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Javier de Antonio

Hace muy poco en FEDETO han hablado acerca de las falsas verdades que colocan a los empresarios en la diana de la crítica social ¿Por qué?

Porque la falsa verdad es la peor clase de mentira que existe. Emplea datos y hechos reales, pero para ofrecer a la sociedad conclusiones falsas, aparentemente irrefutables. A fuerza de repetirse la falsa verdad se institucionaliza y, si nadie la desmiente, la sociedad deja de creer en la realidad que tiene delante de sus ojos y sólo creerá en lo que la falsa verdad institucional le repita una y otra vez, de forma permanente y constante. El caso es que las falsas verdades acerca de los empresarios están calando en una parte de la sociedad que no entiende muy bien por qué ha sufrido las consecuencias económicas de una crisis financiera, las consecuencias económicas de una pandemia ni entiende por qué está sufriendo las consecuencias económicas de la inflación. Y una sociedad no entiende por qué sufre por todas estas cosas, busca respuestas, porque necesita encontrar a los culpables de lo que le pasa. Y, sin duda, la sociedad española está culpando, en parte, a los empresarios porque los mensajes que la sociedad española recibe acerca de los empresarios son muy negativos, aparentemente son muy lógicos, pero, desde luego, están muy bien dirigidos por aquellos que tratan de manipular a la sociedad, para desviar su atención de la realidad.

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Se dice que los empresarios se aprovechan de la inflación subiendo los precios

No es cierto. Lo que le pasa a los empresarios es que, como consecuencia de los altos precios de la energía y de las materias primas, están sufriendo un brutal incremento de costes de producción que no pueden repercutir íntegramente en el mercado, como demuestran los datos del Banco de España, que nos dicen que el 62% de las pymes no han subido los precios o no los han subido significativamente, para tratar de seguir siendo competitivas, y que el 38% restante que sí ha subido los precios, de forma significativa, no han podido hacerlo en cuantía suficiente para mantener sus márgenes.

Los sindicatos acusan a los empresarios de beneficiarse de la inflación no subiendo los salarios lo mismo que el IPC real ¿qué opinión le merece?

Le respondo lo mismo, no se pueden subir los salarios lo mismo que el ICP por el brutal incremento de los costes de producción que sufrimos los empresarios, pero es que si lo hiciéramos seríamos responsables de que la economía española cayera en una inflación de segunda vuelta, es decir, en una espiral de retroalimentación de la inflación en la que, si suben los salarios lo mismo que los precios, suben los costes de producción y, con ellos, los precios, los salarios y así sucesivamente.

Sin embargo, los sindicatos se manifiestan frente a las sedes de las organizaciones empresariales de la región exigiendo que los convenios colectivos recojan cláusulas de revisión salarial, para que los salarios suban lo mismo que el IPC.

Lo que no entendemos los empresarios es por qué los sindicatos no se manifiestan ante el Ministerio de Hacienda que es único principal beneficiario de la inflación a costa de los trabajadores, de los consumidores, de las familias y, también, de los empresarios españoles. Cuanto más suben los precios más recauda el Estado y que si comparamos en términos relativos el año 2022, con el año 2019, el estado ha recaudado un 27,7% más.

¿Qué piensa cuando se dice que hay que subir los impuestos a los empresarios para sostener el estado del bienestar y que es socialmente injusto que los empresarios pidan bajadas de impuestos porque, si se bajaran los impuestos, se resentirían la sanidad, la educación, las pensiones y todo el sistema de prestaciones sociales?

Pues le diré que la realidad nos muestra que no es necesario subir los impuestos para sostener el estado del bienestar, porque el gasto público no está desbocado por culpa del estado del bienestar, sino que está desbocado como consecuencia del bienestar del estado. Mire, el problema que tenemos es que la eficiencia del gasto público, en España, es un 14% inferior a la media de la OCDE. Esa ineficiencia se puede cifrar en 60.000 millones de euros. Por eso, en 2021, el gasto público fue el 50,6% del PIB y, como consecuencia el déficit público fue del 6,87% del PIB%. Todo esto lo tenemos que financiar a base de deuda y, por eso, nuestra deuda pública se sitúa en el 117,7% del PIB (1,5 billones de euros). Para que nos hagamos una idea de lo que estamos hablando, tener un gasto público ineficiente de 60.000 millones de euros, equivale, más o menos, a lo que se recauda por IVA en todo un año, tener una deuda pública de casi 1,5 billones de euros, equivale al importe de la totalidad de lo que recauda la AEAT en 7 años y tener que pagar unos intereses anuales de 30.000 de euros por esa deuda, equivale a un 33% de lo que se recauda por IRPF en un año.

Sin embargo, se dice que nuestra presión es inferior a la media europea. De hecho, el grupo de expertos que asesora al Ministerio de Hacienda cifran la presión fiscal española en el 37,5% y la presión fiscal europea es del 45%.

No es cierto. Con datos a 31 de octubre de 2022, vemos que la presión fiscal española es del 39% mientras que la media en Europa es del 41,7%. En cualquier caso, lo que los españoles no podemos aceptar es que se apele a la igualdad fiscal de España con Europa y no a la equidad fiscal, porque nuestras circunstancias económicas y sociales son muy diferentes a las circunstancias del resto de Europa. Para empezar, nuestra economía sumergida es el doble que la de Europa, nuestra tasa de paro es el doble que la europea, y nuestra renta per cápita, es un 20% inferior a la europea. Mire, lo cierto es que en estos últimos cuatro años el gasto público ha subido en un 20% y que, como consecuencia, nuestra presión fiscal se ha incrementado un 4%, mientras que nuestra renta media ha caído un 2%. Esto sí es socialmente injusto y es a esto es a lo que nos oponemos los empresarios, precisamente, por un estricto principio de justicia social.

¿Qué piensa de esa afirmación que dice que a hay que subir los impuestos es a los que más ganan, es decir, a los empresarios, porque son los empresarios los que realmente tienen una presión fiscal inferior a la presión fiscal media de las empresas europeas?

Pues pienso que es mentira porque en base a los datos objetivos las empresas españolas tienen una presión fiscal (Impuesto de Sociedades + cotizaciones sociales) del 10,7%, mientras que la media europea es del 10%.

Lo que no entendemos los empresarios es por qué los sindicatos no se manifiestan ante el Ministerio de Hacienda que es único principal beneficiario de la inflación a costa de los trabajadores, de los consumidores, de las familias y, también, de los empresarios españoles.

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