistóncas; es un error. Esos supuestos indios antiguos, es decir herederos de una cultura lítica, representantes 139
del paleoindio venezolano, son culturas regresivas que no representan nada, ni la prehistoria ni siquiera la continuación de sus antepasados cercanos, son restos étnicos, el final de una agonía que se inició en el Siglo XVI, si no la comenzaron ya antes los caribe s. Los indios de Venezuela, excluidos los guajiros tbastante asimilados, pero que en poder de una tradición hasta cierto punto importante y extensa, no saben mucho de su pasado) desconocen todo lo que les antecedió en su mismo mundo; nadie sabe quiénes, por qué y para qué fueron hechos los geoglifos, los litoglifos, las calzadas. ¿Qué metodos debemos emplear para estudiar los litoglifos? Es preciso obrar con la máxima cautela, para no confundir, como lo hizo el seráfico Heinrich Schlieman un huevo de ave con una piedra preciosa ...
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Los tamanaco le llaman al litoglifo, como es sabido, "tepu-mereme", piedra pintada; los caribe en general, "timeri", pintura; los baniba del alto Orinoco, "ippaianata", piedra pintada. Fue Lisandro Al varado quien reunió esos nombres. José María Cruxent re. cogió otros nombres, pero actuales: monifato, en el bajo Orinoco; letrero, en el centro-norte del país; muñeco, en el oriente. Comencemos por donde debieran comenzar todos los investigadores, aunque hasta ahora nadie lo ha hecho: por la cantidad de litoglifos que hay en el país. Cantidad
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Usando el sistema de ir de lo más sencillo a los más complicado, empiezo por un simple recuento de los litoglifos de Venezuela. Algunas regiones no he podido visitarlas, teniendo que atenerme a la información, siempre confusa y casi siempre de segunda mano, que he podido recoger. Se necesitan años de esfuerzo y un equipo organizado para hacer una catalogación de visu. 147
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Con las limitaciones que supone contar con la opinión ajena, creo poder hacer el primer cálculo existente sobre esta manifestación antigua: en Venezuela hay un mínimo de 1.000 piedras grabadas, que contienen un total de alrededor de 5.000 glifos en unas 200 estaciones. A ·menos que se encuentre en el territorio Amazonas o en la parte oriental del Estado Bolívar alguna agrupación de glifos importantísima, algún cerro de rocas fragmentadas que contenga litoglifos, a la manera de Vigirima, Estado Carabobo, pero en mayor cantidad, creo que mis cálculos son ciertos y están muy aproximados a la verdad. · Si la distribución fuera homogénea, lo que está muy lejos de la realidad, corresponderían 200 kilómet.r~s cuadrados por litoglifo; en realidad, una proporcwn 'í nfima. Aparte de las calzadas prehispánicas, probablamente obra de una cultura chibchoide descendida de los Ande\ empujada por otras olas del interior de C~ lombia en expansión territorial, calzadas que est_an desapareciendo, situadas entre las últimas estribaclOnes de los Andes y el río Apure, paralelas a los cauces de los afluentes del Apure de la margen izquierda; aparte también del geoglifo de Chirgua, de las murallas ciclópeas de Vigirima, de algunas pinturas rupestres y restos de cerámica y lítica de entierros Y basureros, los litoglifos son lo que queda, como traza importante de las culturas desaparecidas y de~~ neradas de Venezuela. Muchos de los túmulos aruú148
ciales que existían hasta comienzo de este siglo, fueron sistemáticamente volados con dinamita por algún buscador de tesoros disfrazado de científico.
