"Con la audacia del realismo"

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Con la audacia del realismo Asamblea General de la Compañía de las Obras Milán, 25 de noviembre 2012


Con la audacia del realismo Asamblea General de la Compañía de las Obras Milán, 25 de noviembre de 2012


En portada: Foto de Robert Doisneau - Tailleurs de Pierre Quai De La Tournelle, 1969 Diciembre 2012 - Compañía de las Obras © 2012, Fraternità di Comunione e Liberazione, para los textos de Julián Carrón Fotocomposición: Concreo SRL

Agradecimientos: BFS Partner, Fondazione Meeting per l’amicizia fra i popoli, Ge.Fi., Team Service, Utilità.


Bernhard Scholz Presidente de la Compañía de las Obras Hemos elegido dos manifestaciones artísticas que reflejan bien el sentido del lema de nuestro encuentro: el fragmento de violín de Vivaldi que acabamos de escuchar y la foto de Robert Doisneau. El hombre que ejecuta una melodía en las cuerdas del violín que levanta la mirada del corazón y la creatividad y el ímpetu del hombre que modela la piedra sin forma para construir una catedral muestran la belleza de la realidad en toda su potencia. “Con la audacia del realismo” son palabras fuertes, más aún en el contexto de la crisis que estamos viviendo. Hemos elegido este lema porque hemos conocido a muchas personas, empresas y obras sociales que se mantienen firmes ante la dificultad y el dramatismo de la realidad. En lugar de rendirse salen al encuentro de esa realidad ardua, compleja, y muchas veces percibida como adversa, en busca de un lugar desde donde sea posible comenzar, reemprender el trabajo o cambiar la perspectiva creando algo distinto e incluso nuevo. Son personas que afrontan sin miedo los problemas de su empresa, que abren perspectivas para los jóvenes y construyen una profesionalidad propia en medio de las adversidades, cerrando su empresa sin lamentarse o emprendiendo una nueva actividad sin falsas expectativas. A menudo la palabra “realismo” se usa para manifestar un límite que impide que el deseo o la aspiración se realicen. Se considera la realidad como un freno o un límite.

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Sin embargo hay personas que la viven de otro modo, con el deseo de conocerla y explorarla para descubrir el bien que pueda haber en ella. Es posible un acercamiento a la realidad de la propia vida, de las relaciones con los demás, a la propia realidad profesional y de emprendimiento, a la realidad social, con una apertura de fondo, escuchando y observando para encontrar aquel punto precioso que nos permite reanudar, recomenzar, despertar nuestro compromiso. En un momento donde toda la vida social parece oscilar entre la rebeldía y la resignación, es decisivo volver a proponer la experiencia de un realismo que acoge la realidad tal como se presenta, transformándola, cambiándola, haciéndola paso a paso más cercana a nuestra necesidad de bien y justicia. Ese realismo se expresa en una audacia que - según la etimología de la palabra - implica “atreverse”, “tender hacia”, “desear con intensidad”. Desear así no es imprudencia, sino capacidad de dejarse provocar por las circunstancias y de responder a ellas con toda nuestra persona. El propio realismo es una solicitud al coraje, a la iniciativa y a la audacia. Hoy queremos comprender mejor este realismo en que hunde sus raíces la racionalidad de la audacia. Nos interesa despertar en nosotros una humanidad que nos permita vivir y trabajar a la altura del momento histórico que estamos llamados a afrontar. Lo haremos a través de las preguntas que nos llegaron en las últimas semanas en la preparación de esta asamblea. Durante toda su historia la CDO ha buscado y busca trabajar con personas, instituciones y asociaciones dispuestas a esa colaboración para contribuir con su identidad y experiencia de bien en los países en que estamos presentes. Siempre es un gran honor para nosotros que tantas personas y asociaciones participen en nuestras iniciativas, nacionales y locales. Agradezco por tanto de corazón al Presidente de Confindustria de la Legacoop, Giorgio Squinzi, y al Presidente de la Legacoop, Giuliano Poletti

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Bernhard Scholz

por su participación en nuestra a asamblea. Quería participar también el presidente de Rete Imprese Italia y de Confartigianato, Giuseppe Guerrini, pero debido a un contratiempo inesperado no ha podido venir y me pide que os salude en su lugar. Durante los últimos años hemos repetido en muchas ocasiones que el origen de la crisis que atravesamos es cultural. Por una simple razón: no hay una economía neutra. Las decisiones que tomamos - la economía es fruto de infinidad de decisiones, tanto a nivel macroeconómico como de empresa - dependen de criterios y objetivos de origen cultural. El valor que reconocemos a los que colaboran con nosotros, el trabajo en sí, la empresa, los beneficios o la sostenibilidad ecológica inciden en esas decisiones, si bien, en última instancia, todos estos criterios dependen de una pregunta fundamental de origen antropológico: ¿qué es el hombre y qué lo le hace feliz? Si los valores no remiten a esta pregunta son una abstracción estéril que se repite una y otra vez hasta acabar en nada, como vemos a menudo hoy en día. Se convierten en una llamada a la ética, que es un paliativo de su vaciedad. Por eso agradecemos a Julián Carrón su participación en nuestra asamblea, como cada año: no por cortesía, sino porque es una ayuda decisiva para que todos profundicemos en una sensibilidad humana más auténtica. Es la ocasión de escuchar palabras que muestran una experiencia de vida más verdadera, más consistente, más original, me atrevería a decir. Cada acción es un fruto inevitable de una posición humana y, por tanto, de una cultura; consciente o no, reconocida o no, explícita o implícita. Por lo que nos concierne, muchos de nosotros reconocemos explícitamente, con sencillez y transparencia, que la experiencia cristiana - tal como nos la comunicó Luigi Giussani y nos la comunica a su vez Julián Carrón - es la fuente ideal a la que nos acercamos con la esperanza de ser cada vez más hombres, más libres, más responsables de nuestra acción y decisiones, dispuestos a la corrección y al cambio al que nos llama

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la realidad. Cada uno es un adulto responsable de las decisiones que cada día toma en su trabajo y responde personalmente ante todos. Esto muestra hasta qué punto la afirmación (que se repite a menudo cuando se habla de nosotros) de que la CDO es “el brazo de CL en la economía” es engañosa y casi ridícula. No queremos ser el “brazo” de nadie, sino una posibilidad para todos. Somos una asociación completamente libre en sus decisiones y en su operatividad. Por eso nos interesa algo muy importante: vivir lo mejor posible nuestra libertad para que nuestra vida, nuestra profesionalidad y nuestra capacidad empresarial estén cada vez más arraigadas en una humanidad auténtica y sean cada vez más adecuadas y operativas en el trato con la realidad, colaborando con todos en la construcción del bien común, compromiso hoy más urgente que nunca. Por tanto comenzamos con las preguntas que queremos hacer hoy a Julián Carrón.

