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CELES Informa Comisión Episcopal de Laicos de El Salvador


FUENTE: http://www.aciprensa.com/benedictoxvi/biografia.htm El Cardenal Joseph Ratzinger nació el 16 de abril de 1927, un Sábado Santo en Marktl am Inn, diócesis de Passau, Alemania; y fue bautizado ese mismo día. En sus memorias, reflexionando sobre el hecho, dice: “ser la primera persona a ser bautizada en el Agua Nueva de la Pascua era visto como un acto muy significativo por parte de la Providencia. Siempre me he llenado de sentimientos de gratitud por haber sido inmerso en el Misterio Pascual de esta manera;...cuanto más lo reflexiono, tanto más me parece apropiado a la naturaleza de nuestra vida humana: aún esperamos la Pascua definitiva, aún Lugar de su nacimiento. Ciudad de Marktl en no estamos en la plenitud de la luz, pero hacia ella caminamos llenos de Alemania confianza.”

En diciembre de 1932, debido a la abierta crítica de su padre hacia el nacional-socialismo, la familia Ratzinger se ve obligada a mudarse a Auschau am Inn, al pie de los Alpes.

En 1937 el padre del Cardenal Ratzinger pasa al retiro y se muda con toda la familia a Hufschlag, en las afueras de la ciudad de Traunstein, donde Josef pasaría la mayor parte de sus años de adolescente. Es aquí que inicia sus estudios en el Gymnasium de lenguas clásicas, donde aprende latín y griego.

En 1939 entra al seminario menor en Traunstein, dando el primer paso en su carrera eclesiástica. En 1943, él y todos sus compañeros de clase son reclutados al Flak (escuadrón antiaéreo), sin embargo, les es permitido asistir a clases tres veces por semana.

En septiembre de 1944, habiendo alcanzado la edad militar, Ratzinger es relevado del Flak y regresa a casa. En noviembre pasa por el entrenamiento básico en la infantería alemana, mas debido a su pobre estado de salud, es exceptuado de buena parte de los rigores propios de la vida militar.

En la primavera de 1945, mientras se acercan las fuerzas aliadas, Joseph Ratzinger deja el ejército y regresa a su casa en Traunstein. Cuando finalmente llega el ejército americano hasta su ciudad, establecen su centro de operaciones en casa de los Ratzinger, identifican a Josef como soldado alemán y lo envían a un campo de prisioneros de guerra. El 19 de junio de ese mismo año es liberado y regresa al hogar en Traunstein, lo sigue su hermano Georg en julio. En noviembre, tanto él como su hermano mayor Georg, reingresan al seminario.

En 1943 como miembro del escuadrón antiaéreo de la milicia alemana

En 1947 Ratzinger ingresa al Herzogliches Georgianum, un instituto teológico ligado a la Universidad de Munich. En 1951, el 29 de junio, Joseph y su hermano Georg son ordenados sacerdotes por el Cardenal Faulhaber en la catedral de Freising, en la Fiesta de los Santos Pedro y Pablo.


Desde 1952 hasta 1959, es miembro de la Facultad de la Escuela Superior de Filosofía y Teología, en Freising.

En 1953 recibe su doctorado en teología por la Universidad de Munich. Relacionado con el doctorado, publica su primer trabajo importante:”Volk und Haus Gottes in Augustins Lehre von der Kirche” (El Pueblo y la Casa de Dios en la doctrina de Agustín sobre la Iglesia).

En abril de 1959 Ratzinger se inicia como Profesor Principal de teología fundamental en la Universidad de Bonn. En agosto de ese año, su padre es Fresig, Alemania convocado a la Casa del Padre. Desde 1962 hasta 1965 asiste a las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II en calidad de perito, como consejero teológico principal del Cardenal Frings de Colonia. En 1955 como conferencista de teología en

En 1963 se traslada a la Universidad de Münster, y en diciembre de ese año, fallece su madre. En 1966 es nombrado profesor de teología dogmática en la universidad de Tübingen.

En 1969, asume un puesto de profesor en la Universidad de Ratisbona. Luego es nombrado Decano, Vicepresidente. Ese año también es nombrado Consejero Teológico de los Obispos alemanes.

En 1972, Ratzinger, con Balthasar, De Lubac y otros lanzan la publicación teológica Communio, une revista periódica de teología católica y cultura.

En marzo de 1977, es nombrado Arzobispo de Münich y Freising, convirtiéndose en el primer sacerdote diocesano que luego de 80 años. Es consagrado el 28 de mayo por el Obispo de Würzburg, Josef Stange. En junio de ese mismo año, es creado cardenal presbítero por el Papa Pablo VI, y recibe el título de S. Maria Consolatrice al Tiburtino. Ese año también, asistió a la IV Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en el Vaticano.

En 1978 participó en el cónclave del 25 al 26 de agosto, que eligió a Juan Pablo I, quien lo nombra enviado especial del Papa al III Congreso Mariológico Internacional, en Guayaquil, Ecuador, del 16 al 24 de septiembre. En octubre de ese año, participa en el Cónclave que elige a Juan Pablo II.

En 1980 Ratzinger es nombrado por Juan Pablo II a presidir el Sínodo especial para los laicos. Poco después, el Papa lo invita a encargarse de la Congregación para la Educación Católica. Ratzinger declina, pues considera que no debe dejar tan pronto su misión en Münich.

En 1981, en noviembre, acepta la invitación del Papa para asumir como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Presidente de la Pontificia Comisión Bíblica y Presidente de la Comisión Teológica Internacional

Como Arzobispo de Munich y Freising, Alemania


El 15 de febrero de 1982 renunció al gobierno pastoral de la Arquidiócesis de Münich-Freising. En 1983 asistió a la VI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano. Fue uno de los tres presidentes delegados; miembro del secretariado general, de 1983 a 1986. En 1985 asistió a la II Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano.

Desde 1986 presidió la Comisión para la preparación del Catecismo de la Iglesia Católica, que luego de 6 años de trabajo (1986-92) presentó el Nuevo Catecismo al Santo Padre. En 1987 y 1990 asistió a la VII y VIII Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano. En 1991 asistió a la I Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano.

En 1993 fue elevado a Cardenal Obispo del título de la sede suburbicaria de Velletri-Segni. En 1994 asistió a la Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, y a la IX Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, también en la Ciudad Vaticana. En 1997 asistió a la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano. En 1998 asistió a la Asamblea Especial para Asia del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano. Elegido vice-decano del Colegio Cardenalicio, el 9 de noviembre de 1998. Ese mismo año, asistió a la Asamblea Especial para Oceanía de Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano, del 22 de noviembre al 12 de diciembre. En 1999 fue enviado especial del Papa a las celebraciones por el XII centenario de la creación de la diócesis de Paderborn, Alemania, el 3 de enero. En octubre de ese mismo año asistió a la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano. Hasta la muerte de Juan Pablo II era miembro de la Secretaría de Estado; de las Congregaciones Iglesias Orientales, Culto Divino y Sacramentos, Obispos, Evangelización de los pueblos, Educación católica; así como de los Pontificios Consejos para la Unidad de los cristianos y del de Cultura; de las Comisiones para América Latina y Ecclesia Dei. Recibió por encargo del Santo Padre, la reflexión del Via Crucis durante la Semana Santa de 2005.

Fue elegido Papa el 19 de abril de 2005, convirtiéndose en el Pontífice número 265, sucesor de Juan Pablo II "El Grande". Escogió el nombre de Benedicto XVI. Doctorados:  1984 Doctor Honoris Causa por el College of St. Thomas in St. Paul / Minnesota  1985 Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Eichstätt  1986 Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Lima  1986 Doctor Honoris Causa por la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima  1988 Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Lublin  1998 Doctor Honoris Causa por la Universidad de Navarra enPamplona.  1999 Doctor Honoris Causa por la Universidad Libre Maria SS Assunta (LUMSA) en Roma.  2000 Doctor Honoris Causa por la Facultad de Teología de la Universidad de Wroclaw

En noviembre de 2002, el Santo Padre aprueba su elección como Decano del Colegio Cardenalicio.