A ntigüedad Hecho el cálculo cuantitativo de los litoglifos de V enezuela, se me presenta un problema mayor: el de su distribución en el espacio y en el tiempo. Dejemos el espacio para después y comencemos por el tiempo. La primera pregunta que se hace cualquiera al llegar a este punto es si los glifos son anteriores a la cerámica o contemporáneos de ella. En general, la cerámica de América se supone que comenzó en el milenio 1 antes de Nuestra Era, es decir hace unos 3.000 años. Repitamos la fórmula general que se ha establecido para la cronología de América, aunque algo simplificada para no intoxicar al lector, y con las reservas propias de toda teoría redondeada tranquilamente en el despacho del investigador. De hace 20.000 años a hace 7.000 años, época paleoindia dividida en dos períodos, prelítico y lítico, ambos correspondiendo a recolectores naturales y de tres tipos sucesivos (y simultáneos en ciertas regiones) de cazadores; uso de armas de contacto, de semicontacto y 149
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de distancia (lanza corta, lanza larga y arco y flechas). De hace 7.000 años a hace 3.000 años, época mesoindia; compuesta también de recolectores naturales, cada vez en mayor aumento, y de cazado~es ~ di~~an cia, cada vez en creciente d1smmue1on. De hace 3.000 años a hace 450 años, época india· dividida en cuatro períodos: 1) Co~formativo. 2) Formativo. 3) Clásico. 4) Neoclásico; compuesta suc:s~va mente de cazadores recolectores ltmerantes y de cazadores agricultores; ambos grupos usaron útiles de cerámica y algunos, además, lo fabricaban. Después de hecho el cuadro histórico, creo necesario aclarar que al parecer esta cronología está basada en un error químico. Como es bien sabido, se apoy a en los exámenes de materia orgánica encontrada en las estaciones arqueológicas y hechos con el sistema del carbono 14, ese medidor radiactivo que se tuvo u~ tiempo por una panacea y ahora resulta un reloJ descompuesto. Se ha confirmado que su faculta~ de señalar las fechas ha sido anulada; también el mocente carbono 14 ha sido víctima de las bombas atómicas. Desde el 15 de julio de 1945, día en que estalló la primera bomba atómica en Alamogordo,
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EUA., las sucesivas explosiones atómicas han perturbado intensamente el equilibrio de los isótopos radiactivos del carbono 14 de la atmósfera. Desde esa fecha fatal, animales, plantas y minerales contenemos mucho más carbono 14 del que solíamos contener; y, consecuentemente, las fechas registradas por ese procedimiento, para los períodos arqueol~g~ cos, sobre materias orgánicas, han reculado verug.~ nosamente más allá de la realidad. Con satisfacción inocente de los investigadores. El placer de estirar hacia atrás la prehistoria americana ha sido generosamente estimulado por ese error craso del alterado carbono 14. Todo lo hecho en cuanto a cronología americana está por recomenzar: lamentablemente, los especialistas no han tenido la noble actitud científica de sacar a los profanos del error. Dejando el error de~ la prehistoria americana donde está, tengo que usar esa supuesta cronología como base; de hacer otra no tendría un punto de referencia en relación con los otros trabajos que se hacen en América, para poder incluir a los indios americanos que hicieron esos glifos, dentro del cuadro histórico tradicional. Así, tendré que fechar sobre esos tres períodos históricos la historia de los glifos venezolanos. ¿Cómo se puede calcular la edad de un glifo? No conozco otro procedimiento que estudiar el desgaste sufrido por la piedra y el grabado en un período determinado de tiempo y, sobre esa base, calcular el tiempo que hace que fue hecho el glifo. 151
· diferentes lugares y pos1c1ones, sin intervención del hombre, es inútil buscarle un sentido intencional a la orientación de los litoglifos. Conozco solamente un caso de orientación voluntaria, pero no se trata de un litoglifo sino del único geoglifo conocido en Venezuela, el del valle de Chirgua, Estado Carabobo, sobre la ladera de un monte, elegido sin duda el lugar para que pudiera ser visible desde la entrada del valle.
Técnicas y sistemas Hay algunos litoglifos que parecen haber sido hechos sin dibujo previo, su tosquedad así lo indica. Sin embargo, es algo excepcional, pues casi todos fueron seguramente dibujados sobre la roca y su fo rma fue corregida varias veces hasta que parecieron bien para ser comenzados. La perfección de los círculos, la rectitud de algunas líneas no dejan duda sobre esa preparación técnica. Al parecer eran dib ujados con alguna materia blanca, que los hacía de stacarse más sobre el gris, gris verdoso o gris azulado de la roca; corregido y aprobado por el dibujante o quien lo mandaba hacer, el grabador comenzaba su trabajo, desbastando la piedra por el sistema de percusión, usando una piedra de punta afilada, de materia muy dura, alguna variedad de cuarzo, que había sido afilada por abrasión contra otra materia al menos tan dura como ella. Tal vez tuvieron punzones y martillos líticos. Lo más probable es que seña170
laran ligeramente el surco o que hicieran primero pequeños hoyos para unirlos después, y por abrasión fueran haciendo el surco más profundo usando ,para ello una herramienta de otrá forma; la mica y otros silicatos blancos que se desprenderían a veces de la piedra servirían, mezclados con arena fina mojada, de abrasivo. El fondo del surco no siempre presenta el mismo aspecto; en algunos glifos, ...el corte es casi en forma de C, en otros de casi U, en ambos casos sin ángulos, redondeados los lados y el fondo; esos son los tipos más simples, la técnica más fácil; otros, posteriores a estos, de mayor técnica, tienen dos ángulos rectos en el lugar de la intersección de las paredes con el fondo; trabajo que exigía cierta paciencia especial y mucha precisión y práctica; hay un tercer procedimiento que consiste en ensanchar el fondo haciendo que se extienda lateralmente, por debajo de los cortes verticales de los lados; trabajo especial, poco frecuente, que parece la consecuencia de un agudo sentido de observación y un rudimentario sentido artístico, ya que produce efectos ópticos especiales cuando la luz solar es casi rasante; la sombra del surco se alarga en tal forma que parece éste mucho mayor de lo que es en realidad; ese efecto visual es cambiante, a medida que el sol asciende, y llega a desaparecer a cierta hora, haciendo prácticamente invisible el glifo. Es muy probable que las horas en que el glifo es más visible, poco después del amanecer y poco antes del anochecer, fueran las aprovechadas para ciertos ritos. 171
