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E H T , L A I R R A B C Ó D I G O B E N A F F L EC K T OW N C O N TE CREIS LA MAS LINDA ) (PERO ERES LA MAS PUTA LA CUESTIÓN

HUMANA

LOS CRÍMENES DE OXFORD PROYECCIONES: LA CIUDAD DE LA FURIA

N O I U G L E D O I N GE

lectual e t in o ic r t n de excé a m a f u s e t desmien y d o o w y ll a Ho Allen critica ARG: 10$ URU: 90$ Año 1 Num: 2 Octubre 10


N ENTREVISTA CNOO CAMPUSA

VO E U N , L A I C O S RED ER H C N I F D I V A D DE LA HORA DE LA

RELIGION MI 多QUERES SER HILLIPS AMIGO? TODD P

VIKINGO

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D N A R G L SPE C I A

S E R O T C E S DI R E

O Y ENT N R O T E R IN S : S A IC POLEM

ERRADOS ARG: 10$ URU: 90$ A単o 1 - Num: 3 Noviembre 10


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O D N U M O Ñ A EXTR NCH

S: EL PROYECCIONE BOSQUE S EC R E TO D E L ARG: 10$ URU: 90$ Año 1 - Num: 4 Diciembre 10

Y L D I V DE DA N DE UNA CONSTRUCCIO Y DISTINTA U M D A ID L A E R

HO C E T O M S I M BAJO EL NDO U M L E D N I F AGUA DEL DO UN

ESTRENOS: TO TORNO PARTO, SIN RE


STAFF Idea y Dirección General Camilo Crocci Coordinadora de producción Roxana Gassi Colaboradores Emmanuel Angelozzi Agustín Baccá Manuel Buscalia Yamila Cazabet Yanela Duimich Leandro Falcón Eva González Fotógrafos Federico Balestrero Federico López Claro Catriel Remedi Josefina Schmipp

Cinéfila es una revista mensual independiente sobre cine con mayor cantidad de visitas y ventas en los ámbitos de estudio de cine, Incaa, FADU Creada por Camilo Crocci en 2010, está posicionado como “el magazine del cine independiente argentino y exCorresponsales tranjero” gracias a su enciclopedia, que es la fuente Pablo Diaz D’angelo (Rosario) de información más completa sobre la historia del Martín Carrizo (Córdoba) cineen ese país y sus protagonistas, y es consulta Fabrizio Pedrotti (Posadas) permanente de los profesionales del medio. Cecilia Vecchi (La Plata)


SUMARIO A FAVOR O EN CONTRA

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LO QUE VIENE: TENDENCIAS 2011

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6 WOODY ALLEN: GENIO DEL GUIÓN

A punto de cumplir 75 años y de estrenar nuevo filme en la Argentina, el neoyorquino critica a Hollywood, desmiente su fama de excéntrico intelectual y dice que lleva una típica vida de clase media: “Ahora soy feliz. Me encanta estar casado y ser padre. Ya no necesito al psicólogo

EN RODAJE LOS DE AL LADO

8m EXCLUSIVO: ENTERATE ANTES EN

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“no se estrena nada”, s en las que algunos decían ana sem ias var de s pué Y des hoy hay cosas para ver. z estrenos. Definitivamente se vino este jueves, con die

CODIGO BARRIAL: THE TOWN COMO SERÁ EL NUEVO BAFICI LENGUA MATERNA CODIGO BARRIAL

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PERSPEPOLIS

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EL ULTIMO EXORCISMO

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FESTIVAL DE SAN SEBASTIAN

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EL SECRETO DEL BOSQUE

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LA FAMILIA SAVAGE

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APOLOGIA DEL GUION Su obra está profundamente marcada por sus unicas peculiares obsesiones. La religión, la muerte y el sexo son varios de estos lugares comunes de reflexión. Por Hernàn Schell Fotografias: Guido Segal

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n Dios se hace un gran repaso de la historia del teatro. Empezando por los griegos, que son los aparentes protagonistas de esta representación, pasando por Tennessee Williams, y terminando por el teatro del absurdo, Allen no deja títere con cabeza a lo largo del único acto que compone este texto inclasificable.Resumir el argumento de Dios no es tarea sencilla. Un actor y un autor discuten en escena acerca de cuestiones más o menos profundas mientras buscan un final para la obra que van a presentar a un certamen de teatro en la Grecia Clásica. No es casual que Allen sitúe la acción de la obra en la Grecia Clásica. Probablemente romper todos los esquemas del teatro de los setenta, un teatro que ha superado a Beckett y a Ionesco, no suponga un reto para el neoyorquino.


NOTA DE TAPA

Cintas donde se cuestiona al cine Annie Hall 1978 Balas en Broadway 1979 Stardust Memories 1981 El Dormilon 1987 Celebrity 1992 Hollywood Ending 2005

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Y es que para hacer teatro que reflexione. Acerca del propio teatro, nada mejor que retrotraernos a esos festivales de teatro en los que autores como Esquilo o Sófocles presentaban sus obras para competir por el ansiado premio. De esta manera se deja patente el enfrentamiento entre la concepción de la tragedia de Eurípides y la de los contemporáneos de Allen. Las preocupaciones son las mismas, las soluciones difieren. O planteado de otra manera, ¿cómo habrían escrito teatro los griegos si su concepción del mundo hubiera sido la misma que la nuestra? Lo que Woody Allen propone es un juego de niveles de irrealidad bastante complejo en el que se rompe el pacto ficcional. Los personajes saben que son ficticios y además hacen partícipes de ello al público. Pero, lejos de acabar con la magia del teatro, lo que se persigue con esta revelación es dotarlo de una dimensión diferente. Pero el juego no acaba

aquí. Allen se atreve a ironizar acerca del propio teatro como industria, como negocio. Lo hace cuando pone en boca de sus personajes frases como «Eso es lo que el público paga por ver» o «Han pagado para entrar». En realidad da igual que se trate de griegos clásicos o de neoyorquinos del siglo XX, todos los dramaturgos han tenido las mismas aspiraciones y se han visto sometidos, de una u otra manera, a las leyes del mercado y a los gustos de un público a menudo voluble.A partir de aquí puede hablarse de una especie de paralelismo entre las relaciones autor-personaje y hombre-Dios. Cuando el actor defiende su capacidad de elección es cuando se empiezan a suscitar cuestiones filosóficas, aunque sin perder el tono sarcástico. Podríamos, atendiendo a la temática de la obra, hablar de una metáfora que identifica la figura de Dios con la del autor. Cuando desaparece la autoridad de Dios, en este caso la del autor, el hombre, en este caso el personaje, entra en crisis. La respuesta a esta crisis será el absurdo. Lo absurdo está presente en toda la obra. Por un lado en el sentido más común del término, el del humor absurdo, constante en toda la producción de Allen, pero también en el cine de sus reverenciados hermanos Marx o en las producciones de grupos humorísticos como los Monty Python. Por otro los diálogos repetitivos, la carencia de una secuencia lógica y las dudas existenciales que asaltan a los protagonistas nos hacen pensar en el teatro Beckett. En última instancia la problemática que se está planteando en esta obra es la de la muerte de Dios. En Dios esa muerte no puede ser más literal. En medio de la rep-

resentación de esa obra que tiene lugar dentro de otra obra, el actor que interpreta a Zeus sufre un accidente y muere estrangulado, desatándose el caos como consecuencia de ello. Nietzscheano a la par que desternillante.Aunque incluso parece que quisiera burlarse de los que pretenden dotar de algún mensaje o significado a sus creaciones, pero cierto es que pocos hilos quedan sueltos en medio de esta maraña absurda que se entreteje con bastante más cuidado de lo pudiera parecer, y Dios, a su manera, no puede estar más cargada de sentido.