RATZINGER, TRAS LA RENUNCIA, SEGUIRÁ VISTIENDO DE BLANCO FUENTE: http://www.paginasdigital.es/v_portal/informacion/informacionver.asp?cod=3485&te=15&idage=6676

P. D. “El título con el que se llamará su santidad Benedicto XVI, será papa emérito o romano pontífice emérito”. Lo indicó hoy el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi en la Sala de Prensa del Vaticano. Y añadió que “Benedicto vestirá el habito talar blanco simple, o sea sin la esclavina o el pequeño manto sobre los hombros que normalmente usan los pontífices. Los zapatos no serán más los rojos característicos y usará por lo tanto los zapatos color marrón. Y sabemos que le han gustado mucho los zapatos que le han regalado los artesanos mexicanos de León”. “El anillo del pescador -precisó el portavoz- no lo usará más, pues está ligado al ministerio y junto al sigilo de plomo serán anulados, como indica la constitución Universi Domici Gregis”. El padre Lombardi indicó que “los títulos y vestidos que usará Benedicto XVI fueron una decisión suya si bien lo habrá consultado con el camarlengo y otros especialistas”. En la conferencia de prensa fue indicando que el papa está recibiendo mensajes de todas partes del mundo que muestran su gratitud y cercanía. Además los cardenales ya están llegando, y el 28 de febrero serán muy numerosos. Una vez que se entra en sede vacante, “el decano de los cardenales enviará, el primero de marzo, la carta de convocación del cónclave a los cardenales, o sea que probablemente las congregaciones inicien el lunes 4 de marzo” precisó. El lugar de las congregaciones será en el aula nueva del Sínodo, y los cardenales en este período no van a vivir en la Domus Santa Marta. Indicó el portavoz, que precisó "lo harán en la inminencia o en la misma vigilia del cónclave". Y que los cuartos que ocuparán los cardenales en la residencia Santa Marta ubicada en el interior de la Ciudad del Vaticano, son sorteados. Pasado mañana -prosiguió- es el día en que parte hacia la residencia de Castel Gandolfo. Y por lo tanto también preparando la mudanza a su residencia temporaria, después de que volverá al Vaticano en el monasterio Mater Ecclesiae. “Para la audiencia ya se han dado de alta 50 mil personas, se realizará dentro del esquema normal de una audiencia, aunque Benedicto XVI pasará en papamóvil entre la gente. No hay al final de la audiencia el besamano debido a la de gente que querría hacerlo. Y no por un motivo de seguridad como alguien ha dicho” indicó Lombardi. En la sala Clementina, después de la audiencia, en cambio sí el papa saludará a algunas personalidades, entre ellas el presidente de Eslovaquia. Por la tarde el papa parte desde el patio de San Damián, en el Palacio Apostólico en donde saluda a los superiores de la secretaría de Estado, con los honores del piquete de guardias suizos. Después en el helipuerto, situado dentro de la misma ciudad del Vaticanos saluda al cardenal decano. Poco después parte el helicóptero. En Castel Gandolfo lo reciben las autoridades locales a las 17,30 saluda a los fieles de la diócesis de Albano y será el último acto papal público de Benedicto XVI. ¿A las 20 sucede algo de específico?. "Sí, la guardia suiza termina su servicio al papa, y a partir de dicha hora se cerrará la puerta de Castel Gandolfo. Desde entonces será la Gendarmería a realizar la vigilancia de Castel Gandolfo", dijo el portavoz.


MI RELACIÓN CON EL PAPA "ALEMÁN" Juan Pablo II, Karol -como me encanta decirle-, es mi héroe desde hace muchos años. Nací 4 años después de aquel trascendental otoño italiano de 1978. Desde 1996, cada 8 de febrero -aniversario de su 2a visita a El Salvador- recuerdo muy especialmente la primera vez que lo tuve cerquita. En los siguientes 9 años, lo tuve a escasos 2 ó 3 metros varias veces más. Una de esas veces, en abril de 2004 en la plaza de San Pedro, me marcó para siempre: fue allí, viéndolo entregarse, viendo como se gastaba amorosamente, y considerando interiormente lo que le había escuchado antes de "vuelvo la vista atrás y veo mis años de entrega a Cristo, y digo ¡Vale la pena!", fue allí, cuando comencé a dejar de resistirme a lo que el Espíritu Santo me venía diciendo desde hacía mucho tiempo. 6 semanas después de aquella "semana santa inolvidable", decidí el resto de mi vida. Karol se encargó de dar el último empujón. Cuando se llegó el sábado 2 de abril de 2005, aquella noche romana en la que JPII se marchó al Cielo, algo en mi corazón me decía que el sucesor de mi queridísimo Karol sería un hombre al que yo ya conocía... Sí. Al Papa polaco era imposible no quererlo: era natural quererlo, tanto porque había nacido con él y sólo conocía a más Papa que él, como porque era dificilísimo resistirse a su cariño paternal. Tanto porque su ejemplo había marcado para siempre mi vida como porque estaba muy agradecido porque había rezado nominalmente por la conversión de mi papá... Pero con Joseph Ratzinger la historia era distinta, muy distinta... Al "hombre fuerte" de Juan Pablo II, al "segundo a bordo" del Papa polaco, lo conocía, y lo admiraba, y lo leía desde hacía varios años antes de que asumiera el ministerio Petrino. Desde 1998, desde que tenía 16 años, me emocionaba pensar en la titánica labor del entonces "prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe". Todo mundo habla del carisma del queridísimo Karol. ¡Y vaya carisma! Pero detrás del papa polaco estaba un hombre fidelísimo a Cristo y a la Iglesia; la roca visible en la que siempre se apoyó Juan Pablo II fue aquel cardenal de maneras amables pero con profundas raíces que mantenían a salvo la doctrina de Cristo, a pesar de los vaivenes y los ataques y las tormentas de los tiempos "modernos", y de la prensa mundial. Y Juan Pablo II era quien mejor sabía eso. Lo sabía tan bien que nunca le aceptó las veces que, habiendo cumplido los 75 años, le presentó su renuncia como cardenal prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe. La respuesta que le daba al Cardenal Ratzinger siempre fue la misma: "su servicio a la Iglesia aún no termina". Desde 2005 me ha gustado pensar que Juan Pablo II fue tan grande hasta la muerte que se encargó de dejarnos a un Papa igual de gigante que él. El 19 de abril de 2005 fue emocionante. ¡Qué martes aquel! Se te erizaba la piel al ver a tu alrededor que todos tus compañeros de clase iban recibiendo en sus celulares sms de "Habemus Papam". Con la firme certeza de que es el Espíritu Santo quien dirige a los Señores Cardenales en el Cónclave, quiero -y lo quiero con todo mi corazón- al Papa que sea... Pero escuchar que "Ratzinger" era el nuevo sucesor de Pedro fue demasiado especial. Era escuchar que alguien muy cercano a mí, porque lo admiraba desde mucho tiempo atrás, porque leía sus escritos con hambre, porque estaba muy agradecido por su servicio filial a Juan Pablo II, sería mi nuevo Padre espiritual.... ¡Cuántas opiniones de que "Ratzinger" no era igual que Juan Pablo II! ¡Por supuesto que no lo son! ¡Como tampoco eran iguales San Pedro y San Pablo!... Pero de que "el papa alemán" no cautivaba era una soberana estupidez. ¡Benedicto XVI cautivaba y en serio! Sin olvidar que, muy probablemente, sea el hombre con mayor talla intelectual en todo el mundo desde hace algunos años.