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En la mayoría de los glifos, el fondo fue cuidadosamente alisado. En algunos glifos se vació una parte, para darle una anchura grande a ciertas partes que deberían tener un interés especial; al quedar cóncavas, los efectos cambiantes de la luz también son importantes. La técnica del bajorrelieve fue empleada, pero pocas veces, sin embargo hay algunos glifos así, que están bien conservados. En ellos también el juego de la luz es importante. Hay horas en que son muy visibies y horas en que apenas lo son. Hay una teoría, que me parece demasiado científica, que se le atribuye a los grabadores de glifos. Se supone que terminado el trabajo de hacer el dibuj o previo, se regaba este con la savia de algunas plantas euforbiáceas, una savia silicolítica producida por esas plantas que precisamente se encuentran en las rocas, plantas de abundante látex. Ese líquido corrosivo hacía de mordiente; cuando la piedra estaba lo suficientemente corroída, de forma que todo el dibujo se había convertido en un surco, de una profundidad deseada, se limpiaba cuidadosamente la piedra, para quitarle todo el látex, tal vez con puñados de hierba; el trabajo estaba prácticamente hecho; no faltaba más que el retoque final. Por la forma del acabado se puede suponer la herramienta usada, roma o angular. El usar el abrasivo citado, arena mojada, es seguro, ya que todavía los indios de ciertas regiones- del Territorio Amazonas hacen cuentas de collares líticos simplemente ta172
ladrando la piedra con la punta aguzada de un palo, haciéndolo girar rapidísimamente entre las palmas de la mano, echando sobre el taladro arena m?jada; esas cuentas tienen hasta tres milímetros de diámetro y son comenzadas por los dos lados de la piedra, hasta que se unen en el centro los dos orificios; el . largo del taladro es de dos a tres centímetros. El surco suele ser de uno a dos cen~fmetros de profundidad y de uno a tres centímetros de anchura. Entre los euforbiáceos que se dan con más frecuencia en Venezuela están la amapola, el llamado vulgarmente papagayo y varias ipecacuanas. · En algunos glifos se notan todavía las trazas del trabajo de desgaste hecho con un lito; en algunas he podido confirmar que saltaron astillas de la roca por la violencia del impacto o por tratarse simplemente de mica y otras materias blandas que formaban vetas. Ese detalle prueba que no fue hecho el surco con un corrosivo. Hay división de opiniones acerca de si estaban los glifos originariamente pintados. Hay pruebas de que algunos lo estaban, pues han conservado el pigmento, siempre, claro está, en casos especiales, por estar por alguna causa protegidos. El único dato que he recogido en los cronistas, es que les llamaban a los glifos piedras o rocas pintadas; tal vez no tenían en su lengua la traducción de grabado, pero tendrían la de cortado, hendido, señalado, marcado, que hubieran podido usar para referirse a los glifos sin pintura. Lo más probable es que todos, al menos en una 173
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época tardía, estuvieran pintados. Los tamanaco del Cuchivero les llamaban "tepu-mereme", piedra pintada; los caribe, especialmente los de la región de Roraima, "timeri", pintura; los baniva del Guainía, "ippaianata", piedra pintada. Además, hay cerros con glifos cuyo nombre recuerda lo que hay en ellos: Cerro Pintado, cerca del Atures, que tiene un glifo ofidiomorfo de treinta metros de largo; Piedra Pintada, en el Estado Bolívar también; Cerro Pintado, cerca de Vigirima, en el Estado Carabobo; Piedra Pintada, cerca del caño Chiratari, en el Estado Bolívar; todos ellos tienen glifos. En el Museo de Ciencias Naturales de Caracas hay un glifo con restos de pintura; en Camatagua, Estado Aragua, un mural. Los indios de toda Venezuela, por una u otra razón -rito, defensa contra los insectos, adorno, signo tribal- se pintaban el rostro, el cuerpo o todo ello; algunos, además, las extremidades. Todos ellos conocen aún pigmentos vegetales y minerales. Siendo los glifos obras especialmente hechas para ser vistas, es natural que las hicieran lo más visibles posible; y pintarlas les daba mucha visibilidad. Lo más probable es que estuvieran pintados de blanco, de rojo, de negro y de combinaciones de estos colores. El efecto de un glifo coloreado es verdaderamente notable. Basta ver uno pintado para que todos los demás pierdan mucho de su valor al sedes comparados. Los antiguos viajeros hablaban de piedras pintadas, en las regiones del sur del país, que visitaron. 174
Hay glifos que son a manera de ensayo de técnicas. Las figuras antropomorfas, en algunos lugares, tienen los ojos hechos con grandes huecos, que cu,ando los ilumina el sol resultan monstruosos; es indudable la representación de calaveras. Entre los bajorrelieves que hay en Venezuela, que son muy pocos, hay uno que encontré en la orilla izquierda del río San Esteban, no solamente desconocido pa~.a. los investigadores sino para la gen te de la región, en el Estado Carabobo. No creo que pasen de media docena los conocidos en todo el país; el de San Esteban está en una roca granítica y han tenido que rebajar una gran superficie para hacerlo; tiene la forma de un tridente. El fondo de los glifos está generalmente pulimentado por frotamiento, pero también los hay con el fondo irregular, toscamente hecho; y hay algunos, muy interesantes, que fueron abandonados a medio hacer.