DIOS, UNA FANTÁSTICA COMEDIA

Toda la producción cinematográfica y literaria de Allen está profundamente marcada por sus particulares obsesiones. Dios, la religión, la muerte y el sexo son algunos de los lugares comunes que, una vez más, se revisan en esta obra. En Dios se hace un repaso de la historia del teatro. Empezando por los griegos, que son los aparentes protagonistas de esta representación, pasando por Tennessee Williams, y terminando por el teatro del absurdo, Allen no deja títere con cabeza a lo largo del único acto que compone este texto inclasificable y único en su género. Resumir el argumento de Dios no es tarea sencilla. Un actor y un autor discuten en escena acerca de cuestiones más o menos profundas mientras buscan un


final para la obra que van a presentar a un certamen de teatro en la Grecia Clásica. No es casual que Allen sitúe la acción de la obra en la Grecia Clásica. Probablemente romper todos los esquemas del teatro de los setenta, un teatro que ha superado a Beckett y a Ionesco, no suponga un reto para el neoyorquino. Y es que para hacer teatro que reflexione acerca del propio teatro, nada mejor que retrotraernos a esos festivales de teatro en los que autores como Esquilo o Sófocles presentaban sus obras para competir por el ansiado premio. De esta manera se deja patente el enfrentamiento entre la concepción de la tragedia de Eurípides y la de los contemporáneos de Allen. Las preocupaciones son las mismas, las soluciones difieren. O planteado de otra manera, ¿cómo habrían escrito teatro los griegos si su concepción del mundo hubiera sido la misma que la nuestra?Lo que Woody Allen propone es un juego de niveles de irrealidad bastante complejo en el que se rompe el pacto ficcional. Los personajes saben que son ficticios y además hacen partícipes de ello al público. Pero, lejos de acabar con la magia del teatro, lo que se persigue con esta revelación es dotarlo de una dimensión diferente. Pero el juego no acaba aquí. Allen se atreve a ironizar acerca del propio teatro como industria, como negocio. Lo hace cuando pone en boca de sus personajes frases como «Eso es lo que el público paga por ver» o «Han pagado para entrar». En realidad da igual que se trate de griegos clásicos o de neoyorquinos del siglo XX, todos los dramaturgos han tenido las mismas aspiraciones y se han visto sometidos, de una u otra manera, a las leyes del mercado y a los gustos de un público a menudo voluble y especial. A partir de aquí puede hablarse de una especie de paralelismo entre las relaciones muy autor-personaje y hombre-Dios. Cuando el actor defiende su capacidad de elección es cuando se empiezan a suscitar cuestiones filosóficas, aunque sin perder el tono sarcástico. Podríamos, atendiendo a la temática de la obra, hablar de una metáfora que identifica la figura de Dios con la del autor. Cuando desaparece la autoridad de Dios, en

“El cerebro es mi segundo órgano en importancia.”

Viejas èpocas, en los `70 Woody y Diane Keaton su actriz preferida para muchas de sus obras. Detràs se asoma Michael Caine.

este caso la del autor, el hombre, en este caso el personaje, entra en crisis. La respuesta a esta crisis será el absurdo. Lo absurdo está presente en toda la obra. Por un lado en el sentido más común del término, el del humor absurdo, constante en toda la producción de Allen, pero también en el cine de sus reverenciados hermanos Marx o en las producciones de grupos humorísticos como los Monty Python. Por otro los diálogos repetiti-

vos, la carencia de una secuencia lógica y las dudas existenciales que asaltan.

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NOTA DE TAPA los protagonistas nos hacen pensar en el teatro Beckett.En última instancia la problemática que se está planteando en esta obra es la de la muerte de Dios. En Dios esa muerte no puede ser más literal. En medio de la representación de esa obra que tiene lugar dentro de otra obra, el actor que interpreta a Zeus sufre un accidente y muere estrangulado, desatándose el caos como consecuencia de ello. Nietzscheano a la par que desternillante.Aunque incluso parece que quisiera burlarse de los que pretenden dotar de algún mensaje o significado a sus creaciones, pero lo cierto es que pocos hilos quedan sueltos en medio de esta maraña.

CON EL CORAZON EN NEW YORK

Para Woody Allen, la isla de Manhattan es una postal de rascacielos, puentes al amanecer y caminatas nocturnas. Manhattan es un emblema. Es una ciudad romanceada, adorada y poderosa. Es la ciudad como a él le gustaría que fuera: íntima, romántica y sofisticada.Es una ciudad en blanco y negro –por su carácter nostálgico– como nos mostró en Manhattan (1979), una carta abierta de amor a la ciudad que le valió dos nominaciones al Oscar; o en Broadway Danny Rose (1984), su homenaje a las épocas perdidas de Broadway, de los comediantes y sus agentes, los jugadores y las showgirls. El Times Square de Woody Allen huele a pastrami y a humo de puro. No es casualidad que el Carnegie Deli, inmortalizado por el propio director, ofrezca un sándwich con su nombre.El Central Park de Woody Allen huele a otoño, a veces a invierno. Los rostros de los personajes brillan con el sol de la tarde, en especial los de las mujeres. Es un lugar de proposiciones matrimoniales, paseos en carreta y discusiones sobre Schopenhauer. Allen nos enseña la ciudad a través de tomas largas, en las que los personajes apenas se ven o salen de cuadro. Solo queda la imagen del espacio, mientras se escuchan las voces de los protagonistas exhibiendo sus neurosis. Es la ciudad del pavimento; de los delis abiertos 24 horas, con neoyorquinos discutiendo en voz alta e interrumpiéndose a gritos; de los cabarets tocando clásicos de Cole Porter; de las viejas salas de cine exhibiendo películas de Chaplin, los hermanos Marx; de las galerías de arte moderno; y de los restaurantes, porque no existe un neoyorquino que coma en su casa.Los departamentos son sobrios, con estantes rebosantes de libros, y vistas magníficas de los rascacielos. Sus interiores sirven como el escenario

“Si no te equivocas de vez en cuando, es porque que ni siquiera lo has intentado.”

EL PARTICULAR MONTAJE DE “ANNIE HALL” Con un montaje inicial de casi cuatro horas, en los que Allen introducía escenas que luego serían aliminadas del montaje final, – como un partido de bàsquet entre los New York Nicks y un grupo de intelectuales que incluían entre sus jugadores a Kafka o Nietzsche, o una parodia sobre “La invasión de los ultracuerpos”– , la película finalmente se centró en la historia de amor entre Alvy y Annie, un precioso relato de comedia romántica con tintes algo amargos que arrancaba una sonrisa triste al espectador con su final. En éste, quedaba resumido todo el mensaje del film mediante el gracioso chiste de la gallina y los huevos. Para Alvy/Allen toda la complejidad de las relaciones de pareja se resume en esta anécdota. Todos necesitamos del amor en nuestras vidas pese a que las relaciones que mantenemos sean alocadas, irracionales y absurdas. No podemos prescindir de ellas, y nos rendimos constantemente al influjo que el amor provoca en nuestro interior. Como Alvy y Annie, incapaces de disfrutar al máximo su amor, pero a la vez necesitados el uno del otro. Así somos todos, unos miserables según el propio Allen, más preocupados de mirarnos el ombligo que de de ser felices y de disfrutar de la vida. Woody Allen juega constantemente en este film con el tiempo y el espacio, saltando de un momento a otro del argumento según le conviene, e incluso introduciendo saltos temporales.