En Abril de 2006 volví a Roma, emocionado porque viviría la Semana Santa nuevamente con él: con el Vicario de Cristo. La certeza de que estaría de nuevo frente al Papa, frente al Vice-Cristo, fuera polaco o alemán, siempre la tuve. Pero la realidad superó la certeza que me daba la Fe. La experiencia fue intensa. Estuve a menos de un metro la primerita vez... Y las otras dos veces a escasos par de metros, con bendición incluida, dirigida directamente a nosotros, cuando nos escuchaba gritarle que éramos de El Salvador... Estuvimos con él en su cumpleaños 79. Le cantamos el "tanti auguri" junto con las decenas de miles de personas -jóvenes especialmente- que estábamos aquella mañana romana en la plaza de San Pedro... ¿Quién se atreve a decir que este Papa no tenía "carisma"?... Quien se atreva no supo de la Jornadas Mundiales de la Juventud en Colonia, ni en Sidney, ni en Madrid... Ni de sus visitas a Brasil, Estados Unidos, México o Cuba... Ni del aumento impresionante de asistentes a las audiencias de los miércoles en Roma comparadas con las cifras de cuando Juan Pablo II... En marzo del año pasado, 6 años después de la última vez, lo volví a tener muy cerquita en Guanajuato, durante su viaje apostólico a México. Tuve el privilegio de estar a pocos metros frente al balcón donde dio un discurso de más de 15 minutos... Sólo verlo hacía que rompiera en lágrimas de agradecimiento. No tengo ninguna duda: aquel hombre de 85 años que se aventuraba a un viaje tan largo y cansado para llevar esperanza a sus hijos de todo el mundo me provocaba una conclusión categórica: tenía a un santo en frente, tenía al representante de Cristo en la tierra... Pero más allá de que el Papa "alemán" convocara a 2 millones de jóvenes en Madrid en 2011, Benedicto XVI era un titán de Cristo y de la Iglesia... Detengámonos a pensar, ¿quien a los 78 años asume un encargo divino de la envergadura del Ministerio Petrino con la sencillez y entereza y generosidad con la que lo hizo Joseph Ratzinger?... ¡Él no quería! ¡Él quería volver a su natal Baviera a estudiar y a escribir, a celebrar Misa y a tocar el piano! Él no quería ser Papa! ¡Pero fue obediente a la Voluntad de Dios!... Algunas preguntas..., algunas por plantearme unas poquitas... ¿Quién no se recuerda los ataques despiadados de la prensa mundial en 2006, especialmente de la BBC de Londres o del New York Times, sacando de contexto su discurso en Ratisbona y especulando una posible maledicencia del Papa contra los musulmanes? ¿o el afán de la cadena británica de falsear documentos para inculpar a Benedicto XVI como encubridor de abusos sexuales contra menores? ¿o las protestas de algunos por la invitación a Benedicto XVI a la lección inaugural del año académico 2008 a "La Sapienza" italiana? ¿o las fúricas protestas de homosexuales y abortistas por el encuentro del Papa con los jóvenes en Madrid? ¿o las críticas enconadas, de aquí y de allá, por su defensa del matrimonio como debe ser: hombre y mujer, y por la familia, y por la dignidad de la vida desde la concepción hasta su muerte natural? ¿o la traición de su propio Foto que tomé del balcón donde habló el Papa en Guanajuato, México. mayordomo? Así de cerquita lo tuve la última vez que lo vi. Algunas respuestas, después de examinarme... Yo, con mi soberbia y con mi autosuficiencia, y con mi afán por tener la razón... hubiera mandado todo al carajo al poco tiempo... Y él, Benedicto XVI, el papa alemán, ante los ataques injustos y calumnias llenas de mentiras, siempre respondiendo con una sonrisa, siempre con un ánimo de conciliación, constantemente buscando puntos en común, procurando entablar puentes con quienes piensan distinto, difundiendo un mensaje de esperanza, afanado en perdonar y en pedir perdón, predicando con visión positiva y sobrenatural sin dejar paso nunca al pesimismo, sirviendo con el único afán de cumplir la Voluntad de Dios y de acercar a los demás a Cristo


.... Sin ceder en la doctrina ni un ápice, pero poniéndose en los zapatos de cada uno, tratando de entender las necesidades de todos, preocupándose profundamente, rezando y haciendo rezar... En la víspera del inicio de la Cuaresma, ésta noticia de Benedicto XVI ha sido una bofetada cariñosa a mi vida interior. Me ha recordado que lo único que vale la pena en la vida es vivir en esta tierra para ganarse el Cielo. Cualquier otra cosa distinta sería haber fracasado en la vida. Si tu lectura ha llegado hasta aquí, y después de haberme examinado mucho gracias al ejemplo del Papa, aprovecho para pedirte perdón -a tí, a quien lees esto; o a usted, que lee esto- por las veces que sin querer -o queriendo- te ofendí. Por las veces que te falté el respeto. Por las veces que no te ayudé cuando pude. Por las veces que me mantuve indiferente a tus necesidades. Por las veces que no quise pedirte perdón y por las veces que no quise perdonarte. Por las veces que me importó más mi soberbia y mi afán por tener la razón, aunque la tuviera, que tu dignidad de hijo de Dios. Por las veces que no te he dado las gracias. Por las veces que no recé por ti, o que no recé lo suficiente. Por las veces que te di mal ejemplo. Por las veces que yo haya sido motivo, por la razón que sea, para que tú ofendieras al Señor. Por las veces que no he sido un fiel hijo del papa alemán, ni de Cristo ni de la Iglesia... Te pido perdón... Nuestro Señor Jesucristo decía que <<<No todo el que dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los Cielos". Una vez más, hemos sido testigos de la sencillez y grandeza de espíritu del queridísimo Benedicto XVI. Su decisión (¡no me imagino su lucha interior en el proceso de tomarla!) va mucho más allá de lo que cualquiera pueda pensar o decir de él. Quizá lo más "cómodo" hubiera sido aguantar el inexorable paso del tiempo, pero no: a él, al GIGANTE BENEDICTO XVI, lo único que le importa es cumplir la Voluntad del Padre que está en los Cielos. ¡Gracias, gracias infinitas, queridísimo Benedicto XVI! ¡GRACIAS POR REAFIRMAR MIS DOS MAYORES TESOROS: MI FE Y MI VOCACIÓN! No recordaré a Benedicto XVI como el brillante intelectual que es. No. Eso es mucho, pero es poco. Lo recordaré siempre como el hijo fiel, la roca firme de Juan Pablo II. Lo recordaré siempre como un titán "en búsqueda de la VERDAD". Lo recordaré siempre como el hombre más sencillo, humilde, valiente y generoso que he conocido en mi vida. Y aunque a partir de marzo en mis oraciones y en la Santa Misa diaria ya no diré "por el Papa Benedicto XVI", cada día daré gracias y rezaré nominalmente por el maravilloso don de Dios nacido como Joseph Ratzinger. Mi corazón está en ROMA, junto a usted, Santo Padre. Su hijo, Juan.