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Julián Carrón

Julián Carrón Presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación La crisis y la persona Bernhard Scholz. Estos tiempos están caracterizados por una seria dificultad para los que llevan a cabo obras y empresas. Todo parece venirse abajo, como durante un terremoto. En la última asamblea descubrimos cómo ser libres y no esclavos de las circunstancias, y cómo vivir con una capacidad constructiva que muchos nos han testimoniado. Hoy nos vemos navegando contracorriente. ¿Qué puede ayudarnos a tener audacia y realismo? Julián Carrón. He aceptado con cierto reparo la invitación de mis amigos a dirigirme a vosotros, porque sois vosotros los verdaderos protagonistas en este terremoto. El motivo por el que puede resultar útil que yo os hable es ayudaros a que seáis más conscientes de que cada uno de vosotros – empresario o trabajador – es una persona. Puede parecer algo evidente, pero no creo que sea banal. Porque esto es lo que todo el mundo da por descontado hoy, reduciendo a la persona a sus capacidades. Es una falacia. Decir que el empresario es una persona quiere decir que, antes que cualquier otra cosa, necesita de una conciencia personal sin la cual todo lo demás, empezando por sus capacidades, resulta insuficiente. Es demasiado evidente hoy en día que el terremoto afecta al núcleo del propio “yo”, a su consistencia. En este sentido, la crisis puede ser una ocasión preciosa para descubrir la verdad de uno mismo, dónde está su consistencia, y de este modo establecer un fundamento adecuado para afrontar la situación, el desafío que tenemos ante nosotros y que nunca es ajeno al ejercicio de la propia profesión. 7


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Pero, ¿qué es el “yo” de cada uno de nosotros? El genio de Dante viene en nuestra ayuda: «Ciascun confusamente un bien apprende nel cual si queti l’animo, e disira; per che di giugner lui ciascun contende» (Virgilio a Dante: Todos intuyen confusamente la existencia de un bien en el cual el alma pueda encontrar satisfacción, y lo desean; por ello, todos luchan para alcanzarlo). (Purgatorio XVII, vv. 127-129). ¿Dónde puede un “yo” constituido de este modo, con este deseo de bien que nos constituye, encontrar la consistencia necesaria para resistir en medio del terremoto? Aquí radica el verdadero desafío de las circunstancias actuales. Para encontrar una respuesta no bastan las opiniones, interpretaciones o conversaciones, que nos hacen perder el tiempo. Hace falta que cada uno mire en su propia experiencia (o en la experiencia de otros) y busque qué tiene la consistencia suficiente para permitirle mantenerse en pie. Santo Tomás nos proporciona el criterio de esta consistencia: «La vida del hombre consiste en el afecto que principalmente le sostiene, y en el que encuentra su mayor satisfacción» (Santo Tomás de Aquino, Summa Thelogiae, IIa, IIae, q. 179, a.1 co). Por tanto, para tener consistencia es necesario encontrar ese afecto capaz de sostener la vida, justamente porque se apoya por completo en la experiencia de satisfacción. Es justamente en este nivel en donde nosotros, como cristianos, podemos ofrecer nuestra sencilla contribución: si somos los primeros en aceptar la verificación de la fe en las circunstancias actuales. Sólo alguien que ha hecho esta verificación puede testimoniar que sólo Cristo, presente en la Iglesia, corresponde a las exigencias constitutivas del corazón del hombre. Como nos recordaba el miércoles pasado Benedicto XVI, «Cristo, sólo Él satisface los deseos de verdad y de bien [de los que habla Dante] enraizados en el alma de cada hombre» (Audiencia general, 21 noviembre 2012). Sólo Cristo, por tanto, asegura una satisfacción tal que genera un afecto capaz de sostener la vida en cualquier eventualidad, revelándose como un ancla segura en medio del terremoto.

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Aquí se puede ver si el desafío de las circunstancias ha hecho madurar en nosotros una certeza que nos permite ofrecer a nuestros hermanos los hombres un punto de apoyo seguro. Sólo Él puede ser el fundamento adecuado de una amistad operativa como la vuestra, pues sólo en la compañía de amigos verdaderos seréis capaces de mirar la realidad de vuestra empresa con verdad, sin ser vencidos por el miedo que os impide reconocer cómo están las cosas, única condición para poderlas afrontar con alguna posibilidad de éxito. Una compañía de amigos que os sostenga a la hora de mirar todos los signos de la situación en la que cada uno se encuentra sin censurar ninguno, que os anime y os apoye en la disponibilidad a reconocer y a obedecer a las indicaciones de todo lo que hace falta cambiar, que os sugiera y os ayude a tener la audacia de tomar las decisiones, incluso arriesgadas, más adecuadas para afrontar los desafíos que tenéis ante vosotros. Si todo esto se confirma en vuestra experiencia, descubriréis el valor más precioso de vuestra amistad: ser sostén para una mirada más verdadera sobre la realidad. Comparado con esto, cualquier ventaja o beneficio del tipo que sea resulta demasiado poco para tiempos de terremoto, y no sólo. Santo Tomás percibió bien la naturaleza del desafío: «De la naturaleza brota el terror de la muerte, de la gracia brota la audacia [palabra que habéis elegido como título de este encuentro]» (cfr. Santo Tomás de Aquino, Super Secundam ad Corinthios, 5, 2). «“De la gracia brota la audacia” quiere decir entonces: gracias a una Presencia distinta de nosotros brota en nosotros la audacia» (L. Giussani, Un avvenimento di vita, cioè una storia, Edit-Il Sabato, Roma 1993, p. 308). Podré tener la audacia que necesito sólo si estoy disponible a apoyar todo en esa presencia, en esa compañía verdadera que me ofrece el punto de apoyo para arriesgar. Por tanto, como decía don Giussani, «La navegación de Andrea Pisano (un pequeño bajorrelieve […]) es emblemática de la

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audacia. En ella se recortan las figuras de dos discípulos que sobre la barca, hendiendo las aguas del lago, reman hacia la otra orilla, tensos y a la vez tranquilos y seguros: detrás de ellos, en la barca, está Jesús. El camino, el paso, la travesía hacia el destino resulta posible únicamente cuando hay una presencia (si uno tuviese que remar solo, se le nublaría la vista, se pararía enseguida). El camino se vuelve sencillo si hay una presencia, es decir, digamos enseguida la palabra: si hay una compañía» (Ibidem). El origen y la obra Scholz. Muchas obras y empresas asociadas a la CdO nacen de personas que pertenecen a la experiencia cristiana, vivida con frecuencia en el movimiento de Comunión y Liberación. ¿Cómo se refleja este origen en la obra? ¿Cómo se refleja en la empresa? Carrón. Te agradezco esta pregunta, porque en estos tiempos resulta especialmente urgente aclarar cuál es la relación entre el movimiento de Comunión y Liberación y las obras llevadas a cabo por personas educadas en el movimiento. 1) El movimiento de Comunión y Liberación tiene una finalidad educativa: educar personas que puedan luego, asumiendo su propia responsabilidad, tomar la iniciativa de generar obras. Se trata de una responsabilidad confiada totalmente al adulto. El movimiento no entra en la gestión de la obra, porque sería como admitir que el movimiento no es capaz de generar adultos que asuman su propia responsabilidad; y esto supondría el fracaso de la experiencia de un movimiento como el nuestro. No es que el movimiento se desinterese de las obras. No. El movimiento se interesa y está presente desarrollando su tarea propia, es decir, mediante la generación contínua de un sujeto adulto. Don Giussani estaba tan convencido de que el movimiento podía generar sujetos adultos que dejó completamente en sus manos la responsabilidad de las