Estilos y secuencias Los litoglifos de Venezuela tienen en general, el surco muy ancho y profundo con una excepción de los del conjunto del Guri, poco profundos. Se pueden clasificar en dos grupos, los dos grupos que ya establecí, para no caer en las minucias que n~ aportan nada y hacen de los estudios arqueológlcos un aburrimiento. 175
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Los del ~ur del Orinoco suelen ser de gran tamaño, comparados con los del norte. Los del sur del Orinoco, grandes, suelen ser esquemáticos hasta tal extremo que erróneamente se les califica de abstractos. Es imposible para la mente del primitivo la idea abstracta para un litoglifo; en el primitivo todo es objetivo, todo tiene un fin determinado y claro; y un litoglifo abstracto, en el dudoso caso de poderlo concebir siquiera, no tendría el menor objeto. Todos los glifos sin excepción representan animales, plantas o cosas. Todo ello propio del mundo indio, de lo que se encuentra en su propio mundo selvático. En los glifos del sur predomina el retrato esquemático, antropo y zoomorfo. Es muy curioso, e indicador de un estilo diferent e de grabar, de un concepto diferente del grabado, que ·en el sur no haya apenas caras humanas aisladas, mientras que en el norte abundan; y aquí cabe una importante apreciación; a pesar de ser más esquemático~ los grabados del sur, son más evolucionados los del norte. Hagamos una ligera comparación, para confirmarlo; una cara de un glifo del sur se compone de un círculo, un trazo que parte de la frente, del círculo, para indicar la nariz, dos puntos para los ojos y un tercer punto para la boca. Eso es todo, comprende cinco trazos. Pues bien, una figura entera de las corrientes en el norte suele componerse de ocho a doce líneas; aparentemente, es más sintética la del sur, pero en realidad es más compleja. Además, el concepto de síntesis en este caso no se redu176
ce a trazar lo más indispensable de la figura sino a hacer solamente de la figura lo más importante; y lo más importante, lo más perso~al de la figura humana es la cara; pues bien, en el norte se llegó a eso, el retrato de cabeza, mientras que en el sur solamente se solía representar al hombre con todo su cuerpo ; no se tení a consciencia de poder representar al hombre con una pequeña parte de él, sino entero. En el sur, a medida que se va hacia Guyana, los glifos son más grandes de tamaño, porque las piedras donde están grabados también h an sido elegidas entre las más grandes; y más esquemáticos, por lo que la línea recta y la ligeramente curva se imponen. Hay una tendencia al gigantismo lograda precisamente no por ser más grandes las figuras sino por su concepto, que hace que por pequeño que sea el grabado dé la sensación de grande a causa de sus proporciones y simplificaciones. Es un estilo típico de esa región suroeste de Venezuela, rectangular, esquemático y de cierta grandiosidad y gigantismo. Inevitablemente hay que aceptar que ese estilo llegó de Guyana, donde ya se había establecido y tal vez formado mucho antes. Cuando se comparan las figuras antropomorfas de esa región y las del Estado Falcón, se comprende que los pueblos que hicieron unas y otras no tenían entre sí la menor relación humana .. . Es preciso mirar y remirar muchas veces los glifos para poder darles todo el valor que tienen; los detalles más simples no se ven con frecuencia hasta después de largos exámenes. A veces, en las caras de los 177
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glifos del norte se llega a una depuración tal que los más esquemáticos glifos del sur parecen barrocos, comparados con esas caras. La tipología, dentro de cada estilo, es muy variada: personas, animales, plantas, algún que otro objeto etnográfico; todo ello pudiendo ser reducido a esquemas y a figuras geométricas. Frecuentemente se oye decir que los grabados gigantescos hechos en grandes acantilados de las orillas de los ríos del sur, a alturas que hacen dudar de que los grabadores pudieran hacer su trabajo, son obra de grabadores de la época en que el agua del río tenía la superficie al nivel de donde está el glifo. Muchos viajeros afirman que los indios de la región lo suponen así y por eso debe ser verdad. Los indios sí pueden afirmarlo, nosotros no, porque no debemos confundir épocas prehistóricas con épocas geológicas ... Se ha atribuido a los glifos esquemáticos del sur un sentido absurdo, ser una especie de escritura mnemotécnica; para serlo se necesitaría que abundaran las secuencias, lo que no solamente no abunda sino que es casi desconocido en el sur de Venezuela, y en el norte es raro encontrar alguna. Se ha dicho que muchos glifos son a manera de tétemes; en todo caso podrían ser algunos simples representaciones de tótemes, a lo sumo. Para completar es~a pequeña reseña hago una catalogación general, que puede servir de guía para otras más minuciosas. 178
