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From the Bishop

Dates are important – both the good dates, like birthdays and anniversaries; so are bad dates, like November 22, 1963 or September 11, 2001. There are some dates that are forever etched in our minds that we could never forget them. In particular, I am thinking of those dates that resulted in a sense of being overwhelmed to the point of feeling so totally lost or abandoned that recovery from whatever it was that happened eludes or evades us.

Fortunately, I have had only one of those overwhelming dates in my life, God has been so good to me. But I know the feeling of being overwhelmed, and I have encountered too many people in my life who felt the same way. Have you one of those dates, an event, a memory that stays with you because it overwhelmed you at the time? Have you ever encountered a person in such a condition? The frustrating part of encountering someone who is overwhelmed is trying to help them get through it – or past it.

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2020 has been quite an unusual year for us all. As a nation we have had to face the reality of issues related to the inequality of race relations, and the violence that followed, and continues to surface. We watch the news, or we talk to those negatively impacted by such events, and we can see their hurt and hear about their pain, and we know they are overwhelmed…lost…abandoned.

Then the Coronavirus comes our way – and not just our way, but globally infects most of the world. No one seems to be immune to it, and it doesn’t take much to observe the sick, their families, those on the front lines of health care. Without a vaccine and in the face of increased numbers of the sick and the dying – so many become overwhelmed by this pandemic that seems to have no end.

Then nature raises its ugly head in the form of a Hurricane. How odd that we give them names instead of numbers, as if personalizing them makes them seem less ominous. Hurricanes are not new to us – we even have a “season” dedicated to when they are most likely to come our way. Hurricane “Laura” came to Louisiana in the last week of August, and left in its wake the kind of destruction from which people do not recover easily. In the aftermath of the storm, the news reports have us listening and watching the devastation it left behind. Simply put, those who call Lake Charles “home,” have been overwhelmed. 2020 has given us more than we could ever have anticipated, and for those of us who escaped the catastrophic results, we are left to ponder the situation with a question, “what can I do for those who are overwhelmed? They are, after all, our Louisiana brothers and sisters.

Spanish:

Las fechas son importantes en nuestras vidas - tanto las fechas agradables como cumpleaños y aniversarios; así como las fechas difíciles como el 22 de Noviembre de 1963 o el 11 de septiembre del 2001. Hay algunas fechas sin embargo, que se quedan por siempre marcadas en nuestras vidas y nunca las podremos olvidar. Estoy pensando en particular, de aquellas fechas que han sido tan abrumadoras que nos han dejado un sentimiento de pérdida total o de abandono, y la recuperación de lo que nos pasó, nos huye y nos evade.

Afortunadamente yo solo he tenido una de esas fechas dolorosas en mi vida, Dios ha sido muy generoso conmigo. Aunque sí he experimentado estar agobiado y me he encontrado con mucha gente en mi vida que se han sentido desesperados y devastados. ¿Has tenido tú uno de esos días? ¿Algún evento, o un recuerdo que se queda contigo porque es muy doloroso? ¿Has encontrado una persona en esta condición? La parte frustrante de encontrar a alguien que está abrumado es tratar de ayudarle a pasar su dolor.

El 2020 ha sido un año verdaderamente inusual para todos. Como nación hemos tenido que enfrentar la realidad de situaciones relacionadas a la desigualdad y violencia que han surgido y siguen surgiendo en relación a la raza. Vemos las noticias, o hablamos con aquellos que han sido impactados negativamente por estos eventos, y podemos escuchar su dolor y ver sus sufrimientos, y sabemos que se sienten abrumados… perdidos… abandonados.

Después nos llega el Coronavirus - y no solo llegó a nuestras vidas, sino que llegó a infectar en todo el mundo. Nadie parece estar exento y todos podemos ver a los enfermos, a las familias, y a los que están ofreciendo cuidados de salud. Sin una vacuna aún, vemos cómo crece el número de enfermos y de fallecidos – tanta gente está abrumada por esta pandemia que pareciera que nunca se va a terminar. Después la naturaleza levanta su lado devastador en forma de Huracán. Qué raro parece que se le dé a los huracanes nombres de personas en vez de darles solo un número, como si personalizándolos fueran menos amenazadores. Los huracanes no son nuevos para nosotros – inclusive se les dedica toda una temporada que es cuando están más activos y propensos a llegar a tierra. El Huracán “Laura” vino a Luisiana en la última semana de Agosto, y dejó tanta destrucción que para la gente afectada será muy difícil recuperarse. Después del desastre de la tormenta, los noticieros nos tienen escuchando y viendo la devastación que dejó el huracán a su paso. Sabemos perfectamente que los que llaman a Lake Charles su “hogar”, están muy agobiados. El 2020 nos ha traído mucho más de lo que pudimos haber imaginado, y para los que escapamos daños catastróficos, nos ha dejado con la gran pregunta ¿Qué puedo hacer yo por los que están angustiados? ellos son, a fin de cuentas, nuestros hermanos y hermanas de Luisiana.

En los primeros años de los 1990’s, cuando enfrentábamos un incremento de ataques terroristas en nuestro país, y en el mundo, las noticias nos mostraban eventos muy abrumadores que nunca habíamos visto en nuestras vidas. En ese entonces un reportero le hizo una entrevista en su programa de noticias a Mr. Fred Rogers y le preguntaba que deberíamos decir a nuestros niños cuando veían esos eventos en la televisión, “¿Cómo aconsejarlos?” Mr. Rogers contestó: “Digan a los niños que busquen a las personas que ayudan… en medio de todo el disturbio, busquen a los que ayudan”. Su consejo de ese entonces, sigue siendo el mejor consejo que podemos escuchar hoy que enfrentamos la tensión y violencia raciales, en la pandemia que reta a los que trabajan en el cuidado de la salud, y en la lucha y la prisa de responder pronto después de un huracán.

Por nuestra parte en la Diócesis de Shreveport, hemos estado haciendo colectas para ayudar a Lake Charles, también hemos estado recibiendo materiales que serán de mucha ayuda para cubrir las casas que fueron dañadas por las inundaciones, les hemos enviado miles de botellas de agua para los que se quedaron sin agua para tomar. Pedí a nuestra diócesis que ayudara de esta manera porque tengo confianza en su respuesta - pero también pedí la ayuda porque sé que somos una comunidad de fe y buscamos el bien común, somos el cuerpo de ayudantes, que aún en medio de esta devastación, podremos ser de alguna manera parte de acompañar a nuestros hermanos y hermanas en su dolor y angustia. Su respuesta me hace sentir muy bendecido de ser su obispo y en nombre de todos los que se encuentran abrumados en estos momentos, agradezco su ayuda.

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