ALLENGRAFIA En el 68 hizo su primer película, hasta el momento, con casi 75 años no para de rodar, he aquì sus obras màs destacadas.

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ANNIE HALL

HANNAH Y SUS HERMANAS

La cinta es un relato sobre un comediante neurótico neoyorquino, Alvy Singer, y su compañera sentimental, Annie Hall (Diane Keaton), tan y más neurótica como Alvy.

Una historia de búsqueda, infidelidad y hastío, con complejas relaciones entre los personajes que pertenecen a una misma familia. Cuenta con un guión magnífico. Una historia de búsqueda, infidelidad y hastío, con complejas relaciones entre los personajes de la misma familia

(1977)

(1979)


para organizar reuniones apretadas, para discutir temas existenciales, ver partidos de los Knicks y tener sexo de preferencia con un amante prohibido. La ciudad está

Rodajes realizados en la Gran Manzana Annie Hall 1978 Balas en Broadway 1979 Septiembre 1981 El Dormilon 1987 Dias de Radio 1992 Manhattan 1997

habitada por artistas afligidos, pseudointelectuales, madres judías, neuróticos, profesores ególatras, jóvenes atormentadas y psiquiatras freudianos que atienden a todos los anteriores. Y es que en ningún otro lugar podría existir esta amalgama de personajes. El director lo deja claro.

Incluso en sus películas filmadas fuera de su ciudad ya sea por falta de presupuesto o por requerimientos del guión Nueva York es un personaje. En Londres, en Barcelona, en París, en el infierno, hasta adentro de un cerebro humano, la city nunca duerme se hace presente. Hasta el diablo, interpretado por Billy Crystal en Deconstructing Harry (1997), es un neoyorquino hecho y derecho. El personaje vive feliz en el Infierno –pese al calor-, ama su independencia y afirma que no podría vivir en ningún otro lugar. El Nueva York de los atlas es enorme. No así el de Woody Allen. El director marca sus propios límites: al norte, por la calle 96 –donde empieza Harlem–, y al sur, por Chinatown. Nunca llega a Wall Street. Brooklyn aparece muy de vez en cuando, como en aquel flashback desproporcionado en el que Alvy Singer (Annie Hall, 1977) explica el origen de sus nervios: el niño vivía exactamente debajo de una

“Me interesa mucho el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”. montaña rusa. Los personajes rara vez sienten la necesidad de salir de la isla. Para el cineasta –y para la mayoría de los neoyorquinos– la ciudad es el centro y origen de todo: del arte, de los negocios, de la delincuencia y de los pordioseros. ¿Su Némesis? Los Ángeles, un lugar donde la gente no se esfuerza en caminar y cuya “única ventaja cultural es que puedes darte vuelta a la derecha cuando el semáforo está en rojo”. Una ciudad sin

MANHATTAN (1981)

Otra vez la neurosis como arma para ser còmico, se ve una historia de búsqueda, infidelidad y hastío, con complejas relaciones entre los personajes que pertenecen a una misma familia. Cuenta con un guión magnífico.

BALAS SOBRE BROADWAY (1994) Corren los 20. David Shayne, un autor teatral muerto de hambre, ha conseguido por fin financiación para una de sus obras. Ahora, el joven dramaturgo se renueva.

crimen y sin nieve, una ciudad de “arquitectura inconsistente”, que tiene la costumbre de “convertir su basura en programas de televisión” (Annie Hall). Hay un barrio para cada personaje. El Upper East Side es donde vive el “Woody Allen” de Woody Allen. Es donde sus personajes se enamoran. Es ahí donde está el departamento de Annie Hall y el Café Carlyle. Del otro lado del parque, en el Upper West Side viven los pseudointelectuales y las familias. Chinatown es un barrio místico, de edificios rancios y apretados, donde los personajes buscan remedios mágicos a sus problemas amorosos y angustias innecesarias. Es también, donde los más atrevidos se van a vivir, como Mia Farrow en Alice (1990) o el personaje de Larry David en Whatever Works (2009). En la ciudad de Woody Allen se escucha la orquesta de Benny Goodman, el saxofón de Glenn Miller, el score de Gershwin y la voz rasposa de Louis Armstrong. Woody Allen recrea su ciudad desde la nostalgia. Para él, su ciudad “es una metáfora de la decadencia de la sociedad contemporánea” (Manhattan). Nueva York es la isla donde están contenidas las memorias de cómo él quisiera que su ciudad se recuerde. Ciudad idealizada, engrandecida y sinónimo de un paraíso perdido que quizás nunca existió. Allen empezó su carrera como humorista a los 16 años, siempre asociado a otros humoristas. En 1957 se le concedió su primer premio Sylvana Award. A los 17 años tomaría la decisión de adoptar el seudónimo de Woody Allen. Comenzaría a trabajar individualmente, llegando a ejercer la tarea de director de sus espectáculos en la cadena de hoteles Borsch Belt de Nueva York, donde ya habían trabajado otros humoristas importantes como Jerry Lewis.En 1952, cuando se encontraba terminando la secundaria, comenzó a confeccionar chistes para enviarlos a algunos columnistas de los periódicos de su ciudad. El primero en usarlos fue Nick Kenny, columnista del Mirror. Poco después, Earl Wilson, el más leído del New York Post, también usaría algunos chistes de Allen. Inicialmente se publicaron de

VICKY CRITINA BARCELONA(2008) Dos jóvenes de EEUU, Vicky y Cristina van a Barcelona a pasar unas vacaciones de verano. Vicky es sensata y tiene intención de casarse; Cristina es emocional y se encuentra con nuevas aventuras. Una relación poco convencional con Juan

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NOTA DE TAPA forma anónima, pero luego se publicaron con el seudónimo de Woody Allen. Con 17 años su nombre ya circulaba por diferentes agencias de relaciones públicas y sus chistes aparecían más en los periódicos. Gene Shefrin, un agente de prensa, se interesó por este joven a quien contrató para la agencia en la que trabajaba.A finales de 1953, Allen ingresó en la Universidad de Nueva York, donde entre otras materias cursaba Producción cinematográfica. Pero no le interesaban mucho las clases; le gustaba más asistir a las proyecciones de películas que tenía la asignatura. Después de dejar de asistir a la mitad de las clases, terminó su primer semestre en la universidad con pésimas calificaciones en varias materias. Se retiró sin iniciar el segundo semestre. Uno de los profesores le dijo alguna vez No eres material de universidad. Creo que tendrías que recibir ayuda psiquiátrica, porque me parece que no tendrás mucha suerte para encontrar trabajo. En parte tenía razón, Allen consiguió su primer psiquiatra en 1959 y seguiría acudiendo a uno por el resto de su vida.Su primer contrato lo logra en 1955 en el programa The Colgate Happy Hour, con una asignación de 175 dólares semanales.Actuó en numerosos locales, apareciendo ocasionalmente en programas de tele, hasta que

Woody y Keaton en el rodaje de la comedia romántica que supo ganar varios Óscar.

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finalmente, y gracias a su extraordinario y origianal talanto e ingenio, tras una actuación en el local Blue Angel (en 1960), le ofrecieron la posibilidad de elaborar un guión y participar como actor en el filme What’s new, Pussy Cat?. En ese año conoce a dos personas que posiblemente han sido las que más han influenciado a lo largo de toda su extensa carrera: sus agentes Jack Rollins y Charles Joffe.