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obras que ellos creaban; no sintió la necesidad de poner un «guardián» para tener bajo observación a las personas. “Arriesgó” todo y apostó por la conciencia de la responsabilidad de los adultos. 2) La obra es por entero de aquel que la hace, por tanto no hay una obra “del” movimiento. El movimiento no tiene obras, salvo el Instituto Sacro Cuore, que don Giussani quiso como un ejemplo para todos en el ámbito educativo. Por eso, ninguna otra obra está bajo la responsabilidad directa del movimiento. El movimiento no forma parte del Consejo de administración de esta o aquella obra, y por tanto, al no formar parte de él, no asume la responsabilidad de las decisiones que toma un Consejo de administración. Creo que la cuestión es simple. Todos aquellos que, como adultos, deciden dar vida a una obra, deben tener conciencia de su responsabilidad total con respecto a la obra. Esto es particularmente importante porque a veces se percibe una falta de esta conciencia. Por eso puede suceder que se dejen pasar cosas sobre las que habría que intervenir, sin asumir la responsabilidad como adultos. Si todos fueran verdaderamente conscientes de su responsabilidad, ciertas cosas no sucederían. Esto es una llamada a la responsabilidad personal en cuanto adultos, y por tanto un desafío para crecer en la autoconciencia que determina el modo de gestionar las obras en las que estáis implicados. Esta asunción de responsabilidad forma parte del crecimiento del sujeto que todos deseamos. Es la responsabilidad propia del laico que la Iglesia quiere que cada uno asuma, de modo que con sus obras pueda testimoniar la novedad de la vida cristiana, la novedad que nace de la criatura nueva. Por eso creo que queda mucho camino por hacer, y no porque no existan muchas experiencias admirables entre vosotros, sino porque es necesario aprender de lo que sucede, o de las posibles deficiencias que se ponen de manifiesto en las obras, para tomar conciencia y evitar errores o riesgos que muchas veces debemos afrontar.

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La capacidad de un adulto – que participa en la experiencia de Comunión y Liberación – de generar obras es signo de la vivacidad del movimiento, de su energía educativa para generar personas sensibles a las necesidades de los demás y capaces de juntarse para realizar iniciativas y obras que constituyan respuestas adecuadas a las necesidades. A esto no renunciaremos nunca. ¡Muchas veces me quedo sin palabras ante vuestra creatividad, iniciativa y generosidad! Este es el fruto de la educación recibida en el movimiento de Comunión y Liberación. Es algo precioso, que testimonia la capacidad que tiene la fe de generar sujetos capaces de convertirse en protagonistas a través de la realización de obras. Semejante riqueza de obras es un hecho, un dato evidente para todos, y no puede ponerse en discusión a causa de los límites personales o de los errores que cualquiera puede cometer. Es más, reconocerlos, pedir perdón y corregirse representa la posibilidad de volver a tomar conciencia de la propia responsabilidad en las obras en las que cada uno está implicado. No se puede poner en peligro tal riqueza por una falta de responsabilidad personal. Además del realismo y de la prudencia a la hora de llevar a cabo las obras que Dios nos permite hacer, forma parte de esta responsabilidad hacer resplandecer en ellas la diferencia que portan, por ejemplo, en la forma de tratar al personal o de relacionarse con los clientes y proveedores. Parecen signos casi banales, pero todos sabemos que hablan a voz en grito de una humanidad diferente. Antes de terminar este punto, quisiera aprovechar esta ocasión para decir algo con respecto a la CdO, presentada a menudo en los periódicos como el «brazo económico» de CL, y que lleva a algunos a pensar que CL depende económicamente de la CdO. Nada más lejos de la realidad. Desde el comienzo, el movimiento ha vivido exclusivamente gracias a los sacrificios económicos de las personas que se adhieren a él. El que pertenece al movimiento se compromete a donar mensualmente una

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cantidad de dinero libremente establecida, el llamado «fondo común», que don Giussani siempre indicó como un gesto que nos educa en una concepción comunional de lo que uno tiene, en la conciencia de la pobreza como virtud evangélica y como gesto de gratitud por lo que se vive en el movimiento. Precisamente por esta razón educativa mencionada, no es relevante el importe de la cantidad que cada uno dona, sino la seriedad con la que permanece fiel al compromiso adquirido. Para sostener la vida de nuestras comunidades en Italia y en el mundo y las iniciativas caritativas, misioneras y culturales, el movimiento de Comunión y Liberación no necesita nada más; y por eso somos libres de todo y de todos a la hora de llevar a cabo nuestra tarea como movimiento. La responsabilidad Scholz. Con frecuencia se considera la pertenencia a la Iglesia o a un movimiento eclesial como un límite a la responsabilidad personal, mientras que tú insistes en el hecho de que justamente tal pertenencia favorece la asunción de responsabilidad. ¿En qué sentido pertenecer potencia la responsabilidad personal? Carrón. Todo depende de cómo se conciba el nexo entre pertenencia y responsabilidad. Hay tipos de pertenencia que, en vez de ayudar a madurar, a crecer en la responsabilidad, sustituyen al sujeto que pertenece. Como si la pertenencia a cierto grupo pudiese ahorrar el riesgo de la responsabilidad personal y justificar a priori el propio comportamiento. Existe, en cambio, una pertenencia que genera a la persona en su responsabilidad, en su libertad, en su iniciativa. Esto es, despierta todas las energías latentes del sujeto. «La dimensión comunitaria – decía don Giussani – no representa una sustitución de la libertad, ni una sustitución de la energía y de la decisión personales, sino la condición para que estas se afirmen. Si yo pongo

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una semilla de haya sobre la mesa, incluso mil años después (supuesto que todo permanezca tal cual) no habrá germinado nada. Si yo tomo esa semilla y la pongo en tierra, entonces llegará a convertirse en una planta. El humus no sustituye a la energía irreductible, a la “personalidad” incomunicable de la semilla; pero el humus es la condición para que la semilla crezca. La comunidad es una dimensión y una condición indispensable para que la semilla humana dé su fruto. Por eso la verdadera persecución, la más inteligente, es la que ha usado el mundo moderno, y no la que usó Nerón con su anfiteatro. La verdadera persecución no son las fieras, ni tan siquiera los campos de concentración. La persecución más encarnizada es el veto que el Estado moderno intenta poner a la expresión de la dimensión comunitaria del fenómeno religioso. Para el Estado moderno, el hombre puede creer en todo lo que quiera – es asunto de su conciencia –, pero sólo si esta fe no implica como contenido suyo que todos los creyentes sean una sola cosa y que, por eso, tengan derecho a vivir y expresar esta realidad. Impedir la expresión comunitaria es como cortar de raíz el alimento de la planta; la planta morirá poco después» (L. Giussani, El sentido religioso, Encuentro, Madrid 2008, pp. 188-189). Creo que tenemos delante muchos ejemplos de lo que sucede cuando se impide esta posibilidad, esta expresión comunitaria decisiva para el crecimiento de las personas. La prueba de la pertenencia es su capacidad de hacer fructificar la semilla, es decir, de generar adultos con una capacidad de estar en la realidad, de juzgar, de comprender la realidad, de estar disponibles a escucharla. A este nivel no bastan afirmaciones de principios. Se necesitan testimonios que documenten que las personas florecen en la pertenencia y que la pertenencia genera a las personas. Scholz. Hay personas que con su talento y temperamento han tenido el don de crear obras y empresas. Se han puesto en juego personalmente,

