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Rompiendo el ciclo: el poder de establecer límites

Establecer

Por Clara Solís Escritora y conferencista apasionada por temas de desarrollo

límites fue un acto revolucionario en mi vida. Durante años, funcioné en piloto automático, guiada por un insaciable deseo de aprobación y una constante sensación de que nunca era suficiente. No importaba cuánto lograra o cuántas tareas completara, siempre quedaba ese vacío que me empujaba a hacer más, a ser más. Pero un día me detuve y reflexioné: ¿cuánto más podía seguir viviendo así sin perderme en el proceso?

El primer paso fue observarme. Me di cuenta de que muchas de mis acciones nacían del miedo: miedo a decepcionar, miedo al rechazo, miedo a no encajar. Identificar esos momentos fue como sostener un espejo que reflejaba no solo mis inseguridades, sino también mi necesidad desesperada de validación externa. Ese fue mi primer límite: no permitir que esos temores dictaran mis decisiones.

Cada vez que sentía la punzada de “no estás haciendo lo suficiente”, me obligaba a detenerme y respirar. Esa pausa, tan simple pero tan poderosa, me enseñó a valorar mi propio ritmo. Me recordó que mi valor no depende de cuánto haga o de cuán perfecta sea, sino de mi capacidad para aceptar quién soy, con todo lo que eso implica.

Fue un proceso incómodo al principio. Había

Personal

construido mi identidad alrededor de la productividad y la complacencia. ¿Cómo soltar eso sin sentir que me estaba traicionando? La respuesta llegó con una lección que transformó mi perspectiva: la paz no proviene de lograr más, sino de aceptar dónde estás. Este cambio de mentalidad fue liberador. Ya no se trataba de cumplir expectativas imposibles, sino de vivir en el presente, de escucharme y respetarme.

Comencé a priorizar mis necesidades emocionales y físicas. Entendí que decir “no” no es egoísta, sino un acto de amor propio. Alguien me dijo una vez que establecer límites no es alejarte de los demás, sino acercarte a ti misma, y eso resonó profundamente.

A lo largo de este viaje, también aprendí a convivir con mis defectos. Mis imperfecciones ya no son algo que intento ocultar o corregir desesperadamente. Son parte de lo que soy, y en lugar de avergonzarme, he decidido abrazarlas. Porque al final, la verdadera fortaleza no reside en aparentar ser invulnerable, sino en ser auténtica, incluso en nuestra fragilidad.

Romper el ciclo no fue fácil, pero fue necesario. Hoy vivo con mayor conciencia y plenitud, y aunque sigo aprendiendo, sé que establecer límites fue el primer gran paso hacia mi libertad personal.

Entrevista de Nataly Pastoriza

Es más que una banda: es una hermandad que transforma su amor por la música en canciones profundas.

En esta entrevista, sus integrantes comparten su trayectoria, los desafíos superados y sus aspiraciones de llevar su arte a nuevos horizontes.

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