(A).Estilos del sur de Orinoco: ( 1) Estilo del Guri; caracterizado por el surco poco profundo y marcado por la figura y a la vez tosquedad del trazado y por la originalidad de la expresión, sin duda , de origen brasileño. Superpuesto a este estilo hay otro, posterior, decadente, transitorio, propio de un pueblo sin tr.~-. dición que fue absorbido rápidamente por el que hizo los glifos del estilo Guri. (2) Estilo de la región del Cuchivero; de surco de profundidad corriente, de figuras múltiples y variadas; contemporáneo del estilo de la región de Chirgua, en el norte, tal vez obra de grabadores del sur que llegaron a establecerse en esa orilla izquierda del Orinoco, por algún tiempo. (3) Estilo de la isla María Auxiliadora; de gran interés por la sensualidad de sus líneas, por la seguridad del trazado, por la gran variedad de motivos zoomorfos. (4) Estilo de la zona sudeste; esquemático, rectilíneo y de tendencia al gigantismo, sin duda de origen Guyanés. (B) Estilos del norte del Orinoco: (1) Estilo de la región de Chirgua; realista y original, con abundancia de figuras humanas. Dos estratos visibles superpuestos de épocas diferentes. 179
(2) Estilo de la región de Falcón; muy variado, de gran sentido artístico para la estilización de tipo cubista de la figura humana; de lejana influencia colombiana. ( 3) Estilo de Vigirima; parecido al de Chirgua de la primera época, pero anterior a él. Tosco y realista. Los litoglifos de Venezuela son pobres en secuencias. En general, no solían llenar las piedras de glifos sino que hacían uno o dos en cada una; por ello se han encontrado tantos superpuestos, porque la nueva ola de emigrantes aprovechaba las piedras ya usadas por sus antecesores; así, de una manera un poco improvisada, irregular, se fueron llenando muchas piedras, en las que claramente he podido distinguir a veces hasta tres superposiciones de glifos de diferentes estilos y períodos; este hecho hace muy complicado el estudio de los grabados. En otros casos procedieron de otra forma, más inteligente, como por ejemplo en la llamada Piedra de Capuchinos, cerca de Caicara del Orinoco, Estado Bolívar. Allí comenzaron por hacer una figura principal y, precisamente, no central, alrededor de la cual se agruparon otras figuras secundarias. ¿Secuencias? La más importante conocida apenas por los investigadores es la de Aguirre, en el Estado Carabobo, caso que estudiaremos detenidamente en otro capítulo posterior. En general, raramente hay secuencias que se puedan 180
seguir fácilmente; y en los casos en que parece tratarse de una secuencia, el dibujo es tan barroco que no he podido descifrarlo lo suficiente para conocer el tema tratado. Precisamente por esta falta de secuencias creo que la suposición de que muchos glifos son refatos, me parece exagerada si no errónea. No conozco más que un caso, el de la Cueva de Chichiriviche, Estado Falcón, en el que se cuenta realmente un suceso, una batalla; pero de una manera especial, mostrando los cráneos de los vencidos, decapitados. Objetiv.os
Los glifos fueron hechos con fines muy variados. Al comienzo fueron pocos, pero a medida que se descubrían sus propiedades de resistencia a los elementos de la naturaleza y su gran efecto visual, se fueron aprovechando para usos diferentes. Cito a continuación los que me ha parecido encontrar.
1.- Como marca de propiedad de un lugar o región por parte de una persona o un grupo humano. 2.- Como marca de propiedad, ya dentro de un grupo, de un personaje importante de él. 3·- Como límite de comarca de un grupo lingüístico compuesto de varias tribus. 4·- Como monumento funerario. 181
5.- Como monumento religioso. 6.- Como relato de un hecho histórico, al menos en un caso especial.