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han asumido su responsabilidad. Pero en algunos casos este compromiso personal se convierte en personalismo, en un estar centrados en sí mismos, lo que conlleva una relativización de los criterios objetivos. Este personalismo se pone de manifiesto también en la dificultad del paso generacional. ¿De dónde nace este personalismo y cuál sería el camino para una valoración real de la persona responsable? Carrón. El personalismo es un intento equivocado de resolver el problema de la vida, de alcanzar ese cumplimiento por el que vale la pena vivir. Es una lástima que ese intento nazca de la incapacidad de comprender la naturaleza del “yo” y de no haber encontrado respuesta adecuada a sus exigencias. «Por naturaleza el hombre es relación con el infinito», recordábamos en el último Meeting de Rímini. Si no nos damos cuenta de que estamos «hechos para el infinito», buscamos consciente o inconscientemente responder a nuestra necesidad humana – decías – «centrados en nosotros mismos», algo que nunca podrá satisfacer el deseo de infinito que nos constituye. Además de equivocado, el personalismo es inútil para responder a la exigencia por la que uno construye. Pero este personalismo puede subsistir gracias a la connivencia de todos los que creen resolver el problema de su vida descargando su responsabilidad sobre quien ejerce ese personalismo, el llamado «responsable» (todos podemos ser conniventes con este personalismo). Entonces, «la relación con el responsable, cuando se le sigue porque es el jefe de la organización sobre la cual se descargan todas las esperanzas, y de la que se pretende que realice nuestro proyecto, tiende a estar absolutamente cerrada en una dependencia individualista. La obediencia que se instaura es obediencia a la organización, de la cual el responsable es punto crucial y guardián, y esto elimina la creatividad de nuestras personas, porque todo está establecido y definido por la estructura a la que uno se adhiere y todo se convierte en esquema» (L. Giussani, Il rischio educativo, SEI, Torino 1995, p. 63).

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¿Cómo se sale del personalismo? Del personalismo se sale como se sale de cualquier idolatría: encontrando una presencia tan verdadera que nos provoque por la promesa de cumplimiento que su misma existencia plantea ante nosotros. Sólo quien se da cuenta de la verdadera naturaleza de su necesidad humana puede comprender que lo único que responde a ella es seguir esa presencia que nos provoca por la promesa que contiene. Pero la clave está en la concepción misma del seguimiento. No se puede concebir el seguimiento como un mero ejecutar órdenes de alguien sobre quien hemos descargado nuestra responsabilidad con la esperanza de que ese alguien resuelva el problema de nuestra vida. «El seguimiento – decía don Giussani – es el deseo de revivir la experiencia de la persona que te ha provocado y te provoca con su presencia en la vida de la comunidad; es la tensión por llegar a ser no como aquella persona en su concreción, llena de límites, sino como aquella persona en el valor al que da su vida y que redime en el fondo incluso su cara de pobre hombre; es el deseo de participar en la vida de esa persona en la que te es dado algo de Otro, y es a este Otro a lo que manifiestas devoción, a lo que aspiras, a lo que quieres adherirte en este camino» (Ibidem, p. 64). Sólo alguien comprometido en revivir la experiencia de la persona que le ha provocado puede llegar a ese Otro, a Aquel en el que encuentra aquello a lo que aspira: al no tener necesidad de centralizar todo y a todos en sí mismo, puede por fin liberarse de cualquier personalismo. Sólo un hombre así puede suscitar en otro el deseo de seguir, de implicarse, y ayudar así a sus colaboradores a ser ellos mismos, poniéndoles en situación de ofrecer su propia contribución a la obra común. De este modo, todos los recursos humanos se ponen al servicio de la obra.

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Bernhard Scholz Presidente de la Compañía de las Obras Ahora vamos responder a tres preguntas sobre la vida de la CDO. Estas preguntas son el resumen de varias cuestiones que hemos recibido. Responderemos en otra ocasión a las preguntas que no hemos podido incluir en la síntesis por falta de tiempo. Evidentemente las respuestas que dé, en base a nuestra historia y la experiencia de los últimos años, no serán exhaustivas, sino una orientación para nuestro trabajo común. Método e instrumentos Carlo Saggio, Presidente de la CDO en la Sicilia Oriental Varias veces en estos meses hemos dicho que la situación en que obramos y desarrollamos nuestras empresas nos impone un cambio profundo. Las circunstancias, tan duras, nos piden de algún modo volver a conquistar la verdadera razón de nuestro trabajo. Creo que la Compañía de las Obras debe tener el coraje de cambiar, en el sentido que se ha dicho. Un cambio que nos conduzca hacia la verdad de nuestra experiencia y que nos haga descubrir también - de una manera nueva - cuál es la verdadera utilidad de nuestra asociación, de sus actividades y de los instrumentos que crea. Aunque vemos con claridad, por tanto, la necesidad de un cambio, no está tan claro su contenido y adónde se dirige. ¿Cuál es el paso que se pide ahora a la Compañía de las Obras para que sea realmente útil? 17


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Scholz. Todo lo que nos urge ahora está resumido en el lema de esta asamblea: trabajar y trabajar juntos “con la audacia del realismo”. Pero esto puede quedarse en una intención sin incidencia real si no hay un método para vivirlo. ¿Cuál es el método? Es un método que expresa nuestro origen: valorar ante todo a cada persona en su unicidad, en su capacidad emprendedora, su iniciativa, su creatividad y su deseo de descubrirse a sí y al mundo. Todo surge de esto y aquí tiene su raíz el propósito de la CDO: apoyar la responsabilidad personal, de la que hemos hablado, sin sustituirla. Por esta razón la CDO no se propone tutelar el status quo de las empresas, sino promover su desarrollo responsable, para que todo el potencial de la empresa emerja de la mejor manera posible. Quisiera subrayar dos características esenciales de este método. La valoración Valorar algo no es imponer ciertos proyectos ni aplicar determinados modelos, sino reconocer las oportunidades que las circunstancias ofrecen, haciendo de los intereses, las necesidades, las exigencias y las propuestas una posibilidad de crecimiento humano, profesional, empresarial. Valorar no es ser ciegos a los límites, los problemas y los dramas de la vida, sino tener la audacia de descubrir lo que nos permite construir, en medio de mil dificultades, milímetro a milímetro o metro tras metro, según las condiciones. Queremos partir de lo que hay, y no de lo que falta, para construir siempre y donde sea. El encuentro La segunda característica es el encuentro, sobre todo reconocer el valor del encuentro como conocimiento. El encuentro nos permite conocer más a fondo y evaluar con criterios cada vez más apropiados. El reconocimiento de su valor cognitivo nos permite valorar personas, colaboradores, clientes y proveedores, aprovechar las ocasiones del mercado. No basta la mera intuición, también importante, hace falta conocer y para conocer hace falta encontrarse con el otro.

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Estas dos características emergen en toda su fuerza si están arraigadas en lo que yo llamaría el habitus de la pregunta: saber plantear preguntas que abren a la realidad, que hacen que la realidad, los colaboradores, los clientes, los proveedores, los interlocutores institucionales, hablen: para percibir, comprender, entender y hacerse entender. Descifrando con sencillez y sistemáticamente un mercado, encuentro el camino para crecer. En la investigación paciente y dedicada de distintos materiales encuentro el camino para la posibilidad de un nuevo producto. En la lectura de mi experiencia laboral descubro mi talento. Una pregunta es lo contrario de una pretensión: la pregunta abre y la pretensión cierra. Si alguien plantea preguntas ante un problema puede encontrar un camino, el que pretende saber de antemano la solución o espera que otro le dé la respuesta acaba en un callejón sin salida. Nuestra fuerza radica en la pregunta, no en la afirmación superficial y menos aún en la pretensión, que antes o después se vuelve violenta. El que no pregunta difícilmente se abre a la innovación, a la colaboración o a la formación. El que no tiene ninguna pregunta que hacer - si se me permite esta observación – antes o después dejará también nuestra compañía. En cambio, el que hace preguntas verdaderas, interesantes y en las que está interesado, ayuda a todos, abre escenarios y horizontes que de otra manera no se conocerían, y que podemos alcanzar juntos encontrando nuevas soluciones. Lo que ha permitido crecer a la CDO, a nuestras empresas y nuestras obras, es la lealtad hacia la necesidad y las exigencias; ha permitido crecer y cambiar la variedad de servicios e instrumentos que ofrecemos a nuestros asociados. Nuestros servicios e instrumentos Veamos algunos de nuestros principales instrumentos y de qué forma tratan de responder a las exigencias actuales: El Matching (que empieza mañana, 26 de noviembre, en su 8 ª edición