Su primera actuación en el Blue Angel fue gracias a una recomendación de Rollins. Ellos veían en Allen un excelente humorista, pero primero debían hacerle vencer su timidez. Esa noche de domingo en el Blue Angel fue un éxito, pero a pesar de eso, tuvieron que pasar dos años para que tuviera suficiente confianza y comenzara a improvisar saliéndose de los libretos que había preparado. En 1968 rueda su primera película (primera película completamente escrita y dirigida por él y en la que actúa como un ladrón), Take the money and run. Al comienzo fue difícil encontrar una productora que financiara el proyecto (costaba dos millones de dólares), hasta que Palomar Pictures decidió apoyar el proyecto. Aunque la productora no estuvo muy contenta con el resultado final, la película resultó ser un éxito de público. Después de este éxito, a Allen no le costó trabajo encontrar algún estudio que siguiera pagando sus películas. En 1970 firma un contrato con United Artists (productora creada por Charles Chaplin), y comenzaría a rodar su segunda película Bananas. El contrato con United Artists lo comprometía para rodar tres películas, y el estudio le otorgó a Woody Allen total control sobre su producción, algo que era muy poco usual para cualquier director joven de la época (en aquella

época ni siquiera Scorsese, Coppola o Mazursky tenían privilegios como éste). En 1977, tras filmar El dormilón (1973) y Love and Death (1975), Allen realiza la película con la cual obtendría su primer premio Óscar: Annie Hall.A partir de ese momento, Allen alcanza el éxito como director y guionista y también como actor, con la realización de películas ambientadas principalmente en su querida Manhattan, siendo uno de los primeros directores estadounidenses en reivindicar a cineastas europeos como Ingmar Bergman.En 1979 realiza la película que lo consagraría como director, Manhattan; filmada en blanco y negro, con largas e imponentes tomas de la localidad de Manhattan es considerada como un clásico de la historia del cine moderno. Ha sido nominado varias veces al Óscar y en 1977 recibió el premio como mejor director por su película Annie Hall, pero no acudió a la entrega alegando que se había olvidado de la ceremonia (se había quedado tocando el clarinete ese día), Diane Keaton obtuvo un premio Óscar como mejor actriz por esta película. Estatua de Woody Allen en Oviedo (Asturias, España).Este incidente con los Óscar no sirvió precisamente para


aumentar su escasa popularidad en los Estados Unidos. Varias veces ha declarado que, si no fuese por su acogida en Europa, le resultaría imposible continuar filmando. En 2002 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Desde entonces tiene una estatua en su honor en el centro de Oviedo. Sus últimas películas (2005 – 2006) han sido filmadas en Europa, recibiendo, como ya ha sido una constante, la aclamación de la crítica, especialmente la francesa. En el verano de 2007 rodó la película Vicky Cristina Barcelona en Barcelona, Oviedo , Avilés y La Felguera donde participaron interpretes como Scarlett Johansson, Penélope Cruz (ganó el Óscar a la mejor actriz de reparto) o Javier Bardem. La producción estuvo a cargo de Mediapro. El director de fotografía fue el ganador de numerosos goyas, Javier Aguirresarobe. Cuando actúa en una película, su actor de doblaje al español es Joan Pera, al cual ofreció un pequeño papel en la citada película, agradecido por el trabajo del actor español, por el que llegó a decir que gracias a él «era más héroe de lo que es en realidad». También se puede destacar que su persona ha realizado fugaces apariciones en Los Simpsons. En la escuela le llamaban Red por su pelo cuando era pequeño. Woody Allen va a consagrarse como “Mr. World Peace” en el 2010 debido a su gran contribución al teatro, a la comedia y a la cinematografía.También se puede destacar que su persona ha realizado fugaces apariciones en Los Simpsons. En la escuela le llamaban Red por su pelo cuando era pequeño. Woody Allen va a consagrarse como “Mr. World Peace” en el año 2010 que en ningún otro lugar podría existir esta amalgama de personajes. El director lo deja claro. Incluso en sus películas filmadas fuera de su ciudad –ya sea por falta de presupuesto o por requerimientos del guión- Nueva York es un personaje. En Londres, en Barcelona, en París, en el infierno, y hasta adentro de un cerebro humano, la ciudad que nunca duerme se hace presente. Hasta el diablo, interpretado por Billy Crystal en Deconstructing Harry (1997), es un neoyorquino hecho y derecho. El personaje vive feliz en el Infierno –pese al calor-, ama su independencia y afirma que no podría vivir en ningún otro lugar. El Nueva York de los atlas es enorme. No así el de Woody Allen. El director marca sus propios límites: al norte, por la calle 96 –donde empieza Harlem–, y al sur, por Chinatown. Nunca llega a Wall Street. Brooklyn aparece muy de vez en cuando, como en aquel flashback desproporcionado en el que Alvy Singer (Annie Hall, 1977) explica el origen de sus nervios: el niño vivía exactamente debajo de una montaña rusa. Los personajes rara vez sienten la necesidad de salir de la isla. Para el cineasta –y para la mayoría de los neoyorquinos– la ciudad es el centro y origen de todo: del arte, de los negocios, de la delincuencia y de los pordioseros. ¿Su Némesis? Los Ángeles, un lugar donde la gente no se esfuerza en caminar y cuya “única ventaja cultural es que puedes darte vuelta a la derecha cuando el semáforo está en rojo”. Una ciudad sin crimen y sin nieve, una ciudad de “arquitectura inconsistente”, que tiene la costumbre de “convertir su basura en programas de televisión” (Annie Hall). Hay un barrio para cada personaje. El Upper East Side es donde vive el “Woody Allen” de Woody Allen. Es donde sus personajes se enamoran. Es ahí donde está el departamento de Annie Hall y el Café Carlyle. Del otro lado del parque, en el Upper West Side viven los pseudointelectuales y las familias. Chinatown es un barrio místico, de edificios rancios y apretados, donde los personajes buscan remedios mágicos a sus problemas amorosos y angustias innecesarias. Woody Allen total control sobre su producción, algo que era muy poco usual para cualu querida Manhattan, siendo uno de los primeros directores estadounidenses en reivindicar a cineastas europeos como Ingmar Bergman.

“El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía, sin duda, es una de las mejores”.

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EN RODAJE

Querida, voy a comprar cigarros y vuelvo

Es la misma historia de siempre contada de otra manera, dice Alberto Laiseca en una de las numerosas oportunidades en las que aparece en cámara, dueño y señor del relato, para conducirlo, comentarlo, incorporar sus acotaciones ácidas, maliciosas y a veces cáusticas, para regocijarse durante hora y media.

