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LLOVER A CÁNTAROS
Fernando Operé
Tienen las calles los labios secos, pequeñas rascaduras abiertas en la piel. Tienen el pecho hendido, azuzado con brea, fustigado de culpa ajena. Coches, humos que todo lo secan, cicatrices, cloacas que se llevan la resaca y las promesas, y sed. Y digo por eso que tiene que llover a cántaros, para enjuagar las manchas de sangre del pavimento, y dejar que los perritos muertos y los niños dormidos se escurran inertes en las alcantarillas.