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y nueva imagen) se creó para dar ocasión de adquirir e intercambiar conocimientos que favorezcan el descubrimiento de nuevos mercados y enfoques innovadores; para hacer más inmediato y sistemático el encuentro entre potenciales clientes y proveedores. A esto se añade Expandere, que busca realizar encuentros a nivel local y regional. Estos dos instrumentos tienen la gran ventaja de favorecer la colaboración entre empresas, creando esas redes de las que tanto se habla pero muy pocos realizan. Hay muchas iniciativas para favorecer la internacionalización a través de la CDO Network y CO.Export: favoreciendo relaciones con empresas en otros países, en forma de misiones empresariales o en forma de Matching en el exterior. En esto no nos interesa la deslocalización, sino el establecimiento de nuestras empresas mediante alianzas internacionales. Varios servicios se ocupan de la formación de empresarios, con o sin ánimo de lucro, y profesionales, con sociedades dedicadas, con la Escuela de Empresas o la Escuela de Obras. La formación que proponemos no se basa tout court en la aplicación de modelos o instrumentos de gestión, como suele suceder, sino en la reflexión sobre la propia experiencia que permite elaborar de manera cada vez más pertinente decisiones y evaluaciones fundamentales para el desarrollo de las empresas y de las obras. En este tiempo de creciente desempleo es particularmente útil el servicio “CDO para el trabajo”, en nuestro sitio web, destinado a los que buscan empleo y las empresas, con amplia información sobre contratos y normativas laborales. Por eso invito a todos a utilizar nuestro portal www.cdo.org que ofrece muchas informaciones útiles e interesantes. Los primeros servicios que creó la CDO están en constante evolución: servicios financieros para el acceso al crédito -- que ayudan a las empresas a evaluar adecuadamente y de modo transparente su propio potencial (por ejemplo la reclasificación) mediante seminarios, una red

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profesional de corredores y consultores -- y servicios específicos como el PMI Tutoring [Tutoría de PYMEs, ndt] A esto se añaden los numerosos convenios y acuerdos de colaboración con importantes socios nacionales en el campo de la energía, de los seguros, de los servicios de ahorro en compras y suministros. El desarrollo de estos instrumentos y servicios que se basan en la fuerza de la valoración y el potencial del encuentro tiene dos condiciones importantes: una creciente profesionalización en la propuesta y una creciente participación de los asociados en su realización. En esto se expresa el hecho de que la valoración lleva también a un desarrollo profesional y que el encuentro requiere una participación activa en primera persona, lo que se ve muy bien por ejemplo en el Matching, en la formación y en el PMI tutoring. Un método para la utilidad ¿Son entonces útiles nuestros servicios? Gracias al gran compromiso y la dedicación inteligente de muchos de nuestros amigos podemos decir que han ayudado y están ayudando a los emprendedores, aunque sabemos también que se debe comprobar continuamente la forma en que se proponen y su eficacia, así como es necesario diseñar y desarrollar otros instrumentos. Por ello evaluaremos la utilidad de nuestros instrumentos y servicios en relación a las necesidades presentes, valorando servicios y potenciales nuevos, en nuestra Asamblea Nacional en marzo del próximo año. Solicito para esta cita también el trabajo de todos los Directivos de las asociaciones locales y nacionales. En esta etapa de crisis y sufrimiento de muchas empresas y obras, nuestros instrumentos y servicios no pueden prometer que resolverán los problemas, pero quieren ser un camino serio para afrontarlos con realismo. Lo más importante para ser realistas es la fidelidad al método que

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nos caracteriza: en nuestros encuentros, en nuestra forma de trabajar, en los instrumentos que creamos. Esto no se puede dar por descontado, ya que significa ponerse ante la realidad tal como se presenta, con toda nuestra necesidad, nuestras preguntas, sin pretensión y sin prejuicios, buscando - con quienes deseen - puntos verdaderos y sólidos sobre los que construir para descubrir nuevas oportunidades, incluso en otros lugares. La crisis trae consigo dos riesgos: la cerrazón ante la realidad y la confusión. Nuestra respuesta debe ser en cambio una continua apertura y un método que aporta claridad a las decisiones. En esto nuestra “amistad operativa” tiene la gran oportunidad para volver a descubrir en qué consiste la amistad en sí: apoyar al otro para que pueda vivir y realizar su vocación humana y profesional dentro y a través de las circunstancias que la realidad implica, tal como son. He vuelto a ver en este año a muchos amigos que han ayudado a muchas personas - de manera completamente gratuita - en momentos de grave dificultad, con un consejo, un apoyo o la sencillez de un afecto real. Aquí se expresa lo que somos, a menudo de manera casi imperceptible. Quisiera dar las gracias hoy a estas personas. Quiero proponer aún una última observación importante sobre este tema. Podemos decir que nuestros instrumentos y servicios no son neutrales, como nada es neutro en sí. Pero la diferencia que nos caracteriza no es un enfoque confesional o un modelo económico particular. Al contrario: la cultura que creamos con nuestras obras tiene como propósito hacer emerger la realidad en su originalidad, en sus múltiples factores, para responder de forma creativa a las oportunidades, potencialidad y ocasiones que se descubren. Tratamos de descubrir con sencillez y sistemáticamente la naturaleza de las cosas, atender las sugerencias que la realidad misma nos ofrece. Así comprendemos, por ejemplo, que el beneficio no es el propósito último de la empresa, sino un instrumento que, si bien es decisivo, es fruto de una investigación que busca descubrir la dinámica original de una

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empresa y no de una imposición moral o ética. El método de valorar, encontrar, preguntar, quiere llevar al descubrimiento del bien que la realidad contiene para hacer que salga a la luz y hacerlo útil para el mundo. La sociedad civil y política Guido Bardelli, Presidente de la CDO en Milán La extrema confusión en la que se mueve la vida política de nuestro país, también en el ámbito católico, nos lleva una vez más a aclarar los términos específicos de nuestra acción política. Surgen, con ello, estas preguntas: ¿Por qué vale todavía la pena desear e intentar participar en la política en vez de acomodarse a la fácil – a menudo falsa – sirena de la antipolítica? Todos piden una mayor presencia en la política de la “sociedad civil”. La CDO es una expresión cualificada de ello; ¿qué aspectos debe privilegiar en su juicio de las diversas opciones políticas en juego? En otras palabras, ¿qué debemos pedir a la política? ¿Qué significa poner en juego también en política - que parecería por definición el lugar de la hegemonía - la primacía de la presencia como método de acción? Scholz. Siempre hemos resaltado el principio “Más sociedad, menos Estado”. Este principio es ahora más actual que nunca. Veamos los dos síntomas más evidentes de nuestra situación. La deuda pública que somete a Italia a los mercados financieros es fruto de un Estado paternal y asistencialista, que ha sustituido la responsabilidad y la iniciativa de los miembros de la sociedad. Así ha reforzado su poder invasivo perdiendo cada vez más eficacia. La crisis financiera ha demostrado que el libre mercado sin reglas, guiado simplemente por la ambición de la máxima ganancia en el menor tiempo posible, ha debilitado la economía real y la sociedad en nombre de una supuesta libertad. En detrimento de la verdadera libertad y de una sustancial solidaridad