P

ara contar de otro modo “la historia de siempre”, es decir, la historia de esa pequeñez irremediable, se recurre a un componente fantástico: un ser inmortal; alguien que hace muchos siglos fue mercader en Marruecos y adquirió esa insólita condición al ser alcanzado no por uno sino por dos rayos sucesivos. En su eterno peregrinaje por el mundo, el cínico caballero de acento español (Eusebio Poncela) llega a Olavarría, “un lugar donde no pasa nada”, e irrumpe en la vida del más gris y desdichado de sus habitantes para proponerle un extraño acuerdo que no le llevará más de cinco minutos de su existencia real, el tiempo de ir hasta un quiosco y volver a casa. Le dará una montaña de dólares a cambio de que viva otra vez diez años de su vida, a su elección. Sin que el guión le proporcione excesivo

Irrumpe en la vida del más gris y desdichado de sus habitantes para proponerle un extraño acuerdo que le llevará no más de cinco minutos ingenio, Ernestito (un excelente Emilio Disi) volverá a su juventud y aun a su infancia, lo que justificará que haya guiños irónicos o burlones sobre la historia reciente del país, mientras en la mirada de Laiseca, Cohn y los Duprat la pintura de los personajes se hace más negra y más cruel. Más allá de lo discutibles que puedan resultar las ideas del film y el lugar desde donde se las enuncia, esta nueva obra de los autores de El hombre de al lado se resiente sobre todo por el formato elegido: lo narrado verbalmente se impone sobre la acción y muchas veces confina a las imágenes (plásticamente impecables) a una función apenas ilustrativa. En tales condiciones, se amortigua todo lo que la propuesta del viajero

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Por Fernando López | EL AMANTE

inmortal podía tener de provocativo. El nuevo trabajo de la dupla constituida por los directores Mariano Cohn y Gastón Duprat (aunque virtualmente se trate de un trío: todas sus películas de ficción han sido escritas por Andrés Duprat, hermano de Gastón), Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo, igual que las dos anteriores –El artista (2008) y El hombre de al lado (2009)–, trae nuevamente mucha sal en los bolsillos y tela para cortar. En sus trabajos anteriores, Cohn y Duprat presentaron algunos tópicos interesantes que no pasaron inadvertidos, y su tercera ficción renueva esa costumbre. Si en El artista se planteaba el problema de los límites del arte y los artistas, y en El hombre de al lado las preguntas eran sobre todo materia social, en su nuevo film insisten con un juego entre creación, creador y criatura, que no parece inocente. Una de las discusiones potenciales puede resumirse sencillamente: qué responsabilidad tienen un escritor, un pintor o, para el caso, un director de cine sobre sus personajes. ¿Son responsables de las circunstancias que atravesarán sus criaturas una vez liberadas a esos mundos de papel o celuloide? ¿Hasta dónde pueden permitirse intervenir en los hechos que vivirán o el modo en que van a hacerlo? Querida, voy a comprar cigarrillos... comienza en un lugar y quizá una época remota, con la historia de un mercader que es alcanzado y muerto por un rayo en el desierto. Por milagro, y refutando las leyes meteorológicas que indican que un rayo jamás cae dos veces en el mismo punto, el hombre es revivido por otra descarga. Igual que ocurría con Christopher Walken en La zona muerta, ese ir hacia la luz y volver le dejará un don. Pero lejos de Cronenberg, este hombre entre perverso y juguetón (como un chico) no vivirá ese poder como un castigo, ni lo usará con prudencia, sino para divertirse de manera anónima a costa de otros (la vieja diferencia


Emilio Disi protagoniza el film de Cohn y Duprat, que se dedican a ver y disfrutar de la paja en el ojo ajeno.

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Los de al lado: Gastón Duprat & Mariano Cohn La dupla detrás de El hombre de al lado, la misma que hizo El artista, sabe muy bien esconder sus intenciones, que son mostrar las características más sórdidas de sus personajes, cuando pocos espectadores lo esperan. En aquel filme con el que debutaron en el largo tomaban el mundo del arte, lo examinaban y descomponían. Lo superfluo, lo naif y lo snob se daban de la mano hasta arribar a un final muy destructivo. La dupla detrás de El hombre de al lado, la misma que hizo El artista, sabe muy bien esconder sus intenciones, que son mostrar las características más sórdidas de sus personajes, cuando pocos espectadores lo esperan. En aquel filme con el que debutaron en el largo tomaban el mundo del arte, lo examinaban y descomponían. Lo superfluo, lo naif y lo snob se daban de la mano hasta arribar a un final destructivo.

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Como si la mirada, la observación, fuera más que un tamiz, un filtro, en El hombre de al lado comienzan hablando de una relación conflictiva para terminar indagando en profundidad en uno de los hombres de al lado. Porque si hay un hombre del otro lado, también está el de éste. Las interpretaciones sobre quién es el centro no admiten dudas en el -algo- inesperado final. “Sólo quiero unos rayitos de sol”, le dice Víctor (Daniel Aráoz, en un papel completamente diferente a todo lo que se le vio) a Leonardo (el dramaturgo, director y actor Rafael Spregelburd). Un albañil está abriendo una ventana en la medianera, nada menos que de la Casa Curutchet, la única construcción de Le Corbusier en Latinoamérica, y Leonardo quiere hacer entrar en razón a su vecino para que desista. Poco a poco Leonardo, que es un diseñador


exitoso, profesor universitario, comenzará a ver cómo su estructura -personal, familiar, laboral- comienza a resquebrajarse. Ese conflicto exterior no viene a hacer más que a estallar los problemas internos de esa casa, y de Leonardo en particular. Su relación con su esposa -que le exige que haga algo ante esa intrusión en su privacidad- y con su hija adolescente cambian. En un filme que levantará polémica, a todas luces Víctor tiene todos los números para llevarse en el sorteo el mote de malvado. Lo que quiere hacer -lo que hace- está mal. Decididamente mal. Gastón Duprat y Mariano Cohn han visto el cine de Polanski, y dominan la ambigüedad como pocos cineastas en el medio local. Y han extraído de Aráoz y Spregelburd dos actuaciones sorprendentes, en la acumulación de tensiones y lejos de distender al espectador, lo llevarán a una situación límite. Son impiadosos con sus personajes y pese a que algunas escenas denotan una falta de montaje preciso, son dueños de un estilo propio, controvertido y bien, bien sanguíneo. En el campo experimental, ha realizado más de 20 obras, algunas de ellas, El hombre que murió dos veces (1992), Cirugía en pañales (1994), Circuito (1996), Venimos Llenos de Tierra (1998), Soy Francisco López (2000), Hágalo Usted Mismo (2002) y TV Service (2004). Muchos de estos trabajos han obtenido importantes premios tales como el Premio Georges Melies, el premio Franco Latinoamericano de Video Arte, el Premio Antorchas y el Premio Buenos Aires Video del Instituto de Cooperación Iberoamericano. Asimismo, Cohn y Duprat han realizado numerosas exposiciones en salas y museos del país y el exterior, como el Museo de Arte Moderno de New York (MOMA), el Centro Georges Pompidou (París) y la Cinemateca de París, entre otros. En el año 2000 hicieron una muestra retrospectiva de toda su obra en el Museo Nacional de Bellas Artes. Su labor en televisión ha sido destacada por la prensa y los especialistas nacionales e internacionales. Algunas de sus creaciones son Televisión Abierta (1999), Cupido (2000), Cuentos de Terror con Alberto Laiseca (2001), Navegando con Fede (2002) y Juro que es Verdad (2004), entre otros. En 2003 idean y dirigen Ciudad Abierta, el canal de televisión

de la ciudad de Buenos Aires. En el terreno del largometraje, Mariano Cohn y Gastón Duprat dirigen y producen el premiado documental experimental Enciclopedia (1999) y Yo Presidente (2006), un documental protagonizado por los ocho presidentes argentinos desde la restauración de la democracia. Esta cinta obtuvo Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de México y el Premio a Mejor Película Documental en el Festival de Málaga. En un filme que levantará polémica, a todas luces Víctor tiene todos los números para llevarse en el sorteo el mote de malvado. Lo que quiere hacer -lo que hace- está mal. Decididamente mal. Gastón Duprat y Mariano Cohn han visto el cine de Polanski, y dominan la ambigüedad como pocos cineastas en el medio local. Y han extraído de Aráoz y Spregelburd dos actuaciones sorprendentes, en la acumulación de tensiones y lejos de distender al espectador, lo llevarán a una situación límite. Son im-

