El impacto del feminismo en la familia Posmoderna
Por: Mis. Celia E. Galarza López
En el siglo xx ocurre el avivamiento de lo que se conoce como feminismo. Esto impactó la definición de la familia tradicional establecida sobre la distinción de género como las relaciones de esposos, hijos y familiares. La función de la esposa tradicional comenzó a cambiar por lo que las instituciones han provocado que se revisen las funciones de la mujer en la sociedad lo que ha impactado la iglesia. Se trata de mediante las leyes buscar la protección de la misma y la no discriminación. Esto ha provocado la lucha de poder en muchos matrimonios legales culminando en divorcio. Es cierto que el machismo provoco la desigualdad de la mujer y hasta el maltrato. Podemos analizar que el feminismo ha provocado la desigualdad de género lo que ha causado mucho daño a la institución del matrimonio. Es un reto para la iglesia el nuevo significado de la libertad femenina. Las funciones de madre, esposa, hermana, hija, pueden cambiar según el movimiento feminista continúe reevaluando la definición de mujer. ¿Cómo esto afectara la familia cristiana que sus principios están basados en la igualdad, pero con funciones de respeto diferentes.? La Biblia nos conduce a ser una sola carne cuando se produce el casamiento legal. Esto implica el poseer la individualidad del ser humano que nos lleva a prepararnos académicamente cada día más y ejercer puestos de liderato como la pastoral. Los matrimonios cristianos aprenden mediante la educación a ser hombres y mujeres amorosas y mediante la autorrealización a respetarse y mantener el compromiso matrimonial. Es poder comprender que somos sociales, espirituales, emocionales y biológicos. La igualdad que sostienen algunos sociólogos y filósofos proponen la igualdad y libertad sexual al punto que la mujer tiene la libertad para decidir su sexualidad y su proceder aun rompiendo con aquellos valores eternos como lo es la Familia. En la iglesia debe haber un equilibrio para así evitar el libertinaje de la liberación femenina y se vea como una competencia de poder entre el hombre y la mujer. Si se procede mediante la educación del individuo ensenar el valor del individuo entonces podrán comprender el verdadero significado de la igualdad entre el varón y la mujer sin recurrir a movimientos de lucha de poder y fanatismo feminismo. Todo ser humano tiene su dignidad por que así lo establece la biblia. La mujer no es discriminada por su sexo en una iglesia que se educa. Todos somos iguales por que para Dios no hay ricos ni pobres. Estos son derechos universales establecidos desde el principio. Si educamos nuestra generación en base a la biblia estableceremos familias futuras sin
necesidad del feminismo. Hoy día tanto la mujer como el hombre se asemejan bastante en la labor que ejercen en sus trabajos. Podemos ver que el abandono a la familia y a nuestros hijos por el libertinaje causa mucho daño a la iglesia y a la sociedad en que vivimos por lo tanto la biblia nos conduce a un proceder balanceado y correcto. No podemos cegarnos y reconocemos que el mundo está lleno de mujeres trabajadoras que han sacrificado su vida personal por el trabajo duro para mantener sus hijos. En muchos países trabajan la tierra, venden en las calles, cosen en las casas y hasta venden su cuerpo por que la pobreza las agobia y el hambre. La iglesia juega un papel importante para transformar cada rincón de la tierra mediante el cambio social que producen las comunidades cristianas. Somos la sal de la tierra y no debemos permitir que el feminismo desmedido nos rompa nuestras sanas costumbres y los valores bíblicos. Tampoco podemos permitir la violencia domestica justificada con la Biblia. Nuestras mujeres deben continuar educándose y escalando peldaños, pero dentro de una armonía bíblica y sin contiendas. Nos oponemos a la práctica del aborto, a la trata humana, la venta por sexo, casamiento de menores, y otras prácticas del feminismo posmoderno. Creemos que la familia puede mejorar en su funcionamiento y los roles de quienes la componen. Tenemos que ser solidarios con la familia tradicional impactada por cambios positivos. Debemos esforzarnos por la construcción de familias saludables. La iglesia debe aportar a nuestras familias modelos bíblicos pero democráticos y de dignidad para desarrollar futuras generaciones estables y con temor a Jehová.