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asistimos de hecho a una continua oscilación entre el liberalismo y el estatalismo, dos posiciones hijas de la misma idea, el hombre privado de su responsabilidad. En este escenario - al que se añaden los problemas de la globalización de los mercados - vemos crecer cada día más dos posturas: rebelión y antipolítica por un lado, resignación y renuncia por el otro, ambas caracterizadas por un resentimiento exasperado. Hay dos cuestiones para afrontar de manera constructiva este enorme desafío cultural y político. Reconstruir la sociedad a través de una forma verdadera de crear sociedad La primera cuestión es la reconstrucción de una sociedad civil fuerte basada en una forma real de crear sociedad, formada por familias que llevan sus hijos al descubrimiento de sí mismos, por empresas orientadas a un desarrollo integral y sostenible, por iniciativas sociales que crean relaciones sustanciales, escuelas que introducen al mundo, propuestas culturales que promueven el conocimiento y el sentido de la belleza, todos atentos siempre al bien de todos. Sin tal forma de crear sociedad o de relacionarse sustancialmente con ella, la sociedad es una amalgama indiferenciada de individuos, donde cada uno persigue su interés personal, separado del otro. El Estado cubre inevitablemente el vacío con su presunción de responder a todas las necesidades, debilitando cada vez más su eficacia. Las consecuencias más inmediatas son la creciente burocracia y el gasto público exagerado. Pero la consecuencia más importante es la falta de responsabilidad de las personas, la pérdida del sentido cívico y, paradójicamente, de un justo sentido del Estado. El deseo de una res publica al servicio del hombre requiere por tanto, ante todo, la construcción o la reconstrucción de una nueva forma de crear sociedad. Una forma de crear sociedad que llegue a ser el alma vital de una comunidad fuerte y unida, fundada en la responsabilidad y la libertad de las personas. Esta es la primera y esencial aportación que la CDO quiere dar. Vivir una tensión ideal capaz de plasmar paso a paso la vida social

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y laboral, haciéndola cada vez más cercana y útil a los requerimientos básicos de las personas. La sociedad es el lugar donde emerge una subjetividad ideal capaz de cambiar y de llevar una diversidad - poco o mucho, antes o después, según varios factores -. Pero el ideal es lo más concreto que hay, porque todo empieza a partir de él, cada decisión, cada iniciativa, cada movimiento. Donde no está presente el ideal hay ideología, porque el hombre no puede actuar sin un último criterio de referencia. Esta necesidad de una referencia última puede hacerse consciente a través de una experiencia que nos educa o ser inconscientemente absorbida por la mentalidad dominante, difundida a través de la agresividad de los medios de comunicación. Muchos intelectuales proponen diariamente remedios a través de una aplicación del modo condicional cada vez más refinada – “se debería”, “sería mejor que”, “se necesitaría en seguida” - dirigida siempre a una realidad política o estatal que, en el mero hecho de haber cambiado poco o nada hasta ahora, muestra su vacío esencial. Sin un sujeto capaz de aportar una novedad no hay posibilidad de cambio real. De hecho lo que se deja fuera en las discusiones es precisamente la pregunta fundamental: ¿De dónde puede nacer una nueva primacía del sujeto, capaz de iniciar un cambio cultural y político? Frente a esta pregunta parece casi cínica la afirmación de los que sostienen que no basta un ideal, o que el ideal es abstracto. No confundamos el idealismo (este sí es abstracto e ideológico) con un ideal verdadero y real, que es la única fuente de un mejoramiento sustancial y duradero. No excluyamos un ideal porque alguien lo haya traicionado. Sin ideal, la vida social y política se aplana, porque ya no se entienden las razones de un compromiso que va más allá de la ganancia inmediata o de un sacrificio que inevitablemente surge en la vida personal y social. Sin ideal, la responsabilidad se relativiza y se debilita la libertad. El ideal construye siempre, la ideología desvía la realidad a sus propias presunciones. No es casual que todas las ideologías busquen casi

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siempre el poder estatal como solución a todos los problemas, olvidando que el Estado – dejando aparte el hecho de que no es capaz de ser la solución a todos los problemas - no es una entidad abstracta, sino compuesta de personas que a su vez deciden en base a sus ideales o ideologías. Favorecer una política útil La segunda cuestión es, por tanto, una política que genere las condiciones más favorables para que cada uno pueda expresarse de la mejor manera, la sociedad pueda liberar su potencial, y cada iniciativa, cada empresa, cada obra pueda contribuir al bien de todos. Una política que no hunde sus raíces en la sociedad se vuelve inevitablemente auto referencial, poniendo el poder al servicio de muchos amos pero no del pueblo. Esto es válido también para el poder de la antipolítica, que no es tanto un énfasis en el pueblo sino, simple y dramáticamente, un énfasis en el resentimiento. La tarea de la política es reconocer y valorar la positividad que hay ya, definir con la máxima transparencia las reglas y los criterios para el reconocimiento de la utilidad pública de cada actividad económica y social, a fin de que cada iniciativa que lo merezca pueda contribuir al bien común. Es exactamente lo contrario a una relación de tipo lobby, que se basa en favores y privilegios que debilitan la estructura social y en el mantenimiento personal y profesional de quien se beneficia aprovechándose. Quisiera decir firme y claramente, respecto a los ataques que la CDO ha recibido, que no existe y nunca ha existido un sistema de poder del que formase parte la CDO. Aunque nuestros detractores no parecen cansarse de afirmar lo contrario, nunca nos cansaremos de decir la verdad. Una mentalidad de poder que persigue la hegemonía política, económica y cultural está totalmente en contra de la educación que hemos recibido y hemos documentado en las asambleas de la CDO, tal como hoy se nos ha vuelto a proponer. La responsabilidad personal no es sólo un principio de vida social, sino la condición para una verdadera madurez de la persona misma. Sin duda en el ejercicio personal de esta responsabilidad

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todos corremos el riesgo de equivocarnos y estamos sujetos a la tentación de la posesión, del dinero y del éxito. Nunca será una pérdida de tiempo ser cuidadosos en cada paso que damos. Por ello esperamos que, si la magistratura supone que alguien ha actuado contra la ley, esto se aclare en breve tiempo. Porque la ausencia de claridad alimenta, sobre todo en los medios de comunicación, insinuaciones y sospechas generalizadas, mortificando y acallando la experiencia de una construcción positiva y una tensión hacia el bien que emerge todavía de manera evidente ante nuestros ojos, sorprendiéndonos a menudo a nosotros los primeros. ¿Cuál es entonces la política útil? A nivel nacional, el gobierno de Mario Monti abrió un nuevo camino, caracterizado por seriedad, capacidad y credibilidad internacional, especialmente mediante el control de los gastos públicos y algunos primeros pasos para promover el crecimiento. El gobierno debe continuar este camino y ampliarlo definitivamente abriendo el desarrollo de nuevos espacios a la vida económica, social y cultural del país. La participación en la Unión Europea es crucial no sólo porque es útil para Italia, sino también para que Italia aporte su contribución específica al futuro de la Unión en los problemas que ésta debe afrontar. Hago un apunte de tres cuestiones fundamentales. Favorecer el crecimiento. El crecimiento del PIB no es el único indicador de la salud de un país, pero, en un grave endeudamiento, es conditio sine qua non para la creación de puestos de trabajo y de bienestar sostenible. Para favorecer el crecimiento hay que superar algunos obstáculos en las nuevas intervenciones: reducción significativa de la carga fiscal a las familias y empresas basada en el principio de “menos subvenciones, menos impuestos”, simplificación de los procedimientos, aceleración del tiempo de respuesta y la fiabilidad de los pagos de la Administración Pública. Esto no puede ser una promesa que siempre se aplaza, sino un compromiso que se debe realizar