Un recorrido por la obra del papa Ratzinger: Las encíclicas, la obra y sus viajes. Fuente: http://www.zenit.org/es/articles/dossier-los-ocho-anos-de-benedicto-xvi-i, José Antonio Varela Vidal Hoy le decimos "adiós" al Papa Benedicto XVI, quien se va después de dar lo mejor de sí y que nos deja con muchas lecciones a ejemplo de Jesucristo, como el saber pedir disculpas por sus defectos. Ese "adiós" debe ir acompañado de un "gracias" por todo su trabajo en favor de la Iglesia y especialmente por todo el aporte teológico que nos deja, el cual sin duda nos hará recordarlo como "el papa teólogo”. ENCICLICAS En la DEUS CARITAS EST: DIOS ES AMOR, él quiso responder a un par de preguntas muy concretas para la vida cristiana, entre las que podemos mencionar: 1) ¿es posible amar a Dios? R/. Sí, podemos amar a Dios, dado que Él nos sale al paso de cada uno de nosotros: en los sacramentos a través de los cuales actúa en nuestra existencia; con la fe de la Iglesia, a través de la cual se dirige a nosotros; haciéndonos encontrar hombres, tocados por Él, que nos trasmiten su luz; con las disposiciones a través de las cuales interviene en nuestra vida; también con los signos de la creación que nos ha regalado. 2) ¿Podemos de verdad amar al «prójimo»? R/. Sí, podemos, si somos amigos de Dios. 3) Con sus mandamientos y sus prohibiciones, ¿no nos amarga la Iglesia la alegría del eros, de sentirnos amados, que nos empuja hacia el otro y que busca transformarse en unión? R/. Es necesario pasar por el camino de purificación y de maduración necesaria para que la verdadera promesa del «eros» pueda cumplirse. El lenguaje de la tradición de la iglesia ha llamado a este proceso «educación en la castidad». Otra respuesta que nos da es que la Iglesia no puede dejar el servicio del amor comunitario a las demás organizaciones filantrópicas. La Iglesia debe practicar el amor hacia el prójimo incluso como comunidad, pues de lo contrario anunciaría de modo incompleto e insuficiente al Dios del amor. También no dice que por su propia naturaleza, la Iglesia no hace política en primera persona, más bien respeta la autonomía del Estado y de sus instituciones; y que su tarea es curar con la fe la razón y reforzar la voluntad por hacer el bien, participando así en la batalla por la justicia. A los cristianos comprometidos en el servicio público, corresponde, en la acción política, abrir siempre nuevos caminos para la justicia. Subraya que la justicia no hace nunca superfluo el amor. Más allá de la justicia, el hombre tendrá siempre necesidad de amor, que es el único capaz de dar un alma a la justicia. El mundo espera el testimonio del amor cristiano que se inspira en la fe. En nuestro mundo, con frecuencia tan oscuro, con este amor brilla la luz del Dios. SPE SALVI: SALVADOS EN LA ESPERANZA. En esta encíclica, el Papa Benedicto XVI explica que “Según la fe cristiana, la redención, la salvación, no es simplemente un dato de hecho. Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino” y que “llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza”. Cristo es el “verdadero filósofo” que nos dice “quien es en realidad el hombre y qué debe hacer para ser verdaderamente hombre”. Y nos ofrece una esperanza que es al mismo tiempo espera y presencia: porque “el hecho de que este futuro exista cambia el presente”. El Papa observa que “La crisis actual de la fe es sobre todo una crisis de la esperanza cristiana”, ahora la esperanza se basa en el progreso técnico y científico. “Hay dos etapas esenciales de la concreción política de esta esperanza” – prosigue Benedicto XVI-: la Revolución francesa y la marxista. Ante la evolución de la Revolución francesa “la Europa de la Ilustración (…) ha tenido que reflexionar (…) de manera nueva sobre la razón y la libertad”. Por otra parte, la revolución proletaria “ha dejado tras de sí una destrucción desoladora”. El error fundamental de Marx ha sido éste: “Ha olvidado al hombre y ha olvidado su libertad. Su verdadero error es el materialismo”. De manera sencilla: “el hombre necesita a Dios, de lo contrario queda sin esperanza”.


El Papa indica cuatro lugares para aprender y ejercitar la esperanza: la oración, el actuar, el saber sufrir con los demás y por los demás; y el Juicio de Dios: existe la resurrección de la carne, una justicia, la “revocación” del sufrimiento pasado y la reparación que restablece el derecho. CARITAS IN VERITATE: LA CARIDAD EN LA VERDAD. Dada en la solemnidad de San Pedro y San Pablo. El papa recuerda que la caridad es “la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia” y advierte de que “un cristianismo de caridad sin verdad se puede confundir fácilmente con una reserva de buenos sentimientos, provechosos para la convivencia social, pero marginales”. Benedicto XVI recuerda los “dos criterios orien-tadores de la acción moral: la justicia y el bien común”. El primer capítulo está dedicado al “Mensaje de la “Populorum progressio” de Pablo VI que “reafirmó la importancia imprescindible del Evangelio para la construcción de la sociedad según libertad y justicia”. “La fe cristiana -escribe Benedicto XVI- se ocupa del desarrollo no apoyándose en privilegios o posiciones de poder (…) sino solo en Cristo”. El pontífice evidencia que “las causas del subdesarrollo no son principalmente de orden material”. Están ante todo en la voluntad, el pensamiento y todavía más “en la falta de fraternidad entre los hombres y los pueblos”. “El desarrollo humano en nuestro tiempo” es el tema del segundo capítulo. “El objetivo exclusivo del beneficio, cuando es obtenido mal y sin el bien común como fin último -reitera el Papa- corre el riesgo de destruir riqueza y crear pobreza” Y enumera algunas distorsiones del desarrollo: una actividad financiera “en buena parte especulativa”, los flujos migratorios “frecuentemente provocados y después no gestionados adecuadamente o la explotación sin reglas de los recursos de la tierra”. Frente a esos problemas ligados entre sí, el Papa invoca “una nueva síntesis humanista”, constatando después que “el cuadro del desarrollo se despliega en múltiples ámbitos: (…) crece la riqueza mundial en términos absolutos, pero aumentan también las desigualdades (…) y nacen nuevas pobrezas”. “En el plano cultural -prosigue- (…) las posibilidades de interacción” han dado lugar a “nuevas perspectivas de diálogo”, (…) pero hay un doble riesgo”. En primer lugar “un eclecticismo cultural” donde las culturas se consideran “sustancialmente equivalentes”. El peligro opuesto es el de “rebajar la cultura y homologar los (…) estilos de vida”. Benedicto XVI recuerda “el escándalo del hambre” y auspicia “una ecuánime reforma agraria en los países en desarrollo”. Asimismo, el pontífice evidencia que el respeto por la vida “en modo alguno puede separarse de las cuestiones relacionadas con el desarrollo de los pueblos” y afirma que “cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida acaba por no encontrar la motivación y la energía necesarias para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre”. Otro aspecto ligado al desarrollo es el “derecho a la libertad religiosa. La violencia –escribe el Papa–, frena el desarrollo auténtico” y esto “ocurre especialmente con el terrorismo de inspiración fundamentalista”. “Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil” es el tema del tercer capítulo, que se abre con un elogio de la experiencia del don, no reconocida a menudo, “debido a una visión de la existencia que antepone a todo la productividad y la utilidad. (…) El desarrollo, (…) si quiere ser auténticamente humano, necesita en cambio dar espacio al principio de gratuidad”, y por cuanto se refiere al mercado la lógica mercantil, ésta debe estar “ordenada a la consecución del bien común, que es responsabilidad sobre todo de la comunidad política”. Retomando la encíclica Centesimus Annus, indica “la necesidad de un sistema basado en tres instancias: el mercado, el Estado y la sociedad civil” y espera en “una civilización de la economía”. Hacen falta “formas de economía solidaria” y “tanto el mercado como la política tienen necesidad de personas abiertas al don recíproco”.


