1 minute read
El discreto encanto del videoportero
Siempre que se habla de domótica (término algo desgastado), hogar conectado o Smart Home, los usuarios todavía hoy tienden a pensar en sistemas sofisticados, quizá de gran complejidad técnica y en muchas ocasiones costosos. Sin embargo, un elemento tan cotidiano como el videoportero (y el portero automático) ha avanzado de manera tan notable en los últimos años que desde hace tiempo se ha convertido en una puerta de entrada a la automatización de la vivienda
Por aportar algunos datos de contexto, según un estudio de la firma de investigación ABI Research, el mercado de la domótica en España incrementará su negocio un 300 % hasta 2024. Además, el 82 % de los españoles se plantea instalar dispositivos conectados en los próximos dos años, revela un reciente informe.
En esta evolución, la conectividad de los videoporteros es ya un componente esencial en este tipo de equipos, ya que permite la gestión remota de manera sencilla del control de accesos y la conexión con otros elementos de seguridad, como cámaras CCTV, detectores y sensores para distintas aplicaciones.
Para muchas comunidades de vecinos y particulares, el videoportero no es un complemento adicional de la instalación, sino un equipo básico, con un coste muy razonable. Además, el uso del teléfono móvil para gestionar el sistema es un aspecto que le ha hecho ganar terreno entre los usuarios. A esto se une el que es una solución que proporciona una mejora tangible en cualquier edificio, sea residencial o terciario, en términos de accesibilidad, seguridad y en la revalorización del inmueble.
En este sentido, el videoportero representa una clara oportunidad de negocio para las empresas instaladoras, especialmente por dos razones. En primer lugar, por la reposición: aún hay centenares de miles de bloques de viviendas y edificios que cuentan con porteros electrónicos antiguos. Y, en segundo lugar, el auge de determinadas tendencias, como el built to rent (construir para alquilar) o los edificios de alquiler vacacional.
Así lo refleja un interesante reportaje en este número. Pero para aprovechar esta oportunidad la formación del instalador es clave, dado que el avance en integración de sistemas o los servicios en la nube crece sin parar.
En suma, el videoportero puede suponer esa puerta de entrada a niveles mayores de automatización del hogar. Un producto sencillo de manejar, intuitivo y escalable, que aporta confort y seguridad. En definitiva, con un discreto encanto
Miguel Ángel Jiménez Director del Área de Material Eléctrico