La gran acumulación de tensiones lejos de distender al espectador, lo llevarán a una situación límite piadosos con sus personajes y pese a que algunas escenas denotan una falta de montaje preciso, son dueños de un estilo propio, controvertido y bien, bien sanguíneo. En el campo experimental, ha realizado más de 20 obras, algunas de ellas, El hombre que murió dos veces (1992), Cirugía en pañales (1994), Circuito (1996), Venimos Llenos de Tierra (1998), Soy Francisco López (2000), Hágalo Usted Mismo (2002) y TV Service (2004). Muchos de estos trabajos han obtenido importantes premios tales como el Premio Georges Melies, el premio Franco Latinoamericano de Video Arte, el Premio Antorchas y el Premio Buenos Aires Video del Instituto de Cooperación Iberoamericano. Asimismo, Cohn y Duprat han realizado numerosas exposiciones en salas y museos del país y el exterior, como el Museo de Arte Moderno de New York (MOMA), el Centro Georges Pompidou (París) y la Cinemateca de París, entre otros. En el año 2000 hicieron una muestra retrospectiva de toda su obra en el Museo

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Sobre Hugo y Scorsesse Hemos llegado a un punto de inflexión interesante: después de que los tuertos capitanes de la industria nos repitieran chorlitamente que el 3D era lo que iba a salvar la pantalla grande, se estrena una película en 3D a) buena, b) sobre un personaje célebre, c) con dos realizadores huperfamosos, taquilleros y de culto detrás como Tintín -en 3D- y capota. Por Fernando López | EL AMANTE

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n la Argentina metió menos de 200.000 espectadores, por debajo de cualquier cota para Peter Jackson o Steven Spielberg. De paso: si Tintín es buena es porque los personajes son muy divertidos, porque uno se cree todo y porque hay belleza en cada plano, se vea con o sin falso relieve. No implica nada, o implica todo: el 3D per sé no es un una atracción para la taquilla. Como no lo fueron el sonoro o el color: en el primer caso, hubo films mudos que

No todas las 3D tienen éxito, es imprescindible que nos emocione, nos conmueva con la metáfora. siguieron con altísima rentabilidad hasta bien entrado el sonoro. En el segundo, recién se volvió un estándar internacional después de la popularización del pésimo e inestable Eastmancolor a principios de los sesenta. En cuanto al 3D estereoscópico, existe desde que la fotografía es fotografía y, si no se aplicaba al cine, era porque las cámaras eran inmensamente grandes. Hoy la tecnología digital ha solucionado -en parte, sólo en parte- ese problema. Y no todas las

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películas en 3D tienen éxito: lo que sigue siendo imprescindible en todos los casos es que lo que veamos nos emocione, nos conmueva, nos hable del mundo desde la metáfora. Veo Hugo y siento una enorme desazón. Pensé durante mucho -quizás demasiadotiempo que Martin Scorsese creía sobre todo en la potencia dramática que combina al actor con la cámara, y no tanto en el truco o el aditamento decorativo. Pero ver Hugo me disuadió. Como un hebreo desesperado que necesita la llegada del Mesías y ser salvo, Scorsese parece creer que sí, que el 3D es la continuación de lo que lleva a las masas al cine. El problema es que también cree que las masas van al cine solo porque no pueden distinguir el cine de lo real y aún -repitiendo una historia falsa, creada en su momento por un cronista francés- reacciona ante la llegada del tren a la estación de La Ciotat con susto. Scorsese sabía -uno cree que sabía- que el susto es un juego (se rió de ello en Cabo de Miedo, por ejemplo) y que el miedo es otra cosa (es el miedo al vacío lo que lleva a Travis Bickle al desesperado rescate de la putita, es el miedo lo que mueve a Jesús a bajarse de la cruz en La última tentación de Cristo). Con Hugo, una película plagada de inútiles -porque no tienen vínculo alguno con la trama- travellings tridimensionales, Scorsese nos toma por niños. Directamente cree que el cine es en realidad una versión un poco más sofisticada que una montaña rusa, un sueño industrializado. Hay un momento, cerca del final, que demuestra que Martin Scorsese se ha vuelto un pedagogo cargoso y un prepotente con bue-


nos modales: toma el célebre plano del cohete entrando en el ojo de la Luna del Viaje a la Luna de Méliès y no solo lo pinta -algo que seguramente tue así en alguna copia del original- sino que además lo coloca en 3D. El director, pues, dejó de tener fe en su talento,en la posibilidad de transmitir una visión del mundo propia, en la emoción y en lo humano para creer, converso, sólo en las posibilidlades de la tecnología. El cine -y el cine de Scorsese- valieron la pena cuando eran el fantasma en la máquina. Hoy solo queda la máquina, y el director aparece tocado de galerita en un plano pueril de su última película: es él, el creador y el inventor, el que se ha vuelto un puro fantasma. Por fin Scorsese se ha vuelto lo que siempre quiso ser: un propagandista de Hollywood. Aunque alguien debería recordarle que el Hollyood que él querría propagar hace más de medio siglo que no existe. En la Argentina metió menos de 200.000 espectadores, por debajo de cualquier cota para Peter Jackson o Steven Spielberg. De paso: si Tintín es buena es porque los personajes son muy divertidos, porque uno se cree todo y porque hay belleza en cada plano, se vea con o sin falso relieve. No implica nada, o implica todo: el 3D per sé no es un una atracción para la taquilla. Como no lo fueron el sonoro o el color: en el primer caso, hubo films mudos que siguieron con altísima rentabilidad hasta bien entrado el sonoro. En el segundo, recién se volvió un estándar internacional después de la popularización del pésimo e inestable Eastmancolor a principios de los sesenta. En cuanto al 3D estereoscópico, existe desde que la fotografía es fotografía y, si no se aplicaba al cine, era porque las cámaras eran inmensamente grandes. Hoy la tecnología digital ha solucionado -en parte, sólo en parte- ese problema. Y no todas las películas en 3D tienen éxito: lo que sigue siendo imprescindible en todos los casos es que lo que veamos nos emocione, nos conmueva, nos hable del mundo desde la metáfora. Veo Hugo y siento una enorme desazón. Pensé durante mucho -quizás demasiadotiempo que Martin Scorsese creía sobre todo en la potencia dramática que combina al actor con la cámara, y no tanto en el truco o el aditamento decorativo. Pero ver Hugo me disuadió. Como un hebreo desespera-

do que necesita la llegada del Mesías y ser salvo, Scorsese parece creer que sí, que el 3D es la continuación de lo que lleva a las masas al cine. El problema es que también cree que las masas van al cine solo porque no pueden distinguir el cine de lo real y aún -repitiendo una historia falsa, creada en su momento por un cronista francés- reacciona ante la llegada del tren a la estación de La Ciotat con susto. Scorsese sabía -uno cree que sabía- que el susto es un juego (se rió de ello en Cabo de Miedo, por ejemplo) y que el miedo es otra cosa (es el miedo al vacío lo que lleva a Travis Bickle al desesperado rescate de la putita, es el miedo lo que mueve a Jesús a bajarse de la cruz en La última tentación de Cristo). Con Hugo, una película plagada de inútiles -porque no tienen vínculo alguno con la trama- travellings tridimensionales, Scorsese nos toma por niños. Directamente cree que el cine es en realidad una versión un poco más sofisticada que una montaña rusa, un sueño industrializado.