El capítulo se cierra con una nueva valoración del fenómeno de la globalización, que no se debe entender solo como “un proceso socio-económico”. (…) La globalización necesita “una orientación cultural personalista y comunitaria abierta a la trascendencia (…) y capaz de corregir sus disfunciones”. En el cuarto capítulo, la Encíclica trata el tema del “Desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente”. “Gobierno y organismos internacionales -se lee- no pueden olvidar “la objetividad y la indisponibilidad” de los derechos. A este respecto, se detiene en las “problemáticas relacionadas con el crecimiento demográfico”. Reafirma que la sexualidad no se puede “reducir a un mero hecho hedonístico y lúdico”. Los Estados, escribe, “están llamados a realizar políticas que promuevan la centralidad de la familia”. “La economía -afirma una vez más- tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; no de cualquier ética sino de una ética amiga de la persona”. La misma centralidad de la persona, escribe, debe ser el principio guía “en las intervenciones para el desarrollo” de la cooperación internacional. (…) Los organismos internacionales -exhorta el Papadeberían interrogarse sobre la real eficacia de sus aparatos burocráticos”, “con frecuencia muy costosos”. El Santo Padre se refiere más adelante a las problemáticas energéticas. “El acaparamiento de los recursos” por parte de Estados y grupos de poder, denuncia, constituyen “un grave impedimento para el desarrollo de los países pobres”. (…) “Las sociedades tecnológicamente avanzadas -añade- pueden y deben disminuir la propia necesidad energética”, mientras debe “avanzar la investigación sobre energías alternativas”. “La colaboración de la familia humana” es el corazón del quinto capítulo, en el que Benedicto XVI pone de relieve que “el desarrollo de los pueblos depende sobre todo del reconocimiento de ser una sola familia”. De ahí que, se lee, la religión cristiana puede contribuir al desarrollo “solo si Dios encuentra un puesto también en la esfera pública”. El Papa hace referencia al principio de subsidiaridad, que ofrece una ayuda a la persona “a través de la autonomía de los cuerpos intermedios”. La subsidiariedad, explica, “es el antídoto más eficaz contra toda forma de asistencialismo paternalista” y es más adecuada para humanizar la globalización”. Asimismo, Benedicto XVI exhorta a los Estados ricos a “destinar mayores cuotas” del Producto Interno Bruto para el desarrollo, respetando los compromisos adquiridos. Y augura un mayor acceso a la educación y, aún más, a la “formación completa de la persona” afirmando que, cediendo al relativismo, se convierte en más pobre. Un ejemplo, escribe, es el del fenómeno perverso del turismo sexual. “Es doloroso constatar -observa- que se desarrolla con frecuencia con el aval de los gobiernos locales”. El Papa afronta a continuación al fenómeno “histórico” de las migraciones. “Todo emigrante, afirma, “es una persona humana” que “posee derechos que deben ser respetados por todos y en toda situación”. El último párrafo del capítulo lo dedica el Pontífice “a la urgencia de la reforma” de la ONU y “de la arquitectura económica y financiera internacional”. Urge “la presencia de una verdadera Autoridad política mundial” (…) que goce de “poder efectivo”. El sexto y último capítulo está centrado en el tema del “Desarrollo de los pueblos y la técnica”. El Papa pone en guardia ante la “pretensión prometeica” según la cual “la humanidad cree poderse recrear valiéndose de los ‘prodigios’ de la tecnología”. La técnica, subraya, no puede tener una “libertad absoluta”. El campo primario “de la lucha cultural entre el absolutismo de la tecnicidad y la responsabilidad moral del hombre es hoy el de la bioética”, explica el Papa, y añade: “La razón sin la fe está destinada a perderse en la ilusión de la propia omnipotencia”. La cuestión social se convierte en “cuestión antropológica”. La investigación con embriones, la clonación, lamenta el Pontífice, “son promovidas por la cultura actual”, que “cree haber desvelado todo misterio”. El Papa teme “una sistemática planificación eugenésica de los nacimientos”. En la Conclusión de la Encíclica, el Papa subraya que el desarrollo “tiene necesidad de cristianos con los brazos elevados hacia Dios en gesto de oración”, de “amor y de perdón, de renuncia a sí mismos, de acogida al prójimo, de justicia y de paz”.


OBRA Y ACTIVIDADES DEL SANTO PADRE Parte de los casi 8 años de Pontificado, el pastor universal lo dedico a viajar y visitar a su grey alrededor del mundo. En efecto, su recorrido alcanza treinta viajes por Italia –sin contar las muchas parroquias romanas visitadas en su condición de Obispo de Roma–, y la friolera de veinticuatro viajes a veinticinco países, incluyendo la Palestina. Recordemos esos viajes: COLONIA, ALEMANIA: UN JOVEN ENTRE LOS JÓVENES Benedicto XVI comenzó su pontificado con un baño de multitud, en este caso juvenil. Su compromiso inicial era en agosto de 2005, su participación en la XX Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, nada menos que en su país natal. El papa encandiló, emocionó, se hizo escuchar. Fue famosa aquella navegación en barco por el río Rin con los jóvenes, en una clara representación de la barca de Pedro con su nuevo timonel. También fue apoteósica la fiesta de acogida de los jóvenes en el muelle del Poller Rheinwiesen, y de la multitud que llegó para participar de la Misa en la explanada de Marienfeld. En Colonia dio un mensaje al mundo al incluir, desde el inicio de sus viajes apostólicos, una audiencia a los representantes de las comunidades musulmanas, quienes acudieron prestos a la cita prevista en el arzobispado de Colonia. POLONIA: CONTINÚA LA PROTECCIÓN Mayo de 2006. El símbolo de la visita fue su llegada al santuario de la Virgen de Jasna Góra en Częstochowa, donde veneró y sin duda, pidió las mismas luces y protección que la Virgen negra prodigara al amado papa polaco. Entre las acostumbradas visitas y encuentros con los gobernantes, políticos y obispos, el papa tuvo a bien encontrarse con los religiosos, religiosas, seminaristas y representantes de los movimientos y de la vida consagrada en el mismo santuario de Jasna Góra, continuando así la costumbre de su antecesor durante sus viajes. Otro momento a resaltar fue el esperado encuentro con el arzobispo Jeremías, jefe de la Iglesia Ortodoxa autocéfala y jefe del Consejo Ecuménico Polaco. VALENCIA: FE EN LA FAMILIA En julio de 2006 participo en el V Encuentro Mundial de las Familias en la ciudad española de Valencia. Convocó al entonces presidente de Gobierno de España al Palacio Arzobispal de Valencia, en un momento político particular, porque los socialistas venían cerrando cada vez más el cerco a la acción de la Iglesia en España. En dicha visita fue inolvidable el Encuentro festivo y testimonial con las familias, donde habló y escuchó, para luego presidir la multitudinaria Eucaristía de clausura del V Encuentro Mundial, en la moderna Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. MUNICH, ALTÖTTING Y RATISBONA: HABLAR EN CASA Está claro que apenas pudo programar un nuevo viaje, lo hizo nuevamente del 9 al 14 de septiembre de 2006 al país que lo vio nacer, y volvió sus pasos por los lugares de su infancia, de su vida como consagrado y como catedrático. Un encuentro significativo, unido a los que tuvo con los gobernantes del país, fue con el ministro presidente de su Baviera natal, en la Residencia Real de la plaza Max-Joseph. Luego, en la Catedral de Múnich, celebraría las Vísperas, iniciando así una práctica recurrente en sus viajes y actividades vaticanas –algunas ecuménicas–, dando realce a la riqueza del Oficio Divino. Durante la visita a Alemania, volvió a su antiguo centro de enseñanza, esto es, a la Universidad de Ratisbona, para el famoso encuentro con los representantes de la ciencia, donde dijo lo que dijo sobre Mahoma.


Otro que lo esperaba, esta vez con la mesa servida y calor de hogar en Pentling, fue su hermano, el canónigo Georg Ratzinger, con quien tuvo un momento de intimidad y reposo. El encuentro se vio coronado con la visita de ambos al cementerio de Ziegetzdorf para orar ante la tumba de sus padres. TURQUÍA: ORIENTE Y OCCIDENTE CRISTIANOS Del 28 de noviembre al 1 de diciembre de 2006, el papa cruzaba los límites continentales para dar también una señal de acercamiento al cristianismo de Oriente y recorrer los pasos de Pablo por Éfeso donde celebraría una misa. Esta tierra, rica de tradición apostólica, fue el escenario para que el papa tuviera un encuentro privado con el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, que sería el inicio de una fecunda relación sostenida durante todo su pontificado. También visitó y oró en la catedral armenia apostólica y tuvo un encuentro con su beatitud el patriarca armenio Mesrob II. Otros encuentros memorables fueron con el metropolita siro-ortodoxo y con el gran rabino de Turquía. Muchos recuerdan su simbólica visita al Mausoleo de Ataturk, padre de la Turquía moderna, donde Benedicto XVI depositó una corona de flores ante la tumba y escribió en inglés una frase que sintetizaba lo que sería su pensamiento y obra en los siguientes años: “En esta tierra, cruce de caminos de las diferentes culturas y religiones y puente entre Asia y Europa, hago mías las palabras del fundador de la República turca, Ataturk, para expresar mi deseo: «Paz en la patria, paz en el mundo»”. BRASIL: CONTINENTE DE LA ESPERANZA Y DE LA CARIDAD Con motivo de la V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, Brasil, el santo padre realizó su primer viaje transoceánico del 9 al 14 de mayo de 2007, donde permaneció principalmente en São Paulo. Tuvo allí la ocasión para elevar a los altares definitivamente al beato franciscano Antonio de Santa Ana, durante una concurrida misa en el Campo de Marte de São Paulo. La actividad de fondo, y a la que el papa se había preparado con atención, fue la Santa Misa y Sesión inaugural de la V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y del Caribe, en la explanada situada frente al Santuario de Nuestra Señora de Aparecida. Allí tuvo la oportunidad de hacerle sentir al continente latinoamericano lo cerca que estaba de su corazón, y donde lo rebautizó como el “Continente de la Esperanza y de la Caridad”. AUSTRIA: TIERRA DE NUEVA EVANGELIZACIÓN El motivo principal de la visita del santo padre a Austria del 7 al 9 de septiembre de 2007, fue la celebración del 850 aniversario de la fundación del Santuario de Mariazell, lugar donde celebró una misa con amplia asistencia de fieles y peregrinos. Fue el escenario para que Benedicto XVI empezara a delinear sus ideas de avanzada sobre lo que podría ser la Nueva Evangelización en los países de antiguo cristianismo. Un encuentro simbólico fue el que tuvo con los monjes de la Abadía de Heiligenkreuz, que viene a ser el más antiguo monasterio cisterciense del mundo que ha seguido activo sin ninguna interrupción. Al final de su visita se dirigió a los colaboradores voluntarios de los organismos de ayuda, cuyo número es muy alto, y quienes lo esperaban en el Wiener Konzerthaus. Allí los organizadores lo sorprendieron ofreciéndole interpretaciones impecables de su autor preferido, Wolfgang Amadeus Mozart, también austríaco, y de los Niños cantores de Viena, gestos que el papa reconoció y agradeció. EE.UU. DE AMÉRICA Y LA ONU: SÍ A LA VIDA Fue así que del 15 al 21 de abril de 2008 el papa Benedicto XVI volvió a cruzar el océano para llegar hasta tierras norteamericanas, donde tenía previsto también intervenir ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. A su llegada al país, fue recibido por el mismo presidente de los Estados Unidos de América y la Primera Dama en el aeropuerto militar Andrews de las Fuerzas aéreas, gesto que fue destacado por la prensa especializada y por la Casa Blanca, como un hecho de excepción en el protocolo del jefe de estado. Mientras estuvo en la capital, el santo padre tuvo importantes encuentros, entre los que sobresalió aquel con los educadores católicos en la Catholic University of America, a quienes alentó en la difícil tarea por venir en defensa de la vida.


