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Reflexiones De Nuestros Nuevos Sacerdotes

por el Padre Gabriel Cisneros-Campos, St. Joseph Church, Shreveport Associate Pastor

AUN RECUERDO EL ULTIMO DIA DE CLASES EN EL SEMINARIO, MUCHAS MEMORIAS VOLVIERON A MI MENTE, COMO CUANDO ME PRESENTÉ EL PRIMER DIA EN EL SEMINARIO HACE MÁS DE TRECE AÑOS. Todo el esfuerzo, los desvelos, los retos. Mire al futuro con incertidumbre porque sabía que el camino sería largo y difícil. Pero aquí estoy, lo logré!! Soy sacerdote del Altísimo!! El dia de mi ordenación cuando me postré en la letanía de los santos muchas memoria volvieron a mi mente sobre todo cuando yo era niño, que creció prácticamente en la calle, luchando, trabajando ya desde los seis años en las calles de la ciudad, y ahora postrado ante Dios para recibir la gracia del sacerdocio. No puedo negar que al principio sentí temor porque la responsabilidad del sacerdocio es grandísima, estar al tanto de todas aquellas almas que Dios pone en tus manos no es cualquier cosa.

Cuando el obispo nombró la parroquia en la que habría de servir mi corazón palpitó rápido. San José no es cualquier parroquia, es una comunidad grande. Me sentí como David y Goliat. Ya como seminarista había servido en san José y sabía la dimensión de la responsabilidad. Además de los feligreses los maestros, los padres de familia. están los estudiantes; con los estudiantes pasó momentos especiales sobre todo cuando voy a jugar soccer con ellos o visitarlos en los salones, Con el transcurso del tiempo me he dado cuenta cómo actúa la gracia de Dios. Al principio me sentí nervioso porque ya la perspectiva había cambiado, como seminarista tienes una visión diferente, porque no estás en el altar frente a una multitud que te observa. Aunado me preocupaba cómo preparar las homilías. Ya que mi primera lengua no es el inglés, y siempre me cuestionaba (hasta ahora lo hago) como hacer llegar el mensaje que Jesús tiene para

Estoy agradecido con Dios y con los feligreses de San José que me han tenido mucha paciencia. En estos nueve meses como sacerdote he experimentado el amor, el apoyo de toda la gente en la parroquia. También he experimentado la misericordia de Dios a través de los sacramentos sobre todo el sacramento de reconciliación.. He sido testigo del amor que Dios tiene por sus hijos. He sido testigo de cómo él les espera pacientemente para perdonarlos y sanar sus heridas. También una de las experiencias más hermosas que Dios me ha regalado en estos meses es el consuelo que él les da a sus hijos enfermos, cuando les visitó en los hospitales, cuando les doy la unción de enfermos, en el sacramento de reconciliación.

Bautizar a un nuevo miembro de la familia es una experiencia maravillosa. Recibir a un nuevo hijo de Dios por el bautismo es hermoso, ser instrumento de Dios para darles el hermoso regalo del espíritu santo es una experiencia mística por decirlo así. Porque en ese momento las palabras que se escucharon cuando Jesus fue bautizado hacen eco en ese momento.

Acompañar a la gente en los momento difíciles es un reto y también una bendición, sobre todo en los momentos cuando pierden a un ser querido, ser instrumento de consuelo y de esperanza es algo que me motiva a seguir adelante. Digo bendición porque en esos momentos Dios me habla a mi también y reflexiono sobre la fragilidad humana, y reflexiono en mi propia muerte.

Hasta ahora todo sigue en pie y estoy preparándome para servir mejor, gracias al ejemplo y apoyo del padre Jerry Daigle. Como parte de mi continua formación como sacerdote atiendo a las reuniones de los diferentes grupos pastorales de la parroquia así como a las reuniones del equipo económico, pastoral y escolar. Dios les bendiga a todos. Por favor recen por mi, ¡¡Todo honor y gloria a Dios con el auxilio de Maria!!

por el Padre Kelby Tingle, St. Jude Church Associate Pastor

AL REFLEXIONAR SOBRE MI INFANCIA Y MI JUVENTUD, PUEDO RECONOCER CON ALEGRÍA Y GRATITUD LAS MUCHAS MANERAS EN QUE EL SEÑOR ME INVITABA Y ME

LLAMABA A UNA AMISTAD MÁS PROFUNDA CON ÉL. En mis años en el colegio St. Joseph y en el Loyola College Prep, descubrí una y otra vez la belleza de nuestra fe y la bondad de nuestro Dios. Considerando todo esto, escuché la voz de Dios llamándome a discernir el sacerdocio. Por supuesto, era un llamado que a veces me llenaba de nervios y emoción simultáneamente. A medida que rezaba más con esto, sentí paz e ingresé en el seminario.