Martin creía sobre todo en la potencia dramática que combina al actor con la cámara.

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En rodaje Noviembre PANTALLA CHICA

CORTOMETRAJES: EXPO UBA LOS PARANOICOS Dirección: Gabriel Medina

Montaje Nicolás Goldbart

Guión: Música Nicolás Gueilburt Guillermo Guareschi Gabriel Medina Mauro Grassi

Especial Tarkovsky Lunes 21 - 23 hs - Space. Documental ùnico en su gènero Los hechos se situan en Rusia y relatan los acontecimientos de la guerra contra los polaco-lituanos, quienes apoyan a Grigori Otrepiev como el verdadero Dimitri

Producción Sebastián Aloi

Sonido Fernando Soldevila

Fotografía Lucio Bonelli

Fotografía Lucio Bonelli

Se trata de una película de género narrada en tono de comedia que, a pesar de lograr un resultado irregular con su principal falla, quizás, en injustificados vaivenes narrativos, es entretenida, con buenas actuaciones, buena musicalización y destacadas situaciones de humor. Luciano trabaja como animador de fiestas infantiles en Buenos Aires y está tratando de escribir un guión de cine. Su amigo Manuel vuelve de España junto a su novia Sofía para poner en el aire un programa de TV llamado “Los Paranoicos”. Una que tiene algo de romántica, algo de nocturna, algo de coming of age, algo de manifiesto contra el vacío y la desidia y algo de reflexión sobre ciertas ficciones argentinas.

LOS PARANOICOS UNA SEMANA SOLOS

AÑO 2009 Dirección: Gabriel Medina Guión: Nicolás Gueilburt Gabriel Medina Producción Sebastián Aloi Fotografía Lucio Bonelli

Fellini en acción Miercoles 14 - 22 hs - Isat Buena musicalización y destacadas situaciones de humor. Luciano trabaja como animador de fiestas infantiles en Buenos Aires y está tratando de escribir un guión de cine. Su amigo Manuel vuelve de España junto a su novia Sofía para poner en el aire un programa de TV llamado “Los Paranoicos”. Según los valores del mundo global, Manuel es un ganador y Luciano un perdedor. Pero Sofía será seducida por Luciano, Manuel atribuye a los perdedores. Se trata de una película de género narrada en tono de comedia que, a pesar de lograr un resultado muy irregular con su principal falla, quizás, en injustificados vaivenes narrativos, es entretenida, con buenas actuaciones, buena musicalización y destacadas situaciones de humor. Luciano trabaja como animador de fiestas infantiles en la ciudad de Buenos Aires .

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Dirigida por Celina Murga estrenada comercialmente el 11 de junio de 2009 que tiene como protagonistas principales a Natalia Gómez Alarcón, Ignacio Giménez, Lucas Del Bo, Gastón Luparo y Magdalena Capobianco.La crónica de los sucesos que ocurren cuando un grupo de niños cuya edad oscila entre los 7 y 14 años quedan solos durante una semana en una casa dentro de un country. La película retrata esos días, entre la cotidianeidad inocente .

LOS MAS PREMIADOS DE SAN SEBASTIAN Up the Yangtze, de Yung Chang. Canadá, 2007 El cielo, la tierra y la lluvia, de Josè Luis Torres. Argentina, 2008 Night train (Tren nocturno), de Ye Chen. China, 2008 Andalucía, de Alain Goims. Francia, 2008 The kids are all right (Mi Familia), de Lisa Cronodick. EE.UU., 2008


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PROYECCIONES GASOLINA

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Cine para Todos es un programa creado dese el INCAA que apunta a fortalecer los procesos de inclusión social y construcción de ciudadanía, al tiempo que pretende democratizar el acceso y la circulación de bienes culturales; colaborando con la gran generación de condiciones que construyan con la igualdad de todos.

OBJETIVOS

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Efectivizar la igualdad de especiales oportunidades en la órbita de la política audiovisual del INCAA.

Montaje Ernesto Russo Música Guillermo Poleschi Leonel Guardabasi Sonido German Arnedo Fotografía Lucio Bonelli Libreto Lucio Bonelli Guion Lucio Bonelli

Edicion Nico Volpe

Con una precisión milimétrica para captar la vibración de lo inmediato como estampa de la feliciProduccion dad terrenal, sin idealizaciones ni estilización alguMarcos Vieites na, Mario Posada Ochoa capturó con su Bolex de 16 Mauro Grassi mm su vida familiar en Medellín entre 1945 y 1971. Escenografia A lo largo de esos años, conservando inmutable un Gerardo Solari amateurismo virtuoso, Posada Ochoa registró a sus Puesta en escena hijos en las situaciones cotidianas y excepcionales Isidro Rodriguez para terminar gestando una silente home movie Vestuario maratónica de treinta y tres horas, diagramada para Lucio Bonelli Efectos especiales imprimir esta saga doméstica como una serie de recuerdos rigurosos de cada lugar. Lucio Bonelli

16 MEMORIAS

EL VIAJE DE AVELINO

Posibilitar el acceso de los sectores más postergados de la sociedad al Cine Nacional, considerándolo como una herramienta fundamental para la inclusión social en todos los aspectos.

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Propiciar la formación de una cultura democrática y brindando herramientas que permitan crear organizar demandas y gestionar las actividades en los distintos ámbitos de la sociedad.cipación popular tendientes a mejorar las condiciones de vida.

TODA LA TARASCA A continuación la lista las peliculas de Hollywood que mas dinero recaudaron durante el año pasado.

1. Batman The dark Knight

Warner - $527,526,268

2. 10.000 A.C.,Warner Bros. $262,655,225 Con una precisión milimétrica para captar la vibración de lo inmediato como estampa de la felicidad terrenal, sin idealizaciones ni estilización alguna, Mario Posada Ochoa capturó con su Bolex de 16 mm su vida familiar en Medellín entre 1945 y 1971. A lo largo de esos años, conservando inmutable un amateurismo virtuoso, Posada Ochoa registró a sus hijos en las situaciones cotidianas y excepcionales para terminar gestando una silente home movie maratónica de treinta y tres horas, diagramada para imprimir esta saga doméstica como una serie de recuerdos rigurosos de cada lugar.

Si todo viaje supone una previsión de aventura, en El viaje de Avelino están los avatares de la lucha contra el medio –y la falta de medios– pero la única aventura es la de la supervivencia. En la pedregosa y áspera Río Grande hay una nena, Nely, que se enferma, y no hay médico ni hospital para curarla. Su padre, Avelino, emprende una larga marcha para salvarla, desafiando el frío y el tiempo que corre. Francis Estrada no tomó el camino más fácil para su primera película, sino el camino contrario al imaginable. Despojó a esa anécdota demasiado real de todo rasgo miserabilista y de denuncia explícita.

3. Sexo en Nueva York, HBO. $250,028,555 4. Iron Man, Paramount Pictures, $240,989,472 5. Jumper, 20th Century Fox. $229,293,111 6. Cloverfield, Paramount Pictures. $167,623,929 7. Spiderwick, Paramount Pictures. $152,005,740 8. Vantage Point, Columbia Pictures. $149,609,674 9. Step Up 2 the Streets, Touchstone. $139,617,318 10. 21 Black Jack, Columbia Pictures $116,534,507.