Ya en Nueva York, dirigió un importante discurso en la sede de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde hizo un llamado a “proteger a la humanidad” y pudo despedirse de los presentes con un mensaje de paz en varios idiomas, lo que fue acogido con admiración y respeto. No abandonó el país sin visitar el Ground Zero de Nueva York, donde se arrodilló a orar por las víctimas y victimarios del ataque a las Torres Gemelas del World Trade Center, ocurrido el 11 de septiembre de 2001. LOS VIAJES INTERMEDIOS Los viajes del papa fueron varios dentro de cada año, en la medida que sus fuerzas se lo permitían. En el que hemos denominado “periodo intermedio”, estuvo nuevamente con los jóvenes, habló de laicidad en Francia, llegó hasta África y Tierra Santa, entre otras visitas apostólicas que son ya parte de la historia de la Iglesia. SYDNEY: NUEVA CITA CON LA JUVENTUD Julio de 2008. El papa pudo descubrir el rostro de otros jóvenes, que eran los nativos y aborígenes australianos. Estos, en un gesto de respeto y fraternidad, lo recibieron bailando y cantando para él, por lo que representaba. Llego para la XXIII Jornada Mundial de la Juventud. En esta visita introdujo la acertada costumbre de sentarse a cenar a la mesa con jóvenes de los países visitados, esta vez en la Reception Hall de la St. Mary’s Cathedral House de Sydney. Otra actividad que introdujo en Sydney para otras JMJ, fue la celebración del Vía Crucis, a través del cual ha querido acercar a la juventud a una antigua práctica de piedad y de revalorización de la pasión de Cristo. En esta oportunidad, el papa pronunció la Oración final de la Primera Estación y lo siguió por televisión desde la Cripta de la St. Mary’s Cathedral de Sydney. En esta ocasión comenzó también a incluir en sus programas apostólicos, la visita a centros de labor socio-caritativa de la Iglesia. Fue así que tuvo un encuentro con un grupo de jóvenes desadaptados en la comunidad de recuperación de la Universidad de Notre Dame en la iglesia del Sagrado Corazón. Hasta que llegó el gran día de la concurrida y muy recogida Vigilia nocturna con los jóvenes, que acompañó en el Hipódromo de Randwick. Fue así una jornada preparatoria para la Santa Misa central de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, la cual presidió en el mismo escenario. FRANCIA: VALORIZAR LA LAICIDAD En esta visita, la primera a un país de Occidente con identidad laica, el papa sentó las bases de lo que quería decir al mundo occidental cuando se encontró con el presidente de la República francés en el Elíseo. Allí ambos fueron claros en explicar el rol de la religión, de las Iglesias y del estado. Su principal objetivo era llegar hasta la Gruta de las Apariciones de Lourdes, prodigio que cumplía 150 años. Luego tuvo oportunidad de celebrar una misa alusiva en la Prairie de Lourdes y de encontrarse con los enfermos en la Basílica Nuestra Señora del Rosario de Lourdes. CAMERÚN Y ANGOLA: TIERRA DE MISIÓN Marzo de 2009. Benedicto XVI tuvo ocasión de escuchar y ver las manifestaciones alegres y vivaces de un catolicismo que alaba a Dios con su vida, su arte, y con una liturgia y teología particular que ha ido madurando bajo el influjo directo del Vaticano II. Durante su visita el Papa tuvo un encuentro con los representantes de la Comunidad musulmana de Camerún, realizado en la Nunciatura Apostólica de Yaundé; celebro la misa de la publicación del Instrumentum Laboris de la II Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos, que entregó de modo simbólico a grupos representativos de la Iglesia en el Estadio Amadou Ahidjo de Yaundé.


En sintonía con su sentimiento de pastor y Buen Samaritano, visitó y se quedó un buen tiempo en el Centro Cardenal Paul Emile Léger-CNRH de Yaundé, donde lo esperaba “el mundo del sufrimiento”. En la segunda parte de su visita a África, llegó hasta Angola donde presidió una misa con todos los obispos de la Asamblea interregional de obispos de África del sur en la explanada de Cimangola, en Luanda, en una clara señal de la unidad a la que invocaba a los episcopados de la región. Consciente de los retos que afronta la población femenina en Angola y los demás países africanos, tuvo un encuentro con los Movimientos católicos para la Promoción de la Mujer en la parroquia de San Antonio de Luanda, quienes siguen alzando sus banderas en pro de los derechos humanos, aún en riesgo de sus vidas. No se despidió sin encontrarse con aquella multitud de jóvenes que abarrotaba el Estadio Dos Coqueiros de Luanda, a quienes les dirigió un mensaje de esperanza. TIERRA SANTA: UNA PEREGRINACIÓN Este viaje apostólico de mayo de 2009, inicio en el Centro Regina Pacis de Ammán, en Jordania, donde la Iglesia católica desarrolla una labor destacable a favor de las personas con minusvalía o habilidades diferentes. Visito lugares de la Historia de la Salvación: la antigua Basílica del Memorial de Moisés, en el mismo Monte Nebo, lugar desde el que según el relato bíblico, el patriarca pudo ver la Tierra prometida; Betania junto al río Jordán, lugar del Bautismo de Cristo, donde tuvo la oportunidad de bendecir las primeras piedras de las iglesias de los latinos y de los grecomelquitas en Betania; Belén, donde hizo una visita privada a la Gruta de la Natividad y celebro una misa en la plaza del Pesebre. Llevó también su voz y su caridad hasta el hospital Caritas Baby y al Campo de refugiados Aida, ambos en Belén. Benedicto XVI bendijo la primera piedra de la Universidad de Madaba del Patriarcado latino de Jerusalén, donde desde octubre de 2011, conviven en sus aulas mil jóvenes cristianos y musulmanes, que pueden ya elegir entre cerca de treinta carreras con amplio futuro. Todos recuerdan la simbólica visita al Museo Memorial de Yad Vashem de Jerusalén, hasta donde llegó el papa alemán a rendir homenaje a las víctimas del Holocausto judío y a reafirmar el mensaje de paz y de perdón que porta su alta investidura. Fue ocasión para que lo invitaran a firmar el exclusivo Libro de Honor del monumento. Se encontró con las organizaciones para el diálogo interreligioso en el Auditorio del Notre Dame of Jerusalén Center, donde pronunció un conciliador discurso; llego a la Roca en la explanada de las mezquitas de Jerusalén, donde fue recibido por el Gran Mufti; oró y dejó su intención en el llamado “Muro de los Lamentos”, luego llegó hasta el Centro Hechal Shlomo de Jerusalén, donde los esperaban los dos Grandes Rabinos de Jerusalén. Un momento de gran relevancia fue la visita de cortesía al presidente de la Autoridad Nacional Palestina en el palacio presidencial de Belén, gesto inicial de la Santa Sede que se extendería a través de los años, hasta el reciente reconocimiento del estado Vaticano a las aspiraciones de Palestina en la ONU. Un inmediato encuentro de Benedicto XVI con el primer ministro israelí en el convento de los franciscanos de Nazaret, balanceaba bastante bien las cosas. Otros momentos importantes de la peregrinación papal fueron, la celebración de las Vísperas con los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, movimientos eclesiales y agentes de pastoral de Galilea en la Basílica superior de la Anunciación de Nazaret, así como la visita al Santo Sepulcro de Jerusalén. REPÚBLICA CHECA: EN LA EX URSS La visita programada del 26 al 28 de setiembre de 2009 en la ex-república soviética de Checoslovaquia, hoy República Checa, significaba para el papa su primer ingreso como pontífice a un país donde cerca del 70% de la población se declaraba atea, dados los resabios del antiguo régimen comunista. El papa llegó hasta tierras eslavas para ejercer un derecho de ciudadanía milenario de los cristianos, privado durante décadas por un régimen totalitario que solo veinte años atrás había caído. También quiso conmemorar con los católicos la festividad de san Wenceslao, patrono de la nación. Fue ocasión para que terminada la misa, se encontrara con miles de jóvenes que lo esperaron por horas en pos de su mensaje renovador. Otros eventos significativos fueron el Encuentro ecuménico en la Sala del Trono del Arzobispado de Praga y el Encuentro con el mundo académico en el Salón de Vladislav del Castillo de Praga.