7.- Para contar hechos sexuales, que es el uso más general que atribuyo a los glifos.
Clasificación cronológica He diferenciado cinco tipos principales de litoglifos de Venezuela. Muchas veces he encontrado en una sola piedra varios tipos de glifos, lo que supone que se han sucedido los grupos en la región y los grabadores de ellos. 1 En algunos casos, el grupo invasor o simplemente ocupante, pudo aportar nuevas técnicas y los glifos cambiaron de estilo y concepto o bien reformaron en parte el estilo anterior o no lo influyeron. Las diferencias no siempre son visibles. Los grabadores que permanecían mucho tiempo aislados, sin contacto con los de otros grupos, llegaban, al cabo de un cierto tiempo, a amanerarse de tal forma que todo aporte personal quedaba anulado, reduciéndose todo a un equipo de copistas que repetían; degenerándolo a veces, lo hecho por sus antecesores. Esos amaneramientos hacen a veces pensar que son contemporáneos, glifos que son d~ dos períodos diferentes, porque un estilo ha contl182
nuado durante dos o más generaciones. Los estilos se reconocen a veces por detalles, más que por el conjunto de la factura; por la profundidad del surco, por su anchura, por el terminado, con o sin reto'que, del fondo del surco; como también por el tamaño, la forma, el tema. Después de una búsqueda, muchas. veces interrumpida, de más de veinte años, he llegado a clasificar cinco períodos jmportantes; y aunque podría clasificar unos subpeiíodos intermedios, prefiero atenerme, por ahora, a lo que he confirmado mejor. No pretendo haber hecho un trabajo completo, pero sí un trabajo sistemático y básico, para los que hagan estudios posteriormente; que no tendrán, al menos, que partir de cero, como yo. Siempre por el sistema de ir de lo más sencillo a lo más complicado, aunque después, en otra vuelta del espiral, se caiga en lo más sencillo nuevamente, para repetir a un nivel superior (o inferior, a veces) la misma experiencia, he establecido estos períodos de los litoglifos venezolanos~ (A) Período Realista I (Epoca inicial de factura torpe y simple) (B) Período Realista II (Epoca secundaria, sin otro aporte que la purificación y supresión de torpezas; de factura hábil, bella y simple). (C) Período Sintético (Epoca de supresión casi total de lo ornamental; artística y mental).
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(D) Período Seudoabstracto (Epoca tendiente a una síntesis que parece irreal, pero que es de concepto intelectual). (E) Período Barroco (Decadente y confuso, conservando el concepto seudoabstracto del período anterior, pero tendiente a lo ornamental y fútil). (Antes de llegar a esta síntesis de clasificación pensé en utilizar los términos que están de moda actualmente en la arqueología americana -horizonte, preformativo, el sufijo oide usado a troche y mocheque son la jerga, que, como todas ellas, trata de darle un carácter secreto, muy medieval, a la profesión, ocultando a veces mucho, incluso ignorancia. Me pareció mejor que habiendo empezado a cero mi trabajo no tenía razón alguna para usar modismos de un dudoso gusto literario, que no aportaban nada; he aquí por qué no uso la jerga en cuestión). . Todas las manifestaciones creadoras del hombre han partido de lo sencillo a lo complicado; después de todo, es lo natural, porque es el mismo principio de la naturaleza, a la que pertenecemos más de lo que suponemos. Señalo, a título de ejemplo práctico, algunos de los detalles que he aprovechado para hacer la clasificación.
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Temas: Cara: he encontrado muchos tipos, bien definidos: triangulares, cuadrados, redondos, que me han ido llevando de la mano del foco de creación inicial, al total de las zonas de dispersión; partiendo siempre de la base de que donde está la mayor agrupación de figuras " · de un mismo tema y factura es de donde partió el concepto, para irse después extendiendo; así, se puede conocer el camino (a veces varios) seguido por ese pueblo o las zonas por donde se fue extendiendo. Las cabezas triangulares, por ejemplo, son atí picas. Siempre corresponden a una intrusión forastera entre los grabadores. Nariz: cada pueblo la representa, aunque sea sintéticamente, a su manera; se puede estudiar la formación y dispersión de un grupo, del centro norte del país siguiendo los caminos por donde se extienden los glifos con esa típica nariz, un apéndice formado por una sola línea que parte de la línea circundante de la cabeza, precisamente de la supuesta frente. Máscara: hay grupos que les pusieron máscara o antifaz a las caras representadas; hechas probablemente con pintura negra. El efecto 185
es fantástico y la facilidad que da ese sistema para buscar la extensión del estilo es grande.