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inmediatamente. El sistema empresarial italiano es sano en sustancia y es capaz de reformarse en lo necesario. Hay que darle espacio. Reforma del bienestar. El sistema de bienestar público se encuentra en una crisis profunda, al tiempo que no se reconoce la extraordinaria contribución a la vida del país y el potencial que aún puede proporcionar el mundo de las organizaciones sin ánimo de lucro. Es necesaria una reforma de la normativa que supere la dicotomía público/privado y permita a las realidades del tercer sector competir libremente, con normas claras y transparentes, en nombre del bien común y para que los ciudadanos puedan elegir libremente a quien responda mejor a sus necesidades. Reforma del Sistema Educativo y de la formación profesional. Los concursos para la docencia y la introducción de TFA [Tirocinio Formativo Attivo, modalidad a través de la cual los aspirantes a docentes pueden acceder a la habilitación para la enseñanza en Italia, ndt] han demostrado – si bien son aún necesarios – que el sistema escolar italiano necesita una amplia reforma. Los dos pilares de la reforma deben ser la creciente autonomía de los centros educativos y el reconocimiento del docente como profesional. Esta reforma no puede prescindir de una implementación real de la paridad escolar, que aún no se ha alcanzado a diferencia de otros países europeos. Debe aclararse lo antes posible la situación de las escuelas paritarias, que son penalizadas no tanto por alguna normativa europea, sino por una falta de reconocimiento del valor de su actividad por el Estado. Al mismo tiempo, se debe fomentar la conexión entre la educación y el mundo laboral con recursos ciertos y estables para la educación obligatoria y la enseñanza superior no académica, incluyendo ayudas fiscales. Ya nos hemos expresado sobre esto en varios lugares y varias publicaciones y lo haremos en los próximos meses. También sobre otros temas importantes, como las políticas activas del mercado laboral. En todas las reformas es necesaria una atención concreta a la familia,

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el núcleo de la sociedad, sin la que no se puede pensar en un desarrollo integral y una educación en la libertad y la responsabilidad. El denominador común de estas reformas es la necesidad de remover el prejuicio cultural que ve en todas las iniciativas que nacen de la sociedad y no del Estado - empresas, obras sin ánimo de lucro, colegios – potenciales factores negativos en lugar de reconocerlos como reales benefactores. Las pocas excepciones no pueden cuestionar este principio. Esto requiere atender al principio de subsidiariedad. Quisiera subrayar que la subsidiariedad no significa introducir la intervención privada donde el Estado no llega a dar servicio y no es una justificación de cualquier iniciativa desde abajo. Tampoco se identifica tout court con la liberalización y la privatización. Más bien es un criterio esencial que valora la prioridad de la libertad y la responsabilidad personal y asociativa, para favorecer sujetos e iniciativas capaces de responder a las necesidades que surgen y que se valoran por la calidad y la sostenibilidad de las respuestas que proporcionan. Esto requiere un trabajo serio y competente en la búsqueda de soluciones legislativas y normativas cada vez más adecuadas. El diálogo con la política y las elecciones En relación a estos temas y a otros queremos fomentar el diálogo y el encuentro con todas las fuerzas políticas - esta es la verdadera aportación que una asociación como la nuestra puede dar, en virtud de un conocimiento arraigado en la experiencia. Es la contribución que damos y daremos a los que se han decidido o decidirán -libre y personalmente- por un compromiso político directo. Según la atención que recibamos, nuestros asociados asumirán libremente sus decisiones de voto. Estamos a las puertas de una larga campaña electoral que puede ser un momento positivo y constructivo si se produce un verdadero encuentro con las fuerzas políticas, sus programas y las perspectivas para el futuro de

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Italia. Si los partidos vuelven a su verdadera función - participar en el bienestar del país - se podrán superar muchas políticas auto-referenciales y estrategias de corto alcance. Es necesario un cambio de la ley electoral que proporcione la libertad de elegir los candidatos en lugar de dar continuidad a un sistema oligárquico cada vez más lejano a la sociedad. Como CDO no formamos parte de ninguna asociación de partido. Estamos convencidos de que esta no es nuestra tarea. Esperamos en cambio que las personas dotadas de capacidad, seriedad y buena experiencia en la vida social y laboral se pronuncien en las próximas campañas electorales. Cualquier confusión y superposición de tareas y responsabilidades entre la realidad de la sociedad civil y las fuerzas políticas conducen tarde o temprano al clientelismo por una parte y al corporativismo de la otra. Las elecciones afectarán a tres regiones. En este sentido quiero subrayar solamente dos cuestiones: La deshonestidad y las graves irregularidades surgidas en varias regiones son injustificables, pero no pueden convertirse en argumento contra todo lo bueno que las administraciones regionales han hecho. El federalismo debe replantearse como un camino para las soluciones también de los problemas surgidos, en términos de una real y verificable responsabilidad. Es necesaria una verdadera y justa reorganización del Estado y por lo tanto una reforma del Título V de la Constitución junto con una reforma institucional general que reduzca los costes, simplifique los procedimientos y liberalice los recursos en un escenario normativo seguro y capaz de garantizar una verdadera justicia y paridad a todos los sujetos que obran en la sociedad. El próximo gobierno de Lombardía, sea cual sea, deberá consolidar y desarrollar aún más las medidas innovadoras que se han hecho en esta región y que se confirman por varios datos y resultados que se reconocen incluso a nivel internacional: la administración eficaz con bajos costes sostenibles, un sistema de bonos y dotaciones que apoyan la libertad de elección, una colaboración entre lo público y lo privado en

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el bienestar, por nombrar sólo algunos ejemplos. Se debe reconocer el mérito de esto a Roberto Formigoni y a la sociedad lombarda. Nuestra asociación no es apolítica: tan sólo queremos distinguir entre el trabajo que nos concierne, el que concierne a los partidos, y el que concierne a las instituciones públicas. Estamos más que interesados en que la política vuelva lo antes posible a la nobleza que muchos políticos han sabido y saben expresar, pero que lamentablemente se ha deteriorado en los últimos tiempos. No queremos una política que salve, sino una política que sirva, a ser posible con realismo y audacia. Educación y trabajo Monica Poletto, Presidente CDO Obras Sociales Cada vez más a menudo las empresas y las obras son lugares de educación: los jóvenes que trabajan con nosotros están dando sus primeros pasos a la realidad adulta a través del trabajo. Cuando se dan los primeros pasos, muchas veces sufrimos la tentación de que la educación para el trabajo se alcance a través de discursos y no del trabajo en sí ¿Cuál es tu experiencia de educar en el trabajo a través del trabajo? ¿Qué significa ser maestros? Scholz. El trabajo es el modo por excelencia de conocerse a uno mismo y al mundo. Nos conocemos a través de las relaciones que vivimos y a través del trabajo que hacemos, no por medio de una introspección. No somos lo que hacemos, pero lo que hacemos nos permite saber quiénes somos. En este sentido el trabajo es un bien, no sólo por los frutos que aporta, sino por nuestro crecimiento. La experiencia de uno mismo Ofrecer esta posibilidad a los jóvenes es una de las mejores maneras de ayudarles a que hagan experiencia de sí, del bien infinito de sus vidas