Mucha ilusión tenía el papa en visitar la tan venerada imagen del Niño Jesús de Praga, lo que pudo hacer en la misma iglesia de Santa María de la Victoria que alberga la imagen. MALTA Y CHIPRE: CUNA DEL EVANGELIO En el caso de Malta, desarrollada el 17 y 18 de abril de 2009, tuvo como propósito la celebración del 1950 aniversario del naufragio de san Pablo. Allí tuvo ocasión de orar en la denominada “Gruta de San Pablo”, en Rabat, lugar en que vivió el Apóstol de los Gentiles y desde donde emprendió su plan no-previsto de evangelización de la Isla. Otro momento importante fue el encuentro de Benedicto XVI con los jóvenes en el Puerto Grande de La Valletta, donde dio claras alusiones sobre la Nueva Evangelización para Europa. Su visita a la otra isla de tradición paulina, fue Chipre, hasta donde llegó del 4 al 6 de junio del mismo año. En dicha isla europea, hoy de mayoría cristiana ortodoxa, el santo padre abrió los brazos de par en par al invitar a los jefes cristianos a una celebración ecuménica en el área arqueológica de la iglesia de Agia Kiriaki Chrysopolitissa de Paphos, donde según la tradición, fue azotado san Pablo. Se coronó la visita con la celebración de una misa en el Pabellón de Deportes Eleftheria de Nicosia, con ocasión de la publicación del Instrumentum Laboris de la Asamblea especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, titulada: «La Iglesia católica en Oriente Medio: comunión y testimonio. “La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma” (Hch. 4, 32)».

Hadjadj: Con su renuncia, el Papa obliga al mundo a rendir cuentas con un Misterio irreductible Rodolfo Casadei26/02/2013 Fuente: http://www.paginasdigital.es/v_portal/informacion/informacionver.asp? cod=3487&te=15&idage=6685&vap=0

Menos de veinticuatro horas después del anuncio, en las páginas de los principales periódicos y en las palabras de los tertulianos habituales, el shock ya había sido reabsorbido. Era demasiado comprometedor estar frente al misterio de una renuncia decidida cara a cara entre Dios y su Vicario, es decir, en la intimidad de la oración. Y así nos vemos sumergidos en un mar de interpretaciones histórico-políticas: el Papa que aceptó el espíritu relativista de la modernidad relativizando el papado, coherente con las corrientes progresistas del Concilio Vaticano II (Repubblica), o bien el Papa que luchó lo que pudo por reformar la curia romana, tras verse derrotado decide que el único modo de reabrir la partida es dimitir (Corriere della Sera). Los creyentes son un poco más avanzados: después del desconcierto inicial empiezan a tomar conciencia del sentido del gesto, a reconocerlo como acto supremo de paternidad y no como una abdicación en sí misma. Benedicto XVI quedará para siempre como el Papa que con su mismo actuar enseñaba, no con las palabras sino con el ejemplo, cómo debe ser la fe en la Providencia de

Dios, de la que todos somos instrumentos pero ninguno indispensable, y que el recurso al Espíritu Santo no se entiende como una fuerza mágica que suple las carencias psico-físicas de la persona. Los excesos del espiritualismo y los del realismo se ven negados en un mismo gesto. El mismo día en que el Tribunal de Justicia Europeo confirmaba con su sentencia que los hombres son libres de emular a Dios, recurriendo a la fecundación asistida para producir una descendencia que responda a los criterios y modelos establecidos por la fantasía humana, el representante de Dios en la tierra afirmaba en su misma persona la finitud, la mortalidad del ser humano que no es Dios sino criatura. Rugido de aplausos para el papa Benedicto XVI El Papa ciertamente hablará todavía antes del 18 de febrero y profundizará, pero la pregunta sobre lo sucedido queda en todo caso abierta, tanto para quien no quiere entender nada como para quien está abierto a comprender, así como para quien expresa su perplejidad de buena fe. Entrevistamos al filósofo Fabrice Hadjadj, autor de libros como La profundidad de los sexos, La fe de los demonios o Tenga usted éxito en su muerte, y desde el pasado verano director del Instituto Europeo de Estudios Antropológicos Philanthropos de Friburgo (Suiza), fundado en 2004 por un grupo de universitarios y responsables católicos francófonos en respuesta a la exhortación de Juan Pablo IIEcclesia in Europa.


¿Qué le ha parecido el acto de dimisión del Papa Benedicto XVI, algo tan raro en la historia de la Iglesia? Hay que ser precisos con los términos. El Código de Derecho canónico no habla de dimisión sino de renuncia. La dimisión puede asumir un significado peyorativo, puede mostrar connotaciones de debilidad, de cobardía e incluso de rechazo a la misión que Dios da. La renuncia, por el contrario, tiene rasgos viriles. Se funda en la fuerza de una abdicación ejemplar, que se da además en un acto pontificio, un acto del Vicario de Cristo: es imitación de Jesús que se retira cuando le quieren hacer rey en el orden temporal. Otra diferencia radical es que el Papa no entrega una carta de dimisión a un superior, al cardenal camarlengo o a un miembro superior de la curia. No hay nadie por encima de él, sólo Cristo. Por tanto, es un acto que tiene su fundamento en la oración, en un cara a cara con el Misterio. Pretender juzgarlo desde fuera, por tanto, corresponde a una desfiguración y a una usurpación. Pero los periodistas no dudan en creerse Dios. Algunos observadores critican el acto del Papa y dicen que no tenía derecho a renunciar a la Cruz, o que un Padre no puede dimitir de su papel de padre. ¿Tienen razón o se equivocan? El Papa no es un jefe espiritual. El jefe de la Iglesia es Cristo, y Benedicto XVI es su vicario. Cuando recitamos el Padre Nuestro, no nos dirigimos al Santo Padre, cuya paternidad en la Iglesia universal es una paternidad suplente y visible, que puede ser transmitida fácilmente a otro. Por lo que respecta a la Cruz, el argumento es más válido, y esta es la razón por la que un acto de este tipo es tan raro en la Iglesia. El Soberano Pontífice no es un poderoso sentado en su trono, sino que por vocación está identificado con Cristo Crucificado, lo que significa que su trono debe testimoniar la Cruz, manifestar esa debilidad de Dios más fuerte que la fuerza de los hombres, esa locura de Dios más sabia que la sabiduría de los hombres. Juan Pablo II nos dio un magnífico ejemplo: encorvado, tembloroso, envejecido, declaraba ante el mundo los derechos de la vulnerabilidad, echaba abajo el culto a la juventud y a la eficiencia. Pero, repito, ya tenemos ese ejemplo, que aún pervive en nuestra memoria. Benedicto XVI nos desvela otra cosa, otra dimensión de la Cruz: la del retirarse, la de la oscuridad y la profundidad del silencio. Según el Código de Derecho canónico, la renuncia exige una retirada absoluta. Joseph Ratzinger no manejará los hilos del pontificado en la sombra. Él ha elegido esta profunda humildad de asistir a la elección de otro papa, verlo gobernar desde abajo, desde la platea donde estamos todos, y aplaudirlo como un simple fiel. Esta modestia, este salir de la escena, es una lección divina para nuestro tiempo. Es también lo que nos permite, por