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ESTRENOS Rodajes realizados en la Gran Manzana Annie Hall 1978 Balas en Broadway 1979 Septiembre 1981 El Dormilon 1987 Dias de Radio 1992 Manhattan 1997

Une affaire d´ amour Por Hernàn Schell La dupla detrás de El hombre de al lado, la misma que hizo El artista , sabe muy bien esconder sus intenciones, que son mostrar las características más sórdidas de sus personajes, cuando pocos espectadores lo esperan.

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a dupla detrás de El hombre de al lado , la misma que hizo El artista , sabe muy bien esconder sus intenciones, que son mostrar las características más sórdidas de sus personajes, cuando pocos espectadores lo esperan. En aquel filme con el que debutaron en el largo tomaban el mundo del arte, lo examinaban y descomponían. Lo superfluo, lo naif y lo snob se daban de la mano hasta arribar a un final destructivo . Como si la mirada, la observación, fuera más que un tamiz, un filtro, en El hombre de al lado comienzan hablando de una relación conflictiva para terminar indagando en profundidad en uno de los hombres de al lado. Porque si hay un hombre del otro lado, también está el de éste. Las interpretaciones sobre quién es el centro no admiten dudas en el -algo- inesperado final. “Sólo quiero unos rayitos de sol”, le dice Víctor (Daniel Aráoz, en un papel completamente diferente a todo lo que se le vio) a Leonardo (el dramaturgo, director y actor Rafael Spregelburd). Un albañil está abriendo una ventana en la medianera, nada menos que de la Casa Curutchet, la única construcción de Le Corbusier en Latinoamérica, y Leonardo quiere hacer entrar en razón a su vecino para que desista. Poco a poco Leonardo, que es un diseñador exitoso, profesor universitario, comenzará a ver cómo su estructura -personal, familiar, laboral- comienza a resquebrajarse. Ese conflicto exterior no viene a hacer más que a estallar los problemas internos de esa casa, y de Leonardo en particular. Su relación con su esposa -que le exige que haga algo ante esa intrusión en su privacidad- y con su hija adolescente cambian. En un filme que levantará polémica, a todas luces Víctor tiene todos los números para llevarse en el sorteo el mote de malvado. Lo que quiere hacer -lo que hace- está

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mal. Decididamente mal. Gastón Duprat y Mariano Cohn han visto el cine de Polanski, y dominan la ambigüedad como pocos cineastas en el medio local. Y han extraído de Aráoz y Spregelburd dos actuaciones sorprendentes, en la acumulación de tensiones y lejos de distender al espectador, lo llevarán a una situación límite. Son impiadosos con sus personajes y pese a que algunas escenas denotan una falta de montaje preciso, son dueños de un estilo propio, controvertido y bien, bien sanguíneo. En el campo experimental, ha realizado más de 20 obras, algunas de ellas, El hombre que murió dos veces (1992), Cirugía en pañales (1994), Circuito (1996), Venimos Llenos de Tierra (1998), Soy Francisco López (2000), Hágalo Usted Mismo (2002) y TV Service (2004). Muchos de estos trabajos han obtenido importantes premios tales como el Premio Georges Melies, el premio Franco Latinoamericano de Video Arte, el Premio Antorchas y el Premio Buenos Aires Video del Instituto de Cooperación Iberoamericano. Asimismo, Cohn y Duprat han realizado numerosas exposiciones en salas y museos del país y el exterior, como el Museo de Arte Moderno de New York (MOMA), el Centro Georges Pompidou (París) y la Cinemateca de París, entre otros. En el año 2000 hicieron una muestra retrospectiva de toda su obra en el Museo Nacional de Bellas Artes. Su labor en televisión ha sido destacada por la prensa y los especialistas nacionales e internacionales. Algunas de sus creaciones son Televisión Abierta (1999), Cupido (2000), Cuentos de Terror con Alberto Laiseca (2001), Navegando con Fede (2002) y Juro que es Verdad (2004), entre otros. En 2003 idean y dirigen Ciudad Abierta, el canal de televisión de la ciudad de Buenos Aires. En el terreno del largometraje, Mariano Cohn y Gastón Duprat dirigen y producen el premiado documental experimental Enciclopedia.


Lo mejor y lo peor Año 1978 Montaje y Edicion 1979 Desidia en Roma 1988 El Bonaerense 1994 Semana de Resaca 1997 La Cienaga 2003

¿Donde está el amor?

La Cinta

A Favor: Marcos Rodriguez

En Contra: Javier Porta Pouz

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a dupla detrás de El hombre de al lado , la misma que hizo El artista , sabe muy bien esconder sus intenciones, que son mostrar las características más sórdidas de sus personajes, cuando pocos espectadores lo esperan. En aquel filme con el que debutaron en el largo tomaban el mundo del arte, lo examinaban y descomponían. Lo superfluo, lo naif y lo snob se daban de la mano hasta arribar a un final destructivo .Como si la mirada, la observación, fuera más que un tamiz, un filtro, en El hombre de al lado comienzan hablando de una relación conflictiva para terminar indagando en profundidad en uno de los hombres de al lado.Porque si hay un hombre del otro lado, también está el de éste. Las interpretaciones sobre quién es el centro no admiten dudas en el -algo- inesperado final. “Sólo quiero unos rayitos de sol”, le dice Víctor (Daniel Aráoz, en un papel completamente diferente a todo lo que se le vio) a Leonardo (el dramaturgo, director y actor Rafael Spregelburd). Un albañil está abriendo una ventana en la medianera, nada menos que de la Casa Curutchet, la única construcción de Le Corbusier en Latinoamérica, y Leonardo quiere hacer entrar en razón a su vecino para que desista. Poco a poco Leonardo, que es un diseñador exitoso, profesor universitario, comenzará a ver cómo su estructura -personal, familiar, laboral- comienza a resquebrajarse. Ese conflicto exterior no viene a hacer más que a estallar los problemas internos de esa casa, y de Leonardo en particular. Su relación con su esposa que le exige que haga algo ante esa intrusión en su privacidad.

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a dupla detrás de El hombre de al lado , la misma que hizo El artista , sabe muy bien esconder sus intenciones, que son mostrar las características más sórdidas de sus personajes, cuando pocos espectadores lo esperan. En aquel filme con el que debutaron en el largo tomaban el mundo del arte, lo examinaban y descomponían. Lo superfluo, lo naif y lo snob se daban de la mano hasta arribar a un final destructivo . Como si la mirada, la observación, fuera más que un tamiz, un filtro, en El hombre de al lado comienzan hablando de una relación conflictiva para terminar indagando en profundidad en uno de los hombres de al lado. Porque si hay un hombre del otro lado, también está el de éste. Las interpretaciones sobre quién es el centro no admiten dudas en el -algo- inesperado final. “Sólo quiero unos rayitos de sol”, le dice Víctor (Daniel Aráoz, en un papel completamente diferente a todo lo que se le vio) a Leonardo (el dramaturgo, director y actor Rafael Spregelburd). Un albañil está abriendo una ventana en la medianera, nada menos que de la Casa Curutchet, la única construcción de Le Corbusier en Latinoamérica, y Leonardo quiere hacer entrar en razón a su vecino para que desista. Poco a poco Leonardo, que es un diseñador exitoso, profesor universitario, comenzará a ver cómo su estructura -personal, familiar, laboral- comienza a resquebrajarse. Ese conflicto exterior no viene a hacer más que a estallar los problemas internos de esa casa, y de Leonardo en particular.

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Alumno Camilo Crocci Docente Inés Pupareli Materia & Cátedra Tipografía 2 Cosgaya FADU - UBA

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