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y todo lo positivo que pueden crear trabajando bien. Esto se concreta a través de dos modalidades esenciales. Testimoniar a través del trabajo que el encuentro con la realidad no es un choque, sino un descubrimiento que parte de la confianza de que la realidad de un taller, de una oficina, o de un cliente son siempre una ocasión. Es imposible no comunicar lo que en verdad y realmente creemos y deseamos. La comunicación implícita de nuestro ser a través de nuestra forma de trabajar y de afrontar la vida laboral tiene una gran incidencia en el desarrollo de la persona. Un joven nos conoce más por lo que somos que por lo que decimos y hacemos. El que trabaja inevitablemente educa o deseduca a los jóvenes que trabajan con él. A esto se suma una segunda modalidad, más explícita, que concierne a la formación en sentido estricto: la transmisión de conocimientos y capacidades. En relación con esto sólo quiero señalar que a menudo estamos más dispuestos a dar explicaciones que a provocar las preguntas que permiten a un joven comprender las razones de donde nacen los conocimientos y las capacidades: ¿Por qué nuestros clientes acuden a nosotros? ¿Por hacemos marketing de una determinada manera? ¿Por qué utilizamos un procedimiento determinado para el mantenimiento de un vehículo? De esta manera, se introduce al joven en una colaboración activa y cada vez más inteligente, en lugar de la ejecución de tareas sin entender las razones. Así no sólo asimila informaciones e instrucciones de uso, sino que es capaz de adquirir conocimiento. Creo que es decisivo para favorecer este crecimiento personal y profesional una clara asignación de responsabilidad y no solo unas instrucciones precisas de las tareas que hay que hacer. El problema de la motivación Esta es la objeción principal a estas consideraciones: los jóvenes no están motivados, sólo quieren ganar dinero y no están dispuestos a sacrificarse. Para

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responder quisiera poner algunos ejemplos. Una escuela que imparte la formación profesional de jóvenes que provienen de situaciones de desventaja, la ASLAM, promovió en la provincia de Varese la Fondazione Istituto Tecnico Superiore para la cadena de transporte y de logística intermodal, que ha recibido la certificación para realizar cursos y aplicar exámenes de Licencia de Manejo Aeronáutica del Ente Nacional para la Aviación Civil Italiano. Es la primera y única escuela que ofrece esta certificación a nivel escolar. Esto significa que se puede educar a jóvenes a los que nadie daba una esperanza en un desarrollo profesional de altísima capacidad y de gran responsabilidad, creando puestos de trabajo en un sector en el que era necesario recurrir a personal de Eslovenia, Suiza, Malta y Grecia, porque no se podía contar con personal italiano. Otro ejemplo es el de la conferencia Lavorare Insieme de empleo para jóvenes, celebrada en Nápoles el 12 y 13 de noviembre, dirigida a iniciar un programa de trabajo relativo a la ocupación juvenil junto a Alemania. Durante el congreso se presentaron, ante los Ministros de Trabajo de Italia y Alemania, dos de nuestras escuelas de formación profesional, Cometa de Como y Piazza dei Mestieri de Turín, como ejemplos nuevos y positivos que deben tomarse en consideración. Estas y muchas otras de nuestras realidades de formación profesional no se distinguen tanto por una metodología didáctica – seguramente también por ello – sino ante todo por una razón tan simple como obvia: los jóvenes encuentran en estas escuelas profesores y profesionales que se interesan verdaderamente por ellos y sus vidas. Lo que no surge de grandes debates pseudo-psicológicos o “buenistas”, sino a través de una mirada que les acoge y al mismo tiempo los desafía. Se sienten valorados por lo que son y nace en ellos el deseo de expresarlo en lo que hacen con profesionalidad. Se sienten mirados con una última gratuidad que no los mide por lo que pueden hacer, sino que los afirma por lo que son y por eso afloran sus ganas de hacer y su deseo de trabajar bien.

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Porque todos tenemos el deseo de expresar lo que somos. Sin embargo este deseo puede ser oprimido por una falta de estima hacia uno mismo y hacia el mundo. Hace falta liberar este deseo para dar espacio a la audacia del realismo que hace que cada talento pueda expresarse: este es el corazón de la enseñanza. La incorporación de los jóvenes al mundo del trabajo Insistimos en tres cosas respecto a la inserción de los jóvenes en el mundo del trabajo: favorecer en todos los aspectos el aprendizaje para la capacitación y el diploma profesional en los jóvenes de entre 15 y 18 años de edad; hacer entrar en las escuelas técnicas y en los institutos la alternancia escuela trabajo; dar una forma duradera a la formación profesional con una estructuración de los fondos estatales tal como sucede en otros tipos de formación escolar. También aquí es necesario insistir, en la medida de lo posible, sobre la necesidad de un cambio cultural. Afirmar y testimoniar la dignidad del trabajo, también y especialmente la del trabajo manual, como expresión auténtica del hombre. Esta afirmación, entre otras cosas, ha creado en Italia la gran tradición artesanal que todavía hoy es competitiva bajo formas y modalidades diferentes. Espero que las empresas con y sin ánimo de lucro que son nuestros socios lleguen a ser cada vez más escuelas de trabajo y escuelas de vida, como hemos documentado en nuestra publicación Giovani e Imprese – crecere insieme: el que ayuda a los jóvenes a crecer, crece en humanidad e inteligencia profesional y emprendedora. Así podemos descubrir siempre de nuevo la gran paradoja de que no hay nada más “útil” que la gratuidad.

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Conclusiones Bernhard Scholz Presidente de la Compañía de las Obras Quisiera cerrar este encuentro leyendo parte de una carta de uno de nuestros asociados: “Para mí la CDO es una gran escuela permanente que me acompaña en el camino del cambio. Cada vez es más evidente que debemos tender a la excelencia. ¿Podemos hacerlo solos? La CDO es un lugar donde se solicita continuamente mi manera de pensar a una comparación que corrija, amplíe horizontes, abra nuevas perspectivas. Con el tiempo veo grandes frutos, pero se necesita la paciencia del agricultor. Los beneficios son: mi propia satisfacción personal y la de los que colaboran conmigo; el crecimiento de mi empresa que, aún en un entorno difícil y en un mercado constantemente en crisis, continúa su propia navegación con buenas perspectivas para el futuro; una óptima relación de red, aguas arriba, con los proveedores y con los clientes, aguas abajo, en una lógica de colaboración y crecimiento de cada uno, el viejo lema “Mors tua, vita mea” es estúpido: cuento con que proveedores y clientes deben estar sanos ya que también yo enfermaré sin un contexto de salud. En este sentido la empresa es un factor de construcción de una nueva forma de crear sociedad. No sólo eso: cuanto más participo en la vida de la CDO, encuentro en la vasta red de relaciones construidas a lo largo de estos años muchas oportunidades de trabajo. Estoy firmemente convencido que en este contexto de crisis la CDO es aún más necesaria, 35


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pero debemos tener el coraje para ponernos realmente a trabajar”. Pongámonos entonces manos a la obra con la audacia del realismo para descubrir que todo se nos da para que podamos vivir la relación con el infinito dentro y a través de las circunstancias, siempre y donde sea. Gracias por vuestra presencia

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