contraste, no interpretar el hecho de morir en la carne de san Pedro de los papas precedentes como un encabezonamiento, como una manera obstinada de aferrarse a un poder. ¿Qué se puede decir de las razones que ha dado para su renuncia, es decir, el debilitamiento de sus fuerzas, el bien de la Iglesia, un gobierno de la barca de Pedro que sería mejor guiada por otra persona? Insisto en que, antes de los motivos exteriores, está la certeza interior, el cara a cara con Dios. La responsabilidad no tiene nada que ver con un razonamiento de tipo matemático. Las decisiones morales no se reducen a una deducción a partir de unos preceptos, porque los preceptos son generales, mientras que la decisión se pone en juego de forma persona, en circunstancias particulares. Por eso todas las razones presentadas, si bien valen por sí mismas, resultan insuficientes, y nosotros seguimos estando ante algo singular, irreductible, totalmente insustituible, como el rostro de Benedicto XVI. Sin embargo, hay algo que me gustaría subrayar a propósito de las razones invocadas. El Santo Padre ha observado ante todo que la carga pontificia no se resume en una simple función, y que esta se despliega también y sobre todo a través del «sufrimiento» y «la oración»; y luego ha pronunciado esta frase: «En el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu». Esta renuncia, por tanto, también nos dice algo sobre el «mundo de hoy». Este mundo de la prestación, en el que los seres y las cosas rápidamente quedan obsoletos, se ha hecho incapaz de comprender directamente el misterio de la Cruz, a través de la presencia de un Papa débil, pobre, moribundo. Y quizá, por otra parte, no es sólo el mundo exterior, sino el mundo infiltrado en el seno de la Iglesia, de la curia romana, que impone exigencias nuevas y temibles para el sucesor de Pedro…


¿Qué cambiará este gesto en la Iglesia y en el mundo? ¿Será posible ignorarlo, hacer como si nada hubiera sucedido? La Iglesia está sostenida por el Espíritu Santo, cuyos caminos son insondables. Eso es lo que yo creo. Y creo también que la semilla caída en tierra, cubierta por el terreno, da mucho fruto. Y eso será lo que suceda con este acto de retirada: estoy seguro de que determinará una gran fecundidad. Desde este momento, ese gesto afirma que la santidad vence sobre todas las grandezas y jerarquías, y que el secreto de Dios vale más que todos nuestros programas y planificaciones, un mensaje en mi opinión esencial para esta nueva evangelización que ha sido objeto del último sínodo. Dicho esto, todas las lógicas de los opinadores ideologizados, esos que se preguntan si «el próximo papa será conservador o progresista, si marcará un cambio en dirección a la post-modernidad», esos modos de pensar ignoran que, mediante el cónclave, el Papa es ante todo elegido por otro. Esta verticalidad hace que la cuestión no se pueda afrontar en términos de continuidad o ruptura en relación al pontificado precedente. El nuevo papa será también él un suplente del Eterno. Traerá lo nuevo de lo antiguo, será al mismo tiempo radicalmente lo mismo, porque se trata del mismo Cristo, y radicalmente inesperado, porque se trata siempre del acontecimiento de la fe.

UN ESCALOFRÍO DE FE Y DE ESPERANZA José Francisco Serrano26/02/2013 FUENTE: http://www.paginasdigital.es/v_portal/informacion/informacionver.asp?cod=3483&te=21&idage=6682&vap=0

¡Gracias, santo Padre! ¡Gracias, Benedicto XVI! Se dice que el Pontificado de Juan Pablo II fue el de los gestos; y que el suyo iba ser de la palabra. Sin embargo, su gesto de renuncia ha sido privilegiada expresión elocuente de lo que significa y supone la fe para la vida. Un gesto que dice más que muchas palabras y que es percibido con sentido si se conocen bien sus palabras. De ahí que quienes desbarran intentando explicar el sentido de su renuncia, en no pocos casos, se debe a que lo hacen porque desconocen sus palabras. Un escalofrío se ha sentido en la columna vertebral de la Iglesia, y en las entrañas del mundo, después de aquel 11 de febrero. Un escalofrío de fe y de esperanza. Y de caridad para con la historia. Una caridad samaritana hacia un tiempo, el nuestro, que pretende siempre, por el mero ejercicio de la razón, tenerlo todo previsto. Hay tantas caricias de Dios imprevistas, como se puede demostrar en el día a día de nuestra existencia. Su renuncia nos ha permitido entender que la "performatividad" de la que habla en su magisterio, -uno de los conceptos más acariciados por la moderna filosofía del lenguaje-, no es una estrategia discursiva. El cristianismo no es un relato, ni una narrativa maestra de dominación de lo humano, sino de liberación auténtica. La performatividad, ese lenguaje que compromete la existencia, es el lenguaje originario de la propuesta cristiana. Gracias Benedicto XVI por haber hecho a la Iglesia más creíble en medio del mundo; por habernos enseñado, como buen pedagogo de la fe, que el primado de la conciencia es fuente de la libertad interior y exterior del hombre, y el gran protagonista verdadero del progreso de la historia. Quienes andan preocupados por las consecuencias de esta renuncia se toparan, tarde o temprano, con un ejercicio interior y exterior de fe, de confianza en algo que usted nos ha recordado: Quien gobierna los destinos de la Iglesia es Cristo. Con su renuncia, Santo Padre, nos ha permitido encontrarnos con Cristo de un modo nuevo en la Iglesia. No cabe duda, santo Padre, que se ha convertido en el protagonista indiscutible de nuestro tiempo. Gracias por habernos dado la oportunidad a quienes somos contemporáneos suyos, por habernos invitado a un singular ejercicio de fe y de razón en beneficio de nuestros coetáneos. Quien más, quien menos, durante estos días, hemos tenido la obligación de, en las conversaciones con los compañeros de trabajo, con los amigos, con la familia, ofrecer respuestas a las miles de preguntas que se han colocado sobre la mesa. Gracias, Benedicto XVI, por haber introducido nueva vida, una vida abundante de esperanza, en el cuerpo de la iglesia. Santo Padre, ahora llega el momento de la oración y del silencio fecundo, su otro momento de intimidad con Dios. Habrá muchos que nos sentiremos más huérfanos por no poder verle, por no poder oírle, por no poder leerle. No importa. Sabemos que va a estar ahí, en el Tabor de nuestro mundo. Nos queda su palabra, su magisterio, y si los editores españoles se dan prisa, los volúmenes de sus Obras completas y de su magisterio en el Pontificado. Será para nosotros una presencia no tangible, pero real, compañía de vida en este duro bregar de nuestra existencia. Tendremos un nuevo Dulce Cristo en la tierra, que le tendrá también a usted, que nos tendrá a todos. Gracias Benedicto XVI, Gracias Santo Padre, por ser siempre tan auténtico.



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