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SUSET SÁNCHEZ SÁNCHEZ
A Tamara Díaz Bringas, por estar ahí siempre. Por la emoción repetida cada vez que veo el video Planta Baja, incluido en esta exposición, donde descubro tus manos hojeando un libro entre el verde del diminuto jardín de tu balcón, asomándote y sonriendo a la calle —como en la foto tomada por Íñigo el día de tu cumpleaños. Tus manos hechas para la escritura, para la amistad. Tu sonrisa que no pudo borrar el exilio, ni la enfermedad.
Preámbulo: Utopías en torno a una sociedad pospandemia
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Por lo menos en Centroamérica se logró el sueño que había antes, una sola franja de tierra. Ya no tenemos Mara, no tenemos violencia. No tenemos aquel temor que existía antes, las fronteras ya no están. Podés pasar en tu bici, tranquilo. No hay un control como antes, tan estricto. Simplemente pasas saludando al compa... Se logró erradicar el uso de las armas (...). Hay un proyecto que se hizo para fundir la mayoría de las armas y con ese metal crear instrumentos. Suena a alegría. Suena a canto de ave...
Con esas palabras, que describen la utopía de uno de los tantos “recordadores de futuro” convocados por el colectivo paraguayo SudReal Storytelling, abre su itinerario la exposición Paréntesis. Relatos desde la incertidumbre1. El proyecto Memorias del futuro (2020-21) da título a una serie de registros de un mañana soñado que traza la cartografía imaginaria de un mundo transformado, donde el consumo, la sobreexplotación de los recursos naturales y de los seres humanos, así como la lógica colonial del capitalismo global, han sido sustituidos por un paradigma de convivencia intergeneracional e interespecies orientado esencialmente a los cuidados, los afectos y las políticas de una convivencia armónica, ecológica y sostenible post-Antropoceno.
Memorias del futuro proyecta su utopía en un tiempo mítico, diacrónico, fuera de la linealidad de la historia occidental. Basando su hipotético sistema de autogobierno en modelos comunitarios precapitalistas, recupera formas de relacionalidad social en las que prevalece una comprensión radicalmente crítica respecto al signo desarrollista y de violencia que ha orientado hasta el presente los modos extractivos de habitar e interactuar con los territorios. El planeta que rememoran/desean les2 “recordadores de futuro” ha eliminado las fronteras y con ellas el obsoleto y excluyente concepto de ciudadanía, que prescribe la figura totalitaria del Estado nación moderno. Frente a esa estructura nacionalista se defiende la entidad de las comunidades locales autogestionadas, autosuficientes, autónomas.
1 Aunque no mantendremos esta fórmula a lo largo de todo el texto, introducimos aquí el uso de la vocal “e” en tanto declaración política sobre la agencia de un lenguaje inclusivo en la articulación plural de los géneros que anima el proyecto Paréntesis. Relatos desde la incertidumbre. El empleo de esta y otras variantes, como la letra “x”, o los artículos “los/las”, etc., se hará indistintamente en diferentes momentos de la escritura para enfatizar dicho criterio inclusivo.
El diseño de las ciudades sustituye el mayoritario trazado urbano de las calles del planeamiento moderno por espacios agroecológicos y huertas. Las relaciones intergeneracionales asumen dinámicas de juego que cambian la actual percepción de la edad y sus injustas jerarquías y discriminaciones. El trueque y el intercambio erradican la esclavitud monetaria y de los cuerpos bajo los regímenes de sobreexplotación del trabajo en el capitalismo global. La administración de la vida se rige por otras temporalidades, donde se respetan los ciclos naturales, de las cosechas, los «tiempos largos», «tiempos indígenas»3, una epistemología otra, campesina.
El individualismo de las sociedades occidentales se transforma en solidaridad en el espacio de confianza comunitario. En ese sentido, el miedo, la sospecha y el odio frente al otro se convierten en empatía. La emigración es considerada una fuente de conocimientos para la comunidad y el extranjero es bienvenido.
Aconteció la Revolución de los cuidados bajo la premisa de la escucha, el amor, la salud, la calidad de las relaciones sociales, la conexión con las emociones. Un cambio de paradigma en las esferas del trabajo, la medicina, las ciencias, la economía.
2 Frente a la temporalidad frenética del sistema de reproducción del capital, Silvia Rivera Cusicanqui defiende el argumento de un tiempo que reivindique los ritmos y circuitos de la vida de las comunidades locales, de la reproducción de la vida, de las cosmovisiones indígenas ecológicas y sostenibles del territorio, basadas en el respeto y la práctica de tradiciones y conocimientos a partir de la observación de la naturaleza y la consciencia del “tiempo largo” que abarca varias generaciones. Véase Silvia Rivera Cusicanqui, “Resistencias, insurgencias y luchas por la vida en tiempos de exterminios”, en Senti-pensarnos Tierra: Epistemicidio y genocidio en tiempos de COVID-19, Nº. 1, octubre, 2020, pp. 59-66. Accesible en línea: https://www. clacso.org/boletin-1-senti-pensarnos-tierra/