Dedos: los dedos humanos son muy característicos de cada período, tanto por la cantidad de ellos, como por su forma y posición. La cantidad de dedos de las figuras puede variar de tres a seis; de seis son las menos de las manos, de tres las más. Es frecuente el grabadb de cuatro dedos; cinco no es frecuent e. Cuerpo: el cuerpo se encuentra a veces sintetizado hasta lo máximo, reducido a una simple raya vertical que parte de la cabeza y termina cÓnvertida en el pene; raramente las figuras están vestidas aunque con frecuencia llevan adornos propios del rango a que pertenecen; el sombrero o diadema con plumas es relativamente corriente. Ojos: hay diferentes tipos de ojos, desde un punto a un círculo, o varios pero no es uno de los detalles mis importantes a menos que lleven antifaz pintado. ' Boca: hay varios tipos, muy característicos de ciertos grupos; puede ser desde un simple punto hasta una elipse, pasando_ por una raya, un círculo, etc.
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Parto: el parto ha sido representado con gran maestría en dos lugares: uno de la zona norte y otro de la zona sur, como trataré especialmente en otro capítulo; no solamente se ve a la parturienta cuando el neonato saca la cabeza del útero, sino que a veces está asociado en el dibujo el padre, el engendrador del niño; y ese hombre está repres.~ntado con el sexo erecto, mostrando así su intervención directa en el nacimiento del niño. Movimientos: son muy importantes los movimientos de los cuerpos ; a veces indican, con un mínimo detalle, pasos de danza. Simbología Hay símbolos que se repiten en regiones muy apartadas entre sí, indicando largos viajes de algunos grupos. Tienen gran interés para las clasificaciones cronológicas. Precisamente gracias a ellos he podido descubrir la correspondencia en el tiempo de algunos glifos; cuando uno de esos signos se ha extendido por una región y ha sido grabado junto con otros, se puede deducir que esos otros glifos son contemporáneos y un poco posteriores a los que también acompañan al signo en cuestión, en el lugar donde se supone que comenzó la dispersión. Un ligero estudio de un signo servirá de ejemplo, seguidamente. 187
He elegido un signo de los más simples de Venezuela, para estudiar su trayectoria por el país. A pesar de ser sencillo es tan característico, que es fác il de encontrar en medio de un conjunto de glifos; corresponde a la ilustración 54 colocada al final de este capítulo VII. En 1928, el viajero Félix Cardona Puig vio un glifo en la orilla izquierda del río Carrao, afluente del Caroní que forma las impresionantes cataratas de Canaima; el glifo está cerca de la llamada Boca Acanán, Estado Bolívar. Este signo sugiere letras, ya sea dos ce§, la de la izquierda invertida, ya sea una hache a la que le falta el trazo horizontal. Este signo, cuyo significado desconozco, es algo así como una huella que señala a los buenos sabuesos, el camino seguido por un grupo humano de migración. Es preciso revisar cientos de glifos para encontrarlo de nuevo, en el mismo Estado Bolívar, en el poblado la Candelaria, a poca distancia de Ciudad Bolívar (ilustración S S). Allí está, pero unidas en una sus dos partes separadas y coronado el conjunto con una línea que en el extremo superior se abre en tres, a la manera de muchas representaciones digitales esquemáticas. De nuevo se encuentra, esta vez a dos kilómetros de la confluencia del Orinoco y el Vichada, en el cerro "Pirari-ame", en el Territorio Amazonas. Es una variación; las dos partes separadas están unidas por dos trazos horizontales, paralelos, las volutas muy retorcidas (ilustración 56) dándole a la figura un 188
sentido barroco; el mismo signo aparece en otro glifo del grupo, formando parte de otra figura tres veces representada. En fin, en el mismo Territorio Amazonas se repite en la orilla del·río Guainía, donde fue visto por el viajero Carlos Alama Ibarra y citado en sus obras por Bartolomé Tavera Acosta y Raúl Padilla (ilustración S7). Cotejando los cuatro glifos he sacado varias con- . clusiones: sólo en dos lugares se repite idéu"~' ticamente, en el Territorio Amazonas y el Estado Bolívar, a una distancia uno de otro de muchos centenares de kilómetros, es decir donde habitaban grupos diferentes simultáneamente, lo que hace comprender que no fueron hechos al mismo tiempo. Por su identidad, no se puede pensar en una coincidencia; el estilo es el mismo, la proporción, el sistema de fabricación, todo. En los otros dos lugares, también en el Territorio Amazonas y en el Estado Bolívar, hay variaciones del tema, transformaciones del signo; ambas más modernas que las otras dos; y, de las dos, la de Candelaria la más moderna. Sin duda, la forma llegó del sur y fue exactamente reproducida por un grabador contemporáneo o en la más pura tradición del que hizo el signo en la orilla del Guainía o a la orilla del río Carrao. La importancia que tenía el signo se deduce de haber sido aprovechado después para formar parte de otros signos. Los signos están situados en forma que los pueblü's que los hicieron podían tener contacto fácilmente por medio de los monóxilos, 189
