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MUJER, IGLESIA Y SOCIEDAD

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APRENDER DEL CINE

APRENDER DEL CINE

Ciudades fantasma

Comenzó marzo con la “Revuelta de Mujeres en la Iglesia”, así la llamaron las propias organizadoras de la concentración llevada a cabo el día primero del mes. Siguieron otras grandes manifestaciones por la “Igualdad de derechos de la Mujer”, el día 8.

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Por supuesto que tienen mucho sentido estas voces alzadas en favor de la mujer que ha permanecido siglos y siglos en un papel subalterno, o de total exclusión. Es cierto que han existido figuras femeninas de mucha altura, destacadas en distintos campos del saber: el arte, el pensamiento, la investigación… Pero muchas de ellas han debido esconderse bajo un nombre masculino para poder mostrar sus obras, o atribuirlas a algún familiar varón.

Hasta aquí los hechos calificados como una “causa justa”, aunque el momento para dichas reivindicaciones no ha podido ser más adverso. Ya había hecho entrada en nuestra tierra el tristemente famoso “Coronavirus Covid-19”.

Los contagios se multiplicaron de forma exponencial y el Gobierno ha tenido que declarar el “Estado de Alarma”.

¡Todos en casa! ¡En cuarentena! ¡Dos semanas enclaustrados!

¡Qué situación tan increíble, tan inaudita, tan nueva! Se permiten las salidas más imprescindibles: ir al mercado (¡qué agonía por abastecerse!), a la farmacia, acudir al hospital, sacar al perro…

Consecuencias de todo esto: parques solitarios, supresión de congresos, de celebraciones tradicionales laicas o religiosas, imposibilidad de acudir a la Eucaristía dominical porque se cierran los templos, padres que trabajan desde el hogar y deben también entretener a sus hijos pequeños porque se han cerrado las escuelas, carreteras sin tráfico, ciudades desiertas, “Ciudades fantasma”.

Nosotros, Familia Salesiana, hemos de saber leer en clave cristiana lo que Dios quiere decirnos en estas circunstancias que Él no nos ha enviado, sino que sólo las ha permitido. Y Él sabe sacar bienes de todo lo que a nosotros puede parecernos más adverso. ¿Entenderemos que no somos gran cosa los humanos sin Dios? ¿Intensificamos la oración acudiendo a Él, al menos en estos tiempos difíciles? ¡Confiemos en Dios y en María Auxiliadora!, nos decía Don Bosco, y veremos milagros. Así que ¡mucha confianza!, ¡todo pasará! ¡Estamos en buenas manos! ¡Podremos volver a abrazarnos y estrechar nuestras manos!

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