Ocho años después, el 24 de junio de 2023, el P. Gabriel y yo recibimos el tremendo regalo de ser ordenados sacerdotes del Dios Altísimo. ¡Fue el día más alegre de mi vida! La Catedral estaba llena de sacerdotes de la Diócesis y demás, de familiares y amigos que nos han apoyado al P. Gabriel y a mí a lo largo de nuestras vidas, y, verdaderamente, del Espíritu Santo.

Aunque la ordenación fue la culminación de años de formación en el seminario, esto fue el comienzo de nuestro ministerio sacerdotal a los maravillosos feligreses de la Diócesis de Shreveport. Durante los últimos nueve meses, he sido asignado a

la Iglesia Católica de San Judas en Benton. He disfrutado ser parte de esta vibrante comunidad parroquial y llegar a conocer a los fieles miembros de la parroquia que llenan los bancos de nuestra hermosa iglesia.

La vida Sacramental del sacerdote es humilde, y llena de gracia, celebrando la Santa Misa, llevando el perdón y la misericordia del Señor a través de la Reconciliación, trayendo consuelo y paz a los enfermos a través de la Unción de los Enfermos, y dando la bienvenida a otros a la familia de la fe a través del Bautismo.

Cada mañana, me levanto con la emoción de tener el don y la oportunidad de seguir trabajando en la viña del Señor. Invito a los jóvenes de nuestra diócesis a considerar en oración el plan del Señor para sus vidas. Es tan común enfatizar todo lo que uno debe sacrificar para discernir y responder a una vocación al sacerdocio; a esto se refiere, una carrera, esposa e hijos. Sin embargo, como he descubierto a lo largo de mis primeros nueve meses de sacerdocio, he recibido mucho más de lo que he sacrificado. ¡El Señor nunca es superado en generosidad!

Una vez más, les doy las gracias a todos los que me han apoyado en oración a lo largo de este camino. Les pido que sigan rezando por mí y por un aumento de las vocaciones al sacerdocio en nuestra diócesis.

su propósito en la vida y, tras darse cuenta de que Dios había puesto esa pregunta en su mente, no pudo evitar cuestionarse cuánto de sí mismo estaba dispuesto a someter al Señor. Empezó a buscar una relación más profunda con Dios, en la que la honestidad se convirtió en un componente clave. Mirando hacia atrás, Pedro menciona que pudo ver cómo el Señor le llamaba al sacerdocio desde muy joven, pero admite que no estaba preparado para abandonarse en los brazos amorosos del Señor. No fue hasta el primer año de universidad cuando respondió a ese llamado. “Cuando dije ‘sí’, estaba atravesando lo que parecía la época más dolorosa de mi vida y vivía una desolación y una temporada de desierto. Finalmente cedí tras mucho dolor y mucha lucha. Era necesario que esto sucediera para que yo habitara en la paz que vino después de que acepté seguir al Señor de la manera más íntima posible, haciéndome sacerdote. Pedro es uno de los más de 9 seminaristas que han salido de la parroquia Cristo Rey de Little Rock, Arkansas, de la que el obispo Malone fue párroco durante 19 años.

Aunque Pedro se olvida de los cumpleaños de sus hermanas y es aficionado de los Buffalo Bills, es un hombre conforme al corazón de Dios. Es muy querido y apreciado por muchos y su familia lo ama, especialmente sus dos sobrinos y sobrina. Sé que será un sacerdote excelente porque ya es un hombre excelente. Por favor, mantengan a mi hermano, Pedro Alvarez, en sus oraciones y espero que puedan conocerlo pronto.

Ad maiorem Dei gloriam, Para mayor gloria de Dios

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