que ep. algunos casos también sirve para descubir posibles errores. Este método personal me ha dado resultados not ables, por lo que he preferido ponerlo a la disposición de todos los estudiosos. Sin embargo, tengo que hacer una advertencia; no es suficiente reunir fotografías o dibujos de litoglifos y extenderlos sobre la mesa de despacho para estudiarlos; sin el trabajo de campo los errores que se cometen son tantos que no hay método que dé resultados suficientes para ser tenido en consideración por perfecto que sea ... Los sistemas que se han ensayado para descifrar los glifos han estado errados desde su base. Se ha querido encontrar una llave cualquiera sin conocer la cerradura. Se ha generalizado buscando una imagen de nuestra mente en la mente del hombre primitivo. Se ha dicho que un hacha simboliza la guerra; una raxa, un camino; una viviend;¡, un pueblo o una familia al menos; pero los ideogramas nuestros no son los de ellos; ni siquiera los de un pueblo primitivo son iguales a los de otro. Cada grupo humano primitivo tenía sus representaciones pictóricas, glíficas, especiales, aunque algunas podían coincidir, por su sencillez y precisión en varios pueblos sin relación alguna entre ellos. Veamos el caso de la cruz. Se la mostré a un indio panare Y movió los brazos en forma tal que me hizo comprender que era un pájaro volando; sin embargo, los frailes de las primeras misiones, cuando vieron cruces 192
en América cayeron en éxtasis, evocando a los santos y santas que habían venido de Europa a estas tierras, para anunciar la religión católica y difundirla por todo el continente. Una representación cualquiera, un signo que hoy nos parece enigmático, misterioso y, lo que es peor todavía, mágico, pudo originarse en un hecho corriente, en una circunstancia cualquiera de la histo- .... · ria local de un grupo humano; un hombre importante mordido por una serpiente, muerto, puede ser recordado grabando una serpiente donde murió; después se le atribuyen poderes mágicos a esa representación, se la hace símbolo de la vida, del infinito, de la feminidad o de las aguas. Desconociendo el grupo autor de los glifos, no podemos comprender los glifos. Cada grupo fue creando sus propios ideogramas, sus posibles sistemas mnemotécnicos; y más aún, cada grupo trataría de evitar que fueran comprendidos por los otros grupos ... De todos modos, el método ·a seguir es olvidar la búsqueda del significado de los glifos y estudiar su distribución, que es la de los grupos que los hicieron. En cada país hay algo típico, en cada grupo primitivo también debía haberlo; a través de los glifos hay que encontrarlo; esa es en realidad una llave, una base de clasificación. Un mismo concepto artístico, al ser transplantado de una región a otra, de una sel-
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va a un d~sietto, por ejemplo, cambia; de barroc o que fue puede hacerse simple, esquemático, influido el grabador por el medio ambiente geográfico de su propio habitat. Todo es aprovechable, hasta un error cometido por el grabador, que se puede repetir en otro glifo distante, diferente, pero que es una verdadera marca de fábrica. El estudio de los glifos es difícil y poco vistoso. Se adelanta lentamente y sin hallazgos espectaculares, al menos aparentemente.
Clasificación electrónica
pidamente precisaría todas las estadísticas posibles de las cabezas de los glifos venezolanos. Y se sabría cuáles son las zonas en que se encuentran más formas de un tipo determinado , etc. Después, se le podría informar acerca de los tipos de parturientas que hay en los glifos; y mezclar la información de cabezas y parturientas, para saber la relación de cantidad, localidad, etc., que los relaciona. A cada hallazgo en glifos se iría informando a la máquina. Los estudios ulteriores que se podrían hacer serían incalculables ...
Sería muy importante para el estudio de la prehistoria de Venezuela en general y en particulr para el de sus litoglifos que, una vez reunidos los más posibles datos fueran confiados a una máquina electrónica, de manera de poder hacer después las más compl ejas preguntas a la calculadora, para conseguir un sistema completo de clasificación, poderoso auxiliar de la investigación. En otros casos y en otros países se han hecho importantísimos trabajos de clasificación electrónic a en un momento, lo que a un investigador le costaría una vida entera contestar. Un ejemplo: supongamos que se le da a la máq ui~a la máxima información posible sobre la forma y dlstribución de cabezas humanas en los glifos; señalando los lugares donde están, los tipos de cabeza ( cuadrada, redonda, etc.), los tamaños ... La máquina rá194
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